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10 LA PREHISTORIA EXPLICADA A LOS JÓVENES
que les gustaría saber sobre ella, es decir, qué pre-
guntas se planteaban. Les aconsejé que hablaran
con sus compañeros y compañeras -pero no con
los adultos- y que pusieran por escrito sus co-
mentarios y preguntas. Cuando les encomendé
este trabajo, sus edades oscilaban entre los seis
años de Charles y los dieciséis deJean.
Me enviaron 160 preguntas. Los tres más jóve-
nes (seis, ocho y diez años) resultaron ser los más
curiosos y los más prolijos, con un total de 105
preguntas. Algunas se solapaban. Otras me sor-
prendieron. A la postre, abarcaban el tema a la
perfección, bajo sus múltiples aspectos, y podían
reagruparse en cinco temas principales: las épo-
cas y los hombres; el mundo de la Prehistoria, y
los modos de vida (lo que ha suscitado - y con
mucho- el mayor interés); las sociedades prehis-
tóricas; los modos de pensamiento. Éste es, por
tanto, el esquema que acabé adoptando. Conver-
samos acerca de estos problemas y algunas pre-
guntas motivaron otras. Por mi parte, subsané
algunos olvidos y reorganicé las preguntas de ma-
nera coherente. Tras redactar el texto, lo sometí
a la aprobación de todos ellos, para cerciorarme
de que colmaba sus expectativas. Sus respuestas
me permitieron aclarar algunos puntos y abor-
dar otros.
INTRODUCCIÓN 11
Las observaciones de Charles sobre la Prehis-
toria muestran a las claras una mezcolanza de co-
nocimientos reales y de estereotipos extraños y
erróneos, que, dicho sea de paso, no son exclusi-
vos de los niños. En ellos, también encontramos
la búsqueda de un vínculo directo entre nuestro
mundo y el de nuestros lejanos antepasados. Esto
es exactamente lo que Charles me dijo:
Al principio, eran simios, cubiertos de pelo; en-
tonces, perdieron el pelaje y se convirtieron en hom-
bres prehistóricos. Los niños no iban a la escuela.
Los hombres prehistóricos se alimentaban de ani-
males que mataban con lanzas y arcos. Bebían el
agua de los ríos. Hacían fuego golpeando con fuerza
dos piedras entre sí. Vivían en cuevas, no había ciu-
dades. Para desplazarse, caminaban y no tenían co-
ches. No había tiendas de ropa, las mujeres eran
quienes la confeccionaban con la piel de los ani-
males (los mamuts). Dibujaban en las cuevas para
adornarlas un poco.
Ahora, a partir de las preguntas planteadas,
descubramos cómo era todo en realidad.