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Los padres deben sentarse con el niño y ayudarlo a realizar tareas de lectura
y comprensión. Algunos ejemplos de actividades que se pueden realizar
en casa son:
Lectura conjunta de libros que sean de interés para el niño: se debe
insistir en que el niño se concentre en las palabras y en que se tome
el tiempo que necesite para entender aquello que está leyendo. Si es
un tema que interese al niño mucho mejor, pues será más fácil que
disfrute de la lectura.
Lectura en voz alta para que el niño detecte errores: se puede elegir
una lista de palabras cuya dificultad variará en función del nivel del
niño. Se le pide al niño que lea las palabras y luego se las leemos en
voz alta avisándole que debe detectar cuáles son las palabras que no
decimos correctamente. De esta forma lo ayudamos a concentrarse
en la correspondencia entre sonidos y letras.
Lectura de sílabas complejas: otro ejercicio bueno para mejorar la
destreza lectora es la lectura de sílabas complejas, de tres o cuatro
letras. El niño deberá leer en silencio una lista de sílabas y luego
hacerlo en voz alta. Podemos resaltar aquellas sílabas que ha leído
bien para que, a medida que mejore, pueda ver sus avances y se
mantenga motivado. A medida que avance las sílabas se pueden
sustituir por palabras y frases.
3. Utilizar el juego como herramienta de trabajo
Una de las mejores formas de trabajar con los niños es a través del juego. En
el caso de la dislexia, utilizar juegos con letras y palabras es una forma
divertida de que el niño realice actividades de refuerzo sin que lo perciba
como tareas extra.
El juego es además una forma de reforzar el vínculo con los hijos.
Algunos de los juegos que se pueden realizar junto a él son las sopas de
letras, juegos de formar palabras como el Scrabble o el Boggle, o
también se puede jugar al ahorcado, empezando con palabras sencillas y
aumentando la dificultad a medida que el niño hace avances.