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Departamento de Derecho Privado

Derecho Civil II
Prof. Dr. Carlos Pizarro Wilson

ANALISIS DE JURISPRUDENCIA
Causa N° 23868/2014, Excma. Corte Suprema

Aldo González Berrios


8 de junio de 2017
La simulación como un tópico controversial en el derecho
En el mundo de la práctica jurídica día a día se resuelven y surgen diversas problemáticas
que guardan relación a las diferentes áreas del desenvolvimiento legal. En este sentido,
haciendo referencia a la esfera del “acto jurídico” o “negocio jurídico”, una de las
controversias más debatidas, en cuanto es un elemento recurrente de fundamentación ante un
acto que se cree ilegítimo, es la simulación, de tipo absoluta o relativa según concurran
determinadas particularidades en cada caso. En términos generales –no exentos de una ardua
disputa doctrinaria-, procede entender la simulación, en palabras de Don Carlos Peña, “como
una discordancia deliberada y bilateral entre la voluntad manifestada y la efectivamente
sentida, en términos tales que la primera -esto es, la que se manifiesta haciéndose pública-
simplemente encubre la verdadera voluntad negocial -siendo esta última la que se mantiene
oculta y sólo al alcance de los que participan del acto simulado” 1, lo cual parece ser mucho
más común de lo que se cree en el ejercicio de la profesión. En este comentario en particular
me referiré a la causa n° 23868/2014, resuelta por la primera sala de la Excma. Corte Suprema
con fecha 22 de abril de 2015, recaída en el caso “CARO CAMPOS MARCIAL ENRIQUE
Y OTROS CON CARO CAMPOS SANDRA PAOLA Y OTRO(O)”2.
Resumen del trámite ante los tribunales
La demanda reivindicatoria de la Sociedad inmobiliaria del Puerto Ltda. se funda en que el
inmueble en cuestión es de su exclusivo y único dominio, sosteniendo que el demandado no
tiene derecho alguno sobre él, debiendo cancelarse la inscripción de 2002 que rola a su
nombre en el correspondiente Conservador de Bienes Raíces. Alega además la parte
demandante, que es necesario invalidar el fallo recurrido y dictar la correspondiente sentencia
de remplazo.
Los Hechos
Ante el Segundo Juzgado Civil de San Antonio, sobre juicio ordinario de reivindicación,
caratulados “Sociedad Inmobiliaria del Puerto Ltda. con Tebar Martínez, José Miguel”, la
demandante solicitó que en conformidad con las inscripciones de dominio que cita, se declare
que es la dueña del inmueble correspondiente a la Parcela 75 del plano denominado
parcelación Puerto de San Antonio, de la comuna y Provincia de San Antonio, cuyos
deslindes indica; aduce que adquirió la mencionada Parcela 75, conjuntamente con la Parcela
N° 74, por permuta que celebró con el Sr. Gabriel Alejandro Cabrolier Pizarro y el Sr. Jean
Guy Alby Joly, según escritura pública otorgada ante la notario de San Antonio doña María
Antonieta Azócar Arellano, de 13 de Marzo de 1998, cuyo título de dominio figura inscrito
a fojas 1586 N° 1034 del Registro de Propiedad del año 1999, del Conservador de Bienes

