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IV_ J ¿Quiénes son los demonios? ¿Quién los ha creado?
¿Cuál es la diferencia entre genio y demonio? Satán, ¿es un genio,
un demonio o un diablo? ¿Cómo se explica que Jesús fuera
llamado Beelzebul? ¿Ksjesús también un Lucifer? ¿Por qué Jesús
se dirige a Pedro llamándolo Satán? ¿Por qué en el Antiguo
¡estamento no hay endemoniados? ¿Por qué en los Evangelios
no existen casos de personas poseídas por el diablo?
A estas y otras preguntas quiere responder este libro, donde se
examinan todos lo s pasajes del Antiguo Testamento hebreo y de
su traducción griega (l.XX) en los que están presentes demonios
y diablos.
Por lo que respecta al Nuevo Testamento, se analizan todos los
episodios del Hvangelio de Marcos en los que aparecen espíritus
impuros, demonios y el satán.
Los resultados de la investigación histórico-exegética, expuestos
con un lenguaje accesible para todos, no dejan de sorprender y
subrayan una vez más la victoria y la liberación, aportada por
Jesús y su mensaje, de las creencias que condicionaban la vida
de los antiguos.
Alberto MAGGI, fraile de la orden de los Siervos de María,
estudió en las pontificias Facultades de Teología Marianum
y Gregoriana, de Roma, y en la l'.cole Bibliqueet Archéologiquc
1 ran^aise de Jerusalén. Director del Centro Studi Biblici
“ G. Vannucci” en Montefano , se ocupa de la divulgación
popular de la investigación científica en materia bíblica a
través de escritos y conferencias en Italia y en el extranjero.
¿QKG£ ,Aftt.VAt ) IVAJERA

JESÚS Y BELCEBÚ
SATÁN Y DEMONIOS
EN EL EVANGELIO DE MARCOS
ALBERTO MAGGI

JESÚS Y BELCEBÚ
SATÁN Y DEMONIOS
EN EL EVANGELIO DE MARCOS

DESCLÉE DE BRO UW ER
2000
Título original: Gesu e Belzebü.
Sataña e denibn't nel Vangelo di Marco
© 2000 by Cittadella Editrice, Assisi
Traducción: María del Carmen Blanco Moreno
Ramón Alfonso Diez Aragón

© EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2000


Henao, 6 - 48009 BILBAO
www.desclee.editores-euskadi.com
info@desclee.com

Printed in Spain
ISBN: 84-330-1532-X
Depósito Legal: BI-2.543/00
Impresión: RGM., S.A. - Bilbao
A G R A D E C IM IE N T O S

Quiero dar sinceramente las gracias a las profesoras


Annaluisa Martignano y Serenella Zanardi, que han cola­
borado generosamente en la labor de redacción final del
texto, y a Ricardo Pérez y Paolo Zannini, del Centro Studi
Biblici, por la revisión de la traducción de los textos origi­
nales de la Biblia y por las investigaciones patrísticas.

7
A B R EV IA TU R A S 1)E LOS LIBROS BÍBLICOS
Ah Abdías Is Isaías
A# Ageo Job
Am Amos Jb
Ap Apocalipsis Je Jueces
Jd t Judit
Ha Baruc J1 Joel
1 Co Ia carta a los Corintios Jn Evangelio de Juan
2 Co 2a carta a los Corintios l j n Ia carta de Juan
Col Carta a los Colosenses 2 J n 2a carta de Juan
1 Cro Libro primero de las 3 J n 3a carta de Juan
Crónicas Jon Jonás
2 Cro Libro segundo de las Jos Josué
Crónicas Jr Jeremías
Ct Cantar de los Cantares Judas Carta de Judas
Dn Daniel Le Evangelio de Lucas
Dt Deuteronomio Lm Lamentaciones
Ef Carta a los Efesios Lv Lev ít ico
Esd Esdras 1 M Libro primero de los
Est Ester Macabeos
Ex Éxodo 2 M Libro segundo de los
Ez Ezequiel Macabeos
Flm Carta a Filemón Me Evangelio de Marcos
Flp Carta a los Eilipenses Mi Miqueas
MI Malaquías
Ga Carta a los Gálatas Mt Evangelio de Mateo
Gn Génesis
Na Nahúm
Ha Llabacuc Ne Nehemías
Hb Carta a los Hebreos N m Números
Hch Hechos de los
Apóstoles Os Oseas

9
J esús y B elcebú

1p Ia carta de Pedro Sal Salmos


2P 2a carta de Pedro Sb Sabiduría
Pr Proverbios Si Eclesiástico (Sirácida)
Eclesiastés (Qohélet) So Sofonías
Qo St Carta de Santiago
1R Libro primero de los
Reyes Tb Tobías
2R Libro segundo de los 1 Tm Ia carta a Timoteo
Reyes 2 Tm 2a carta a Timoteo
Rm Romanos 1 Ts Ia carta a los
Rt Rut Tesalonicenses
2 Ts 2a carta a los
1S Libro primero de Tesalonicenses
Samuel Tt Carta a Tito
2S Libro segundo de
Samuel Za Zacarías

SIGLAS
AAT Alejandro DÍEZ M acho (dir.), Apócrifos del Antiguo
Testamento, Madrid, Cristiandad, 1982-1987
CBQ Catholic Biblical Quarterly
Conc Concilium
DCBNT Dizionario dei concetti biblici del Nuovo Testa?nento
DDD Dictionary of Deities and Demons in the Bible
DH H. D enzinger y P. LIOnermann (eds.), El magiste­
rio de la Iglesia. Enchiridion symbolorum, definitionum
et declarationum de rebus fidei et morum, Barcelona,
Herder, 1999 (orig. alemán, 1999)
DS Dictionnaire de Spiritualité
EstBíb Estudios Bíblicos

10
A b r ev ia t u r a s y S iglas

PCtD Fede cristiana e demonologia (Congregación para la


Doctrina de la Fe)
PgNt Filología Neotestamentaria
CiDR Grande Dizionario delle Religioni
G LA T Grande Lessico dell’Antico Testamento
CLNT Grande Lessico del Nuovo Testamento
LumiéreV Lumiere et Vie
RB Rivista Biblica

A B R EV IA TU R A S DE LOS TR A TA D O S
DEL TA L M U D
Los tratados se citan con las siguientes siglas:
M. = Misná
V. = Talmud de Jerusalén
B. = Talmud de Babilonia
Baba B. Baba Batra {daños)
Baba M. Baba Mesi'a {daños)
B.Q. Baba Qamma {daños)
Ber. Berakot {bendiciones)
Kel. Kelim {cosas impuras)
Mek. Es. Mekilta sobre el Éxodo
Nid. Niddah {impureza femenina)
P. Ab. Pirqe Abot {Sentencias de los sabios)
Pea Pe’ah {esquinas)
Pes. Pesachim {pascua)
Qid. Qiddushin {matrimonio)
Sanh. Sanhedrin {tribunales)
Shab. Shabbat {sábado)

11
INTRODUCCIÓN
LA PESADILLA* DEL DEMONIO

Una desagradable experiencia que tienen muchas personas es la


de despertarse sobresaltadas, aterrorizadas y empapadas de sudor,
presas de una pesadilla, cuyas causas se atribuyen generalmente a
una cena demasiado abundante, a un periodo de particular angustia
o a una vida demasiado agotadora y estresante.
Esto es lo pensamos hoy.
En otro tiempo, no hace muchos años, se pensaba que las pesa­
dillas eran provocadas por un demonio. De hecho, con el término
incubo1se designaba a Fauno2—divinidad del mundo latino, que yacía
sobre las mujeres para asustarlas durante el sueño- o se designaba a
algún alma inquieta de un difunto que no había sido sepultado.

* En italiano, incubo. Este termino significa tanto «pesadilla» como «íncubo», es decir,
el demonio masculino que acucia sexualmentc a la mujer en sueños. Dado que en caste­
llano carecemos de un sustantivo que tenga estas dos acepciones, hemos optado por tra­
ducir «pesadilla», que sólo se usa tres veces en el texto del presente libro y, por cierto, en
esta página. [Nota de los traductores}.
1. Del latín «in» [sobre] y el verbo «cubare» [yacer],
2. Fauno era conocido en la m itología griega como Pan, el dios que se divertía aterro­
rizando a los viandantes solitarios en los bosques, y del que proviene el termino «pánico».

13
J esús y B elcebú

Súcubo3 era, en cambio, la demonia que por la noche yacía bajo


un varón para unirse a él sexualmente y hacer que la fecundara.
La carencia de conocimientos del cuerpo humano y de lo que
podía influir en él4 hizo que en los primeros siglos de la Iglesia
incluso un hombre de gran cultura como san Agustín creyera en la
existencia de estos espíritus malignos:
«Los silvanos y los faunos, vulgarmente llamados “íncu­
bos”, se han presentado desvergonzadamente a las mujeres,
solicitando y realizando la unión carnal con ellas. También
afirman muchos —y de tal categoría que denotaría petulancia
negarles la fe- que ciertos demonios, llamados dusios por los
galos, intentan asiduamente y cometen esta inmundicia».5

Insem inación artificial


Algunos siglos más tarde, el más destacado teólogo de todos los
tiempos, el dominico Tomás de Aquino, llega a elaborar la teoría
según la cual la demonia súcubo yace bajo el varón para tomar su
esperma, que después, como demonio íncubo, insemina en la mujer.6
A la pregunta acerca de quién es el padre del hijo que nace de esta
fecundación demoniaca, Tomás de Aquino responde que no es el
demonio sino el hombre del que proviene el semen.7
A partir de estos presupuestos extraños se llegó en el siglo xv a
la siguiente conclusión: «Afirmar que a veces los hombres son pro­

3. Del latín «sub» [bajo] y el verbo «cubare» [yacer],


4. Según P lin io , los pitagóricos no se alim entan de alubias porque éstas contienen las
alm as de los m uertos ( Hist. nal., 18, 118).
5. AGUSTÍN, La ciudad de Dios, XV, 23, 1 (traducción castellana en Obras de san Agustín,
vol. XVII, Madrid, BAC, 3* ed., 1978, págs. 207-208).
6. TOMÁS de A q u in o , Depotentia, q .6 , a .5, en Quaestiones disputatae, II, T aurini-R om ae
1965.
7. T om ás de A q u in o , Sum. Theol., I, 51, 3, 6.

14
I n t r o d u c c ió n : L a P esadilla del D e m o n io

creados por estos diablos es una afirmación tan católica que la afir­
mación opuesta es contraria no sólo a las palabras de los santos sino
también a la tradición de la Sagrada Escritura».KPara quien se atre­
vía a poner objeciones a «una afirmación tan católica» estaba pre­
parada la leña de la hoguera.
Muchas de estas creencias habían nacido en ambientes cristianos
con la intención de realzar el valor el matrimonio y desaconsejar el
celibato, porque se pensaba que quien vivía solo estaba más some­
tido a los ataques de los demonios de la concupiscencia:
«Entre los espíritus inmundos hay machos y hay hembras.
Los machos se unen con las almas que moran en cuerpos de
hembras. Los espíritus hembras se unen con las almas que se
encuentran en cuerpos de machos. Ninguno puede huir cuan­
do ellos lo aferran, a menos que reciba una fuerza de macho o
de hembra, es decir, al esposo o a la esposa. Tal fuerza se reci­
be en la cámara nupcial. Al ver al varón y a la mujer que
viven juntos, las hembras no se atreven a acercarse al varón ni
los machos a la mujer».9
Con el cristianismo se difundió ampliamente la creencia en los
espíritus malignos y llegó a adquirir dimensiones tan desmesuradas
como grotescas, aumentando también la agresividad y peligrosidad
de los demonios, los cuales, dado que estaban continuamente persi­
guiendo a los hombres, trataban de entrar en los seres humanos por
cualquier orificio.10

8. Esta sentencia se encuentra en el Malleus maleftcarum, manual para uso de los inqui­
sidores en los procesos a las brujas, obra de H. K ra m e r y J. SPRENGER, quest. 111, 58 (tra­
ducción castellana: Martillo de brujas, Madrid, Quatto Ediciones, 1976).
9- Evangelio de Felipe (apócrifo del siglo III), 61.
10. N cl Dialogorum libri, IV (I, 4), el papa GREGORIO cuenta con seriedad el caso de
una m onja que com ió una lechuga sin protegerse previam ente con el signo de la cruz y
quedó poseída por el dem onio.

15
J esús y B elcebú I n t r o d u c c ió n : L a P esadilla del D e m o n io

La costumbre actual, existente en muchos países, de bendecir a En este punto se pueden suscitar espontáneamente las preguntas:
la persona que estornuda11 proviene de los antiguos, que estaban ¿Quiénes son los demonios?
persuadidos de que los demonios aprovechaban el momento del ¿Quién los ha creado?
estornudo para entrar en la persona a través de la nariz.i: En cam­ ¿Cuál es la diferencia entre genio y demonio?
bio, para otros el estornudo era un signo de buen augurio, proce­ Satán, ¿es un genio, un demonio o un diablo?
dente de la divinidad, como creía también Orígenes, padre de la ¿Cómo se explica que Jesús fuera llamado Belcebú?
Iglesia que vivió en el siglo III: ¿Es Jesús también un Lucifer?
«Es evidente que también nosotros, los hombres, cuando ¿Por qué Jesús se dirige a Pedro llamándolo satán?
estornudamos, lo hacemos por alguna especie de divinidad y ¿Por qué en el Antiguo Testamento no hay endemoniados?
virtud mántica que hay en nuestra alma».1* ¿Por qué en los Evangelios no existen casos de personas poseídas
Entre los primeros cristianos estaba difundida la convicción de por el diablo?
que la máxima aspiración de los demonios era la de introducirse en A estas y otras preguntas quiere responder este libro, donde se
el cuerpo de las personas, como atestiguan las Pseudoclementinas, examinan todos los pasajes del Antiguo Testamento hebreo y de su
texto judeocristiano del siglo II:14 traducción griega (LXX) en los que están presentes demonios y
«Los demonios arden en deseos de entrar en los cuerpos por­ diablos.
que, a pesar de que son espíritus, desean comer, beber y empa­ Por lo que respecta al Nuevo Testamento, se analizan todos los
rejarse. Por esto se introducen en los cuerpos de los hombres episodios del Evangelio de Marcos en los que aparecen espíritus
para tener aquellos órganos que necesitan para sus fines».15 impuros, demonios y el satán.
Los resultados de la investigación histórico-exegética, expuestos
Para desembarazarse de estos seres molestos, que se hacían pre­ con un lenguaje accesible para todos, no dejan de sorprender y
sentes para gozar sexualmente y alimentarse del cuerpo humano, se subrayan una vez más la victoria y la liberación, aportada por Jesús
aconsejaba el ayuno como remedio infalible.16 y su mensaje, de las creencias que condicionaban la vida de los
*** antiguos.

11. Salute, A tes souhaits, Jesús, God bless you...


12. E va grio PÓNTICO, Centuria I, 68.
1 3- ORÍGENES, Contra Celso, IV, 94 (traducción castellana en Daniel Ruiz Bueno [ed. J,
Madrid, BAC, 1967, págs. 325-326).
14. El texto tuvo una gran difusión, porque se creía que era obra del papa CLEMENTE,
que fue el cuarto sucesor de san Pedro. Elegido en el año 88, murió mártir en 95/97. Se
piensa que su Carta a los Corintios es auténtica.
15. Pseudoclementinas, IX, 10 (PG 2, 248).
16. Ibtd., IX, 10 (PG 2, 249).

16 17
P r im e r a P a r t e

SATÁN
CAPÍTULO 1
¿ES DIOS O EL DIABLO?

lil autor del m al


En la mayor parte de las religiones antiguas existe una divinidad
-o un principio- del bien y otro del mal.
Con esta elemental división de los papeles de cada uno de los
dioses, uno del bien y otro del mal, conocida como «dualismo»,1se
explican las situaciones de la vida. Las beneficiosas son obra del dios
bueno, mientras que las nefastas —enfermedades, accidentes, muer-
te- son fruto de las influencias del dios malo.
En la Biblia se ha rechazado siempre esta concepción del mundo;
en los textos más antiguos, anteriores al exilio babilónico (siglo vi
a.C.), cuando aún no existía el concepto de diablo, lo que en las reli­
giones paganas se atribuye a las potencias demoniacas, es referido
directamente al Dios Yahvé, único autor del bien y del mal:

1. Con la palabra «dualismo» se designa un sistema de pensamiento según el cual un


Ser malvado es considerado el antagonista del Dios creador. En China estas potencias te­
nían el nombre de Yin (Sombra) y Yang (Luz) y en el antiguo Egipto existía el contraste
entre la serpiente Apofis, principio de las tinieblas, y el dios solar Ra.

21
S atá n

«Yo soy Yahvé, no ningún otro;


yo modelo la luz y creo la tiniebla,
yo hago la dicha y creo la desgracia,
yo soy Yahvé, el que hago todo esto» (Is 45,6-7).2
Este Dios, considerado único responsable del mal existente en el
mundo, era presentado con rasgos más diabólicos que divinos
(«Yahvé se gozará en perderos y destruiros», Dt 28,63), como una
divinidad cruel que no sólo infunde terror, sino que incluso se vana­
gloria de su crueldad:
«Embriagaré de sangre mis saetas,
y mi espada se saciará de carne:
de sangre de muertos y cautivos,
de cabezas encrestadas de enemigos» (Dt 32,42; Sal 68,22).
Yahvé, el Dios autor del bien y del mal, no sólo no duda en
exterminar a los hombres creados3 por él, sino que basará su supre­
macía en la práctica despiadada del exterminio4 de todos los pue­
blos conquistados:
«En cuanto a las ciudades de estos pueblos que Yahvé tu
Dios te da en herencia, no dejarás nada con vida, sino que las
consagrarás al anatema: a hititas, amorreos, cananeos, perizi-
tas, jivitas y jebuseos, como te ha mandado Yahvé tu Dios»
(Dt 20,16-17).

2. «¿No salen de la boca del Altísim o los males y los bienes?» (Lm 3,38); «¿Sobrevien
una desgracia a una ciudad sin que la haya provocado Yahvé?» (Am 3,6).
3- «Y dijo Yahvé: "Voy a exterminar de sobre la faz del suelo al hombre que he creado
-desde el hombre hasta los ganados, los reptiles, y hasta las aves del cielo—, porque me
pesa haberlos hecho"» (Gn 6,7).
4. Hebreo: herem. «N ingún ser humano consagrado como anatema podrá ser rescatad
debe morir» (Lv 27,29)-

22
¿Es Dios o e l D ia b lo ?

1.a secuencia más larga de tremendas maldiciones contenida en


l.i Biblia se encuentra en las coléricas amenazas de Yahvé hacia su
propio pueblo:
«Pero si desoyes la voz de Yahvé tu Dios, y no cuidas de
practicar todos sus mandamientos y sus preceptos, que yo te
prescribo hoy, te sobrevendrán y te alcanzarán todas las mal­
diciones siguientes:
Maldito serás en la ciudad y maldito serás en el campo
[...]. Maldito el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra [...].
Maldito serás cuando entres y maldito serás cuando salgas.
Yahvé enviará contra ti la maldición [...], hasta que seas
exterminado y perezcas rápidamente [...]. Yahvé hará que se
te pegue la peste [...], te herirá de fiebre, de inflamación, de
gangrena, de sequía, de tizón y de añublo, que te perseguirán
hasta que perezcas [...].
Yahvé dará como lluvia a tu tierra polvo y arena [...], hará
que sucumbas ante tus enemigos [...]. Tu cadáver será pasto
de todas las aves del cielo y de todas las bestias de la tierra sin
que nadie las espante.
Yahvé te herirá con úlceras de Egipto, con tumores, con
sarna y con tiña, de las que no podrás sanar.
Yahvé te herirá de delirio, de ceguera y de pérdida de
sentidos; andarás a tientas en pleno mediodía como el ciego
anda a tientas en la oscuridad, y no llegarás a término en tus
caminos.
Estarás oprimido y despojado toda la vida, y no habrá
quien te socorra [...].
Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo; y tus
ojos lo estarán viendo y se consumirán por ellos todos los días
de tu vida, sin poder hacer nada [...] te volverás loco ante el
espectáculo que verás con tus ojos.

23
S a tá n

Yahvé te herirá de úlceras malignas en las rodillas y en las


piernas, de las que no podrás sanar, desde la planta de los pies
hasta la coronilla de la cabeza.
Yahvé te llevará [...], serás el asombro, el refrán y la irri­
sión de todos los pueblos a donde Yahvé te conduzca [...].
Todas estas maldiciones caerán sobre ti, te perseguirán y
te alcanzarán hasta destruirte, por no haber escuchado tú la
voz de Yahvé tu Dios, guardando los mandamientos y los pre­
ceptos que él te ha prescrito».5
El rostro diabólico del Señor se manifiesta particularmente en
los episodios ligados a la liberación de su pueblo de la esclavitud
egipcia, donde Yahvé aparece bajo el aspecto típicamente satánico
del tentador. En efecto, el autor del libro del Éxodo presenta un
comportamiento contradictorio por parte de Dios, que endurece el
corazón del faraón para impedirle cfue deje partir al pueblo a fin de
poder castigarlo.6
Y el faraón no tiene ninguna posibilidad de salvación.
Si no libera a los hebreos de la esclavitud, el Señor lo castiga­
rá, pero es el mismo Yahvé el que impide que el faraón libere al
pueblo: «Yahvé dijo a Moisés: “Cuando vuelvas a Egipto, harás
delante del faraón todos los prodigios que yo he puesto en tu
mano. Yo endureceré su corazón, y no dejará salir al pueblo. Y
dirás al faraón: Así dice Yahvé: Mi hijo primogénito es Israel. Por
eso, Yo te digo: ‘Deja salir a mi hijo para que me dé culto’. Si te
niegas a dejarle salir, yo daré muerte a tu hijo prim ogénito”» (Ex
4,21-23).

5. El elenco com pleto de las maldiciones se encuentra en Dt 28,15-68.


6. Yahvé endurece también el corazón de su pueblo: «¿Por qué nos dejaste errar, Yahvé,
fuera de tus caminos, endurecerse nuestros corazones lejos de tu temor?» (Is 63,17).

24
¿Es Dios o e l D ia b lo ?

I I espíritu m alo de Dios


Aquellos seres que en los pueblos vecinos de Israel eran repre­
sentados como rivales de la divinidad, en la Biblia son reclutados
|ior Dios mismo y se convierten en instrumentos suyos. Por ello
I )ios es considerado también autor de la discordia entre los pueblos,
i ontra los cuales arroja el espíritu malo (o de discordia) que tiene las
mismas funciones que el demonio:7
«Abimélec gobernó tres años en Israel. Pero Dios envió
un espíritu de discordia entre Abimélec y los señores de
Siquén; y los señores de Siquén traicionaron a Abimélec» (Je
9,22-23).
Dios se sirve del espíritu malo para destituir al rey Saúl que ya no
le agradaba: «Un espíritu malo que venía de Yahvé le infundía
espanto».8 Los siervos de Saúl reconocen en este ser a «un espíritu
malo de Dios» (1 S 16,15).
Este espíritu no es nunca autónomo y necesita la autorización de
Dios, también cuando se propone él mismo sembrar la división y la
derrota engañando al rey Ajab, según las palabras de Miqueas:9
«He visto a Yahvé sentado en su trono, con todo el ejérci­
to de los cielos en pie junto a él, a derecha e izquierda.
Preguntó Yahvé: “¿Quién engañará a Ajab para que suba y
caiga en Ramot de Galaad?". Entonces unos decían una cosa y
otros otra, hasta que el espíritu se adelantó y de pie ante Yahvé
dijo: “Yo lo engañaré”. Yahvé le preguntó: “¿De qué modo?”.
Respondió: “Iré y me convertiré en espíritu de mentira en la

7. «Atormentados por un demonio o un espíritu malo» (Tb 6,8).


8. 1 S 16,14-23; 18,10; 19,9.
9 Profeta del siglo IX que no hay que confundir con Miqueas, autor del libro que lleva
su nombre y que vivió un siglo y medio después.

25
S a tá n

boca de todos sus profetas”. Yahvé dijo: “Lo engañarás y ven­


cerás. Ve y haz como dices”. Así pues, Yahvé ha puesto un
espíritu de mentira en la boca de todos estos profetas tuyos,
porque Yahvé ha predicho el mal contra ti» (1 R 22,19-23).
En el libro del Éxodo se lee un episodio tan misterioso como
inquietante. Yahvé mismo trata de matar a Moisés porque éste no
está circuncidado:
«Durante el viaje, en un albergue, Yahvé le salió al en­
cuentro e intentó darle muerte» (Ex 4,24).
Moisés es salvado por la intervención de Séfora, su mujer, que
inmediatamente circuncida a su hijo y cbn el prepucio de éste toca
los genitales de Moisés, simulando así la circuncisión (Ex 4,25-26).
La tradición posterior atribuye esta acción desconcertante reali­
zada por Yahvé a Mastema, uno de los satanes10 que se encuentran en
las dependencias de Dios:
«El príncipe Mastema, cuando volvías a Egipto, en el
camino, donde lo encontraste en la posada, ¿no quiso matar­
te con toda su fuerza y salvar a los egipcios de tu mano, cuan­
do vio que habías sido enviado a hacer justicia y tomar ven­
ganza de ellos?».11
La transposición de las acciones negativas realizadas por Yahvé a
seres diabólicos se convertirá en práctica habitual en los siglos
siguientes en el ámbito de los libros apócrifos y de la misma Biblia.

10. En los libros apócrifos no existe un satán, sino numerosos satanes: «Y oí una cua
ta voz [Fanucl], que expulsaba a los satanes y no los dejaba entrar adonde estaba el Señor
de los espíritus para acusar a los que moran en la tierra» (Libro 1 de Henoc 40,7; traducción
castellana en A A T, vol. IV, pág. 68). Satán es sólo uno de los numerosos diablos que son
conocidos con diversos nombres. Entre éstos, uno de los jefes (Príncipe) es Mastema (Jubileos
9,8; 11,5; 17,16; 48,2). Su nombre significa «Hostilidad» (cf. Os 9,7-8).
1 1. Jubileos 48,2-3 (traducción castellana en A A T , vol. II, pág. 183).

26
¿Es Dios o e l D ia b lo ?

i Angel (o dem onio) exterm inador?


Indudablemente, una de las figuras más ambiguas (¿ángel o
demonio?) de la Biblia es la del Exterminador, 12 ser misterioso de
nombre elocuente cuyo origen hay que buscar en el mundo de los
l' istores beduinos.
Éstos creían que la alta mortalidad de los rebaños durante la
i rushumancia estival se debía a la acción funesta de un ser demo-
niuco llamado Exterminador, y en cada plenilunio de primavera, para
aplacarlo, le inmolaban un cordero: con la sangre de la víctima
untaban sus tiendas, a fin de que el Exterminador evitara enviar el
i astigo a sus moradas, preservando los rebaños de su acción mortal.
Los autores de la Biblia exorcizan al Exterminador haciéndolo ins-
irumento de Yahvé, que se sirve de este destructor no sólo para cas­
tigar a los enemigos de Israel, sino para descargar su tremenda ira
(ontra su propio pueblo.
En el libro de los Números se lee que, mientras «toda la comu­
nidad de los israelitas» está murmurando contra los métodos dicta­
toriales de Moisés y Aarón, culpables de haber «hecho morir al pue­
blo de Yahvé», se desencadena contra el pueblo la plaga de Dios. El
llxterminador había matado ya a catorce mil setecientas personas
mando es detenido finalmente por Aarón, que «echó el incienso e
hizo la expiación por el pueblo. Se plantó entre los muertos y los
vivos, y la plaga se detuvo» (Nm 17,12-13), porque, según comen­
ta después el autor del libro de la Sabiduría: «Ante esto, el
Exterminador retrocedió atemorizado» (Sb 18,25).1J
Dios encarga a este dngelu mortífero que diezme a los enemigos de
su pueblo, como hizo con el ejército asirio cuando, en el 701 a.C.,

12. Hebreo: Mashkit.


13 En el Nuevo Testamento se encuentra una referencia a este episodio: «N i murmu­
réis como algunos de ellos murmuraron y perecieron bajo el Exterminador» (1 Co 10,10).
14. 2 R 19,35; Sal 35,5.

27
S a tá n

había rodeado ya la ciudad de Jerusalén: «Tú, Soberano, enviaste tu


ángel a Ezequías, rey de Judá, que dio muerte a cerca de ciento ochen­
ta y cinco mil hombres del ejército de Senaquerib» (2 M 15,22).15
Este ser peligroso es llamado con claridad «ángel Exterminador>>\
una sola vez, cuando Yahvé decide enviar «tres días de peste» a su
pueblo: «Yahvé envió la peste sobre Israel, y cayeron de Israel
70.000 hombres. Mandó Dios un ángel contra Jerusalén para des­
truirla; pero cuando ya estaba destruyéndola, miró Ya(hvé y se arre­
pintió del estrago, y dijo al ángel Exterminador: "¡Basta ya; retira
tu mano!”» (1 Cro 21,14-15; 2 S 24,15-16).
Es probable que haya que identificar con este ángel también al
justiciero que ejecutó las sentencias emitidas por Dios contra los!
tentadores de Susana partiéndolos por medio,16 así como también el
«ángel despiadado» que es enviado contra los malvados: «El mal-í
vado sólo busca la rebelión, pero será enviado contra él un ángel
despiadado» (Pr 17,11 [BJ: «El rebelde sólo busca pelea; le envia­
rán un cruel mensajero»]).

La m atanza
Una de las páginas más horribles y molestas de la historia de
Israel es la masacre de todos los primogénitos machos de Egipto,
incluidos los del ganado, por obra de Dios:
«Así dice Yahvé: A media noche yo pasaré por en medio
de Egipto. Morirán en el país de Egipto todos los primogé­
nitos: desde el primogénito del faraón, que se sienta en su
trono, hasta el primogénito de la esclava, que se ocupa del
molino, y todos los primogénitos del ganado» (Ex 11,4-5).

15. 1 M 7,41; 2 Cro 32,21; Si 48,21.


16. «Tu mentira se vuelve contra ti, pues un ángel de Dios ya ha recibido la sentencia
divina y te partirá por medio» (Dn 13,5.59).

28
¿Es Dios o e l D ia b lo ?

Mientras que en Ex 12,29 se lee que la matanza de los primogé­


nitos es efectivamente obra sólo de Yahvé,17 unos versículos antes la
it’sponsabilidad de Dios se atenúa porque la comparte por igual con
el V.xterminador.
«Yahvé pasará para herir a los egipcios, pero al ver la san­
gre en el dintel y en las dos jambas, Yahvé pasará de largo por
aquella puerta y no permitirá al Exterminador entrar en vues­
tras casas para herir» (Ex 12,23).
En la relectura que hace de la matanza de los primogénitos de
ligipto, el autor del Salmo 78 atribuye la muerte de los egipcios a
los ángeles malvados:18
«Les envió el fuego de su cólera [...], tropel de ángeles
malvados [BJ: “mensajeros de desgracias”]» (Sal 78,49).
En el libro de la Sabiduría,19 la matanza pasa a ser obra de la
«Palabra» de Dios:
«Cuando un silencio apacible lo envolvía todo
y la noche llegaba a la mitad de su carrera,
tu palabra omnipotente se lanzó desde los cielos,
desde el trono real, cual guerrero implacable,
sobre la tierra condenada,
empuñando la espada afilada de tu decreto irrevocable;
y cuando se detuvo, todo lo llenó de muerte» (Sb 18,14-16).

17. «A media noche, Yahvé hirió a todos los primogénitos del país de Egipto, desde el
primogénito del faraón, que se sienta en el trono, hasta el prim ogénito del preso, que está
en la cárcel, y todos los primogénitos de los animales» (Ex 12,29; 11,4; 12,12.23-27.29).
18. Para FlLÓN «almas, genios y ángeles son nombres diferentes de la misma realidad»
(De giganlibus, II, 16).
19- Este libro, escrito en griego, no fue incluido en el canon judío ni en el de las
Iglesias de la Reforma por ser un texto tardío, procedente de la época de Octavio Augusto
(30 a.C. - 14 d.C.)

29
S atá n

En una época posterior, en la que parecía insostenible que Dios


se hubiese manchado con un crimen tan horrible, la responsabilidad
de la matanza recae sobre Mastema, como se lee en el Libro de los
Jubileos:
«Porque en esa noche vosotros os sentabais a comer la
Pascua en Egipto, y las fuerzas del príncipe Mastema habían
sido enviadas a matar a todos los primogénitos en la tierp
egipcia, desde el del faraón hasta el de la esclava cautiva que
está en el molino, así como los de los animales».20
La atribución sistemática al satán de los aspectos negativos de
Yahvé culminó en el libro de la Sabiduría, donde la muerte ya no es
causada por Dios sino por el diablo:
«La muerte entró en el mundo por envidia del diablo»
(Sb 2,24).21

El satán d estro n ad o
Mientras que en los textos del Antiguo Testamento las carac­
terísticas negativas de Dios fueron cargadas progresivamente
sobre los ángeles y los demonios, en el libro del Apocalipsis
las prerrogativas de los ángeles y del satán serán exorcizadas
atribuyéndolas a Jesús, definido como el «Príncipe de los
reyes de la tierra» (Ap 1,5), título que en el libro de Daniel
se atribuye al arcángel Miguel, «Príncipe que se ocupa de tu

20. Jubileos 49,2 (traducción castellana en A A T , vol. II, pág. 183).


21. En este versículo fundaban los Padres de la Iglesia su idea de una caída del satán
por causa de la envidia. Pero esta afirmación es corregida en el Nuevo Testamento por
Pablo, para el cual el culpable de la muerte no es el diablo, sino el pecado: «Por tanto,
como por un hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muer­
te alcanzó a todos los hombres, ya que todos pecaron» (Rm 5,12.17).

30
¿Es Dios o e l D ia b lo ?

pueblo» (Dn 12,1; 10,13.21). Además, Jesús dice de sí


mismo que es «el Viviente» (Ap 1,18) —título con el cual es
designado un ángel en la literatura apocalíptica-, que es la
«estrella de la mañana» (Ap 22,16; 2,28) y hasta afirma que
en sus manos están «las llaves de la Muerte y del Hades» (Ap
1,18), con lo cual se apropia de una prerrogativa exclusiva
del satán, que ostentaba su posesión. Finalmente, dará a
«comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios»
(Ap 2,7), lo mismo que hizo la serpiente tentadora con Eva
y Adán (Gn 3,1-4).22

Satán
El aspecto tenebroso de Yahvé no se dirige sólo hacia los enemi­
gos de Israel, sino también contra su propio pueblo, como se lee en
las tentaciones puestas al rey David con el único objetivo de poder
(astigarlo después:
«Se encendió otra vez la ira de Yahvé contra los israelitas
e incitó a David contra ellos diciendo: “Anda, haz el censo de
Israel y de Ju d á”» (2 S 24,1).
Pero esta imagen de un Dios que sin ninguna razón, a no ser la
de una cólera del todo carente de motivos e irracional, empujaba a
David «al gran pecado y a la gran locura» (2 S 24,10) de hacer algo
que el propio Yahvé había prohibido porque lesionaba sus derechos
divinos (Nm 1,1), es censurada en épocas posteriores porque esta
teología tosca hería una sensibilidad religiosa ya más refinada.
El autor del Libro primero de las Crónicas, en una época más evo­
lucionada teológicamente (siglo IV a.C.), transforma con desenvoltu­

22. G . T a v a rd , Satan, París, Desclce/Novalis, 1988, pág. 47.

31
S a tá n

ra la narración y reemplaza a Yahvé por Satán ,23 que por primera y


única vez aparece como nombre propio en la Biblia hebrea:24
2 Samuel 24,1: 1 Cro 21,1: (
Se encendió otra vez Alzóse Satán contra Israel,
la ira de Yahvé e incitó a David
contra los israelitas a hacer el censo del pueblo.
e incitó a David
contra ellos diciendo:
«Anda, haz el censo de Israel
y de Judá».
La reputación de Yahvé y la imagen de David estaban a salvo.
No había sido Dios quien se había lanzado contra el rey y su pue­
blo, sino Satán, a quien son atribuidas las acciones antes realizadas
por Yahvé y que personifica el lado tenebroso de éste.
Excepto en el libro primero de las Crónicas, donde Satán es un
nombre propio (1 Cro 21,1), en el Antiguo Testamento satan apa-¡
rece siempre con artículo, ha-satan («el satán»), para indicar una
función ejercida y no una persona.
En el lenguaje jurídico con el satán se indica la función del acu­
sador (fiscal). Éste, en el tribunal, se pone a la derecha del acusado
para denunciar y poner de relieve todas sus culpas.” Además del
significado de acusador, en la lengua hebrea el término satan asume
el significado más general tanto de adversario como de obstáculo.26
Los diversos apelativos con los que el satán es conocido son todos
ellos nombres comunes y no nombres propios, e indican siempre

23. De la raíz hebrea sin, «acusar, oponerse con hostilidad».


24. Según Ccrbelaud, en este texto se asiste «en directo» al nacimiento de Satanás en
el texto bíblico (D. CERBELAUD, Le diable, París, Éd. de l'Atelier, 1997, pág. 20).
25. «Que un fiscal \satan\ se ponga a su diestra» (Sal 109,6; Za 3,1).
26. 1 S 29,4; 2 S 19,23; 1 R 5,18.

32
¿Es Dios o e l D ia b lo ?

mili función. No existe ningún nombre que sea realmente propio de


a quien Jesús ha definido como «mentiroso y padre de la
mentira» (Jn 8,44), y por ello muchos teólogos afirman que el satán
Id) es una persona.27
En la Biblia griega los traductores vierten satán™ con diablo,29
ti rmino que significa «aquel que divide/separa».30
A diferencia de los demonios, que son machos y hembras, satán
I i'N siempre macho.
En el Antiguo Testamento el satán no es considerado un enemi­
go de Dios, sino siempre de los hombres, y es empleado para indi-
i til un obstáculo, el adversario, o una acción del adversario. Nunca
rl satán/diablo aparece como el calumniador.
Para los autores del Nuevo Testamento, tanto el término hebreo
i,/tan como su equivalente griego diabolos conservarán siempre el
dignificado de adversario y separador.
En el Antiguo Testamento, en la literatura judía y en el Nuevo
Testamento no existe ningún caso de persona poseída por el satán o
ti diablo.

