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Libro 5

5 LA TEORIA PERSONOLOGICA
a MURRAY
INTRODUCCION

Es raro hallar a teóricos de la personalidad ver- asimismo, coincide con la posición psicoanalítica al
sados en ciencias biológicas, práctica clínica y atribuir e5pecial importancia a la motivación in-
psicología académica como Henry A. Murray, cuyo consciente y mostrar gran interés en el informe
brillante estilo, educado por un profundo y perma- verbal subjetivo o libre del individuo, incluido el
nente interés en la literatura y las humanidades, producto de su imaginación.
constituye la rica fuerza integradora de tan diversos En muchos sentidos, el rasgo singular de la teo-
talentos. La teoría desarrollada a partir de esas ría de Murray es su manera, altamente diferenciada
fuentes muestra un considerable respeto por la y cuidadosamente eSpecifícada, de encarar la mo-
importancia determinante de los factores biológicos, tivación; su esquema de los conceptos motivaciona-
un cabal reconocimiento de la singular complejidad les, muy empleado, ha ejercido considerable influen-
del organismo humano, y un gran empeño por re- cia. Asimismo, resulta poco común el consecuente
presentar la conducta de manera tal que la inves- énfasis puesto en los procesos fisiológicos coexisten-
tigación controlada sea un resultado natural de tes y funcionalmente ligados que acompañan a todos
dichas formulaciones. los procesos psicológicos; su concepto de “sobera-
Esta teoría se centra en el individuo y en su com- nía”, que luego examinaremos, resulta útil para
plejidad, enfoque esclarecido por el término “per- mantener al teórico constantemente orientado hacia
sonología", que Murray (1938) introdujo para ca- el cerebro como el núcleo de la personalidad y de
racterizar sus esfuerzos y los de quienes estaban todós sus componentes. Con frecuencia, Murray ha
fundamentalmente interesados en la comprensión acentuado la importancia de la descripción detalla-
plena del caso individual. Murray subrayó cons- da, puesto que él la considera un imprescindible
tantemente el carácter orgánico de la conducta, preludio tanto de las formulaciones teóricas com-
sosteniendo que ninguno de sus segmentos particu- plicadas como de la investigación: su profundo in-
lares puede ser comprendido al margen del resto terés en la taxonomía y, asimismo, las exhaustivas
de la persona actuante. A1 contrario de muchos otros clasificaciones que ha establecido para muchos as-
teóricos que comparten esta convicción, Murray está pectos de la conducta, muestran su coherencia res-
del todo dispuesto a embarcarse en la abstracción pecto de tal enfoque. - "
necesaria para llegar a los diversos tipos de estudios Murray ha hecho serios esfuerzos para conciliar
especializados, señalando siempre que la tarea de las frecuentes y conflictivas demandas de la com-
reconstrucción no debe ser emprendida antes de ha- plejidad clínica (por un lado) y la economía de la
ber completado el análisis. También díverge de investigación “por el otro: ha ideado medios para
13 mayoría de los teóricos bolistas en otro aspecto: representar, al menos parcialmente, la tremenda di-
SU insistencia acerca de la significación del “campo"; versidad de la conducta humana, y, al mismo tiempo,
Según él, el contexto ambiental de la conducta debe se ha consagrado a la tarea de elaborar operaciones
ser profundamente comprendido y analizado antes destinadas a la evaluación de las variables que de-
de Clue sea posible ofrecer una explicación apropiada sempeñan un papel central en su esquema teórico.
del caso individual. Murray no sólo destacó en ge- Naturalmente el énfasis puesto en estos dos aspectos
neral la importancia de las determinantes ambien- ha conducido a una reducción de la brecha existen-
tales síno que, además, se ha dedicado en particular te entre la práctica clínica y el laboratorio psicoló-
al desarrollo de un elaborado conjunto de conceptos gico.
destinados a representadas. Hemos delineado así, a grandes rasgos, la per-
E: de Murray, el pasado o la his- sonología de Murray, pero, ¿qué sabemos del cons-
to c1:1cfíltclicermión
rvrduo es tan Importante corno su pre- tructor de esa teoría? Henry Murray nació en
sente
. y _lsu_ medio; su teoría comparte con el Nueva York el 13 de mayo de 1893 y, educado en
de_ los la Groton School y en el Harvard College, obtuvo
22:10:3d?! rïnstldll‘aleftïa
n neraquel
y a m¿acontecimientos
ez constituyen en éste el título de bachelor, en 1915, con una es-
derminantes fu nd amentales de la conducta adulta; pecialización en historia. Se inscribió luego en el
144 CALVIN S. HALL Y GARDNER LINDZEY

Columbia College de Medicina y Cirugía donde, seguí un curso de filosofia con el profesor Morris
siendo el mejor de su clase, se graduó en 1919. En Cohen y luego otro, en Cambridge, con el profe—
1920 recibió de Columbia el master en biología; sor Broad. Fue el libro de Jung, sin embargo,
fue instructor de fisiología en la Universidad de Psychological types [Tipos psicológicos], el que,
Harvard durante un breve lapso, transcurrido el cual al dar una respuesta parcial a mi pregunta, me
cumplió dos años de internado en cirugía en el impulsó decididamente hacia la psicología. Co-
H05pital Ptesbiteriano de Nueva York. Más tarde, mo éste, hubo sólo otro libro, una mujer, cierta
ingresó en el equipo del Instituto Rockefeller para música alemana y algunas influencias fructíferas
la Investigación Médica de Nueva York como asis- que logran hacerme sentir y pensar de modo si-
tente, donde llevó a cabo, durante dos años, investi- multáneo en lugar de separadamente. Visité al
gaciones embriológicas. Posteriormente, realizó un doctor Jung en Zurich, en un momento cumbre,
período de estudio en la Universidad de Cambrid- convencido de que discutiriamos abstracciones;
ge, donde condujo investigaciones bioquímicas en ante mi sorpresa, en uno o dos días apareció bas-
virtud de las cuales le fue otorgado, en 1927, el tante material afectivo como para invalidar al
título de doctor en la e3pecialidad. En el transcur- científico puro. Esa fue mi primera oportunidad
so de ese período en Eur0pa su interés comenzó de evaluar el psicoanálisis y lo recomiendo como
a orientarse seriamente hacia la psicología; no con-
método para medir el valor de cualquier rama
tamos con mejor descripción de tal evolución inte-
lectual que la del propio Murray: de la personología: llevad vuestros misterios, vues-
tros más intrincados dilemas, a un idóneo expo-
nente de un sistema y juzgadlo según su capaci-
En la universidad, el'menor brote de interés por dad de ordenar e iluminar todo vuestro ser...
la psicología era desalentado por el enfoque del ' En 1925. . . yo no contaba con escala alguna para
profesor Münsterberg; en la mitad de su segun- medir al doctor Jung, la inteligencia más des-
da clase comencé a buscar la salida más próxima. pierta y completa —y goethiana, deberia decir—
Había más pan (y menos piedras) en biologia y que encontré en mi vida, el hombre a quien el
químÍCa: hallé lo mismo luego en medicina. Mien- juiciosc Prinzhorn llamó “el más maduro fruto
tras cursaba el cuarto año en el College de Medi- del árbol del conocimiento psicoanalítico”. Ha-
cina y Cirugía llevé a cabo, entre una y otra blamos durante horas, navegando por el lago y
llamada de la sala de partos de Hell’s Kitchen, fumando ante el hogar de su retiro fáustico: “los
un modesto estudio de 25 de mis compañeros grandes portones del mundo de las maravillas se
de clase, que incluía la correlación de 40 medi- abrieron” y vi cosas que mi filosofía nunca había
das antrOpométricas con 30 rasgos. Por entonces soñado. En un mes quedó resuelta una veintena
tenía presente la sinfonía de las endocrinas. Lue- de problemas de doble filo y parti, decidido ya
go, como interno del hOSpÍtal, invertí más tiempo por la psicología profunda. Había experimentado
que el considerado necesario para un cirujano lo inconsciente, algo que es imposible tomar de
buscando factores psicogenéticos en mis pacien- los libros (Murray 1940, págs. 152-153).
tes; fuera cual fuere el éxito obtenido con algu-
nos de ellos -—-el drogadicto, el tragador de es- Así, profundamente interesado en la psicología,
padas, la prostituta, el pistolero— resultó más Murray retornó a su país y al Instituto Rockefeller,
que retribuido cuando, tras haber abandonado cuyo equipo siguió integrando durante un año an-
el hospital, me llevaron a los lugares que fre- tes de aceptar una invitación formulada por la Uni-
cuentaban en el bajo mundo: aun cuando aque- versidad de Harvard para desempeñarse en ella
llo era psicología en bruto, me preparó para re- como instructor de psicología. Esta elección no
conocer la semejanza entre los hechos de las convencional de un hombre poco común, práctica-
clases bajas y los sueños de las clases altas... mente sin preparación en materia de psicología
Después, la psicología quedó a un lado y no re- académica, por parte de un departamento de psico-
surgió hasta que, al cabo de varios años de in- logía tan destacado como tradicional, se debió a la
vestigación en bioquímica y fisiología, comencé mediación de Morton Prince, fundador de la Clí-
a preguntarme por qué algunos de los hombres nica Psicológica de Harvard —expresamente desti-
con quienes trabajaba en el Instituto Rockefeller nada al estudio y la enseñanza de la psicología
se aferraban con tal tenacidad a puntos de vista anormal y la dinámica—, cuando, en busca de un
diametralmente opuestos acerca de los más sim- estudioso joven y promisorio a quien encomendar
ples fenómenos. Con la eSperanra de arrojar cier- su dirección, consideró que Murray era el indicado-
ta luz sobre las preferencias conceptuales como En 1928,} Murray fue designado profesor asrstente
funciones de la personalidad, envié un largo cues- y director de la Clínica Psicológica y más tarde, en
tionario a 50 pensadores originales (hombres de 1937, profesor asociado; miembro titular de la SO-
ciencia en su mayoría) y, todavía cónfundido, ciedad Psicoanalítica de Boston, hacia 1935 comple-
LAS GRANDES Tnonias DE LA PERSONALIDAD 145

tó su preparación en materia de psicoanálisis con vard, la Clínica Psicológica Anexa, donde, con al-
Franz Alexander y Hans Sachs; en un simposio acer- gunos colegas y graduados, realizó estudios sobre
ca de los psicólogos y el psicoanálisis consta una la personalidad, que incluyeron la recolección de
fascinante exposición de su propio análisis didác- 88 extensas historias de casos. Murray fue nombra-
tico y sus actitudes hacia el psicoanálisis (Murray, do profesor emérito en 1962 y fue recompensado
1940). con el Premio por Contribución Científica Distin-
Aproximadamente durante los 15 años que trans- guida de la Asociación Norteamericana de Psicolo-
currieron antes de la irrupción de la guerra, la Clí- gía, como asimismo con la Medalla de Oro de la
nica Psicológica de Harvard, con la conducción in- Fundación Norteamericana de Psicología por sus
telectual _v espiritual de Henry Murray, fue escenario aportes en el campo psicológico durante toda su
de una labor teórica y empírica intensamente crea- vida.
dora. Un grupo de jóvenes y capaces estudiosos, Además de revisar y difundir sus puntos de vista
cuyos esfuerzos en común en pos de la formulación teóricos, Murray ha dedicado su atención a algu-
y la investigación de la personalidad humana re- nos problemas más amplios del mundo contemporá-
-
sultó en extremo fructífera, se congregó en torno neo. Entre ellos se cuentan la abolición dela guerra,
-.
de Murray: de la fecundidad de ese periodo, cuyos la formación de un gobierno mundial, el mejora-
.- logros más importantes, en función de valores, con- miento de las relaciones humanas (incluyendo
cepciones e intenciones, se deben a individuos co-
-.

aquellas que implican a dos personas como la amis-


mo Ronald W. MacKinnon, Saul Rosenzweig, R. tad y el matrimonio) y el desarrollo de una nueva
-=.-_-'
.

=I-._ =." :._ Nevitt Sanford, Silvan S. Tomkins y Robert W. Whi- religión con un testamento de escritos que propor-
te, da cuenta, al menos parcialmente, el volumen cionan un conjunto de valores positivos y líneas
\_ _:
_

_.¿_ _¿_;¿_ titulado Explorations in personality (1938) [Inda- directrices para vivir una vida satisfactoria plena
“1:32“?!
gaciones sobre la personalidad]. Fue precisamente de sentido (Murray, 1960a, 1961, 1962b). En las
- en esa institución donde por primera vez la teoría encrucijadas del hombre, Murray es un defensor
psicoanalítica‘ fue objeto de serios estudios acadé- . vehemente del poder de la imaginación creadora
micos y donde se realizaron los primeros esfuerzos atemperada por la razón para solucionar cualquier
formales destinados a idear la manera de traducir problema, y ha sido un crítico agudo de la psico-
las brillantes captaciones clínicas de Freud en ópe- logía por haber proyectado una imagen negativa
raciones eXperimentales aptas para obtener, empí- del hombre y por su “narcisismo nocivo".
ricamente, un cierto grado de confirmación o de
rechazo. El estimulante clima de inminente descu- En la mayoría de nuestras proposiciones perso-
brimiento creado por Murray no se desarrolló tan nológicas no se dan provisiones para la creativi-
sólo entre sus pr0pios discípulos; la clínica que él dad, no se permiten márgenes de libertad para
dirigía también abrió sus puertas para dar cabida las decisiones voluntarias, no se reconoce la fuer-
a maduros eruditos procedentes de muy diversos za de los ideales, no se proporcionan las bases
campos (Erik Homburger Erikson, Cora Du Bois, para una acción altruista ni los fundamentos para
Walter Dyk, H. Seudder McKeel) de modo que alentar ninguna esperanza de que la ram huma-
muy pronto existió un definido clima de trabajo na se pueda salvar de la fatalidad que ahora con-
interdisciplinario. '
fronta (1962a, pág. 53).
Este período llegó a su fin en 1943, Cuando Mu-
rray abandonó Harvard para unirse al Cuerpo Mé- Murray adhiere con firmeza a una psicología hu-
dico del Ejército, donde, primero como mayor y
manista, optimista.
luego como teniente coronel, estableció y dirigió,
para la Oficina de Servicios Estratégicos, un servi- Según se habrá observado en los párrafos prece-
i cio de evaluación cuya tarea, sumamente delicada, dentes, no es fácil especificar los antecedentes inte-
í¿ consistía en la selección de candidatos para misio- lectuales de Murray; el número y la diversidad de
_ nes secretas, muy complejas y peligrosas; Assess- las posiciones teóricas a cuya influencia estuvo ex-
Ï ment Of men (1948) [Evaluación de hombres] re- puesto son tan grandes que no nos es posible sino
“. sume las actividades de este grupo. intentar la selección de algunas de las más impor-
Merced a su trabajo en el ejército, Murray fue tantes. Sin duda, el psicoanálisis, en la más amplia
dÍStinguido con la legión de Honor en 1946. Retor- acepción del término, ejerció considerable influen-
nó a Harvard en 1947 con dedicación de tiempo par- cia sobre su desarrollo intelectual: de manera di-
cial para hacerse cargo de un curso de recta y personal: Jung, Alexander y Sachs, y espe-
psicología
clinica en el entonces recién constituido cialmente a través de sus obras: Freud. El siguiente
Departa-
, mento de Relaciones Sociales y en 1950 fue desig- pasaje de Murray revela claramente la profundidad
á nado profesor de psicologia clínica. Poco antes, de la influencia del psicoanálisis sobre su concepto
1949, en
habia establecido, en la Universidad de Har- de la conducta:
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Me resulta difícil reconstruir mentalmente la mio- lar el de Melville y sus obras-— le prOporcionó una
pía que una vez restringió en muy serio grado inagotable fuente de ideas respecto del hombre y
mi opinión de la naturaleza humana: tan espontá- sus posibilidades para lo bueno y lo malo. En tan-
neo ha llegado a ser para mi recibir la impresión to el exquisito espiritu de Alfred North VVhitehead
de los deseos, los dramas, las suposiciones sub- le brindó un modelo de pensamiento lógico y sinté.
yacentes en los actos y las palabras de cuantos tico, el truculento aunque brillante Lawrence I.
enouentro. Asi, en lugar de ver al pulcro nortea- Henderson constituyó para él un ejemplo de rigor
mericano enfundado en su r0pa de trabajo, yen- y orientación crítica. Tanto el pensamiento de los
do hacía su oficina y regresando de ella como psicólogos académicos, en especial el de Lewin y
una rata dentro de un laberinto, como un voraz el de McDougal], como la antropología cultural,
conjunto ambulatorio de reflejos, hábitos, este- particularmente a través de Clyde Kluckhohn, ejer-
reotipos y frases hechas, como un chulo de cieron considerable influencia sobre Murray. Mues-
- compatibilidades, conformismos y lealtades res- tra su agradecimiento a todas estas personalidades
pecto de una u otra institución —es decir, un como asimismo otros muchos, incluso a varias ge-
robot—, veo (exactamente como veo la actividad neraciones de estudiantes, en cuatro documentos
de sus órganos internos) un flujo de poderosa vi- muy personales (1940, 1959, 1967, 1%8a). No pue-
da subjetiva consciente e inconsciente; una susu- de sorprender, por lo tanto, que el producto de tan
rrante galería en la que resuenan las voces del complejos antecedentes presente una estructura no
distante pasado; un torbellino de fantasías con sólo elaborada sino multifacética.
recuerdos flotantes de acontecimientos pasados, Para cuantos conocen el talento de Henry Murray
con corrientes de complejos opuestos, intrigas y y su dedicación al estudio de la personalidad huma-
. contraintrigas, esperanzadas insinuaciones e idea- na resulta claro que ellos se manifiestan sólo par-
les. Para un neurólogo, tal perSpectiva es senti- cialmente en sus publicaciones: sus observaciones
mental, absurda, arcaica y, sin embargo, está casuales y sus especulaciones libres sobre infinita
mucho más cerca de la realidad de la vida inte- variedad de tópicos, elemento esencial de los al-
rior que sus prolijos diagramas de los arcos re- muerzos en la Clínica Psicológica, constituyeron,
flejos y las anastomosis nerviosas. La personali- para muchos de sus discípulos y sus colegas, una
dad es un congreso lleno de oradores y grupos generosa fuente de ideas aplicables a la investiga-
de presión, de niños, demagogos, comunistas, ais- ción; sin embargo, este material no siempre encon-
lacionistas, belicistas, independientes, amañado- tró un terreno fértil y, lamentablemente, la palabra
res, sobornadores, intrigantes, Césares y Cristos, hablada no ha ”sido conservada para enriquecer el
Maquiavelos y Judas, conservadores y revolucio- testirnonio escrito. La tendencia de Murray a reve—
narios prometeicos. Y el psicólogo que no advier- lar sólo ocasionalmente el fruto de su intelecto se
te todo esto en si mismo, aquel cuya mente per- demuestra en sus trabajos sobre Herman Melville,
manece cerrada ante el fluir de imágenes y sen- culminación de 25 años de intensos estudios, mer-
timientos, debería ser estimulado a trabar amistad ced a los cuales adquirió singular reputación entre
con los diversos miembros de su prepía familia, los estudiosos del mencionado autor. No obstante,
lo que puede lograr mediante el psicoanálisis sólo ha publicado, hasta la fecha, dos artículos re-
(Murray, 1940, págs. 160-161). lativos a este apasionante tema: un brillante análi-
sis del significado psicológico de Moby Dick (Mu-
Ia investigación y la práctica de Murray, tanto rray 19510) que trataremos luego con mayor deta-
en medicina como en biología, han contribuido al lle, y su introducción —que incluye un agudo aná-
profundo respeto que siempre demostró por la im- lisis- de Pierre (Murray 1949a), una de las más
portancia de los factores fisicos y biológicos de la sugestivas y desconcertantes novelas de Melville.
conducta; sin duda, su'creencia de que, idealmente, Dando por cierta 1a insuficiencia del testimonio
la personalidad deberia ser evaluada por un equipo escrito, hallamos que, entre sus exponentes, Expla-
de especialistas que tuvieran muy en cuenta las ratiom in Personality, resumen del pensamiento y
afirmaciones del sujeto acerca de si mismo, es el la investigación del equipo de la Clinica Psicológica
resultado de su experiencia en el diagnóstico médi- en la culmin3ción de su primera década de vida.
co; asimismo, tanto su interés en la taxonomía o es el que mejor refleja las teorias y las investigacio-
clasificación de la conducta como su convicción de nes psicológicas de Murray. A clinical study of sen-
que el cuidadoso estudio del caso individual es tínwnts (1945) [Un estudio clinico de los sentimien‘
esencial para el futuro progreso psicológico, son tos], escrito por Christiana Morgan, durante mucho
totalmente congruentes con . su formación médica. tiempo su colaboradora, y Studies of W m‘
Por otra parte, su profundo conocimiento de la mi- terpersonal dÍSputations (1963) [Estudios sobre las
tología (1960b) y de las grandes creaciones litera- disPutas interpersonales tensas] incluyen .un 1'6n-
rias de nuestra época y de las pasadas —en particu- tro parcial de las investigaciones posteriores. En
LAS GRANDES TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD 147

