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UNCa – FTCA: Ingeniería de Minas Electrotecnia

LA ELECTRICIDAD

1. Historia Breve y Evolución

La historia de las civilizaciones es la historia de sus técnicas, y en las más antiguas


encontramos la presencia de grandes realizaciones relacionadas con la agricultura, la
caza, la ganadería, el transporte, la guerra y el control de la organización social. Los
periodos de la prehistoria se identifican por grandes transformaciones tecnológicas
relacionadas con la fundición y aleación de metales, y la aparición de formas de
escritura se usa convencionalmente para señalar el comienzo de la historia
propiamente dicha.

Desde muy antiguo han existido máquinas en el sentido que hoy damos a este
término como dispositivos capaces de transformar una fuerza de determinada
naturaleza para realizar un trabajo útil, muchas veces de carácter mecánico. Incluso
han existido desde la antigüedad tratados teóricos acerca de la construcción y
funcionamiento de dispositivos mecánicos. De esa forma, no sólo las técnicas
primitivas supuestamente relacionadas con la supervivencia, sino también complejas
técnicas artesanales y teorías abstractas de carácter tecnológico, son componentes
muy primitivos de la experiencia y la cultura humanas.

La primera tentativa de dar una explicación razonada de los fenómenos eléctricos


parece haber sido la del filósofo Tales de Mileto (aproximadamente 585 a.c.). Tales
combatió el punto de vista popular de que la atracción de objetos livianos por el
ámbar frotado era de origen sobrenatural. Veintidós siglos después se produjo un
nuevo adelanto cuando William Gilbert, médico de la corte de la reina Elizabeth,
descubrió que otras sustancias como el diamante, el vidrio, y el azufre se
comportaban como el ámbar. Las llamó ¨ambarizadas¨ o ¨electrizadas¨, término
derivado de elektrón, palabra griega que designa al ámbar.

Durante el siglo XVII se hicieron otros descubrimientos aislados, e indicios de que el


interés de los sabios se dirigía hacia la electricidad. En 1733 Charles-François Du Fay
halló que hay dos clases de cargas eléctricas: vitrea, que aparece cuando se frota
vidrio con seda, y resinosa, cuando se frota cera con piel. Además descubrió la ley
fundamental que dice que los cuerpos análogamente electrizados se repelen mientras
que cuerpos distintamente electrizados se atraen entre sí. Charles Coulomb en 1785
recién pudo establecer la forma cuantitativa de esta ley, que hoy conocemos como ley
de Coulomb.

Benjamín Franklin sugirió una teoría atómica para explicar la naturaleza de la


electricidad. Supuso que existía en los objetos una sola clase de ¨fluido eléctrico¨ o
¨fuego eléctrico¨ y concibió un cuerpo positivamente cargado como aquel que
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contenía más fluido que uno no cargado, y uno negativamente cargado como aquel
que contenía menos fluido que el no cargado.

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Franklin dio el nombre de positiva a la que anteriormente se llamaba electricidad


vitrea. Su elección estuvo probablemente influida por el hecho que la llama de una
vela es repelida por una esfera positivamente cargada como si algo tangible – un
¨viento¨ de partículas electrizadas positivamente- fuera emitido por la esfera,
mientras que es atraída cuando es negativa.

La siguiente cita demuestra que Franklin creyó que las cargas eléctricas eran
atómicas: ¨La materia eléctrica consta de partículas extremadamente sutiles ya que puede
atravesar la materia común, aún la más densa, con tal libertad y facilidad como si no hallara
ninguna resistencia apreciable.¨

Como los cuerpos negativamente cargados se repelen entre sí, la teoría de Franklin
condujo a la hipótesis de que la materia despojada del fluido eléctrico, se repele a sí
misma. Symmer (1759), introdujo principalmente para evitar que se mezclen los
problemas de electricidad con los de la materia, su teoría de los dos fluidos. Supuso
que un cuerpo no cargado contenía iguales cantidades de dos sustancias sin peso,
electricidad positiva y electricidad negativa. Las dos teorías antagónicas tuvieron
igual éxito en la explicación de los hechos conocidos en aquella época, y ambas se
mantuvieron hasta bien entrado el siglo XIX.

La primera comprobación experimental de la naturaleza atómica de la electricidad


fue el descubrimiento de Faraday de las leyes de la electrólisis (1833).

El conocimiento de algunas propiedades de la electricidad se incrementa con la


fabricación de las primeras baterías en el 1800 (Alejandro Volta), y se desarrolla
básicamente con los trabajos de Oesterd, Ampere, Henry y Faraday.

La mayor contribución al conocimiento racional de la electricidad se produce con la


formulación por parte de Maxwell (1865) de la teoría electromagnética, resumida en
cuatro ecuaciones que predicen todos los posibles modos de comportamiento
electromagnético en función, esencialmente, de dos actores principales: el campo
eléctrico y el campo magnético.

El hecho notable es que estas ecuaciones electromagnéticas, cuyo nivel es similar al


de las ecuaciones del movimiento de Newton, siguen siendo hoy básicamente tan
ciertas y adecuadas para describir los fenómenos electromagnéticos que nos rodean
como cuando Maxwell les dio forma.

