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Tácticas de la Oratoria

En muchas ocasiones suele ocurrir en el ámbito laboral que tengamos infinidad de


talentos para nuestras áreas específicas, pero a la hora de argumentar o exponer
una idea a nuestros jefes o compañeros de trabajo nos sintamos incómodos o con
problemas para expresar correctamente nuestro punto de vista. Este fenómeno es
mucho más frecuente de lo que se pueden imaginar y suele surgir en varias
oportunidades, siendo el pedido de un aumento de sueldo, un cargo superior, la
aprobación de presupuesto de un proyecto, o un cambio radical en los hábitos o
costumbres empresariales donde con mayor frecuencia se ponen de manifiesto
estos rasgos de la personalidad.

1. Planea con antelación tu discurso


Sí, tal cual se ve en las películas románticas, donde el galán enamorado planea
frente al espejo su discurso de amor, así debes maquetar y planificar la exposición
de tu proyecto. Es decir, crearte un panorama hipotético donde contemples los
pros y contras, las preguntas que pueden surgir y de qué manera vas a sostener la
argumentación de tu discurso.

2. Cuéntaselo a un amigo o familiar


En las grandes compañías de teatro y escuelas de todo el mundo se practica el
“role playing” para que la persona que lo practique sienta el ímpetu necesario y la
frecuencia de voz y movimientos que más sirvan para lograr su propósito.
Además, la escucha activa de una segunda persona te dará nuevos puntos de
vistas y te podrá ayudar a pulir los aspectos más importantes de tu presentación o
requerimiento.

3. Capta la atención de tu audiencia


No importa si estás a solas con tu jefe en un gran despacho, frente a un grupo de
trabajo enorme o con un cliente muy importante. Aquí lo verdaderamente valorable
es que mantengas un contacto visual con los receptores, hables en un tono
moderado y pausado, y expliques tu idea o hagas tu pedido acompañado de
material fehaciente que sirva de pruebas para convencerlos de tu propósito. Una
mirada hacia el piso, un cuerpo que no puede dejar de moverse, el habla
discontinuada o las muletillas recurrentes, así como la transpiración excesiva con
síntomas de nerviosismo o temor traerán como consecuencia dudas en quienes te
escuchen, y podrá tirar por la borda la mejor idea del mundo.

4. Hacerte escuchar es una gran virtud en el trabajo


En ciertos rubros o sectores específicos se observa que muchas personas con un
talento impresionante y con opiniones bien formadas en diversos campos de la
actividad comercial, muchas veces suelen quedar tapadas por compañeros mucho
más verborrágicos y extrovertidos. Esta actitud pasiva de la comunicación puede
ser un problema cuando se deciden cuestiones importantes, y no pudimos
hacernos escuchar realmente.
Para ello es importante que puedas expresarte de forma natural y explicativa, sin
ahondar mucho en rodeos, pero sí dando a conocer tu puntos de vista. A medida
que vayas incorporando más la habilidad de hablar frente a los demás e imponer
tus conceptos con respeto y firmeza te darás cuenta que no era un camino tan
difícil como pensabas en un principio.

5. Aprende a negociar de la mejor manera


En el trabajo hay miles de situaciones que obligan a ceder, negociar y
reconsiderar ciertos aspectos. Y si bien cada momento tiene su particularidad,
existen fundamentos que sirven para todos por igual. Es decir, la habilidad del
buen negociante es darse cuenta hasta dónde la otra persona es capaz de aceptar
y bajo qué circunstancias puntuales. Para ello hará uso de elementos lingüísticos
como la persuasión, o apelará a la motivación, el beneficio, las ganancias, el
ahorro de tiempo o aquel argumento que sea el más atinado para esa ocasión en
puntual.
Un ejemplo de técnicas de oratoria de esto es por ejemplo tener que solicitar una
inversión en tecnología o en equipos que demanden una suma considerable de
dinero, desconociendo de antemano si nuestro jefe puede o quiere
afrontar. Quizás una forma de negociar ante un no rotundo es planear pasos
escalonados, donde el capital de inversión sea mínimo y se vaya aumentando
paulatinamente a medida que se obtienen mejorías. Otra posibilidad es el pedido
de un aumento de sueldo en donde se puede encontrar un punto medio entre tus
aspiraciones y lo que está dispuesta a pagar tu empresa.

Cómo Preparar Un Discurso


La Preparación de nuestro discurso, aunque es determinante y básica, constituye
tan sólo una primera etapa de lo que será nuestra intervención y de seguro que no
es la más complicada
Cuando preparemos un discurso tenemos que tener muy claro cuál es
el objetivo que se pretende conseguir (motivar, informar, divertir, advertir, etc.).
Primero tenemos que definir el tema de nuestra exposición. Esto puede ya estar
indicado por los organizadores del evento, aunque uno podrá darle siempre su
propia orientación o puede que tengamos libertad para elegirlo.
Como quiera que sea, escogido el tema, hay que establecer la idea clave que se
quiere transmitir y sobre lo que va a
girar toda nuestra intervención.
Por ejemplo, se va a hablar sobre un
emprendimiento en determinado país
y se quiere transmitir la idea de su
falta de proyección nacional.
Una vez tengamos la idea clave,
debemos buscar argumentos en los
que apoyarla. Nada mejor que apelar a una “lluvia de ideas” y dar rienda suelta a
la imaginación e ir anotando todas esas imágenes que se nos ocurran a medida
que vayan surgiendo, sin determinar si son buenas o malas, ya vendrá la
selección y acabado final.
Este “cultivo” de ideas puede durar algunos días, por lo que debemos dar tiempo a
la imaginación; las ideas surgen inesperadamente.
Una vez tengamos una lista de posibles argumentos debemos seleccionar las 4 ó
5 más relevantes, no más, porque tengamos presente que en un discurso
la capacidad de retención que tiene el auditorio es limitada y que difícilmente va a
ser capaz de asimilar más de 4 ó 5 conceptos. Por lo que si pretendemos apoyar
la idea clave con muchos argumentos lo mas seguro es que el público termine sin
captar lo esencial.
Una vez que hemos seleccionado esos pocos argumentos hay que desarrollarlos
en profundidad. Utilizaremos ejemplos, datos, conceptos, citas, anécdotas y hasta
notas de humor, independientemente que el tema tratado sea muy serio.
Todo discurso se compone de tres partes muy definidas:
Principio o Introducción: aquí planteamos el tema que se va a abordar y la idea
principal que queremos transmitir.
Desarrollo: aquí debemos presentar los distintos argumentos y evidencias que
sustentan nuestro discurso.
Final o Conclusión: aquí resaltaremos nuevamente la idea y enumeramos
someramente los argumentos utilizados.
Nuestro discurso no tiene por qué ser una obra literaria, lo que sí debemos tener
en cuentaes la claridad.
Como nos están escuchando y no leyendo, nuestro auditorio no tiene tiempo de
analizar detenidamente nuestro lenguaje utilizado, la ordenación de las frases… y
en el supuesto de no entender una frase o palabra no va a tener la posibilidad de
volver sobre ella.
Esto nos indica que en nuestro discurso debemos emplear un lenguaje llano, claro
y directo, frases sencillas y cortas. Facilitándole así la comprensión de nuestro
discurso al auditorio.
Y para finalizar, señalar algunos aspectos importantes:
Como quiera que sea el tema que se vaya a tratar, debemos procurar que
resulte atractivo, novedoso, bien fundamentado, interesante… sin olvidar la
brevedad (el público nos lo va agradecer).
Recuerda que la brevedad no implica que el discurso tenga que ser
necesariamente corto, simplemente que no debemos extendernos más allá de lo
necesario, ir “al grano”, evitar rodeos que tan sólo dificultan la comprensión y
terminan aburriendo al auditorio.
Lógica de la comunicación

