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¿Nacemos inteligentes?

Cuando nacemos, tenemos que aprender a hacer todo: a caminar, a comer, a hablar, a
vestirnos, a andar en bicicleta.

Al principio nos costó, nos frustró e, incluso, lloramos, hasta que de repente, caminamos,
hablamos, nos vestimos y anduvimos con mayor facilidad, pero lo fuimos logrando. Y eso nos
hizo más inteligentes. Ahora sabemos que aprender ayuda a nuestras neuronas a
conectarse.

En general, los alumnos creen que el cerebro es un órgano estático que no cambia, lo que les
sugiere que tampoco cambian sus fortalezas o atributos personales.

La realidad es que más que como una computadora, nuestro cerebro es como un músculo,
que se hace más fuerte a través del ejercicio.

Cada vez que un alumno se esfuerza y aprende algo nuevo, su cerebro experimenta nuevas
conexiones y, eventualmente, se hace más inteligente.

Hoy sabemos que el éxito no está determinado por talentos innatos o intelectuales, sino que
depende de nuestra mentalidad. Es decir, de si nosotros creemos que tenemos la habilidad de
cultivar nuestra inteligencia y desarrollar nuestras habilidades.

Reflexionemos acerca de gente que se destaca o se ha destacado. Una característica que los
distingue es no sólo su talento, su pasión y dedicación por lo que hacen o hacían, sino que,
además, la manera en que identifican, enfrentan y manejan sus debilidades y cómo actúan
frente a los obstáculos.

MENTALIDAD Y LOGRO

Muchos años de investigación nos demuestran que hay una relación entre nuestra mentalidad
y nuestros logros.

Frente a un desafío o fracaso, los niños con mentalidad de crecimiento se esfuerzan más, lo
que les genera mejores resultados. Esto refuerza su creencia de que pueden mejorar, lo que, a
su vez, refuerza su mentalidad de crecimiento.

Por el contrario, un niño con mentalidad fija, frente a un obstáculo o dificultad, baja su
esfuerzo, lo que genera un mejor logro a la larga y así mismo, refuerza su mentalidad fija: “no
puedo”.

La mentalidad es una actitud mental y es lo que determina cómo interpretamos y


respondemos a las situaciones que se nos plantean.

La mentalidad fija es la creencia de que la personalidad y la inteligencia vienen determinadas


desde el inicio y, normalmente, no sufren cambios a lo largo de la vida.

Por lo general, las personas que tienen una mentalidad fija solo se enfrentan a tareas que
saben, por adelantado, que van a poder realizar. Son competitivos y necesitan constantemente
demostrar su habilidad ante los demás. Solo les interesa saber si lo han hecho bien o mal.
Cuando se les muestra la información que los podría ayudar a aprender no muestran interés.
La mentalidad de crecimiento es la creencia de que la personalidad y la inteligencia van
cambiado a lo largo de la vida, y que nuestro objetivo es mejorar.

Las personas con una mentalidad de crecimiento piensan que es el esfuerzo el que las lleva al
éxito, que modo que no solo se enfrentan a tareas difíciles, sino que disfrutan con ellas.
Piensan que la inteligencia puede aprenderse y mejorarse. Por ese motivo, prestan atención a
la información que las lleva a saber más. Una mentalidad de crecimiento ayuda, por lo tanto, a
aprender.

Muchas cosas que hacen los adultos para “motivar” a los chicos hacen justamente que no
quieran aprender. Las comparaciones, el cuadro de honor, o lo shows de talentos, motivan a
unos pero desmotivan a muchos más. Un padre que dice “o aprobás o te quedás todo el fin de
semana en casa”, ¿qué mensaje está enviando?

Podemos decir, entonces, que la mentalidad del docente afecta a sus alumnos. Para poder
desarrollar una mentalidad de crecimiento en el aula, el docente debe desarrollar una
mentalidad de crecimiento. Es decir, el cambio empieza en cada docente.

DESARROLLANDO UNA MENTALIDAD DE CRECIMIENTO

Los cerebros de los niños con mentalidad de crecimiento se activan más, generan más
conexiones y, eventualmente, se hacen más inteligentes.

Los niños con una mentalidad fija huyen de las dificultades.

Todos tenemos una combinación de ambas mentalidades. Lo más interesante es que se puede
fortalecer la mentalidad de crecimiento.

Desarrollar en los niños una mentalidad de crecimiento significa permitirles arriesgarse y


fracasar. Aprender de los fracasos los ayuda a ser más resilientes. Debemos enseñarles a los
chicos a fracasar ahora para que capitalicen los fracasos. Si no, serán adultos sin perseverancia,
y no creerán en su habilidad de esforzarse para tener éxito.

Cuando el adulto comprende la diferencia entre mentalidad fija y la de crecimiento, y enfoca


sus esfuerzos en ayudar a sus alumnos o hijos a desarrollar la mentalidad de crecimiento, les
está brindando herramientas para la vida.