cuanto a los principales cambios experimentados sciences (1968b). El Manual of Thematic Apper-
por sus convicciones teóricas durante los años si- ception Test (1943) [Test de apercepción temática]
guientes, han sido claramente expuestos tanto en constituye la mejor introducción a ese instrumento
el capítulo que, escrito en colaboración con Clyde que, ideado en colaboración con Christiana Mor-
Kluckhohn (1953), fue publicado en Toward a ge- gan (Morgan y Murray, 1935), ha llegado a ser uno
neral theory of action (1951a) [Hacia una teoría de los principales tests entre los más empleados por
general de la acción], como en un artículo apareci- el clínico y el investigador de la personalidad. La
do en Dialectica (1951b), una conferencia que dio gran sensibilidad e ingenio que Murray revela cuan-
en la Universidad de Siracusa (1958), un capítulo do desarrolla medios para valorar y analizar las
escrito para Psychology: a study of a science (1959) capacidades del hombre y sus tendencias direccio-
[Psicología Estudio de una ciencia] y otro artícu- nales, se reflejan claramente en el ya citado Assess-
lo para la International encyclopedia of the social ment of men (1948).
CAPÍTULO 1

ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD

La naturaleza de la personalidad, sus adquisicio- un “constructo” del teórico que, si bien relaciona-
nes y sus alcances, han concentrado buena parte de do con acontecimientos empíricos especificos, no
la atención teórica de Murray. Sus puntos de vista constituye un simple resumen de los hechos; en
sobre la estructura de la personalidad, muy influi- consecuencia, cada teórico puede ofrecer su propia
dos por la teoría psicoanalítica, difieren notable- representación, o formulación, de la personalidad;
mente, sin embargo, en muchos aspectos de la or- 2) implican que la personalidad del individuo está
todoxia freudiana. Consideraremos aquí su defini- referida a una serie de acontecimientos que, en el
ción de la personalidad y los conceptos que elaboró caso ideal, dan una muestra de toda su vida; este
con la intención de representar su naturaleza. énfasis en lo longitudinal se expresa con singular
vigor en la frase “la historia de la personalidad es
DEFINICION DE LA PERSONALIDAD la personalidad”, que reiteradamente aparece en
los escritos de Murray; 3) según indican implícita-
Aunque Murray ha pr0puesto, sucesivamente, nu- mente Ias definiciones, la personalidad debería re-
merosas definiciones de la personalidad, los ele- flejar tanto los elementos permanentes y recurren-
mentos principales de cada una de ellas están con- tes de la conducta como los nuevos y originales;
tenidos en los siguientes ejemplos: 4) la personalidad es el agente organizador o rec-
tor del individuo, es decir, que la personalidad or-
El término “personalidad” ha sido reservado para dena e integra los impulsos antagónicos y las res-
la hipotética estructura de la mente, la estabili— tricciones a los que está sujeto el individuo.
dad de cuyos mecanismos y procesos se manifies- La concepción de la personalidad como fuerza
ta una y otra vez (junto a ciertos elementos nue- organímdora e integradora sugiere de inmediato la
vos u originales) en los actos internos y externos pregunta acerca de cuáles son las principales fun-
que constituyen la vida de cada individuo. ciones de la personalidad. Según Murray:
Asi, la personalidad no es una serie de hechos . . .las funciones generales de la personalidad son:
biográficos sino algo más general y permanente, ejercitar sus procesos, expresarse, aprender a ge-
que se infiere de esos hechos (Murray y Kluck- nerar y reducir las tensiones reiteradamente pro-
hohn, 1953, pág. 30). vocadas por las necesidades, elaborar programas
de secuencias destinadas al logro de sus fines dis-
La personalidad es el órgano rector del cuerpo, tantes y, finalmente, disminuir o resolver los con-
una institución que, desde el nacimiento hasta la
flictos mediante la estructuración de planes que
muerte, se ocupa sin cesar de las operaciones
en más alto grado permitan, sin fricciones, el ali-
funcionales transformadoras. (Murray 1951a, pág.
436). vio de sus necesidades fundamentales (Murray
y Kluckhohn, 1953, pág. 39).
Una personalidad en cualquier momento deter-
minado de su historia es la constitución presente Posteriormente, Murray incluyó en esta lista las
localizada en el cerebro de modo imperceptible funciones de adaptación de los niveles de a3pira-
y en jerarquía problemática de todo el conjunto ción, destinadas a aumentar la posibilidad de que
complejo de las propiedades psicológicas relacio- éstos sean alcanzados, y las de control de la con—
nadas entre la sustancia-dependiente y la estruc- ducta, destinadas a conformarlo con las expectativas
sociales. '
tura-dependiente del individuo (elementales, aso-
ciativas y organizativas) (1968b, pág. 6). El tema más importante en las obras de Murray,
hasta ahora omitido, es el énfasis puesto en los
Estas definiciones incluyen diversos elementos fundamentos fisiológicos de la personalidad. Con-
importantes: 1) muestran claramente la naturaleza secuente con su experiencia en materia de ciencras
abstracta de la personalidad, , el hecho de que es biológicas, Murray ha subrayado la trascendencra
LAS GRANDES TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD 149

de los procesos biológicos que acompañan o subya- LA PERSONALIDAD


cen en todos los fenómenos que interesan al psicólo- COMO FORMULACIÓN PARCIAL
go. En efecto, señala:
Murray ha señalado que, en rigor, se deberia ha-
La personalidad puede ser definida, desde el pun- blar más de formulación que de diagnóstico para
to de vista biológico, como el órgano rector o ins- referirnos a la operación mediante la cual el psicó-
titución superordenada del cuerpo y, en tal ca- logo describe la personalidad: en tanto la diagnosis
rácter, está localizada en el cerebro: sin cerebro implica la presencia de un componente —o una
no hay personalidad (Murray, 1951b, pág. 267). identidad— fijo en función del cual es comparado
el individuo, la tarea del psicólogo de la personali-
Asi, Murray sostiene en todos sus escritos que la dad consiste, en realidad, en “. . .un ejercicio, hipo-
personalidad se asienta firmemente en el cerebro y tético y provisional, de conceptualización construc-
tiva, un paso, a lo sumo, hacia una tipología" ( Mu—
que cuanto sabemos acerca de los procesos fisioló-
rray, 1951b, pág. 276). Así, el término formulación
gicos necesarios para el funcionamiento de la con-
acentúa el hecho de que la descripción de la perso-
ducta indica que el cerebro debe constituir la base nalidad es todavía, al menos en parte, un proceso
de las funciones organizadoras y ejecutivas: la per- artístico donde sólo unas pocas líneas directrices y
sonalidad. reglas de procedimiento son estables; asimismo, se-
ñala la naturaleza abstracta del proceso y, concor-
. . .puesto que. toda conducta adaptativa comple- dante con la definición de personalidad de Murray,
ja está, evidentemente, coordinada por excitacio- advierte que toda fórmula de la personalidad es
nes cerebrales, la unidad del desarrollo del orga- parcialmente determinada por el teórico particular
nismo y la conducta sólo puede ser explicada en o la particular construcción teórica empleada.
relación con las organizaciones existentes en esa Cualquier “descripción” de la personalidad es,
región. Los procesos cerebrales, mucho más que más que tal, una formulación, asimismo incompleta
los del resto del cuerpo, poseen e5pecial interés o parcial, y está destinada a cumplir ciertas funcio-
para el psicólogo (Murray, 1938, pág. 45). nes particulares antes que a predecir el total de la
conducta en todo momento; sin duda, una formu-
Según veremos más adelante, se estima que no lación completa requeriría esta minuciosidad y seria
sólo la personalidad sino todas las variables especí- tal punto engorrosa que resultaría impracti-
ficas empleadas en su representación cuentan con ca
hagae.
procesos cerebrales paralelos.
No obstante su insistencia en ubicar a la perso- ACTOS Y SECUENCIAS
nalidad en el cerebro, Murray se. muestra conven-
cido de que el psicólogo debe avanzar en su tarea Los datos básicos para el psicólogo son los actos
independientemente de las contribuciones de la fi- que consisten en interacciones sujeto-objeto, o su-
siología y la neurología; a su criterio: jeto-sujeto, de duración suficiente como para incluir
los elementos significativos de cualquier secuencia
. . .las conductas de las personalidades humanas de una conducta dada. Según Murray:
se sitúan en un nivel distinto al de los fenóme-
nos fisiológicos y, en consecuencia, deben ser es- ...los actos son las cosas que observamos e in-
tudiadas y conceptualizadas en su propio terreno, tentamos explicar y representar con modelos, las
sin esperar que ciencias más “básicas" provean que procuramos predecir, los hechos ante los cua-
una formulación completa (Murray y Kluckhohn, les verificamos la conveniencia de nuestras for-
1953, pág. 4).
mulaciones (Murray 19511), págs. 269-270l.
Aun cuando en ciertos casos un acto —por ejem-
De esta manera, sus intentos de definir la perso- plo, una respuesta verbal y su réplica— puede ser
nalidad lo muestran firmemente orientado hacia definido con exactitud, habitualmente no es posible
una concepción que otorgue el valor apmpiado al ofrecer sino una definición muy general. Conven-
pasado del organismo, a la función organizadora de cido de ello, Murray considera que. “idealmente,
la personalidad, a los rasgos, tanto nuevos como re— la duración de un acto está detenninada por ll la
currentes, de la conducta del individuo, a la natu- iniciación y 31 la consumación de una pauta de
raleza abstracta o conceptual de la personalidad y conducta dinámicamente significativa. .
a los procesos fisiológicos subyacentes a los psico- os actos
195“), pág. 269). Esta idea, según la cual (Murray.
lógicos. constituyen la unidad básica empleada por el psioó.
150 CALVIN S. HALL Y GARDNEB LINDZEY

logo, refleja la convicción de Murray de que la con- fines y las expectativas del agente, a sus proyec_
ducta está inextricablemente engarzada en una di- tos para el futuro (Murray, 1951b, pág. 272).
mensión temporal: de este modo, el acto es una
transacción entre las limitaciones prácticas impues- Así, la representación de la conducta en función
tas por el intelecto y por las técnicas del investiga- de secuencias se hace necesaria porque ciertos ac-
dor, y el hecho empírico de que la conducta existe tos están íntimamente relacionados entre si, de ma-
en una dimensión temporal. Según Murray, los ac- nera que es imposible estudiarlos por separado sin
tos pueden ser calificados en internos (soñar des- destruir su total significado.
pierto, resolver problemas, planear solitariamente)
y externos (interacción con personas u objetos del
ambiente). Estos últimos entrañan dos aspectos:
uno subjetivo vivencial y otro objetivo conductal. PROGRAMAS SUCESIVOS
Murray subraya que un individuo puede estar Y SECUENCIA DE ACTIVIDADES
entregado a la realización de múltiples actos en un
solo momento: mirar televisión, conversar con un Una función muy importante para el individuo
amigo, beber, escuchar la voz de un niño que des- es la desempeñada por los programas sucesivos. E5.
pierta, acariciar a su perro, regañar a su mujer; to- tos son ordenadas disposiciones de objetivos subal-
do ello durante un breve'lapso. Así, cuando se exa- ternos que, prolongados hacia el futuro, tal vez a lo
mina de cerca la conducta individual, con frecuen- largo de meses o años, conducirán eventualmente
cia es posible descubrir cierta cantidad de actos -en condiciones favorables— a cierto deseado es-
superpuestas que tienen lugar simultáneamente. En tado final. Por ejemplo, un individuo tiene por fin
cuanto al término duración, es empleado para de— convertirse en médico; no obstante, entre su situa-
signar, incluyendo todos los actos superpuestos, la ción presente y dicho fin transcurren años de estu-
unidad temporal de vida, que abarca la natural dio y entrenamiento especial; el desarrollo de un
complejidad de la existencia del individuo. Por conjunto de subfines, cada uno de los cuales desem-
otra parte, el concepto de duración establece que peña un papel importante en su marcha hacia el
el acto aislado es habitualmente una abstracción título de médico, recibe el nombre de programa su-
reSpecto de la complejidad de la conducta en de- cesrvo.
sarrollo y no representa sino una tendencia o un as- Similar importancia tienen las secuencias de acti-
pecto entre muchos; la vida del individuo puede vidades, que son mecanismos destinados a reducir
ser dividida en períodos largos (niñez, adolescen- los conflictos entre las necesidades antagónicas y
cia, vejez) y períodos cortos (la respuesta de un los objetivos mediante su ordenamiento según la
minuto a un estímulo, una experiencia traumática expresión de tales tendencias en diferentes momen-
de diez minutos). tos. Por medio de la secuencia de actividades, el
individuo puede dar el máximo de expresión a sus
Si bien la representación de la conducta en fun- diversos fines; si la elabora con eficacia podrá dis-
ción de actos resulta perfectamente apr0piada para minuir de modo apreciable la cantidad y la inten-
muchos propósitos, en ciertas circunstancias es ne- sidad de sus conflictos.
cesario incluir a la conducta que tiene lugar durante Recientemente, Murray ha subsumido los progra-
un lapso más prolongado en una única unidad o mas sucesivos y las secuencias de actividades bajo
formulación. Este tipo de unidad funcional, más el término ordenación, que incluye tanto el proceso
extensa, recibe el nombre de semncia. de planificación como el resultado del mismo pro-
grama o secuencia establecida. De acuerdo con los
.la sucesión intermitente y direccionalmente actuales enfoques de Murray, la ordenación es un
organizada de actos puede ser denominada se- proceso mental superior, del mismo nivel que la
cuencia. Por lo tanto, una secuencia (como la cognición, cuya finalidad es la cabal comprensión
amistad, el matrimonio, la carrera profesional) conceptual del medio: una vez que la situación ex-
es una unidad funcional relativamente larga cu- terna ha sido suficientemente comprendida, el pro-
ya formulación sólo puede ser aproximada; a lo ceso de ordenación se afirma a fin de concertar su
política y su planeamiento, tanto estratégico como
largo de su curso, los actos críticos pueden ser táctico.
registrados, así como pueden 'observarse los índi-
ces de desarrollo tales como los cambios de dis-
posición, el aumento del conocimiento, el de la APTITUDES Y BEALIZACIONES
habilidad, la mejora de la calidad del trabajo
realizado, etcétera. Ningún acto de la secuencia Al contrario de muchos psicólogos de la .perso-
podrá ser comprendido sin referencia tanto a los nalidad, Murray ha demostrado un constante mterés
actos que lo han conducido hasta él como a los en la aptitud y la realización que, a su entender,
LAS GRANDES TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD 151

