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EL PAPA FRANCISCO INVITA AL MOVIMIENTO DE SCHOENSTATT A TRABAJAR POR UNA

“CULTURA DE ENCUENTRO”

El Papa Francisco nos recibió hoy, 25 de octubre, con motivo


de nuestra celebración del centenario. “Una cultura del
encuentro es una cultura de alianza”, fue quizá una de las
expresiones del Papa Francisco que más aplaudimos los casi
8.000 peregrinos provenientes de más de 50 países que nos
juntamos en Roma para celebrar justamente los 100 años de la
Alianza de Amor con María.
Al comenzar la Audiencia, el P. Heinrich Walter, Presidente del
Movimiento Apostólico de Schoenstatt, se dirigió al Santo
Padre recordándole su conocida y tan querida imagen de que
los pastores deben oler a oveja y agregó: “esperamos que con
este encuentro podamos transmitirle algo de la espiritualidad -que Dios nos ha regalado-, de tal modo que en
usted quede algo del olor mariano de Schoenstatt”.
El encuentro con el Santo Padre fue marcado especialmente por el momento de diálogo a través de preguntas 5
preguntas, basadas en las temáticas de las carpas: Familia, pedagogía, juventud, sociedad e Iglesia.
La opción “cuerpo a cuerpo” por las familias
Al abordar el tema del matrimonio y las familias el Santo Padre fue muy claro en la necesidad de tener los
conceptos y las ideas claras, llamar a las cosas por su nombre. Sostuvo que la familia está en crisis “porque le
pegan de todos lados”. En cuanto a la pastoral de ayuda quiso detenerse en la necesidad de acompañar “cuerpo a
cuerpo” las diversas situaciones, “lo que significa perder tiempo” como lo hizo Jesús, el gran maestro de perder
el tiempo para hacer crecer las conciencias, sanar las heridas y para enseñar.
María es Madre
“María es madre” fue el acento que repitió el Papa Bergoglio al responder sobre su
relación personal con la Virgen María y su visión de María en la Nueva
Evangelización. Emocionado repitió que efectivamente María es capaz de
“transformar una cueva de animales en la casa de Dios con unos pocos trapos y una
montaña de ternura, así como hacer saltar a un chico en el seno de su madre”. Con
varias anécdotas y dejado entrever, una y otra vez, la riqueza de su relación
personal con María, compartió su visión de María como Madre de la Iglesia,
remarcó que los cristianos “no tenemos derecho, y si lo hacemos estamos
equivocados, a tener psicología de huérfanos. O sea, el cristiano no tiene derecho
“a ser huérfano”. Tiene Madre. Tenemos Madre.”
Hizo también referencia a la frase de San Alfonso María Ligorio que hace parte de
nuestra espiritualidad y explicando su sentido: “un devoto de María no se condena
(…). O sea, durante toda la vida sabe tocar las conciencias. Sabe tocar las
conciencias. Te acompaña en eso. Nos ayuda. María es la que ayuda a bajar a
Jesús. En el abajamiento de Jesús. Lo trae del cielo a convivir con nosotros.”
Jóvenes: no hay nada que supla el camino del testimonio
A los jóvenes los invitó a ser verdaderos testimonios que atraigan a los otros jóvenes, “Vivan de tal manera que
otros tengan ganas de vivir como nosotros. Agregó que al camino del testimonio no hay nada que lo supla y que
“lo podremos hacer si asumimos en nuestra carne y en nuestra vida a ese alguien que se llama Jesús”. Después
los invitó a hacer una opción por salir en misión, repitiendo una vez más esa invitación y alerta: “un
movimiento eclesial que no sale en misión es un movimiento de exquisitos. A lo más en vez de ir a buscar
ovejas para ayudar y dar testimonio se dedican a peinar ovejas, son peluqueros espirituales.”
Antes de finalizar con una pequeña síntesis sobre los puntos que había tratado alertó a los jóvenes sobre la
tentación del cansancio: “Y una cosa que ustedes los jóvenes van a tener: la tentación del cansancio. O porque
no ves los resultados, o porque bueno el espectáculo se acabó y ya está muy aburrido, y voy a buscar otra cosa.
En eso, en el primer síntoma de cansancio que encuentren, cansancio del camino, pero de cualquier forma,
abran la boca a tiempo. Pidan consejo a tiempo. Me está pasando esto. Salí “en cuarta” y ahora “estoy marcha
atrás”. Pero la tentación del cansancio es muy sutil. Porque detrás de la tentación del cansancio de salir a la
misión, se esconde el egoísmo. Y se esconde, en última instancia, el espíritu mundano, ¿no?, volver a la
comodidad, al estar bien, a pasarla bien o como quieran.”
Sociedad
En la cuarta pregunta al Santo Padre lo invitaron a compartir cuál
era su secreto para perseverar en el servicio y mantenerse alegre
en medio de las frustraciones y dificultades. Luego de su primer
“No sé” se dedicó a compartir cómo sostiene su vida en la oración
y en el abandono, en la audacia y el coraje y que quizá lo que más
lo ayuda es vivir descentrado, “si nos quedamos encerrados en
nuestro mundito, no terminamos de entender, no terminamos de
saber cuál es la verdadera situación de una verdad”.
Dentro de esta pregunta destacó algo que le impresionó de la
historia personal del P. José Kentenich, fundador del Movimiento
de Schoenstatt, que vivió 15 años de exilio en el tiempo del pre-concilio. El Santo Padre dijo, “Me impresionó
que el Superior General de ustedes haya hecho referencia a la incomprensión que tuvo que padecer el padre
Kentenich y, al rechazo. Ese es signo de que un cristiano va adelante: cuando el Señor le hace pasara la prueba
del rechazo. Porque es el signo de los profetas.”
“Una cultura de encuentro es una cultura de Alianza”
Finalmente, le preguntaron sobre cómo el Movimiento de Schoenstatt podría ponerse al servicio de la Iglesia en
la tarea de renovación y cuáles serían los acentos importantes a tener en cuenta. El Papa respondió que la
renovación de la Iglesia es algo que está presente desde la tradición de la Iglesia, haciendo referencia a la
conocida expresión “Ecclesia semper reformanda”. Luego se explayó sobre la necesidad de trabajar en base al
encuentro, en contraposición al camino del des-encuentro tan transitado hoy. Allí sostuvo que la “cultura del
encuentro es una cultura de alianza, que crea solidaridad”.
Finalmente, el Santo Padre confesó un que un sacerdote de Schoenstatt le había regalado una imagen de Nuestra
Señora de Schoenstatt que tiene en su velador y aclaró: “todas las mañanas cuando me levanto la toco y le
rezo”.

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