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REQUISITOS EXTRINSECOS E INTRINSECOS DE LA PRUEBA

REQUISITOS INTRÍNSECOS Y EXTRÍNSECOS DE LOS ACTOS DE PRUEBA

Son requisitos intrínsecos: a) la conducencia del medio; b) la pertinencia o


relevancia del hecho objeto de la prueba; e) la utilidad del medio; d) la ausencia de
prohibición legal de investigar el hecho. Rigen para la fase de producción de la
prueba (promoción) y se revisa su cumplimiento en la de valoración.

Es importante destacar que los requisitos intrínsecos constituyen un límite al objeto


de la prueba.

Son requisitos extrínsecos: a) la oportunidad procesal o ausencia de preclusión;


b) las formalidades procesales; c) la legitimación y postulación del juez que la
decreta oficiosamente; d) la competencia del Juez o de su comisionado; e) la
capacidad general del Juez o funcionario comisionado y de los órganos de la prueba
(testigos, peritos, intérpretes, partes cuando confiesan) y la ausencia de
Impedimentos legales en aquéllos y éstos. Rigen para la fase de producción, pero
en la valoración debe revisarse su cumplimiento.

Noción de conducencia de la prueba.

Diferencias con su admisibilidad y su eficacia


La conducencia de la prueba es la aptitud legal o jurídica de la prueba para
convencer al juez sobre el hecho a que se refiere. Es requisito intrínseco para su
admisibilidad, debe ser examinada por el juez cuando vaya a resolver sobre las
pedidas por las partes o las que oficiosamente puede decretar y persigue un doble
fin;

a) evitar un gasto inútil de tiempo, trabajo y dinero, pues la inconducencia significa


que el medio que quiere utilizarse es ineficaz para demostrar el hecho a que se
refiere;

b) proteger la seriedad de la prueba y evitar que se entorpezca y dificulte la actividad


probatoria con medios que de antemano se sabe que no prestarán servicio alguno
al proceso.

La conducencia exige dos requisitos;

1°) que el medio respectivo esté autorizado por la ley (sea porque se contemple
entre los enumerados taxativamente cuando rige el sistema de la prueba legal, o
porque al Juez le resulte lícito cuando goce la libertad para los que considere
revestidos de valor probatorio y no se encuentre prohibido expresa o tácitamente
por una norma legal, para el caso concreto o en razón del método empleado para
obtenerlo (existe prohibición tácita, cuando el medio o el procedimiento para
obtenerlo esté reñido con la moral o viole derechos tutelados por la ley, como el
tormento, el hipnotismo y el narcoanálisis para conseguir confesiones o testimonios,
o viole la reserva legal o profesional);

2°) que una norma legal no excluya el valor probatorio del medio respecto del hecho
que se quiere probar, por exigir otro especial, como ocurre con los testimonios e
indicios cuando se exige prueba documental.

La conducencia de la prueba no es cuestión de hecho, sino de derecho, porque se


trata de determinar si es legalmente apta para probar el hecho. La admisión por el
juez y su práctica no sanean la inconducencia que efectivamente exista, y, por lo
tanto, al apreciarla puede negársele valor por ese motivo.

En el código de procedimiento civil se encuentra consagrada la inadmisibilidad in


limine o de plano de la prueba notoriamente inconducente (para el caso de la prueba
innominada, sin que esto sea óbice para considerarla en las pruebas nominadas.

De la pertinencia o relevancia de la prueba o, mejor dicho, del hecho objeto de


ésta

La pertinencia o relevancia es diferente de la conducencia; aquélla contempla la


relación que el hecho por probar puede tener con el litigio o la materia del proceso
de jurisdicción voluntaria o de la investigación penal, o con el incidente si fuere el
caso.

Con este requisito se persigue el mismo doble fin que explicamos al tratar de la
conducencia de la prueba.

Fijado el verdadero contenido de la noción de la pertinencia o relevancia de la


prueba, se obtienen varias conclusiones de suma importancia:
No se confunde con la utilidad de la prueba. SI bien desde un punto de vista práctico
la prueba no pertinente resulta inútil, puede suceder que a pesar de su pertinencia
sea inútil, porque el hecho este suficientemente acreditado con otras. o porque goce
de presunción legal o de notoriedad pública, o porque la ley exija una distinta.

Corresponde al juez apreciarla y es cuestión de hecho, no de derecho.


