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RECURSOS HUMANOS
▪ INDICADORES DEMOGRÁFICOS
▪ Población que expresa el número de muertes por cada mil habitantes con respecto al total de la
población en un periodo de tiempo. Usualmente esta proporción se expresa en tanto por mil por año.
▪ La información sobre mortalidad permite conocer los cambios en la composición y estructura de la
población, así mismo es un componente demográfico para efectuar las estimaciones y proyecciones
de población. Por otro lado, es un indicador de las condiciones de vida y salud de la población.
ÍNDICE DE MORTALIDAD INFANTIL
▪ Durante el período 1995-2015, la reducción relativa de la tasa promedio de mortalidad infantil será de
40.0% y estará acompañada de iguales reducciones en las tasas promedio femenina y masculina.
▪ Los departamentos de la Sierra y de la Selva, con excepción de Arequipa (33.0 por mil), Ancash (43.0 por
mil) y de San Martín (42.0 por mil) tendrán TMI iguales o superiores a dicho promedio. Las TMI más
elevadas de dicho quinquenio se encontrarán en los departamentos de la Sierra (entre 43.0 y 86.0 por mil),
con excepción de Arequipa.
▪ Hacia el quinquenio 2010-2015, Callao y Lima estarán alcanzando las TMI más bajas del país, 13.0 y 14.0
por mil respectivamente. Esto se explicaría por la mayor disponibilidad de los servicios públicos de salud y
educación en tales departamentos.
▪ Serán 16 departamentos los que mantendrán TMI iguales o superiores a 28.0 por mil (el doble de la TMI de
Lima) y entre ellos estarán Piura en la Costa; todos los de la Sierra, con excepción de Arequipa, y todos los
departamentos de la Selva.
▪ Serán Cusco, Huancavelica y Puno los que tendrán TMI comprendidas entre 50.0 y 60.0 por mil.
FECUNDIDAD
Es el componente positivo del crecimiento de una población. Hace referencia al resultado efectivo
del proceso de reproducción humana, el cual está relacionado con las condiciones educativas,
sociales y económicas que rodean a la mujer y a su pareja.
Se incluye información de las características demográficas de las mujeres de 12 y más años de
edad, relacionados con el número promedio de hijos nacidos vivos por mujer, el número de
madres, madres solteras y madres adolescentes, elementos, entre otros, que permiten explicar y
analizar el comportamiento reproductivo de la población, de gran utilidad para el diseño,
formulación y ejecución de políticas públicas.
■ El proceso de urbanización aunado a mejores niveles educativos de la población femenina son los
principales motivos de disminución en el promedio de hijos por mujer. Por grupos de edad, la
paridez media de las mujeres con edades comprendidas entre 20 a 24 años es de menos de un
hijo, en las que tienen 25 a 29 años es de 1,3, llegando a 2 hijos en las mujeres de 30 a 34 años
y entre 3 y cerca de 4 hijos, en las mujeres de 40 y más años de edad. Cabe señalar que, en las
mujeres de mayor edad, este promedio de hijos indica la fecundidad acumulada en los últimos 20
o 25 años, así como también la descendencia completa promedio.
■ El comportamiento de la fecundidad por grupos de edad, indica con mayor claridad los cambios
generacionales. Se observa que según los resultados del Censo 2007, el número promedio de
hijos nacidos vivos en cada grupo quinquenal de mujeres en edad fértil ha disminuido respecto a
1993, con excepción del grupo 15 a 19 años de edad que permanece igual. La reducción es
mayor conforme aumenta la edad, siendo alrededor de un hijo en las mujeres de 30 a 34 años y
de 1,5 hijos en las mujeres de 45 a 49 años de edad.
ÍNDICE DE
DESARROLLO
HUMANO (IDH)
Es un índice compuesto que se centra en tres
dimensiones básicas del desarrollo humano. La
esperanza de vida al nacer refleja la capacidad de
llevar una vida larga y saludable. Los años
promedio de escolaridad y los años esperados de
escolaridad reflejan la capacidad de adquirir
conocimientos. Y el ingreso nacional bruto per
cápita refleja la capacidad de lograr un nivel de
vida decente.
