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Dibujo Artístico 1º de Bachillerato E.

de Arte

Materiales de dibujo II
Carboncillo
Es un medio de dibujo muy antiguo y popular que se obtiene quemando diversos tipos de madera blanda como las de
sauce, abedul, parra, etc., en recipientes cerrados y a temperaturas muy elevadas. De esta manera se consigue carbonizar
la madera y crear un material de color negro intenso, muy frágil, que se adhiere relativamente al papel; ello hace que sea
un medio interesante para abocetar, dado que las líneas trazadas pueden suprimirse con facilidad con un paño de algodón,
quedando solamente una velada huella, muy adecuada para el encaje del dibujo.
El carboncillo, tan fácil de eliminar en principio, puede hacerse más consistente y autofijativo sobre el papel si previamente
se empapa en aceite de linaza durante 24 horas; posteriormente se le deja escurrir y se utiliza rápidamente para evitar que
se seque y pierda esas cualidades.

Tiza negra o carbón. Lápiz compuesto o conté


La tiza negra y el lápiz conté son medios de dibujo
elaborados con una mezcla común a base de carbón
y hollín. Las tizas negras se componen además de
arcilla y agua, y son fabricadas en varias graduacio-
nes, desde las conocidas extra blandas a las extra
duras, menos utilizadas. Suelen emplearse para ge-
nerar sombras oscuras sobre grandes áreas del di-
bujo.
El lápiz o barra conté es un medio más graso que el
anterior, al contener una mayor concentración de
hollín en su composición. Se suele emplear para po-
tenciar aspectos y detalles concretos en el dibujo.
Se encuentran tres tipos de graduaciones en el mer-
cado: blando, medio y duro. Al igual que la tiza
negra, puede difuminarse fácilmente, siendo im-
prescindible para su permanencia aplicar un fijador.

Sanguina
Es otro de los medios considerados clásicos del dibujo. Su utilización se remonta a los egipcios, que lo empleaban para
realizar bocetos de diferentes motivos para sus tumbas y templos. Sin embargo, fue Leonardo da Vinci, a principios del
siglo XVI, quien lo impuso como un medio importante dentro del dibujo.
La sanguina es una técnica pictórica basada en una variedad de óxido férrico llamada hematites, que se presenta bajo la
forma de polvo, barra o placa. Puede tener distintas tonalidades, todas ellas en la gama del rojo -de ahí su nombre, ya que
recuerda a la sangre-, desde el rojo anaranjado hasta el rojo pardovioláceo. Llamada antiguamente sinopia –por la ciudad
turca de Sinope, de donde procedía la hematites-, fue utilizada en principio para dibujos preparatorios del fresco: el trazado
de sanguina era aplicado directamente sobre el revestimiento del muro que se iba a pintar. La sanguina se convirtió en
técnica de dibujo propiamente dicha a finales del siglo XIV: fue empleada entonces sobre un soporte de papel, bien bajo
su forma sólida –trazo dejado por la barra de sanguina-, bien bajo su forma líquida –agua aplicada con el pincel-, y mez-
clada a menudo con otras técnicas: plumilla, piedra negra o tiza blanca. Las cualidades esenciales de este material son la
luminosidad y el poder ilusionista en el acabado de las encarnaciones, que hacen de esta técnica la ideal para dos tipos
de estudio: el retrato y el desnudo. La sanguina ha sido utilizada por numerosos pintores, especialmente Leonardo, Miguel
Ángel, Pontormo, Lorrain, Le Brun, Fragonard y los impresionistas franceses –Manet, Renoir, Morisot, etc-.
Su estructura está compuesta por arcilla y óxido férrico que le confiere un característico color rojizo. Dependiendo del
grado de cocción y de los porcentajes de arcilla que contenga, su color puede variar ostensiblemente, con tonos que van
desde el rojo inglés hasta el marrón oscuro. Por tanto, el color sanguina no existe como tal, aunque se denomina así a
toda esta gama rojiza.
Este medio se puede encontrar en el mercado en diversas gradaciones y formatos: tizas, lápices o minas.