()bstáculo
En el libro de los Números el término satán describe la acción
del «ángel de Yahvé»,31 que tiene como objetivo estorbar a Balaán,

27. «Cuando se pregunta si el diablo es una persona, se debería justamente responder


i|iic es la no persona, la disgregación, la disolución del ser persona» (j. R at /.INGER, Dogma
f predicaziotie, Brescia, Qucriniana, 1974, pág. 197).
28. Hebreo: salan.
29 Griego: diabolos.
30. Compuesto de dia, «a través de», y bailo, «arrojar, echar».
31. Hebreo: mal'ak Y llW H . Con esta expresión se indica en la Biblia la acción de Dios
mismo (Gn 16,10-13; 22,10-18; Ex 3,2; Je 13,13 22; Is 63,9; Os 12,4).

33
S a tá n

el adivino enviado por Balac, rey de Moab, para que maldiga a los
conquistadores, israelitas:32
«Cuando iba, se encendió la ira de Yahvé y el Angel d¡e
Yahvé se puso en el camino como satán [obstáculo; BJ: “para
estorbarle”].33
El Ángel de Yahvé le dijo: “¿Por qué has pegado a tu
burra con ésta ya tres veces? He sido yo el que he salido como
satán [como obstáculo; BJ: "a cerrarte el paso”]34» (Nm
22 , 22 . 32 ).

Personas
A. lleales
Con el término satán en el Antiguo Testamento se indica tam ­
bién el adversario o el enemigo. Los filisteos dicen a propósito de
David: «Que no baje con nosotros a la batalla, no sea que se con­
vierta en nuestro satán35 [adversario] durante la lucha» (1 S 29,4). ]
A su vez, David llama satán a los hijos de Sarvia, que le piden
que mate a Semeí, culpable por haber ofendido al rey: «¿Qué tengo'
yo con vosotros, hijos de Sarvia, que os convertís hoy en satanes]
[adversarios] míos?» (2 S 19,23).
Cuando el rey Salomón goza de un periodo de tranquilidad, daj
gracias al Señor con estas palabras: «Pero ahora, Yahvé mi Dios me
ha concedido tranquilidad a mi alrededor. No tengo satán [adversa-j
rio] alguno ni se producen acciones hostiles» (1 R 5,18).
Pero Salomón no sabe que Dios ha suscitado contra él al idumeo
Hadad y a Rezón, rey de Damasco, para que le echen en cara la

32. N m 22,4-6.
33- Hebreo: Z6satan. Griego: en diaballein.
34. Hebreo: Fsatan. Griego: eis diabolen.
35. Hebreo: Fsatan.

34
¿Es Dios o e l D ia b lo ?

tulpa de haberse abandonado a la idolatría (1 R 11,1-6): «Yahvé


suscitó a Salomón un satán [adversario], Hadad el edomita, de la
• mi irpe real de Edom» (1 R 11,14); «Dios le suscitó otro satán
¡adversario], Rezón. [...] Fue un satán [adversario] de Israel durante
i ocla la vida de Salomón» (1 R 11,23-25).
Un la Biblia griega Aman, el implacable adversario del pueblo
hebreo, es definido como diablo, es decir, enemigo de los judíos:36
•<Aquel mismo día, el rey Asuero entregó a la reina Ester la hacien­
da de Aman, diablo [enemigo] de los judíos» (Est 8,1).
La figura del diablo, entendida como adversario, sirve también
l'.ira atribuir al satán la culpa de los malos pensamientos y los com­
portamientos nocivos del hombre. Sin embargo, en el siglo II a.C.
el autor del libro del Eclesiástico amonestaba que era inútil descar­
gar sobre el diablo las responsabilidades propias: «Cuando el impío
maldice al satán, a sí mismo se maldice» (Si 21,27).37
Siglos más tarde también los Padres de la Iglesia pondrán en
guardia a los cristianos contra la tendencia de descargar sobre el
diablo las acciones malvadas cometidas por ellos:
«No se diga, pues, que aquel que comete injusticias y peca
lo hace impulsado por los demonios, porque no tendría culpa;
en cambio, el hombre que realiza las mismas elecciones de los
demonios y que es inestable, ligero, voluble en sus deseos, se
convierte él mismo en demonio, poseído por los demonios».38
«Los más simples entre los fieles de Cristo creen que todos
los pecados cometidos por los hombres han sido cometidos por
un influjo ejercido sobre las mentes por las potestades adversas,

36. «Nuestro adversario [griego: diabolos\» (Est 7,4).


37. «Así pues, para el Sirácida, el diablo no existe: Satán es sólo una metáfora para indi-
i .ir nuestros peores instintos» (P. S a c c h i , Storta del Secondo Tempio. Israele tra VI secolo a.C.
1 1 secolo d.C., Torino, SEI, 1994, pág. 325).
38. C lem ente de A le ja n d r ía , Strom., VI, 98, 1.

35
S atá n

que se muestran más fuertes en este combate invisible. ¡De esta


manera, si no existiese el diablo, ningún hombre pecaría!».39
En el lenguaje de todos los tiempos es posible encontrar la(ten­
dencia a la demonización del adversario, que consiste en designar al
enemigo como un diablo o un satán al que hay que echar la culpa
de los problemas que la misma sociedad provoca: el diablo son
siempre los otros.
Si en la Biblia no se dice nada acerca del origen y la naturaleza
del diablo,10en los escritos posteriores surge el elemento de la miso-1
ginia, que empareja a la mujer con satán. Con respecto a la creación
de la mujer," ésta es la singular explicación del Comentario al libro
del Génesis:
«Desde el principio del libro (Génesis) hasta aquí no se ha
escrito la letra samek [s]; desde el momento en que ha sido
creada la mujer ha sido creado también con ella el satán».42
fí. Simbólicas
El satán aparece por primera vez como personaje en la Biblia
hacia finales del siglo vi a.C., en el libro del profeta Zacarías en el
que el diablo desempeña la función de fiscal.
En el texto de Zacarías, el satán no es el nombre propio de un ser,
sino una actividad ejercida, a saber, la del acusador. No es una figu-1
ra malvada, sino un diligente funcionario de Dios, que cumple pun­
tillosamente el deber de acusar al culpable y de poner de relieve su
crimen:

39- ORÍGENES, / principi, cd. de M. Simonctti, Tormo, UTET, 1989, III, 2, 1.


40. En ningún libro de la Sagrada Escritura aparece como un ángel rebelde y caído.
41. «Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, que se dur-j
mió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne» (Gn 2,21).
42. Ber. R., XVII, 6.

36
¿Es Dios o e l D ia b lo ?

«Después me mostró al sumo sacerdote Josué, que estaba


ante el ángel de Yahvé; a su derecha estaba el satán para acu­
sarle» (Za 3,1).
Mientras que el ángel de Yahvé representa la misericordia y la gra-
i iu de Dios, el satán es aquel que representa el derecho y la justicia
y está al servicio del castigo del culpable.43 Pero el ángel, que logra
impedir que el satán acuse al sumo sacerdote («Yahvé te reprima,
Ifttán, reprímate Yahvé»), hace que Dios perdone al culpable: «He
Iquí que quito el pecado que hay en ti» (Za 3,2.4).

Cuando el satán era hijo de Dios


«Un día en que los hijos de Dios44 fueron a presentarse
ante Yahvé, apareció también entre ellos el satán» (Jb 1,6).
También en el libro de J o b 1’ el satán es una figura literaria que
sirve al autor para expresar el propio cuestionamiento de una doc­
trina simplista de la retribución, según la cual el bien y el mal son
premiados o castigados ya en esta existencia.
En este libro el satán no es un ser demoniaco, sino uno de los
«hijos de Dios» que tiene acceso legítimo y habitual a la corte
celestial,46 modelada según el ceremonial de la corte real persa, y es
un ángel que ejerce la función de fiscal.

43- En el Libro de las Parábolas (de Henoc), Satán: «Pues vi a los ángeles castigadores
t|uc estaban aprestando todas las herramientas de Satán» (Libro 1 de Henoc 53, 3; traduc­
ción castellana en A A T , vol. IV, pág. 76).
44. Los LXX traducen: «ángeles de Dios».
45. El personaje de Job pertenece a la teología y no a la historia, al igual que otros
muchos personajes de la Biblia como Jonás, Tobías y Ester. Que el libro de Job es una
parábola se encuentra ya afirmado en el Talmud (Baba B., B., 15a).
46. En el capítulo 2 «el Satán» vuelve a presentarse ante Yahvé junto a los «hijos de
Dios» (Jb 2,1).

37
S a tá n

Esta figura del satán procede del mundo persa, del que Israel
formó parte durante dos siglos. Un funcionario, suyo título era
«ojo de rey», tenía la función de vigilar e inspeccionar todo el
reino para después informar al rey que, gracias a su «ojo»,47 cono­
cía el comportamiento de todos sus súbditos, desde los funcio­
narios más altos hasta los empleados más bajos de la adm inistra­
ción real.
El satán no es visto como un enemigo de Dios, sino como un efi­
caz colaborador al que Yahvé se dirige con gran afabilidad:
«Dijo entonces Yahvé al satán: “¿De dónde vienes?”. El
satán respondió: “De dar vueltas por la tierra y pasearme por
ella”.48 Yahvé replicó al satán: “¿Te has fijado en mi siervo
Job? No hay nadie como él en la tierra: es un hombre íntegro
y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”» (Jb 1,7-8).
Como colaborador divino que vela por los intereses de su Dios,
el satán insinúa a Yahvé la sospecha de que tal vez Job se comporte
bien porque todo le sale a pedir de boca:
«¿Te crees que Job teme a Dios por nada? [...] Pero trata
de poner la mano en sus posesiones; te apuesto a que te mal­
dice a la cara» (Jb 1,9-11).
En la narración el satán no se dirige nunca a Dios con hostilidad,
sino que, por el contrario, demuestra una gran familiaridad que le
permite también contestarle con vivacidad. Y cuando Yahvé elogia
ante él el comportamiento de Job, a pesar de las pruebas infligidas,
el satán le responde:

47. «Los ojos de Yahvé, que recorren toda la tierra» (Za 4,10); «En todo lugar los ojos
de Yahvé observan a malos y buenos» (Pr 15,3).
48. El Satán proviene de la tierra (Jb 2,2) y no del infierno, que se convertirá en el hábi­
tat del diablo sólo muchos siglos más tarde.

38
¿Es Dios o e l D ia b lo ?

«Piel tras piel. El hombre da por su vida todo lo que tiene.


Pero trata de ponerle la mano encima, dáñalo en los huesos y
en la carne; te apuesto a que te maldice a la cara» (Jb 2,4-5).
Para poner a prueba a Job, el satán necesita la autorización divi­
na (Jb 1,12; 2,6); no puede hacer nada sin el permiso de Dios y
•111 ie n «ponga la mano» sobre Job no será el satán sino Dios mismo
(Jb 1,11; 2,5), que será considerado el único responsable de las cala­
midades que se^precipitan sobre Job:
«Fueron a verle todos sus hermanos y hermanas, junto con
sus conocidos, y comieron en su casa. Se lamentaron y le con­
solaron por la desgracia que le había infligido Yahvé. Cada
uno le regaló una moneda de plata y un anillo de oro» (Jb
42,11).
A la acción del satán de probar la fe de Job corresponde, en el
Evangelio de Lucas, el intento del diablo de probar la fe de los dis­
cípulos de Jesús: «¡Simón, Simón! Mira que el satán ha solicitado el
poder cribaros como trigo». Al objetivo del satán de poner de relie­
ve las deficiencias de los discípulos para poder después acusarlos se
opone Jesús: «Pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallez­
ca» (Le 22,31-32).
La petición presentada por el satán a Yahvé a propósito de Job
corresponde en los libros apócrifos a la formulada por Mastema a
propósito de Abrahán:
«Llegó el príncipe Mastema y dijo ante Dios: "Abrahán
ama a su hijo Isaac y lo prefiere a todo. Dile que lo ofrezca en
holocausto sobre el altar y verás si cumple esta orden. Enton­
ces sabrás si es fiel en todo tipo de pruebas”».49

49 Jubileos 17,16 (traducción castellana en AA T, vol. II, págs. 124-125).

39
) CAPÍTULO 2
LA BUEN A NOTICIA:
EL SATÁN ES ANIQUILADO

I I diablo crucificado
En el judaismo la evolución teológica natural debida al progresi­
vo crecimiento en el conocimiento de Dios llevó a la eliminación
gradual de todo aspecto destructor o fúnebre de la imagen del Señor.
En una época en la que la fe en Yahvé como único Dios se había
consolidado ya definitivamente y las divinidades paganas eran con­
sideradas demonios, aún había que encontrar una explicación al
inquietante problema del mal.
Bajo la gran influencia de las doctrinas de Zaratustra,1 que a un
Dios bueno opone un espíritu malo, también en el mundo judío se
abre camino el concepto del satán como personificación y princi­
pio del mal. Y con el judaismo el papel del satán se diversifica y se
aleja de la sobriedad de la Biblia. La actividad del satán, conside­
rado en adelante como el responsable de todos los males, se centra
particularmente en poner obstáculos en las relaciones entre Dios y
su pueblo. Pero cuando Israel se purifique de sus pecados, el satán

1. Profeta iranio que vivió entre los siglos vil y VI a.C.

41
S atá n

desaparecerá definitivamente. En el ámbito de la gematría,2 los


rabinos habían llegado a la conclusión de que «las letras que cons­
tituyen el nombre de ha-satan [el satán) valen numéricamente
364, lo que significa que durante 364 días se opone a las oraciones
de Israel, pero el día de la expiación no tiene este poder, porque el
estrépito del cuerno de carnero en el día de Año Nuevo confunde
al satán».3
Según el Talmud, las funciones del satán son tres: seducir a los
hombres, acusarlos en la presencia de Dios e infligir la pena de
muerte.' Y son tres las circunstancias peligrosas en las que el satán
aparece como acusador: cuando una persona está en una casa inse­
gura, cuando camina por una senda solitaria y cuando emprende un
viaje por mar.’
El término «el satán», que había pasado a ser sinónimo de toda
situación negativa, se empleaba también para indicar la angustia. En
el Comentario al libro del Génesis, para indicar que la serenidad de
Jacob se vio perturbada cuando tuvo conocimiento del atroz fin
de su hijo José (Gn 37,32-34), está escrito que Jacob «fue atacado
por el satán de José»/’ A veces «el satán» era usado simplemente para
indicar un grave peligro, hasta tal punto que el Talmud aconseja «no
detenerse ante un buey que regresa del abrevadero, porque el satán
danza entre sus cuernos».7 La residencia habitual del satán es el cielo,
desde donde va y viene continuamente a la tierra para espiar el com­
portamiento de los hombres a fin de poder acusarlos después ante
Dios. En el Nuevo Testamento se declarará abiertamente que este
papel suyo ha terminado definitivamente. Cuando los setenta y dos

2. Ciencia que atribuye un valor numérico a cada letra del alfabeto.


3. Yoi/ia, 20A, 16B.
A. Baba B. , 16A.
5. Eccles. R., II, 2.
6. Ver. R., LXXXIV, 3-
7 Pes. B., 1 12B.

42
L a B u e n a N o t ic ia : E l S a tá n es A n iq u il a d o

li NÍpulos regresan de su exitosa misión,” Jesús les dice: «Yo veía al


Hiiiiln caer del cielo como un rayo» (Le 10,18). La liberación de los
Ilumbres realizada por los discípulos es signo de la derrota del satán,
• I cual, dado que ya no tiene acceso a Dios (cielo), no puede ejercitar
n lunción de acusador de los hombres ante el tribunal divino.
En el libro del Apocalipsis el satán, precipitado desde el cielo a
11 tierra, es vencido definitivamente:
«Fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el lla­
mado diablo y el satán, el seductor del mundo entero; fue
arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. O í
entonces una fuerte voz que decía en el cielo: “Ahora ya ha
llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y
la potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador
de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de
nuestro Dios”» (Ap 12,9-10).9
Una vez derrotado, «el diablo, su seductor, fue arrojado al lago
de fuego y azufre, donde están también la Bestia y el falso profeta,
y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos» (Ap
20 , 10 ).
Juan expresa en su Evangelio la misma realidad: «Ahora el
Príncipe de este mundo será derribado [...]; porque el Príncipe de
este mundo está juzgado» (Jn 12,31; 16,11). El evangelista alude
al satán «Samael»,10 protector de Esaú, el patriarca de Edom 11 que

8. «Regresaron los setenta y dos, y dijeron alegres: "Señor, hasta los demonios se nos
lometen en tu nombre”» (Le 10,17).
9. En la Carta a los Romanos es evidente la referencia a la derrota del satán acusador:
«/Quien acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica» (Rm 8,33).
10. Samael es llamado «el dios de los ciegos», porque su nombre deriva de «same»
(ciego) y «el» (dios) (La hipóstasis de ios arcontes, 86, 30 [traducción castellana en Antonio
Pinero y otros (eds.), Textos gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi I: Tratados filosóficos y cos­
mológicos, Madrid, Trotta, 1997, pág. 346]; Ascensión de Isaías, VII, 9).
11. Pueblo siempre hostil a Israel (N m 20,18-21; 1 R 11,14; Sal 137,7; Is 34).

43
S atá n

era identificado con la odiada Roma y por eso era llamado «prínci­
pe de este mundo».
La victoria de Jesús sobre el satán queda confirmada en la
Primera carta de Juan:
«Os escribo, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de
Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno»
(1 Jn 2,14).
El pastor de Hermas, una de las primeras obras de las comunida­
des cristianas de la primera mitad del siglo II, se distancia y relati-
viza la temida peligrosidad de la acción del diablo: «El diablo sólo
infunde miedo; pero este miedo no tiene eficacia alguna. No lo
temáis, pues, y él huirá de vosotros».12 Según este autor, no hay que
temer al diablo, al igual que no hay que temer a un muerto, porque
el diablo «tiene tan poco vigor como los nervios de un cadáver».13
Entre los padres de la Iglesia, Orígenes describe de forma ori­
ginal la derrota del satán acusador, afirmando que «el diablo ha
sido vencido y crucificado» porque mientras «el Hijo de Dios ha sido
crucificado en la carne de modo visible, de un modo invisible el
diablo ha sido clavado en la cruz con sus principados y sus potes­
tades».14

Beliar
El término satán, aun siendo nombre común, terminó por asu­
mir el significado del nombre propio del diablo. En realidad exis­

12. El pastor de Hermas, Mandamiento duodécimo, 4, 7 (traducción castellana en Dan


Ruiz Bueno [ed.], Padres apostólicos, Madrid, BAC, 5* ed., 1985, pág. 1004).
1 3- El pastor de Hermas, Mandamiento duodécimo, 6, 2 (traducción castellana en Dan
Ruiz Bueno [ed.], Padres apostólicos, op. cit., pág. 1.005).
14. O r íg en es , Hom. los., VIII, 3, 4 (Col 2,14).

44
L a B u e n a N o t ic ia : E l S a t á n es A n iq u il a d o

ten decenas de nombres de los satanes en la literatura judía y


( ristiana. Los más famosos son Mastema y Semyaza.15 Entre los
nombres con los que son conocidos los satanes, el único presente
en el Nuevo Testamento es Beliar: «¿Qué armonía entre Cristo y
lidiar?» (2 Co 6,15). De Beliar, divinidad de los infiernos,16 se
encuentran algunos rastros en el Antiguo Testamento, pero con
Una grafía ligeramente diferente (Belial): «Las olas de la muerte
me envolvían, me espantaban los torrentes de Belial»17 (2 S 22,5;
Sal 18,5).
El nombre Belial asumió el significado de «inicuo, malvado»,
por lo cual la expresión «hombres hijos de Belial» significa «hom­
bres inicuos» (Dt 13,14; Je 19,22). En el libro de los Proverbios
«hombre de Belial» se traduce por «hombre perverso» (Pr 16,27).
La expresión era considerada un grave insulto (1 S 1,16) y cuan­
do Semeí maldice al rey David le dice: «Vete, vete, hombre san­
guinario, hombre de Belial» (2 S 16,7).
En los apócrifos Beliar empuja a los hombres a realizar acciones
nefastas. En el Testamento de José (7,3) es el espíritu de Beliar el que
induce a la mujer de Putifar a tentar a José (Gn 39,7).
Se creía que también Beliar, en su calidad de satán, sería some-
lido en tiempos del Mesías: «El [Dios] atará a Beliar y dará poder a
sus hijos para pisotear a los malos espíritus»,18 y «será arrojado al
luego para siempre jamás».19

15. En el Libro de los Vigilantes (de Henoc), Semyaza es el jefe de los doscientos ángeles
que se enamoran de las mujeres. Otros nombres de ángeles/diablos son: Urakiva, Ramecl,
Kokabicl, Tamiel, Ramiel, Daniel, Ezequiel, Baraquiel, Asael, Armaros, Batriel, Ananel,
Znquiel, Samsiel, Sartael, Túnel, Yomicl y Araziel (Libro 1 de Henoc 6, 3-7; traducción cas­
tellana en A A T , vol. IV, pág. 43)-
16. La raíz del nombre Bcliar/Bclial significa «el que engulle».
17. La Biblia de Jerusalén traduce «torrentes destructores».
18. Testamento de Leví, 18, 12 (traducción castellana en A A T, vol. V, pág. 60).
19- Testamento deJada, 25, 3 (traducción castellana en A A T, vol. V, pág. 87).

45
S a tá n

En el Evangelio de Bartolomé,20 Beliar es descrito con imágenes


terroríficas:
«Subió Beliar sujeto por quinientos sesenta ángeles y
encadenado con cadenas de fuego. La altura del dragón era de
mil seiscientos codos y su anchura era de cuarenta codos;21 y
su aspecto era como un resplandor de fuego, mientras que sus
ojos estaban llenos de oscuridad. De sus narices salía un
humo mal oliente y su boca era como el torbellino de un pre­
cipicio. Al verlo, los apóstoles cayeron de bruces y se torna­
ron como muertos».22
El autor de este Evangelio une en una misma figura personajes
distintos de la literatura judía, ya que Beliar es al mismo tiempo
Satán y Satanael, el primer ángel creado por Dios, como él mismo
confiesa:
«Primero me llamaba Satanael, que significa ángel de
Dios. Cuando me negué a reconocer la imagen de Dios, fui
llamado Satán, que significa ángel del Tártaro».25
Su programa es formulado en términos espantosos:

20. A pócrifo del siglo III.


21. F.1 codo era una medida de longitud de unos 45 centím etros. Así pues, la altu­
ra de Beliar era de unos 720 metros y la anchura de 18 metros. En otra versión de este
Evangelio (códice C Casanatense 3, 18) las medidas se agigantan: los ángeles pasan a
ser seis m il sesenta, la altura de Beliar es de 1.900 codos (855 metros), la anchura es
de 700 codos (315 metros) y se añade la longitud del ala, que es de 80 codos (36
metros).
22. Evangelio de Bartolomé (códice M de Jerusalén), 4, 13-
23- Evangelio de Bartolomé (códice M de Jerusalén), 4, 25. Según la m itología griega, el
Tártaro era el lugar más profundo del Hades (la caverna subterránea, morada de los muer­
tos), rodeado del Piriflcgetonte, el río de fuego.

46
L a B u e n a N o t ic ia : E l S a t An es A n iq u il a d o

1 «Mi vida es vuestra muerte,


mi bienaventuranza es vuestra tribulación
y mi gozo es vuestra tribulación».24

I u el N uevo T estam ento


Perdido el papel de acusador,2’ la función del satán/diablo en los
llvangelios y en el resto del Nuevo Testamento, queda reducida a
poquísimos lugares [Tablas I y II].
De manera particular, las referencias al diablo en el Nuevo Testa­
m e n t o son escasas [Tabla III]. En las cartas atribuidas a Pablo no se
i cunen diez citas, tres de las cuales se refieren a actitudes negativas
i tinco dentro como fuera de la comunidad, donde los calumniadores
Non llamados diablos.1*'
En el Nuevo Testamento el diablo no es llamado sólo satán, sino
que también recibe los nombres de «enemigo»,27 «tentador»,28
«maligno»,29 «acusador»,30 «Príncipe de este m undo»31 y «Príncipe
del imperio del aire».32

24. Evangelio de Bartolomé (códice C Casanatense), 5 ,1 3


25. En el Nuevo Testamento el verbo «acusar» (griego: diaballein) se encuentra sólo en
1 16,1: «Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él».
1

Sólo el autor de la Primera carta de Pedro ve al diablo aún activo en su papel de acusador
(/¡riego: antidikos): «Vuestro adversario, el diablo, ronda como león rugiente, buscando a
quién devorar» (1 P 5,8).
26. 1 Tm 3,11; 2 Tm 3,3; Tt 2,3.
27. Mt 13,25-39; Le 10,19.
28. Mt 4,3; 1 Ts 3,5.
29. Mt 6,13; 1 Jn 5,18.
30. Ap 12,10.
31. Jn 12,31; 14,30; 16,11. En 2 Co 4,4 se encuentra la expresión «el dios de este
mundo», que es erróneamente identificado con satán. Pero en Pablo, satán aparece exclusi­
vamente como enem igo de los creyentes. La expresión «dios de este mundo» significa aque­
llas convenciones sociales (mundo) de las que los creyentes se han convertido en esclavos.
32. Ef 2,2.

47
S a tá n

La p om p a del diablo
Fue Tertuliano el primero que usó la expresión «pompa del
diablo»,55 que fue acogida en el rito del bautismo como fór­
mula la que se pedía al catecúmeno que renunciara a satán y
«a todas sus pompas».54 Con el término «pompa», que indi­
ca el cortejo del circo, se designaban en particular los espec­
táculos que tenían lugar en los teatros y en el anfiteatro, defi­
nido por Tertuliano como «iglesia del diablo»55 por el culto a
los dioses que acompañaba a todo acontecimiento en la vida
cotidiana de la ciudad pagana.56 Según Tertuliano, estos
espectáculos, capaces de suscitar pasiones y sensualidades,
habían sido «instituidos por el diablo y son la pompa del dia­
blo». Mediante la renuncia a las pompas de satán, el catecú­
meno aceptaba la ruptura radical con la cultura pagana y
rechazaba el prestigio de los honores públicos que podía
obtener si seguía la mentalidad corriente.

33- Latín: pompa diaboli. TERTULIANO, De spectaculis, 24,2 (PL 1, 731; CCL 1, 248).
34. Latín: ómnibus pompis.
35. «Diaboli ccclcsia» (De spectaculis, 25; PL 1,732; CCL 1, 249).
36. De spectaculis, 7,2; PL 1,712; CCL 1, 233-

48
Segunda P a rte

DEMONIOS
r

CAPÍTULO 3
GENIOS Y DEMONIOS

lil genio no es un dem onio*


Para entrar en el mundo de los demonios y para comprender
exactamente los términos demonio y diablo hay que distanciarse con
respecto a lo que en la cultura occidental es representado como un
ser horrible y maléfico, cuya vivaz representación se encuentra en el
infierno de Dante o en ciertos frescos medievales del juicio univer­
sal, así como también es necesario distinguir con claridad la term i­
nología y separar al diablo (o el satán) del demonio.
En el lenguaje popular se puede hablar indiferentemente de dia­
blo y de demonio, confundiendo y uniendo dos realidades que en la
Biblia se consideraron siempre diversas y distintas.

* El título de este apartado en la edición original reza: 11 dernone non é un dembnio. En este
punto es necesaria la siguiente clarificación: dernone y demonio son dos vocablos italianos que
proceden del mismo término griego, pero se han diversificado sobremanera en el uso hasta
llegar a adquirir sentidos contrarios. Al significado común de «ser sobrenatural que no es
ni Dios ni hombre» se ha asociado la idea de la bondad para dernone y, por el contrario, de la
maldad para dembnio. El primer término puede tener como sinónimo «genio» (y con este
sustantivo lo traduciremos siempre en esta obra), mientras que el mejor sinónimo del segun­
do es «diablo» (pero lo traduciremos siempre con «demonio») [Nota de los traductores]

51
D em o n io s

Por lo demás, en la lengua griega se distingue entre genio,' tér­


mino que aparece en los textos clásicos con el significado de «divi­
no», para indicar un ser intermedio entre Dios y el hombre,2 y
demonio,3 que es la fuerza que procede del genio, pero menos pode­
rosa y más limitada en el tiempo.4
Con el término genio se indicaba originalmente todo ser divino,
y en los textos más antiguos no existe ninguna diferencia entre
«genio» y «dios». Homero no distingue aún entre dioses y genios.
Según Plutarco, «fue Hesíodo’ el primero que distinguió de
forma clara y precisa cuatro géneros de seres racionales: dioses,
genios, héroes y, finalmente, hombres. Parece que muchos hombres
de la edad de oro se transformaron en genios, así como algunos
semidioses descendieron al rango de héroes».6
Plutarco, que era partidario de la posibilidad del paso de una
categoría a otra, escribe: «Isis y Osiris eran al principio sólo genios
buenos, y después fueron transformados en dioses por su virtud».7
En la distinción entre dios y genio, dios se usaba para los seres
divinos superiores, y genio era reservado para entidades menores que
no eran consideradas inmortales. De hecho, a diferencia de los dio­
ses, se pensaba que los genios envejecían y después, al cabo de

1. G riego: daimon. De la raíz griega «dai», del verbo «daiom ai»; « d iv id ir las carnes»
(«devoradores de cadáveres»).
2. G. Luck (ed.), Arcana Mundi. Magia e occulto nel mondo greco e romano. Vol l: Magia,
Miracoli. Demonologia, Milano, Mondadori, 1997, pág. 296 (traducción castellana del ori­
ginal ingles: Arcana mundi. Magia y ciencias ocultas en el mundo griego y romano, Madrid,
Gredos, 1995).
3. G riego: daimomon (sustantivo neutro). Para PLATÓN, «todo dem onio es algo que está
en tre un dios y un m ortal» (Simposio, 202e).
4. En italiano un ejem plo de la diferencia entre los dos significados es «el demonio
[demone] del juego» y «ser m ás listo que el demonio [demonio]».
5. Poeta griego de los siglos vin-vii a.C.
6. PLUTARCO, La decadencia de los oráculos, 9-11 -
7. P lu tarco , Isis y Osiris, 26-27, 3l6 -e.

52
G e n io s y D e m o n io s

muchos siglos, morían. Hesíodo llegó a calcular la duración de su


Vida y la estableció en 9-720 años.”
Según la concepción de la época, mientras que a los dioses se les
Imbía asignado el espacio desde el cielo hasta la luna, donde el aire
rru más puro (el éter), a los genios se les habían reservado los espa­
rios desde la luna hasta la tierra, donde el aire,9 a causa de los vapo­
res y las neblinas, era considerado impuro. La bondad o maldad del
fjenio dependía de su procedencia: cuanto más baja era la posición
,|cl genio en la esfera celeste, más maligno y dañino era, y quedaba
degradado, pasando de la condición de genio a la de demonio.

(Jenios santos
En el mundo griego el genio bueno era el equivalente del ángel cus­
todio, mientras que un espíritu malo era definido como genio malo.
I lesíodo llamaba genios santos a los genios buenos y útiles al hombre.10
La función del genio griego la desarrolla en la Biblia el ángel,"
término con el cual se indica un mensajero de Dios. La diferencia
entre el genio del mundo mitológico y el ángel del mundo judío
está en el hecho de que los genios son autónomos, mientras que los
ángeles dependen de Dios, y en ningún caso en la Biblia un ángel
se ha convertido en genio ni tampoco en demonio.

8. P lu ta r co , La decadencia de los oráculos, 4 l4 e -4 15d.


9 Griego: aer. EUSEBIO, Praeparaíio Evangélica, IV, 5, 1-3- Para san AGUSTÍN, los dem o­
nios «habitan en el aire porque, arrojados de la sublimidad del cielo superior por causa de
tu irreparable transgresión, han quedado condenados en esta especie de cárcel tan a pro­
pósito para ellos» (Ciudad de Dios, V lll, 22; traducción castellana en Obras de san Agustín,
vol. XVI, Madrid, BAC, 3“ ed., 1977, págs. 529).
10. HESÍODO, Opera, 123. La palabra daimon significa todo espíritu cuya influencia se
hace sentir en la inspiración: es la musa para el poeta y el genio para el filósofo (G. T avard ,
Salan, Paris, Dcsclec/Novalis, 1988, pág. 42).
11. Hebreo: mal'ak.

53
D em o n io s

Los padres de los dem on ios


El origen de la creencia en los seres demoniacos hay que buscar- I
lo en Mesopotamia, en un mundo que se creía habitado por los
espectros. Se pensaba que éstos eran los espíritus de quienes habían
muerto de muerte violenta o privados de la sepultura y que perma- I
necían de alguna forma errantes e inquietos sobre la tierra. Debido
a la gran influencia de la demonología mesopotámica nacieron en el
mundo judío las ideas sobre los demonios, heredadas y ampliadas
en el ámbito cristiano.
Pero la creencia en los demonios, tan común y floreciente en el
mundo oriental, es rechazada en la Biblia, salvo rarísimas excepcio-1
nes, y en ella no se encuentran ni siquiera las fórmulas de exorcis- 1
mos necesarias para liberarse de ellos. En el Antiguo Testamento
está de todo punto ausente la idea de personas poseídas por los I
demonios y no se encuentra ni un solo caso de una persona ende- ]
moniada.12
Los pocos demonios que aparecen en la Biblia son en la mayor
parte de los casos residuos de la mitología babilónica, tomados por 1
los judíos en los siglos en los que Israel formó parte del imperio
persa,13 o son divinidades paganas que quedan exorcizadas y degra-J
dadas a la condición de espíritus malignos.
Después, en la época rabínica, a la sobriedad del Antiguo
Testamento se contrapone un fantástico florecimiento de lo demo­
niaco, pero que no deja ninguna huella en los escritos de la Biblia.14!
Entre los siglos Ill-ll a.C. la Biblia fue traducida por primera vez
del original hebreo a la lengua griega. Esta Biblia fue llamada de

12. En la lengua hebrea no existe el término que indica la posesión demoniaca.


13- Del año 538 al 333 a.C.; bajo Darío I (521-486 a.C.) Palestina formaba la quinta
satrapía del imperio persa.
14. En el judaismo contemporáneo la creencia en los demonios no tiene ningún relieve.

54
G e n io s y D e m o n io s

los Setenta (LXX) por el número legendario de los sabios que tra-
Uijaron en la traducción del texto sagrado: seis por cada tribu de
Uruel, hasta un total de setenta y dos personas.15
En una sociedad y una cultura más evolucionadas, donde no se
Mimaban «por dioses a los animales más viles y despreciables» (Sb
I 2,24),16 los traductores de la Biblia se tropezaron con algunos seres
intermedios entre el hombre y Dios, propios del mundo mitológi-
t<>, como onocentauros, monstruos con la cabeza y el busto hum a­
nos y el cuerpo de asno, las sirenas, mitad mujer y mitad pájaro,17 y
los sátiros.
Estos rarísimos casos (sólo diecinueve) fueron traducidos todos
i |los con el término griego demonio', de esta forma se concedió dere-
t ho de ciudadanía, en la Biblia griega, a los demonios, seres que
en el texto original hebreo eran completamente extraños o desco­
nocidos.18
Además de los personajes del mundo mitológico, los LXX cali­
ficaron como demonios también a las divinidades extranjeras. En el
texto hebreo del Salmo 96,5 se lee: «Nada son los dioses paganos».19
lin la traducción griega y latina, los dioses dejan de ser «nada» y se
convierten en activos demonios: «Todos los dioses paganos son
demonios».
La elección de los traductores estaba en consonancia con la con­
cepción que se había ido formando en el judaismo, que veía las reli­

15. Carta de Ariscas, 41-47 (traducción castellana en A A T , vol. II, págs. 26-27).
16. Cf. Sb 11,15; Rm 1,22-23.
17. Is 13,21; 34,13; 43,20; Jr 50,39; Mi 1,8; Jb 30,29 Las sirenas están al servicio de
Pcrséfone, diosa de los infiernos. Su canto servía para hacer más dulce el paso de los difun­
tos por el reino de la muerte. Desde la primera Edad Media son representadas también con
la mitad inferior del cuerpo en forma de cola de pez (tal vez por una confusión entre los
términos “ala" y "aleta” -en latín: «pennis» y «pinnis»—).
18. En hebreo, como en otras lenguas medioorientales, no existe la palabra «demonio».
19- Los dioses paganos son llamados 'elilitn («nada») en contraposición a 'elohim («Dios»).

55
D e m o n io s

giones paganas no sólo como veneración de los ídolos, sino como


culto a los demonios. Esta idea se heredará y desarrollará posterior­
mente en el cristianismo.
La traducción griega de los LXX fue la que Iglesia cristiana pri­
mitiva eligió y privilegió como Biblia propia, e influyó después
mucho en la traducción de la Sagrada Escritura en lengua latina
(Vulgata) en el siglo IV.
En el Nuevo Testamento se evita el término genio,20 que evoca la
idea de un ser intermedio entre Dios y el hombre, y se usa siempre
demonio,21 vocablo en el que se englobaba todo lo que estaba fuera de
la experiencia sensible y podía influir en la vida de los hombres.
Cuando Pablo anuncia el Evangelio en Atenas, los oyentes pien­
san que Jesús es un demonio'.
«Trababan también conversación con él algunos filósofos
epicúreos y estoicos. Unos decían: "¿Qué querrá decir este
charlatán?”. Y otros: "Parece ser un predicador de divinida­
des extranjeras”. Porque anunciaba a Jesús y la resurrección»
(Hch 17,18).

Los d em on ios están en el cielo...


El mundo judío estaba inmerso en una cultura en la que todo el
cosmos estaba dotado de alma y los astros y las fuerzas de la natu­
raleza eran considerados seres angélicos que constituían inicialmen­
te la «milicia celestial», a las órdenes de «Yahvé de los ejércitos».22

20. Griego: daimon. Sólo en Mt 8,31: «Y le suplicaban los genios [griego: daimones]:
"Si nos echas, mándanos a la piara de puercos"». El termino indica que la acción se desa­
rrolla en el mundo pagano.
21. Griego: daimomon.
22. Hebreo: Yhwh Sabaot («Yahvé Sebaot está con nosotros», Sal 46,8.12).