El IDH provincial 2012 confirma la visión casi
clásica de la distribución del desarrollo
económico y social del país: la costa es
privilegiada frente a la sierra y la selva, en
especial porque estas últimas regiones han
recibido poco respaldo de las políticas
estatales, lo que las ha aislado de las
ventajas de la capitalización humana y
material. Se aprecian algunas
particularidades en el ranking de las 20
provincias con IDH más alto y las 20 más
bajas. Entre los valores más altos puede
notarse que ya no es Lima la que encabeza
el puntaje, sino Ilo y Mariscal Nieto (ambas
en Moquegua), por los ingresos derivados de
la refinación y de la explotación minera, y por
la educación acumulada de los adultos. La
influencia minera puede verse en 6 de las
10 primeras provincias: además de Ilo y
Mariscal Nieto, en Jorge Basadre (4.ª, en
Tacna), Tahuamanu y Tambopata (6.ª y 10.ª,
en Madre de Dios, por la minería pluvial de
oro, con alta informalidad), y Yauli (8.ª, por la
refinería de La Oroya, Junín).
■ También se percibe influencia de la pesca en el caso de Santa (Áncash), Islay y Camaná (Arequipa), las provincias de Huaura,
Barranca y Huaral del departamento de Lima, y el puerto del Callao. El perfil más industrial, y de servicios, además de Lima,
que es un caso particular, correspondería a las provincias de Arequipa (7.ª), Trujillo (11.ª) y Tacna (12.ª). Casos especiales son
Cusco (5.ª de perfil turístico), e Ica y San Martín (de vocación agrícola, pero también turística).
■ El mayor desarrollo humano ya no es sólo costero. Se amplía hacia las otras regiones por el efecto de los salarios en las
explotaciones mineras, pesqueras y de agricultura exportadora sobre la escala provincial. En cambio, la articulación entre los
centros de mayor desarrollo humano o la influencia desde estos centros hacia provincias contiguas, salvo en el caso Lima, es
todavía muy débil. Parece ser —ya se ha observado en otros informes nacionales— que, como tendencia general, el desarrollo
brota al interior del país en los sectores extractivos de mayor tecnología, pero esta influencia positiva no tiene aún la
capacidad de irradiar y crear cadenas internas de producción significativas en escala local y regional y transmitirse hacia
efectos de carácter estructural en la salud y la educación. Por ahora, en las provincias que exhiben un IDH de nivel alto,
particularmente en aquellas que dependen de actividades extractivas, el papel de los ingresos es relevante para definir la
ubicación en el ranking provincial del desarrollo humano en el país. Las provincias de Jorge Basadre, Tahuamanú, Tambopata
y Yauli, por ejemplo, que ocupan los lugares 4º, 6º, 8º y 10º en ese ranking, pasarían a ocupar los lugares 25º, 29º, 19º y 38º
en un ranking del IDH que excluya la variable ingresos.
■ En el fondo de la tabla del desarrollo humano, las provincias con menor nivel en el indicador pertenecen a la sierra de manera
casi unánime (salvo Pachitea, en Huánuco, y Condorcanqui, en Amazonas, que son ceja de selva y ocupan los puestos 189 y
192 de 195 provincias). Se observa la ausencia de provincias de Huancavelica entre las 20 de más bajo puntaje, a pesar de
que éste es el departamento de más bajo IDH; las últimas provincias huancavelicanas en el ranking del IDH son Angaraes,
Churcampa y Acobamba, que ocupan, respectivamente, los puestos 163, 164 y 170.
■ Llama la atención la alta presencia de las provincias del departamento de La Libertad en este grupo, con 4 de ellas: Otuzco,
Bolívar, Sánchez Carrión y Julcán (186, 187, 193 y 195), a las que se suman las también norteñas Huancabamba y Ayabaca,
de Piura (puestos 190 y 191). Estas provincias norteñas pertenecientes a departamentos con acceso costero se hallan
bastante aisladas y en zonas altas —son serranas—, y, en buena cuenta, traducen el centralismo existente en las regiones.
▪ Puede esbozarse la hipótesis de una relación
mayor entre los sectores económicos y el
desarrollo humano, de modo que las
actividades productivas más capitalizadas y de
mayor productividad promueven más altos
niveles de IDH, y las que se han rezagado en su
modernización y productividad suelen tener
valores de IDH más bajos. La influencia de los
salarios precedería en sus impactos y se
transmitiría a la provisión de educación y salud.
De hecho, el desarrollo humano, especialmente
en las provincias, denota esta relación, al
menos en sus casos extremos.