constituyen una importante parte de la personali- El ello no sólo contiene impuISOs hacia lo bueno
dad del individuo y cumplen una función central y lo malo: las fuerzas de esas tendencias varían se-
cn la mediación entre las disposiciones para la ac- gún los individuos; así, la tarea de'asumir el con-
ción y los resultados finales hacia los cuales aqué- trol o la dirección de las tendencias del ello no
llas se orientan; virtualmente, en todas sus investi- implica, en modo alguno, igual dificultad para los
gaciones de la personalidad, los sujetos han sido distintos individuos.
estimados en función de una variedad de diferentes Hemos visto ya que en la teoría de Murray el ello
zonas de aptitud y realización: física, mecánica, di- no es enteramente perverso y asocia]. Por otra par-
rectiva, social, económica, erótica e intelectual. te, el ya no es únicamente inhibidor y represor: ade-
más de retener o reprimir ciertos impulsos o moti-
vos, el yo debe —lo que es más importante—— dis-
FORMACION DE LA PERSONALIDAD poner, secuenciar y controlar el modo de aparición
de otros. De acuerdo con la teoría psícoanalítica,
Aunque aceptemos que la personalidad es un fe- el yo es considerado como el principal organizador
nómeno siempre cambiante, permanentemente apa- o integrador de la conducta; parte de esta organi-
recen ciertas formas estables o estructuras decisivas zación, no obstante, tiende a facilitar o promover
para la comprensión de la conducta; para represen- la expresión de ciertos impulsos del ello: la fuerza
tarlas, Murray adopta del psicoanálisis los términos y la eficacia del yo constituyen un importante fac-
yo, ello y superyó, introduciendo ciertos elementos tor determinante de la adaptación del individuo.
distintivos en su desarrollo personal de estos con— En la teoría de Murray, como en la de Freud, el
ceptos. superyó se considera como una implantación cul—
tural, un subsistema internalizado que opera en el
De acuerdo con Freud, Murray concibe el ello individuo para regular la conducta como, en su mo-
como el depositario de los impulsos primitivos ina- mento, lo hicieron —de modo muy semejante— los
ceptables, en el que se halla el origen de la energía, agentes exteriores a él. Tales agentes, comúnmente
la fuente de todos los motivos innatos, el descono- los padres, actúan como delegados de la cultura, de
cido y no socializado si mismo; sin embargo, seña- manera que intemalizar sus prescripciones consti-
la que, además, el ello incluye impulsos aceptables tuye un movimiento hacia la internalización de las
para el si mismo y la sociedad. Al aclarar sus dife- prescripciones culturales. La naturaleza del super-
rencias en este punto respecto de la teoría psicoa- yó está en gran parte determinada por los tipos de
nalitica ortodoxa, afirma:
experiencias que incluyen a los padres y a las figu-
ras autoritarias a las que el sujeto está expuesto. No
Oportunamente, se hizo evidente para otros ana-
obstante, Murray sugiere que, además de esa im-
listas, si no para Freud, que el concepto del ello
no podía ser restringido a las tendencias inacep-
portante fuente de influencia, existe el impacto de
los grupos de sus pares, así como la significativa
tables. En la infancia, por ejemplo, cuando el contribución de las figuras literarias y mitológicas;
sistema del yo no existe o, en el mejor de los ca-
las normas adquiridas a partir de esas fuentes son
sos, existe rudimentariamente, la mente es una
internalizadas y actúan como generadoras de pre-
colmena de involuntarias espontaneidades, emo-
mio o de castigo, según la medida en que la acción
ciones y necesidades, muchas de las cuales son del individuo las satisfaga.
aceptables para el niño y su madre no sólo du-
rante esos primeros años sino durante toda la vi- Estrechamente relacionado con el superyó, el
da, e incluso reciben el estímulo del medio cul- ideal del yo consiste en un retrato idealizado de
tural. No seria exacto sostener que la reapiración,
si mismo, es decir, el si mismo al que se aspira o
la ingestión de alimentos, la defecación, las ex- el conjunto de ambiciones personales por las que el
presiones de afecto, los esfuerzos para dominar mdrvrduo se esfuerza.
el medio, etcétera, tienen su origen en el yo. ..
Una de las principales estructuras de la persona-
Al parecer, es más acertado suponer que el ello lidad es el ideal del yo, integración de imágenes
está constituido .por todas las energias, emocio— que configura a la persona “como habiendo al-
nes y necesidades básicas (vectores de valor) de canzado su mejor futuro” y realizado todas sus
la personalidad, algunas de las cuales son com- ambiciones; más esPecificamente, es un conjun-
pletamente aceptables... cuando se expresan de to de programas de secuencias, cada uno de los
modo culturalmente aprobado respecto de obje- cuales posee un diferente nivel de aspiración. Los
tos culturalmente aprobados, en lugares y momen- ideales del yo, que cubren toda la gama que me-
tos culturalmente aprobados (Murra
hohn, 1953, pág. 24). y y Kluck- dia entre el criminal consumado y el sabio sere-
no, son creados por la imaginación y recreados a
152 CALVIN s. HALL Y GARDNEB LINDZEY

lo largo del curso del desarrollo, en respuesta a ser expresada una necesidad dada, y hacia qué ob-
las pautas provistas por el ambiente (ejemplares jetos ha de estar dirigida: no se trata tanto de que
mitológicos, históricos o vivientes); por tanto, la el individuo esté totalmente imposibilitado de ex-
historia del ideal del yo puede ser pintada co- presar ciertas necesidades, como de que esté habili-
mo una secuencia de identificaciones con héroes tado para expresarlas sólo en circunstancias ya apro-
imaginarios y su culto (Murray y Kluckhohn, badas.
1953, pág. 40). En el desarrollo normal, la relación entre el ello,
el yo y el superyó cambia de modo que, por ejem-
El ideal del yo puede estar por completo divor- plo, si el ello fue una vez el soberano, el superyó
ciado del superyó, como en el caso del individuo y eventualmente el yo, lleguen a desempeñar los
que aSpira a ser un Dillinger, o bien íntimamente roles dominantes; en el más satisfactorio de los ca-
vinculado con él, de modo que el individuo sos, un superyó benigno y un yo fuerte e ingenioso
en pos avanza
de sus ambiciones personales en exacta con- se combinan para permitir la expresión adecuada
formidad con sanciones de la sociedad: de los impulsos del ello en circunstancias cultural-
superyó es dominante y el ideal del cuando el
yo resulta re- mente aceptables.
primido, el individuo puede intentar servir
luntad de Dios” o el “bienestar de la a la “vo- En una revisión posterior de su teoría, Murray
expensas soCiedad” a (1959) ha subrayado las formaciones más positivas
de toda ambición personal.
Conviene destacar que la concepción de la personalidad. Existen —según opina—
pro-
y el ideal del yo de Murray es mucho del superyó cesos formativos y. constructivos que resultan
no
más
que la del psicoanálisis ortodoxo en cuanto amplia sólo útiles para la supervivencia o como defensas
ne a la magnitud del cambio y el concier- contra la ansiedad, sino que contienen energías,
desarrollo des- nes y logros propios. Una persona necesita fi-
pués de la niñez. Asimismo, Murray señala ser crea-
primera función del superyó es estimular que la ora e imaginativa, ordenar y construir, si
la elabo- quiere
ración de fórmulas de tiempo-lugar-modo-objeto, permanecer sano psicológicamente. La irnaginación
destinadas a la expresión de las diversas necesida- creadora pued e, de hecho, convertirse
en el rasgo
des; es decir, el individuo internaliza prescripciones más característico de la personalidad;
empero, es
modelos tales como cuándo, dónde, cómo ha el que a menudo tiene menos oportunidades
de expresarse. para
CAPÍTULO 2

DINAMICA DE LA PERSONALIDAD

La representación del esfuerzo, la búsqueda, el esfuerzos en el orden conceptual; examinaremos


anhelo, el deseo y la volición del hombre ha cons- luego conceptos relacionados con aquél, como los
tituido la más singular de las contribuciones de de presión, reducción de tensiones, tema, necesidad
Murray a la teoría psicológica, en la que su posi- integrada, tema-unidad, soberanía y, finalmente ve-
ción es, al parecer, fundamentalmente motivacio- remos los conceptos de valor y vector, que, también
nal. Este enfoque del proceso motivacional es del vinculados con el de necesidad, representan la más
todo congruente con la convicción de Murray según reciente orientación de sus teorizaciones.
la cual las tendencias direccionales del hombre en-
cierran la clave para la comprensión de su conduc-
ta: . .lo más importante a descubrir acerca de un
individuo . . '. es la superordenada direccionalidad NECESIDAD
( o direccionalidades) de sus actividades, sean ellas
mentales, verbales o físicas” (Murray, 1951b, pág. Aunque el concepto de necesidad ha sido aimplía-
276). El interés de Murray en la direccionalidad mente aplicado en psicología, ningún otro teórico
ha originado el más complejo y cuidadosamente de- lo ha sometido a tan cuidadoso análisis ni ha sumi-
lineado sistema de constructos motivacionales que nistrado tan completa clasificación de las necesida-
se pueda hallar en el campo de la psicología con- des como Murray; la particularidad de tal análisis
temporánea; su paciente y profunda clasificación es sugerida por su definición:
de los elementos de la conducta humana en función
de sus determinantes o motivos subyacentes revela Una necesidad es un constructo (una ficción con-
claramente su dedicación a la taxonomía. veniente o un concepto hipotético) mental que
Murray no es, por cierto, el primero que subraya representa una fuerza... fuerza que organiza la
tan vigorosamente la importancia del análisis mo- percepción, la apercepción, la intelección, la co-
tivacional; su formulación, sin embargo, posee va-
nación y la acción de manera que la situación
rios elementos distintivos: mientras las corrientes insatisfactoria existente sea modificada según una
dominantes en psicología se han orientado hacia la determinada dirección. A veces, la necesidad es
simplicidad y la limitación de la cantidad de con- directamente provocada por cierto tipo de proce-
ceptos, Murray insiste en que una cabal compren- sos internos... lo es, sin embargo, con mayor
sión de la motivación humana debe fundarse sobre frecuencia (dado un estado de predisposición),
un sistema que emplee una cantidad suficientemen- por la acción de alguna de las pocas presiones
te grande de variables para reflejar, aunque sólo generalmente efectivas (fuerzas ambientales)...
sea en parte, la tremenda complejidad de los moti- Se manifiesta, así, induciendo al organismo a bus-
vos humanos “en bruto”. Asimismo, ha hecho se- car o evitar encuentros o, cuando ellos se produ-
rios esfuerzos por brindar definiciones empíricas de cen, a atender y responder a ciertas clases de
sus variables, las cuales, si bien imperfectas, exce- presiones. . . Toda necesidad es generalmente
den en mucho la eficacia operativa de la mayoría acompañada por un sentimiento o una emoción
de los esquemas precedentes en el campo de la mo- particular y suele emplear ciertas modalidades. . .
tivación humana; el resultado de tales esfuerzos es para favorecer su tendencia. Si bien puede ser
un conjunto de conceptos que conforman un teme- débil o intensa, momentánea o permanente. habí-
rario intento de tender un puente sobre el vacío tualmente persiste y da origen a cierto curso de
existente entre la descripción clínica y las exigen- conducta manifiesto (o bien a fantasías) que. . .
cias de la investigación empírica. modifica las circunstancias iniciales de manera de
Nos interesa considerar la teoria de la motiva- concluir en una situación que alivia (apacígua 0
Ción de Murray a partir del concepto de necesidad, satisface) al organismo (Murray, 1938, Págs' 123“
que desde el principioconstítuyó el centro de sus 124).
154 CALVIN S. HALL Y GARDN'ER LINDZEY

Según observamos, esta definición atribuye al con- blemente derivadas de las primarias, se caracterizan
cepto de necesidad, como antes al de personalidad, por su carencia de conexión focal con cualquiera
una condición abstracta o hipotética y, no obstante, de los procesos orgánicos capecíficos o las satisfac-
lo vincula con los procesos fisiológicos cerebrales ciones fisicas, por ejemplo, las necesidades de adqui.
subyacentes; considera, asimismo, que las necesida- sición, construcción, realización, reconocimiento,
des pueden ser provocadas internamente o bien exhibición, dominación, autonomia y deferencia.
puestas en acción como resultado de estímulos ex- En segundo término se puede distinguir entre
ternos. De cualquier modo, la necesidad suscita una necesidades abiertas y necesidades emubiertas, es
actividad del organismo y la mantiene hasta que la decir, manifiestas y latentes. La diferencia se esta-
situación organismo-ambiente ha sido modificada blece aquí entre las necesidades cuya expresión más
en la medida suficiente para reducir esa necesidad. o menos directa e inmediata es permitida y las que
Algunas necesidades son acompañadas por senti- por lo general son restringidas, inhibidas o repri-
mientos o emociones particulares y están frecuente- midas. Se podria decir que, en tanto las necesidades
mente asociadas con particulares actos instrumen- abiertas se expresan típicamente en la conducta
eficaces para la producción del deseado estado motriz, las encubiertas pertenecen, habitualmente,
ma
Edel,; al mundo de la fantasía o de los sueños. La exis-

Murray afirma que la existencia de una necesidad tencia de necesidades encubiertas resulta, en gran
puede ser inferida sobre la base de: l) el efecto o parte, del desarrollo de las estructuras internaliza-
resultado final‘ de la conducta, 2) la pauta o mo- das (superyó) que definen la conducta correcta o
dalidad particular de la conducta implicada, 3) la aceptable; con frecuencia, ciertas necesidades que
selectividad de la atención y la respuesta a determi- no pueden ser libremente expresadas sin violar las
nada __clase de objetos estímulos, 4) la expresión de convenciones o normas de la sociedad adquiridas
una einoción o'u'n afecto particular, y 5) la expresión por medio de los padres, Operan en un nivel en-
de satisfacción cuando un efecto particular es al- cubierto.
canzado o la de desagrado cuando no lo es (1938, Existen, en tercer término, necesidades focales y
pág. 124); los informes subjetivos acerca de los necesidades difusos. En tanto algunas necesidades
sentimientos, las intenciones y los fines proveen de están estrechamente ligadas a limitadas clases de
un criterio adicional. A través de la definición gene- objetos ambientales, otras están tan generalizadas
ral y los criterios señalados, Murray llega, tras el in- que resultan aplicables a casi cualquier di5posíción
ambiental. Según señala Murray, a menos de mediar
tensivo estudio de una reducida cantidad de sujetos, la existencia de alguna fijación inusitada, la nece-
a la elaboración de una lista provisional de veinte sidad está sujeta, siempre, a cambios respecto de
necesidades que, no obstante las considerables revi- los objetos hacia los que se dirige y el modo de
sión y modificación de que la lista ha sido objeto, aproximarse a ellos; es decir, la esfera de fenómenos
conservan su alta representatividad original. Tales ambientales en la que la necesidad es relevante
variables, expuestas en Explorations in personality puede ser ensanchada o reducida y, asimismo, puede
(1938) junto a un' esbozo de los hechos pertinentes aumentar o disminuir el número de actos instrumen-
a cada necesidad —incluidos los items de cuestio- tales vinculados con la necesidad. Habitualmente,
nario aptos para medirla—, las emociones concomi- la firme adhesión de la necesidad a un objeto ina-
tantes y ejemplos destinados a ilustrarla, aparecen, pr0piado, denominada fijación, es considerada
brevemente definidas, en el cuadro l. patológica; no menos patológica puede llegar a ser,
por otra parte, la insuficiencia de la necesidad para
manifestar una preferencia objetal duradera.
Tipos de necesidades
Existen, en cuarto término, necesidades proacti-
Hasta aquí, hemos visto cómo define Murray la vas que, en gran medida determinadas desde den-
necesidad; hemos examinado los criterios que ofre- tro, llegan a ser “espontáneamente cínéticas” como
ce para su identificación y una lista tipica de nece- la resultante de algo localizado en el individuo
sidades. Hemos de considerar ahora las bases de la más que en el ambiente, y necesidades reactivos,
diferenciación entre los diversos tipos de necesi- activadas como resultado de algún hecho o como
dades. re9puesta a él, en e] medio exterior. La distinción
Existe, en primer término, la distinción entre ne- aquí es, en gran medida, la que se establece entre
cesidades primarias y secundarias: las primarias o la reSpuesta provocada por una estimulación apro-
viscerogénicas están ligadas a los hechos orgánicos piada y la producida en ausencia de una importan-
característicos y típicamente referidas a las satÍSfac- te variación del estímulo. Por otra parte, Murray
ciones físicas, por ejemplo, las necesidades de aire, se vale de estos conceptos para describir la interac-
agua, alimento, sexo, lactancia, micción y defeca- ción entre dos o más sujetos, en la que, habitual-
como
ción; las secundarias o psicogénicas, que, presumi- mente, un individuo puede ser identificado
LAS GRANDES manías DE LA PERSONALIDAD 155

