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APUNTES ESCUELA DE MILÁN1

ÍNDICE

 INTRODUCCIÓN

 PERÍODO ESTRATÉGICO-SISTÉMICO

o CONNOTACIÓN POSITIVA
o PRESCRIPCIÓN DEL SÍNTOMA
o PRESCRIPCIÓN DE RITUALES FAMILIARES

 PERÍODO SISTÉMICO

o HIPOTETIZACIÓN
 FUNCIONES
 CARACTERÍSTICA

o CIRCULARIDAD
 DEFINICIÓN
 MÉTODO PRÁCTICO DE RECOGIDA DE INFORMACIÓN

o NEUTRALIDAD
o IMPORTANCIA DE LA DERIVACIÓN
o EL SETTING - ¿POR QUÉ UN INTERVALO LARGO ENTRE
SESIONES?
o INSIDIAS EN TFS

 LA PRIMERA SEPARACIÓN

o SELVINI Y PRATA

 PRESCRIPCIÓN INVARIABLE
 EL JUEGO INSTIGATORIO
 INSIDAS EN TERAPIA FAMILIAR
 LA MANIOBRA DEL MIEMBRO AUSENTE

o BOSCOLO Y CECCHIN

 LA SEGUNDA SEPARACIÓN

o SELVINI
o PRATA
o CECCHIN
o BOSCOLO

1
Apuntes realizados por Lorena Bertino con base al texto de Ana Isabel Santos.
Apunte
es Escuela de Milán Lorena Bertino
o

 
 
 
 
   
   
   
   
   
 
 
 
 

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Apuntes Escuela de Milán Lorena Bertino

Introducción

Mara Selvini Palazzoli, psiquiatra y analista infantil, descontenta con los


resultados de su trabajo psicoanalítico, se acoge a las ideas del grupo de
Bateson, a la teoría general de Sistemas (Bertalanfly 1968) y a otros autores
como Searles o Wynne y en Milán, en el año 1967, abre el “Centro para el
estudio de la familia”, en el que se incorporan otros tres psiquiatras
psicoanalistas: Luigi Boscolo, Guiliana Prata y Gianfranco Cecchin. Este
cuarteto formará la denominada “Escuela de Milán” (EM).

El trabajo del grupo se inserta en sus inicios en la línea de las terapias


estratégicas para emerger más tarde, una década después, como uno de los
principales ejemplos de terapia sistémica, fundada sobre los principios de la
cibernética batesoniana, desembarcando en el constructivismo, el
construccionismo social, el posmodernismo y la narrativa.

La EM ha influido enormemente en la terapia familiar, aportando desarrollos


que son pilares para el trabajo sistémico, dentro de los que podríamos
destacar: la importancia de la derivación, el rigor investigativo, la hipotetización
circular, las insidias en terapia, la visión ecológica2 y las técnicas de
intervención.

Período estratégico-sistémico

El libro “Paradoja y Contraparadoja” (Selvini-Palazzoli y cols., 1975) expone los


resultados de un programa terapéutico desarrollado en el Centro para el
estudio de la familia (1972 – 1975) con quince familias con organización
esquizofrénica. En el mismo los síntomas son entendidos en un juego
trigeneracional en el que el paciente identificado ocupaba una posición
especial. Así, uno de los objetivos de la terapia era eliminar las configuraciones
rígidas de comportamientos disfuncionales, dejando espacio al posible
surgimiento de otras más funcionales y flexibles. Tal objetivo era alcanzado a
través de diferentes técnicas dentro de las que destacaban la connotación
positiva de todos los comportamientos -sintomáticos o no- por medio de una
reformulación paradójica y los rituales familiares. Ambas son ejemplificadas a
través de casos clínicos.

La connotación positiva

La connotación positiva es básica como principio terapéutico. Se creó por la


necesidad de no contradecirse en la prescripción del síntoma, ya que no se
puede indicar lo que antes se hubiera criticado y su función principal es la de
facilitar al terapeuta el acceso al modelo sistémico, sabiendo que lo que se
connota positivamente es la tendencia homeostática del síntoma.
Ésta tiene funciones importantes como:

2
Los disturbios del comportamiento humano, además de tener una patología, tienen también una ecología… La
intervención terapéutica no se ejercerá más sobre el sujeto que presenta los síntomas sino sobre la totalidad de su
contexto: la familia nuclear y, eventualmente, las relaciones de ésta con la familia extensa, las relaciones individuo-
escuela/familia-escuela, las relaciones con los compañeros, es decir, todo el conjunto de modelos relacionales
concomitantes con la aparición de un comportamiento perturbado (Selvini, 1985).

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 Acceder al sistema mediante la confirmación de la tendencia


homeostática.

o Así se define la relación sin peligro de recibir una descalificación.


o Se introduce, paradójicamente, la capacidad de transformación.

 Ser una marca de contexto, en cuanto lo define como terapéutico.


 Incluir a todos los miembros de la familia en el mismo plano.

La prescripción del síntoma

El grupo de Bateson, al experimentar con el doble vínculo terapéutico, se


planteó que habría que usar con la familia esquizofrénica el mismo tipo de
comunicación paradójica que ésta mostraba. El equipo de Milán adoptó la
misma postura. Trabajaron sobre la idea del doble vínculo terapéutico que ellos
denominaron “contraparadoja” y la usaron como piedra angular para una
metodología de cambio intrincado, elegante y lógico.

La escuela estratégica ha llevado a un alto nivel la técnica de prescribir el


síntoma, la diferencia es que la escuela de Milán no solamente prescribe la
conducta o serie de conductas problemáticas, sino la configuración más amplia
de las relaciones que rodean el problema. Para comprenderlo hay que
examinar su concepto de connotación positiva, íntimamente ligado al desarrollo
de la hipótesis sistémica y a sus intervenciones.

Los rituales

Los rituales se refieren a una acción o serie de acciones, combinadas


generalmente con fórmulas o expresiones verbales, en las que tienen que
participar todos los miembros de la familia. Al equipo de Milán se le debe la
creación del ritual de los “días pares y días impares”: Al finalizar la sesión de
pareja se les prescribe que uno de ellos, los martes, jueves y sábados será el
encargado de resolver y decidir el solo todo sobre los hijos, el otro miembro de
la pareja hará como si no estuviese. Al revés sucederá los lunes, miércoles y
viernes donde el que se ocupará será el otro miembro de la pareja. Los
domingos volvería a ser un comportamiento espontáneo. Cada uno debe hacer
constar, según él, cuándo se ha infringido la prescripción cuando él/ella se
comportaban como si no estuvieran allí. Después de prescribir esto se les
despide sin ningún otro comentario, ni dar consejos ya que serán
completamente libres en sus decisiones.

La prescripción trabaja a diferentes niveles:

 el primero consiste en cambiar los ritos del juego ya que bloquea su


forma de relación,
 el segundo nivel nos ayuda a explorar la competitividad entre los padres
y cómo nos expresan a los terapeutas “yo soy el mejor”.
 En el tercer nivel se decide si la familia sigue, o no, la prescripción.

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Esta prescripción de ritual es positiva en familias que no son extremadamente


rígidas ni disfuncionales.

