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JOSÉ ANTONIO PASTOR RTDRUEJO
í) Profesor emérito de Derecho Internacional
V en la Universidad Complutense
Miembro del «Instituí de Droit International»
V) Antiguo Juez del Tribunal Europeo de Derechos Humanos
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CURSO DE DERECHO
INTERNACIONAL PÚBLICO
Y ORGANIZACIONES
INTERNACIONALES

DECIMOTERCERA EDICIÓN
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tecnos
Diseño de cubierta:
J. M. Domínguez y J. Sánchez Cuenca

Lecciones de Derecho Internacional Público:


1.a edición, 1980

A mis hijos Elvira, Antonio y Nuria.


Curso de Derecho Internacional Público:
Ya Guadalupe, Antonio, Javier, Marta,
1° edición, 1986
Carmen, Rafael, María y Pablo.

Curso de Derecho Internacional Público y Organizaciones Internacionales:


3.a edición, 1989
13."edición, 2009

Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está pro-


tegido por la Ley, que establece penas de prisión y/o multas, ade-
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© JOSÉ ANTONIO PASTOR RIDRUEJO, 1986
© EDITORIAL TECNOS (GRUPO ANAYA, S.A.), 2009
Juan Ignacio Lúea de Tena, 15 - 28027 Madrid
ISBN: 978-84-309-4930-4
Depósito Legal: M-25.875-2009
Printed in Spain. Impreso en España por Rigorma
LAS COMPETENCIAS DEL ESTADO [VX.43,1] 463

desaparecido, aunque coexiste en la actualidad con el enfoque global y humanista del


