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ILEMATA
Primera edición: 2010
Plaza y Valdés S. L.
Calle de las Eras, 30-B.
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Madrid (España)
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Impresión:
Para Daniel, mi hijo mayor
Índice
Introducción ............................................................................................................................................................ 9
—9—
Introducción
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M.ª Teresa López de la Vieja
— 11 —
Introducción
— 12 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 13 —
Introducción
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M.ª Teresa López de la Vieja
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Introducción
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I. Argumentos resbaladizos
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I. Argumentos resbaladizos
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M.ª Teresa López de la Vieja
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I. Argumentos resbaladizos
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1. La pendiente resbaladiza, ahora
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Capítulo 1. La pendiente resbaladiza, ahora
siendo clave para expresar la inquietud de los agentes ante los riesgos.
También dicen mucho de la preocupación que suscitan las múltiples
formas de «banalidad del mal», según la expresión de H. Arendt.
En efecto, los razonamientos que insisten en las consecuencias
desastrosas de una acción han sido usados para diseccionar un modelo
específico de conocimiento y de práctica científica. Ese modelo cuenta
con una escasa base normativa, y además ha probado su debilidad
ante la manipulación ideológica y política. Esto es lo que sucedió
en los años treinta. Hoy podría ocurrir de nuevo, aunque en un
sentido bien diferente, en medio de un profundo desacuerdo sobre los
límites de la investigación científica y sobre las posibles aplicaciones
de la tecnología genética, entre otras cuestiones que han resultado
especialmente polémicas a lo largo de los últimos años. ¿Qué debe
prevalecer, el imperativo terapéutico o, por el contrario, la autonomía
individual? ¿Cómo llegar a un buen equilibrio entre la libertad de
investigación y la regulación de las prácticas científicas? Teniendo
en cuenta preguntas y discusiones que son habituales en el campo
de las éticas aplicadas, aquí se va a examinar el uso práctico de la
pendiente resbaladiza. Es un razonamiento imperfecto pero relevante
en la justificación de las buenas prácticas y, también, en la de las
peores prácticas. Suele tener dos formas básicas: el argumento sobre
precedentes y el argumento sobre consecuencias. La Declaración de
Grafeneck era un ejemplo claro del peso que tienen ambas modalidades
en las denuncias, críticas y otras manifestaciones que alertan sobre
cambios con efectos impredecibles.
La Declaración de Grafeneck mostraba además la gran versatilidad de
los seudo-argumentos y su influencia en la opinión pública. De hecho,
la mayor parte de los análisis bioéticos sobre la muerte digna, sobre la
interrupción del embarazo, sobre la investigación con preembriones
y otros asuntos tan comprometidos como éstos suelen incluir razones
encontradas y algo más que razones. Tanto la estructura de éstos
como su potencial eran bien conocidos desde la época clásica. Los
griegos advirtieron las numerosas deficiencias de la pendiente —el
sorites— y, también, su considerable fuerza persuasiva. Decir que una
determinada situación, por ejemplo la situación A, puede llevar hasta
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M.ª Teresa López de la Vieja
1.1. La pendiente
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Capítulo 1. La pendiente resbaladiza, ahora
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Capítulo 1. La pendiente resbaladiza, ahora
1.1.1. Un ejemplo
Desde 1990 y por encargo del Gobierno, la Comisión Remmelink
reúne y analiza los datos disponibles sobre tratamientos médicos al
final de la vida y sobre la práctica de la eutanasia en Holanda. Hasta
la fecha, los informes presentados de forma periódica por la Comisión
indican que la situación es bastante estable desde hace varios años.
Es decir, los casos de suicidio asistido y eutanasia a solicitud de los
pacientes no han aumentado de modo significativo en Holanda a
partir del momento en que la eutanasia voluntaria fue regulada en el
país. Los médicos sólo pueden intervenir a petición de los pacientes
si éstos tienen la información adecuada, si su solicitud ha sido hecha
de forma reiterada, si el sufrimiento les resulta insoportable, si no
tienen perspectivas de curación, si han consultado con un segundo
facultativo, si el médico elabora un informe detallado del caso, y
así sucesivamente. De acuerdo con las conclusiones de la Comisión
Remmelink, no hay ninguna evidencia para sostener que la eutanasia
no voluntaria, no solicitada por los pacientes, ha aumentado con la
nueva legislación, mucho más permisiva que la del resto de los países.
En Holanda, el Código Penal sigue prohibiendo la práctica del
suicidio asistido, el asesinato y, en general, las conductas que atenten
contra la vida de otras personas, en esto no hay muchas diferencias
con otros países.
Por tanto, la normativa holandesa establece condiciones y límites
claros para la intervención de los profesionales de la medicina al
final de la vida, siempre y cuando los pacientes la hayan solicitado.
Sólo se contempla la eutanasia voluntaria. Los casos dudosos
merecen una especial atención; tal vez por eso no han aumentado de
forma significativa desde que se reguló este tema. A pesar de ello,
el argumento de que tolerar la eutanasia voluntaria podría llevar a
la eutanasia no solicitada, no voluntaria, e incluso al asesinato de
personas enfermas, indefensas, está muy presente en los debates
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1.1.2. Un mecanismo
No es lo mismo decir que algo pude suceder que aseverar que eso
va a suceder o «debe» suceder, a menos que tengamos datos suficientes
para hacer afirmaciones semejantes. La pendiente resbaladiza —A
conducirá a B— no cumple las condiciones básicas; entonces, ¿por qué
usarla? ¿Para qué tenerla en cuenta? Su función consiste en expresar
inquietud —no en decir la verdad— ante las consecuencias de una
acción, y sirve además para recordar malos precedentes y abusos que
no deberían repetirse. Se trata, sin duda, de una falacia, un argumento
que parece verdadero pero que no es un buen argumento. Sin
embargo, tiene un uso práctico, moral, político e incluso ideológico.
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Capítulo 1. La pendiente resbaladiza, ahora
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Capítulo 1. La pendiente resbaladiza, ahora
con que sea la preocupación que alguien tiene ante algo. Por
eso mismo habría que separar el razonamiento propiamente
dicho de todo lo demás, creencias, inquietudes e ideología. En
especial, la ideología interfiere y, al mismo tiempo, da fuerza
a los argumentos imperfectos: alguien quiere tener la última
palabra, quiere ganar en una discusión, imponer a otros su
punto de vista o sus propias convicciones. Este uso ideológico
pone de manifiesto que, en realidad, no importa tanto que la
pendiente sea incorrecta; lo importante será entender cómo,
quién, cuándo, por qué y para qué se utiliza. El resultado
vendrá luego: A lleva a B.
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Capítulo 1. La pendiente resbaladiza, ahora
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Capítulo 1. La pendiente resbaladiza, ahora
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intereses, por legítimos que éstos sean. Una observación más sobre el
tema y sobre el modo de abordarlo: intervenciones parecidas a la del
año 1996 han creado la impresión de que los argumentos imperfectos
miran hacia el futuro. En realidad, su fuerza está en el pasado. Tienen
o merecen crédito porque hubo sucesos, hubo catástrofes, hubo
tragedias que se podrían haber evitado de no haberse acumulado
los errores, las malas prácticas y las peores intenciones. Las razones
no verdaderas se apoyan en la Historia, en todo lo que ésta vale. Se
puede concluir entonces que sí, que hay semejanzas llamativas entre
el texto clásico, la Lógica de Aristóteles, y el documento de 1996, la
Declaración de Grafeneck. Los capítulos siguientes tratan de mostrar en
qué consisten esas semejanzas y por qué conviene tenerlas en cuenta
ahora.
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2. Significado y uso de los argumentos
1 En una breve carta, fechada en septiembre de 1930 y dirigida a Bouler y al Dr. Brandt,
A. Hitler autorizaba la muerte por compasión (Gnadentod) de enfermos incurables. El texto
está recogido en la antología editada por U. Wiesing, Ethik in der Medizin, Reclam, Stuttgart,
2000, p. 49.
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Capítulo 2. Significado y uso de los argumentos
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Capítulo 2. Significado y uso de los argumentos
2.1. Significado
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2 Walton, D.: «Slippery Slope Arguments», Informal Logic, Cambridge University Press,
Cambridge, 1989, pp. 263-269; «Introduction and Perspectives», Slippery Slope Arguments,
Clarendon, Oxford, 1992, pp. 1-36.
3 Volokh, E.: «The Mechanism of the Slippery Slope», Harvard Law Review, 116, 2003,
pp. 1028-1137.
— 41 —
Capítulo 2. Significado y uso de los argumentos
4 Hare, R. M.: «“In Vitro” Fertilization and the Warnock Report», Essays on Bioethics,
Clarendon, Oxford, 1993, pp. 101-103.
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Capítulo 2. Significado y uso de los argumentos
2.2. Sorites
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10 Mondolfo, R.: El pensamiento antiguo, Losada, Buenos Aires, 1964, I, p. 188-189; Di-
les, H. y Kranz, W.: Die Fragmente der Vorsokratiker, Weidmannsche Verlagsbuchhandlung,
Berlín, 1961, p. 110.
11 ����������������������������������
Horn, Ch. y Rapp, Ch.: «Sorites», Wörterbuch der antiken Philosophie, Beck, Munich,
2002, p. 402.
12 Aristóteles: Metafísica, Gredos, Madrid, 1982, LII, 993b.
13 ��������������������������������������������������������������������
Burnyeat, M. F.: «Gods and Heaps», en Schofield, M. y Nussbaum, M.: Language and Logos,
Cambridge University press, Cambridge, 1982, pp. 315-338.
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Capítulo 2. Significado y uso de los argumentos
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a) La primera está relacionada con el contenido. Los temas de los que
se ocupan las éticas especiales o aplicadas requieren prudencia.
Además, estas disciplinas son vulnerables al uso ideológico
de la información, a los juicios de valor y, por descontado,
se prestan a la tergiversación del razonamiento práctico por
motivos no siempre explícitos. Mucho más si se trata de razones
imperfectas, como es el caso de la pendiente resbaladiza. Otro
motivo para la precaución es la distancia que existe entre lo
normativo y lo fáctico. El punto de vista moral está asociado a lo
normativo, con pretensiones de universalidad. Luego están los
usos reales, los argumentos tal y como funcionan en la práctica.
Los argumentos de los agentes reales, en circunstancias bien
definidas, en tiempo real, pueden distanciarse de la norma
general. De ahí el desequilibrio entre las buenas razones y los
argumentos que no lo son, aunque lo parezcan.
b) En la deliberación se encuentran buenos y malos argumentos.
Es el momento de escuchar el mensaje de los «diques», «aludes»
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Capítulo 2. Significado y uso de los argumentos
15 ����������������������������������������������������������������������������������
Ryan, J.: «Pulling Up the Runaway: The Effect of the New Evidence on Euthanasia’s
Slippery Slope», Journal of Medical Ethics, 24, 1998, pp. 341-344.
16 López de la Vieja, M. T.: «El final de la vida. Argumentos imperfectos», Bioética y ciu-
dadanía, Biblioteca Nueva, Madrid, 2008, pp. 157-174.
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17 ��������������������������������������������������
Burgess, J.: «The Great Slippery-Slope Argument», Journal of Medical Ethics, 19, 1993,
pp. 169-174.
18 �����������������������������
Dunea, G.: «Slippery Slopes», British Medical Journal, 301, November 1990, pp. 1094-
1095.
19 �����������������������������������������������������������
Keown, J.: «The Case of Ms. B: Suicide’s Slippery Slope?», Journal of Medical Ethics, 28,
2002, pp. 238-239.
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Capítulo 2. Significado y uso de los argumentos
20 Hace algunos años, J. Rudinow ya comentó que la pendiente no sólo es un error, sino
que además no justifica conclusiones conservadoras, y que es más bien un elemento retórico.
Éste ya se hacía notar en los primeros debates contemporáneos sobre la interrupción del
embarazo. «On “The Slippery Slope”», Analiyis, 34, 1973-1974, pp. 173-176.
21 ����������������������������������������������������������������������������
Warnock, M.: «Experimentation on Human Embryos and Fetuses», en Kuhse, H. y
Singer, P.: A Companion to Bioethics, Blackwell, Oxford, 2002, pp. 390-396.
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g) E
stá en peligro algo fundamental. La conciencia de estar a punto
de «pasar el Rubicón» es muy acusada en este último ámbito, el
de los avances de la investigación biomédica. Se debe al papel
estratégico que desempeña la investigación científica y, también,
a los elementos ideológicos que están presentes en el debate sobre
la salud, la vida y la muerte. La imagen del instante de «pasar el
Rubicón» demuestra además hasta qué punto cuenta la Historia en
un debate que se refiere al futuro. Según esto, los avances técnicos
pondrían en peligro algo fundamental: la dignidad de los seres
humanos. Este argumento se encontraba en las declaraciones
hechas por J. Rau22 en el año 2001. En su intervención pública,
la imagen del Rubicón ejemplificaba los riesgos que gravitan
hoy sobre la dignidad. En su opinión, las cuestiones técnicas
ignoran o atienden muy poco a las cuestiones de valor, como
si la investigación hubiera perdido su medida humana. En la
actualidad, la tecnología resulta tan peligrosa como lo era hasta
hace no mucho la energía atómica. Tales afirmaciones fueron
realizadas por el entonces presidente de la República Federal de
Alemania en el contexto de la polémica surgida dos años antes
por las afirmaciones de P. Slotedijk sobre la mejora de la especie.
h) El futuro es parte del argumento. Las discusiones en torno a
la nueva eugenesia han recordado que los peligros involucrarán
también a las generaciones futuras23. Si se admitieran las prácticas
eugenésicas para impedir el desarrollo de graves enfermedades,
¿cómo evitar que se usen luego para la mejora de la especie? La
eugenesia positiva genera resistencias, sobre todo en los países
europeos. Sin embargo, la información disponible hasta la fecha
no permite llegar a conclusiones definitivas. Aun así, la sola
mención del término «eugenesia» es suficiente para despertar
recelos, fundados o infundados. La influencia del argumento
22 ������������������������������������������������������������������
Rau, J.: «Der Mensch is jetzt Mitspieler der Evolution geworden», Frankfurter Allge-
meine Zeitung, 19-05-2001, p. 45.
23 �����������������������������������������������������������������
McGleenan, T.: «Human Gene Therapy and Slippery Slope Arguments», Journal of
Medical Ethics, 21, 1995, pp. 350-355.
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Capítulo 2. Significado y uso de los argumentos
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bruch) en la entrevista realizada por por Th. Assheuer y J. Jessen: «Auf schifer Ebene», Die
Zeit, 05-2002.
26 ������������������������������������������������
Jonas, H.: «Neue Dimensionen der Verantwortung», Das Prinzip Verantwortung, Suhr-
kamp, Frankfurt, 1984, pp. 26-30.
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Capítulo 2. Significado y uso de los argumentos
27 ���������������������������������������������������������
Jonas, H.: «Zukunft der Menscheit und Zukunft der Natur», Das Prinzip Verantwor-
tung, Suhrkamp, Frankfurt, 1984, pp. 245-255.
28 En el capítulo dedicado al argumento de las consecuencias, se analizarán con más dete-
nimiento las tesis de H. Jonas sobre los desastres ambientales.
29 �������������������������������������������������������������������
Jonas, H.: «Technik, Ethik und Biogenetische Kunst», en Flöhl, R.: Genforschung-
Flucht oder Segen?, Schweitzer Verlag, Munich, 1985, pp. 1-15.
30 ��������������������������������������������������������������������������������
Jonas, H.: «Mikroben, Gameten und Zygoten: Weiteres zur neuen Schöpferrolle des
Menschen», Technik, Medizin und Ethik, Insel Verlag, Frankfurt, 1985, pp. 204-218.
31 ���������������������������������������������������������������������������������
Benda, E.: «Erprobung der Menschenwürde am Beispiel der Humangenetik», en Flöhl,
R.: Genforschung- Flucht oder Segen?, Schweitzer Verlag, Munich, 1985, pp. 205-231.
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32 Para las diferencias entre eugenesia negativa y positiva, López de la Vieja, M. T.: «Eu-
genesia y terapias», Bioética y ciudadanía, pp. 135-155.
33 ����������������������������������������������������������������������������������������
Hübner, J.: «Die Biotechnik- wissenschaftliche, ethische und soziale Fragen», en Flöhl,
R.: Genforschung- Flucht oder Segen?, Schweitzer Verlag, Munich, 1985, pp. 161-172.
