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Día 1:
Día 1: Prólogo
"Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que
este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más
gallardo y más discreto que pudiera imaginarse"...
#Cervantes2018
"Salve otra vez, ¡oh Sancho!, tan buen hombre, que sólo tú nuestro
español Ovidio con buzcorona te hace reverencia".
(Gandalín, escudero de Amadís de Gaula, a Sancho Panza, escudero de
Don Quijote)
#Cervantes2018 #Ovidio2018
(Capítulo 1) #Cervantes2018
De Margarita Inés:
Primera Parte . Capítulo 1
LA MESA DE DON QUIJOTE
Es interesante advertir que el narrador recurre a la comida –entre otras
cosas- para caracterizar a su personaje.
“Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches,
duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino
de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda”.
Ésta es la segunda frase de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la
Mancha, y aunque a ojos del siglo XXI no parezca más que la mera
descripción de una dieta bastante aburrida, en 1605 aportaba mucha
información acerca del carácter del protagonista. La novela de El
Quijote fue escrita para un público contemporáneo que entendía
perfectamente el lenguaje y el humor de Cervantes y era capaz de
apreciar los diferentes significados que tenía entonces la alimentación.
En el Siglo de Oro la comida era símbolo de clase social, cultural,
económica y religiosa. La minuciosa descripción del menú de don
Quijote no era algo superfluo sino básico para que los lectores
entendieran rápidamente a qué estamento de la sociedad pertenecía el
personaje.
Si nos detenemos en la mencionada dieta del hidalgo y la pasamos por
el filtro del siglo XVII podemos sacar de ella varios datos. El principal,
que don Quijote era un hombre con tierras propias pero de modesta
fortuna. Un hidalgo humilde, puesto que comía olla o cocido todos los
días y hecha principalmente de vaca, que era carne más barata y menos
apreciada que la de carnero. El salpicón de cena también habla del
menguado nivel adquisitivo de don Quijote y de su afán de ahorro, ya
que es una receta hecha con restos de carne aliñados en vinagreta. Es
decir, las sobras de la comida del mediodía.
De los palominos dominicales los lectores del siglo XVII sacaban en
conclusión que el personaje tenía heredad propia y casta de hidalguía
venida a menos. Poseer un palomar era privilegio de aquella clase
social, pero Cervantes se preocupa de dejar claro que don Quijote sólo
comía estas aves ocasionalmente. Las lentejas hablan de un aspecto
diferente de Alonso Quijano, más importante aún en su época que el
nivel adquisitivo: la religión. Como buen cristiano, Alonso Quijano
observaba los preceptos católicos de vigilia y abstinencia y por eso los
viernes comía legumbres. Los domingos, para santificar la fiesta, hacía
un esfuerzo extraordinario y añadía los palominos al menú. El misterio,
hasta hace no tanto, estaba en los “duelos y quebrantos”.
Este plato típicamente manchego consiste en huevos revueltos con
jamón, panceta o chorizo. Su mención en El Quijote y la procedencia de
su nombre ha llenado miles de páginas escritas por académicos,
filólogos e ilustres estudiosos que llegaron a hacer con ellos toda clase
de conjeturas, incluyendo la del posible origen converso de Cervantes.
Hasta 1748, en Castilla los sábados se hacía una vigilia aliviada que
prohibía comer las partes magras de cualquier animal pero no sus pies,
grasa, cabeza y asaduras u otros despojos. En los llamados “sábados de
grosura” era habitual comer pepitoria, casquería y por supuesto,
huevos con torreznos. Pero durante años, las notas al pie en este pasaje
de El ingenioso hidalgo indicaron que los duelos y quebrantos eran una
tortilla de sesos o una sopa hecha con huesos quebrantados de oveja.
https://cvc.cervantes.es/artes/gastronomia/recetario/default.htm
https://www.elespanol.com/reportajes/20160422/119238275_0.html
Día 8: Se levantó Don Quijote la primera vez, aún con el recuerdo del
último enfrentamiento con los mercaderes, y pasó por donde se
encontraban sus libros quemados pero no los distinguió, y confundió a
los cómplices amigos con personajes de novela, y se volvió a dormir.
Mientras el ama terminaba de quemar los libros. Para que no se diese
cuenta el caballero, sellaron la puerta del aposento. Cuando Don
Quijote se levantó el día siguiente, se dirigió directamente a sus
aposentos, pero no logró hallarlo. Su ama le dijo que ya no había
aposentos ni libros porque el diablo de los había llevado. Y su sobrina
corrigió diciendo que había sido el mago Fristón. Don Quijote reconoció
al mago de los libros como un antiguo enemigo, por lo que aceptó
ligeramente la historia y estuvo con sus amigos durante unos días, entre
bromas e historias... hasta que mandó a llamar a su vecino, el labrador,
que había pensado para escudero. Su vecino, Sancho Panza, tras ruegos
de Don Quijote y promesas de aventuras, tierras y su misma sucesión
como caballero, aceptó ser su escudero, dejando a su mujer e hijos.
Sancho le ayudó a recoger dinero, vendiendo varias cosas, y le dijo que
cabalgaría en un asno muy bueno. Don Quijote no recordó ningún asno
en las historias, pero no le dio importancia. Y una noche salieron, sin
que nadie los viese y sin despedirse de nadie. Al ir cabalgando, ya lejos
de casa, Sancho le recordó al Quijote que no se olvidara de la tierra
prometida, porque por grande que fuese él sabría gobernarla. Don
Quijote se lo prometió, con un discurso de esperanza y ánimo, que el
inocente Sancho aceptó y confirmó su confianza en su señor.
Día 14:
"A la mitad del viaje de nuestra vida me encontré en una selva oscura,
por haberme apartado del camino recto"
(Inicio La Divina Comedia) #Dante2018
"... corrió tras el viento, dio voces a la soledad, sirvió a la ingratitud,
de quien alcanzó por premio ser despojos de la muerte en la mitad de
la carrera de su vida"
(D.Q 1.13) #Cervantes2018
Día 15:
"¡Oh en el reino de amor fieros tiranos celos!, ponedme un hierro en
estas manos.
Dame, desdén, una torcida soga.
Más, ¡ay de mí!, que con crüel victoria vuestra memoria el sufrimiento
ahoga".
"Canción desesperada, no te quejes
cuando mi triste compañía dejes; antes, pues que la causa do naciste
con mi desdicha aumenta su ventura, aun en la sepultura no estés
triste".
Así decían algunos versos de la Canción desesperada de Grisóstomo. Al
intentar leer otro de los papeles del muerto, apareció de repente la
bella pastora Marcela, encima de la peña donde se cavaba la sepultura.
Todos se alarmaron, y Ambrosio le reclamó su presencia, diciendo que
el muerto estaría sangrando por la presencia de su asesina. Y acá
empieza un extenso y magistral alegato de Marcela en defensa de sí
misma... sobre la elección libre de la mujer de amar, sobre la belleza...
que muestra al Cervantes más feminista y adelantado en la causa, como
siempre lo fueron en sus obras y lo que falta del Quijote. Todo el
alegato es genial, rescato apartes:
"Este general desengaño sirva a cada uno de los que me solicitan de su
particular provecho; y entiéndase de aquí en adelante que si alguno por
mí muriere, no muere de celoso ni desdichado, porque quien a nadie
quiere a ninguno debe dar celos, que los desengaños no se han de tomar
en cuenta de desdenes. El que me llama fiera y basilisco déjeme como
cosa perjudicial y mala; el que me llama ingrata no me sirva; el que
desconocida, no me conozca; quien cruel, no me siga; que esta fiera,
este basilisco, esta ingrata, esta cruel y esta desconocida ni los buscará,
servirá, conocerá ni seguirá en ninguna manera".
Marcela continuó su alegato, aludiendo la impaciencia y el arrojado
deseo del pastor, y recordando que ella poseía riquezas y no albergaba
codicia alguna. Y recordó: "... en ese mismo lugar donde ahora se cava
su sepultura me descubrió la bondad de su intención, le dije yo que la
mía era vivir en perpetua soledad...". "Pero no me llame cruel ni
homicida aquel a quien yo no prometo, engaño, llamo ni admito".
Al terminar el alegato, Marcela no dio oportunidad de réplica y se
marchó al instante. Al ver que algunos querían seguir su belleza, DQ
dijo que ninguno se atreviese, porque ya la bella había dado suficientes
razones de su inocencia. Se quedaron y su amigo Ambrosio dijo el texto
que llevaría su epitafio:
"Yace aquí de un amador
el mísero cuerpo helado,
que fue pastor de ganado,
perdido por desamor.
Murió a manos del rigor
de una esquiva hermosa ingrata,
con quien su imperio dilata
la tiranía de amor".
DQ se despidió de los cabreros, quienes iban a Sevilla. DQ dijo que tenía
que seguir despejando esas sierras de los ladrones acechantes. Al final
pensó en ir a buscar a Marcela y ofrecer sus servicios, pero al parecer no
salió como él pensaba. O al menos eso dice el narrador, quien
nuevamente toma voz activa, diciendo que al menos eso se cuenta en el
discurso de esta verdadera historia... y dando fin a la segunda parte de
la primera parte del libro.
Magistral!!!
