Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
En el libro “El Hombre en Busca del Sentido”, el autor Viktor Frankl narra su experiencia
de haber vivido como prisionero en campos de concentración nazis durante tres años.
Luego menciona como después del shock inicial van perdiendo su humanidad, ya que
las situaciones que al principio les causaba horror ya prácticamente no les afectaba, no le
temían a la muerte, para ellos lanzarse contra la alambrada eléctrica era una opción para
acabar con su sufrimiento, así como las cámaras de gas.
Viktor Frankl describe al prisionero desde el punto de vista emocional, como el hambre,
el no dormir, las condiciones crueles de trabajo, la irritabilidad, hacían que la apatía se
apoderara de ellos, emocionalmente estaban destruidos, no les importaba nada. De hecho
cuando se produce la liberación, el prisionero sobreviviente no se sentía alegre, no se
mostraba contento de haber salido de esa situación terrible de sufrimiento, después de haber
2
soñado tanto tiempo con la libertad, no se la creía, tenía que aprender nuevamente a estar
alegre, y a vivir libre, enfrentándose la gran mayoría de ellos con la realidad de no
encontrar a sus seres queridos.
La experiencia de vida que cuenta Viktor Frankl en su obra, muestra que la persona se
puede adaptar a cualquier situación, sin embargo la diferencia está en la manera en que se
decide vivir la situación, en el caso de los prisioneros de los campos aun cuando
emocionalmente todos prácticamente estaban en las mismas condiciones, la actitud los
diferenciaba. La pregunta que se hacían estas personas era: “¿Sobreviviremos al campo de
concentración?” Frankl (1991), esta representaba la mayor preocupación de los prisioneros,
ya que de no sobrevivir todo el sufrimiento por el que estaban pasando no tenía ningún
sentido. La pregunta que se planteaba Frankl era “¿Tiene algún sentido todo este
sufrimiento, todas estas muertes?” Frankl (1991), el propósito que se le consiguiera a esta
situación le daba otro significado al sufrimiento, el no resignarse simplemente a morir o
vivir sin tener un Para Que, le daba al prisionero la oportunidad de mantener en su
intimidad la decisión de que actitud tomar para enfrentarse a esta realidad.
Por otra parte aún en medio de todo el horror, había quienes buscaban refugiarse en su
vida espiritual, a lo cual alude escribiendo: “las personas…eran capaces de aislarse del
terrible entorno retrotrayéndose a una vida de riqueza interior y libertad espiritual” Frankl
(1991), lo cual les permitía sobrellevar mejor las condiciones bajo las que vivían.
También admirar la naturaleza en los momentos que tenían oportunidad, les permitía
apartarse por un instante de las atroces condiciones en que se encontraban, lo cual deja una
3
gran lección de no dar por sentado esas cosas simples que la vida nos presenta a diario, sino
más bien disfrutarlas y agradecerlas, porque no sabemos si siempre las vamos a tener.
Por lo general los prisioneros que sobrevivían dentro del campo, y se mantenían allí, se
habían dejado influir por el entorno, perdiendo todos los escrúpulos, y haciendo lo que
fuera por la supervivencia y estaban dispuestos a cualquier acción, a cualquier medio para
salvarse, de allí el señalamiento de Frankl (1991) “los mejores de entre nosotros no
regresaron” y él se incluye en el grupo de sobrevivientes por “casualidades fortuitas o
milagros”, ya que no en pocas ocasiones la muerte para él fue un hecho inminente.
4