SACERDOTES PREPARAN EL SÍNODO
Los días 16, 17 y 18 de junio se reunieron en Santiago en tomarse el pulso, ni discutieron mucho sobre Sos pro-
cerca de 200 sacerdoies venidos de diversas partes del país.
Una reunión de esta especie no suele tener mucho de in-
sólito y espectacular. Sin embargo, los temas abordados y
ciertas particularidades puco Frecuentes en asambleas de
iglesia, justifican una mirada de atención por parte de
aquellos que se interesan por auscultar los signos de los
tiempos.
El tema de la convocación se situaba "puertas adentru"
de la Iglesia: "reflexión sobre la vida sacerdotal y sobre
los ministerios de la Iglesia con ocasión del próximo Sí-
nodo de obispos en Roma". La asamblea en cambio se
enfocó preferentemente en una óptica de "Iglesia ea I
mundo". Los 200 asistentes, en las mesus redondas y en
los estudios de comisiones, no ocuparon demasiado tiempo
blemas propios de los presbíteros. Sus grandes preocu-
paciones fuerun: el hombre chileno, la sociedad chilena
en sus condicionamientos económico-sociales y políticos;
las modalidades propias del proceso de secularización en
nuestro pueblo y la realidad y reubicoción de nuestra igle-
sia di interior de una única historia de liberación integral;
el rol insustituible del Evangelio poro nuestra realidad na-
cional, en la medida en que los cristianos encarnen su
dinamismo en un servicio profético del pueblo chileno;
las exigencias reales de las comunidades cristianas y la
diversidad de servicios- que no encuentran aún su cabida
en el actual estatuto eclesial; la participación del sacerdote
en el campo de la política; el sentido del celibato canó-
nico a la luz de la cultura moderna, etc.
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Divergencias y matices.
La realidad chilena y ÍU interpelación a la Iglesia,
como es lógico, hizo aflorar divergencias y matices de dife-
rentes puntos de vista sobre c! compromiso político-social
del sacerdote y sobre e] sentido preferente de su misión
actual. La mayoría se mostró favorable, a una posición
comprometida en unn línea de izquierda, entendiendo bá-
sicamente por socialismo "un sistema basado en l;i pro-
piedad social de los medios de producción en que la ma-
yoría organizada participa efectivamente en la conducción
del proceso histórico". (Carta del obispo de Talca. 22 de
iuniu). En una de sus proposiciones, la asamblea expresa
el deseo de que la Iglesia, en un amplio espíritu de liber-
tad, acepte un pluralismo en ¡a manera de colaborar posi-
tivamente como sacerdotes en los "cambios", de acuerdo a
¡a situación concreta de las comunidades en que el sacer-
dote trabaja y de acuerdo también a las aptitudes o exi-
gencias personales de cada uno, deponiendo una actitud
de temor y desconfianza frente a la realidad chilena. Esta
colaboración positiva en pro de ¡os cambios, compartiendo
los intereses de la clase trabajadora, luchando activamente
en ella por lograr los instrumentos de su liberación, pasa
a través de la acción política, pero no es exclusividad de
una militancia partidista, pudiéndose desarrollar directa-
mente a través de otros tipos de compromiso (cultural, sin-
dical, vecinal, etc.) y sólo en determinadas circunstancias
puede llevar al sacerdote a un compromiso partidista.
Sacerdotes insertos en la vida del pueblo
La asamblea visualiza el ejercicio de la misión pres-
biteral en íntima dependencia con el estilo de vicia lid
pueblo a cuyo servicio se consagra. En un mundo en vías
de secularización, pluralista y democrático, la inserción del
sacerdote en la sociedad no tiene por qué entrañar formas
privilegiadas o extraños. Como cualquier persona normal,
el presbítero tiene los mismos derechos y deberes comunes
a todo ciudadano. Tiene derecho a trabajar profesional-
mente, ganarse la vida y participar en la construcción de la
nueva sociedad, viviendo !a suerte común del hombre de
su tiempo, sus alegrías, sus luchas, sus ¡«certidumbres. Al
asumir un trabajo remunerado, el sacerdote facilita la tarca
en que está empeñada la iglesia por liberar sus institu-
ciones de lodo poder económico. Una dedieución "fiíll
lime" a tareas en el interior de las comunidades cristianas
no se excluye, siempre que sea la-misma comunidad con
el obispo quienes, respetando la libertad personal, exijan
el abandono del trabapo profesional y provean a la subsis-
lencia del presbítero. Una comunidad cristiana es adulta
cuando logra la generación interna de los ministerios que
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necesita ella misma y el conjunto de las comunidades cris-
tianas al servicio de la sociedad. La formación de los can-
didalos a cualquiera de los ministerios no debe significar
una ruptura con su vida normal en la comunidad de base;
y en la designación de los mismos debe participar acti-
vamente toda la comunidad. La ayuda de sacerdotes exiran-
jeros aparece positiva sólo si e> capaz de fomentar la
capacidad de la iglesia local de generar sus propios mi-
nisterios.
Hubo unanimidad en desear para nuestras países lati-
noamericanos la ordenación de hombres casados (.ara el
ministerio presbiteral no sólo como una respuesta a la es-
casez actual, sino como un enriquecimiento positivo de
las comunidades cristianas. Y. en cuanto a aquellos sacer-
dotes que lian contraído matrimonio. IB mayoría estuvo
de acuerdo en que se diera posibilidad de integrarlos al
ministerio, si ellos y la comunidad lo desean. Hay una
real armonía entre el ministerio presbiteral y d celibato
por el Reino y por ello es bueno y normal que haya pres-
bíteros célibes. Pero el celibato es propiamente un caris-
ma y la iglesia no debe pretender insertar este carísima en
MI estructura institucional medíante una ley que lo vincule
necesariamente con el presbiterado.
Muchas oíros aspectos de interés fueron formulados
por la asamblea en sus 43 proposiciones para votación. Por
la premura de! tiempo, el redactor de esta crónica no ha
podido esperar la redacción final de los votos aprobados.
Balance positivo
Para finalizar estas breves notas, cabe subrayar algu-
nas señales de buena salud que marearon el clima de
asamblea: 1. el simple hecho de haber nacido de una ini-
ciativa espontánea surgida desde las bases. 2. un espíritu
abierto, posiiivo. en una Iónica de alegría y libertad, to-
talmente ajena a lamentaciones y críticas estériles, 3. la par-
ticipación de dos obispos y un Vicario episcopal democrá-
ticamente incorporados al diálogo de lu asamblea. +. la
concelebración eucarística, densa expresión de un vivo
sentido de iglesia.
Como limitaciones y defectos podrían indicar;-.: que
la densidad de los temas y la premura de tiempo condi-
cionó excesivamente el desarrollo de la jornada, impidiendo
una mayor amplitud de diálogo y discusión en las asam-
bleas generales. Una discusión más detallada de las pro-
posiciones por votar habría permitido una más amplia ex-
presión de las opciones minoritarias y un enriquecimiento
en la mutua iluminación de los problemas. La presencia
mayoritaria de sacerdotes extranjeros señaló una vez más
cual es la realidad nacional de nuestra Iglesia en Chile.
Esteban Gumucío