(D.Q 1.14) #Cervantes2018
Día 16: Sigue la narración, en la 3ra parte de la 1ra parte, diciendo:
"Cuenta el sabio Cide Hamete Benengeli...", que DQ y Sancho se
despidieron y siguieron el camino por el que la pastora Marcela se había
ido. Sin éxito de hallarla se detuvieron a descansar en el extenso
campo. Pasaban en ese momento unos yagüeses (naturales de Soria y
Segovia) con unas "señoras facas" (yeguas). Rocinante al verlas se acercó
a ellas galante, aunque se vio ignorado, y además los yagüeses lo
espantaron con golpes y palos. DQ dice a Sancho que tomaran venganza
por tal agravio en sus narices. Sancho alude que ellos eran más de 20, y
ellos sólo 2 o 1 y medio. Y DQ dice que él vale por 100, y se lanza al
ataque, Sancho tuvo que seguirlo. Ambos fueron vapuleados por los
hombres, quienes huyeron dejándolos abatidos. Sancho pidió a DQ el
brebaje de Fierebrás, quien aún no lo había recordado hacer. DQ dijo
que era su culpa por meterse con hombres no armados como él, que la
ley de la caballería lo había castigado. Por lo que le dijo a Sancho, que
la próxima que un canalla atacase, Sancho tomase la delantera en el
ataque y él le secundaría. Sancho manifestó su natural pacifismo y DQ le
recordó que esa no era la actitud de un hombre que aspiraba a gobernar
tierras. Sancho propuso ayudar al golpeado Rocinante, aunque recordó
que había sido su culpa, y preguntó a DQ si estas aventuras violentas
eran muy a menudo o menguaban con el tiempo. DQ respondió que la
vida de los caballeros estaba llena de peligros, y le recordó algunas de
las historias de caballería. Al final, se levantaron con dolor, y
remolcaron a Rocinante con el asno. En el camino encontraron una
venta, que DQ volvió a confundir con castillo. Y Sancho le refutaba que
ningún castillo había, sólo una venta. Al final, llegaron.
Día 21: Al ver unas yerbas se alegraron porque debía haber agua cerca.
Caminaron un poco y escucharon un gran ruido de agua, pero al tiempo
escucharon unos estruendosos golpes, con hierros y cadenas, que los
hicieron temer. Era de noche aún, y DQ dijo a Sancho que él iría a
enfrentar la nueva aventura y que él lo esperara en ese sitio, pero
Sancho lo convenció de que fuera al amanecer, ya que la noche
guardaba peligros, sobre todo por la posición de la bocina (la Osa
Menor), y viendo su terquedad tuvo que negar el andar de Rocinante.
Finalmente DQ aceptó esperar con tristeza. Sancho dijo que no había
que llorar, ya que lo alegraría contándole cuentos, al menos que
prefiriera dormir. DQ enojado dijo que no estaba hecho para dormir,
entonces Sancho prosiguió a contar su cuento... y acá sigue de las
partes más bellas y magistrales que tiene toda la obra, que es ese juego
con la narración. Sancho inicia su historia, repitiendo en exceso
detalles, por lo que DQ le llamó la atención. Sancho dijo que esa era la
forma que sabía contarla como en su tierra, y a DQ le tocó aceptar y
ordenó seguir. Sancho contaba la historia del pastor Lope Ruiz y la
pastora Torralba, de quien hizo una descripción precisa como si la
estuviese viendo... DQ preguntó si la conoció en realidad... y así le fue
interrumpiendo en ocasiones... en apuntes del amor, que DQ le dio la
razón diciendo que esa era la condición natural de las mujeres,
desdeñar a quien las quiere y amar a quien las aborrece. Sancho siguió
su historia hasta llegar un punto donde dijo: "Tenga vuestra merced
cuenta en las cabras que el pescador va pasando, porque si se pierde
una de la memoria, se acabará el cuento, y no será posible contar más
palabras de él". Entonces Sancho siguió y llegó al punto donde el
pescador va pasando las cabras, una y otra y otra... y DQ desesperado le
dijo que hiciera cuenta que las había pasado todas y siguiese porque no
iba a acabar nunca. Sancho le preguntó, ¿Cuántas han pasado hasta
ahora?; ¿Yo qué diablos sé? dijo DQ. Y Sancho contento le dijo, pues se
acabó el cuento. DQ alarmado e impresionado por la idea del cuento,
volvió a preguntar si en realidad se había acabado. Sancho dijo, "tan
acabada es como mi madre". Claramente era un juego narrativo, y el
cuento no tenía fin. DQ seguía atónito y finalmente le dijo que había
contado una de las ideas más originales que nadie pudo pensar en el
mundo. Al terminarlo, DQ volvió a mover a Rocinante para ver si podía
levantarse, pero seguía bien atado por Sancho. Esa noche Sancho, por el
banquete, le dieron ganar de ir al baño y evacuar... lo hizo con silencio,
tratando de no hacer ruidos, pero DQ escuchó y preguntó, "¿Qué rumor
es ése, Sancho?... y como tenía el sentido del olfato tan desarrollado,
también reprochó a Sancho su acción, y le dijo que tomara distancia. Al
amanecer, seguía el ruido de la noche anterior, y DQ dijo a Sancho que
él iría a explorar la aventura del ruido y él lo esperara si no quería ir. Y
si no regresaba, no se preocupara por su paga, porque ya figuraba en su
testamento, antes de salir de casa. Sancho decidió ir con él. Cuando
fueron a explorar se dieron cuenta de que eran 6 mazos de batán
(máquinas hidráulicas) los que hacían el ruido. Sancho se empezó a
burlar de su amo y lo que había dicho sobre los ruidos el día antes,
creyendo eran una nueva aventura. DQ se enojó y lo reprendió con dos
golpes en la cabeza. Sancho aceptó que se pasó pero también recalcó
que había sido gracioso el temor que tenían de los ruidos. Hicieron
paces, y DQ recordó que nunca en los libros que leyó, el escudero habló
tanto con su señor. Y DQ remató, porque después de a los padres, a los
amos se ha de respetar como si lo fuesen.
Día 28: Estaban el cura y el barbero preparando los disfraces para traer
de vuelta a DQ. En la venta se enteraron de que intentaban ayudar al
infortunado inquilino, y les ayudaron en su empresa, hasta la buena
Maritornes. Al salir de la venta, el sacerdote iba disfrazado de Dulcinea,
y se dio cuenta de lo indecente que lucía, y pidió al barbero cambiar de
roles, y que le diese el de escudero. Sancho llegó y se burló de ambos, y
el barbero aceptó el intercambio. Decidieron ponerse el disfraz hasta
llegar a la Sierra y partieron, mientras Sancho les contaba la historia
con el loco de la Sierra. Al llegar a donde Sancho había dejado las
señales, y dijo que le esperasen mientras él iba adelante a buscarlo.
Estando el cura y el barbero esperando disfrazados, escucharon una voz
cantante entonando hermosos versos:
"¿Quien menoscaba mis bienes?
Desdenes.
¿Y quién aumenta mis duelos?
Los celos.
¿Y quién prueba mi paciencia?
Ausencia.
De ese modo, en mi dolencia
ningún remedio se alcanza,
pues me matan la esperanza
desdenes, celos y ausencia".
Era Cardenio quien entonaba los versos, y luego soltó un soneto, que
tenía encantados al cura y el barbero. Al verlo a la distancia, notaron
que se parecía al loco de la historia de Sancho. El cura decidió
acercarse y pedirle que abandonara esa miserable vida. Cardenio, que
se encontraba cuerdo, vio con desconfianza a los dos disfrazados, y le
impresionó que conocieran sus desventuras. Entonces decidió contarles
su historia para que desitieran de persuadirlo. El cura y el barbero
estaban felices de conocer el final de la historia, de boca de su
protagonista. Cardenio contó todo desde el principio, y retomó en la
parte donde había quedado, hablando de cartas y de novelas de
caballería... Cardenio le dice a Fernando, que no se atreve a pedirle a
su padre que le ayude a pedir la mano de Luscinda, por creerlo muy
joven. Fernando le propuso que él hablaría y convencería a su padre,
mientras me pedía el favor de ir donde su hermano para pedirle unos
dineros. Mientras Cardenio estuvo por fuera en el encargo, que duró
más 8 días, Fernando aprovechó para adelantarse y pedir él la mano de
Luscinda, impresionando al padre de ésta por su parentela con el duque
Ricardo. De esto se enteraría por una carta de la misma Luscinda, que
le hizo llegar con un buen cristiano. Corrió Cardenio de vuelta, y vio a
Luscinda ya vestida de novia, y diciendo que llevaba una daga presta a
dar fin a su vida. Y Cardenio le dijo que él llevaba su espada. Entró en
la casa y desde un rincón observó la ceremonia. En el momento
definitivo Luscinda se desmayó en el altar, alborotando a la gente.
Cardenio confundido y triste pensó en acabar con todos los presentes,
incluso con la desmayada traidora, pero decidió salir de ese lugar, subió
en una mula y salió de la ciudad hasta encontrarse solo en el campo.
Poco a poco se fue adentrando a la montaña, su mula murió y él
desmayado fue encontrado por unos cabreros, que dijeron que había
perdido el juicio. Y desde ese entonces vive en la sierra y el campo,
donde a veces pierde el juicio y los cabreros le recuerdan las locuras
que hace. Así terminó su historia diciendo a los presentes que no
inentaran aconsejarle mejorar su vida, que ya estaba destruida sin
Luscinda. Justo cuando el cura pensaba decirle algo, se escuchó una voz
a lo lejos. La voz decía... lo que se conocerá en la próxima parte de
esta narración, que a este punto dio fin a la tercera el sabio historiador
Cide Hamete Benengeli.
