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REVISTA DE CIENCIA POLÍTICA / VOLUMEN 35 / Nº 3 / 2015 / 537 – 558

Llegaron para quedarse…


Los procesos de reforma a la reelección presidencial
en América Latina*1
They are Here to Stay:
Reforms to Presidential Reelection Rules in Latin America

ILKA TREMINIO SÁNCHEZ


Universidad de Costa Rica

RESUMEN
Una de las grandes transformaciones de los presidencialismos latinoamericanos
ha sido la adopción cada vez más generalizada de la reelección presidencial. En
la consecución de este objetivo el Presidente se convierte en el actor político clave
al buscar su permanencia en el cargo e impulsar para ello la reforma a la norma
constitucional, como condición necesaria para alcanzarlo. Partiendo de esta base,
mediante una metodología cualitativa comparada, el análisis se plantea responder por
qué unos presidentes tienen éxito en la reforma para hacer más permisiva la reelección,
mientras otros fracasan. Se concluye que recursos como el control personalista del
partido, la popularidad o la arena extraparlamentaria y la ausencia de mayoría en
el Parlamento conducen al éxito en la reforma.
Palabras clave: Reelección, Poder Ejecutivo, América Latina, reforma constitucional.

ABSTRACT
One of the major transformations in presidential regimes in Latin America is the increasingly
widespread adoption of reelection. The key political actor in this process is the President,
who initially promotes a Constitutional reform in order to remain in power. The central
question asked is: Why some presidents succeed in achieving a more permissive reelection
reform, while others fail? To answer this question a comparative qualitative methodology is
used in order to identify strategic presidential resources geared towards achieving a reform.
The article concludes that the coincidence of resources such as personalistic party control,
popular support, and the absence of a congressional majority are some of the conditions that
lead to a successful reform.
Key words: Reelection, Executive Power, Latin America, constitutional amendment.

*1 Agradezco los comentarios de los árbitros anónimos de la Revista de Ciencia Política que contribuyeron a mejorar
el manuscrito. Este artículo se enmarca dentro del Proyecto de investigación “Los procesos de reforma a la
reelección en América Latina” (código 941), coordinado por la autora en la Escuela de Ciencias Políticas de
la Universidad de Costa Rica.
ILKA TREMINIO SÁNCHEZ

Los procesos de reforma a la reelección son iniciativas que alientan el cambio institucional
y que pueden ser reiterativos, incrementales o retroactivos. En el caso de los dos primeros,
el alcance y tipo de reforma se encuentra relacionado directamente con el interés de los
líderes que las impulsan, que en este estudio se sostiene que son los propios presidentes
en su calidad de incumbents o de expresidentes. Estos actores políticos pueden actuar
alienando a los miembros de sus propios partidos para encauzar sus procesos de reforma
y buscar espacios de decisión que les permitan obtener un resultado que satisfaga su
interés. Esta reforma se persigue principalmente porque en los presidencialismos, los
jefes del ejecutivo requieren de la existencia de la reelección como condición necesaria
para la supervivencia en el cargo.
Este trabajo pretende comprender por qué algunos presidentes tienen éxito al emprender
el proceso de reforma a la reelección, mientras otros fracasan en el intento. Para responder
a esta interrogante se incluyen en el análisis quince episodios de reforma a la reelección
pertenecientes a ocho líderes de países latinoamericanos que impulsaron esta iniciativa
con el fin de volver a postularse. De estos líderes, siete se encontraban en la presidencia1
y uno, el de Costa Rica, tenía la condición de expresidente.
Para el análisis de los casos se emplea un método de análisis cualitativo comparado
con la herramienta del fsQca, que permite analizar el fenómeno como un proceso causal
complejo en el que los factores producen un resultado de manera conjunta y se expresan
mediante configuraciones causales suficientes, que para efectos de este análisis se
entienden como el trayecto hacia el éxito en la enmienda.
El artículo se compone de cuatro apartados. El primero se centra en la discusión teórica
acerca de los presidencialismos como marco general en el que se inserta el tema de la
reelección, se define y conceptualiza la reelección presidencial y su dinámica de cambio,
enfatizando el carácter gradual y expansivo como rasgo de los recientes procesos en
América Latina, además se incorporan las rutas o trayectos institucionales sobre los cuales
puede transitar el líder que impulsa la iniciativa y se reivindica el carácter estratégico e
individual del presidente en este fenómeno en estudio. El segundo apartado tiene por
objetivo mostrar las tendencias de reforma de manera comparada en América Latina
desde la transición a la democracia hasta la actualidad y ofrece algunos datos que reflejan
cómo la reelección es un mecanismo políticamente eficaz en la supervivencia de los
líderes. El siguiente apartado desarrolla la estrategia metodológica para el análisis de
los datos. Aquí se busca explicar las variables que conducen al éxito en el proceso de
reforma. Las variables se tratan de cuatro recursos políticos: la popularidad, el control
político del líder sobre el partido, la mayoría en el Parlamento y el tipo de arena recurrida
para la decisión de reforma (ya sea parlamentaria o extraparlamentaria). Finalmente, las
conclusiones destacan que los presidentes con un fuerte control sobre sus estructuras
partidistas y sin mayorías parlamentarias tienen ventaja en reformar la Constitución,
esto se puede acompañar de arenas extraparlamentarias para tomar la decisión que
modifica la norma o de recurrir a la popularidad para su consecución.

1 Los presidentes incluidos en el análisis son: Evo Morales, Rafael Correa, Hugo Chávez, Álvaro Uribe, Daniel
Ortega, José Manuel Zelaya y Ricardo Martinelli.

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LLEGARON PARA QUEDARSE… LOS PROCESOS DE REFORMA A LA REELECCIÓN PRESIDENCIAL EN AMÉRICA LATINA

I. LA REELECCIÓN PRESIDENCIAL Y LOS PRESIDENCIALISMOS


LATINOAMERICANOS

La reelección presidencial es un tema presente en el debate sobre los presidencialismos