Otro ritual propio al equipo de Milán: “simular de nuevo el entierro” aplicado a


un caso de familia con una hija anoréxica a la que no se le hizo partícipe de un
secreto familiar (fallecimiento de un hermano), considerando los terapeutas que
éste era la causa de los síntomas anoréxicos de ésta y tema central del
problema de la familia.

Período sistémico

Alrededor de 1975, la publicación de las obras de Bateson en el volumen


“Steps to an ecology of mind” (Bateson, 1972), abrió al grupo nuevos
horizontes. El modo de pensar y de trabajar cambió drásticamente. El intento
consistía en transferir la epistemología cibernética de Bateson a la práctica
clínica, el pensar en modo sistémico para actuar en modo sistémico.

Respecto a las posiciones del Mental Research Institute, los escritos originales
de Bateson se acercaban a un pensamiento sistémico puro y complejo. La
distinción entre mapa y territorio, las categorías lógicas del aprendizaje, el
concepto de mente como sistema y sistema como mente, la noción de
epistemología cibernética y la introducción de la semántica asumieron una
posición central. La aplicación de estas ideas en el campo clínico llevó a un
desarrollo de un nuevo método de recolección y elaboración de la información y
de las intervenciones sobre los sistemas humanos. Fueron enunciados tres
principios para la conducción de las sesiones: “Hipotetización, circularidad y
neutralidad”, que se transformaron en la marca distintiva del modelo (Selvini-
Palazzoli y cols., 1980b).

A - La hipótesis

Por hipotetización entendemos “la capacidad que tiene el terapeuta de formular


una hipótesis, fundada sobre las informaciones de que dispone. Con ésta el
terapeuta establece el punto de partida de su propia investigación, que es
efectuada en actos metódicos para establecer su validez. Según los autores,
“…en el momento en que la hipótesis (H) resulte equivocada el terapeuta
deberá formular rápidamente otra, que le viene sugerida por las informaciones
recogidas durante el trabajo para verificar la hipótesis precedente”.

Funciones

Una hipótesis cumple dos funciones importantes para la Escuela de Milán:

 La de organización: no solamente ofrece un andamiaje, sino que da al


terapeuta un hilo conductor para seguir dirigiendo la entrevista. La
hipótesis no es verdadera ni falsa, sino solamente más o menos útil.
También puede que resulte equivocada al verificarla pero es, de todas
formas, portadora de informaciones en cuanto que permite excluir un
cierto número de variables que habían parecido posibles.

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 La de garantizar la actividad del terapeuta (que consiste en rastrear las


pautas relacionales). Si el terapeuta se comportase de modo pasivo,
sería la familia quien, según su propia hipótesis lineal, podría imponer su
propio procedimiento, en cambio la H del terapeuta introduce un input
inesperado.

Característica

Toda hipótesis deberá ser sistémica, esto es, que deberá incluir a todos los
miembros de la familia y ofrecernos una suposición concerniente al
funcionamiento relacional global.

Una madre telefonea al Centro pidiendo consulta para un problema que era la
primera vez que se nos había presentado en nuestro trabajo. La familia, de nivel
obrero, habita en la periferia de Milán y está compuesta por seis miembros: además
de los padres de unos cincuenta años, hay un chico de 20 años, Paolino que trabaja
de obrero, una chica de 17 años, Francesca que acaba de sacar secretariado y
busca trabajo, un chico de 12 años, Stefano que tiene que ir todavía a la escuela
y la paciente designada, Regina, de 14 años, en torno a la cual gira el dilema
que se nos propone.

Regina, es ciega de nacimiento y desde los cuatro años presenta comportamientos


psicóticos tan intolerables que impidieron que fuese admitida en la escuela local
para niños ciegos. Por tal motivo desde los seis años ha sido internada en una
institución lejana de la Italia central.

A pesar del largo viaje, la madre va a visitar a Regina casi todos los meses y se la
lleva durante las vacaciones de Navidad y de verano. Estos períodos que pasa
Regina en casa, generalmente han hecho un infierno de la vida familiar. El último
verano, sin embargo, aun manteniendo los comportamientos psicóticos, Regina se ha
apegado mucho a la madre y no quiere dejarla.

En la institución ya no hace ningún progreso. Después de una cierta adaptación


que ha durado algunos años, en los cuales estableció alguna relación con las
monjas y con las compañeras y llegó hasta tercer grado, se ha aislado
progresivamente. Después de las últimas vacaciones de verano se ha encerrado
en un negativismo completo. El psicólogo de la institución, con ocasión de una
visita de su madre, parece que desaconsejó la permanencia de Regina y que dio a
la madre la dirección de nuestro Centro. La madre es quien formula la petición
explícita: "Cuando vengamos, debemos decidir si para Regina es mejor quedarse en
la institución o volver a casa".

El punto fundamental es el siguiente: ¿cuál podía ser el Juego sistémico para que,
justamente ahora, después de tantos años de estancia en una institución lejana,
naciera el problema de la vuelta definitiva de Regina a casa, la cual persiste en
su comportamiento psicótico? De qué modo un cierto cambio en la política
institucional desde hacía algunos años, representado por el psicólogo desconocido
que ha hablado con la madre, ha venido a converger, por razones seguramente
diversas, con un cambio en la política de la familia, la cual se plantea dramática e
imprevistamente el problema "si el bien para Regina es el de volver a la familia".

El equipo llegó al acuerdo de hipotetizar una confluencia de dos motivaciones diversas,


procedentes de dos subsistemas: Una, poco importante, es la de la institución.
Estamos efectivamente en medio de una ideología socio-política anti-institucional que
ha producido el mito según el cual, la vuelta del internado a su familia es considerado
siempre como la mejor solución. Pero parece poco probable que la tendencia
"expulsiva" de la institución hubiese sido llevada a la práctica, si no hubiese venido a

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sumarse a las exigencias homeostáticas de un sistema familiar en peligro de cambio.


Es necesario hipotetizar cuál puede ser este peligro.

En la ficha familiar aparecía que, además de Regina, hay otros dos hijos mayores:
Paolino, de 20 años y obrero, y Francesca, adolescente, diplomada hace poco y a
punto de cambiar la vida y entrar en el mundo del trabajo. Una vuelta definitiva de
Regina a la familia sería, en este momento, el medio más eficaz para asegurar la
cohesión del grupo. Regina, a causa de su ceguera y de sus conductas psicóticas,
exige vigilancia y atención de tal magnitud que haría necesaria la renuncia de
Francesca a su puesto de trabajo para quedarse en casa y ayudar a su madre. Quizá
también Paolino debería renunciar a alguno de sus proyectos y entregar toda su paga
a la familia, para hacer frente a los gastos.

El equipo llegó a un acuerdo sobre la formulación de esa hipótesis sistémica: la


familia, viendo el momento como peligroso para su homeostasis, había
"descubierto" el deber de volver a tener a Regina en casa. Esa vuelta a casa podía ser
esencial para retener a Francesca, o a Paolino, o a los dos y que no se vuelvan hacia
el mundo exterior.

Según la hipótesis propuesta, se decidió que la sesión debería implicar sobre


todo a Francesca y a Paolino, sus relaciones con los distintos miembros de la familia,
sus eventuales proyectos, su opinión sobre la vuelta de Regina a casa y las previsibles
consecuencias de esta vuelta sobre sus estilos de vida. La hipótesis resultó confirmada
por las informaciones recogidas: la crisis familiar miraba al momento adolescente de
Francesca, que parecía tener mucho miedo de los demás. El problema era, pues,
3
bastante distinto del que había dicho la madre.