Día 29: Inicio de la 4ta parte de la 1ra parte de DQ. Cuando el cura iba
a consolar a Cardenio escucharon una voz con tristes acentos. A primera
vista un mozo vestido de labrador quejándose por su suerte. Pero al ver
más atentamente se dieron cuenta que era una doncella vestida de
hombre. Sólo comparable a la belleza de Luscinda. Al verse vigilada
intentó correr pero cayó en el intento y el cura se adelantó a decir que
no era necesario huir, sólo querían ayudar y escuchar sus desgracias. Era
Dorotea, quien intentaba ocultarse en la Sierra, y se animó a contarles
su historia. Empezó la historia hablando de un gran duque que tenía dos
hijos, y del cual su padre era vasallo, unos humildes labradores.
Describió sus funciones laborales, y mencionó que fue solicitada por uno
de los hijos del duque, un tal Fernando. Cardenio se puso pálido al
escuchar el nombre, pero siguió atendiendo. Contó como Fernando la
buscaba y estaba tras ella, hasta le prometió casarse con ella, y ella se
sentía halagada y cayó enamorada. Y una noche, Fernando entró en su
aposento y la engañó prometiendo el cielo, y le arrebató su virginidad y
dignidad. Cardenio se dio cuenta de que era la misma Dorotea, la
labradora y amante de su "amigo" Fernando, pero siguió escuchando. Al
lograr Fernando su objetivo, se olvidó de Dorotea, y ella sufría la
indiferencia. Hasta que se enteró que se había casado con una tal
Luscinda. Al enterarse, decidió huir con uno de los criados de su padre
hacia la ciudad donde estaba Fernando. Al llegar a la ciudad, le dijeron
que después de que Luscinda se desmayó en el altar, Fernando encontró
en su vestido una nota de papel donde decía que su amor era Cardenio,
y que se quitaría la vida al casarse. Fernando estaba tan furibundo que
la hubiese apuñalado con la daga si sus padres no lo evitaban. Dorotea
sintió un leve alivio, pero luego se enteró de que sus padres la estaban
buscando y ofrecían recompensa, el anuncio decía que había sido
sacada de la casa por el mozo que la acompañaba. Decidió salir de la
ciudad con el criado, y cuando estaban adentrando al bosque el mozo
intentó abusar de ella físicamente. Afortunadamente Dorotea logró
defenderse y atizarle un golpe. Decidió quedarse en el bosque y la
sierra y huir de su padre y los que la buscaban. Decidió vestirse de
hombre y consiguió refugio con un ganadero que le dio trabajo, pero
tuvo que huir de nuevo al enterarse el ganadero de que era mujer, e
intentó propasarse también. Y así como la encontraron, vagando y
desconsolada.
Día 33:
¡Regresa el Inquisidor! Y Oda a la Ficción
En otro capítulo MAGISTRAL en mayúsculas, siguen en la venta donde
todo empezó. Estaban el ventero, su esposa, su hija y Maritornes,
quienes contaron a los demás el problema con el arriero. Cardenio y
Dorotea se quitaron los disfraces, y DQ dormía, y le dejaron dormir. El
cura les contó que los libros de caballería le habían enloquecido a DQ.
El ventero inmediatamente salió en defensa de los libros de caballería,
y contó el hábito de la venta de leer estos libros junto a los huéspedes,
que hacía bien a tanta gente y a ellos. Todos lo apoyaron, la ventera,
Maritornes también. Y la hija del ventero fue un poco más profunda en
su argumento, aludiendo aspectos distintos a los ya manifestados. E
inició un diálogo con Dorotea sobre la naturaleza de los hombres.
Inmediatamente la madre dijo que callara, que no convenía a una
doncella saber ni hablar tanto. El cura pidió que le trajeran los libros
que tenían en la venta, y al verlos miró al barbero, quien dijo que él
podía llevarlos a la chimenea y quemarlos. El ventero ofendido dijo que
sobre su cadáver le quemaban sus libros. El cura insistió que al menos
dos de ellos merecían la hoguera, por ser mentirosos, y los personajes
nunca existieron. El ventero le dijo: "¡Tomaos con mi padre!" ( ¡Y a mí
qué me importa!), y empezó una diatriba a favor de los libros de
caballería, y a favor de la ficción. Dorotea susurró a Cardenio que poco
le faltaba para igualar a DQ. Acá se trata un tema interesante, y es que
la novela de ficción no existía, por lo que muchas personas pensaban
que todo texto escrito era verdadero. Y es que los requisitos legales
para la publicación de una obra, como el mismo Cervantes parodia al
inicio del libro, permitía tener esa certeza. El cura se da por vencido, y
sólo le dice que espera no le hagan daño como a DQ. El ventero dijo que
no eran tan loco como para ponerse de caballero andante. Cuando iba a
guardar sus libros, el cura pidió al ventero que le mostrara unos papeles
sueltos. Se los acercó, y de título en grande decía al inicio: "Novela del
Curioso Impertinente". Le llamó la atención el título y pidió leerla. El
ventero dijo que un huésped dejó los papeles, y desde entonces las leen
en las lecturas conjuntas y gusta mucho a la gente. Al todos estar de
acuerdo en escucharla, se inició la lectura. Aquí es interesante porque
la Novela del Curioso Impertinente, es de los más famosos relatos
dentro del Quijote, y el término de novela aún no era muy utilizado o
aceptado, como se conoce hoy, por lo que Cervantes se enorgullecía,
como lo dice en el prólogo de sus "Novelas ejemplares", en ser el
primero en "novelar en lengua castellana". Y vaya que lo fue. Otra
muestra de su grandeza.
Día 34: Inicia la novela del "Curioso Impertinente", que seguirá dos
capítulos más. Es uno de los textos más famosos dentro de la estructura
de la historia de Don Quijote de la Mancha, una novela dentro de otra,
otro de los grandes recursos narrativos de Cervantes, que ya había
alternado con pequeñas historias narradas por sus mismos personajes.
En el 'Curioso Impertinente" encontramos la historia de dos amigos, y un
día uno de ellos se casa con una bella mujer. Con el matrimonio, vio
que la relación de amistad con su amigo cambió. Las visitas ya no eran
tantas y su tiempo compartido se vio afectado. Anselmo, el amigo
casado le reclamó a Lotario, quien respetando la nueva condición de
casado de su amigo, había sido más prudente en sus visitas. Trataron de
seguir las cosas como antes, pero en una de esas Anselmo le pide un
favor vil a Lotario. Quiere comprobar la fidelidad de su mujer, haciendo
que Lotario la cortejase, y comprobar si le es tan fiel como cree.
Lotario se niega rotundamente a prestarse a semejante juego, y da un
gran discurso de argumentos. Pero Anselmo se mantiene en su posición y
obliga a su amigo a aceptar. Lotario al inicio le sigue la corriente pero
en realidad no insinúa nada a Camila, pero Anselmo descubre que no
está cumpliendo su palabra, por lo que Lorario promete que ahora si
cumplirá su misión. Y con la sorpresa, que Lotario se empieza a
enamorar realmente de Camila.
"Pues sí tú sabes que tienes mujer retirada, honesta, desinteresada y
prudente, ¿qué buscas? Y si piensas que de todos mis asaltos ha de salir
vencedora, como saldrá sin duda, ¿qué mejores títulos piensas darle
después que los de que ahora tiene, o qué será más después de lo que
es ahora? O es que tú no la tienes por la que dices, o tú no sabes lo que
pides... Más si es tan buena como crees, impertinente cosa será hacer
experiencia de la misma verdad..."
"Es de vidrio la mujer,
pero no se ha de probar
si se puede o no quebrar,
porque todo podría ser.
Y es más fácil quebrarse,
y no es cordura ponerse
a peligro de romperse
lo que no puede soldarse.
Y en esta opinión estén
todos, y en razón la fundo:
que si hay Dánes en el mundo,
hay pluvias de oro también".
La visión de Cervantes sobre las mujeres, en este cuento particular
causa división, porque se piensa que va en contra de las otras versiones
de mujeres fuertes e independientes. Más no creo que sea totalmente
así, y en el reflejo que da sólo es un retrato de la sociedad. La visión de
la mujer, como "animal imperfecto" de Aristóteles.
La novela seguirá en los dos siguientes capítulos. Cervantes sigue
sorprendiendo.
Día 35: Sigue la novela del "Curioso impertinente". Lotario envía una
sincera carta de amor a Camila, quien al principio se perturba pero
finalmente cae ante los encantos de Lotario, que hace creer a Anselmo
que sigue persistiendo, y su mujer rechazando. Esta pequeña novela,
entra en una etapa donde la narración de Don Quijote venía llevando un
estilo teatral. Pues en esta parte, sigue la teatralidad, sigue la ficción,
siguen las mentiras, y la tragedia. Camila, Lotario y Leonela arman un
acto teatral, cuando saben que Anselmo los está viendo por la cerradura
de la puerta. Un acto lleno de drama, donde hacen creer a Anselmo,
que Lotario sigue insistiendo con Camila, y que ella le desprecia y
amenaza con matarse si no la deja. Quedando Anselmo al final del acto,
como el hombre más sabrosamente engañado del mundo. Pero en el
siguiente capítulo sabremos cómo termina la historia. Es interesante la
inclusión de varios refranes por parte de Leonela y Camila, cuando
tienen una charla interesante.
#Cervantes2018
Día 39: Sigue DQ en su Discurso de las Armas y las Letras. La
comparación entre el joven estudiante y el joven soldado. Las
dificultades que los acechan desde el inicio de sus vidas productivas
hasta cuando se graduan de dicho oficio. La diferencia entre el nivel de
riesgo y la remuneración de cada uno.
"¿cuán menos son los premiados por la guerra que los que han perecido
en ella?"
