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también dentro de esta defición, el Luhmann sempre considera els mitjans


extendimiento de la comunicación lle- de comunicació de massa com un siste-
vada a cabo por la radio, siempre y ma de la societat, com altres àmbits de l’ac-
cuando esta comunicación radiofónica tivitat social (així, la política o l’economia),
sea accesible al público y no una mera però enlloc analitza a fons aquest concepte
comunicación telefónica que sirva a important. També defineix la societat com
individuos particulares (p. 2-3). un sistema social. L’autor no parla mai de
persones, homes i dones. Per contra, parla
És a dir, cap definició de la comunica- sempre d’individus i, a tot estirar, parla de
ció de massa que faci referència a les sistemes psíquics. Mereix una atenció espe-
mediacions tècniques, com seria més habi- cial, quan l’autor identifica, tipificats, i els
tual en una bona literatura especialitzada desenvolupa, deu selectors, en el camp de
sobre aquest tema. les notícies i els reportatges.
La realidad de los medios de masas està En suma, La realidad de los medios de
dividit en setze capítols, alguns dels quals masas és una obra interessant per als estu-
ocupen una extensió bastant variable (així, diosos de Niklas Luhmann, peró no tant
el capítol més llarg és el 5, titulat «Noticias per a aquells que esperen trobar una altra
y reportajes», de vint-i-tres planes; i el més cosa en aquesta aproximació del sociòleg
curt, el 6, titulat «Ricúpero», relatiu a un alemany al món dels mitjans de comuni-
cas particular; és a dir, la dimissió del cació de massa. No és un libre recoma-
ministre de Finances del Brasil, el setem- nable per a la docència de llicenciatura,
bre del 1994, Ricúpero, amb un total de ni per als estudiants de primer i segon
tres planes). La realidad de los medios cicle, però sí per als de tercer cicle, o bé
de masas fa referència a qüestions que for- per a seminaris especialitzats que es dedi-
men part del marc teòric general de l’au- quin a estudiar l’obra de Niklas Luhmann.
tor i a qüestions més particulars, que Finalment, es tracta d’un llibre impor-
concerneixen l’exemple concret dels mit- tant, traduït a l’espanyol d’una manera
jans de comunicació de massa, que correcta. La realidad de los medios de masas
Luhmann defineix com un sistema: conté molts conceptes que formen part
del marc teòric de Luhmann. Per tant,
Esto lo llevaremos a cabo mediante la ens ha semblat poc procedent analitzar
consideración de que los mass media son tots aquests conceptes centrals de la tasca
un sistema que atiende a una función d’aquest autor. De fet, per dur a terme
de la sociedad moderna y que, como una feina així, caldria realitzar un treball
todos los otros sistemas que se encargan molt diferent.
de una función en la sociedad, debe su
alta capacidad de rendimiento al pro- Lluís Badia
ceso de diferenciación, a la clausura ope- Universitat Autònoma de Barcelona
rativa y a la autonomía autopoiética del Departament de Periodisme
sistema. i de Ciències de la Comunicació

BOURDIEU, Pierre
La dominación masculina
Barcelona: Anagrama, 2000, 160 p.

Pierre Bourdieu ha vuelto a provocar una ma obra, La dominación masculina. En


fuerte polémica, y encontrados debates ella analiza los mecanismos que posibili-
con las feministas francesas, con su últi- tan la pervivencia de lo que él denomina
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«el inconsciente androcéntrico», para lo La sociedad cabileña está organizada