Lápices de color
Los lápices de color se elaboran de igual manera que los de grafito, ya vistos, pero con dos diferencias. En primer lugar,
las minas no se hornean pues esto descompondria los pigmentos; éstos se mezclan con polvo de talco o caolín y se aglu-
tinan, actualmente, con una goma de celulosa, formando así estas minas. Por otro lado, estos lápices no se fabrican con
diferentes grados de dureza, como los de grafito.

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Este medio de dibujo permite una variada gama cromática sin por ello transgredir el concepto de dibujo. Es un procedi-
miento ágil que posibilita un acercamiento al ámbito del color sin grandes complicaciones técnicas.
Una de sus características más relevantes es la denominada mezcla óptica de colores; es decir, al no poderse mezclar
entre sí antes de ser aplicados sobre el papel, los lápices se combinan de manera perceptiva sobre el propio dibujo, apli-
cándolos de forma diagonal, uno junto a otro, o envolviéndolos mediante trazos cruzados.

Lapiceros de acuarelas
Prácticamente todas las marcas que fabrican lápices de color actualmente incluyen la posibilidad de hacerlos solubles en
agua, es decir, acuarelables.
Lo más significativo de este medio de dibujo es que posibilita la fusión de los trazos realizados con el lápiz, aplicándoles
agua con un pincel. No obstante, los trazos no desaparecen del todo: quedan ligeramente difuminados, imprimiendo un
carácter muy especial al resultado final del dibujo.
Los lápices de color convencionales, es decir, no acuarelables, se denominan resistentes al agua.

Pastel
Este medio, empleado tanto en el dibujo como en la pintura, no se establece como tal hasta principios del siglo XVIII,
aunque existen dibujos anteriores a esta fecha si englobamos dentro de este procedimiento a las tizas de color utilizadas
en Los siglos XV y XVI.
Comenzó a usarse para realizar, fundamentalmente, retratos, como podemos ver en la obra de Jean Ba-tiste Chardin o
Maurice Quentin de la Tour.
No obstante, el artista mejor considerado por la historia del arte como pintor y dibujante de pasteles es, sin lugar a duda,
Edgar Degas. Sus representaciones de mujeres son una clara evidencia de cómo utilizar este medio mediante la yuxtapo-
sición y superposición de trazos.
Si los efectos plásticos que caracterizan a los dibujos realizados con pastel son la frescura y la delicadeza, tanto de sus
tonos cromáticos como de sus rasgos formales, su consistencia es muy delicada y susceptible de deteriorarse por estar si-
tuada la capa de pintura de modo superficial sobre el soporte. Por tanto, es necesario proteger el dibujo, una vez terminado,
lo más rápidamente posible (véase Fijadores).
Los pasteles están elaborados a base de pigmento hecho polvo y aglutinado con goma arábiga o de tragacanto en estado
líquido, resultando una pasta que se moldea en forma de cilindro o prisma más o menos grueso. También existe una abun-
dante gama de consistencia blanda, media y dura.
El pastel como medio de dibujo se utiliza sobre soportes rugosos, sobre todo papeles, frotando las barras y fundiendo los
colores sobre el papel por medio de difuminos, las yemas de los dedos o bastoncillos de algodón.
Es muy apropiado para superponer varias capas de pintura y extenderlas con trazos secos para conseguir efectos de trans-
parencia y gradaciones cromáticas.

Pastel al óleo
Existe otro tipo de pasteles denominados al óleo o poste/es oleocerosos, hechos a base de pigmento, ceras, y grasas de
procedencia animal.
En algunos casos pueden confundirse, por su parecido, con los creyones de cera, aunque se diferencian porque aquéllos
son más flexibles, al contener una mayor carga de pigmentos, y con el calor tienden a transformarse en una masa pegajosa
difícil de aplicar sobre el soporte del dibujo.
Con este medio se consiguen trabajos que, por las características del material, permanecen sin cambios ni alteraciones
cromáticas y/o formales, a no ser que se les ataque con algún disolvente o sean expuestos a temperaturas elevadas. No
obstante estas circunstancias, pueden utilizarse de manera controlada para obtener efectos plásticos menos densos, a modo
de aguadas.
Los pasteles al óleo pueden manejarse de diversas formas, ejemplo de ello son los sombreados que se obtienen aplicán-
dolos suavemente; o los raspados, pulidos y difuminados realizados sobre varias capas de pintura.

