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TEMA: “Jesús, mi salvador”

“Jesus de Nazareth fue semejante a los hombres menos en el pecado”


(Heb. 4, 14-16)

* ¿A qué vinimos?

A tener un encuentro personal con Cristo resucitado como nuestro Señor y


Salvador y disponernos a abrir las puertas de nuestra vida para que Jesús entre
en ella y permanezca en nuestros corazones.

Que cada uno de los participantes tenga un encuentro con Jesucristo vivo que le
lleve a aceptarlo como su Salvador

 Se invita a los confirmandos a la participar de la dinámica ‘‘Solo no


puedes’’

Duración Aprox.: 15-20 minutos


Tamaño de Grupo: Cualquiera
Materiales: Cinta Adhesiva
Procedimiento:
1. Comienza dando un pedazo de cinto adhesivo o pegamento a cada uno de los
jóvenes asegúrate de que todos tengan un pedazo.
2. Luego anuncia que va a realizar un concurso, pídales que tomen la cinta adhesiva
y que se la peguen en la parte de atrás de la mano izquierda asegúrate que
todos lo hagan bien.
3. Una vez que todos lo hagan explica que el concurso va dar inicio y que no se
vale hacer trampa. Se trata de ver quién puede quitarse la cinta de la mano
izquierda usando nada más que la propia mano izquierda.
4. Al percatarse que nadie puede, explícales que así es el pecado en la vida del
hombre.
5. Luego pídales que con la mano derecha remuevan la cinta. Explícales
nuevamente que la mano derecha representa a Jesús que viene a ayudarnos y
limpiarnos si nosotros se lo pedimos.

Explicación:
La mano izquierda = el hombre
La cinta (tape) = el pecado
La mano derecha = Jesucristo
El remover la cinta = la libertad.

1. Introducción

Por su obra redentora, Jesucristo ofrece a todo hombre la salvación y el perdón


de los pecados. Pero es necesario que cada hombre haga propia esta salvación.
Y esto se logra mediante la fe y la conversión. La fe consiste no solo en creer en
Dios sino en creerle a Dios, confiar en sus promesas y obedecer sus mandatos.
Es preciso primero aceptar a Jesucristo como Salador personal y renunciar a
cualquier otra cosa que pudiese apartarnos de Él. La conversión implica cambiar
nuestra vida, dejando todo aquello que se opone a la voluntad divina y viviendo
según el estilo de vida que nos propone Dios por medio de Jesucristo.

Ahora quisiera saber: ¿Quién crees que eres tú para Jesús?

- Un desconocido.

- Una criatura.

- Un hijo.

- Un pecador.

- Un amigo.

- Nadie.

2.1. “Yo soy el camino, la verdad y la vida.”


Lectura del evangelio según san Juan (14,1-12):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus DISCÍPULOS:


«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa
de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a
prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré
conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros.
Y adonde yo voy, ya sabéis el CAMINO».
TOMÁS le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el
camino?».
Jesús le responde: «Yo soy el CAMINO y la verdad y la vida.
Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi
Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
FELIPE le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?
Quien me ha visto a mí ha visto al Padre.
¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y
el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que
permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el
Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que
yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre».

CONTEXTO
La escena se desarrolla en un contexto duro: Jesús anuncia primero la traición
de Judas (Jn 13,21-30) y luego la negación de Pedro (13,38). Jesús pronuncia
estás palabras de consuelo, pese a que está conmovido por la realidad dolorosa
de la traición y negación de los suyos. Además, a la traición y la negación, se
añade la incomprensión: a Jesús no le comprende ni Tomás ni Felipe. Sin
embargo, en medio de ese ambiente desolador, Jesús plantea a los discípulos
todo un reto: “Creed en Dios, creed en mí”. Aunque todo les parezca oscuro e
incierto a los discípulos, Jesús les ofrece un doble apoyo en el Padre y en Él. En
ese contexto de despedida, donde se registra la traición, la negación, la
incomprensión y el abandono, Jesús no rompe la vinculación con sus discípulos.

2.2. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre


Del santo Evangelio según san Juan 8, 12-20

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: «Yo soy la luz del mundo; el que me
siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida». Los fariseos
le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale». Jesús les
respondió: «Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio vale, porque
sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo
ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y si juzgo,
mi juicio es verdadero, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado.
Y en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo
soy el que doy testimonio de mí mismo y también el que me ha enviado, el
Padre, da testimonio de mí». Entonces le decían: «¿Dónde está tu Padre?»
Respondió Jesús: «No me conocéis ni a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí,
conoceríais también a mi Padre». Estas palabras las pronunció junto al arca de
las ofrendas, mientras enseñaba en el Templo. Y nadie le prendió, porque aún
no había llegado su hora.

