Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
A los 18-19 años ni se me había pasado por la mente nada sobre espiritualidad, crecimiento,
búsqueda del yo, o como queráis llamarlo. Lo más cercano y lejano al mismo tiempo era la
obligada práctica de ir a misa los domingos (cosa que había dejado de hacer hacía mucho
tiempo) la excusa que puse era que no me venía bien ir, en aquellas fechas trabajaba y
estudiaba, aunque para salir con las amigas siempre tenía tiempo.
Mi madre torció el morro y dijo: hummmmm, bueno hija, tú verás. Ya veo que estás muy
alborotada. Al menos espero que se te pase pronto.
Una amiga, mi mejor amiga entonces, siempre andaba paseando un libro. Era como su
amuleto. Me mostró como cuando se hacía una pregunta, se concentraba un instante y abría
al azar sus páginas. Me aseguraba que siempre, siempre le traía la respuesta
CUANDO CONFÍAS EN ALGUIEN O ALGO, TOTAL Y CIEGAMENTE, SIN DUDAS, AQUELLO QUE TE
DIGA LO CREES Y LO “ADOPTAS” INCRUSTÁNDOLO EN TU CEREBRO.
El libro era Ilusiones de Richard Bach. Un día me lo prestó: léelo, te va a cambiar la vida.
Literalmente lo engullí. Me encantó. Aquello fue mi “parvulario”. Pero que nadie piense que ni
tan siquiera despertó en mí un atisbo de “espiritualidad”. En ese camino no tenía ningún
interés. Relacionaba la espiritualidad con Dios, con ser buena, dar la otra mejilla y rezar
mucho. Sinceramente no era mi camino.
Lo que yo quería era magia. Dominar mi vida. Que ésta fuera tal y como deseaba.
Pero pasado poco tiempo la magia la encontré. Mis deseos eran órdenes. El problema es que
no sabía lo que deseaba.
Que por qué os cuento todo esto? Pienso que es un dato muy importante. Ciertos hechos que
me ocurrieron en Venezuela y que ahora resumo, me hicieron ver, conocer de primera mano,
experimentar el poder del pensamiento. Somos nuestras creencias. Esa información que
nuestro cerebro archiva cuando no tiene ninguna duda y que hace que nuestra realidad
cambie. La cuestión es discernir entre una “buena” información y una “tóxica”.
Como remate, arreglar mis papeles para permiso de trabajo era entrar en un laberinto sin
salida. En un año donde habría elecciones y aunque faltaban bastantes meses para ello, todo
se había paralizado. La burocracia era lenta y torpe y la única forma de arreglarlo era
“soltando” enorme cantidades de dinero a sinvergüenzas, algo por lo que yo me negaba a
pasar aunque mi familia corriera con los gastos.
Me encontraba en un callejón sin salida. No podía trabajar por no tener papeles, el que yo
creía el amor de mi vida me había tomado el pelo vilmente y me encontraba demasiado lejos
de mis amigos que siempre habían sido, como en muchos jóvenes, mi tribu, mi consuelo.
Desolada, mis ánimos estaban tan “en el suelo” que se me notaba a simple vista. No hacía falta
ser muy listo para ver que estaba entrando en una horrible depresión.
Y entonces llegó la solución. Una viejita vecina de la familia con que yo vivía me dijo un día: Mi
amor, se te ve muy mal, parece que alguien te está enviando mal de ojo “chamita” (jovencita)
Tienes que ir a que te limpien.
Jamás se me había pasado por la imaginación acudir a la brujería para solucionar nada. Me
parecía superchería, bobadas. Pero la señora se puso a dar ejemplos de las muchas ayudas que
había realizado de un brujo muy conocido en la isla. Cómo solucionaba problemas de amores,
de salud, de dinero, que acabé sin muchas ganas por ir a visitar al famoso señor brujo
curalotodo.
Cuando llegué a la dirección que me dio la señora me encontré con un super chalet de lo más
lujoso rodeado por un enorme muro. Me abrió la puerta una señora del servicio uniformada y
muy atenta que me condujo a una zona apartada del enorme y hermoso jardín. Allí se
encontraba un nutrido grupo de personas con gallinas, huevos, pescado, frutas, harina pan,
dulces. Más parecía un mercado ambulante que la antesala del hombre mágico.