▪ Por otro lado, la asociación inversa del
desarrollo humano con la agricultura de
subsistencia, íntegramente de secano, muestra
el nexo entre clima, territorio, y desarrollo
humano, puesto que la dependencia de la lluvia
—sea por ausencia o exceso— v a ba impactar
en mayor dimensión en las áreas usualmente
con familias de menores recursos, afectando
sus actividades productivas y su capacidad para
defenderse de los desórdenes climáticos. No
solamente los ingresos, sino también la salud y
la educación, sufren el impacto de una
economía productiva sometida a riesgos
climáticos. Se confronta en estos casos el
riesgo de ingresar en un círculo vicioso de
empobrecimiento y desprotección.
ÍNDICE DE
DENSIDAD DEL
ESTADO
▪ El Índice de Densidad del Estado está
compuesto por una canasta de servicios
públicos básicos, necesarios para acceder al
desarrollo humano.
▪ Se trata de un conjunto de servicios esenciales
que habilitan a las personas, dotándolas de un
piso mínimo de capacidades para poder acceder
a otras mayores y a las oportunidades que se
presentan en su entorno.
■ IDENTIDAD: porcentaje de
personas sin documento de
identidad (menores de edad sin
partida de nacimiento o adultos de
18 a más años sin DNI);
■ SALUD: número de médicos por 10
mil habitantes;
■ EDUCACIÓN: tasa de asistencia a
secundaria de 12 a 16 años;
■ SANEAMIENTO: porcentaje de
viviendas con acceso a agua
potable e instalación sanitaria; y,
■ ELECTRIFICACIÓN: porcentaje de
viviendas con alumbrado dentro de
la vivienda.
ÍNDICE DE COMPETITIVIDAD
REGIONAL (INCORE)
Es la elaborado por múltiples instituciones, pero para fines
académicos se trabajará con la realizada por el Instituto
Peruano de Economía, quienes desde el año 2012 analizan y
dan a conocer la realidad económica y social de las regiones
del Perú.
El INCORE cuantifica la posición relativa de las 24 regiones a
través de seis pilares de competitividad (Entorno Económico,
Infraestructura, Salud, Educación, Laboral e Instituciones).
REGIONES MÁS COMPETITIVAS
■ Lima continúa siendo la región más competitiva del país. La región capital ocupa el primer
puesto en cuatro de los seis pilares del INCORE y se ubica en los tres primeros lugares en 22
de los 45 indicadores. En el pilar Salud mejoró una posición y se convirtió en la líder a nivel
nacional debido a los avances en los indicadores morbilidad (3 posiciones), cobertura
hospitalaria (1 posición) y partos institucionales (1 posición). Asimismo, retrocedió tres
posiciones en el pilar Instituciones por la caída de la ejecución de la inversión pública.
■ Moquegua se mantiene en el segundo lugar de competitividad por quinto año consecutivo. La
región avanzó dos posiciones en el pilar de Instituciones y es la líder a nivel nacional, esto
responde al avance de nueve y siete posiciones en los indicadores ejecución de inversión
pública y tasa de homicidios, respectivamente. Sin embargo, cayó una posición en los pilares
Infraestructura, Salud y Educación. Las caídas responden, principalmente, al retroceso en los
indicadores de cobertura eléctrica (1 posición), cobertura hospitalaria (1 posición) y
asistencia escolar primaria y secundaria (3 posición), respectivamente.
REGIONES MENOS COMPETITIVAS
■ Cajamarca retrocedió una posición y es la región menos competitiva. En 18 de 45 indicadores, se
ubica entre las últimas cinco posiciones. En el pilar Salud, la región retrocedió cuatro posiciones
debido a la caída de los indicadores de cobertura hospitalaria (1 posición) y acceso a seguro de
salud (1 posición). Además, en el pilar Educación cayó dos posiciones por el retroceso asistencia
escolar inicial (6 posiciones). Por otro lado, cabe destacar el avance de una posición en el pilar
Laboral que se sustenta en el importante avance de la creación del empleo formal (18
posiciones).
■ Loreto dejó de ser la región menos competitiva luego de tres años. No obstante, en dos de los
seis pilares del INCORE ocupa la última posición y se ubica en los cinco últimos lugares en 17 de
los 45 indicadores. La mejora de la región se explica, principalmente, por el avance de siete
posiciones en el pilar Salud por el incremento significativo de la cobertura hospitalaria. Por otra
parte, los mayores retrocesos se registraron en los pilares Entorno Económico e Instituciones,
ambos cayeron tres posiciones. El retroceso en el primer pilar se explica por la caída en el
indicador de gasto real por hogar (7 posiciones). Mientras que en el segundo pilar se debe al
retroceso de la ejecución de la inversión pública (10 posiciones) y a la resolución de expedientes
judiciales (5 posiciones).