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Nómadas (Col)

ISSN: 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia

Saldarriaga Vélez, Oscar


Pedagogía, conocimiento y experiencia: notas arqueológicas sobre una subalternización
Nómadas (Col), núm. 25, octubre, 2006, pp. 98-108
Universidad Central
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105115224009

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Pedagogía, conocimiento
y experiencia:
notas arqueológicas sobre
una subalternización* nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.: 98-108

Oscar Saldarriaga Vélez**


El artículo se propone tematizar históricamente las relaciones entre pedagogía, experiencia y conocimiento, agru-
pándolas en tres matrices histórico-epistemológicas –la racional, la experimental y la comunicativa–, que darían cuenta
de las tensiones constitutivas del saber pedagógico moderno. Se describen los distintos modos históricos como en la
escuela se han regulado las relaciones teoría-práctica, conocimiento-representación y experiencia-ciencia, y se sugiere
que éstas han entrado en una fase inédita para la cual la institución escolar no fue diseñada ni se halla preparada.
Palabras clave: historia de la pedagogía, oficio de maestro, epistemología y pedagogía, escuela y experiencia.

O artigo se propõe em argumentar historicamente as relações entre pedagogia, experiência e conhecimento, agru-
pando-as em três matrizes histórico-epistemológicas –a racional, a experimental e a comunicativa–, que dariam conta
das tensões constitutivas do saber pedagógico moderno. São descritos os distintos modos históricos de como, na escola,
sempre foi regulado as relações teoria-prática, conhecimento-representação e experiência-ciência, e se sugere que estas
relações já tenham entrado em uma fase inédita, para a qual a instituição escolar não foi desenhada nem se encontra
preparada.
Palavras-chaves: história da pedagogia; ofício de professor, epistemologia e pedagogia; escola e experiência.

This article is an historical analysis about the relationship between pedagogy, experience and knowledge, grouping
them in three historical and epistemological issues –rational, experimental and communicational–, that would give
account of the constituent tensions of the modern pedagogical knowledge. It describes the historical ways as in the school
the relationships between theory and practice, knowledge and representation, and experience and science have been
regulated, and suggests that these relationships have entered an unpublished phase for which the school as institution was
not designed nor is prepared.
Key words: history of pedagogy, teacher’s work, epistemology and pedagogy, school and experience.

ORIGINAL RECIBIDO: 04-VII-2006 – ACEPTADO: 15-VIII-2006

* Este trabajo es producto del proyecto de investigación Saber pedagógico y campos concep-
tuales, financiado por el Instituto para la Investigación y el Desarrollo Pedagógico,
IDEP, Alcaldía Mayor de Bogotá.
** Historiador. Doctor en Filosofía y Letras de la Université Catholique de Louvain,
Belgique. Profesor e investigador en la Universidad Javeriana, Bogotá. Miembro del
Grupo Historia de la Práctica Pedagógica en Colombia. E-mail: saldarri@javeriana.edu.co

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Epígrafe foco o lo negro del universo, así como la han regulado la pedagogía, en las
existencia singular del hombre indigente y sociedades modernas…”?
En la actualidad, cualquier discurso sobre adolorido. [...]
la experiencia debe partir de la constata- Criado en esas llamas irregulares, instrui-
do, educado, el [tercer instruido] engendra Esta inversión de elementos
ción de que ya no es algo realizable. Pues
en él las terceras personas o espíritus que pone en evidencia una problemá-
así como fue privado de su biografía, al
hombre contemporáneo se le ha expropiado pueblan su cuerpo y su alma con sus tica. De un lado, cada uno de los
su experiencia: más bien la incapacidad de formas y sus brillos, tanto como las piezas términos que sostienen la frase –pe-
y retazos componen los fuegos coloreados
tener y de transmitir experiencias quizás dagogía, conocimiento y experien-
sea uno de los pocos datos ciertos de que del manto de Arlequín o el fuego blanco
que los suma. cia– es equívoco o polisémico en
dispone sobre sí mismo. extremo. ¿Aprender es tener expe-
Giorgio Agamben (2004) Espíritu: luz clara, púdica y contenida,
irisando el cuerpo y el alma como los riencia? ¿Tener experiencia es co-
La teoría del conocimiento no ha cesado millones de soles de la noche constelan el nocer? ¿Todo conocimiento pasa
jamás de tomar por modelo la expansión o universo. por la pedagogía? ¿Todo aprendiza-
la emisión de la luz. Esta hacía retroceder Re-nacido, él conoce, tiene piedad.
Al fin, puede enseñar. je implica una pedagogía? ¿La pe-
las tinieblas y debía triunfar en el espacio y dagogía produce o simula la
en la historia. Convertidos hace poco en Michel Serres (1991)
relativistas y modestos, los contemporá- experiencia? ¿La pedagogía es
neos, prudentes a partir de entonces, se lo opuesto del conocimiento?
apasionan a aplicar sobre el detalle un haz ¿Conocimiento sin peda-
luminoso casi puntual, fino y agudo gogía no engendra experien-
como un rayo láser. cia? Los juegos semánticos
Hemos abandonado la
síntesis unitaria para
podrían prolongarse, pe-
reencontrarnos o ro, de otro lado, estoy
perdernos deliciosamente seguro de que el movi-
en las delicadezas de lo miento de regulación
ínfimo, olvidadizos de lo de esas relaciones ha
universal a favor de las
procedido usualmen-
singularidades portadoras
de sentido. [...] Definido por te desde los saberes
clausura y especificidad, el y los intelectuales
ideal del conocimiento pasó, dedicados al estu-
pues, de las leyes generales al dio de “el conoci-
debate detallado, llegando a miento” y de “la
una fragmentación diseminada P M.
2 0 . BP
e innumerable. Sorpresa: en c co, 1 9 experiencia”, hacia los saberes
n T ru
le ), Jua e intelectuales ocupados de “peda-
algunos lugares o vecindarios, lo (d e ta l
gen a
universal se soterraba. Mas, Ca rt a gogía”: los primeros “teorizan” y
asombro renovado, éste no pide ni estos últimos “aplican”.
extenderse ni regir, exige, por el
contrario, su retorno a la localidad cercana
y fina, adamantina, donde se le descubrió. Las preguntas Por ello, valdría la pena abor-
La flama, minúscula, se torna inmensa y dar las relaciones conocimiento-ex-
vuelve a ras del suelo. Irregularmente, de “La pedagogía, en nuestras so- p e r i e n c i a - p e d a g o g í a , desde la
lo local a lo global, palpita, danza, ciedades occidentales modernas, pedagogía, lo cual implica, de en-
tiembla, vibra, cintila este conocimiento trada, problematizar el estatus
como una cortina de llamas. En el centro ha llegado a ser un espacio estra-
del sistema, el sol ilumina el conjunto; pero tégico para la regulación de las re- epistemológico y cultural subal-
esta estrella enana marginal está tirada laciones entre conocimiento y terno que en estas sociedades se
allí, en alguna parte del universo. Estas experiencia”. Concedamos algún le ha asignado a la pedagogía y a
dos proposiciones, la universal y la sentido a esta frase con aire de lu- su sujeto portador, el maestro.
singular, para un solo sol siguen siendo Estas son preguntas que empiezan
verdaderas a un mismo tiempo. Frente a él,
gar común. Pero, ¿algo cambiaría
–me pregunto–, si este texto co- a emerger con gran fuerza políti-
tan universal como la ciencia, la cuestión
del mal y del sufrimiento, de la injusticia y menzara diciendo: “Las relaciones ca a partir de los movimientos
del hambre, tenebrosa, ocupa el segundo entre conocimiento y experiencia sociales de maestros que reivin-