Tizas y ceras
La tiza es un medio elaborado con calcita calcinada hecha polvo y aglutinada generalmente con goma arábiga. Actualmente
es pigmentada de manera artificial y permite dibujar sobre soportes de muy diversas características: papeles, cartones,
paredes, suelos, etcétera.
Como puede desprenderse de sus componentes, la tiza es una manera económica de poder dibujar, que se comercializa
en barritas cuadradas de distintos grados de dureza para modular trazos y cubrir con sombra amplias zonas.
Posibilita una ejecución rápida permitiendo su fácil eliminación mediante un trapo de algodón. Como puede observarse,
las características de las tizas son muy similares a las del pastel.

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Las pinturas actuales a la cera provienen de una técnica más compleja denominada encáustica. Comenzó a desarrollarse
en la antigua Grecia mediante la aplicación de una mezcla derretida de pigmentos con cera sobre el soporte.
Sin embargo, hoy día su presentación en forma de barras cilindricas posibilita ejecutar trabajos de manera más cómoda
y sencilla, con la ventaja de no tener que poseer un complejo utillaje para poder dibujar con este medio.
Las características de las ceras son similares a las de los pasteles:
• Se aplican por frotación sobre el soporte de forma suave o fuerte, dependiendo de la sensación que se desee conseguir
en el dibujo.
• Se pueden mezclar varios colores realizando transparencias. También es posible cubrir un color con otro más oscuro.
• Se puede difuminar, en parte, utilizando difumino o trapo de algodón.

Tintas
La tinta, empleada por los egipcios dos milenios a. C., fue muy utilizada por los chinos a raíz de la invención del papel.
En aquellos tiempos era sólida y se fabricaba en pastillas que había que diluir antes de su uso. A finales del siglo XIX los
alemanes elaboraron una tinta líquida que denominaron china y que es la que, en la actualidad, con pequeñas modifica-
ciones, se emplea de manera generalizada para dibujar por tener propiedades tales como un brillo muy singular, la suavidad
del trazo y, sobre todo, ser indeleble.
La tinta china es un líquido oscuro que se obtiene al desleír negro de humo en agua añadiendo a esta mezcla alcanfor y
goma laca. Está disponible en el mercado en dos versiones, impermeable y soluble en agua, que se diferencian sobre todo
por su permanencia; en este caso, la tinta impermeable es la más duradera.
Otra tinta clásica es la de color sepia, originalmente obtenida del colorante del calamar o la sepia, disuelta en agua; hoy
día se fabrica con sustancias sintéticas que producen el color marrón oscuro característico de este tipo de tinta.
Las tintas de color son relativamente recientes y de una alta calidad, puesto que sus pigmentos tienen un elevado nivel de
resistencia a la luz. Estas tintas son bastante transparentes y de colores puros, lo que permite no sólo mezclar colores con
exactitud y rigor, sino también realizar veladuras con distintos colores superpuestos.

Plumas
Actualmente existe una amplia gama de plumas para dibujar. A las clásicas
de ave (halcón, cuervo), de caña (bambú) y plumillas de acero de diversos
formatos se han sumado nuevos diseños como los graphos, que pueden
utilizarse con una gran variedad de puntos; o los estilógrafos, que tienen
una plumilla tubular capaz de generar una línea de grosor constante.
El tipo de trazo está en función de la forma de la pluma y de la tinta que
se utiliza: las de acero se caracterizan por su flexibilidad, lo que permite
variar el grosor a lo largo del trazo; las plumas denominadas técnicas, al
realizar líneas de anchura constante, posibilitan un trazo regular y limpio;
por último, las de caña y de ave hacen líneas gruesas, pero suaves a la vez.
Una de las grandes ventajas que ofrece la pluma y, por consiguiente, la
tinta, es la inmediatez de ejecución de los dibujos; como contrapartida
no admite borrado, de ahí que se requiera una gran seguridad en el trazo
para poder emplear este procedimiento con garantías de éxito.

