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INTRODUCCIÓN:
En la primera parte del texto el autor hace una pequeña introducción de sus motivaciones
para estudiar e investigar este caso tan particular.
A entender la relación entre lo real y lo imaginario, entre lo histórico y lo literario, entre las
formas de lo cultural y sus proyecciones en los imaginarios, decidió dedicar algunos
esfuerzos de investigación a este tema.
Se cuestiona el autor el por qué la fama acompaña a las mujeres transgresoras, comienza
pesando en el caso de la monja Alférez, cuestionándose con posterioridad si este es el
único caso femenino de transgresión.
Obviamente la respuesta es que no, pero antes de entrar a detallar el caso de la Quintrala
asevera que estas formas de representación tuvieron un éxito sólo explicable en la fuerza
simbólica y popular del personaje.
No se trata de la figura histórica en si misma, sino, de la significación que de ella se hace
y como esta trasciende dentro de la cultura popular.
Catalina de los Ríos y Lisperguer la Quintrala (1603-1665) ha sido una figura siempre
presente en la tradición, la historia y la literatura chilena.
Su figura enfermiza habría sido producto de un linaje corrupto, encuentro de sangres y de
desviaciones síquicas donde las mujeres representaron un papel crucial.
Luego el autor detalla la acusación a la que es condenada Catalina por parte del obispo
Salcedo. Diciendo que era claro que se trababa de un asunto público, ideológico y de
poder, pero que se traducía en un enfrentamiento con una persona, con la que más odio
despertara, una mujer transgresora.
Por eso, el obispo hacía un recuento de las causas criminales de las que fue sujeta la
Quintrala: el asesinato del padre, de un amante, de varios indios, el intento de asesinato
del vicario; todas atrocidades" heredadas de sus mayores pasados".
El caso de la Quintrala por ende no es solo una situación particular aislada, sino que
refleja una forma de ser de la sociedad santiaguina, este caso estremeció a toda la
sociedad de Santiago contemporánea a ella y de hecho su estela hubo de proyectar se
hasta la actualidad cargada de significados.
TRAMANDO LA HISTORIA
El autor presenta otras motivaciones de autores para entronizar a la Quintrala como figura
del siglo XVI.
ENCINA: La Quintrala no fue sino un caso patológico que interesaba a la historia por la
curiosidad de su figura; mientras que la sociedad chilena que la incubó habría sido, más
bien, “la más moral de la América Española”.
EDUARDO SOLAR CORREA: no pudo dejar de mencionar la “figura siniestra” de Catalina
quién, por sus crímenes y sádicos amores, fue la figura representativa de una época
“sensual, devota, suntuosa y bárbara”.
BENJAMÍN VICUÑA MACKENA: Fue el legítimo padre del personaje y su discurso dentro
de un nuevo imaginario nacional. El libro sobre los Lisperguer era un intento por retratar
una época abriendo las puertas de un tiempo a través de las intimidades de unos
personajes. Todo narrado entre la realidad y la ficción.
AURELIO DÍAZ MEZA: puntualiza, baso en los clásicos de la historiografía (sobre todo en
Barros Arana), que en la colonia fueron dos mujeres los símbolos de una época: Catalina
de los Ríos y Catalina Erauso, la monja Alférez.
La época de la Quintrala, era una época donde los pecados privados, más que sucedos
de la puerta para adentro se convertían en acontecimientos públicos que revelaban más
la trama del poder que los pliegues del alma.