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UNIVERSIDAD SAN CARLOS DE GUATEMALA

CENTRO UNIVERSITARIO DE PETEN

NOMBRE: RAMOS VIRULA YEFRI HUGUITO

TRABAJO: RESUMEN Y COMENTARIO DEL LIBRO DESDE EL CUARTEL

CATEDRATICO: RAFAEL ALBERTO VASQUEZ SOSA

CURSO: ECONOMIA

LUGAR Y FECHA: SANTA ELENA DE LA CRUZ, FLORES PETEN SABADO 08


DE SEPTIEMBRE DE 2018
DESDE EL CUARTEL
En un primer plano me parece que el libro es una crítica fuerte a la oligarquía
guatemalteca, habla de la histórica cooptación del Estado y de su <forma de hacer
negocios>. Alrededor de esta crítica surgen otros actores poderosos –e.g. el alto
mando militar y el narcotráfico–. En la narrativa, todos salen a bailar en esta
bacanal neoliberal en la que está inmersa la Sociedad y el Estado guatemaltecos.
El libro ve la luz en un momento de mucha desazón. La cotidianidad en Guatemala
es densa, es viscosa. Las violencias –de la estructural para arriba–, nos hieren en
lo individual y como sociedad todos los días. La represión y la dominación son la
regla para mantener <el orden de las cosas>, un orden que beneficia a unos
pocos en detrimento de las mayorías y que ya se trajo al traste al medio ambiente.
La corrupción es otro mecanismo con el que nos relacionamos. Las causas de
esta realidad son históricas y muchas están peor hoy que hace 57 años.
El libro parece muy horizontal y poco vertical. Es decir, es amplio y abarcador,
pero poco profundo: Por ejemplo, presenta datos de migración, remesas,
recaudación tributaria, deuda interna, externa, evasión fiscal, desnutrición,
analfabetismo; habla de la industria extractiva, de la oligarquía y las “familias
emergentes” del secreto bancario y el secreto militar como <excusas del poder
económico y castrense para no rendir cuentas y que no les saquen sus trapitos al
sol>. Entre mis datos favoritos están los nombres y ubicaciones de estructuras
militares que protegen intereses económicos de carácter privado. Así, en esta
amplitud, no logra profundidad, a excepción diría yo, de su crítica a la oligarquía.
Sobre sus fuentes: <el Coronel sí tuvo quien le escribiera>. Lo digo porque me
parece que detrás/al lado del relato de Rubio parecen haber otras plumas, algunos
apoyos. También lo digo por sus largas transcripciones de excelentes fuentes
documentales –Dosal, Hertz, Ramonet, Kapuscinski, Stiglitz y, con estás,
guatemaltecas como Guerra-Borges, Tischler Visquerra, Figueroa Ibarra,
Taracena Arriola, Torres-Rivas y otras–.
Rubio no solamente critica, también propone. Desde una exaltación al carácter
progresista del gobierno del Coronel Jacobo Árbenz Guzmán –que comparto–,
hace un llamado a la conformación de un movimiento plural y respetuoso de los
derechos humanos, un “segundo movimiento progresista”. Entre otras, habla de
consultar a las comunidades sobre decisiones que les afectan, sobre legitimidad y
representatividad y sobre la necesidad de una nueva Constitución. Hace un
llamado a la organización popular, a crear alianzas y unificaciones de esfuerzos
entre “intelectuales, profesionales, sindicalistas, obreros, campesinos,
exguerrilleros, asalariados, artesanos, agricultores e indígenas… clase media…”
para “sacrificar a la minoría oligárquica”. Tremendo que venga de la pluma de un
militar. Dimensionando adecuadamente los antagonismos, comparto que es
necesario construir alianzas. La división de los movimientos sociales –herencia de
la guerra atizada por el neoliberalismo– nos debilita.
Rubio cierra casi todas las secciones de su libro con algunas reflexiones. Leo en
éstas una reivindicación a lo que para él es el lugar que debe ocupar el Ejército en
el <fortalecimiento del Estado y sus instituciones>. Rubio es muy crítico con el alto
mando militar, con la formación de la oficialidad y con el abandono en el que se
tiene a la tropa. Señala la corrupción que existe en la institucionalidad castrense y
los nexos y vínculos entre alto mando/oligarquía/narcotráfico/aparato de Estado;
sin embargo, a la luz de la historia, sus expectativas en cuanto al potencial de la
relación Pueblo-Ejército me parecen demasiado optimistas.
Todo empieza en una colonia popular
El coronel inicia su libro desnudando su posición, su postura política y
reconociendo sus privilegios. Este posicionamiento es una de las hebras del hilo
conductor que organiza el libro:

Soy un coronel del ejército de Guatemala con 25 años de servicio a esa institución
que me da de comer a mí y a mi familia. Soy fiel admirador del coronel Jacobo
Arbenz Guzmán, el Soldado del Pueblo, principal ideólogo de la Revolución de
octubre de 1944…

Vengo de la colonia popular Primero de Julio, de familia numerosa, con seis


hermanas. Me eduqué en establecimientos públicos. Mis padres no tenían
recursos para pagar estudios y salud privados. Ingresé a la Escuela Politécnica
con una beca que incluía alimentación y vestuario…. Pertenezco a un ejército que
da privilegios y beneficios sociales solo al 9% de sus integrantes: los oficiales. Los
especialistas y soldados a pesar de ser mayoría y soporte de la institución, están
olvidados por las cúpulas militares (pp. 1-2).

A lo largo del libro subyace una narrativa que da cuenta de una división dentro del
ejército que tiene sus orígenes en el derrocamiento del coronel Jacobo Árbenz en
1954. Por un lado, estaban los oficiales del Ejército, nacionalistas y fieles a la
institución y al gobierno; por el otro, los traidores, los liberacionistas apoyados por
Estados Unidos. Esta división interna es poco conocida para la mayoría en
Guatemala pero ha estado latente por más de sesenta años. La disciplina militar
es muy efectiva para silenciar el disenso, pero eso no significa que dentro de las
filas del Ejército exista consenso absoluto. Además, han ingresado al Ejército
jóvenes que crecieron después de la guerra quienes seguramente tendrán otras
inquietudes, aspiraciones y motivaciones.

Los medios de comunicación y en alguna medida los académicos, le han dedicado


atención a las pugnas que surgieron entre dos grupos dentro del ejército durante
la guerra, la Cofradía y el Sindicato, y la influencia política que han tenido en todos
los gobiernos desde los 1980s. “El Sindicato” y “La Cofradía” han luchado por el
control de instituciones y puestos clave para el enriquecimiento ilícito.
Redescubriendo nuestra historia

Ante lo anterior apuntado, llama la atención el efecto extraordinario que ha tenido


la publicación del libro DESDE EL CUARTEL: OTRA VISIÓN DE
GUATEMALA, del coronel Edgar Rubio Castañeda, pues el mismo, aunque
señalado de no decir nada nuevo, nunca se había publicado en un formato tan
sintético, no más de 370 páginas media carta, tantas verdades, algunas más
crudas que las otras y unas mejor informadas que otros autores, que también le
han entrado al análisis de la historia política económica, guatemalteca. El libro
pega desde el principio, con su defensa del coronel Arbenz, frente a
esa conspiración gringo-guatemalteca para derrocarlo. Conspiración en la que
está demostrado que el Ejército fue comprado y traicionó a su máximo líder, a un
oficial con brillo y prestigio en sus diferentes campos de acción y que, como
consecuencia de esa artera traición, ejecutada con el apoyo de la oligarquía
guatemalteca, tuvimos esos terribles años de gobiernos contrainsurgentes y
políticas de terror de Estado. Luego, sigue en sus páginas enseñándonos sobre
esos perversos guatemaltecos, que en las sombras dominan el Estado
guatemalteco desde la conquista y la colonización, y que podemos rastrear
perfectamente hasta la actualidad, pues sus apellidos forman parte del consorcio
económico más poderoso del país y sus marcas comerciales forman parte de
nuestras vidas, pues su modus operandis siempre ha sido el monopolio. Al fin
y al cabo, allí están los polleros Gutiérrez Bosch, los cerveceros y los cementeros
Novela, a la par de una docena de familias que dominan en grandes líneas, la
economía del país y con ello, las políticas de Estado, que no pagan impuestos y
que como quedó demostrado con el asunto de Aceros de Guatemala de la familia
de origen judío, los Gabriel, que además de no pagar impuestos le roba al Estado
guatemalteco, mediante el cobro de créditos fiscales; que si no fuera por la fuerza
que le dio la Embajada de los Estados Unidos a la CICIG y al Ministerio Público,
jamás les hubieran cobrado la millonaria multa que les cobraron.
Entre monocultivo y minería