34 �������������������������������������������������������������������������������
Benda, E.: «Der Mensch als Objekt?», en Altner, G.; Benda, E., y Fülgraff, G.: Men-
schenzüchtung, Kreuz Verlag, Stuttgart, 1985, pp. 41-54.
35 �����������������������������������������������������������
Zimmerli, W.: «Dürfen wir, was wir können?», en Flöhl, R.: Genforschung- Flucht oder
Segen?, Schweitzer Verlag, Munich, 1985, pp. 59-85.
36 �����������������������������������������������������������������������������������
La humanidad como concepto normativo es el tema de uno de los capítulos siguientes.
37 �������������������������������������������������������������
Flöhl, R.: «Genforschung- Flucht oder Segen?», en Flöhl, R.: Genforschung- Flucht oder
Segen?, Schweitzer Verlag, Munich, 1985, pp. 367-375.
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Capítulo 2. Significado y uso de los argumentos
38 �����������������������������������������������������������������������������������
Rizzo, M. y Whitman, D. G.: «The Camel’s Nose Is in the Tent: Rules, Theories, and
Slippery Slopes», University of California Law Review, 51, 2003, pp. 539-592.
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3. Estructura, tipología
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Capítulo 3. Estructura, tipología
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Capítulo 3. Estructura, tipología
3.1. Estructura
39 J. Whitman señalaba la vertiente práctica de los argumentos imperfectos, tanto porque
cierran debates como porque suelen enmascarar decisiones difíciles, trágicas. «The Many
Guises of the Slippery Slope Argument», Social Theory and Practice, 20, 1994, pp. 85-97.
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40 ����������������������������������������������
Lamb, D.: «It Started from Small Beginnings», Down the Slippery Slope, Routledge,
Londres, 1988, pp. 10-40.
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Capítulo 3. Estructura, tipología
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41 �������������������������������
Schauer, F.: «Slippery Slope», Harvard Law Review, 99, 1985, pp. 361-382.
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Capítulo 3. Estructura, tipología
42 �����������������������������������������������������������������������������������
Rau, J.: «Wird alles gut?- Für einen Fortschritt nach menschlichen Mass», Berliner
Rede, Berlín, 2001.
43 ��������������������������������������������������������������������������
Habermas, J.: «Genetische Sklavenschaft? ���������������������������������
Moralische Grenzen reproduktions-
medizinischer Fortschritte», «Die geklonte Person ware kein zivilrechtliche Schadensfall»,
Die postnationale Konstellation, Suhrkamp, Frankfurt, 1998, pp. 243-247, 253-255.
44 ���������������������������������������������������
Volokh, E.: «The Mechanism of the Slippery Slope», Harvard Law Review, 116, 2003,
pp. 1028-1137.
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45 �������������������������������������������������������������
Whitman J.: «The Many Guises of the Slippery Slope Argument», Social Theory and
Practice, 20, 1994, pp. 85-97.
46 ����������
Lamb, D.: Down the Slippery Slope, Routledge, Londres, 1988, pp. 52-59.
47 J. Campbell se refiere a los debates sobre la regulación del suicidio asistido y la protec-
ción de los agentes más vulnerables. “Slippery Slope and legalized Killing», Community Care,
1475, 6/5, 2003.
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Capítulo 3. Estructura, tipología
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Capítulo 3. Estructura, tipología
50 ��������������
Habermas, J.: Die Zukunft der menschlichen Natur, Suhrkamp, Frankfurt, 2002, p. 42.
51 ���������������������������������������������������
Dworkin, R.: «Die falsche Angst, Gott su spielen», Die Zeit, 38, 1999, pp. 15-17. «Play-
ing God: Genes, Clones, and Luck», Sovereign Virtue, Cambridge, 2000, pp. 427-452.
52 �����������������������������������������������������������������������������������
Weinberger, J.: «What’s at the Bottom of the Slippery Slope: A Post-Human Future»,
Perspectives on Political Science, 32, Spring 2003, pp. 86-93.
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Capítulo 3. Estructura, tipología
¿Qué son las «buenas» razones? ¿Por qué las falacias tienen un uso
tan extendido? Si no son correctas, ¿por qué son persuasivas? En las
teorías procedimentalistas, la corrección de las normas es siempre el
resultado de unas reglas determinadas, reglas racionales. La norma
(N) será correcta únicamente si deriva de un procedimiento (P)56. Sin
54 ���������������������������������������������������������������������������
Den Hartogh, G.: «The Slippery Slope Argument», en Kukse, H. y Singer, P.: A Com-
panion to Bioethics, Blackwell, Oxford, 2002, pp. 280-290.
55 �������������������������������������������������������������������������������
Lockwood, M.: «The Warnock Report: A Philosophical Appraisal», en Warnock, M.:
A Question of Life, Blackwell, Oxford, 1985, pp. 155-186.
56 ������������������������������������������
Alexy, R.: «Probleme der Diskurstheorie», Zeitschrift für philosophische Forschung, 43,
1989, pp. 81-93.
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57 �����������������������������������������
Klein, W.: «Argumentation und Argument», Zeitschrift für Literaturwissenschaft und
Logik, 38-39, 1980, pp. 9-57.
58 T. Govier proponía esto mismo, que se las tome en serio a pesar de que son considera-
das razones falaces. «What’s Wrong with Slippery Slope Arguments?», Canadian Journal of
Philosophy, XII, 1982, pp. 303-316.
— 71 —
Capítulo 3. Estructura, tipología
59 D. Walton señalaba la vaguedad de los términos empleados en estos argumentos, «Sli-
ppery Slope Arguments», Informal Logic, Cambridge University Press, Cambridge, 1989, pp.
263-269.
60 �����������������������������������������������������
Walton, D.: «The Precedent Slippery Slope Argument», Slippery Slope Arguments,
Clarendon, Oxford, 1992, pp. 115-159.
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61 Rubio Carracedo, J.: «¿Cansancio de la democracia o acomodo de los políticos?», Claves
de la razón práctica, 105, 2000, pp. 76-82.
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Capítulo 3. Estructura, tipología
62 ���������������������������������������
Walton, D.: «Slippery Slope Arguments», Informal Logic, Cambridge University Press,
Cambridge, 1989, pp. 263-269.
63 ������������������������������������������������������������������������
Shiva, V.: «Ecological Balance in an Era of Globalization», en Low, N.: Global Ethics a.
Environment, Routledge, Londres, 1999, pp. 47-69.
64 En el artículo ya citado, T. Govier se refería a los argumentos mixtos, que son aquellos
en los que se combinan los tipos de pendiente «What’s Wrong with Slippery Slope Argu-
ments?», Canadian Journal of Philosophy, XII, 1982, p. 314.
65 La lógica de los términos vagos, el juego complejo del lenguaje y los efectos de los
pequeños cambios fueron analizados por C. Wright. «Language-Mastery and the Sorites
Paradox», en Evans, G. y McDowell, J.: Truth & Meaning, Clarendon, Oxford, 1976, pp.
223-247.
— 74 —
4. Argumentación práctica
66 �����������
Márai, S.: Land, Land, Piper, Munich, 2001, p. 241.
67 �������������������������������������������������������������������������������������
«In diser Zeit war es, als überzöge Spinngewebe das ganze Leben. Jeden
��������������������
Tag wurde das
Netz dichtes und klebiges. Nicht immer merkte man es sofort und unmittelbar», Land, Land,
Piper, Munich, 2001, p. 242.
68 �����������
Márai, S.: Land, Land, Piper, Munich, 2001, pp. 196-198.
— 75 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
— 76 —
M.ª Teresa López de la Vieja
entre los agentes que razonan sobre algo. El punto de vista pragmático
atiende entonces a otros aspectos, como el propósito que lleva a pedir
y a dar razones, los elementos menos formales —que no siempre son
explícitos—, las circunstancias de la argumentación y, en general, los
aspectos que parecen secundarios, sin serlo. Seguir las reglas para
inferir conclusiones validas no sería, entonces, el único medio para
llegar a resultados prácticos estimables. S. Toulmin advirtió de la
complejidad que tiene el razonamiento práctico, entendido como una
demanda o «pretensión» de los interlocutores. Bastaría con valorar el
hecho de que, en cualquier diálogo, existen tensiones y alguna clase
de equilibrio entre los argumentos a favor y los argumentos en contra
de una solución. La clave está en la práctica. Por lo mismo, la línea
divisoria entre las falacias y los buenos argumentos resulta algo más
tenue de lo que parecía a primera vista. Queda por comprobar cuál
será el impacto de un enfoque pragmático de la argumentación sobre
las normas que regulan las prácticas, sobre los principios que han de
guiar la conducta y, en fin, sobre la idea de moralidad.
La pendiente resbaladiza ejemplifica la diferencia entre el nivel
abstracto de los argumentos y su puesta en práctica, las argumentaciones.
Esto indica que no siempre coincidirán el aspecto normativo y el
proceso mismo de dar y pedir razones a otros agentes. Mucho se
dirime en el proceso de comunicación entre esos agentes, a pesar
de que cuenten con un marco normativo claro, con principios, con
reglas de actuación. Sin olvidar que las argumentaciones no sólo son
actividades prácticas sino, además, formas de comunicación. Por
todo ello, no resulta sencillo establecer qué es un argumento o, mejor
aún, qué es un buen argumento. Desde el punto de vista normativo,
será aquel que permita la justificación racional de normas que, por
ello, serán presentadas a otros para que las acepten y las pongan en
práctica. El argumento es, entonces, una pretensión con validez.
Desde otro punto de vista, la aceptabilidad racional no es igual a la
aceptabilidad práctica; tampoco coinciden siempre las pretensiones
normativas que son válidas con los sistemas de normas. Tampoco con
las instituciones que garantizan el cumplimiento de las normas ni
con las relaciones —relaciones de poder— entre los agentes que han
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Capítulo 4. Argumentación práctica
69 ���������������������������������������������������
Alexy, R.: «Normenbegründung und Normenanwendung», Recht, Vernunft, Diskurs,
Suhrkamp, Frankfurt, 1995, pp. 52-70.
— 78 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 79 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
70 ��������������������������������������������������
Toulmin, S.: «Working Logic and Idealized Logic», The Uses of Argument, Cambridge
University Press, Cambridge, 1958, pp. 146-210.
— 80 —
M.ª Teresa López de la Vieja
71 ����������������������������������������������������������������������������������������
Willard, Ch.: «Valuing Dissensus», en Eemeren, F. H. van; Grootendorst, R., y Blair, J.
A.: Argumentation: Across the Lines of Discipline, Foris, Dordrecht, 1987, pp. 145-157.
— 81 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
b) L
as circunstancias o elementos externos influyen de algún modo
sobre el resultado final, inclinando la balanza hacia una o hacia
otra parte. Puede decirse que los argumentos son mucho más
que buenas razones, toda vez que contribuyen a reforzar o, por
el contrario, a debilitar un punto de vista e incluso una posición
dentro del espacio de las razones. En cierta forma, marcan
el lugar que cada uno ocupa en el entramado de relaciones;
al final, el diálogo pondrá de manifiesto cómo funciona ese
entramado. Frente a versiones más estrictas del tema, el enfoque
pragmático cuenta con todo ello, incluso con los elementos que
no son explícitos en la comunicación, poniendo al descubierto
que no existe el orden geométrico de las razones. Es más bien
una hipótesis, una ficción que puede resultar interesante para
determinados propósitos, pero muy alejada del funcionamiento
real de la comunicación entre los agentes. Esa hipótesis del orden
de las razones tampoco responde a la práctica argumentativa,
ya que los agentes no sólo quieren tener razón. Quieren ganar
posiciones o tener la última palabra sobre un asunto.
4.2. Argumentos
72 ������������������������������������������������������������
Wunderlich, D.: «Sprechakte», en Maas, U. y Wunderlich, D.: Pragmatik und sprachli-
ches Handeln, Anthenäum, Frankfurt, 1972, pp. 69-188.
73 �����������������������������������������������������������������
Klein, W.: «Argumentationanalyse», en Maas, U. y Wunderlich, D.: Pragmatik und
sprachliches Handeln, Anthenäum, Frankfurt, 1972, pp. 208-260.
— 82 —
M.ª Teresa López de la Vieja
74 ����������������������������������������������������������������������������������������
Para la estructura de la argumentación, Snoeck, F.: «State-of-the-Art: The Structure of
Argumentation», Argumentation, 14, 2000, pp. 447-473.
— 83 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
75 �����������������������������������������
Klein, W.: «Argumentation und Argument», Zeitschrift für Literaturwissenschaft und
Logik, 38-39, 1980, pp. 9-57; «Argumentationsanalyse», en Kopperschmidt, J. y Schanze, H.:
Argument-Argumentation, Fink, Munich, 1985, pp. 208-260.
76 �����������������������������������������������������������������������������������
A. Ros comentaba el alto grado de abstracción en la argumentación filosófica. «Zur
Methodologie philosophischer Argumentationen», en Gerhmann, C. F.: Theorie des wissen-
schaftlichen Argumentierens, Suhrkamp, Frankfurt, 1980, pp. 241-291.
77 �������������������������������������������������
Günther, K.: «Warum es Anwendungddiskurse gibt», Jahrbuch für Recht und Ethik,
1993, pp. 379-389.
78 La argumentación como producción lingüística compleja ha sido analizada por W.
Klein. «Argumentation und Argument», Zeitschrift für Literaturwissenschaft und Logik, 38-
39, 1980, pp. 9-57.
— 84 —
M.ª Teresa López de la Vieja
79 ����������������������������������������������������������������������������
Gutenberg, N.: «Anmerkungen zum Argumentationsbegriff im deutschen Rhetorik-
lehrbüchern», en Kopperschmidt, J. y Schanze, H.: Argument-Argumentation, Fink, Munich,
1985, pp. 61-69.
80 ������������������������������������������������������������������������������������
El papel de la argumentación en una situación social había sido ya explicado por U.
Maas. «Grammatik und Handlungstheorie», en Maas, U. y Wunderlich, D.: Pragmatik und
sprachliches Handeln, Athenäum, Frankfurt, 1972, pp. 189-276.
81 N. Gutenberg definía la argumentación como un acto de habla complejo, por conside-
rarla una forma específica de discurso en un contexto comunicativo. ��������������������
«Anmerkungen zum Ar-
gumentationsbegriff in deutschen Rhetoriklehrbüchern», en Kopperschmidt, J. y Schanze,
H.: Argument-Argumentation, Fink, Munich, 1985, pp. 61-69.
— 85 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
82 �����������������������������������������������������������
Berk, U.: «Die pragmatische Grundlagen des Argumentierens», Konstruktive Argumen-
tationstheorie, Frommann, Stuttgart, 1979, pp. 20-55.
— 86 —
M.ª Teresa López de la Vieja
83 �������������
Völzing, P.: Begründen, Erklären, Argumentieren, UTB, 1979, pp. 24-35.
84 �����������������������
Berk, U.: «Einleitung», Konstruktive Argumentationstheorie, 13-19. Su papel de «antifi-
losofía» fue ya comentado hace años por K. Dockhorn. «Die Rhetorik als Quelle des vorro-
mantischen Inrrationalismus in der Literatur- und Geistesgeschichte», Nach. der Akademie
der Wissenschaften in Göttingen, 1949, pp. 109-150.
85 ��������������������������������
Han estado vivas hasta el siglo xviii, segun W. Jens. «Rhetorik», Reallexikon der deut-
schen Literaturgeschichte, De Gruyter, Berlín, 1977, pp. 432-456.
86 ���������������������������������������
Fischer, L.: «Alte und neue Rhetorik», Format, 5, 1968, pp. 2-10.
87 ������������������������������������������������������������������������������������
Según la tesis sostenida por G. Storz en «Unseres Begriffe von Rhetorik und vom Rhe-
torischen», Deutschunterricht, 18, 1966, pp. 5-14.
— 87 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
4.3. Procedimientos
88 �������������������������������������������������������������������������������������
R. Alexy ha insistido a menudo en la base racional de la validez moral. «Die institu-
tionalisierung der Menschenrechte in demokratischen Verfassungsstaat», en Gosepath, S. y
Lohmann, G.: Philosophie der Menschenrechte, Suhrkamp, Frankfurt, 1998, pp. 244-264.
— 88 —
M.ª Teresa López de la Vieja
89 ������������������������������������������������������������������������������������
Los enunciados morales expesan un saber, con una pretensión análoga a la de verdad,
según J.Habermas. «Eine genealogische Betrachtung zum kognitiven Gehalt der Moral»,
Die Einbeziehung des Anderen, Suhkramp, Frankfurt, 1996, pp. 4-64.