56
G e n io s y D e m o n io s

I ícspués esta m ilic ia se hizo o b je to de u n c u lto id o lá tric o p o r p a rte


(Ir los judíos, h asta tal p u n t o q u e los sacerdotes y profetas in t e n ta -
mu p r o h ib ir lo i n ú ti lm e n te :

« C u a n d o le v a n te s tu s ojos al cielo, c u a n d o veas el sol, la


luna, las e stre lla s y to d o el e jé r c ito d e los cielos, no vayas
a d e ja r t e s e d u c ir y te p o stre s a n te ellos p a r a d arle s c u lto »
(Dt 4,19).
« A b a n d o n a r o n to dos los m a n d a m i e n t o s de Yahvé su D ios,
y se h ic ie ro n ídolos fu n d id o s , los dos becerros, y u n cipo
sagrado. Se p o s tra ro n a n te to d o el ejé rc ito de los cielos y r i n ­
d ie ro n c u lto a Baal» (2 R 1 7 , l 6 ) . 2i
« Q u e sean las casas d e Je r u s a lé n y las d e los reyes d e J u d á
c o m o el lu g a r d e T ó f e t:24 u n a in m u n d ic ia ; todas las casas en
cuyas azoteas in censaro n a to d a la tro p a celeste y lib a ro n li b a ­
ción a o tro s dioses» (Jr 1 9 ,1 3 ) .25

E n tre el D ios ina c c e sib le ,26 colocado «en el m ás a lto de los cie­
los» (Le 2 ,1 4 ), y el h o m b r e se h a b ía n in te r p u e s to p o te sta d e s a n g é ­
licas y d e m o n ia c a s bien d iv id id a s je r á r q u ic a m e n te , cada u n a con sus
c o m e tid o s y po d ere s p a rtic u la res . Se creía q u e , p o r e sta r asociadas a
los p la n e ta s (zodiaco), estas c ria tu ra s angélicas y los d e m o n io s p o ­
dían in flu ir en el d e s tin o de los h o m b re s (h oróscop o).27

2 3 . 2 R 2 1 ,3 .5 ; 2 3 ,4 - 5 .
2 4 . Lugar d e c u lto al d io s M o loc en c u y o honor los n iñ o s eran sacrificad os por el fu eg o
(2 R 2 3 ,1 0 ; Jr 7 ,3 1 - 3 2 ; 1 9 ,6 -1 4 ).
2 5 . Cf. Jr 8 ,2 ; S b 1 3 ,1 -9 .
2 6 . «E l ú n ico q u e p o see in m o rta lid a d , q u e h ab ita en una lu z in a c c e sib le, a q u ie n no
ha v isto n in g ú n ser h u m a n o ni le p u ed e ver» (1 T m 6 ,1 6 ).
2 7 . «"E llos han sacrificad o en h on or d e los d e m o n io s ”: al so l, a la lu n a, a las estrellas
y a los p la n eta s... han adorado a seres qu e no p u ed en hacerles b ie n , a d e m o n io s q u e les
hacen m al» (Sifr. D t., 15, § 3 1 8 , 1 3 6 b ).

57
D e m o n io s

En las cartas d e P ab lo son calificadas c o m o p o te sta d e s d e m o n i a ­


cas los « e le m e n to s del m u n d o » , 28 exp resión con la q u e se in d ic a b a n
los astros, las estrellas y las c o n ste la cio n es,29 q u e ejercían su poder
d e t e r m i n a n d o y c o n d ic io n a n d o la v id a de los seres h u m a n o s , y que
a su m ía n el sig n ifica d o de « d e stin o » :

« M ie n tr a s é ra m o s m e n o re s de e dad, é ra m o s esclavos de los


e le m e n to s del m u n d o [...]. ¿C ó m o re torná is a esos e le m e n to s
sin fuerza ni valor, a los cuales q u e ré is volver a servir de
nuevo? O b se rv á is los días, los meses, las estaciones, los años»
(G a 4 ,3 .9 - 1 0 ) .
«M irad q u e nadie os esclavice m e d ia n te la vana falacia de
una filosofía, fu n d ad a en tradiciones h u m a n a s, según los ele­
m en to s del m u n d o y no según C risto [...]. U n a vez q u e habéis
m u e r to con C risto a los e le m e ntos del m u n d o ...» (Col 2 ,8 .2 0 ).30

Pa b lo id e n tifica las p o te n c ia s d e m o n ia c a s con cinco té r m in o s


relacionados to do s ellos con el P o d e r (p rin c ip a d o s, t r o n o s ,31 fuerzas,
d o m in a c io n e s y p o te s ta d e s 32) y colocados en las esferas celestes
d o n d e im p e r a el « P r ín c ip e del im p e rio del aire» (E f 2,2):

« P o rq u e n u e stra lu c h a no es c o n tra la carne y la sa n gre ,


sino c o n tra los p r in c ip a d o s , c o n tra las p o te s ta d es , c o n tra los
d o m in a d o r e s d e este m u n d o te n e b ro so , c o n tra los e s p ír itu s
del m al q u e están en el aire» (E f 6,12).

28. G rieg o : stoicheia ton kosmou. Son los e le m e n to s fu n d a m en ta les d el c o sm o s (agu a


aire, tierra, fu eg o ), q u e eran d iv in iz a d o s.
29 En el Libro de los secretos de Henoc se lee q u e hay « d o sc ie n to s á n g e le s q u e d o m in a n
sobre las estrella s y sobre las c o m b in a cio n e s c eleste s» (1, IV, 1).
3 0 . C f. 2 P 3 ,1 0 .
3 1 . Para IRENEO los «tro n o s» son p o testa d es a n g élica s caídas: « Y e n e m ig o s to d o s a q u e­
llos q u e han sid o h allad os en reb elión; los á n g e le s, los a rcá n g eles, los p rin cip a d o s y los tr o ­
nos, los cuales han d esp recia d o la verd ad» (Dem onstratio, 8 5 ).
32. C ol 1 ,1 6 ; E f 1 ,2 1 ; 3 ,1 0 .

58
G e n io s y D e m o n io s

Pablo so stien e q u e estos e le m e n to s cósm icos son e n e m ig o s de


lii h u m a n id a d , c o m o la m u e r t e , 33 y los v e rd a de ros resp on sab les d e la
• i tic ifixión de Jesús:

« D e sc o n o c id a [la S a b id u ría de D io s = Je sú s ] d e to dos los


jefes de este m u n d o —p u es de h ab e rla c o n o c id o no h u b ie r a n
c rucificado al Señor d e la G lo r ia —» (1 Co 2,8).

Pero «los jefes de este m u n d o [son] abocados a la r u in a » (1 Co


1 2,6), d e r r o ta d o s d e f in it iv a m e n t e p o r Je sú s, q u e « d e s tr u ir á to d o
p rincipado, d o m i n a c ió n y p o te s ta d » y rein ará c u a n d o haya « p u e s to
.i todos sus e n e m ig o s bajo sus pies» (1 Co 1 5 ,2 4 - 2 5 ) . 34
El a n iq u i l a m i e n t o de las p o te sta d e s celestes p ro fe tiz a d o por
Isaías (« A q u e l d ía ca stiga rá Yahvé al e jé rc ito d e lo a lto en lo a lto » ;
ls 2 4 ,2 1 ) será realizado p o r Jesús. El Señor a n u n c ia q u e con la p ro -
i lam ación d e su m e n sa je a tod os los p u e b lo s te n d r á lu g a r el eclipse
de todas las falsas d iv in id a d e s con su p o s te rio r caída: «El sol se
oscurecerá, la lu n a no d a rá su re splandor, las estrellas irán cayend o
del cielo, y las fuerzas q u e e stán en los cielos serán sa c u d id a s» (Me
13,24-25).

... y p r e v é n el t i e m p o

Los p rim e ro s cristianos heredaro n ta m b ié n del ju d a is m o la c re e n ­


cia se g ú n la cual, p o r el he c h o d e estar «cerca de los astros y vivir
cerca d e las n u b e s » , los d e m o n io s conocían de a n te m a n o los fe n ó ­

33 «P u es esto y seg u ro d e q u e ni la m u erte ni la v id a ni los á n g eles ni los p rin cip ad os


ni lo p resen te ni lo fu tu ro ni las p o testa d es ni la altura ni la p ro fu n d id a d ni otra criatura
«Iguna pod rá separarnos del am or de D io s m a n ifesta d o en C risto Jesú s Señor n u estro»
(R m 8 ,3 8 - 3 9 ; l C o 1 5 ,2 6 ). O r í g e n e s , Princ., III, 5 -6 .
3 4. P ab lo afirm a q u e D io s está co n J e sú s, porqu e «u n a vez d esp o jad os los p rin cip a d o s
y las p o testa d e s, los e x h ib ió p ú b lic a m e n te , en su co rtejo triu n fa l» (C ol 2 ,1 5 ).

59
D e m o n io s

m e n o s m e te o ro ló g ic o s y p o r esto p o d ía n « p r o m e te r la llegad a d e las


lluvias q u e ya c o nocen a n t i c i p a d a m e n t e » . " Los d e m o n io s conocían
los fe n ó m e n o s atm o sfé rico s p o r q u e eran ellos m is m o s q u ie n e s los
provo c a b a n , c o m o afirm a O ríg e n e s:

«Las obras d e los d e m o n io s son las pestes, la e s te rilid a d de


las viñas y árboles frutales, las sequías y h asta la c o rr u p c ió n
del aire, q u e d a ñ a a los frutos y es a veces causa de la m u e r t e
de los a n im a le s y d e p este e n tr e los h o m b re s . T o d o esto lo
p ro d u c e n p o r sí m is m o s los d e m o n i o s » . 36

La difu sa con v ic c ió n , s e g ú n la cual «el d ia b lo ha hecho en el


m u n d o a lg u n a s c ria tu ra s y [...] p o r su p r o p ia a u to r id a d sig u e p r o ­
d u c ie n d o los tru e n o s, los rayos, las to r m e n ta s y las se q u ía s» , no fue
c o n d e n a d a c o m o herejía p o r la Iglesia hasta el año 5 6 1 , en el Sínodo
de B rag a ( P o r tu g a l) .37 A pesar d e ello, to d a v ía en el siglo X II I , san to
T om ás de A q u in o en su Exposición sobre el libro de Job afirm a: «Es
necesario a d m i t i r q u e , con el p e r m is o de D io s, los d ia b lo s p u e d e n
causar p e rtu r b a c io n e s a tm osféricas, in c ita r y r e u n ir los v ie n to s y
hacer caer fuego del c ie lo » ,38 y en el Rituale Rornanum q u e p e r m a ­
neció en v ig o r h a sta el C o n c ilio V aticano II, en la b e n d ic ió n d e las
c a m p a n a s se p e d ía q u e fuese alejada p o r m e d io de la c a m p a n a « to d a
p e r tu r b a c ió n del e s p ír itu m a l i g n o » . 39

3 5 . T e r t u l i a n o , A pologeticum, X X I I , 10, 4 0 9 (CSEL 6 3 ).


3 6 . O R ÍG EN ES, C ontra Celso, V III, 31 (tra d u cció n c a stella n a en D a n ie l R u iz B u en o
|e d .|, M adrid, B A C , 1 9 6 7 , pág. 5 4 5 ).
3 7 . A n atem a 8 , en D H 4 5 8 , pág. 2 2 2 .
3 8 . T o m á s d e A q u i n o , Exposit/o in Jobem, I, 3-
3 9 R ím a le Rornanum, T it. IX , cap. IX , n. 12, pág. 5 6 6 (E d. J u x ta T yp icam , 1 9 5 2 ).

60
CAPÍTULO 4

EL NOMBRE DE LOS DEMONIOS

Abaddón

S egún T e r tu lia n o , «los d e m o n io s no tie n e n n o m b r e s p ro p io s,


pero e n c u e n tr a n el n o m b r e allí d o n d e está su o c u p a c ió n » ,1 es decir,
llevan el n o m b r e de su fun ción . Así, el Seol, q u e en el A n t i g u o
Testamento es p re s e n ta d o c o m o la m o r a d a d e los m u e r to s (infierno ),
lugar de d e s tr u c c ió n p o r excelencia, era perso nificado en Abaddón ,2
ilivinidad infernal s o m e tid a a Dios:

«El Seol está d e s n u d o a n te él,


A b a d d ó n se halla al d e s c u b ie r to » (Jb 2 6 ,6 ) .3
«Yahvé v ig ila el Seol y A b a d d ó n » (P r 1 5 , 1 1).4
«Seol y A b a d d ó n son insaciables» (P r 2 7 ,2 0 ).

D e este m iste rio so p erson aje hay a lg ú n rastro ta m b ié n en el


N uevo T e s ta m e n to , d o n d e Abaddón es el n o m b r e del ángel del abis­

1. T e r t u l i a n o , D e id o la tr ía , 1 5 , 6 .
2. D e la raíz hebrea ’bd, q u e s ig n ific a «arruinarse, p erecer».
3. Cf. J b 2 8 ,2 2 ; 3 1 ,1 2 .
4 . Cf. Sal 8 8 ,1 2 .

61
D e m o n io s

mo q u e c a p ita n e a u n e jérc ito d e m o n stru o sa s y terroríficas langostas


cuya a p a rie n c ia era « p a rec id a a caballos p rep a ra d o s p ara la guerra;
sobre sus cabezas te n ía n c o m o coronas q u e parecían d e oro; sus ros­
tros eran c o m o rostros h u m a n o s ; te n ía n cabellos c o m o cabellos de
m u je r, y sus d ie n te s eran c o m o de león; te n ía n corazas c o m o cora- j

zas de h ierro, y el r u id o de sus alas c o m o el e s tr é p ito de carros de


m u c h o s caballos q u e corren al c o m b a te ; tie n e n colas p arecid as a las
de los e scorpiones, con a g u ijo n e s , y en sus colas, el p o d e r de causar
d a ñ o a los h o m b r e s d u r a n t e cinco meses. T ie n e n sobre sí, c o m o rey,
al ángel del a b ism o , lla m a d o en heb re o “A b a d d ó n ”,5 y en g r ie g o
“A p o l í o n ”6» ( A p 9 ,7 - 1 1 ) .

A s m o d e o , el d e m o n i o e n a m o r a d o

Para e n c o n tr a r el t é r m i n o « d e m o n io » , d e s c o n o c id o en la le n g u a
hebrea, hay q u e b u sc a r en la B ib lia g rie g a , d o n d e es u tiliz a d o sólo j

un a vez, a p lic a d o a Asmodeo, s in ie stro pe rso na je n o m b r a d o d e u n a


m a n e ra m a r g in a l en el lib ro d e T ob ías.7
El d e m o n io Asmodeo,8 q u e se ha e n a m o r a d o de la b e llís im a Sara, I
e lim in a a to d o aq uel q u e tr a te de acercarse a ella9 y ya le h a b ía 1
m a ta d o siete m a rid o s en la noche de bodas « antes de q u e se u n i e - l
ran a ella c o m o esposa» ( T b 3,8).

5. G riego: A baddon.
6 . G riego: Apollyon.
7. El pop u lar relato, e scrito en g r ie g o hacia el año 2 0 0 a.C ., no fue in c lu id o en el canon
de la B ib lia hebrea ni en el de las Ig lesia s de la R eform a, c o m o ta m p o c o lo fue el lib ro de
B aruc, d o n d e aparece el té r m in o « d e m o n io s» : «hab éis ofrecid o sa crificios a los d e m o n io s
[griego: daim oniois] y no a D io s » (B a 4 ,7 ).
8. D e l persa « d e m o n io m a lv a d o » , es el e sp íritu e n e m ig o d e la u n ió n c o n y u g a l.
9- «[E l d e m o n io ] a e lla no le hace n in g ú n dañ o, p o rq u e la am a; pero al qu e in ten ta
acercarse a ella , lo m ata» (T b 6 ,1 5 ).

62
F.l N o m b r e de los D e m o n io s

lil « d e m o n io m alo » es e xpu lsa d o p o r Tobías, el octavo p r e t e n ­


diente d e vSara, q u e te n ía m ie d o de t e r m in a r c o m o los otros m arid os,
lobías, q u e se vale de un re m e d io q u e le había m o s tr a d o p e rs o n a l­
m ente el ángel R afael,10 « t o m a n d o el h íg a d o y el corazón del pez de
U bolsa d o n d e los ten ía, los pu so sobre las brasas de los p e rfu m e s»
( I b 8,2). El h e d o r n a u s e a b u n d o del corazón y el h íg a d o del pez es
insoportable p ara este d e m o n io de e s tó m a g o delicado, q u e huye: «El
olor del pez ex p u lsó al d e m o n io , q u e escapó p o r los aires hacia la
uígión de E g ip to » . A q u í es c a p tu ra d o p o r el áng el Rafael, q u e «lo
litó de pies y m a n o s y, en un in sta n te , lo en c a d e n ó » ( T b 8,3).
En el resto del lib ro no se e n c u e n tr a n i n g ú n rastro m ás del
d e m o n io , ni siq u ie ra c u a n d o Tobías re c u e rd a la cu rac ió n d e su
mujer, a t r i b u i d a al ángel Rafael, cuyo n o m b r e sign ifica «D ios cura»
I (Tb 12,3).
En el T a l m u d , A s m o d e o se con v ierte en «el rey de los d e m o n io s ,
encargado de to d o lo q u e se refiere a los n ú m e r o s p a r e s » ,11 y en el
'/'estamento de Salomón 12 A sm o d e o es d e s c rito con estas palabras:

« “M i n o m b r e , glo rioso, es A sm o d eo . P r o c u ro con o r g u llo


hacer el m al a los h u m a n o s en to d o el m u n d o . Soy el a d v e r­
sario de los recién casados. D e sfig u ro la h e r m o s u r a de las v í r ­
g enes y desvío los c o raz o n e s”.
Le dije: “¿Sólo ése es tu c o m e ti d o ? ”.
A ñadió: “P o r m e d io de los astros los ex c ito a la locura por
las m u je r e s y lu e g o (los condu zco ) a (to d a s u e rte de) c a la m i ­
d ades h asta q u e los m a t o siete veces” » . 13

10. «Si se q u em a el corazón o el h íg a d o del pez an te un h o m b re o una m u jer ator­


m entados por un d e m o n io o un e sp íritu m a lo , el h u m o a h u y en ta to d o m al y le hace d esa ­
parecer para siem p r e» (T b 6 ,8 ).
11. Pes., 1 10a.
12. A p ócrifo de los s ig lo s l-IIl d.C .
13 Testamento de Salomón, V, 7 -8 (tra d u cció n c a stella n a en A A T , v o l. V, p ágs. 3 4 2 - 3 4 3 )

63
D e m o n io s

A z a z e l y el c h i v o e x p i a t o r i o

En el lib ro del Levítico se h abla de A za zel , cuyo n o m b r e sig n ifi­


ca «Fuerte de E l |D i o s ] » , u n a person ificación de A zizo , d iv in id a d
p a g a n a q u e p r o te g ía las caravanas árabes en el desierto .
C ad a año, el 10 d e Tishri (s e p tie m b r e - o c tu b r e ), en el «día d e la
e x p ia c i ó n » ,14 se le e n v ia b a el macho cabrío sobre el q u e el s u m o sacer­
d o te h a b ía carg a d o to d a s las c ulpas del pueblo:

«El m a c h o ca b río q u e haya caído en s u e rte “para A z a z el”, ;


lo colocará vivo d e la n te de Yahvé para hacer sobre él la e x p ia - I
ción y echarlo al d e sie rto , p ara Azazel. [...] A sí el m a c h o
cabrío llevará sobre sí to das las in iq u id a d e s d e ellos, hacia u n a
tie rra d e sie rta » (Lv 1 6 ,1 0 .2 2 ).

El m a c h o cab río no es ni ofrecido ni in m o la d o , sin o « m a n d a d o »


a A z az e l,15 q u e no aparece c o m o u n ser sino c o m o u n l u g a r d o n d e se
« m a n d a » 16 al m a c h o ca b río p ara q u e desaparezca d e f in i tiv a m e n te , y
con él to d o s los pecados.
En los apócrifos, A za zel es el n o m b r e de u n o de los á ngeles r e b e l­
des a D io s, en p a r ti c u l a r es el q u e «enseñó a los h o m b r e s a fabricar
espadas, c uchillos, escudos, p e to s [...], to do s los c o lo ra n te s y la
m e ta lu r g ia » . La con se c u e nc ia es q u e « h u b o m u c h a im p ie d a d y
m u c h a f o r n ic a c ió n » .17

14. H ebreo: yom kippur.


15. « N o es e l c h iv o lo q u e se da a A za zel, sin o los pecados; el c h iv o lleva y transfiere
el pecado con to d o s los m ales q u e pod rían derivarse d e e l» (D . LATTES, Nuovo commento alia
Torah, R om a, C arucci, 1 9 8 6 , p á g . 3 9 1 )
16. A la e x p resió n hebrea «m an d ar a A za zel» corresp on d e en nuestra le n g u a «m andar/
irse al d ia b lo » [p or eje m p lo : « Q u e se vayan al d ia b lo » ]. C o n e ste s ig n ific a d o hay q u e
en ten d er la in v e c tiv a con la q u e Pablo «m an da al d ia b lo » a dos falsos m aestros: « H im en eo
y A lejan d ro, a q u ien es e n tr e g u e a satán para q u e a p ren d iesen a no b lasfem ar» (1 T m
1,20; 1 C o 5 ,5 ).
17. Libro 1 de Henoc 8 ,1 (tra d u cció n ca stella n a en A A T , v o l. IV, p ág. 4 4 ).

64
El N o m b r e de los D e m o n io s

Con u n p r o c e d im ie n to q u e será usado a m e n u d o en épocas p o s ­


teriores p o r los tr a d u c to r e s a q u ie n e s el te x to p la n te a d if ic u lta d e s,
rn la tra d u c c ió n g rie g a d e la B ib lia se e l im in a p o r c o m p le to el
Hombre A za zel , m ie n tr a s q u e en la latin a es s u s t i t u i d o p o r «c hivo
i misario» (chivo e xp iatorio).

I)rago n es y m o n s tr u o s

Sólo en a lg u n a s ocasiones los d r a g o n e s y m o n s tr u o s p re se n te s en


la Biblia h e b rea no han sido tr a d u c id o s con demonio, sino q u e se han
m a n te n id o sus n o m b r e s en las sucesivas tr a d u c c io n e s g rie g a s y l a t i ­
nas, p o rq u e eran p re se n ta d o s c o m o seres creados o en to d o caso
d o m in a d o s p o r Dios: Leviatán, Behemot, el Dragón y Rahab.

Leviatán

P r im o r d ia l m o n s t r u o m a rin o con siete cabezas (A p 12,3) d e la


m ito lo g ía cananea, Leviatán es d e s m itiz a d o y s o m e tid o al Señor,
in te g ra d o en la creación q u e r id a p o r D io s ,18 y d esp u é s d o m in a d o ,
m u e rto y e li m in a d o d e f in it iv a m e n t e Yahvé:

« M achacaste las cabezas de Leviatán


y las e ch aste c o m o p a sto a las fieras» (Sal 7 4 ,1 4 ).
« A q uel d ía ca stiga rá Yahvé
con su esp a d a d u r a , g r a n d e , fuerte,
a L eviatán, s e rp ie n te h u id iz a ,
a L eviatán , se r p ie n te to rtu o sa ,
y m a t a r á al d r a g ó n q u e hay en el m a r» (Is 27,1).

18. «L eviatán, a q u ien creaste para jugar con é l» (Sal 1 0 4 ,2 6 ; J b 3 ,8 ; 4 0 ,2 5 ).


D e m o n io s

En la tr a d u c c ió n g r ie g a y la tin a se v ie rte a m e n u d o Leviatán con


dragón , t é r m i n o a p lic a d o t a m b i é n a los te rrib le s monstruos marinoslv
con siete cabezas.20
Los Padres d e la Iglesia no tu v ie ro n n i n g u n a d u d a en ver en el
« L e v ia tá n /d ra g ó n » al d ia b lo : «En efecto, es c ie rto q u e c u a n d o se*
dice d ra g ó n se e n tie n d e al d i a b l o » .21

B e h e m o t 22

B e h e m o t es c o n sid e ra d o en la B ib lia c o m o « p r im ic ia d e las obras


de Dios» (Jb 4 0 ,1 9 ) , a q u ie n n in g ú n h o m b re , pero sí el Señor, puede
do m a r:

« A h í tienes a B e h e m o t, a q u ie n hice c o m o a ti,


q u e se a l im e n ta d e h ie rb a c o m o las vacas.
M ira la fuerza d e sus lom os,
el v ig o r de los m ú s c u lo s del vien tre;
se e m p i n a su cola c o m o u n cedro,
los nervios de sus m u slo s se en trelazan .
Sus huesos son t u b o s de b ron ce,
su e sq u e le to , hierro forjado. [...]
¿ Q u ié n lo agarrará p o r los ojos,
le ta la d ra rá el hocico con p u n z o n e s? » (Jb 4 0 , 1 5 - 1 8 .2 4 ) .

Behemot es tr a d u c id o p o r bestia en la versión g r ie g a y conserva su


n o m b r e en la latina.

19- H ebreo: tann inim .


2 0 . J b 7 ,1 2 ; 2 6 ,1 3 ; Sal 7 4 ,1 3 ; 9 1 ,1 3 ; 1 4 8 ,7 ; Is 2 7 ,1 ; 5 1 ,9 ; A m 9 ,3 -
2 1 . O r í g e n e s , Princ., I, V, 5.
2 2 . D e l p lu ral d e behewah (« b e s tia » ), es un su p erla tiv o q u e in d ica la b e stia por e x c e ­
lencia.

66
El N o m b r e de los D e m o n io s

Padres d e la Iglesia y teó lo go s no tu v ie r o n n in g u n a d u d a en


identificar al d ia b lo ta m b ié n con Behemot:2i « B estia p o r q u e hace a
lus h o m b re s b e s tia le s » .24

I )ragón

En el libro de D a n ie l se lee q u e en B a b ilo n ia « h ab ía ta m b i é n un


;|ran d ra g ó n » al q u e los b a b ilo n io s v e n era b a n c o m o « u n dios vivo».
Daniel m a ta r á al d ra g ó n :

« E n to n c e s D an iel t o m ó pez, grasa y pelos; lo coció to d o


ju n to , hizo unas bolas y las echó en las fauces del d r a g ó n , q u e
al com e rla s reventó. Y D a n ie l dijo: “¡M irad lo q u e a d o rá is !’’»
(D n 1 4 ,2 3 -3 0 ).

Kahab

E n tre las otras m iste rio sa s figuras del m al in c lu id a s en el


A n tig u o T e s ta m e n to está Rahab,2'’ feroz m o n s tr u o m ito ló g ic o del
m u n d o b a b iló n ic o , p r e s e n ta d o s ie m p re c o m o d e r r o ta d o p o r el Señor
i|ue «con su fuerza h e n d ió el Mar, con su a stu c ia a p la stó a R a h a b »
(Jb 2 6 ,1 2 ); « ¿ N o eres t ú el q u e p a r tió a R a h a b , el q u e atrav esó al
D ragón?» (Is 5 1 ,9 ; 30,7); « M a chacaste a R a h a b c o m o a un cadáver»
(Sal 8 9 ,1 1 ).

23 . A g u s t í n , L a ciu d a d de D ios, X I, 5.
24. H . K r a m e r y J. SPRENGER, q u est. IV, 6 8 (tra d u cció n castellana: M a rtillo de brujas,
M adrid, Q u a tto E d ic io n e s, 1 9 7 6 ).
2 5 . D e s ig n ific a d o in c ie r to , tal vez « feroz/arrogan te».

67
CAPÍTULO 5

DIOSES Y DEMONIOS

S á t ir o s

En el lib ro del Levftico está escrito q u e , c o n tr a r ia m e n te a los p a ­


ganos, los israelitas « no s e g u irá n sacrificando sus sacrificios a los
sátiros1» (Lv 17,7).
Estos sátiros eran d i v in id a d e s d e los b osq u e s con c u e rp o h u m a ­
no, pero con orejas, pies y cola de cabra, se m e ja n te s al dios Pan.
A p esar d e la severa p r o h ib ic ió n de la re lig ió n oficial, q u e t e n ­
día a i m p o n e r la idea de Yahvé c o m o ún ico D ios ( D t 6 ,4 ), estos
seres, c o n sid e ra d o s d iv in id a d e s d e r a n g o inferior, eran o b je to s de
c u lto ,2 c o m o está escrito en el S e g u n d o libro de las C rónicas, d o n d e
se lee q u e J e r o b o á n , p r i m e r rey de Israel d e sp u é s del c is m a ( 9 3 1 -

1. H ebreo: se'irim , d e sa'ir, « p e lu d o » . C a lifica d o s c o m o d e m o n io s en e l T alm u d («E l


sátiro es un d e m o n io » , Sifre D t., 2 § 3 0 6 , 131 b), en la v ersió n de los L X X los sátiros son
los «d ioses falsos» y en la la tin a los « d e m o n io s» (« E t n eq u a q u a m ultra im m o la b u n t h o s­
tias suas d a c m o n ib u s» ),
2. «E n otro tie m p o , cu a n d o no co n o cía is a D io s, servíais a los q u e en realidad no son
dioses» (G a 4 ,8 ).

69
D e m o n io s

9 1 0 ), « n o m b r ó sus p r o p io s sacerdotes para los altos, los sátiros y los


becerros q u e h a b ía hecho » (2 C ro 11,15).
Las re p rese n ta cio n e s iconográficas del d ia b lo c o m o h o r r ib le sei
con un cu e rp o m ita d cabra y m i ta d h o m b r e , con c uerno s, orejas
p u n t ia g u d a s , barb a , nariz ap la s ta d a y cola, se r e m o n ta n a estos s á ti­
ros y en p a r tic u la r al d io s Pan.

El dios de la fortuna
En el proceso d e e lim in a c ió n de to d a d iv in id a d q u e p u d ie ra
e n tr a r en c o m p e tic ió n con Yahvé, la B ib lia g r ie g a d e g r a d ó a la con- '
d ic ió n d e d e m o n io t a m b ié n a Gad, el D io s de la fo r tu n a de los ara-
m eos, y el te x to de Isaías 6 5 ,1 1 , « p re p a ra d u n a m esa a G a d » , se |
tra n sfo rm a en « p re p a ra d u n a m esa al d e m o n io » . En la tra d u c c ió n
latin a G a d recibe el n o m b r e d e Fortuna}

Los d e m o n io s b u e n o s

O tr o s p ersonajes p e r te n e c ie n te s a la m ito lo g ía o r ie n ta l, cuyo I


n o m b re es tr a d u c i d o o r d i n a r i a m e n te con demonios, t a n to en la tra- I
d u c c ió n g r ie g a c o m o en la la tina , son los shedim ,4 d e m o n io s bu e n o s, I
ge n io s tu te la r e s de las p erso nas y de las casas,5 o e s p íritu s p r o te c to - I
res de las áreas sagradas, re p re se n ta d o s, de fo rm a p a re cid a a los que- I
rubines,6 c o m o toros con cabeza h u m a n a .

3- « Q u i p o n itis F ortu nac m e n sa m » .


4. En la tra d u cció n de la B ib lia de Jeru salén los shedim pasan a ser « d e m o n io s» en el
lib ro d el D c u te r o n o m io («sacrifican a d e m o n io s» , D t 3 2 ,1 7 ) y en S a lm o 1 0 6 ,3 7 (« sa c rifi­
caron a sus hijo s y a sus hijas a d e m o n io s» ).
5. «Los esp íritu s de las casas son b u en o s, p o rq u e crecen con el h o m b re» (Ber. R ., X X ,
11). En la c u ltu ra rom ana esto s d io ses eran los lares, los m an es y los p en ates, e sp ír itu s de
los an tep asad os, q u e p r o te g ía n el hogar d o m éstic o .
6. Los querubines, d el acádico káribu (litera lm en te: « q u e b e n d ic e » ), im á g e n e s típ ica s de
la cu ltu ra b a b iló n ica , son seres m o n stru o so s m ita d hom b res y m ita d an im a le s, p u esto s

70
D io s e s y D e m o n io s

I )em onio m erid ian o

A veces u n d e m o n io p u e d e aparecer p o r u n e rro r en la t r a d u c ­


ción. Es el caso del S alm o 9 1 ,6 , d o n d e «el azote q u e d e v asta a
m e d io d ía » 7 es v e r tid o con la im a g e n , q u e d e sp u é s se hizo p ro v e r ­
bial, del « d e m o n io m e r id ia n o » . Esta e xp resión se d e b e a u n e rro r de
i inducción de los L X X . D e h echo, en lu g a r d e leer el v e rb o «devas-
iir» (hebreo: jashud), leyeron demonio (hebreo: jeshed , de shedim), p or
lo qu e nos e n c o n tr a m o s demonio en la tra d u c c ió n g r ie g a y demonio
meridiano en la la tin a .8

com o gu ard ia n es de los lugares sagrados. Los querubines, qu e en la B ib lia no se con fu n d e n


nunca con los á n g e le s, tie n e n alas (Ez 1 0 ,5 ), son la cabalgadu ra de Y ahvé (« v o la b a a lom os
de un q u e r u b ín » , 2 S 2 2 ,1 1 ; Sal 1 8 ,1 1 ) y su tron o (2 R 1 9 ,1 5 ; 1 Cro 1 3 ,6 ; Sal 8 0 ,2 ). En
el N u e v o T esta m en to aparecen só lo en la C arta a los H eb reo s (H b 9 ,5 ; Ex 2 5 ,1 0 - 2 1 ) .
7 A lu sió n a los e sp íritu s m a lig n o s qu e causan sopor y s o m n o le n c ia .
8 . « A b in cu rsu , et d a e m o n io m e r id ia n o » .

71
D e m o n io s

E n la B a b e l ele las t r a d u c c i o n e s

El tra b a jo d e tr a d u c c ió n de la B ib lia h eb re a fue realizad o por


n u m e ro so s sabios q u e tr a b a ja b a n a m e n u d o con criterio s d ife- 1
rentes e n tr e sí, c o m o se p u e d e n o ta r po r la diversa tr a d u c c ió n
de u n m is m o t é r m i n o e n tr e u n lib ro y otro. A d e m á s , en a l g u ­
nos pasajes no se lim ita r o n a tra d u c ir, sino q u e in te r p r e ta r o n ,
a ñ a d ie n d o o c o rr ig ie n d o el te x to he bre o, c o m o aparece en
Isaías 6 5 ,3 (L X X ), d o n d e el rep ro ch e de D io s a c u a n to s « q u e ­
m an in cienso sobre lad rillo s» , se c o n v ie rte en el te x to g r ie g o
en: « q u e m a n incienso a los d e m o n io s » . En el libro de Isaías,
el pro feta d e sc rib e u n a B a b ilo n ia c o m p le ta m e n t e d e v a sta d a
en la q u e «los sátiros b rin c a rá n allí» (Is 13,21). En este caso
sátiros fue tr a d u c id o p o r demonios en la tra d u c c ió n g r ie g a y
peludos en la latina. En Is 3 4 ,1 4 («Los g a to s salvajes se j u n t a ­
rán con hien as y u n sá tiro llam a rá al otro; t a m b ié n allí re p o ­
sará L ilit y en él e n c o n tr a r á d escanso») los gatos salvajes son
tra n s fo rm a d o s en demonios ta n t o en la tra d u c c ió n g r ie g a c o m o
en la latina. Las hienas pasan a ser los asinocentauros, m ie n tr a s
q u e los sátiros son tr a d u c id o s en g r ie g o con onoce7itauros y en
latín con peludos. Lilit, tra n s f o r m a d a ta m b ié n en onocentauro
en la tr a d u c c ió n g r ie g a y Lamia en la la tin a ,9 es r e d u c id a a
lechuza en la B ib lia d e la C o n fe re n c ia Episcopal Italiana.

9 D e l g r ie g o luitnia (« d ev o ra d o ra » ). D io sa c ru elísim a , su rostro era una m áscara


ín cu b o, ya q u e p o d ía sacarse los ojos d e las órb ita s y p o n érselo s d esp u és d o n d e quería.
C onsiderada devoradora d e jóven es, servía para asustar a los n iñ o s.

72
CAPÍTULO 6

EL NACIMIENTO DE LOS DEMONIOS

A n g e le s l u j u r i o s o s

Si en la B iblia h ebrea son escasas y breves las referencias a los p e r ­


sonajes del m u n d o m ito ló g ic o , en los ú ltim o s siglos antes de C risto
tuvo lug ar un g ra n c a m b io c u ltu ra l bajo la influ en cia de la c u ltu r a
babilónica. Y con el ju d a is m o , la época en la q u e vivió Je sú s, la
d e m o n o lo g ía palestinense tu v o u n flo re c im ie n to e x ub erante.
Con to d o , lo q u e d i s t i n g u i ó a la d e m o n o lo g í a p a le s tin e n s e de la
de los países p a g a no s c irc u n d a n te s fue la ex clu sión d e to d a relación
en tre los d e m o n io s y las a lm as de los d i f u n t o s , 1 d e b id o en p a r te a la
severa p r o h ib ic ió n bíb lic a d e la nigromancia , el arte d e p re d e c ir el
futuro a través de la c o m u n ic a c ió n con los e sp ír itu s de los m u e r t o s . 2
N o o b s ta n te , a pesar de las severas p r o h ib ic io n e s, la n i g r o m a n c ia
era p ra c tic a d a, co m o d e m u e s t r a el e p iso d io en el q u e el p ro p io rey

1. J u s t i n o (au tor cristia n o d el s ig lo ll) escrib ía d e « lo s qu e son arrebatados y ag ita d o s


por las alm as d e los m u erto s, a q u ien es to d o s lla m a n p osesos y lo co s» (Apología I, 18, en
D an iel R u iz B u en o [ed ), Padres apologistas griegos, M adrid, B A C , 1 9 5 4 , pág. 2 0 1 ).
2. « N o acudáis a n ig ro m a n tes, ni c o n su lté is a a d iv in o s h a cién d o o s im p u ros por su
causa» (Lv 1 9 ,3 1 ; 2 0 ,6 .2 7 ; D t 1 8 ,1 1 ).