que hablamos a continuación1.
43. LA PRESERVACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE c) Fue a principios de la década de los setenta del siglo pasado cuando esta última
concepción dio sus primeros pasos. Así, entre el 5 y el 16 de junio de 1972, se celebró en
43.1. EL TRANSITO DEL ENFOQUE INTERESTATAL Y SECTORIAL Estocolmo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente, bajo la divi-
A LA APROXIMACIÓN GLOBAL Y ROMANISTA sa de que «sólo tenemos una Tierra». El 16 de junio la Conferencia adoptó una importan-
te declaración, completada por un plan de acción de 109 puntos y por la previsión del
a) Prevalece en este Curso la consideración de la protección del medio ambien- establecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
te desde una óptica global y universal, porque, como se dice en el preámbulo de la Decla- Es indudable que aquella declaración significó un progreso y produjo ciertos resultados,
ración de Río (junio de 1992), laTierra, hogar de lahumanidad, constituye un todo marcado como, por ejemplo, la conclusión de un número importante de tratados, de alcance regio-
por la interdependencia. Está claro, pues, que el medio ambiente comprende por lo pron- nal o universal. Entre estos últimos sobresale la Convención de Viena de 12 de marzo de
to zonas sometidas a la soberanía territorial de los Estados o a alguna otra modalidad 1985 para la protección de la capa de ozono y su Protocolo adicional, adoptado en Mon-
de competencia estatal de orden espacial y que, además, está integrado por espacios treal el 16 de septiembre de 1987. Hay que destacar igualmente la Convención de Nacio-
que escapan de estos poderes estatales, como el alta mar y los que constituyen patri- nes Unidas sobre cambio climático, de 9 de mayo de 1992, y el Protocolo adicional adoptado
monio común de la humanidad (zona internacional de los fondos marinos, espacio ultra- en Kioto el 11 de diciembre de 1997. Este último instrumento, vigente en 2006 para 129
terrestre y cuerpos celestes). Pero está claro igualmente que la preservación de este medio países, es de la mayor importancia para la preservación del medio ambiente, toda vez que
ambiente global es de la responsabilidad fundamental de los Estados, y de ahí que esta trata de minimizar los efectos del cambio climático a través de la reducción progresiva de
cuestión tenga cabida en un capítulo, como el presente, dedicado alaposicióndel Esta- las emisiones de gases con efecto invernadero. En cualquier caso, la proliferación convencional
do en el Derecho Internacional.
Bi;j¡: en la materia es alta. Entrado el siglo XXt, más de 400 instrumentos están en vigor, por lo
Ir 6) En un principio, se concibió el Derecho Internacional del medio ambiente desde
que como dice de manera muy pertinente el Secretario General de las Naciones Unidas en
su informe de 2005 sobre Fortalecimiento de la Organización, ha llegado el momento de
unaperspectiva interestatal y sectorial. Si, deunaparte, este conjunto normativo se preo- preguntarse sobre laposibilidad de crear una estructura integrada que promulgue normas
y-
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cupó de las relaciones de vecindad entre los Estados y se basó jurídicamente en las limi-
taciones a la soberanía territorial, se concentró, de otra parte, en la protección de algunos
ambientales, debata cuestiones científicas y supervise el cumplimiento de los tratados.
recursos naturales especialmente amenazados. d) En los inicios de la década de los noventa era claro que el proceso puesto en mar-
Así, en lo que respecta a la perspectiva interestatal de las relaciones de vecin- cha por la Conferencia de Estocolmo de 1972 no estaba consiguiendo los resultados que
dad, debemos recordar la doctrina enunciadapor la sentencia arbitral dictada en 1941 se esperaban. Así, la extensión total de los bosques sehabíareducido, la de las tierras desér-
en el asunto de la Fundición Trail, según la cual ningún Estado tiene derecho a uti- ticas se había ensanchado, el planeta se había recalentado, y la biodiversidad había sufri-
lizar su territorio o de permitir su utilización de manera que cause daños en el terri- do un retroceso considerable. Además, lapoblaciónmundial había aumentado, sobretodo
torio de otro Estado. Se trata de una aplicación del principio general sic utere tuo en los países en desarrollo. Estos datos alarmantes llevaron ala Organización de las Nacio-
ut aliemín non laedas. Las obligaciones impuestas a los Estados ribereños que uti- nes Unidas ala convocatoria de otra reunión mundial, la Conferenciasobremedio ambien-
lizan un curso de agua internacional para fines distintos de la navegación, ya exa- te y desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en las primeras semanas del mes de junio de
minadas en otro lugar, se apoyan en último análisis en ese mismo principio. Y hay 1992. En ella se adoptó la Declaración de Río sobre medio ambiente y desarrollo, acom-
que agregar, con independencia de estas manifestaciones, que los tratados bilatera- pañada de un amplio programa de acción—la llamada Agenda 21—•. Se aprobaron ade-
les o multilaterales concluidos en esta primera fase del Derecho Internacional del más dos instrumentos convencionales de extraordinaria importancia: la Convención ya
medio ambiente tenía un carácter eminentemente sectorial, toda vez que tendían bien mencionada sobre el cambio climático y la Convención sobre la biodiversidad biológica.