cual retoma el trabajo etnográfico que a partir de un sistema de oposiciones
había llevado a cabo en Le Sens pratique homólogas de acuerdo con el binomio
sobre la sociedad bereber de la Cabilia, al masculino-femenino (arriba-abajo, duro-
noroeste de Argelia. Para Bourdieu, la blando, fuera (público)-dentro (privado),
Cabilia es un universo social lo suficien- recto–curvo...) que marca la división de
temente lejano, pero a la vez familiar, las cosas y de las actividades. De este
como para posibilitar la objetivación de modo, los esquemas de pensamiento
las categorías de ese inconsciente andro- registran, como diferencias naturales,
céntrico. Bourdieu considera que el aná- características distintivas que en realidad
lisis etnográfico de una sociedad como la han sido construidas socialmente. Así, la
cabileña «actúa como una especie de división entre los sexos se percibe como lo
detector de las huellas microscópicas y normal, lo natural, algo que está «en el
de los fragmentos dispersos de la visión orden de las cosas»; se presenta en los
androcéntrica del mundo y, a partir de objetos, en los cuerpos, en el mundo
ahí, como el instrumento de una arqueo- social.
logía histórica del inconsciente que, ori- La oposición entre los sexos se inscribe
ginariamente construido sin duda en un en ese conjunto de oposiciones mítico-
estadio muy antiguo y muy arcaico de rituales, entre las que se incluye la pareja
nuestras sociedades, habita en cada uno logos-mythos. Bourdieu sostiene que «a tra-
de nosotros, hombres o mujeres». vés de la división sexual de las legítimas
El sociólogo francés encuentra en la utilizaciones del cuerpo se establece el
Cabilia una especie de reserva del incons- vínculo (señalado por el psicoanálisis)
ciente común de las culturas mediterrá- entre el falo y el logos: los usos públicos y
neas, por lo que, a partir de las estructuras activos de la parte superior masculina del
simbólicas de esta sociedad, va desentra- cuerpo —enfrentarse, afrontar […] tomar
ñando los mecanismos que operan de la palabra públicamente— son monopo-
forma más sutil en las sociedades occi- lio de los hombres; la mujer que, en la
dentales. A pesar de lo frágil, incluso pre- Cabilia, se mantiene alejada de los lugares
caria, que esta extrapolación pueda públicos, debe renunciar a la utilización
parecer, Bourdieu la justifica porque está pública de su mirada y de su voz». De este
convencido de que «la tradición cultural modo, si vinculamos logos a lo masculi-
que allí se ha mantenido constituye una no, parecería que el mythos pertenece al
realización paradigmática de la tradición ámbito de lo femenino. Del mismo
mediterránea». Diversos estudios compa- modo, el autor asocia al hombre (de la
rativos demuestran, según el autor, que Cabilia, pero por extensión también a los
toda el área cultural europea participa de demás) con el cosmos y el orden, y a la
una misma tradición, que se ha mante- mujer, con el caos y el desorden. Sin
nido especialmente inalterada en las mon- embargo, creemos que ni mythos ni logos,
tañas de la Cabilia. Estas estructuras ya se consideren emoción y razón o ima-
cognitivas y sociales, que se han visto pro- gen y palabra, ni cosmos ni caos pueden
tegidas por la coherencia práctica de unos concebirse como exclusivos de hombres
comportamientos y unos discursos que o de mujeres, sino como aspectos que
han pervivido a lo largo del tiempo, gra- conforman al ser humano.
cias a la estereotipificación que impone Además, esa organización del mundo
el ritual, constituyen un ejemplo para- tan marcadamente bipolar presentada por
digmático, según Bourdieu, de la cosmo- Bourdieu, con un universo masculino de
logía androcéntrica común a todas las características muy concretas en el que
sociedades mediterráneas. todos los hombres son iguales y un uni-
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verso femenino también con rasgos muy los individuos como trascendentes. La vio-
específicos compartidos por todas las muje- lencia simbólica está inscrita en la doxa,
res, puede corresponderse a la sociedad de en el orden natural del mundo, por lo que
la Cabilia, pero no creemos que pueda ser es una violencia amortiguada, silenciosa e
extrapolado de forma tan directa y apro- invisible, tanto para quienes la ejercen
blemática a las sociedades occidentales, ni como para quienes la sufren. Como la
siquiera a las sociedades mediterráneas. De doxa, no se cuestiona, sino que se perpetúa,
hecho, estas dualidades forman parte de y la perpetúan tanto dominadores como
esa visión dicotómica del mundo caracte- dominados: «cuando los dominados apli-
rística de la modernidad, con la que can a lo que les domina unos esquemas
muchos no nos sentimos cómodos, ya que son el producto de la dominación, o,
que en todas esas oposiciones necesaria- en otras palabras, cuando sus pensamien-
mente se producen fugas; la visión dico- tos y sus percepciones están estructurados
tómica nos parece reduccionista, puesto de acuerdo con las propias estructuras de