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dican su condición de intelectua- dos series de códigos pragmáticos dividual y las verdades universales
les, y ésta ha sido la pregunta ra- que sólo se intersectan de modo irre- de la ciencia y de la ética? ¿O es
dical que ha venido guiando gular e incluso aleatorio? que tal relación no existe, y habría
nuestras investigaciones sobre la que considerar experiencia y cien-
práctica pedagógica en Colombia Si estas preguntas son ya difíci- cia como dos dominios separados,
(Zuluaga, 1987; Zuluaga, Echeve- les de por sí, las otras dos series lo como se pensó desde Aristóteles
rri, Martínez y otros, 2003), al son mucho más, pues son apenas hasta Descartes: el padecer indivi-
problematizar, con herramientas visibles para refinados ojos episte- dual es lo singular, el conocer la
de corte histórico-genealógico, el mológicos: ¿Conocer es represen- verdad es impersonal, extrahuma-
estatus de la pedagogía como sa- tarse los objetos del mundo? O no? (Agamben, 2004: 16). O bien,
ber sometido y del maestro, como ¿conocer es actuar sobre “la realidad” ¿forman ciencia y experiencia un
sujeto subalternizado. y “producirla como objeto”? O, por dominio unificado gracias a un su-
el contrario, ¿significa poner en jue- jeto trascendental, pero a cambio
En aras del análisis, diría que las go sistemas de sentido lingüísticos de que la ciencia “monopolice”
líneas de tensión epistemológico- y pragmáticos, situados cultural e toda forma de experiencia legítima?
políticas a través de las cuales pue- históricamente? O ¿hay que rebasar la noción cien-
den rastrearse históricamente los tífica de experiencia para pensarla
juegos de regulaciones mutuas en- Y en cuanto a la relación expe- como un espacio móvil que permi-
tre pedagogía, conocimiento y riencia-ciencia: ¿Cómo asegurar la ta desfundamentalizar la subjetivi-
experiencia son: las relaciones teo- conexión entre la experiencia in- dad exponiéndola al azar del
ría-práctica, las relaciones acontecimiento? (La-
conocimiento-representa- rrosa, 2004).
ción y las relaciones expe-
riencia-ciencia. La tensión Apoyado en estas
que aparece como la ma- preguntas, quisiera pro-
yor y definitoria del cam- poner en este artículo
po pedagógico es, de una hipótesis sobre la
lejos, la tensión teoría- conformación histórica
práctica, de modo que el de las relaciones entre
maestro y los pedagogos pedagogía, conocimien-
pasan su tiempo en esta- to y experiencia, atre-
blecer si la práctica se viéndome a esquemati-
ejerce como una aplica- zarlas en tres matrices
ción –más o menos exito- histórico-genealógicas1 .
sa– de la teoría, o si la
teoría opera como resul- Acudiendo a una
tado –más o menos pre- nomenclatura con-
ciso– de la práctica. O, vencional, podría de-
para ponerlo en términos nominarlas “clásica”,
epistemológicos más fi- “moderna” y “con-
nos: ¿funge la práctica temporánea”, que su-
como un momento de ve- gieren una secuencia
rificación entre dos mo- cronológica útil para
mentos teóricos? O bien, cierto momento del
¿funciona la teoría como análisis. Pero esa ima-
un momento de forma- gen evolutiva conlle-
lización entre dos momen- va la falacia de hacer
tos prácticos? O, ¿se tratan creer que las más re-
teoría y práctica como Catedral de Cartagena, Juan Trucco, 1920. BPPM. cientes han desplaza-