Pinceles
Actualmente hay dos tipos de pinceles: los denominados suaves, elabo-
rados tradicionalmente con el pelo de animales como el armiño, la marta
roja, la ardilla o la oreja de buey, o los más modernos de cerdas sintéticas;
y los duros realizados con pelo de cerdo, fibras vegetales o sintéticas rí-
gidas. El pincel está configurado por tres elementos perfectamente dife-
renciados: el pelo, del cual ya hemos tratado; la virola, pieza metálica
que recoge y une el pelo al mango; y el mango, generalmente de madera,
que sirve para sostenerlo y, en definitiva, para manipularlo.
Se pueden distinguir varias formas diferentes dependiendo de la confi-
guración que tenga la virola. Así, hay pinceles redondos, cónicos y pla-
nos, y pueden establecerse otras divisiones dentro de estos grandes
grupos si consideramos la forma y la longitud de las cerdas. El tamaño
de los pinceles está normalizado. Los números del 000 a 12 son los que
más se utilizan para trabajar acuarelas, gouaches, tintas y acrílicos; para

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óleo se amplía la gama hasta el número 36. Los pinceles de cerdas duras son los más recomendables para el óleo, y los
de pelo suave para las demás técnicas.
Elegir un buen pincel es básico para poder trabajar con garantías de éxito. Una manera de comprobar su calidad es mojarlo
y, acto seguido, sacudirlo para quitarle el exceso de agua; a continuación se pasa la mano y, si la punta se separa, el pincel
no es recomendable.
Para la limpieza de los pinceles utilizados en técnica al agua, basta con agitarlos dentro de un frasco con abundante agua
limpia hasta eliminar el color; se secan después con un paño de algodón y se colocan de manera que la punta no esté en
contacto con otro objeto. En el caso de las técnicas al óleo es conveniente utilizar aguarrás o gasolina para hacer desapa-
recer los restos de pintura. Posteriormente, se lava el pincel con agua y jabón sobre la palma de la mano; una vez seco,
para que no pierda flexibilidad, se baña ligeramente en aceite de oliva.

Rotuladores
Este medio de dibujo, considerado hoy día como clásico,
es el más reciente, pues fueron los japoneses, a mediados
de la década de los sesenta del siglo XX, los que lo crearon
y difundieron como un instrumento para la escritura. En
concreto el rotulador fue creado en 1962 por el japonés
Yukio Horie, desde entonces cada vez son más los diseña-
dores y los dibujantes que han incorporado a sus medios
de expresión esta revolucionaria herramienta plástica.
El rotulador es muy adecuado para abocetar rápidamente
ideas o tomar apuntes del natural, ya que su punta semirrí-
gida y flexible hace posible sombrear de manera uniforme
grandes superficies.
Tiene la virtud de autoalimentarse constantemente y la tinta
que utiliza seca con gran rapidez. Esta característica per-
mite, por tanto, yuxtaponer y superponer colores de manera
inmediata.
Atendiendo a la composición que tiene la tinta, existen dos tipos de rotuladores: los de agua y los de alcohol. Los primeros
tienen mayor presencia en el mercado y son más económicos, no dejando por ello de prestar buenos resultados.
Con los segundos hay que tener la precaución de taparlos una vez hayan sido utilizados, pues la tinta, al contener alcohol,
tiende a evaporarse.
El rotulador está formado por un mango que, además de servir de asidero, contiene una cánula de fieltro donde se acumula
la tinta que es depositada por la punta.
Su característica más significativa es la gran versatilidad para realizar líneas de muy diversos trazos, a causa de los dife-
rentes tipos de punta que puede tener y de su distinta dureza.
Esta variedad está determinada por los grosores de dicha punta, que abarcan una gama desde 0,5 mm hasta varios centí-
metros de diámetro, y los materiales de los que está fabricada, que suelen ser fieltro o fibra sintética de mayor o menor
dureza.

