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9 principios monásticos
para potenciar su misión
Sébastien Henry
www.editorialpatria.com.mx
Agradecimientos VII
Prefacio IX
Introducción XI
2 La vida comunitaria 11
Redefinir el sentido del compromiso como líder-directivo
3 Soledad y silencio 39
Alimentarse de la soledad y el silencio en el núcleo
de la acción
4 Plegaria y meditación 57
Concentrarse con regularidad en “lo esencial que hay
detrás de lo importante”
5 Estudio 77
Fortalecer las raíces con una sabiduría
que brinde inspiración
6 Amor y compasión 93
Conciliar la práctica del amor y la compasión con la firmeza
7 Estabilidad 115
Descubrir el gusto por la estabilidad combinándola
con una exigencia permanente de progreso
8 Obediencia 129
Transformar la obediencia en un factor de progreso
9 Pobreza 151
Hacer de la sobriedad una fuente de sentido
para la persona y para la empresa
10 Hospitalidad 171
Enriquecer al equipo y a la empresa practicando
una hospitalidad realista
Conclusión 185
Ejercicios 187
Bibliografía comentada 203
Bibliografía general 213
vii
Michel Bon
Expresidente de Carrefour y France Télécom
1
D. T. Suzuki, The Training of the Zen Buddhist Monk, Cosimo Classics, 2004,
p. 431.
xi
sentido que a veces les pesa. Buscan dar más profundidad y fuerza a
su acción. Por ello, no quieren dejar su práctica espiritual al borde del
camino, sino que desean integrarla de lleno en su cotidianeidad.
Esta búsqueda debe encarnarse, debe ser concreta, debe estar cer-
ca de su realidad. En términos ideales, tendría que permitirles garan-
tizar aún mejor sus responsabilidades: la debilidad asociada a veces
–con razón o sin ella– a la espiritualidad, no es una opción. Estos di-
rectivos saben que una persona demasiado débil, si toma decisiones
por exceso de idealismo o de “amabilidad”, no sobrevive durante mu-
cho tiempo. Tiene necesidad de dar impulso a su equipo o a su empre-
sa; de darle proyección.
Sentido, serenidad, sabiduría, fuerza, proyección, poder, gozo, son
palabras que pueden asociarse todas ellas a una práctica espiritual, en
una acepción amplia que rebasa la esfera tradicional de lo religioso.
La práctica espiritual no es forzosamente religiosa: es lo que nutre al
alma, sea uno creyente o no. A lo largo de la historia, son las institu-
ciones religiosas las que más se han ocupado de eso, pero es posible
sentirse en el camino sin ser creyente en el sentido tradicional. Si no
es creyente, si no se siente próximo a una tradición religiosa o, inclu-
so, si es hostil a toda aproximación religiosa, este libro también está
destinado a usted. La riqueza de la vida monástica no está reservada
exclusivamente a los creyentes.
El progreso espiritual no es fruto del azar, sobre todo en el caso de
los directivos y gerentes cuya carga de trabajo deja poco tiempo para
respirar. La práctica espiritual debe ser un paso consciente y decidi-
do para que haya oportunidad de lograrla. Desde este punto de vista,
la vida de los monjes ofrece una formidable fuente de inspiración a
directivos y gerentes. A los monjes se les describe a veces como los
“profesionales” de la búsqueda espiritual.
Cualquiera que sea su religión, los monjes o las monjas2 han opta-
do por una vida por completo concentrada en su práctica espiritual, la
cual es lo que más cuenta para ellos, y han dejado de lado todo lo demás.
Son buscadores de lo absoluto y tienen un ideal inmenso. Los monjes
cristianos aspiran a llevar una vida inspirada en el ejemplo de Cristo
2
En el resto del texto, utilizaré la palabra “monje” para designar al mismo tiempo
a monjes y monjas. Esto no significa evidentemente que la experiencia de las
monjas tenga menos valor que la de los monjes. El único objetivo de esta sim-
plificación es evitar la pesadez debida a las repeticiones.
3
D. T. Suzuki, The Training Of The Zen Buddhist Monk, op. cit., pp. 88-92.
4
Thich Nhat Hanh, “La carrera de un monje o de una monja consiste en transformar
el sufrimiento y alcanzar una comprensión profunda –el gran despertar, el amor, la
gran compasión y la libertad, la gran serenidad”, Entrerdans la liberté, Dangles,
2000, p. 90. [Véase la sección Bibliografía para una referencia en español.]
5
F. Bianco, “No me convence la idea de que yo sea más sagrado que usted”,
Voices of Silence, Lives of the Trappist Today, Doubleday, 1992, p. 23. Véase
también: G. Laffont, “No me siento un ser aparte. Para todos los hombres, lo
importante es llevar a bien su existencia ante Dios”, Des Moines et des hommes,
Stock, 1975, p. 17.