latinoamericanos desde su propio origen (Carey, 2009 y Baturo, 2010). Sin embargo,
contrario a lo sucedido con otras temáticas que despertaron interés por la construcción
teórica y la investigación en la ciencia política, esta se ha ido relegando a un ámbito
normativo y, en el mejor de los casos, descriptivo de los sistemas políticos.
Unos de los precursores del debate desde la academia fue Juan Linz (1990), quien
manifestó que los poderes que otorga el propio marco institucional presidencialista
al jefe del ejecutivo conllevan la presencia de una serie de mecanismos, como la no
reelección2, que cumplen un papel preventivo ante un eventual abuso del poder del
presidente. Para el autor, los sistemas políticos que presentan esta característica tienen
el inconveniente de tener que producir periódicamente un líder capaz y suficientemente
popular para alcanzar la presidencia.
A ello se une el hecho de que el capital político que ha acumulado un presidente que ha
tenido éxito no puede utilizarse cuando termina su mandato. Además, el expresidente
sigue siendo un individuo con poder político que podría tener dificultades para renunciar
totalmente al poder una vez terminado su gobierno y, potencialmente, ejercer el poder
“tras bastidores” designando a delfines políticos.
Por el contrario, los presidencialismos que permiten la reelección expresarían una
relación virtuosa a favor del accountability. Esta relación implica que el presidente al
ser elegido por voto directo es también identificado de forma directa por los votantes
como el responsable del gobierno y el votante se encuentra así con la posibilidad de
recompensarlo o castigarlo por sus acciones políticas (Linz, 1997: 46). Shugart y Carey
(1992) compartieron la idea de que la ausencia de reelección presidencial agrava la relación
entre los presidentes y los ciudadanos por la inhibición para atribuir responsabilidades
mediante el castigo o el reconocimiento de la labor del líder ejecutivo durante el gobierno,
un argumento que también fue esgrimido por Mainwaring y Shugart (1997), así como
por Cheibub (2007).3
Algunos autores han cuestionado este argumento. Geddes (1994) postuló que los votantes
no tienen suficiente información para monitorear el comportamiento de los gobernantes
y castigarlos mediante las votaciones. Para evaluar el cumplimiento de las promesas
del líder ejecutivo, los votantes se guían por las políticas particularistas que los han

2 Entre la década de 1980 y hasta mitad de la década de 1990 la mayoría de los países de América Latina
limitaban la reelección presidencial.
3 Gélineau (2007: 424) expresa que ante la ausencia de reelección presidencial consecutiva se dificultaban las
posibilidades del electorado de aprobar la gestión el gobierno saliente y de premiar la labor del incumbent.
Empero, también manifiesta que en América Latina las características de fuerte personalización de la política
en la figura del presidente, la débil institucionalización del sistema de partidos y la volatilidad ideológica
y de las políticas impulsadas por los líderes, generan un electorado con grandes problemas para asociar los
resultados con sus representantes, ante lo que cabe la duda de si manteniendo estas condiciones constantes
la reelección podría facilitar la atribución de responsabilidades.

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ILKA TREMINIO SÁNCHEZ

beneficiado, así como por el desempeño económico, por lo que los presidentes buscan
satisfacer con políticas particulares la lealtad de su electorado.4
Existen al menos dos perspectivas para analizar la reelección, una pone la atención
en los líderes que despliegan las estrategias para reelegirse y consiste en una visión
prospectiva de las elecciones y, la otra, que coloca el foco de atención en el electorado y
consiste en un comportamiento retrospectivo del voto. Este trabajo se trata de la primera
perspectiva, pero enfatiza únicamente un aspecto de la estrategia: la puesta en marcha
de una reforma que permita la adopción de la reelección presidencial. Este proceso se
entiende como un momento de cambio institucional que es altamente proclive a un
comportamiento incremental en el sentido descrito por Thelen y Mahoney (2010).
Contrario a la idea de que los líderes dictatoriales permanecen en el poder mientras los
demócratas se retiran, en América Latina se ha podido observar un paulatino cambio
en la norma que establecía límites a la reelección desde poco tiempo después de la
democratización de sus países (Baturo, 2010: 636). Si bien la era democrática se inició
con la idea de superar el continuismo mediante una fórmula institucional que uniera el
principio de alternancia a la democracia, dos décadas después se ha dejado de lado en
la gran mayoría de países de la región y se ha apostado por la innovación institucional
en esta materia ampliando la gama y variedades de reelección presidencial.5 Se pueden
identificar los siguientes tipos regulatorios de la reelección6: 1. Reelección prohibida (no
reelección) 2. Reelección de intervalo o alterna 3. Reelección inmediata y 4. Reelección
ilimitada o indefinida.
El orden establecido va desde el tipo más restrictivo hasta el más permisivo. Los cambios
pueden mostrar un comportamiento gradual o abrupto, de esta manera, la norma puede
pasar del primer tipo (reelección prohibida) al segundo (reelección de intervalo), o bien
adoptar directamente el tercero e, incluso, el cuarto tipo.7
Es factible afirmar que los cambios son menos controversiales cuan más graduales son
y, por el contrario, son más difíciles de lograr cuanto mayor es la expansión del cambio.
No obstante, este proceso está muy asociado a las preferencias de los actores y a los
constreñimientos institucionales que, en gran medida, determinan la magnitud del

4 Pese a que durante el estudio desarrollado por esta autora la mayoría de los países presentaban límites a la
reelección presidencial, asegura que los presidentes buscarán volver al cargo en momentos subsiguientes,
mediante la maximización de sus oportunidades para influir en una futura reelección presidencial. Otros
autores comparten la idea de que los incumbents y expresidentes tienen ventajas políticas que les hacen
anticipar el triunfo electoral en sus cálculos políticos (Fiorina, 1977 y Corrales, 2014).
5 Según la definición de Nohlen, “La reelección presidencial es el derecho de un ciudadano (y no de un partido)
que ha sido elegido y ha ejercido una función pública con renovación periódica de postular y de ser elegido
una segunda vez o indefinidamente para el mismo cargo (ejecutivo)” (Nohlen, 2007: 287).
6 Un intento por clasificar las variantes de los sistemas de reelección en América Latina es la de Serrafero (2009:
32) quien identifica cinco tipos: 1. Reelección sin límites 2. Reelección inmediata por una vez y abierta (con
posibilidad de volver a ser candidato transcurrido cierto tiempo) 3. Reelección inmediata por una sola vez y
cerrada (no puede volver a ser candidato) 4. Reelección no inmediata, abierta o cerrada (intervalo: mandato
intermedio o término fijo en años) y 5. Prohibición absoluta.
7 Fuera del objeto de estudio queda el comportamiento reductor o contractivo, en donde la reelección se
desplazaría de los tipos más permisivos a los más restrictivos.

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cambio. Por tanto, en general, las formas que puede adoptar la reelección presidencial
son variables, así como su punto de partida.

Tipos de reelección presidencial


Teóricamente puede haber tres tipos posibles de escenarios ante el intento de reforma.
Uno sería el inercial, en el que la reforma fracasa y, por lo tanto, no sucede el cambio.
Otro sería el contractivo, que equivale a reformas que más bien constriñen o limitan la
reelección y, por lo tanto, va en la dirección contraria al fenómeno que nos atañe y, por
último el escenario de la reelección expansiva en que se flexibilizan los límites y que es
el proceso que aquí se estudia como variable dependiente. Estos escenarios muestran
el paso de un momento “T” en el que se impulsa la reforma a un momento “T1”, en el
que se observa el resultado de la misma.

