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ccccccccccLA ENSEÑANZA DE LA TEOLOGIA EN EL SEMINARIO REGIONAL DEL

SURESTE (SERESURE)

Pbro. Ranulfo Pacheco López


Parroquia de San Matías Ápostol
Matías Romero, Oax.

El cristianismo tiene ya una historia de casi 2000 años. Se inició en un


país marginal del Imperio Romano, en Palestina, entre gente humilde, trabajadora
(carpinteros, pescadores, etc.), a la que se fueron incorporando los esclavos. Esta
es la cuna de la Iglesia cristiana.

En el siglo IV, con el emperador Constantino, evangelizado el imperio,


la Iglesia, que hasta entonces era perseguida, logra no sólo libertad, sino buena
cuota de poder, lo cual le permite, en los años y siglos posteriores, originar y orien-
tar la civilización feudal y monárquica de la cristiandad latino-germana europea,
con la tentación de ideologizarla teológicamente hasta llegar, incluso, a condenar
aquello que no se encuadrara en sus parámetros.

Es hasta el siglo XX, que el Concilio Vaticano II señala el fin de una é-


poca: la etapa en que la Iglesia católica privilegió la cultura greco-latina y la filoso-
fía y teología aristotélico-tomista para comunicar el mensaje evangélico. Se inicia
entonces la tarea de encarnar el evangelio en otros moldes culturales,
asumiendo las realidades sociales y culturales de los diversos pueblos.

A partir de este Concilio se abren los caminos para el ³aggiornamento´


de la Iglesia. Se urge a los teólogos a impulsar y profundizar en la fe y hacerla in-
teligible y adaptada a las culturas a las que se predica la Buena Nueva. Des-
pués de abordar brevemente la problemática para asumir la cultura en la Iglesia,
el documento Gaudium et Spes dice: ³«.los teólogos, guardando los métodos y
las exigencias de la ciencia sagrada, están invitados a buscar siempre un modo
más apropiado de comunicar sus conocimientos a los hombres de su época; por-
que una cosa es el depósito mismo de la fe ±o sea, sus verdades-, y otra cosa es
el modo de formularlas, conservando el mismo contenido.´ (GS 62).

Es sabido que el Seminario Regional del Sureste (SERESURE), con


sede en Tehuacán, Puebla, se origina poco tiempo después, como fruto palpable
del Concilio, que hermanó a los pastores de nuestra región con el intento de dar
respuesta a los desafíos pastorales, entre ellos la pobreza económica (se puede
hablar más de miseria) y también las riquezas culturales y de valores humanos
de los pueblos de nuestra región.

Desde esa inquietud pastoral se crea este Seminario y desde ese sen-
tido original se debe ubicar toda la formación y, de manera particular, la formación
teológica. Se tenía presente que los mismos estudios deberían estar enfocados a
la tarea de la evangelización, que, como dice el mismo Vaticano II, es el deber
fundamental de la Iglesia (Cfr AG 35).

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Mientras en América Latina se iba generando ya un modo propio de ha-
cer teología, no tanto como erudición sino como un ejercicio de reflexionar la fe
desde el compromiso evangélico con los pobres, en el SERESURE se va dando al
mismo tiempo una búsqueda en la formación académica que va definiendo algu-
nos rasgos característicos de la teología en este Seminario. Menciono algunos:

a) Es una teología desde la realidad del pueblo pobre;


b) Desde las culturas indígenas (de hecho, desde sus inicios el SERESURE
promovió esta dimensión de la reflexión y de la pastoral);
c) Se asume la religiosidad popular;
d) Los profesores no son tanto maestros, sino compañeros en búsqueda.

¿Cómo no evocar toda la disciplina académica? Toda la mañana carga-


da de clases, y las tardes, envueltos en un silencio casi contemplativo, el estudio
personal, las tareas, las investigaciones. Una biblioteca al principio muy limitada,
pero después suficientemente implementada y actualizada, que siempre estaba a
su máximo, o por los pasillos y los salones ver compañeros leyendo. Muchas ve-
ces sentíamos que el tiempo no alcanzaba. Nadie puede acusar al SERESURE
de falta de seriedad en la formación académica.

Todo esto se complementaba con los tiempos de misión o de prácticas


pastorales en nuestras propias diócesis o en alguna otra que el programa de
formación indicara. Siempre se quiso mantener la conciencia de que lo
académico, si no se enfoca a la pastoral, pierde su sentido. Por eso da tristeza
actualmente que en muchos seminarios esto no se tome en cuenta, aun cuando
esté planteado de manera clara por el Papa Juan Pablo II en su Exhortación
Apostólica ³Pastores Dabo Vobis´. (Cfr. 57 al 59) y, ya antes, por el Vaticano II
(OT 4; entre otros).

Mucho ayudaron los distintos documentos que contenían las voces pro-
féticas de los Obispos de América Latina y El Caribe, así como de los Obispos de
México y, en particular, de la Región Pacífico Sur con sus contenidos profunda-
mente pastorales iluminando desde la fe la realidad de nuestro pueblo.

El fruto pastoral de esta formación teológica se fue dando en el surgi-


miento en la región de las Comunidades Eclesiales de Base, en la pastoral indí-
gena, en catequesis y liturgias inculturadas, en proyectos económicos y sociales
alternativos (TCO: Trabajo Común Organizado, cooperativas, salud alternativa,
etc.). No son experiencias de sucesos, sino de procesos. Son modos concretos
de aterrizar la teología, es la teología hecha vida. Así se asume que la teología
nutre a la pastoral y la pastoral nutre a la teología. Se alimentan y enriquecen
mutuamente.
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En lo personal, agradezco a Dios por esta experiencia en el SERESURE.


Me inició en el gusto por los estudios teológicos, aunque no me considero teólogo
(al menos en el sentido clásico del término). El SERESURE me ayudó en mi for-
mación teológica para ser pastor, y me motivó y enseñó que esta formación de-
be ser continua. En el Seminario no era tanto que se nos enseñara teología,
sino más bien, se nos enseñaba a hacer teología. A mí me enseñó a reflexionar
mi fe en Jesucristo en la Iglesia para ser más eficaz en la labor pastoral, a-
sumiendo los aportes de las distintas ciencias, sobre todo las sociales.

A 40 años de este kairós de Dios que es el SERESURE se reaviva en


muchos de nosotros el compromiso de trabajar al lado de nuestro pueblo sufrido.
¡EL SERESURE VIVE!

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