Bolígrafos
El bolígrafo fue inventado en 1938 por los hermanos húngaros, Ladislao Biro y George Biro. La historia cuenta que
Laszlo estaba molesto por los trastornos que le ocasionaba su pluma, cuando ésta se le atascaba en medio de un escrito,
y que obtuvo la idea de su invento observando a unos niños mientras jugaban con bolitas en la calle. En algún momento,
una de ellas atravesó un charco y al salir siguió trazando una línea de agua sobre la superficie seca de la calle. La dificultad
de trasladar ese mecanismo a un instrumento de escritura residía entonces en la imposibilidad para desarrollar esferas de
un tamaño suficientemente pequeño. Con esta idea Biro patentó en Hungría, en 1938, bajo licencia británica, un prototipo.
Pero nunca se llegó a comercializar.
Un bolígrafo o birome o esferógrafo es un instrumento de escritura. Se trata del más popular y utilizado del mundo, y se
caracteriza por su punta de carga, que contiene una bola generalmente de acero o tungsteno, que, en contacto con el papel,
va dosificando la tinta a medida que se la hace rodar, del mismo modo que un desodorante de bola. Puede ser de punta
fina o mediana.
Básicamente es un tubo de plástico o metal que contiene la tinta, teniendo en un extremo la punta de escritura, que engarza
una pequeña esfera o bola, de la que toma el nombre, y que sirve para regular la salida de tinta al papel de forma fluida
y constante. Este tubo o "carga" (de tinta) se encuentra en el interior de un armazón que permite asirlo con comodidad.
Dicho armazón puede ser de dos partes (base y tapón) o de una sola, con diversos mecanismos que sacan o retraen la

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punta de la carga para protegerla de golpes y evitar que manche cuando se lleva en el bolsillo. La masiva producción ha
hecho que su costo sea muy bajo y lo ha convertido en el instrumento universal de escritura manual.
Junto con los rotuladores, es el tipo de pluma que más se utiliza para abocetar; su tinta no requiere secado y existe actual-
mente una gama importante de colores para dibujar.

Acuarela
La acuarela empezó a ser utilizada de manera autónoma como medio para realizar obras artísticas en Inglaterra a partir
de mediados del siglo XVIII.
El modo de trabajar consistía en superponer capas muy finas de lavados de colores hasta conseguir el volumen y el color
deseados en una escena que había sido previamente dibujada, con minuciosidad, a lápiz o a pluma. Un lavado es una lá-
mina uniforme de pintura diluida apropiadamente en agua. Anteriormente, esta forma de pintar se había utilizado para
decorar cartas topográficas.
Las pinturas de este método plástico están com-
puestas por pigmentos muy molidos, aglutinados
con una solución de agua y goma arábiga.
La acuarela es un medio ligero y rápido que per-
mite ejecutar trabajos de resultados duraderos,
siempre que se hayan empleado colores que con-
tengan pigmentos de buena calidad y gran resisten-
cia a la luz, además de un soporte adecuado, como
un papel no ácido.
Como la pintura de acuarela es transparente, el
papel que se utilice forma parte importante del di-
bujo. Esta característica habrá que sopesarla debi-
damente porque su grosor y textura proporcionarán
diferentes resultados plásticos. El papel adecuado
para esta técnica debe absorber la pintura de ma-
nera ágil y no amarillear con el paso del tiempo.
El dibujo a la acuarela se fundamenta en la habili-
dad para dominar la aplicación de los lavados de
colores, que pueden hacerse de dos maneras: cubriendo totalmente la superficie del soporte con un tono uniforme que
sirva de fondo, o degradándolo para crear una perspectiva con el color.
En ambos casos, se trata de un preámbulo para superponer otros lavados que vayan configurando el dibujo. Pueden ser
modificados de diversos modos, añadiendo o quitando agua, utilizando trapos, pinceles, esponjas, o empleando zonas
enmascaradas.