Cuadro 1. Escenarios del cambio a la reelección presidencial

T1
Reelección Reelección Reelección
No reelección ilimitada
alterna inmediata
T

No reelección Inercial Expansiva Expansiva Expansiva

Reelección
Contractiva Inercial Expansiva Expansiva
alterna

Reelección
Contractiva Contractiva Inercial Expansiva
inmediata

Reelección
Contractiva Contractiva Contractiva Inercial
ilimitada

Fuente: Elaboración propia.

La selección del tipo de reelección está supeditada a los contextos particulares y a la


conjunción de factores institucionales, así como del punto del que se parte, ya sea desde
la prohibición o desde algún tipo de reelección previa. Si ha habido intentos anteriores
por parte del mismo líder u otro predecesor, es factible identificar mecanismos de path
dependence en el camino recorrido, de forma que hay un aprendizaje y una acumulación
de recursos de poder para hacer frente a la nueva estrategia de reforma.

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ILKA TREMINIO SÁNCHEZ

Los procesos de enmienda en esta materia tienden a ser graduales, raramente se dan
reformas dramáticas en esta materia. En consecuencia, los líderes que inician un proceso,
fracasen o triunfen, se ven motivados para intentar nuevas enmiendas y ampliar sus
posibilidades de supervivencia en el cargo con ventajas políticas acumuladas si parten
desde un punto más permisivo que el anterior. No en vano América Latina representa la
región más productiva en cuanto a elaboración de constituciones políticas en el mundo
(Bejarano et al., 2014: 477). Así, si se parte de la prohibición, los impulsores podrían
escoger entre la reelección alterna, inmediata o ilimitada. Si se parte de la alterna pueden
buscar la inmediata o la ilimitada y, si parten de la inmediata, su aspiración será hacia
aumentar los períodos consecutivos de mando o hacia la ilimitada.

La disponibilidad de hojas de ruta


Las instituciones decisoras que habilitan las enmiendas o reemplazos constitucionales en
la actualidad son fundamentalmente cuatro: la convocatoria a una asamblea constituyente
(nueva constitución refundacional), el poder legislativo (vía enmienda o reforma parcial),
el poder judicial (vía interpretación constitucional), y el referéndum (para enmienda o
reforma parcial de un artículo o como aprobatorio de una constituyente, en este último
caso se considera como un solo proceso decisorio).
La reciente ampliación de los mecanismos decisorios permite contar con arenas alternativas
o de contingencia, en los casos en que el poder legislativo es potencialmente contrario
a la política que plantea el presidente. Esto hace que los presidentes tengan la opción
de seleccionar entre arenas de decisión como alternativas para resolver un tema como
la reforma constitucional, escogiendo aquella arena que se ajuste mejor a los recursos
con los que cuenta, y en donde la anticipación del resultado sea coincidente con sus
preferencias.
Estas arenas se dividen en parlamentarias y extraparlamentarias. Entre estas últimas se
incluyen el referéndum y la interpretación constitucional de la Corte. Algunos autores
(Carey, 2009; Levitsky y Murillo, 2009) dejan ver su crítica al uso de las consultas
populares y otras arenas políticas para decidir sobre esta medida, principalmente porque
las consideran ajenas a los mecanismos institucionales de deliberación y negociación
política, como son los parlamentos. No obstante, no debiera confundirse el criterio
extraparlamentario con instituciones informales, ya que las instancias recurridas para
llevar a cabo la modificación suelen estar habilitadas por la norma.
Los órganos decisores también importan en la propuesta planteada, porque en algunas
arenas decisorias como las constituyentes y los parlamentos los líderes requieren de
mayorías suficientes para que apoyen su proyecto de enmienda, por lo que recurrirán a la
formación de coaliciones legislativas (Negretto, 2013) o a la fabricación de mayorías por
otros medios, como la supresión del poder legislativo y la dotación de plenos poderes a
una asamblea constituyente (Treminio, 2014). La particularidad de las recientes reformas
es que el abanico institucional ha abierto nuevas opciones para sacar la negociación del
espacio legislativo.

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Si bien los resultados derivados de la decisión de las diferentes arenas se consideran


como una reforma, pues cambia el sentido de la norma y aplica un nuevo mecanismo,
no en todos los casos la consecuencia es una reforma o enmienda en sentido estricto.
Por ejemplo, si la iniciativa se lleva al poder judicial, mediante la figura de la revisión
constitucional, se espera una declaratoria de inconstitucionalidad de la norma vigente y
esto invalidaría el artículo impugnado, por lo que entraría en vigencia el estado anterior
de la norma o la no aplicación de la misma, pero los jueces están impedidos para cambiar
el texto constitucional y, por ello, la norma fundamental queda inalterada hasta que haya
una enmienda legislativa, aunque en la práctica la declaratoria de inconstitucionalidad
implica un cambio en las reglas del juego, por lo tanto, una cuasirreforma.
El resultado de este mecanismo es totalmente atractivo para el impulsor, especialmente
si este goza de mayor lealtad en esta arena o si se considera que la popularidad puede
pesar en la decisión de los jueces (Pérez Liñán y Castagnola, 2009) y, con ello, podría
preferirse en lugar del Parlamento, cuyo costo para obtener una mayoría favorable
es potencialmente más elevado. La sentencia judicial puede conllevar tres tipos de
escenarios: primero, la interpretación podría dejar en vigor la norma anterior; segundo,
podría eliminar la prohibición a reelegirse y dejar completamente abierta esta posibilidad
y; tercero, podría desestimar el primer período de gobierno si ha mediado un proceso
constituyente por considerar que los límites a la reelección no pueden ser retroactivos
a la promulgación de la nueva carta magna y, con ello, favorecer un tercer mandato del
mismo gobernante.
En el caso del referéndum, puede ser convocado para aprobar una enmienda particular
sobre el tema, o también puede ser convocada para la aprobación popular de un nuevo
texto constitucional. En estos casos, el cálculo del apoyo popular del líder que impulsa
la reforma es esencial para sacar adelante la aprobación e, incluso, para la magnitud
del cambio que propone. Desde hace algunos años ha proliferado la introducción de
leyes para regular las consultas populares en los diferentes países (Beramendi, 2008;
Nohlen, 2005), especialmente referendos y plebiscitos. Esta tendencia marca un guiño a
favor del establecimiento de mecanismos de “democracia directa”, a través de los cuales
algunos gobiernos han abanderado cambios profundos en la concepción del Estado y
en la organización política de la sociedad.