CUADRO 1
Lrsrx ¡Losraanvx DE LAS nacasmanas na Muanav '

h
Necesidad Breve definición Necesidad Breve definición
n. Degradación Someterse pasivamente a las fuerzas ex- . Exhibición Impresionar; ser visto y oido; instigar,
ternas. Aceptar injurias, reproches, criti- sorprender, fascinar, entretener, conmover,
cas, castigos. Rendirse; resignarse al des- intrigar, divertir o seducir a los otros.
tino. Admitir inferioridad, error, culpa,
derrota; confesar y expiar. Censurar, dis-
minuir o mutilar el yo. Buscar y disfrutar fl. Evitación Evitar el dolor, la injuria física, la enfer-
el dolor, el castigo, la enfermedad o el del daño medad y la muerte; huir de las situacio-
infortunio. nes peligrosas; tomar medidas de precau-
ción.
n. Realización Llevar a cabo algo dificil. Manejar, ma-
nipular u organizar objetos fisicos, seres . Evitación Evitar la humillación. Eludir las situa-
humanos o ideas, y hacerlo tan rápida e de la ciones embarazosas y las que pueden con.-
independientemente como sea posible. Su-
perar los obstáculos y alcanzar un nivel
vergüenza tribuir a disminuir al sujeto: el desdén, la
más alto. Superarse a si mismo; rivalizar burla o la indiferencia de los otros; abl-
con los otros y sobrepasarlos. Aumentar tenerse de actuar por temor al fracaso.
la prepia consideración mediante el exi-
toso ejercicio del talento. Protección Brindar simpatía al desamparado y grati-
ficar sus necesidades, se trate de un niño
n. Afiliación Acercarse y cooperar o corresponder con o de cualquier ser débil, incapaz, fatigado,
gozo al aliado que se parezca al inexperto, doliente, derrotado, humillado,
sujeto o guste áalguien
e él). Complacer y ganar solitario, abatido, enfermo, mentalmente
el afecto del objeto catectizado. Adherir
y permanecer leal a un amigo. confuso. Auxiliar al ser en peligro. Alimen-
tar, ayudar, sostener, consolar, proteger,
n. Agresión Vencer violentamente la oposición. Pelear, confortar, cuidar, curar.
vengar una injuria. Atacar, injuriar o ma-
tar a otro. Oponerse vrolentamente o cas- . Orden Ordenar cosas; lograr la limpieza, la dis-
tigar a otro. posición justa, la organización, el equili-
brio, la presteza, la pulcritud y la preci-
n. Autonomía Liberarse, sacudir las limitaciones, rom- sión.
per el confinamiento. Besistirse a la coer-
ción y a la restricción; eludir o rechazar
las actividades prescriptas por autoridades Juego Actuar por “gusto", sin propósito poste-
dominantes. Ser independiente y carecer rior. Gustar de reir y bromear. Buscar una
de trabas para actuar de acuerdo con el grata relajación para la tensión. Partici-
impulso. Ser desapegado, irresponsable. par en entretenimientos, deportes, bailes,
Desafiar las convenciones. metales, juegos de naipes.
n. Contraacción Dominar o compensar un fracaso me- Rechazo
diante un nuevo impulso. Obviar una hu- Separarse del objeto negativamente ca-
millación reanudando la acción. Superar tectizado. Excluir, abandonar, expulsar al
la debilidad, reprimir el miedo. Borrar el sujeto u objeto inferior o permanecer in-
deshonor con la acción. Buscar obstáculos diferente ante él. Desdeñar o engañar a
y dificultades para superados. Mantener un determinado sujeto u objeto.
el autorrespeto y el orgullo en un alto
nivel. Sensualidad Buscar y disfrutar impresiones sensoriales.
n. Defensa
. Sexualidad Constituir y promover una relación eró-
Protegerse a si mismo del ataque, la cri- tica; mantener relaciones sexuales.
tica y el reproche. Ocultar o justificar un
delito, un fracaso o una humillación. Vin-
dicar el yo. . Consolación Satisfacer las propias necesidades merced
a la ayuda compasiva de un objeto aliado;
n. Deferencin Admirar y apoyar a un superior. Elogiar, ser cuidado, apoyado, sostenido, rodeado,
honrar o encomiar. Someterse voluntaria- PTOÍGSÍÓO. amado, aconsejado, guiado, fa-
mente a la influencia de otro. Emular un vorecido, perdonado, consolado. Permane-
modelo. Conformarse a las costumbres. cer unido a un devoto protector. Tener
II. Dominación siempre un amparo.
Controlar el propio ambiente humano; in-
fluir o dirigir la conducta de los otros
mediante sugestión, seducción, persuasión Compran. Plantear o contestar interrogantes genera-
disuadir; restringir o pro- sión les; interesarse en la teoria; especrdar,
n r.
l’iillnpmldóm formular, analizar y generalizar.
-—._-

' Adaptado
de Murray, 1938, págs. 152-226.
156 CALVIN 'S. HALL Y GARDNER LINDZEY
l
proactor (inicia la interacción, plantea las pregun- Interrelación de las necesidades
tas y, en general, provee del estimulo al cual el otro
debe responder) y otro como reactor (reacciona ante Es evidente que las necesidades no actúan com.
el estímulo suministrado por el proactor). pletamente aisladas unas de otras, y que la natu.
Cabe distinguir, en quinto término, entre activi- raleza de su interacción o influencia mutua posee
dad de proceso, necesidades modales y necesidades decisiva importancia teórica. Murray reconoce el
de efecto. Si bien los psicólogos norteamericanos, hecho de que existe una jerarquía de necesidades
con su habitual enfatización de la función y la uti- que tienden a predominar sobre otras; prepotencia
lidad, han subrayado constantemente las necesidades es el concepto utilizado para aludir a las necesida-
de efecto, es decir, las que conducen a un deseado des que “se vuelven imperativamente urgentes si
estado o resultado final, Murray ha insistido en la no son satisfechas” (Murray, 1951a, pág. 452). Así,
no menor importancia de la actividad de proceso y en las situaciones en que dos o más necesidades apa-
de las necesidades modales, es decir, las tendencias recen simultáneamente y motivan respuestas incom-
a ejecutar ciertos actos por el hecho mismo de la patibles, es la necesidad prepotente (por ejemplo,
ejecución. Todo lo azaroso, no coordinado y no
funcional existente en la operación de diversos pro- la definida por el dolor, el hambre o la sed) la que
cesos (visión, audición, pensamiento, lenguaje y así por lo general se traducirá en acción, ya que no
sucesivamente) desde el nacimiento en adelante puede ser pospuesta: resulta imprescindible la sa-
constituye la denominada actividad de proceso; es tisfacción mínima de las necesidades de este tipo
el placer de la función”, realizada como un antes de que las otras puedan operar. En su inves-
puro
hn en sr misma. ' “ tigación de la personalidad, Murray ha empleado
habitualmente un conjunto de conceptos para re—
Más básicos y elementales que las actividades in- presentar los conflictos que implican las necesidades
tegradas y dirigidas hacia un fin, son los en cierto importantes; así, es común que procure estimar,
modo anárquicos procesos mentales, mezcla no para cada sujeto, la intensidad del conflicto en cier-
coordinada de tentativas de breve duración que tas áreas claves, por ejemplo, autonomía o sumisión,
caracterizan el curso de la conciencia durante los realización o placer.
períodos de descanse-y ensueño diurnos, por un En ciertas circunstancias, múltiples necesidades
lado, y durante los periodos de intensa excitación pueden ser gratificadas a través de un único curso
emocional o mania, por el otro. Para estas e8pon- de acción. Cuando el resultado de diferentes ne-
táneas, aleatorias, incontroladas, aunque expresi- cesidades es, desde el punto de vista de la conducta,
vas, disonancias de la energía, hemos propuesto el el mismo, Murray habla de fusión de necesidades.
término de “actividad de proceso”. Esto es el
puro Ser, un estado en el cual la mente se mueve El concepto de subsidio alude ,a otro importante
tipo de relación entre las necesidades. Denomina
según su propia e intrínseca manera, por el placer
necesidad subsidiaria a la que opera al servicio de
de su propio ejercicio. Lo que se ha de concep-
tualizar es tan sólo una libre, irresponsable y ju- otra: por ejemplo, un individuo puede manifestar
guetona descarga de vitalidad, que se satisface necesidades agresivas que, sin embargo, quizás es-
en sí y por sí misma (Murray y Kluckhohn, 1953, tén sirviendo únicamente a la facilitación de ne-
pág. 37). cesidades adquisitivas; en todos los casos en que una
necesidad Opera como simple instrumento destinado
Las necesidades modales implican, en cambio, el a la gratificación de otra, diremos que aquélla es
hacer algo con cierto grado de excelencia o calidad; subsidiaria de ésta. La investigación del encade—
aunque la actividad sigue siendolo que se busca y namiento de los subsidios puede constituir una con-
se disfruta, en este caso no recompensa si no es tribución sumamente valiosa para el descubrimiento
realizada con cierto grado de perfección. Estas ne- de los motivos dominantes o profundos del indi-
cesidades, satisfechas por viduo.
Damos término así a un examen provisional de la
. . .la excelencia de la forma (patrones musicales, forma escogida por Murray para representar la mo-
claridad y coherencia lógicas, maneras sociales tivación del individuo. Ahora bien, estas motiva-
graciosas, eficiencia ejecutiva cómo arte, elocuen- ciones personales están estrechamente vinculadas
cia verbal, belleza fisica y de movimiento) son con acontecimientos que tienen lugar fuera del in-
diferentes de las' necesidades de procesos, ya que dividuo; veremos, entonces, qué representación pro-
requieren expresiones perfeccionadas, la mayoría pone Murray para tales sucesos ambientales signi-
de las cuales sólo puede ser alcanzada a través ficativos. Aun cuando se podria justificadamente
de una diligente aplicación y de la disciplina (Mu- cuestionar la decisión de considerar los hechos am-
rray, l951a, pág. 446). bientales en una sección dedicada a la “dinámica
LAS GRANDES moaias na LA PERSONALIDAD 157

de la conducta”, en el enfoque de Murray el estado CUADRO 2


motivacional del individuo _v las fuerzas actuantcs
del ambiente están entretcjidos de modo tan íntimo LISTA aaanvuna nz Pansrouzs '
que separarlos implicaría una seria distorsión en
nuestra exposición. 1. p Falta de apoyo fami- 4 p Retención: conservar
liar objetos
a. Desacuerdo cultural 5'. p Rechazo, desinterés
b. Desacuerdo familiar y desprecio
PRESION c. Disciplina caprichosa 6. p Rivalidad, competi-
d. Separación parental ción con sus pares
Asi como el concepto de “necesidad” representa e. Ausencia parental: 7. p Nacimiento de
los factores significativos determinantes intraperso- padre, madre hermanos
f. Enfermedad parental: 8. p Agresión
nales de la conducta, el de “presión” representa sus padre, madre a. Maltrato por hombre
determinantes ambientales efectivos o significativos; g. Muerte parental: mayor, mujer mayOr
en términos más simples, la presión es la pr0piedad padre, madre 3' . Maltrato por parte de
o el atributo de un objeto o individuo del medio h. Padre inferior: sus pares
padre, madre c. Pares pendencieros
exterior que facilita o impide los esfuerzos del su- i. Padre diferente: 9. p Dominio, coerción y
jeto por alcanzar un objetivo dado: “La presión de padre, madre prohibición
un objeto es lo que éste puede hacer al sujeto o por j. Pobreza a. Disciplina
el sujeto, su poder para afectar, de uno u otro modo, lc. Hogar no constituido b. Formación religiosa
2. p Peligro o deSgracía 10. p Protección, tolerancia
el bienestar del sujeto” (1938, pág. 121). Al repre- ll. p Consolación, exigen-
a. Insuficiencia fisica,
sentar el ambiente en función de presión, el inves- talla cias de ternura
tigador espera determinar y clasificar las partes b, Agua 12. p Deferencia, elogio,
significativas del mundo en el que vive el individuo; e, Soledad, oscuridad 13. p Afiliación, amistades
es obvio que un conocimento más cabal acerca de d. Tiempo inclemente, reconocimiento
la probable conducta de un individuo requiere, ade- relámpagos 14- P Sexo .
e. a. Exhibición
más del cuadro de sus motivos o tendencias direc- Fuego b. Seducmón, homose-
f Accidente
cionales, una descripción del modo en que él ve o g.' Animal . c. Éuoatl,
i o heteroselxual
parenta
interpreta su ambiente: ésta es, precisamente, la 3' p Carencna _° pérdida 15. p Decepción o traición
función que debe cumplir el concepto de presión. a. de . 16. p Inferioridad
b. de nutrición
posesmnes a. Fisica
En virtud de ciertos prepósitos particulares, Mu- c. de compañia h, Social
rray ha realizado varias listas de presiones, ejem- d. de variedad c. Intelectual
plificadas en la clasificación del cuadro 2, destinada
a representar los hechos o las influencias importantes ’ Adaptado de Murray,
1938, págs. 291-292.
de la niñez. En la práctica, esas presiones no sólo
son identificadas en tanto operan en una experiencia de un objeto determinado o es atraído por él, y
individual dada; también se les asigna un valor catexia negativa cuando el objeto produce disgusto
cuantitativo indicativo de su peso o su importancia o evitación; en los casos en que un objeto suscita
en la vida del individuo. al mismo tiempo atracción y rechazo, se dice que
Es importante distinguir entre la significación de el individuo es ambivalente resPecto de él. El con-
los objetos ambientales tal como son percibidos o cepto de catexia es también útil para describir los
interpretados por el individuo (presión beta), y las efectos de una persona sobre otros, sean aquéllos
Pr0piedades de esos objetos tal como son en reali- posrtlvos o negativos.
dad 0 como los revela el examen imparcial (presión El concepto de “sentimiento” configura un modo
alfa). Aun cuando la conducta individual está, en diferente de ver el mismo fenómeno: en tanto las
S“ mayor parte, estrechamente correlacionada con la catexias se refieren a la capacidad del objeto para
Presión beta, es importante descubrir las situaciones atraer o repeler, el sentimiento alude a la tendencia
en las que se produce una amplia discrepancia entre del individuo a ser atraído o repelído por ciertos
la Presión beta, a la que reacciona el individuo, y objetos. Murray define el sentimiento como “la más
a Presión alfa, que es la que en realidad existe. o menos duradera disposición. . . de una personali-
dad para resPonder a una entidad e5pecífica con un
afecto positivo o negativo” (Murray y Morgan,
Catexia Y sentimiento
1945). Cuando el investigador se interesa fundamen-
Njurrav ad0pta el convencional término freudia- talmente en el objeto, por lo general emplea el con-
n,0 catexm’ para aludir a la capacidad de cepto de catexia; en cambio, cuando su interés se
un objeto
dmbnental de atraer o repeler al individuo. Se dice centra en el individuo, por lo común prefiere el
que hay catexia positiva cuando el individuo gusta concepto de sentimiento.
158 CALVIN S. HALL Y GABDNER LINDZEY

En Clinical study of sentiments [Estudio clínico cipio de homeostasis representa la conservación,


de los sentimientos] (Murray y Morgan, 1945), ex- no la construcción. . . Tales consideraciones nos
posición de un intensivo estudio de once sujetos, llevan a pr0poner, como ensayo, una fórmula más
destinado a investigar sus sentimientos re5pecto de inclusiva: generación de tensión -> reducción de
la guerra, la religión, los padres y el sexo, Murray tensión. Esta fórmula representa una pauta tem-
amplía los conceptos de catexia y sentimiento en poral de estados en lugar de un estado final, una
medida suficiente para que sean aplicables a cual- forma de vida más que una meta, pero sólo es
quier individuo, objeto o pensamiento con el que aplicable a los sistemas de necesidades positivas;
el sujeto pueda tratar; asimismo, considera la rela- los sistemas conservadores que se orientan hacia
ción de catexia y sentimiento con otros conceptos la retirada, las evitaciones, las defensas y las pre-
psicológicos tradicionales y prepone algunos atri- venciones, están suficientemente abarcadas por
butos y distinciones en relación con el estudio y la
comprensión de tales aSpectos de la conducta. la fórmula reducción-de-tensión (Murray y Kluc-
khohn, 1953, págs. 36-37).

