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Mario Woronowski.
No toda la práctica del grupo operativo desconoció a Lewin, por ejemplo, el mismo
Pichon-Riviere reconoció su aporte, el cual revisaremos más adelante. La aportación de la
teoría del campo de Kurt Lewin ha sido resumida por Bleger.
Es notable que José Bleger (1963) si toma en cuenta sus contribuciones básicas, sin
atenerse estrictamente a sus teorías y conceptos; por ejemplo, asimila la noción de
campo, lo clasifica como campo psicológico inconsciente, y bajo esta egida elabora las
nociones de los ámbitos psicosocial (individuo), sociodinámico (grupo) e institucional
(relaciones de los grupos entre si y las instituciones que la regulan); considera
fundamental el encuadre situacional que comprende la configuración del sujeto o grupo
inscrito en un campo ecológico y geográfico, y el enfoque sistemático y a-histórico en el
sentido de que la relación del grupo es del aquí y el ahora, sin desdeñar el punto de vista
histórico, pero lo jerarquiza.
Graciela Jasiner (1992) considera que Pichon-Riviere es heredero del laboratorio social de
Lewin, quien pretende que del grupo surjan proyectos de modificaciones para la
comunidad y en los cuales la acción y la investigación son instancias inseparables. En este
sentido podríamos pensar al grupo operativo como un grupo destinado en algún punto a
producir algo de la intervención comunitaria, social e institucional y en ese sentido operar.
Según los autores, la diferencia entre Bion y Lewin es la siguiente: la orientación de Bion
consiste en habilitar las capacidades de observación del proceso regresivo colectivo que el
"aquí y ahora" de la dinámica situacional produce en cada paciente. Entrena para que el
coordinador aprenda a formular interpretaciones verbales sobre la angustia básica, los
modos de relación intragrupal, para que pueda sacar al grupo de la regresión. El grupo es
tratado como una Gestalt y de nuevo nos recuerda el constructo lewiniano. La dinámica
de grupo del laboratorio social, del socioanálisis de Slavson, el psicodrama de Moreno,
etcétera, intentan crear, conducidos por el coordinador que interviene grupal o
individualmente, un clima entre sus participantes. Se prepara para que el monitor
conduzca al grupo, a través de juegos dramáticos, consignas lúdicas e interpretaciones,
ofrecidas a la persona en cuestión, y provocar la salida de la regresión.
El grupo operativo y la subjetividad
En los años sesenta, los trabajos de Althusser sobre los aparatos ideológicos del Estado
marcaron a los seguidores del grupo operativo. Manero (1990b) supone que la
incorporación del grupo como mediación de la estructura psíquica y la estructura social
proceden de la influencia althusseriana; sin embargo, Bauleo (1977; 1983) fue quien
propuso que el grupo es la mediación entre estructura individual y social. Ana María
Fernández (1989) considera que la categoría de mediación resolvía la tensión entre el
individuo y la sociedad, pero que en la actualidad es un reduccionismo; para la
singularidad y la colectividad posibilitan reflexionar sobre la dimensión subjetiva,
atravesada por el deseo y la historia.
La teoría del liderazgo de Lewin no es útil sólo para analizar el contexto de las
organizaciones, sino que puede aplicarse a cualquier grupo humano con características
estructurales como la jerarquización o el intento de alcanzar uno o más objetivos. Por
supuesto, el entorno organizacional ha mostrado un particular interés por este tipo de
teorías.
Las investigaciones de Lewin llevaron a este pionero a describir tres tipos distintos de
liderazgo en entornos de gestión organizacional: el autoritario, que tiene un carácter
dictatorial, el democrático, en que la toma de decisiones es colectiva, y el “laissez-faire”,
en que la supervisión que lleva a cabo el líder de las tareas que ejecutan sus subordinados
es mínima.
Cada uno de estos estilos de liderazgo se relaciona con patrones conductuales, dinámicas
de interacción y un entorno socioemocional distinto. Los tres tipos de líder presentan sus
propias ventajas y desventajas, y no se puede decir que ninguno sea superior en todos los
aspectos; no obstante, Lewin afirmó que el democrático es el más efectivo de los tres.
LÍDER AUTORITARIO
El estilo democrático que describió Lewin es muy distinto al liderazgo de tipo autoritario.
Los líderes que siguen este patrón no toman las decisiones solos, sino que estas surgen
como resultado de un proceso de debate colectivo; en éste el líder actúa en un rol de
experto que aconseja a los subordinados, y por supuesto puede intervenir en la decisión
final si es necesario.
La mayoría de personas tienden a preferir el liderazgo de tipo democrático por encima del
autoritario y del “laissez-faire”, sobre todo cuando han tenido malas experiencias con uno
de estos estilos. Sin embargo, el liderazgo democrático conlleva cierto riesgo de que se
produzca una pérdida de eficiencia, especialmente en relación a la toma de decisiones
colectiva.
Laissez-faire
En general se considera que este estilo de liderazgo es el menos eficaz de los tres puesto
que puede llevar a la falta de productividad y de consistencia; es mejor tener un líder
activo. No obstante, funciona muy bien cuando los subordinados son personas capaces y
con un alto nivel de motivación y además no existe una gran necesidad de comunicación
entre los trabajadores.