El presidente como el actor central de la reforma


Para Knight y Epstein (1996: 91) el presidente es el actor político con mayor poder
debido a su habilidad política para asignar favores y ejercer influencia sobre las
oportunidades en la carrera de los otros actores que pueden ponerle obstáculos, tales
como los legisladores y los jueces. De esta manera, la asimetría en la negociación del
poder durante la competición política es vista uno de los factores primarios en la creación
y mantenimiento de la supremacía del presidente.
Recientemente el estudio de los presidentes ha ganado relevancia por el tema de la
autoridad y los poderes de los ejecutivos (García Montero, 2009; Alcántara y García
Montero, 2011). También ha surgido una corriente de estudios sobre los políticos

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individuales y sus carreras políticas (Alcántara, 2012). De forma que puede identificarse
un nuevo foco de atención en este actor. Para Samuels y Shugart (2006) esto se debe,
en parte, a que la ciencia política produjo durante años múltiples estudios para
comprender el rol de los partidos políticos en la construcción de las democracias, pero
la mayoría se hizo en una época en la que los sistemas parlamentarios dominaban el
panorama político.
En la actualidad la gran mayoría de las democracias del mundo eligen de forma directa
a la cabeza del gobierno y este actor individual se comporta en ocasiones contradiciendo
los intereses del partido. En los sistemas presidenciales los partidos delegan gran
discrecionalidad en el presidente al elaborar sus estrategias políticas y pierden la capacidad
de control sobre los mismos. En estos contextos los presidentes pueden seguir una ruta
individual en beneficio de su supervivencia por encima de los intereses colectivos del
partido que lo llevó al poder (Samuels y Shugart, 2010: 37).
El interés en expandir el tiempo en el mandato es uno de los comportamientos más
estratégicos del presidente si se tiene en cuenta la temprana muerte política a la que se ve
sometido en un marco presidencial de gobierno. La reforma de la reelección se convierte
de esta manera en una condición necesaria para la búsqueda de la supervivencia en el
cargo, contrariamente a lo que ocurre en los sistemas parlamentarios donde factores
de orden coyuntural influyen en la supervivencia de los líderes. No obstante, el hecho
mismo de prolongar el mandato en cualquier sistema político es un interés primordial
de los jefes del ejecutivo (Ennser-Jedenastik y Müller, 2013: 3). Al respecto, Bueno de
Mesquita et al. (2003: 401) subraya que la dirección del cambio institucional se da en
función del actor que inicia el proceso y en las circunstancias en las que es el líder del
ejecutivo quien inicia la transformación, es probable que refuercen sus posibilidades
de sobrevivir en el cargo.
Aún así, el comportamiento individual de los presidentes, en circunstancias clave, como
las del cambio de la norma, requieren del apoyo intra o extrapartidista para mantener
su estabilidad en el poder (Bejarano et al., 2014: 489). El presidente tendrá que decidir
transitar por la vía de la “alta” o la “baja” política para emprender la reforma.8 Estas
condiciones de apoyo dictarán las estrategias que se llevan a cabo en el procedimiento
decisorio.
Desde una lectura de la acción colectiva, el comportamiento del presidente oscilaría entre
una estrategia de cooperación con su partido si este apoya su iniciativa o si obedece una
decisión que es contraria a sus intereses particulares, o bien, una estrategia “oportunista”
en la que el líder antepone sus intereses y busca otras alianzas institucionales para sacar
adelante su proyecto, ya sea dentro de las bases de su propio partido, en otras instituciones

8 En este artículo se distingue entre la alta política y la baja política, caracterizando la primera como aquella
que persigue el bien común, la legitimidad y la eficacia del régimen político; y la segunda, como aquella
centrada en la distribución del poder y la persecución de los intereses particulares de las fuerzas partidistas
en contienda (Bejarano et al., 2014: 489).

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del gobierno o en los propios ciudadanos.9 El tipo de alianzas y distribución de poder


que se produzca en esta pugna dará matices distintos al alcance de la reforma. Entre
más grupos con partidos sean necesarios para sacar adelante la reforma, más restrictivas
suelen ser las normas reeleccionistas resultantes (Negretto, 2013).
La puesta en marcha de las estrategias de enmienda deja en evidencia que los presidentes
se comportan como agentes del cambio institucional, a la vez que deben jugar dentro
de un marco legal que los circunscribe. Esta doble operación interviene en la siguiente
lógica: por un lado el presidente debe desplegar un juego político que respete la
legitimidad política y los procesos democráticos siguiendo las reglas establecidas y,
por otro lado, se transita por esa ruta para alcanzar el objetivo de cambiar la norma de
forma endógena y dibujar nuevos marcos institucionales. De manera que se cuestiona
la premisa neoinstitucionalista de que los actores se encuentran siempre condicionados
por instituciones exógenas que los preceden y que limitan su comportamiento. Ante
determinados escenarios, los actores pueden cuestionar la ley y reescribir los límites de
la misma en una lógica más dinámica.

II. LOS PROCESOS DE REFORMA EN AMÉRICA LATINA

Tras la transición a la democracia la mayoría de los países latinoamericanos mostraban


prohibición o límites de intervalo a la reelección presidencial. No obstante, este escenario
fue cambiando hacia una mayor relajación de la norma hasta llegar a alcanzar un tipo
extremo de levantamiento de límites adoptado por Venezuela y Nicaragua en el último
lustro. En la experiencia venezolana se destaca un proceso incremental de permisividad
en la cláusula reeleccionista, mientras que en Nicaragua la modificación es abrupta y se
pasa de la alternancia a la postulación ilimitada del presidente.
En términos históricos se identifica una tendencia hacia el aumento de países democráticos
que viaja en paralelo con la relajación de los límites a la reelección, una relación que ha
sido manifestada por Baturo (2010: 638). En el caso latinoamericano se puede apreciar
un marcado efecto dominó con predominio entre 2007 y 2010, período en que seis
presidentes: Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, José Manuel
Zelaya y Álvaro Uribe, gestionaron procesos de reforma para reelegirse.

9 De acuerdo con Strøm (1990) y Strøm y Müller (1999) las reformas a los sistemas electorales pueden seguir la
lógica del comportamiento de los partidos políticos, pero también de sus líderes individuales. Los líderes son
actores unitarios y racionales que persiguen los beneficios del cargo. En esta lógica se comportan persiguiendo
los votos, el cargo y las políticas. Esta búsqueda es resumida posteriormente por Renwick (2010: 27) en la
persecución del poder.

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Cuadro 2. Cambio en los límites a la reelección presidencial en América Latina 1998 y


2014

1998 2014

Reelección Reelección
No después de Reelección No después de Reelección Reelección
reelección uno o más inmediata reelección uno o más inmediata sin límites
intervalos intervalos
Colombia Bolivia Argentina Guatemala Chile Argentina Nicaragua
Costa Rica Chile Brasil Honduras Costa Rica Bolivia Venezuela
Guatemala Ecuador Perú México El Salvador Brasil
Honduras El Salvador Paraguay Panamá Colombia
México Nicaragua Perú Ecuador
República
Paraguay Panamá
Dominicana
República
Uruguay
Dominicana
Uruguay
Venezuela

Fuente: Elaboración propia basada en las normas constitucionales.