Se trata de explicarles que el cerebro puede hacerse más fuerte a través del aprendizaje.

Debemos comprender la importancia de dignificar, naturalizar y capitalizar los errores. A través


de los errores y de los fracasos, podemos aprender, mejorar y ser cada vez más inteligentes.
Debemos enseñarles a los chicos a amar los desafíos y a sentirse cómodos con el esfuerzo.
Cada vez que ellos se esfuerzan, el cerebro genera conexiones más fuertes.

LA IMPORTANCIA DE LA RETROALIMENTACIÓN (FEEDBACK)

Algo que se ve mucho en las aulas es el docente que asigna una actividad, la corrige y la
devuelve, dando por finalizada la propuesta. Lo que se estaría acentuando es el resultado final
pero no el proceso.
Al realizar una retroalimentación (feedback), estamos apoyando no solo la mejora académica,
sino además, la autorregulación, la motivación, el fijarse objetivos, el aceptar la crítica para
mejorar, llevando a los alumnos de su potencial a la realización.

Los niños deben comprender que la devolución que les hacemos no es sobre ellos, sino sobre
su trabajo.

Los estudios sobre el feedback demuestran que éste es directamente proporcional a la


motivación y al desempeño de los alumnos. El buen feedback, centrado en cómo mejorar algo,
es más motivador que un premio o un castigo.

El feedback funciona cuando, en vez de hacerlo como un monólogo, lo hacemos como un


diálogo fomentado la reflexión, en tiempo real (no tres semanas después de haber realizado el
trabajo), con palabras y un tono de voz positivo y amigable, ofreciendo una retroalimentación
específica en donde haya una posibilidad de mejora real, y adaptándose a las necesidades de
los alumnos.

Lo que debemos lograr es que los alumnos estén motivados por aprender, no por recibir
premios o una nota. El buen feedback los conecta con la motivación intrínseca y sus deseos de
mejorar.

Cuando los niños intentan nuevamente, reciben feedback, o la oportunidad de autocorregirse,


no solo aprenden más, sino que también recuerdan más.

Además, les damos una lección importante, es que al no esperar la perfección la primera vez,
estamos acentuando la noción de que podemos mejorar, aprender y ser cada vez más
inteligentes.

El feedback es una herramienta muy importante para el crecimiento y el desarrollo de los


niños. Muchas veces, el docente se enfoca en el resultado final y no el proceso o en la curva
del aprendizaje. Al ofrecerle a los niños una devolución de lo que hacen y al brindarles la
posibilidad de mejorarlo, una y otra vez hasta llegar el nivel deseado, ellos comprenderán el
valor del esfuerzo, de la perseverancia y de la mejora.

El feedback docente, comentando errores y aciertos en los ejercicios o exámenes, mejora la


comprensión y fijación de los conocimientos. Todos tenemos un potencial y podemos mejorar.
El objetivo en el aula debería ser el de mostrarles a los alumnos cómo pueden avanzar y
alejarse de su potencial para llegar a la realización de sus habilidades

EL BULLYING

El bullying en los establecimientos educativos es un problema grave. Afecta


negativamente a la salud y el bienestar de los alumnos, convirtiendo el entorno
educativo en un espacio inseguro. El bullying o acoso escolar es un problema muy
serio que surge de una diferencia. Puede pasar en cualquier lugar, en persona, por
mensaje de texto, o en las redes sociales en internet.

Es un problema afrontado por todas las edades y niveles de educación. No es una


broma o una etapa. El acoso escolar puede ser perjudicial para la vida de una
persona ya que atenta directamente contra su dignidad.
Hay diferentes tipos de acosos:

 Verbal: molestar, poner sobrenombres o apodos.


 Social: hacer circular chismes, terminar amistades, invitar a personas a una
fiesta y dejar a una afuera a propósito.
 Físico: golpear, empujar, maltratar.
 Acoso cibernético (Cyberbullying): usar internet, celulares, u otra tecnología
para hacerles daños a otros.
 Bullying homofóbico: es un tipo específico de violencia escolar que se dirige
hacia persona por su orientación sexual y/o identidad de género, percibida o
real.

El acoso escolar se caracteriza por tratarse de una acción agresiva e


intencionalmente dañina y se produce de manera repetida. Se desarrolla en una
relación en la que hay un desequilibrio de poder. Además, se da sin provocar a la
víctima y se produce un daño emocional.

Existen tres roles diferenciados entre los participantes de la conducta del bullying:
el “bully” o agresor, la “víctima”, que sufre la agresión, y “los que observan”, es
decir, los espectadores o testigos, que con cierta frecuencia apoyan al agresor ya
sea activamente, o quienes por miedo a convertirse en víctimas, apoyan con su
silencio.

Es muy importante trabajar con el testigo, ya que el acosador necesita de su


público para sentirse más popular y para generar mayor humillación en la víctima.

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