B- circularidad

Por circularidad entendemos “la capacidad del terapeuta de dirigir su


investigación basándose en las retroacciones de la familia a las informaciones
que él ha solicitado en términos de relación, y por lo tanto, en términos de
diferencia y de cambio.” Esto implica un especial modo de dirigir la sesión. En
principio, cada miembro de la familia será invitado a decir cómo ve la relación
entre otros dos con el objetivo de indagar de qué modo una relación diádica es
vista por un tercero: es mucho más productivo, en cuanto forma de superar las
resistencias, preguntar a un hijo: “cuéntanos cómo ves la relación entre tu
madre y tu hermana”, que preguntar directamente a la madre sobre la relación
con su hija.

Este procedimiento “triádico” es extremadamente eficaz ya que:

 Hace saltar entre los interesados una chispa retroactiva circular que
ilumina poderosamente las relaciones triádicas. De hecho, invitar
formalmente a un miembro de la familia a metacomunicar sobre la
relación de otros dos, en su presencia, no solamente infringe una regla
omnipresente en las familias disfuncionantes, sino también, según el
primer axioma de la pragmática de la comunicación humana4, es
imposible que no provoque las respectivas retroacciones. Con otras
palabras, en una situación de interacción, los diversos participantes no
podrán evitar comunicarse por mucho que se esfuercen.

3
Ejemplo extraído de “Hipotetización-circularidad-neutralidad” (Selvini y otros, 1980).
4
Es imposible no comunicar.

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 Hace que la gente se detenga y piense, más que reaccionar de una


forma estereotipada. Además, quienes no hablan también escuchan
atentamente.
 Previene escaladas y luchas, no solamente entre los miembros de la
familia sino entre el terapeuta y éstos.
 Desencadena más del mismo tipo de pensamiento sobre “diferencias”
que es esencialmente circular.

El equipo de Milán señala que en familias de transacción esquizofrénica las


personas muy raramente definen una relación o se dan cuenta de una
diferencia y que el solo hecho de utilizar esta técnica puede tener un efecto
poderoso sobre estas familias.

Métodos prácticos para recoger información

Las relaciones deberán ser indagadas:

 En términos de comportamientos interactivos específicos en


circunstancias específicas. Por ejemplo: “Cuando Lorenzo empieza a
perder el control y a dar empujones a mamá, ¿qué hace papá? ¿Y cómo
reacciona mamá a lo que hace (o no hace) papá? ¿Qué haces tú?...”
 En términos de diferencias en los comportamientos dentro de relaciones
específicas. Por ejemplo: “¿Cuál de los dos se entromete más? ¿El
abuelo o la abuela?”
 En términos de graduación de los diversos miembros de la familia
respecto a un comportamiento específico o a una intervención
específica. Por ejemplo: “Dicen que en casa mamá llora a menudo y que
está triste. Dime tu, Emilia, ¿quién consigue levantar más el ánimo a
mamá cuando está triste, papá, la abuela, tu hermano o tu?” Este tipo de
preguntas resultan muy útiles no solo para señalar la diversa posición de
los miembros en el “juego familiar” sino también porque evidencian la
aparición de discrepancias entre las clasificaciones.
 En términos de cambio en la relación, antes y después de un
acontecimiento preciso. Por ejemplo: “¿las discusiones entre mamá y
Marco eran más frecuentes antes de que papá enfermase o después?”
 En términos de diferencias respecto a circunstancias hipotéticas. Por
ejemplo: “Si de todos sus hijos, tuviese que quedarse con uno en casa
sin casarse ¿cuál crees que se llevaría mejor con papá?

C- neutralidad

Por neutralidad del terapeuta entendemos “un determinado efecto pragmático


que el conjunto de sus comportamientos pragmáticos en la conducción de la
entrevista, ejerce sobre la familia” (y no una disposición intrapsíquica del
terapeuta).

Si al finalizar la sesión se le preguntase a la familia de que parte se ha puesto


el terapeuta, o que juicios ha dado sobre uno u otro miembro o sobre sus
respectivos comportamientos o sobre toda la familia, deberían parecer inciertos
y desconcertados. De hecho, cuando el terapeuta invita a un miembro de la

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familia para que exprese su percepción de la relación entre otros dos, parece
estar aliado con ese miembro pero, en el procedimiento global de la sesión, la
suma algebraica de las alianzas subsiguientes tendrá un cero como resultado
final.

El terapeuta deberá poner sumo cuidado para captar y neutralizar, cuanto


antes, cualquier tentativa de coalición, seducción o relación privilegiada que un
miembro o subgrupo de la familia intente hacia el sistema terapéutico ya que
éstos deben colocarse y mantenerse en un nivel diverso (metanivel) del de la
familia. Por tanto, el equipo mantendrá una actitud impasible (pero respetuosa)
durante la entrevista, en contraste con la sociabilidad adoptada por muchas
otras escuelas y terapeutas.

En su forma más simple, el equipo de Milán describe la neutralidad como “la


habilidad para escapar a las alianzas con los miembros de la familia, para
evitar juicios morales y para resistir todas las trampas y atascos lineales”. Esto
no descarta el uso de la ironía o el humor.

La neutralidad confiere al terapeuta sistémico el poder de ser eficaz. Pero los


ingredientes son muchos: la actitud tranquila y no reactiva, el preguntar
circularmente (colocando siempre al terapeuta en un metanivel) los ingenios
que permiten al terapeuta no ser tragado por la succión familiar (el espejo, el
equipo, los mensajes, las palabras, las acciones inesperadas e inexplicadas de
los terapeutas), la preocupación por los problemas del terreno, el contexto
como algo prioritario, y finalmente, la actitud implacable hacia la resistencia.

La Importancia de la derivación

“El problema de la persona remitente” (Selvini y otros, 1980) define cuándo un


derivante constituye un sospechoso y porqué. También trata de demostrar
cómo la terapia familiar no puede tener éxito a menos que se formalice la
atención en la información que da el derivante.

Se señalan varias situaciones complejas de derivación, desarrollando


especialmente la del hermano del paciente designado, que suele ser el más
“competente” y prestigioso miembro de la familia. Se visualiza que, sin importar
cuál es la base del prestigio, todas estas personas comparten un envolvimiento
emocional muy intenso con los problemas familiares, el sentimiento de que son
más capaces de resolver problemas que el resto, una larga historia de
intimidad y particular cercanía con uno de los padres y finalmente, una
determinación muy firme a traer a la familia a la terapia. Interpretando la
derivación se concluye que hay una serie de fases caracterizadas por: a) el
entusiasmo basado en la calurosa bienvenida de la familia, b) un sentimiento
de disconformidad y dificultad y c) coincidiendo con la intención de “despachar”
la familia a terapia familiar, exasperados con los vanos intentos de producir un
cambio. De hecho el hermano ha pagado y continúa pagando caro su prestigio,
teniendo que luchar con los continuos reclamos y demandas de sus padres,
teniendo que gastar gran cantidad de energía y tiempo, sufriendo ansiedad y
teniendo que llevar sobre sus hombros responsabilidades irrenunciables.