Los países que activaron un proceso de modificación a la cláusula reeleccionista siguieron


diferentes trayectorias institucionales. Las mismas se pueden observar en mayor detalle
en el Cuadro 3 y, como se ha mencionado, varían en cuanto a la naturaleza parlamentaria
y extraparlamentaria de las mismas.
Como se desprende de los casos, los procesos fueron altamente dinámicos, de forma
que es imposible evidenciar las particularidades de cada uno a través de esta síntesis.
La mayor riqueza de las rutas transitadas por los líderes está en la especificidad de cada
episodio, no obstante, este trabajo representa un esfuerzo por establecer criterios de
comparación. La tendencia a la concentración de los casos en períodos específicos refuerza
la tesis de que las transformaciones ocurren en “oleadas de difusión” provenientes de la
oferta externa de ideas (Weyland, 2011: 123), pero los intentos de adaptación van a estar
condicionados por contextos que hacen que los caminos no puedan replicarse totalmente.
Las experiencias en que se recurrió a la Corte Constitucional, por ejemplo, manifiestan
diferencias entre sí. Mientras que en Costa Rica y Nicaragua los líderes perseguían una
interpretación constitucional que dejara sin efecto la cláusula que les impedía volver
a postularse, en Colombia la interpretación constituía parte del proceso ordinario de
aprobación de ley, en este caso, se trataba de una ley para convocar a un referéndum
que permitiera una tercera postulación del presidente Uribe.
También se pueden observar notables diferencias entre los presidentes que contaron
con una asamblea constituyente, pues en algunos casos la labor constituyente fue
exclusiva en la elaboración del nuevo pacto institucional, mientras que en otros adquirió

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Cuadro 3. Los procesos de reforma reeleccionista expansiva y sus resultados 1993-2014

Tipo de reelección
Países Presidente impulsor Órgano decisor Resultado Año de decisión Tipo de reelección resultante
anterior
Argentina Carlos Menem Asamblea Constituyente Éxito Agosto de 1994 Intervalo Inmediata+intervalo
Evo Morales Asamblea Constituyente + Referéndum Éxito Enero de 2009 Intervalo Inmediata
Bolivia idem
Evo Morales Corte Constitucional Éxito Abril de 2013 Inmediata
(No se cuenta el primer mandato)
Brasil Fernando Henrique Cardoso Parlamento Éxito Junio de 1997 Intervalo Inmediata
Álvaro Uribe Parlamento Éxito Octubre de 2005 Prohibida Inmediata
Colombia Inmediata
Álvaro Uribe Corte Constitucional Fracaso Febrero de 2010 Inmediata

Óscar Arias Parlamento Fracaso Abril y julio de 2000 Prohibida Prohibida


Costa Rica Óscar Arias Corte Constitucional Fracaso Septiembre de 2000 Prohibida Prohibida
Óscar Arias Corte Constitucional Éxito Abril de 2003 Prohibida Intervalo
Ecuador Rafael Correa Asamblea Constituyente + Referéndum Éxito Septiembre de 2008 Intervalo Inmediata
Honduras José M. Zelaya Consulta popular Interrumpida (fracaso) Junio de 2009 Prohibida Prohibida
Daniel Ortega Corte Constitucional Éxito Octubre de 2009 Intervalo Ilimitada
Nicaragua
Daniel Ortega Parlamento Éxito Febrero de 2014 Ilimitada Ilimitada
Ernesto Pérez Balladares Referéndum Fracaso Agosto de 1998 Intervalo Intervalo
Panamá
Ricardo Martinelli Parlamento Fracaso Enero de 2011 Intervalo Intervalo
Rep. Dominicana Hipólito Mejía Asamblea Revisora Éxito Julio de 2002 Intervalo Inmediata
Alberto Fujimori Congreso Constituyente Éxito Octubre de 1993 Intervalo Inmediata+intervalo
Perú idem
Alberto Fujimori Parlamento Éxito Agosto de 1996 Inmediata+intervalo
(No se cuenta el primer mandato)
Hugo Chávez Asamblea Constituyente + Referéndum Éxito Diciembre de 1999 Intervalo Inmediata
Venezuela Hugo Chávez Referéndum Fracaso Noviembre de 2007 Inmediata Inmediata
Hugo Chávez Referéndum Éxito Febrero de 2009 Inmediata Ilimitada

Fuente: Elaboración propia. Este cuadro muestra únicamente los casos de reelección “expansiva”, es decir, aquellos que buscaron más flexibilidad, pero no se
muestran los procesos que establecieron límites. Algunos países después de haber hecho la reforma que aquí se muestra volvieron a imponer límites, como
sucedió en Perú en 2000 y República Dominicana en 2010.

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plenos poderes y realizó labores legislativas como ocurrió en Ecuador. Hubo algunas
figuras que actuaron como asambleas constituyentes sin serlo del todo, como el caso
del Congreso Constituyente en Perú y la Asamblea Revisora en República Dominicana.
Asimismo, algunos países celebraron consultas populares para avalar la nueva carta
magna, como ocurrió en Venezuela en 1999, Ecuador y Bolivia en 2009; mientras otros
celebraron consultas para enmendarla, tal como sucedió posteriormente en Venezuela
en dos ocasiones (2007 y 2009).
Mención aparte merece el singular episodio de Honduras en el que la evidencia
documental permite aseverar que la intención de la llamada “cuarta urna” era llamar a
una constituyente que abriera la posibilidad de eliminar la norma pétrea constitucional
y permitir la reelección, sin embargo, la cuarta urna no preguntaba directamente por la
reelección, ni llegó a celebrarse la consulta, pues el presidente fue depuesto del cargo
antes de emprender la votación.

La eficacia electoral de la reelección


Parte de la discusión politológica sobre este tema se centra en que la norma que
permite la reelección presidencial refuerza los poderes del ejecutivo (Gargarella, 2012;
Negretto, 2013). Una de las consecuencias de esta reforma es que el incumbent tiene
una fuerte predisposición al éxito electoral (Corrales, 2014 y Pendfold, et.al., 2014) y,
consecuentemente, a una mayor supervivencia política. Esta relación es mucho más
pronunciada cuando la reelección es inmediata que cuando el candidato ha tenido que
esperar uno o más períodos para volver a postularse.
Incluso en países con tradición de ballotage como ha sido Ecuador desde 1978, las
reelecciones de Rafael Correa se han logrado ganar en primera vuelta. Las ventajas
políticas y los beneficios derivados del cargo son incentivos primordiales de los líderes
que buscan permanecer en el mandato (Baturo, 2010), empero, las motivaciones no se
exploran en este estudio que pretende centrarse en un estadio anterior, como es el de
los procesos de reforma.