73
D e m o n io s

Saúl, q u e « h a b ía e c h a d o del país a los n ig r o m a n te s y a d iv in o s» , va


a c o n s u lta r al e s p ír itu del p ro fe ta Sam uel a través de u n a n i g r o ­
m an te.1
El to ta l silencio d e la B ib lia sobre el o rig e n de los e sp íritu s
m a lig n o s llevó a so ste n e r las in te rp re ta c io n e s m ás fantásticas sobre
el n a c im ie n to d e los d e m o n io s . E n tre las m ás conocidas se e n c u e n ­
tra la q u e los c o n sid e ra a lm a s cuyos cuerp os D ios no p u d o crear a
tie m p o p o r te n e r q u e o bserv ar el descanso sabático: «Estos son los
d e m o n io s, cuyas alm as creó el Santo, b e n d it o sea; p ero c u a n d o fue
a crear sus c u e rp o s, ob servó el sáb a d o y no los c re ó » .4
E stos d e m o n io s son lla m a d o s « n o c iv o s» :’

« E n tr e los diez o b je to s creados en la v ig ilia del p r i m e r


sábad o fig u ra b a n t a m b ié n los nocivos o e s p ír itu s m alé fic o s» .6

En el T a lm u d se e n c u e n t r a u n a explicación del o r ig e n del n a c i­


m i e n to de los d e m o n io s q u e es b a s ta n te com plica d a :

«La h ie n a d e sp u és de siete años se c o n v ie rte en m u r c ié la g o ,


el m u r c ié la g o d e sp u és d e siete años se c o n v ie rte en u n v a m p ir o ,
el v a m p ir o d e s p u é s d e siete años se co n v ie rte en u n a o rtig a ,
la o r tig a d e sp u é s d e siete años se co n v ie rte en u n e sp in o,
el e s p in o d e s p u é s de siete años se c o n v ie rte en un d e m o n i o » .7

A u s e n te en la B iblia, el o r ig e n de los d e m o n io s (y del d ia b lo ) se


b uscab a en m ito s y leyendas p o p u la re s o a través d e la esp e c u la c ió n
sobre a lg u n o s pasajes p a r tic u l a r m e n t e oscuros d e la S agrad a E scri­
tura, c o m o el c a p ítu lo 6 del lib ro del G énesis, q u e se abre con esta
im agen:

3. 1 S 2 8 .3 - 2 5 ; 2 R 2 1 ,6 ; Is 8 ,1 9 .
4. Ber. R „ V III, 5.
5 H ebreo: m azziquin , litera lm en te: « lo s q u e g o lp e a n / los q u e hacen d añ o».
6. P. A b ., 5 , 6.
7. B aba Q ., 1 6A .

74
El N a c im ie n t o d e lo s D e m o n io s

« C u a n d o la h u m a n i d a d c o m e n z ó a m u ltip lic a r s e so bre la


faz de la tie rra y les nacieron hijas, vieron los hijos d e D io s 8
q u e las hijas d e los h o m b r e s les v enían b ie n , y to m a r o n p o r
m u je re s a las q u e preferían d e e n tr e tod as ellas.
E n to n c e s d ijo Yahvé: “N o p e r m a n e c e r á para s ie m p re m i
e s p íritu en el h o m b r e , p o r q u e no es m ás q u e carne; q u e sus
días sean c ie n to v e in te a ñ o s ”.
Los n e filim 9 ex istía n en la tie rra p o r aq uel e n to n c e s (y
ta m b ié n d espu és), c u a n d o los hijos d e D io s se u n ía n a las
hijas d e los h o m b re s y ellas les d a b a n hijos: éstos fueron los
héroes de la a n t ig ü e d a d , h o m b r e s famosos» ( G n 6 ,1 - 4 ) . 10

De esta referencia m ito ló g ic a a los gigantes (los Titanes en el


m u n d o g r ie g o ) 11 se sirviero n los escritos apócrifos de los siglos Ill-Ii
a.C. para justificar el n a c im ie n to d e los d e m o n io s , c o nsiderad os
lujos d e los ángeles q u e no fueron capaces de m a n t e n e r la a lta d i g ­
nidad celeste para la cual h a b ía n sido creados:

« A h o ra los g ig a n te s nacidos d e los e s p ír itu s y d e la carne


serán lla m a d o s m alos e s p ír itu s en la tie rra y sobre ella t e n ­
d rá n su m o ra d a . M alos e s p íritu s han salido d e su carne, p o r ­
q u e d e a rrib a fueron creados y santos v ig ila n te s fue su p r i n ­

8. H ebreo: bene 'Elohitn. La tra d ició n judía p ien sa q u e los « h ijos d e D io s» son ángeles
«M u ch os á n g e le s de D io s co p u la ro n con m u jeres y en g en d ra ro n hijos sob erb ios y d e sd e ­
ñosos de to d o lo b e llo , por confiar en su capacidad. Y es q u e ésto s, seg ú n la trad ición c u e n ­
ta, co m e tie r o n ig u a les d esm a n es q u e los a trib u id o s a los g ig a n te s por los g r ie g o s» (FLAVIO
JOSEI'O, A ntigüedades ju d ia s , I, 3, 1, en J o sé Vara D o n a d o [ed ], T orrejón de A rd oz, A k al,
1 9 9 7 , vol. I , pág. 3 4 ).
9 T ér m in o hebreo qu e s ig n ific a « g ig a n te s » .
10. Cf. Sal 8 2 ,6 - 7 .
11. Los p rim ero s exploradores de la Tierra p r o m e tid a aseguran q u e encontraron
« g ig a n te s , h ijo s d e A nac, d e la raza d e los g ig a n te s . N o so tr o s nos v eía m o s an te e llo s c o m o
sa lta m o n te s, y eso m is m o les p arecíam os a e llo s» (N m 1 3 ,3 3 ; D t 9 ,2 ).
D e m o n io s

c ipio y su p r i m e r f u n d a m e n to . M al e s p ír itu serán sobre la t i e ­


rra, y m alo s e s p ír itu s serán lla m a d o s » .12

En el Libro de los vigilantes se especifica q u e estos á n geles l u j u ­


riosos «eran en total d o s c ie n to s » , g u ia d o s p o r «Sem yaza, q u e era su
jefe». É stos vieron a las hijas d e los h o m b r e s , bellas y h e rm o sa s, « la s
desearon y se d ije ro n : “Ea, esco já m o no s m u je re s de e n tr e los h u m a ­
nos y e n g e n d r e m o s h ij o s ”. [...] Q u e d a r o n e n c in ta y e n g e n d ra r o n
e n o rm e s g ig a n te s de tres m il codos d e talla cada u n o » . 15
A lg u n a s huellas residuales de estas leyendas se e n c u e n tra n t a m ­
bién en dos libros q u e pasaron p o r m u c h a s dificu ltad es (hasta el siglo
IV) antes d e ser acogidos en el N u e v o T e sta m e n to p r e c isa m e n te p o r
sus estrechos lazos con los apócrifos: la C a rta de J u d a s (texto q u e cita
lib re m e n te apócrifos c o m o la Asunción de Moisés,14 el Libro de Henoc y
el Testamento de los doce Patriarcas) y la S eg u n d a carta de Pedro:

«El Señor, h a b ie n d o lib ra d o al p u e b lo de la tie rra de


E g ip to , d e s tr u y ó d e sp u é s a los q u e no creyeron; y a los á n g e ­
les, q u e no m a n t u v ie r o n su d i g n i d a d » (Ju das 5-6).
« P u e s si D ios no p e r d o n ó a los ángeles q u e p ecaron , sino
q u e , p r e c ip itá n d o lo s en los a b ism o s te ne b ro sos del T á r ta r o ,
los e n tr e g ó p ara ser c u s to d ia d o s h asta el J u ic io » (2 P 2,4).

El a u to r de la S e g u n d a carta d e P e d ro con fina a los á ng eles r e b e l­


des en el Tártaro , d o n d e Z e u s ha b ía relegado a los T ita n e s y d o n d e
ta m b i é n h a b ía n t e r m in a d o los C íclopes, y eran arro jado s los h o m ­
bres c u lp a b le s para su frir las t o r tu r a s m ás espantosas.

12. Libro 1 de Henoc 1 5 ,8 - 1 1 (tra d u cció n ca stella n a en A A T , v o l. IV, p ágs. 5 2 -5 3 )


13 Libro 1 de Henoc 6 , 1.2; 7 , 2 (tra d u cció n ca stella n a en A A T , v o l. IV, p ágs. 4 2 - 4 4 ) .
La estatura de los g ig a n te s era d e u n o s 1 .5 7 4 m etros.
14. «E l arcán gel M ig u e l, cu a n d o altercaba con el d ia b lo d isp u tá n d o se el cuerp o d e
M oisés, no se atrev ió a pronu nciar contra él ju icio in ju rio so , sin o q u e dijo: “Q u e te c a sti­
g u e el Señor"» (Judas 9 )

76
F.l N a c im ie n t o d e lo s D e m o n io s

D em onios p ed ó filo s

En los p r im e r o s siglos d el c ris tia n is m o , c u a n d o no e s ta b a a ú n


»lara la d is t i n c i ó n e n tr e te x to s in s p ira d o s y no in sp ira d o s , se c o n ­
sideraban libros p ro fé tic o s p e rte n e c ie n te s a la S agrad a E s c ritu r a
ta m b ié n los ap ócrifo s q u e c o n t e n í a n las h isto ria s de los á n g e le s caí-
tlos, c o m o el Libro de los vigilantes .n P o r esta razón t a m b i é n los p r i ­
meros a u to re s c ristia n o s creyero n en la ley e n d a de los á n g e le s p e c a ­
m in o s o s ,16 c o m o se lee en las Apologías d e J u s t i n o , e scritas en el
niglo II:

« E n t r e g ó la p r o v id e n c ia d e los h o m b r e s , así c o m o d e las


cosas bajo el cielo, a los ángeles q u e para esto señaló. M as los
ángeles, tra s p a sa n d o este o rd e n , se de ja ro n vencer p o r su
a m o r a las m u je re s y e n g e n d r a r o n hijos, q u e son los llam a d o s
d e m o n i o s » . 17

S egú n J u s t i n o , q u e ni siq u ie ra se p la n te a el p r o b le m a de c ó m o
p u d ie ro n seres incorpó reos c o m o los ángeles u n ir s e s e x u a lm e n te con
las m u je re s, estos d e m o n io s no sólo c o n tin u a ro n v io la n d o a las
m ujeres, c o m o sus pa dre s, sin o q u e m a n ife s ta ro n ta m b ié n t e n d e n ­
cias pedófilas:

«E n tie m p o s a n tig u o s , unos d e m o n io s perversos, h a c ie n ­


do sus aparicion es, violaron a las m u je re s y c o rr o m p ie r o n a
los jó v e n e s » .1H

15. El Libro de llenoc, su rg id o en un a m b ien te fariseo en torn o al s ig lo II a.C ., fu e c o n ­


siderado ca n ó n ic o en los p rim ero s tie m p o s de la Ig lesia hasta el s ig lo III.
16. ÁTENÁGORAS d e fie n d e la in sp ira ció n d el Libro de los vigilantes asegu ran do: « N o
afirm am os e sto sin te s tim o n io s, sin o q u e declaram os lo q u e nos han m ostrad o los p rofe­
tas» (Legatto pro christianis, X X IV , 5).
17. JU S T IN O , A pología II, 5 (tra d u cció n ca stella n a en D a n ie l R u iz B u en o [e d .], Padres
apologistas griegos, op. cit., pág. 2 6 5 ).
18. JU S T IN O , Apología I, 5 (tra d u cció n c a stella n a en D a n ie l R u iz B u en o [e d .], Padres
apologistas griegos, op. c it., p á g . 1 8 6 )
D e m o n io s

Estos « d e m o n io s p erv erso s» , responsables de los m ales q u e afli­


g e n al g é n e ro h u m a n o s , « s e m b ra ro n e n tr e los h o m b re s asesinatos,
gu e rra s, a d u lte rio s, vicios y m a ld a d e s de to d a e s p e c ie » .19
D e todas form as, J u s t i n o ase g u ra q u e to do s los d e m o n io s serán
c o m p le ta m e n t e a n iq u ila d o s y d e s tru id o s p o r J e s ú s . 20
T a m b ié n A g u s t ín , en su o b ra La ciudad de Dios , cree en el p e c a ­
do de los « hijos de D io s» , e n a m o ra d o s d e las «hijas d e los h o m ­
bres», y su s p ira m a l i g n a m e n t e q u e «este m al tu v o de nu e v o su
causa en el sexo f e m e n i n o » ,21 s u b r a y a n d o u n a specto en el q u e el
a u to r del libro del G é n e sis no d e b ió pensar, a saber, q u e « im b u id a s
desde el p r in c ip io en las m alas c o s tu m b r e s de la c iu d a d te rre n a [...]
fueron a m a d as a causa d e su h e r m o s u r a p o r los hijos d e D i o s » . 22
La h ip ó te sis d e un pec ad o sexual c o m e tid o p o r los á ng eles fue
a b a n d o n a d a p r o n to p o r m u c h o s Padres d e la Iglesia g r ie g a , q u e
rechazaron el c o n t e n i d o del Libro de Henoc, c o n sid e ra d o no c a n ó n i­
co. F in a lm e n te o b je ta r o n q u e no era p osib le h a b la r de p ec a d o c a r ­
nal c o m e t id o p o r seres e s p iritu a le s c o m o eran los án geles, y de esta
m a n e ra se a b rió c a m in o la hip ó te sis de u n p e c a d o de o rg u llo y d e
re belión de los ángeles c o n tra D i o s .23

1 9 JU S T IN O , A pología 11, 5 ( t r a d u c c i ó n c a s t e l l a n a e n D a n i e l R u i z B u e n o [ e d ]. Padres


apologistas griegos, op. c it., p á g . 2 6 6 ) .
2 0 . Ibid., 6 -7 (tra d u cció n c a stella n a en Padres apologistas griegos, op. cit., págs. 2 6 6 s s.).
2 1 . La m is o g in ia d e m u ch o s Padres d e la Ig lesia lle v ó p ro n to a id en tificar al d e m o n io
con la m ujer. En la literatu ra d e la época, los relatos m o ra liza n tes em p ezab an a m e n u d o
de esta manera: « U n d e m o n io to m ó el a sp ecto d e una agradable m u jer» (R U F IN O , H istoria
monachorum, 1). En las vid a s de los S an tos Padres se lee q u e cu a n d o san A n to n io qu ería
d orm irse, el d e m o n io hacía q u e se le apareciese una m u jer d esn u d a (A ntonio , 5 , 8 4 8 b ) A
san P acom io, « m ie n tra s se preparaba para co m er su pan , [los d e m o n io s] ven ían en form a
de m u jeres d e sn u d a s q u e se sen ta b a n a co m er con é l» (Pacomio, B o 2 1 , 9 3 ) .
2 2 . A G U STÍN , La ciu d a d de D ios, X V , 2 2 (tra d u cció n ca stella n a en Obras de san A gustín,
vol. X V II, M adrid, BAC, 3 ‘ c d ., 1 9 7 8 , p á g s . 2 0 4 - 2 0 5 ) .
2 3 . J u a n C r i s ó s t o m o , In J o a n ., h o m . X V I, 4 ; A m b r o s i o , D e Paradiso, 1 2 , 5 4 .
El N a c im ie n t o d e lo s D e m o n io s

T e r tu lia n o q u e ve en la p re sc rip c ió n d e i m p o n e r a las m u je r e s el


Velo en la c abeza24 u n a p re c a u c ió n c o n tr a los deseos d e los á n geles
co n c u p isc e n te s,25 p ie n sa q u e el pec a d o de los á ng eles caídos no fue
lan to el de la co n c u p isc e n c ia c o m o el de su e n v id ia y celos p o r la
treación de A d á n , al q u e p o r esto e n g a ñ a r o n e hic ie ro n caer.26
En la E d a d M e d ia estas h ip ó te sis e n c o n tr a r o n d e f i n i t i v a m e n t e
IU e x p o sic ió n s is te m á tic a en la te o lo g ía de s a n to T o m á s de
A q u in o ,27 q u e la Iglesia hizo suya, p e r p e t u a n d o así d u r a n t e siglos
la creencia en los d e m o n io s q u e se h a b ía fo r m a d o sob re la base de
leyendas p o p u la r e s y m it o s d e sa rro lla d o s fuera d e la S a gra da
E scritura y del b u e n se n tid o .

L ilit

En el libro del G é n e sis se buscó t a m b i é n el o r ig e n de L ilit (Is


34 ,1 4), pe rson aje i m p o r t a n t e de la m i to lo g ía b a b iló n ic a y d e la
d e m o n o lo g ía jud ía . El n o m b r e L ilit de riv a de la p a la b ra h e b re a q u e
significa « n o c h e » .2H D a d o q u e las tin ie b la s eran el reino d e los
d e m o n io s , la noche q u e d ó p erso n ific a d a en u n d e m o n io .
E ste d e m o n i o , d o n c e lla d e lu j u r ia in sa c ia b le , con largos c a b e ­
llos29 s e d u c to re s , p e r te n e c e a la c a te g o ría d e los d e m o n io s súcubos,
q u e a s a lta n en su e ñ o s al h o m b r e c u a n d o d u e r m e solo, h a c ié n d o s e
30
fe c u n d a r p o r su e s p e r m a , del cual nacen d e s p u é s o tr o s d e m o n io s .

2 4 . « H e a h í por q u e d eb e llevar la m ujer sobre la cabeza una señ al d e su je c ió n por


razón de los á n g e le s» (1 C o 1 1 ,1 0 ).
2 5 . T e r t u l i a n o , D e virginibus velandis, 7 , 37; D e oratione, 2 2 .
2 6 . T e r t u l i a n o , D e p a tie n tia , 5.
2 7 . T o m á s df. A q u i n o , Sum. Theol., I, q .2 1 .6 3 .
2 8 . H ebreo: lajelah.
29- Erub., 1 0 0 b ; N id . , 2 4 b .
3 0 . L lam ados lilim . U n o de los hijo s m ás céleb res de L ilit es el d e m o n io H onnin, cuyas
gestas son narradas en el T a lm u d ( lia b a B ., 7 3 a ). E staba d ifu n d id a la creencia en qu e

79
D e m o n io s El N a c im ie n t o d e lo s D e m o n io s

El T a l m u d a d v ie rte : « N i n g ú n h o m b r e p u e d e d o r m i r solo en una entonces, se v e n g a e s tr a n g u la n d o a los recién nacidos a ntes del o c t a ­


casa; el q u e d u e r m e solo en u n a casa será t o m a d o p o r Li 1i t » .31 vo día, el q u e está p re v isto para la c ir c u n c is ió n .34 Los rasgos lu ju -
La leyenda d e Lilit se in sp ira en el lib ro del G énesis, d o n d e exis­ l'iosos y h o m ic id a s de L ilit c o n tr ib u i r á n en la E d a d M e d ia a crear la
ten dos relatos de la creación d e la m ujer. Por ello los ra b in o s sos­ lisu ra d e la bruja .
te n ía n q u e , en c o nsecuencia, te n ía q u e tra ta rse t a m b ié n d e dos
m u je re s d is tin ta s .
M ie n tr a s q u e en el p r i m e r relato, fru to de u n a línea p ro gre sista ,
se lee: «Creó, pues, D ios al ser h u m a n o a im a g e n suya, a im a g e n de
Dios lo creó, m a c h o y h e m b r a los creó» ( G n 1,27) y, p o r ta n to , con
igual d i g n i d a d e n tr e el h o m b r e y la m ujer, en la se g u n d a versión,
nacida en círculos m ás conservadores, la m u je r es creada d e la cos­
tilla t o m a d a del h o m b r e : « D e la costilla q u e Yahvé D ios h ab ía
to m a d o del h o m b r e fo rm ó u n a m u je r» (G n 2,22).
A d e m á s, ya q u e en el G é n e sis se lee: «T enía A d á n c ie n to t r e i n ­
ta años c u a n d o e n g e n d r ó u n hijo a su sem ejanza, s e g ú n su im a g e n ,
a q u ie n p u so p o r n o m b r e Set» (G n 5,3), s e g ú n la espe c u la c ión rab í-
nica Lilit h a b ría sid o la p r im e r a m u je r de A d á n , con la q u e h a b ría
vivido estos c ie n to t r e in ta años, y Eva la s e g u n d a .32
T a m b ié n s e g ú n esta teoría, antes de e n g e n d r a r a «Set a su i m a ­
g e n » , A d á n e n g e n d r ó o tro s hijos, pero no «a su se m e ja n z a » , en el
p erio d o en q u e vivió con Lilit y nacieron m u c h o s d ia blillos:
« D u r a n te los años q u e e stu v o e x p u lsa d o , A d á n e n g e n d r ó e s p ír it u s
y d e m o n io s d e la n o c h e » .33 P ero D ios los m a tó y p o r eso Lilit, d esd e

m u ch os abortos eran in d u d a b le m e n te hijos de L ilit, ya q u e los niñ os estab an « p r o v isto s


de alas» (Nic/., 2 4 b ).
31 . Shab., 1 5 1 b .
32 . Eva, m ien tra s ta n to , no e stu v o inactiva: «En los 1 3 0 años q u e Eva v iv ió separada
de A dán, e sp íritu s m a sc u lin o s se p o n ía n en c elo por ella y ella e n g en d rab a de e llo s» (Ber. 3 4. G n 1 7 ,1 2 . U n s ig n o claro d e qu e L ilit se acerca al recién nacido es q u e é ste ríe
R ., X X , 1 1). m ientras du erm e: es el d e m o n io , q u e en un arrebato d e ternura, antes d e destrozar al n iñ o ,
33- F.rnb., 18b. « E sp íritu s fe m e n in o s se p o n ía n en c elo por A dán y e n gen d rab an d e é l» lo acaricia. D e esta form a se daba una ex p lic a c ió n al m iste r io d e la alta m ortalid ad d e los
(Ber. R ., X X , 11). recién n acidos du ran te los p rim eros días d e vida.

80 81
CAPÍTULO 7

DEMONOLOGÍA PALESTINENSE

A c a d a u n o lo s u y o

En el T a lm u d los d e m o n io s son d esc ritos con estas palabras:

«Se d ic e n seis cosas de los d e m o n io s: en tres d e ellas son


c o m o los á ng eles del servicio y en tres c o m o los h o m b r e s ;
c o m o los p r im e ro s tie n e n alas y v uelan d e u n e x tr e m o a o tro
del m u n d o , conocen el f u tu r o y conocen los m iste rio s, pero
de trás del velo; c o m o los h o m b r e s , c o m e n , b e b e n , crecen, se
m u lt ip li c a n y m u e r e n » . 1

T o do d e m o n i o tie n e su n o m b r e , su esp e c ia liz ac ió n y su c a m p o


de acción. E x iste n d e m o n i o s de los c a m p o s ,2 de los c e m e n te r io s y

1. C b a g ., B ., 16a. T a m b ién los cristia n o s habían h e c h o suya esta creencia. S egú n


T e r t u l i a n o , los d e m o n io s tie n e n alas, por e llo «en un m o m e n to están por tod as partes.
F.l m u n d o e n tero es para e llo s un so lo lugar; para ello s es tan fácil co n o cer c o m o anu nciar
lo qu e su ced e en c u a lq u ie r lu gar» (Apologeticum, X X I I , 8).
2. « A lg u n o s d ic e n q u e los e sp ír itu s d e los c a m p o s son b u en o s p o rq u e no c o n o c en
su ín d o le [d el h o m b r e]; o tro s d ic e n q u e son m a lo s, p o rq u e no crecen con é l» ( Ber; R . ,
X X , 11).

83
D e m o n io s

de las ruinas. M i e n t r a s q u e los nocturnos3 van al d e s ie r to y los genios


o espíritus4 van a los b o s q u es, o tro s asaltan al h o m b r e en el sopor
m erid ian o .5
T odo lo q u e te n ía causas in e xp lic a bles para la c u ltu r a de la época
y era d e s c o n o c id o p or el h o m b r e , se a tr i b u ía a la acción de los d e ­
m o n io s, c o n sid e ra d o s responsables de tod os los c o m p o r ta m ie n to s
e xtraño s del in d iv id u o . Así, d esde la lic a n tro p ía 6 al d e lirio causado
por la fiebre á lg id a ,' de la e p ile p sia al s o n a m b u lis m o , to d o era a t r i ­
b u id o a u n a acción d em o n ia c a .
El m is te r io d e la e m b r i a g u e z era a tr ib u id o a la acción del d e m o ­
nio Shimadón ,s Dever es el d e m o n i o q u e causa la p e ste y P ahad el qu e
provoca el m ie d o . La c eg u e ra es causada p o r Shabriri? La insolación
es p e rso n a liza d a en Keteb M eriri ,ll) h o rr e n d o d e m o n io q u e «está lleno
de escam as y d e pelos y tie n e sobre el corazón un ojo q u e es fatal
para q u ie n lo m i r a » ; 11 vaga de las 10 a las 15 horas, en el in te rv alo
m ás caluroso d e la jornada, en el p e rio d o de las tres sem a n a s m ás
tó rrid a s del a ñ o . 1’
La creencia en el in flujo d e los seres d e m o n ia c o s sobre las e n f e r ­
m e d a d e s fue tr a n s m i t i d a ta m b ié n p o r el ju d a is m o a los c ristianos.
A pesar d e q u e los c o n o c im ie n to s m éd ic o s n e g a b a n ya d e sd e los
tie m p o s de H ip ó c ra te s (siglo IV a.C.) la d e p e n d e n c ia de las e n f e r­
m e d a d e s con resp ecto a los d e m o n io s , en el siglo III O r íg e n e s , al

3. H ebreo: tilín .
4 . H ebreo: ¡budín.
5. Los pinare.
6. D el g r ie g o lykos (lo b o ) y antbropos (h om b re).
7. P lin io , gran c ie n tífic o d e su tie m p o , habla d e un « d e m o n io de la fieb re» .
FlLÓSTRATO, V ita de Apotonio, 4 , 10.
8 . Ber. R ., X X X V I , 3-
9 . Pes., I 12a; A . Z . , 12b.
10. «M ala p e ste » (D t 3 2 ,2 4 ; Sal 9 1 ,6 ).
1 1. \jtm en t. R ., a. 1 ,3 -
12. E ntre el 17 d e tam m uz (ju n io /ju lio ) y el 9 d e a b (ju lio /a g o sto ).

84
I
D EM ONOI.OGÍA PAI.ESTINENSE

inferirse a la m iste rio s a r e p e tic ió n cíclica de los a ta q u e s de e p i l e p ­


sia, tod avía sosten ía q u e ésta d e b ía ser a t r i b u i d a al d e m o n io :

«En efecto, el d e m o n io , para hacer s u rg ir h a b la d u ría s acer­


ca d e la lu na atacaba o de ja b a tra n q u ilo s a los obsesos se g ú n
las fases lu n a re s.13 Está claro q u e no era la lu na la q u e te n ía
influencia sobre ellos, ya q u e, repito , se tr a ta b a sólo de un
efecto d e la m a ld a d del d e m o n io , q u e q u e ría a tr ib u i r a la lu n a
el mal q u e él m is m o realizaba. D e a q u í su rg ió aq u e lla errónea
o p in ió n e n tr e personas sin se n tid o , las cuales lla m a b a n “lu n á ­
ticos" a tales obsesos; pero esto no es c ie r to » .14

J u a n C r is ó s to m o c o n f ir m a to d a v ía en el sig lo v la te o ría d e la
naturaleza d e m o n ia c a de la epilepsia:

« C o n to d o , los m é d ic o s p u e d e n tr a ta r de ofrecer u n a
ex plicación n a tu ra l [de la ep ile p sia ], p o r q u e s e g ú n su c o n v ic ­
ción a q u í no a c tú a n i n g ú n e s p ír i tu i n m u n d o , a u n q u e t e n g a ­
m os un f e n ó m e n o de e n fe r m e d a d del cuerp o. En su m o d o
na tu ral de ex p lic a r las cosas p u e d e n s o ste n e r q u e la h u m e d a d
se m u e v e en la cabeza s e g ú n u n a c ie rta s im p a tí a [sincro nici-
d ad ] con la luz de la lu n a , q u e tie n e i g u a lm e n te u n a n a t u r a ­
leza h ú m e d a . P ero n oso tros creem os al E v an g e lio ta m b ié n en
esto, a saber, q u e esta e n fe rm e d a d está p ro v o c a d a e v id e n te ­
m e n te en q u ie n está afectado p o r u n e s p ír itu i n m u n d o , m u d o
y c i e g o » .1'

S egún el T a lm u d , los d e m o n io s se e nsa ña n sobre a lg u n a s c a te ­


gorías de personas:

13- En el E v a n g e lio d e M ateo el e p ilé p tic o es lla m a d o « lu n á tic o » (M t 1 7 ,1 5 ), por la


creencia se g ú n la cual los ataq ues d e e p ile p sia c o in c id ía n con las fases lunares.
14. O r í g e n e s , Com. M a t., 1 3 ,6 .
15. J u a n C r i s ó s t o m o , Com. M a t., 5 7 ,3 (1 7 ,2 0 ).

85
D e m o n io s

«Tres perso nas necesitan p ro te cc ió n [de los d e m o n io s]: el


inv álid o, el esposo y la esposa recién casados. S e g ú n o tro s, la
recién p arid a. O tr o s dicen: t a m b i é n el q u e está de lu to , los
d is c íp u lo s de los sabios d u r a n t e la n o c h e » .16

D e estos p e lig ro s nace la c o s t u m b r e de los p a rie n te s d e los e sp o ­


sos d e a rm a r b u lla para m a n te n e r alejados a los d e m o n io s en el
m o m e n to d e las bodas, y t a m b i é n la c o s t u m b r e de q u ie n e s e stá n de
lu to d e c a m b ia rse de ropa a fin de no darse a conocer a los d e m o ­
nios c u lp a b le s d e la m u e r te .
Ya q u e la noche es el reino de los d e m o n io s , existe u n a p r o h i b i ­
ción e x p líc ita d e salir d e noche:

«Los m a e stros e nseñan: no salir de noche a causa de la


m u l t i t u d de los d e m o n io s m a lh e c h o re s q u e tie n e n el p o d e r
de hacer d a ñ o » . 17

Y, para m a y o r p ru d e n c ia , «de noche está p r o h ib id o sa lu d a r a


c u a lq u ie ra p o r m ie d o a q u e p u e d a ser un d e m o n i o » . 1”
T a m b ié n de no ch e es p e lig ro so beber:

« N a d ie d e b e b e b e r a g u a la noche del m iércoles o del s á b a ­


do; si la beb e, su san g re caerá sobre su cabeza p o r el p e lig ro .
¿ Q u é p e lig ro ? U n e s p ír itu m a l i g n o » . 19

En p a rtic u la r son dos las noches de la se m a n a e x t r e m a d a m e n t e


peligrosas:

« [ Q u e no se salga] ni el m iércoles ni el sáb ad o p o r la


noche, p o r q u e A g r a t, hija d e M a h la t, y d ie c ioc h o m iría d a s de

16. Ber., 54B.


17. Pes., 1 12B.
18 Sanh., 44a
19- Pes., 1 12a.

86
D e m o n o l o g ía P a l e s t in e n s e

ángeles dev a stad o re s vagan, y todos y cada u n o de ellos están


a u to riz a d o s para g o l p e a r » .20

I.ligares p e l i g r o s o s

La acción de estos seres nocivos se m a n ife sta b a no sólo d e noche


0 en lugares m iste rio sos y tem ero sos co m o los c e m e n te rio s y l u g a ­
res d e s h a b ita d o s ,21 sino q u e e n tre los a m b ie n te s d e riesgo el T a lm u d
tiñade ta m b i é n las letrinas: «El q u e es recatad o en la le trin a está
libre de tres cosas: serpien tes, escorpiones y e s p íritu s m a lig n o s » .22
lin p a r tic u la r se creía q u e «en T ibe ría de s h a b ía u n a le trin a en la
que, ta m b ié n si a c u d ía n de dos en dos e in cluso de día, eran a sa lta ­
dos [por los d e m o n i o s ] » .25
Por causa del p e lig ro del a ta q u e de los d e m o n io s m ie n tra s se
estaba en la letrin a , en el T a lm u d se de sc rib e n las precaucion es q u e
to m a b a un c o n o cid o r a b in o c u a n d o tenía q u e ir al excusado:

« A n te s d e q u e R a b a fuese n o m b r a d o jefe d e la A c ad em ia,


su m u je r solía a g ita r d e la n te de él u n a n uez en u n a botella;
pero d e s p u é s d e ser n o m b r a d o p re sid e n te de la A ca d e m ia , su
m u jer, tras m a n d a r a b rir u n a v e n ta n a en el m u r o , le p o n ía la
m a n o sobre la c a b ez a» .24

Por lo d e m á s , esta b a d i f u n d i d a la convicción d e q u e las s o m b ra s


de ciertos árboles eran refugio de d e m o n io s: « U n serbal s itu a d o
cerca de u n a c iu d a d no posee m e n o s de sesenta d e m o n io s » . C u a n ta s

2 0 . Pes., 1 12b.
2 1 . Los p rim ero s m o n jes c ristia n o s, q u e trataban de desafiar y co m b a tir contra los e s p í­
ritus m a lig n o s, fijaban su m orada en los lugares d o n d e a su ju icio se encontraban m u ch os
d e m o n io s.
2 2 . B er., 6 2 A .
23- B er., 6 2 A .
2 4 . Ber., 6 2 A .

87
D e m o n io s

más ram as tie n e un á rbo l, m ás p e lig ro sa es su s o m b ra. E xcepto el


cornejo, p o r q u e tien e espinas:

« U n a d e m o n ia d ijo a su hijo: "Vete del corn ejo , p o r q u e I


m a tó a tu p a d re y te m a ta r á ta m b ié n a t i " » . 25

R em ed io s y e x o rcism o s

S e g ú n el T a lm u d , los d e m o n io s son nu m e ro sís im o s :

«El m u n d o e n te r o está lleno d e e s p ír itu s m a lig n o s y de


d e m o n io s maléficos. N o hay en la e x te n sió n del u n iv e rso el
espacio d e u n c u a rto d e q a b 26 en el q u e no se e n c u e n tr e n
nueve q a b d e d e m o n i o s » .27
«Si el ojo h u m a n o tuviese la facu ltad d e verlos, n i n g ú n
h o m b r e p o d r ía vivir a causa de los e s p ír itu s m a lig n o s . Son
m u c h o m ás n u m e ro so s q u e los h o m b re s . C a d a u n o de no so­
tros tie n e m il a su iz q u ie rd a y m iría d a s a su derecha. El g e n ­
tío en las a sam b leas p ú b lic a s se d e b e a ellos. Las rodillas se
cansan p o r causa d e ellos. Las v e s tim e n ta s de los rab in o s se
g a sta n p o r q u e ellos se frotan c o n tra ellas; ellos pisan los pies
d e los h u m a n o s » . 28

Para d e fen d e rse de esta s u p e r p o b la c ió n de d e m o n i o s ,29 en el


T a lm u d se p re sc rib e n a lg u n o s exo rcism os in falibles tan c o m p le jo s
c o m o i m p r a c tic a b le s , de m o d o q u e su ineficacia no se d e b ía i m p u ­
tar al e xo rcism o , sin o a su p rá c tic a in c o m p le ta e im p erfecta:

2 5 . Pes., 3B .
2 6 . 1 q ab = 2 ,5 litros.
2 7 . Tanch. M ish p., 19.
2 8 . Ber., 6 A .
2 9 - R a b b í Y ojanán asegu ra q u e só lo en S ic h n in , c iu d a d d e G a lile a , hay trescien tas
esp ecies de d e m o n io s m a sc u lin o s (G il., 6 8 a ).

88
D e m o n o l o g ía P a l e s t in e n s e

«Si u n o es m o r d id o p o r u n p e rro sospechoso de estar e n d e ­


m o n ia d o , d e b e t o m a r u n a piel de hie n a m a c h o y e sc rib ir
sobre ella: “Yo, x, h ijo de y, e scribo sobre u n a piel de h ie n a
m acho, a p ro p ó s ito de ti: ‘k a n ti, k a n ti kleros jah jah. Señor
de los ejército s, a m é n , a m é n S e la h ”’. Q u e se q u i t e la ropa, la
e n tie rre en u n a t u m b a d u r a n t e doce m eses, la d e se n tie rre , la
q u e m e en un h o rn o y esp arza las cenizas en la calle p rin c ip a l.
D u r a n te estos doce meses, cu a n d o b eb a ag u a , q u e la b e b a sólo
en un t u b o de co bre p o r m ie d o a ver [en el ag ua] la im a g e n
de un d e m o n io , e x p o n ié n d o se con ello a un p e l ig r o » . 30

Para q u ie n se c o n te n te sólo con ver a los d e m o n io s , el T a lm u d


prescribe:

«El q u e desee verlos d e b e t o m a r la p la c e n ta de u n a g a ta


negra, hija d e u n a g a ta neg ra, p r i m o g é n i t a d e u n a p r i m o g é ­
nita; q u e la ase al fuego, la pu lv erice, se llene los ojos de ella
y los v e rá » .51

El efecto está a segurado.


Para q u ie n sólo q u ie r a saber si ha sido v isita d o p o r a lg ú n d e m o ­
nio, el re m e d io es m e n o s c o m p lic ad o : «El q u e desea ver sus h uellas,
que to m e ceniza ta m iz a d a y la esparza en to r n o al p ro p io lecho. Por
la m a ñ a n a verá alg o se m e ja n te a las huellas d e u n g a l lo » .52
El c r is tia n is m o he re d ó la creencia se g ú n la cual «cada especie de
d e m o n io s tie n e p e c u lia r a fin id a d con cada especie de a n im a le s [...];
para ello e n tr a n en los m ás rapaces y feroces de e n tre los a n im a le s

30 . Yom a., 3 8 B .
31. Ker., 6 2 A.
32. B er., 6 2 A . F,1 g a llo era c o n sid era d o un d e m o n io porqu e cantab a de n och e, y e ste es
el m o tiv o por el q u e can ta en el m o m e n to en q u e P edro traiciona a Jesús: «Jesús le dijo:
"Yo te aseguro: esta m ism a no ch e, a n tes q u e el g a llo ca n te , m e habrás n egad o tres v e c e s ”»
(M t 2 6 ,3 4 .7 4 ) .

