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RESEÑA HISTÓRICA
En los 70’, se mantiene la característica de proteger el mercado interno con altos aranceles a
las importaciones y se continua con la política de materias primas lo que dará lugar a la
radicación de inversiones en Petroquímica básica. Luego de un período de alta rentabilidad
para la industria Petroquímica mundial la década del 80’ se inicia con una tendencia opuesta,
derivada de la sobrecapacidad en las instalaciones a nivel mundial.
Los años 1987 y 1988 fueron de gran prosperidad para la petroquímica a nivel internacional, y
la industria petroquímica argentina exportaba con facilidad.
El ajuste coincidió con la crisis internacional de los precios petroquímicos durante la cual se
desconocía cuándo iban a subir los mismos. Desde la creación del Mercosur en 1991 y la
desregulación de mercado y la liberación de los precios internos, la demanda de productos
petroquímicos comenzó a crecer explosivamente, comenzaron a recuperarse los precios de
petroquímicos en los mercados internacionales y, en el segundo trimestre de 1995, y la crisis
del sector se fue diluyendo.
Las proyecciones de demanda indicaban que las importantísimas inversiones que se estaban
ejecutando no serían suficientes. La industria petroquímica argentina estuvo, hasta principios
de la década del 90, prácticamente controlada por el Estado. A partir de la privatización de
YPF, la venta del Polo Petroquímico de Bahía Blanca a Dow Chemical y la compra de Indupa por
parte del Grupo Solvay, se abrió un nuevo panorama para este sector.
La producción petroquímica utiliza como materias primas básicas al gas natural, el gas licuado
de petróleo y la nafta virgen, que en su mayor parte son provistas por Repsol YPF y Pérez
Companc, es decir que esta industria está fuertemente eslabonada hacia atrás con el sector
petrolífero/gasífero. Por otra parte, los productos elaborados por la industria petroquímica se
hallan encadenados entre sí, ya que la mayor parte de los productos básicos, que parten del
etano como materia prima, se usan en la elaboración de productos intermedios y éstos a su
vez son utilizados en los productos finales, que sirven de insumos al denominado
"downstream" o se exportan directamente.
La producción de Argentina llega a 900 mil toneladas métricas por año (MTMA) de Amoniaco
en Bahía Blanca y Campana, también produce 800 MTMA de etileno en Bahía Blanca y en San
Lorenzo y 450 MTMA de metanol en Plaza Huincul, además produce 200 MTMA de benceno.
En la Argentina desde que el año 2005 se amplió el polo de Bahía Blanca construyéndose
nuevas plantas de amoniaco, no hay nuevos desarrollos petroquímicos debido a que al no
haber excedentes de gas no existen materias primas. Se tiene que el Polo de Bahía Blanca
depende de las transferencias de gas natural que recibe y cuando la temperatura en Argentina
baja también baja la producción de Bahía Blanca por memores entregas de gas natural.
En Argentina Por un lado importa y por otro lado exporta productos petroquímicos, sin
embargo existe un déficit comercial petroquímico.
PERFIL DE LA INDUSTRIA PETROQUÍMICA ACTUAL EN LA ARGENTINA
La petroquímica argentina es una industria con más de cincuenta años de actividad. El sector
químico y petroquímico representa actualmente alrededor del 4% del PBI argentino y el valor
de la producción asciende a 12 mil millones de dólares, casi el 1% del valor mundial.
A pesar de los años de recesión el sector petroquímico es el sector que más cerca trabaja de su
límite de producción Se trata de una industria que es fuertemente exportadora y se vio
beneficiada en los últimos años por el alza de los precios internacionales.
Las plantas están localizadas en cinco provincias: Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Rio Negro y
Mendoza. Hay tres que exhiben un mayor grado de integración y que pueden ser considerados
como polos petroquímicos: Bahía Blanca y Ensenada, ambas en la provincia de Buenos aires, y
San Lorenzo, en la provincia de Santa Fe.