que elimina los matices que inevitable- la relación de dominación que se les ha
mente existen entre un polo y su contra- impuesto, sus actos de conocimiento son,
rio, y problemática, porque construye el inevitablemente, unos actos de reconoci-
mundo a partir de oposiciones contun- miento, de sumisión».
dentes y agresivas, en lugar de comple- Este planteamiento que parece tan
mentariedades e interrelaciones. novedoso y rompedor, casi revoluciona-
Es cierto que la sumisión de las muje- rio, no lo es tanto. Ya fue considerado por
res, la percepción de su propio cuerpo y el antropólogo Edwin Ardener a media-
de su sexo como algo deficiente y feo o el dos de la década de 1970. Ardener fue
confinamiento simbólico en determina- uno de los primeros antropólogos en reco-
dos espacios se sigue dando bajo másca- nocer el papel fundamental del andro-
ras distintas en nuestras sociedades. Sin centrismo en el desarrollo de modelos
embargo, hombres y mujeres ya no vivi- explicativos en el ámbito de la antropo-
mos en universos paralelos, y los valores logía social. Según este autor, los colecti-
masculinos y femeninos han ido cam- vos socialmente dominantes producen y
biando. Por tanto, creemos que habría controlan las formas de expresión impe-
que matizar a la hora de trasladar con- rantes. Los grupos silenciados están obli-
clusiones. gados a utilizar los modos de expresión y
Bourdieu sí consigue convencernos las ideologías dominantes para expresarse,
cuando utiliza la Cabilia como laborato- con lo que su voz queda amortiguada por
rio para explicar los orígenes y el funcio- estas estructuras de dominio.
namiento de la superioridad del hombre Con esta manera de plantear la cues-
sobre la mujer, lo que el autor denomina tión, parecería que no hay escapatoria a
«violencia simbólica». esa forma tan sutil y malévola de violen-
La violencia simbólica se fundamenta cia. Hombres y mujeres nos movemos en
en «la objetividad de las estructuras socia- una espiral de violencia callada que aplas-
les y de las actividades productivas y repro- ta tanto a las mujeres como a los hom-
ductivas; se basa en una división sexual bres, aunque sea de formas distintas. Nos
del trabajo de producción y reproducción parece importante que Bourdieu sitúe la
biológico y social», así como en los esque- violencia simbólica que explica la domi-
mas mentales que funcionan como matri- nación masculina en el nivel de la doxa,
ces de los pensamientos y las acciones de de lo dado por supuesto, de lo no cues-
todos los miembros de la sociedad. Es tionable, de lo que no vemos porque con
decir, estos esquemas mentales son uni- ello vemos. No obstante, consideramos
versalmente compartidos y se imponen a ya un cierto avance el hecho de tomar
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conciencia de que todos y cada uno de dades existen muchas mujeres totalmen-
nosotros, de que tú y usted y vosotras y te ajenas a la noción de dependencia y
ellos vamos aceptando y reproduciendo hombres que imaginan y aceptan muje-
inconscientemente la visión androcéntri- res independientes.
ca con que hemos aprendido y aprehen- Bourdieu inscribe a ese ser percibido
dido el mundo. Si este libro consigue algo en una economía de los bienes simbóli-
es eso, hacernos reflexionar en torno a cos que contribuye a la perpetuación de
nuestra aportación particular a la perpe- las diferencias y en la que el matrimonio
tuación de la visión androcéntrica del es una pieza clave, ya que es el medio de
mundo. transmisión del patrimonio. En esta eco-
El propio Bourdieu ofrece la posibili- nomía, las mujeres «aportan una contri-
dad de cambio, bastaría con transformar bución decisiva a la producción y
radicalmente «las condiciones sociales de reproducción del capital simbólico de la
producción de las inclinaciones que lle- familia»; mientras que los hombres tam-
van a los dominados a adoptar sobre los bién son víctimas de su propia domina-
dominadores y sobre ellos mismos un ción: «el privilegio masculino no deja de
punto de vista idéntico al de los domina- ser una trampa y encuentra su contra-
dores». Simplemente tendríamos que cam- partida en la tensión y la contención per-
biar los esquemas de percepción, de manentes, a veces llevadas al absurdo,
pensamiento y de acción de los domina- que impone en cada hombre el deber de
dos, así como de los dominadores. Como afirmar en cualquier circunstancia su viri-
se puede ver, es una salida de la que ni el lidad».
propio Bourdieu está plenamente con- Pierre Bourdieu sostiene que los agen-
vencido; es una salida meramente teórica. tes principales de ese trabajo histórico al
Es importante señalar también que este que hacíamos referencia unas líneas más
trabajo de construcción de la dominación arriba son la Iglesia, el Estado, la escuela
masculina, de la división y diferencia- y la familia, instituciones que reprodu-
ción de los sexos es un «trabajo histórico cen y perpetúan la visión androcéntrica
de deshistorización». En otras palabras, del mundo, la violencia simbólica, que