89
D e m o n io s

y ta m b i é n en o tro s m ás a s t u t o s » .33 En p a r tic u la r eran c o n s id e ra ­


dos d e m o n ia c o s aq u ello s a n im a le s q u e en la B ib lia eran declarados
im p u r o s (Lv 1 l ) . 34
Esta c reen cia en los d e m o n io s e stab a tan d i f u n d i d a ta m b i é n en
las clases c u lta s q u e el h is to r ia d o r Flavio Josefo, c o n te m p o rá n e o
de la época del N u e v o T e s ta m e n to , en su d e sc rip c ió n del p alacio de
H e ro d e s en M a q u e r o n te , a firm a q u e en las cercanías crecía u n a raí/
«de color rojo lla m a q u e no se deja agarrar: h u y e y no se d etien e
hasta q u e no se vierte sobre ella o r in a de m u je r o sa n g re m e n s ­
tru a l» . El h is to r ia d o r a firm a q u e , a pesar de to d o s los p e lig ro s que
esta raíz te n ía («el q u e la toca m u e re sin re m e d io » ), «es m u y b u s ­
cada sólo p o r u n a d e sus pro p ie d a d es: en efecto, b asta con q u e aquel
q u e es a flig id o p o r los lla m a d o s d e m o n io s —los cuales son e sp íritu s
de h o m b r e s m a lva d os q u e p e n e tr a n en los c u e rp o s de los vivos y los
m a ta n si na d ie los s o c o r r e - se ace rq u e a ella p ara q u e q u e d e lib e ra ­
do i n m e d i a t a m e n t e » . 35

33- O R ÍG EN ES, C ontra Celso, IV, 9 3 -9 2 (tra d u cció n ca stella n a en D a n ie l R u iz B u en o


[ed ], M adrid, B A C , 1 9 6 7 , págs. 3 2 4 -3 2 5 ) .
3 4 . En la lista está ta m b ié n p resen te «la lieb re, p o rq u e ru m ia » (Lv 1 1 ,6 ). A n tes d e la
reform a p r o m o v id a por el c o n c ilio V a tica n o II, en la b e n d ic ió n d e los ca m p o s en el R itu al
R om an o se p ed ía al Señor q u e p r o teg iera los ca m p o s de la p la g a de los d e m o n io s: «Te roga-
mus... u t hos catupos... benedicere, conservare el ab o/nni daemonum infestatione custodire digneris»
(R itu a le Romanum , tit. IX , cap. V I, n. 19, p á g . 5 0 2 ).
35. F l a v i o J o s e h o , L a guerra de los ju d ío s, V II, 6 , 3-

90
C A P ÍT U L O 8

EL DEMONIO EN EL NUEVO TESTAMENTO

La v i c t o r i a d e J e s ú s

La certeza d e te n e r p o r P a d re a u n D io s q u e cu id a d e los h o m ­
bres y los d e f i e n d e ,1 y la certeza con q u e J e s ú s a firm a su c o m p le ta
victoria sob re to d a fuerza m a l i g n a ,2 hacen q u e en el a n u n c io d e la
buena noticia esté de to d o p u n t o a u s e n te el m ie d o a los d e m o n io s ,
que en el N u e v o T e s ta m e n to d e s e m p e ñ a n u n p apel m u y m a rg in a l.
Los d e m o n io s son cita d o s en to ta l 23 veces en el E v a n g e lio de
Lucas, 11 en M a te o y M arco s y 7 en J u a n [Tabla IV ], E v an g e lio en
el q u e el t e m a d e los e n d e m o n ia d o s está c o m p l e t a m e n t e au se n te ,
como en el resto del N u e v o T e s ta m e n to .3
En los E v a n g e lio s satán , diablo , demonio y espíritus inmundos no
son n u n c a e m p le a d o s p ara hacer caer en el p e c a d o a los h o m b r e s
(de esto se e n c a rg a n ellos m is m o s sin n ecesidad de n i n g ú n apoyo),

1. «En c u a n to a v o so tro s, hasta los ca b ello s de vu estra cabeza están tod os co n ta d o s. N o


tem áis, pues; v o so tro s va léis m ás qu e m u ch o s pajarillos» (M t 1 0 ,3 0 -3 1 ).
2. « ¡A n im o !: yo he v e n c id o al m u n d o » (Jn 1 6 ,3 3 ; 1 J o 4 ,4 ; R m 8 ,3 3 ).
3. C on la ú n ica e x ce p c ió n de H ch 1 9 ,1 6 : «el h o m b re p o se íd o d e l m al e sp ír itu » .

91
D e m o n io s

sino q u e se d e d ic a n a im p e d ir la aco g id a d e J e s ú s y d e su mensaje


de liberación.
C on la exp resión « te n e r un d e m o n io » no se in d ic a en los
E vangelios u n a posesión d ia b ó lic a , sino la locura: « P o r q u e vino
J u a n , q u e ni c o m ía ni beb ía, y dicen: “D e m o n i o ti e n e ”» ( M t 1 1,18;
Le 7 ,33).
Las pocas veces q u e en el E v a n g e lio d e J u a n a p a re c en las p a l a ­
bras demonio y « e n d e m o n i a d o » es p ara a t r ib u i r l a s a la lo c u ra de
Jesús:

«Los ju d ío s le re sp o n d ie ro n : “¿ N o d e c im o s, con razón, .


q u e eres sa m a r ita n o y q u e tienes u n d e m o n io ? " . R e s p o n d ió
Jesús: “Yo no te n g o u n d e m o n io ; sino q u e h o n r o a mi Pa dre ,
y vosotros m e d e sh o n rá is a m í. Pero yo no b u sco m i g lo ria ; ya
hay q u ie n la b usca y juzga. En v e rd ad , en v erd ad os digo : si
a lg u n o g u a r d a m i p alab ra, no verá la m u e r t e jam ás". Le d i j e ­
ron los judíos: " A h o ra e sta m o s segu ros d e q u e tien es un
d e m o n io . A b ra h á n m u r ió " » (Jn 8 ,4 8 - 5 2 ) .
« M u c h o s de ellos decían: “T iene un d e m o n io y está loco.
¿P or q u é le e sc u c h á is ? ”. Pero o tros decían: “Esas p ala b ra s no
son de un e n d e m o n ia d o . ¿ P u e d e acaso un d e m o n io a b r ir los
ojos d e los c ieg o s? ” » (Jn 1 0 ,2 0 -2 1 ).

En el resto del N u e v o T e s ta m e n to el t é r m i n o demonio aparece


sólo 10 veces [Tabla V ], m ie n tr a s q u e el t é r m i n o « d e m o n ia c o » a p a ­
rece sólo u n a vez:

«Tal s a b id u r ía no d e sc ie n d e d e lo alto, sino q u e es te rre n a ,


n a tu ra l, d e m o n ia c a » (St 3,15).

Fuera del N u e v o T e s ta m e n to , en los p r im e r o s escritos cristian os,


con el t é r m i n o demonio se in d ic a n las pasiones n e ga tiva s de los h o m ­
bres:

92
r
El D e m o n i o e n el N uevo T esta m en to

«M ala es la m u r m u r a c ió n , d e m o n io in q u ie to es, q u e n u n c a está


H» paz, sino q u e tie n e s ie m p r e su v iv ie n d a e n tre d is e n s io n e s » .4
« G ra n d e m o n io es la a rro g a n c ia y vana p r e s u n c ió n » .5

Más ta rd e E v a g rio P ó n tic o id en tific a rá a los d e m o n io s con los


malos p e n s a m ie n to s ,6 es decir, los vicios capitales, c a ta lo g á n d o lo s
i n ocho d e m o n io s , e n c a rg á n d o lo s re s p e c tiv a m e n te de la g u la , for­
nicación, avaricia, tristeza, cólera, pereza, v a n a g lo ria y soberbia.

lispíritu in m u n d o

Marcos es el e v a n g e lista q u e más veces tr a d u c e el c o n c e p to de


d e m o n io con la exp resión « e s p íritu in m u n d o » ,* q u e en el A n t i g u o
T e sta m e n to aparece ú n ic a m e n t e en un pasaje del profeta Z acarías.9
Ser impuro o imítatelo es la c o n d ic ió n q u e o b sta c u liz a la c o m u n i ­
cación con D ios, el to t a l m e n t e p uro. Todos los fe n ó m e n o s relativos
al n a c i m i e n t o ,10 a la m u e r t e 11 y a la v id a sexual hacen al h o m b r e
im p u r o .12

4. E l pastor de Hermas, M a n d a m ien to se g u n d o , 3 (tra d u cció n ca stella n a en D a n ie l R u iz


B ueno [ed ], Padres apostólicos, M adrid, B A C , 5 “ e d ., 1 9 8 5 , p ág. 9 7 2 ).
5. E l pastor de Hermas, C om p a ra ció n novena, 2 2 , 3 (tra d u cció n c a stellan a en D a n ie l
R uiz B u en o [ed ], Padres apostólicos, op. cit., pág. 1 .0 7 7 ).
6. G riego: logtsmot. « Im á g e n e s» o fantasm as q u e se crean en la m e n te d el hom b re.
7. E v a g r i o P ó n t i c o , Sobre los ocho espíritus de m alicia, P G 2 6 , 8 4 8 b ; 2 3 , col. 8 7 7 a
Praktikos 6.
8. G riego: pneuma akatharton. 14 veces en M arcos frente a las 2 de M ateo y las 6 de
Lucas (Tabla V I).
9. « A q u el día -o r á c u lo de Y ahvé S e b a o t - extirparé de esta tierra los n om b res d e los
ídolos y no se volverá a m entarlos; ig u a lm e n te haré qu e desaparezcan d e esta tierra los p r o ­
fetas y el e sp íritu d e im p ureza» (Z a 1 3 ,2 ).
10. Lv 12.
11 N m 1 9 ,1 1 ; D t 2 6 ,1 4 ; Jr 1 6 ,5 .
12. Lv 1 5 ,1 6 -1 8 ; 1 S 2 1 ,5 - 6 .

93
D e m o n io s

El espíritu es u n a fuerza e x te rn a al h o m b r e . Si éste lo acepta, su


in flujo a c tú a en su in te rio r id a d . C u a n d o esta fuerza p ro c e d e de
D ios, es lla m a d a santa (E s p ír itu santo)\ c u a n d o p ro v ien e de e lem en
tos c o n tra rio s a D ios, es c o n sid e ra d a u n a fuerza impura.'*
M ie n tra s q u e la acogida del E sp íritu Santo tra n sp o rta al h o m b re ;i
la esfera de lo d iv in o (vida), el e sp íritu in m u n d o hace q u e el hom bre
sea incapaz de e n tr a r en la esfera divina y lo clava en la de la m uerte.
La diferen cia e n tr e el h o m b r e poseído p o r un espíritu inmundo y el
endemoniado está en el hecho de q u e , m ie n tra s q u e el p r im e r o m a n i ­
fiesta esta c o n d ic ió n sólo en circ un sta nc ias p a rtic u la r e s ,14 el estado
del e n d e m o n ia d o es e v id e n te , c o n tin u o y c on ocid o p o r la g e n t e . 15 j
En los E v a ng e lios se h a b la t a m b ié n de «siete e s p ír itu s peores»:

« C u a n d o el e s p íritu i n m u n d o sale del h o m b r e , a n d a


v a g a n d o p o r lugares áridos en busca de reposo, pero no lo
e n c u e n tr a . E n to n c e s dice: “M e volveré a m i casa, d e d o n d e
sa lí”. Y al llegar la e n c u e n tr a d e so c u p a d a , b a rrid a y en o rd e n.
E n to n c e s va y t o m a c o n sig o otros siete e s p ír itu s peores q u e
él; e n tr a n y se insta la n allí, y el final d e aq uel h o m b r e viene
a ser p e o r q u e el p r in c ip io . A sí le su ced erá ta m b ié n a esta
g e n e ra c ió n m a lv a d a » .16

Estos «siete e s p ír itu s p e o r e s » ,17 asociados al espíritu inmundo ,


re p re s e n ta n en el Testamento de Rubén 18 los siete vicios, lla m a d o s los
« es p íritu s del error»:

13- El té r m in o « in m u n d o /im p u r o » (g rieg o : akathartos) en los E v a n g elio s se ap lica


siem p re al espíritu (g rieg o : pneumá) y nu nca al hom bre.
14. Me 1.23-24.
15. Me 5.1 -18.
16. Mt 1 2,43 -4 5; Le 11,2 4-26.
17. S ie te son ta m b ié n los d e m o n io s q u e salieron de «M aría, llam ada M agd alen a» (Le
8 , 2).
18. A p ó crifo d el s ig lo I a.C.

94
El D e m o n i o e n el N uevo T esta m en to

«El p r im e r o es el e s p ír i tu de la fo rnicación,
el s e g u n d o es el e s p ír i tu d e la in sa c ia b ilid a d ,
el tercero es el e s p ír itu d e la g u e rra ,
el c u a r to es el e s p í r itu del a g ra d o y el e n c a n to ,
el q u i n t o es el e s p ír it u del o rg u llo ,
el sexto es el e s p ír itu del e n g a ñ o ,
el s é p t i m o es el e s p í r itu de la in ju sticia.
A ellos se añ a d e el e s p ír itu del sueño, el octavo, u n id o a e n g a ñ o s
y f a n ta sía s» .19

F in a lm e n te , en el N u e v o T e s ta m e n to se m e n c io n a el « e s p íritu
inalo»20 en c in c o ocasiones [Tabla VII].

M am ón (m am ona)

Sin ser calificado c o m o d e m o n io , en la Biblia se habla de


mamón, té r m i n o aram eo q u e d e s ig n a la riqueza: « D ic h oso el
rico de c o n d u c ta in ta c h a b le q u e no corre tras m a m ó n [BJ: "el
o ro ”]» (Si 31,8). Los evangelistas se a p ro p ia rá n de esta im a g e n
para in d ic ar la oposición a b so lu ta e n tre la confianza p u e s ta en
D ios y la confianza p u e s ta en la a c u m u la c ió n de los bienes:
« N o pod éis servir a D ios y a m a m o n a [BJ: “al D i n e r o ’’]»
(M t 6 ,2 4 ) .21 En el apócrifo Hechos de J u a n , m a m o n a es clara­
m e n te id e n tific ad o con u n d e m o n io : «El q u e a m a el d in e r o es
siervo de m a m o n a . En efecto, m a m o n a es el n o m b r e d e un
d e m o n io , señor d e las g anan cias m ateriales y d o m i n a a los q u e
am a n el m u n d o » (3,5).

19 Testamento de Rubén, 3, 2 -7 (tra d u cció n ca stella n a en A A T , v ol. V, p ágs. 3 1 -3 2 ) .


2 0 . G riego: pneuma to poneron.
2 1 . Le 1 6 ,9 .1 1 1 3 .

95
D e m o n io s

¿Exorcismos?

La e x tr e m a so b rie d a d de los textos del N u e v o T e s ta m e n to con


respecto a los d e m o n io s no ha p o d id o n ada o casi nada c o n tr a la
su p e rstic ió n y las creencias en el m u n d o d e los e s p íritu s.
Si en el sig lo II, se g ú n M á x im o de Tiro, los d e m o n io s existentes
en el m u n d o eran 3 0 . 0 0 0 , en los siglos s ig u ie n te s alcan zaron un
n ú m e ro d is p a ra ta d o .
En el sig lo XV, ba sánd ose en la afirm a c ió n del A po c alipsis según
la cual « un g r a n D r a g ó n rojo, con siete cabezas y d iez c ue rno s» con
«su cola arrastra la tercera p a r te de las estrellas del cielo y las p r e ­
c ip itó sobre la tierra» (A p 1 2 ,3 -4 ), se calculab a q u e los d e m o n io s
eran 7 .4 0 5 . 9 2 6 , y f in a lm e n te se p ensó q u e eran 1 3 3 . 3 0 6 . 6 6 8 . 22
En un m u n d o q u e se c o n sid e ra b a to t a l m e n t e infe c ta d o de d e m o ­
nios, la Iglesia, q u e carecía de los c o n o c im ie n to s m é d ic o s necesa­
rios, a cogió la creencia en los d e m o n io s y desarro lló a través de la
práctica d e los exorcism os u n a especie de p sic o te ra p ia c o n tro la d a
po r ella.
El o rd e n del e xo rcistado , q u e p e r m a n e c ió en v ig o r h asta 1 972,
fue a b o lid o p o r P a b lo V I .2} S e g ú n el d o c u m e n t o v a tic a n o Fe cristia­
na y demonología, este p r o c e d im ie n to « o b lig a a c o n s ta ta r q u e la
Iglesia, p u e s to q u e ya no hace d e este m in is te r io u n a fun c ió n e sp e ­
cífica, ya no reconoce a los ex orcism o s la im p o r ta n c ia q u e te n ía n en
los p rim e ro s s ig lo s » .24
A c t u a lm e n te el p o d e r del e x o rcistado ya no es c o n c e d id o a to dos
los sacerdo tes o rd e n a d o s , c o m o suc e d ía an tes del con cilio V a tic a ­
no II, sino q u e es un servicio, sin n i n g ú n rito p a r tic u la r q u e lo con-

22. H1 c o m p lic a d o cá lc u lo es obra d el franciscano A l f o n s o DE E s p i n a ( 1 4 3 0 - 1 4 9 1 )


su lib ro F orlalicium fid e i. S eg ú n e ste autor, el n ú m ero de los á n g eles se elevaba a cu atro­
c ie n to s m illo n e s.
23- En la Ig lesia a n g lica n a había sid o su p r im id o ya en 1 5 5 0 .
2 4 . h'CeD. EV 5 /1 3 8 4

96
El D e m o n i o e n el N uevo T estam ento

licra, del cual los o b ispo s e n ca rg a n a un sac e rd o te de la p r o p ia d ió -


• csis; su m isió n es d is c e rn ir los casos d e personas q u e se c o n sid e ra n
poseídas p o r el d e m o n io y n o r m a lm e n te las en v ía n a u n b u e n p s i­
cólogo.25
La refo rm a litú rg ic a d e 1 9 7 0 ha a b o lid o en el m isal r o m a n o to d a
referencia al d ia b lo en la oración q u e se rec ita b a en el o fe rtorio en
l.i m isa p o r los d i f u n t o s .26 El b a u t is m o es el ú n ic o sa c ra m e n to q u e
prevé un rito de e x orcism o, m u y r e d im e n s io n a d o con respecto a los
viejos e x o rc is m o s,27 y en el rito se ha e li m in a d o to d a a lusión a u n a
posesión d ia b ó lic a d e la q u e liberar al b au tiz a d o .

25 . «C u an d o se habla d e una p o sib le in terv en ció n d ia b ó lica , la Ig lesia reserva siem p re


un lugar, c o m o en el caso d el m ila g ro , a la e x ig e n c ia crítica. En tal m ateria e x ig e reserva
y prudencia. En e fe cto , es fácil ser v íc tim a s de la im a g in a c ió n , dejarse desviar por relatos
inexactos, to r p e m e n te tr a n sm itid o s o a b u siv a m en te in terp retad os. En esto s casos, c o m o en
otros, es necesario ejercitar el d is c e r n im ie n to y dejar esp a cio a la in v e stig a c ió n y sus r esu l­
tados» (F C e D : E V 5 /1 3 9 1 ).
2 6 . «L ibera a nim as o m n iu m fid e liu m d c fu n c to r u m de p o en is in fern i, e t d e p rofu n d o
lacu: libera cas d e ore lc o n is, nc absorbeat cas tartarus, nc cadant in o b sc u r u m » (M isal de
san Pío V).
2 7 . 1.0. II, 6 2 .6 3 .

97
EXCURSUS

¿Y LUCIFER?

En la B ib lia está a u se n te la leyenda de Lucifer , el b e llís im o áng el


caído p o r causa d e su o rg u llo y de su so be rbia y d e g r a d a d o para
siem pre a la c o n d ic ió n de u n d ia b lo h orrib le .
En un te x to apócrifo de los p r im e r o s siglos del c ris tia n is m o , el
Libro de los secretos de Henoc, aflora la idea de un p ecad o d e s o b e r b ia 1
por p a rte de un arcáng el (to d av ía a n ó n im o ) el te rc e r d ía de la crea­
ción:

«P ero u n o del o rd e n d e los arcángeles, a p a rtá n d o se j u n t a ­


m e n te con la fo rm a c ión q u e estaba a sus órd en es, c o n c ib ió el
p e n s a m ie n to i n a u d i to d e colocar su tr o n o p o r e n c im a d e las
nu bes q u e e stá n sobre la tie rra para así p o d e r e q u ip a ra rse con
m i fuerza. Yo e n to n c e s lo lancé d e sd e la a ltu r a j u n t a m e n t e
con sus áng eles, y él se m a n tu v o v o la n d o en el aire c o n t i n u a ­
m e n te sobre el a b is m o » .2

1. U n a a lu sió n al p ecad o d e so b erb ia se c o n tie n e en el N u e v o T esta m en to en las in s ­


trucciones a los c a n d id a to s al ep isco p a d o : « Q u e no sea n e ó fito , no sea q u e, llev a d o por la
soberb ia, c a ig a en la m ism a c o n d e n a c ió n d el d ia b lo » (1 T m 3 ,6 ).
2. Libro de los secretos de Henoc (H c n o c e sla v o ), 11, 3 9 - 4 0 (tra d u cció n c astellan a en A A T ,
vol. IV, p ág. 1 7 7 ).

99
D e m o n io s

En la Vida de A dán y Eva 3 este a rcángel recibe el n o m b re di1


Satán. Él m is m o narra su caída:

«El d ia b lo , e n tr e lá g rim a s, le replicó: “A d á n , to d a m i hos- \


tilid a d , e n v id ia y dolor, vien en p o r ti, ya q u e p o r tu c u lp a fui
e x p u lsa d o de mi g lo ria y separad o del e sp le n d o r q u e tu v e en
m e d io de los ángeles; p o r tu c u lp a fui arro ja d o a la ti e r r a ”. 1
[...] “El d ía en q u e tú fuiste fo rm a d o m e arrojaron d e la p r e ­
sencia de D ios [...] c u a n d o M ig u e l 4 te trajo e hizo q u e te ado- j
rásem os d e la n te de D ios, y d ijo Dios: H e a q u í q u e hice a
A d á n a n u e stra im a g e n y se m e ja n z a ’. E n to n c e s salió M ig u e l,
convocó a to do s los ángeles y dijo: ‘A d o ra la im a g e n del Señor
D io s ’. Yo respo nd í: ‘N o , yo no te n g o po r q u é ad o ra r a A d á n ’. |
C o m o M ig u e l m e forzase a ad orarte, le respondí: ‘¿P or q u é m e
obligas? N o voy a ado rar a u n o peor q u e yo, p u e sto q u e soy
an te rio r a c u a lq u ie r c ria tu ra , y antes de q u e él fuese hech o ya
hab ía sido hecho yo. El d e b e a d o ra rm e a m í, y no al revés’. Al
oír esto, el resto d e los ángeles q u e estaban c o n m ig o se n e g a ­
ron a adorarte. M ig u e l m e insistió: ‘A dora la im a g e n d e D io s ’.
Y contesté: ‘Si se irrita c o n m ig o p o n d ré m i tro n o por e n c im a
de los astros de los cielos y seré se m e ja n te al A l t í s i m o ’. El
Señor D ios se in d ig n ó c o n tra m í y o rd e n ó q u e m e e xp ulsa ra n
del cielo y de m i g lo ria ju n to con m is ángeles. D e esta m a n e ­
ra fu im o s exp ulsad os p o r tu culpa d e nuestras m ora d a s y a rro ­
jados a la tie rr a ”».5

3 A p ócrifo d e l s ig lo I.
4 . M ig u e l (hebreo: m ika'el, «(.Q uién es c o m o D io s? » ) es el á n g e l p ro tecto r d e Israel. En
el A n tig u o T esta m en to es m e n c io n a d o só lo en el lib ro d e D a n ie l, d o n d e es d e fin id o c o m o
«u n o d e los prim eros p r ín c ip es» , co n tr a p u esto al « P r ín cip e del reino de Persia» (D n
1 0 ,1 3 -2 0 -2 1 ; 1 2 ,1 ), títu lo d e l á n g e l p ro tecto r de aq u el reino. Para el N u e v o T esta m en to ,
cf. Ju d as 9; A p 1 2 ,7 .
5. Vida de A d á n y E va, 1 2 - 1 6 (tra d u cció n ca stella n a en A A T , v o l. II, p ágs. 3 4 0 - 3 4 1 ) .

100
u

E x c u r s u s : ¿ Y L u c if e r ?

El o rig e n d e la leyend a d e Lucifer nace en los p rim e r o s tie m p o s


lt I c ris tia n is m o d e la fu sió n de dos tex to s d is t in to s del A n t i g u o
L sia m e n to : la sátira c o n tr a N a b u c o d o n o s o r (o N a b ó n id a s ) , rey de
ll.ibilonia, por p a rte del p ro fe ta Isaías, y la sátira c o n tr a E t-B aal II,
ify de T iro , p or p a rte de E zequiel. En estos te x to s las sátiras son
■Iirigidas a h o m b r e s reales y no a c ria tu ra s angélicas:

«¡C ó m o has caído d e los cielos,


Lucero, h ijo d e la A urora!
¡Has sido a b a tid o a tierra,
d o m i n a d o r d e naciones!
T ú q u e habías d ic h o en tu corazón:
"Al cielo voy a subir,
por e n c im a de las estrellas d e Dios
alzaré m i tro n o ,
y m e se n ta ré en el M o n te de la R e u n ió n ,
en el e x tr e m o norte.
Sub iré a las a ltu ra s del n u b la d o ,
m e a sem ejaré al A ltísim o .
¡Ya!: al Seol has sido p r e c ip ita d o ,
a lo más h o n d o del p o z o ” » (Is 1 4 ,1 2 -1 5 ).

«La p a la b ra d e Yahvé se d i r ig i ó a m í en estos té rm in o s:


“H i j o d e h o m b r e , di al p r ín c ip e d e Tiro:
A sí d ice el Señor Yahvé:
¡Oh!, tu corazón se ha e n g r e íd o
y has d icho: ‘Soy un dios,
estoy s e n ta d o en un tr o n o d iv in o ,
en el corazón d e los m a r e s ’.
T ú q u e eres u n h o m b r e y no un dios,
e q u ip a ra s tu corazón al corazón d e Dios.
¡Oh sí, eres m ás sabio q u e D aniel!
N i n g ú n sabio es se m e ja n te a ti.

101
D e m o n io s

C on t u s a b id u r ía y t u in te lig e n c ia
te has h echo u n a fo rtu n a ,
has a m o n t o n a d o oro y p la ta
en tu s tesoros.
P o r tu g r a n s a b id u r ía y t u com e rc io
has m u lt ip lic a d o tu fo rtu n a ,
y p o r tu fo rtu n a
se ha e n g re íd o tu corazón.
Eras el sello de u n a o b ra m aestra,
lleno de sab id u ría ,
a cabad o en belleza.
En E d é n estabas, en el ja rd ín de Dios.
T oda su e rte de pie d ra s preciosas
fo rm a b a n tu m a n to :
r u b í, top ac io, d ia m a n te ,
crisólito, p ie d r a d e ó nice, jaspe,
zafiro, m a la q u it a , e sm e ra ld a ;
en oro e sta b a n labrad os los aretes
y p in ja n te s q u e llevabas,
aderezados de sd e el día d e tu creación.
Q u e r u b í n p r o te c to r d e alas de sp le g a d a s
te h a b ía he c h o yo,
estabas en el m o n te s a n to d e Dios,
c a m in a b a s e n tre pied ras de fuego.
F u iste perfecto en tu c o n d u c ta
d esde el d ía de tu creación,
h asta el d ía en q u e se halló
en ti i n iq u id a d .
Por la a m p l i t u d de tu c o m e rc io
se ha lle n a d o t u in te rio r de violencia, y has pecado.
Y yo te he d e g ra d a d o del m o n te de Dios,
y te he e l im in a d o , q u e r u b í n p ro te c to r,

102
E x c u r su s: ¿ Y L u c ife r?

ilc* en m e d io d e las p iedras de fuego.


Tu corazón se ha p a g a d o d e t u belleza,
has c o r r o m p i d o tu sa b id u r ía
por causa d e tu esplendor.
Yo te he p r e c ip ita d o en tierra,
te he e x p u e sto
c om o e sp e c tá c u lo a los reyes.
Por la m u l t i t u d d e tu s cu lp as
por la in m o r a li d a d d e tu com ercio,
has p ro fa n a d o tu s san tu ario s.
Y yo he sacado de ti m is m o
el fuego q u e te ha dev orad o;
te he r e d u c id o a ceniza sobre la tierra,
a los ojos d e tod os los q u e te m ira b a n .
Todos los p u e b lo s q u e te conocían
están p a s m a d o s p o r ti.
Eres un o b je to de e sp a n to ,
y has d e sa p a re c id o p ara s i e m p r e ’’» (Ez 2 8 ,1 - 5 .1 2 - 1 9 ) .

Estos do s te x to s fueron fu n d id o s e in te r p re ta d o s a la luz d e la


afirm ación de J e sú s q u e se lee en el E v a n g e lio de Lucas: «Yo veía
al satán caer del cielo c o m o u n rayo» (Le 1 0 ,1 8 ) /’ La caída del cielo
del satán, q u e el e v a n g e lista p o n e en relación con el re s u lta d o favo­
rable d e la m isió n d e los d is c íp u lo s, fue re tr o tr a íd a p o r m u c h o s
Padres de la Iglesia a los c o m ie n z o s de la creación.
El n o m b r e Lucifer, a p lica d o al d ia b lo , fue a s u m id o en la sátira de
Isaías. M ie n tr a s q u e la B ib lia g r ie g a (L X X ) v e rtió el te x to h e b re o
de Isaías 1 4 ,1 2 - « L u c e r o , h ijo d e la A u r o r a » 7- con « estrella d e la

6. N o cae un « fu eg o d e l c ie lo » para d estru ir a los h o m b res, c o m o p id en S a n tia g o y


J u an , sin o q u e d el c ie lo cae «el sa tá n » , e l acusador d e los h o m b res ante D io s.
7. H ebreo: H e/el ben Shahar.

103
D e m o n io s

m a ñ a n a » ,8 la versión la tin a (V u lg a ta ) lo tr a d u jo con « L ucifer»,9 que


sign ifica « p o r ta d o r de luz» (Jb 3 8 ,3 2 ) . 10
Lucifer (o Fósforo) es la a trib u c ió n d a d a a la p r im e r a e stre lla del
anochecer, el p la n e ta V enus q u e , s e g ú n la m ito lo g ía g rec o rro m a n a
era I léspero, el hijo de Z e u s al q u e A fro d ita , a tra íd a p o r su belleza,
ra p tó y tra n s f o r m ó en la e strella m ás b r illa n te , la q u e se ilu m in a la
p rim e r a al an oc h e c er y desaparece en ú l ti m o lu g a r al am anecer.
En un m u n d o d o n d e ta m b ié n las estrellas te n ía n a l m a " y eran
c on siderad as c ria tu ra s angélicas, la «estrella de la m a ñ a n a » y la
«aurora» son figuras d iv in as, cuy o o rig e n se in sp ira en a n tig u o s
m ito s de p o e m a s religiosos de los fenicios y los cananeos.
El p r i m e r a u to r c ristia n o al cual se d eb e la id e n tific a c ió n clara
del d ia b lo con Lucifer en la Iglesia de le n g u a g r ie g a es O r íg e n e s . En
sus escritos u n e la sá tira d e Isaías c o n tra el rey de B a b ilo n ia (Is
1 4 ,1 2 - 1 3 ) con la de E z e qu ie l c o n tr a el p r ín c ip e de T iro (Ez 2 8 ,1 -
19) y hace d e los dos perso najes u n o solo: Lucifer , el á n g el c a íd o :12

« P o r ello so ste n e m o s q u e tales palab ras son dic h a s d e u n


ángel al cual le h ab ía to ca d o el oficio de pro v e e r a la g e n t e de
T iro y de c u id a r t a m b ié n de sus a lm a s » .1}

8. G rieg o : ho heosphoros ho proi anatellon.


9 C on Lucifer la V u lg a ta ha tra d u cid o ta m b ié n e l té r m in o «alba» (cf. J b 1 1 ,1 7 ; Sal
1 1 0 ,3 ).
10. T rad ucción de la CEI (C o n feren cia E piscop al Italiana): «L ucifero, fig lio d c ll’auro-
ra [' Lucifer, hijo d e la aurora"]» d s 1 4 ,1 2 ). La B ib le d e J éru sa lem tradu ce « é to ilc du
m a tin , fils d e l'aurore [ “estrella d e la m añ ana, hijo de la aurora"]».
11. «E n tre e l v o cerío de los luceros d el alba» (Jb 3 8 ,7 ; Sal 1 4 7 ,4 ). En el Libro de los
vigilantes las estrella s son seres a n g é lic o s qu e han d e so b e d e cid o a su creador y por e llo son
castigad as y apresadas du ra n te d iez m il años: «É ste es el lugar d o n d e acaban los c ic lo s y
la tierra, el cual sirve de cárcel a los astros y p o ten cia s d el c ic lo » (Libro 1 de Ilenoc, 18, 12-
14; trad u cción c a stella n a en A A T , v o l II, p á g . 5 5 ).
12. O rígenes, Exhort. a d m a rt., 18; Princ., V, 4 -5 ; Hom. in E z., X III, 1-2.
1 3 . O r í g e n e s , Princ., I, V, 4 .

104
E x c u r su s: ¿ Y L u c ife r?

«Se ve c la r a m e n te t a m b i é n en este pasaje q u e ha c a íd o


del cielo a q u e l q u e p r i m e r o era L ucifer y salía p o r la m a ñ a ­
na. En efecto, si, c o m o a lg u n o s cre e n , él era n a tu r a le z a d e
tin ie b la s , c ó m o h a b r ía p o d id o ser lla m a d o Lucifer... A sí
ta m b i é n é ste u n a vez era luz, a n te s d e q u e pre v aric ase y
cayese en este lu g a r y su g lo r ia si tr a n s fo r m a s e en p o lv o , lo
cual es p r o p i o de los im p í o s - c o m o d ic e t a m b i é n el p r o f e ­
ta -, por lo q u e fue lla m a d o t a m b i é n p r ín c i p e d e este
m u n d o , es decir, de esta m o r a d a te rre n a . E n efecto, ejerce el
d o m i n i o so b re c u a n to s h a n s e g u id o su m a l d a d , p o r q u e to d o
este m u n d o (al d e c ir m u n d o m e refiero a q u í a la tie rra ) está
en p o d e r del m a li g n o , es decir, d e este a p ó sta ta . Q u e éste es
a p ó s ta ta lo d ic e t a m b i é n el Señor en J o b : “C a p tu r a r á s con el
a n z u e lo al d r a g ó n a p ó s t a t a ”;14 y c i e r t a m e n t e a q u í d r a g ó n se
refiere al d i a b l o » . 15

Esta fusión d e tex to s d ife re n te s, realizada p o r O ríg e n e s , fue la


base p ara la ley end a - q u e m u y p r o n to se tr a n s f o r m ó en tra d ic ió n no
c u e s tio n a d a - d e Lucifer, ángel so berb io al q u e D ios c astigó tra n sfo r­
m ánd olo en el d ia b lo por excelencia. Para justificar esta tr a n s f o r m a ­
ción de un ángel en un d ia b lo , en un te x to a tr ib u id o a O r íg e n e s se
e n c u e n tra escrito que:

« A n te s de los sig lo s to d o s los e s p ír itu s p u r o s , d e m o n i o s ,


a lm a s y á n g e le s, servían a D io s y c u m p l í a n sus m a n d a m i e n ­
tos. El d ia b l o , q u e era u n o d e ellos, q u is o o p o n e rse a D io s y
D ios lo rechazó. T odas las d e m á s p o te s ta d e s cayero n con él.
Las q u e h a b ía n p e c a d o m u c h o se c o n v ir t ie r o n en d e m o n io s ;
las q u e h a b ía n p e c a d o m e n o s se c o n v ir t ie r o n en á n geles.
Q u e d a r o n las a lm a s q u e no h a b ía n p e c a d o b a s t a n te p ara

14. El te x to d e J b 4 0 ,2 5 es: «Pescarás con a n zu elo a L eviatán».


15. O r íg e n e s, P rinc., I, V, 5.

105
D e m o n io s

c o n v e r tir s e en d e m o n io s y t a m p o c o eran s u f i c i e n t e m e n t e j
ligeras p a ra se á n g e l e s » .16

S egú n J e r ó n i m o (siglo iv), «[O ríg e n e s J lo revuelve to d o , de


m a n e ra q u e de un arcángel p u e d e salir el d ia b lo , y el d ia b lo puede
o tra vez v olver a ser arcángel. [...] Los m is m o s d e m o n io s y rectores
de las tin ie b la s, si q u isie ra n c o n v ertirse en algo m ejor, p od rían
hacerse h o m b r e s en a lg ú n m u n d o o m u n d o s , y d e allí volver a su
a n t ig u o p r i n c i p i o » . 17
J e r ó n i m o d e m o l ió las tesis expresadas p o r O r íg e n e s c o m o «ideas
q u e hay q u e d e te s ta r » y « ra z o n a m ie n to s b la s f e m o s » ,18 y la Iglesia
rechazó la te o ría de O r íg e n e s de la « r e s ta u r a c ió n » 19 de to das las
cosas, con la p o sib le re d e n c ió n ta m b ié n de Lucifer q u e , seg ún
O ríg e n e s, «será d e s tr u id o , no para q u e deje de existir, sino para q u e ¡
no exista c o m o e n e m ig o y m u e r t e » . 20
A u n q u e c u e s tio n a b a las a rg u m e n ta c io n e s de O r íg e n e s , fue pre- I
c isa m e n te J e r ó n i m o , en la Iglesia de le n g u a la tin a , el p r im e r o q u e I
hizo p o sib le la id e n tific a c ió n de Lucifer con el diablo. C o m e n t a n d o 1
el te x to de Isaías 1 4 ,1 2 , J e r ó n i m o c o m e te u n e rro r d e tra d u c c ió n : I
en lu g a r de leer el v erbo h eb re o helel, « r e sp la n d e c er» , lee fa la l, « g ri- I
tar». G rac ia s a e sta in te r p r e ta c ió n e rrón ea, J e r ó n i m o hizo d e Lucifer I
el án gel caído q u e grita su desesperación p o r la p é r d id a de su |
e s p le n d o r o r ig in a r io .21

1 6 . O r í g e n e s , Princ., I , 8 , 1 [c d . K o c ts c h a u ] . La p a t e r n i d a d d e e s te p a s a je es c u e s t i o n a ­
d a y p a r e c e q u e h a y q u e a t r i b u i r l o al D e sectis d e l PSEUDO LEONCIO ( P G L X X X V 1 , 1 2 6 5 ).
17. J E RÓ NI M O , C a rta 1 2 4 , 3, a A vi/o (tra d u cció n ca stella n a en J u a n B a u tista V alero
[e d .], San Jerónimo. E pistolario, v o l. II, M adrid, B A C , 1 9 9 5 , p á g . 5 6 5 ).
18. Ibtd.
19- G riego: a p o k a ta sta si. «Jesú s, a q u ien d eb e retener el c ic lo hasta el tie m p o de la res­
tau ración u n iversal \apokatastaseos\, de q u e D io s ha b ló por boca d e sus san tos profetas»
(H c h 3 ,2 1 ).
2 0 . O r í g e n e s , Princ., III, 6; Com. loh., V I, 2 9 5 -2 9 6 ; Com. /Wa t., X III, 1 7 . La idea d e la
salvación del d iab lo se encuentra ta m b ién en C l e m e n t e DE A l e j a n d r í a ( S trom ata, I, 1 7 , 8 3 ).
2 1 . J e r ó n i m o , Comm. in ls ., V, 14 (PL 2 4 , 161).

