Vous êtes sur la page 1sur 11

Preguntas 1 Tema: Revolución Francesa e Industrial

a) ¿Cuáles son las diferencias más notables entre la


Revolución Francesa y la Industrial?
b) ¿Qué agentes fueron responsables del tardío efecto y
reconocimiento de la Revolución Industrial?
c) ¿Cuáles fueron las causas que generaron las consecuencias
negativas de la Revolución Industrial a nivel poblacional?
d) Si el excedente acumulado por las primeras generaciones de
la Revolución Industrial fuese sido mejores utilizado en vez de
derrochado, ¿fuese podido Inglaterra prosperar más y convertirse
en verdadera potencia mundial?
e) ¿Se puede afirmar que los trastornos financieros que sufría
la monarquía, y la crisis gubernamental existente, fueron los
catalizadores principales del consenso de ideas y la coherencia
entre los grupos sociales que dieron el éxito a la Revolución
Francesa? ¿Por qué no ocurrió lo mismo en Inglaterra?

Preguntas 2 Temas: Revolución Francesa e Industrial y Capitalismo


a) Si bien es cierto que el aumento de población proporcionó
al capitalismo la mano de obra necesaria para contribuir a su
desarrollo, ¿qué fue lo que convocó en esas poblaciones las
concentraciones obreras que eventualmente llevaron a Revoluciones?
b) ¿El brote de la Revolución Industrial y Francesa se puede
adjudicar a las sacudidas que sufrió el poder productivo de las
sociedades involucradas como respuesta a afán de lucro acelerado
que poseía el capitalismo de la época?
c) Si la esencia de la Revolución Industrial era la de
constituir nuevos cambios y transformaciones para establecer una
economía industrializada, ¿por qué no obtuvo resultados tan
radicales como la Revolución Francesa?
d) La Revolución francesa no se dio como un proceso que
buscaba innovaciones tecnológicas para mejorar el sistema
capitalista, ¿se puede decir entonces que su motivación principal
fue puramente política buscando la recuperación de los mandos del
Estado por parte de los parlamentos?
e) ¿Todos los obstáculos impuestos desde la época de la
Revolución en Francia han impedido el desarrollo del capitalismo
total en ese país?
Preguntas 3 Temas: Revolución Francesa e Industrial, Capitalismo
y Globalización
a) ¿Si no fuese ocurrido históricamente ninguna de estas
revoluciones fuese cambiado el sistema capitalista de la época?
¿Serían visibles hoy en día los efectos y/o consecuencias de esa
falta de eventos?
b) ¿Puede decirse que la Revolución Francesa e Industrial
determinaron un patrón a seguir en cuanto a la manera de ver el
sistema capitalista y sus efectos en las poblaciones, colaborando
a su vez con el proceso de globalización que arrancaría siglos más
tarde?
c) ¿Ha destruido la globalización las bases establecidas por
el período histórico de las Revoluciones en las cuales se expandió
el sistema capitalista?
d) Así como la globalización trajo consigo un nuevo paradigma
tecnológico en la actualidad, ¿puede decirse que lo mismo intentó
hacer la Revolución Industrial en su época?
e) ¿Hasta dónde llega la influencia de la Revolución Francesa
e Industrial en el proceso de globalización y su reestructuración
del capitalismo?
Para poder hablar de globalización primero se le debe diferenciar
de la globalidad. Ésta significa que las distintas formas económicas,
culturales y políticas del mundo no dejan de entremezclarse, y así
viene sucediendo desde hace bastante tiempo. A través de ella se ha
venido construyendo la sociedad mundial, que abarca la totalidad de
las relaciones sociales que no están integradas en la política del
Estado nacional ni están determinadas a través de ésta, incluyendo
formas de producción transnacional y competencia del mercado de
trabajo, informes mundiales en los medios de comunicación, formas de
vida transnacionales, crisis y guerras percibidas desde un punto de
vista global, destrucción de la naturaleza, etc.