III. LOS RECURSOS DEL PRESIDENTE: LOS FACTORES QUE PERMITEN EL


ÉXITO EN LA REFORMA

Para el análisis del resultado de éxito y fracaso se han propuesto cuatro factores causales
que corresponden a los recursos políticos que el presidente cuenta para alcanzar la cláusula:
La popularidad de los presidentes, la ausencia de mayoría en el Parlamento, el control
partidista del presidente y la presencia de arenas parlamentarias o extraparlamentarias
habilitadas. Estos factores se van a probar en los quince casos de intento de reforma
celebrados desde 1999 hasta 2014, es decir, a partir de la reforma de Hugo Chávez en
Venezuela, a excepción del caso de República Dominicana (2002), pues su trayecto siguió
una ruta inversa, no gradual hacia la expansión reeleccionista. De los casos previos

548
LLEGARON PARA QUEDARSE… LOS PROCESOS DE REFORMA A LA REELECCIÓN PRESIDENCIAL EN AMÉRICA LATINA

(Argentina, Perú y Brasil) se ha prescindido por la dificultad en la comparación de las


fuentes de datos disponibles y su dificultad para estandarizar los datos. No se consideran
como fenómenos de estudio aquellas situaciones en las que la reforma imponía límites
y contraía la flexibilidad de la norma, pues este comportamiento obedece a un proceso
diferente del que aquí se intenta analizar.
La primera variable (popularidad) se ha construido a partir de un índice de cuatro
indicadores, donde el líder debía cumplir con al menos 3 de ellos: aprobación de la
gestión presidencial superior al 40%, distancia en la popularidad del presidente antecesor
de al menos un 10%, triunfo electoral con mayoría absoluta de los votos, confianza
ciudadana en el presidente superior al 48%.10 No se emplea la medida de apoyo a la
gestión en solitario, pues se pretende evitar un sesgo en la clasificación de sociedades
altamente polarizadas.
La segunda variable (mayoría) se estableció con un umbral del 51% de los legisladores
debido a que en todos los casos se requieren mayorías especiales. Para las leyes ordinarias
se suele utilizar el umbral del 45% en las pruebas empíricas, de acuerdo con el modelo
de medición de Jones (1995), pues se asume una capacidad mínima de negociación
como parte de la labor de los líderes legislativos.11 De la misma forma, en este caso se
asume que contar con un 51% permite acercarse a un umbral mayor a un presidente.
Para ello se tomaron en cuenta tanto los miembros de la bancada oficialista o la coalición
de gobierno. Aunque en el caso colombiano no se acepta para el año 2004 la presencia
de la coalición, pues se considera que esta quedó consolidada precisamente a partir de
esta votación y no de forma anterior a la misma.
El tercer factor es el control partidista del presidente (control). Se estableció a partir de
los criterios expresados por los legisladores en las olas de encuesta correspondientes al
período de reforma en las bases de datos del PELA.12 Ahí se preguntó a los diputados sobre
el grado de poder que tenían sus presidentes. Finalmente se incorporó un cuarto factor o
variable que contempla si el trayecto de decisión se condujo por la arena parlamentaria
o extraparlamentaria de modificación (arena), en donde la vía parlamentaria es aquella
que requirió del proceso ordinario legislativo y la extraparlamentaria la que transitó
por otras vías externas al Parlamento.

10 Los indicadores utilizados fueron extraídos de la Base de Datos de Opinión Pública del Barómetro de las
Américas durante el año antes a la reforma. Exceptuando el caso de Costa Rica, en donde se estudia un
expresidente, para ello se tomaron las medidas de las encuestadoras comerciales durante el período del
debate pública (Cid Gallup y Unimer) y los datos de LAPOP/CCP- UCR disponibles en línea de su primer
mandato en 1987. También en el caso de Venezuela en 1999 se extrajeron los datos de Arteaga (2005: 246) y
de los estudios de opinión pública de Consultores 21 de Venezuela.
11 Desde la década de 1990 se ha afirmado que en los presidencialismos los gobiernos que quedaban por debajo
de una mayoría del 45% de los escaños tendían más al conflicto, mientras que cuando el presidente se acercaba
a un contingente entre el 40% y el 50% de los legisladores, se encontraba en el “punto óptimo”, pues tenía
incentivos para perseguir los votos faltantes (Jones, 1995: 36 y Chasquetti, 2008: 56).
12 Proyecto de Élites Parlamentarias de la Universidad de Salamanca.

549
ILKA TREMINIO SÁNCHEZ

En el tanto el número de casos constituyen una N mediana. Se decidió seguir el protocolo


de análisis de datos cualitativo comparado Crisp set, que consiste en una técnica propuesta
por Ragin (1987) para el tratamiento de casos analizados con álgebra booleana que utiliza
códigos binarios ([0] y [1]) en la clasificación de los datos, los cuales son sintetizados
por medio de operaciones lógicas simples para la obtención de una propuesta causal
compleja y suficiente (Rihoux et al., 2009: 33).
Dos hipótesis se sostienen en torno a cómo los presidentes y expresidentes logran
sacar adelante su proyecto de reforma. La primera corresponde a un escenario ideal en
el que el presidente cuenta con todos los recursos necesarios para transitar por la vía
más adecuada para cambiar la norma y, la segunda, en donde el presidente carece de
los arreglos necesarios para predecir un resultado favorable y se conduce por las rutas
alternas.

La primera:

Popularidad [variable 1]* mayoría [variable 2]* control [variable 3]* arena [variable 4]
→ reforma expansiva

En la que, los presidentes suficientemente populares emplean su apoyo como un signo


para presionar la formación de una mayoría (Calvo, 2007: 7 y Baturo, 2010: 643), y
utilizan un fuerte control sobre su partido para forzar la disciplina y la alineación en
torno a una medida que es altamente controversial entre los legisladores que buscan
una carrera hacia la presidencia. Este escenario que se dirime en el espacio legislativo
prescinde de las arenas extraparlamentarias y se concentra en la búsqueda de los votos
de los legisladores.

La segunda:

Popularidad [variable 1] *~mayoría [variable 2] *control [variable 3] *~arena [variable 4]


→ reforma expansiva

Este segundo trayecto lo recorren los presidentes y expresidentes que luego de analizar
sus recursos y establecer primeros intentos de formación de coaliciones, comprenden
que el espacio legislativo es hostil a su propósito de buscar la norma que permita la
reelección y utiliza a su favor la popularidad y el control del partido para construir
mayorías extraparlamentarias. Esta estrategia le garantizará el éxito aunque eludiendo
el espacio legislativo.
De acuerdo con los datos empíricos, los casos analizados muestran la siguiente
configuración:
Una vez establecidos los valores binarios, con base en la ausencia o presencia del atributo,
el protocolo de análisis nos guía hacia el proceso de minimización de las configuraciones
o interacciones entre los distintos valores de las variables independientes y el resultado

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LLEGARON PARA QUEDARSE… LOS PROCESOS DE REFORMA A LA REELECCIÓN PRESIDENCIAL EN AMÉRICA LATINA

Cuadro 4. Matriz de los Datos

Popularidad Mayoría Control Arena


Casos Resultado
(V1) (V2) (V3) (V4)

Chávez 1999 1 1 0 1 0
Chávez 2007 0 1 1 1 0
Chávez 2009 1 1 1 1 0
Arias 2000a 0 1 0 0 1
Arias 2000b 0 1 0 0 0
Arias 2003 1 1 0 0 0
Uribe 2005 1 1 0 1 1
Uribe 2010 0 1 1 1 1
Morales 2009 1 1 0 1 0
Morales 2014 1 1 1 1 0
Correa 2008 1 1 0 1 0
Ortega 2009 1 0 0 1 0
Ortega 2014 1 1 1 1 1
Zelaya 2009 0 0 0 0 0
Martinelli 2011 0 1 1 1 1

Fuente: Elaboración propia.


