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SOBRE LA TRETA DE UNA POESIA VISUAL: LA PRIMAVERA INDIANA DE DON CARLOS DE SIGUENZA Y GONGORA a José Emilio Gonsilez, In Memoriam El elemento amerindio: Una polémica La Primavera indiana, poema sacro-histérico, Idea de Maria Santisima copiada de flores (1662) de Don Carlos de Sigtienza y Gengora presenta una de las. interrogantes mas enigmaticas en la lirica barroca colonial. No séle por sus propiedades emblematicas de signo ameticano inserto en un discurso seudo- europeo' (inicio de una diferencia), sino también por la tentativa de una poesia racional que explique el misterio de! milagro de la virgen de la Guadalupe (y sus implicaciones ideolégicas) en el Tepeyacac. Si bien uno de los problemas ideolégicos de Sor Juana y del mismo Sigiienza és la incorporacion del indio en su obra, ya sea en las loas al Divino Narciso, de la primera, 0 en el poema a estudiarse del segundo; su mayor conflicto reside en el Papel que desempefian el signo-americano (o lo criollo) y el signo pre-colombino (0 lo indigena) como presencias 0 elementos integrantes del mosaico cultural de América. Sigiienza y Gongora se vale del recurso poético de la écfrasis o de una poesia visual, mediante la cual se propone establecer una treta al incorporat este elemento amerindio © «indiano» y reflexionar, desde ya, acerca de una conciencia pre- eriollista mexicana (pre-criollistaen tanto en la historia literaria y cultural hispano- americana el llamado «ctiollismo» seria un fendmeno mas bien del siglo XIX y de las guerras de independencia).? Asi lo hizo posteriormente en los versos del Teatro ' Lapoesinbarroca en América fueeserita en aspafiol y on porlugués. Deahique mereficraaun discursoseudo- europeo (como ramificacién 0 detivacién} debide s este innegable ingrediente de la americanidad, No ‘obstante, es interesante seftalar como esta condicién de hibrido participa de las propiedades diferentes en ‘quanto ne se es del todo europeo; existe la cootdenada de oira cose u otto clemento. En este caso, en ‘Primavera indiana, como se ve en este estudio, hay wna problematizacidh de esa oltedad o alteridad, ‘Sin embargo hay toda una biblivgrafia critica en lacual se insiste en un anilisis del siglo XVI como primicia dde un (ctiollisino) en ciemes. Estos trabajos son: Francisco Lépez “La coneiencia eriolla en Sox Juana y Sigilenza," Hermenegildo Corbais, “La emergencia de la idea de nacionalidad en el México eelonial,” Mabel Morafa, “Barraco y conciencia criolla en Hispanoamérica,” “Miéxcara aulobiogréfien y sonciencia eriolia en Infartanias de Alonso Ramérez.” Véase la bibliografia para Ine respectivas fichas. 239 Daniel Torres de virtudes politicas que constituyen a un principe (1680),? donde se refiere a los antigues gobernantes del imperio azteca con motive de la entrada en la ciudad de nada mas y nada tenos que el virrey Don Tomas Antonio Manrique de la Cerda, Conde de Paredes y Marqués de la Laguna. En este texto queda establecida la vigencia del pasado indigena como ingrediente puntual de lo criollo. Sin embargo, seria pertinente mencionar la contradictoria fobia contra el indio de Sigiienza en su “Alboroto y motin de los indios de México” (1692), y su abierta propuesta del desplazamiento fisico del indio hacia la periferia de la ciudad de México para neutralizar la posibilidad de futuros disturbios; propuesta en la cual este intelectual ctiallo sé pronuncia como voz oficial del régimen virreinal vigente, y por ende colonial. Se podria argilir en su defensa que para una visiénde la mexicanidad toma por lo menos en cuenta el pasado cultural indigena Ramén Iglesia discute este aspecto de la fobia anti-india de Sigiienza en su atticulo “La mexicanidad de Don Carlos de Sigtienza y Géngora.” Dice Iglesia Hay en Sigienza, cn toda su obfa, ua tema que ocupa lugar destacaclisimo: este tema es México, su patria, cuyo amar Je mucve a escribir, segtin nos dice él mismo tantas veces. Sigiionza es incansable coleceionista de antigiiedades mexicanas, es el primero que traza ‘un mapa completo de la Nueva Espana, es tambien el primero que escudrifia su pasado en todos sus aspectos, sin hacerlo con un propésito misionero (130). Si bien por un lado se manifiesta el amor por el suelo pattio del poeta, hay un elemento de contradiccidn que constituye lo que Iglesia llama “esta servidumbre de don Carlos’ = Pero qué es lo que acurre si este pueblo suftido y pisoteado portodos se pone en pie y pide pan, sisu cdlerase desborda y rompe todos los frenosy destruye lo queencuentraa su paso? {Qué siente y qué piensa entonces don Carlos