La globalidad aplica diariamente el hecho que nada que ocurra en
el planeta pueda ser un suceso localmente delimitado, sino que todos
los descubrimientos, victorias y catástrofes afectan a todo el mundo;
y por tanto, las vidas de todos los individuos, junto a las
organizaciones e instituciones se reorientan y reorganizan a través
del eje local-global.
Por su parte, la globalización indica aquellos procesos en los
que los Estados nacionales se entremezclan a través de actores
transnacionales y sus respectivas probabilidades de poder, identidad,
orientación y todas las tramas derivadas. Existe una afinidad entre
las distintas lógicas ecológicas, culturales, económicas, políticas y
sociales que no se pueden reducir unas a otras, sino que más bien
deben resolverse entre ellas y entenderse a sí mismas y en mutua
interdependencia.
Esto se puede definir como un proceso que crea vínculos y
espacios sociales transnacionales que revaloriza las culturas locales
y trae a un primer plano terceras culturas. Su singularidad radica
justamente en la diversidad, densidad y estabilidad de las redes de
relaciones a nivel regional-global, las cuales actúan de manera
recíproca; pero esto trae una consecuencia negativa como lo es una
sociedad mundial sin Estado o gobierno mundial que logre llevar las
riendas.
Con esto se presencia la difusión de un capitalismo globalmente
desorganizado donde no existe ningún poder hegemónico o régimen
internacional de tipo económico o político. La globalización se
relaciona unilateralmente con la supresión de puestos de trabajo
dentro del país y con su traslado a países con sueldos más bajos,
registrando un paro a gran escala a pesar del mayor crecimiento
económico y los vertiginosos beneficios obtenidos por las
multinacionales. Con esto se ven particularmente afectados y
amenazados los Estados y sociedades con una esencia primordialmente
económica, con algunos Estados asistenciales atrapados en medio de la
disyuntiva de la política social actual: el desarrollo económico se
hurta al control del Estado nacional, mientras sus consecuencias
sociales (paro, migración, pobreza) se establecen en el Estado
asistencial nacional.
Dicho Estado nacional pierde soberanía y sustancia con la
separación de las competencias en el marco del mercado en todas sus
dimensiones: recursos financieros, poder de configuración política y
económica, política informativa y cultural, la identificación
cotidiana de los ciudadanos, etc.
A través de la globalización el modelo tradicional del Estado
nacional, sólo tendrá probabilidades de supervivencia en la nueva
estructura de poder del mercado mundial así como en las instancias y
movimientos transnacionales, si el proceso globalizador se convierte
en propiedad y criterio de la política nacional en sus respectivos
ámbitos (economía, legislación, defensa, etc.) ya que éste se
subdivide en distintas dimensiones que deben ser abarcadas
propiamente por el Estado.
Tanto la Revolución Francesa como la Industrial parecen tener
influencia en los orígenes de la globalización, aunque haya ocurrido
realmente a partir de la caída del Muro de Berlín en 1989. Ambos
procesos tuvieron una transcendencia importante en el período
histórico del hombre y ambas fueron estimuladas de una u otra manera
por el sistema capitalista de la época. Ambas buscaron un nuevo
paradigma tecnológico y radical además de cambios favorables para las
partes de la población que sufrían las consecuencias negativas del
proceso, a través del medio político, más específicamente en Francia
donde se buscaba recuperar el mando del Estado.
Como se ha establecido, la globalización significa la pérdida de
fronteras del quehacer cotidiano en las distintas dimensiones de la
economía, la información, la ecología, la sociedad civil y sus
conflictos transculturales. Se rompe la unidad del Estado nacional y
la sociedad, y se establecen nuevas relaciones de poder y
competitividad, entre unidades del mismo Estado y actores, entidades,
espacios, situaciones, y procesos sociales transnacionales.
