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Los carbohidratos son alimentos cuya constitución química está formada por una
molécula de carbono, hidrógeno y oxígeno. Su función es contribuir en el
almacenamiento y la obtención de energía, sobre todo al cerebro y al sistema
nervioso.
Gracias a una enzima llamada amilasa, la molécula del carbohidrato (también
llamado hidrato de carbono) se descompone, lo que permite que el cuerpo la utilice
como combustible.
Los carbohidratos son importantes macronutrientes que se deben obtener a través
de la alimentación porque nuestro cuerpo no puede producirlos por sí solos. Sin
embargo, hay que tener en cuenta su calidad.
Las fuentes más saludables de carbohidratos son aquellas que no tienen algún
proceso humano, es decir, están en su estado más puro. Por ejemplo, granos
enteros, verduras y frutas.
LOS CARBOHIDRATOS NO SON SÓLO UNA FUENTE IMPORTANTE DE PRODUCCIÓN
RÁPIDA DE ENERGÍA EN LAS CÉLULAS, TAMBIÉN SON LAS ESTRUCTURAS.
MONOSACÁRIDOS
Los monosacáridos o azúcares sencillos son aldehídos o cetonas polihidroxilados.
Recuerde que en el capítulo 1 se menciona que los monosacáridos con un grupo
funcional aldehído se denominan aldosas, mientras que los que tienen un grupo
ceto se denominan cetosas (fi g. 7.1). Las aldosas y las cetosas más sencillas son,
respectivamente, el gliceraldehído y la dihidroxiacetona (fig.7.2). Los azucares se
clasifican también según el número de átomos de carbono que contienen. Por
ejemplo, los azúcares más pequeños, denominados triosas, contienen tres átomos
de carbono. Los azúcares de cuatro, cinco y seis átomos de carbono se llaman
tetrosas, pentosas y hexosas, respectivamente. Los monosacáridos más
abundantes en las células son las pentosas y las hexosas. A menudo se describe a
los monosacáridos con nombres como aldohexosas y cetopentosas, que combinan
información sobre el número de átomos de carbono y sobre los grupos funcionales.
Por ejemplo, la glucosa, un azúcar de seis carbonos que contiene un aldehído, se
denomina aldohexosa.
Las estructuras de los azúcares que se ilustran en las figuras 7.1 y 7.2 se denominan
proyecciones de Fischer (en honor del gran químico alemán ganador del premio
Nobel, Emil Fischer). En estas estructuras, el esqueleto hidrocarbonado se
esquematiza de forma vertical con el carbono más oxidado en la parte superior. Se
conjetura que las líneas horizontales se proyectan hacia el observador y que las
líneas verticales se alejan de él.
PROYECCIÓN DE FISCHER:
OXIDACIÓN:
En presencia de agentes oxidantes, de iones metálicos como el Cu 2+ y de
determinadas enzimas, los monosacáridos se oxidan con facilidad. La oxidación de
un grupo aldehído origina un ácido aldónico, mientras que la oxidación de un grupo
terminal CH2OH (pero no del grupo aldehído) da lugar a un ácido urónico. La
oxidación del aldehído y del CH2OH produce un ácido aldárico.
REDUCCIÓN:
La reducción de los grupos aldehído y cetona de los monosacáridos produce los
alcoholes azúcares (alditoles). Por ejemplo, la reducción de la d-glucosa
proporciona d-glucitol, que también se conoce como d-sorbitol (fi g. 7.15). Los
alcoholes azúcares se utilizan de forma comercial en preparaciones alimentarias y
farmacéuticas. Por ejemplo, el sorbitol mejora el periodo de conservación de los
dulces porque ayuda a evitar la pérdida de humedad. La adición de jarabe de
sorbitol a las frutas edulcoradas de forma artificial envasadas en latas reduce el
regusto desagradable del edulcorante artificial sacarina. Una vez que se consume,
el sorbitol se convierte en fructosa en el hígado.
Síntesis:
El sorbitol es un alcohol azucarado que puede sintetizarse endógenamente a partir
de glucosa, por una serie de tejidos como el cristalino, la retina, el hígado, el riñón
y las células de Schwann (células del sistema nervioso periférico que fabrican la
mielina). La síntesis del sorbitol requiere la enzima aldosa-reductasa que reduce la
glucosa a sorbitol.
ISOMERIZACIÓN:
Los monosacáridos experimentan varios tipos de isomerizaciones. Por ejemplo,
tras varias horas una solución alcalina de d-glucosa también contiene d-manosa y
d-fructosa. Ambas isomerizaciones implican un desplazamiento intramolecular de
un átomo de hidrógeno y una nueva ubicación de un doble enlace (fig. 7.16). El
intermediario que se forma se denomina enodiol. La transformación reversible de la
glucosa en fructosa es un ejemplo de inter-conversión aldosa-cetosa. La conversión
de glucosa en manosa se denomina epimerización, debido a que cambia la
configuración de un solo carbono asimétrico.