Este análisis sobre la condición de lo jóvenes en la guerra le es muy
cercano a Cervantes, quien siendo muy joven aún, junto con su hermano
menor, Rodrigo, militaron en 1571 en Italia, en la compañía de Diego de
Urbina. Y el 7 de Octubre de ese año participa en la batalla de Lepanto,
donde es herido en el pecho y en la mano izquierda.
También en su discurso DQ que sin las letras no se pueden sustentar las
armas, porque la guerra también tiene leyes y están sujetas a ellas, y
que las leyes caen debajo de lo que son letras y letrados. Con las armas
se defienden las repúblicas, se conservan reinos, se guardan ciudades,
se aseguran caminos, de despejan los mares de corsarios... y si no fuese
por las letras, todas las anteriores estarían sujetas a la confusión que
trae consigo la guerra. A la vez maldice al inventor de las armas, que
debe estar en el infierno. Y como un inocente es cortado en un instante,
en su pensamiento y vida, por una vil bala. Al final se refiere a su
condición de caballero andante, y haber tomado el oficio en edad tan
tardía en los tiempos que vivían, porque aunque el miedo no lo
albergaba, todavía le ponía en recelo pensar que la pólvora y el estaño
(material balas) le han de quitar la vida en su empresa. En esta parte es
bueno recordar que la aparición de las armas de fuego marcó un declive
en la caballería y de forma paralela con profundos cambios en las
estructuras sociales. La destreza y el valor de los caballeros nada podían
hacer frente a la nueva artillería.
Luego de terminar el discurso, todos seguían sorprendidos y
maravillados por el entendimiento y la sabiduría de DQ, que ni habían
probado bocado alguno. El cura dijo que estaba de acuerdo en todo lo
manifestado. Fernando rogó al cautivo que les contara su historia,
aprovechando ese ocasión de reunión especial, y luego de tan inspirador
discurso. El cautivo inició su historia, que seguirá en el próximo
capítulo.
Día 44: Dorotea encantada por la voz cantante despertó a la niña Clara,
la hija del Oidor, para que escuchase. Al Clara escuchar la voz, lamentó
que la hubiesen despertado para escuchar a ese desdichado músico.
Dorotea dijo que era el mozo de mulas, y Clara dijo que no, que era un
señor de lugares (noble con jurisdicción sobre aldea), que estaba
enamorado de ella y la había seguido en todo su camino. Y luego de
escuchar otro canto del enamorado, le pidió que le contara su historia.
Clara se acercó al oído de Dorotea para que nadie más escuchase su
historia. Contó que el padre del músico era un caballero de Aragón, que
vivían cerca de su casa. El joven apenas la vio se enamoró de ella y
hasta desde su ventana se lo hacía saber. Hasta que la convenció. Y
mantuvieron su comunicación desde lejos, sin nunca haber estado cerca
el uno del otro ni cruzado palabra. Cuando al padre de Clara le tocó
partir, ella no pudo avisarle. Pero a los dos días de partir, vio al joven a
las afueras de una posada vestido como mozo de ventas. Y la iba
siguiendo en su camino, incluso abandonando a su rico padre. Dorotea
dijo que dejara todo en sus manos, que ella trataría la mañana siguiente
de intervenir a su favor. Dorotea se reía de cómo se expresaba y
hablaba Clara. Mientras tanto, DQ hacia la guarda sobre Rocinante, y
Maritornes y la hija del ventero lo veían con la intención de hacerle una
broma. Mientras DQ hablaba en la noche a su Dulcinea de Toboso, las
mujeres le hablaron en la oscuridad llamando su atención. Pidiendo que
les diera tan siquiera la mano. DQ le alargó su mano y ellas lo
amarraron, dejándolo apresado en plena noche. Al amanecer,
escucharon la llegada de 4 hombres a caballo, quienes mantuvieron
intercambio con DQ amarrado, hasta que Rocinante se movió y DQ
quedó tendido separado a pocos centímetros del piso.
Día 46: Continúa el pleito del Yelmo y la Albarada, con los cuadrilleros
y el barbero asaltado. Todos inician una discusión sobre si el Yelmo era
en realidad Yelmo o bacía, y la albarada en realidad jaez de caballo.
Los amigos de DQ, animados por el barbero y el cura, se ponen de
acuerdo para darle la razón, en un nuevo teatro. Mientras los
cuadrilleros y los que no conocían la historia de DQ, como Don Luis y sus
criados no podían entender la situación. Uno de los cuadrilleros se
reafirmó en su posición de llamar mentiroso a DQ, y éste se le lanzó con
su lanza, y todos empezaron a pelear en la venta. Unos contra otros,
como en la aventura pasada. El ventero, miembro de la Santa
Hermandad, fue a buscar su vara y pidió orden, y dictaminó para paz de
todos que todo era como DQ lo veía: la bacía, Yelmo. La albarada si fue
jaez. Y la venta, en castillo. Don Luis convino con sus criados y Don
Fernando, que tres fueran a darle noticias a su padre, mientras uno lo
acompañaría hacia donde Don Fernando, que lo acogería. Mientras uno
de los cuadrilleros recordó que entre algunas órdenes que llevaba para
prender a delincuentes, había una orden contra DQ, a quien la Santa
Hermandad había mandado a prender por dar libertad a los galeotes.
Todos revisaron el papel y vieron que era verdad. Los cuadrilleros
pidieron darle prisión a aquel robador de caminos, a lo que DQ
respondió con otro discurso sobre su papel como caballero andante, y
pidió el nombre del que firmó la orden.
Día 49: Sigue la conversación entre el canónigo y el cura sobre los libros
de caballería. Disertaciones muy interesantes sobre historia, filosofía y
teoría literaria, que reflejan también al Cervantes sesudo y gran crítico.
Hablan de la comedia, de la prosa y el verso, y de lo que ya se había
tratado anteriormente del auge de la ficción, en tiempos donde todo lo
que se escribía debía llevar sello verídico. "Si estas que ahora se usan,
así las imaginadas como las de historia, todas o las más son conocidos
disparates y cosas que no llevan pies ni cabeza, y, con todo eso, el
vulgo las oye con gusto, y las tiene y las aprueba por buenas, estando
tan lejos de serlo, y los autores que las componen y los actores que las
representan dicen que así han de ser, porque así las quiere el vulgo, y
no de otra manera, y que las que llevan traza y siguen la fábula como el
arte pide no sirven sino para cuatro discretos que las entienden, y todos
los demás se quedan ayunos de entender su artificio..." también
enumeran otras obras dramáticas y comedias, hasta otra obra del mismo
Cervantes. Se habla de la intención de Cervantes, como otros escritores
de su generación, de crear un género de teatro popular, que a la vez
tuviese la perspectiva clásica de la Poética de Aristóteles. "Entró luego
el monstruo de naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzose con la
monarquía cómica" (Cervantes)
Y así prosiguen la tan interesante disertación hasta que deciden parar a
descansar. Decidieron unir camino y descansar juntos ambas caravanas,
mientras seguían hablando. Sancho aprovecha y se acerca a DQ para
contarle lo que estaba pasando, y que los que los llevaban eran sus
conocidos, el cura y el barbero. DQ siguió imaginando que quizás los
espectros habían adquirido identidades conocidas. Así que Sancho le
dijo que le iba a hacer una pregunta para comprobar que no mentía. Y
le preguntó si en la jaula no le habían dado ganas de hacer aguas
mayores y menores. DQ dijo que si, y en ese momento tenía ganas, y
pidió que lo sacara de ese peligro porque ya no andaba todo limpio.
"Forse altro canterà con miglior plectro" (Quizás otro cantará con mejor
plectro)
Finis (Fin)
FIN PARTE 1
EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA
PARTE 2
(10 años)
PARTE 2
Día 54: 10 años después de publicada la 1ra parte (1605), llega la 2da
parte en el 1615, con la polémica de la 2da parte apócrifa de
Avellaneda, publicada un año antes (1614). Cervantes se despacha en la
introducción y prólogo de su original 2da parte. Como iniciaba su 1ra
parte, también observamos en la 2da, los textos de la Tasa, y los
permisos y aprobaciones eclesiásticas de la época, que enfrentaban
cada texto publicado. Y en uno de esos menciona el Licenciado Márquez
Torres, amigo de Cervantes, la anécdota con el embajador de Francia,
quien le preguntó sobre los libros de ingenio que tenían más éxitos. Y
apenas el licenciado mencionó a Cervantes, lo reconocieron por Galatea
y las Novelas. Le preguntaron por el escritor, y él respondió que era
viejo, soldado, hidalgo y pobre. Uno respondió: "¿Pues a tal hombre no
le tiene España muy rico y sustentado del erario público?", y otro
respondió: "Si necesidad le ha de obligar escribir, plega a Dios que
nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga
rico a todo el mundo". (Se dice que Cervantes participó en esta
redacción). Además del texto del Rey. En el Prólogo al Lector,
Cervantes inicia y mantiene una constante diatriba contra la 2da parte
apócrifa de Avellaneda, quien además en su edición y prólogo dedica
insultos a Cervantes. Se refiere a cada adjetivo y frase, y al indagar
sobre la posible identidad del tal Avellaneda, alude a Lope de Vega, que
era familiar del Santo Oficio. Y a continuación relata dos pequeños
cuentos, donde ambienta y responde a los que piensan que es poco
trabajo hacer un libro. Agradece al incondicional Conde de Lemos, que
lo patrocinó en su oficio siempre, y le hace dedicatoria final, donde
comenta otra graciosa anécdota donde el Emperador de China le
manifiesta por carta su interés de enseñar el español en su país, y de
que lean el Quijote. Y finaliza diciendo, y para poner punto final a otros
usurpadores, que en esta 2da parte ofrece la misma esencia y calidad
de la 1ra, y nos da un Quijote ampliado... Y finalmente muerto y
sepultado, para que nadie se atreva a levantarle nuevos testimonios.