En toda sociedad se presupone el dominio estatal del espacio, es
decir, aquel espacio interno de las sociedades que se delimitan hacia
fuera en: identidades colectivas (clases, grupos religiosos y
étnicos, formas de vida de hombres y mujeres…) y aquel sistema social
que mantiene códigos específicos en cuanto a la política, el derecho,
la ciencia, la familia… Dicha homogeneidad es la esencia del control
estatal de todos los tipos de prácticas sociales. También existe una
autoimagen evolutiva de donde nace la política de desarrollo y la
teoría de los países en vía al mismo; aunada a la modernización, que
viene siendo aquel proceso que desarrolla indicadores sociales que
resultan medibles, controlables y modelables para el Estado nacional.
Lo nuevo de la era global es que se ha perdido el nexo entre
pobreza y riqueza a causa de la globalización que divide a la
población mundial en ricos globalizados que dominan el espacio y no
tienen tiempo, y pobres localizados que están pegados al espacio y
tienen que matar su tiempo, con el que no tienen nada que hacer.
El capitalismo destruye al trabajo, donde el paro ya no es un
destino marginal, afecta potencialmente a todos, aunque no por igual,
y también afecta a la propia democracia como forma de vida. La
demanda del trabajo cae mientras sube la oferta.
Los dos indicadores de la creciente disminución del trabajo
remunerado, que son el paro y los trabajos atípicos, dan motivo para
la alarma. Una gran parte de la población, que continúa en aumento,
tiene sólo precarios puestecitos de trabajo que dificultan el
disfrute de una existencia normal desde el punto de vista de la
seguridad.
Precisamente, en esto se manifiesta la nueva ley de productividad
del capitalismo global en la era de la información. Cada vez hombres
menos preparados y globalmente intercambiables pueden producir más
prestaciones y servicios. Así, el crecimiento económico ya no
conlleva la supresión del paro sino que prevé la supresión de puestos
de trabajo.
Sin seguridad material no puede existir libertad política, ni por
tanto democracia alguna, lo que saca a relucir amenazas por nuevos y
antiguos regímenes e ideologías autoritarios.
En la actualidad se vive la repetición del suceso de hace
quinientos años, una transición de lo viejo que agoniza ante lo nuevo
que ocupa su lugar, con la diferencia de una vertiginosa aceleración
a diferencia de aquel entonces. Existen dos opiniones distintas
frente a este tema, una parte ve la actual sociedad mundial como una
estructura que tiende a disolverse y reestructurarse sin que se pueda
determinar científicamente el tiempo final ni la calidad de dicha
transformación. La otra parte establece que no se va hacia ninguna
parte ya que se ha llegado a la Estación Final de la Historia,
demostrada por el estado superior exhibido hoy en día por las
sociedades más desarrolladas, organizadas sobre las bases del mercado
y de la democracia liberal.
El primer punto de vista no plantea salidas a los problemas del
Tercero, Segundo y Primer Mundo hasta tanto no se concrete la
definitiva reestructuración y no se defina el final abierto hasta
ahora imprevisible. Mientras que el segundo punto de vista ofrece una
alternativa más precisa y concreta: el Primer Mundo ya está aquí y
sólo queda al Segundo y Tercero transitar aquel camino donde los
mecanismos del mercado son los principales actores, siguiendo los
ejemplos de Europa, Estados Unidos y Japón; y aprovechar esta
corriente que va hacia la conformación de una economía y sociedad
mundial cuya base es la globalización de mercados de mercancías, de
capital y de trabajo, dinero tecnologías y pautas de consumo. Según
esta globalización se estaría creando por primera vez en la historia
la posibilidad de una economía mundial sin fronteras y bajo el signo
de la democracia.
Lo que la mayoría de los partidarios de la globalización ignora o
se rehúsa a ver es que ésta está conformada por los tres grandes
bloques mundiales, el resto del mundo se incorpora de manera muy
desigual, algunos países en mayor medida que otros pero todos de
manera parcial. En América Latina existen casos cuyas posibilidades
de articulación significativa al comercio internacional son muy
limitadas. Incluso en los países que conforman la globalización sólo
incluyen una reducida porción de la élite de la población con acceso
a los patrones de consumo de los países desarrollados. Las grandes
mayorías quedan prácticamente al margen del nuevo estilo de
desarrollo.