Lógica de la Comunicación Oral


Los actos de habla
Las oraciones performativas se oponen a las constantivas, las oraciones que
describen estados del mundo. En la mediación lingüística podríamos plantearnos
que estos dos grupos necesitan tratamientos distintos. Mientras para las oraciones
constantivas hemos de considerar únicamente el significado, en las performativas
hay que tener en cuenta la función que ejercen, porque la expresión de las
funciones es distinta de una lengua a otra.
La distinción entre oraciones performativas y constantivas, sin embargo es
errónea.
Oraciones con recursos gramaticales como el imperativo, explícito o implícito, la
enunciación indirecta, la ironía, o incluso oraciones que en principio son
constantivas pueden funcionar como performativas exactamente igual.
La expresión más objetiva incluye, además de su significado, una acción
determinada por la cual quien habla, consciente o no, intenta avanzar hacia la
consecución de unos fines.
Siempre que hablamos decimos algo, pero también hacemos algo, un acto de
habla. Ya que cualquier oración se puede usar como performativa de modo
implícito, es más adecuado distinguir entre actos de
habla explícitos e implícitos. Toda oración, independientemente de su significado,
lleva a cabo ciertas acciones, gracias a unas fuerzas especificas. Hay tres
sentidos básicos por los cuales decir algo es hacer algo:
 Acto locutivo: enunciación de una oración con un determinado sentido y
referencia.
 Acto ilocutivo: la oferta, aserción, imposición, promesa..., que se lleva
acabo al enunciar una oración, en virtud la fuerza convencional asociada a
ella.
 Acto perlocutivo: los efectos producidos en destinatarios y audiencias por la
enunciación de esa oración, efectos específicos a las circunstancias que
rodean a la oración.
Tipologías de los actos de habla
Como los actos de habla en distintas lenguas no coinciden, clasificarlos y
establecer correspondencias entre ellos seria útil para la mediación lingüística. De
los múltiples intentos de clasificación citamos el más popular, que distingue entre
cinco clases:
 Representativos (afirmar, concluir...)
 Directivos (preguntar, pedir, requerir...)
 Comisivos (prometer, amenazar, ofrecer...)
 Expresivos (agradecer, dar la bienvenida...)
 Declarativos (declarar la guerra, bautizar, inaugurar...)
Otros lingüistas piensan que cada verbo performativo ejecuta un acto de habla
distinto, por lo que proponen una clasificación que contiene mas de 600 actos de
habla distintos, uno por cada verbo performativo que han podido encontrar. El
problema es que, al enunciar una determinada oración, quien habla puede estar
ejecutando mas de un acto de habla a la vez. La consecuencia es que hay tantos
actos de habla distintos como distintos roles en la infinita variedad de situaciones
comunicativas. Estos actos de habla distintos pueden estar presentes en el animo
de quien habla o ser entendidos por quien escucha de un modo inconsciente.
Podríamos concluir que al hablar hacemos de todo, pero entonces la teoría no
seria muy útil. Además, aunque hagamos varias cosas a la vez, algunas son más
importantes que otras.
Aunque las tipologías de actos de habla no son posibles, desde el punto de vista
de la mediación cualquier clasificación es valida como aproximación, siempre que
se tenga en cuenta que se trata de una simplificación y que cada acto de habla
ejerce una función única en su contexto. Lo mismo ocurre con los intentos de
clasificar los textos en tipos.
La lógica de la comunicación
Los presupuestos de la lógica no funcionan bien al aplicarlos a los enunciados de
las lenguas naturales, porque muchos de ellos no constituyen descripciones de
estados del mundo y porque todo son acciones.
a. Los tambores redoblan en las esquinas.
b. Los tambores retumban en las esquinas.
c. Los tambores redoblan y retumban en las esquinas.
Siguiendo los presupuestos de la lógica, podemos analizar 41 a como una
proposición en la que se predica redoblan en las esquinas de la
entidad tambores. El análisis se puede repetir con 41b, donde la predicación es
otra. Si 41 a y 41b son verdad, entonces 41c también lo es, porque no nos permite
inferir 41 a y 41b juntos o por separado.
a. Luisa aparco y apago el motor.
b. Luisa parco.
c. Luisa apago el motor.
d. Luisa apago el motor y aparco.
El ejemplo 42 a se puede descomponer en dos proposiciones simples (42b y 42c).
El enunciado total es verdadero si los dos miembros unidos por la
conjunción y son verdaderos. Pero si invertimos el orden de las proposiciones
simples el resultado produce la sensación de anomalía semántica (42d). La 1ª
proposición parece funcionar como prerrequisito para la segunda. El orden
inverso, además, contradice nuestra experiencia acerca de aparcar, que es mucho
más fácil cuando el motor del vehículo esta en marcha.
Podemos pensar que la palabra y es ambigua; pero, entonces, prácticamente
todas las palabras lo son.
a. La bandera de Portugal es roja.
b. La bandera de Portugal es roja y verde.
En 43 a, roja parece significar solo o totalmente roja, mientras que en 43b parece
significar parcialmente roja.
a. El rey de España tiene tres hijos.
b. El rey de España tiene un hijo.
En 44 a hijos significa “descendientes en primer grado”, mientras que en 44b hijo
significa “descendiente varón en primer grado”.
En el ejemplo 42 a y parece tener un significado próximo a “y entonces”. La lógica
mantenía que entre los conectores lógicos y los elementos del lenguaje
considerados correspondientes había diferencias de significado, lo que explica la
anomalía de 42d. Grice propuso considerarlas diferencias de uso, explicando que
estas diferencias existen porque las expresiones del lenguaje natural se usan en
tipos de comunicación que se rigen por principios distintos de los que regulan las
abstracciones lógicas. Hay mucha diferencia entre lo que implica lógicamente un
enunciado y lo que se puede concluir al escucharlo. Usando una teoría semántica
lógica, 45 se podría parafrasear como en 46; pero los hablantes parecen entender
mucho mas, algo en la línea de lo expuesto en 47.
X- ¿Tienes hora?
Y- Bueno, aun están dando las noticias.
X- ¿Tienes la capacidad de decirme que hora es?
Y- Bueno, el programa de noticias comenzó en algún momento pasado y
temprana en un futuro sin determinar
X- ¿Tienes la capacidad de decirme que hora es en este momento, tal y como
se suele comunicar? Si la tienes, por favor, hazlo.
Y- No sé que hora es exactamente, pero te puedo ofrecer una información que te
puede permitir deducir la hora de un modo aproximado: aun están dando las
noticias, así que debe ser entre las tres y las tres y media.
El asunto principal del intercambio 45, una petición de información específica y un
intento de ofrecer tanta información como se pueda en ese sentido están
presentes en 47, pero una teoría semántica no puede explicar como. La lógica
proposicional no es de mucha ayuda para analizar enunciados de las lenguas
naturales cuando se usan en un intercambio comunicativo.