Cervantes nos da spoiler de su personaje principal. Y cierra diciendo
que esperemos a Persiles (se publica en 1616, un 19 de abril, 4 días
antes de su muerte), y la 2da parte de la Galatea (no la logró hacer).
¡Que empiece la 2da parte del verdadero y único Quijote! El del gran
Cervantes.
Día 55: Cervantes inicia oficialmente su 2da parte y 3ra salida de DQ,
haciendo mención al narrador y su versión, Cide Hamete Benengeli. El
cura y el barbero estuvieron casi un mes sin ver a DQ, para no
recordarle las viejas aventuras, pero visitaban a su sobrina, quien les
decía que su tío había recobrado el juicio. Finalmente decidieron
visitarlo, y todo transcurría normalmente hasta que el cura para probar
el juicio de DQ decidió preguntarle sobre política y un posible ataque de
el Turco. DQ mencionó que su majestad debería una prevención, aunque
dudara que pensara en esa opción. El cura inmediatamente pensó que
seguía en alta cumbre de su locura hasta el profundo abismo de su
simplicidad. El barbero siguió indagando, que mencionara cual
prevención. Al inicio DQ no quería decir, pero finalmente mencionó a
reunir a todos los caballeros andantes que vagan por España. La sobrina
se lamentó de escucharlo. Y DQ dijo que había de morir como caballero
andante. Aprovechó el barbero para contarles un cuento sobre un loco
de Sevilla, en notable burla y ofensa a DQ. Al finalizarlo DQ lo insultó,
al atreverse a compararlo con tal personaje, y dijo que no se creían
ningún Júpiter o Neptuno, sino la preocupación por dar a entender el
error en no renovar los tiempos de la orden de la andante caballería. Y
sigue con un nuevo discurso en pro de la caballería. El cura intervino
posteriormente, diciendo que esos caballeros no existieron y eran mera
ficción. DQ como ya lo había hecho anteriormente, empezó a enumerar
las bases históricas de la caballería y sus personajes. El barbero
preguntó sobre el tamaño del gigante Morgante; y DQ le explicó la tesis
sobre las pistas de la existencia de gigantes, descubiertas por
investigadores. Siguieron preguntando a DQ, y éste les respondía con
lucidez y argumentos. Interrumpieron la charla porque escucharon y
acudieron a los gritos de la sobrina de DQ.
Día 59: Llegó Sancho feliz a su casa por la nueva aventura, y su mujer,
Teresa Panza, lo interroga. En este capítulo es interesante porque inicia
con una nota del traductor, donde dice que estuvo apunto de no incluir
este capítulo en su traducción y dejarlo apócrifo, porque Sancho se
expresa de otro estilo que no resulta creíble. Habla como DQ en un
momento y se expresa con todo el lenguaje caballeresco. Se lo hace
saber Teresa, quien dice que no lo entiende y que hablaba de tan
rodeada manera. En ese lenguaje le dice que volverá a partir con DQ en
una nueva aventura, donde espera conseguir otros 100 escudos y hasta
más, hacerse gobernado de su ínsula. Teresa trata de ponerlo polo a
tierra diciendo que están bien en su humildad. Y se reniega cuando
Sancho propone casar a Mari Sancha con algún conde. En el discurso de
Teresa prevalece la idea de que siempre que cambien abruptamente de
vida, la gente los verá como lo que eran antes. Siguen discutiendo sobre
el casamiento de Mari Sancha y el escalamiento social, Teresa como lo
hace Sancho normalmente, hablando con varios refranes que refuerzan
su idea. El nuevo léxico de Sancho incluso lo lleva a corregir la forma en
que habla su mujer, corrigiendo cuando dice revuelto por resuelto. Al
final le toca a Teresa aceptar todo lo que Sancho propone y se queda
llorando. Aunque Sancho le dice que tratara de alargar el compromiso.
Sancho vuelve donde DQ para partir.
Día 67: Los dos escuderos se apartaron para comer y hablar lejos de sus
amos. Hablaron sobre las penurias de los escuderos, sobre las comidas,
las promesas de ínsula, sobre sus caballos y sus familias. En este punto,
el escudero del caballero del bosque preguntó a Sancho sobre su mujer
y su edad, Sancho respondió que 15 años, dos más a menos. El del
Bosque soltó alabando la tierna edad: "Oh hideputa, puta y qué rejo
debe tener la bellaca!". Sancho indignado ordenó no soltar puterías
encima a su mujer e hijos. El del Bosque explicó que era un decir, una
forma de hablar del vulgo, y se le hizo raro que Sancho no entendiese.
Pero por poco tiempo, mientras iban tomando más vino, Sancho se fue
soltando, y se fue olvidado del lenguaje caballeresco y volvió a su
lenguaje habitual, soltando puterías al tiempo. Al hablar sobre los
enamoramientos de sus amos, y sus características, Sancho confesó que
su amo no era bellaco pero tenía un alma como un cántaro, que no
hacía mal a nadie, sino pretendía el bien a todos, ni tenía malicia
alguna, y hasta un niño le haría entender que es de noche en la mitad
del día, y por todo eso le quería con todo su corazón y no se atrevía a
abandonarle. Después de terminar su productiva charla volvieron a
donde sus amos.
(D.Q 2.13) #Cervantes2018
Día 74: DQ despierta a Sancho con unos versos, que Sancho ignora. A lo
que DQ le dice que se apure para ver la esperada boda y ver lo que hace
el desdeñado Basilio. Fueron llegando y quedaron admirados de lo
ostentosa de la boda de Camacho, pasando la vista y descripciones por
todos los platos y adornos. El cocinero los invitó a comer, beber y
disfrutar. Siguió el baile, música y canto. Hasta una representación
teatral musical con Cupido y las ninfas del amor de protagonistas. DQ y
Sancho disfrutaban de todas las atenciones e indagaban sobre Camacho
y Basilio. Y siguieron discutiendo mientras iban al tiempo comiendo y
bebiendo.
Día 81: Cervantes vuelve a jugar con los narradores y sus personalidades
y creencias... diciendo que Cide Hamete inició el capítulo diciendo:
"Juro como católico cristiano...". Y el traductor corrige enseguida,
porque Hamete era moro. Y el narrador nos recuerda un personaje de la
primera parte del libro, Ginés de Pasamonte, uno de lo galeotes
liberados por DQ, y que les robó posteriormente. Ginés, escapando de la
justicia, se fue a Aragón, se cubrió el ojo izquierdo, se hizo titiritero y
se compró un mono. Este recuerdo para decirnos que el Maese Pedro era
el mismo Ginés. Y pasa inmediatamente a DQ y Sancho, quienes
siguieron su camino, luego de pagar destrozos a Pedro y al ventero. Iban
en el tranquilo camino hasta que escucharon un gran rumor; DQ subió la
loma y vio más de 200 hombres armados. DQ revisó las banderas e
insignias, y pensó que debían ser del pueblo del rebuzno. DQ llegó ante
ellos y se presentó, ofreció sus servicios y se solidarizó con la causa de
su guerra contra sus enemigos, y dio un largo sermón e ilustración sobre
su estado y patria del rebuzno, que volvió a sorprender a Sancho.
Sancho aprovechó la pausa de su amo y siguió la presentación de DQ,
que se llamó "Caballero de la Triste Figura" y ahora se llamaba
"Caballero de los Leones", y siguió echando flores a su amo, y al final dio
una muestra de lo bien que rebuznaba. Pero uno de los soldados
viéndolo como ofensa, sacó su lanza y golpeó en la cabeza a Sancho,
quien cayó al piso. DQ intentó atacar al atrevido, pero varios se
interpusieron. Y al ver que le llovían piedras decidió huir con Rocinante.
Los del escuadrón lo dejaron ir y montaron a Sancho sobre su jumento y
le dejaron ir tras su amo. Los del escuadrón estuvieron toda la noche y
como el enemigo no atacó, se volvieron felices a su pueblo.
Día 83: Dos días después llegaron al río Ebro, y DQ maravillado por la
hermosura del río recordó lo visto en la cueva de Montesinos. Al ver un
pequeño barco sin remos, atado a la orilla, y sin dueño alguno, DQ no
dudó en abordarlo. Al preguntarle Sancho la razón, dijo que podía haber
un caballero u otra persona necesitada y atrapada en alguna grande
cuita. Sancho insistió que el barco debía ser de pescadores de la zona,
pero siguió a su amo, quien le ordenó amarrar a los caballos y al
abordar, cortar las cuerdas. Poco a poco fueron entrando al río y
apartándose de la orilla, Sancho se llenó de pánico y los caballos
amarrados en tierra rebuznaban y forzaban con soltarse. DQ consoló a
Sancho, y siguió soltando sus conocimientos de navegación y geografía,
hasta el sistema de Ptolomeo y la línea equinoccial. Siguieron en el río,
con curso calmado, pero Sancho seguía aterrado, y encontraron en la
mitad del río grandes aceñas (molinos emplazados dentro del cauce), y
a DQ le pareció ver una ciudad o castillo. Sancho insistió que eran
molinos. Los molineros vieron que un barco se acercaba hacía la
corriente que hacía girar las ruedas, y salieron con varas a detenerlos,
con los rostros cubiertos y llenos de harina, lo que le dio la impresión a
DQ de enfrentar a un peligroso enemigo. Empezó a amenazar a los
molineros con que soltaran a la persona cautiva. Sancho de rodillas rogó
al cielo que lo libraran de ese aventura. Los molineros lograron hacer
caer a DQ y Sancho al río, pero fueron en su ayuda. Sancho al salir del
agua siguió rogando al cielo que lo sacarán de esa aventura. Y llegaron
los pescadores dueños del barco, y al ver que las ruedas de las aceñas se
habían roto, desnudaron a Sancho y pidieron a DQ que pagara los daños.