ESTERIFICACIÓN:
Como todos los grupos OH libres, los de los carbohidratos pueden convertirse en
ésteres por reacciones con ácidos. La esterificación suele cambiar en gran medida
las propiedades físicas y químicas de los azúcares. Los ésteres fosfato y sulfato de
los carbohidratos se encuentran entre los más comunes de la naturaleza. Los
derivados fosforilados de determinados monosacáridos son componentes
metabólicos importantes de las células que a menudo se forman durante reacciones
con ATP. Son importantes porque muchas transformaciones bioquímicas utilizan
reacciones de sustitución nucleófila. Éstas requieren un grupo saliente. En una
molécula de carbohidrato lo más probable es que este grupo sea un OH. Sin
embargo, como los grupos OH son malos grupos salientes, es poco probable
cualquier reacción de sustitución.
El problema se resuelve convirtiendo un grupo OH adecuado en un éster fosfato,
que después puede ser desplazado por un nucleófilo entrante. Como consecuencia,
una reacción lenta se produce ahora con mayor rapidez. Los ésteres sulfato de las
moléculas de carbohidratos se encuentran, de manera predominante en los
componentes proteoglucanos del tejido conjuntivo. Como los ésteres sulfato están
cargados, se unen a grandes cantidades de agua y de iones pequeños. Así mismo
participan en la formación de puentes salinos entre las cadenas de carbohidratos.
FORMACIÓN DE GLUCÓSIDOS:
Los hemiacetales y hemicetales reaccionan con los alcoholes para formar el
correspondiente acetal o cetal (fi g. 7.17). Cuando la forma cíclica hemiacetal o
hemicetal del monosacárido reacciona con un alcohol, el nuevo enlace se denomina
enlace glucosídico, y el compuesto se denomina glucósido. El nombre del glucósido
especifica el componente de azúcar. Por ejemplo, los acetales de la glucosa y los
cetales de la fructosa se denominan glucósido y fructósido, respectivamente.
Además, los glucósidos derivados de azúcares con anillos de cinco miembros se
denominan furanósidos; los derivados de azúcares con anillos de seis integrantes
se denominan piranósidos. El ejemplo relativamente sencillo que se muestra en la
figura (7.18) ilustra la reacción de la glucosa con el metanol para formar dos tipos
anoméricos de glucósidos metilados. Debido a que los glucósidos son acetales, son
estables en soluciones básicas. Las moléculas de carbohidratos que sólo contienen
grupos acetal no dan resultados positivos con el reactivo de Benedict. (La formación
del acetal “bloquea” un anillo para que no pueda experimentar oxidación o
mutarrotación.) Sólo los hemiacetales actúan como agentes reductores.
Si se forma un enlace acetal entre el grupo hidroxilo hemiacetal de un monosacárido
y el grupo hidroxilo de otro monosacárido, el glucósido que se forma se denomina
disacárido. Una molécula que contiene un gran número de monosacáridos unidos
por enlaces glucosídicos se denomina polisacárido.
REACCIONES DE GLUCOSILACIÓN:
Las reacciones de glucosilación unen azúcares o glucanos (polímeros de azúcar)
a proteínas o a lípidos. Análogas a la formación de glucósidos entre moléculas de
azúcar, las reacciones de glucosilación, catalizadas por las glucosil transferasas,
forman enlaces glucosídicos entre carbonos anoméricos en determinados glucanos
y entre átomos de nitrógeno u oxígeno en otros tipos de moléculas. Por ejemplo, los
enlaces glucosídicos N y glucosídicos O son características estructurales notables
de las glucoproteínas.
Los azúcares reductores también pueden interactuar con átomos de nitrógeno
nucleófilos en reacciones no enzimáticas. Estas reacciones de glucación ocurren
con rapidez en presencia de calor (p. ej., al cocinar alimentos que contienen azúcar)
o lentamente en el cuerpo cuando hay un exceso de moléculas de azúcar.
Monosacáridos importantes:
Glucosa:
Es el principal combustible de las células. En los animales, la glucosa es la fuente
de energía preferida de las células cerebrales y de las células que tienen pocas
mitocondrias o que carecen de ellas, como los eritrocitos. Las células que tienen un
aporte limitado de oxígeno, como las del globo ocular, utilizan también grandes
cantidades de glucosa para generar energía. Las fuentes de glucosa en la dieta son
el almidón de las plantas y los Disacáridos lactosa, maltosa y sacarosa.
Fructosa:
Se encuentra también en algunos vegetales y en la miel. Esta molécula es un
miembro importante de la familia de azúcares cetosas. Por gramo, la fructosa es
dos veces más dulce que la sacarosa. Por lo tanto, puede utilizarse en cantidades
menores. Por esta razón, la fructosa se utiliza a menudo como edulcorante en los
productos alimenticios procesados.
Galactosa:
La galactosa es necesaria para sintetizar diversas biomoléculas, entre las que se
encuentran la lactosa (en las glándulas mamarias lactantes), los glucolípidos y
determinados fosfolípidos, proteoglucanos y glucoproteínas. La síntesis de estas
sustancias no disminuye por el consumo deficiente de galactosa o del disacárido
lactosa (la fuente alimentaria principal de galactosa), porque el azúcar se sintetiza
con facilidad a partir de la glucosa-1-fosfato.
En la galactosemia, una enfermedad genética, se carece de una enzima necesaria
para metabolizar la galactosa. Se acumulan galactosa, galactosa-1-fosfato y
galactitol (un derivado alcohol azúcar) que producen daño hepático, cataratas y
retraso mental grave.