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Los terapeutas deben cambiar este peligro en una poderosa arma terapéutica:
no acordar tratar a la familia por el requerimiento de alguien “superior”.

Las insidias de la terapia familiar

Las insidias son los movimientos que la EM entiende de la familia hacia el no


cambio e incluyen:

a- Las llamadas telefónicas en general.


b- El paciente designado está en terapia individual. Los dos tipos de
terapia respectivamente, individual y familiar, pertenecen a dos niveles
lógicos diferentes. El contraste entre dos terapias pone en evidencia el
juego tan atractivo para todos, incluidos los terapeutas, de la
competencia.
c- El ofrecimiento de revelaciones secretas. Aceptarlas sería un error, ya
que equivale a aceptar una coalición secreta con el que ofrece esta
revelación. La coalición negada tiene además la característica de
instituirse contra alguien. La información importante es el hecho que
alguien nos propone una coalición y que ésta es contra otro.
d- Los medicamentos. Tenemos el imperativo categórico de no entrar en
competición con ese tratamiento. El problema de los medicamentos sale a
menudo al final de la sesión. Son, en general, los padres quienes
preguntan qué hacer con los medicamentos y si es oportuno que el
paciente designado siga tomándolos. A veces añaden incluso que el
paciente designado es hostil a éstos y que les cuesta convencerle de que
los tome. Manifestamos por los medicamentos el mismo respeto que por
el síntoma y nuestra respuesta es la siguiente: “puesto que por el
momento nada debe cambiar es oportuno que todo, incluso los
medicamentos, continúe normalmente”. En lo que concierne a la
hostilidad del paciente designado en relación a los medicamentos, les
decimos que es un problema del que deben hablar con el terapeuta que
los ha recetado quien, para hacerlo, debía tener sus razones. Gracias a
esta comunicación llena de respeto, evitamos de entrada el riesgo de
deslizarnos hacia la competición, que se revela siempre catastrófica,
entre dos terapias. Está claro que nuestra línea de conducta es evitar
morder el anzuelo de la competición, la táctica es aceptar, para
contornear el obstáculo y conjurar así la barrera que podría ser
intraspasable.

Lo mismo ocurre con curanderos y magos. Cuando una familia viene a la


sesión y nos anuncia haber consultado a un curandero, en lugar de
irritarnos por esta desvalorización evidente, manifestamos el más vivo
interés y el mayor respeto por la actividad a veces milagrosa de estos
empíricos. Nuestro problema es más bien comprender por qué en un
momento dado del tratamiento la familia nos ha hecho esta comunicación.
En ciertos casos declaramos incluso que no hay ninguna contraindicación
para seguir paralelamente nuestra terapia y la del curandero. Y esto por
una razón precisa: tenemos claro que ciertas familias suelen cambiar pero
sólo si pueden salir adelante sin perder la “fachada” como por ejemplo
bajo las apariencias de un milagro.

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e- La maniobra del miembro ausente en las primeras sesiones de


consulta. En este artículo tratan de explicar cómo rechazan a una familia
que se presenta a las primeras sesiones de consulta “mutilada” de uno o
de más de sus miembros y porqué. En tales casos el terapeuta se
presenta a la familia, no se sienta, les pregunta amablemente por qué tal
persona no ha venido y les dice que como les había avisado por teléfono
no puede hacer la entrevista. Añade que le llamen cuando estén
dispuestos a participar todos y se les dará otra cita. Luego despide a la
familia, sin cobrarle la sesión. Es importante que no acepte a la familia
mutilada porque sería una falta de coherencia entre lo que dice y lo que
hace. Si el terapeuta no cumple con sus propias reglas obedece a las de
la familia corriendo el riesgo de perder sus medios terapéuticos más
importantes.

En los casos en que no son los padres quienes van a pagar la terapia sino que
son los abuelos, los tíos, una asociación benéfica privada, etc., que luego van a
ejercer control y a quienes no será posible excluir completamente del
tratamiento puesto que son ellos los que pagan, solucionan inmediatamente
este problema; le dicen a los padres que hasta que no estén en condiciones de
pagar no se les citará. En terapias previas han visto que el tratamiento fracasa
si no son ellos quienes asumen los gastos.

Se añade, también, que juzgan un error imperdonable hacer la ficha con el


derivante y darle a él la cita. De una familia a quien informamos indirectamente
y a quien descalificamos en el acto podemos esperar sólo descalificaciones,
incluida la maniobra del miembro ausente.

Cuando la familia parece motivada pero nos informa que no está dispuesta a
traer a ciertos miembros de la familia extensa con los cuales no quiere hablar
de sus problemas personales, evitamos ponernos simétricos e insistir con el
riesgo de que no les inviten y que vengan sin ellos. La información que nos han
dado puede ser suficiente para hipotetizar a propósito del juego. Como
terapeutas tenemos que ser jugadores hábiles y no encarnizados como lo son
los miembros de la familia. Ellos son un equipo bien entrenado, nosotros
tratamos de no dejarnos sorprender desprevenidos y de limitar al máximo las
posibilidades de maniobra, de descalificación y de fuga de la familia.

El setting de la EM

El término de “Setting terapéutico” indica la manera en la que se desarrolla el


encuentro entre terapeuta y familia. En la Escuela de Milán, esta manera es
constante y sigue algunas reglas:

 La llamada telefónica: El primer contacto de la familia y el centro se da a


través de la llamada telefónica. Ésta debe ser en días y horas
concertadas. A la persona que la realiza se le pedirá información sobre
la familia y el motivo por el que piden ayuda. Al finalizar la conversación
el terapeuta explicará el modo de trabajar del Centro y el coste de la
sesión.

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 El trabajo en equipo: El equipo está compuesto de dos o más miembros.


Uno de ellos trabaja como terapeuta (T) y el otro con función de
supervisor (S) detrás de un espejo unidireccional. Cada sesión se
compone de dos partes diferentes. La entrevista es la primera y se
dedica a recoger información. La segunda, la conclusión de la sesión,
consiste en que durante el intervalo que se da al finalizar la primera
parte, el equipo (T + S) discute y elabora una conclusión.

La función principal del equipo es formular una hipótesis y la del


terapeuta es el control de esta hipótesis a través de la conversación con
la familia.

 El contrato: La única intervención familiar seguida por el Centro es la


terapia breve, según un contrato estándar. Todo el tratamiento consta de
un máximo de diez sesiones distanciadas una de otra, por lo menos, de
cuatro semanas. La terapia se inicia solo después de la primera o
segunda sesión; si se acepta que existe indicación de un trabajo familiar,
estos dos entran dentro de ese máximo de diez.

La disponibilidad de todos los miembros de la familia es un requisito


indispensable y no se citará a la familia si algún miembro sigue o está en
tratamiento psicoterapéutico. Además, todas las sesiones son
registradas en vídeo, para estudiarse posteriormente.

Estas reglas son explícitas e incuestionables. El terapeuta las explicará


en la primera conversación telefónica y las repetirá al inicio de la primera
sesión. Si la familia pide excepciones el equipo se disculpará, no
pudiendo contentarles.