REDUCCION DE TENSIONES Así, la satisfacción o el placer acompañan a la


reducción de tensión y el individuo puede acrecen-
Según hemos visto, Murray considera que el in- tar esa satisfacción aumentando la cantidad de ten-
dividuo entra en acción por un complejo conjunto sión a reducir. Esta formulación, según se advierte,
de motivos; afirma además que, cuando aparece una sólo se aplica a las necesidades de efecto; en la
actividad de proceso y en las necesidades modales,
necesidad, el individuo está en estado de tensión,
la satisfacción es intrínseca a la actividad y puede
y que la satisfacción de la necesidad implica la re- ser tan intensa al principio o durante el período
ducción de esa tensión. Finalmente, el organismo intermedio como al final.
aprenderá a prestar atención a los objetos y ejecutar
Murray acepta .la proposición de que al actuar,
los actos que, según ha comprobado en su expe- el hombre intenta incrementar la satisfacción y dis-
riencia pasada, aparecen asociados con la reducción minuir la tensión; sin embargo, ésta es sólo una
de la tensión. l
intención o esperanza del actor, ya que el acto del
Esta formulación convencional, aunque aprobada que se espera ha de reducir la tensión y conducir
por Murray, es, a su criterio, incompleta: el indi- a la satisfacción no siempre alcanza su objetivo. Por
viduo aprende no sólo a responder de manera otra parte, el hombre no está motivado para au-
aprOpiada para reducir la tensión y, por ende, 6Xpe- mentar la satisfacción en general: siempre es una
rimentar satisfacción, sino, también, a responder de tensión específica pertinente a una necesidad par-
modo que suscite tensiones que luego podrá reducir. ticular la que intenta reducir. Por ende, la satisfac-
ción es, en gran medida, el resultado de
Es preciso señalar que no existe, en modo alguno, ciertos
estados de necesidad y sus ¡consecuencias
el estado carente de tensión supuesto por Freud, de orden
conductal: “La necesidad es, entonces,
que en general sería el más satisfactorio para un la variable
fundamental, y el grado de satisfacción
organismo sano; existe, sí, un proceso reductor (hedónico),
el mejor indicador de su estado de progreso”
de tensiones, y permaneciendo los demás factores rray y Klockhohn, 1953, pág. 18). (Mu-
iguales, el grado de satisfacción resulta, aproxi-
madamente, proporcional a la cantidad de ten-
sión reducida en cada unidad de tiempo... Si
bien un estado carente de tensiones suele ser el TEMA
ideal de quienes padecen ansiedad crónica, re- El tema es simplemente la unidad
sentimiento, o la frustración de un impulso sexual, molar e inte-
ractiva de la conducta; incluye la
por regla genera] la ausencia de positivas tensio- situación instiga-
(lora (presión) y la necesidad actuante,
nes de necesidad —faJta de apetito, de curiosidad, es decir,
de deseo de camaradería, de gusto— resulta trata la interacción entre las necesidades y la pre-
51ón y permite una más global y menos
sumamente perturbad‘ora. Esto atrae la atención segmentaría
concepción de la conducta. Mediante este
hacia el hecho de que la fórmula tensión—ne- concepto
el teórico puede representar tanto las situaciones
ducción de tensión no tiene en cuenta sino una que inducen o conducen a la operación de necesi-
fase del ciclo metabólico: abarca el catabolismo, dades particulares como los resultados de tal opera-
pero no el anabolismo (que es el proceso de des- ción. ‘
arrollo sintético por el cual los tejidos y las ener-
Los temas varían desde la simple formulación de
gías potenciales son, durante la juventud,
no sólo una única interacción sujeto—objeto, hasta las gene-
restaurados sino realmente aumentados). El prin-
rales y rudimentarias formulaciones de transacciones
LAS GRANDES mafias DE LA PERSONALIDAD 159

más extensas y, asimismo, las que representan la cadora o traumática a que el individuo estuvo
cierto número de temas simples expuesto en una o más ocasiones particulares, du-
combinación de
secuenCia de tema-9). Como unidad analítica, el rante su primera infancia. El tema puede repre-
' sentar
tema es una natural derivación de la convicción de una experiencia infantil primaria o una
Murray según la cual las relaciones interpersonales formación reactiva, subsiguiente a tal experiencia;
deben ser formuladas como una unidad diádiea; es cualquiera sea su naturaleza y su génesis, sin ern-
decir, que el teórico ha de representar no sólo al bargo, se repite de diversos modos a lo largo de
el centro de su interés sino
S“¡ero que constituye la vida posterior (1938, págs. 604-605).
también, y cabalmente, la naturaleza de la persona
con la cual el sujeto está interactuando: deberá de-
dicar tanta atención a las peculiaridades del objeto PROCESOS SOBERANOS
como a las del sujeto si desea pronosticar las inte-
mociones sociales concretas entre dos personas.
El proceso soberano es el correlato fisiológico de
un proceso psicológico dominante. Según hemos
INTEGRACION DE NECESIDADES visto, la definición de personalidad de Murray --y
nuestro examen del concepto de necesidad— sub-
Si bien las necesidades no están ligadas de modo raya la importancia de los procesos fisiológicos o
inevitable a objetos especificos del medio exterior, neurológicos subyacentes a los fenómenos que in-
frecuentemente ocurre que, con la experiencia, el teresan al psicólogo; la clara intención de localizar
individuo llega a asociar objetos particulares con o referir todos los procesos psicológicos a la fun-
ciertas necesidades; asimismo, puede adquirir, y ción cerebral conduce al desarrollo de un concepto
asociar con la necesidad, modos especiales de res- específico (soberanía), destinado. a concentrar la
puesta o medios de aproximación o evitación res- atención del teórico en la identidad cerebro-perso-
pecto de tales objetos. Cuando se lleva a cabo tal nalidad. Al definir este concepto, Murray observa:
integración de la necesidad con la imagen o la idea
del objeto ambiental y con los actos instrumentales, Puede, resulta muy útil aludir a los procesos
existe lo que Murray denomina necesidad integrada, recíprocamente dependientes que constituyen las
es decir, una “di5posición temática” bien estable- configuraciones dominantes del cerebro como a
cida: la necesidad de cierta clase de interacción con . procesos soberanos y, además, considerar la to-
cierto tipo de personas u objetos. En los casos en talidad de los procesos de esta índole que ocurren
que existe una necesidad integrada, la aparición de en un único momento (un segmento temporal
la necesidad conduce habitualmente a la persona unitario de los procesos cerebrales) como sobe-
a buscar, de manera apmpiada, el objeto ambiental ranía. .. Hasta cierto punto, la necesidad sobe-
que correSponde a la imagen incluida en la necesi- rana domina el organismo (1938, pág. 45).
dad integrada.
Murray aclara, asimismo, que, si bien todos los
procesos conscientes son soberanos, no todos estos
TEMA-UNIDAD procesos son conscientes. Por lo tanto, la conciencia
es sólo una propiedad de un proceso psicológico
El tema-unidad es esencialmente el patrón único dominante, el cual puede estar presente o no en una
dc las necesidades y presiones relacionadas deriva- circunstancia dada.
do de la experiencia infantil, la cual otorga signifi- En concordancia con el énfasis puesto en los fac-
cado y coherencia a la mayor parte de la conducta tores fisiológicos, Murray se muestra di3puesto a
del individuo. Puesto que, en gran medida, actúa creer que los factores constitucionales desempeñan
como fuerza inconsciente, no siempre es posible des- un importante papel como determinantes de la con-
cubrir el tema-unidad, aun cuando se puede llegar, ducta. Si bien este punto de vista no está subraya-
por lo común, a una formulación evolutiva apta do con fuerza en sus escritos, resulta claro, según
para esclarecer la totalidad o la mayor parte de la muchas de sus afirmaciones ——por ejemplo, la de
conducta individual que, en ausencia de tal formu- que ciertos tipos constitucionales pueden hallar ma-
lación, no aparecería muy coherente. Murray desig- yor dificultad que otros para adaptarse a las pres-
na el tema-unidad del hombre como “la clave de cripciones culturales, o la de que la fuerza de las
3‘! naturaleza singular" y señala: tendencias del ello varía en los distintos indivi-
duos— que, a su criterio, los factores constitucio-
El tema-unidad es un compuesto de necesidades nales y genéticos juegan un importante papel en la
dominantes interrelacionadas (en colaboración o conducta.
en conflicto), vinculadas con la presión gratifi-
160 CALVIN S. HALL Y GARDNER LINDZEY

ESQUEMA VECTOR-VALOR En este esquema Murray pr0pone que las ten.


dencias de la conducta sean descriptas en función
Uno de los defectos más visibles en los conceptos de vectores, que representen las amplias “dir-ec.
de necesidad y presión, tal como han sido elabora- ciones de la actividad, ya sea física o psicológica”;
dos hasta aquí, es el hecho de que no parecen con-
templar suficientemente la complejidad de la con- los valores a los cuales sirven los vectores están re.
ducta ni el grado en que determinadas necesidades presentados por una serie de conceptos de valor.
están vinculadas con presiones específicas y con Aun cuando no ha concluido la elaboración de su
otras necesidades. Si bien es cierto que existen esquema, Murray ofrece listas provisionales de va.
los lores y vectores. Vectores son: el rechazo, la re-
conceptos de subsidio, necesidad integrada
y tema, cepción, la adquisición, la construcción, la conser-
ellos son, con frecuencia, difícilmente aplicables
y, vación, la expresión, la transmisión, la expulsión, la
en todo caso, constituyen sólo tentativas
de reme- destrucción, la defensa y la evitación. Los valores
diar el mal introducido por el método
original de
análisis.No hace mucho tiempo Murray aluden al cuerpo (bienestar físico), la propiedad
rios esfuerzos por representar de manera realizó se- (objetos útiles, riqueza), la autoridad (adopción de
la interación entre los determinantes de adecuada decisiones, poder), la afiliación (afecto interperso-
ta; específicamente, consideró que las la conduc- nal), el conocimiento (hechos y teorías, ciencia, bis-
operan, siempre, al servicio de algún necesidades toria), la forma estética (belleza, arte) y la ideolo-
valor o en pos
de algún estado final y que, en consecuencia, gía (sistema de valores, filosofía, religión). En la
valor debe formar parte del análisis de los ese
motivos: práctica, se pretende disponer estos vectores y estos
valores en una matriz de filas y columnas interse-
Puesto que la observación y la experiencia acre- cadas de manera que cada elemento de ella repre-
ditan el hecho de que la agresión, como toda sente la conducta correspondiente a un vector par-
otra
clase de acción, produce un efecto (función) que ticular al servicio de un valor particular. Aun cuan-
puede ser mejór definido en términos de alguna do el desarrollo de estos conceptos dista mucho de
cantidad asignada (su construcción, su conserva- ser completo, Murray ha mostrado la acción de ta-
ción, su expresión o su reproducción), la especí- les valores y vectores mediante una matriz en la que
ficación de tal entidad, en conjunción con la alu- cada elemento contiene ejemplos o ilustraciones de
dida actividad, debería contribuir en gran medi- fenómenos de conducta que tipifican la operación
da a nuestra comprensión de la dinámica de la de un determinado vector al servicio de
conducta (1951b, pág. 288). un valor
dado.
CAPÍTULO 3

DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD

Hemos visto ya el elaborado conjunto de concep- ciación o medición son inaprOpiados, y el investi-
tos desarrollado por Murray para representar las gador se ve obligado a depender de la observación
disposiciones o el esfuerzo del individuo, y los con- externa del niño y de las vagas reconstrucciones que
ceptos que prepone para representar los aconteci- el individuo puede hacer una vez desarrollado el
mientos ambientales significativos. Así, es posible lenguaje. La utilización de estas dos fuentes de
ahora representar al individuo, en cualquier momen- datos ha conducido al aislamiento de ciertas áreas
to, como una compleja integración no sólo de ne- de experiencia que, al parecer, poseen especial im-
cesidades y presiones o de vectores y valores; tam- portancia para el desarrollo del niño y, posterior-
bién de estructuras de la personalidad, aptitudes, mente, del adulto. Se trata, según Murray, de:
realizaciones y sentimientos. Pero hemos aprendido,
también, que la “historia del organismo es el orga- . . .cinco condiciones o actividades sumamente
nismo” y ello indica claramente que no es suficien- placenteras, cada una de las cuales es concluida,
te representar al individuo en un único momento: frustrada o limitada (en algún punto del desarro-
el estudio longitudinal del individuo constituye un llo) por las fuerzas externas: 1) la segura, pasi-
problema cuya importancia es primordial y Murray va y dependiente existencia intrauterina (brus-
tiene mucho que decir acerca del curso del desarro- camente interrumpida por la dolorosa experien-
llo psicológico. cia del nacimiento); 2) el goce sensual de suc-
Naturalmente, las variables que hemos conside- cionar buen alimento del pecho de la madre (o
rado son aplicables a cualquier punto del desarro- del biberón) protegido y sostenido por sus brazos
llo. Además de estos conceptos, sin embargo, Mu- (que llega a su fin con el destete); 3) el libre
rray ha elaborado y refinado la noción psicoanalíti- goce de las gratas sensaciones que acompañan
ca de “complejo” a fin de representar, por su inter- a_la defecación (restringido por la enseñanza del
medio, un particularmente importante conjunto de control de esfínteres); 4) las agradables impresio-
experiencias de la primera infancia. Si bien su es- nes sensoriales que acompañan la micción. . . , y
tudio del desarrollo está muy influido por las teo- 5) las estremecedoras sensaciones que surgen de
rizaciones psicoanalíticas, Murray introduce dimen- la fricción genital (prohibidas por la. amenaza del
siones inéditas en el empleo de tales concepciones, castigo) (1938, págs. 361-362).
y revela singular inventiva para idear maneras de
medir algunas de las más importantes variables. Todos estos aspectos han sido señalados por el
Iniciaremos nuestro examen del desarrollo con la psicoanálisis como fuentes de problemas especiales
consideración de los complejos infantiles y conti-
para el niño en crecimiento; la contribución de Mu-
nuaremos con un breve resumen de la posición de
Murray respecto de diversos asuntos teóricos, que rray consiste en la elaboración y el esclarecimiento
incluirá los factores determinantes socioculturales, de los conceptos freudianos ortodoxos.
la singularidad del individuo, el papel de los facto- Hablamos de compleios en los casos en que los
res inconscientes y el proceso de socialización. efectos de esas esperiencias infantiles sobre la con-
ducta posterior son amplios y visibles; de hecho, se
supone que todo individuo presenta “complejos' de
COMPLEJOS INFANTILES gravedad variable, que no implican anormalidad
sino en casos extremos. Según Murray, el complejo
La aceptación del hecho de que los acontecimien- es “una integración duradera (derivada de una de
tos ocurridos en la prinmra época de la vida del las condiciones placenteras ya mencionadas) que
individuo revisten inusitada importancia como de- determina (inconscientemente) el curso ulterior del
terminantes de la conducta plantea un dilema em- desarrollo“ .” (1938, pág. 363).
pírico, ya que esos acontecimientos, en su mayor Murray defiende cinco complejos --para cuya
parte, tienen lugar antes del desarrollo del lengua- medición ofrece una e5pecificación pre.limínar—-:
ie. En consecuencia, los métodos habituales de apre- claustral, oral, anal, uretral y de castración, cada
162 CALVIN S. HALL Y GARDNER LINDZEY

uno de los cuales representa el resultado de acon- pecho, el pulgar; de la compulsión a comer y beber;
tecimientos que implican una de las mencionadas de la necesidad de pasividad y ayuda; de catexias
cinco áreas de experiencia placentera. respecto de palabras y objetos de carácter nutricio
Los complejos claustrales constituyen residuos de y de la inhibición de las necesidades agresivas. El
la experiencia uterina o prenatal del individuo. El complejo de agresión oral combina la actividad oral
aporte de Murray a esta área de la experiencia, ya con la agresión y se manifiesta mediante automatis-
reconocida por analistas entre los cuales se cuentan mos orales tales como el morder; catexias reSpecto
Freud y Bank, consiste en el agrupamiento, la “sis- de objetos sólidos de tipo oral (carne, huesos); fuer.
tematización y la elaboración de las ideas existen- tes necesidades agresivas; la ambivalencia hacia las
tes, a las que impuso un rótulo apropiado. El tí- figuras autoritarias; la proyección de la agresión
tulo general, según señala, incluye tres tipos espe- oral (ver el ambiente lleno de agresivos objetos
cíficos de complejos: mordedores); la necesidad de evitar daños; la fobia
a morder objetos y la tartarnudez. El complejo de
. . .1) un complejo constelado en torno del de- rechazo oral incluye el escupir y el disgusto por las
seo de restablecer las condiciones que prevale- actividades y los objetos de tipo oral; más especí-
cieron antes del nacimiento; 2) un complejo cen- ficamente, se revela en una catexia negativa respec-
trado en la ansiedad debida al desamparo y a ‘to de ciertas comidas, la escasa necesidad de ali-
la carencia de ayuda, y 3) un complejo ansiosa- mento, el temor a las infecciones o heridas orales,
mente dirigido contra la sofocación y el confina- la necesidad de rechazar, la necesidad de aislamien-
miento (1938, pág. 363). to y autonomía, y el disgusto por los objetos nutri-
cios.
Tras una especificación general de los complejos, Respecto de los complejos andes, derivados de
Murray procede a presentar síntomas o criterios de- hechos asociados con el acto de defecar y el con-
tallados en función de los cuales es posible la iden- trol de esfínteres, Murray, de acuerdo con Freud y
tificación de cada uno' de los tres tipos de comple- Abraham, señala, esPecíf-icamente, dos: uno rela-
jo clauStral. cionado, fundamentalmente, con la tendencia a ex-
El complejo claustral simple (restablecimiento peler, el otro, con la tendencia a retener. El com-
de las condiciones uterinas) está caracterizado por: plejo de expulsión anal incluye la diarrea y la ca-
catexías respecto de los claustros (encierros seme- texia respecto de las heces; la necesidad de agresión,
jantes al uterino), de los objetos protectores o ma- particularmente el desorden, y ensuciar o embadur-
ternales, de la muerte y del pasado, resistencia al nar; la teoría anal del nacimiento; la necesidad de
cambio, necesidad de pasividad, evitación del da— autonomía; la sexualidad anal. El complejo de re-
ño, aislamiento y dependencia. Así, el cuadro glo- tención anal implica una subyacente catexia res-
bal es el de una persona pasiva, dependiente, orien- pecto “de las heces oculta tras un aparente disgusto,
tada hacia el pasado y generalmente resistente a mojigatería y reacciones negativas hacia la defeca-
la novedad o el cambio. El complejo del miedo al ción. También este complejo se asocia tanto con la '
desamparo se manifiesta mediante el temor a los teoría anal del nacimiento y la sexualidad anal co-
eSpacios abiertos, las caídas, la asfixia, los terremo- mo con la necesidad de autonomia, si bien en este
' tos, el fuego y el desamparo familiar. El complejo caso la autonomía se manifiesta mediante la resis-
agresión, vinculado con la huida o la evasión, se tencia a toda incitación más que mediante la bús-
revela en catexias resPecto de los espacios abiertos queda de independencia o libertad. Existe, en este
y el aire fresco, la necesidad de movimiento y via- caso, una acentuada necesidad de orden y limpieza,
jes, catexias respecto del cambio, la claustrofobia y, asimismo, una necesidad de retener posesiones;
y una fuerte necesidad de autonomia. El individuo sin duda, este complejo confirma la famosa trilogía
que presenta este complejo es, por lo tanto, en mu- i-reudiana “parsimonia, limpieza y obstinación", con-
chos sentidos, exactamente opuesto al que padece siderada la tipificación del “carácter anal”.
el complejo claustral simple. - ' Originalmente, Murray atribuyó poca importancia
En cuanto concierne a los complejos orales, que al complejo uretra! (1938); se limitó a señalar que
constituyen derivados de las primmas experiencias se manifestaba a través de la incontinencia noctur-
alimentarias, Murray propone tres subcomplejos es- na, la suciedad uretral y el erotismo uretral. Cuan-
pecíficos, cada uno de los cuales implica un tipo do las investigaciones de posguerra lo convencie-
distintivo de actividad en relación con la boca. El ron de la importancia decisiva de esa área de ex-
'
complejo de dependencia oral, 'que incluye la acti- periencia para numerosos individuos, elaboró una
vidad oral en combinación con tendencias pasivas descripción más amplia del complejo e ideó una
y dependientes, se manifiesta a través de automa— serie de recursos empíricos para su evaluatflén, mn-
tismos orales tales como el de succión; de catexias terial éste que aún permanece inédito; suglrló, ade-
respecto de objetos de tipo oral como el pezón, 81 más, para el síndrome, la denominación de comple-
LAS GRANDES TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD 163