Pero más asombrada me quedé cuando comencé a hablar con algunos de ellos. Unos habían
recuperado a su amor, otros se habían curado de alguna terrible enfermedad. Ejemplos de
todo tipo que me fueron contando en los pocos minutos que esperé.
Cuando apareció, nada tenía que ver con lo que yo me había imaginado. Era un hombre joven,
corpulento, de piel oscura y con una sonrisa de oreja a oreja que acompañaba con frecuentes
risotadas. Llevaba colgado al cuello más oro del que yo había visto en toda mi vida. Saludó y
agradeció los presentes de toda aquella gente, que recogía la mujer que me abrió la puerta y
después de despedirse de ellos uno a uno se dirigió a mí y me hizo entrar en el “recinto
mágico”.
Realmente estaba asustada, con una casa así y tanto oro sobre su cuerpo, este hombre debe
cobrar una fortuna, así que antes de empezar le pregunté tímidamente cuánto me iba a
cobrar. Con apenas 10 bolívares en mi cartera ni de lejos que aquel hombre haría nada por mi.
Y esa fue mi más grande sorpresa, no cobraba nada. No has visto toda esta gente? Contestó.
Sólo cuando hayamos terminado y tu veas que ya no tienes mal alguno sobre ti, si quieres, me
lo puedes agradecer, el agradecimiento no se desprecia. Y por agradecimiento me traen lo que
pueden, comida, flores. Un pequeño regalito, nada más.
Abrí los ojos tanto que casi se me salen de las órbitas. Nada? Y esta casa? Y todo ese oro que
lleva usted encima? Pregunté.
Jajajajaja, soltó una risotada enorme y me contestó. Yo me dedico a la compra y venta de oro y
diamantes, esa es mi forma de vida. Esto lo hago por ayudar. Soy hijo y nieto de brujos y mi
deber es usar ese poder para los demás…..y para mi claro!!!! Jajajajaja.
El primero fue un ritual con cánticos, sahumerios, rezos y una extensa charla donde me dijo
que no volvería a ver a mi pareja. El me había engañado además de absorberme una gran
parte de mi misma. Yo no era yo estando con él. Era su subordinada y no realizaba mis sueños
si no los suyos. Tenía toda la razón, aunque en aquel momento yo no entendiera. Pero
tampoco luché contra ello, no me rebelé, no juzgué. Sencillamente lo dejé en reposo,
durmiendo. Y me calmé. No dejé de pensar en él, al menos inmediatamente, de vez en cuando
asomaba el recuerdo de los buenos momentos compartidos, pero no era mi objetivo en estar
con él. Mi objetivo cambió a desear un trabajo. Nada más.
Durante siete días tenía que, después de la ducha matinal, echarme por todo el cuerpo un
agua que el brujo de oro me daba cada día con un dulce olor a flores. El final, el ansiado día 9
hubo repetición de humos, cantos y más y por supuesto todo rematado con LAS PALABRAS,
esa tremenda herramienta que alguna personas con el “don” de la locuacidad, saben utilizar
tan bien tanto para beneficiar como para hundir en la peor de las miserias a sus semejantes.
Me habló de lo muy importante que era yo misma para mí misma. Esto puede parecer un
juego de palabras, pero fíjate bien en lo que estás leyendo porque podrían ser las más
importantes de todo el libro. Podrían incluso ser las más importantes de toda tu vida como lo
fueron de la mía.
TODO LO QUE QUIERAS QUE OCURRA, OCURRIRÁ. TODO LO QUE CREAS SERÁ PARA TI LA
VERDAD MÁS GRANDE JAMÁS VIVIDA. TU ERES LA QUE LLEVA EL VOLANTE DE TU VIDA. TU
MENTE ES TU PODER. PERO PIENSA QUE ES COMO CAMINAR POR EL FILO DE UNA NAVAJA,
PORQUE SI TUS DESEOS NO SON ARMÓNICOS, SI DESEAS ALGO MALO PARA ALGUIEN,
TAMBIÉN OCURRIRÁ. Y ESE ALGUIEN PUEDES SER TU MISMA.