La implicatura conversacional
Las inferencias derivadas de las máximas se llaman implicaturas. Junto a las
implicaturas convencionales (las derivadas de la observación de las máximas) hay
otras que se derivan de las infracciones.
Los hablantes tendemos a asumir siempre que nuestros interlocutores observan
las máximas, y que, si no lo hacen, al menos se guían por el principio de
cooperación. Cuando lo que escuchamos o leemos no parece conformarse a las
máximas, asumimos que debe haber una razón para que quien habla las
transgreda. Este razonamiento nos permite derivar una serie de inferencias
consideradas como intención de quien habla o escribe: son las implicaturas
conversacionales
 Máxima de calidad
X- ¿Y no se opondrá Panamá a la postura de España?
Y- No a España, la madre patria.
En 54 una persona bien informada debe notar que Y esta diciendo algo falso.
Asumimos, sin embargo, que Y no esta intentando engañar a X, sino que esta
cooperando. En tal caso tenemos que suponer que lo que dice significa algo
distinto de lo que parece. Buscando entre los posibles significados próximos
podemos llegar fácilmente al opuesto, es decir, que Panamá se opondría a
España independientemente de haber sido la madre patria o precisamente por
ello. El ej. 54 es un caso típico de ironía. Cuando una falsedad es involuntaria,
quien escucha puede señalarlo, por ej, enunciando otra falsedad que se asume
patente:
X- Felipe II era hijo de Fernando el Católico, ¿no?
Y- Sí, y Abraham Lincoln, de Sara Montiel.
 Máxima de cantidad
X- ¿Y te lo pasaste bien en la fiesta de Ainoa?
Y- Esa si que fue una fiesta fiesta.
En 56, Y se repite y no parece completar la oración. Asumiendo que se mantiene
el principio de cooperación, buscamos otro significado a ese enunciado y hallamos
que entendemos algo como “fue una fiesta en la que se divirtió todo el mundo”.
 Máxima de relación
Esta máxima nos lleva a interpretar el segundo turno de un par adyacente como
relevante, aunque la respuesta pueda parecer peregrina. Incluso cuando la
respuesta no parece guardar ninguna relación con el tema del intercambio, quien
lo interpreta puede extraer una conclusión relevante.
 Máxima de modo
Esta máxima permite derivar muchas implicaturas: siempre que se evita una
expresión simple para usar una mas compleja, se tiende a interpretar que no se
hace gratuitamente sino porque la nueva expresión se acomoda mas a las
intenciones de quien habla.
Quien habla o escribe sabe que oyentes o lectores asumen que se esta
observando las máximas o al menos el principio de cooperación, por lo que puede
explotar el principio y las máximas para mejorar la comunicación. Así ocurre con
muchos recursos retóricos.
Las máximas no funcionan de modo cartesiano. A veces la observación de una
máxima puede conllevar la transgresión de otra. Otras veces un enunciado
transgrede mas de una máxima a la vez y es difícil adscribir la transgresión de una
a otra. No hay que esperar que se pueda realizar una análisis exacto y diáfano.
Las máximas se pueden considerar puntos de vista para el análisis de un
enunciado concreto, y su superposición y confusión es habitual. Lo importante es
aislar la implicatura que una(s) u otra(s) máxima(s) permitan inferir.
Características de las implicaturas
Las implicaturas conversacionales son anulables.
A diferencia de las implicaciones o deducciones lógicas, que no son anulables, las
implicaturas no son deducciones. Están más próximas al razonamiento inductivo y
se pueden anular. Cuando consideramos 70 a, inferimos la implicatura en cursiva
en 70b. Sin embargo, la implicatura se puede anular sin caer en la contradicción,
como en 71, que ya no implica 70b.
70) a. Encarna tiene dos coches.
b. Encarna tiene dos coches y ninguno más.
71) a. Encarna tiene dos coches, es decir, tres.
b. Encarna tiene dos coches, si no más.
Las implicaturas conversacionales son calculables.
Grice describe el mecanismo de la implicatura como un razonamiento lógico. Por
cada supuesta implicatura debe ser posible construir un razonamiento de este tipo,
que muestre como se puede llegar a la supuesta inferencia partiendo del
significado “literal” o “sentido” del enunciado que se considera.
Las implicaturas conversacionales no dependen de la codificación
concreta del significado en unas u otras unidades lingüísticas. (Excepto por
las derivadas de la máxima de modo). Otros tipos de inferencia como
las presuposiciones, si pueden ligar a determinados elementos del enunciado. Las
implicaturas no se pueden separar del enunciado simplemente sustituyendo
algunos elementos por otros sinónimos.
Las implicaturas conversacionales no son convencionales.
Las implicaturas no son parte del significado convencional de un enunciado
lingüístico. Primero, porque para inferir una implicatura es necesario partir del
significado convencional del enunciado. Segundo, porque un mismo enunciado
puede permitir implicaturas distintas en contextos diferentes.
En este estadio del pensamiento sobre el significado y el procesamiento de la
información, el contexto es la Roma de la lingüística y la comunicación: todos los
caminos llevan a él.
La cortesía
La comunicación suele tener varios fines simultáneos, uno de los cuales es el
intercambio de información. Otra de las metas que se persiguen es crear y
mantener una relación social en la que los participantes se adjudican
determinados roles con cuotas de poder y otros aditamentos tales como la
responsabilidad. La cortesía es un factor funcional y básico en la organización de
la comunicación oral. En lingüística el concepto de cortesía alude a las
expectativas de comportamiento conversacional y no a una colección de buenas
maneras. Es decir, se refiere al conjunto de estrategias de desarrollo de la
conversación por parte de los hablantes. Hay dos aproximaciones clásicas al
estudio de esas estrategias: normas de relación y cara.
Las normas de relación
Algunas estrategias de comportamiento verbal recurren y abundan en miembros
de determinadas comunidades mientras son escasos en otras, pero abstrayendo
las particularidades se puede llegar a tres tendencias universales presentes en
todas las culturas:
Evita imponerte (distancia)
Da opciones (deferencia)
Compórtate amistosamente (camaradería)
Al dar forma aun enunciado, los hablantes siguen una de estas normas y
consiguen los efectos señalados entre paréntesis. Cuando se sigue la norma de
evitar imposiciones, se intenta evitar o reducir las imposiciones sobre quien
escucha y, si no se puede conseguir, se piden excusas por la imposición. No
imponerse conlleva no ofrecer ni recabar opiniones personales, evitar las
referencias personales o familiares.
La distancia es típica de las situaciones formales y rige el uso del lenguaje técnico
y la expresión indirecta de las propias preferencias.
La deferencia es un estilo propio de situaciones equilibradas de poder, pero en las
que los hablantes no están próximos emocionalmente, como la relación que