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do a las más antiguas, y preferiré de maestros laicos (Restrepo, XVII– se constituyó el proyecto
los nombres de “racional”, “expe- 1911), sino en los manuales de las mayor de establecer una lengua uni-
rimental” y “comunicativa”, que al congregaciones religiosas docentes versal perfecta, donde el valor re-
menos dan cuenta de tres tipos de –lasallistas, salesianos, maristas y presentativo de los signos pudiese
epistemologías que se diferencian jesuitas–. Para explicar esta singu- garantizar la verdad y claridad de las
entre sí de forma marcada, pero laridad, hemos postulado que, bajo ideas y, como su efecto, la correc-
que, por otro lado, conviven, se las divergencias ético-políticas en- ción y rectitud de las pasiones, de la
hibridan y compiten en la existen- tre radicales y conservadores, exis- voluntad y de los actos morales.
cia actual de nuestras escuelas. tía un sustrato epistemológico
común, justamente, con referencia Hasta el menos avezado en
a las nociones de conocimiento y historia de la epistemología adver-
Pedagogía, experiencia que fundaban las peda- tirá que estoy simplificando de
conocimiento gogías pestalozzianas. modo burdo; pero debo insistir en
y experiencia que se trata de presentar el esque-
en la pedagogía Ese sustrato es el que hemos ma de las tensiones constitutivas
“clásica” o racional denominado “pedagogía racional”. que nos ocupan: en esta episteme,
El término era aún corriente en el la pedagogía es postulada como
Antes de avanzar, debo expo- siglo XIX, y nombraba la modali- ciencia y arte, ciencia racional o
ner una singularidad histórica: se ha dad de conocimiento procedente de axiomática de la naturaleza huma-
dicho que la pedagogía moderna la ciencia clásica de los siglos XVI na y técnica de la educación; el
ingresó a Colombia con la introduc- a XVIII, cuyo paradigma era la conocimiento es entendido como
ción de los métodos pestalozzianos matemática. Conocer, para la cien- representación de las esencias de
u objetivos, bajo los gobiernos li- cia racional, era poder clasificar cada objeto del mundo, y la expe-
berales radicales entre 1870 y 1886. todos los objetos del mundo en una riencia, al modo matemático, es si-
A partir de este último año, mien- gran cuadrícula de semejanzas y di- nónimo de observación y raciocinio,
tras en la mayoría de los países ferencias (Foucault, 1966). Proyec- proceso por el cual el sujeto ascien-
latinoamericanos triunfaban los to sostenido, de un lado, por una de desde las sensaciones y percep-
proyectos liberales, se instauró un singular teoría sobre las relaciones ciones hasta las abstracciones.
régimen confesional, católico y entre pensamiento y lenguaje: “la
conservador que tuvo hegemonía mente se refleja en la palabra como Un saber psicológico conocido
hasta 1930, cuando los liberales en un espejo, en las leyes de la pa- como “psicología racional”, “psico-
reconquistaron el poder y reanuda- labra se hallan expresadas las leyes logía filosófica”, “de las facultades”,
ron la modernización pedagógica del pensamiento”. Así, reconstruir “especulativa” o “teórica”, ha acom-
con la introducción de los métodos las leyes subyacentes a todo lenguaje pañado esta matriz. Allí, la noción
de la “Escuela Activa”. Para la permitiría encontrar, a su vez, el de conocimiento como representa-
historiografía liberal, ese período orden subyacente a los objetos del ción de lo real implica una noción
político entre 1886 y 1930, y la mundo. Y, de otro lado, con un de “inteligencia” definida como
“pedagogía católica” correspon- método de procedimientos silogís- capacidad para comprender las co-
diente, habrían sido un hiato de ticos, aritméticos y geométricos de sas en su esencia y acceder a “los
antimodernidad, al menos intelec- inducción y deducción, llegar a es- trascendentales del ser”: lo Verda-
tual y cultural. tablecer unos axiomas o principios, dero, lo Bueno y lo Bello. Esa ca-
desde los cuales se vuelve a “des- pacidad residiría en un conjunto
A despecho de ello, hemos po- cender” analíticamente hasta los de facultades –mentales o del alma,
dido constatar la total continuidad corolarios y conclusiones. De allí la según se fuese pedagogo materia-
entre los métodos pestalozzianos primacía de las ciencias de la lógi- lista o espiritualista–, localizadas a
ingresados en 1870 y los utilizados ca y la gramática en esta episteme partir de unas operaciones lógicas
por los pedagogos católicos hasta “clásica” o “racional”: desde la épo- en escala, desde las que reciben las
1930. Y no sólo en los manuales ca de Descartes y los lógicos impresiones externas hasta las que
oficiales utilizados para la formación jansenistas de Port Royal –siglo abstraen las esencias en conceptos