de Sigiienza? Ah, entonecs las cosas cambian, don Carlossc enfurece, y suedlera no cede ennadaa Ia de losindigenas. Tenemos (que senialar esta servidumbre de don Carlos, coma hemos sefialado su grandeza, porque no cs justo decir de él, como hace su bidgrafo Pérez. de Salazar, que “siempre que tuvo oportunidad procurd enaltecer a su patria y siempre uso palabras de alabanza y encomio para los mexicanos”. Siempre, no. La actitud de Sigtenza cambid radicalmente a partir de! tumulto del 8 de junio de 1692 (137-138). Sin embargo, la Primavera indiana es un ejemplo de cémo el poeta se vale no solo de ese pasado, sino también de un presente incorporando al indio en la fe cristiana. En una obra perdida, el Fénix del Occidente,' Sigiienza se empefiaba en 3 Wéanse en Ia hibliografin los trabajos tle Francisco Rérex-Salazar y de Irving A. Leonard, donde se discute 1a complejidad ideolsgien del Tearro de vistudes politicas que constituyen @ wn principe. 4 Prancisco Pérez. Salazar cite del prélogod Sigéenen en eu Pardyso accifeniad: “Quiera Dios Nuestro Sehior ‘no sea asi lo que tenpoaveriguado de Ia predicacién de Santo Toms, apdstol de esta tierray desu cristiandad primitive.” (Sigienza (1928), Li. Irving A. Leonard ficha esta obta perdida coma: “Féaix del Occidenite, Santo Toms Apéstol, ballads cof el notibte de Quetzaledatl, entre las cenizas de antiguas traliciones ‘conservadas en pietras, en Teoamoxtles Tultecos yen cantares Teochichimecos y Mex canes" (219). En este 240 Sobre a treta de uns poesia visual: Is Primavera indiana. probar la predicacién de Santo Toms en América en Ia figura de Quetzalcdatl, El hecho de que los indios recibieran la luz de fa cristiandad muche antes de la Hegada de los espanoles (ya que los primeros eran descendientes de Cam) se convierte en un paradigma de incorporacién a Oceidente (Leonard. [1984], 109). Y en este sentido, en la Primavera indiana este patadigma de incorporacién es la virgen Maria de Guadalupe con una diosa pre-cortesiana, Es interesante que para esta tentativa el hablante litico se valga de la octava real como estrofa épica. Recuérdese que esta estrofa (que consta de ocho versos endecasilabos con rimas consonantes ABABABCC) habia sido consagrada ya en el discurse poético americano en La Araucana (1569) de Alonso de Ereilla y emulada por Pedro de Oita en su Arauco domado (1596). Esta le sirve a Sigiienza para la celebracién del simbolo hibrido maximo del Barroco de Indias: Guadalupe/Tonantzin. Enla octava segunda el hablante liricose refiere deliberadamente asuintencion de reproduciren versos latilma o el “manto estrellado” del indio Juan Diego, donde. la imagen de la Virgen quedé milagrosamente impresa: Gyga del Septentrién ta armoniosa Somante Lira mi armonioso canto Correspondiendo a su atencién gloriosa Del clima-austral el estrellado manto (43).> Se corresponderd en sus versos su “armonioso canto” con el “estrellado manto”. Y éste, ¢s el principio de la consecucién del icono textual o de la imagen que, como aftade en la octava cuarta, Si indigna copa a métrices raudales La ateneion se recata, temerosa De investigar con mimeros mortales La inmortal primavera de una rosa (44). Investigar, cifrar el misterio y la idea de la aparicién histérica de la virgen Maria, ensuacepcién de Guadalupe conus resonancias sacrasen sueloamerieano, parece ser la tarea en la que se embarca el hablante lirico, Y para ello se vale de una factura otextura épica. No sdlo, como ya se vio, anivel métrico, pot mediode la utilizacion de la octava real, sino tambien en la evocacién de Caliope al inicio del poema, “Si mereci Calfope tu acento” (43), musa de la poesia épica; y al explicitar que su verso sentido no se debe olvidar lo que nfirma Julio Ztate: “[Sigienza y Géngora]... hizo el estudio det idioma, de a historia y dle la arqueotogin de México, que Ilegé a poseer eam tanta perfecedsn” (17), Sigo ls edician de 19 Fe Irving A. Leonatd. (Nétese que n partir de este momento se dard slo la pagina 1 final de cada cita}, Pese a tener otras ediciones come In de Francisco Pérez-Salazar (de 1928) y la de Fernando B. Sandoval (de 1945), me parece pertinente busarme en ta ds Leonard pot ser un crlieo editor, 2 mil modo de ver, mucho mis euidadoso que los otros. Sin embargo, queda todavia por hacerse ina edicion ‘modern del poema. Tuvela oportunidad derevisarlaediciGndel poemade 1668 ena biblioteca “John Carter Brown” de la universidad de Brown en Providence, Rhode Island y me parece que sigue siento Leonard el editor mas fiel a las primetas ediciones. 241

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