establecemos con quien nos atiende en un banco. Ofrecer opciones implica
expresar la propia opinión de tal modo que se pueda ignorar sin comenzar una
confrontación. Es muy característico de la deferencia expresar indirectamente los
propios deseos. Cuando se ofrecen opciones, las manifestaciones que quien habla
cree que pueden entenderse como un intento de imposición tienden a expresarse
de modo ambiguo e indirecto.
La camaradería conlleva la igualdad como norma de interacción. Se trata de
potenciar los elementos comunes entre ambas personas, construyendo una
identificación entre ambas. Esta es la norma que se usa en relaciones intimas y
personales. Se puede tratar de casi todos los temas y hacerlo sin temor a herir los
sentimientos de la otra persona, que se supone tiene presente que en esas
intervenciones no hay animo de confrontación.
Se suele pensar que la cortesía es un asunto de distancia y deferencia y que en
las relaciones intimas no es necesaria.
Sin embargo un modo de mostrar disgusto con una persona querida es
precisamente abandonar la regla de camaradería y asumir una de las otras.
Estos tres estilos afectan a todos los niveles de codificación lingüística del
significado. El estilo distante tiende a ser más correcto gramaticalmente, mientras
que la camaradería esta llena de guiños a la pertenencia a un grupo determinado,
tales como presuposiciones, pronunciación relajada, uso de dialectalismos, etc.
Las diferencias en la selección léxica se pueden ilustrar con el vocabulario sexual
(copular, hacerlo, follar)
La cara
De algunas expresiones populares deriva el uso metafórico de cara en lingüística,
para referirse a la imagen publica que los hablantes tienen de sí mismos. Tiene
dos aspectos:
 La cara negativa: la reivindicación de la intimidad, la libertad de acción y el
rechazo a las imposiciones de los oyentes.
 La cara positiva: la imagen personal coherente y positiva que los hablantes
desean mantener y para la cual buscan aprobación y apoyo en los oyentes.
Participar en la vida social entraña un peligro para ambos aspectos de la cara.
Mantener el estado de la cara necesita la colaboración de los demás. El contenido
de la cara, los limites exactos de las esferas privada y publica y los contenidos
relevantes de la personalidad publica varían de cultura en cultura.
Todo hablante conoce la definición de cara en su sociedad y organiza sus
estrategias comunicativas respecto a ella. En principio, la intención es la de
salvaguardar e incluso apoyar la cara de todos los participantes. Cada
intervención en una conversación puede ser potencialmente un acto de amenaza
a la cara (AAC), una agresión a quien escucha, ya sea por menos cabo de su
imagen publica o por imposición de la voluntad de quien habla. En cualquier
momento de una conversación el hablante sopesa estos dos deseos:
 El de comunicar una información eficientemente o con urgencia.
 El de no amenazar la cara de quien escucha.
Normalmente, los hablantes solo efectúan AAC sobre quien escucha cuando ser
eficiente es más importante que los sentimientos que pueda provocar la
información en los oyentes.
Actos de amenaza a la cara negativa
Pueden afectar tanto a quien habla o a quien escucha. Los que afectan a los
oyentes son actos en los que quien habla anuncia que puede o va a impedir la
libertad de acción de quien escucha.
 Quien habla anuncia una futura acción de quien escucha, presionando así
para que lo haga, con ordenes y peticiones, sugerencias y consejos,
recordatorios, advertencias y amenazas.
 Quien habla anuncia una futura acción propia que influye en quien escucha,
presionando así para que manifieste aceptación o rechazo, u obligando a
contraer una deuda, con ofertas o promesas.
 Quien habla expresa interés en quien escucha o en sus posesiones, con
muestras de envidia, admiración o piropos, o expresiones de emociones
negativas fuertes hacia quien escucha, haciéndole pensar que debe bien
proteger el objeto del deseo de quien habla, bien ofrecerlo.
Actos de amenaza a la cara positiva
Pueden afectar al hablante o al oyente. En los que afectan al oyente, quien habla
muestra insensibilidad o desprecio a los sentimientos, necesidades y demás de
quien escucha.
 Quien habla evalúa negativamente algún aspecto de la cara positiva de
quien escucha, con una desaprobación, critica, queja, acusación, insulto o
mostrando desavenencia desacuerdo, reto y demás.
 Al hablante no le importa la cara positiva de quien escucha y expresa
violentas emociones, muestra irreverencia, menciona ventajas
comparativas respecto al oyente, introduce temas difíciles (raza,
desigualdad sexual, religión...), usa términos de relación no adecuados al
oyente o hace caso omiso al tema de conversación establecido por quien
ahora escucha.
Entre los que amenazan la cara positiva de quien habla están la solicitud de
excusas, la aceptación de un cumplido, las confesiones de culpa y
responsabilidad, y otras como la perdida del control emocional o físico.
Esta clasificación es ilustrativa y no pretende ser exhaustiva ni excluyente.
Algunos actos pueden amenazar la cara positiva y negativa a la vez. Por otro lado,
el contexto en que se enuncia uno de estos AAC, puede dictar un análisis de
casos concretos distintos del que aquí se ofrece para estos ejemplos.
Estrategias para realizar AAC.
En condiciones de mutua vulnerabilidad, los hablantes tienden a evitar estos actos
y para ello emplean ciertas estrategias para minimizar las amenazas.
La primera posibilidad es la de hacer un AAC ostensivo o no. Un AAC es ostensivo
cuando se hace de tal modo que el resto de los participantes advierten la intención
de quien habla de realizar tal AAC. Un AAC es no ostensivo, cuando quien habla
lo ejecuta de tal modo que no se le puede atribuir una intención clara.
Los AAC ostensivos pueden hacerse sin rectificación (directamente), o rectificando
la posible magnitud de la amenaza.
Los AAC ostensivos con rectificación se pueden hacer con
cortesía positiva o negativa. La cortesía positiva se basa en la identificación de
quien habla con quien escucha, tratando a esta persona como a una amistad o
miembro del grupo al que pertenece quien habla. Este tipo de cortesía es la que
domina en los gimnasios, la consulta medica, la universidad de los '70...
La cortesía negativa, en cambio, consiste en admitir y respetar la diferencia, y se
caracteriza por la formalidad y la deferencia. Quien habla indica así su intención
de no invadir o agredir el terreno que quien escucha considera propio o ajeno a su
cara. En este caso los AAC se rectifican con formulas de deferencia y excusas y
recursos lingüísticos tales como la impersonalidad.
Las dos aproximaciones al fenómeno de la cortesía implican que no se trata de
estilos excluyentes sino de combinaciones aleatorias de estrategias que lleva a
cabo la misma persona, a pesar de las tendencias dominantes en una comunidad
lingüística, que conforman estilos conversacionales
Un par adyacente es una secuencia de dos turnos pronunciados por distintos
