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del problema. Generalmente, las drogas adictivas pueden actuar como refor-
zadores positivos (produciendo euforia) o como reforzadores negativos (ali-
viando síndrome de retirada o disforia). Los estímulos ambientales asociados
con el consumo de la droga pueden por sí mismos inducir a una respuesta
condicionada en ausencia de la droga. Koob y Le Moal han propuesto que
el organismo intenta contrarrestar los efectos de una droga dada mediante
un círculo vicioso en el cual el punto hedónico (punto en el que se consigue
el placer) continuamente cambia en respuesta a la administración de la sus-
tancia. Ellos argumentan que la adicción a la droga conduce a una desre-
gularización de los mecanismos de recompensa y una habilidad para recibir
estabilidad a través de los cambios. Robinson y Berridge enfatizan la asocia-
ción entre el valor incentivo de la droga y el efecto de placer o hedónico, así
que el mecanismo cerebral implicado en el mecanismo de recompensa llega
a estar hipersensibilizado tanto a los efectos directos de la droga como a los
estímulos asociados que no son directamente atribuibles a la sustancia. Esta
hipersensibilización produce deseo patológico, independientemente de la pre-
sencia de síntomas de retirada, y conduce a una búsqueda y comportamiento
compulsivos de consumo de la droga.
} Factores genéticos.
vulnerabilidad a la adicción.
} Opiáceos.
-
ción, y un sentimiento de tranquilidad. La administración repetida produce
rápidamente tolerancia y dependencia física intensa. Una sobredosis puede
causar una depresión respiratoria letal. Numerosos informes han documenta-
do daños en la salud relacionados con el consumo de heroína a largo plazo.
} Cannabinoides.
} Etanol. (Alcohol)
} Cocaína y anfetaminas.
http://www.juntadeandalucia.es/export/drupaljda/Drogodependencia_archivo
s_ADICCION_A_LAS_DROGAS.pdf
alumnos. Frases tan comunes por los profesores como “es buen estudiante”,
“es un niña muy amigable” o “es un chico agresivo” denotan esos rasgos
que no pasan desapercibidos a los ojos de los profesionales de la educación
durante sus muchas horas en el aula. Aunque los seres humanos nos diferen-
ciamos en muchos más aspectos, cada vez parece más claro que aquellos
referentes al mundo afectivo y emocional marcan, en un primer lugar, nuestras
relaciones sociales y de amistad y, en un segundo lugar, nuestro bienestar
psicológico.
“la habilidad para percibir, valorar y expresar emociones con exactitud, la ha-
bilidad para acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento;
la habilidad para comprender emociones y el conocimiento emocional y la
habilidad para regular las emociones promoviendo un crecimiento emocional
e intelectual” (Mayer y Salovey, 1997).
.
Estas cuatro ramas forman una jerarquía, de forma que la percepción de emo-
ciones es la habilidad de nivel más básico y la regulación emocional es el
componente de mayor complejidad, de este modo la habilidad para regular
nuestras emociones y la de los demás se construye sobre la base de las com-
petencias representadas en las otras tres ramas.
-
jor salud física y psicológica y saben enfrentar mejor sus problemas persona-
les, familiares y escolares. En concreto, los estudios realizados informan de
un menor número de síntomas físicos, menos niveles de ansiedad, depresión,
ideación e intento de suicidio, somatización, atipicidad y estrés social, y una
mayor utilización de estrategias de afrontamiento positivo para solucionar pro-
blemas.
-
ciones en otras personas de tu centro escolar.
2.
cinco personas diferentes. Para ello, utiliza algún formato para
que puedas recoger con más facilidad los datos emocionales.
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http://www.web.teaediciones.com/Ejemplos/PyM_Orientacion%20Educativa
%2034_39.pdf
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ausencia de temor.
para que salivara al oír una campana que anunciaba la comida, los investi-
gadores del Centro Nacionales de Ciencias Biológicas de Bangalore (India)
enseñaron a un grupo de ratas a temer un sonido concreto tras el que llegaba
siempre una descarga eléctrica. Además de este tono que anticipaba un cas-
tigo, las ratas escucharon otro que no tenía ninguna consecuencia para ellas,
ni positiva ni negativa.
Los roedores enseguida aprendieron a distinguir entre los dos sonidos, el que
anunciaba problemas y el que indicaba que no había nada que temer y no
merecía la pena alterarse. Cuando los roedores ya tenían claro lo que había
que temer y lo que no, los investigadores midieron la actividad eléctrica de
sus neuronas, que es la base de la transmisión de los impulsos nerviosos. Y
vieron que con el aprendizaje, la actividad eléctrica cambiaba. La mayoría de
las neuronas respondían con más intensidad al sonido de peligro que al que
era que cada neurona de la amígdala era capaz de distinguir el sonido que era
realmente peligroso y esto determinaba el comportamiento del roedor.
º Neuronas “miedosas”
Sin embargo, vieron que había un pequeño número de neuronas, que podría-
no tenían esa capacidad de distinguir el
sonido amenazante del que no lo era y que se alteraban en ambos casos. A
pesar de ello se imponía la opinión de la mayoría de las neuronas, y la rata se
mostraba tranquila.