90 �������������������������������������������������������������������
Habermas, J.: «Diskursethik-Notizen zu einem Begründungsprogramm», Moralbe-
wusstsein und kommunikatives Handeln, Suhkramp, Frankfurt, 1983, pp. 53-125.
91 J. Habermas ha asumido la tesis general de que el lenguaje es una forma de acción;
no sólo sirve para la representación. «Einleitung: Realismus nach der sprachpragmatischen
Wende», Wahrheit und Rechtfertigung, Surhrkamp, Frankfurt, 1992, pp. 7-64.
— 89 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
92 ���������������������������������������������
Habermas, J.: «Richtigkeit versus Wahrheit», Deutsche Zeitschrift für Philosophie, 46,
1998, pp. 179-208.
93 �������������������������������������������������������������������������
Habermas, J.: «Von Kant zu Hegel. Zu Robert Brandoms Sprachespragmatik», Wahrheit
und Rechtfertigung, Surhrkamp, Frankfurt, 1992, pp. 138-185.
94 ���������������������������������������������������������������������������������������
Las normas morales son algo más que las normas vigentes, sociales. «Richtigkeit versus
Wahrheit», Wahrheit und Rechtfertigung, Surhrkamp, Frankfurt, 1992, pp. 271-318.
95 ����������������������������������������������������������������������������
Habermas, J.: «“Vernünfting” versus “wahr”- oder die Moral der Wertbilder», Die Ein-
beziehung des Anderen, Suhkramp, Frankfurt, 1996, pp. 95-127.
96 En opinión de este autor, se trata de entendimiento epistémico, sobre hechos, y también
se trata de entenderse con alguien sobre algo en el mundo. «Rationalität der Vernständi-
gung», Wahrheit und Rechtfertigung, Surhrkamp, Frankfurt, 1992, pp. 102-137.
— 90 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 91 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
103 ������������������������������������������������������������������������������
Habermas, J.: «Begründete Enthaltsamkeit. Gibt es postmetaphysische Antworten
aus die Frage nach dem “richtigen Leben”?», Die Zukunft der menschlichen Natur, Suhrkamp,
Frankfurt, 2002, pp. 11-33.
104 �����������������������������������������������������������������������������������
Habermas, J.: «Moralität und Sittlichkeit. Treffen Hegels Einwände gegen Kant auch
die Diskusethik zu?», en Kuhlmann, W.: Moralität und Sittlischkeit, Suhrkamp, Frankfurt,
1986, pp. 16-37.
105 �����������������������������������������������������������������������������
Habermas, J.: «Treffen Hegels Einwände gegen Kant auch die Diskusethik zu?», Erläu-
terungen zur Diskursethik, Surhrkamp, Frankfurt, 1991, pp. 9-30.
106 Se trata de «abstracciones enérgicas», como ha reconocido J. Habermas. «Moralität
und Sittlichkeit. ����������������������������������������������������������������������
Treffen Hegels Einwände gegen Kant auch die Diskusethik zu?», en Kuhl-
mann, W.: Moralität und Sittlichkeit, Suhrkamp, Frankfurt, 1986, p. 31.
— 92 —
M.ª Teresa López de la Vieja
107 �����������������������������������������������������������������
Alexy, R.: «Idee und Struktur eines vernünftugen Rechtssystems», Archiv für Rechts-
und Sozialphilosophie, 44, 1991, pp. 30-44.
108 ����������������������������������������������������������������������
Alexy, R.: «Eine Theorie des praktischen Diskurses», en Oelmüller, W.: Normenbre-
gründung-Normendurchsetzung, Schöningh, Pasdeborn, 1972, pp. 22-58.
109 ������������������������������������������
Alexy, R.: «Probleme der Diskurstheorie», Zeitschrift für philosophische Forschung, 43,
1989, pp. 81-93.
110 �����������������������������������������������������������������������������������������
Este autor se refiere en varios trabajos a las reglas del discurso, también en «Probleme
der Diskurstheorie», Zeitschrift für philosophische Forschung, 43, 1989, pp. 81-93.
111 ���������������������������������������������������������������������������������������
Las observaciones de R. Alexy sobre este aspecto del tema se encuentran en el artículo
ya citado «Idee und Struktur eines vernünftigen Rechtssystems», Archiv für Rechts- und So-
zialphilosophie, 44, 1991, pp. 30-44.
— 93 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
112 �������������������������������������������������
Alexy, R.: «Die Struktur der Grundrechtsnormen», Theorie der Grundrechte, Nomos,
Baden-Baden, 1985, pp. 71-157.
113 ���������������������������������������������������������������
Alexy, R.: «Die logische Analyse juristischer Entscheidungen», Recht, Vernunft, Dis-
kurs, Suhrkamp, Frankfurt, 1995, pp. 13-51.
114 �������������������������������������������������������������
Alexy, R.: «J. Habermas Theorie des juristischen Diskurses», Recht, Vernunft, Diskurs,
Suhrkamp, Frankfurt, 1995, pp. 165-174.
— 94 —
M.ª Teresa López de la Vieja
115 ���������������������������������������������������
Alexy, R.: «Normenbegründung und Normenanwendung», Recht, Vernunft, Diskurs,
Suhrkamp, Frankfurt, 1995, pp. 52-70.
116 �����������������������������������������
Alexy, R.: «Juristische Interpretation», Recht, Vernunft, Diskurs, Suhrkamp, Frankfurt,
1995, pp. 71-92.
117 P. H. Nowell-Smith defendía ya que las «buenas razones» son un tema de lógica y de
deliberación. «Razones para elegir», Ética, Verbo Divino, Estella, 1977, pp. 123-139.
118 Las nociones de «racional» y «razonable» se pueden encontrar en la bien conocida
obra de H. Sidgwick «Ethical Judgments», Methods of Ethics, Macmillan, Londres, 1901, pp.
23-38.
119 López de la Vieja, M. T.: «Ética y tipos de justificación», Ética. Procedimientos razona-
bles, Novo Seculo, Iria Flavio, 1993, pp. 43-58.
— 95 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
120 Tal como prefiere decir C. Sunstein, quien se ha ocupado de la teorización incompleta
en el sistema jurídico y en los juicios morales. «Introduction: Law Amid Diversity», Legal
Reasoning and Political Conflict, Oxford University Press, Nueva York, 1996, pp. 3-12.
— 96 —
M.ª Teresa López de la Vieja
sobre las lecturas121? Todo había comenzado poco a poco, sin llamar
la atención, hasta que adquirió grandes dimensiones. Fue desastroso.
El escrito juzgaba con dureza a quienes habían tolerado el deterioro
de la situación, la responsabilidad en la catástrofe fue enorme. A la
vista de los resultados descritos por S. Márai —y por otros escritores
de su misma generación—, ¿se puede decir que la advertencia sobre
efectos indeseables sea siempre un mal argumento? Lo es y no lo
es. No es correcto desde el punto de vista formal, tampoco lo era el
sorites clásico ni lo son las analogías simples entre sucesos del pasado
y del futuro. Sin embargo, en determinados contextos y bajo ciertos
regímenes políticos, el razonamiento imperfecto tiene un significado
bien distinto. Puede ser valioso desde el punto de vista moral y
político, ya que señala hacia las actuaciones que, en apariencia, eran
inocuas, pero al final terminaron escapando al control de los agentes.
Las primeras exhibiciones de poder, por insignificantes que fueran
o parecieran, tuvieron los peores resultados. En aquel contexto no
había garantías para los ciudadanos, la arbitrariedad era la norma. ¿Se
podría haber evitado? Tal vez sí.
Desde esta perspectiva, el uso de argumentos imperfectos puede
ser válido. Paradojas y falacias tienen un lugar especial en la esfera
pública, y no siempre en sentido negativo. Así parece indicarlo la
ubicuidad de la pendiente resbaladiza y su adaptación a los nuevos
contextos y a los nuevos usos. Se trata de un caso marginal de
argumentación, toda vez que no cumple con los estándares de la
racionalidad práctica, aunque eso lo hace más interesante, si cabe;
deja abierta la posibilidad de un uso alternativo de razonamientos
que no son correctos. En cierto modo, dentro de las buenas razones
caben también los argumentos razonables, valiosos por algún motivo.
Junto a la lógica está la lógica informal o aplicada, como la llamó
S. Toulmin. En la pendiente resbaladiza confluyen procedimientos
incorrectos y resultados persuasivos, confirmando que hay campos122
121 �����������
Márai, S.: Land, Land, Piper, Munich, 2001, p. 242.
122 ���������������������������������������������������������������
Willard, Ch.: «Argument Fields», en Cox, J. R. y Willard, Ch.: Advances in Argumenta-
tion Theory and Research, Southern Illinois University Press, Carbondale, 1982, pp. 24-77.
— 97 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
— 98 —
M.ª Teresa López de la Vieja
125 ������������������������������������������������������
Goldman, A.: «Argumentation and Social Epistemology», The Journal of Philosophy,
1994, pp. 27-49.
126 Garzón Valdes, E.: «¿Puede la razonabilidad ser un criterio de corrección moral?,
Doxa, 21, 1998, pp. 145-166.
— 99 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
4.4.1. Falacias
[...] argumentos que parecen ser tales, pero que en realidad no son
más que falacias y nada tienen de argumentos o refutaciones.
Las referencias de Aristóteles al tema eran muy claras. Aun así, las
falacias sorprenden por el uso abundante que se hace de ellas y por su
fuerza persuasiva, real o aparente. Valgan como ejemplo de esto los
— 100 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 101 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
132 Wroblewski, J.: «Justificación de las decisiones jurídicas», Sentido y hecho en el Derecho,
Universidad del País Vasco, San Sebastián, 1989, p. 49.
— 102 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 103 —
Capítulo 4. Argumentación práctica
133 ������������������������������������
Nemirow, L.: «Understanding Rules», The Journal of Philosophy, 1995, pp. 28-43.
134 �������������������������������������������������������������������
Ryle, G.: «The Thinking of Thoughts: What Is “Le Penseur” Doing?», Collected Papers,
Hutchinson, Londres, 1971, III, pp. 480-496.
135 López de la Vieja, M. T.: «Argumentos densos», Ética y Literatura, Tecnos, Madrid,
2003, pp. 199-219.
136 Para el tema de las razones como espacio de juicio y de elección, Tollefsen, Ch.: «Prac-
tical Reason and Ethics Above the Line», Ethical Theory and Moral Practice, 5, 2002, pp.
67-87.
— 104 —
M.ª Teresa López de la Vieja
137 ���������������������������������������������������������������������������
Arras, J.: «Principles and Particularity: The Role of Cases in Bioethics», Indiana Law
Journal, 69, 1994, pp. 983-1014.
— 105 —
II. La pendiente
— 107 —
II. La pendiente
— 108 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 109 —
II. La pendiente
— 110 —
5. Argumento de los precedentes
— 111 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
— 112 —
M.ª Teresa López de la Vieja
138 ���������������������������������������������������������������
«Am achten Mai neunzehhundertfünfundveirzig [...]». Grass, G.: Hundejahre, Steidl,
Göttingen, 1993, p. 466.
— 113 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
— 114 —
M.ª Teresa López de la Vieja
persuadidos de que había que velar por la salud total. La salud del
cuerpo político, no la de los individuos.
Numerosos profesionales se implicaron directamente en los
programas diseñados por el régimen para la experimentación y la
aniquilación de seres humanos. Los datos indican que no se trató de
una minoría, ni de personajes siniestros y marginales. La resistencia
y las críticas a los nuevos planes del Gobierno en materia de salud y
de «higiene racial» apenas fueron significativas y, con poco esfuerzo
por parte de las autoridades, pronto fueron vencidas. ¿Cómo llegó a
ocurrir? Gracias a una ideología racista, los proyectos de higiene total
avanzaron de manera imparable, como en una pendiente que llevó
hasta las peores consecuencias. Tal vez ocurrió de esa manera porque
los planes fueron ejecutados poco a poco, paso a paso, como en una
pendiente. Así se hizo, en efecto, con el programa T–4, el programa
sobre eutanasia y, luego, con los experimentos con prisioneros. En la
escalada de los crímenes, tuvieron un papel significativo la distorsión
del lenguaje, el secretismo y las mentiras que rodearon a los programas;
éstos fueron bien organizados desde las instituciones y estuvieron
apoyados por aquellos profesionales jóvenes que necesitaban hacer
carrera, como fuera y al precio que fuera. Paso a paso, se avanzó hasta
llegar la «solución final». Distintas imágenes, metáforas, eufemismos
sirvieron para ocultar la planificación cuidadosa de los crímenes,
desde la salud del pueblo, hasta la higiene social y política. Los
médicos fueron presentados como soldados; la muerte, como un acto
de compasión.
En Alemania, la medicina y la genética constituyeron el núcleo de
una visión organicista, que llegó a ser fundamental para una ideología
y para un régimen presentado en todo momento como una autentica
«biocracia», fundado en una cierta idea de la raza, la vida, lo natural. En
los campos de Dachau y Auschwitz, la experimentación con prisioneros
fue especialmente cruel, como luego se pudo saber a raíz de los juicios de
Nürnberg. El sanatorio de Grafeneck fue uno de los centros estratégicos
para la puesta en marcha de aquellos planes de salud total, de control
total, que empezaron con el T-4, el plan para suprimir enfermos
incurables. Por tal razón, en memoria de las víctimas y contando con
— 115 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
139 ���������������������������������������������������������������������������
Alexander, L.: «Introductory Statement», en Mitscherlich, A. y Mielke, F.: Doctors of
Infamy, Schuman, Nueva York, 1949, XXIX-XXXIV; «Ethics of Human Experimentation»,
Psychiatric Journal of the University of Ottawa, 1, 1976, pp. 40-46. Cincuenta años más tarde,
E. Shuster valoraba el trabajo y los informes reunidos y preparados por L. Alexander antes
del juicio de Nürnberg. «Fifty Years Later: The Significance of the Nurenberg Code», New
England Journal of Medicine, 20, 1997, pp. 1436-1440.
— 116 —
M.ª Teresa López de la Vieja
140 J. Katz se refería al informe preparado para la Asociación Médica Americana por el
Dr. A. Ivy, «The Nurenberg Code and the Nuremberg Trial», JAMA, Nov. 27, 276, 1996, pp.
1662-1666.
141 �����������������������������������������������������
Alexander, L.: «Medical Science Under Dictatorship», The New England Journal of
Medicine, 241, 1949, pp. 39-47.
142 �����������������������������������
Weindling, P.: «Avion Atrocities», Nazi Medicine and the Nuremberger Trials, Palgrave,
Basingstoke, 2004, pp. 65-89.
— 117 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
143 ������������������������������������������������������
Klee, E.: «Mengele- Ein Humangenetiker in Auschwitz», Auschwitz, die NS-Medizin
und ihre Opfer, Fischer, Frankfurt, 2002, pp. 449-491.
144 ���������������������������������������������������������������������������
Alexander, L.: «Introductory Statement», en Mitscherlich, A. y Mielke, F.: Doctors of
Infamy, Schuman, Nueva York, 1949, XXXIV.
— 118 —
M.ª Teresa López de la Vieja
aplicó poco a poco, por pasos145. Fuera de aquel contexto, ¿por qué
no aceptar la eficiencia? En su opinión, esta forma de actuar llevaría
a un resultado similar, tendría malas consecuencias en cualquier
momento y en cualquier nación civilizada si se impusiera como único
criterio. Por lo tanto, había razones de peso para dejar atrás una
determinada idea sobre la ciencia y la medicina. Había provocado un
sinnúmero de sufrimientos y el descrédito de la ciencia. Con tan mal
precedente, en la posguerra era necesario poner todos los medios para
que no se produjera de nuevo una conjunción letal entre objetivos
científicos y reglas totalitarias146, entre experimentos y crímenes.
¿Cómo fueron posibles? No cabía duda alguna, la medicina había
sido instrumentalizada, sometida por un poder político y militar de
tipo totalitario. Como reacción a aquella etapa infame, el Código de
Nürnberg establecía varios principios para la investigación con seres
humanos: el consentimiento informado, la competencia profesional,
el propósito humanitario —propósito de curar— y la probabilidad de
resultados beneficiosos. Principios que han servido desde entonces
para la experimentación científica respetuosa con los derechos de los
sujetos. Los precedentes fueron demasiado dolorosos, por eso había,
hay, que recordar el valor de los derechos y de las libertades.