interlocutores, en la que el 1er turno incita a la persona a quien va dirigido a
proferir un turno con un contenido y estructura determinados por el turno anterior.
Pares adyacentes son las secuencias pregunta/respuesta, oferta/aceptación,
opinión/apoyo y ruego/concesión. En todos ellos el primer turno dirige la
interpretación del segundo y crea una expectativa tal que cualquier cosa que se
diga se interpreta como adecuada para satisfacer el primero.
CÓMO TRANSMITIR EL MENSAJE
Existen tres componentes para la transmisión de un mensaje. Le sorprenderá
descubrir que tan sólo un 7 % de la comprensión se basa en las palabras
que utiliza. El 13 % se basa en la voz, la expresión, la entonación, etc., y el 80 %
en el lenguaje corporal. Con esto puede hacerse una idea de lo importante que es
que estos tres elementos no comuniquen mensajes contradictorios, ya que, de ser
así, el oyente quedará totalmente confundido.
Si al encontrarse con un amigo y preguntarle cómo se encuentra su respuesta
fuera: «Bien... hum... creo que bien», dicho con un ritmo lento y dubitativo, ¿qué
entendería usted con el mensaje que le está transmitiendo? ¿Creería en sus
palabras, que decían que «estaba bien», o debido a su tono de voz y forma de
expresión pensaría que quizá no fuera cierto?
Aun cuando el orador está transmitiendo un mensaje coherente, se puede
encontrar con varias barre ras que impidan la buena comunicación. Entre éstas se
incluyen las siguientes:
. La falta de concentración: puede que el oyente tenga una capacidad de
concentración limitada y que usted haya olvidado tenerlo en cuenta. Por otra par
te, a lo mejor se encuentra en un momento de saturación o tiene algo muy
importante en mente, lo que en cualquiera de ambos casos reduciría su capacidad
de concentración en lo que le está diciendo.
. La falta de conocimiento respecto a lo que le está diciendo: a lo mejor, es
una persona nueva en el trabajo, o quizás usted piensa que ya le había hablado
del asunto cuando en realidad no ha sido así. Puesto que el proceso de
aprendizaje no sólo implica recibir nueva información sino ser capaz de
relacionarla con los conocimientos anteriores, si la persona carece de ellos (sea
cual fuere la causa) el proceso de asimilación no puede tener lugar y por
consiguiente el oyen te no puede aprender lo que está intentando enseñarle.
. La ansiedad o el estrés: todos sabemos que el exceso de estrés puede hacer
que se nos quede la mente en blanco, de modo que si la persona a la que nos
estamos dirigiendo está muy nerviosa o si está preocupada respecto a lo que cree
que va a decirle, le resultará más difícil asimilar lo que usted desea transmitir.
. La incomodidad: el oyente puede sufrir algún tipo de malestar físico, desde
dolor de muelas hasta dolor de pies, y probablemente esto distraerá su atención.
Esta circunstancia puede dificultar cualquier intento que haga de asimilar lo que
usted le es diciendo.
. Prejuicios y opiniones: ya hemos visto de qué modo las personas y los
acontecimientos que marcan nuestra infancia pueden predisponemos a seguir
ciertos patrones de pensamiento o de conducta. La persona con la que está
hablando tiene sus prejuicios y opiniones propias. Puede que usted desee que
haga algo que ella no quiere hacer; puede estar convencida (con razón o sin ella)
de que no es capaz de hacer lo que le pide. Todo esto influirá en su receptividad a
sus palabras.
. El lenguaje: si la lengua materna de su oyente es diferente a la suya,
probablemente tendrá que ir con mucho cuidado y adaptar su vocabulario para
asegurarse de que le entiende. Incluso las personas de diferentes regiones de un
mismo país pueden tener este tipo de dificultades. Es posible que haya
dificultades por los diferentes acentos o hasta que haya palabras iguales que
significan cosas distintas según la zona. Algunas personas hablan demasiado
deprisa o tienen algún tipo de impedimento en el habla y eso también puede
dificultar la recepción de su mensaje.
Si es usted quien está dando las instrucciones, podemos suponer con toda certeza
que posee un cono cimiento sobre el tema mucho más extenso que el receptor.
Por lo tanto, será mejor que evite la tendencia a emplear «términos técnicos» o
jerga demasiado específica para la otra persona, aunque ella no esté dispuesta a
admitirlo.
. Capacidad de retención: algunas personas tienen mayor capacidad que otras
para retener lo que han oído y pasarlo de la memoria inmediata a la memoria a
largo plazo. Otras puede que no sean capaces de asimilar y comprender a la
primera fragmentos relativamente pequeños de información. Quizá tenga que
tratar con individuos de distintos niveles de inteligencia, así como con personas
que no han estudiado nada desde que salieron de la escuela, y de eso puede que
ya haya pasado algún tiempo. Por otra parte, algunos oyentes habrán aprendido
algunas técnicas de estudio y de memoria, y podrán asimilar y clasificar
mentalmente la información mucho más de prisa. A la hora de transmitir un
mensaje ha de tener todo esto en cuenta.
. Las distracciones: por supuesto, hay algunas personas que se distraen más
fácilmente que otras. Una podrá ser capaz de mantener la atención en lo que se
está diciendo sin que lo que e u ove a su alrededor le distraiga, mientras que otra
se puede desconectar fácilmente con el ruido de una obra (o incluso con el timbre
del teléfono) o al ver a algún conocido a través de la ventana. También hay
distracciones mentales; quizás esté pensando en cómo lo estará pasando su hijo
en el dentista o si a su hija le ha ido bien el examen.
. Perderse en los pensamientos: si usted es el transmisor, al observar a su
oyente puede darle la impresión de que está totalmente absorto en lo que le está
diciendo, que está captando cada palabra, Sin embargo, uno de sus comentarios
puede haberle inspirado un pensamiento que en esos momentos le tiene
entretenido de tal manera que no se ha enterado de lo que usted ha dicho
después. Puede que esté tan pendiente de causarle buena impresión que en lugar
de escuchar atentamente esté intentando por todos los medios formular su propia
respuesta.
. La fatiga: probablemente no sea muy inteligente dar instrucciones delicadas al
final del día de trabajo (o justo antes de irse a la cama si se trata de alguna
cuestión doméstica). Por buena que sea la voluntad del receptor, si está cansado
no se va a enterar o a recordar sus palabras con la misma exactitud que cuan do
está descansado y alerta.
. Adelantar las decisiones: debido a la combinación de diferentes factores, la
persona con la que está hablando puede pensar que ya sabe lo que va a decir.
Tanto si está en lo cierto como si no, «desconectará» y no le prestará atención.
Si está convencido de que está haciendo todo lo posible para enviar el mensaje
correctamente y aun así no parece que esté llegando a los receptores, pruebe a
preguntarse si existe alguna de las barreras mencionadas. Si puede identificarlas,
tendrá la posibilidad de hacer algo para mejorar la situación.