 Las reglas de la directividad: son implícitas ya que no vienen enunciadas


por el terapeuta

o El terapeuta tiene el derecho exclusivo de decidir de qué se


habla, es decir, de elegir los temas de conversación.
o El terapeuta tiene el derecho exclusivo de decidir quién debe
hablar, es decir, de decidir a quién y cuándo se le da la palabra.
o El terapeuta tiene el derecho exclusivo de quitar la palabra,
también a quien le dio dicha palabra anteriormente. Este acto del
terapeuta lo llamaremos “Censura”.
o El terapeuta tiene el derecho exclusivo de suspender y cerrar la
conversación. La entrevista no tiene, de hecho, una duración
prefijada.
o El terapeuta tiene el derecho exclusivo de preguntar, de resumir
lo que otros dicen y de reencuadrar y de enlazar los comentarios,
argumentos y preguntas.

El terapeuta tiene el derecho de decidir temas y turnos para tomar la palabra,


pero puede no hacerlo, dejando que sean los miembros de la familia quienes
lo elijan libremente. El terapeuta puede aceptar o rechazar dichas propuestas.

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Tercer período: La primera separación

En 1979 el grupo se separa por primera vez: Selvini-Palazzoli y Prata


abandonaron el Centro para continuar su propia investigación sobre las familias
y Boscolo y Cecchin se dedicaron, principalmente, a la formación.

Selvini y Prata

Fundada sobre una cibernética de primer orden las autoras se orientaron a


“descubrir” posibles organizaciones familiares específicas (“juegos”), relativas a
determinados síndromes (como la anorexia y la psicosis). Luego, en 1983,
Mara Selvini-Palazzoli, Stefano Cirillo, Matteo Selvini y Anna Maria Sorrentino
formaron un equipo para investigar sobre las tipologías familiares, cuyos
resultados fueron publicados en “Los juegos psicóticos en la familia” (1988),
donde se trata la prescripción invariable y el juego instigatorio entre otros
contenidos.

La prescripción invariable

La hipótesis en la que está basado este nuevo método es la de darles a las


familias esquizofrénicas una prescripción fija, invariable; estructurar un contexto
repetible que proporcione la condición óptima para aprender sobre la
esquizofrenia.

El proceso de tratamiento es como sigue:

Al terminar la segunda sesión con la familia nuclear, el terapeuta vuelve a la


familia, después de la discusión con el equipo (es decir, después de la pausa) y
anuncia: “Esta vez estamos en condiciones de decirles que, de acuerdo con la
conclusión del equipo, hay una indicación precisa de terapia de familia. La
siguiente sesión ha sido fijada para el día x, a la hora x. Vosotros (dirigiéndose
a los hijos/as y en orden de edad), os quedareis en casa. Solamente Uds. dos,
los padres, vendrán”

Una vez dicho esto, el terapeuta les deja. Los observadores toman nota de las
inmediatas retroacciones verbales y no verbales de los distintos miembros de la
familia.

La siguiente sesión, solamente con los padres, está estructurada


principalmente acerca de las siguientes cuestiones:

1- “Inmediatamente después de la sesión anterior, ¿Que han dicho, como


han reaccionado los niños/as, A, B, C... (o el hijo/a, cuando son hijos
únicos) a nuestra cita con Uds. dos solos?” Cada padre responde, por
turno.
2- “Y ¿Cómo han reaccionado Uds. a nuestra cita con ustedes dos solos?
¿Cómo han entendido esto? Haciendo la misma pregunta a cada padre
por turno.
3- ¿Han hablado acerca de esto entre ustedes?

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Al terminar esta tercera sesión, después de la discusión del equipo, el


terapeuta vuelve con los padres y, hablando gravemente y en un tono
empático, dice: “Hemos llegado a la conclusión de que hoy es necesario darles
una prescripción; hemos hablado acerca de esto durante mucho tiempo porque
comprendemos la gran dificultad que será, para ustedes, cumplir esta
prescripción; sin embargo es necesario llevarla a cabo y seguirla porque es
muy importante para el trabajo que estamos haciendo juntos”.

“Ahora ustedes se van a casa; esta noche cuando estén todos reunidos para la
cena deben anunciar oficialmente a todos los miembros de la familia que
conviven: El doctor x ha prescrito guardar el secreto con todo el mundo. La
frase literal es “todo es un secreto para todos y para siempre”. Ustedes deben
decir exactamente la misma frase a cualquiera - medico de la familia, amigos,
vecinos, etc.- que les pregunten cualquier información acerca de su venida
aquí. Entonces, tan pronto como sea posible, ustedes harán una visita junto a
sus familias de origen y les dirán: fuimos a ver al doctor x. Él ha prescrito
guardar el secreto con todo el mundo. Esta noche, después de que hayan
anunciado el secreto, dirán a su familia nuclear: Nosotros tenemos una nueva
cita, tal día a tal hora, para nosotros dos solamente”.5

Siempre subrayamos la importancia del secreto como punto principal, la base


de nuestro trabajo. Por otra parte, es la condición sin la cual no se puede
continuar la terapia. Se requiere a los padres para que nos digan si ellos no se
sienten capaces de guardar el secreto. Posteriormente, si ellos lo rompen por
una razón o por otra, deben informarnos sin demora. Ahora llegamos al
segundo punto de nuestra prescripción:”Uds. tomarán un cuaderno
cuidadosamente escondido y fuera del alcance de cualquiera de la casa. En el
cuaderno cada uno de ustedes, separadamente, tomarán nota de las fechas y
de las reacciones de cada niño y de otros miembros de la familia acerca del
secreto. Les recomendamos diligencia al tomar estas notas porque es
extremadamente importante no olvidar nada. La próxima vez, traigan sus
cuadernos y los leeremos juntos”. Nunca explicamos a los padres porqué
prescribimos el secreto. Cuando preguntan, lacónicamente la respuesta es:
”porque necesitamos la información que ustedes escribirán en sus cuadernos”.
La única información que damos siempre a los padres y subrayamos, es que si
ellos no guardan el secreto con todo el mundo, continuaríamos nuestro trabajo
con un riesgo total de catástrofe: sería exactamente como construir un
rascacielos sin cimientos.

La cuarta sesión se estructura leyendo los dos cuadernos y la información


brota. Cuando cada padre ha leído sus notas y, tras comentarlas, continuamos
la sesión recogiendo información sobre los aspectos que no hemos entendido o
clarificado durante la tercera sesión. Si el secreto ha sido guardado con todo el
mundo y la pareja parece dispuesta a continuar la terapia, el terapeuta dice:
“Desde el momento que ustedes pasaron con éxito esta prueba, han llegado a

5
Comentario de Giuliana Prata: Antes le decía que fuera la mujer a su familia y el marido a su familia. Lo que nos
cuentan después, no se sabe muy bien si es la verdad de lo que pasó. Ahora, los mandamos juntos a cada familia, por
el control, ya que el marido no puede decir lo que le dé la gana; tiene que decir exactamente la frase y controlándose
un poco la cara, sin hacer mímica particular a sus padres, porque está su mujer controlando y después tiene que
darnos la nota de las reacciones. Hemos dicho esto porque no estaba claro lo que cada uno había dicho en su propia
familia y así, es importante mandarlos juntos de visita, aquí y allá.