Se puede decir con propiedad entonces que se trata de una
globalización que aunque absorbe un elevado porcentaje de los
mercados mundiales, irónicamente excluye al mismo tiempo a la inmensa
mayoría de la población mundial. Dicha globalización sólo ha
acentuado la polarización en la distribución del ingreso donde una
minoría es cada vez más rica y una mayoría cada vez más pobre, hecho
que no había ocurrido con tanta intensidad en cualquier otro período
histórico.
Actualmente se vive una fase de transición entre un orden
internacional agotado y en acelerado proceso de desestructuración, y
el simultáneo desarrollo de un conjunto de procesos y tendencias que
apuntan hacia la reestructuración del sistema económico mundial sobre
nuevos fundamentos, fase que se muestra difusa y borrosa con un
posible resultado final imposible de ver por los momentos. Esta
evolución del orden internacional genera incertidumbre, no sólo en
cuanto al futuro de sistema económico mundial sino también cuanto a
la distribución de las funciones que en él van a cumplir los
distintos sujetos e instituciones sociales participantes. Cada uno de
esos sujetos activos enfrenta el misto reto de adoptar
comportamientos estratégicos que le permitan superar la transición,
aprovechando las oportunidades y afrontando los riesgos y amenazas
que pudiera plantearle la transformación en curso.
En el caso específico de Venezuela la superación de la incierta
situación económica actual implica la reestructuración del sistema
productivo nacional a partir de nuevas bases técnicas y sociales, y
la conformación de una nueva inserción en la economía mundial
armonizando la coherencia y el dinamismo de esta nueva estructura
económica nacional con la evolución real del orden internacional que
emerge. La promoción de las exportaciones no tradicionales se
presentó como la solución más cercana a establecerse a corto plazo,
sin embargo el fracaso de la política aplicada está a la vista. Posee
una alta incapacidad para librar al país de la excesiva dependencia
petrolera sino que además trae como consecuencia elevados costos
económicos y sociales entre los que se cuentan la
institucionalización de la inflación, el deterioro del nivel general
de vida, la concentración de los escasos resultados positivos
alcanzados en una minoría, el deterioro creciente de la agricultura y
la mediana industria, la caída sostenida de la moneda nacional, etc.
A raíz de esto el logro de un modo de articulación diversificado y
dinámico es de importancia crucial, para ello se deben impulsar tres
motores de desarrollo: el fortalecimiento de la capacidad de
exportación nacional de hidrocarburos, la promoción de las
exportaciones no tradicionales y la intensificación de una nueva
modalidad de sustitución de las importaciones. Todo esto debe
realizarse en un único proceso, dinamizando las fuentes generadoras
de las ventajas comparativas del país, comenzando obviamente por las
inmensas reservas de hidrocarburos y otros recursos naturales.
Se trata de impulsar el sector petrolero como base central sin
límites en su aprovechamiento primario exportador a la vez que se
complemente con el desarrollo simultáneo de los grandes sectores del
perfeccionamiento y apoyo a la producción petrolera y minera, como lo
son la metalmecánica, la química, la ingeniería, la cerámica y las
asesorías y otros servicios técnicos. Y además se debe articular la
agricultura con el resto de la economía nacional ya que
históricamente no se conoce ningún caso hasta ahora en el que la
modernización industrial no haya sido precedida por una revolución
agrícola.
INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas del siglo XX se ha visto un conjunto de
transformaciones económicas-sociales y culturales, con la caída
vertiginosa de todo tipo de muros y barreras entre las naciones, al
mismo tiempo que se amplía la brecha en el nivel de desarrollo humano
al que acceden los distintos pueblos.
El mundo se ve invadido por formas de producción y consumo, una
preocupación por el deterioro incontenible de los recursos naturales,
el avance de la pobreza; sin embargo, se hace referencia a un nuevo
fenómeno que ha llegado a convertirse en un paradigma para los países
en desarrollo.