Gouache o Témpera
Se puede decir que el gouache es una acuarela opaca de gran poder cobertor que, a diferencia de otro tipo de pinturas, no
se vuelve transparente con el paso del tiempo.
El aglutinante es la goma arábiga, a veces con glicerina; sin embargo, a diferencia de la acuarela, todos los colores del
gouache contienen pigmento blanco. Puede utilizarse no sólo de lo claro a lo oscuro, sino también de lo más oscuro a lo
más claro por la opacidad de sus colores.
Una manera fácil y atractiva de realizar bocetos con este medio es dibujar sobre papeles grises o coloreados, de tonos
suaves, con gouache blanco para interponer las luces del motivo, y marrón, azul, magenta o negro para los claroscuros y
sombras.
Los colores al gouache son polivalentes: permiten ser aplicados en finos lavados transparentes o semitransparentes, pero
también pueden emplearse de manera enérgica creando con ello un efecto de espontaneidad, e incluso de pintura alia
prima, es decir, aplicando directamente la pintura sobre el soporte.

Óleo
Hace tiempo que se consideran erróneas las teorías que atribuyen a Van Eyck, incluso a la escuela flamenca, la invención
del óleo, un método plástico que revolucionó el mundo de la pintura. La aparición de esta técnica, que ya se conocía y
aplicaba con fines decorativos en Inglaterra desde el siglo xra, se debe, más bien, a los cambios estéticos producidos en
los siglos xv y xvi. Cambios que, eso sí, se plasman antes en Flandes y, a partir del siglo xvi, fue el medio adoptado en
toda Europa.
La pintura al óleo está elaborada con pigmentos molidos de forma muy fina y aglutinados con un aceite secante, o semi-

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secante, como el de nuez, cáncamo o


linaza. Sus características más nota-
bles son:
• La gran calidad y nitidez con los
que se perciben los colores.
• La facilidad para la realización
de obras de gran formato.
• La amplia gama de técnicas que
permite, es decir, transparencias, ve-
laduras, procedimientos opacos
como la pintura alla prima, etcétera.
Pero no todo son ventajas: uno de sus
principales defectos es el oscureci-
miento que sufren los colores con el
paso del tiempo debido, general-
mente, al aceite, pues éste se oxida al
secarse y se convierte en una nueva
sustancia con propiedades físicas y
químicas diferentes a las del aceite
originario.
El dibujo al óleo no es difícil de rea-
lizar: difiere bastante de los complejos procedimientos que configuran la técnica de pintura al óleo. Mezclando simple-
mente pigmentos en polvo con alguno de los aceites mencionados anteriormente, diluidos en aguarrás y aplicándolos
sobre un soporte no absorbente previamente acondicionado (cartón, tabla o tela), se pueden conseguir unos resultados
extraordinariamente bellos.

Acrílico
Los colores acrílicos comenzanon a utilizarse como un medio plástico por los artistas a partir de los años cincuenta del
siglo xx.
Estas pinturas se fundamentan en resinas de policrilatos y polimetracrilatos que son utilizadas como aglutinantes para
mezclar con los pigmentos. Son solubles en agua cuando están húmedas, pero al secarse generan una lámina que, aun
siendo flexible, es resistente y rechaza el agua.
Sus particularidades más significativas son las siguientes:
• La permanencia y la capacidad para adaptarse a diferentes formas de aplicación, desde las suaves veladuras hasta los
enérgicos impastos.
• La rapidez de secado, lo que permite superponer colores de manera más sencilla que con el óleo.
• Los cambios químicos que experimentan y que les impiden amarillear. Se pueden pulverizar, raspar o mezclar con
arena y cola para generar diversos efectos de textura, etcétera.
El soporte para dibujar o pintar con este medio puede ser, en principio, cualquier superficie: tela, cartón, papel acuarela,
etc., siempre que no sea totalmente lisa y que no esté engrasada.

Disolventes
Los disolventes o diluyentes son cualquier líquido que pueda desleír
o dispersar una pintura sólida o semisólida y formar una emulsión.
Debe desaparecer de la pintura, sea ésta del tipo que sea, mientras
se seca, una vez aplicada.
Los disolventes más utilizados en dibujo son el agua destilada,
sobre todo para acuarelas, tintas, acrílicos, etc., el alcohol blanco
para ceras y pasteles al óleo, y la trementina destilada para ceras,
pasteles al óleo y óleos.

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