En la «hora cero», tras la derrota en 1945 del régimen
nacionalsocialista, muy pocos pudieron sospechar la magnitud de
las atrocidades cometidas en los años anteriores. Grafeneck era,
y es, un castillo situado en las proximidades de Stuttgart. En los
años treinta, ese lugar albergaba un sanatorio147; los responsables y
las autoridades entendieron que había que adaptar una parte de sus
145 �����������������������������������������������������������������
Kurtzke, J. F. y Houff, S. A.: «The Slippery Slope in Medicine», Neurology, October
1994, 44, 10, pp. 1775-1776.
146 �����������������������������������������������������������������������
Alexander, L.: «Limitations in Experimental Research on Human Beings», Lex et Sci-
entia, 1996, 3, pp. 8-24.
147 �����������������������������������
Stöckle, Th.: «Vorwort und Thema», Grafeneck 1940, Silberburg Verlag, Tübingen,
2002, pp. 7-26; Klee, E.: «Eine peinliche Vorstellung, dass ganze Generationen von Pflegern
neben diesen leeren Menschenhülsen dahinaltern…». «Die Vorgeschichte des “Euthanasie”:
von Sozialdarwinismus zum Nationasozialismus», Euthanasie in NS-Staat, Fischer, Frankfurt,
1999, pp. 15-33.
— 119 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
148 Expresiones que revelan gran cinismo, como «existencias sin valor» y «desinfectar seres
humanos». Klee, E.: «Der Todt in der Gaskammer-Juristisch gesehen: eine der humanesten
Tötungsarten», Was sie taten-Was sie wurden, Fischer, Frankfurt, 2001, pp. 188-215.
149 �������������������������
Binding, K. y Hoche, A.: Die Freigabe der Verninchtung lebesnunwerten Lebens, Meiner,
Liepzig, 1920.
— 120 —
M.ª Teresa López de la Vieja
150 ��������������������������������������������������������������������������������
Löffler, L.: «Der Auslesegedanke als Forderung in der Medizin», en Wiesing, U.:
Ethik in der Medizin, Reclam, Stutgart, 2000, pp. 40-42.
151 ��������������������������������������������������������������������������������
Rüdin, E.: «Über das deutsche Gesetzt zur Verhütung erbkranken Nachwucheses vom
14. Juli 1933», en Wiesing, U.: Ethik in der Medizin, Reclam, Stutgart, 2000, pp. 43-45.
152 Las élites de la medicina incurrieron en estos errores, como también lo hicieron la élite
del ejército, la de la empresa y la de la justicia, según Th. Fischer. «Vorwort», en Frei, Th.:
Hitlers Eliten nach 1945, Deutsche Taschenbuch Verlag, Munich, 2004, pp. 7-11.
153 Un término utilizado por el mismo L. Alexander, como ha recordado luego U. Sch-
midt. «The Nuremberger Doctors’s Trial and the Nuremberger Code», en Schmidt, U. y
Frewer, A: History and Theory of Human Experimentation, Steiner Verlag, Stuttgart, 2007,
pp. 71-116.
— 121 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
154 En 1947, E. Kogon se refería la «tanatología» como ciencia para la muerte. «Ärzte als
Knechte des Todes», Ideologie und Praxis der Unmenschlichkeit, Cuadriga Verlag, Berlín, 1995,
pp. 167-170.
155 �������������������������������������������������
Cornwell, J.: «The “Science” of Racial Hygiene», Hitler’s Scientist, Viking, New York,
2003, pp. 71-90.
156 Para las reacciones de los menores de edad ante la esterilización obligatoria e informa-
ción sobre la dureza con la cual actuaron los especialistas que la llevaron a cabo, Wilkes, J.:
«Wie erlebten Jugendliche ihre Zwangsterilisierung in der Zeit des Nationalsozialismus?»,
Der Nervenarzt, 73, 2002, pp. 1055-1057.
— 122 —
M.ª Teresa López de la Vieja
157 En esta etapa hubo seis centros adscritos al programa: Grafeneck, Hadamar, Bernburg,
Brandenburg, Hartheim y Sonnenstein.
158 ���������������������������������
Bastian, T.: «Die Aktion “T-4”», Furchbarte Ärzte, Beck, Munich, 1995, pp. 49-57.
— 123 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
159 ����������������������������������������������������������������
Freimüller, T.: «Medizin: Operation Volkskörper», en Frei, Th.: Hitlers Eliten nach
1945, Deutsche Taschenbuch Verlag, Munich, 2004, pp. 13-68.
160 �����������������������������������������
Cornwell, J.: «Eugenics and Psychiatry», Hitler’s Scientist, Viking, New York, 2003,
pp. 85-90.
— 124 —
M.ª Teresa López de la Vieja
161 �������������������������������������������������������������������������
Drobnieski, F.: «Why Did Nazi Doctors Break Their “hippocratic” Oaths?», Journal of
the Royal Society of Medicine, 86, 1993, pp. 541-543.
162 ���������������������������������������������������������������������������������
Hohendorf, G.; Rotzoll, M.; Richter, R.; Eckart, W., y Mindt, C.: «Die Opfer der
nationalsozialistische “Euthanasie- Aktion T-4», Der Nervenarzt, 73, 2002, pp. 1065-1074.
163 ��������������������������������������������������������������������������������
Hohendorf, G.; Roelcke, V., y Rotzoll, M.: «Innovation und Vernichtung –Psychia-
trische Forschung und “Euthanasie” an der Heildelberger Psychiatrische Klinik 1939-1945»,
Der Nervenarzt, 67, 1996, pp. 935-946.
164 ���������������������������������������������������������������������������������
Hoff, P. y Weber, M.: «Sozialdarwinismus und die Psychiatrie im Nationalsozialis-
mus», Der Nervenarzt, 73, 2002, pp. 1017-1018.
165 A. Labish ha explicado las implicaciones de la utopía de una sociedad sana, la higiene
racial y, en general, la cultura radical de la higiene y la salud colectivas. «Die “hygienische
Revolution”», en Ebbinghaus, A. y Dörner, K.: Vernichten und Heilen, Aufbau-Verlag, Berlín,
2001, pp. 68-89.
— 125 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
166 Según las declaraciones sobre la situación en que se encontraban los médicos, sobre el
valor atribuido a las órdenes recibidas y a las ideas en torno a la guerra total, declaraciones
— 126 —
M.ª Teresa López de la Vieja
realizadas por el mismo Dr. Brandt durante el juicio de Nürnberg. Brandt, K.: «Mensch-
enversuche. Protokollausschnitt des Nürnberger Ärzteprozesses 1946/47», en Wiesing, U.:
Ethik in der Medizin, Reclam, Stuttgart, 2000, p. 48.
167 �����������������������������
Bastian, T.: «Vorbemerkung», Furchbarte Ärzte, Beck, Munich, 1995, pp. 7-10.
168 ����������������������������������������������������������������������
Toellner, R.: «Ärzte im Dritten Reich», en Bleker, J. y Jachertz, N.: Medizin im Dritten
Reich, Deutscher Ärzte-Verlag, Köln, 1993, pp. 11-24.
169 ����������������������������������������������������������������������������������
Ernst, E.: «Killing in the Name of Healing: The Active Role of the German Medical
Profession during the Third Reich», The American Journal of Medicine, 1000, 1996, pp. 579-
— 127 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
581; Tuffs, A.: «Nazi War Crimes and Medicine 50 Years On», The Lancet, 348, November
2, 1996, p. 1234.
170 ��������������������������������������������������������������������
Según la conocida obra de J. Lifton, «Preface to the 2000 Edition», The Nazi Doctors,
Basic Books, 2000, VII-X.
171 ����������������������������������������������������������������������������������
Ernst, E.: «Killing in the Name of Healing: The Active Role of the German Medical
Profession During the Third Reich», The American Journal of Medicine, 100, 1996, pp. 579-
581.
— 128 —
M.ª Teresa López de la Vieja
172 �����������������������������������������������������������������������������������
Hohendorf, G.; Rotzoll, M.; Richter, P., y Fuchs, P.: «Vom Wahn zur Wirklichkeit»,
Deutsches Ärzteblatt, 11, 2003, pp. 504-505.
173 J. Bleker y H. P. Schmiedebach recordaban que no se había tratado de un pequeño
grupo de asesinos, al contrario, hubo muchos médicos implicados en los crímenes. «Sich die
Wahrheit stellen», Die Zeit, 46, 6 Nov., 1987, p. 47.
174 Los análisis coinciden en señalar el papel destacado de los psiquiatras en los progra-
mas de higiene racial y de eutanasia. Ellos representaron la «modernización» de la medicina,
ofreciendo incluso algunas respuestas para las crisis sociales de la época. Of, P. y Weber, M.:
«Sozialdarwinismus und die Psychiatrie im Nationasozialismus», Der Nervenarzt, 73, 2002,
pp. 1017-1018.
175 El grado de compromiso de los médicos con el partido Nazi y con las SS fue distinto
según las especialidades; también influyeron la religión que profesaran y la región de pro-
cedencia. Methfessel, B. y Scholz, A.: «Regionale Unterschiede», Deutsches Ärzteblatt, 103,
2006, pp. 1064-1065.
176 ������������������������������������������������������������������������������������
Kater, M. H.: «Die soziale Lage der Ärzte im NS-Staat», en Ebbinghaus, A. y Dörner,
K.: Vernichten und Heilen, Aufbau-Verlag, Berlín, 2001, pp. 51-67.
177 ���������������������������������������������������������������������
Tuffs, A.: «German Research Society Apologizes to Victims of Nazis», BMJ, 322,
2001, p. 1445.
— 129 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
178 Un tema que ha analizado M. H. Kater en el trabajo antes citado. Kater, M. H.: «Die
soziale Lage der Ärzte im NS-Staat», en Ebbinghaus, A. y Dörner, K.: Vernichten und Heilen,
Aufbau-Verlag, Berlín, 2001, pp. 51-67.
179 ���������������������������������������������������������������������
Dörner, K.: «Ich darf nicht denken», en Ebbinghaus, A. y Dörner, K.: Vernichten und
Heilen, Aufbau-Verlag, Berlín, 2001, pp. 331-357.
— 130 —
M.ª Teresa López de la Vieja
180 ���������������������������������������������������������������������������������
Labisch, A.: «Die “hygienische Revolution” im medizinischen Denken», Ebbinghaus,
A. y Dörner, K.: Vernichten und Heilen, Aufbau-Verlag, Berlín, 2001, pp. 68-89.
181 ����������������������������������������������������������������������������������
Baader, G.: «Heilen und Vernichten: Die Mentalität der NS-Ärztre», Ebbinghaus, A.
y Dörner, K.: Vernichten und Heilen , Aufbau-Verlag, Berlín, 2001, pp. 275-294.
182 Precedentes y consecuencias para la genética, examinados por B. Müller-Hill. «Gene-
tics after Auschwitz», Holocaust and Genocida Studies, 2, 1987, pp. 3-20.
— 131 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
183 Muchos de ellos tuvieron bastante éxito en la profesión, después de la guerra. ��������
Wikler,
D. y Barondess, J.: «Bioethics and Anti-Bioethics in Light of Nazi Medicine. What Must we
Remeber?», Kennedy Institute of Ethics Journal, 3, 1993, pp. 39-55.
184 ����������������������������������������������������������������������������
Hanakause-Abel, H.: «Not a Slippery Slope or Sudden Subversion. German Medi-
cine and National Socialism in 1933», British Medical Journal, 313, 7 December, 1996,
pp. 1453-1463.
185 �����������������������������������������
Weindling, P.: «The Medical Delegation», Nazi Medicine and the Nuremberger Trials,
pp. 211-224.
— 132 —
M.ª Teresa López de la Vieja
5.2.1. T-4
La «muerte por compasión» fue el primer paso. En 1936, un comité
para la investigación científica planteó la cuestión de las enfermedades
hereditarias. En 1939 ya era obligatorio registrar a los recién nacidos que
186 �������������������������������������������������������������
Dückers, A.: «Nazi War Crimes and the Medicine 50 Years On», The Lancet, 349,
March 22, 1997, p. 886.
187 ������������������������
Kater, M. H.: «Prolog», Ärzte als Hitlers Helfers, Europa Verlag, Hamburg, 2000,
pp. 12-20.
188 ����������������������������������������������������������������������������������
Klee, E.: «Der Aufstieg des “Irrentöters”. ���������������������������������������
Das Verfahren gegen Prof. Werner Heyde
u.a.», Was sie taten-Was sie wurden, pp. 19-55.
189 �����������������������������������������������������������������
Weindling, P.: «The Race Gallery: The Return of Racial Science», BMJ, 312, 1996,
p. 1168.
— 133 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
— 134 —
M.ª Teresa López de la Vieja
193 ��������������������������������������������������������������������������������
Von Galen, C.: «Predigt in der Lambertikirche zu Münster am 3. August 1941», Wi-
esing, U.: Ethik in der Medizin, Reclam, Stutgart, 2000, pp. 46-47.
194 Murieron 200.000 pacientes entre los años 1940 y 1945. Djorjevic, N.: «Todesursache:
Euthanasie», Der Nervenarzt, 73, 2002, pp. 1116-1117.
— 135 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
195 ���������������������������������������������������������������������
Cornwell, J.: «The “Science” of Extermination and Human Experiment», Hitler’s Sci-
entist, Viking, New York, 2003, pp. 348-366.
— 136 —
M.ª Teresa López de la Vieja
196 ���������������������������������������������������������������������������
Alexander, L.; «Introductory Statement», en Mitscherlich, A. y Mielke, F.: Doctors of
Infamy, Schuman, Nueva York, 1949, XXIX-XXXIV.
197 ������������������������������������������������������
Klee, E.: «Mengele- Ein Humangenetiker in Auschwitz», Auschwitz, die NS-Medizin
und ihre Opfer, Fischer, Frankfurt, 2002, pp. 491.
198 El modelo autoritario de educación estaba entonces generalizado, fomentando la pa-
sividad en las enfermeras y, en Alemania, su complicidad con los programas de eugenesia y
— 137 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
— 138 —
M.ª Teresa López de la Vieja
201 ����������������������������������������������������������
Shields, L.: «Doing What’s Right: The Ethics of Nursing», Reflection on Nursing
Leadership, Third Quarter, 2005, pp. 1-4.
202 ����������������������������������������
Lingens-Reiner, E.: «Personal Prelude», Prisoners of Fear, Gollanz, Londres, 1948,
pp. 1-13.
203 �����������������������������������
Lingens-Reiner, E.: «The Inferno», Prisoners of Fear, Gollanz, Londres, 1948,
pp. 69-86.
204 ��������������������������������������������������������������������������������������
«Reliable friends from another camp, built nearer than ours to one of the crematoria,
have told me that they saw with their own eyes how babies torn from their mothers’ arms
were thrown directly into those fires, without the detour through a gas-chamber», «The
Inferno», Prisoners of Fear, Gollanz, Londres, 1948, pp. 73.
— 139 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
205 ��������������������������������
Los «tratamientos especiales» o Sonderbehandlung. «The Inferno», Prisoners of Fear,
Gollanz, Londres, 1948, pp. 86.
206 �������������������������������������
Lingens-Reiner, E.: «Camp Hospital», Prisoners of Fear, Gollanz, Londres, 1948,
pp. 54-68.
207 �������������������������������������
Lingens-Reiner, E.: «The Prisoners», Prisoners of Fear, Gollanz, Londres, 1948,
pp. 87-128.
— 140 —
M.ª Teresa López de la Vieja
5.3. Biopolítica
208 �������������������������������������
Lingens-Reiner, E.: «The Prisoners», Prisoners of Fear, Gollanz, Londres, 1948, p. 92.
209 �������������������������������������
Lingens-Reiner, E.: «The German SS», Prisoners of Fear, Gollanz, Londres, 1948,
pp. 129-155.
— 141 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
210 �����������������������������������������������������������������������
Alexander, L.: «Limitations in Experimental Research on Human Beings», Lex et Sci-
entia, 1996, pp. 8-24.
211 The Doctors Trial, Testimony Entered as Evidence in the Medical Case, National Ar-
chives Record Group, 238, M887.
212 �������������������������������������
Cornwell, J.: «The Devil’s Chemist», Hitler’s Scientist, Viking, New York, 2003,
pp. 368-376.
— 142 —
M.ª Teresa López de la Vieja
213 �������������������������������������
Arendt, H.: «The Mob and the Elite», Partisan Review, 1950, pp. 808-819.
214 ����������������������������������������������������������������
Lifton, R. J.: «Einführung “Diese Welt ist nicht dieser Welt”», Ärzte im Dritten Reich,
Klett-Cotta, Stuttgart, 1988, pp. 1-44.