 Se prosigue a preguntar al aire invitando a los confirmandos a


participar:

 ¿Quién es Jesús para ti?


 ¿Cómo está tu relación con Jesús? ¿Has intentado acercarte a él?
¿Cómo lo buscas?
 ¿Qué factores/personas te alejan de Jesús?
 ¿Qué estás dispuesto a hacer tu por él? Ej: Orar 1 vez al día, ir a
santísimo, confesarte más seguido, buscar más sobre él, etc.

Jesús vino a la tierra por cuatro motivos:

a) Hacernos hijos de Dios.


b) Salvar a la humanidad entera del pecado.
c) Instaurar el Reino.
d) Fundar su iglesia.

“El joven Bartimeo” (Mc. 10, 46, 51)

 Se interrumpe la sesión rompiendo una imagen de Jesucristo,


explicando que a partir de ahora se les hablara del significado de Jesús
para mí.
 Se apaga todo y se proyecta el siguiente video: (Saliendo del
pretorio – Marcela de la garza)
https://www.youtube.com/watch?v=YEFABatZ9MU
*Aquí se comentará del Jesús que se proyecta: un Jesús
misericordioso, humilde, que murió por amor, que sufrió y fue
humillado por nosotros.
-No puede ser maldito, aquel que en su dolor exclama con un grito,
perdónales señor

 Comentario y Experiencia

Con la salvación que nos trajo Jesucristo ocurre lo mismo. En el encuentro


anterior, dijimos que Él ya nos salvó… de una vez y para todas, no hace falta
nada más de su parte. …Pero todavía no: hace falta que nosotros hagamos
nuestra esa salvación. ¿Y cómo se hace nuestra esa salvación? Tiene mucho que
ver con lo que acabamos de vivir en la dinámica.

1° paso: Tener fe:

 La fe es el requisito para la salvación. Repartir a los participantes los siguientes


textos narran numerosos milagros de Jesucristo, y uno de Pablo.

-Mt 9,1-2: Curación de un paralítico

-Mt 9,20-22: Curación de una mujer con flujo de sangre

-Mt 9,27-29: Curación de 2 ciegos

-Mt 15,21-28: Curación de la hija de una cananea 23

-Mc 10,46.51-52: Curación del ciego de Jericó.


-Lc 7,36-38.48.50: La pecadora arrepentida

-He 14,8-10: Pablo cura a un cojo

Pedir a los participantes que descubran el común denominador en todos ellos:


el requisito indispensable para que el enfermo fuera curado, era que tuviera fe.
Quien obra el milagro, siempre termina diciendo: "Vete, tu fe te ha salvado". Lo
mismo ocurre con nosotros. El primer requisito para que recibamos la Salvación
de Jesucristo es que tengamos fe.

 Y ¿qué es la fe? San Pablo la define muy bien en su carta a los hebreos: "La fe
es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven" (Heb
11,1).

 Por la fe alcanzamos la Salvación: El objetivo de la fe es alcanzar la salvación,


así lo definen los primeros apóstoles en sus cartas:

-Ante la pregunta del carcelero: "¿Qué debo hacer para alcanzar la salvación?",
Pablo le responde: "Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y toda tu familia"
(He 16,30-31)

-"El que crea y sea bautizado se salvará. El que no crea se condenará" (Mc
16,16)

-"Todo el que crea en El, alcanza por su nombre el perdón de los pecados" (He
10,43)

-"Ustedes deben saber que la remisión de los pecados le ha sido anunciada por
El. Y la justificación que ustedes no podían alcanzar por la Ley de Moisés, gracias
a El la alcanza todo el que cree" (Hch 13,38-39)

2° Paso: Conversión

Pero para recibir la salvación de Jesucristo, no basta solamente con "creer" en


El y en su salvación. Para que el niño del cuento fuera rescatado de las llamas,
no bastó con que creyese en que su papá estaba ahí abajo, sino que tuvo que
"saltar". Este acto de valentía y de confianza plena, se llama Conversión.

 Inmediatamente después del discurso de Pedro luego de Pentecostés, los que


habían creído en todas las cosas que Pedro anunció, preguntaron "Hermanos,
¿qué debemos hacer?". Pedro respondió "Conviértanse y háganse bautizar en el
nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados…" (He 2,37-
38).