esa violencia simbólica que damos por han contribuido a aislar de la historia las
supuesta y consideramos inmutable y relaciones de dominación masculina. El
ahistórica es, por el contrario, fruto de un autor profundiza en las estrategias que
trabajo histórico que ha reproducido la cada institución despliega para contribuir
visión androcéntrica época tras época. Este a la reprodución de la dominación y la
trabajo histórico de creación y fijación de visión masculinas.
permanencias presenta a la mujer como Bourdieu considera las transformacio-
objeto simbólico, como ser percibido, en nes que se han producido en la familia o
permanente exposición a la mirada y el en el sistema educativo respecto a la for-
discurso de los otros. Además, la domi- mación de las mujeres. Sin embargo, para
nación masculina coloca a la mujer «en este autor, a pesar de que estos cambios
un estado permanente de inseguridad cor- contribuyen a resquebrajar la doxa, se trata
poral o, mejor dicho, de dependencia sim- sólo de cambios visibles en cuanto a las
bólica […]. Consecuentemente, la condiciones, que ocultan una serie de per-
relación de dependencia respecto a los manencias en las posiciones relativas: los
demás (y no únicamente respecto a estudios científico-técnicos siguen sien-
los hombres) tiende a convertirse en cons- do mayoritariamente masculinos, la femi-
titutiva de su ser». Cuando menos, nos nización de una profesión supone una
gustaría pensar que esta interpretación es pérdida de valor de la misma, precarie-
bastante discutible y que en nuestras socie- dad laboral de las mujeres, etc.
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El autor cierra su libro con un post todos los elementos que entran en juego
scríptum sobre el amor. Es hermoso y a la hora de reproducir la visión andro-
reconfortante encontrar un espacio en el céntrica del mundo, en las estrategias que
que la dominación es anulada, un espa- emplea cada uno de estos elementos y los
cio de constantes milagros: no-violencia, efectos que desencadenan), echamos en
plena reciprocidad, desinterés, felicidad falta la presencia de los medios de comu-
de dar felicidad... Bourdieu afirma que nicación. Parece que este autor no consi-
«el sujeto amoroso no puede conseguir el dera a los medios de comunicación como
reconocimiento amoroso de otro sujeto, una de esas «grandes instituciones» socia-
sino que abdica, como él mismo, de la les a las que hace referencia y, no obstan-
intención de dominar. Entrega libremente te, nuestras sociedades no se pueden
su libertad a un dueño que le entrega tam- entender sin los medios de comunicación.
bién la suya propia». A nuestro juicio, un análisis como el que
Sin embargo, Bourdieu no ve en el presenta Bourdieu queda cojo, al no con-
amor el camino por el que llegue la desa- siderar en ningún momento el papel que
parición de la dominación masculina y juegan los medios con relación a la domi-
la cultura androcéntrica. En sus conclu- nación masculina, en la reproducción de
siones, el sociólogo francés insiste en que la violencia simbólica.
los dominados, tal como la domina- La fama de Bourdieu como autor que
ción los ha ido conformando, pueden gusta de una redacción intrincada, enre-
contribuir a su propia dominación y sólo vesada y a veces tortuosa se confirma en
contempla la posibilidad de cambio, que esta obra. Esta complejidad viene agravada
siempre sería a largo plazo, mediante «una por una traducción deficiente en más de
acción política que tome realmente en una ocasión; una oración, por muchas
consideración todos los efectos de domi- subordinadas que el autor pueda ir enla-
nación que se ejercen a través de la com- zando, no puede quedar incompleta. Es
plicidad objetiva entre las estructuras una pequeña crueldad que deja al lector
asimiladas (tanto en el caso de las muje- suspendido en el vacío, en espera de una
res como en el de los hombres) y las iluminación, hasta que la visión fatídica
estructuras de las grandes instituciones del punto le hace caer bruscamente de las
en las que se realiza y se reproduce no alturas, aturdido, sin comprender cómo
sólo el orden masculino, sino también llegó a darse semejante batacazo. Un desa-
todo el orden social». Creemos que esbo- fío más en la lectura del controvertido
za una posibilidad de cambio tan vasta Pierre Bourdieu.
que ni él mismo cree que pueda mate-
rializarse. Mª José Cantón Gómez
Además, tanto en el planteamiento de Universitat Autònoma de Barcelona
posibles vías de transformación como a Departament de Periodisme
lo largo de toda la obra (en el análisis de i de Ciències de la Comunicació

LUCAS MARÍN, Antonio


La nueva sociedad de la información. Una perspectiva desde Silicon Valley
Madrid: Trotta, 2000, 173 p.

Cada vegada que trobo un llibre que lectura apassionada a la recerca de refle-
intenta explicar els canvis socials d’aquest xions o dades de primera mà. Però a
traspàs de mil·lenni, m’aboco a fer-ne una Espanya la producció científica al voltant

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