a la protección de ciertas especies de la flora y de la fauna en virtud de su impor- Indudablemente, fue la óptica global y universal la que inspiró los trabajos de Río de
tancia ecológica (por ejemplo, Convención de París de 19 de marzo de 1902 para la Janeiro. Otranota a destacar es que en dichos trabajos se consideró la protección delmedio
protección de los pájaros útiles a la agricultura), bien a la regulación de ciertas acti-
vidades para proteger el mar y los océanos (por ejemplo, Convención de Londres 1 En cuanto a la evolución del Derecho Internacional del medio ambiente, véanse en general: A. Kiss, «The
Implications of Global Change for the International Legal System», en Envimnmental Change and Interna-
de 1954). tional Law. New Challenges andDimensions, Naciones Unidas, 1992, pp. 315 ss.; Droit International de I 'En-
He aquí algunos datos muy selectivos sobre la primera etapa de la evolución del Dere- vironnment, París, l9W;ylJusTE'R.wz,DerechoTnternacionaldelM;dioAjnbiente,'}Aíiááá, 1999, pp. 16 ss.
cho Internacional del medio ambiente. Más aún siendo útil y necesaria, esta concepción Para la Conferencia de Estocolmo, A. Kiss, y J. D. SICAULT, «La Conférence des Nations Urdes sur l'envriron-
ment», A.F.D.L, 1972, pp. 603 ss. Sobre la Conferencia de Rio de Janeiro, A. Kiss y S. DOUMBLEBILLE, «La
no conseguía la protección del conjunto del medio ambiente. Dicha concepción no ha Conférence des Nations Unies sur l'environnment et le développment», A.F.D.L, 1992, pp. 823 ss.; y P. JIMÉ-
NEZ DE PARGA, «La Conferencia de Johannesburgo sobre desarrollo sostenible de 26 de agosto a 4 de septiembre
[462] de 2002: algunas reflexiones», en Revista Intsrdisdplinar de Gestión Ambiental, noviembre de 2002.
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ambiente como una parte importante del proceso de desarrollo. Y hay que señalar tam- 43.2. LOS PRINCLPIOS GENERALES
bién, desde el punto de vista de los valores, que a este enfoque integrado se le asignó un
sustento humanista o antropocéntrico, como lo da a entender elocuentemente el princi- d) LaDeclaración de Río de 1992 proclamahasta27 principios, pero sulectura demues-
pio 1 de la Declaración cuando proclama que los seres humanos están en el centro de las tra que el interés de los mismos es desigual. A nuestro juicio, teniendo en cuenta dicha
preocupaciones relativadas al desarrollo sostenible, y que tienen derecho a una vida sana Declaración y la adoptada en Estocolmo en 1972, así como los instrumentos convencio-
y productiva en armonía con la naturaleza. El enfoque humanista del que hablamos es nales concluidos en la materia y las enseñanzas de la práctica, jurisprudencia internacio-
particularmente perceptible en el interés que muestra la Declaración de Río por las gene- nal y doctrina de los publicistas, los principios fundamentales del Derecho Internacional
raciones futuras. Se trata, como veremos más adelante, de la idea de la solidaridad inter- del medio ambiente son los cinco que siguen: 1) la soberanía de los Estados sobre sus recur-
temporal o de la equidad intergeneracional, inspirada sin duda en el valor socialización. sos naturales y la obligación de no causar daños al medio ambiente; 2) el desarrollo sos-
tenible; 3) la buena vecindad y la obligación de cooperar; 4) el deber de prevención, y 5}
«•* e) Ya en el nuevo milenio, concretamente en el verano de 2002, se celebró en Johan- el deber de reparación. Es obvio que entre estos cinco grandes principios existen profun-
nesburgo (África del Sur), con participación universal y baj o los auspicios de las Nacio- das conexiones2.
I nes Unidas, una nueva Cumbre de laTierra. El día de cierre de la reunión, 4 de septiembre
de 2002, se adoptó una Declaración Política y un Plan de Acción, entre cuyos logros 6) En cuanto al primer principio, hay que recordar que el artículo 21 de la Declara-
sobresalen algunos compromisos, como el de reducir en el mundo el número de per- ción de Estocolmo reafirma el derecho soberano de los Estados a explotar sus propios recur-
sonas que no disfrutan de agua potable, el relativo al saneamiento de las aguas resi- sos según sus políticas de medio ambiente, señalando a la vez que tienen el deber de asegurar
duales y los concernientes alabiodiversidadyrecursospesqueros. No se consiguieron, que las actividades ejercidas en los límites de su jurisdicción o bajo su control no causen
sin embargo, acuerdos concretos para potenciar las energías renovables. Estos resulta- daños al medio ambiente de otros Estados o de regiones que no dependen de ningunajuris-
dos parecieron decepcionantes a la mayoría de las delegaciones de los países en desa- dicción nacional. El artículo 2 de la Declaración de Río se limitó a añadir las palabras «y
rrollo y de las organizaciones no gubernamentales, pero fueron objeto de una valoración desarrollo» a los términos «políticas demedio ambiente». Estamos, en cualquier caso, ante
moderadamente favorable por parte de los países miembros de la Unión Europea. A mi una manifestación particular del principio general sic utere tuo ut alienum non laedas, es
juicio, en Johannesburgo se dio un paso adelante pero un paso corto, que desde luego decir, ante un principio que formaba parte del Derecho Internacional General con ante-
no está a la altura de las necesidades de la comunidad internacional en este punto. rioridad a la Declaración de Estocohno de 1992.