La globalización engloba un proceso de creciente
internacionalización del capital financiero, industrial y comercial,
nuevas relaciones políticas internacionales y el surgimiento de
nuevos procesos productivos, distributivos y de consumo
deslocalizados geográficamente, una expansión y uso intensivo de la
tecnología sin precedentes.
La identidad cultural de los diversos pueblos en la actualidad se
va homogeneizando o generalizando según ciertas pautas comunes en
marcha hacia una cultura estandarizada. Este proceso es propiciado
por los poderes generadores de nuevas necesidades de consumo, que
manejan a su vez los medios de comunicación social y la producción
ofrecida.
CONCLUSIONES
Teniendo en cuenta la nueva escena sociocultural que se presenta
ante nuestros ojos en este fin de siglo, dentro de la cual desfilan
ciertos procesos reveladores del cambio, como ser una creciente
pérdida de peso de las instituciones públicas locales y nacionales en
beneficio de los conglomerados empresariales de alcance transnacional
la reformulación de los patrones de asentamiento y convivencia
urbanos la reelaboración de lo propio, debido al predominio de los
bienes y mensajes procedentes de una economía y una cultura
globalizadas sobre los generados en la ciudad y la nación a las
cuales se pertenece la consiguiente redefinición del sentido de
pertenencia e identidad de los pueblos y el pasaje del ciudadano como
representante de una opinión pública al ciudadano como consumidor
interesado en disfrutar de una cierta calidad de vida, cabe
cuestionarnos acerca del impacto negativo que éstos provocan sobre
diversas realidades culturales de los pueblos, en particular sobre
sus respectivas identidades, aceptando como un hecho ineludible la
marcha hacia la aldea global, como paradigma de constitución del
mundo con miras a la homogeneización del planeta en lo político, lo
económico y lo social.
A partir del análisis histórico de los eventos con impacto a
escala de toda la sociedad se evidencia que el proceso de
globalización es una Ley Universal del desarrollo social, como
ejemplo se encuentra el Euro, que es el inicio de un proceso
irreversible de integración monetaria y el proceso de globalización
de toda la sociedad se alcanzará a finales de este siglo.
En la actualidad se vive la repetición del suceso de hace
quinientos años, una transición de lo viejo que agoniza ante lo nuevo
que ocupa su lugar, con la diferencia de una vertiginosa aceleración
a diferencia de aquel entonces. Existen dos opiniones distintas
frente a este tema, una parte ve la actual sociedad mundial como una
estructura que tiende a disolverse y reestructurarse sin que se pueda
determinar científicamente el tiempo final ni la calidad de dicha
transformación. La otra parte establece que no se va hacia ninguna
parte ya que se ha llegado a la Estación Final de la Historia,
demostrada por el estado superior exhibido hoy en día por las
sociedades más desarrolladas, organizadas sobre las bases del mercado
y de la democracia liberal.
El primer punto de vista no plantea salidas a los problemas del
Tercero, Segundo y Primer Mundo hasta tanto no se concrete la
definitiva reestructuración y no se defina el final abierto hasta
ahora imprevisible. Mientras que el segundo punto de vista ofrece una
alternativa más precisa y concreta: el Primer Mundo ya está aquí y
sólo queda al Segundo y Tercero transitar aquel camino donde los
mecanismos del mercado son los principales actores, siguiendo los
ejemplos de Europa, Estados Unidos y Japón; y aprovechar esta
corriente que va hacia la conformación de una economía y sociedad
mundial cuya base es la globalización de mercados de mercancías, de
capital y de trabajo, dinero tecnologías y pautas de consumo. Según
esta globalización se estaría creando por primera vez en la historia
la posibilidad de una economía mundial sin fronteras y bajo el signo
de la democracia.