215 ������������������������������������������������������������������
Mitscherlich, A. y Mielke, F.: «Von der Abschied dieser Chronik», Medizin ohne Men-
schlichkeit. Dokumente des Nürnberger Ärteprozesses, Fischer, Frankfurt, 1995, pp. 9-22.
216 �����������������������������
Mitscherlich, A.: «Vorwort», Das Diktat der Menschenverachtung, Lambert Schneider,
Heidleberg, 1957, pp. 11-13.
217 ���������������������������������������
Fischer, Th.: «Vorwort», en Frei, Th.: Hitlers Eliten nach 1945, Deutsche Taschenbuch
Verlag, Munich, 2004, pp. 7-11.
218 El tratamiento del pasado, entre el olvido y la culpa, así como su peso sobre las ge-
neraciones posteriores. Estos temas han sido analizados por B. Schlink. «Auf der Eis», Der
Spiegel, 19, 2001, pp. 82-86; «Die Bewältigung von Vergangenheit durch Recht», Vergangen-
heitsschuld und gegenwärtiges Recht, Suhrkamp, Frankfurt, 2002, pp. 89-123.
— 143 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
219 �������������������������������������������������������������
Dückers, A.: «Nazi War Crimes and the Medicine 50 Years On», The Lancet, March
22, 1997, p. 886.
220 �������������������������������������
Kershaw, I.: «Trauma der Deutschen», Der Spiegel, 19, 2001, pp. 62-74.
221 Este episodio, y sus consecuencias para el discurso bioético en Alemania, es analizado
con más detalle en uno de los siguientes capítulos de la tercera parte del libro, Bioética y
biopolítica.
— 144 —
M.ª Teresa López de la Vieja
y de época. El pasado, una vez más. Por la misma razón, en los años
noventa, P. Singer222 se encontró con numerosos problemas al visitar
Alemania, y sus colaboradores tuvieron también dificultades. En
1996, la Declaración de Grafeneck había insistido en la importancia de
los precedentes, volviendo sobre el tema de los riesgos que podrían
derivarse de la investigación en biología y, sobre todo, del deterioro de
los derechos humanos en el ámbito biomédico.
222 ��������������������������������������������
Singer, P.: «On Being Silenced in Germany», New York Review of Books, 38, 1991,
pp. 36-42.
223 ����������������������������������������������������������������������������������
Gerst, Th.: «Entwicklung, Wirksamkeit und künftige Bedeutung ethischer Kodizes in
der Medizin», Deutsches Ärzteblatt, 93, 1996, pp. 1453-1454.
— 145 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
224 �������������������������������������������������������
Klinkhammer, G.: «Orientierung an den Meschenrechten», Deutsches Ärzteblatt, 93,
1996, p. 2290.
225 The Nurembeg Code, October 1946-April 1949, Washington 1949-1953, art 1.
— 146 —
M.ª Teresa López de la Vieja
226 ���������������������������������������������
Müller-Hill, B.: «Genetics After Auschwitz», Holocaust and Genocide Studies, 2, 1987,
pp. 3-20.
227 �����������������������������������������������������������������������
Weingart, P.: «Eugenik-Eine angewandt Wissenschaft», en Lundgreen, P.: Wissen-
schaft im Dritten Reich, Frankfurt, 1985, pp. 314-349.
— 147 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
228 ��������������������������������������������������
Barea, A.: «Introduction», en Lingens-Reiner, E.: Prisoners of Fear, Gollanz, Londres,
1948, XI-XIII.
229 �������������������������������������������
Barondess, J.: «Medicine Agaisnt Society», JAMA, 276, 20, 1996, pp. 1657-1661.
230 Consejo de Europa, Convenio para la protección de los derechos humanos y la dignidad del
ser humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, Oviedo, 1997.
231 Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, 18-12-2000, C364/368, art. 3.
232 M. Grodin y G. Annas han reflexionado sobre el legado del juicio de Nürnberg, en es-
pecial en lo que se refiere a la protección de los derechos humanos. «Legacies of Nuremberg:
Medical Ethics and Human Rights», JAMA, 276, 20, 1996, pp. 1682-1689.
— 148 —
M.ª Teresa López de la Vieja
233 ��������������������������������������������������������������������������������
Dickman, S.: «US Role Alleged in Cover-up of Researchers Guilty of War Crimes»,
Nature, 335, 6 Oct., 1988, p. 481.
234 ��������������������������������������������������������������������������������
Hornblum, A.: «They Were Cheap and Available: Prisoners as Research Subjects in
Twentieth Century America», British Journal of Medicine, 313, 1996, 29 November, pp. 1437-
1441.
235 ���������������������������������������������������������������������������������
Faden, ��������������������������������������������������������������������������
R.; Lederer, S., y Moreno, J.: «US Medical Researchers, the Nuremberg Doc-
tors Trial, and the Nuremberg Code», JAMA, 276, 20, 1996, pp. 1667-1671.
236 �����������������������������������������������
Leaning, J.: «War Crimes and Medical Science», British Journal of Medicine, 313, 7
December, pp. 1413-1415.
237 P. Weindling recordaba la actitud de los científicos británicos que entraron en el cam-
po del Belsen. Hematólogos y especialistas en nutrición no tuvieron reparos en pedir a los
presos, recién liberados, que se prestaran a experimentos sobre alimentación. Al comienzo
se extrañaron de que los supervivientes se mostraran aterrorizados al ver el instrumental
medico, después optaron por diluir los nutrientes sobre los que querían obtener los datos en
las bebidas, leche, té, que ofrecieron a los prisioneros del campo a su cargo. «Human Guinea
Pigs and the Ethics of Experimentation: the BMJ’s Correspondent at the Nuremberg Medi-
cal Trial», BMJ, 313, 1996, pp. 1467-1470.
238 �������������������������������
«New Times, New Codes», ACHRE, Final Report, 1994, Chapter 2.
— 149 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
239 ������������������������������������������������
Beecher, H. K.: «Ethics and Clinical Research», New England Journal of Medicine,
1966, pp. 1354-1360.
240 ��������������������������������������������������������������������������
«The American Expert, the American Medical Association, and the Nuremberg
Medical Trial», ACHRE, Final Report, 1994, Chapter 2.
— 150 —
M.ª Teresa López de la Vieja
241 �������������������������������
«An Ethical Framework», ACHRE, Final Report, 1994, Chapter 4.
242 ����������������������������������������������������
«The “Real World” on Human Experimentation», ACHRE, Final Report, 1994,
Chapter 4.
243 López de la Vieja, M. T.: «Bioética. El contexto político», Contrastes, X, 2005, pp. 59-
77.
244 ����������������������������������������������������������������������������
Tröhler, U.: «The Long Road of Moral Concern. Doctor’s Ethos and Status Law
relating to Human Research in Europe», en Schmidt, U. y Frewer, A.: History and Theory of
Human Experimentation, pp. 27-47.
— 151 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
245 �������������������������������������������������������������������������������
Moreno, J.: «Helsinki into the Future. An Epilogue», Schmidt, U. y Frewer, A.: History
and Theory of Human Experimentation, pp. 327-329.
246 ����������������������������������������������
Stone, H.: «Currents in Contemporary Ethics», The Journal of Law, Medicine, and
Ethics, 29, 2001, pp. 94-99.
247 �����������������������������������
Weindling, P.: «A Fragile Legacy», Nazi Medicine and the Nuremberger Trials,
pp. 319-343.
— 152 —
M.ª Teresa López de la Vieja
248 P. Weindling menciona el caso de los científicos alemanes con experiencia en estudios
sobre gravedad y cambios de temperatura, realizados con prisioneros de los campos. Estos
médicos colaboraron luego con el Aero Medical Center, en Heidelberg, a partir del año 1947;
está también el caso de los médicos nazis que luego trabajaron para la compañía aérea Lu-
fthansa, con la que colaboraron sin dificultad alguna. «Cold War Medicine», Nazi Medicine
and the Nuremberger Trials, pp. 297-318.
249 ��������������������������������������������������������������������������
Seidelmann, W.: «Nuremberg Doctors’ Trial. Nuremberg Lamentation: for the
Forgotten Victims of Medical Science», British Journal of Medicine, 313, December,
pp. 1463-1963.
250 �������������������������������������������������������������������������������������
Frewer, A.: «History of Medicine and Ethics in Conflict. Research on national Social-
ism as a Moral Problem», en Schmidt, U. y Frewer, A.: History and Theory of Human Experi-
mentation, pp. 255-282.
— 153 —
Capítulo 5. Argumento de los precedentes
251 ���������������������������������������������������������������������������
Katz, J.: «Human Sacrifice and Human Experimentation: Reflections at Nurem-
berg», en Galston, W. A. y Shurre, E.: New Dimensions in Bioethics, Kluwer, Dordrecht, 2001,
pp. 209-224.
252 Aristóteles, Lógica, Argumentos Sofísticos, cap. 1.
— 154 —
6. Argumento de las consecuencias
253 ������������������������������������������������������������������
Walton, D.: «Historical Origins of “Argumentum ad Consequentiam”», Argumenta-
tion, 13, 199, pp. 251-264.
— 155 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
— 156 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 157 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
— 158 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 159 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
— 160 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 161 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
254 �����������������������������������������������������������
Jonas, H.: «Zukunft der Menschheit und Zukunft der Natur», Das Prinzip Verantwor-
tung, Suhrkamp, Frankfurt, 1984, pp. 245-255.
— 162 —
M.ª Teresa López de la Vieja
255 ������������������������������������������������
Jonas, H.: «Der Mensch als Objekt der Technik», Das Prinzip Verantwortung, Suhr-
kamp, Frankfurt, 1984, pp. 47-53.
256 �������������������������������������������������
Jonas, H.: «Neue Dimensionen der Verantwortung», Das Prinzip Verantwortung,
Suhrkamp, Frankfurt, 1984, pp. 26-30.
257 �����������������������������������������������������������
Jonas, H.: «Zukunft der Menschheit und Zukunft der Natur», Das Prinzip Verantwor-
tung, Suhrkamp, Frankfurt, 1984, p. 245.
258 ����������������������������������������������������
Jonas, H.: «Technologie als “Beruf ” der Menscheit», Das Prinzip Verantwortung, Suhr-
kamp, Frankfurt, 1984, pp. 31-38.
— 163 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
259 ��������������������������������������������������������������������������������
Jonas, H.: ���������������������������������������������������������������������
«Philosophical Reflections on Experimenting with Human Subjects», en
Jecker, N.; Jonsen, A., y Pearlman, R.: Bioethics, pp. 42-50.
260 ���������������������������������������������������������������������������������
Jonas, H.: «Die “utopische” Dynamik technischen Fortschritt und das Übermass der
Verantwortung», Das Prinzip Verantwortung, Suhrkamp, Frankfurt, 1984, pp. 54-56.
261 �����������������������������������������������������������
Jonas, H.: «Zukunft der Menschheit und Zukunft der Natur», Das Prinzip Verantwor-
tung, Suhrkamp, Frankfurt, 1984, pp. 245-255.
— 164 —
M.ª Teresa López de la Vieja
262 ��������������������������������������
Jonas, H.: «Die Pflicht zur Zukunft», Das Prinzip Verantwortung, Suhrkamp, Frank-
furt, 1984, pp. 84-95.
263 En varias ocasiones, A. Naess ha mostrado su desacuerdo con el tono apocalíptico de
estas profecías negativas («ecological doomsday prophecies»). «The Environmental Crisis and
the Deep Ecological Movement», Ecology, Community and Lifestyle, Cambridge University
Press, Cambridge, 1990, p. 26.
264 ���������������������������������������
Naess, A.: «From Ecology to Ecosophy», Ecology, Community and Lifestyle, Cambridge
University Press, Cambridge, 1990, pp. 35-46.
— 165 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
— 166 —
M.ª Teresa López de la Vieja
269 ������������������������������������������
Naess, A.: «Ecopolitics within Ecosophy», Ecology, Community and Lifestyle, Cam-
bridge University Press, Cambridge, 1990, pp. 130-162.
270 ������������������������������������������
Naess, A.: «Ecopolitics within Ecosophy», Ecology, Community and Lifestyle, Cam-
bridge University Press, Cambridge, 1990, p. 137.
271 �����������������������������������������������������������
Naess, A.: «An Outline of the Problems Ahead», en Low, N.: Global Ethics & Envi-
ronment, Routledge, Londres, 1999, pp. 16-29.
— 167 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
son los que mayor interés suscitan en el público. Por eso, la alianza
entre lo verde, lo azul y lo rojo272, cada vez más presente en la vida
política, sería un avance para los sistemas democráticos. En la
práctica, esa alianza resulta poco efectiva, ya que los ciudadanos
eligen aquellos partidos que no hacen propuestas ambientales
concretas, ni les trasladan las responsabilidades, tal y como sería
necesario. Los representantes políticos tampoco desean perder
apoyo popular, de forma que no proponen medidas fuertes
para la conservación del medio. En la escena internacional, los
países industrializados no modifican sus condiciones de vida,
por eso siguen sin cumplirse los dos objetivos básicos de la
política «verde»: conservar la diversidad de la biosfera y detener
la devastación del planeta.
d) En su opinión, los profetas de la catástrofe tampoco han
realizado una contribución positiva, sino que han debilitado al
movimiento ecologista. A. Naess ha defendido que la Ecopolítica
tiene una dinámica propia, capaz de ir más allá de las reformas
sociales y más en sintonía con las comunidades que preservan
la diversidad natural y cultural. Por varios motivos, el programa
ecopolítico requiere un cambio de mentalidad, cambios en la
acción política —acción no violenta, a la manera de Gandhi—
y, ante todo, una perspectiva a largo plazo273. En ello radicaría
la principal diferencia entre la versión superficial y la profunda
de la ecopolítica. Esta política tendría que avanzar paso a paso,
día a día, hasta llegar a la revolución «verde».
e) Lo mismo se podría aplicar al desarrollo sostenible, ya que éste
tiene mucho que ver con el modelo de crecimiento vigente,
no sólo con cambios en la legislación sobre temas de medio
ambiente. Por último, el principio de justicia ambiental 274 no
272 ������������������������������������������������������������������������
Naess, A.: «The Environmental Crisis and the Deep Ecological Movement», Ecology,
Community and Lifestyle, Cambridge University Press, Cambridge, 1990, p. 34.
273 �����������������������������������������������������������
Naess, A.: «An Outline of the Problems Ahead», en Low, N.: Global Ethics & Envi-
ronment, Routledge, Londres, 1999, p. 28.
274 ������������������������������������������
Naess, A.: «Ecopolitics within Ecosophy», Ecology, Community and Lifestyle, Cam-
bridge University Press, Cambridge, 1990, p. 139; «An Outline of the Problems Ahead», en
— 168 —
M.ª Teresa López de la Vieja
Low, N.: Global Ethics & Environment, Routledge, Londres, 1999, p. 25.
275 ��������������������������������������������������
Carson, R.: «From Silent Spring», en Charter, A.: The Portable Sixties Reader, Penguin,
Nueva York, 2003, pp. 547-548.
276 �������������������������������������������������������������
«Génocide gynophobien», según F. D’Eaubonne. «Introduction», Histoire de l´art et
lutte des sexes, Editions de la différence, París, 1977, pp. 13-29.
277 �����������������������������������������������������������������������������������������
D’Eaubonne, F.: «Le sexe est-il une classe? Dialectique de la présence et de l’absence»,
Histoire de l´art et lutte des sexes, Editions de la différence, París, 1977, pp. 31-39.
— 169 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
278 La misoginia como plaga que ha causado auténticos «sexocidios» era el tema de la
carta abierta, escrita por F. D’Eaubonne y dirigida al Papa Juan Pablo II. «An Open Letter
to Pope John Paul II», www.ecofem.org/journal.
279 ���������������������������������������������������������������������������������
Warren, K. A.: «Ecological Feminist Philosophies: An Overview of the Issues», en
Warren. K. A.: Ecological Feminist Philosophy, Indiana University Press, Bloominghton, 1996,
IX-XXVI.
280 �������������������������������������������������
Garret, S.: «The Socialization of Gender Roles», Gender, Tavistock, Londres, 1987,
pp. 20-37.
281 ��������������������������������������������������������
Warren, K.: «Feminism and Ecology: Making Connections», Environmental Ethics, 9,
1987, pp. 3-20.
— 170 —
M.ª Teresa López de la Vieja
282 �����������������������������������������������������������������������
Mies, M. y Shiva, V.: «Introduction: Why We Wrote this Book Together», Ecofemi-
nism, Zed Books, Londres, 1993, pp. 1-21.