1
PEÑA
2
Los datos han sido extraídos de la sentencia de la Excma. Corte Suprema “CARO CAMPOS MARCIAL
ENRIQUE Y OTROS CON CARO CAMPOS SANDRA PAOLA Y OTRO(O)”. (2015).
Raíces de San Antonio y por lo mismo, solicita que se debe proceder a la cancelación de la
inscripción rol ante a fojas 3603 N° 2359 del Registro de Propiedad del año 2002 del
Conservador de Bienes Raíces de San Antonio, que aparece a nombre del demandado Sr.
José Miguel Tebar Martínez, todo ello con costas de la causa.
Por su parte la demandada contestó la demanda fuera del plazo legal, oponiendo en el mismo
escrito la excepción de prescripción.
La señora juez suplente, por sentencia escrita a fojas 195, de veintitrés de octubre de dos mil
nueve, rechazó en todas sus partes la demanda reivindicatoria intentada, sin costas.
La demandante dedujo recurso de apelación contra dicho fallo y una sala de la Corte de
Apelaciones de Valparaíso, por sentencia de diecinueve de agosto de dos mil diez, que se lee
a fojas 227 la confirmó, contra la cual dedujo recurso de casación en el fondo.
La sociedad demandante representada por el Sr. René Ahumada Yáñez, a fin de fundar su
posición, esgrime ser parte de una historia de inscripciones de dominio no interrumpidas
desde el año 1964, año desde el cual han existido cuatro transacciones reconocidas que
culminan con la permuta antes mencionada, acción mediante la cual la sociedad se reconoce
como legitima dueña de la parcela en cuestión. Además, se sostiene por la parte demandante
que el demandado ha llevado a cabo acciones que tienen por objetivo desconocer de manera
enfática el dominio preexistente, pretendiéndose dueño mediante la alusión a una inscripción
a su nombre, dañando por consiguiente la posesión pacífica y tranquila que tiene del bien
inmueble la parte que demanda. Ante esta situación, se hace referencia a lo dispuesto por el
Art. 728 del Código Civil, el cual señala las formas mediante las cuales se cancela la
inscripción, de las cuales ninguna concurre en este caso, por lo cual no existiría razón legal
para que la parte demandante perdiera su dominio ante la nueva inscripción que alega poseer
de manera vigente el Sr. José Tebar.
En resumidos términos, la defensa del Sr. Tebar se sustenta en elementos semejantes a los
expuestos por la parte demandante. Expresa el demandado, que posee de manera legal el
dominio respecto del bien inmueble en cuestión, acreditando este mediante la historia de
inscripciones registradas, tal cual la parte contraria lo expuso, pero ahora desde la parte
opuesta y con otra versión de los hechos.
En este contexto, y tomándose en cuenta todos los elementos anteriormente expuestos, la
Excma. Corte Suprema rechazó el recurso de casación interpuesto en el fondo. ¿Por qué? Las
razones que otorga el máximo tribunal de justicia son varias, las cuales pueden detallarse en:
1) El demandante acredita de forma oportuna ser poseedor inscrito del bien inmueble, además
de mantener la posesión material del mismo, por lo cual no se la ha privado de nada.
2) No se logran reunir los presupuestos para que prospera la acción reivindicatoria,
3) No obstante rechazarse la misma, este rechazo no se justifica en ningún caso con que la
parte demandante no sea el dueño del predio en cuestión, sino que simplemente no reúnen
los presupuestos constitutivos de una acción reivindicatoria.
4) Además se justifica que no es posible verificar los errores de derecho respecto de los cuales
alega la parte demandante, lo cual es motivo suficiente para que la casación en el fondo
deducida sea desestimada.
Estructura del análisis jurisprudencial
El tema en sí mismo es controversial. Por consiguiente, se vuelve una necesidad de primer
orden generar un análisis o comentario con una base estructurada, que ponga énfasis en
elementos centrales de derecho. Para llevar a cabo el mismo, recurriré en primera instancia a
explicar en términos simples el fallo en cuestión. En segundo lugar, me referiré a doctrina
nacional de destacados juristas y académicos expertos en las temáticas relacionadas al
derecho de los bienes y en específico, a lo referido a las inscripciones paralelas de dominio
y todos los elementos que se derivan de las mismas. Por otra parte, analizaré jurisprudencia
emanada desde la Excma. Corte Suprema de Justicia en los últimos años, la cual, como todo
en derecho, no ha estado exenta de polémicas de diversa índole.
Comentario de jurisprudencia
Analizar el fallo sólo desde su parte final puede llevar al lector a una confusión grave respecto
de los hechos, ya que se falla en contra de lo exigido por la parte demandante, no obstante,
se reconoce y se garantiza su dominio por sobre el bien en cuestión. En términos coloquiales,
se podría decir que “incluso perdiendo; se ganó”. Esto ocurre ya que no dan a lugar una parte
de las exigencias de la Sociedad -lo referido a la acción reivindicatoria y las perturbaciones-
, pese a que sí es posible probar de manera efectiva mediante la historia de las inscripciones
y la posesión material del inmueble que la parte demandante se reconoce como legítimo y
único dueño de la parcela.
En este sentido se vuelve importante apuntar hacia la doctrina para entender ciertos elementos
esenciales de esta controversia, junto con aclarar ciertos conceptos fundamentales, en
específico el concepto de dominio. Tal cual se expone en el Tratado de los Derechos Reales,
existen facultades que son inherentes al dominio, sin las cuales no podría entenderse como
tal. Estas son: la de goce o disfrute (fructus), la de uso (usus) y la de consumo (abusus)3.
Manteniendo esta línea, se vuelve interesante plantear ciertas interrogantes que surgen con
el desarrollo del análisis. ¿El Sr. Tebar tuvo en algún momento estas tres facultades respecto
a la parcela en cuestión? ¿Podía disponer libremente del bien inmueble? ¿Tuvo capacidad de
enajenar el bien? Desde el momento en que la primera pregunta se responde desde un sentido
negativo, las siguientes corren la misma suerte. En detalle, el Sr. Tebar no contó con todas
las facultades que se entienden como inherentes al dominio, por lo cual el fallo de la Excma.
Corte Suprema se entiende de manera lógica, sin llevar adelante una mayor disputa respecto
de este punto en específico.
Bajo esta misma línea, y profundizando aún más en el análisis de los conceptos surgidos en
la causa, vale la pena reflexionar acerca del proceso mismo de las inscripciones de bienes
raíces ante los respectivos Conservadores y todas las peculiaridades y problemáticas que
surgen de las mismas. El ex Decano de nuestra facultad y reconocido jurista nacional, Don
Arturo Alessandri Rodríguez es célebre en esta temática en particular desde el recordado
alegato ante la Excma. Corte Suprema en 1924 en un caso referido a la prescripción de bienes
inscritos.
“no hay ningún artículo del Código Civil ni del Reglamento del Conservador de Bienes
Raíces que disponga que cuando se hace una nueva inscripción con relación a un derecho