En qué momento debe examinarse. Como se trata de un requisito para la
admisibilidad de la prueba en concreto, debe examinarse por el juez en el momento
de formulársele la solicitud para que agregue al expediente el medio que se le
presente o proceda a practicarlo y debe rechazarla de plano o in limine si la
considera indudablemente impertinente.
La pertinencia puede ser mediata o directa e inmediata o indirecta, y debe
apreciarse con un criterio amplio. La Impertinencia del hecho que se desea probar
es una cuestión difícil de apreciar en el momento de solicitarse la prueba, razón por
la cual el Juez debe guiarse por un criterio muy amplio cuando resuelve sobre la
admisibilidad del medio propuesto. Sólo cuando la Impertinencia sea indudable o
evidente, porque es imposible que el hecho por probar pueda relacionarse directa o
indirectamente con los de la causa, debe el Juez rechazar o declarar inadmisible la
prueba, pero si existe alguna posibilidad, por remota que parezca, de que ese hecho
tenga alguna relación y resulte de algún interés para la decisión del litigio, es mejor
decretar y practicar la prueba.

El requisito de la utilidad de la prueba


Significa este requisito que, desde el punto de vista procesal, la prueba debe prestar
algún servicio, por ser necesaria o por lo menos útil para ayudar a obtener la
convicción del Juez respecto de los hechos que interesen al proceso; esto es, que
no sea completamente inútil. Se persigue el mismo doble fin que con los requisitos
de la conducencia y pertinencia de la prueba.
A continuación examinaremos los diversos casos de posible inutilidad de la prueba:

ü Pruebas de hechos imposibles e inverosímiles. La imposibilidad puede ser


metafísica, física o natural, y ordinaria o común. La primera consiste en que el hecho
se oponga al principio de contradicción, o porque la causa que se le Imputa lo
excluya radicalmente; la segunda consiste en que el hecho se oponga a las que
creemos leyes constantes de la naturaleza; la última radica en una oposición entre
el hecho afirmado y lo que consideramos una regla segura de experiencia o norma
aceptada como constante y regular en el medio cultural en que vivimos.

ü Prohibición legal para investigar el hecho o utilizar el medio propuesto en


relación con el hecho por probar. En este caso sobra cualquier prueba.

ü Pruebas pedidas para demostrar un hecho que goza de presunción legal


"iuris et de iure•' o '"iuris tantum ". La diferencia entre estas dos clases de
presunciones radica en la posibilidad de probar en contrario cuando se trate de la
segunda, pero no de la primera; pero en ambas el hecho presumido no requiere
prueba ninguna. Por lo tanto, resulta claramente inútil la práctica de medios para
corroborar lo presumido y el juez debe rechazarlos por economía procesal, a menos
que la segunda esté siendo Impugnada.

ü Imposibilidad jurídica del hecho. Existe cuando hay una presunción legal iuris
el de iure en contrario.

ü Pruebas para establecer o desvirtuar hechos declarados en sentencia


anterior con valor de cosa juzgada. Es inútil practicar otras con ese fin.
Oportunidad procesal o ausencia de preclusión
Sobre este requisito indispensable para el orden del proceso, y para la lealtad en la
actividad probatoria.

Formalidades procesales para la validez de la prueba


La prueba, como todo acto procesal, debe estar revestida de ciertas formalidades
de tiempo, modo y lugar, que, lejos de ser limitación al derecho de probar, son una
preciosa garantía para las partes y un requisito para que se hagan efectivos los
principios fundamentales de la publicidad, la contradicción, la igualdad de
oportunidades, la imparcialidad del juez, la inmaculación del medio y la prohibición
de aplicar el conocimiento privado del juez.

Estas formalidades son de notorio interés público, porque representan requisitos


procesales que son ritualidades de orden público, y garantizan la obtención del fin
de la prueba, que es igualmente de interés público.

La petición de la prueba debe hacerse en días y horas hábiles.


El lugar donde ocurre el acto probatorio tiene también Importancia, constituye una
formalidad para su validez y es el que rige en general para los actos del proceso. SI
se pudiera practicar o admitir pruebas en cualquier lugar, estarían las partes en
Imposibilidad de ejercer su derecho a conocerlas oportunamente y contradecirlas.
En cuanto al modo, la ley exige ciertas formalidades, como sucede con la preclusión
de la etapa procesal respectiva, informalidades de tiempo, modo y lugar para su
ordenación y práctica, afectan de invalidez el acto del Juez.
El conjunto de estas formalidades constituyen el procedimiento de la prueba en
todos sus Fases, de orden público, de interés general, como hemos dicho, y está
sometido a un orden especial, de acuerdo con la ordenación del proceso y sus
tases.

Legitimación y postulación para la prueba


Sabemos que no toda persona tiene derecho a solicitar pruebas en un proceso, sino
que, por el contrario, ese derecho está reservado a las partes principales y
secundarias, originarias o intervinientes, sean permanentes. Por consiguiente, si
quien solicita o presenta la prueba no tiene la adecuada legitimación para hacerlo,
el Juez debe rechazarla.

Por otra parte, una vez presentada o pedida por quien tiene legitimación, la prueba
debe ser admitida u ordenada y practicada por el Juez legitimado para ello, que es
siempre el de la causa y el comisionado para ciertas diligencias (inspecciones,
entregas, secuestros) sólo en cuanto se refiere a puntos concretos materia de la
comisión.

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