¡o de Icaro, aludiendo a la figura mitológica que, ventud— aparecen y se multiplican ordenaciones


cuando sus alas artificiales se fundieron al volar estructurales nuevas. Los años que corresponden
....pese a las recomendaciones de su padre— dema- a la mitad de la vida están marcados por reordena-
siado cerca del sol, se precipitó hacia su muerte. ciones conservadoras de las estructuras y funciones
Murray ha publicado el detallado caso clínico de ya aparecidas. En el último período, el de la senec-
un American Icarus (1955) [Icaro norteamericano], tud, la capacidad para formar ordenaciones y reor-
y en sus más recientes formulaciones señala que denaciones nuevas disminuye y se incrementa la
típicamente el individuo icario presenta cualida- atrofia de las formas y funciones existentes. En ca-
des tales como la catexia respecto del fuego, una da etapa existen muchas programaciones más redu-
historia de enuresis, un vehemente anhelo de ina cidas de acontecimientos conductales y vivenciales,
mortalidad. un fuerte narcisismo, y una excelsa am- que son dirigidas bajo la orientación de procesos
bición que se disuelve ante el fracaso. de maduración genéticamente controlados.
Tampoco el complejo de castración recibió, en los Murray atribuye estos desarrollos a procesos me-
primeros artículos de Murray, tanta atención como tabólicos. En el primer período, el anabolismo es
la dedicada a los tres complejos mencionados en superior al catabolismo; en el segundo, ambos son
primer término, ya que, según sostuvo, su significa- parecidos; y en el tercero, el catabolismo es supe-
ción es más limitada que la que habitualmente le rior al anabolismo. Murray prefiere el modelo me-
atribuyen los psicoanalistas: tabólico porque “se adecua con una concepción de
la realidad que no es expresable en función de es-
A nuestro criterio, es conveniente limitar la expre- tructuras espaciales de materia como tal, sino en
sión complejo de castración a su significado li- función de propiedades de ésta dependientes entre
teral, es decir, a la ansiedad suscitada por la fan- sí y Operativas, es decir, en función de procesos,
tasía según la cual el pene puede ser amputado. tiempo y energía” (1968b, pág. 9). Además, se tra-
Aun cuando este complejo es bastante frecuente, ta de un modelo que explica el progreso, la creati-
no creemos posible que constituya el origen de vidad y la autorrealización, los cuales no se toman
todas las ansiedades neuróticas; su aparición es, en cuenta en una formulación puramente psicoló-
habitualmente, el resultado de las fantasias aso- gica.
ciadas con la masturbación infantil (1938, pág.
385).
APRENDIZAJE
Lamentablemente, no diSponemos de espacio su-
ficiente para incluir aqui la minuciosa exposición No se puede prescindir de los factores genéticos
de Murray acerca de los vínculos experienciales al explicar el aprendizaje, puesto que Murray cree
existentes entre los atributos que hemos enumerado que ellos son los responsables por la presencia de
como diagnóstico de los diversos complejos; estos los centros cerebrales del placer (hedonista) y del
conglomerados de variables constituyen los refina- displacer (antihedonista) . El aprendizaje consiste
dos productos de una investigación seria y amplia en descubrir aquello que da placer y aquello que
Y su presentación, por otra parte, ha sido cimentada produce angustia al ser humano. Estos generadores
por consideraciones lógicas y teóricas. Habitual- hedonistas se pueden clasificar de los siguientes mo-
mente, las investigaciones de Murray acerca de la dos: retrospectivos (recuerdo de eXperiencias agra-
personalidad incluyen la evaluación o la clasifica- dables y desagradables), expectativas (estímulos
ción individual de los sujetos en función de la rela- presentes) o prospectivos (anticipación de place-
tiva importancia de cada uno de los mencionados res y dolores). Los generadores corrientes se pue-
complejos como determinante de su conducta. den, a su vez, clasificar de acuerdo con el lugar
predominante donde están localizados: persona, am'
biente o transacción interpersonal; todavia se pue-
FACTORES DETERMINANTES den subdividir en más categorías; por ejemplo, los
GENETICO-MADUBATIVOS generadores personales es posible ubicarlos en el
cuerpo, en algún centro emocional del cerebro, en
En una formulación de sus puntos de vista, Mu-
algún tipo de proceso psicológico o en los juicios
rray (1968b) asigna un papel importante a los fac- '
tores genéticos y de maduración, que influyen en de la conciencia.
El desarrollo de la personalidad, y considera los Murray no acepta en concreto que conceptos, co-
Procesos genético-madurativos como responsables mo el hábito y la fijación, tengan importancia pri-
de la programación sucesiva de períodos a lo largo mordial en el desarrollo de la personalidad; afirma
de la Vida de un individuo. Durante el primer pe- que esa regularidad de la conducta sería aceptable
l'Í0do —-es decir, el de la niñez, adolescencia y jun sólo

164 CALVIN S. HALL Y CARDNER LINDZEY

si la programación genética con sus potencialida- como el objeto estén representados de un modo
des para la actualización de sí cesara de operar exacto. Estas consideraciones indican con claridad
en la pubertad; si el sujeto no se aburriera con que Murray reconoce y acentúa la importancia del
facilidad ni buscara experiencias y aventuras nue- estudio de la conducta según la perspectiva del
vas; si los sujetos fueran recompensados por re- “campo”.
petir con frecuencia la misma información, los Si bien el interés de Murray sobre el campo pre.
mismos chistes, etcétera; si el ambiente humano cedió al período durante el cual estuvo profesional-
-padres, docentes y pares— se pusiera de acuer- mente asociado con su amigo Clyde Kluckhohn, es
do para favorecer las mismas creencias, códigos, casi indudable que tal colaboración con el antro-
costumbres, sentimientos políticos y gustos; si las pólogo contribuyó a consolidar sus convicciones al
personas no tuvieran la ambición de emular su— respecto y dio lugar a una consideracrón, en cierto
cesivamente los logros y gestas más notables de modo más explícita, de las variables institucionales
los demás; si para alguien el verdadero significa- y culturales. El siguiente párrafo (de Murray y
do de realizar aquello por lo que está orgulloso Kluckhohn) constituye un vivo testimonio de las
no consistiera en la consecución de cosas nuevas, convicciones de Murray en ese terreno:
extraordinarias, más difíciles y peligrosas; si los
individuos no fueran atraídos por imágenes (fan- Una persona es una entidad que surge de y en
tasías) orientadas hacia la promesa de deleites cierto medio físico, social y cultural; aislada de
nunca experimentados o de modos y medios to- su ámbito o del grupo cultural del cual es miem-
davía no probados; si nadie fuera radicalmente bro o de su status (rol) en la estructura de ese
transformado en ninguna ocasión por un “segun-‘ grupo, no puede ser representada con propiedad:
do nacimiento”, una “gran emancipación” o una básicamente, toda persona es un ser social, una
conversión religiosa; y, por fin, si nunca nadie parte independiente de un sistema de interaccio-
descubriera que el establecimiento de una forma nes humanas (1953, pág. 6).
de vivir o de una cultura (científica, literaria, et-
cétera). propicia, sin precedentes, puede ser más Según se cree, la sociedad ejerce una tremenda
profundamente gozoso que cualquier otra expe- influencia sobre el individuo; en consecuencia, es
riencia que se haya tenido (1968b, pág. 12). importante representar los elementos significativos
del ambiente no sólo mediante conceptos tales co—
Desde luego, Murray cree que todas las propo- mo el de presión, sino también por medio de varia-
siciones que siguen a los si son falsas y, en conse- relacionadas con el medio cultural del indivi-
cuencia, las teorías del aprendizaje basadas en el uo.
clíles
esfuerzo o en la contigüidad resultan deficientes en
el grado en que presuponen conductas exactamente SINGULARIDAD
regulares y repetitivas.
Aun atendiendo a las categorías generales de aná-
lisis, Murray consideró siempre que la originalidad
FACTORES DETERMINANTES era esencial de cada individuo e incluso de cada
fenómeno de conducta, y los tomó como hechos
SOCIOCULTURALES evidentes de por sí. Tanto su respeto por la obser-
vación naturalista como su talento literario creador
En visible contraste con la mayoría de los teóri- e intuitivo, facilitaron su aprehensión y su expre-
cos influidos en alto grado por la teoría psicoana- sión de la individualidad y de la evasiva compleji-
lítica, Murray asigna a los factores ambientales, de- dad de cada persona o acontecimiento. Según sus
liberadamente, un papel decisivo en el desarrollo: propias palabras:
hemos visto ya que, a diferencia de la mayor parte
de los estudiosos de la motivación, desarrolló un
Cada acto deja tras de sí alguna huella de su
elaborado conjunto de conceptos (presión) desti- acaecer: un nuevo hecho, el germen de una idea,
nado a representar el ambiente del individuo; asi- la reevaluación de algo, un afecto más tierno ha-
mismo, ha subrayado, con notable frecuencia, el he- cia alguna persona, un leve incremento de la ha-
cho de que es imposible comprender correctamente bilidad, la renovación de una eSperanza, una nue-
el curso del desarrollo sin un cuadro completo de va razón para el desaliento. Así, lentamente, a
la escena social en cuyo ámbito transcurre el pro- lo largo de casi imperceptibles gradaciones
ceso. Por consiguiente, sus conceptos de “acto” ¿aunque a veces de un modo súbito, mediante
y
“tema” revelan un punto de vista interaccionista: la un salto hacia adelante o un deslizamiento haCIa
convicción de que una cabal comprensión de la atrás—, el individuo cambia día a día y, puesto
conducta sólo será lograda cuando tanto el sujeto que sus seres cercanos también cambian, es pO-
LAS GRANDES TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD

sible afirmar que, cada vez que encuentra a uno EL PROCESO DE SOCIALIZACION
de ellos, ambos son diferentes. En suma, cada
acto es, en ciertos aspectos, único (Murray y Murray ha sugerido que la personalidad humana
Kluckholm, 1953, pág. 10). transacción entre los propios impul-
constituye una
sos del md1v1duo y los intereses y las exigencias dc
Este respeto por la complejidad y la originalidad los demás, colectivamente representados por las ins-
del individuo es precisamente lo que condujo a tituciones y las pautas culturales a las que el indi-
Murray a desarrollar un esquema de variables en viduo está expuesto: el proceso de socialización es
tal grado múltiple y complicado para encarar la aquel por cuyo intermedio las fuerzas colectivas
conducta humana; más aún, plenamente consciente comprometen los impulsos individuales. Habitual-
de esas cualidades, ha preferido someter a intensi- mente, los conflictos existentes entre el sujeto y las
vos exámenes a unos pocos sujetos, evitando, por
pautas aprobadas en su medio social son resueltos
regla general, los estudios que sólo prometían la
mediante algún tipo de adaptación del individuo a
inclusión de dos o tres medidas para cada indivi- las pautas del grupo; tan sólo en ocasiones, y ello
duo. Comprobamos así que, inspirado en su profun-
do respeto por la individualidad y la singularidad tratándose de individuos poco comunes, es dable
de la conducta, Murray se ha esforzado seriamente a la persona introducir en las pautas culturales cam-
por darles representación conceptual adecuada. No bios que suavicen el conflicto con sus prOpios im-
obstante, reconoce asimismo la necesidad de la abs- pulsos: en la mayoria de los casos la personalidad
tracción en los procesos de investigación empírica es más maleable y, en consecuencia, el conflicto
y no ha vacilado, por lo tanto, en encarar operacio- suele ser reducido mediante la modificación de la
nes que implican el manejo de los componentes de persona.
la conducta en función de variables comunes o ge- Si bien la afinidad especifica de la socialización
nerales, aunque insistiendo en que los resultados varía de una a otra sociedad, hay ciertos objetivos
de tales estudios segmentarios sólo podrán ser de- generales que, como tales, son igualmente válidos
bidamente interpretados cuando el investigador ha- en diferentes sociedades:
ya llegado a saber mucho acerca de cada sujeto in-
dividual. El proceso de socialización, que se inicia en la
guardería, continúa a lo largo de toda la vida.
Debemos aprender, entre otras cosas, el poder de
PROCESOS INCONSCIENTES inhibir o moderar la expresión de las necesidades
inadmisibles; la capacidad para transferir la ca-
Entre los psicólogos académicos, Murray fue de texia de un objeto-fin prohibido a un sustituto
los primeros que aceptaron el papel peligroso y aceptable; el uso habitual y automático de gran
penetrante de los determinantes inconscientes de la cantidad de pautas de actividad aprobadas (mé-
conducta (Murray, 1936). Como hemos observado, todos, maneras y actitudes emocionales) y la ca-
en su primera exposición teórica importante (1_938) pacidad de adaptación a esquemas (hacer cosas
aclaró que no todos los procesos soberanos tienen en el momento oportuno, cumplir los compromi-
correlatos conscientes y, como es obvio, aquellos sos, etcétera) (Murray y Kluckhohn, 1953, pág.
que carecen de tales correlatos determinan la con- 45).
ducta sin que el individuo tenga conciencia de ello.
No sólo ignora la presencia de ciertas tendencras Todo ello es necesario para que el individuo viva
que influyen sobre su conducta, sino que, y esto cómodamente consigo mismo y con sus semejantes.
reviste mayor importancia, algunas de ellas son ac- El desarrollo de un superyó apto constituye un
tivamente defendidas o eliminadas de la conciencra. elemento esencial para lograr los fines menciona-
Murray admite, así, tanto el papel de los factores dos. Como hemos visto, al internalizar aspectos de
determinantes inconscientes de la conducta, como las figuras autoritarias a cuya influencia ha estado
la acción de los mecanismos freudianos de repre- expuesto, el individuo desarrolla una estructura in-
sión y resistencia. terna destinada a premiarlo o castigarlo, segun ha-
La distinción entre necesidades latentes y mani- ya sido apropiada o inapr0piada su conducta, de
cultu-
acuerdo con la interpretación de las pautas los
fiestas, ya mencionada, y la importancia que Murray pa-
atribuye a los complejos infantiles, revelan que su rales por aquellas figuras. En consecuencia,
son tam-
teoría asigna un papel central a los procesos incons- dres, las principales figuras autorítarías,
de socra-
cientes, aun en el individuo normal. Es cierto, Sin bién los principales agentes del proceso a pre-
lización, y su eficiencia en cuanto concrerne
embargo, que el énfasis puesto por él sobre los fac- de conducta aprobadas
tores determinantes inconscientes es menos extremo miar o castigar las pautas el éxrto
que el de la teoría psicoanalítica ortodoxa. o reprobadas determinará en gran medida
1m CALVIN S. HALL Y GARDNER LINDZEY

de ese proceso evolutivo. Un importante componen- da por la necesidad general de pertenecer a un gru-
te del rol socializador de los padres es su eficiencia po actuante y participar en su actividad.
para desarrollar una relación de afecto mutuo con Sin embargo, la socialización no carece de aSPec-
el niño; si tal relación es establecida, la simple apro- tos negativos: el individuo puede ser sobresociali-
bación, o la desaprobación, pueden obrar como sig- zado y no es imposible concebir que toda una so-
nificativas condiciones motivadoras de control en ciedad pueda estar expuesta a procesos de sociali-
la conducta del niño. zación que conduzcan a su debilitamiento más que
Murray señala que, respecto de un individuo bien a su preparación para una vida fructífera. Según
socializado, es legítimo hablar de la necesidad de Murray;- el hombre es fundamentalmente un anima]
un rol, es decir, de la necesidad de ser miembro de y la socialización, en la medida en que contradiga
un grupo (o grupos) existente y poseer tanto un su esencial índole biológica, puede destruir la es-
rol como un status definidos y aceptados dentro de pontaneidad y la fuerza creadoras imprescindibles
ese grupo; así, la tendencia del individuo a acatar para las más importantes formas del progreso hu-
el mandato de la sociedad es parcialmente explica- mano. -
CAPÍTULO 4