3
ALESSANDRI et al. P.
antes inscrito, se haga constar en la inscripción anterior que ésta ha sido cancelada, a pesar
de que el artículo 80 de ese Reglamento exige que siempre que se transfiera un derecho antes
inscrito, se mencione en la nueva, al tiempo de designarse el inmueble, la precedente
inscripción, citándose el registro, folio y número de él.”4
Relacionando lo antes expuesto, con el fallo en concreto que se está analizando, es posible
encontrar en las palabras del ex decano elementos importantísimos para lograr entender el
conflicto que surge entre dos particulares respecto de un bien inmueble con la existencia de
dos inscripciones de dominio diferentes. ¿Por qué se da esta situación? Una respuesta, y
visualización de la causa podría estar perfectamente en la cita antes mencionada. En cuanto
no se disponga de manera expresa que al momento de realizarse una nueva inscripción la
anterior queda sin ningún efecto, esta seguirá teniendo una validez material, la cual puede
llevar a confusiones y conflictos no deseados a futuro.
Otro aporte importante, y novedoso, por cierto, es el que realiza el ex profesor de Derecho
Civil de la Universidad de Concepción, el Sr. Emilio Rioseco en su obra titulada “La Posesión
inscrita ante la jurisprudencia.” En esta el académico postula que “la nueva inscripción, en
que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro, opera ipso jure la cancelación de la
anterior (art. 728 del Código Civil) sin que sea requisito de la cancelación que se anote al
margen de la inscripción antigua el hecho de haberse practicado otra nueva. La nota de
referencia es obligación administrativa del Conservador, pero no es requisito de validez de
la cancelación (art. 92 del Reglamento Conservatorio)”5.
En efecto, Rioseco representa una posición distinta a la postulada por Alessandri en cuanto
no le otorga un valor legal a la cancelación consignada al margen de la inscripción antigua,
entendiéndose como no valida la anterior desde el momento que se inscribe el nuevo
documento ante el conservador de bienes raíces.
Otro elemento importante de considerar, y quizás no tan relacionado con el caso en particular,
es lo planteado por el profesor Sr. Daniel Peñailillo Arévalo en su libro “Bienes”. Sostiene
el profesor en cuestión, refiriéndose a la nota al margen de las inscripciones que “no está
clara en su alcance, y nos señala como ejemplo de una inscripción anterior no cancelada, el
que se produce cuando se transfiere y se inscribe solo parte de un inmueble. En la parte no
transferida, la inscripción se mantiene vigente y no se cancela. “Por otra parte, el
Conservador debe poner, en las inscripciones anteriores "no canceladas", una nota de
referencia a las posteriores (art. 92). Esta nota, muy útil, que podría estimarse como la
recíproca de la recién referida, no está clara en su alcance.”6 Si bien no corresponde a una
característica del caso en cuestión, es menester ampliar el foco de análisis a las múltiples
controversias que podrían aparecer en el ejercicio y práctica profesional.
Volviendo con lo referido por el profesor Rioseco, su postura doctrinal se condice con lo
fallado por los tribunales de justicia competentes en nuestro país, tal cual lo señala la Revista
de Derecho y Jurisprudencia correspondiente a los meses de mayo-agosto del año 2000, la
cual expresa que “la ley no exige como requisito de la tradición, según los artículos 686 y
690 del Código Civil y 78 del Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces,