f) Señalemos, por lo demás, que la originalidad del Derecho Internacional del medio c) En lo que respeta al segundo principio —desarrollo sostenible—•, conviene poner
ambiente no reside tanto en su contenido como en sus técnicas de elaboración y apli- de relieve con el profesor JUSTE RUIZ que se trata de un paradigma que trasciende los
cación. Así, por lo que respecta a su contenido, comprobaremos enseguida que la mayor límites de la ecología y del pensamiento puramente ambientalista; el paradigma perte-
parte de sus principios no son otra cosa que principios generales del Derecho Interna- nece esencialmente a la ciencia económica2bis. En realidad, el principio persigue algo
cional aplicados al medio ambiente. Sin embargo, este sector del Derecho Internacio- tan importante como integrar la preservación delmedio ambiente en el proceso de desa-
nal muestra una predilección clarapor determinadas técnicas jurídicas, tanto en el campo rrollo. En su sentencia de 25 de septiembre de 1997 (asunto relativo al proyecto Gab-
de su elaboración (convenciones marco e importancia de los principios y compromi- dkovo-Nagymaros, Hungría c/Eslovaquia), el Tribunal Internacional de Justicia ha dicho
sos de sqft law) como en el terreno de su aplicación y seguimiento (particularidades de que el concepto de desarrollo sostenible traduce la necesidad de conciliar el desarrollo
los mecanismos de verificación y control). económico con la preservación del medio ambiente3.
En cualquier caso, si el principio que nos ocupa había alcanzado ya cierta popula-
g) En fin, al rasgo señalado de la importancia de las normas de sqft law en el Dere- ridad desde 1987, es la Declaración de Río la que le ha dotado de sustancia a través de
cho del medio ambiente, el profesor JUSTE Ruiz, sin duda nuestro mejor especialista en tres ideas clave: laya aludida de la integración de la protección delmedio ambiente en
la materia, añade otras dos notas para caracterizar este sector del Derecho Internacional, el proceso de desarrollo; la equidad intergeneracional, y las responsabilidades comu-
a saber: funcionalidad y multidimensionalidad. Funcionalidad, porque se trata de un cor- nes pero diferenciadas de los Estados.
pía jurídico nacido para satisfacer un objetivo perentorio de la comunidad internacional,
que es que el desarrollo de las actividades humanas y la explotación de los recursos natu-
2 Un examen de los principios en D. HUNTER, X SOMMER y S. VAUGHAN, Concept and Principies ofInter-
rales se lleven a cabo en un contexto de respeto al medio-humano y preservación del equi-
national Environmental Law: an Introduction, United Nations Environnement Program, 1994, y Ph. SANO,
librio ecológico. Y multidimensionalidad, ya que el objeto de la disciplina—entorno global Principies of International Environmental Lmv, vol. I, Frameworks., Standards and Implementation, Man-
o medio humano— es indivisible, constituyendo un ámbito multifacético en el que con- chesterUniversity Press, 1995, pp. 183 ss. Sobre los aspectos de responsabilidad internacional por hechos
fluyen elementos, valores e intereses de signo diferenteIbls. ilícitos relativos al medio ambiente, véase X. XUSTE Ruiz, «Les considératíons relativos a l'environnement
dans les travaux de codification sur la responsabilité international de l'Etat», en Mélanges en I 'honneur de
Michel Prieur. Ponr un Droit commun de I 'environnement, Ed. Dalloz, París.
2"' X JUSTE Ruiz, op. cit. en nota 1.
X JUSTE Ruiz, op. cit. en nota 1, pp. 39 ss. 3 C.I.X, Recueil 1997, párrafo 147 de la sentencia.
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Partiendo de la primera idea clave, resulta de particular interés la noción de la equi- J) El quinto principio general del Derecho luternacional del medio ambiente es el
dad intergeneracional, que consiste, según el principio 3 de la Declaración, en la nece- que establece la obligación de reparar los daños causados (también conocido con la expre-
sidad de que el derecho al desarrollo se ejerza de manera que satisfaga equitativamente sión «el que contamina paga»). Cuestión de particular interés en relación con este prin-
las necesidades relativas al desarrollo y al medio ambiente de las generaciones presentes cipio es la de determinar si, en el campo del medio ambiente, la responsabilidad
y futuras. Estamos, pues, ante una proyección intertemporal de la idea de la solidari- internacional se basa en los patrones tradicionales de responsabilidad por culpa, o si se
dad y del valor de socialización. inspira en el modelo de la responsabilidad objetiva y absoluta. En el primer caso —res-
Es también interesante la idea de las responsabilidades comunes aunque diferen- ponsabilidad por culpa— sólo existe obligación de reparar si el autor ha violado el Dere-
ciadas de los Estados, porque, si es verdad que el desarrollo sostenible plantea un reto cho Internacional. En el segundo supuesto —responsabilidad absolutay objetiva—-basta
a todos los países del mundo, no es menos cierto que son los Estados industrializados la producción del daño para que exista obligación de repararlo. Si tomamos en conside-
los que han contribuido en mayor medida a la degradación del medio ambiente. Dichos ración el hecho de que las actividades en dicho campo son con frecuencia extremada-
Estados poseen además tecnología y recursos financieros apropiados para su preser- mente peligrosas (idtra-hazardous activities), existe la tendencia a configurar el deber
vación. Parece justo, por consiguiente, imponerles en este campo obligaciones más seve- de reparar sobre el modelo de la responsabilidad objetiva y absoluta. Producido el daño,
ras y onerosas que las que pesan sobre los Estados en desarrollo. Es ésta la ratio de la el autor tiene obligación de repararlo con independencia de que haya violado o no las nor-
II idea de las responsabilidades comunes pero diferenciadas, que se enuncia en el prin- mas jurídicas. Es el caso, por ejemplo, de las convenciones concluidas en los ámbitos de