En el resto de las líneas, su autor nos enseña el despropósito de los monocultivos


y las industrias extractivas en Guatemala. No porque no se deban explotar los
recursos naturales de forma debida, si no por lo lesivo de los contratos, donde el
1% que muchos de ellos, tiene como beneficios, no sólo no paga los derechos de
explotación, si no son un verdadero ejemplo de la desvergüenza que tienen las
autoridades, al regalar nuestros bienes. Y en las mismas líneas de los mineros
extractivos, el horror que significa la minería a cielo abierto, la cual además de no
beneficiar a Guatemala y a los guatemaltecos, puede condenar por generaciones
a una comunidad a que sus recursos queden envenenados y no se dé la vida.

El circo político

El autor nos enseña como los partidos políticos en Guatemala son una franquicia
que compra cada cuatro años la oligarquía y que por ello, tenemos una
democracia de papel, una república cooptada por un grupo de familias que
controlan al Estado vía los políticos y los políticos insertos en las diferentes
instituciones del gobierno, quienes en su momento, tiene que pagarles la factura
de sus cargos con defensa de sus intereses, omisión de los delitos de saqueo al
Estado y favores, para poder robar las riquezas nacionales, sin ninguna
responsabilidad.

Universidades mediocres y en silencio

El pobre papel de algunas universidades privadas, que más que enseñar son
empresas lucrativas donde lo que menos importa es la calidad de la educación.

El papel de ejército

Con más de treinta años de pertenecer a las fuerzas armadas del país, el autor
desnuda al Ejército de Guatemala en toda su podredumbre y estima que el mismo,
además de corrupto y criminal, sólo ha sido un capataz y verdugo de los
guatemaltecos al servicio de la oligarquía nacional, quienes lo han usado cuando y
como les conviene, como sus feroces cancerberos en momentos de crisis, para
después desecharlos en el fondo de la basura, como al general Otto Pérez Molina.
Señala también Rubio, que el Ejército no ha cumplido con su papel de garante de
la soberanía guatemalteca y que en la actualidad, gracias a su sombría alianza
con universidades clasistas y racistas, se han convertido en simples empresarios.
Tres pensamientos para aterrizar

 Varios referentes. La mirada desde el cuartel, es un obra polifónica, vale


decir que son por los menos 9 profesiones universitarias las que aborda el
texto, donde perfectamente se puede rastrear a autores citados, como a la
señora Casaus Arzú y su clásico texto sobre Linaje y Racismo en
Guatemala; Piero Gleijese y su Esperanza Rota, a economistas Premios
Nobel y a autores no citados, como Severo Martínez o Carlos Guzmán
Bokler.
 El texto, puede ser un ingenioso caballo de Troya, formulado por la
oligarquía nacional y el Ejército, para: a) Lavarle la cara a la institución
militar, tan desprestigiada en la actualidad por señalamientos de corrupción,
narco-negocios y otros delitos y b) Para crear un personaje que llene la talla
de la esperanza de los guatemaltecos por un buen gobernante, pero que el
final de cuentas, todo sea un embuste y sigamos como estamos.
 Lectura obligada. Dado el valor de los argumentos de la obra citada, más
allá de que se cumplan o no los sueños presidencialistas del Coronel Rubio,
el libro, por la calidad de datos y realidades, debería ser leído por todo
guatemalteco, para que se entienda de una vez por todas, porque estamos
jodidos y quiénes son los responsables, pues mientras sigamos
divididos, tirándonos la chibolita entre grupos, grupúsculos y
posturas, no va haber ningún cambio valedero.

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