DQ dijo que pagaría pero deberían soltar a los cautivos. Los pescadores
y molineros seguían sin entender, pero DQ pagó 50 reales por el barco,
que Sancho pagó de mala gana. Siguieron sin entender lo que decía DQ,
y teniéndolo como loco les dejaron y recogieron sus aceñas y los
pescadores a sus ranchos. DQ y Sancho nuevamente a tierra con sus
bestias. Y así terminó la aventura del barco encantado.
Día 85: Sancho iba contento al castillo de los Duques, imaginando las
atenciones que recibiría. El duque se había adelantado y dio orden a
todos los criados sobre cómo tratar a DQ. Lo trataron tan bien, que fue
realmente el primer día en que DQ se sentía como un verdadero
caballero andante. Apareció una reverenda dueña (mujer al servicio de
casa noble), llamada Doña Rodríguez de Grijalba. Sancho le ordenó que
pusiese a su rucio en la caballeriza para que no estuviese solo. La dueña
de mala gana le dijo que lo hiciera él mismo, porque las dueñas de esa
casa no estaban acostumbradas a tales haciendas. Sancho insistió
recordando versos de las novelas andantes, e inició una discusión con
insultos con Doña Rodríguez, llamando la atención de la duquesa.
Sancho explicó la situación, y DQ lo regañó por mencionar al burro en
las conversaciones dentro de la casa. Pero el duque intervino, diciendo
que rucio recibiría las atenciones. Luego DQ en privado le llamó la
atención a Sancho, diciendo que la imagen del escudero también habla
del caballero. Se cambiaron las ropas, y se describe la majestuosidad de
la casa, y luego en la cena, Sancho pidió la palabra para contar un
cuento; DQ se asustó al instante, pero Sancho lo tranquilizó. Sancho
contó un cuento sobre un hidalgo de su pueblo, dando los datos
verídicos para que DQ los contrastara. Al final el cuento resultó siendo
un retrato o parodia de su misma situación actual, con el hidalgo
sentado a la cabecera de la mesa, riñendo con un labrador. DQ estaba
rojo de la ira, y los Duques reían disimuladamente por la malicia de
Sancho con su amo. La duquesa calmó la situación tratando otros temas.
El eclesiástico, presente en la cena, escuchando todo, decidió
intervenir, reprendiendo al duque por leer los disparates del tal Don
Quijote de la Mancha, y los caballeros andantes que no existían. Al final
de la diatriba, DQ se puso de pie dispuesto a confrontarlo, sin importar
la presencia de los duques.
Día 88: Vuelve el teatro, de parte de los Duque, quienes planean hacer
una burla a DQ, que pareciese una aventura digna de aparecer en sus
historias. Los llevaron a caza de montería, y los vistieron para la
ocasión. Cazaron un jabalí, aunque Sancho sufrió por inexperiencia, y no
se mostró contento con la actividad. El duque le mencionó la
importancia de la caza, ya que era una imagen de la misma guerra, y
era buena actividad para reyes y gobernadores de ínsulas. Sancho
mencionó cuáles serían sus actividades como gobernador, y DQ lo
regañó por hablar con sus refranes, pero la duquesa se manifestó feliz.
Anocheció y seguían en el bosque, hasta que escucharon un sonido, y
fueron a buscar su origen. Encontraron un hombre que se presentó como
el diablo y encantador, y que estaban en búsqueda de DQ, y les habló
de la cueva de Montesinos y de Dulcinea encantada. Siguió un desfile
encantado, que intentó simular lo contado en la cueva de Montesinos.
Se fueron presentando y apareciendo los encantadores, que traían su
identidad y discurso, con los respectivos toques de novela de caballería.
Las burlas de los Duques y el espectáculo teatral seguirá en el próximo
capítulo.
Día 96: Los Duques estaban tan contentos y se habían divertido tanto,
que siguieron su promesa, y dieron órdenes a sus criados y vasallos
sobre el nuevo gobernador de ínsula: Sancho. El escudero se deshizo en
halagos y agradecimientos a los duques, y prometió ser un buen
gobernante. El duque le dijo que iría vestido como hombre letrado y
capitán, porque en la ínsula que le iba a conceder son menester las
armas y las letras. DQ entrenándose de la celeridad del ascenso de
Sancho, lo llevó a su aposento y lo hizo sentar. DQ empieza a hablarle
sinceramente, lo felicita y sigue un discurso con consejos sobre cómo
debe comportarse en su nuevo papel; tener a Dios, conocerse a sí mismo
("nosce te ipsum" del templo de Delfos), hacer gala de la humildad del
linaje, adoctrinar a su mujer, no juzgar con la ley del encaje, descubrir
la verdad entre las promesas de los ricos y los sollozos del pobre,
apartar la injuria, ser justo, entre muchos otros. Termina diciendo que
si los sigue, su fama será eterna, y que esos eran los consejos para
adornar el alma, y ahora les daría unos para adornar el cuerpo.
Día 98: Al inicio del capítulo, Cide Hamete sigue jugando con el lector
sobre el narrador/narradores de la obra. Y el caso de la 1ra parte de
incluir dos novelas apartes dentro de la novela, como fueron El curioso
impertinente y El capitán cautivo, para salir de la monotonía del
Quijote y Sancho. Y que en esta 2da parte no habrán novelas sueltas
sino algunos episodios que lo pareciesen (como el de los Duques)... esta
descripción de Hamete, muestra que Cervantes tuvo en cuenta detalles
de recepción de la primera parte para la segunda... Siguiendo la
narración, los Duques mandaron a Sancho al lugar de su ínsula. El
encargado de llevarlo fue el mayordomo de los Duques, que había hecho
el papel de la condesa Trifaldi en los anteriores capítulos. A Sancho le
pareció conocida su cara, pero DQ le dijo que no dijera tonterías. Salió
Sancho con una comitiva y vestido de letrado, y rucio escoltaba la
caravana. El narrador nuevamente interrumpe diciendo al lector que se
prepare para reír en los próximos capítulos sobre cómo le fue a Sancho
gobernando. Mientras DQ sintió nostalgia por la perdida de Sancho, y se
quedó momentáneamente con los Duques en un aposento, donde pidió
que nadie le sirviese. Salió a cenar pero pronto regresó a su aposento
cargado de melancolía, y recordando a Sancho. Desde su aposento DQ
escuchó una conversación, donde una tal Altisidora, hablaba con otras
sobre cantar a su amado, a ese nuevo Eneas (nuevo guiño a
#Virgilio2018). De repente, sintió tocar un harpa, y DQ quedó pasmado,
al recordar todas aquellas historias donde sonaba tal instrumento... y
Altisidora cantó una canción/serenata a nuestro caballero andante, y un
homenaje que en su letra repasaba sus aventuras. DQ estaba encantado
con esta declaración de amor, pero inmediatamente pensó en Dulcinea,
y dijo que él sólo era de ella. Cerró abruptamente la ventana y se
acostó a dormir.
Día 104: Cide Hamete nuevamente interviene y nos cuenta que cuando
doña Rodríguez fue al aposento de DQ, la siguieron otras dueñas que se
dieron cuenta. Avisaron a los duques, quienes dieron permiso de espiar
la conversación. En medio de la charla íntima, Altisidora y otras dueñas
entraron e hicieron todo lo que pasó al final del capítulo anterior,
atacando a doña Rodríguez y DQ. Mientras la duquesa mandó un
mensaje a llamar a Teresa Panza. El mensajero llegó y le entregó una
carta de su marido, el gobernador, y un presente de la duquesa,
quedando Teresa y su hija sorprendidas. Pidieron al hombre que les
leyera la carta. Teresa se emocionó con la carta y la noticia, pidió a
Sanchica que diera de comer al paje mientras ella iba a dar la noticia a
los vecinos con las prendas que había mandado la duquesa. El cura y el
bachiller Sansón Carrasco escucharon y fueron a indagar más. Sanchica
hablaba llena de refranes como su padre, manifestando su alegría.
Sansón manifestaba su incredulidad sobre esa situación, y el paje lo
invito a que lo acompañase de regreso y lo viera con sus propios ojos. El
cura se llevó al paje para indagar más sobre DQ y sus hazañas. Y Teresa
pagó para que le escribiesen las cartas de respuesta a Sancho y la
duquesa, rechazando la propuesta de Sansón en escribirlas.
Día 106: DQ recuperado de los rasguños pensó en decir a los Duques que
se marchaba a Zaragoza. Cuando estaba apunto de informarles en la
mesa, entraron dos mujeres de luto y llorando, quienes se pusieron a los
pies de DQ. Los Duques estaban extrañados porque no lo habían
organizado. Las mujeres se descubrieron el velo, y se vio a doña
Rodríguez, la dueña de la casa, junto con su hija, la que fue engañada
por el labrador. Doña Rodríguez enterándose de la partida de DQ, fue a
pedirle que le ayudase a defender el honor de su hija antes. Se disculpó
ante los Duques, pero el duque aceptó y además añadió que él prestaba
las instalaciones del castillo para que se llevara a cabo el duelo, y
citarían al mancebo. DQ aceptó. En ese momento llegó el mensajero
con las cartas de respuesta de Teresa Panza, a la duquesa y Sancho. La
duquesa emocionada abrió las cartas. En una Teresa le daba las gracias,
contando el revuelo generado en el pueblo y algunos incrédulos que no
le creían. Pidió que le dijera a su marido que enviase dinero. Pidieron a
DQ permiso para abrir la de Sancho, y el mismo DQ la abrió. En ella
repetía el deseo de ir a visitarlo con Sanchica, y fuese recogida por un
coche, que vieran sus vecinos. También volvió a mencionar la
incredulidad del cura, el barbero y el bachiller. Y aprovechó a contar
chismes del barrio. Los Duques rieron con las cartas, y llegó enseguida
la que Sancho mandaba a DQ, que también se leyó públicamente. La
duquesa se fue con el paje mensajero, quien contó más detalles y le
hizo entregas de las bellotas y un queso de Teresa.
