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de café
6 jul, 2014 - 11:55 am
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El auge del café en Centroamérica se remonta a las reformas liberales de finales del siglo
XIX en donde a través del modelo primario exportador, las repúblicas agroexportadoras de
Guatemala, El Salvador y Costa Rica lograron integrarse activamente al mercado mundial
por medio de este cultivo. El papel que tuvo el café en el istmo varió dependiendo de las
condiciones socioeconómicas preexistentes, pero es innegable que bajo su órbita se
transformaron las relaciones de producción bajo un sistema capitalista agrario que dotó de
cierta particularidad a cada uno de los países centroamericanos.
A pesar de que el cultivo del café hondureño en un primer momento no tuvo el alcance que
tuvieron los países vecinos debido a la desarticulación del territorio nacional, escasez de
vías de comunicación y falta de capital, esto no impidió que las familias acomodadas y
también las principales ciudades empezaran a experimentar su consumo.
El cultivo de café hondureño con fines de exportación y consumo interno fue cada vez más
evidente en las primeras décadas del siglo XX, llegando a convertirse en un rubro que
involucraba directa e indirectamente a miles de trabajadores hondureños y logrando crear
nuevos patrones culturales y económicos.
Desde la década del 30, el café definitivamente se constituyó en la bebida básica de los
hondureños. Esta transición y cambio cultural provocó transformaciones económicas y
culturales en el país; por un lado, el café se fue convirtiendo en un rubro importante de la
economía nacional, hasta destituir al banano como principal fuente de generación de divisas
en la segunda mitad del siglo XX, por otro lado, llegó a constituirse en una bebida nacional.
En el caso de Danlí, uno de los productores más destacados de la década del 30 fue don
Luis Gamero Idiáquez quien además de dedicarse al negocio minero, también incursionó al
mercado cafetalero produciendo café oro en la hacienda “Santa Emilia” y exportándolo al
sur del país. A través de los puertos del sur, don Luis Gamero importaba artículos
industriales por medio de la casa “Köhncke” con sucursales en Amapala y Tegucigalpa,
mientras enviaba café hacia Bremen y otros mercados europeos; así como se puede leer en
su correspondencia:
“El señor Luis Gamero de Danlí debe a Teodoro Köhncke y Co., Amapala por gastos de
embarque/6 sacos de café en pergamino y 14 sacos de café en oro con un total de 2550 Lb.
Embarcado a Plettenberg y Vosteen, Postfach 651, Bremen1”.
Planta de café
El mercado británico también importó café danlidense a través de la casa “Rosing Brothers
y Co.” de Londres, la cual recibía cantidade3s superiores a los 44 sacos, el cual gozó de
bastante aceptación por parte de los ingleses, en 1936: “tomamos buena nota de que nos
mandara una muestra de su café de la nueva cosecha y esperamos sus nuevas noticias al
respecto2”.
Por motivos tanto históricos como sociales, económicos y culturales; el café representa una
bebida que se ha constituido como parte de nuestra identidad, dieta y sustento. Tampoco
podemos olvidar el hecho de que pioneros como don Luis Gamero Idiáquez tomaron el reto
de exportar café danlidense a los mercados europeos y demostrar lo placentero que puede
llegar a ser poder disfrutar de una taza de café en las mañanas y tardes.
Fuentes
– Correspondencia de don Luis Gamero proporcionada por el señor René García.
– HENRÍQUEZ, Pavel… (et al). Historia sobre las bebidas, la embriaguez y el
alcoholismo en Honduras, Tegucigalpa, Litografía López, 2013.