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ser mis coterapeutas y mis informadores. Ahora podemos continuar con la


siguiente prescripción: Aproximadamente una semana después de la sesión,
ustedes empezarán a salir por las noches. Harán esto un número de veces (yo
les diré exactamente cuan a menudo). Sus salidas nocturnas estarán
organizadas como sigue: Después de haber acordado ustedes una fecha
deseable, quedarán en encontrarse en algún sitio fuera de casa, por la tarde,
en cualquier caso, un poco antes de su habitual hora de la cena. En casa, en la
mesa de la cocina, dejarán una nota con las siguientes palabras: “esta noche
no estamos”. Esta nota será escrita por cada uno de ustedes, el señor la
primera vez y la señora la segunda, y además no estará firmada. Ustedes no
volverán antes de las 11 de la noche. No dejaran cena preparada y volverán a
casa habiendo cenado (no importa si ustedes van a cenar a lo grande o
solamente a comer un bocadillo). Es importante evitar ir a cualquier sitio o con
cualquiera que puede explicar a donde han ido. Por supuesto, no hay
necesidad de que me lo digan a mí. El terapeuta prescribirá, precisamente,
cuántas veces deben salir los padres por las noches. El número de salidas se
calculará en proporción al intervalo entre las sesiones. Consideramos
aconsejable que el intervalo sea, al menos, de cuatro semanas. Si al volver a
casa sus hijos/as preguntan donde han estado y que han hecho su respuesta
será, en un tono muy suave: “Estas cosas nos conciernen solamente a
nosotros dos”. Escribirán, nuevamente en su cuaderno cuidadosamente
escondido, los comportamientos verbales y no verbales de cada niño o de otras
personas cuyos comportamientos parezcan causados o conectados con el
hecho de que ustedes sigan la prescripción. No veremos nunca a (nombre del
paciente) o a los otros niños nuevamente, pero esta información, como
cualquier otra, debe permanecer en secreto entro nosotros tres. Traigan la
próxima vez sus cuadernos y díganme que ha ocurrido mientras tanto.

Después de esta sesión, si la pareja vuelve a la quinta sesión y ha seguido


nuestras reglas, el estadio siguiente incluye algunos fines de semana durante
los cuales los padres desaparecerán de la casa una o dos noches, dejando de
nuevo escrito: “volveremos tal día, después de las 11”. El intervalo deberá ser
ahora de 5 o 6 semanas.

El último estadio, sexta sesión, es la prescripción de una desaparición larga (de


diez día a un mes), fuera de casa, dejando solo la usual nota escrita:
“volveremos el... (tal día)”, sin dar ninguna otra información o estar en contacto
con nadie durante su ausencia. Cuando estemos tratando una familia con uno
o más niños pequeños, los padres seguramente preguntarán cómo pueden
arreglárselas con las desapariciones. Debido al secreto, está excluido llamar a
los abuelos, tíos u otros miembros de la familia. Los padres deben llamar a una
cuidadora de niños profesional que presentarán a los niños justo antes de
dejarlos para la noche o para el fin de semana. Cuando desaparecen durante el
fin de semana, deben dejarle un sobre privado y cerrado con el número donde
ella puede telefonearles solamente si hay una emergencia. Incluso a padres de
familia solos (viudos, separados...), damos la prescripción invariable.

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Juego instigatorio y síntoma psicótico

La hipótesis de trabajo presume que un cierto síntoma debe ser coherente con un cierto juego
del que se presenta en un momento dado, como una cualidad emergente extremadamente
indicativa. “Juego instigatorio” indica el tipo de juego global y “Síntoma psicótico” una cualidad
emergente del mismo.

Selvini relata:

La primera vez que me vino espontáneamente a los labios el término “juego instigatorio” fue
en la primavera de 1980, cuando Giuliana Prata y yo estábamos conduciendo a término la
borrascosa terapia de una familia presentando una anorexia crónica, gravísima; de 21 años,
con comportamientos psicóticos y suicidarios. Yo era la terapeuta directa. Trabajábamos en
ese momento con los padres solos, quienes habían seguido formalmente todas las
prescripciones. La paciente designada había mejorado mucho pero no podía decirse
curada. Tenía todavía ciertos comportamientos que me dejaban bastante perpleja. Al fin de
la 9ª sesión, en el momento de la despedida, la madre me dijo que Catie había conseguido
hacerles pasar todavía noches de insomnio. Catie, que ahora vivía sola, había ido a ver a
su madre al trabajo, y con el pretexto de conocer mal el francés, le había dado a traducir
una nota en la que un chico francés con el que aseguraba haber tenido días antes una
fugaz relación sexual, decía haberse descubierto sifilítico. Este hecho me golpeó hasta tal
punto que, apenas se marcharon los padres, me precipité para discutir con Giuliana, a la
que le repetía de manera obsesiva: “para armar toda esta sofisticada historia con el solo fin
de atormentar a sus padres, esta chica debe haber sido instigada en contra de ellos. ¿Pero
quién? ¡No es posible que uno llegue por sí mismo a un refinamiento tan feroz!”...

En la sesión siguiente, debíamos encontrar absolutamente quién o quiénes eran los


instigadores. Si no conseguíamos desatar este nudo, dejaríamos a esta gente a medio
camino. No tengo tiempo de alargarme exponiendo cómo fue la encuesta en detalle. Diré
sólo que comenzamos por la abuela paterna, muerta hace años, pasamos por la tía
materna de Catie, hermana envidiosa de su hermana, para llegar finalmente al abordaje
justo, esto es, al interior de la pareja parental. Fue durante una sesión, siempre con la
pareja a solas, que la mujer acusó al marido de haber estado siempre celoso de ella, de su
éxito profesional como periodista, de su popularidad, del modo como sabía animar las
conversaciones mundanas, cantar, tocar la guitarra ...¡Oh claro!... Él no le había reprochado
nunca nada... ¿Qué podía reprocharle?... Pero ella lo notaba en su cara hermética, rígida,
en su aspecto enfadado... Sí, era seguramente por esto que desde hacia tantos años le
venían crisis de inseguridad, angustia... Quería hacerse perdonar, pero ¿de qué? ¿Qué
podía hacer ella si su marido era un insociable, como una momia? ¿Si en su profesión era
poco notorio?

Así pues, en aquella sesión, apareció como evidente que el marido detestaba en su mujer
justamente aquellas cualidades por las que había estado fascinado, que le habían hecho
enamorarse de ella. ¿Pero era justamente la cualidad en sí misma lo que le hacía rabiar
así, o más bien lo que había de provocante hacia él en el modo de exhibirla?. Y también
aquí, trabajando pacientemente los detalles, las jugadas provocantes afloraron. Con esta
encuesta, llegamos a construir, para aquella pareja, un patrón interactivo repetitivo del tipo
siguiente (puntuando arbitrariamente) donde la provocadora (instigadora) no conseguía
hacer explotar abiertamente al provocado (instigado) quien a su vez con su silencio
provocaba (instigaba) la provocación (instigación). Hasta aquí, habíamos llegado; pero en
este momento ¿cómo debíamos insertar el síntoma de Catie en el juego triádico?,
¿quiénes de los dos progenitores la había instigado?