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y encadenan éstos en razonamien- en tanto potencia destinada al co- Así, se comprende que, desde Des-
tos. Las facultades son concebidas nocimiento de esencias. De ahí que, cartes, la obsesión en la ciencia y
como operaciones discretas y sepa- “aunque los actos violen las reglas en la pedagogía sea evitar el error,
rables, casi como “fuerzas muscu- de la razón y la lógica, se presume causa del mal: tal será la función
lares”, a las que habría que ejercitar siempre que las operaciones de la asignada al método, una serie de
constantemente por medio de la mente humana siguen siendo lógi- técnicas y artes pedagógicas que
voluntad: educar era entonces for- cas” (Sáenz, Saldarriaga, Ospina, buscan primero entrenar y formar
mar hábitos intelectuales y hábitos 1997, T. 2: 190, 197). Será enton- las facultades “antes de lanzarlas a
morales con la ejercitación cons- ces el uso desordenado de las facul- la experiencia”, pues, aunque va-
tante de la memoria, la observación, tades el que impida llegar a las lorizan la “experiencia directa” del
el cálculo, hasta lograr su reproduc- “ideas claras y distintas”, a los prin- contacto y la observación de “los
ción mecánica constante y fijarlos cipios: he ahí la causa del error y objetos”, asignan a ésta un lugar
como “disposiciones permanentes”. del vicio, la forma moral del error. derivado. Así, se entiende que la
El hábito es la repetición de actos, A la inversa, una mente bien en- pedagogía clásica, sistematizada
que puede ser forzada o impuesta (en trenada en el arte de pensar y con desde Vives y en especial desde la
los animales o en las facultades sen- buenos hábitos intelectuales, podrá Didáctica Magna de Comenio
sibles), pero voluntariamente ejer- deducir bien, a partir de principios (1633), haya llegado a condensar-
cida en el hombre, llega a formar su verdaderos, las acciones correctas se en el contundente axioma: “ha-
“segunda naturaleza”, asegurándole y convertirlas en hábitos virtuosos. blar bien es pensar bien, y pensar
el ejercicio responsable bien es obrar bien”; de las
de la libertad. Este será un nociones generales co-
tema candente frente a las rrectas debían desprender-
pedagogías de matriz ex- se las acciones correctas.
perimental, las cuales, Reconocemos como “ra-
apoyadas en saberes de cionales” a todas las peda-
corte biologicista, sosten- gogías que comparten esta
drán que la libertad o la base epistémica, pues
autonomía comienzan proceden postulando un
precisamente donde ter- conjunto de “principios”
minan los hábitos. o “axiomas” y de allí de-
rivan, deducen, sus “apli-
Uno de los temas cen- caciones”.
trales de esta psicología –
que era una “conciliación Tenemos acá la for-
ilusoria de incompati- ma clásica de la relación
bles”, un híbrido construi- teoría-práctica. La impli-
do sobre dos tradiciones cación epistémica y pe-
antagónicas, la aristoté- dagógica más fuerte de
lico-escolástica y la heren- ella, es una desconfianza
cia cartesiana– es el de las radical en la experiencia
relaciones entre el cuerpo del sujeto empírico. Para
y el alma, sus conexiones toda la configuración clá-
o sus influencias mutuas, sica o racional, mantener
expresadas en la lucha en- la pretensión de un dis-
tre las pasiones y la razón. curso perfecto supone
Este modelo lógico-gra- desconfiar de las sensacio-
matical del funciona- nes y de las pasiones, es
miento mental no admite decir, de la experiencia
ninguna falla en la razón, Catedral de Santa Marta, Alfonso Mier, 1920. BPPM. individual: ella es la fuen-

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te del error y de la confusión. Por epistémica racional parece haber reconocer en dondequiera que se
esta vía constatamos que, desde su desaparecido de nuestro horizonte operen procedimientos didácticos
génesis, la experiencia moderna del actual de pensamiento, de hecho, su del modo deductivo, allí donde la
individuo ha emergido atravesada modo paternal-pastoral de regular “práctica pedagógica” sea ejercida
por una paradoja: lo que se va al- las relaciones entre conocimiento y como una aplicación subsidiaria de
canzando como una conquista de experiencia pedagógica se ha man- principios teóricos. Aquí se enraiza
la libertad se revela, al mismo tiem- tenido hasta hoy como uno de los una nueva fuente de subalterniza-
po, como un peligro para la verdad. componentes fundacionales del ofi- ción del maestro –“artesano manual”
He aquí la raíz de un pensamiento cio de maestro, a pesar de haber su- frente a los “pedagogos teóricos”–:
moderno que, a la vez que se pro- frido ciertos desplazamientos y si los altos intelectuales actuales del
clama liberal, desconfía del indivi- recortes al pasar por las pedagogías cognitivismo parecen tener claro que
duo. Es allí donde cobra pleno de matriz experimental y comu- su concepción de la actividad
sentido la invención de la pedago- nicacional. Incluso, creo que hay cognitiva es de estirpe kantiana y
gía como ciencia y arte de educar, que ir más lejos, para afirmar que experimental, se constata que un
tal como fue sistematizada por los las pedagogías racionales, despren- gran número de maestros, bajo un
humanistas desde el siglo XVI y, didas de su matriz epistémica lógi- discurso constructivista, operan en
luego, por los ilustrados: dotada de co-gramatical, han mantenido su realidad todavía con el modo de
esa infalible herramienta que es el núcleo metodológico y se pueden hacer clásico, el de la pedagogía
método –tan eficaz que racional, y con la episte-
está diseñada “a prueba de mología del conocimien-
maestros”–, la conducción to como representación.
personal del maestro lle-
vará, gradual y sistemá- Y esto no debe ser
ticamente, a formar en los considerado necesaria-
niños y púberes hábitos de mente como una “inde-
observación y abstracción seable supervivencia” del
tales que los pongan en el pasado. Nunca estará de
camino de la verdad y del más insistir en que el pro-
bien. En una palabra, que blema no es la existencia
los introduzcan en la disci- o la pervivencia de la pe-
plina de la verdad. dagogía racional, porque
ella sigue en la base de
Es de esta matriz racio- los enunciados de cual-
nal de donde procede tam- quier pedagogo moder-
bién una las características no: es difícil abandonar
que la pedagogía moderna la claridad y certeza de
aún no abandona: la idea esa “pedagogía natural”
de que “lo natural” en el que se basa en la sen-
conocer –y, por tanto, en sorialidad inmediata de
el aprender–, es ir “de lo la infancia, para la cual la
simple a lo complejo”, de actividad se traduce en
lo “conocido a lo descono- ejercitación, manipulación
cido”, de lo “particular a lo de objetos y movilidad fí-
general” y de lo “inmedia- sica. Pero esos famosos pa-
to a lo lejano”. Tan poten- sos del método racional,
te ha sido este dispositivo ya desprendidos de su ma-
pedagógico racional, que triz epistémica de origen,
exige una advertencia: Catedral de Santa Marta, Edward W. Marck, 1846. Acuarela / papel. 25 x 17 cm.
se han convertido hoy en
aunque la configuración Biblioteca Luis Ángel Arango, BLAA. una especie de definición