Me dijo que ahora estaba limpia de “los nubarrones” con los que había llegado. Era una
mujer nueva, lista para salir al mundo y hacer lo que deseaba. Y el mayor remate para
depositar mi confianza total y ciegamente en él, fue cuando me dijo que sólo cuando
comprobara que esa limpieza estaba funcionando, sólo entonces si así lo deseaba, podría
llevarle un regalito, algo pequeño, algo simbólico. –Mira!! Una linda colonia de varones sería
bonito!
oh mente
entiéndeme
conóceme
oh mente
amiga mía
compañera de vida
yo te entiendo bien
te conozco bien
ahora tú entiéndeme a mí
tu propia vida
yo te entiendo bien
brillan en ti
aparecen en ti
oh mente
y bailas
brilla en ti
y te ocupa
te conquista
te transforma
y bailas
y te confundes
y dudas
y sufres
y reaccionas
de ese brillar en ti
pero ahora
oh mente
conóceme a mí
porque yo soy tú
sin baile
sin confusión
que ve tu funcionamiento
tus movimientos
y me mantengo en la distancia
al margen
yo soy tu luz
yo soy su existencia
yo soy la luz en ti
de no verte
de no reconocerte en ti misma
y te gobiernan
te confunden
te hacen sufrir
bailar
agitarte
tu descanso de ti misma
tu descanso de tu hastío
tu vacío
tu no presencia
la no presencia de tu baile
que se autoconoce
se autoilumina
yo soy tu realidad
oh mente
conóceme
fuera de ti
tu luz
de tu confusión
en los objetos
en tu baile
y en tu vacío
tú tampoco
tus emociones
y en tu silencio, en tu vacío
superimpuestas
una e indivisible
no es lo que se ve
si no quien ve
OM
© David Rodrigo (Āchārya Jijñāsu) , 28 de mayo de 2016
Salí de allí totalmente renovada, llena de júbilo, como si me hubieran puesto una alta
dosis de energía y sobretodo de seguridad en mi misma.
Apenas habían pasado dos días cuando una amiga de la familia con la que vivía me
ofreció trabajar en una perfumería. Wooowwwww, estaba super feliz. Aunque no tenía
permiso de trabajo a la mujer no le importó. Dijo: tranquila ¡ya lo arreglarás! No puedo
hacerte contrato pero al menos ya es un trabajo y bonito para una chica joven como tu.
No era lo que a mí me gustaba, mi pequeño título por el que estudié como una “jabata”
y logré con unas notas extraordinarias era “reportero gráfico”. La fotografía como
denuncia de una sociedad cada día más denigrada era mi objetivo, mi pasión, aunque me
conformaría con cualquier trabajo que tuviera que ver con hacer fotos y vídeos.
Trabajando en “Importadora Margariteña” era la oportunidad tan sólo de ganar un
sueldo y no depender de mi familia, lo de la fotografía llegaría, estaba segura de ello.
Me dediqué durante el tiempo libre a recorrer ese maravilloso paraíso que era la isla de
Margarita y a plasmar con mi cámara no tan sólo bellos paisajes si no sobretodo la vida
cotidiana y sencilla de los margariteños. Llevaba las fotos a revelar a un comercio
regido por españoles y en cuanto hubo un poco de confianza les mostraba mis fotos
cuando iba a recoger los revelados.
Apenas en un mes, Julio, que así se llamaba el gerente de la tienda me ofreció trabajo.
El salto de alegría que pegué casi deja huella en el techo del comercio. El sueldo
doblaba lo que estaba ganado vendiendo perfumes, además de ser lo que a mí me
gustaba.
Antes de marcharme le compré el perfume a mi querido brujo. El Paco Rabanne que
siempre me gustaba oler en los hombres. Ahí comenzaron los actos “mágicos” que tanto
anhelaba.
En apenas un mes y medio me ofreció mi jefe llevar la gerencia de otro comercio que
iba a comprar la compañía. Sería la jefa, la responsable. Eso significaba otro subidón de
sueldo y lo más importante era que todos los reportajes que hiciera, bodas, bautizos,
puestas de largo (fiesta que la gente adinerada hacía a las jóvenes que cumplían 16
años) o cualquier evento similar eran ganancias para mí, nada tenía que compartir con la
empresa, por lo tanto significaba grandes ganancias para mi si tenía éxito, si gustaba mi
trabajo.
