Taller en clase.
Así pasa más de
EL ABRELATAS. (Millor Fernández)
Cuando empieza esta historia han pasado ya 500 años, dada la lentitud con que
se narra. Están sentadas al borde de una calle tres jóvenes tortugas, cada una
de 800 años, una tortuga vieja de 1.200 y una tortuga aún muy niña, de 85.
Venía diciendo que las cinco están sentadas, y no me equivoco, porque no se
mueven de su sitio. Veintiocho años después del comienzo de nuestra historia,
la tortuga más vieja abre la boca y dice:
- ¿Por qué no hacemos algo para romper la monotonía de esta vida?
- ¡Magnífico! -exclama la tortuguita 12 años más tarde-: organicemos un
picnic.
Al cabo de 25 años, las tortugas acuerdan realizar el picnic. Pasan otros 40 y,
habiendo comprado varias docenas de latas de sardinas y gaseosas, salen de
paseo. Ochenta años después llegan a un sitio más o menos aconsejable para
el picnic.
- Ah -dice la tortuguita, 8 años luego-: ¡excelente lugar este!
A los siete años, todas las tortugas están de acuerdo en quedarse allí. Muy
rápidamente, en 15 años, ya tienen todo dispuesto para la merienda. Pero de
súbito, pasados tres años, se dan cuenta de que dejaron el abrelatas para
destapar las sardinas.
Discuten y, 20 años más tarde llegan a la conclusión de que la tortuga chiquita
debe ir a buscar el abrelatas.
- Está bien -acepta la tortuguita, en cuestión de tres años-: iré, pero solo si
ustedes me prometen que no tocarán ninguno de los alimentos, ni el pan ni los
dulces.
Y se va la tortuguita.
Transcurren 50 años, y no aparece aún. Las otras la esperan con paciencia.
Diecisiete años más, y nada. Otros ocho, y todavía nada. Al final, una de las
tortugas se atreve a decir;
- Se está demorando demasiado. Vamos a comer algo mientras vuelve.
Las otras no logran ponerse de acuerdo velozmente en el término de dos años,
así que esperan 17 más. Entonces otra tortuga dice:
- Tengo mucha hambre. Vamos a probar un poquito de dulce, que la tortuguita
no se dará cuenta. Las otras tortugas dudan un poco más y, 15 años después,
deciden que deben aguardar el regreso de la que se había ido.
un siglo de espera. Finalmente, la tortuga más vieja no puede más y propone:
- Vamos a comer solo unos dulcecitos mientras ella vuelve.
Como un rayo, las tortugas caen sobre los postres seis meses después. Y
justamente cuando se disponen a morder el dulce, oyen un ruido en un matorral
a su espalda, y ven que surge la tortuga más joven.
- ¡Ajá! -advierte-. Yo sabía, yo sabía que ustedes no iban a cumplir su promesa
y por eso me quedé escondida detrás de los árboles. ¡Pues sepan que ahora no
voy a buscar el abrelatas!
PARA RESOLVER:
Para resolver las jóvenes edades de tortugas que a continuación se anuncian,
se recomienda hacer una línea de tiempo:
1. ¿Cuántos años trascurren en el cuento?
2. ¿Cuántos años tiene cada tortuga al final y al inicio del cuento?
(Organizar las tortugas de mayor a menor de acuerdo a sus edades
finales)
3. ¿Cuántos años trascurrieron en la ausencia de la tortuga que se fue por
el abrelatas?
4. ¿Qué edad tiene la tortuga joven en el momento que aceptó ir por el
abre latas? ¿Cuántos años tenía cuando al final salió del arbusto?
Bonus.
5. El cuento está narrado en años tortuga. Un año humano equivale a 50
años tortuga. ¿Cuántos años tendrías tú al final de la historia?
¿Sabes mi
edad?
¡SUAAAVEEE¡