SALDARRIAGAVÉLEZ, O.: PEDAGOGÍA, CONOCIMIENTO Y EXPERIENCIA: NOTAS ARQUEOLÓGICAS SOBRE UNA SUBALTERNIZACIÓN NÓMADAS 103
de sentido común de “La Pedago- no es lo mejor, y que debe desplazar esquemático en mi presentación de
gía” o de “La Enseñanza” que, in- y excluir a lo que es viejo, pasado y, lo que ocurre cuando la infancia y
cluso, muchos maestros salidos de por supuesto, negativo. Pero la qui- la enseñanza son capturadas por el
facultades de ciencias de la educa- mera no es la pedagogía racional, dispositivo de las ciencias positivas
ción consideran aún válida y hasta sino el pensar que ella es “pedago- o experimentales del hombre, la lin-
científica: si la pedagogía racional gía tradicional” y que siéndolo, debe güística, la antropología, la socio-
ha perdido su fuente teórica –la gra- desaparecer de raíz. Sin embargo, la logía y la economía política; pero,
mática general y el racionalismo pedagogía racional no puede desa- en particular, por el saber hegemó-
cartesiano– pervive como un haz de parecer, pues es ahí donde el sentido nico entre todos, el de la biología,
prácticas escolares que parecen tan- común de los maestros ha preserva- con sus métodos de experimenta-
to más “naturales y evidentes”, por do unas prácticas que fueron la ción, medición, selección y admi-
cuanto su teoría original se ha fuente misma de su oficio, impidien- nistración científica del trabajo,
desdibujado y silenciado, y porque do que las sucesivas oleadas de “mo- poniendo a circular nociones, como
el lenguaje que usamos para “siste- dernización pedagógica” los separen las de especie y raza, organismo y
matizar nuestras prácticas” provie- de su tradición: ella es, paradójica- medio, selección natural y lucha
ne de otra fuente epistémica. mente, uno de los pilares de su re- por la vida, normalidad y patolo-
sistencia a la subalternización gía. Y respecto a la infancia escola-
Pero el problema no está, insis- intelectual y ética. (Saldarriaga, rizada, las nociones de interés
to, en la pedagogía racional y su débil 2003: 84-85). psicofísico, coeficiente intelectual,
desplazamiento por la pedagogía ex- instinto, aptitud y destreza, heren-
perimental: su coexistencia es parte cia, adaptación, rendimiento y
de las tensiones creativas que enri- Pedagogía, desarrollo psicofísico, destrezas pro-
quecen el campo conceptual y prác- conocimiento y fesionales y aprendizaje por la
tico del saber pedagógico; campo experiencia en la acción.
donde, al igual que en la vida, las pedagogía
situaciones son de una complejidad “moderna” o El giro epistemológico que
mayor que la de un simple desfase experimental fundamenta esta nueva matriz
entre teoría y práctica. En el campo remite a la distinción entre expe-
pedagógico realmente existente, es- Por diversos motivos, entre riencia y experimento, que fue
tas dos matrices se separan, se mez- otros porque esta matriz pedagógi- tematizada especialmente por el fi-
clan y se repelen, se hibridan y se ca es, tal vez, la que nos es más fa- siólogo Claude Bernard en 1865,
rechazan, se solapan y se recubren, miliar, seré todavía mucho más en su famosa Introducción al estu-
conviven y se fecun- dio de la medicina ex-
dan. Lo que ha hecho perimental. Frente a la
perverso todo este pro- idea clásica de expe-
ceso, es que esta ten- riencia como obser-
sión constitutiva se ha vación de hechos,
visto inscrita y mani- Bernard opone la
pulada –a causa de los idea, de estirpe kan-
reformadores del siste- tiana, de que la natu-
ma educativo, hay que raleza no habla por sí
decirlo–, por la falsa misma si el investiga-
distinción entre peda- dor no la interroga, y
gogía tradicional y pe- la de que la ciencia no
dagogía moderna, un se hace con hechos
dispositivo político- brutos, “naturales”
mercantil que introdu- sino con hipótesis y
ce la quimera de que comprobaciones pro-
lo más nuevo y moder- Calle de San Juan (detalle), Barranquilla, Juan Trucco, 1922. BPPM. gramadas. La experi-