Debo decir que sinceramente me alegré. Pensé: te lo mereces!! Pero por supuesto que
no iba a hacerle ver eso a su padre era el más crítico con su dulce retoño.
Todo estaba bien y una vez más se había confirmado como mi mente podía y de hecho
así estaba ocurriendo, una gran varita mágica a mis órdenes.
Pero realmente en el fondo de mi corazón empecé a tener miedo, mucho miedo. Vale
que yo por aquel entonces me viera con todo el derecho de impartir justicia con los que
me hacían una marranada como esa, aunque empecé a dudar seriamente si merecía la
pena una venganza tan cruel. Comenzaron las dudas y los remordimientos de
conciencia.
Al final mi vuelta se alargó mucho más de lo que yo quería, no pude celebrar las fiestas
navideñas en casa, en Menorca, en España, con los míos.
Ni tan siquiera las celebré. El día que tenía que coger el avión, primero a Caracas y
desde allí a Madrid Ese 22 de Diciembre, horas antes de ir al aeropuerto, con todo
preparado y contentísima por mi regreso, empecé a encontrarme muy mal, muy, muy
mal.
A pesar de todo, a pesar que podía cambiar el billete del vuelo y retrasarlo unos días me
empeñé en que me iba, me iba y me iba. De nada me servían los ruegos de los padres de
Ernesto para que me quedara hasta que me encontrara bien, a la hora que debía hacerlo
llamé un taxi para ir al aeropuerto. Justo llegué a la cola de facturación, perdí el
conocimiento.
Ocho días en coma, un mes hospitalizada y un regreso a mi país sin absolutamente nada.
Ese fue el resultado de una noche de pesadilla. Entre mi primer desvanecimiento en el
aeropuerto de Margarita y el traslado al hospital al día siguiente pasaron muchas cosas
que no tengo ganas de recordar, el que me quitaran todo el oro en el que había invertido
mis ahorros, mis objetos personales, mi abrigo (siempre me pregunté para qué carajo
querían en un país tropical una prenda como aquella) la mayoría de mi ropa, todo. Tan
sólo me dejaron algunas prendas y 20 dólares, ¡qué generosidad!
Una pesadilla que yo achaqué a mis malos deseos hacia Ernesto.
CONCLUSIÓN.
Algun@s pensaréis que fue el Karma o un castigo divino. Yo sé que fue mi mente. No
me sentía satisfecha por haberle lanzado mi energía negativa y menos aún cuando al
cabo de pocos meses de estar ya en mi casa, en Menorca su madre nos comunicó que le
habían detectado una enfermedad que lo iba a dejar para el resto de su vida en silla de
ruedas.
¿Qué por qué os cuento todo esto? Está claro que a partir de ese momento creí a pies
juntillas que nuestra mente manda y ordena. Desde luego no descubrí nada nuevo, son
infinitas las personas que así lo creen, muchísimos estudios que así lo prueban, muchas
las experiencias que lo demuestran. Y cada día creo más firmemente también que es la
herramienta que utilizan infinidad de gurús New Age para introducirnos ideas que
consideramos grandes verdades por la admiración que podamos tener hacia dich@
salvador/a.
Posiblemente lo repetiré muchas veces, pero créeme, es cierto. Podría poner decenas de
ejemplos de mi propia experiencia donde bajo un convencimiento absoluto incluso
puedes llegar a dominar la mente de alguien. Y no hablo del dominio que todos
conocemos: Política, sectas, religiones, colegios, nuestra propia familia, tu pareja.
Hace algunos años una compañera de la emisora de radio donde trabajaba, desesperada
porque no había manera de aprobar el examen de conducir y puesto que ya pocos
ahorros le quedaban, me pidió ayuda. Todos sabían de mi búsqueda de ese poder
perdido aficionándome por aquel entonces en diferentes medios de “magia blanca”.
Pero sólo eran lecturas y autores que me parecían auténticas patochadas, siempre me
hacía la misma pregunta ¿pero para qué tanto lío si yo en Margarita no necesité de estas
tonterías?