283 ��������������������������������������������������������������������������������
Shiva, V.: «The Impoverishment of the Environment: Women and Children Last», en
Mies, M. y Shiva, V.: Ecofeminism, Zed Books, Londres, 1993, pp. 70-90.
284 Velayos, C.: «Ética del cambio climático y naturaleza no humana», Ética y cambio cli-
mático, Desclée, Bilbao, 2008, pp. 103-128.
285 ��������������������������������������������������������������������������������
Mies, M. y Shiva, V.: «People and Population: Towards a New Ecology of Reproduc-
tion», en Mies, M. y Shiva, V.: Ecofeminism, Zed Books, Londres, 1993, pp. 277-296.
286 ������������������������������������������������������������������������������������
Mies, M.: «From the Individual to the Dividual: the Supermarket of “Reproductive Al-
ternatives”», en Mies, M. y Shiva, V.: Ecofeminism, Zed Books, Londres, 1993, pp. 198-217.
287 Puleo, A.. «El hilo de Ariadna: ecofeminismo, animales y crítica al androcentrismo»,
en Velayos, C.: Feminismo ecológico. Estudios multidisciplinares de genero, Universidad de Sala-
manca, Salamanca, 2007, pp. 71-85.
— 171 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
288 Callicot, J. B.: «Can a Theory of Moral Sentiments Support a Genuinely Normative
Environmental Ethics?», Inquiry, 35, 1999, pp. 183-198.
289 �����������������������������������������������������������������������������
Merchant, C.: «Ecofeminism and Feminist Theory», en Diamond, I. y Feman Oren-
stein, G.: Reweawing the World. The Emergence of Ecofeminsm, Sierra Club Books, San Fran-
cisco, 1990, pp. 100-105.
290 M. Zimmerman se refería al Nuevo ethos de la Ecología y del Ecofeminismo. «Femi-
nism, Deep Ecology, and Environmental Ethics», Environmental Ethics, 9, 1987, pp. 21-44.
291 Ch. Spretnak se refería a la degradación, los desastres ambientales producidos por un
tipo de sociedad industrial especialmente rapaz que, además, se ha mostrado especialmente
arrogante e ignorante. «Ecofeminism: Our Roots and Flowering», en Diamond, I. y Feman
Orenstein, G.: Reweawing the World. The Emergence of Ecofeminsm, Sierra Club Books, San
Francisco, 1990, pp. 3-14.
292 ���������������������������������������������������
Diamond, I. y Feman Orenstein, G.: «Introduction», Reweawing the World. ���������
The Emer-
gence of Ecofeminsm, Sierra Club Books, San Francisco, 1990, IX-XV.
293 «Custodians of biodiversity», según V. Shiva, que también se ha referido a la sacredness
de la biodiversidad. «Women’s Indigenous Knowledge and Biodiversity Conservation», en
Mies, M. y Shiva, V.: Ecofeminism, Zed Books, Londres, 1993, pp. 164-173.
— 172 —
M.ª Teresa López de la Vieja
294 �����������������������������������������������������������������
Mies, M.: «Who Made Nature Our Enemy?», en Mies, M. y Shiva, V.: Ecofeminism,
Zed Books, Londres, 1993, pp. 91-97.
295 M. A. Warren examinaba esta cuestión, las limitaciones del cuidado aplicado en otros
espacios o círculos. «The Relevance of Relationships», Moral Status, Oxford University Press,
Oxford, 1997, pp. 122-147.
296 ���������������������������������������������������������������
Noddings, N.: «Caring for Animals, Plants, Things, and Ideas», Caring, University of
California Press, Berkeley, 2003, pp. 148-170.
297 �������������������������������������������������������������������������������
En el trabajo citado antes, Diamond, I. y Feman Orenstein, G.: «Introduction», Re-
weawing the World. The Emergence of Ecofeminsm, Sierra Club Books, San Francisco, 1990,
IX-XV.
— 173 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
298 Velayos, C.: «Sostener la vida», Velayos, C.: Feminismo ecológico. Estudios multidiscipli-
nares de genero, Universidad de Salamanca, Salamanca, 2007, pp. 87-99.
299 López de la Vieja, M. T.: «Ética de la diferencia. Política de la igualdad», en López
de la Vieja, M. T. (ed.): Feminismo: del pasado al presente, Publicaciones de la Universidad de
Salamanca, Salamanca, 2000, pp. 51-76; «Ética y diferencia», La mitad del mundo. Ética y
crítica feminista, Universidad de Salamanca, Salamanca, 2004, pp. 39-74.
— 174 —
M.ª Teresa López de la Vieja
300 ����������������������������������������
Commission of the European Communities: Halting the Loss of Biodiversity 2010- and
Beyond. Sustaining Ecosystem Services for Human Well-being {SEC(2006) 607}. Brussels,
22-5-2006, COM(2006) 216 final.
— 175 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
del «capital natural». Esto significa que lo natural es algo valioso por
sí mismo, pero que está integrado dentro del ámbito cultural y en
la historia de la humanidad. No se considera un ámbito separado.
Por lo tanto, proteger los recursos naturales no implicaría rechazar
el desarrollo económico o social, sino todo lo contrario, permitiría
asegurar el bienestar y la calidad de vida de los seres humanos. Éste es
el argumento y éste ha de ser también el objetivo básico de las políticas
ambientales de la Unión. Los acuerdos internacionales contribuirán a
reforzar las medidas puestas en marcha por los países europeos a fin
de conservar los recursos del planeta. Los resultados de esta estrategia
son aún modestos, la información disponible así lo dice, si bien existe
un compromiso político decidido. Es más, se trata de una auténtica
obligación moral, ya que «la pérdida de la biodiversidad es una pérdida
también para mí y para ti»301.
Por su planteamiento normativo, moral y político, el documento
de la Comisión demostraba que la inquietud por lo que sucede con
el medio ambiente puede ir más allá del temor a las consecuencias
indeseables, pendiente especialmente arriesgada en este momento. La
tesis es que sí es posible frenar el proceso, siempre y cuando se tomen
las iniciativas adecuadas para ello. Tales iniciativas corresponderían
tanto a los agentes individuales como a las instituciones; nadie está
exento de responsabilidad. A corto plazo, los resultados de los planes
ya aprobados serán bastante modestos, dada la envergadura del
problema; aun así, las medidas de protección son y serán necesarias a
fin de evitar los peores pronósticos para el medio natural, en Europa
y en terceros países. En el documento de 2006, el tratamiento dado
al tema indicaba que cabe fijar planes de actuación, generar acuerdos
nacionales e internacionales sobre la protección del entorno natural,
en beneficio de todos y mediante la cooperación de todos. Como se
puede comprobar, en ésta y en otras declaraciones e informes de la
Unión Europea ha predominado (a) el antropocentrismo como punto
— 176 —
M.ª Teresa López de la Vieja
302 �������������������������������������������������������������������������������������
«[...] a mainstream political priority», según S. Dimas. «Stopping the Loss of Biodi-
versity by 2010. Why Nature Matters. Why we are Losing It. And What We in Europe Can
Do About It», Green Week Conference, Brussels, 30 May 2006.
303 ���������������������������������������������������������������������������������
Conference «Biodiversity and the EU-Sustaining Life, Sustaining Livehoods», Mala-
hide, 25-27 May 2004. MALAHIDE/MP/Message-final-rev.2.
— 177 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
304 �������������������������������������������������������������������������������
Killarney Declaration and Recommendations on Biodiversity Research, EPBRS, Kil-
larney, May 2004.
305 Comisión de las Comunidades Europeas: La gobernanza europea. Un libro blanco, Bru-
selas, 27-7-2001 COMN (2001) 428 final.
306 López de la Vieja, M. T.: «Bioética y buen gobierno en la Unión Europea», Contrastes.
Revista Internacional de Filosofía, vol. XIV, 2009, pp. 179-198.
307 ����������������������������������������������������������
Risse, Th.: «Global Governance and Communicative Action», Governmet and Opposi-
tion, 2004, pp. 288-313.
— 178 —
M.ª Teresa López de la Vieja
308 Los resultados terribles son presentados como aquello que aparecerá al final de la
pendiente. Williams, B.: «Which Slopes Are Slippery?», en Warnock, M. A Question of Life,
Blackwell, Oxford, 1985, pp. 126-137.
309 �����������������������������������������������������������������������
Birnbacher, D. y Wagner, B.: «Risiko», en Düwell, M. y Steigleder, K.: Bioethik,
Suhrkamp, Frankfurt, 2003, pp. 435-446.
310 Como sorites, fue analizado por Eubulides de Megara, luego por Aristóteles y poste-
riormente por otros autores clásicos, como Ciceron. Horn, Ch. y Rapp, Ch: Wörterbuch der
antiken Philosophie, Beck, Munich, 2002, p. 402.
— 179 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
311 ����������������������������������
Rudinow, J.: «On Slippery Slope», Analysis, 34, 1973-1974, pp. 173-176.
312 T. Govier proponía que estos argumentos fueran tomados completamente en se-
rio. «What’s Wrong with Slippery Slope?», Canadian Journal of Philosophy, XII, 1982,
pp. 303-316.
313 ������������������������������������������������������
Potter, Van Rensselaer: «Science and Biological Man», Bioethics, Bridge to Future,
Prentice Hall, Englewood Cliffs, 1971, pp. 149-161.
314 ���������������������������������������
Naess, A.: «From Ecology to Ecosophy», Ecology, Community and Lifestyle, Cambridge
University Press, Cambridge, 1990, p. 27
315 ��������������������������������������������������������������������������������
Jonas, H.: «Mikroben, Gameten und Zygoten: Weiteres zur neuen Schöpferrolle des
Menschen», Technik, Medizin und Ethik, Insel, Frankfurt, 1985, pp. 204-218.
— 180 —
M.ª Teresa López de la Vieja
316 ��������������������������������������������������������������������������������
Habermas, J.: «Die postnationale Konstellation und die Zukunft der Demokratie»,
Die postnationale Konstellation, Suhrkamp, Frankfurt, 1998, pp. 91-169.
317 ������������������������������������������������������
Habermas, J.: «Ein Interview über Krieg und Frieden», Der gespaltene Westen, p. 106.
318 ���������������������������������������������������������������������������
Commission of the European Communities, «A Sustainable Europe for a Better
World: A European Union Strategy for Sustainable Development», Brussels, 15-2-2001,
COM (2001) 264 final.
— 181 —
Capítulo 6. Argumento de las consecuencias
— 182 —
III. Límites en la práctica
— 183 —
III. Límites en la práctica
— 184 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 185 —
7. Bioética y biopolítica
321 ����������������
Sloterdijk, P.: Regeln für Menschenpark, Suhrkamp, Frankfurt, 1999.
— 187 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
— 188 —
M.ª Teresa López de la Vieja
322 Según los datos revisados y puestos al día en los últimos años por Th. Stökle, Grafeneck
1940, Silberberg Verlag, Tübingen, 2002, pp. 7-26.
323 �������������������������������������������������
«Der allmähliche Abschied vom Nürnberger Kodex», Frankfurter Rundschau,
15-11-1997.
— 189 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
— 190 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 191 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
324 �������������������������������������������������
Sloterdijk, P.: «Die Kritische Theorie ist Tot», Die Zeit, 37, 1999.
— 192 —
M.ª Teresa López de la Vieja
325 ����������������
Sloterdijk, P.: Regeln für Menschenpark, p. 56.
326 ����������������
Sloterdijk, P.: Regeln für Menschenpark, pp. 38-40.
— 193 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
327 ����������������
Sloterdijk, P.: Regeln für Menschenpark, p. 47.
328 ����������������
Sloterdijk, P.: Regeln für Menschenpark, p. 48.
— 194 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 195 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
329 ����������������������������������������
Frank, M.: «Geschweife und Geschwefel», Die Zeit, 39, 1999.
330 �����������������������������������������
Brumlik, M.: «Der Räder der Entbehrten», Frankfurter Rundschau, 18-9-1999.
331 ��������������������������������������������������������
Von Thadden, E.: «Und wenn sie nicht gestorben ist...», Die Zeit, 39, 1999.
— 196 —
M.ª Teresa López de la Vieja
332 �������������������������������������������������
Zimmerli, W.: «Die Evolution in eigener Regie», Die Zeit, 40, 1999.
333 ������������������������������������������
Assheuer, Th.: «Das Zarathustra-Projekt», Die Zeit, 36, 1999.
334 �������������������������
Greiner, U.: «O Sophie», Die Zeit, 37, 1999.
335 ���������������������������������������������������
Dworkin, R.: «Die falsche Angst, Gott zu spielen», Die Zeit, 38, 1999, pp. 15-17.
— 197 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
en que han sido formulados. ¿Es posible crear seres humanos que
tengan determinadas características? La capacidad de elegir ciertos
rasgos ¿es lo mismo que practicar la eugenesia? Las objeciones más
comunes sobre las técnicas son de tres tipos: los problemas físicos, la
justicia y la variedad de la especie. (a) En cuanto a los peligros físicos,
éstos se reducirían a posibles malformaciones en los seres humanos. La
conclusión es que hay que mejorar las técnicas. Por lo demás, los seres
humanos, incluidos aquellos con problemas físicos, serían producidos
gracias a dicha técnica. (b) El argumento de la justicia le parecía muy
interesante. Como se trata de una técnica costosa, algunos podrían
hacer uso de ella, pero otros no tendrían acceso. ¿Por qué no prestar
atención a estos aspectos, en lugar de rechazar la técnica? (c) Cabe
pensar también que la selección de rasgos tendrá algunas consecuencias
de tipo estético. La posibilidad de elegir características para los seres
humanos acabará por influir, de un modo u otro, en la variedad de la
especie, tal y como hoy la conocemos, algo que es cierto.
El análisis de R. Dworkin ponía de manifiesto la debilidad de
buena parte de los argumentos contrarios a la clonación. Sí, éstos eran
poco consistentes por varias razones:
— 198 —
M.ª Teresa López de la Vieja
¿Hay más riesgos ahora que antes? Tal vez no. R. Dworkin
insistía en que siempre hubo riesgos, siempre se «jugó con fuego», los
descubrimientos han tenido resultados inciertos. Por lo tanto, conviene
aceptar estas nuevas posibilidades, usándolas siempre de manera
responsable. En el caso de las técnicas genéticas y de la clonación, vale
la pena reflexionar sobre la opinión que merece el azar en la existencia
de los humanos. ¿Por qué se valora tanto? El azar, por sí solo, no
puede fijar los límites de lo permitido y de lo no permitido. ¿Por qué
sería preferible a la intervención genética? Las limitaciones vienen de
las propias convicciones, no de las técnicas. Desde un planteamiento
liberal, R. Dworkin explicaba que las reacciones en torno al tema
— 199 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
están más relacionadas con las emociones que con críticas fundadas
a los avances de la genética. Existe una actitud generalizada de
desconfianza e incluso de rechazo hacia esta disciplina, que alimenta
la creencia de que los humanos han ido demasiado lejos. Se han
atrevido a «jugar a ser Dios». Es comprensible hasta cierto punto; sin
embargo, la preocupación no tiene por qué convertirse en prohibición
de las tecnologías. Hace falta evaluar mejor los riesgos, eso sí.
336 �����������������������������������������
Albrecht, J.: «Die Guten ins Tröpfchen», Die Zeit, 38, 1999, p. 16.
— 200 —
M.ª Teresa López de la Vieja
337 ���������������������������������������������������
Tugendhat, E.: «Es gibt keine Gene für die Moral», Die Zeit, 39, 1999.
338 W. Frühwald ha sido presidente de la Deutsche Forschungsgesellschaft en los años
noventa y, también, presidente de la A.von Humboldt Gesellschaft. Se ha ocupado de los
aspectos éticos de la ciencia y la técnica, participando en el debate sobre la investigación y
el uso de las biotecnologías. «Der
����������������������������������������������������������
“optimierte Mensch”. Über
��������������������������������
Gentechnik, Forschungsfrei-
— 201 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
heit, Menschenbild und die Zukunft der Wissenschaft», Forschung & Lehre, August, 2001.
Algunos de los artículos e intervenciones de este autor sobre las perspectivas que ofrece en la
actualidad la ciencia, y en especial la biología, se encuentran en el volumen Zeit der Wissen-
schaft, Du Mont, Köln, 1997.
339 ����������������������������������
Kevles, D.: «Eugenic Enactments», In the Name of Eugenics, Harvard University Press,
Cambridge, 1995, pp. 96-112; American Society of Human Genetics (ASHG), «Eugenics
and the Misuse of Genetic Information to Restrict Reproductive Freedom», American Jour-
nal of Human Genetics, 64, 1999, pp. 335-338.
