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Poder, dominación y burocracia.

El capítulo de la dominación va encaminado a dilucidar las diferencias entre el


concepto de poder y de dominación. Aclara que la dominación es una clase
especial de poder. Define poder como posibilidad de imponer la propia voluntad
sobre la conducta ajena, y en ese sentido la dominación se puede presentar de
múltiples maneras. Diferencia dos tipos de dominación radicalmente opuestos:
dominación mediante una constelación de intereses (el dominio monopolizador
de un mercado sería su tipo más puro) y dominación mediante autoridad (el tipo
más puro sería la autoridad del padre de familia, por ejemplo). Propone una
definición limitada del concepto que por su naturaleza se opone a las definiciones
anteriores: un estado de cosas por el cual una voluntad manifiesta (mandato) del
“dominador” o de los “dominadores” influye sobre la acción de otros (del
“dominado o los dominados”) de tal suerte que en un grado socialmente
relevante estos actos tienen lugar como si los dominados hubieran adoptado por
si mismos y como máxima de su acción el contenido del mandato (obediencia).
La importancia de definir el concepto viene dada por su relación con la
administración, toda administración necesita dominación de alguna forma. En
aquella administración donde el jefe puede ser considerado “servidor”, existe
administración democrática; presente generalmente en asociaciones con las
características: Limitación local, limitación en la cantidad de participantes… (p.
1079). Habla también de honoratories, aquellos que obtienen ingresos sin tener
relativamente necesidad de trabajar, presentes, por ejemplo, en comunidades
locales y cuya dominación se sustenta en “tradición”. Estas dos formas de
dominación pueden dar lugar a una organización social para los fines
administrativos cuyas características irán mediadas por estas dos formas.
La obediencia puede estar fundada en un sistema de reglas racionales
estatuidas, lo que quiere decir que no se obedece directamente a la persona sino
que se obedece a las normas, puede fundarse en la autoridad personal en cuyo
caso estaría fundamentada también en la tradición o en la consagración a lo
extraordinario en la creencia de un carisma. He aquí la síntesis más básica de
los tipos puros de dominación legítima.
Dominación legal: recae en la racionalidad, en el sentido de que su máxima es
la regla estatuida. Existe un “superior” que es aquel que manda porque la
legitimidad se la concede esa regla. Es un funcionario especializada y su trabajo
es profesional en virtud del deber objetivo del cargo. El deber de obediencia está
graduado en una jerarquía de cargos, con subordinación de los inferiores a los
superiores y dispone de un derecho de queja reglamentado. La burocracia es el
tipo más puro de dominación legal.
Dominación tradicional: la autoridad en este tipo de dominación se basa en la
santificación de la persona por ella misma: “válido desde siempre”.
Dominación carismática: en virtud a la devoción afectiva a la persona debido a
su gracia (carisma) en entrega a su santidad o heroísmo.
Burocracia.
Cómo se había señalado, la burocracia es el tipo más puro de dominación legal
existente, y si bien en el apéndice Weber nos dice que no existe una forma de
dominación totalmente burocrática, nos propone una definición y caracterización
extensa de esta.
Según Weber, la burocracia es la forma más eficiente de organización, aquella
que por su carácter racional está preparada para funcionar de la mejor manera
posible. Pero para esto se debe aclarar el porqué y eso radica en sus
características. La burocracia, como parte de la dominación legal, tiene un
cuerpo de normas y reglamentos legales que le permiten operar, la división del
trabajo es de carácter racional, o sea que en base a la preparación se “ganan”,
los puestos en la jerarquía, esto también quiere decir que las relaciones al interior
de la estructura son de carácter impersonal, la burocracia en su estructura
interna funciona como una meritocracia que se debe a la profesionalización de
los elementos de la burocracia.
Identifiqué el lazo de estas características con tres elementos.
El desarrollo de las economías monetarias: el grado de burocratización de una
administración en las ciudades con una economía monetaria muy desarrollada,
ha sido con frecuencia relativamente mayor que el existente en los estados
mucho más extensos.
El crecimiento de las tareas del estado moderno. Lo que incita a la
burocratización… es la ampliación intensiva y cualitativa su el desarrollo interno
de las tareas administrativas.
Por último que la burocracia es superior a toda forma de organización distinta.
La precisión, la rapidez, la univocidad, la oficialidad, la continuidad, la discreción,
la informalidad, la rigurosidad, la subordinación, el ahorro de fricciones y costas
objetivas y personales son infinitamente mayor en una administración
severamente burocrática.

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