Nota: Oscar Arias era el único líder en carácter de expresidente dentro de los impulsores, todos los
demás se encontraban en el cargo.

de éxito o fracaso en los casos de estudio. Con estos valores se construye la denominada
“tabla de verdad” que permite ver las decisiones en cuanto a los casos declarados como
verdaderos y falsos, tomando como base para ello la consistencia de cada configuración.
Tal como se observa en el Cuadro 6, para este estudio solo se han considerado como
verdaderas las configuraciones con consistencia igual a 1.00; los valores inferiores se
han declarado como falsos.
Del análisis con Crisp Sets resultan verdaderas las configuraciones 1, 6 y 8 que presentan
una consistencia de 1,00 y de las cuales la número 3 presenta la mayor cobertura de
casos. Por su baja consistencia se establecen como falsas las configuraciones 2, 3, 4, 5 y
7, aunque presentan algunos casos positivos. Las fórmulas mínimas obtenidas una vez
realizada la operación en el programa fsQCA arrojan el siguiente resultado.

551
552
Cuadro 5. Tabla de Verdad

Configuración Popularidad Mayoría Control Arena Casos (Y=0, Y=1) N Consistencia XY


ILKA TREMINIO SÁNCHEZ

Chávez 1999,
1 1 0 1 0 Morales 2008, 3 1.00 V
Correa 2008

Chávez 2007,
2 1 1 1 0 Chávez 2009, 3 0.66 F
Morales 2014

Uribe 2010,
3 1 1 1 1 Martinelli 2011, 3 0.33 F
Ortega 2014

Arias 2000b,
4 1 0 0 0 2 0,50 F
Arias 2003

5 0 0 0 0 Zelaya 2009 1 0.00 F

6 0 0 1 0 Ortega 2009 1 1.00 V

7 1 0 0 1 Arias 2000a 1 0.00 F

8 1 0 1 1 Uribe 2005 1 1.00 V

Fuente: Elaboración propia.


LLEGARON PARA QUEDARSE… LOS PROCESOS DE REFORMA A LA REELECCIÓN PRESIDENCIAL EN AMÉRICA LATINA

Cuadro 6. Solución13

Solución Intermedia Cobertura fila Cobertura única Consistencia


a)  ~mayoría*control*~arena 0.444 0.11 1.00
b)  popularidad*~mayoría*control 0.444 0.11 1.00
Cobertura total de la Solución: 0,56
Fuente: Elaboración propia.

Los resultados determinan que dos son las rutas suficientes para lograr el éxito en la
reforma a la reelección. La primera de ellas coincide con el argumento de la segunda
hipótesis de este trabajo, con la excepción de que la popularidad en este recorrido no
era un factor primordial. Los presidentes que transitaron por esta vía no contaron con
mayorías en el Parlamento, ejercieron un férreo control de sus estructuras partidistas y
evadieron la arena legislativa. Las configuraciones 1 y 6 del Cuadro 6 se ajustan a este
trayecto. Presidentes como Chávez en 1999, Correa en 2008 y Morales y Ortega en 2009
se condujeron en esta dirección.
En cuanto a la segunda ruta, los presidentes gozaban de la combinación de alta popularidad,
ausencia de mayoría en el Parlamento y control partidista. Estos presidentes volvieron a
ser los de la configuración 1 y se agrega la configuración 8 en la que se encuentra Álvaro
Uribe en su primer proceso de reforma a la reelección. Así visto el argumento, resulta
a todas luces contraintuitivo, sin embargo, parecería que en un caso tan controversial y
hostil en el espacio legislativo como es la reelección, contar con mayorías puede ser un
obstáculo para buscar arenas más flexibles y complacientes con la iniciativa presidencial.

IV. A MODO DE CONCLUSIÓN

Este estudio ha demostrado que solamente cuando el presidente no tiene mayoría puede
optar por uno de los caminos que le garantizan la reforma. Aunque es posible hacer la
reforma con mayoría (como en Venezuela 2009) en principio, se revela que es inusual contar
con una estrategia mayoritaria que funcione, posiblemente por las enormes dificultades
y el elevado costo de reformar esta norma constitucional que no podría explicarse por
los criterios propios de las reformas de las leyes ordinarias. Este argumento aunque
paradójico, demuestra que los presidentes con mayorías parlamentarias tienen una
desventaja para reformar la Constitución en relación con aquellos que para reformarla
activan otras arenas decisorias. Los legisladores parecen comportarse de forma hostil
ante el intento de flexibilizar los límites al período de mandato, lo que en el fondo no

13 La solución excluye los casos contrafácticos, ya que estos son considerados como falsos por ausencia de evidencia
empírica. La solución parsimoniosa los incluye y da como resultado la configuración ~mayoría*control. No
obstante esta solución no se seleccionó; pues tiene poca validez ante la ausencia de casos para sostenerla y se
ha optado por la solución intermedia que coincide con la solución compleja y tiene como respaldo los casos
empíricos.