106
I E x c u r s u s : ¿Y L u c if e r ?

Desde a q u el m o m e n t o t a n t o en la Iglesia de le n g u a g r i e g a c o m o
n i la la tin a Lucifer pasó a ser sin d isc u sió n el n o m b r e del d iab lo .
En la tr a d ic ió n p o p u l a r el g r a n é x ito de la ley end a del ángel
(nido tu v o c o m o c o nsecuencia el final de la clara d is tin c ió n p r e s e n ­
te en la B ib lia e n tr e el satán!diablo y el demonio, y los tres té r m in o s
le unificaro n en u n o solo, el de Lucifer, el d e m o n io q u e pasó a ser
Satán , el diablo p o r excelencia.
En el siglo vi el p a p a G r e g o r io M a g n o reelaboró to d o s estos
«latos relativos al d ia b lo y en sus obras p rin c ip a le s 22 se n tó las bases
para u n a co n c e p c ió n d e la d e m o n o lo g ía q u e ejerció u n a p r o f u n d a
influencia en el p e n s a m i e n to de los siglos sucesivos. Para G r e g o r io
estaba ya claro q u e el d ia b lo era un ángel creado p o r D io s y d esp u é s
caído: D ios «creó p ri m e r o al á n gel q u e hizo su p e r io r a los o tro s
ángeles», y este áng el «se rebeló c o n tra la g lo ria d e su C r e a d o r y
cayó p re c ip itá n d o s e » .25
A G r e g o r io no le p la n te a b a n i n g ú n p r o b l e m a ni siq u ie ra la e n i g ­
m ática fig u ra del Leviatán , ni la d e Behemot, vistos p o r él c o m o i m á ­
genes del d i a b lo .24 La ú n ic a d if ic u lta d q u e tu v o el p a p a G r e g o r io
fue la del uso del n o m b r e del d ia b lo , Lucifer , q u e e m p le ó pocas
veces p o r q u e en el A p oc a lip sis éste es t a m b i é n el n o m b r e de C risto
(Ap 2 2 ,1 6 ) .25 En las obras d e G r e g o r io M a g n o y d e los teó lo go s
sucesivos q u e d a un a sola in c e r ti d u m b r e : si los d e m o n io s vag an
sobre la tie rra o si e stán c on fina d os en las regiones s u b te rrá n e a s, el
lugar e s tim a d o más lejano del cielo.26 Si va g a n p o r la tie rra ya no
p u e d e n ser ca stig a do s p o r D ios; si están en las region es s u b t e r r á ­
neas, no se c o m p r e n d e c ó m o p u e d e n t e n ta r a los h o m b re s...

2 2 . G r e g o r i o M a g n o , M oralia y Diálogos.
23. G r eg o r io M agno, M oraha , 3 2 , 2 3 ; 3 4 , 2 1 .
2 4 . Ibtd., 4 , 9 ; 3 2 , 2 3 ; 3 4 , 6 .
2 5 . Ibtd., 2 9 , 3 2 .
2 6 . Ibtd ., 2 , 2 0 . 4 7 ; 2 6 , 17.

107
D e m o n io s

T am b ién Je s ú s es L u c ife r

E n el A n t i g u o T e s ta m e n to la « estrella de la m a ñ a n a » - q u e ,
se g ú n u n a tr a d ic ió n , h a b ía sido la p r im e r a creación de D ios (Sal
11 0,3 )— es un tít u l o e m p le a d o para s im b o liz a r el e s p le n d o r moral
de « S im ó n , el s u m o sacerdo te, hijo d e O n ía s » , c o m p a r a d o a la
«estrella de la m a ñ a n a en m e d io d e las n ub e s» (Si 5 0 ,1 -6 ).
El n o m b r e Lucifer c o m o « p o rta d o r d e luz» fue en los prim eros
siglos cristianos un títu lo de J e sú s, y en el N u e v o T e s ta m e n to la
«estrella de la m a ñ a n a » es un a d e la im ág enes del Señor,’7 q u e Jesús
se aplica a sí m is m o en el A pocalipsis: «Yo, Je sú s, soy la raíz y la
estirp e de D av id , la estrella ra d ia n te de la m a ñ a n a » (A p 2 2 ,1 6 ; 2,28).
En el Exultet, el g ozoso c a n to de la noche p ascual, la litu r g ia la ti­
na celebra a C r is to c o m o «Lucifer m a tu tin u s ... Lucifer q u i nescii
oc c a su m » ( « Q u e el lucero m a tin a l lo e n c u e n tr e a r d ie n d o , ese lu c e ­
ro q u e no conoce ocaso y es C risto , tu H ijo resu citad o» ).
P ero el é x ito de la id e n tifica c ió n del d ia b lo con Lucifer llevó
p r o n t o a la d e c a d e n c ia en el c r is tia n is m o de los n o m b r e s Lucifer y
Lucífera , n o m b r e s q u e en los p r im e r o s siglos llevaron m u c h o s c ris­
tianos, h asta tal p u n t o se v enera a san Lucifer, o b isp o d e C agliari
q u e vivió en el siglo IV .

27. « H a sta q u e d e sp u n te el d ía y se lev a n te en vu estros corazones el lucero de la m añ a


na» (2 P 1 ,1 9 ). T a m b ién M aría es lla m a d a «E strella d e la m añ ana» en las L etanías de
Loreto.
T ercera P arte

SATÁN - ESPÍRITU INMUNDO -


DEMONIO
EN EL EVANGELIO DE MARCOS
CAPÍTULO 9

SATÁN

Marcos es el único autor que no utiliza nunca el término griego


diablo , pues emplea siempre la denominación hebrea satan a , que por
lo demás en todo su Evangelio aparece sólo cinco veces [Tabla I].
El evangelista, aunque emplea el lenguaje y las concepciones del
ambiente cultural judío contemporáneo, muestra una gran sobrie­
dad al tratar las temáticas referentes al satán y los demonios, en con-
iraposición con la exuberante producción demoniaca en la literatu­
ra de la época.
El satán aparece por primera vez en el capítulo 1 del Evangelio,
donde Marcos presenta en un solo versículo la tentación de Jesús en
el desierto.1

La s e d u c c ió n en el d e s ie rto (Me 1,12-13)

Me 1,12 A continuación, el Espíritu le empuja2 al desierto,

1 A d iferen cia d e M ateo y Lucas, M arcos no en u m era las te n ta cio n es y ta m p o c o habla


de un ayu n o d e J e sú s, el cu a l, por el co n trario, es serv id o por los á n g eles.
2. G riego : ekballei, litera lm en te: echó (V u lg .: expulil). M ientras q u e M ateo y Lucas
e m p lean el verb o conducir (M t 4 ,1 ; Le 4 ,1 ), M arcos e m p le a el verb o «ech ar/exp u lsar» [g r ie ­

111
Sa t á n - E s p ír it u I n m undo - D e m o n io e n M arcos

13 y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por el


satán. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían. 1
La misión asumida por Jesús a través del bautismo en el Jordán
ha tenido, como respuesta por parte de Dios, la plena comunicación
de su Espíritu, es decir, de toda su fuerza de amor (Me 1,9-10).
Después de este acontecimiento el evangelista presenta las conse­
cuencias inmediatas del bautismo, situando a Jesús en el desierto.
Los personajes presentes en esta narración son los mismos enu­
merados en el Testamento de N e fta lí ,’ donde se asegura a los justos: ]
«El diablo huirá de vosotros,
las fieras os temerán,
el Señor os amará
y los ángeles se pondrán a vuestro lado».-1
En la breve narración de Marcos, Jesús no realiza ninguna
acción, su actitud es pasiva: es empujado por el Espíritu, tentado por
el satán y servido por los ángeles. El episodio es notable, porque es
la única vez que, en el Evangelio de Marcos, se presenta a Jesús
empujado por el Espíritu.
La narración del evangelista quiere ser más teológica que geo­
gráfica; transmite una verdad más que la descripción de un hecho
histórico, recordando a través de la figura del desierto el éxodo del
pueblo de Israel.
En el éxodo Dios había conducido al pueblo de Israel por el de­
sierto después del paso del mar Rojo (Ex 15,19-22). En el Evan­
gelio de Marcos, en cuanto Jesús sale de las aguas del Jordán, es el

go: ekballo], q u e usa para la e x p u lsió n d e los d e m o n io s ( 1 ,3 4 .3 9 ; 3 ,1 5 .2 2 .2 3 ; 6 ,1 3 ; 7 ,2 6 ;


9 ,3 8 ) y para la e x p u lsió n d e l heredero fuera d e la v iñ a (1 2 ,8 ). El uso d e e ste verb o q u iere
subrayar la urgen cia d e la m isió n d e J esú s.
3 A p ócrifo ju d ío de los s ig lo s I-ll a.C.
4 . 'testamento de N e fta lí, 8 , 4 (tra d u cció n ca stella n a en A A T , v o l. V, p ág. 1 16).

112
Satán

llspíritu el que empuja al Hijo de Dios al desierto, el lugar de la


prueba a la que Yahvé había sometido a su pueblo.
Como lugar clásico en el que se reunían los que querían hacer-
’.r con el poder (Hch 21,38), el desierto es el espacio donde se
licondió David antes de apoderarse del trono del rey Saúl y de
inaugurar así el gran reino de Israel.’ La seducción6 que Jesús sufre
durante su vida es la de ser un Mesías que se parezca al rey David’
y que, como este rey, emplee la fuerza y la violencia para inaugu­
rar el reino de Dios.
El tiempo de la permanencia de Jesús en el desierto se indica con
la cifra cuarenta , que en la Biblia representa una generación.8
Mientras que en el Evangelio de Mateo, Jesús es tentado sólo cuan­
tío concluyen los cuarenta días,9 en Marcos y en Lucas la tentación
le sitúa al principio y se mantiene durante los cuarenta días.10
El evangelista no quiere presentar al lector un periodo limitado
de la vida de Jesús, sino resumir toda la existencia del Mesías, cuya
actividad tendrá lugar en un desierto, como el camino de liberación
realizado por el pueblo de Israel desde Egipto a la Tierra prom eti­
da.11 De hecho, todos los relatos de liberación de demonios y de

5. 1 S 2 3 ,2 4 ; 2 6 ,3 ; 1 C ro 1 2 ,9 .
6. F.l te r m in o seducción traduce m ejor el c o n te n id o de la tentación d el satán, «el s e d u c ­
tor por e x ce le n c ia » (2 J n 7). En M ateo y Lucas las te n ta cio n es d el d ia b lo ta m p o co c o n tie ­
nen asp ectos p e c a m in o so s o n e g a tiv o s, sin o qu e son v ista s c o m o o fr e cim ie n to s d e ayuda,
una sed u c ció n por parte de q u ien tie n e el pod er y está d is p u e s to a c o n ced erlo a q u ien se
so m ete a él: «T e daré to d o el pod er y la g lo r ia d e esto s rein os, p o rq u e m e la han e n tr e g a ­
do a m í y yo se la do y a q u ien q u iero . S i, p u es, m e adoras, to d a será tu ya» (Le 4 ,6 - 7 ) .
7. «El M esías hijo de D a v id » (M e 1 2 ,3 5 -3 7 ); «el M esías, el rey de Israel» (M e 1 5 ,2 9 -3 2 ).
8. 1 R 2.1 1; 1 1 ,4 2 ; H c h 1 3 ,2 1 .
9- « D e sp u és de hacer un ayun o de cuaren ta días y cuaren ta n o ch es, al fin s in tió h a m ­
bre. Y acercándose el ten ta d o r...» (M t 4 ,2 - 3 )
10. «Jesú s, lle n o de E sp íritu Sa n to , se v o lv ió d el Jordán y era co n d u cid o por el E sp íritu
en el d e sier to , du ra n te cuaren ta d ía s, te n ta d o por el d ia b lo » (Le 4 ,1 -2 ).
11. «V u estro s hijo s serán n óm adas cuaren ta años por el d esierto » (N m 1 4 ,3 3 34:
3 3 ,3 8 ; D t 1,3; 2 ,7 ).

113
S a t á n - E s p ír it u In m u n d o - D e m o n io e n M arcos

espíritus inmundos en Marcos están localizados en lugares fronteri


zos o limítrofes, para subrayar la dimensión universalista del éxodo
de Jesús, que vino a liberar no sólo al pueblo de Israel sino a todas
las naciones.12
En la tradición Bíblica la cifra cuarenta asume también el valor
de prueba :

«Acuérdate de todo el camino que Yahvé tu Dios te ha


hecho recorrer durante estos cuarenta años en el desierto para
humillarte, para probarte y para conocer lo que había en tu
corazón: si ibas a guardar sus mandamientos o no» (Dt 8,2).

A diferencia del Evangelio de Mateo, donde se lee que el diablo,


derrotado, deja a Jesús,13 y el de Lucas, donde el diablo, «acabada toda
tentación» (Le 4,13), renuncia momentáneamente a tentar a Jesús,1*
Marcos no concluye el relato de las tentaciones con la victoria de
Jesús sobre el satán, sino que subraya la continuidad de la seduc­
ción. La victoria de Jesús se dará a conocer sólo a lo largo del Evan­
gelio (Me 8,33).
El satán , que no volverá a aparecer ya como tal en todo el
Evangelio, es para el evangelista figura de los que tentarán a Jesús
para desviarlo del propósito, expresado en el bautismo, de fidelidad
al proyecto de Dios. En particular, los fariseos serán los verdaderos
agentes del satán, que continuarán la acción del tentador:15

12. La prim era v ez q u e J esú s lib ere a un in d iv id u o de un e sp íritu in m u n d o será en


Israel, en C afarnaún, ciu d a d fronteriza (M e 1 ,2 1 -2 8 ). D e sp u és la a ctiv id a d liberadora se
ejercerá en tierra pagana: en la r eg ió n d e los g era sen o s (M e 5 ,1 ), en la de T iro y S id ó n (M e
7 ,2 4 ) y en la de C esarea d e F ilip o (M e 8 ,2 7 ; 9 ,1 4 -2 9 ).
13- « E n to n ces el d ia b lo le deja» (M t 4 ,1 1 ).
14. «E l d ia b lo se alejó de él hasta el tie m p o p ro p ic io » (Le 4 ,1 3 ).
15. D e las cu atro v eces q u e el verb o tentar (g rieg o : peirazo) está p resen te en M arcos, en
una el p r o ta g o n ista es el satán (M e 1 ,1 3 ) y en el resto siem p re son los fariseos (M e 8 ,1 1 ;
10,2; 1 2 ,1 5 ).

114
Satán

«Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él,


pidiéndole un signo del cielo, con el fin de ponerle a prueba»
(Me 8,11).
«Se acercaron unos fariseos para ponerle a prueba» (Me
10, 2 ).
«¿Por qué me tentáis?» (Me 12,15).

Sólo Marcos narra la presencia de los animales en el desierto de la


lentación, remitiéndose a la imagen del paraíso y del primer h om ­
bre.1'1Para el evangelista, Jesús es el verdadero Adán que no sucum ­
be a la tentación de la serpiente (Gn 3) y vive en armonía con la
creación, que ya no es hostil, sino que está sometida (los anim ales ,
Os 2,20) y con los ángeles:17 los seres considerados inferiores al
hombre (animales) están sometidos a él y los superiores (ángeles)
están a su servicio.
En el Nuevo Testamento con el término ángel no se indican sólo
los seres pertenecientes a la esfera celeste, sino también individuos
concretos en su actividad de mensajeros, como los discípulos que
Juan envió a Jesús,18 o los que Jesús envía a Jerusalén.19 Pablo da
gracias a los Gálatas que lo han «recibido como a un ángel de Dios»
(Ga 4,14) y en la Carta de Santiago los exploradores enviados por
Josué a Jericó son denominados ángeles (St 2,25).
El primer ángel que aparece en el Evangelio de Marcos es iden­
tificado con Juan el Bautista: «Mira, envío mi ángel [mensajero]»20

16. G n 1 ,2 6 -2 9 ; 2 ,1 9 - 2 0 .
17. «É l ordenará a sus á n g e le s q u e te g u a rd en en to d o s tu s ca m in o s. Te llevarán ello s
en sus m an os, para q u e en piedra no tro p iece tu pie; pisarás sobre el león y la v íb ora, h o lla ­
rás al le o n c illo y al d ra g ó n » (Sal 91,11-13).
18. «C u an d o los m ensajeros [g r ie g o : angelón] de Juan se alejaron» (Le 7 ,2 4 ). C on ángel
no se in d ica ta n to un ser c o m o una función, la de m ensajero.
19 « E n v ió , p u es, m ensajeros [g rieg o : angelous] d ela n te de sí» (Le 9 ,5 2 ).
2 0 . G riego: angelón.

115
S a t á n - E s p ír it u I n m undo - D e m o n io e n M arcos

(Me 1,2). Estos ángeles, que, al igual que el satán, ya no serán pre­
sentados como personajes en este Evangelio,21 son figura de todos
los que ayudarán a Jesús en su proyecto de «servir y dar su vid.i
como rescate por muchos» (Me 10,45).
El tema del servicio es tan importante para el evangelista Marcos
que lo propone al principio y al final de su Evangelio. De hecho, l;i
misma actividad de servicio que en el episodio de la tentación es desa­
rrollada por los ángeles (Me 1,13), es atribuida al final del Evangelio
a las mujeres que acompañaban a Jesús: «Había también unas muje­
res [...] que le seguían y le servían22 cuando estaba en Galilea» (Me
15,40-41).

¿Q uién es el satán? (Me 8,27-33)

En la estructura de su obra, por medio de una técnica literaria


conocida,23 Marcos vincula la primera mención del satán (Me 1,13)
con la última (Me 8,33), poniendo en estrecha relación temática
ambos episodios. De esta manera para conocer la identidad del
satán , que tienta a Jesús en el desierto, hay que seguir las indica­
ciones que el mismo evangelista ofrece para descubrir la identidad
de Jesús.
Presentado al comienzo del Evangelio como «el Mesías, Hijo de
Dios» (Me 1,1), Jesús sigue siendo aún un desconocido precisa­
mente para las personas que son sus íntimos y están más cerca de él,
los discípulos, que continúan preguntándose: «¿Quién es éste?»
(Me 4,41).

2 1 . M e 8 ,3 8 ; 1 2 ,2 5 ; 1 3 ,2 7 .3 2 .
2 2 . T am b ién la suegra de Pedro, una v ez curada, se p o n e a servir (dtakonet, M e 1 ,3 1 ).
23- Llam ada « in c lu sió n » , fig u ra retórica q u e c o n siste en com en zar una frase o un frag­
m e n to con la m ism a palabra.

116
Satán

/Q uié n es el Mesías?

A fin de hacer comprender su verdadera identidad a los discípu­


los, Jesús los lleva a un país pagano, lejos de la influencia naciona­
lista del judaismo, cuyo eje era la esperanza en el Mesías «hijo de
David».
El episodio, colocado por Marcos en el centro de su Evangelio,24
C8tá ambientado en la región de Cesarea de Filipo, localidad que
loma su nombre de la ciudad que Filipo, uno de los hijos de
I lerodes, había dedicado al emperador Augusto en el lugar de la
antigua Panion.25
Durante el camino Jesús pregunta a los discípulos quién cree la
¿{ente que es él. En las respuestas de sus seguidores Jesús es identi­
ficado con personajes del pasado o, en cualquier caso, de acuerdo
con la tradición: Juan el Bautista, porque se creía que los mártires
resucitarían muy pronto;26 el profeta Elias, cuya venida se esperaba
como preparación del camino al Mesías;27 o bien uno de los profe­
tas, continuadores de la obra de Moisés, prometidos para los tiem ­
pos mesiánicos.28
En las respuestas de los discípulos no hay ninguna novedad con
respecto a las habladurías sobre Jesús que llegaban a oídos de
Herodes Antipas y que identificaban a Jesús con Juan el Bautista,
con Elias o con un profeta (Me 6,14-15).

2 4 . Los c a p ítu lo s 1 -8 d e l E v a n g e lio d e M arcos está n d e d ic a d o s al c o n o c im ie n t o de


la id e n tid a d d e J esú s; los c a p ítu lo s 9 - 1 6 tie n e n c o m o o b je tiv o la c o m p r e n s ió n d e su
m u erte.
25 . L ocalidad q u e recibe su n o m b re d el santuario al d io s Pan.
26 . « A lg u n o s decían: "Juan el B a u tista ha resu citad o de entre los m u er to s” (M e 6 ,1 4 ).
2 7 . «V oy a enviaros al profeta E lias a ntes de qu e lle g u e el D ía de Y ahvé» (M I 3 ,2 3 ; Me
9 .1 1 -1 3 ).
2 8 . «Y ahvé tu D io s te suscitará, d e en m e d io de ti, d e en tre tus herm an os, un profeta
c o m o yo: a él escu ch a réis» (D t 1 8 ,1 5 ).

117
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

Me 8,29 Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy


yo?». Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo».29
30 Y les mandó enérgicamente30 que a nadie hablaran acerca de él.

La respuesta de Pedro como portador del grupo de los discípu


los no satisface a Jesús, que les prohíbe divulgarla.
Para expresar la prohibición, el evangelista emplea el mismo verbo
usado por Jesús para expulsar los demonios y los elementos hostiles al
hombre.31 Esto significa que la respuesta de Pedro no sólo no corres­
ponde al plan de Dios sobre el Mesías, sino que es contrario a él.
Pedro y los discípulos siguen viendo en Jesús al «Mesías», el
esperado por la tradición judía, es decir, el «hijo de David», que
será el «rey de Israel» (Me 15,32) y no, como el evangelista lo ha
presentado al comienzo y al final de su Evangelio, el «Mesías, Hijo
de Dios» (Me 1,1; 15,39).

Me 8,31 Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía


sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes
y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días.

Jesús advierte a sus discípulos que su camino no conduce al


triunfo y a la victoria, sino que el destino del Mesías es ser entre­
gado a muerte por el sanedrín, máximo órgano jurídico de Israel,
compuesto por los ancianos, los sumos sacerdotes, y los escribas.
La expresión usada por Jesús (<debía )32 es un término técnico
usado por los evangelistas para indicar el designio de Dios realiza­
do por Jesús.

29- G riego: Christos.


30 . G riego: epitimesen.
31 G riego: epitimao (M e 1 ,2 5 ; 4 ,3 9 ; 9 ,2 5 ).
32 . G rieg o : dei (M e 9 ,1 2 ; 1 4 ,2 1 .4 9 ).
S atán

Me: 8,32 Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro


I mi puso a reprenderle.33

En abierto contraste con Jesús, que comenzó a instruir a sus discí­


pulos sobre el destino del Mesías, Pedro comienza a poner obstácu-
I los, con una oposición a Jesús que culminará en la traición, cuando
I «se puso a echar imprecaciones y a jurar: “¡Yo no conozco a ese
hombre de quien habláis! ”» (14,71).
El discípulo no comprende y no acepta que el Mesías vaya al
encuentro de la muerte. Pedro se lanza contra Jesús porque no acoge
I la «Palabra» que se le dirige y, como había enseñado Jesús en la
parábola de los cuatro terrenos, «viene el satán y se lleva la palabra
I sembrada en ellos» (Me 4,15).
Para describir la acción del discípulo que reprende a su maestro,
I el evangelista emplea el mismo verbo34 usado poco antes por Jesús
para prohibirles que divulguen la imagen del Mesías. La repetición
I del mismo verbo en boca de Pedro indica que para él es Jesús quien
se opone al plan de Dios.
Según Pedro, el itinerario de Jesús no es el de Dios y por ello lo
detiene, lo agarra y lo arrastra hacia sí, impidiéndole de esta forma
j que continúe su camino.

Im muerte del diablo


Me 8,33 Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió
a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista,35 satán!, porque tus pen­
samientos no son los de Dios, sino los de los hombres».

En el intento de Pedro se actualiza la seducción del satán en el


desierto: de esta forma el discípulo demuestra que es en realidad

33- G riego: epitim an .


34. G riego: epitimao.
3 5 . G riego: hypage op'tso mou.

119
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

el adversario, contrario al plan de Dios (v. 31), y que es un obstácu


lo para Jesús.
Pedro es denominado satán porque quiere impedir la pasión y l.i
muerte del Jesús. El satán no desea la derrota y la muerte del
Mesías, sino que, por el contrario, se pone a su servicio a fin de ase­
gurarle el éxito:36 sólo si Jesús hubiese triunfado y reinado asu
miendo el poder, el satán habría reinado y triunfado con él.
En la muerte de Jesús triunfa el amor y es derrotado el poder;
por ello la muerte del Mesías es en realidad la muerte del satán,
definitivamente aniquilado.
Con su muerte Jesús ha destronado a «aquel que tenía el dom i­
nio57 sobre la muerte, es decir, al diablo, y liberar a los que, por
temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud» (Hb
2,14-15).58 Corresponde a los creyentes hacer evidente y eficaz tal
derrota del satán, realizando en su existencia las mismas elecciones
de Jesús.
El comportamiento de Pedro se debe al hecho de que sus pensa­
mientos no son los de Dios, sino los de los hombres. Según los hom ­
bres, el Mesías crucificado es inaceptable, es un «escándalo para los
judíos, locura para los gentiles» (1 Co 1,23). Piensa como los hom ­
bres el que quiere salvar la propia vida y, sin embargo, está desti­
nado a perderla.
Piensa como Dios el que pierde la propia vida por causa del
Evangelio y de esta forma es capaz de realizarse plenamente (Me

3 6 . « L le v á n d o le lu e g o a una a ltu ra le m o str ó en un in sta n te to d o s los rein os d e la t ie ­


rra y le d ijo el d ia b lo : “Te daré to d o el p o d er y la g lo r ia d e e sto s rein o s, p o rq u e m e la
han e n tr e g a d o a m í y yo se la d o y a q u ie n q u iero . S i, p u es, m e adoras, to d a será tu y a ’’»
(Le 4 ,5 - 7 ) .
3 7 . «P ero la m u erte en tró en el m u n d o por en v id ia d el d ia b lo » (Sb 2 ,2 4 ); «E l ú ltim o
e n e m ig o en ser d e str u id o será la M u erte» (1 C o 1 5 ,2 6 ).
3 8 . « E stu v e m u er to , pero ahora esto y v iv o por los s ig lo s de los s ig lo s, y te n g o las lla ­
ves de la M uerte y d el H ad es» (A p 1 ,1 8 ).

120
S a t An

H,35). El proyecto de Pedro conduce a la muerte, y el de Jesús lleva


ti la vida indestructible.
Jesús reacciona contra Pedro desenmascarando su comporta­
miento como satán, pero ofreciéndole la posibilidad de un cambio
de comportamiento. Por ello no aleja de sí al discípulo, sino que lo
Invita a ocupar el puesto que le corresponde: es él quien debe seguir
ti Jesús y no al contrario, y le renueva la invitación que le hizo cuan­
do junto a su hermano Andrés lo invitó a seguirlo: «Venid conmi­
go» (Me 1,17).”
A partir de este momento el satán desaparece y en el Evangelio
de Marcos no se volverá a hablar de él.
En los Evangelios el nombre de satán y el de diablo se aplican,
«demás de a Pedro, también a Judas, el traidor de Jesús: «‘‘¿No os
he elegido yo a vosotros, los Doce? Y uno de vosotros es un diablo”.
Hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste le iba a
entregar, uno de los Doce» (Jn 6,70-71; 13,2.27).

Jesús y B e lc e b ú (Me 3,22-30)

Im locura de Jesús
En el primer encuentro con los escribas, éstos habían llamado a
Jesús blasfemo40 y, por tanto, merecedor de la pena de muerte.41
Además, Jesús había agravado su situación transgrediendo públi­
camente en una sinagoga el mandamiento más importante, el del

39- G riego: dente opiso mou.


4 0 . «E staban a llí sen ta d o s a lg u n o s escribas q u e pensaban en sus corazones: "¿Por qu é
éste habla así? E stá b la sfem a n d o . ¿ Q u ién p u ed e perdonar p eca d o s, sin o D io s sólo?"» (M e
2 ,6 -7 ). La ú ltim a vez q u e J esú s d irija la palabra al su m o sa cerd o te, é ste juzgará q u e es un
blasfem o: "¿Q ué necesid ad te n e m o s ya d e te stig o s? H a b éis o íd o la b lasfem ia. ¿Q ué os
parece?”. T odos juzgaron qu e era reo d e m u erte» (M e 1 4 ,6 3 -6 4 ).
4 1 . « Q u ie n b la sfem e el N o m b r e d e Y ahvé, será m u erto » (Lv 2 4 ,1 6 ; N m 1 5 ,3 0 -3 1 ).

121
S a t á n - Es p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

descanso en el día del sábado; ahora, tanto los piadosos fariseos como
los disolutos herodianos, deciden matarlo («En cuanto salieron los
fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo
eliminarle», Me 3,6); por ello Jesús tiene que huir de Judea y subn
a Galilea.
Frente al completo rechazo de las autoridades religiosas (escribas),
espirituales (fariseos) y civiles (herodianos), Jesús decide romper con
la institución religiosa de Israel y constituir un nuevo pueblo capa/
de ser fiel a las promesas de Dios. Así como el viejo Israel estaba for ­
mado por las doce tribus,42 así también el nuevo Israel constituido
por Jesús es representado idealmente por los Doce, a los que Jesús
llamó para que estuvieran con él: «Instituyó Doce, para que estu
vieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los
demonios» (Me 3,13-15).45
La ruptura con la institución religiosa es considerada una locura
por parte del clan familiar de Jesús, que decide ir a capturar a su
pariente, considerado completamente fuera de sí: «Vuelve a casa. Se
aglomera otra vez la m uchedumbre de modo que no podían comer.
Se enteraron sus parientes y fueron a capturarlo, pues decían: “Está
fuera de sí”44» (Me 3,20-21).
Para describir la acción de los parientes de Jesús, el evangelista
emplea el verbo capturar*'’ el mismo usado para el arresto de Juan

4 2 . G n 4 9 ,1 - 2 8 .
4 3 - Es la fuerza c o n te n id a en el m ensaje d e J esú s lo qu e p e r m ite liberar a las personas:
«Y [Jesús] llam a a los D o c e y c o m e n z ó a en viarlos d e d o s en d o s, d á n d o les p od er sobre los
e sp íritu s in m u n d o s. [...] Y, y én d o se d e a llí, predicaron qu e se con virtieran ; ex p u lsa b a n a
m u ch os d e m o n io s» (M e 6 ,7 .1 2 - 1 3 )
4 4 . El g r ie g o exeste tien e el s ig n ific a d o d e haber « p erd id o el ju icio » (2 C o 5 ,1 3 ), c o m o
b ien c o m p r e n d e la V ulgata, q u e tradu ce «in furorcm versus est» (« se ha v u e lto lo c o » ). Esta
exp resión , p resen te só lo en el E v a n g e lio de M arcos, fue atenu ada por a lg u n o s c o p ista s qu e
la considerab an d e m a sia d o fu erte, por lo cual en varias versio n es se lee « q u e estaban m u y
ligad os a [atraídos por] é l» (g rieg o : exertentai autoü) ( W 2 8 ) o q u e « les hab ía v u e lto locos»
(g riego: exeststai) (D ).
4 5 . G riego: krateo.

122
Satán

• I Bautista por parte de Herodes46 y para el prendimiento de Jesús


por parte de las autoridades religiosas.47
Marcos describe a los familiares de Jesús como aquellos que se
•piedan fu era :
«Llegan su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, le
envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor.
Le dicen: "¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas
I están fuera y te buscan”» (Me 3,31-32).

Los parientes se excluyen del círculo del Mesías y por ello llegan
.t pensar que Jesús está fuera de sí. Los que están fuera no pueden
percibir la realidad de Jesús, reservada a los que están junto a él:

«A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios,


pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas,
para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan
no entiendan» (Me 4,11-12).

La actitud de la familia que considera a Jesús fuera de sí se ve


I confirmada en el escepticismo de los habitantes de Nazaret, para los
I cuales Jesús «era motivo de escándalo» (Me 6,13), y en el Evangelio
de Juan, donde se afirma que «ni siquiera sus hermanos creían en
él» (Jn 7,5).4!*
La incomprensión y la hostilidad de los familiares, junto al
f escepticismo de sus paisanos, llevan a Jesús a sacar la amarga con-
[ clusión según la cual «un profeta sólo en su patria, entre sus parien­
tes y en su casa carece de prestigio» (Me 6,4).

4 6 . «Es q u e H cro d cs era el qu e hab ía e n v ia d o a prender a Juan y le había e n cad en ad o


en la cárcel» (M e 6 ,1 7 ).
4 7 . «T rataban de d e te n e r le [g rieg o : k ra tesa i\t pero tu v iero n m ie d o a la g e n te » (M e
1 2 ,1 2 ; 1 4 ,1 .4 4 .4 6 .4 9 ) .
4 8 . « V in o a los su y o s, y los suyos no la recib ieron » (Jn 1 ,1 1 ).

123
S a t á n - E s p ír it u In m undo - D e m o n io e n M arcos

El intento por parte de la madre y de los hermanos de Jesús de


capturarlo, terminará con la ruptura de Jesús con su familia
«¿Quién es mi madre y mis hermanos?» (Me 3,33).
Pero lo que a juicio de sus familiares es una locura, será juzgado
una posesión demoniaca por parte de los escribas.

Me 3,22 Los escribas que habían bajado de Jerusalén19decían: «Esta


poseído por Belcebú» y «por el príncipe de los demonios expulsa
los demonios».

La ruptura de Jesús con la institución religiosa provoca la alar­


ma en Jerusalén, sede del templo.
El caso de Jesús no es el de un profeta aislado que fácilmente
puede ser tenido bajo control, sino el de un peligroso fenómeno de
masas que atrae muchedumbres considerables (Me 3,7-8,1).
Contra Jesús aparece en escena directamente el sanedrín, envian­
do una delegación oficial compuesta por sus miembros más autori­
zados, los escribas de Jerusalén.
Estos bajan de Jerusalén, no para comprobar los hechos y verificar
las acusaciones, sino para emitir una sentencia que tiene como obje­
tivo desacreditar definitivamente a Jesús, a quien denuncian como
mago y, por tanto, digno de la pena de muerte (Dt 18,10-14).50

4 9 G riego: k a i hoi grammateis boi apo Hierosolymon. M ed ian te la rep etición d el artículo
d eterm in a tiv o oi [lo s/a q u ello s] el e v a n g elista subraya qu e tod os los escribas de Jeru salén par­
ticip an en la m isió n contra Jesús. Para Lagrange se trata de un verdadero servicio de e sp io ­
naje organizado (J M LAGRANGE, Évangile selon Sain t M arc, Paris, G abalda, 1 9 4 2 , pág. 71).
50. En el T a lm u d se lee: «La v ísp era de la pascua J esú s fue arrestado. U n h erald
d u ran te cuaren ta d ías, a ntes de la e je cu ció n , sa lió g rita n d o : "Será la p id ad o porqu e ha prac­
ticad o la m a g ia y en g a ñ a d o a Israel para d esv ia rlo ”» (S an h., B , 4 3 a ). La acu sación d ir ig i­
da contra Jesú s de ser «un m a g o y sed u cto r d el p u eb lo » se m a n ten d rá du ran te m u ch o
tie m p o en el m u n d o ju d ío (JU STIN O , D iálogo con Trifón, 6 9 , 7 , en D a n ie l R u iz B u en o [e d /),
Padres apologistas griegos, M adrid, B A C , 1 9 5 4 , pág. 4 2 9 )- T odavía en el s ig lo IV JER Ó N IM O
escribe en una carta: « ta m b ié n los ju d ío s llam aban m a g o a m i Señor» (C a rta 4 5 , 6 ,

124
S atán

De hecho, los escribas, que no pueden negar el carácter extraor­


dinario de los signos realizados por Jesús, deciden no reconocer la
obra de Dios en sus acciones. Pero como tienen que admitir la acti­
vidad liberadora de Jesús, conocida por todos,Msólo les queda difa­
marlo para descalificar así sus obras.

Ill Señor del estiércol


La difamación contra Jesús se ha cuidado en los mínimos deta­
lles. Entre los cientos de demonios en los que creía el pueblo, los
escribas eligen al más popular y, al mismo tiempo, el más temido
de la gente: B e e l z e b u l nombre que en la literatura judía no es
nunca atribuido al satán.
Beelzebul es una forma despreciativa de B a a l Zebub. Este nombre,
compuesto de B a a l [Señor] y Zebub [moscas] («Señor de las moscas»),
es el de una divinidad filistea protectora de las enfermedades trans­
mitidas por las moscas. En efecto, las moscas, que se apiñaban tanto
sobre los cadáveres tanto como sobre los animales sacrificados a
Dios en el templo de Jerusalén, eran consideradas demonios.
Dado que a esta divinidad pagana se dirigían también los israe­
litas para obtener la curación,53 los fariseos deformaron su nombre
transformándolo en Zebul, que significa «estiércol» («Señor del
estiércol»).5'4Mientras que Baal-Zebub protegía de las moscas, B aal-

A A sela; trad u cció n ca stella n a en J u a n B a u tista V alero [ed. ], San Jerónimo. E pistolario, vol.
I, M adrid, B A C , 1 9 9 3 , p ágs. 3 7 3 -3 7 4 ) .
51. M e 1 ,4 5 ; 2 ,1 2 ; 3 ,1 0 .
52. En la m ayor parte d e los m an u scritos se lee Beelzebul. En los cód ices Vaticano y
Sinaflico aparece Beezebul, m ientras q u e en las versiones siriacas y la V u lg ata se lee Beelzebub.
53- A « B a a l-Z e b u b , d io s de E crón» se había d ir ig id o hasta el rey A cazías para saber si
se iba a curar d e su en ferm ed a d (2 R 1 ,2 .6 .1 6 ).
54. En la le n g u a aram ea, z a b a l («a b o n a r/esterco la r» ) tien e un so n id o parecido a zabah
(«sacrificar/ofrecer»). Los rabinos ind icab an con la palabra « estiérco l» la ofrenda a los d io ­
ses. Belcebú, el Señor del estiércol, pasó a sig n ifica r la d iv in id a d d e to d o c u lto id olátrico. O tro
p osib le sig n ific a d o de Beel-zebul es «Señor de las m oradas [c e le ste s]» , es decir, señor d e l aire,

125
S a t á n - E s p ír it u In m undo - D e m o n io e n M arcos

Zebuly el «Señor del estiércol», las atraía, ya que el estercolero era


lugar impuro por excelencia, morada de las moscas.
La elección del nombre del demonio por parte de los escribas es
intencionada. Invitan al pueblo a alejarse de Jesús porque, aunque
aparentemente libera y cura a las personas, en realidad actúa en vi i
tud de un demonio que, como «Señor del estiércol», es causa pri
mera de las infecciones y las enfermedades. Por tanto, no es cieno
que Jesús libera a las personas, sino que las hace aún más víctimas
del demonio, ya que sus poderes vienen del «jefe de los demonios».
La argumentación de los escribas se basa en la creencia popular,
todavía difundida en los primeros tiempos del cristianismo, según
la cual las enfermedades eran causadas por los demonios, los cuales
provocaban las enfermedades para después curar a los individuos y
hacer que los adoraran como salvadores suyos, «poniendo fin a la
enfermedad de la cual ellos mismos son la causa».”