4
ALESSANDRI. (1924).
5
RIOSECO. (2003).
6
PEÑAILILLO. (1994). P. 178.
algún acto material que cancele la inscripción anterior; pues, por el contrario, como se ha
visto, ello se produce por ministerio de la ley, con la nueva inscripción, se haya o no anotado
materialmente el hecho de haberse realizado ésta, al margen del primitivo título”7.
Si bien la doctrina configura un elemento importante y de gran relevancia al momento de
fundamentar los conflictos de relevancia jurídica expuesto, no es sino en la práctica concreta
en donde es posible hallar ejemplos que nos ayudan a entender de mejor manera los
mecanismos y las posiciones utilizadas por los altos tribunales de justicia para resolver. En
esta línea, la Excma. Corte Suprema ha sido clara a la hora de tomar decisiones. Hace ya
varios años el máximo tribunal de justicia del país ha tomado una postura clara a la hora de
resolver los asuntos de inscripciones paralelas de dominio. En este sentido, la solución para
la Corte es que se debe preferir aquella inscripción que, además, implica la tenencia real del
inmueble.
Si se relaciona esta postura de la Corte con el fallo en análisis, es nuevamente posible
evidenciar una relación lógica que le da un sustento a la sentencia dictada, en cuanto se valora
de forma expresa la posesión material del bien inmueble en controversia.
Conclusión
Teniendo en consideración el conjunto de elementos expuesto con anterioridad, desde la
historia procesal hasta los elementos jurisprudenciales, pasando por posiciones doctrinales
de relevancia en la cultura jurídica nacional, se hace plausible comprender el sentido de la
decisión adoptada por la Excma. Corte suprema.
Pese a que se falla en contra de la acción reivindicatoria interpuesta por la Sociedad que
demanda, este rechazo se fundamenta en base a el no cumplimiento de determinados
supuestos, no obstante, en la problemática central, la que hace referencia sobre quien es
realmente el dueño legitimo del bien inmueble en cuestión, se le ratifica el dominio a la parte
demandante.
Los elementos vertidos son claros. Pese a que la existencia de dos inscripciones de dominio
sobre un bien suscita una confusión jurídica, existen mecanismos de la misma índole que nos
ayudan a resolver estas controversias de manera óptima, apegándonos a elementos de derecho
y respetando el legítimo dominio que posee un sujeto en particular por sobre un bien
inmueble.
El derecho, y la práctica profesional día a día van entregando nuevas opiniones, nuevas
sentencias y nuevos elementos que no permiten dar por zanjada de forma absoluta una
controversia, por lo mismo se vuelve una necesidad constante seguir profundizando y
reflexionando respecto de las controversias jurídicas surgidas en la actualidad, a fin de contar
con la experiencia necesaria para lograr enfrentar las que el futuro nos depararán.
Bibliografía
Doctrina citada:

7
REVISTA DE DERECHO Y JURISPRUDENCIA XCVII Nº 2. (2000). P. 23.
ALESSANDRI, Arturo. SOMARRIVA, Manuel. VODANOVICH, Antonio. “Tratado de los
derechos reales”. Santiago, Chile.
ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo. (1924). “Prescripción de bienes inscritos”. Alegato
pronunciado ante la Excma. Corte Suprema en las audiencias de los días 15 y 17 de Marzo
de 1924, en defensa de la Compañía Salitrera Lautaro, en la vista del recurso de casación en
el fondo deducido por doña Emma Barazarte Pinto y compartes en el juicio seguido contra
esa Compañía, sobre reivindicación de la estaca salitrera número 2, vallejos 77.- BALCELLS
y Co. Bandera 184. Santiago, Chile.
RIOSECO ENRIQUEZ, Emilio. (2003). “La posesión inscrita ante la jurisprudencia”.
Tercera edición actualizada. Editorial Jurídica de Chile.
PEÑAILILLO ARÉVALO, Daniel. (1997). “Los Bienes”. La propiedad y otros derechos
reales. Tercera edición actualizada. Colección Manuales Jurídicos. Editorial Jurídica de
Chile.
Jurisprudencia citada:
“SOC. INMOBILIARIA DEL PUERTO LTDA. CON TEBAR MARTINEZ JOSE
MIGUEL”. (2011). Disponible vía online:
http://suprema.poderjudicial.cl/SITSUPPORWEB/DownloadFile.do?TIP_Documento=3&
TIP_Archivo=3&COD_Opcion=1&COD_Corte=1&CRR_IdTramite=1011685&CRR_IdD
ocumento=631461 .
Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo XCVII Nº 2 mayo agosto. (2000). Sección
segunda, pág. 23. Corte de Apelaciones Presidente Aguirre Cerda 15 de junio de 2000.

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