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Arte Mixteco.
La gran innovación cultural de la época, Clásico temprano (300 años a.C. a 400
años d.C.), fue la evolución del estado y centros urbanos; surgía un sistema jerárquico
de asentamientos humanos: centros cívico-ceremoniales de carácter social, político y
económico, pueblos homogéneos y aldeas, así como terrenos agrícolas y áreas de
recolección de recursos naturales. Esos sistemas políticos se encuentran en Yucuita,
Monte Negro de Tilantongo, Diquiyuu, Huameluoan y Yucunama y en otros lugares
todavía no bien conocidos o estudiados. Esta fue la época de la verdadera revolución
urbana y estatal en La Mixteca. Durante el Clásico temprano observamos la
emergencia de una nueva forma de labrar piedra con motivos diferentes a los de
Monte Albán, Teotihuacan o la zona maya. En sus textos utilizaron grecas,
ensortijados, flores y un sistema de glifos de lugar y fecha con las varas y puntas del
sistema calendárico de Monte Albán, también usaron figuras zoomórficas o botánicas.
Una manifestación de este estilo se encuentra en la Lápida de Yucuita, situada en la
plaza municipal del pueblo. En el municipio de Tepelmeme, Coixtlahuaca, existe un
texto pintado en la cueva de dos entradas del puente natural de Ndaxagua; Carlos
Rincón Mautner lo compara con otras representaciones mesoamericanas y piensa que
pertenece al periodo Clásico temprano (200 años a.C. a 300 d.C.) en la Mixteca Alta.
Hay representaciones pictográficas y calendáricas en blanco, negro y rojo alineadas
horizontalmente. Hay dos glifos acompañados por fechas del sistema vara y punta (de
Monte Albán), con representaciones gráficas de humo, una mariposa, una figura
acostada con el glifo del lenguaje, escudos, flores y otras plantas, serpientes, un glifo
de lugar con representación de un palacio, un búho, huellas de pie, caracoles, una
lanza y un disco rodeado por ocho puntos. Además, en otro estilo, hay una pintura
muy rústica de un hombre sacrificado con sangre en el miembro masculino. La
interpretación de Rincón Mautner es que la asamblea Ndaxagua es antecedente del
estilo ñuiñe de la Mixteca Baja (época Clásica) y representa una serie de eventos
mítico-históricos de los orígenes y peregrinaciones de grupos mesoamericanos. El arte
portátil mixteco no es muy notable durante el Clásico temprano. Se sigue con figuras
poco evolucionadas del Preclásico. Son figuras femeninas y masculinas en varias
posiciones. Son menos expresivas y de inferior calidad que las del periodo anterior,
pero todavía son individualistas y realistas. Muchas figuras son retorcidas, con vientres
extendidos, "embarazadas", o mutiladas con indicaciones de sacrificio o tortura. Otras
están en posturas naturales, con o sin decoración. En los entierros del Preclásico
tardío en Yucunama se encontraron cuentas de piedra verde, blanca, gris-negra lisas,
huesos pulidos de animales con punta y un anillo con dedo de piedra, todos sin
decoración notable. Estos artefactos aparecen aún en el Clásico temprano. La
cerámica de este momento es poco notable. Son formas de cajetes cónicas,
cilíndricas, de siluetas compuestas y hemisféricas. A veces tienen decoración por
incisión o pintura roja o negra en algunas zonas, pero la gran mayoría de estas formas
abiertas son planas y sin decoración. Abundan las ollas grandes de varias formas, de
colores bayo o café, frecuentemente con pintura roja o negra en algunas partes. Se
podría decir que las formas son muy "artísticas", sin embargo, sería irreal tratar la
cerámica del Clásico temprano como "arte mixteco".
Arte del Periodo Clásico Tardío.
El Clásico medio y tardío (fase Las Flores, 300 a 950 años d.C.) es la época del
apogeo de Monte Albán, Teotihuacan, El Tajín y los grandes centros de la zona maya.
