El embarazo a edades tempranas generalmente es un problema con consecuencias graves para las

madres y los padres adolescentes y para sus hijos e hijas. Se le considera un problema de salud
pública, ya que afecta negativamente en la salud de las jóvenes mujeres y en la de sus hijos/hijas.

Un embarazo durante la adolescencia, puede considerarse como dramático, tanto en lo personal

como a nivel social, independientemente del estrato social del que procedan, porque:

• Con frecuencia es no planeado y/o no deseado

• Llama la atención social

• Desencadena eventos como uniones o matrimonios prematuros, en los que la pareja puede o no
estar de acuerdo.

• Puede reproducir el círculo de pobreza de madres y padres adolescentes

Una posible consecuencia del embarazo en la adolescencia es la deserción escolar, es común que
las adolescentes que estudian y resultan embarazadas interrumpan sus estudios y, con
posterioridad al nacimiento, solo algunas regresen a la escuela, la cual ocurre por varios motivos,
entre ellos: la vergüenza, el temor al rechazo, la experiencia de un ambiente hostil y algunas veces
violento que sanciona y juzga sus actos.

Por tal motivo, la deserción en el embarazo adolescente se manifiesta con intensidad en la agenda
social del país. De la misma manera, dejar de ir a la escuela aumenta el riesgo de un embarazo a
futuro.

La mayor escolaridad está asociada con el retraso de la edad a la primera relación sexual, al
matrimonio y al primer embarazo, con mayor uso de anticonceptivos y con ideales de tener una
familia más pequeña y planificada.

Es indispensable hacerle ver a los padres y a los jóvenes la necesidad de seguir los estudios a pesar
de un embarazo ya que si se sigue la educación puede aumentar las posibilidades de una vida
mejor para el futuro padre/ madre y su hijo/a. También el amplificar el conocimiento sobre la
planificación familiar y mejorar el acervo acerca de los distintos métodos anticonceptivos que
pueden obtener de manera gratuita en sus centros de atención de salud más cercanos.

Para evitar la deserción es indispensable la planificación y la aceptación por parte de los jóvenes a
mejorar su responsabilidad sexual.