 La conversión es un cambio de vida, para lo cual hay que nacer de nuevo.


Como le dijo Jesús a Nicodemo: "Te aseguro que el que no renace de lo alto, no
puede ver el Reino de Dios" (Jn 3,3)

 Según Marcos, cuando Jesús comienza su predicación, su primer mensaje es:


"Conviértanse y crean en la Buena Noticia" (Mc 1,15b)

Cuento: Papá Bombero. "Se había desencadenado un incendio terrible en una


casa. Los bomberos habían llegado hace rato y luchaban desesperadamente por
apagar el fuego, pero las llamas crecían cada vez más. En una ventana del
primer piso, lloraba un niño y abajo, varios bomberos le gritaban que salte, que
abajo lo esperaban con una cama elástica, pero no había caso. El niño no quería
saltar: solamente lloraba. La planta baja estaba totalmente cubierta de fuego,
por lo que era imposible intentar entrar para sacar al niño, así que los bomberos
y la gente que se había arremolinado, gritaban insistentemente pidiendo al niño
que salte, que no había peligro, que era seguro, sin conseguir nada. De pronto
apareció a toda velocidad otro carro de bomberos, y bajó de él un hombre joven,
luciendo su traje de bombero y su casco rojo. "¡Salta, Carlitos, que yo te
recibiré!", gritó. Inmediatamente el niño se arrojó por la ventana y cayó en los
brazos del bombero. Los bomberos que estaban de antes, se sintieron heridos
en su amor propio porque habían estado intentando largo rato que el niño
saltase, sin resultado, y este bomberito llegaba y con pedir una sola vez, lograba
lo que ellos no habían podido. "¿Por qué cuando nosotros te pedíamos que saltes
no lo hiciste, y cuando llegó este hombre saltaste al instante?", preguntaron algo
molestos al niño, a lo que éste respondió mientras abrazaba al bombero que lo
sostenía en brazos: "Porque éste es mi papá".

Así es la fe. Es esa confianza ciega que cree, aunque no ve, porque sabe en
quién la está poniendo. El niño no saltaba porque no tenía confianza en esos
hombres que no conocía, pero cuando apareció su padre, se arrojó
inmediatamente a sus brazos, aunque el humo le impedía verlo, pero oía esa
voz que conocía y que lo conocía a él. Al igual que en el juego, la confianza o no
para dejarse caer dependía de quién fuera la persona que lo iba a recibir.

 Oración final

Se invita a los participantes a realizar un Acto de Fe y un Acto de


Conversión, diciéndole a Jesús que creemos en El, que lo amamos y que
queremos que entre en nuestras vidas y las transforme.
Se entona la canción: Entra Jesús – Jesús Alfonso Cantú
(https://www.youtube.com/watch?v=-ALOwx-RHm4 ) de Luis Alfredo
Díaz.

Se explica a los confirmandos que Jesús es así, no lo podemos ver, no lo


podemos tocar y eso hace que se nos generen muchas dudas y la mayoría
tal vez no tengan respuestas, pero hay una que sí, el existe y eso lo
podemos sentir. Experiencias de vida, milagros, pruebas, fe, etc. Jesús
está con nosotros y se manifiesta en quien menos pensamos (ejemplos),
y a veces somos nosotros quien no lo dejamos pasar y eso es lo único que
basta, dejarlo entrar a nuestras vidas, permitirle guiarnos y hacer su
voluntad, aunque a veces no lo entendamos.

Acepta a Jesús, lo cual te implicará renunciar a todo lo que es contrario al


amor de Dios, al respeto por la dignidad de los demás, a la mentira, a la
falta de perdón; Síguelo con decisión: es decir, conócelo, trátalo más,
hazlo tu salvador, búscalo para enfrentar con él los problemas que a diario
tienes, comprométete en realizar lo que él hacía, acepta los motivos que
lo movían siempre: por amor a su Padre, hacer siempre el bien a los
hermanos. Decídete y repítele: “pase lo que pase, ya no me soltaré de tu
mano”.
Recordemos cómo el Papa Juan Pablo II nos decía en su Cuarta Visita a
México: A Cristo lo encontramos en su Palabra, en la Liturgia y en los
hermanos, especialmente en los más pobres. ¿Cómo creen que se debe
expresar en la ciudad la decisión de aceptar o seguir a Cristo? Se dejan
unos momentos de reflexión personal.

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