Mi amiga estaba tan apurada! Se examinaba al día siguiente y estaba segura de que le
iría mal. Como ya no podía seguir intentándolo porque era mucho lo que había gastado,
me preguntó si tenía algo o podía hacer algo para que aprobara.
-Humm sí, le contesté, tengo un amuleto para salvar todo tipo de pruebas…..y le solté
todo un discurso de la fuerza mágica del artilugio que le llevaría. Aunque no tenía ni
idea qué llevarle a la pobre.
En casa, removí Roma con Santiago, no encontraba nada parecido a un amuleto
aprueba-exámenes. Finalmente en el fondo de un cajón encontré una pequeña figurita de
hierro feísima y que nadie sabía lo que era. Fue un regalo de un amigo que compró en
uno de sus muchos viajes. La verdad nunca le encontré utilidad, era demasiado fea y
demasiado pequeña para adornar nada, así que ahí la dejé.
Esa tarde cuando me reuní con la futura conductora, le volví a soltar otro discurso sobre
lo potente de aquel talismán. Se marchó con una sonrisa de oreja a oreja y totalmente
segura que aprobaría aquella vez.
Imagino que ya sabéis cómo acabó. Al día siguiente en la radio comimos pasteles y
brindamos con cava por nuestra flamante conductora.
(En este momento acabo de hacer una pausa para atender la llamada de una amiga.
Lleva años soportando un jefe de los que deprimen, y mucho. Precisamente ha estado de
baja por ese motivo pero hace dos días me decía que estaba cansada de estar en casa e
iba a pedir el alta, eso sí, con la intención de pedir un cambio de jefatura, su empresa
permite realizarlo y no quería volver a tocar fondo por culpa de un inepto.
Hoy, lunes ha vuelto a su puesto y ¡oh sorpresa! Han puesto un jefe nuevo en la zona y
todo el personal se ha ido con él. En cuestión de minutos se ha deshecho de su jefe-lacra
y como podéis imaginar está más feliz que unas castañuelas)
Otra prueba más de lo poderos@s que somos.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------
Una vez que tú mismo te elevas, nada puede tocarte de nuevo. El mundo ya no tiene
ningún poder sobre ti. El mundo sólo tiene poder sobre ti cuando te identificas con un
cuerpo.
Si te identificas con un cuerpo, entonces el mundo se hace real y tú vives en la dualidad.
Así que un día estás sufriendo, y al día siguiente estás contento. La felicidad conduce al
sufrimiento, y el sufrimiento conduce a la felicidad.
Por supuesto, estoy hablando de la felicidad humana, del sufrimiento humano. Pero tan
pronto como aprendes a ir más allá de eso, y vives espontáneamente todo lo que
acontece, todo sufrimiento cesa. Después de todo, ¿para quién es el sufrimiento? Para
quien se identifica con el pensamiento.
Por ejemplo, te han despedido de tu trabajo. Empiezas a preocuparte por ello y esto te
conduce a preocuparte por el futuro, vas a pensar, "¿Cómo voy a pagar el alquiler el
mes que viene? ¿Cómo compraré comida?" Y a la mente le encanta eso. Comienza a
alimentarse más de ti.
Muy pronto te imaginas desahuciado de tu casa y te ves a ti mismo en las colas de la
asistencia social, y te ves a ti mismo convertido en una persona sin hogar, y
efectivamente lo haces, porque eso es lo que tú crees. Ahí es donde tu mente te está
guiando.
Mientras sientas que tienes una mente, se vuelve muy, muy poderosa. Entonces puedes
decir que, "Los pensamientos son cosas", porque tus pensamientos se materializan en
este mundo de los efectos, que tú crees que es real.
Después, si empiezas a preocuparte por tu trabajo, por ser despedido, y empiezas a
preocuparte por la comida, y empiezas a preocuparte por los desahucios y todas esas
cosas, en realidad te estás diciendo a ti mismo mentalmente, "Eso es lo que quiero que
suceda", y siempre consigues lo que quieres.
Tienes que observarte.
Robert Adams
------------------------------------------------------------------------------------------------------