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ADN e I Ching Xabier de Martin

Al examinar la naturaleza y el universo, en vez de buscar


cualidades objetivas, el hombre se encuentra a sí mismo.
Werner Heisenberg

En el 1953, Watson y Crick describieron la estructura del ADN, revolucionando la biología


moderna y actuando como detonante para la realización de otros muchos descubrimientos,
como el del código genético. 5.000 años atrás, el legendario Fu Hsi ideó un código simbólico
que más tarde germinaría en el libro oracular por excelencia: el I Ching.
Aparentemente inconexas, estas dos revelaciones están enlazadas por un vínculo mágico,
fundamentado sobre una extraordinaria cantidad de similitudes que trataré de exponer a
continuación.

¿Qué es el I Ching?
El I Ching, conocido también como el libro de las mutaciones, es, dicho simplemente, un
sistema de adivinación del destino. Entiendo el rechazo que puede generar esto ante el
escepticismo científico, por lo que he de aclarar que se encuentra muy lejos de la banalidad de
otros medios de adivinación como los que se exhiben en la televisión, puesto que depende del
enfoque de quien lo consulta. Éste, experimenta la descripción del momento presente,
contemplando y comprendiendo el cambio de las circunstancias que lo rodean, y en qué puede
derivar dicha situación, si toma la actitud correcta. La idea principal del I Ching es que la
realidad fluctúa en un cambio constante y marcado por la tensión de los opuestos (yin y yang).
Es un libro vivo, lleno de sabiduría, eje central de la filosofía china; tanto de la vertiente taoísta,
como de la confuncianista.

¿Cómo funciona?-Homologías con el código genético.


El I Ching contiene la información para la dinámica
de la consciencia. La base del código sobre el que se
cimenta dicha información está constituída por dos
líneas: la yang (positiva) y la yin (negativa). Además,
ambas lineas presentan dos variantes (estable o movil),
por lo que combinándose, dan paso a cuatro unidades
posibles : yang-estable, yang-móvil, yin-estable y yin-
móvil; representadas con los números 7, 9, 8 y 6
respectivamente. Estas unidades se pueden combinar en
grupos de 3, formando así hexagramas. Cada hexagrama
representa una actitud que se ha de tomar frente a la
vida. Hay 64 en total. El método de adivinación consiste
en ir obteniendo las líneas por azar (utilizando monedas,
cartas, o palillos), y juntarlas para formar un hexagrama.
Así, en cierta medida, se puede adivinar el destino de un
individuo.
El ADN contiene la información para la dinámica de un organismo. La base del código
sobre el que se cimenta dicha información está constituída por dos hebras: la sentido (positiva)
y la antisentido (negativa). En dichas hebras encontramos las bases púricas y pirimidínicas.
Además, ambas bases presentan dos variantes, dando paso a cuatro bases posibles: adenina,
guanina, citosina y timina. Éstas, se asocian entre sí por enlaces de hidrógeno, de un número
variable: 6, 7, 8 o 9. Las bases se transcriben en grupos de 3 (codones). Hay 64 codones en
total. Mediante la lectura de codones consecutivos se forma una proteína. Así, leyendo el ADN,
en cierta medida puede adivinar el destino de un individuo.

La simbología de la doble hélice


El símbolo de la doble hélice se ha manifestado en numerosas culturas a lo largo de los siglos,
mayoritariamente en forma de dos serpientes (símbolo de trascendencia, sabiduría, vida)
entrelazadas. Aparece en la mitología griega, en la vara que porta el dios Hermes (1); en la antigua
mesopotamia, como dios que representa “el árbol de la vida” (2); en el hinduísmo, simbolizando la
energía kundalini (3); en el antiguo egipto; en las civilizaciones
americanas; en la cultura fenicia; y en la mitología china, representando a
Fu Hsi (creador de la humanidad y del I Ching) y a su hermana (4).
Respecto a esto último, es cuanto menos asombroso es que a un ser
mitológico se le atribuya la invención de un código extraordinariamente
semejante al genético, y al mismo tiempo se lo represente con una doble
hélice que, gira hacia la derecha.

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Además, cabe apuntar que el símbolo de las serpientes entrecruzadas representa la lucha
y el equilibrio entre los opuestos: yin y yang, masculino y femenino; lo que se ve
perfectamente representado en la imagen 4. Esto recuerda inevitablemente a la teoría de la
impronta parental, según la cual la mitad de nuestros genes, los paternales, luchan contra la
otra mitad, los maternales, por imponer sus propios intereses. De esta lucha nace el equilibrio
que nos mantiene.
¿Cómo interpretar toda esta coincidencia? Una vez llegados aquí, nos adentramos en el
pantanoso terreno de la especulación. Supongo que lo más cómodo para una mente racional
pasa por calificar esto como una mera casualidad. No obstante, creo que el número de
coincidencias es demasiado elevado como para considerar probable dicha opción. Tampoco
optaré por la vía irracionalista, adoptada por tantos, que sugiere una intervención alienígena.
La explicación más plausible que he encontrado es la siguiente: antes del descubrimiento de la
estructura del ADN, había una intuición de la misma; la doble hélice está fuertemente
enraizada en lo más profundo de nuestra psique. De ahí la fuerte experiencia mística (mediada
por LSD o no) que experimentó James Watson al vislumbrarla, y muchos otros, antes y
después de él. Pero, ¿cómo es posible ese innatismo en la idea del ADN? El psicólogo Carl Jung
puede ayudarnos a responder a esa pregunta: ''Los estratos más profundos de la psique
pierden su unicidad indiviual cuanto más se retiran hacia la oscuridad. 'Más abajo, es decir,
cuando se aproximan a los sistemas funcionales autónomos, se van haciendo colectivos hasta
que se universalizan y se extinguen en la materialidad del cuerpo, esto es, en substancias
químicas. El carbón del cuerpo es simple carbón. De ahí que en el fondo, la psique sea simple
'mundo'.''

Bibliografía
http://www.ichingdao.org/tao/es/articulos/articulos-tematicos/61-el-i-ching-y-la-genetica-
moderna.html
http://www.bibliotecapleyades.net/sumer_anunnaki/esp_sumer_annunaki17.htm
http://www.bibliotecapleyades.net/ciencia/ciencia_genoma67.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Caduceo
https://es.wikipedia.org/wiki/Ningizzida
https://es.wikipedia.org/wiki/I_Ching
Las dos citas han sido extraídas de “El hombre y sus símbolos”, de Carl Jung.

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