La Improvisación
Cómo hablar en público, técnicas de oratoria, son frases muy jugosas que muchos
buscan, más allá de lo que escribieron griegos y romanos, ahora estamos en el
siglo 21 y las técnicas de oratoria han cambiado, no solo eso, los humanos nos
hemos hecho más cómodos, hace 500 años cualquier persona se conformaba con
un libro tipo Sócrates, escrito con palabras muy rebuscadas y un texto difícil de
comprender.
Ahora este tipo de libros se pudren en las bibliotecas más viejas del mundo y solo
es usado por estudiantes de psicología que son obligados a leer este tipo de
libros. Pero cualquier persona normal y corriente jamás acudirá a un libro así para
aprender. Nos gustan las cosas sencillas, bien hechas y de hecho este es el
secreto de la evolución, cada vez nos hemos esforzado más para hacer las cosas
más fáciles.
En el arte de la oratoria es imprescindible aprender la técnica oratoria de
improvisar.

La improvisación
Es el pan nuestro de cada día, desde que nos levantamos hasta que nos
acostamos estamos improvisando. Cuando saludamos a alguien, hacemos un
pedido o damos una opinión; no decimos el mensaje de memoria ni lo leemos,
sino simplemente lo dejamos aflorar libremente; entonces, estamos improvisando.
En términos generales, IMPROVISAR, es un término que implica una falta de
organización, imprevisión y decisión impulsiva; en oratoria tiene un significado
especial, improvisar un discurso significa hablar libremente y con soltura,
inventando las frases sobre la marcha. Es decir, implica una expresión
espontánea, pero inmediatamente ordenada.
Por lo tanto la improvisación no es como creen algunos “hablar por hablar”, es
decir cuando no se conoce el tema o se quiere salir del paso, –al contrario- es
cuando habiendo preparado bien el tema, lo exponemos como si se gestara en
ese momento, utilizando nuestras propias palabras, nuestro propio estilo, allí
mismo, delante del público.
Es una exposición original, viva, utilizando las ideas que se van presentando
durante el desarrollo del discurso.
Es pensar y hablar de pie. El público no quiere escuchar lo que nosotros hemos
leído en un libro tal como ha sido redactado. El público quiere saber cual es
nuestra opinión con relación al tema, cual es nuestro aporte.
Se puede consultar cualquier tipo de información, luego viene un proceso de
análisis, que da como resultado un producto -la propuesta que queremos
presentar-. Por eso decimos que la improvisación tiene que pasar por un proceso
de digestión, de maduración, antes de ser presentada.
1. Requisitos para una buena improvisación:
Tres recomendaciones esenciales:
a) Tener un buen conocimiento del tema:
Para improvisar hay que estar preparado. No se puede hablar de lo que no se
conoce, es preciso referirse a una cosa, sea intelectual o afectivamente.
Hablamos de lo que pensamos, creemos, sabemos o nos interesa.
b) No salirse del tema:
Ciertos oradores gustan decir “lo que les pasa por la cabeza” saliéndose del tema
que están exponiendo, para luego escucharles decir: “¿De qué estábamos
hablando?” “¿Dónde nos habíamos quedado?”, etc.
Jean Guitton nos ha dejado una regla de oro para evitar salirse del tema: “Digo lo
que voy a decir, lo digo, y digo que lo he dicho”, es decir; la introducción, cuerpo y
conclusión del discurso.
El título del tema debe reflejarse en todo el desarrollo de la exposición, en caso
contrario nos hemos equivocado al elegir el título.
c) Liberarse físicamente:
El estar sueltos, libres y entusiastas, ayuda en la improvisación.
Es necesario cultivar los ejercicios básicos de relajación, respiración y una actitud
mental positiva.
d) Póngale buen humor a su exposición.
2. ¿Cómo sazonar la improvisación?
Para sazonar la improvisación hay que utilizar ejemplos e ilustraciones, alguna
experiencia personal, una lectura reciente, una anécdota, pensamientos, refranes,
etc., relacionados con el tema.
Conocer de memoria ciertas cifras, algunos acontecimientos, algunas citas; en
algunas ocasiones, el comienzo y el final del discurso; leer los textos delicados.
Improvisar el resto del tiempo, y en todos los casos, respirar, tomarse unos
momentos de silencio, gesticular, mirar al auditorio.
Este mecanismo ofrece total seguridad cuando ha sido pulido, de modo que hablar
en público puede convertirse en una diversión que le dará gratas satisfacciones.
3. Elementos de apoyo en la improvisación:
Si ustedes creen que es necesario para sus exposiciones, una pizarra, un
papelógrafo, un proyector de transparencias o un proyector multimedia, no duden
en utilizarlo. Todo aquello que ayude a la presentación debe utilizarse: mapas,
gráficos, cuadros estadísticos, flujogramas, entre otros. Lo visual facilita la
captación y evita que los ojos del público se concentren solamente en el expositor.
Se expresivo con tu lenguaje no verbal
Esto es necesario solo si estás hablando en público, si estás con un amigo no
tiene sentido que empieces a gesticular sobre-exageradamente y moverte mucho,
ya que la persona que está delante tuyo se asustará. Pero cuando estás hablando
en una sala o delante de un grupo de personas tienes que ser el centro de
atención, es como si fueras una televisión. Conforme más contundente te muevas
y con más elegancia más atraerás a la gente, de lo contrario serás una peli
aburrida que no quiere ver nadie.
Pero tampoco te pases, sino terminarás siendo ese “tío friki que parece que se
haya esnifado un kilo de cocaína”. Simplemente se expresivo, debes transmitir con
tu lenguaje corporal, mover las manos al hablar, adoptar una postura tranquila,
pero debes aprender a convertir tu cuerpo en unreceptor de tus pensamientos y
emociones. ¿Cómo lo vas a hacer?
Con práctica, por mucho que leas no vas a llegar y comerte el mundo de la
oratoria, en la oratoria, más que nada, o practicas o no vas a hacer absolutamente
nada y lo ideal es que en base a la experiencia perfiles tu propia técnica de
oratoria y la vayas mejorando.