— 202 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 203 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
342 ����������������������������������������������������������������������������������
Habermas, J.: «Begründete Enthaltsamkeit. Gibt es postmetaphysische Antworten auf
die Frage nach dem “richtigen Leben”?», Die Zukunft der menschlichen Natur, Suhrkamp,
Frankfurt, 2002, pp. 11-33.
— 204 —
M.ª Teresa López de la Vieja
7.2.1. Autonomía
Por su trascendencia, estas cuestiones, así como las decisiones que
se tomen al respecto, no deberían ser sólo competencia de científicos
o de expertos en ingeniería genética. Los filósofos, los ciudadanos,
deben reflexionar sobre los cambios que irrumpirían en sus vidas, en la
existencia de la humanidad. Así lo ha entendido J. Habermas343. Por eso,
ha defendido también la validez de un marco normativo que atribuye
dignidad y autonomía a los agentes individuales. Tales principios
son del todo incompatibles con cualquier forma de planificación, de
selección o de biopolítica. La idea de naturaleza humana o de especie
humana responde a un propósito similar, que es poner límites al uso
de la ingeniería genética con fines no estrictamente terapéuticos. Al
final, ninguna modalidad de eugenesia, ni siquiera la eugenesia liberal,
resultaba aceptable para J. Habermas. Él ha expresado sus reservas
sobre los tests genéticos y sobre los programas de investigación con
células troncales; la pendiente resbaladiza ha estado también muy
presente en sus argumentos contra toda forma de instrumentalización
de los seres humanos. ¿Debe prevalecer la libertad de investigación
o, por el contrario, la protección de los embriones? Para él no hay
dudas sobre el significado último de la «lógica de la curación», ya que
343 ����������������������������������������������������������������������������������
Habermas, J.: «Auf dem Weg zu einer liberalen Eugenik? Der Streit um das ethische
Selbstverständnis der Gattung», Die Zukunft der menschlichen Natur, Suhrkamp, Frankfurt,
2002, pp. 34-125.
— 205 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
— 206 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 207 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
344 �����������������������������������������
«Postskriptum ( Jahresewende 2001/2002)», Die Zukunft der menschlichen Natur, Suhr-
kamp, Frankfurt, 2002, pp.127-163.
— 208 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 209 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
345 R. Spaemann llamaba la atención sobre el repentino interés de J. Habermas por temas
de bioética. Durante años, éste se había ocupado sobre todo de cuestiones de justicia, muy
poco de lo referente a la vida buena y a la naturaleza humana. «Habermas über Bioethik»,
Deutsche Zeitschrift für Philosophie, 50, 2002, pp. 105-109. Por su parte, D. Birnbacher co-
mentaba la debilidad de las premisas en las cuales se apoyaba J. Habermas para defender la
autonomía y cuestionar aquello que pueda amenazarla. «Habermas’ ehrgeiziges Beweisziel-
erreicht oder verfehlt?», Deutsche Zeitschrift für Philosophie, 50, 2002, pp. 121-126. En cambio,
L. Siep ha valorado el intento de J. Habermas, por entender que sus últimas contribuciones
permitirían ampliar la moral del reconocimiento recíproco a través de una ética de la especie.
«Moral und Gattungsethik», Deutsche Zeitschrift für Philosophie, 50, 2002, pp. 111-120.
346 �������������������������������������
Habermas, J.: «Replik und Einwände», Deutsche Zeitschrift für Philoopshie, 50, 2002,
pp. 283-298.
347 �����������������������������������������������������������������
Spaemann, R.: «Wozu den Aufwand? Sloterdijk fehlt das Rüstzeug», Grenzen. Zur
ethischen Dimension des Handelns, pp. 406-410.
— 210 —
M.ª Teresa López de la Vieja
348 �������������������������
Spaemann, R.: «Vorwort», Grenzen. Zur ethischen Dimension des Handelns, pp. 7-12.
349 ���������������������������������������������������������������������������������
Spaemann, R.: «Die Herausforderung des ärztlichen Berufsethos durch die medizini-
sche Wisssenschaft», Grenzen. Zur ethischen Dimension des Handelns, pp. 336-360.
350 ���������������������������������������
Spaemann, R.: «Die totale Gesundheit», Grenzen. Zur ethischen Dimension des Han-
delns, pp. 32-335; en este mismo volumen y contra la interrupción del embarazo, «Verant-
wortung für die Ungeborenen», pp. 367-382.
— 211 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
351 ����������������������������������������������������
Spaemann, R.: «Über den Begriff der Menschenwürde», Grenzen. Zur ethischen Di-
mension des Handelns, pp. 107-122.
352 Ethos significa reconocer en común ciertos límites, según lo ha definido R. Spaemann.
«Vorwort», Grenzen. Zur ethischen Dimension des Handelns, Klett-Cotta, Stuttgart, 2001,
pp. 7-12.
— 212 —
M.ª Teresa López de la Vieja
establecer las fronteras entre lo que está mal y lo que está bien,
entre lo tolerable y lo intolerable.
Fuera de aquel contexto tan especial, había que considerar en
qué sentido se asocia la reflexión moral a la búsqueda de límites y,
en segundo lugar, de qué tipo de límites se trata353. No se discute
que la autonomía y la dignidad de los seres humanos sean principios
válidos, sólo que convendría definir mejor en qué consisten y cómo
se aplicarían, para evitar que funcionen tan sólo como elementos
retóricos, sin contenido. En todo caso, esto confirmaría que la Ética
es sensible a los lenguajes, las tradiciones, los compromisos, los
contextos y, siempre, a las ideologías. Sobre todo cuando la reflexión
tiene que hacerse cargo de un pasado atroz, tan vivo aún en los debates
contemporáneos sobre los avances biomédicos.
— 213 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
355 ����������������������������
Schröder, G.: «Leserbrief», Die Zeit, 31, 2001; «Interview», Frankfurter Allgemeine Zei-
tung, 3-5-2001; Rede, 21-6-2000.
356 ��������������������������������������������������������
Kollek, R. y Schneider, I.: «Verschwiegende Interesse», Suddeutsche Zeitung, 5-7-2001,
p. 19.
357 �������������������������������������������������������������������������
Bundesregierung: «Rechtliche Rahmenbedingungen zur Gentechnik», 7-7-2000.
358 ��������������������������������������������������
Siep, L.: «Zur ethische Problematik des Klonens», Jahrbuch für Wissenschaft und Ethik,
3, 1998, pp. 5-14.
— 214 —
M.ª Teresa López de la Vieja
359 ������������������������������
Agar, N.: «Liberal Eugenics», Public Affairs Quarterly, 12, 1998, pp. 137-155.
— 215 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
nada tiene que ver con el ideal de higiene racial ni con la producción
de ciudadanos perfectos. La versión autoritaria pretendía el control
y la uniformidad de los seres humanos; por eso mismo rechazaba
la libertad reproductiva. La eugenesia liberal pretende todo lo
contrario. Las terapias génicas han de estar a disposición de los
padres, sólo de los padres, a fin de que éstos puedan elegir rasgos
de sus hijos a fin de evitarles enfermedades. Sin la interferencia del
Estado, claro está. Así entendida, la eugenesia liberal sería más bien
una extensión de la libertad reproductiva, de la libertad individual,
con claros beneficios para la calidad de vida.
360 ��������������������������
Zentrale Ethikkommission: Stellungnahme zur Stammzellforschung, November, 2001.
361 ��������������������������������������������������
Frühwald, W.: «Die Bedrohng der Gattung “Mensch”», Deutsches Ärzteblatt, 99, 2002,
pp. 1281-1286.
362 ������������������������������������������������������
Schramme, Th.: «Der perfektionierte Mensch: Eugenik», Bioethik, Campus Verlag,
Frankfturt, 2002, pp. 76-81.
363 ������������������������������������
Jachert, N.: «Beitrage zum Diskurs», Deutsches Ärzteblatt, 9, 2000, p. 4.
— 216 —
M.ª Teresa López de la Vieja
364 ��������������������������������������������������
Nida Rümelin, J.: «Humanismus ist nicht teilbar», Ethische Essays, Suhrkamp, Frank-
furt, 2002, pp. 465-471.
365 ������������������������������������������������������������������������������
Mieth, D.: «Ethische Problem der Humangenetik: eine Überprüfung üblicher Argu-
mentationsformen», en Engels, E. M: Biologie und Ethik, pp. 224-256.
366 ���������������������������������������������
Müller-Hill, B.: «Genetics After Auschwitz», Holocaust and Genocide Studies, 2, 1987,
pp. 3-20
367 �����������������������������������������������������������������������
Weingart, P.: «Eugenik-Eine angewandt Wissenschaft», en Lundgreen, P.: Wissen-
schaft im Dritten Reich, Frankfurt, 1985, pp. 314-349.
— 217 —
Capítulo 7. Bioética y biopolítica
— 218 —
8. Humanidad. Los límites de la acción
368 ����������������������������������
Kogon, E.: «Wehret den Anfängen», Ideologie und Praxis der Unmenschlichkeit, Qua-
driga Verlag, Berlín, 1995.
— 219 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
369 �����������������������������
Mitscherlich, A.: «Vorwort», Das Diktat der Menschenverachtung, Lambert Schneider,
Heidelberg, 1957, pp. 11-13.
— 220 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 221 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
— 222 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 223 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
— 224 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 225 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
372 �����������������������������������������������������������������������������
«Von Deutschland aus sollte an die Stelle der Humanität, wie die europäische
Aufklärung sie als Prinzip des geschichtlichen Fortschritts durchzusetzen unternonmmen
hat, der Rassimus treten». Kogon, E.: «Bericht an die Enkel», Ideologie und Praxis der
Unmenschlichkeit, p. 33.
373 ���������������������������������������������������������
Mitscherlich, A. y Mielke, F..: «Vorwort zum Nachdruck», Medizin Ohne Menschlick-
eit. Dokumente des Nürnberg ärzteprozesses, Fischer, Frankfurt, 1995, pp. 23-24.
374 �����������������������������
Mitscherlich, A.: «Vorwort», Das Diktat der Menschenverachtung, p. 13.
375 �������������������������������������������������������
Tuffs, A.: «Nazi War Crimes and Medicine 50 Years On», The Lancet, 348, November
2, 1996, p. 1234.
— 226 —
M.ª Teresa López de la Vieja
376 ��������������������������������������������
Schlink, B.: «Vergangenheit als Zumutung?», Vergangenheitsschuld und gegenwärtiges
Recht, Suhkrkamp, Frankfurt, 2002, pp. 61-88.
377 ����������������������������������������������������������������������
Tuffs, A.: «German Research Society Apologizes to Victims of Nazism», British Medi-
cal Journal, 322, 2001, p. 1445.
378 �������������������������������������������������������������������������������
Hohendorf, F.; Roelcke,V. y Rotzoll, M.: «Innovationmund Verninchtung- Psychia-
trischen Forschung und “Euthanasie” an der Heildelberger Psychiatrischen Klinik 1939-
1945», Der Nervenarzt, 67, 1996, pp. 935-946.
379 ���������������������������������������������������������������������������
«Erst ohne mitmenscliche Achtung wäre las Leben nicht mehr Lebesnwert», en
Mitscherlich, A.: «Vorwort», Das Diktat der Menschenverachtung, p. 13.
380 �������������������������������������������������������������������
Mitscherlich, A. y Mielke, F..: «Von der Abschied dieser Chronik», Medizin Ohne
Menschlickeit. Dokumente des Nürnberg ärzteprozesses, Fischer, Frankfurt, 1995, pp. 9-22.
— 227 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
381 �����������������������������������������������������������������
Freimüller, T.: «Mediziner: Operation Volkskörper», en Frei, N.: Hitlers Eliten nach
1945, Deutsche Taschenbuch Verlag, Munich, 2004, pp. 13-68.
— 228 —
M.ª Teresa López de la Vieja
382 ����������������������
Arendt, H.: «Epilog», Eichman in Jerusalem, Piper, Munich, 2004, pp. 372-404.
383 �������������������������������
Arendt, H.: «Zur Schuldfrage», Denken ohne Geländer, Piper, Munich, pp. 230-231.
384 ��������������������������������������������������������������
Arendt, H.: «Lösung der Judenfrage: Erste Phase-Vertreibung», Eichman in Jerusalem,
pp. 85-98.
385 H. Arendt distinguía entre la comunidad de naciones, la especie humana y el estatus de
la humanidad (Gemeinschaft der Nationen, Menschengeschlecht, Status des Menschseins). «Epi-
�����
log», Eichmann in Jerusalem, Piper, Munich, 2004, pp. 372-404.
386 �������������������������������������
Arendt, H.: «The Mob and the Elite», Partisan Review, 1950, pp. 808-819.
— 229 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
387 Arendt, H. y Jaspers, K.: Carta de H. Arendt del 4 de marzo de 1951, Briefwechsel
1926-1969, Piper, Munich, 1985, p. 203.
388 Arendt, H. y Jaspers, K.: Carta de H. Arendt del 4 de marzo de 1951, Briefwechsel
1926-1969, p. 202.
389 �������������������������������������
Lingens-Reiner, E.: «The Prisoners», Prisoners of Fear, Gollanz, Londres, 1948,
pp. 87-28.
— 230 —
M.ª Teresa López de la Vieja
390 �������������������������������������
Lingens-Reiner, E.: «Camp Hospital», Prisoners of Fear, pp. 54-68.
391 ����������������������������������������������������
Kogon, E.: «Wie der Massensgiftmord möglich wurde», Ideologie und Praxis der
Unmenschlichkeit, pp. 130-141.
392 ��������������������������������������������������
Alexander, L.: «Ethics of Human Experimentation», Psychiatric Journal of the Univer-
sity of Ottawa, 1, 1976, pp. 40-46.
— 231 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
8.2. Lo humano
393 �����������������������������������������������������
Alexander, L.: «Medical Science under Dictatorship», The New England Journal of
Medicine, 241, 1949, pp. 39-47.
394 The Nuremberg Code, October 1946-April 1949, p. 8.
395 Según J. Katz, este nuevo enfoque de la medicina y de la investigación surge de la bru-
talidad, de la tortura y, en definitiva, de las «llamas desde el infierno» del nacionalsocialismo.
«Human Sacrifice and Human Experimentation: Reflections at Nuremberg», Galston, W. y
Schurre, E.: New Dimensions in Bioethics, Kluuwer, Dordrecht, 2001, pp. 209-221.
396 López de la Vieja, M. T.: «Ética de la investigación científica», Bioética y ciudadanía,
Biblioteca Nueva, Madrid, 2008, pp. 91-113.
397 The Nuremberg Code, 1949.
— 232 —
M.ª Teresa López de la Vieja
398 La dignidad aparece en el título del documento del Consejo de Europa, Convenio para
la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones
de la Biología y la Medicina, 4 de abril, 1997.
399 Charter of Fundamental Rights of the European Union (2007/C 303/01), Preamble.
400 LEY 14/2007, de 3 de julio, de investigación biomédica.
401 R. Spaeman presentaba el ethos como reconocimiento de los límites, reconocimiento
hecho en común. «Vorwort», Grenzen. Zur ethischen Dimension des Handelns, Klett-Cotta,
Stuttgart, 2001, pp. 7-12.
— 233 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
— 234 —
M.ª Teresa López de la Vieja
402 Charter of Fundamental Rights of the European Union (2007/C 303/01), art. 1.
403 Charter of Fundamental Rights of the European Union (2007/C 303/01), art. 3.2.
404 Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con
respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, 1997, art. 2.
405 Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con
respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, 1997, art. 5.
— 235 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
sólo por eso vale la pena detenerse en los conceptos de «ser humano»,
«persona», «naturaleza humana», «especie humana» y en el modo en
que han sido construidos. Por ejemplo, del significado atribuido a
la dignidad y a la identidad aumenta la distancia que pudiera existir
entre los principios universales y, luego, el reconocimiento efectivo de
los derechos. Algo parecido ocurre con la dificultad de traducir en
términos prácticos el respeto debido a los seres humanos, los criterios
para definir las buenas prácticas y, en fin, la dificultad de trasladar lo
normativo a cada situación.
8.2.1.1. Fin en sí
Entonces la moralidad es la condición bajo la cual sólo un ser
racional puede ser fin en sí mismo (I. Kant, Grundlegung zur Me-
taphysik der Sitte, Werke, p. 68)406.