CLASE Y METODOS DE INVESTIGACION

Hemos señalado ya que la investigación de Mu- El interés en el sujeto individual y en las razones
rray se ha distinguido, fundamentalmente, por su por las que ciertas personas representan excepcio-
originalidad, hecho que de por sí dificulta en alto nes respecto de las relaciones generales exige, evi-
grado la caracterización representativa de las inves- dentemente, cuantiosa información acerca ¿le cada
tigaciones in5piradas y conducidas por él. Antes de uno de los miembros que se estudian. Es inevitable,
aplicamos a la ardua tarea de seleccionar, a fin de en consecuencia, que la posición de Murray“ con-
resumirlas, las más representativas de ellas, exami- duzca al intensivo estudio de los sujetos, y natural,
naremos brevemente algunas cualidades distintivas sin duda, la reducción de la cantidad de sujetos que
de la orientación general de Murray en cuanto ata- es posible estudiar en un momento dado, así como
ñe a la investigación de la personalidad. El lector el de estudios que pueden ser llevados a cabo por
interesado hallará diversas publicaciones en las que cualquier investigador en un determinado número
Murray ha esbozado su concepción de cómo ha de de años.
ser encarada dicha investigación (Murray, 1947, El contraste entre la rndole del interés de Murray
1949b, 1963). en la conducta humana y la del interés de muchos
psicólogos académicos se pone de relieve en el si-
guiente párrafo:
ESTUDIO INTENSIVO DE GRUPOS
BEDUCIDOS DE SUJETOS NORMALES Aunque vagamente, había e5perado que la ma-
yoría de los psicólogos académicos se interesaría
El estudio en gran escala de la conducta humana, en el desenvolvimiento del hombre en su medio
cuyos hallazgos se refieren a tendencias grupales o y, en un principio, me sorprendió comprobar que
relaciones generales que sólo pueden caracterizar no era así en modo alguno: casi todos estaban
muy pobremente a un individuo particular dentro aferrados a alguna pieza del mecanismo, midien-
del grupo, no constituye sino un estrecho camino do pequeños segmentos del sistema nervioso como
hacia la comprensión de la conducta humana. Con si estuviera aislado del aparato digestivo. Me
la sabiduria del naturalista y el clínico, Murray está encontraba en una posición similar a la del estu-
convencido de que la correcta comprensión de la diante de medicina que de pronto descubre que
conducta debe seguir, necesariamente, a un com- todos sus profesores son especialistas en ojos, oí"-
pleto y detallado estudio de los sujetos individuales. dos, nariz y garganta. Los fenómenos que me in-
Así como el estudio del caso clínico ha sido indis- trigaban no eran mencionados debido a no ser
pensable para el crecimiento y el desarrollo de la susceptibles de comprobación mediante la expe-
ciencia médica, así el futuro de la psicología esta riencia exacta -—norma que rige la geología, la
ligado a la disposición de los investigadores para paleontología, la antropología, la embriología, la
invertir el tiempo y el esfuerzo requeridos por una mayor parte de la medicina, la sociología y la di-
comprensión cabal de los casos individuales. Las vina astronomía. Si mi objetivo fundamental bu-
relaciones de carácter grupal son significativas tan biera sido “trabajar con la mayor precisión cien-
sólo cuando a su estudio se suma la minuciosa in- tífica”, jamás habria abandonado la electrólisis
vestigación de las desviaciones dentro del grupo, y los gases. Yo había cambiado a causa de un
y de las condiciones que las causan o las acompa- absorbente interés en otros temas: los problemas
ñan; informar sobre un descubrimiento que caracte- de la motivación y la emoción. Tratar de traba-
riza al 80'por ciento de un determinado grupo tie» jar acerca de ellos en seres humanos era llegar
ne escaso valor, a menos que sea posible explicar a ser un psicólogo “literato” o aplicado, un prác-
de algún modo la desviación del 20 por ciento res- tico de la higiene mental, situado fuera y por
tante raspecto de la pauta observada. El constante encima de los psicólogos reales, quienes, en mi
enfasis puesto por Murray sobre este punto consti- opinión, estaban obsesionados por la impaciente
tuye una de sus mayores contribuciones a la meto- aspiración de ascender en la escala social de los
dología de la investigación. científicos y unirse, a cualquier precio, a los ele-
168 CALVIN S. HALL Y GARDNER LINDZEY

gidos del dios del momento. ¿Qué otra cosa, si Un medio evidente para controlar la observación
no, podría explicar su rigidez ( instrumentos y es- y mejorar su calidad es el examen, por distintos ob-
tadísticas) tan alejadas de los fines (la importan- servadores, de los mismos datos desde perspectivas
cia de los problemas estudiados)? No importa- diferentes; este medio brinda la incomparable re.
ba lo triviales que fueran las conclusiones: si los compensa de cancelar las limitaciones impuestas por
coeficientes resultaban confiables, el experimen- la capacidad del observador particular o las pro-
tador era considerado puro y santificado (Murray, pias de los conjuntos de datos especializados. No
1940, pág. 154). sólo el resultado final de tal observación de carác-
ter grupal será, presumiblemente, superior al de la
Esta fue, según señala Murray, su impresión ini- observación individual, sino que además cada uno
cial, luego moderada. La esencia de su crítica, no de los miembros del grupo estará en condiciones
obstante, subsiste: demasiado a m enudo los
psicó- de aguzar y perfeccionar su propio poder de ob-
logos no se interesan en la totalidad de la conducta servación merced a la función correctiva de la
humana.
observación de los demás.
Otra cualidad distintiva de las investigaciones dc
Murray ha sido el acento en el estudio de Sobre la base de tal convicción, Murray ideó el
los indí- consejo diagnóstico, que implica la presencia de nu-
viduos normales; en- general el estudio intensivo
de merosos observadores abocados al estudio de los
los casos individuales ha sido reservado al
escena- mismos sujetos desde diferentes puntos de vista y
1‘10 clínico, en cuyo ámbito adquiere,
merced a la la realización de una discusión final y una síntesis
patología del paciente, especial interés y donde,
en de la información obtenida desde tan ventajosa va-
beneficio del diagnóstico o de la terapéutica, se
quiere más amplia información. De este modo,
re- riedad de perspectivas. Tras un período de obser-
con vación individual, en cuyo transcurso cada investi-
la elección del caso normal como centro de su
in- gador estudia a los sujetos mediante sus pr0pias téc-
vestigación, Murray procura un complemento na-
nicas esPecializadas, se lleva a cabo una conferencia
tural a las historias clinicas asequibles en los am-
sobre cada sujeto; es entonces cuando el investiga-
bientes psiquiátricos. dor presenta sus datos y su interpretación, ofrecien-
Murray (1958) cree que el interés fundamental do a sus colegas la amplia Oportunidad de exponer
del personólogo es explicar y pronosticar las activi- sus prepias observaciones e interpretaciones y su-
dades diarias de cada uno. Por esa razón, no debe gerir, o justificar, la introducción de modificacio-
limitar sus pronósticos a la subcultura del labora- nes en el informe. Si bien la tarea de reunir y pre-
torio ni tratar de comprender al individuo sólo vali- sentar la síntesis de cada caso es primordial respon-
dando un test con otro. sabilidad de un solo investigador, cada miembro
Murray fue, asimismo, uno de los pioneros de la del consejo cuenta con la irrestricta posibilidad de
cooperación interdisciplinaria en la investigación de contribuir al producto final.
la persomzlidad. El cuerpo médico de la Clínica
Psicológica de Harvard incluía habitualmente re-
presentantes de la psiquiatría, de la psicología, de INSTRUMENTOS PARA LA MEDICION
la antr0pología y otras disciplinas, hecho que, por DE LA PERSONALIDAD
entonces, no era en modo alguno común.
Ninguno, entre los psicólogos contemporáneos,
ha contribuido más significativamente que Murray
EL CONSEJO DIAGNOSTICO a la evaluación de la personalidad. Sin embargo,
sólo unos pocos de los diversos e ingeniosos recur-
Murray ha subrayado especialmente la importan- sos destinados la la medición de la personalidad,
cia del observador o del psicólogo como instrumen- que él concibió, han sido sistemáticamente aplica-
to de la investigación psicológica. Si bien podemos dos. Los volúmtenes Explorctions in personality y
emplear escalas de valuación, grupos de, categorlas Assessment of men ilustran ampliamente sobre la
o tests psicológicos para estimar la personalidad, idoneidad y la diversidad de los instrumentos idea-
en la base de todos estos instrumentos se balla to- dos por Murray o por aquellos en quienes él influyó.
davía la sensible observación del investigador o del Uno de ellos es el Test de apercepción temática que
clínico. En virtud de la naturaleza prepia del ob- ha llegado a convertirse deSpués del Test de Rors—
servador, Murray cree firmemente que es necesario chach en la más empleada de las técnicas proyffc-
conceder mayor atención a sus debilidades y em- tivas de uso corriente (Lindzey, 1961; Mumem’
prender esfuerzos más serios en pos del mejoramien- 1963; Zubin, Eron y Schumer, 1965).
to de sus poderes de observación. Estas considera- _
Casi todos los instrumentos de Murray han sido
ciones son las que lo han llevado a referirse al congruentes con su convicción fundamental de
psicólogo en sí como al principal “instrumento de la comprensión final de la conducta humana 31‘19
¡e-
precisión” de la investigación psicológica. rivará, no de la nueva investigación de los organis-
LAS GRANDES Tnoaixs DE LA PERSONALIDAD
169
mos inferiores o de los seres humanos en condicio- medida la adscripción de características de
nes altamente restringidas, sino, más bien, del com-
rso-
nalidad por un individuo a otros, es influidlae por
plejo estudio de la conducta individual. Así, ha su prepio estado emocional. Los datos fueron ob-
urgumentado en favor de la rica y multiforme re- tenidos durante una fiesta ofrecida por su hija a
colección de datos, de la cual es posible esperar cuatro amigas en su casa de fin de semana. Se ha-
que refleje una vasta gama de tendencias y dispo- bía planeado que las niñas jugaran al “asesinato",
siciones de la conducta. Murray juzga que una de entretenimiento que, tras un sorteo inicial destinado
las ventajas naturales del psicólogo, la cual debe a la asignación de los diversos papeles —entre ellos
ser aprovechada al máximo, es el hecho de que en- el de detective y (secretamente) el de asesino—,
ara un organismo parlante. En contraste con el se desarrolla en la oscuridad: el asesino toca (mata)
biólogo, el zoólogo o el fisico, el psicólogo trata con a uno de los participantes, los cuales, con excepción
alguien que puede decir mucho acerca de los proce-
sos internos Operantes, de los acontecimientos ex- del detective, se mueven a oscuras y la víctima,
ternos a los que se atiende, de los principales fac- gritando, anuncia su testamento; los jugadores se
tores determinantes dela conducta. Aunque es cierto reúnen entonces ante el detective, que ha de inte-
que esos informes se deben valorar con cuidado rrogarlos para decidir quién cometió el crimen.
y que no siempre es posible considerarlos según su Todos están obligados a decir la verdad, excepto el
valor aparente, representan de todos modos un deci-
asesino, que puede mentir cuanto desee. Dada la
edad de los cinco sujetos —sólo once años—, cua-
sivo primer paso en el intento de revelar los secre-
tos de la conducta humana. tro de los cuales estaban a oscuras en una casa
Dado su interés por la subjetividad, es natural
ajena, resultaba plausible la hipótesis según la cual
esa experiencia suscitaría su temor; y así fue, se-
que Murray haya sido de los primeros en desarrollar
instrumentos de la personalidad destinados a ex-
gún lo atestiguan diversas observaciones: en primer
término, algunos de los jugadores espontáneamente
plorar el contenido total de la mente del sujeto; es
típico que sus instrumentos, en lugar de limitar las
confesaron haber sentido miedo durante el juego;
en segundo término —y más convincente—, una
posibilidades de respuesta del sujeto mediante ca-
tegorías predeterminadas, permitan y estimulen una de las niñas despertó en el transcurso de la noche
siguiendo al juego con la convicción de haber visto
completa y subjetiva exposición por su parte. Estas
técnicas, que brindan la oportunidad de una plena
ladrones saqueando la casa; aun cuando tal cosa
no habia sucedido, dos de las niñas llegaron a creer
participación de la imaginación y la fantasía, prove- esa historia y, al caer la tarde del día siguiente, in-
en al investigador de un cúmulo de datos de tan sistieron en tomar múltiples precauciones para pro-
promisoria riqueza como desalentadora complejidad. tegerse de los imaginarios asaltantes.
Para evaluar los efectos de esta experiencia acer-
INDACACIONES ACERCA ca del miedo, se pidió a los sujetos que juzgaran
DE LA PERSONALIDAD la bondad (benevolencia) o maldad (malicia) de
30 fotografías tomadas de una revista, divididas
A fin de brindar al lector una cierta noción de la en dos series de 15 retratos cada una, aproxima-
diversidad de la investigación llevada a cabo por damente equivalentes entre sí en cuanto a los as-
Murray, hemos resuelto resumir tres estudios que pectos positivos y negativos de los rostros. Una de
no forman parte de un programa de investigaciones. las series (la mitad de las fotografías) fue utilizada
Estos trabajos ilustran la originalidad y la pericia en condiciones neutrales durante el día del juego,
con que Murray ha incursionado en una variedad aunque con anterioridad al mismo; la segunda,
de importantes aspectos de la investigación de la también empleada en condiciones neutrales, lo fue
personalidad: el primer estudio es una investiga- durante el día siguiente a la experiencia. En cuanto
ción precursora acerca de la influencia de los fac- a la serie completa de fotografías, fue utilizada en
tores emocionales sobre la percepción; el segundo calidad de prueba experimental inmediatamente
es una interesante indagación en torno de la posi- después de la segunda partida del juego: se solicitó
ble clarividencia de los sueños y el tercero consiste a las niñas que clasific n cada foto según una
en la aplicación de los principios psicológicos al escala de nueve puntos, mde (1) extremadamente
intento de comprender una obra maestra de la li- bueno (generoso, amable, cariñoso y tierno) hasta
teratura, Moby Dick. (9) extremadamente malo (cruel, maligno y da-
ñino).
El efecto del miedo sobre los Los resultados del estudio mostraron en las ni-
llllCÍOS acerca de la personalidad ñas, inmediatamente deSpués del juego que había
suscitado su temor, una definida tendencia a cla-
Murray, utilizando ingeniosamente un escenario sificar las fotografias como más maliciosas o malas
natural, emprende la tarea de averiguar en qué que en cualquier otro momento del control de su
170 .CALVIN S. HALL Y CABDNER LINDZEY