(D.Q 2.52) #Cervantes2018
Día 107: Cide Hamete inicia con una reflexión sobre lo poco que las
buenas cosas han de durar... estaba Sancho en la séptima noche de su
gobierno en su cama, no harto de pan y de vino sino de juzgar y
gobernar. Cuando de repente escuchó un alboroto, y al abrir la puerta
de su aposento vio a más de 20 personas con antorchas encendidas y
espadas desvainadas gritando que los enemigos los estaban atacando.
Pedían a su líder que se armara y los liderara, pero Sancho pensaba que
eras cosas eran de su amo DQ, pero siguió adelante. Sancho
desesperado dio discursos, fue atropellado entre gentío, pidió vino y
que le quitasen el sudor, hasta desmayarse del temor. Claramente todo
seguía siendo una broma y parte del teatro, pero al día siguiente que
Sancho se levantó del desmayo, todos lo observaban atentamente. Se
vestía con prisa, y cuando terminó se acercó a su rucio y le abrazó y le
besó, y con lágrimas dijo palabras a su asno y luego dirigiéndose a los
demás dijo que le dejaran regresar a su antigua libertad, a buscar su
vida pasada para resucitar de esa muerte presente. El doctor Pedro
Recio le dijo que se quedara y que sería más flexible con las comidas. El
mayordomo también lo despidió con pesar. Sancho dijo que iría directo
a darle la noticia al duque. Pidió para el corto camino pocas
provisiones, y todos lo abrazaron y lloraron... los dejó admirados, sus
razones y su determinación tan resoluta y tan discreta.
Día 108: Los Duques, como el mozo que había engañad a la hija de doña
Rodríguez estaba en Flandes, decidieron hacerlo pasar por otro, que les
ayudara a hacerle una nueva broma a DQ. El narrador hace una pausa a
esta historia y pasa a la de Sancho, quien ya iba en su viaje de regreso
tras abandonar su puesto de gobernador. En el camino se encontró con 6
peregrinos. Entre ellos estaba un vecino de Sancho que no reconoció al
inicio, Ricote el morisco, tendero del lugar. Pararon en el camino para
comer, y Ricote le dijo que le contaría su historia y por qué andaba
disfrazado de esa forma. Ricote cuenta y ambienta sobre el problemas
de los descendientes musulmanes en España, y un decreto de expulsión
en el año 1610, que estuvo precedido por una disposición que permitía a
los moriscos expatriarse voluntariamente. Y cómo fue desterrado junto
a su familia, pero el deseo de regresar a su natal España nunca se había
perdido, y regresaba también a sacar el tesoro que había enterrado
antes de partir, porque a los expulsados se les impedía llevarse dinero
alguno. Invitó a Sancho a que lo acompañara en su aventura con la
promesa de pagarle 200 escudos. Sancho le respondió que no era
codicioso y que peciso regresaba de abandonar un buen puesto como
gobernador. Ricote pidió detalles, aunque le dijo que las ínsulas no
estaban en tierra firme sino dentro del mar. Intentó convencerlo pero
Sancho volvió a negar y dijo que quería llegar pronto donde su señor
DQ. Se despidieron con afecto y se desearon suerte en sus respectivas
empresas.
Día 113: Se detuvieron a comer cerca a una fuente. Ante las pocas
provisiones que quedaban, Sancho se mostraba cauto y esperando a que
su amo empezara a comer, pero DQ lo animó a seguir y comer, y que no
se preocupara por él. Luego buscaron la venta más cercana, donde
Sancho tuvo una discusión con el ventero sobre la comida que ofrecía.
Al final, un plato de uñas de vaca, manos de ternera cocidas con
garbanzos, cebollas y tocino hizo la diferencia. Entonces DQ escuchó en
un aposento cercano que alguien hablaba sobre leer otro capítulo de la
2da parte de Don Quijote de la Mancha (refiriéndose al famoso Quijote
apócrifo de Avellaneda). DQ se alarmó y pegó más el oído para escuchar
la conversación. Hablaban sobre las impresiones sobre la 1ra parte, y
sobre la posibilidad que DQ olvidara a Dulcinea. Ante tal afirmación, DQ
alzó la voz diciendo que jamás olvidaría a Dulcinea. Los dos caballeros
salieron para ver quien les hablaban, y al reconocer al verdadero DQ, se
lanzaron a su cuello en agradecimiento. DQ les arrebató el libro y
empezó a hojearlo. Empezó a criticar lo que iba leyendo, entre ellos el
prólogo ofensivo (donde carga contra Cervantes), el lenguaje y el
nombre de la esposa de Sancho. Don Jerónimo, uno de los caballeros
reconoció a Sancho, que salió apenas mencionaron a su esposa. DQ
aceptó invitación de los caballeros a cenar con ellos, y Sancho se quedó
comiendo con el ventero. Hablaron de Dulcinea, y les contó sobre el
encantamiento. Luego de comer, Sancho se unió. Compararon la versión
con aquella original de Cide Hamete Benengeli. DQ no pudo seguir
leyendo el libro impostor, por la falta de invención, la pobreza de letras
y su riqueza en simplicidades. Y respondiendo a los caballeros, dijo que
se dirigían a Zaragoza, a sus fiestas. DQ pensó en desviar su camino,
para no seguir la ruta de esa versión impostora y desenmascarar al
historiador moderno. Se fueron a dormir, y los caballeros quedaron
maravillados de conocer a los dos verdaderos DQ y Sancho.
Día 114: Con la noticia de que el falso historiador que escribió la 2da
parte e sus aventuras, había escrito que iba a Zaragoza, decidió cambiar
la ruta e ir directo a Barcelona. En el camino a Barcelona, tuvieron que
dormir varias veces al aire libre. En una de esas noches, DQ fue
atormentado en sueños/pensamientos por los recuerdos de la cueva de
Montesinos, de Merlín, de Dulcinea encantada. Y se despertó con la
disposición de darle los 3.000 azotes que romperían el encanto. Cogió a
Sancho desprevenido y lo ató con cintas. Sancho se quejó recordando
que los azotes debían ser voluntarios. Sancho se abalanzó sobre DQ y lo
puso contra el piso. Sancho le rogó y convenció que le dejara a él mismo
decidir sus azotes. Cuando Sancho se levantó sintió que le tocaban la
cabeza, y al tocar con la mano sintió dos pies de personas. Llamó a DQ y
le dijo que todos esos árboles tenían pies humanos. DQ lo calmó
diciendo que ese era el bosque de los ahorcados, donde los ladrones por
esos lares era ahorcados por la justicia. Al amanecer, se vieron
rodeados de más de 40 bandoleros vivos, que les decían que se
quedaran quietos y esperaran a su líder. Los hombres empezaron a
registrar a Rucio y Rocinante, y cuando iban a despojar a Sancho, llegó
el líder y detuvo a sus hombres. El líder se sorprendió de ver una lanza
arrimada a un árbol, un escudo en el suelo, y a DQ armado y pensativo,
con la más triste y melancólica figura que pudiera formar la misma
tristeza. Y le dijo que no estuviese triste, que el no era un cruel, sino
que era Roque Guinart, que era más compasivo que riguroso. DQ
respondió que no era tristeza por haber caído en su poder sino por
haber sido descuidado y no haber estado alerta. Roque que había
escuchado de DQ, se dio cuenta enseguida de su enfermedad que tocaba
más la locura que la valentía. Pero en ese momento llegaron varios
caballos y hombres armados liderados por una mujer, que se presentó
como Claudia Jerónima, hija de Simón Forte, y contó brevemente a
Roque lo que había hecho: había matado al hijo de Clauquel Torrellas,
enemigo de Roque, porque la había engañado y se había casado con
otra. Entonces pedía ayuda a Roque para que le ayudase a escapar y
defendiese a su padre de la venganza del enemigo. DQ escuchando la
conversación, dijo que él mismo se encargaría de hacer cumplir a ese
joven su promesa, vivo o muerto, que le diesen sus armas y su caballo y
lo esperasen. Roque no los escuchó y fue él mismo con Claudia.
Encontraron al joven herido siendo llevado por sus criados. Llegaron a
ellos y Claudia le decía al moribundo que si no la hubiese engañado eso
no hubiese pasado. El joven le dijo que había sido producto de sus celos
y que sólo iba a desposarla a ella. Entonces Claudia se desmayó junto al
joven. Y al despertar, sólo ella logró hacerlo. Roque ordenó a los
criados que llevaran el cuerpo a su padre. Claudia le dijo que se iba a
internar a un monasterio. Roque le ofreció toda la ayuda y regresó
donde sus hombres. Roque y sus hombres sacaron todo lo que habían
robado últimamente y lo repartieron exactamente en partes iguales.