Según I. Kant, los seres humanos, los seres racionales y las personas
han de ser considerados como fines en sí, nunca como medios. Se
trata de la principal condición de la moralidad, que relaciona de
forma estrecha la dignidad, la condición de ser fines en sí, con la
racionalidad. En la práctica, ¿qué significado tiene este enfoque para
la medicina o para la investigación? El Convenio de Oviedo, de 1997,
es un buen ejemplo de compromiso con una idea del ser humano
que sigue de cerca el modelo kantiano. De hecho, la mayoría de las
disposiciones se refieren a las personas competentes, aquellas que
se hallan en situación de dar su consentimiento y tomar decisiones
sobre su salud. A la vez, el Convenio tiene en cuenta la protección
de quienes carecen de la capacidad de aceptar las intervenciones, los
experimentos y las extracciones de órganos407, sólo que estos artículos
son una extensión de los anteriores, sobre los derechos de las «personas
406 ����������
Kant, I.: Grundlegung zur Metaphysik der Sitten, Werke, Sukrkamp, Frankfurt, VII,
1956.
407 Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con
respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, 1997, arts. 6, 7, 17 y 20.
— 236 —
M.ª Teresa López de la Vieja
408 Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con
respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, 1997, art. 19.
409 Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con
respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, 1997, art. 20.
410 Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con
respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, 1997, art. 15.
— 237 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
411 Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con
respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, 1997, art. 16.
412 Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con
respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, 1997, art. 18.
413 W. Galston señalaba la falta de acuerdos y, a la vez, la necesidad de llegar a algún
compromiso sobre el tema. «Ethics and Public Policy in a Democracy: The Case of Human
Embryo Research», Galston, W. y Shurre, E.: New Dimensions in Bioethics, Kluwer, Dor-
drecht, 2001, pp. 197-207.
— 238 —
M.ª Teresa López de la Vieja
8.2.1.2. La identidad
[...] la identidad personal no se puede poner en ninguna cosa que no
sea tener conciencia (que es lo único que hace eso que llamamos el sí
mismo) ( J. Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano, p. 505)415.
414 B. Gordijn defiende esta tesis, las dificultades para el uso del concepto de persona, por
sus diferentes significados. «The Troublesome Concept of the Person», Theoretical Medicine
and Bioethics, 20, 1999, pp. 347-359.
415 Locke, J: Ensayo sobre el entendimiento humano, Editora Nacional, Madrid, 1980.
416 Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con
respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, 1997, art. 5.
— 239 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
417 �����������������������������������������������������������������������
Hellegers, A.: «Fetal Development», en Beauchamp, T. y Walters, L. R.: Contemporary
Issues in Bioethics, Wadsworth, Belmont, 1982, pp. 222-226.
418 �������������������������������������������������������������������������������������
Tal como explicaba M. Tooley, «In Defense of Abortion and Infanticide», en Feinberg,
J.: Abortion, Wadsworth, Belmont, 1984, pp. 120-135.
419 �����������������������������������������������������������������������������
Benn, I.: «Abortion, Infanticide, and Respect for Persons», en Feinberg, J.: Abortion,
Wadsworth, Belmont, 1984, pp. 135-144.
— 240 —
M.ª Teresa López de la Vieja
420 ������������������������������������������������������������������������
Feinberg, J.: «Potentiality, Development, and Rights», en Feinberg, J.: Abortion,
Wadsworth, Belmont, 1984, pp. 145-150.
421 Romeo Casabona, C.: «La incidencia de la delimitacion de las distintas fases de la vida
humana en su protección jurídica», El Derecho y la Bioética ante los límites de la vida humana,
Centro de Estudios R. Areces, Madrid, 1994, pp. 137-183.
422 L. Lomasky insistía sobre este aspecto. �������������������������������������������
«Being a Person. Does It Matter?», en Fein-
berg, J.: Abortion, Wadsworth, Belmont, 1984, pp. 161-172.
423 Valorar la propia vida es una de las características de la persona, según afirmaba J.
Harris. «Beings, Human Beings and Persons», The Value of Life, Routledge, Londres, 1989,
pp. 7-27.
— 241 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
424 ������������������������������������������������������������������������������
Bortolotti, L. y Harris, J.: «Stemm Cell Research, Personhood and Sentience», Ethics,
Law and Moral Philosophy of Reproductive Medicine, 1, 2005.
425 ����������������������������������
Harris, J.: «Changing the World», Wonderwoman and Superman, Oxford University
Press, Oxford, 1993, pp. 162-182.
426 ����������
Kant, I.: Grundlegung zur Metaphysik der Sitten, Werke, VII, 1956.
— 242 —
M.ª Teresa López de la Vieja
427 �������������������������������������������������������������������������
Habermas, J.: «Genetische Sklavenshaft? Moralische Grenzen reproduktions-
medizinischer Fortschritte», Die postnationale Konstellation, Suhrkamp, Frankfurt, 1998, pp.
243-247; «Begründete Enthaltsamkeit. Gibt es postmetaphysische Antwort auf die Frage
nach dem “richtigen Leben”?», Die Zukunft der menschlichen Natur, Suhrkamp, Frankfurt,
2002, pp. 11-33; «Replik auf Einwände», Deutsche Zeitschrift für Philosophie, 50, 2002, 2,
pp. 283-298.
— 243 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
428 �����������������������������������������������������
Dworkin, R.: «Playing God: Genes, Clones, and Luck», Sovereign Virtue, Harvard
University Press, Cambridge, 2000, pp. 427-452.
429 ������������������������������������������������������������������������������������
Savulescu, J. y Harris, J.: «The Creation Lottery: Final Lessons from Natural Repro-
duction: Why Those Who Accept Natural Reproduction Should Accept Cloning and Other
Frankenstein Reproductive Technologies», Paper.
— 244 —
M.ª Teresa López de la Vieja
430 ������������������������������
Stock, G.: «The Last Humans», Redesigning Humans, Houghton Mifflin, Boston,
2003, pp. 1-18.
431 ������������������������������
Stock, G.: «The Last Humans», Redesigning Humans, pp. 19-34.
432 Real Decreto 1201/2005, sobre protección de los animales utilizados para experimen-
tación y otros fines científicos.
— 245 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
433 ������������
Singer, P.: The Expanding Circle, Oxford University Press, Oxford, 1983.
— 246 —
M.ª Teresa López de la Vieja
8.3.2. Género
Las mujeres y los hombres son iguales en dignidad humana, e
iguales en derechos y deberes (Ley Orgánica 3/2007)434.
434 Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.
435 ��������������������������������������������������������������������������������
Gilligan, C.: «In a Different Voice: Women’s Conceptions of Self and Morality», Har-
vard Educational Review, 17, 1977, pp. 481-517.
— 247 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
436 ����������������������������������������������������
Sherwin, S.: «Feminism and Bioethics», en Wolf, S.: Feminism and Bioethics: Beyond
Reproduction, Oxford University Press, Nueva York, 1996, pp. 47-66.
437 Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres,
art. 27.
— 248 —
M.ª Teresa López de la Vieja
Esta Ley tiene por objeto regular, con pleno respeto a la dignidad
e identidad humanas y a los derechos inherentes a la persona, la
investigación biomédica (Ley 14/2007)438.
— 249 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
440 �����������������������������
Mitscherlich, A.: «Vorwort», Das Diktat der Menschenverachtung, p. 12.
— 250 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 251 —
Capítulo 8. Humanidad. Los límites de la acción
— 252 —
9. En la práctica. Conclusiones
442 ������������
Pinter, H.: Art, Truth a& Politics, The Nobel Prize in Literature, December 7, 2005.
— 253 —
Capítulo 9. En la práctica. Conclusiones
— 254 —
M.ª Teresa López de la Vieja
existen, sin duda, sólo que no hay evidencia suficiente para concluir
que los efectos de una determinada técnica o de una determinada
regulación más permisiva serán negativos, indeseables, peligrosos,
trágicos, impredecibles, etc. No se puede afirmar tal cosa; tampoco
que existe una pendiente especialmente resbaladiza en cuestiones que
afectan a la salud, a los derechos de los pacientes, a la salud sexual
y reproductiva o a los avances de la investigación. Algo parecido
ocurre con la pendiente que aparece de tanto en tanto en los debates
de carácter político. Las sociedades «de riesgo», la situación de las
relaciones internacionales que evolucionan de forma tan rápida como
incierta, todo ello ha sido motivo de intranquilidad y ha dado pie
a pronósticos sombríos, muy negativos. La pendiente resbaladiza ha
encontrado ahí un terreno apropiado para desplegar sus imágenes y
metáforas más expresivas.
Por ejemplo, desde los años sesenta se ha mencionado con
frecuencia la «teoría del dominó» para explicar iniciativas de la política
internacional de Estados Unidos y de sus aliados; el principal objetivo
ha sido frenar la expansión de los sistemas socialistas y comunistas,
presentados como una amenaza poderosa. Había que ponerles límite,
se dijo. Así se llegó a justificar la intervención militar en varios
países, sobre todo en Vietnam, alegando que sólo así se impediría
una reacción en cadena o un «contagio» peligroso, que hubiera
cambiado el mapa geopolítico internacional. El clima de guerra
fría dio pie a un discurso tosco sobre las relaciones internacionales,
pese a lo cual se mantuvo vigente durante décadas y, lo que es peor,
impulsó decisiones poco racionales o erróneas. En aquel contexto, se
tomaron en serio las advertencias sobre un posible contagio político,
sobre estrategias y alianzas resbaladizas y otras figuras del desastre.
Estas imágenes dejaron su huella en la opinión pública, que aceptó
sin hacer demasiadas preguntas la validez de un mundo dividido
entre amigos y enemigos políticos. Años después, resulta casi
increíble que la política internacional obedeciera a tan pobre visión
de los países, simples fichas de dominó en la escena internacional;
las grandes potencias mantuvieron su estrategia para evitar males
mayores, situaciones fuera de control, peligros inminentes, contagios
— 255 —
Capítulo 9. En la práctica. Conclusiones
a) En primer lugar, conviene recordar las razones por las que
Aristóteles valoraba la prudencia y la deliberación. Éstas se
refieren a lo que puede ser de otra manera, a las «cosas humanas».
Es cierto que la actividad práctica ofrece innumerables motivos
para el ejercicio de la deliberación; es decir, para reflexionar
sobre el resultado de las decisiones, las fronteras entre lo
correcto y lo incorrecto, lo que es permisible y lo que no debe
serlo, las soluciones alternativas, el equilibrio entre intenciones
y consecuencias de la acción, etc. Las cosas pueden ser siempre
de otra manera. Aun así, la deliberación es también el espacio
— 256 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 257 —
Capítulo 9. En la práctica. Conclusiones
9.1. Al deliberar
— 258 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 259 —
Capítulo 9. En la práctica. Conclusiones
— 260 —
M.ª Teresa López de la Vieja
446 Aristóteles: Ética a Nicómaco, VI, 1141 b, Gredos, Madrid, 1985, p. 277.
447 El equilibrio reflexivo, en los términos de J. Rawls, A Theory of Justice, Oxford Univer-
sity Press, Londres, 1973, pp. 20-21.
448 Aristóteles: Ética a Nicómaco, II, 1112 b, p. 186.
449 El tema de los buenos argumentos, así como el papel de los contextos y el uso crítico
de los lugares comunes, se encuentan en López de la Vieja, M. T.: «Pluralismo y lugares de la
argumentación», Ética y Literatura, Tecnos, Madrid, 2003, pp. 225-246.
— 261 —
Capítulo 9. En la práctica. Conclusiones
— 262 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 263 —
Capítulo 9. En la práctica. Conclusiones
450 ����������������������������������������������������������������������������������������
Para todo lo referente a las pretensiones de validez de los argumentos, Koppersschmidt,
J.: «Zur Funktion der Argumentation: warum argumentiert man?», Argumentationstheorie zur
Einführung, Junius, Hamburgo, 2000, pp. 34-50.
451 ������������������������������������������������������������������������������
White, P.: «Not by Contingency: Some Arguments about the Fundamental of Human
Causal Learning», Thinking & Reasoning, 15, 2009, pp. 129-166.
452 ��������������������������������������������������
Walton, D.: «The Causal Slippery Slope Argument», Slippery Slope Arguments, Claren-
don, Oxford, 1992, pp. 67-114.
453 El papel que tiene la solución de problemas y, en general, la «externalización» de los
argumentos han sido examinados por F. Eemeren, T. Grootendortst y F. Snoeck. «Pragma-
dialectics and Critical Discussion», Fundamentals of Argumentation Theory, LEA, Mahwah,
1996, pp. 274-311.
— 264 —
M.ª Teresa López de la Vieja
9.3. El límite
454 Vivanco, L. F.: «Recluta», Prosas propicias, Plaza y Janés, Barcelona, 1976, pp. 64-65.
455 �����������������������������������������������
Govier, T.: «When Is an Argument a Good One?», A Practical Study of Argument,
Wadsworth, Belmont, 1997, pp. 65-95.
456 ���������������������������������������������������������������������
«Truth-preserving», en opinion de D. Walton en su «Valid Arguments», Informal Log-
ic, Cambridge University Press, Cambridge, 2008, pp. 136-169.
— 265 —
Capítulo 9. En la práctica. Conclusiones
— 266 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 267 —
Capítulo 9. En la práctica. Conclusiones
457 �������������
Aristóteles: Ética a Nicómaco, II, 1142 b.
— 268 —
M.ª Teresa López de la Vieja
— 269 —
Capítulo 9. En la práctica. Conclusiones
los usos recientes del argumento— permite ahora concluir que las
buenas razones no dependen tan sólo de condiciones formales, de
la aceptabilidad racional. Requieren, además, condiciones prácticas.
Dicho en otros términos, puede que haya buenas razones allí
donde existan ya buenas prácticas458; es incluso bastante probable
que sean necesarias buenas instituciones antes de que los agentes
desplieguen sin trabas sus razones sobre cualquier asunto, razones
correctas o imperfectas. Los intercambios y solapamientos entre las
argumentaciones, las prácticas y las instituciones suelen ser muy
frecuentes, y merecen tal vez más atención de la que se les presta. Ahora
bien, examinar este último aspecto de la cuestión hubiera llevado
más allá de la hipótesis general del presente trabajo. Quede entonces
sólo a título de sugerencia: para construir buenos argumentos, hace
falta que se den ciertos requisitos, que no son sólo de carácter formal.
Aquí no se ha continuado en esta dirección, más política que moral,
pero está claro que el enfoque pragmático del tema deja abierta una
segunda línea de interpretación de los argumentos imperfectos. A su
manera, el poeta L. F. Vivanco la incluyó entre lo que cuenta o lo que
debe contar: «No se hizo el pueblo para el que gobierna, sino el que
gobierna para el pueblo»459.
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Títulos publicados
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—Cassirer y su Neo-Ilustración.
Roberto R. Aramayo, Ernst Cassirer.
—El alma de la victoria.
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—Cuadernos iberoamericanos de integración. N.º 10.
Cástor Díaz Barrado.
—Diferencia y libertad.
Jesús de Garay.
—Language, Nature and Science.
Luis Fernández Moreno (Ed.).
—La idea de América en los pensadores occidentales.
Jacinto Choza, Marta C. Betancurt, Gustavo Muñoz (Eds.).
—Nomads. Critical Review of Social and Juridical Sciences.
Mediterranean Perspectives.
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—La razón sin esperanza.
Javier Muguerza.
—¡Espías! Tres mil años de información y secreto.
Diego Navarro.
—¿Por qué triunfa la televisión comercial?
Aitor Panera Alonso. Prólogo de Eduardo Bueno.
—Igualdad en el Derecho y la Moral.
Jesús Padilla Gálvez (Ed.)
—Hermenéutica del cuerpo y educación.
Joaquín Esteban Ortega (Ed.).
—Historia Cultural del Humanismo.
Jacinto Choza.
—Antropología y Utopía.
Francisco Rodríguez Valls.
—Inteligencia y seguridad: Revista de análisis y prospectiva. N.º 6.
Fernando Velasco y Diego Navarro (Dirs.).
—El eco del terror. Ideología y propaganda en el terrorismo yihadista.
Manuel R. Torres Soriano. Prólogo de Peter Bergen.
—Implicaciones éticas de la Antígona de Sófocles.
Ana Laura Santamaría.
—Wittgenstein I. Lecturas tractarianas.
Jesús Padilla Gálvez.
—Masculinidades. El juego de género en el que participan las mujeres.
Juan Carlos Ramírez Rodríguez.
—Estado, Derecho y Religión en Oriente y Occidente.
Jacinto Choza y Jesús de Garay (Eds.).
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