apreciación. De este modo, los resultados del estu- tar a algún colega . .. Si el analista fuera con.
dio confirmaron efectivamente la creencia de que frontado con el tan anunciado pero aún ausente
el estado emocional del individuo influye sobre su especimen que es el hombre normal, sería, por
juicio acerca de la personalidad de los otros. una vez, reducido al silencio debido a su caren-
Al publicar este estudio, Murray, como le es ca- cia de ideas apr0piadas.
racteristico, encara en detalle las diferencias indi- Si hasta cierto punto logro superar algún impedi.
viduales advertidas en las respuestas de los sujetos, mento de esa índole, se podrá atribuir mi buena
relacionándolas con características de personalidad suerte a una circunstancia providencial: en la
de cada uno de ellos y, asimismo, con observacio- sucesión de mis experiencias, Moby Dick prece.
nes particulares efectuadas durante el estudio. dió a la psicología, es decir, fui barrido por el
Al examinar estos resultados,“ Murray distingue tifón de Melville y sacudida por su aterrador dra-
dos tipos principales de proyección: uno, común- gón marino, antes de haber adquirido el aceite
mente denominado proyección cmnplenwntaria, se académico que se vierte sobre las aguas agitadas
refiere a la tendencia del sujeto a percibir o com- y las aquíeta, y de poseer las armas e instru.
prender su ambiente de modo tal que justifique mentos de la ciencia -—las lanzas, los arpones,
sus necesidades, afectos o impulsos o sea congruen- las cuchillas conceptuales, etcétera— que podían
te con ellos; el segundo, llamado proyección suple- haber reducido "el “sublime fantasma encapucha.
mentario, alude a la tendencia del sujeto a atribuir do” a mera grasa de ballena. Carente de esas de-
a los objetos o a las personas del ambiente rasgos fensas, fui subyugado: en lugar de cambiar el
que él mismo posee y que, habitualmente, juzga libro, el libro me cambió a mi (págs. 436-437).
inaceptables. Los resultados del estudio de Murray
ejemplifican claramente la proyección complemen- Este pasaje revela no sólo el profundo y dura-
taria en tanto los sujetos percibieron su ambiente dero interés de Murray en Moby Dick, sino su
como más malicioso, lo que constituía un comple- antigua convicción acerca de la naturaleza de la
mento de su acentuado temor. ' teoría psicológica: sugiere que la teoria psicológica
existente alcanza su máximo nivel cuando encara
El significado de Moby Dick lo negativo de la conducta, y el mínimo, al menos
en cierto modo, cuando trata los aspectos positivos
La más fascinante de las recientes investigacio- y creativos de ella. Es comprensible, en conse-
nes de Murray consta en su articulo “In Nomíne cuencia, que su propia posición ' teórica haya hecho
Diaboli” (19510) [En nombre del diablo] en el mayor hincapié en los asPectos positivos y auto-
que, resumiendo los resultados de años de minucio- determinantes de la conducta que la mayoria de
sos estudios, expone la interpretación psicológica las otras teorías psicológicas.
del significado de Moby Dick según fue escrito por Asimismo, Murray considera la posibilidad de
Melville. Esta interpretación se funda sobre la com- que Moby Dick carezca de “significado”, es decir,
binación, sumamente compleja, de la erudición "psi- que el artista podria haber creado esa historia sim-
cológica, el minucioso conocimiento de Melville y plemente como un vivido relato acerca del ser, sin
su obra, y la profunda familiaridad de Murray con un significado implícito, ya sea consciente o incons-
la novela Moby Dick. Resulta imposible ahora ha- ciente, fuera del manifiesto. Sin embargo, Murray
cer justicia cabal a ese trabajo, ya que el estilo con rechaza esta posibilidad sobre la base de declara-
que Murray expresa sus ideas y el detalle con que ciones de Melville que dicen claramente que escri-
cada interpretación se apoya firmemente sobre múl- bió el libro con la definida intención de otorgarle
tiples observaciones probatorias, constituyen parte un significado subyacente. .
esencial de su análisis. . La mayor parte del artículo está dedicada a de-
Las reservas previsibles del estudioso de litera- sarrollar y documentar diversas hipótesis concer-
tura re5pecto de los métodos de la psicología ha- nientes al significado de los respectivos caracteres
llan expresión en uno de los primeros párrafos del de los protagonistas de la historia. En los términos
trabajo: más simples, la primera hipótesis establece que el
O capitán Ahab representa a _ Satán o el demonio y
Es un hábito del psicólogo dividir en elementos sus fuerzas del mal, en términos psicológicos. Ahab
la estructura de cada personalidad que estudia, representa las primitivas y sumamente malignas
dando por tierra, en unos pocos trazos, con cual- fuerzas del ello. Esta hipótesis es sostenida, con la
quier mérito que la estructura, como tal, pueda clásica minuciosidad de Murray, en una serie de
poseer. Además, por razones que no es preciso párrafos como el siguiente:
mencionar aquí, los términos técnicos tienen, para
la mayoria de estos elementos, connotaciones de- Es difícil tener dudas de que Melville concibió
rogatorias. En consecuencia es dificil, hoy en dia, intencionalmente a Ahab según la imagen de .Sa-
dar la propia opinión profesional sin desacredi- tán. Según dijo a Hawthorne, su libro había Sido
LAs GRANDES TEORÍAs DE LA PERSONALIDAD 171

sometido al fuego del infierno y secretamente bau- trictos mandamientos, la heredada ética puritana
tizado, no en nombre de Dios, sino en el del de- de la Norteamérica del siglo xrx y la sociedad
monio. Dio a su trágico héroe el nombre de aquel que defendía esa ética. También, y más específi-
gobernante que, segúnel Viejo Testamento, “hizo camente, simboliza a los padres celosos, cuyos
más para provocar la ira del Dios de Israel que rectos sermones y castigos imponian las prohibi-
todos los reyes que hubo en Israel antes que él”, crones con tal dureza que un joven serio difícil-
v, en su pr0pio “testamento”, resucitó al profeta mente podía franquear la barrera, excepto, qui-
Elías, acusador del rey Ahab, para que, si bien zás, muy lejos, entre ciertos tolerantes y amables
muy fugazmente, desempeñara su papel original. polmesios. El énfasis debe ser puesto sobre el
Del capitán Ahab nos cuenta que es un hombre Inconsciente (y por lo tanto inescrutable) muro
“impio, deiforme”, espiritualmente al margen de de inhibiciones que aprisionaba las pujantes pa-
la crístiandad; manantial de blasfemias y desa- siones puritanas. “¿QSmo puede salir el prisione-
fíos, de escarnio y mofa para los dioses, a sus ojos ro —grita Ahab— si no es acometiendo el muro?
“jugadores de cricket y púgiles”. Se dice que una Veo a la Ballena Blanca como ese muro, que cae
vez escupíó sobre el sagrado cáliz en el altar de sobre mí . .. ella es un poder ultrajante, fortale-
la Iglesia Católica de Santa. “Jamás lo vi arrodi- cido por una malicia inescrutable.” ¿Qué símbolo
llarse”, afirma Stubb. Es la “anaconda de un mejor podría haber de la resonante, violenta, con-
viejo”; su sadismo autoafirmativo es la insepara- trastante, inconquistable conciencia de la Nueva
ble antítesis de la sumisión masoquista predicada Inglaterra, que el resonante, violento, contrastan-
por el padre Mapple (Murray, 1951c, págs. 441- te, inconquistable esperma de ballena? (págs.
442). 443-444).

La segunda hipótesis sostiene que Moby Dick es Estas son, pues, las principales revelaciones del
la antítesis de las desenfrenadas fuerzas del mal, análisis de Murray; para obtener una correcta im-
el superyó; como tal, la ballena no sólo represen- presión de la fuerza y la belleza de sus interpreta-
ta las fuerzas morales del individuo, sino también ciones, es imprescindible la lectura de su articulo
las convencionales instituciones de la sociedad de original.
Melville. Habrá quienes, de todos modos, duden de que
este trabajo constituya una auténtica investigación
En términos de conceptos psicológicos, Ahab es psicológica. Por cierto, no existen aquí grupos de
el capitán de las disposiciones culturalmente re- control, ni distribuciones numéricas, ni índices de
primidas de la naturaleza humana, el sector de confiabilidad, ni análisis estadísticos; aun así, pese
la personalidad que los psicoanalistas han deno- a estas violaciones del ritual, Murray ha planteado
minado el “ello”. Si esto es verdad, su Oponente, un interesante problema psicológico y reunido evi-
la Ballena Blanca, no puede ser sino la institu- dencias que lo justifican como tal. Además, en el
ción interna responsable de tales represiones, es proceso de presentación del problema y sus hallaz-
decir, el superyó freudiano. Esta es, entonces,
m1 gos, empleó supuestos que, concernientes a la con-
segunda hipótesis: Moby Dick es una ballena ducta humana, integran la teoría ya expuesta. Lo
verdaderamente incontenible, violenta y reso- más importante es el hecho de que el articulo con-
nante, una ballena que, merced a su blancura, tiene especulaciones y generalizaciones referentes a
extraordinario volumen y belleza, y en v1rtud__d_e la conducta humana que, casi seguramente, produ-
cirán un efecto fecunda sobre el lector; en el ám-
un acto instintivo que desmembró a su atacante,
bito de la psicología son pocos los experimentalis-
ha recibido la proyección de la concrencm pres- tas que no obtendrian provecho si entraran en con-
bíteriana del capitán Ahab, corponzando ¿38),
Cabe decir, la concepción calvinista del V1810 tacto con los tipos de ideas presentados en ese
Testamento de una deidad aterradora y sus es- trabajo.
CAPÍTULO 5

ESTADO ACTUAL Y EVALUACION

Según hemos visto, Murray somete sus concep- atribuye toda conducta a una cantidad definida-
ciones teóricas a constantes procesos de revisión y mente reducida de motivos rectores, de tal modo
modificación. Existen, sin embargo, ciertos elemen- que todo radica en ellos, el segundo supone la
tos que permanecen estables aun ante este cambio existencia de innumerables motivos y considera que
permanente: en ningún momento ha flaqueado su cada individuo es impulsado por motivos tan com-
profundo interés en los procesos motivacionales, ni plejos y tan singularmente distintos de los de otros
ha mostrado inclinación alguna a abandonar sus individuos, que resulta imposible especificar los
actividades descriptivas y taxonómi'cas. De igual que pueden ser aplicables a más de una persona.
modo, su teoría ha subrayado incesantemente tanto Esta alternativa desmiente la utilidad de toda ten-
la importancia de las fuentes inconscientes de la tativa de clasificación general de los motivos. Mu-
motivación como la relación existente entre los pro- rray se coloca claramente entre estos dos extremos;
cesos psicológicos y los procesos cerebrales. admite la complejidad de la motivación humana y
Las formulaciones de Murray han resultado su- declara con firmeza su convicción de que el proceso
mamente útiles, no sólo a sus discípulos sino tam- no puede ser debidamente representado en función
bién a muchos investigadores y clínicos interesados de dos, tres, cuatro o cinco motivos generales; in-
en el estudio de la personalidad; sus conceptos de siste, sin embargo, en que existen motivos de ge-
necesidad y presión han sido aplicados con enorme neralidad suficiente para usarse provechosamen-
frecuencia; en particular, el Test de apercepción te en la representación de la conducta del total,
temática; por otra parte, para quienes procuran o de la mayor parte, de los individuos dentro de gru-
conocer en detalle la clasificación de la conducta pos específicos. De este modo, enfrenta con realismo
humana, las diversas e importantes clasificaciones la tarea de desarrollar un conjunto de “constructos'
propuestas por Murray han sido provechosas. Asi- que. cuidadosamente especificados —a fin de faci-
mismo, ha influido profundamente sobre el desarro- litar su exhaustivo empleo en los diversos investiga-
llo de los métodos o procedimientos corrientes para dores—, hagan justicia a la complejidad de la con-
la evaluación de la personalidad, merced a la ela- ducta humana. El resultado de estos esfuerzos eS.
boración de instrumentos específicos y a la defini- según hemos visto, una clasificación de los motivos
ción de su punto de vista en ese campo. No menos mucho más útil probablemente que cualquier otra
importante que esas contribuciones sustanciales, la en este, terreno.
capacidad de Murray para cautivar, incitar e ins- La teoría de Murray y sus investigaciones han
pirar a sus discípulos y colegas, ejerció, asimismo, desempeñado un papel decisivo en la promoción de
poderosa influencia: sin duda, el entusiasmo y la un más profundo interés por la teoría psicoanalítica
convicción que logró imbuir en sus alumnos son, entre los, psicólogos académicos. Cuando Murray
en gran medida, re5ponsables del hecho de que llegó por primera vez a la Clínica Psicológica de
ellos hayan desempeñado tan importante papel en Harvard, el psicoanálisis era algo muy extraño, un
el desarrollo de la investigación de la personalidad. intruso en el dominio de la psicología. En el curso
¿Cuál de los aspectos de su posición teórica ha te- de los 25 años siguientes, Freud ocupa firmemente
nido mayor influencia? Quizás el rasgo más carac- el sitial destinado, en este campo, a un gigante in-
terístico de la posición de Murray sea, como ya telectual y este cambio es, en gran medida, atri—
hemos señalado, su sensible y cuidadoso enfoque buible a la importancia del ejemplo de Murray-
del proceso motivacional. Los teóricos contemporá- Uno de los rasgos singulares de la teoría de Mu-
neos de la personalidad han mostrado, en los últi- rray es el énfasis puesto, simultáneamente, en
mos años, una fuerte tendencia a encarar la moti- importancia del pasado del organismo y en la e3]
vación según uno o dos ángulos relativamente contexto presente dentro del cual tiene lugar la con-
sencillos: en tanto el primero de estos enfoques ducta. En un mundo psicológico, en el que la
LAS cnasnns manías DE LA PmsosAmm 173

mayoria de los teóricos conscientemente ha desarro- táneamente la protegen de muchas de las habituales
[lado ya sea una preocupación por el ámbito con- criticas adversas a las teorias de la personalidad—,
'
temporáneo o un interés en el pasado del organismo pueden combinarse para reducir su ehcacra' como
como única clave para la comprensión de la con- posmonconvincenleEscomoafirmarquelatcoria
ducta, la asunción de una posición que reconoce a dice demasiado, sin subrayar una sola de sus for-
cada una de dichas clases de determinantes su pro- mulaciona con precisión o convicción mficiente
pia relevancia, es decididamente saludable. Debido para que se destaque del conjunto.
a su interés en el campo, es decir, al medio en el No obstante la amplitud y la diversidad de sus
que se desenvuelve la conducta, Murray elaboró el formulaciones teóricas, es evidente que Murray la
sistema de conceptos de presión que permite al dedicado muela mayor atención al proceso moti-
investigador representar tanto el ambiente percibi- vacional que al de aprendizaje. Ello ha inducido a
do como el objetivo. No es lo mismo, sin duda, algunos críticos a creer que la teoria de Murray
hablar en términos generales de la importancia del reailta insuficiente para explicar cómo llegan a ser
ambiente, que asumir la ingrata y exigente tarea transformados y desarrollados los motivos: aunque
de especificar categorías en función de las cuales su clasificación de los motivos es singularmente
puedan ser representados los aspectos significativos útil y sus métodos para la medición de la motiva-
de ese ambiente. Murray es uno de los pocos teó- ción revisten fundamental importancia, Murray
ricos que han comprendido esta tarea. dice relativamente poco acerca del proceso exacto
Los aspectos negativos de la teoría de Murray de su desarrollo.
son, en muchos sentidos, el reflejo de los positivos: Debido a su paciencia y su destrem como taxó-
las principales criticas que ha suscitado aluden en nomo, Murray ha establecido tantas y tan sutiles
su mayoría a la originalidad, la generalidad y la distinciones y ha elaborado tantas y tan minuciosas
complejidad de la teoria. Hemos convenido ya en clasificaciones que, a criterio de algunos observa-
que el más grave cargo imputable a cualquier teo- dores, su enfoque del estudio de la conducta ha
ría es su carencia de una orientación directa hacia sido innecesariamente complejo. Es indiscutible
la investigación. La critica puede sostener que, si que la formidable cantidad de diferentes catego-
bien el sistema de Murray incluye un neto con- rias desarrolladas por Murray, unida a su tendencia
junto de conceptos y un conjunto conexo de defini- a modificadas frecuentemente e introducir nuevos
ciones empíricas, no contiene, en cambio, un con- términos para describirlas, produce considerable
junto de suposiciones psicológicas explícitamente confusión en el lector casual. Si bien cabe sostener
establecidas y vinculadas con esos conceptos como que la tarea del taxónomo consiste en representar
para producir consecuencias verificables. Es cierto, exactamente la realidad y no necesariamente en ha-
según lo revelan los estudios que hemos ejemplifi- cer feliz a su lector, se ha de admitir que muchas
cado brevemente, que la investigación llevada a de las variables de Murray no han tenido amplia y
cabo por Murray y sus discípulos no puede ser con- sostenida aplicación a los datos empíricos.
siderada, en modo alguno, consecuencia directa de En general, los escritos y las investigaciones de
su teoria; sus investigaciones no se han abocado a Murray no se ajustan a la modalidad del actual
la comprobación de las predicciones explícitamente mundo psicológico. En su actitud hay demasiado
derivadas de su posición teórica. Se ha de admitir, de poeta y demasiado poco de positivista; está a
no obstante, en defensa de la teoria, que sus su- gusto con su imaginación, disPuesto a especular li-
PUBstos y conceptos proveen de un enfoque ge- bremente acerca de problemas que no ofrecen po-
neral acerca de la conducta, lo que, evidentemente, sibilidad inmcdiata de traducción empírica y, asi-
está muy relacionado con la forma especifica en mismo, a publicar sus irrefrenables especulaciones.
gue son encarados los problemas particulares de la Naturalmente, tales cualidades no son aptas para
Investigación. Por otra parte, las variables defini- suscitar la inmediata aceptación de los profesiona-
das son aplicables a muchos, si no a la mayor parte, les que aún se muestran susce tibles en cuanto a
de esos problemas. Y aún cabe alegar, con pleno su posición, suspendida entre ciencias natura-
dCTÜChO, que tales funciones están por encima de les y las humanidades. El experimentalista suele
cuanto están en condiciones de aportar, en el mo- poseer una fuerte tendencia a descartar como mera
mento actual, la mejor parte de las teorías de la subjetividad los problemas y temas planteados por
Personalidad. sus contemporáneos que no aceptan la restricción
Ciertos críticos juzgan que la teoría es lo bas- de los métodos y las técnicas maniobrables. Es com-
tante general como para perder el poder, o el vigor, prensible, en consecuencia, que muchos investiga-
que podria ceñirla a un punto de vista más limitado dores hayan considerado los escritos de Murray
5C erpecmlizado; es decir que, precisamente las cua- como irreverentes respecto de la técnica experimen-
ldades que dan complejidad a la teoria —y simul- tal, y peligrosos a causa de las complejas considera-
174 CALVIN s. HALL Y GARDNEB LINDZEY

ciones que introducen como indispensables para cesitado de cualidades. A la larga, uno de los ma-
ln correcta comprensión de la conducta humana. yores enemigos del progreso empírico y teorético
Cualquier apreciación final de las contribuciones , es, precisamente, la fijación sobre acontecimientos
de Murray debe aunar la teoría, el hombre, y su estables aunque triviales, y no ha habido crítica
investigación, ya que es indudable que tal combi- más despiadada de la trivialidad en la investigación
nación ha introducido una nota de viva originalidad y la formulación de la personalidad que la de Hem-y
en un campo de la investigación penosamente ne- Murray.
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