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Ciudad de México, a 12 de julio de 2018.

RÉGIMEN DE LA ECONOMÍA I

ENSAYO:
EXISTENCIA DEL DERECHO ECONÓMICO COMO NUEVA
DISCIPLINA U ORDENAMIENTO JURÍDICO.

Profesora-Investigadora: Ana Laura Sánchez Silva.


Alumno: Luis René Alemán Juárez 2163004039.
En las siguientes líneas me permitiré ensayar de manera cronológica y con una

visión historiográfica una serie acontecimientos, a partir de los cuales hare

algunas reflexiones. Así mismo, me pronunciare por la existencia o no de un

derecho económico, y si este es una rama autónoma o bien todo un ordenamiento

jurídico complejo.

Para ello es necesario poner un suelo, y ubicarnos en un contexto específico.

Aunque de economía se ha hablado durante siglos,- léase historia del mundo

oriental y occidental- hablar de un derecho económico o de derecho de la

economía, nos resulta relativamente nuevo.

Las relaciones sociales y económicas entre las personas, se daban de manera

consuetudinaria, sin barreras, sin limitaciones y bajo una lógica que respondía a

los usos y costumbres de cada cultura, es decir, intercambiaban sus productos en

lugares específicos, que hoy, la academia ha identificado como la actividad de

trueque en mercados o tianguis.

Resulta imposible que como mexicanos no nos apasione esto, pues la antigua

Gran Tenochtitlán fue ejemplo de ello, en lo que hoy conocemos urbanamente

como las unidades habitacionales de Tlatelolco, entre los años 1400 y 1600; era el

gran tianguis de Tlatelolco.

Las equivalencia del precio entre un producto y otro, se daban a partir de su valor

(en términos marxistas) según el uso del producto y la dificultad para obtenerlo,

era un intercambio regulado a como Dios les diera a entender, en ese entonces, a

como su cosmogonía prehispánica les inspirara.


Esto en América, con los Incas en Chile y Perú, con los Aimara en Bolivia, y con el

resto de culturas que hoy dan identidad a América Latina, pero en el resto del

mundo sin duda que realizaban las mismas actividades.

Prueba de ello, fue el proceso de colonización en Europa gracias a que los

mercaderes salían de sus territorios- hoy estados naciones- de origen a comerciar

sus productos con pueblos lejanos, esta era una actividad un poco más compleja,

debido a que no solo era aprender a cobrar por sus productos, sino que además

tenían que pagar impuestos al soberano, mantener a la elite eclesiástica y a la

clase improductiva.

Estos cambios, de trueque a comercio demandaron la existencia de mecanismos

de regulación, coercitivos, punitivos o jurídicos.

No se descarta la intervención del derecho canónico, pues recordemos que

estamos aún bajo el antiguo régimen, donde se persiguen fines teológicos, y el

soberano es el representante de Dios en la tierra, por tanto lo que legisle el

soberano no será otra cosa que la “voluntad jurídica de Dios” – como si esto

existiera-.

No sorprende entonces que desde el siglo XVIII, el fisiócrata francés Nicolás

Baudeau (1730-1792) utilizaba la noción de “legislación económica” en su obra

titulada Premiére introduccion a la philosophie économomique, ou Analyse des

états policés (1771). Para este autor, la legislación económica, “única, eterna,

invariable, universal, divina y esencial”, relevaba del derecho natural y regía la

“sociedad económica”; ésta reposa sobre tres “artes”, el arte social, el arte
productivo y el arte estéril, correspondiendo a las tres clases distinguidas por F.

Quesnay, la clase de los propietarios, la clase productiva de los agricultores, y la

clase estéril de los industriales y de los comerciantes.1

Ya con la Revolución Francesa que refiere la ruptura del antiguo régimen y el

nacimiento de la nueva visión teleológica, aparecen nuevas corrientes del

pensamiento, como el liberalismo y el contractualismo. Esta última con particular

importancia pues asegura el cumplimento de las partes dentro de una obligación, y

esto da certeza a quien pretende realizar cualquier acción económica, desde una

compra hasta una inversión, a priori otorga confianza, misma que ya tiene un

respaldo legal.

Notamos entonces una de las primeras relaciones entre derecho y economía, que

tiene su base en la necesidad de que el estado como ente regulador actué sobre

la actividad económica de los particulares, a fin de lograr un equilibrio y dirimir las

controversias que pudieran existir, siempre respetando la esfera del derecho

privado.