En forma conjunta a los aportes teóricos sobre la electricidad, hacia 1870 aparecen
una serie de desarrollos prácticos que se fundamentan en la electricidad. Son
importantes los aportes de Ferraris (1888) sobre la teoría del campo giratorio
producido por corrientes polifásicas, a partir de lo cual se producen motores
eléctricos. Michael Von Dolivo-Drobrovolsky (1889) desarrolla un motor asincrónico
utilizable, usando un sistema de tensiones alternas trifásicas, demostrando en la
práctica que con dicho sistema se obtenían las condiciones económicas más
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favorables.

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Tomás Edison inventa la lámpara con filamentos de carbono, con lo cual realiza un
aporte fundamental para el uso de la electricidad para iluminación.

Westinghouse compra las patentes americanas que protegía al sistema de transporte


en corriente alterna que habían desarrollado en Francia L. Gaulard y J.D. Gibbs.
Williams Stanley, un antiguo socio de Westinghouse, probaba transformadores en su
laboratorio, instalando la primera línea experimental en 1885-1886 de distribución en
corriente alterna para alimentar 150 lámparas de la ciudad de Great Barrington,
Massachusetts.

La primera línea de transporte de corriente alterna se construye en EE.UU para


vincular una central de generación hidráulica en Willamette Fall hasta Pórtland
(Oregon), esta línea tenía una extensión de 20 Km y la tensión utilizada fue 3,3 KV.

Al comienzo las líneas de transporte fueron monofásicas y la energía eléctrica se


consumía solo en alumbrado. Incluso los primeros motores eléctricos fueron
monofásicos. Tesla (1888) presenta una memoria donde describe a los motores
bifásicos de inducción y los motores síncronos. Las ventajas de los motores
polifásicos se pusieron de manifiesto inmediatamente y en la Columbian Exposition
de Chicago de 1893 se mostró al público una red de distribución de corriente alterna
bifásica. A partir de entonces, la transmisión de energía eléctrica, especialmente
trifásica, fue sustituyendo gradualmente a los sistemas de corriente continua.

La transmisión de energía en corriente continua, ha experimentado un impulso para


los casos en que las líneas sean muy largas y la potencia a transmitir sea grande, en
Latinoamérica la transmisión más importante de Itaipú (Brasil-Paraguay) está
formada por líneas de corriente continua.

2. La Electricidad y la Minería

El desarrollo de la minería requiere disponer energía eléctrica en forma cada vez más
intensa, debido principalmente a que la misma constituye una de las formas de
energía más eficiente para accionar las diferentes máquinas que se utilizan en las
distintas instalaciones de procesamiento de mineral como así también en las etapas
de prospección y estudio de yacimientos.

La energía eléctrica es utilizada para producir aire comprimido que por otra parte es
requerida por las máquinas perforadoras (barrenadoras y rotopercusivas) y en forma
directa en los taladros eléctricos.

Un uso muy generalizado de la energía eléctrica en las minas lo constituye el


transporte y extracción del mineral. El conjunto de medios de transporte en las minas
conforma un problema complejo por las características tecnológicas que se necesitan
y que dependen del tipo de mina. En nuestro caso tendremos en cuenta solamente
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aquellos que utilizan la electricidad para funcionar.

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En las minas en socavón se usan vagonetas eléctricas para el traslado de mineral. En


otras minas subterráneas se complementa con montacargas que también transportan
a mineros cuando resulta necesario.

En el caso de explotar yacimientos de fuerte buzamiento, los esquemas de transporte


son más complejos y se caracterizan por utilizar diversas máquinas transportadoras
con múltiples operaciones de carga y descarga del mineral. En estos casos, el uso de
cintas transportadoras es normal.

En los sistemas de transporte sobre vías férreas es común la utilización de máquinas


tractoras del tipo diesel. Sin embargo en algunos casos la tracción eléctrica no
solamente es más eficiente sino también menos contaminante, lo cual resulta
imprescindible en las minas subterráneas. En algunas minas se están usando vagones
traccionados por baterías de acumuladores.

El uso de la energía eléctrica en la etapa de molienda es excluyente, los diferentes


modelos de molinos son accionados por motores eléctricos de potencia.

En las explotaciones mineras a cielo abierto, se utilizan máquinas barrenadoras para


colocar los explosivos que requiere la apertura de las trincheras, y las cintas
transportadoras para el movimiento del mineral y de la ganga.

En una de las explotaciones mineras de nuestra provincia se utiliza una importante


cantidad de agua para el proceso de concentración y posterior bombeo mediante una
conducción forzada. Este tipo de instalación es posible por la disponibilidad de
bombas accionadas por energía eléctrica.

En las minas subterráneas es necesario realizar en forma continua la extracción del


aire viciado del interior de la mina y también realizar aporte de aire limpio desde el
exterior, este proceso es posible por la incorporación de ventiladores centrífugos
accionados por motores eléctricos.

Un capítulo específico del aporte que realiza la energía eléctrica a la minería está
representado por el cada vez más utilizado proceso de fusión en hornos eléctricos. La
transformación tecnológica que se observa en la metalurgia ha sido posible por el uso
intensivo de la electricidad.

En forma complementaria, pero no menos importante, la energía eléctrica aporta el


confort necesario para dar al trabajador minero mejores condiciones de vida en sus
periodos de descanso, ya que por lo general las minas se encuentran en lugares
alejados de las poblaciones. En estos casos se desarrolla el campamento minero en las
cercanías de la mina.
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