LA ENTREVISTA TELEVISIVA
La entrevista televisiva se fundamenta en el diálogo entre el periodista y sus
interlocutores.
Es un diálogo de a tres: Entrevistador. Entrevistado Telespectador (Audiencia).
La entrevista es un instrumento clave para obtener información y presentar los
testimonios de las fuentes.
Fines básicos
 Obtener declaraciones e informaciones directamente de las fuentes.
 Asegurar un material de calidad grabado sobre el personaje.
 Tipología básica de Entrevistas en TV.
 Entrevista informativa.
 Entrevista de opinión
 Entrevista de personalidad.
 Tipología en función de los objetivos informativos.
 Entrevista de actualidad: informativa.
 Entrevista magazine: información y entretenimiento.
 Entrevista de carácter: de personalidad.
 Entrevista en profundidad: profundizar sobre un hecho o personaje.
 Entrevista monográfica: profundizar sobre un solo tema, con una
connotación documental.
 Tipología en función del formato
 Entrevista de estudio: dentro de un programa de entrevistas, debate o
coloquio con invitados.
 Entrevista de reportaje: se graba en el entorno propio del entrevistado y una
vez editada se emite en un programa de reportajes.
Conferencia de prensa: se formulan preguntas después de la exposición del
participante. De declaración: para seleccionar una reacción o testimonio de un
testigo ocular en el lugar de los hechos.
Encuesta de calle o vox populi: se formula la misma pregunta a un grupo
heterogéneo de personas.
Por tipo de emisión
En directo: es en vivo, no se pueden salvar los errores con la edición, el
entrevistado tiene el mismo poder que el entrevistador.
En diferido: es grabada y editada. La edición permite eliminar fragmentos
deficientes de imagen, acortar una respuesta demasiado larga, dividir la entrevista
en varios bloques, insertar videos que ilustren la entrevista, etc. El entrevistador
tiene más poder que el entrevistado.
La entrevista radiofónica
 ¿Qué es?
Una entrevista es un formato radiofónico, un diálogo o una conversación entre el
locutor/a y una o varias personas entrevistadas. Consiste en una serie de
preguntas preparadas con anterioridad y dirigidas a una o a varias personas que
son importantes por sus conocimientos, sus opiniones sobre un tema o por su
personalidad.
 Objetivo
Profundizar o interpretar la realidad para la persona oyente ofreciéndoles otra o
distintas perspectivas sobre un tema.
 Elementos clave
Junto a los/las protagonistas (el/la oyente, el/la locutor/a y el/la entrevistado/a), los
elementos de organización de la entrevista son la clave de su éxito.
 Presentación de un buen tema y del entrevistado o entrevistados.
 El clima de la entrevista.
 Uso y utilidad de las preguntas.
 Resumen y conclusión de la preguntas.
 ¿Cómo?
1. Define el tema de la entrevista: Piensa como tus oyentes. ¿Sobre qué quieren
saber o aprender? Ponte en el lugar de la persona oyente y define el objetivo de
esa entrevista.
2. Elige bien a la persona entrevistado/a: ¿Conoce el tema? ¿Su experiencia es
importante? ¿Lo que cuenta, piensa o siente es de interés o utilidad para tus
oyentes? Conócele antes de elegirle, habla con el o ella previamente. Recoge
información sobre él.
3. Infórmate bien sobre el tema de la entrevista: Lee libros, artículos,
entrevistas. Visualiza vídeos o pregunta a quienes sepan sobre el
tema. Escoge los aspectos en los que quieres centrarte.
4. Diseña un cuestionario o guía de preguntas: Anticipa posibles respuestas y
prepárate para afrontarlas y reconducir la entrevista.
5. Como norma general, la intervención de cada participante nunca debe durar más
de 3 minutos seguidos, para no agotar a las persona oyente. La duración total de
la entrevista puede variar.
Presentación de un buen tema y del entrevistado
Antes de iniciar la entrevista, las personas que realizan la locución deben
presentar el tema, señalar sus antecedentes, sus implicaciones para la
comunidad, y la importancia o razón por la que se incluye en el programa.
También deben presentar al invitado/a, mencionando además de su nombre y
apellidos, las razones por las que es importante su opinión al respecto del tema
El clima
Como conductor de la entrevista debes ser incisivo pero respetuoso. Crea un
ambiente cordial.
 Procura crear un buen clima de conversación: muestra interés.
 Asume la responsabilidad conscientemente de dirigir la entrevista para tus
oyentes.
 Dirígete a la persona invitada de una forma personal y trátala respetuosamente.
 Evita muletillas ( “Emm…”, “esto…”)
 Pregunta por hechos concretos y por experiencias.
 ¡No sueltes nunca el micrófono! Debes estar atento.
Uso y utilidad de las preguntas
En la entrevista se hacen preguntas que son consideradas básicas en el
periodismo: ¿Quién?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿qué?, ¿cómo?, ¿por qué? y ¿para
qué?…
1. Claras y sencillas
2. Directas
3. Breves
4. Concretas
 Haz las preguntas de una en una.
 Plantea preguntas abiertas pero no demasiado generales. Evita usar
continuamente las preguntas cerradas (respuestas de sí o no, o con datos muy
concretos ya que son menos interesantes para el oyente).
 No siempre hay que encasillarse en las preguntas del cuestionario, algunas
pueden aflorar durante la conversación. Por ello hay que estar muy atentos/as y
practicar la escucha activa. Las respuestas de la persona entrevistada son las
que más aportan al oyente.