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cipio séptimo de la Declaración de Pao, y que se articula de modo concreto, por ejem-
plo, en la Convención sobre el cambio climático. La referida idea implica, por lo demás,
la obligación de los Estados desarrollados de prestar asistencia y cooperación, técnica
la explotación de la energía nuclear o el transporte por mar de hidrocarburos.

g) Hemos expuesto hasta aquí el contenido de los principios generales del Dere-
y financiera, en el campo del desarrollo sostenible, a los Estados en desarrollo. cho internacional contemporáneo del medio ambiente, y llega el momento de anali-
í Diganos que a la dimensión normativa del principio de desarrollo sostenible se ha zarlos en su conjunto y de indagar si se trata de principios autónomos y de cuál pueda
añadido un amplio plan de acción —la llamada Agenda 21—• y un modesto aparato ins- ser su naturaleza —fiord law o sqft law—• y el carácter de los compromisos más con-
titucional. En efecto, por su resolución 47/91, de 22 de diciembre de 1992, el Conse- cretos que acompañan a cada uno de esos principios.
jo Económico y Social de las Naciones Unidas creó la Comisión de desarrollo Con la excepción del principio relativo al desarrollo sostenible, es fácil compro-
sostenible, con el mandato de alentar y verificar el cumphmiento de aquel plan de acción. bar que los principios expuestos no son otra cosa que principios generales del Dere-
cho Internacional aplicados al medio ambiente. Como ha dicho en 1997 el profesor
d) Nos ocupamos ahora del tercer principio general del Derecho Internacional del Pierre-Marie DUPUY, el Derecho Internacional del medio ambiente no ha llegado aún
medio ambiente, que es el de buena vecindad y el deber de cooperación. a convertirse en un sector completamente autónomo del Derecho Internacional4.
K Bien conocido por el Derecho Internacional, el principio de buena vecindad es reafir- En lo que concierne a la naturaleza de esos principios, hay que señalar, por lo pron-
mado por el artículo 74 de la Carta de las Naciones Unidas. Por su parte, la tantas veces to, que una parte de los mismos se enuncian en convenciones internacionales. Esta-
citada Declaración de principios de Derecho Internacional adoptada en 1970 por la Asam- mos, pues, ante principios del Derecho Internacional positivo que constituyen hará law,
blea General en su resolución 2.625 (XXV), proclama el deber de cooperación entre los Derecho puro y duro, o normas jurídicas obligatorias. Otros de los principios enunciados
Estados en diversos ámbitos de las relaciones internacionales. Se trata fundamentalmente en las Declaraciones de Estocolmo y Río reiteran o expresan principios generales de
de una vaga obligación de comportamiento y, en el campo del medio ambiente, la obliga- Derecho Internacional, por lo que su obligatoriedad jurídica estricta tampoco ofrece
ción tiene de un modo general este mismo carácter. El principio 9 de la Declaración de Río duda alguna. Sin embargo, varios de los principios que figuran en ambas Declaracio-
se ocupa en términos específicos de la cooperaciónrelativa al intercambio de conocimientos nes y de los compromisos concretos que los desarrollan o acompañan no son sino pau-
científicos y técnicos, incluso en el caso de que éstos sean nuevos o innovadores. tas de comportamiento de naturaleza prospectiva o programática, o, lo que es lo mismo,
principios de sqft law. Es particularmente el caso del principio del desarrollo sosteni-
e) El cuarto principio general del Derecho del medio ambiente consiste en el deber ble y de los compromisos específicos que lo completan, cualquiera que sea su impor-
de prevención o precaución, aplicado usualmente en el ámbito de las relaciones de vecin- tancia para la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras. En lo que atañe