Me 3,23 Él, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo


puede el satán expulsar al satán?
24 Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede
subsistir.
25 Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá sub­
sistir.
26 Y si el satán se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no
puede subsistir, pues ha llegado su fin.

el esp acio h ab ita d o por los d e m o n io s. La ex p resió n sería eq u iv a len te a « P rín cip e d el im p e ­
rio d el aire» (E f 2 ,2 ) y « P rín cip e de este m u n d o » (Jn 1 2 ,3 1 ; 1 4 ,3 0 ; 1 6 ,1 1 ). En p robab le
qu e Jesú s se refiera a esta in terp retación cu an d o afirm a en el E v a n g elio d e M ateo: «Si al
d u eñ o de la casa le han lla m a d o B elceb ú , ¡cuánto m ás a sus d o m éstic o s!» (M t 1 0 ,2 5 ).
55. T a c i a n o , O ratio, 18 (P G 6 , 8 4 8 ). TERTULIANO escrib e q u e los d e m o n io s «en p ri
m er lugar hacen d a ñ o , d e sp u é s, para q u e se su p liq u e el m ila g ro , prescriben rem ed io s in u ­
sita d o s o contrarios al m al; lu e g o se cree qu e han curado las en ferm ed ad es q u e han d eja­
do de in flig ir » (Apologeticum, X X I I , 11).

126
Satán

Mientras que los escribas que difaman a Jesús no se han atrevi­


do a enfrentarse a él abiertamente, Jesús los convoca, demostrando
mi superioridad ante ellos y el absurdo de su denuncia: si los satanes
m hacen la guerra entre sí, quiere decir que el poder del satán ha
terminado.
Esta es la primera vez que en el Evangelio de Marcos el término
létán aparece en boca de Jesús junto a la referencia a un reino que
rs la esfera de dominio del satán.
En analogía y en contraposición con lo que Jesús enseñó sobre el
reino de Dios, se pueden comprender las características del reino
del satán.56 Si la condición de la admisión al reino de Dios son la
conversión,57 la elección de los últimos58 y la renuncia a la acum u­
lación de las riquezas,59 al reino del satán pertenecen los que en la
sociedad, civil y religiosa, dominan a los otros y oprimen por medio
del abuso del poder y la fascinación del dinero.

Im envidia del diablo


Me 3,27 Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su
ujuar, si no ata60 primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa.

Jesús afirma que el poder del satán, el fuerte, ha terminado, pero


no porque se haya producido una lucha intestina dentro de él, sino
porque ha llegado el que es más fuerte que él. Y más fuerte que el

5 6 . «Si el satán ex p u lsa al satán, contra s í m ism o está d iv id id o : ¿ cóm o, p u es, va a s u b ­


sistir su reino-'» (M t 1 2 ,2 6 ; Le 1 1 ,1 8 ).
5 7 . «E l tie m p o se ha c u m p lid o y el R e in o d e D io s está cerca; co n v ertio s y creed en la
Dueña N u e v a » (M e 1 ,1 5 ).
5 8 . « D ejad q u e los n iñ o s v e n g a n a m í, no se lo im p id á is, p o rq u e d e los q u e son c o m o
éstos es el R ein o d e D io s. Yo os aseguro: el q u e no reciba el R ein o de D io s c o m o n iñ o , no
entrará en é l» (M e 1 0 ,1 4 -1 5 ).
59 «"¡Q ué d ifíc il es qu e los qu e tie n e n riquezas en tren en el R ein o d e D ios!". [...] Es
más fácil q u e un c a m e llo pase por el o jo de la aguja, q u e el q u e un rico en tre en el R ein o
de D io s» (M e 1 0 ,2 3 .2 5 ).
6 0 . G riego: dese.

127
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

satán y los demonios es sólo Dios que se manifiesta en Jesús,61 anim


ciado por Juan el Bautista como «el que es más fuerte» (Me 1,7).
Jesús y su mensaje de liberación tienen la fuerza necesaria p.ih»
atar al satán y saquear su casa, liberando a las personas que esi.in
bajo su dominio. En este momento el satán se arruina porque ya tm
es dueño de su casa.
Pero precisamente las autoridades religiosas, en lugar de colalx»
rar con Jesús para a ta r al satán, serán las que atarán a Jesús pani
impedir que libere al pueblo:
«Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos
sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y,
después de haber atado62 a Jesús, le llevaron y le entregaron a
Pilato» (Me 15,1).
Según el evangelista, las autoridades religiosas son la personili
cación del satán. Por ello, en la narración del proceso de Jesús,
Marcos afirma que Pilato «se daba cuenta de que los sumos sacer­
dotes le habían entregado por envidia»63 (Me 15,10). El término
«envidia», expresión rara en la Biblia,64 es usado en sentido teoló­
gico sólo en el libro de la Sabiduría (2,24), donde se afirma que «la
muerte entró en el mundo por envidia del diablo». Para el evange-

6 1 . «¿Se arrebata al v a lie n te la presa, o se escapa el p risio n ero d e l guerrero? Pues así
d ice Yahvé: "Sí, al v a lie n te se le qu itará el p risio n ero , y la presa d el guerrero se le escapa
rá; con tus litig a n te s yo litig a ré , y a tu s hijos yo salvaré. [...] Y sabrá to d o el m u n d o que
yo, Y ahvé, soy el q u e te salva, y el qu e te rescata, el Fuerte de J a co b » (Is 4 9 ,2 4 - 2 6 ) .
6 2 . G riego: desantes. El e v a n g e lista usa el m ism o verb o, «atar» (griego: deo), em p le a d o
en M e 3 ,2 7 .
6 3 . G riego: díaphthonon. E l e v a n g e lista e m p le a el té r m in o g r ie g o phthonon (e n v id ia ) en
asonancia con phonon (h o m ic id io ) d e M e 15,7: « H a b ía u n o , lla m a d o Barrabás, q u e estaba
encarcelado con a q u ello s sed icio so s q u e en el m o tín hab ían c o m e tid o un a sesin ato [g r ie ­
go: phonon]». Los d os té r m in o s se en cu en tra n ju n to s en la carta de P ab lo a los R om anos:
«h e n c h id o s d e e n v id ia [g rieg o : phthonon], de h o m ic id io [grieg o : phonou]» (R m 1 ,2 9 ).
6 4 . Sb 2 ,2 4 ; 6 ,2 3 ; 1 M 8 ,1 6 ; M e 1 5 ,1 0 ; M t 2 7 ,1 8 .

128
S atán

li-tta los sumos sacerdotes son agentes del diablo y, como él, porta-
I clores de m uerte/’5
Los celosos guardianes de la Ley divina son en realidad los ene­
migos mortales de aquel Dios a quien pretenden representar. El
■Cometido del satán, el acusador, es desempeñado por los escribas
I que culpan a Jesús de provocar la infelicidad de los hombres. En
('calidad, la causa de tal infelicidad son los escribas porque, con tal
I de* conservar su poder, endemonian a la gente y la mantienen en una
I condición de impureza.66

Me 3,28 «Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los


hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean.
| 29 Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón
I nunca, antes bien, será reo de pecado eterno».
30 Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo».

Dado que la enseñanza de Jesús desacreditaba la doctrina de las


I autoridades religiosas, éstas se defienden calumniando al hombre
sobre el cual ha bajado el Espíritu de Dios (Me 1,10) declarándolo
poseído por un espíritu inmundo.
Los escribas, como máximas autoridades religiosas de Israel y
I expertos en la Sagrada Escritura, saben que la acción liberadora de
: Jesús sólo puede venir de D io s /7 Pero, dado que admitirlo signifi-
I ca renunciar a los propios privilegios y al poder, afirman lo contra-
‘ rio y «llaman al mal bien, y al bien mal» (Is 5,20).

6 5 . «V osotro s sois d e v u e str o padre el d ia b lo y q u eréis c u m p lir los d eseos de vu estro


padre. É ste era h o m ic id a d esd e el p r in c ip io [...]. C u a n d o d ic e la m en tira , d ic e lo q u e le
sale d e d e n tro , p o rq u e es m e n tiro so y padre de la m en tira » (Jn 8 ,4 4 ).
6 6 . «¡A y d e vosotros, los leg ista s, qu e os habéis llevado la llave d e la ciencia! N o entras­
teis vosotros, y a los qu e están entrand o se lo habéis im p ed id o » (Le 1 1 ,5 2 ; M t 2 3 ,1 3 ).
6 7 . C o m o reconoce N ic o d e m o , u n o de los jefes d e los ju díos: « R a b b í, sa b em o s q u e has
v en id o de D io s c o m o m aestro, p o rq u e nad ie p u ed e realizar los s ig n o s q u e tú realizas si
D ios no está co n él» (Jn 3 ,2 ).

129
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

De forma solemne,68 Jesús declara que todo lo que es fruto de lu


ignorancia o de la fragilidad de las personas {las blasfemias de los hom
bres) será perdonado. Por el contrario, enseñar a los hombres que es
impura la acción del Espíritu de Dios es la blasfemia contra el
Espíritu, culpa imperdonable porque es fruto de una mala fe que
nunca se arrepentirá.
El evangelista demuestra que en realidad los verdaderos blasfe
mos son los escribas. Los representantes de la institución religiosa
son los verdaderos poseídos por el espíritu inmundo, que los tiene
prisioneros de la blasfemia contra el Espíritu Santo. Esta culpa nune.i
obtendrá el perdón: los escribas, al sentenciar que Jesús «tiene un
espíritu inmundo» y que el perdón de los pecados concedido por él
es una blasfemia,69 se excluyen de la posibilidad de pedir y recibir
el perdón.
A la extrema indulgencia de Jesús hacia los que están en el error
(los hombres), se contrapone la máxima severidad hacia los que
voluntariamente hacen caer a los hombres en el error (los escribas).70

El la d ró n de la p a la b ra (Me 4,4.15)

El satán aparece marginalmente en la parábola de los cuatro


terrenos (Me 4,1-20), donde se describen los diversos tipos de res­
puesta por parte de los hombres frente a la proclamación del m en­
saje de Jesús.71
Una parte de la semilla «cayó a lo largo del camino; vinieron las
aves y se la comieron» (Me 4,4). Jesús se remite a la imagen tradi-

68. Por p rim era v ez en el E v a n g e lio d e M arcos aparece la fó rm u la so le m n e amen lego


hytnin (« e n verdad os d ig o » ), co n la q u e se declara a lg o co n seg u rid a d .
69 «E stá b la sfem a n d o . ¿ Q u ien p u ed e perdonar p ecad os, sin o D io s s ó lo ? ”» (M e 2 ,7 ).
7 0 . S. Lf.GASSE, L'Évangile de M a rc , 2 v o ls ., Paris, Cerf, 1 9 9 7 , pág. 2 4 5 .
7 1 . «E l sem brador siem b ra la Palabra» (M e 4 ,1 4 ).

130
S atán

i ional del papel destructor de uno de los satanes, M as tenia, contra


los agricultores:
«El príncipe Mastema envió cuervos y aves a comerse la
semilla que se plantaba en la tierra, para destruirla, para
robar al género humano su esfuerzo: sin cultivar semilla, la
cosecharon los cuervos de la faz de la tierra».72
En la parábola, la acción devastadora del satán consiste en arre­
batar inmediatamente el mensaje de Jesús en cuanto es anunciado.

Me 4,15 Los que están a lo largo del camino donde se siembra la


palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene el satán y se lleva
la palabra75 sembrada en ellos.

En el caso de las semillas caídas junto al camino, la proclama­


ción del mensaje de Jesús ha sido inútil, porque los individuos son
completamente refractarios y hostiles a la Palabra que es sembrada
en ellos: es como si el anuncio no hubiese sido escuchado.
El mensaje se ha dirigido a personas que escuchan la Palabra pero
sin entenderla (Me 4,12), y por ello no la acogen. En el Evangelio
estas personas están representadas en las categorías que ejercen el
poder religioso (escribas), espiritual (fariseos) y civil (herodianos).74
Cuantos se adhieren o aspiran al poder son refractarios a un m en­
saje que ven como una amenaza a los propios intereses y al propio
prestigio.
Mientras que todo el mensaje de Jesús está orientado a un Dios
al servicio de los hombres,75 el satán que impide la acogida del m en­

1 2 . Jubileos, 1 1 , 1 1 (tra d u cció n c a stella n a en A A T , v o l. II, p ág. 1 1 1 ).


73- G riego: bo logos, te r m in o e m p le a d o para ind icar el m ensaje de J esú s en la Ig lesia
p r im itiv a (H c h 6 ,4 ; 8 ,4 ; 1 0 ,3 6 ).
7 4 . M e 2 ,6 - 7 .1 6 ; 3 ,6 ; 1 0 ,4 2 .
7 5 . «T am p oco el H ijo d e l h o m b re ha v e n id o a ser serv id o , sin o a servir y a dar su vid a
c o m o rescate por m u ch o s» (M e 1 0 ,4 5 ).

131
S a t á n - E s p ír it u I n m undo - D e m o n io e n M arcos

saje es, por el contrario, el espíritu inmundo del poder y del domi
nio ejercido por los escribas, fariseos y herodianos.
Si la liberación de los espíritus inmundos y la expulsión de los
demonios suceden por la fuerza del mensaje de Jesús, los que son
completamente refractarios a este mensaje permanecen definitiva
mente en su condición de impureza.
No sólo los que ejercen el poder son indiferentes y hostiles al men
saje de Jesús, sino que también los discípulos que aspiran al poder son
incapaces de entender su palabra, como subraya en varias ocasiones
Marcos en su Evangelio:
«Pero ellos no entendían lo que les decía y temían pre­
guntarle [...] por el camino habían discutido entre sí quién
era el mayor» (Me 9,32.34; 4,13).

132
CAPÍTULO 10

¿QUIÉN ENDEMONIA A QUIÉN?

La ru in a de los teólogos (Me 1,21-28)

Marcos representa en este episodio el desafío entre Jesús, el hom ­


bre que posee el Espíritu de Dios, y el hombre poseído por un espí­
ritu inmundo. Mientras que el Espíritu de Dios da v id a ,l el inmundo
aleja de ésta.

Me 1,21 Llegan a Cafarnaún. Al llegar el sábado entró [Jesús] en la


sinagoga y se puso a enseñar.

Por tres veces entra Jesús en una sinagoga,2 y en las tres ocasio­
nes tiene lugar un conflicto.
La primera vez aquí, en Cafarnaún, cuando por causa de su ense­
ñanza es interrumpido dramáticamente. La segunda vez, también
en Cafarnaún, transgredirá públicamente la prohibición de realizar
actividades en el día de sábado y los fariseos y herodianos toman la
decisión de «ver cómo eliminarle» (Me 3,6).

1. R m 8 ,2 ; 2 C o 3 ,6 .
2 Me 3 ,1 ; 6 ,2 .

133
S a t á n - F.s p í r i t u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

La última vez, en Nazaret, sospechan que es un mago,5 y Jesús


«se maravilló de su falta de fe» (Me 6,6).
Jesús entra en la sinagoga, pero no participa en el culto. El evan­
gelista subraya que, nada más entrar, inmediatamente se pone ;i
enseñar.

Me 1,22 Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les ense­


ñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

La primera vez que Jesús enseña provoca asombro entra la gente


que lo escucha y que reconoce en su enseñanza el mandato divino, la
autoridad , que, a su juicio, era prerrogativa exclusiva de los escribas.
El término escribaA significa «predicador de la Torá».5 Los escri­
bas eran ordenados a la edad de cuarenta años, después de un inten­
so periodo de estudio, y recibían con la ordenación la transmisión
del espíritu de Moisés (N m 11,16-17), después de lo cual se con­
vierten en teólogos oficiales del sanedrín.
Considerados sucesores directos de los profetas, su autoridad,
mayor que la del sumo sacerdote, era ilimitada, porque su doctrina,
considerada superior incluso a la contenida a la Biblia, era infalible,
como se afirma en el Talmud: «Las decisiones y las palabras de los
escribas son superiores a la Torá».6
Su enseñanza, que pretendía estar avalada por un mandato divi­
no y equiparada a la Palabra de Dios,7 es desenmascarada en este

3. «"¿D e d ó n d e le v ie n e esto? y ¿qué sab id u ría es esta qu e le ha sid o dada? ¿Y esos


m ilagros h ech os por sus m anos? [...] Y se escand alizaban a causa de él» (M e 6 ,2 -3 )-
4. H ebreo: sofer.
5. El té r m in o to rá, de la raíz hebrea yrh (« en señ a r» ), sig n ific a enseñanza o instrucción, y
en los L X X se tradu ce n o r m a lm en te co n nomos (D t 4 ,4 4 ; 2 9 ,2 0 ; 3 0 ,1 0 ) , q u e s ig n ific a
« le y » . La Torah c o n tie n e los c in c o p rim ero s lib ro s d e la B ib lia (P en ta teu co ).
6. Ber , M ., 1, 3-
7. « U n a v oz c eleste había declarado: tod as las palabras de los escribas son palabras d el
D io s v iv o » (B er., M ., 1, 3)-

134
¿Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

episodio por la enseñanza de Jesús, que revela lo que es en realidad


la doctrina de los escribas: «preceptos de hombres», cuyo objetivo
es transmitir y hacer observar «la tradición de los hombres» a costa
del mandamiento de Dios (Me 7,8-13).
La gente reconoce que la autoridad de Jesús es como la de los pro­
fetas y tiene su origen en el propio Dios, mientras que la de los es­
cribas tiene su fundamento en la tradición -consolidada con Esdras,
el «escriba versado en la ley de Moisés» (Esd 7,6)- y en el propio
Moisés.
En la sinagoga el entusiasmo de los presentes por la enseñanza
de Jesús y la consiguiente critica a los escribas tienen graves conse­
cuencias, ya que se pensaba que éstos eran las únicas personas auto­
rizadas para interpretar el texto sagrado.

Me 1,23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído


por un espíritu inmundo,8 que se puso a gritar:

La presentación de la sinagoga es intencionadamente polémica.


La sinagoga es «de ellos / suya». Marcos se distancia de la sinago­
ga, como imagen de la institución religiosa judía.
Jesús entra por primera vez en un lugar de culto y se encuentra de
inmediato con las autoridades religiosas y con el espíritu inmundo.
Esta proximidad es intencionada. El evangelista quiere denunciar la
institución religiosa que con su enseñanza aleja al pueblo de Dios en
lugar de acercarlo.9 Los escribas, que de manera obsesiva tratan de
formular e imponer leyes cada vez más rigurosas sobre la pureza,10

8. G riego: pneum ati aka tb a rto .


9. «P erece m i p u e b lo por falta d e c o n o c im ie n to » (O s 4 ,6 ).
10. «Los fariseos y to d o s los ju d ío s no co m e n sin haberse lavado las m an os hasta el
c o d o , aferrados a la tra d ició n d e los a n tig u o s, y al vo lv er d e la plaza, si no se bañan, no

135
S a t á n - E s p ír it u In m undo - D e m o n io e n M arcos

no advierten que la impureza reside precisamente dentro de su si­


nagoga.11
El evangelista subraya que, así como Jesús se pone a enseñai
«inmediatamente» (v. 21), así también «inmediatamente» se pro
duce la reacción negativa de uno de los presentes.
Es la primera de las cuatro veces que Jesús, sobre el cual ha des­
cendido el Espíritu de Dios (Me 1,10), en su misión de «bautizar
en el Espíritu Santo» (Me 1,8) tropieza con una persona poseída por
un «espíritu inm undo»,12 término usado por el evangelista indife­
rente y alternativamente con demonio (Me 7,25-26) para indicar una
condición de falta de libertad por parte de los hombres. El «hom ­
bre con un espíritu inmundo» es un individuo que se ha adherido
voluntariamente a un sistema de valores que lo hace hostil a la ense­
ñanza de Jesús.
En medio del entusiasmo general provocado por las palabras de
Jesús, sólo este individuo expresa con violencia su desacuerdo, inte­
rrumpiendo la nueva enseñanza que provoca adhesión a Jesús y
escepticismo con respecto a los escribas.

Me 1,24 «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has


venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios».

Para comprender la naturaleza de este espíritu inmundo , hay que


examinar la descripción de la reacción del hombre. Éste, aunque sea
un solo individuo, habla en plural. Mediante este artificio literario,
el evangelista representa en el individuo a un grupo que se siente
amenazado por la enseñanza de Jesús.

c om en ; y hay otras m u ch a s cosas q u e observan por tra d ició n , c o m o la p u rificación d e


copas, jarros y ban dejas» (M e 7 ,3 -4 ).
11. En el E v a n g e lio d e M ateo, J e sú s d en u n cia a los escribas c o m o a q u ello s q u e « c u e ­
lan el m o s q u ito y se tragan el c a m e llo !» (M t 2 3 ,2 4 ).
12. M e 5 ,2 ; 7 ,2 5 ; 9 .2 5 .

136
¿Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

Ahora los únicos que en la sinagoga pueden sentirse amenazados


por las palabras de Jesús son los escribas, que ven cómo se echa por
tierra, con su autoridad, también su prestigio sobre el pueblo.
El espíritu inm undo que separa al hombre de Dios es identifi­
cado por el evangelista en la enseñanza de los escribas que «ense­
ñan doctrinas que son preceptos de hombres anulando así la pala­
bra de Dios» en nombre de la tradición que ellos mismos transm i­
ten (Me 7,7.13). Estos escribas son los mismos que después pensa­
rán que Jesús es un blasfemo,13 «poseído por un espíritu inmundo»
(Me 3,30).
El hombre que reacciona negativamente a la enseñanza de Jesús
está poseído por el espíritu inmundo porque se ha adherido incon­
dicionalmente a la doctrina de los escribas. Cuando ve cómo se
desacredita la enseñanza sobre la cual basa su fe, siente amenazada
su misma existencia.
El hombre se dirige a Jesús para que cumpla las condiciones de
la tradición del «Santo de Dios», es decir, el Mesías esperado que
debía explicar y hacer observar la Ley enseñada por los escribas.

Me 1,25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate14 y sal de él».


26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte
grito y salió de él.

Jesús interrumpe la protesta del hombre impidiendo, con una


orden perentoria, que continúe cualquier forma de diálogo.
En el enfrentamiento entre el hombre poseído por el espíritu
inmundo y el hombre que posee el Espíritu de Dios, es éste el vence­
dor que libera al individuo.
Se trata de una liberación que no tiene lugar sin sufrimiento.

13- «¿Por qu é éste habla así? E stá b la sfem a n d o » (M e 2 ,7 ).


14. G rieg o : phim otheti. L iteralm ente: «p o n er el bozal» (1 T m 5 ,1 8 ).

137
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

Tener que reconocer que la enseñanza religiosa a la que se lia


prestado una adhesión incondicional no sólo no proviene de Dios,
sino que aleja del Señor, es causa de una profunda laceración en el
individuo.

Me 1,27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se pregun­


taban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva,15 expues­
ta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obe­
decen».
28 Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la
región de Galilea.

La gente comprende que Dios no se manifiesta en las fórmulas


catequéticas que les imponen los escribas sino en la acción libera­
dora de Jesús. Por esto la enseñanza de Jesús no es una nueva doc­
trina que se suma a la de los escribas, sino que es una enseñanza
calificada como nueva por la cualidad que procede de Dios, la auto­
rid a d que eclipsa todo lo que ha existido anteriormente.
El efecto de esta enseñanza es que la gente queda liberada del
espíritu inmundo, es decir, de la doctrina enseñada por los escribas
que impedía conocer el verdadero rostro de Dios.
Los presentes en la sinagoga distinguen en esta enseñanza nueva
una capacidad de liberar que va más allá del caso presente. Donde
había un hombre con un espíritu inmundo (singular), descubren una
posibilidad que se pueden extender a todos los demás casos: «Manda
hasta a los espíritus inmundos» (plural), como se explícita en el ver­
sículo 39: «Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y
expulsando los demonios». El evangelista asocia una vez más la sina-

15. G rieg o : didache kaine. En la le n g u a g r ie g a , el té r m in o « n u ev o » se p u ed e d ecir d


d os m aneras: neos, q u e in d ica su cesió n en el tie m p o , y kainos, qu e ín d ica una c u alid ad in fi­
n ita m e n te su p erio r q u e e lim in a la anterior: « A l d ecir n u eva [grieg o : kainen], d eclaró a n ti­
g u a la prim era; y lo a n tig u o y v ie jo está a p u n to d e desaparecer» (H b 8 ,1 3 ; 2 C o 3 ,6 ).

138
¿Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

tfoga con los demonios, poniendo en relación el lugar donde se ense­


ña la doctrina de los escribas con los espíritus inmundos.
Al mismo tiempo, el evangelista vincula la predicación de Jesús
con la expulsión de los demonios, subrayando cómo el mensaje de
Jesús contiene una fuerza capaz de liberar de las ideologías más alie­
nantes y del fanatismo religioso.
En el Evangelio de Marcos, el primer signo prodigioso realizado
por Jesús es una acción de liberación que se torna programática de
toda su actividad y que en los Hechos de los Apóstoles se resume en
esta frase:
«Cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu
Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curan­
do a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba
con él» (Hch 10,38).

Jesús no es e l H ijo de D ios (Me 1,32-34; 3,11-12)

Me 1,32 Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfer­


mos y endemoniados.
33 La ciudad entera estaba agolpada a la puerta.

El entusiasmo de la gente que ha escuchado la enseñanza nueva de


Jesús en la sinagoga (Me 1,27) no basta para liberarla de la sum i­
sión a la doctrina de los escribas. Por ello esperan a que se ponga el
sol y, por tanto, termine el sábado, día en el que está prohibida toda
actividad,16 para acudir donde se encuentra Jesús y llevarle a los
enfermos y endemoniados. Por observar un tiempo considerado
«santo»,17 retrasan el acercamiento al único «santo».18

16. J r 1 7 , 2 1 . 2 7 .
17. «G u ard ad el sábado, p o rq u e es sagrad o para v o so tro s» (Ex 3 1 ,1 4 ; N e 9 ,1 4 ).
18. « R ealiza r cu ra cio n es, s ig n o s y p r o d ig io s por el n o m b re de tu san to siervo J esú s»
(H c h 4 ,3 0 ).

139
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

Los endemoniados son individuos poseídos por el espíritu inmundo ,


como el hombre de la sinagoga. Mientras que en éste la condición
se ha manifestado sólo con ocasión del incidente con Jesús, la con­
dición de los endemoniados es evidente y conocida.

Me 1,34 Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas


enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los
demonios, pues le conocían.

Al igual que ha hecho con el hombre en la sinagoga (Me 1,25),


Jesús impide a los endemoniados hablar. Éstos intentan hasta el
último momento arrastrar a Jesús para que se ponga de su parte,
empujarlo para que sea el Mesías esperado por la tradición («le
conocían»). Los endemoniados conocen al Mesías «hijo de David»,
pero no a Jesús «Llijo de Dios».
Su intento de seducción continuará aún a lo largo de toda la acti­
vidad de Jesús, como narra el evangelista en el capítulo 3,11-12.

Me 3,11 Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies


y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios».

El episodio del enfrentamiento en la sinagoga de Cafarnaún


entre Jesús y el hombre poseído por un espíritu inmundo terminó
con el estupor de los presentes, porque Jesús «manda hasta a los
espíritus inmundos» (1,27).
Ahora se presenta la reacción de los «espíritus inmundos» fren­
te a la enseñanza de Jesús que se difunde ya por todas partes, entre
las muchedumbres que acuden a él de cualquier lugar.
El evangelista describe la respuesta de la gente enumerando siete
territorios, judíos y paganos, para significar que es toda la hum ani­
dad la que acude a Jesús: «Le siguió una gran muchedumbre de
Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado
del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran m uche­
dumbre, al oír lo que hacía, acudió a él» (Me 3,7-8).

140
¿Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

Los espíritus inmundos se dirigen a Jesús como «el Hijo de


Dios», y es la única vez que en el Evangelio aparece esta formula­
ción con el artículo determinado.
Mientras que el uso del artículo determinado sirve para indicar
el personaje conocido y esperado por la tradición,19 el evangelista,
para expresar la nueva realidad que se manifiesta en Jesús «I íijo de
Dios», no emplea nunca el artículo determinado, como aparece al
comienzo y al final de su Evangelio: «Comienzo del Evangelio de
Jesús, el Cristo, IIijo de Dios» (Me 1,1); «Verdaderamente este
hombre era Hijo de Dios» (Me 15,39).
Estos espíritus inmundos son expresión de la enseñanza religiosa
que tiene en el sumo sacerdote su representante más alto. Y será pre­
cisamente el sumo sacerdote quien se dirija a Jesús de la misma mane­
ra que se han dirigido a él los espíritus inmundos y los endemonia­
dos: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del [Dios] Bendito?» (Me 14,61).20

Me 3,12 Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.

Jesús no acepta ser reconocido como el Hijo de Dios tal como lo


concebía la tradición. Su filiación divina no se manifestará a través
de signos de poder estrepitosos, como corresponde a un ser divino,21
y tampoco quitando la vida a los adversarios, sino por medio de la
entrega de su vida en la cruz.
Sólo en el patíbulo, despojado de todo atributo de poder, Jesús
será reconocido «Hijo de Dios» por un pagano que, viéndolo morir

19. El S alm o 1 1 0 es e x p resió n d e la filia ció n d iv in a d el M esías, cuya m isió n es d e scr i­


ta con té r m in o s su m a m e n te m acabros: « S en ten cia a las n acion es, a m o n to n a cadáveres,
qu eb ran ta cabezas a lo ancho d e la tierra» (Sal 1 1 0 ,6 ).
2 0 . En su respu esta J esú s reiv in d ica la p len a c o n d ic ió n d iv in a («Y o s o y » , Ex 3 ,1 4 ), no
co m o «el M esía s» , sin o c o m o «el H ijo d el h o m b re» (M e 1 4 ,6 2 ).
2 1 . « Y saliero n los fariseos y co m en za ro n a d isc u tir co n é l, p id ié n d o le un s ig n o del
c ie lo » (M e 8,1 1).

141
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

«de esa manera, dijo: “Verdaderamente este hombre era Hijo di


Dios’’» (Me 15,39).

La legión i n m u n d a (Me 5,1-20)

La liberación del endemoniado de Gerasa es sin duda el episodio


más pintoresco de todo el Evangelio de Marcos. La intención del
evangelista no es simplemente contar un hecho sino transmitir un.i
verdad mediante una narración enriquecida con numerosos elemen
tos teológicos que hacen difícil cualquier reconstrucción histórica .n
Así pues, Marcos presenta a los lectores de forma narrativa una ver
dad teológica de fundamental importancia: la liberación de la escla
vitud realizada por Yahvé con el pueblo de Israel23 es continuada por
Jesús, que la extiende también a los pueblos paganos.

Me 5,1 Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos.

Las indicaciones geográficas que ofrece el evangelista no son


topográficas sino teológicas: en efecto, el mar no es un mar, sino el
lago de Tiberíades, y la región de los gerasenos24 está demasiado lejos
del lago (unos 55 kilómetros) para perm itir a una piara de puercos,
aunque esté endemoniada, correr hacia el mar para ahogarse.2’
La expresión «al otro lado» es un término técnico con el que los
evangelistas indican la tierra pagana situada en la otra orilla del
lago de Tiberíades.

22 . En el E v a n g e lio d e M ateo los p ro ta g o n ista s son d os e n d e m o n ia d o s (M t 8 ,2 8 - 3 4 ) .


2 3 . Ex 6 ,6 ; D t 2 4 ,1 8 .
2 4 . La « reg ió n de los g era sen o s» in d ica el territorio d e G erasa, ciu d a d pagan a de la
D ecá p o lis (d el g rieg o : dekapolis, « d iez c iu d a d es» ), co n fed era ció n d e c iu d a d es g r ie g a s,
todas ellas al e ste d el la g o de G a lile a , e x ce p to E sc itó p o lis (B et-S h ea n ). En la e n u m era ció n
de P lim o son: D a m a sco , F ila d elfia , Rafana, E sc itó p o lis, G adara, H ip p o s, D ió n , P ella,
Gerasa y K anatha (PLINIO, H isto ria n a tu ra l, 5 ,1 8 ).
2 5 . M ateo a m b ien ta e l e p iso d io en «la reg ió n de los gad aren os» (M t 8 ,2 8 ) , lugar m ás
cercano al lago d e T iberíades.

142
¿Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

Me 5,2 Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los


sepulcros, un hombre con espíritu inmundo.

En el episodio anterior Jesús ha atravesado el lago en barca junto


it los discípulos (Me 4,35-41). Ahora, aunque todos han llegado a la
región («llegaron»), sólo Jesús baja de la barca y los discípulos no
aparecen en todo el episodio. El evangelista estima que los discípu­
los no son aún capaces de afrontar el mundo pagano y por medio de
un recurso narrativo los elimina de la escena.
La primera vez que en Israel Jesús ha puesto el pie en una sina­
goga se ha enfrentado con un hombre poseído por un espíritu
inmundo (Me 1,21-28). Igualmente, la primera vez que Jesús pisa
en tierra pagana tropieza con un hombre poseído por un espíritu
inmundo que vive en los sepulcros. Para el evangelista tanto la sina­
goga como los sepulcros son lugares de impureza.
La expresión «hombre con espíritu inmundo» aparece en el
Nuevo Testamento sólo en el Evangelio de Marcos en estos dos
pasajes. Esto indica que el evangelista quiere unir temáticamente
estos dos textos, como muestran también otros puntos de contacto
entre los dos episodios.

Me 1,23-24 Me 5,2.7
Había precisamente Vino a su encuentro,
en su sinagoga de entre los sepulcros,
un hombre poseído un hombre
por un espíritu inmundo, con espíritu inmundo
que se puso a gritar: y gritó
«¿Qué tenemos nosotros contigo, con fuerte voz:
Jesús de Nazaret? «¿Qué tengo yo contigo,
¿Has venido a destruirnos? Jesús, Hijo de Dios
Sé quién eres tú: Altísimo?
el Santo de Dios». Te conjuro por Dios que
no me atormentes».

143
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

La situación del hombre que sale al encuentro de Jesús es tal que


por tres veces (completamente) se considera impuro al individuo:
como pagano, endemoniado y habitante en los sepulcros, lugares
considerados de máxima impureza por la religión judía (Nm
,
19 16).26

Me 5,3 Este moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tener­


le atado ni siquiera con cadenas,
4 pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero
él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía
domarlo.
5 Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los
montes, dando gritos e hiriéndose con piedras.

La descripción del poseído y del ambiente en el que vive es una


clara referencia al mundo pagano, tal como se describe en el libro
del profeta Isaías: «que habitan en tumbas y en antros hacen noche;
que comen carne de cerdo [...], que dicen: "Quédate ahí, no te lle­
gues a m í”» (Is 65,4-5).
El evangelista presenta a un hombre que ha estado «atado con
grillos y cadenas» y al que ya no es posible «domar». Un individuo
que se está destruyendo, ejerciendo violencia contra sí mismo,
«hiriéndose con piedras», pero que al mismo tiempo busca una sal­
vación en la protección de las divinidades que, según la cultura de
la época, residían en los montes.27
Para la comprensión de la identidad de este poseído son preciosas
la indicación ofrecida por el evangelista «atado con grillos y cade­
nas» -térm ino técnico para indicar los esclavos o los prisioneros de
guerra-28 y el verbo «domar», utilizado para los animales (St 3,7).

2 6 . J esú s acusa a los fariseos d e ser « sep u lcro s b la n q u ea d o s» (M t 2 3 ,2 7 ).


2 7 . Ex 3 ,1 2 ; D t 1 2 ,2 ; Jr 2 ,2 0 ; 3 ,6 ; Ez 6 ,1 3 .
2 8 . Je 1 6 ,2 1 ; 2 S 3 ,3 4 ; 2 R 2 5 ,7 ; 2 C ro 3 3 ,1 1 ; Sal 1 0 5 ,1 8 ; Jr 5 2 ,1 1 .

144
¿Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

Se trata de un individuo que no es considerado un ser humano


y por ello es tratado como una bestia y reducido a una cautividad
forzada.
Los marginados y los violentos en el m undo pagano, en tiempos
de Jesús, eran los esclavos. Trataban de rebelarse con la violencia
contra la opresión de quienes los mantenían en la esclavitud. Pero
el recurso a la violencia los conducía a una situación de autodes-
trucción, situándolos cada vez más en un ambiente de muerte
(«sepulcros»).
Cuando el evangelista escribe, en el imperio romano no se ha­
bían apagado los ecos de la revuelta de los esclavos sucedida en el
73 a.C., dirigida por el gladiador Espartaco, esclavo de origen tra-
cio. Contra Espartaco se movilizaron diez legiones bajo las órdenes
de M. Licinio Craso, junto con Pompeyo. La revuelta fue sofocada
dos años después (71 a.C.) con la muerte de Espartaco y de 5.000
esclavos en la batalla y la posterior crucifixión de 6.000 esclavos.2y

Me 5,6 Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante él


7 y gritó con fuerte voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de
Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes».
8 Es que él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre».

2 9 R esp ecto al p ro b lem a de la su m is ió n d e los escla v o s, en los A nales d e TÁ CITO se lee:


«M as, una vez q u e te n e m o s en nuestra serv id u m b re a naciones enteras con sus c u lto s
d iversos, con sus r elig io n e s extrañas o sin r elig ió n n in g u n a , a esa canalla no se la p u ed e
dom inar sin o por el m ie d o » (CO RN EI.IO TÁ CITO , A n a les, X IV , 4 4 ; tra d u cción c astellan a de
José L M oralejo, A vales. Libros X I - X V I , M adrid, G rcd o s, 1 9 8 0 , pág. 190). C o in c id ie n d o
con las prim eras p ersecu cio n es co n tra los cristia n o s por parte d e N e r ó n , se produ jeron n u e ­
vos in ten to s d e evasión por parte d e los esclavos: «P or el m ism o tie m p o los glad ia d o res
que in ten taron una su b le v a c ió n en la c iu d a d de P rcnestc fueron so m e tid o s por el d e sta c a ­
m en to m ilita r q u e los ten ía a su cargo, cu a n d o ya el p u eb lo , q u e su e le estar a n sioso de
cosas nuevas y es d e natural cobarde, andaba h ab lan d o de E spartaco y d e viejo s d esastres»
(CORNELIO T á c i t o , A n ales, X V , 4 6 ; trad u cción c a stella n a de J o sé L. M oralejo, Anales,
¡libros X I - X V I , op. c ií., pág. 2 4 6 ).