6
Dom. C. J. Nesmy, Saint Benoît et la vie monastique, Seuil, 1959, p. 65.
7
Benito de Nursia, llamado san Benito (hacia 480 o 490-547), es el fundador de la
tradición benedictina (a la que dio su nombre). Se trata de una de las principales
figuras del monaquismo en Occidente. La Regla que creó sirve como constitu-
ción para una gran cantidad de monasterios en Europa y en el mundo.
8
Para los budistas del Mahayana (Gran Vehículo), cada uno tiene la naturaleza de
Buda, es decir la capacidad de alcanzar el despertar. La práctica espiritual lleva
a reconocer plenamente esta naturaleza de Buda (kenshoen japonés).
Por último, tampoco hay que idealizar la vida monástica. Hay mon-
jes que no son felices y que se sienten fracasados.9 Hay comunidades
que funcionan mal. Es una vida difícil, hecha de múltiples pruebas, y
no un escape cómodo de la realidad. Como diría Ghislain Lafont: “En
la vida monástica, hay grandes sufrimientos: uno se siente a veces al
límite de lo que puede dar”.10
Así, el apelativo “profesionales” no convendría más que en una
acepción limitada: los monjes han hecho de su búsqueda espiritual
su “profesión”, en el sentido de que consagran a ella la mayor parte de su
tiempo y energía.
Para darse todas las oportunidades de progresar, han elaborado un
extraordinario conjunto de reglas de vida. En el espíritu de los funda-
dores de las comunidades, se trata de reglas que liberan más que limi-
tan. Existen como faros para aclarar y mantener el progreso personal.
Un monasterio es un lugar en el que todo se hace para favorecer la la-
bor espiritual.
En la vida de quien toma decisiones, por el contrario, todo pare-
ce venir a distraerlo de la búsqueda espiritual. No es un juicio que lo
haga ilegítimo, sino un simple contraste. Muy a menudo, es la acción
inmediata en reacción a lo imprevisto lo que ocupa la mente y movi-
liza las energías. La práctica espiritual se manda a horas más tranqui-
las… es decir, para más tarde…
El arte del progreso espiritual en la cotidianeidad, desarrollado
por los monjes, puede venir a enriquecer, por tanto, la vida de usted
como persona que toma decisiones. No se trata de transponer esta dis-
ciplina tal cual, como se sacaría desde las raíces un árbol para plan-
tarlo de nuevo más lejos, sino de inspirarse en ella para crear el propio
ambiente espiritual.
Podría decirse que la comparación no es pertinente, ya que la vida
de los monjes está alejada de la realidad de quienes toman decisiones
en una empresa.
Sin embargo, la vida monástica no es tan diferente, como parece-
ría, de la cotidianeidad del directivo y del gerente, en particular, la
9
“Vi monjes que han practicado más de 30 años sin haber transformado la cos-
tumbre de sus percepciones, su forma de vivir o sus energías. Es muy lamentable
para ellos y para nosotros”, Thich Nhat Hanh, Entrerdans la liberté, op. cit., p.
102. [Véase la sección Bibliografía para una referencia en español.]
10
G. Lafont, Des moines et des hommes, op. cit., p. 53.
11
C. Galbraith y O. Galbraith, The Benedictine Rule of Leadership, Adams Media,
1997, p. 65. Es una cifra bastante increíble, que no pude verificar. Aunque esté exa-
gerada, de todos modos da una idea de la amplitud del movimiento benedictino.
12
G. Lafont, Des moines et des hommes, op. cit., p. 24.
13
E. de Waal, “Buscar a Dios no es adquirir algo o sobresalir en algo, sino hacer
progresos hacia Dios mediante nuestra total dependencia en su gracia”, Seeking
God the Way of St. Benedict, The Liturgical Press, 1984, p. 78 [Véase la sección
Bibliografía para una referencia en español.]
14
Thich Nhat Hanh es un monje zen vietnamita, uno de los maestros budistas más
conocidos en Occidente por su alcance. Ha creado monasterios en Francia, Esta-
dos Unidos y Hong Kong. Es autor de muchos libros (refiérase a la bibliografía
comentada). [Véase la sección Bibliografía para una referencia en español.]
15
Véase el muy bello libro Moines du désert d’Égypte, de A. Chevillat, E. Chevi-
llat y M. M. Davy (Terre du ciel, 1990).
16
G. Lafont, Des moines et des hommes, op. cit., p. 64.
1
W. W. Dyer, Il existe une solution spirituelle à tous vos problèmes, AdA, 2003.
[Véase la sección Bibliografía para una referencia en español.]