dad, enunciado en algunas convenciones sectoriales, y proclamado en términos gene- a dicho principio y sus compromisos de desarrollo, los Estados no han querido asumir
rales por los artículos 2 y 15 de la Declaración de Río. Según el principio en cuestión, por el momento obligaciones estrictas de orden jurídico. Han preferido contraer debe-
los Estados deben velar por que las actividades que dependan de su competencia o poder res más vagos que se sitúan en el plano político. Y lo que es peor: vamos a comprobar
no causen daños al medio ambiente de otros Estados o al de los espacios situados fuera seguidamente que el repetido principio y sus compromisos adicionales no han sido cum-
de las jurisdicciones estatales. En cuanto a su ratio o razón de ser, el Tribunal Interna- plidos hasta ahora de manera satisfactoria.
cional de Justicia la ha explicado muy claramente, en su ya citada sentencia de 25 de
septiembre de 1997: es la naturaleza frecuentemente irreversible de los daños causa- 4 P.-M. DUPUY, «Oú en est le Droit International de l'environnment á la fin du siécle», R. G.D.I.P., 1997-4,
dos al medio ambiente y las limitaciones inherentes a los mecanismos de reparación. 1.101, p. 875.
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K) Efectivamente, en el mes de junio de 1997, la Asamblea General de las Nacio-- En lo que atañe a la dimensión institucional de la idea de patrimonio común de la
nes Unidas celebró un período de sesiones extraordinario •—-la Segunda Cumbre de la humanidad, si bien es verdad que existen estructuras sectoriales para la verificación
Tierra— para verificar el respeto de los compromisos contraídos en la Declaración de del respeto de ciertos tratados, no es menos cierto que brilla por su ausencia una orga-
Río y en los instrumentos convencionales adoptados en la ciudad brasileña. Pues bien, nización internacional universal dotada de poderes eficaces para la preservación del
en la resolución adoptada el 28 de junio de 1997, la Asamblea General se vio forzada medio ambiente. Ciertamente, el llamamiento que el día 11 de marzo de 1989 hicie-
a reconocer que, desde 1992, el medio ambiente del planeta se había degradado con- ron en La Haya 24 países tendía a la creación de una Autoridad Mundial en el campo
siderablemente. Es decir, los efectos de la Declaración de Pao no habían sido los que que nos ocupa, pero semejante institución nunca ha sido establecida. Por su parte, la
razonablemente cabía presumir. Como solución —triste solución— se decidió única- Comisión de desarrollo sostenible creada por el Consejo Económico y Social de las
mente realizar mayores progresos con ocasión de la Tercera Cumbre, prevista para el Naciones Unidas tiene poderes muy escasos. En ningún caso la podemos considerar
año 2002. La conclusión que se impone no es ciertamente optimista. Está claro que, como la organización internacional que asegure en la práctica la idea del patrimonio
de cara al cambio de milenio, la situación del medio ambiente del planeta no es preci- común de la humanidad aplicada al medio ambiente.
ffi
samente alentadora, y no está a la altura de las necesidades de las generaciones pre-
sentes ni de las futuras. c) En suma, el medio ambiente no constituye en la actualidad patrimonio común
de la humanidad, tal como se entiende esta noción en Derecho internacional. Desde un
punto de vista ideal, y puesto que el medio ambiente no conoce fronteras, seria dese-
able que formase parte de él, pero en la realidad de las cosas no es así. Lo más que se
43.3. APRECIACIÓN DE CONJUNTO: EL MEDIO AMBIENTE COMO PREOCUPACIÓN puede decir hoy es que, dado que su degradación creciente supone un desafío global y
1 COMÚN DE LA HUMANIDAD extraordinario atodalahumanidad-—tanto alas generaciones presentes como alas futu-
ras—, el medio ambiente es objeto de una preocupación común de ella o, si se quiere,