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mentación considera el error de actos, de los fenómenos, de la con- rado, que postula el ‘don exquisi-
otro modo: ducta, de las funciones de la con- to’ del maestro en aquellos que
ciencia, de las operaciones mentales, aspiran a tener éxito en ella”
El experimento implica [...] la de la interdependencia entre cuer- (Sáenz, Saldarriaga, Ospina, 1997
idea de una variación o de un po y mente, de las aptitudes, de los Tomo II: 38).
desorden, intencionalmente síntomas y de las enfermedades men-
producidos por el investigador tales. (Sáenz, Saldarriaga, Ospina, Señala Sáenz, que si “la peda-
en las condiciones de los fenó- 1997, Tomo, II: 190, 197). gogía experiencial pensaba al maes-
menos naturales (Bernard, 1966: tro como artista, privilegiando su
286). [...] Si estamos bien imbui- La nueva psicología sustituyó experiencia pedagógica y su intui-
dos en los principios del méto- la concepción racional de la inde- ción; la experimental tenía como
do experimental nada tenemos pendencia entre cuerpo y mente y ideal convertirlo en científico: en
que temer, porque, en tanto que de la separabilidad de las faculta- un administrador, medidor, psicó-
es exacta la idea, se continúa de- des, con la idea de unidad indiso- logo y médico de la infancia, o por
sarrollando, cuando es errónea, luble de lo físico y lo psíquico, y lo menos, en un complemento efi-
ahí está la experiencia para rec- del pensamiento ya no como co- caz del médico y del psicólogo”
tificarla (Ibíd.: 331). nocimiento de esencias sino como (Sáenz, Saldarriaga, Ospina, 1997,
acción, y acción destinada a la Tomo II: 37). A la par, las pedago-
Se configura así una nueva re- adaptación del organismo al me- gías activas animaron otro esque-
lación epistemológica teoría-prác- dio: de ahí una nueva medida de ma de relación entre maestro y
tica. El método es ahora el del lo que se consideraría “inteligen- alumno, postulando que quien de-
ensayo-error, la consecuencia de cia”. Correlativamente, el saber bía ocupar el centro de la escena
esta nueva epistemología para el su- pedagógico se vio escindir entre lo era el niño, y que el maestro debía
jeto es igualmente fuerte. Si el error que se llamó “pedagogía expe- hacerse discretamente a un lado,
no es lo que debe eliminarse sino riencial” y “pedagogía experimen- como observador y “facilitador” de
la condición misma del conoci- tal”. Las pedagogías que acá hemos la actividad espontánea de los
miento, la experiencia personal llamado racionales, e incluso algu- alumnos, tratando a la vez de guar-
pasa de ser sospechosa a ser inelu- nas ramas de la Escuela Activa, dar la postura neutral u objetiva del
dible. Pero ese lugar destacado la eran consideradas aún “experien- científico. Puede decirse que a la
convierte en un laboratorio de ciales”, pues eran “una pedagogía posición clásica de empatía pasto-
experimentación científica y de la de artistas, que se elabora bajo el ral-artesanal del maestro se le in-
configuración de otro tipo de sub- signo de un impresionismo exage- corporaba un instrumento, una
jetividad: la delimita- nueva rejilla de mira-
da por la psicología da, de distanciamien-
experimental. La nue- to y de intervención,
va pedagogía científi- forjada por los méto-
ca desechó no sólo la dos de las ciencias
fundamentación filo- positivas. Si a los ex-
sófica de la pedagogía perimentalistas ello les
clásica, calificada de ha parecido una con-
“teórica”, “filosófica”, tradicción indeseable,
“especulativa” o “in- las escuelas nunca han
trospectiva”, sino que podido ser convertidas
“creyendo indepen- del todo en laborato-
dizarse de todo rios puros y duros de
supuesto filosófico ra- psicología o de euge-
cional, se fundó en una nesia. Pero es verdad
psicología concebida que, esta “cientifiza-
como ciencia de los Calle del Comercio, Barranquilla, Juan Trucco, 1922. BPPM. ción” de la práctica pe-