También es un periodo de enorme crecimiento demográfico en La Mixteca. El número,
tamaño y complejidad de varios sitios crecieron dramáticamente. Hay relaciones
obvias con Monte Albán y Teotihuacan, pero La Mixteca tenía una vitalidad intensa,
una vida propia y evolución dinámica. El cambio más impresionante es la construcción
de docenas de grandes ciudades y centros cívico-ceremoniales encima de los cerros,
lomas altas y montañas. Su plantación es monumental con grandes plazas, terrazas
residenciales y agrícolas, pirámides, palacios, juegos de pelota y sistemas
complicados de drenaje. Sitios tipo "Monte Albán" o "Xochicalco" aparecieron
profusamente en La Mixteca: San Pedro y San Pablo Tequixtepec, Santiago
Huajolotitlán, Cerro de Minas de Huajuapan, El Mirador de Tamazulapan, San Pedro
Yucunama, San Vicente Nuñu, Cerro Encantado, El Tambor y Yucunitaca de Tlaxiaco,
San Pedro Yucuxaco, Santa María Cuquila, Yucuyahue de El Rosario, San Miguel el
Grande, Chalcatongo, Yucuañe, Yosondua, Yucuñudahui y Cerro Jazmín del valle de
Nochixtlán, Silacayopan-Patlanala y muchos otros sitios no mencionados o
explorados. Vemos un avance impresionante en el arte de las vasijas funerarias, los
braseros y otras formas relacionadas. Sucedió una co-evolución entre la religión
mixteca y su arte plástico. Evoluciona el complejo de la lluvia en la forma de Dzahui y
sus transformaciones. Aparecieron grandes cantidades de cerámica: cajetes
cilíndricos, cónicos y hemisféricos con bases, anillos de cerámica naranja fina y
delgada relacionada con Teotihuacan y, la cerámica gris, con Monte Albán. Casi toda
la cerámica se encontró lisa y plana, sin decoración notable. También aparecieron las
urnas grandes, monumentales, muy similares a las de Monte Albán, y figuritas con
brazos y piernas movibles estilo Teotihuacan. En 1995, durante los trabajos
comunitarios o tequios, en el camino vecinal de San Pedro Jaltepetongo los
trabajadores encontraron una fosa excavada en el dique, una capa de caliche que
forma la base para el pueblo. Excavaciones hechas por Raúl Matadamas Díaz, del
Instituto Nacional de Antropología e Historia, revelaron una tumba en forma
rectangular que mide unos 4 m2 y 1. 5 m de altura. En paredes y techo está pintado de
rojo un fascinante complejo de textos pictográficos y otros elementos relacionados con
dos individuos enterrados en la tumba y con otros conceptos y rituales. Estas
imágenes representan una serie de ritos mortuorios, creativos-recreativos con
símbolos de fertilidad y calendáricos, lo que da mucha importancia al complejo Dzahui.
El hallazgo del arqueólogo Matadamas es probablemente el más importante en La
Mixteca en los últimos sesenta años, desde las investigaciones de Caso y su grupo en
Monte Negro de Tilantongo y Yucu-ñudahui de Chachoapan-Coyotepec. Muy
claramente, hay una mezcla de tres estilos "literarios-artísticos": el zapoteco del
periodo Clásico, que recuerda al estilo Posclásico mixteco, y un nuevo complejo de
elementos no encontrados y no bien definidos en Oaxaca. Aunque constituya una
ocurrencia aislada, el descubrimiento aclara, más que cualquier otro, las relaciones
entre la escritura y el arte zapoteco y el arte y la escritura posclásica mixteca.
Hacia el final del Clásico tardío, el arte mixteco adoptó un estilo distintivo en la región
de la Mixteca Baja, es decir, alrededor de Huajuapan, San Pedro y San Pablo
Tequixtepec y Chazumba, el estilo nombrado por Wigberto Jiménez Moreno y John
Paddock: el ñuiñe. Este sistema artístico, aunque relacionado con las tradiciones de la
Mixteca Alta, la región zapoteca y los valles centrales de México, se desvía en sus
detalles. Comparte temas religiosos y sociales con las otras tradiciones, pero la línea,
"el dibujo' y las proporciones son diferentes. Indudablemente el arte Ñuiñe es una
representación de la cultura mixteca, es decir, es "arte mixteco", pero una variación
notable y no bien aclarada. La sensibilidad artística, la orientación hacia la naturaleza,
las fuerzas del universo que sostienen, soportan y enriquecen la vida y la belleza, se
reflejan no sólo en su cultura y su arte sino también en sus formas de asentamiento.
En el periodo Clásico, la ubicación más favorable para sus centros cívico-ceremoniales
y residenciales fueron las montañas y cerros altos de La Mixteca. Éstos son los
miradores, lugares de belleza trascendente, que comunican con localidades sagradas:
los cielos, los vórtices del aire, las nubes, el trueno, el relámpago, la lluvia y las ánimas
de los antepasados. Desde esa posición tan favorable, el mixteco contemplaba las
cumbres, las nubes sobresalientes, los valles y caídas profundas, los verdes y azules
increíbles y el colorado que difunden el universo visible. De allí fue muy fácil ver la
integración del cielo, monte, cerro, llano, bosque, nube, lluvia y la circularidad de la
vida. ¿Cómo sería posible que el observador no fuese afectado, impresionado y
encantado con todo lo que veía y sentía? Allí empieza la vida emocional y estética del
mixteco. El arte mixteco es un arte de lugar, de respuesta y adaptación humana de
tres mil años.