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Ante una situación de amenaza intensa, las mismas neuronas que discrimi-
dicho eran la causa de la tendencia del animal a apostar por lo seguro para
no correr riesgos que podrían poner su vida en peligro. Asombrosamente, un
comportamiento de conservación surgía directamente de la actividad eléctrica
de las neuronas del roedor, que mayoritariamente optaban por el miedo.
º Trastorno de ansiedad
Aunque hay miedos innatos, la mayoría de las situaciones que nos provocan
temor en la vida diaria son aprendidas. Colgamos la etiqueta de peligrosas a
situaciones que nos han provocado daños físicos y eso constituye una res-
puesta adaptativa encaminada a la supervivencia de la persona y la especie.
También etiquetamos de igual forma a las amenazas psicológicas con las que
no hemos sabido lidiar adecuadamente.
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De igual forma algo parecido podría estar ocurriendo en los trastornos de es-
trés prostraumático (TEPT), en los que un suceso muy negativo deja secuelas
que hacen revivir la situación una y otra vez ante cualquier detalle que recuerde
la situación temida. Pueden ocurrir en soldados, víctimas de violencia sexual,
terrorismo o desastres naturales.
http://abcblogs.abc.es/cerebro/public/post/que-pasa-en-el-
cerebro-de-las-personas-con-ansiedad-16457.asp/
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“El ser humano es básicamente una criatura social. Por eso crea organizacio-
nes, que van desde la familia hasta las comunidades nacionales o globales”,
dice Manes. Un aspecto importante en la investigación del cerebro social son
las neuronas espejo. Se trata de “células que reaccionan tanto al observar una
acción como cuando la realizamos nosotros mismos permitiendo el aprendi-
zaje a partir de la imitación de la acción observada”, explica Manes.
el que tres grupos de bebes cuya lengua materna era el inglés fueron entrena-
dos en el aprendizaje del idioma chino: un grupo interactuaba con un maestro
chino en vivo; un segundo grupo veía películas del mismo hablante, y el tercer
grupo sólo lo escuchaba a través de auriculares. El tiempo de exposición y el
contenido fueron idénticos en los tres grupos. Después del entrenamiento, los
bebes expuestos a la persona china en vivo distinguieron entre dos sonidos
con un rendimiento similar al de un bebe nativo chino. Los bebes que habían
estado expuestos a ese idioma a través del video o de sonidos grabados no
aprendieron a distinguir sonidos, y su rendimiento fue similar al de bebes que
no habían recibido entrenamiento.
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º Razón y emoción
existe evidencia de que una región cerebral conocida como la ínsula subyace
al reconocimiento de señales humanas de disgusto. La idea de que el cerebro
humano tiene sistemas neurales parcialmente separados pero interconecta-
dos se apoya en el hecho de que muchas de las situaciones emotivas cotidia-
nas contienen una combinación de emociones.
º El gen altruista
Más allá de las emociones básicas como el placer y el miedo, los seres huma-
nos hemos desarrollado sentimientos complejos como los de justicia, ética y
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º Estrés y memoria
Sin embargo, así como niveles moderados de estrés pueden ser estimulantes,
“cuando se vuelve crónico y prolongado suele tener efectos negativos en la
memoria y otras funciones cognitivas -destaca el neurólogo Manes-. El estrés,
tanto físico como psicológico, dispara la liberación de cortisol, una hormona
producida en las glándulas suprarrenales.”
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º Relojes internos
Pero los seres humanos no somos todos iguales y de hecho existen varios
cronotipos. En los extremos se encuentran los alondras, típicamente matuti-
nos, y los búhos, que son noctámbulos o al menos vespertinos. La mayor par-
te de los adolescentes son búhos. Esto no sólo se debe a sus hábitos de salir
de noche, mirar tele y chatear hasta tarde, sino que la biología indica que las
agujas de su reloj interno están atrasadas respecto de la población en general
-dice Golombek-; con lo cual, el horario de comienzo de clases a las 7 de la
mañana en la secundaria resulta absurdo e improductivo.
º Neuronas 2.0
Una de las preguntas más inquietantes que se plantean hoy las neurociencias
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tímulos a partir de los dispositivos móviles y las redes sociales están minando
nuestra capacidad de atención y concentración.
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teres en el primer caso, y 7 minutos en el segundo) destruyó toda posibilidad
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(Taurus), denuncia que “lo que estamos entregando a cambio de las delicias
instantáneas de Internet es nada menos que el proceso lineal de pensamien-
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formación en estallidos cortos y descoordinados está reemplazando al razo-
namiento profundo. Recientes estudios muestran un funcionamiento cerebral
diferente cuando se lee en la pantalla a cuando se lo hace en papel. Aunque
en términos evolutivos la irrupción de las tecnologías digitales es demasiado
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es que la ciencia no cuenta hoy con una herramienta para medir la inteligencia
en toda su extensión y complejidad”, explica Manes. ¿Cómo asignarle un co-
ciente a la ironía o a la creatividad?
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