Hay quienes se niegan a aceptar la existencia de un derecho económico, pues les

aterra la idea de que el Estado pueda entrometerse en las relaciones entre

particulares, afectando así, el tan consagrado derecho privado. Pero debido a la

magnitud de estas relaciones y lo que ello refiere, no existe- salvo prueba en

contrario- otra manera de poder conseguir una relación pacífica y certera, que no

sea atreves del poder estatal, y cuando los particulares falten a sus obligaciones

1
Le droit économique
Alex Jaquemin et Guy Schrans.
Coll. Que sais-je?, 1974. París. Universitaires de France P. 5-33.
interviene el estado con todo su poder punitivo, haciendo valer el monopolio de la

fuerza que el ordenamiento jurídico le otorga.

Sin duda, que esto es peligroso porque se corre el riesgo de que haya excesos del

estado, pero regresemos a la idea de Nicolás Baudeau y su legislación

económica, el Estado crea derecho, y tiene que someterse a él, funcionando bajo

el régimen de atribuciones expresas, es decir, el poder y el deber de hacer solo lo

que la norma dice.

No queda duda, de la necesidad de que exista un derecho que regule las

actividades productivas, pero el dilema de los teóricos esta entre si es una rama

autónoma del derecho, que puede entenderse y legitimarse sola o bien, un

ordenamiento jurídico que contiene la característica de la transdiciplina y por lo

tanto es versátil cuando a sus funciones se refiere. Por el momento la duda que

existe un componente jurídico dedicado a la economía, ha sido resuelta.

Más allá del comercio, y cuando los países no logran obtener los índices de

desarrollo que requieren, acuden a pedir préstamos a los organismos

internacionales, tales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional,

o modifican sus leyes a fin de que puedan ser naciones atractivas-paraísos

fiscales en términos políticos financieros- a los inversionistas extranjeros con sus

empresas transnacionales, cuando esto sucede, normalmente se desata un

connato de sublevación social, pues las empresas son bestias despiadadas como

leones hambrientos en búsqueda de la riqueza que dan los recursos naturales

vírgenes de los países en vías de desarrollo.


México es un buen ejemplo para comprobar esta hipótesis, pues el presidente

Enrique Peña Nieto a inicios de su sexenio anunció con bombo y platillo la

implementación de “reformas estructurales” – léase directrices tomadas del

Consenso de Washington- y para ello necesitaba un acuerdo político entre las

fuerzas legislativas del H. Congreso de la Unión a fin de poder lograr la mayoría

calificada que le permitiera reformar la norma suprema- en términos kelsenianos-

así mismo, acordó con las legislaturas locales; y bajo un ambiente de

incertidumbre con la luz de la luna que embellece a la madrugada, a las 3 de la

madrugada se aprobó por fast track la reforma energética, que más tarde

permitiría la participación extranjera en actividades que eran únicas y exclusivas

del estado mexicano.

¿La economía subordina al derecho, o el derecho rige a la economía?

Es un gran debate, que incluso raya en lo filosófico, pues la hipótesis de Carlos

Marx es que el poder político y el derecho tienen su origen y fundamento en los

fenómenos económicos de producción. La economía es el punto toral en torno a la

cual gira la doctrina marxista. Marx interpreta la historia desde una perspectiva

eminentemente económica. La considera como el desarrollo de los esfuerzos del

hombre por dominar y transformar las fuerzas de la naturaleza y, en consecuencia,

las de producción.2

Apoyando la teoría marxista Alex Jaquemin et Guy Schrans en su obra “el derecho

económico “plantea la existencia de un derecho al servicio de la economía, que se

crea a partir de condiciones de mercado restrictivamente definidas de presiones y


2
Poutlanzas, Nicos, Poder político y clases sociales en el estado capitalista. México XXI,, 1979, pp.117—121.
de objetivos cuidadosamente delimitados, generalmente mesurables

monetariamente. Para él, el economista ha sido capaz de derivar rigurosamente

las condiciones necesarias y suficientes de un comportamiento eficaz, pues en

cierta medida, el papel del derecho será entonces de permitir, o lo que es lo

mismo de estimular, la puesta en marcha de estos comportamientos. 3

Entre esas condiciones está el derecho de propiedad que garantiza el uso de las

cosas, el derecho a la libertad contractual, y al régimen de responsabilidad

patrimonial.

El estado tiene como tarea luchar contra las coaliciones, las prácticas restrictivas y

los comportamientos mopolicos. La concurrencia eficaz no coincide entonces con

el laissez-faire, al contrario requiere la presencia vigilante para su autodestrucción.

Otra hipótesis que establece este autor es la de un derecho más allá de la

economía. Que responde necesariamente a los fracaso de la economía de

mercado, una economía a escala con una creciente demanda industrial,

incluyendo bienes y servicios colectivos que responden a necesidades, pero que

no se prestan a la producción privada o a la compra y a la venta.