a) Sabemos que los fondos marinos y oceánicos más allá de lajurisdicciónnacio- de su interés global. Señalemos que esta idea concuerda con un obiter dictum de la sen-
nal forman parte del patrimonio común de la humanidad, tanto desde el punto de vista tencia del Tribunal Internacional de Justicia de 25 de septiembre de 1997 (asunto rela-
normativo como institucional, aunque esta idea haya sufrido un retroceso considera- tivo al proyecto Gabcíkovo-Magymaros), según el cual:
ble en virtud del Acuerdo —ya estudiado—• de 29 de julio de 1994 relativo a la apli-
cación de la Parte XI de la Convención de 19 82 sobre Derecho del Mar. Sabemos también Es sobre todo en las dos últimas décadas cuando se ha considerado que la salvaguarda del
equilibrio ecológico responde a un «interés esencial» de todos los Estados5.
que el espacio ultraterrestre, la Luna y los cuerpos celestes del sistema solar, pertene-
cen también al patrimonio común de la humanidad, por más que esta noción, carente
Y, así las cosas, se plantea la cuestión de si estas nociones de «interés global» o «inte-
de apoyo institucional, no tenga más que una traducción extremadamente incompleta,
rés esencial» de todos los Estados tienen consecuencias prácticas y concretas en el Dere-
incluso ilusoria, en la realidad de las cosas.
cho Internacional. Es verdad que la Comisión de Derecho Internacional ha entendido
En lo que concierne al medio ambiente, el preámbulo de la Declaración de Pdo de 1992
que la violación grave de una obligación internacional de importancia esencial para la
considera que laTierra es el hogar de la humanidad, y hace notar que constituye un todo
salvaguarda y preservación del medio ambiente constituye un crimen internacional
marcado por la idea de interdependencia. El preámbulo habla también de la integridad
(art. 19 del proyecto de artículos de 1996 sobre responsabilidad de los Estados). Pero ya
del sistema mundial del medio ambiente y del desarrollo. No se puedenponer en duda
hemos hablado de la oposición de Estados muy poderosos a la noción de crimen interna-
el contenido y el significado de estas afirmaciones ni el hecho de que, desde un punto
cional, y hemos dicho que es muy poco probable que dicha noción llegue a figurar en una
de vista ideal, postulan la consideración del medio ambiente como patrimonio común
convención internacional susceptible de aceptación general. Así pues, las fórmulas de
de la humanidad.
«interés global» o «interés esencial» de todos los Estados son en su conjunto vagas y
difusas por lo que concierne a sus consecuencias jurídicas. No forman parte hoy del
6) Sin embargo, ni desde el punto de vista normativo ni en una óptica institucio- hard law. Sin embargo, desde un punto de vista moral y político, y en cuanto nociones
fíí nal, resulta posible afirmar que el medio ambiente del planeta constituya en nuestros
días patrimonio común de la humanidad.
de sqft law, es innegable su naturaleza prospectiva o programática, y tienen al menos
la virtualidad de requerir la acción urgente de toda la comunidad internacional en pro
íff Así, en cuanto al aspecto normativo, ya hemos puesto de relieve el carácter fragmentario
e incompleto de las numerosas convenciones en vigor. De otro lado, buena parte de los
de la protección del medio ambiente.
grandes principios que rigen en la materia son enunciados en declaraciones de confe-
rencias internacionales o de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Además, un
principio tan importante y fecundo en consecuencias como el de desarrollo sostenible
sólo tiene naturaleza de sqft law. Es también el caso de compromisos más concretos que
han asumido los Estados en los foros mencionados. 5 C.I.J., Recueil 1997, párrafo 147 de la sentencia.

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