2
Como les pide san Benito, “no prefieren absolutamente nada que no sea Jesu-
cristo”, Regla de san Benito, 72, 11.
Los monjes son hombres que viven “con pleno sentido”. Se con-
centran en lo que les aporta mayor significado y se separan del resto
de las cosas.3 Esta radicalidad del compromiso de los monjes puede
ser molesta para los directivos que toman decisiones y que, además,
conceden importancia a su práctica espiritual. Es incluso un verdade-
ro desafío, ya que el monje dice con su vida entera que esta práctica es
más valiosa que todo lo demás, sin excepción.
Como director o gerente, la práctica espiritual no es lo primero
de su lista. Hay muchas otras prioridades. Hay temas más urgentes,
hoy, mañana, quizá incluso la semana próxima. En cinco años de ex-
periencia de brindar coaching a directivos y gerentes, ¡no he visto un
solo contrato cuyo objetivo fuera la búsqueda de sentido o sabiduría!
Sin embargo, con su vida hecha de mucho silencio, los monjes po-
drían interpelar a quienes toman decisiones, recordándoles la urgen-
cia de su práctica espiritual.
Si encara el desafío que representa la vida de los monjes, ¿cómo
hacerle frente? Para encontrar una respuesta a esta interrogante, hay
que empezar por un movimiento doble:
3
“Estamos ahí para concentrarnos en Dios. Eliminamos todas las circunstancias
que pudiesen reducir esta intensidad”, F. Bianco, Voices of Silence: Lives of
Trappists Today, op. cit., p. 31 (traducción del autor).
4
Thich Nhat Hanh, Joyfully together, Parallax Press, 2003, p. 70.
5
Cf. T. Merton, La Sagesse du désert: Apophtegmes des Pères du désert du IVe
siècle, Albin Michel, 2006.
6
Regla de san Benito, prólogo, 46.
7
Íbid., 48, 9.
8
D. T. Suzuki, “El zen está pensado para la élite, para mentes especialmente do-
tadas, y no para las masas”, The Training of the Zen Buddhist Monk, op. cit.,
p. 868.
9
“El joven monje debe experimentar la vida en sus aspectos más duros y difíci-
les; si no sufre no puede penetrar en las profundidades de su propio ser”, D. T.
Suzuki, op. cit., p. 142.
10
Thich Nhat Hanh, Entrerdans la liberté, op. cit., p. 36; remítase a la bibliografía
comentada. [Véase la sección Bibliografía para una referencia en español.]
11
“La ociosidad es enemiga del alma. Por tanto, los hermanos deben ocuparse en
ciertos momentos del trabajo de las manos y tienen otras horas fijas para dedicarse
a la lectura de las cosas de Dios”, Regla de san Benito, prólogo, 48.
Tiempo de reflexión
Tómese unos minutos para reflexionar acerca de su propia definición
de éxito como líder o directivo.
¿Siente que ya ha triunfado a plenitud?
Si es así, ¿cuáles son los indicadores que lo hacen pensar eso?
Si no es así, ¿qué objetivos debe alcanzar aún para sentir que ha triun-
fado plenamente?
Entre los elementos del éxito de quien toma decisiones, hay algu-
nos que son ineludibles: el crecimiento sano de la empresa, la rentabi-
lidad, la calidad de las relaciones humanas en la compañía, la imagen
de la marca ante clientes y proveedores. Son cada vez más los direc-
tivos y gerentes para quienes el equilibrio personal y la calidad de la
vida familiar cuentan por igual. Es posible que haya otros elementos
en su propia definición.
Por su parte, pocos monjes hablan de manera abierta de éxito o
fracaso. Estas palabras no están incluidas en su vocabulario, ya que
valorar el éxito o el fracaso de una práctica espiritual no es tan senci-
llo. Sin embargo, utilizan indicadores (bastante débiles) de progreso:
la paz interior, la alegría y la serenidad. Desde el punto de vista del
responsable de una comunidad, un monje que no se aproxima a estos
indicadores va por el camino equivocado.
“¿Hay gozo, facilidad y levedad en lo que hago?”,12 es una pre-
gunta planteada por Echart Tolle, maestro espiritual que se hizo cé-
lebre por su libro The Power of Now (El poder del ahora), publicado
en 1999.
¿Piensa que podría haber más gozo y serenidad en usted? ¿Piensa que
su vida podría tener aún más sentido?
Y si, aceptando el desafío de los monjes, su definición de éxito pu-
siera exactamente en el mismo rango:
12
E. Tolle, Le Pouvoir du momento présent, J’ailu, 1999, p. 83. [Véase la sección
Bibliografía para una referencia en español.]