Durante un cierto periodo pensamos que el síntoma era el resultado de la coalición entre un
marido celoso con una hija envidiosa, coalición en la que había entrado también el arma de
la seducción paternal pero encubierta y sutil. Pero si las cosas fueron verdaderamente así
¿por qué Catie hacía también sufrir al padre? ¿Por qué le atormentaba también con sus
comportamientos? El modo como se resolvió aquel primer caso gravísimo en el que
formulamos por primera vez la hipótesis de la instigación, fue muy aclarador para nosotros,
sobre todo porque los dos instigadores y valiosos padres encontraron por sí mismos (no

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puedo decir ni pienso que sea importante si lo encontraron consciente o inconscientemente)


soluciones verdaderamente geniales que yo, como terapeuta, no hubiera osado prescribir:
la madre se declaró enferma con una astenia invencible, cogió un año de permiso en el
periódico donde trabajaba, quedándose casi siempre en casa tumbada en un diván, en
bata, desaliñada y llorosa, de tal modo que no podía dar envidia a nadie. El marido debía
trabajar por ambos para llevar el peso económico de la familia. Además apenas tenía
tiempo, iba permanentemente al lado de su mujer, mimándola, echando de menos los
buenos tiempos pasados, esperando que se recuperase. Durante ese tiempo, Catie
sintiéndose descuidada, había intentado un suicidio, esta vez mucho más peligrosamente
que las veces anteriores. Atendida en el centro de reanimación y enviada de nuevo a casa,
no encontró ya la cama en su habitación. Todo había sido cambiado de sitio. Fue su padre
(el ex - seductor) quién le comunicó de modo explícito: “te hemos alquilado un estudio en la
otra punta de la ciudad, así, si quieres suicidarte de nuevo, no te molestaremos. A partir de
ahora, mama y yo no vamos a continuar como en el pasado”. Inútil decir que Catie, frente a
una comunicación tan espléndidamente clara debía curar.

Después de profundizar en este caso, que fue para nosotras de un gran


aprendizaje, hemos ido sistemáticamente a buscar la presencia de este
fenómeno que hemos llamado, provisionalmente, “juego instigatorio”, en todos
los casos de psicosis, incluso las maníaco-depresivas y ahora, también, en los
casos de tipo pre-psicótico. Para indagar sobre la presencia de tal fenómeno,
hemos preparado un repertorio de preguntas que entre otras cosas tiene para
la familia un gran valor informativo.

Hemos escogido una serie de estrategias para romper el juego, las cuales a
través de los efectos del cambio, han confirmado nuestra hipótesis.

El paciente designado se encuentra envuelto en el juego de una pareja de


instigadores recíprocos y que participan a menudo, frecuentemente y
ampliamente, otros miembros de la familia extensa; el paciente designado se
encuentra envuelto como si estuviese en una encrucijada, por una red de
mensajes entre el provocado y el provocador, de los cuales ninguno le es
dirigido verdaderamente a él. Pero lo que ocurre en realidad, según nuestra
opinión, es una velada y melancólica invitación, una promesa, un mensaje
seductor de parte del provocado, quién, bloqueado como está para expresar su
furor, para desfogar abiertamente su rabia, busca comprensión y, tal vez, la
posibilidad de encontrar a alguien que le ayude a hacerse él mismo
amenazador. Por otra parte ¿no está también él, futuro paciente designado,
inmerso en la misma situación? Si el paciente designado, por ejemplo, es un
niño, quién, con el padre y la abuela, debe de esperar todas las tardes, durante
horas, a que mamá, completamente metida en su dedicación laboral, vuelva a
casa para la comida ¿no está también él envuelto en la misma espera ansiosa,
en la misma rabia, en la misma reacción a la provocación encubierta actuada
por su madre? Todo esto sería aún demasiado claro para hacer explotar un
síntoma psicótico. Otro elemento es, según nuestra opinión, indispensable: La
confusa, y por ello más exasperante, sensación de ser víctima de un embrollo.
La vaga e invitante promesa que le ha sido dirigida por aquel o aquella de cuya
parte se había alineado no había sido más que un engaño. Se había puesto de
parte del provocado en tanto y en cuanto se sentía en una situación más
parecida a la suya. Pero he aquí, que se da cuenta de que el provocado no
tiene en su cabeza y en su corazón más que el provocador: él no existe
verdaderamente para nadie y en este punto estalla el síntoma, el cual,
desgraciadamente bien lejos de ser una liberación, es tan solo una jugada más

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Apuntes Escuela de Milán Lorena Bertino

de un juego a cuya regla continúa obedeciendo. Me parece que el síntoma es,


en efecto, todavía una protesta que esconde también (la esperanza muere
fácilmente) un servicio que el paciente designado intenta rendir de algún modo
al padre provocado y (perdedor) con el objetivo de obtener un reconocimiento.
Y es en este momento en que nosotros, súbitamente, encontramos “el caso”. Y
es de este momento que debemos partir. Nos toca a nosotros intentar efectuar
la liberación a la cual tendería la explosión del síntoma.

Boscolo y Cecchin

Boscolo y Cecchin prosiguieron en su propia investigación, que siguió un


camino distinto, influenciados notablemente por un cambio de contexto. En
1977 ambos terapeutas iniciaron un curso de formación en terapia familiar
sistémica. En 1980 fundan y co-dirigen el “Centro Milanés de Terapia para la
familia”, con un énfasis especial en la actividad formativa (especialmente a
trabajadores de servicios públicos sanitarios y sociales). Las familias eran
vistas por uno o dos terapeutas, frecuentemente alumnos en formación,
mientras que detrás del espejo observaban los demás alumnos, junto a dos
docentes. Se había pasado de esta forma, a la investigación sobre la formación
y la terapia. Los roles se hicieron cada vez más complejos: por ejemplo un
docente se podía encontrar en un determinado momento en el rol de terapeuta,
supervisor, etcétera.

Años más tarde los autores dieron un salto del análisis del sistema observado
al del sistema observante. Además, como consecuencia (coherente con las
perspectivas constructivistas y la cibernética de segundo orden), el énfasis
pasó desde el comportamiento observado a las ideas, a las teorías, a las
premisas personales de los componentes del sistema observante. La familia ya
no era vista más como una “máquina homeostática” que el terapeuta debía
conocer para reparar. Se empieza a centrar el interés en aquello que sucede
en la sesión, en el intercambio de información, emociones y significados entre
terapeutas y clientes. Es decir, se presta mayor atención al proceso terapéutico
que a la intervención final, a diferencia del período anterior donde representaba
el punto culminante, el más significativo del encuentro entre equipo y familia, y
a ello era atribuido la posibilidad de provocar un cambio.

A la luz de estas nuevas adquisiciones, reevaluándose el modo de trabajar, el


grupo sufre otra evolución (Boscolo y cols., 1987). Terapeuta y equipo dejan de
considerar solamente al sistema como constituido únicamente por la familia
que se presentaba en sesión y comienzan a formular hipótesis sobre el sistema
significativo relacionado con el problema presentado. Por éste se entiende el
sistema de relaciones entre las personas involucradas en el problema
presentado. Esto incluye por definición al paciente identificado y puede
comprender, además, a los miembros de la familia nuclear, la familia extendida
(comprendidos los difuntos más importantes), los coetáneos de los pacientes,
la escuela, el trabajo y, sobre todo, los operadores, los expertos y los servicios
sociales y sanitarios que en el tiempo puedan haber estado en contacto con el
paciente. El sistema significativo incluye naturalmente también al terapeuta en
su calidad de observador, con sus propias teorías y prejuicios. Los terapeutas
buscan ahora entender las maneras con las cuales los patrones de ideas y

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Apuntes Escuela de Milán Lorena Bertino

significados contribuyen a la creación consensual de la imagen clínica


observada.