Lo que la mayoría de los partidarios de la globalización ignora o
se rehúsa a ver es que ésta está conformada por los tres grandes
bloques mundiales, el resto del mundo se incorpora de manera muy
desigual, algunos países en mayor medida que otros pero todos de
manera parcial. En América Latina existen casos cuyas posibilidades
de articulación significativa al comercio internacional son muy
limitadas. Incluso en los países que conforman la globalización sólo
incluyen una reducida porción de la élite de la población con acceso
a los patrones de consumo de los países desarrollados. Las grandes
mayorías quedan prácticamente al margen del nuevo estilo de
desarrollo.
Se puede decir con propiedad entonces que se trata de una
globalización que aunque absorbe un elevado porcentaje de los
mercados mundiales, irónicamente excluye al mismo tiempo a la inmensa
mayoría de la población mundial. Dicha globalización sólo ha
acentuado la polarización en la distribución del ingreso donde una
minoría es cada vez más rica y una mayoría cada vez más pobre, hecho
que no había ocurrido con tanta intensidad en cualquier otro período
histórico.
Actualmente se vive una fase de transición entre un orden
internacional agotado y en acelerado proceso de desestructuración, y
el simultáneo desarrollo de un conjunto de procesos y tendencias que
apuntan hacia la reestructuración del sistema económico mundial sobre
nuevos fundamentos, fase que se muestra difusa y borrosa con un
posible resultado final imposible de ver por los momentos. Esta
evolución del orden internacional genera incertidumbre, no sólo en
cuanto al futuro de sistema económico mundial sino también cuanto a
la distribución de las funciones que en él van a cumplir los
distintos sujetos e instituciones sociales participantes. Cada uno de
esos sujetos activos enfrenta el misto reto de adoptar
comportamientos estratégicos que le permitan superar la transición,
aprovechando las oportunidades y afrontando los riesgos y amenazas
que pudiera plantearle la transformación en curso.
En el caso específico de Venezuela la superación de la incierta
situación económica actual implica la reestructuración del sistema
productivo nacional a partir de nuevas bases técnicas y sociales, y
la conformación de una nueva inserción en la economía mundial
armonizando la coherencia y el dinamismo de esta nueva estructura
económica nacional con la evolución real del orden internacional que
emerge. La promoción de las exportaciones no tradicionales se
presentó como la solución más cercana a establecerse a corto plazo,
sin embargo el fracaso de la política aplicada está a la vista. Posee
una alta incapacidad para librar al país de la excesiva dependencia
petrolera sino que además trae como consecuencia elevados costos
económicos y sociales entre los que se cuentan la
institucionalización de la inflación, el deterioro del nivel general
de vida, la concentración de los escasos resultados positivos
alcanzados en una minoría, el deterioro creciente de la agricultura y
la mediana industria, la caída sostenida de la moneda nacional, etc.
A raíz de esto el logro de un modo de articulación diversificado y
dinámico es de importancia crucial, para ello se deben impulsar tres
motores de desarrollo: el fortalecimiento de la capacidad de
exportación nacional de hidrocarburos, la promoción de las
exportaciones no tradicionales y la intensificación de una nueva
modalidad de sustitución de las importaciones. Todo esto debe
realizarse en un único proceso, dinamizando las fuentes generadoras
de las ventajas comparativas del país, comenzando obviamente por las
inmensas reservas de hidrocarburos y otros recursos naturales.
Se trata de impulsar el sector petrolero como base central sin
límites en su aprovechamiento primario exportador a la vez que se
complemente con el desarrollo simultáneo de los grandes sectores del
perfeccionamiento y apoyo a la producción petrolera y minera, como lo
son la metalmecánica, la química, la ingeniería, la cerámica y las
asesorías y otros servicios técnicos. Y además se debe articular la
agricultura con el resto de la economía nacional ya que
históricamente no se conoce ningún caso hasta ahora en el que la
modernización industrial no haya sido precedida por una revolución
agrícola.
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL SIMÓN RODRÍGUEZ
NÚCLEO LOS TEQUES – ESTADO MIRANDA

TRABAJO FINAL

Autor:
Cindy Teixeira
CI 17980182
Nº 22
Sección A

Prof.: María Páez

Los Teques, Julio 2010

Vous aimerez peut-être aussi