De esta manera nos damos cuenta que existe una contradicción de hipótesis que

afirman la existencia de una relación indefectible entre economía y derecho,

aunque la primera ponga a la materia económica como dominante y la segunda

separa diametralmente estas dos ramas – las pinta autónomas e independientes-.

3
Alex Jaquemin et Guy Schrans. Le droit economique.
En nuestro acontecer histórico y en pleno siglo XXI hemos visto como las naciones

han avanzados en la creación de ciencia y tecnología, que viene a crear nuevas

maneras de relacionarse económicamente y por tanto, también jurídicamente.

Muchos le llaman proceso de conquista, otros neoliberalismo rapaz, sin importar

como le digan , es el latente proceso de globalización, que consiste en la

homologación de políticas económicas para todo el mundo, propuestas del

Conceso de Washington.

Estas políticas perpetúan el neoliberalismo y condicionan a los países semi

desarrollados a someterse a estas recetas, de lo contrario sufren boicots como lo

vivió Cuba durante muchos años, a consecuencia de oponerse a las políticas

neoliberales, y a un modo de producción capitalista.

El derecho económico responde estas nuevas dinámicas mundiales, incluyendo

un marco jurídico muy amplio, que incluye todo un conglomerado de disciplinas al

servicio de la economía.

Permite la extracción, producción, distribución, consumo y disposición de los

bienes, y cada uno de estos procesos incluye una mezcolanza de distintas ramas

del derecho, por ejemplo la extracción que es de los procesos más complicados

en términos administrativos y penales, en muchas ocasiones, la extracción de los

recursos naturales necesarios para la producción afecta a terceros-excluyendo el

daño ambiental-, la propiedad privada se ve lacerada, y los permisos del gobierno

son tardados, salvo que exista un gran interés político-económico detrás.


En este caso, el Derecho Constitucional ayuda para el caso de la extracción de

recursos en el subsuelo, antes tiene que existir un marco normativo constitucional

que lo permita, como ocurrió hace poco con la reforma energética; El Derecho

Administrativo -a través de la Administración Pública Federal- debe entregar los

permisos, y exigir un análisis de impacto regulatorio que exponga a quienes

beneficia y a quienes perjudica (a cargo de la CONAMER); El Derecho

Laboral establece los derechos laborales, así como sus garantías. Y con apoyo

del derecho administrativo establecen las cuotas obrero patronal, incluso dirimir

controversias en las juntas de conciliación; El Derecho Civil interviene para

establecer los contratos de arrendamiento o compraventa entre el particular que

busca explotar unas hectáreas y el dueño de la tierra, incluso los contratos de

trabajo entre el patrón y los obreros; El Derecho Energético interviene tratándose

de explotación de energías, interviene para presentar un análisis de impacto

social, y entregar una licencia social (consenso entre privado y pobladores).

Así un sinfín de ramas del derecho, cada una aporta a la consolidación de las

relaciones de producción, unas más que otras, pero no por ello unas menos

importantes que otras, pues todas son esenciales.

De estas consideraciones resulta que tanto con el objetivo de asegurar las

relaciones de mercado que para mantener su funcionamiento, un régimen jurídico

está llamado a organizar las relaciones económicas. Esta organización no puede

limitarse a los temas evocados, sino que debe penetrar el conjunto de la vida

económica que domina el principio de la interdependencia general. Moneda y

crédito, patentes, propiedad privada, libertad contractual, responsabilidad


patrimonial, todo es determinante para la realización de un sistema de precios

destinado a ser un fiel indicador de la escasez. Es esto lo que permite al señor

Allais afirmar: “la verdadera reforma económica, es la reforma jurídico-económica

de nuestra economía” (Ala recherche dúne discipline économique, 1943).4

Entonces, no sería propio hablar de un derecho económico como una rama

autónoma, o bien hablar del derecho de la economía, pues esto limitaría el campo

de regulación de esta ciencia. La propuesta más adecuada sería observar a este

fenómeno social como un orden jurídico que regula las relaciones económicas

entre particulares, organismos, entes y naciones, a fin de garantizar una

interacción ordenada, y que esta a su vez otorgue certeza para los involucrados.

No ha quedado duda entonces de la necesidad de un orden jurídico que apoye a

la economía para un sano y legal desarrollo de la relaciones humanas, pero

seguirá existiendo un debate de forma y no de fondo sobre cómo y dónde ubicar al

derecho económico, mientras tanto debemos abonar al ordenamiento jurídico para

que este resuelva las situaciones jurídicas particulares en beneficio de la mayoría,

es decir, en respuesta de las necesidades colectivas.

4
Alex Jaquemin et Guy Schrans. Le droit economique.

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