También difunden la obra milanesa en el exterior, especialmente en Europa,


Estados Unidos y Australia.

Segunda separación

En la segunda separación los dos grupos se convierten en cuatro tendencias


individuales donde las diferencias aumentan. Comentaremos algunas de sus
aportaciones más significativas.

Selvini Palazzoli

Después de la clausura de la fase de la prescripción invariable, junto a un


nuevo grupo, la autora inicia otra etapa que se caracteriza por proyectos
basados en la integración del trabajo terapéutico con individuos, relaciones
diádicas y consultas con la familia entera. Abandona estrategias terapéuticas
de tipo prescriptivas, estructural-estratégicas y se orienta a un contexto de
menor directividad y mayor escucha a los miembros singulares de la familia.
Esta forma de trabajar da como resultado el artículo “Secretos familiares.
Cuando el paciente no sabe”. La idea de este documento es que el secreto es
una importante clave para acceder a los procesos de distorsión de la realidad.

El estudio sobre los secretos fue derivando, también, a un cambio en el modo


de citar a la familia. Ya no era imprescindible que acudieran todos los
miembros, había que sopesarlo en base al problema, la familia, la motivación
de cada uno de los participantes, etc.

Los tratamientos volvieron a ser largos y se acepta la complejidad del


conocimiento, la flexibilidad-reflexibilidad y no la rapidez.

Prata

Giuliana Prata, conjuntamente a un nuevo grupo, publicó “El niño que seguía la
barca: intervenciones sistémicas sobre los juegos familiares” en donde recoge
casos clínicos (con sesiones transcriptas) y las intervenciones realizadas.

Cecchin

Gianfranco Cecchin evoluciona desde la cibernética de primer orden al


construccionismo social (con todos los cambios que ello implica) aunque los
conceptos que más lo identifican y diferencian son el de “curiosidad” e
“irreverencia”.

El autor explica que el terapeuta comparte la responsabilidad por el contexto


que emerge en la terapia y que debe asumir sus convicciones, poniendo en
claro que sus éstas no son una verdad.

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Apuntes Escuela de Milán Lorena Bertino

El terapeuta irreverente no entra a una relación terapéutica vacío de ideas,


experiencias o construcciones privilegiadas. Al igual que los consultantes, entra
a un proceso terapéutico con sus propias versiones de la realidad.

El desafío en la terapia es la negociación y co-construcción de maneras de ser


viables y sostenibles que encajen con la familia, con el terapeuta y con modos
de ser culturalmente consensuados. El tipo de posición propuesto en este
trabajo permite al terapeuta alcanzar un estado que se caracteriza por un cierto
grado de irreverencia hacia sus propias verdades, más allá del esfuerzo que
haya puesto en conquistarlas o alcanzarlas.

Como construccionista, Cecchin sugiere que todos sean terapeutas


irreverentes. Éste trata de seguir múltiples guías pero nunca acata un modelo o
una teoría particular. Adoptar la posición de irreverencia equivale a ser
levemente subversivo respecto a cualquier verdad reificada. El terapeuta
irreverente es un ejemplo de la sensibilidad posmoderna en la cual el contexto
relacional es reconocido como proveedor de las construcciones y posibilidades
terapéuticas que no pueden ser predeterminadas en virtud de la validez de un
modelo o su superioridad teórica. El terapeuta asume la responsabilidad por
sus acciones y opiniones; la irreverencia en la tarea le permite atreverse a usar
sus sus prejuicios de modo que pueda tomar una nueva posición para
reelaborar, o redescubrir, su lugar en la relación terapéutica.

Boscolo

Con la apertura de la “caja negra”, a mediados de los años ’70 se condujo el


interés hacia los significados. Del mismo modo, la apertura del marco temporal
del presente, al pasado y al futuro, estimula a trabajar sobre las conexiones de
eventos y significados en el fluir del tiempo. Boscolo se orienta, por tanto, en
cómo conectan los clientes eventos y significados de su pasado para explicar
en modo determinístico su presente, vinculando el futuro. Estas reflexiones son
recopiladas en su libro “Los tiempos del tiempo” (Boscolo y Bertrando, 1993)
donde muestra cómo los sistemas humanos que producen síntomas y
sufrimientos tienden a enjaularse en historias deterministas.

Asimismo, se orientará al trabajo individual y, conjuntamente con el autor arriba


mencionado, publicarán “Terapia sistémica individual” donde se describe la
primera adaptación del modelo sistémico al trabajo con individuos.

CONCLUSIÓN

La Escuela de Milán, como se puede apreciar a lo largo del documento, tiene


una larga evolución desde sus planteamientos estratégicos, pasando por los
más puramente sistémicos hacia el construccionismo social y el abordaje
individual.

Es un modelo que se ha replanteado constantemente sus intervenciones desde


el rigor investigativo, generando modificaciones paso a paso en pro de una
mejora a la hora de comprender la psicopatología, la ecología y el mejor modo
de intervenir y ayudar a las familias.

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Apuntes Escuela de Milán Lorena Bertino

BIBLIOGRAFÍA

Boscolo, L. y Cecchin, G. (1989) Terapia familiar sistémica de Milán. Diálogos sobre


teoría y práctica. Ed. Amorrortu.

Boscolo, L. y Bertrando, P. (1996). Los tiempos del tiempo. Una nueva perspectiva
para la consulta y la terapia sistémica. Ed. Paidós.

Boscolo, L. y Bertrando, P. (2001). Terapia sistémica individual. Buenos Aires. Ed.


Amorrortu.

Cecchin, G. (2001). Construccionismo social e irreverencia terapéutica. En


Schintmann, D. Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad. Paidós.

Cecchin, G. y otros (2003) Irreverencia. Una estrategia de supervivencia para


terapeutas. Ed. Paidós.

Di Blasio y otros (XXX) La ficha telefónica. Piedra angular de la primera entrevista con
la familia. Rev. Clínica y análisis grupal nº 47. Pp. 98 – 116.

Prata, G. (1985) La maniobra del miembro ausente en las primeras sesiones de


consulta. Cómo evitar errores irreparables. Revista Asociación Española de
Neuropsiquiatría. Vol V Nº 14.

Selvini Palazzoli, M. y otros (1988) Paradoja y contraparadoja. Ed. Paidós. Barcelona.

Selvini Palazzoli, M. y otros (1990) Los juegos psicóticos en la familia. Paidos.


Barcelona.

Selvini Palazzoli, M. y otros (1980) Hipotetización, circularidad y neutralidad. Tres


directrices para el buen desarrollo de la sesión. Family Proces, 19: 3 12.

Selvini Palazzoli, M. (1985) ¿Qué es la terapia del contexto? Abordaje sistémico a los
trastornos de conducta de la infancia y de la adolescencia. Revista Asociación
Española de Neuropsiquiatría. Vol. 5 Nº 12

Selvini Palazzoli, M. (1980) El problema de la persona remitente. Journal of Marital and


Family Therapy. January. Pp 3-9

Selvini, M. La escuela de la Milán hoy: las ideas fundadoras y las nuevas propuestas.
Documento multimedia: http://www.redsistemica.com.ar/matteo.htm

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