Diciendo que era la única forma de convivir entre ladrones. Sancho
estaba impresionado por el sentido de justicia entre ladrones. Los
bandoleros se fueron a atracar otro grupo, y Roque se quedó hablando
con DQ, donde hablaron largamente sobre la justicia, los robos y las
motivaciones. Quedando ambos sorprendidos con sus respectivos
discursos. Hasta DQ le propuso enseñarle a ser caballero andante, ante
la risa de Roque. Los bandoleros llegaron con las nuevas víctimas, que
traían a dos capitanes de la infantería española, con un cargamento de
varios escudos y sus familias en los carruajes. Al saber el monto, Roque
propuso que le dieran una parte de su cargamento para compartir con
sus hombres. Todos estaban sorprendidos del sentido de justicia y
detalle de Roque, se hasta los capitanes agradecieron. Roque se apartó
y escribió una carta a un amigo en Barcelona, diciendo que había
conocido al famoso DQ, del que tantas cosas se decían. Que era un
hombre muy gracioso y muy entendido. Para que lo atendiese cuando
llegase. Envió la carta con uno de sus hombres, que se disfrazó de
labrador.
Día 118: La mujer de don Antonio Moreno recibió con afecto a Ana
Félix, y admirada por su belleza, varias personas de la ciudad iban a
verla. DQ se ofreció a rescatar a don Gregorio y devolver su libertad
para reunirse con Ana. Pero Sancho saltó enseguida a protestar por tal
locura. Don Antonio dijo que esperasen y si salía mal el caso daría
permiso a DQ de ir a Berbería. Un día DQ se paseaba, armado como
siempre, por la playa, y vio venir hacia él a un caballero también
armado, con una luna en su escudo. Llegó y se presentó ante DQ, al que
llamó por su nombre, como el Caballero de la Blanca Luna, y dijo que
había ido a enfrentarse con él para probar sus fuerzas, y para
comprobar que su dama era más hermosa que su Dulcinea; y en caso de
vencerlo, quedaba a su merced. DQ se quedó sorprendido, pero le
respondió severamente que nunca había escuchado de él, por lo tanto
se quedaba con sus propias hazañas, pero que aceptaba el reto y que
escogiera su lugar en el campo. En eso, en el castillo de don Antonio se
enteraron del enfrentamiento y salieron todos a ver, incluso el visorrey.
El visorrey se puso en la mitad tratando de entender las causas de esa
imprevista batalla, y preguntó a don Antonio si era una burla, pero el de
Blanca Luna le respondió sus dudas. El de Blanca Luna con un caballo
más joven y rápido lanzó a Rocinante y DQ al piso, y luego se acercó
poniendo su lanza sobre su visera, ordenando que confesara que su
dama era más hermosa. DQ se negó y pidió que le quitara la vida antes
que tener que decir esa mentira. El Caballero de la Blanca Luna disfrutó
su victoria y se despidió lentamente al pisotear el orgullo de DQ,
mientras don Antonio y el visorrey mandaron a seguir al caballero para
conocer su identidad. Sancho triste al ver a su amo abatido en su peor
derrota hasta la fecha.
Día 119: don Antonio Moreno siguió con sus hombres al misterioso
Caballero de la Blanca Luna para conocer su identidad. Al verse
perseguido, el caballero decidió sentarse con don Antonio y contarle.
Para los que no lo habían intuido, era el mismo bachiller Sansón
Carrasco, que páginas atrás se le había aparecido a DQ como el
Caballero de los Espejos, pero en esa ocasión DQ lo había vencido.
Sansón prometió venganza, y la cumplió a cabalidad, al derrotar a DQ.
Le contó además, que él lo hacía para pedirle y exigirle que volviese a
su casa, para recuperarse de su locura por un año, sabiendo que nadie
más respetaría los códigos como caballero. Y pidió que no revelara a DQ
su identidad. Don Antonio le dijo que la enfermedad de locura de DQ
era prodigiosa y le hacía un ser brillante y divertido, y él no quería que
curase, pero que aún así no le revelaría su identidad. Don Antonio le
contó al visorrey la historia del bachiller, y tampoco le gustó. Mientras,
DQ adolorido en cama era consolado por Sancho, que le pedía que
volvieran a casa a recuperarse. DQ dijo que su reclusión y retirada era
por un año solamente, por perder la batalla, y luego volvería y tendría
oportunidad de darle el reino a Sancho. Don Antonio interrumpió para
darle una buena notoria, que sus hombres habían rescatado a don
Gregorio, y ya se encontraba en casa. Todos en la casa estaban
contentos, y fue el encuentro de don Gregorio con Ana Félix. Luego del
encuentro, todos se despidieron, don Antonio iría con el bello y joven
Gregorio a ver a sus padres, Ana Félix se quedaría con la esposa de
Antonio y Ricote con el visorrey. DQ y Sancho también se despidieron.
"DQ desarmado y con ropa de camino, y Sancho a pie, por ir Rucio
cargado de armas".
Día 120: Al salir de Barcelona y pasar por el sitio donde fue vencido, DQ
dijo: "¡Aquí fue Troya!", en nueva alusión a la Eneida #Virgilio2018. DQ y
Sancho iban hablando y filosofando en el camino sobre las victorias, las
derrotas y la impredecible Fortuna. Sancho propuso dejar las armas en
algún lado para librar a Rucio de la carga y él dejar de caminar. DQ
aceptó y las dejarían bajo un árbol y dejarían un mensaje como el de
Roldán en Orlando furioso. En el camino, 5 días después de caminata, se
encontraron con mucha gente de fiesta y un labrador se acercó a ellos
para que fuesen jueces de una apuesta, donde el hombre más flaco y el
más gordo hicieron una apuesta para hacer una carrera, pero ambos
llevando el mismo peso. Sancho, apelando a su experiencia de
gobernante decidió dar la sentencia, diciendo al gordo que también
debía aligerar en carnes y no sólo el flaco añadirse peso. Aquella noche
pasaron amo y mozo a mitad del campo, y vieron que venía un hombre
con alforjas en el cuello y un chuzo en la mano. El hombre se lanzó a las
piernas de DQ y le agradeció de volver a casa de los Duques, y se
identificó como Tosilos, el lacayo del duque que no quiso pelear con él
sobre el casamiento de la hija de doña Rodríguez. Tosilos confesó que
no hubo encantamiento, y el duque le hizo darle 100 palos por
desobedecer, y doña Rodríguez y su hija ya no estaban en el Castillo.
DQ desconfiado por los encantamientos, pensó que ese era otro truco y
dijo a Sancho que él seguiría el camino y él se podía quedar comiendo
con las provisiones del caminante. Tosilos se quedó hablando y
comiendo con Sancho, quien no hizo esperar mucho a su amo, que le
esperaba a la sombra de un árbol.
(D.Q 2.66) #Cervantes2018
"Abre tus ojos deseada patria, y mira que vuelve a ti Sancho Panza, tu
hijo, si no muy rico, muy bien azotado. Abre los brazos y recibe
también a tu hijo DQ, que, si viene vencido de los brazos ajenos, viene
vencedor de sí mismo, que, según él me ha dicho, es el mayor
vencimiento que desearse puede. Dineros llevo, porque si buenos
azotes me daban, bien caballero me iba".
Día 128: Por cosas de la vida, DQ cayó mal en cama. No se sabía si era
por la melancolía que causaba la derrota, o por simple voluntad divina.
DQ estuvo con fiebre seis días en cama, en los cuales era visitado por el
cura, el barbero, el bachiller, sus amigos, y de la cabecera nunca se
separaba su buen escudero, Sancho Panza. Intentaron animarle por
todos los lados, promesas de la vida pastoril, pero DQ seguía mal.
Durmió un buen rato y luego se levantó y pidió a su sobrina que llamara
a sus amigos, porque sentía la muerte cerca y quería confesarse y hacer
su testamento. Se llamó así mismo Alonso Quijano, y que ya no era Don
Quijote de la Mancha. Y todos se admiraron al percatar que Alonso
Quijano estaba muy cuerdo. Primero, asegurar el pago de Sancho por
sus servicios de escudero en su locura, y pidió perdón a Sancho por
hacerse parecer loco. Sancho le rogó que no se muriese, que la mayor
locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin
más. Le habló de las próximas aventuras juntos, y si era melancolía por
la derrota, dijera que había perdido por su culpa, por no ensillar bien a
Rocinante. Y de sus libros de caballería, donde siempre el que es
vencido tiene oportunidad de redimirse. Sansón Carrasco apoyó lo que
dijo Sancho. Siguió leyendo la voluntad de su testamento, a su sobrina
Antonia Quijana, a su ama, hasta al cura y el bachiller. Y apuntó que su
sobrina quería casarse, y se averiguara que el prometido sabe lo que son
los libros de caballería, perdiese automáticamente lo que le había
dejado. Hasta dejó una petición por si encontraban al autor de la 2da
parte falsa del Quijote. El cura pidió al escribano certificar que el
verdadero Don Quijote, Alonso Quijano, había muerto para evitar que
otros autores le resucitasen falsamente; y como el mismo Cervantes dijo
en el prólogo de su 2da parte, adelantando que dejaba a su héroe
muerto y sepultado, también para evitar que lo resucitasen impostores.
Cide Hamete no especificó el lugar de la Mancha donde murió, para que
todas las villas y lugares de la Mancha lo tuvieran por suyo, así como las
7 ciudades de Grecia por Homero. Como epitafio en su sepultura,
Sansón Carrasco puso:
"Yace aquí el hidalgo fuerte
que a tanto extremo llegó
de valiente, que se advierte
que la muerte no triunfó
de su vida con su muerte.
Tuvo a todo el mundo en poco,
fue el espantajo y el coco
del mundo, en tal coyuntura,
que acreditó su aventura
morir cuerdo y vivir loco".
#Cervantes2018
Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)
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