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La superstición nos lleva a creer en lo

increíble
La mala suerte puede ser sólo un truco de la mente

Las creencias y experiencias personales impulsan las supersticiones, lo que explica por
qué son generalmente irracionales y a menudo desafían la sabiduría científica. Ayudan a
conseguir un estado mental positivo, si bien la mala suerte puede ser sólo un truco de la
mente. Por Neil Dagnall y Ken Drinkwater (*).

Foto: Fugitiva444.

El número 13, los gatos negros, espejos rotos o pasar por debajo de unas escaleras, pueden
ser cosas que evitas si formas parte del 25% de personas de Estados Unidos que cree en la
superstición.

Incluso si no te consideras particularmente supersticioso, probablemente digas “salud” cuando


alguien estornuda, por si acaso el demonio decide robarte tu alma, como nuestros antepasados
pensaban cuando estornudaban.

La superstición explica también por qué muchos edificios no tienen planta 13, prefiriendo
etiquetarla como 14, 14A 12B o M (la letra que representa el número 13) en los paneles de
botones del ascensor, debido a las preocupaciones de inquilinos supersticiosos. En cualquier
caso, el 13% de las personas aseguraron en una encuesta que alojarse en la planta número 13
les resultaría molesto y un 9% que decidirían cambiarse de habitación.

El colmo de esta apreciación sobre la superstición lo alcanzan las aerolíneas, como Air France
o Lufthansa, que no tienen fila número 13. Lufthansa tampoco tiene fila 17 porque en algunos
países, como Brasil o Italia, el número que te trae mala suerte es el 17 y no el 13.

¿Qué es una superstición?

Aunque no existe una definición concreta de superstición, en general significa una creencia
ciega en fuerzas sobrenaturales (como el destino), el deseo de influir en factores impredecibles
y la necesidad de resolver la incertidumbre. Las creencias y experiencias personales impulsan
las supersticiones, lo que explica por qué son generalmente irracionales y a menudo desafían
la sabiduría científica actual.

Los psicólogos han investigado qué papel juega la superstición y han descubierto que derivan
de la suposición de que existe una conexión entre sucesos concurrentes que en realidad no
están relacionados entre sí. Por ejemplo, la creencia en que los talismanes dan buena suerte o
nos protegen de la mala suerte.

Para mucha gente, utilizar elementos supersticiosos les proporciona una sensación de control
y les reduce la ansiedad, lo cual explica por qué la superstición aumenta en momentos de estrés
y angustia. Esto se observa en particular en tiempos de crisis económicas o épocas
socialmente inestables (guerras o conflictos). Así pues, los investigadores han observado cómo
en Alemania, entre 1918 y 1940, la amenaza económica estaba directamente relacionada con
la superstición.

Tocar madera

Se ha demostrado que las creencias supersticiosas ayudan a conseguir una actitud mental
positiva, aunque la superstición lleva a tomar decisiones irracionales, así como a confiar en
métodos irracionales, como pueden ser la buena suerte o y el destino.
Llevar amuletos, cierto tipo de vestimenta, visitar lugares asociados con la buena fortuna,
preferir colores específicos o usar números concretos, son elementos supersticiosos. Y aunque
estos hábitos y acciones puedan parecer triviales, para ciertos individuos pueden afectar a la
hora de tomar decisiones en el mundo real.

Las supersticiones también pueden dar lugar a la noción de que los objetos y los lugares están
malditos. Es el caso de la Muñeca Annabelle (que apareció en Expediente Warren: the
conjuring y en otras dos películas más de la misma saga), de la cual se dice que está poseída
por el espíritu de una chica muerta. Un ejemplo más tradicional es la Maldición del Faraón,
según la cual una maldición alcanzará a todo aquel que perturbe a la momia de una persona
del Antiguo Egipto, sobre todo si es de un Faraón.

Los números también pueden estar asociados con maldiciones. Un ejemplo bien conocido es el
ejemplo 666 en matrículas, que se utiliza a menudo para justificar episodios de infortunios. El
más famoso es el de la matrícula “ARK 666Y”, de la cual se cree que causó incendios
misteriosos a ciertos vehículos y “malas vibraciones” a sus pasajeros.

Foto: SofieLayla Thal


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Supersticiones deportivas

La superstición es muy común también en el deporte, especialmente en situaciones altamente


competitivas. Cuatro de cada cinco deportistas profesionales han afirmado practicar al menos
un comportamiento supersticioso antes de la “función”. En el mundo del deporte, la
superstición reduce la tensión y proporciona una sensación de control sobre factores aleatorios
impredecibles.

Las prácticas supersticiosas tienden a variar en función del deporte, pero hay similitudes. En el
fútbol, la gimnasia y el atletismo, los deportistas afirman que rezan por el éxito, que observan
su apariencia en el espejo y que se visten bien para sentirse mejor preparados. Los jugadores
y atletas también involucran en comportamientos acciones personalizados, tales como llevar
ropa de la suerte, kits o amuletos.

Deportistas famosos a veces exhiben hábitos supersticiosos. La leyenda del baloncesto Michael
Jordan llevaba ocultos sus pantalones cortos de la suerte, de Carolina del Norte, debajo de la
ropa de los Chicago Bulls. Un ejemplo similar es el de la leyenda del tenis Björn Bork, que vestía
la misma marca de camisa cuando se estaba preparando para Wimbledon.

Rafael Nadal tiene una serie de rituales que realiza siempre que juega. Dentro de estos incluye
la forma de colocar las botellas de agua y tomar duchas de agua helada. Nadal considera que
estos rituales lo ayudan a concentrarse bien, fluir y funcionar correctamente.

Caminar debajo de escaleras

Lo que esto demuestra es que las supersticiones pueden proporcionar tranquilidad y pueden
ayudar a reducir la ansiedad a algunas personas. Aunque esto puede ser cierto, la investigación
ha demostrado que las acciones asociadas con las supersticiones también pueden reforzarse a
sí mismas, ya que este tipo de comportamientos se convierten en un hábito y cuando no se
realiza el ritual supersticioso correspondiente, se genera ansiedad.

Esto es así a pesar de a que la situación real de un evento depende de factores conocidos y no
de fuerzas sobrenaturales desconocidas. Esta noción es coherente con la máxima “cuanto más
trabajas (cuanto más practicas), más suerte tienes”.

Así que la próxima vez que se te rompa un espejo, veas un gato negro o te encuentres con el
número 13; no te preocupes por la "mala suerte", ya que lo más probable es que sea sólo un
truco de la mente.

(*) Neil Dagnall es Profesor de Psicología Cognitiva Aplicada en la Universidad


Metropolitana de Manchester, Inglaterra. Ken Drinkwater es Profesor e investigador
principal de Cognitiva y Parapsicología en la misma universidad. Este artículo se publicó
originalmente en The Conversation. Se reproduce con autorización. (Traducción del
inglés: Samuel Morales)

Este artículo se publica bajo los principios de la Carta Académica, una iniciativa de
Tendencias21 destinada a facilitar las relaciones entre los científicos y la sociedad a través de
la divulgación de sus resultados de investigación. Si reúnes los requisitos y estás interesado en
part

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