SALDARRIAGAVÉLEZ, O.: PEDAGOGÍA, CONOCIMIENTO Y EXPERIENCIA: NOTAS ARQUEOLÓGICAS SOBRE UNA SUBALTERNIZACIÓN NÓMADAS 105
dagógica fue un momento irreversi- maestro en su práctica coti- dagogías que se fundan en las
ble del proceso de secularización y diana en la escuela (Zuluaga, epistemologías provenientes de
reconversión del clásico gobierno 1987: 153). las ciencias del lenguaje, de la co-
pastoral del maestro, al incorporar municación y de la información.
a la pedagogía elementos tanto de Si, de un lado, el saber del Caracterización tentativa, pues
las psicologías clínicas o terapéuti- maestro (el que se exige que deba aquí avanzamos a tientas tratan-
cas como de la sociología y la eco- tener) se ha ampliado, pues las do de entender una compleja
nomía política (la administración y ciencias generales y los saberes es- transformación en curso de la que
la planificación). pecíficos que debe manejar ya no somos, a la vez, actores y objetos.
caben todos en un manual y en Se trata de la aparición progresi-
Si en esta matriz, experiencia una escuela normal, es porque, de va de los llamados “procesos de
es experimento y conocimiento es otro lado, las ciencias de la edu- producción de sentido”, de “cons-
acción adaptativa, la pedagogía cación han reordenado –en reali- trucción social de códigos cultu-
como ciencia y arte de enseñar ha dad, dispersado– su objeto de rales” y del “reconocimiento de la
sido sustituida por las “Ciencias saber en función del aprendizaje: subjetividad como una experien-
de la Educación”, que son, dijé- se ha pasado el foco de atención, cia situada”, por pertenencia a
ramos, aplicaciones, o mejor, desde lo que debe hacer el maes- subculturas etarias, étnicas, de
sistematizaciones de ciertas regio- tro, hacia cómo aprenden los su- género, de clase social o de capi-
nes de estos saberes experimenta- jetos, dando prelación, en la tal simbólico.
les en función de la enseñanza. polaridad enseñar-aprender, a lo
Con un precio para la pedagogía: segundo sobre lo primero por obra Abusando aún más de la es-
habría que decir, con Zuluaga, de la(s) psicología(s), así como quematización, diré que hay aquí
que ellas, las ciencias de la edu- gracias a la sociología, el maestro un nuevo giro en las relaciones teo-
cación, han efectuado una recom- se transforma correlativamente en ría-práctica. Paradójicamente, al
posición en los saberes escolares, un sujeto que debe observar, me- unificar lo “teórico” y lo “práctico”
acentuando la brecha entre teo- dir y analizar los datos del grupo. bajo la noción de código –códigos
ría y práctica: Y las dos disciplinas proveen una lingüísticos y códigos pragmáticos–,
visión de conjunto, la psicología se asume que estas dos series de
Ellas han legitimado una di- de la población o de las masas, códigos no se superponen ni ex-
visión de los problemas teó- que, para el caso de los escolares, presan directamente el uno al otro.
ricos y críticos en torno a la termina siendo algo como una Se problematizan, entonces, tanto
escuela, así: afuera de la paidometría, una ciencia de la las epistemologías racionales como
escuela se teoriza o con- medición de la infancia. La peda- las experimentales, que nunca du-
ceptualiza sobre educación: gogía como ciencia general retro- daron de que la comunicación en-
filosofía de la educación, so- cede “obsoleta” ante la dispersión tre teoría y práctica, ya fuera como
ciología de la educación, psi- de didácticas específicas de las representación-aplicación, ya como
cología de la educación, etc. ciencias particulares. síntesis conceptual-acción adaptativa,
Adentro de la escuela, en la era transparente y directa. A con-
didáctica o en la tecnología trapelo, el problema que estas epis-
educativa, parece resumirse la Pedagogía, temologías hacen emerger es el de
vida cotidiana de la escuela. conocimiento y saber cómo cada serie puede tra-
Ellas regulan los procedi- experiencia en la ducir a la otra: ¿Cómo se hace lo
mientos de enseñanza, único pedagogía que se dice, cómo se dice lo que
espacio que le reconocen las “contemporánea” o se hace? ¿Cuáles son los efectos de
Ciencias de la Educación a la comunicativa interferencia, distorsión, “ruido” o
Pedagogía. Los procedimien- incomunicación que afectan o de-
tos de enseñanza son los úni- Con este rótulo genérico ca- terminan las conexiones entre los
cos elementos o segmentos racterizo, de modo tentativo, a ese distintos tipos de códigos teóricos
de saber que puede usar el conjunto diverso y disperso de pe- y prácticos?

106 NÓMADAS NO. 25. OCTUBRE 2006. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


La relación teoría-práctica es medie entre la ciencia y las cultu- riencia: alcanzar la ciencia es alcan-
acá, por definición, por su estruc- ras, y la relación pedagógica, el zar la cultura. Sin embargo, hoy en
turación epistemológica y política, “amor pedagógico”, se mide ahora día, la “ciencia” y la “cultura” se han
una relación conflictiva y tensional. por la capacidad de mediación y tra- vuelto dos campos inconmensura-
La vida escolar ya no aparece trans- ducción intercultural que el maes- bles de producción de verdad: como
parente y natural por sí misma: ya tro pueda desplegar. Si se exige que nunca ocurrió antes en las socieda-
la teoría no da cuenta de todo lo en la escuela, los individuos –como des modernas, la verdad de las cien-
que pasa en las prácticas, y éstas des- sujetos culturalmente situados– de- cias ya no coincide con, ni tiene
bordan toda intención teórica y ben ser respetados e incluidos a par- hegemonía sobre, la(s) verdad(es)
toda voluntad consciente. Si algu- tir de su “subjetividad” individual y de la(s) cultura(s): como en tiem-
na vez albergamos la sospecha de comunitaria, por otra parte, las prác- pos de los griegos y los medievales,
que la teoría no lo sabía todo y de ticas de las ciencias racionales y conocimiento y experiencia se han
que la práctica no alcanzaba a con- experimentales –universalismo, lo- vuelto a separar: el sujeto trascen-
trolarlo todo, estos dental único y univer-
nuevos saberes nos las sal de la experiencia
han convertido en do- cartesiana y kantiana
lorosa certeza: la ex- contempla, mudo e im-
periencia ya no es potente, cómo se le re-
aplicación de verdades bela y se le escapa el
ni experimentación de sujeto múltiple, locali-
hipótesis, ahora se si- zado y singular de las
túa en la tierra de na- culturas: niños, negros,
die que media entre mujeres, gays, migran-
teorías y prácticas. Por tes y desplazados, suje-
eso, la problemati- tos subalternizados que
zación actual nace del empiezan a construir
deseo, no siempre cla- nuevas epistemologías,
ramente expresado o a validar las de sus
Convento de San Francisco (detalle), Cartagena, Juan Trucco, 1920. BPPM.
por todos los actores ancestros.
del acto pedagógico,
de hallar la (o alguna) forma de co- gocentrismo y jerarquización– no
municación entre las múltiples prác- han cambiado sustancialmente, y Contraepígrafe
ticas y las complejas teorías; pero acá siguen pidiéndole al maestro que
el problema del conocimiento ya no continúe ejerciendo las figuras se- A despecho de todo ello, como
es el de la verdad o el de la adapta- culares del “guía racional” y del lo señala el epígrafe de Serres, no
ción, sino el del sentido. “observador científico”, pero, ade- se trata más de oponer lo universal
más, que sea agente de integración como “fuerza imperial” contra lo
Y las claves para abordarlo se de las “subculturas juveniles” –pan- singular, ni de atrincherarse en lo
buscan a partir de la multiforme dillas, drogadicción, maternidades singular como el refugio de un re-
noción de cultura o mejor, de cul- precoces, violencia intrafamiliar…– sistencia que se bastaría a sí mis-
turas, en plural y en sentido antro- función para la cual ni la escuela ni ma. Se abre la oportunidad de
pológico. Entonces, los símbolos, el maestro estaban en absoluto pre- pensar la pedagogía, ya no como
los valores, las identidades y las parados. Es una fractura histórica en ciencia ni como técnica, sino como
afectividades –como figuras de una las funciones clásicas y modernas de saber, esto es, como un tercer es-
alteridad que debe ser incluida– la escuela, pues la escuela “clásica” pacio no preformateado para los
pasan al centro de la escena como y la “moderna”, a pesar de sus dife- lenguajes de la(s) experiencia(s),
condición de posibilidad de los co- rencias, comparten una misma for- universo tercero donde luz y tinie-
nocimientos y los aprendizajes. Se ma básica de regulación entre bla no se oponen como el conoci-
pretende “abrir” la escuela para que pedagogía, conocimiento y expe- miento a la ignorancia, sino que se