Técnicas de la oratoria:
Uno de los problemas con los que se suele enfrentar el orador es el saber cómo
desplazarse hasta el escenario, dónde ubicarse, cómo empezar y cómo concluir
su exposición.
A continuación daremos unas pautas a seguir en cada uno de estos momentos:
1º Tránsito inicial.-
Es el que se recorre desde su ubicación inicial hasta situarse en el escenario.
En el momento de ser anunciado, debemos levantarnos de nuestro asiento y
caminar con naturalidad hacia el escenario, con el cuerpo erguido y una sonrisa
agradable, demostrando confianza y seguridad personal. Las miradas estarán fijas
en nosotros pero no debemos bajar la mirada y debemos repetirnos palabras de
ánimo que activen nuestra mentalidad positiva.
2º Ubicación en el escenario.-
El lugar correcto para situarnos en el escenario es el centro de éste, a no ser
que haya alguien a espaldas del orador. En ese caso nos situaremos a un costado
de forma que no demos la espalda a nadie.
Si hay instalado un atril, nos situaremos detrás de él y con las manos sobre la
parte superior. Si hay un pedestal con micrófono, detrás de él, con el micrófono a
la altura de los labios, a dos dedos de distancia, con el cuerpo erguido y sin
sujetarlo.
Si existe una pizarra o pantalla, la ubicación será al lado izquierdo de ésta,
teniendo cuidado de no dar la espalda al público.
3º Esperar el silencio.-
No debemos comenzar la intervención hasta que no se produzca el silencio
absoluto. Una vez se produce, esperar entre tres y cinco segundos y comenzar.
Estos segundos nos servirán además para observar a nuestro público y tratar de
detectar cual es su actitud hacia nosotros.
4º Saludo.-
Consta de dos partes: identificación y complementación. En la primera parte
del saludo se identifica a las personas presentes y se les nombra por su grado si
es necesario (siguiendo un orden jerárquico). En la complementación se añade
“buenos días”, “buenas tardes” o “buenas noches”.
Si son muchas las personas que asisten, haremos un solo saludo general.
A continuación es bueno añadir unas palabras de agrado o reconocimiento al
público en general (Ej.: es para mí un honor dirigirme a ustedes…)
5º Discurso.-
Para la elaboración del discurso, debemos tener en cuenta lo siguiente:
a) El tiempo asignado; no son recomendables los discursos largos.
b) El público al que va dirigido, para adoptar un léxico que se adapte a su nivel
cultural.
c) Practicarlo previamente ante amigos o familiares.
d) Usar anécdotas, comparaciones, humor,…
Para la exposición, debemos tener en cuenta lo siguiente:
a) Los discursos pueden ser leídos, memorizados, improvisados o mixtos.
b) Suelen constar de tres partes: introducción, desarrollo y conclusión.
c) Debe ser expuesto de la forma más clara y amena posible.
6º Despedida y tránsito final.-
La despedida debe ser breve: “gracias”, “muchas gracias” o “he concluido”, y
no pronunciar ni una palabra más. De esta forma, el público tiene claro cuándo ha
terminado el discurso y pueden aplaudirlo.
Debemos agradecer los aplausos con la mirada y una sonrisa y retirarnos con
el cuerpo erguido.
Algunas veces, tras la exposición, el orador es solicitado por los asistentes
para saludarlo, conocerlo personalmente, estrecharle la mano,… en este caso,
nunca debemos desairarlos ni mostrarnos pedantes con ellos.

Técnicas de Relajación antes de Hablar en Público


Para relajarse ubíquese en un lugar tranquilo en el que se sienta a gusto y en el
que pueda estar a solas, este ejercicio le tomará unos 15 minutos
aproximadamente, siga estos pasos y comience a triunfar:
 Ambiente el lugar con música suave instrumental (recomiendo sonidos de la
naturaleza)
 Acuéstese boca arriba o siéntese cómodamente
 Descruce los brazos y las piernas
 Cierre los ojos
 Comience a respirar lentamente, inhalando por la nariz y exhalando por la
boca

Toma aire y discursa con éxito


1. Respiración profunda. Especialistas de The Harvard Medical School señalan
que con la respiración profunda, también llamada diafragmática, abdominal o de
ritmo, el aire entra por la nariz y llena completamente los pulmones, se eleva la
parte baja del abdomen, dando como resultado mayor calma, control de
la ansiedad y tensión.

2. Inhalación por la nariz. Al respirar por la nariz proteges tus cuerdas vocales de
la resequedad. Con ello podrías sentir sed y distraerte por la necesidad de
hidratarte. Inhala por la nariz lentamente hasta contar cuatro y exhala. Puedes
repetir este ejercicio durante cinco minutos.

3. Respiración pausada. Si tiendes a agitarse mientras hablas, es importante que


mantengas una respiración pausada antes de tu exposición. Esto hace que tus
músculos se relajen y aumente tu concentración, aconseja Andrés Velásquez,
especialista en oratoria.

4. Respira antes de empezar a hablar. Tomar aire permite conectarte tanto física
como mental y emocionalmente. También ayuda a que la laringe se estimule y
relaje. Además, oxigenas el cerebro, lo que te permite tener más claras tus ideas y
a sentirte mejor.

5. Regula la velocidad. Al dirigirte al público hazlo con una velocidad moderada,


poco más lento que cuando platicas con tus amigos. Así evitas quedarte sin aire,
también es la forma más fácil de enfocarte en tu mensaje. La velocidad sugerida
es de 130 a 170 palabras por minuto.
¿Que implican los Ademanes y Gestos?
Implican mover las manos, los hombros o el cuerpo entero, a fin de expresar
ideas, estados de ánimo o actitudes. Mover los ojos y la boca, así como inclinar la
cabeza, para reforzar lo que se dice y transmitir sentimientos. Los ademanes
para oratoria son de suma importancia al presentar un discurso o una exposición
ya que aportan énfasis visual y emocional a las palabras. Pueden intensificar los
sentimientos del orador y, en consecuencia, dar vida a su voz.

¿Porque usarlos y cómo usarlos?


Las ideas y los sentimientos se comunican no solo con la voz, sino también con
los gestos. Si estos no se utilizan bien, puede transmitirse una imagen de
indiferencia, pero si se combinan armoniosamente con las palabras, la exposición
resulta mucho más eficaz. Aun al hablar por teléfono, la persona que gesticula de
la forma debida transmite mejor con su voz la importancia del mensaje, así como
lo que siente sobre lo que dice.

Por consiguiente, sin importar que vaya a leer o a expresarse con sus propias
palabras, los ademanes y las expresiones faciales le serán útiles. Algo muy
importante es que los gestos no deben aprenderse de los libros. Así como usted
no tuvo que estudiar para poder reír o mostrarse indignado. De igual modo, los
ademanes deben ser una expresión natural de lo que siente. Cuantos más
espontáneos sean, mejor.

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