553
ILKA TREMINIO SÁNCHEZ

es de extrañar si se piensa que de esta manera se cierran las puertas al acceso de otros
candidatos a la presidencia.
Los recursos personalistas invocados para modificar la norma, como el control partidista
y la popularidad, se convierten en la solución más propicia para emprender el proceso
cuando el presidente enfrenta una mayoría hostil en el Parlamento, pero son difíciles
de movilizar cuando el presidente controla el legislativo y este órgano se convierte en la
ruta para emprender el proceso. En esta lógica, los líderes de partidos más personalistas
jugarían con ventaja respecto de los líderes de partidos programáticos, que suelen
competir por el control político con otros actores dentro de su agrupación.
Los presidentes enfrentan un efecto de selección de las vías de modificación normativa,
lo que lleva a aseverar que los mecanismos efectivos de cambio solo están fácilmente
disponibles para los presidentes que luchan contra las élites parlamentarias, aunque
valdría la pena comprobar esta conclusión en nuevos casos de líderes carismáticos con
historial mayoritario en sus administraciones, como el actual proceso activado por
Rafael Correa. La popularidad ejerce una señal hacia las instituciones representativas
de respetar la “voluntad popular” que es difícil de ignorar por las propias acciones que
se emprenden para hacer cumplir el mandato, como se pudo ver en las movilizaciones
sociales de Ecuador y Bolivia que acompañaron la defensa de la aprobación de las nuevas
constituciones. Empero, los presidentes pueden animarse a emprender la reforma aun
en condiciones de impopularidad, como sucedió con el caso de Ortega, un caso que
cuestiona la tesis planteada por Baturo (2010), lo que lleva a pensar que presidentes
con escaso apoyo popular no necesariamente desestiman la iniciativa de la reforma.
Finalmente, es factible argumentar que los presidentes con mayorías parlamentarias
podrían gozar de mayor confianza para iniciar intentos de reforma aunque estos
fracasen. Mientras que los presidentes que se encuentran en minoría podrían preferir
activar las reformas cuando controlan un recurso de poder alternativo, ya sea el apoyo
popular o el respaldo del Poder Judicial. No obstante, debido a que el análisis solo
incluye los procesos de reforma una vez que han sido iniciados, no se puede observar
la autoselección estratégica de las trayectorias por parte de los presidentes que forman
parte del grupo de los reformadores.

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Ilka Treminio Sánchez es Doctora en Procesos Políticos Contemporáneos por la Universidad de


Salamanca, España. Tiene una maestría en Ciencia Política por la misma universidad y una maestría
en Ciencias Sociales con énfasis en Desarrollo Local por la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (FLACSO). Actualmente se desempeña como docente e investigadora en la Universidad de
Costa Rica y en la Sede de FLACSO Costa Rica. E-mail: iltreminio@gmail.com

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LLEGARON PARA QUEDARSE… LOS PROCESOS DE REFORMA A LA REELECCIÓN PRESIDENCIAL EN AMÉRICA LATINA

ANEXOS

Cuadro 1. Aprobación de la gestión del líder y confianza


Aprobación Confianza
Aprobación
Presidente Media Desv. est. N Frecuencia Media Desv. est.
(%)
Oscar Arias (1987) 69,38 2,25 .834 923 63,8 5,73 1.377
Oscar Arias (2000)* 59,0 – – N.D N.D N.D N.D
Oscar Arias (2003)** 86,90 – – 1473 47,0 4,61 2.026
Álvaro Uribe (2004) 69,0 2,18 .830 1431 58,0 4,69 1.848
Álvaro Uribe (2009) 66,26 2,28 .919 1473 69,5 5,06 1.980
Rafael Correa (2008) 51,21 2,51 .818 2965 51,7 4,39 1.911
Ricardo Martinelli (2010) 43,99 2,53 .734 1515 64,3 4,91 1.603
Hugo Chávez (1999)** 80,0 – – N.D N.D N.D N.D
Hugo Chávez (2007) 43,4 2,71 1.113 1485 49,0 4,26 2.163
Hugo Chávez (2008) 36,5 2,87 1.160 1397 45,3 4,10 2.175
Evo Morales (2008) 36,42 2,81 .904 2959 49,0 4,22 2.003
Daniel Ortega (2008) 22,01 3,27 1.092 1490 27,6 2,99 2.169
Manuel Zelaya (2008) 17,69 3,09 .808 1477 22,82 3,46 1.491

Fuente: A partir de base de datos de la Encuesta de Opinión Pública de América Latina, de la Universidad
de Vanderbilt (LAPOP), www.lapopSurveys.org y para los promedios LAPOP/CCP-UCR. Para la
comparación de las medias, los valores van de 1 (mín) a 5 (máx), en donde 1=Muy bueno y 5= Muy malo.
*Se toman datos de encuestas de opinión de Cid Gallup para el año 2000 y UNIMER para el 2003 para el
caso de Oscar Arias. Los valores de confianza corresponden a 2006.
**Se toman los datos de Arteaga, Carmen (2005: 246) extraídos de los estudios de opinión pública de
Consultores 21 de Venezuela. En cuanto a confianza, los promedios corresponden a la pregunta b.21ª o
b14 del cuestionario. La escala de valores es del 1(min)-7(máx).

Cuadro 2. Porcentaje de aprobación de la gestión de los presidentes y sus antecesores


País Presidente Aprobación Presidente Aprobación
Bolivia Carlos Mesa 26,06 Evo Morales 36,42
Colombia Andrés Pastrana 11,48 Álvaro Uribe 67,81
Costa Rica Luis Alberto Monge 43,8 Oscar Arias 69,38
Costa Rica Abel Pacheco 30,92 Oscar Arias 49,23
Ecuador Alfredo Palacios 8,43 Rafael Correa 51,21
Honduras Ricardo Maduro 21,58 Manuel Zelaya 17,69
Nicaragua Enrique Bolaños 26,76 Daniel Ortega 22,01
Panamá Martín Torrijos 17,29 Ricardo Martinelli 44,61
Venezuela Rafael Caldera 30,24 Hugo Chávez 40,0

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta de Opinión Pública de LAPOP/
CCP-UCR. Se agregan las frecuencias de los datos “muy buena” y “buena” para la pregunta m1.

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ILKA TREMINIO SÁNCHEZ

Cuadro 3. Porcentaje de legisladores controlados por el líder reformista

Cámara Baja Cámara Alta Asambleas


Constituyentes
País % Legisladores
Período partido del Porcentaje Porcentaje
presidente
Bolivia 2005-2009 55,38 44,4 53,73*****
Colombia 2002-2006 apartidista* apartidista
Colombia 2006-2010 59,1** 66,6
Costa Rica 1998-2002 40,35
Costa Rica 2002-2006 31,57
Ecuador 2006-2007 apartidista 56,15
Honduras 2005-2009 48,43
Nicaragua 2006- 2010 41,30
Panamá 2009-2013 59,15***
Venezuela 1999-2000 20,28 22 93,12
Venezuela 2005-2009 68,26****
Fuente: Elaborado a partir de los datos de los organismos electorales nacionales de cada país

* Álvaro Uribe se presentó como apartidista.

**Se suman los partidos públicamente avalados por el Presidente Uribe que corresponden a su coalición:
Partido Conservador, Partido de la “U”, Cambio Radical, Convergencia Ciudadana, Alas equipo Colombia,
Colombia Democrática y Colombia Viva. No se suman los escaños del Partido Conservador que obtuvo
21 para el período 2002-2006 y 29 asientos para el período 2006-2010.

***Este es el porcentaje de diputados ganados en la Alianza, pero de estos solo 22 (30,98%) eran del Partido
Cambio Democrático de Martinelli.

En Bolivia y Ecuador el porcentaje es solo de los escaños del MAS y el MPAIS.

**** En Venezuela el porcentaje es el obtenido por la alianza Polo Patriótico conformada por el MVR, PPT
y el MAS.

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