SALDARRIAGAVÉLEZ, O.: PEDAGOGÍA, CONOCIMIENTO Y EXPERIENCIA: NOTAS ARQUEOLÓGICAS SOBRE UNA SUBALTERNIZACIÓN NÓMADAS 107
complementan como la ciencia y SÁENZ, Javier, Óscar Saldarriaga y Arman-
la misericordia (Serres, 1991). Al Cita do Ospina, 1997, Mirar la infancia. Pe-
dagogía, moral y modernidad en Colom-
saber pedagógico le toca recoger la bia, 1903-1946, Medellín, Colciencias/
antorcha de la experiencia, allí don- 1 Una versión de estas matrices, en fun- Universidad de Antioquia/UniAndes/
ción de caracterizar las relaciones maes- Foro Nacional por Colombia.
de la escuela nos la dejó atada a la tro-alumno, ha sido publicada como:
ciencia. La pedagogía puede hoy “Del amor pedagógico y otros demonios”, SALDARRIAGA, Óscar, 2006, “Del amor
en Saldarriaga (2006). pedagógico y otros demonios”, en: G.
dejar de ser subalterna de las for- Frigerio y G. Diker (Editoras), Educar:
mas de la ciencia y la tecnología, y efectos y figuras del amor, Buenos Aires,
retomar de su tradición fundadora Ediciones del Estante.
lo que la unía al arte y a la arte- Bibliografía ________, 2003, Del oficio de maestro. Prác-
sanía. Gracias a ello, existe la po- ticas y teorías de la pedagogía moderna en
Colombia, Bogotá, Magisterio-Grupo de
sibilidad de que la “escuela de las AGAMBEN, Giorgio, 2004, Infancia e Histo-
Historia de la Práctica Pedagógica.
ciencias”, al abrirse a “las culturas”, ria. Destrucción de la experiencia y origen
de la historia, Buenos Aires, Adriana Hi- SERRES, Michel, 1991, Le Tiers-instruit,
pueda liberarse de las tiranías teo- dalgo. París, F. Bourin.
ría-práctica, conocimiento-represen-
BERNARD, Claude, 1966 [1865], Intro- ZULUAGA, Olga Lucía, 1987, Pedagogía e
tación y ciencia-experiencia. Ello duction à l’étude de la médecine expéri- Historia, Bogotá, Foro Nacional por Co-
empieza por absolver la culpa- mentale, París, Belfond. lombia.
bilización epistemológica que la FOUCAULT, M., 1966, Les mots et les choses, ZULUAGA, Olga, Alberto Echeverri, Alber-
ciencia ha acumulado sobre las es- París, Gallimard. to Martínez, Humberto Quiceno, Javier
paldas de los maestros, dejando Sáenz y Alejandro Álvarez, 2003, Peda-
LARROSA, Jorge, 2004, La experiencia de la gogía y epistemología, Bogotá, Magiste-
hablar las culturas de los propios lectura. Estudios sobre literatura y formación, rio.
México, Fondo de Cultura Económica.
“profes”, que habían sido expulsa- ZULUAGA, Olga, Alberto Echeverri, Alber-
das de la escuela con tanto o ma- RESTREPO MEJÍA, Luis y Martín Restrepo to Martínez, Humberto Quiceno, Javier
Mejía, 1911 [1905], Elementos de Peda- Sáenz, Alejandro Álvarez y Óscar
yor minucia que las de sus propios gogía. Obra adoptada como texto para las Saldarriaga, 2005, Foucault, la Educación
estudiantes. ¡Una mañana de es- escuelas normales de Colombia y recomen- y la Pedagogía. Pensar de otro modo, Bo-
tas, la pedagogía podrá incendiar dada para la enseñanza de la materia en el gotá, Magisterio.
Ecuador, (con aprobación eclesiástica),
la escuela para que pase por ella 4ª ed., Bogotá, Imprenta Moderna, 2
la experiencia! vols.

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