145
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

El evangelista presenta dos acciones distintas: en un primei


momento el poseído corre hacia Jesús, atraído por aquel a quien ha
reconocido como «Hijo de Dios Altísimo», expresión usada por los
paganos para designar al Dios de Israel.30 Pero en un segundo
momento lo rechaza porque se opone a la orden que ha dado Jesús al
«espíritu inmundo» de salir del hombre. Éste teme que Jesús quie­
ra someterlo de nuevo a la condición de esclavitud y no quiere
renunciar al «espíritu inmundo», gracias al cual ha logrado liberar­
se de «grillos y cadenas», aunque esta liberación a través de la vio­
lencia está destruyéndolo.

Me 5,9 Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?». Le contesta: «Mi


nombre es Legión, porque somos muchos».
10 Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la
región.

Para ayudar al lector en la interpretación de este complejo epi­


sodio, el evangelista coloca como clave de lectura el nombre del
espíritu inmundo: «Legión». Con este término, desconocido como
nombre de demonios,31 se designaba tanto una unidad militar com­
puesta de unos 6.000 soldados, como el mismo ejército romano que
ocupaba la región.
«Legión» recuerda la brutal violencia de las tropas de ocupación.
El hecho de que el anónimo poseído indique como espíritu in m u n ­
do la legión, quiere decir que su violencia no es más que una res­
puesta a la que ejercen contra él los ocupantes romanos.

30. G n 1 4 ,1 8 -2 0 ; N m 2 4 ,1 6 ; Is 1 4 ,1 4 . El D ios A ltísim o (hebreo: E l ’Eljott) era o r ig i­


n alm en te el títu lo de una d iv in id a d fenicia.
3 1 . El e sp íritu in m u n d o no tie n e un nom bre p ro p io , sin o el n om bre d e una m u ltitu d ,
y se id e n tific a con un sistem a to ta lita r io sim b o liz a d o por los so ld a d o s del e jercito rom ano
(D . CF.RBELAUD, Le d ia b le , Paris, Éd. d e l ’A telier, 1 9 9 7 , p ág. 9 2 ).

146
¿ Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

El término legión se refiere al «espíritu inmundo»;32 el inciso


«somos muchos» designa en griego a hombres33 y no a espíritus: el
hombre representa una m ultitud de otros hombres sometidos por
el mismo violento «espíritu inm undo»34.

Me 5,11 Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del
monte;
12 y le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en
ellos».

Otro término clave útil para la comprensión del episodio es


«puerco», el animal considerado impuro por excelencia; en el país
de Israel no sólo se prohibía comer su carne, sino también criarlo.35
En tiempos de Jesús, con la figura del puerco se designaba a
los romanos, como ocupantes de la tierra de Israel, representada
en los Salmos como una «viña devastada por los jabalíes del bos­
que» (Sal 80,14). Además, como afrenta a los judíos, el estandarte
de la Legión X Fretensis era precisamente un jabalí.
El término «piara» indica la gran riqueza de los ocupantes, obte­
nida mediante la violenta sumisión de los pueblos a su poder. Los
dominados, a su vez, reaccionaban con la violencia («espíritu
inmundo»). El hecho de que los espíritus inmundos deseen entrar
en los puercos pone en relación los dos términos.

Me 5,13 Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron


y entraron en los puercos, y la piara -unos dos mil—se arrojó al mar
de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar.

3 2 . En g r ie g o es neutro.
33- En g r ie g o es masculino.
34. J. M a t e o s , « T ér m in o s relacion ados con “L egión" en M e 5 ,2 - 2 0 » , en F g N t 2
( 1 9 8 8 ) , págs. 2 1 1 - 2 1 5 .
3 5. Lv 1 1,7; D t 1 4 ,8 . « N o hay q u e criar cerdos en n in g ú n lugar» (B aba Q ., M ., 7 , 7).

147
S a t á n - E s p ír it u I n m undo - D e m o n io e n M arcos

El espíritu inmundo que obligaba al hombre a vivir en el lugar de


los muertos («sepulcros») regresa al mundo de la muerte («el mar»).'"
«Ahogar en el mar» indica la destrucción total y definitiva (Mt
9,42), y es una expresión con la que Israel recordaba su liberación
de la esclavitud de Egipto y la aniquilación en el mar Rojo del ejér­
cito del faraón.37
Pero la liberación del hombre implica la ruina del sistema opre­
sor que basaba su fortuna («piara») en la explotación del oprimido.
El número de los puercos ahogados, «unos dos mil», aparece en
el Antiguo Testamento para designar a los enemigos de Israel derro­
tados por los judíos.38

Me 5,14 Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por


las aldeas; y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido.
15 Llegan junto a Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido
la Legión, sentado, vestido39 y en su sano juicio, y se llenaron de
temor.
16 Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado
y lo de los puercos.
17 Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término.

La alarma general indica que el interés («piara») era de toda la


región («ciudad/aldeas»). No hay ninguna señal de alegría por parte
de la gente que encuentra en su sano juicio al que había estado
poseído por la «Legión», sino únicamente «temor», que se produ-

36 . «T oda a lm a v iv ie n te m u rió en el m ar [ ...] .Y el m ar d e v o lv ió los m u ertos q u e gu ar­


daba, la M u erte y el H ades d e v o lv ie r o n los m u erto s q u e gu ard ab an » (A p 1 6 ,3 ; 2 0 ,1 3 ). En
la nu eva creación el m ar, s ím b o lo de la m u erte, desaparecerá: «el m ar no e x iste ya» (A p
2 1 , 1).
37 . « C ab allo y jin ete arrojó en el m ar» (Ex 1 5 ,1 ; Sal 7 8 ,5 3 ; H a 3 ,1 5 ).
38. 1 M 9 ,4 9 ; 1 6 ,1 0 .
39- El h in ca p ié en q u e el h o m b re está ahora v e stid o es s ig n o d el p le n o d o m in io q u e el
in d iv id u o tie n e sobre sí m ism o .

148
¿Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

u* cuando sienten amenazado su propio capital por los efectos del


mensaje de Jesús. La liberación y la restitución de la dignidad al
individuo perjudica los intereses de toda la comunidad.
Ironía del evangelista: si antes era el «espíritu inmundo» el que
«suplicaba» a Jesús que no lo expulsara fuera de la región sino que lo
enviara a los puercos, ahora son los habitantes del lugar, propie­
tarios de los cerdos, los que «suplican» a Jesús que se aleje. Esta
petición los desenmascara y manifiesta que es de ellos de quienes
procedía el «espíritu inmundo».
Puesto que tienen que elegir entre el bien del hombre y su capi­
tal, no dudan en elegir este último. Entre el Dios que libera al hom ­
bre y el dios dinero que lo esclaviza, prefieren adorar a este último.

Me 5,18 Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le


pedía estar con él.
19 Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa, con los
tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido
compasión de ti».
20 Él se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que
Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados.

A Jesús, el liberador del hombre, le impiden que permanezca en


tierra pagana, pero el liberado, «el que había estado endemoniado»
será enviado por Jesús a anunciar «lo que el Señor ha hecho contigo».
La misión del hombre se dirige a todos los que están aún bajo el
dominio del espíritu inmundo y no a las gentes de la ciudad y las
aldeas, que ya están al corriente de lo sucedido y han reaccionado
negativamente (v. 14).
El envío del hombre, el primer anunciador pagano del Evan­
gelio, prepara el camino al reconocimiento de Jesús como Señor en
tierra pagana (Me 7,28). Efectivamente, mientras que Jesús envía a
aquel que había tenido el espíritu inmundo a «anunciar lo que el

149
S a t An - E s p í r i t u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

Señor ha hecho contigo», éste va «a proclamar por la Decápolis todo


lo que Jesús había hecho con él», reconociendo en la acción de Jesús
la del Señor.
El endemoniado ha sabido reconocer en la acción y en el mens.i
je de Jesús lo que los escribas no querrán reconocer nunca, porque
separan la acción de Jesús de la acción de Dios: «¿Por qué éste habí .1
así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios
sólo?» (Me 2,7). Mientras que el endemoniado ha sido liberado del
espíritu inmundo que lo dominaba, los escribas seguirán siendo
víctimas y cómplices de él.

El dem onio de la injusticia (Me 7,24-30)

El evangelista ha colocado de manera estratégica este episodio


entre la primera multiplicación de los panes en tierra de Israel (M(
6,30-44) y la segunda, en tierra pagana, «en pleno territorio de la
Decápolis» (Me 7,31).
Para poder anunciar el mensaje de Jesús también a los pueblos
paganos, la primera comunidad cristiana tuvo que afrontar el obs­
táculo puesto por las barreras religioso-nacionalistas que eran ali­
mentadas por el judaismo.
En el designio del Señor no existe un pueblo privilegiado con
respecto a los otros, porque su amor se extiende a toda la hum ani­
dad: «Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo y él,
Dios-con-ellos, será su Dios» (Ap 21,3). Pero a los primeros cris­
tianos provenientes del m undo judío no les resultó fácil llegar a
comprender que «Dios no hace acepción de personas, sino que en
cualquier nación el que le teme y practica la justicia le es grato»
(Hch 10,34-35), como demuestra la tenaz resistencia de Pedro a
acoger la invitación por parte de Dios a dirigirse a la casa de un cen­
turión pagano (Ilch 10).

150
¿ Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

Entre judíos y paganos había un muro insuperable hecho de pre­


juicios basados en las diferencias sociales, económicas y religiosas
que por las dos partes desembocaban en el desprecio. Fue necesaria
lu liberación aportada por Jesús para que de judíos y paganos se
lograse hacer «uno [un solo pueblo], derribando el muro divisorio,
la enemistad» (Ef 2,14).
Para Jesús, los paganos no sólo no están excluidos del anuncio del
reino de Dios, sino que son los primeros que lo reciben y lo acogen.'10
Mientras que en Nazaret los paisanos de Jesús no ven en él más
que al «carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José,
Judas y Simón» (Me 6 , 3 ) , la mujer pagana, protagonista de este epi­
sodio, será el único personaje del Evangelio que se dirigirá a Jesús
con el título de Señor.

Me 7,24 Y partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando


en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inad­
vertido.

Al indicar a sus discípulos la misión que tenían que desarrollar,


Jesús los había invitado a superar las prescripciones religioso-alimen­
tarias por las cuales a un judío le estaba prohibido no sólo sentarse a
la mesa con un pagano, sino también entrar en su casa: «le está prohi­
bido a un judío juntarse con un extranjero o entrar en su casa».41
En el discurso que precede a este episodio Jesús «declaraba puros
todos los alimentos» (Me 7,19), anulando lo prescrito en el capítu­
lo 11 del libro del Levítico, donde se distingue los animales y los
alimentos puros de los impuros,42 porque «lo que Dios ha purifica­
do» no puede el hombre «llamarlo profano» (Hch 10,15).

40. Mt 8,10-12.
4 1 . H ch 1 0 ,2 8 ; M e 6 ,1 0 .
4 2 . En 1 T m 4 ,1 - 3 la p r o h ib ic ió n «y el uso d e a lim e n to s qu e D io s creó para q u e los
com an » es califica d a c o m o « d o ctrin a d ia b ó lic a » .

151
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

Eliminada esta barrera, se aparta el obstáculo que impedía a luí


judíos entrar en contacto con los paganos, porque «Dios me lia
mostrado que no hay que llamar profano o impuro a ningún horn
bre» (Hch 10,28), y Jesús se dirige a Tiro y Sidón, región pagana
por excelencia,45 para invitar también a los incircuncisos44 a la mesa
de los hijos.
La cita del nombre de la región sirve para recordar al lector un
episodio muy conocido de la vida de Elias, narrado en el Libro pri
mero de los Reyes, donde el profeta en esta tierra pagana resucita
al hijo de una viuda (1 R 17,7-24). Es una acción benéfica de Dios
hacia los paganos, pero que no fue ni comprendida ni aceptada en
Israel a causa del prejuicio extremadamente nacionalista de los
judíos.45

Me 7,25 Sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una


mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se
postró a sus pies.
26 Esta mujer era griega, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que
expulsara de su hija al demonio.46

La indicación de que la mujer era «griega» no sirve para subra­


yar su pertenencia geográfica, ya que en realidad era «sirofenicia»,
sino la condición social privilegiada de ésta.47

4 3 . Jr 4 7 ,4 ; M t 1 1 ,2 1 -2 2 .
4 4 . La cir cu n c isió n era el sig n o d is tin tiv o de la alianza d e Israel con D io s (G n 1 7 ,9 -1 4 ).
4 5 . «"O s d ig o d e verdad: M uchas viu d as había en Israel en los días d e E lias [ ...] y a
n in g u n a d e ella s fue e n v ia d o E lias, sin o a una m ujer viu d a de Sarepta d e S id ó n [...]. A l oír
estas cosas, to d o s los d e la s in a g o g a se llenaron de ira» (Le 4 ,2 5 - 2 8 ) .
4 6 . En el E v a n g e lio de M arcos el te r m in o demonio aparece en s in g u la r só lo en e ste e p i­
so d io . En to d o s los d em ás casos aparece siem p re en plu ral (M e 1 ,3 4 .3 9 ; 3 ,1 5 .2 2 ; 6 ,1 3 ;
9 ,3 8 ; 1 6 ,9 .1 7 ).
4 7 . La hija yace sobre una cama [griego: kline] (M e 7 ,3 0 ), s ig n o de un a m b ie n te s e ñ o ­
rial, y no sobre el ¡echo [g r ie g o krabatos], típ ic o de las casas m od estas.

152
¿ Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

Los «griegos» representaban la clase que estaba en el poder. Pero


ni mismo tiempo, como paganos, eran considerados inferiores a los
ludios, que se consideraban no sólo «hijos de Abrahán» (Jn 8,39),
sino «hijos de Dios».4H
La precisión de que la mujer era «griega», superflua para la com ­
prensión del episodio, es una clave de lectura puesta por el evange-
ista para la comprensión de la narración y del carácter del demonio
jue la madre pide sea expulsado.

Me 7,27 Él le decía: «Espera que primero se sacien los hijos,49 pues


no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».’0

El perro, aunque no estaba contenido en el elenco de los ani­


males considerados inmundos (Lv 11), era considerado impuro y,
como en el caso del cerdo, su crianza estaba prohibida en tierra de
Israel.’1 Por ello «perro» era un término muy despreciativo,’2 con
el que los judíos se referían a los paganos, considerados seres infe­
riores.
Puede desconcertar la brutal reacción de Jesús ante una madre
angustiada por la situación de su hija. Jesús no quiere negar el pan
u los paganos «venidos de lejos» (Me 8,3) que, por el contrario,

48. « Q u erid o s [p or D io s ] son los israelitas, los cu ales fueron lla m ad os "hijos d e D io s ”;
les d io una esp ecia l p rueba d e p r e d ile c ció n al dar a co n o cer q u e fu eron llam ad os "hijos de
D io s”» (P .A b ., 3 , 2 0 ).
49 El te r m in o g r ie g o tekna, d el verb o tik to (« p a rir» ) subraya la p erten en cia al p u e b lo
de Abrahán (« C u a n d o Israel era n iñ o , lo am é, y d e E g ip to lla m é a m i h ijo [griego: te k n a \» y
O s 1 1. 1).
5 0 . G riego: kynariois. El d im in u tiv o d e kyon (« p er r o » ) es k yn td ia . El voca b lo e m p le a ­
do por M arcos no in d ica los p erritos, sin o los perros d o m é stic o s q u e v iv e n en casa.
5 1. « N o hay q u e criar un perro a no ser q u e esté atad o con un cadena» (B aba Q ., M .,
7, 7). Tratar a u n o « c o m o un perro y un cuervo» sig n ifica b a con sid erarlo c o m o un p a lu r ­
do dam ha-'ares), la c a teg o ría de personas ex clu id a s d el reino d e D io s (B aba B ., B ., 8a; K el.,
B ., 111b ).
52 . 1 S 1 7 ,4 3 ; 2 S 2 4 ,1 5 ; Elp 3 ,2 .

153
S a t á n - E s p ír it u I n m u n e » - D e m o n io e n M arcos

también son invitados a saciarse como los hijos de Israel,’3 sino que
presenta a la mujer el privilegio que los judíos tienen sobre los
paganos de poder acceder al pan antes que éstos.54
La argumentación de Jesús quiere ser pedagógica y tiene el obje­
tivo de hacer comprender a la mujer la injusticia que se produce
cuando algunos estiman que son superiores al resto de la gente ale­
gando derechos que no son reconocidos a todos.
La situación privilegiada de la mujer griega dentro de la socie­
dad pagana es tan injusta como la pretendida superioridad de los
judíos que se consideran destinados a ser dueños de los paganos:
«Vendrán extranjeros y apacentarán vuestros rebaños, e hijos de
extraños serán vuestros labradores y viñadores. [...] La riqueza de las
naciones comeréis y en su gloria les sucederéis» (Is 61,5-6).
La naturaleza del espíritu inmundo que aflige a la hija de la
griega es la desigualdad dentro de la sociedad pagana representada
aquí en la relación madre-hija.

Me 7,28 Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perri­
tos comen bajo la mesa migajas de los niños».” M
29 Él, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha
salido de tu hija».
30 Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama
y que el demonio se había ido.

La respuesta de Jesús consigue el efecto esperado.

5 3 . El u so en e ste v e rsíc u lo d e l te r m in o pan (grieg o : artos) y d e l verbo saciar (g rieg o :


cbortazo), q u e aparece ú n ic a m e n te en la narración de la m u ltip lic a c ió n d e los panes tan to
en tierra d e Israel c o m o en tierra pagan a, m u estra el v ín c u lo en tre esto s e p iso d io s (M e
6 ,4 2 ; 8 ,4 .8 ).
5 4 . T am b ién P ab lo so sten ía q u e el e v a n g e lio era «fuerza d e D io s para la salvación de
to d o el q u e cree: d e l ju d ío p r im e r a m e n te y ta m b ié n d el g r ie g o » (R m 1 ,1 6 ).
5 5 . G riego : paidion .

154
¿Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

La mujer, al denunciar la injusticia en la relación entre los ju­


díos y los paganos, donde los hijos tienen derecho al pan mientras
que los perros quedan excluidos, reconoce al mismo tiempo la in­
justicia existente dentro de su sociedad, donde ella, como griega,
pertenece a la clase dominante que goza de aquellos privilegios de
los que el pueblo («hija») se ve excluido.
Mientras que Jesús ha hablado de hijos (v. 27), la mujer respon­
de usando el término «niños». La sustitución es significativa: con el
término «hijos» se apelaba a la filiación de Abrahán (Sal 105,6) y
era prerrogativa de una raza que se consideraba superior a las otras,
mientras que el término «niños» indica una condición a la cual
todos, judíos o paganos, pueden acceder.56
Ésta es la única curación narrada en el Evangelio de Marcos que
no requiere la presencia física de Jesús. El demonio no es expulsado
por Jesús, sino que desaparece una vez que la mujer griega recono­
ce la injusticia existente dentro de la sociedad pagana: la acogida
del mensaje de Jesús es factor de liberación y de curación.
El terreno está ya preparado para compartir los panes en tierra
pagana (Me 8,1-10). El pan rechazado por los «hijos», los judíos, se
convierte en alimento en comida para los «perros», los paganos que
han acogido a Jesús y están ya preparados para reconocerlo como el
«Señor».
Los paganos no sólo no tendrán que contentarse con las migas de
los hijos, sino que ocuparán su puesto en la mesa del reino.’7 La
abundancia del pan será tan grande que, después que todos hayan
comido y se hayan saciado, recogerán «de los trozos sobrantes siete
espuertas» (Me 8,8).

5 6 . «E l q u e no reciba el R e in o de D io s c o m o n iñ o \pa¡dion\, no entrará en él» (M e


1 0 ,1 5 ).
5 7 . «Y os d ig o q u e vendrán m u ch o s d e orien te y o c cid e n te y se pondrán a la m esa con
A brahán, Isaac y J a c o b en el reino d e los C ielo s, m ientras qu e los h ijos d e l R e in o serán
echados a las tin ie b la s de fuera; a llí será el lla n to y el rechinar d e d ie n tes» (M t 8 ,1 1 - 1 2 ) .

155
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

Fe e in c r e d u lid a d (Me 9,14-29)

La primera vez que en el Evangelio de Marcos aparece un «honi


bre con un espíritu inmundo», se indica que la causa de su impu
reza es la adhesión a la doctrina de los escribas (Me 1,21-28). La
última vez que en el mismo Evangelio se presenta una intervención
de Jesús ante un espíritu inmundo, de nuevo éste está en relación
con los escribas, responsables de endemoniar al pueblo.

Me 9 ,1 4 Al llegar junto a los discípulos, vio a mucha gente que les


rodeaba y a unos escribas que discutían con ellos.

Jesús ha tomado consigo a Pedro, Santiago y Juan y los ha lleva­


do a «un monte alto» donde «se transfiguró delante de ellos» (Me
9,2), demostrando a los discípulos que la muerte no destruye al hom ­
bre, sino que permite que la vida se manifieste de una forma com­
pletamente nueva, inconmensurable.58 Durante la transfiguración se
les aparecieron «Elias y Moisés, que conversaban con Jesús» (Me 9,4).
Tras bajar del monte, Jesús encuentra a los otros discípulos
enzarzados en una discusión con los escribas que apasiona a la
muchedumbre. El objeto de la discusión es precisamente la obje­
ción planteada poco antes por Pedro, Santiago y Juan a Jesús acer­
ca de su muerte: «Y le preguntaban: “¿Por qué dicen los escribas
que Elias debe venir primero?”» (Me 9,11).
La espera del profeta Elias como anunciador del Mesías estaba ali­
mentada por la enseñanza de los escribas basada en algunos escritos
proféticos (MI 3,23). El hecho de que los discípulos discutan con los
escribas significa que, aun cuando tengan orientaciones y expectati­
vas diferentes, ambos comparten la misma ideología de un Mesías

58 . «Se tra n sfig u ró d e la n te d e e llo s , y sus v e stid o s se v o lv ie r o n resp la n d e cien te s, m u


blan cos, tan to q u e n in g ú n batanero en la tierra sería capaz d e b la n q u earlos d e ese m o d o »
(M e 9 ,2 -3 ).

156
¿Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

triunfador y violento animado por el mismo celo fanático de Elias,


el profetas esperado para «restablecer todas las cosas» (Me 9,12).

Me 9,15 Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a


saludarle.
16 El les preguntó: «¿De qué discutís con ellos?».
17 Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi
hijo que tiene un espíritu mudo.
18 Y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar
espumarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. Me dicho a tus
discípulos que lo expulsaran, pero no han podido».59

Ante la pregunta de Jesús, los discípulos, tan locuaces con los


escribas, enmudecen60 como el espíritu mudo que no han podido
expulsar.
En los versículos siguientes el evangelista esclarecerá que el espí­
ritu es mudo porque es también sordo (v. 25). A diferencia de los
espíritus inmundos presentes en la sinagoga (Me 1,23-27) y en la
región de los gerasenos (Me 5,2-20), que han buscado el diálogo, si
bien en el nivel del conflicto con Jesús, éste es un espíritu mudo, es
decir, tan arraigado en el individuo que no busca el enfrentamien­
to y ni siquiera pide ayuda.

Me 9,19 Él les responde: «¡Oh generación incrédula!61 ¿Hasta cuán­


do estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros?
¡Traédmelo!».

59- El d e m o n io es «el fu erte» (ho ischyros, M e 3 ,2 7 ) al q u e los d isc íp u lo s no pueden


expulsar p orq u e son m e n o s fu ertes ( ouk i schysan ).
6 0 . T am b ién en C afarnaún los d isc íp u lo s serán incapaces d e respon der a la p regu n ta de
Jesús: « ¿ D e q u é d isc u tía is por el ca m in o ? » . Su sile n c io se d e b e al h ech o d e q u e discutían
entre sí sobre q u ién era el m ás im p o rta n te (M e 9 ,3 3 - 3 4 ) , d e m o stra n d o q u e no habían
c o m p r e n d id o la en señ a n za d e J e sú s « v e n id o para servir y no para ser servid o» (M e 10,45),
6 1 . G rieg o : apistos; litera lm en te: « sin fe».

157
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

El evangelista formula el reproche de Jesús según el m odelo que


se encuentra en el libro de los Proverbios atrib uido a la Sabidurí.t
de Dios: «La sabiduría g rita por las calles: [...] "¿Hasta cuándo,
inexpertos, amaréis la inexperiencia”».62
Jesús había con stituid o el g ru p o de discípulos «para enviarlos ;i
predicar [...] dándoles poder sobre los espíritus inm und os» (M(
3,14; 6,7). La capacidad dada por Jesús a los discípulos d ependía de
la predicación: es la fuerza del mensaje la que libera a las personas.
La acusación de Jesús se dirige a todos los presentes (m u ch e­
d u m b re, escribas, discípulos, padre del poseído), pero ap u n ta p r in ­
cipalm ente a los discípulos, que han sido ya destinatarios de an te­
riores reproches63 y objeto de la exhortación a tener fe: «Tened fe en
Dios. [...] Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed
que ya lo habéis recibido y lo obtendréis» (Me 11,22.24).

Me 9 ,2 0 Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó vio­


lentam ente al m uchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando
espumarajos.
21 Entonces él p re g u n tó a su padre: «¿Cuánto tiem p o hace que le
viene sucediendo esto?». Le dijo: «Desde niño.
22 Y m uchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con
él; pero, si algo puedes, ayúdanos, com padécete de nosotros».

El espíritu d em u estra a Jesús el poder que tiene desde siem pre


sobre el muchacho.
Desde el p u n to de vista médico, los síntom as descritos pueden
corresponder a los de la epilepsia,64 pero al evangelista no le intere­
sa el cuadro clínico del m uchacho, sino el aspecto teológico del e p i­
sodio.

62 . Pr 1,2 0 -2 2 ; Dt 32,5.
63- «¿Por qué estáis con tanto m iedo? ¿Cómo no tenéis fe?» (Me 4 ,4 0 ). «¿Es que tenéis
la m ente em botada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís?» (Me 8 ,1 7 -1 8 ).
64. C onvulsiones, caer en tierra, revolcarse, echar espumarajos.

158
¿Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

Los térm inos clave que pueden ayudar a la com prensión del
pasaje son dos: el fuego y el agu a , símbolos con los que se represen­
taba a Elias y Moisés, respectivamente, los personajes que aparecen
con Jesús en el m o nte de la transfiguración (Me 9,4).
Elias es el profeta que, anim ado por un celo violento, trata de
realizar la purificación religiosa por medio de la supresión de los
adversarios:65 «Entonces surgió el profeta Elias como un fuego, su
palabra q u em ab a como antorcha. Él hizo venir sobre ellos el h a m ­
bre, y con su celo los diezmó. Por la palabra del Señor cerró los cie­
los, e hizo tam b ién caer fuego tres veces».66
La im agen del agua es aplicada por la tradición a Moisés. C uando
es llevado ante la hija del faraón, que lo había encontrado en un
cesto entre los juncos en la orilla del río, «ella lo llamó Moisés,
diciendo: "Del agua lo he sacado"» (Ex 2,10). Y Moisés será el que
salve a su pueblo con el prodigio de las aguas del mar Rojo cuando
«las aguas se dividieron» (Ex 14,21).
En la situación del m uchacho el evangelista representa la c o n d i­
ción desesperada del pueblo de Israel, en el cual la doctrina de los
escribas alim entab a co ntin u am en te la esperanza en el «día de ven­
ganza de nuestro Dios» (Is 61,2), una liberación de los enem igos a
través de la violencia, como la realizada por Elias y Moisés, recor­
dado en la Biblia por «el gran terror que puso por obra a los ojos de
todo Israel» (D t 34,12). Del m ism o modo, en la figura del Padre se
representa la esperanza suscitada en el pueblo por la alternativa de
liberación propuesta por Jesús.

65. Elias es el autor de la matanza de los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, a los
que d egolló personalm ente: «"Echad mano a los profetas de Baal, que no escape ni uno de
ellos". Les echaron mano y Elias los hizo bajar al torrente de Q uisón, y allí los d egolló»
(1 R 18,40). E hizo que D ios directam ente consumiera por el fuego a otros cien hombres
en dos grupos de cincuenta: «"Si efectivam ente soy un hombre de D ios, descienda fuego
del cielo y te consum a a ti y a tus cincuenta hombres”. D escendió fuego del ciclo, que lo
devoró a el y a sus cincuenta hombres» (2 R 1,10-12).
66. Si 48,1-3; 1 R 19,10.14.

159
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

Me 9,23 Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible


para quien cree!».
24 Al instante g ritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi
poca fe!».

A la falta de fe de los discípulos («generación incrédula», v. 19)


se contrapone el deseo de salir de la incredulidad por parte del
padre del m uchacho («creo»).

M e 9,25 Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu


inm und o, diciéndole: «Espíritu sordo y m udo, yo te lo m ando: sal
de él y no entres más en él».
26 Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El
m uchacho quedó como m uerto, hasta el p u n to de que m uchos decí­
an que había m uerto.
27 Pero Jesús, tom ándole de la mano, le levantó y él se puso en pie.

El espíritu in m u n d o , presentado al principio como «m udo» (v.


17) por el padre del m uchacho, ahora es calificado tam bién como
«sordo» en la orden de Jesús, para indicar la causa de su total inca­
pacidad de com unicación y cerrazón: no puede hablar p orque no
puede oír. La liberación de Jesús es com pleta y definitiva porque
está acom pañada de la orden de «no entrar más en él».
La acción de Jesús causa una gran decepción entre los presentes,
que piensan que el m uchacho está m uerto.
En el nivel teológico el evangelista quiere indicar que, si se
ahoga la esperanza de liberación por m edio de la fuerza, como hicie­
ron en el pasado Moisés y Elias, el pueblo cree que ya no tiene n in ­
gu na esperanza de vida.
Por el contrario, para Jesús era justam ente esta esperanza en una
liberación violenta la que m an ten ía al pueblo en una condición de
m uerte de la que él lo resucita.

160
¿Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

El evangelista subraya esta resurrección de un pueblo m uerto recor­


dando en la acción de Jesús la única resurrección presente en su
Evangelio, la de la hija de Jairo, «uno de los jefes de la sinagoga»:

Me 5 ,41-42 M e 9,27
[Jesús,] Pero Jesús,
to m an do la m ano tom ándole de la mano,
de la niña,
le dice: « T a litá kurn»,
que quiere decir:
«M uchacha, a ti te digo,
levántate»
[egeire\. le levantó
La m uchacha se levantó \egeiren\
\aneste\ y él se puso en pie
al instante. [atieste].

En am bos casos Jesús tom a de la m ano a la persona y el evange­


lista utiliza el verbo «levantar»,67 el m ism o em pleado para indicar
la resurrección de Jesús: «H a resucitado,68 no está aquí» (Me 16,6).

Me 9,28 C uando Jesús entró en casa, le p re gu ntaban en privado sus


discípulos: «¿Por qué nosotros no p udim o s expulsarle?».
29 Les dijo: «Este género69 [BJ: ‘‘esta clase”] con nada puede ser
arrojado sino con la oración».70

67. Griego: egeiro.


68. Griego: egerte.
69- Griego: genos.
70. A la «oración» un copista añadió «y con el ayuno» (griego: nesteia) y esta fue la
forma con la que esta frase de Jesús fue traducida en la Vulgata'. «nisi in oratione et ieiu-
nio». Todo el versículo m anipulado fue añadido a Mt 1 7,20, decretando el éxito del ayuno
como factor de expulsión de los dem onios. La invitación al ayuno fue añadida a la oración
también en algunas versiones de la Primera carta a los Corintios 7,5: « N o os neguéis el
uno al otro sino de m utuo acuerdo, por cierto tiem po, para daros a l ayuno y a la oración».

161
S a t á n - E s p ír it u In m u n d o - D e m o n io e n M arcos

En el Evangelio la expresión «en privado» se encuentra siempre


en un contexto negativo de incom prensión o de hostilidad a Jesm
y su enseñanza.71
Al em plear dos térm inos semejantes en la lengua griega, «gene
ración» y «género»,72 el evangelista une tem áticam ente la falta de
fe de los discípulos y la raza de espíritus m udos y sordos que hay
que expulsar.
A un que afirma que esta clase de espíritus sólo se puede expulsai
con la oración, Jesús libera al m uchacho sin orar. El evangelista
quiere indicar que los discípulos deben obtener de Jesús la fuerza
para liberar a los poseídos. Si los discípulos no logran expulsar a
estos espíritus es porque com parten su ideología, pues identifican
a Jesús con el Mesías «hijo de David», el rey que había inaugurado
con la violencia el reino de Israel.
Cuando los discípulos lleguen a reconocer, como el padre del
m uchacho, su falta de fe y pidan ayuda a Jesús, tam b ién ellos serán
liberados y liberadores.

El d e m o n i o d e la i n t o l e r a n c i a (Me 9 ,38-40)

En esta narración se presenta de nuevo la incom prensión de los


discípulos frente al mensaje de Jesús.
Jesús ha anunciado por segunda vez que su subida a Jerusalén no
concluirá con un gran triunfo, sino q ue se realizará para ser « entre­
gado en manos de los hom bres, que le m atarán» (Me 9,31).
El mensaje choca contra la torpeza de los discípulos que «no
entendían lo que les decía y tem ían preguntarle» (Me 9,32). El
m otivo de su incom prensión se debe al hecho de que habían d iscu­
tido «entre sí quién era el mayor» (Me 9,34).

71. Me 4 ,3 4 ; 6 ,3 1 .3 2 ; 7,33; 9,2; 13,3.


72. Griego: gem a y genos.

162
¿ Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

Y Jesús, por enésima vez, pacientem ente, trata de hacerles c o m ­


prender que en la co m u nid ad de sus discípulos no existen jerar­
quías basadas en la im portancia, sino ú nicam ente en el servicio
hecho v olu ntariam ente a los otros: «Si uno quiere ser el prim ero,
sea el ú ltim o de todos y el servidor de todos» (Me 9,35). M ientras
uún está hablando, es in te rru m p id o bruscam ente por un discípulo,
que con su intervención m uestra una vez más no sólo la in co m ­
prensión de aquel a quien su m aestro está enseñando, sino tam b ién
el desacuerdo sobre lo que Jesús está exponiendo.

Me 9,38 J u a n le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba


demonios en tu n om bre y no viene con nosotros y tratam os de
im pedírselo75 porque no venía con nosotros».

Jesús es in terru m p id o por J u a n , el discípulo que junto a su h er­


mano Santiago pedirá al Señor poder ocupar los puestos de honor en
el reino (Me 10,35-37), a pesar de que Jesús les había enseñado por
tercera y ú ltim a vez que iba a m orir en Jerusalén (Me 10,32-34).
En el Evangelio de Marcos, J u a n es siem pre n om brado ju nto a
su herm ano Santiago,74 excepto en esta ocasión en la que aparece
solo. M ediante este artificio literario, el evangelista quiere crear un
paralelismo con el otro famoso precedente de intolerancia presente
en la Biblia, el del celo ino po rtun o de Josué.
En el libro de los N ú m ero s se lee que Yahvé tom ó el espíritu que
estaba sobre Moisés, lo infundió sobre los setenta ancianos y éstos
profetizaron. Pero el espíritu se posó tam bién sobre Eldad y Medad,
que no habían participado en la ceremonia de investidura para reci­
bir el espíritu. Sin demora, el celoso Josué «que estaba al servicio de
Moisés desde su mocedad, tom ó la palabra y dijo: “Mi señor Moisés,

73. Griego: ekolyomen.


74. Me 1.19 29; 3,17; 5,37; 9,2; 10,35.41; 13,3; 14,33.

163
1

S a t á n - E s p ír it u In m u n d o - D e m o n io e n M arcos

prohíbeselo”. Le respondió Moisés: “¿Es que estás tú celoso por m r


¡Ojalá que todo el pueblo de Yahvé profetizara porque Yahvé les
daba su esp íritu !”» (N m 1 1,28-29).7’
J u a n , jun to con su herm ano, ha sido calificado por Jesús como
«hijo del trueno» (Me 3,17), es decir, rayo. Este sobrenom bre alude
al carácter extre m ad am en te despótico y violento de este discípulo.’"
Su intervención autoritaria e intolerante está m otivada por el hecho
de que el individuo que expulsa los dem onios en el n om bre de Jesús
no los sigue.7’ Por esto se lo ha im ped ido y ahora pide la aprobación
de Jesús.
En la den un cia de J u a n no se afirma que aquella persona no sig¿i
a Jesús, sino que se indica que no sigue a los discípulos («no vení;i
con nosotros»). Para J u a n es inconcebible q ue alguien fuera del
g rup o de los Doce realice acciones de liberación.
Con refinada ironía el evangelista presenta una situación paradó­
jica: el anónim o individuo consigue liberar a las personas de los
demonios, mientras que los discípulos, a los que Jesús había conferi­
do esta capacidad (Me 3,14-15), se muestran incapaces de hacerlo.78

M e 9 ,3 9 Pero Jesús dijo: « N o se lo im pidáis, pues no hay nadie que


obre un m ilagro invocando mi nom bre y que luego sea capaz de
hablar mal de mí.
40 Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros».

75. Marcos pone de m anifiesto la afinidad entre los dos episodios porque em plea el
m ism o verbo im pedir (griego: kolyo ): «Mi señor M oisés, prohíbeselo [griego: ko/yson]» (N m
11,28); «tratamos de im pedírselo [griego: eko/yornen] » (Me 9 ,38).
76. En el Evangelio de Lucas, Juan, junto a su hermano Santiago, pide a Jesús qu e
prenda fuego a los habitantes de una aldea samaritana que no lo han acogido: «"Señor,
¿quieres que digam os que baje fuego del cielo y los consum a?”. Pero, volviéndose, les
reprendió» (Le 9 ,5 4 -5 5 )
77. En algunas versiones, que tratan de atenuar la objeción im portuna del discípulo,
se lee: «porque no te sigue» (D lat).
78. «¿Por qué nosotros no pudim os expulsarle?» (Me 9,28).

164
¿Q u ié n E n d e m o n ia a Q u ié n ?

El hecho de que el individuo no siga a los Doce o a los d iscíp u ­


los no significa que no siga a Jesús.
Puede existir un seguim iento de Jesús que no se configure necesa­
riamente en el de los Doce. De hecho, el individuo actúa en el n om ­
bre de Jesús, es decir, plenam ente identificado con el Señor (Me 9,37).
El evangelista estigm atiza severamente la tendencia expresada
por Ju an de formar parte de una élite de personas privilegiadas por
su particular relación con Jesús. El Señor reconoce como suyos a
todos aquellos que desean el bien de los hom bres y trabajan por
liberarlos de todo lo que les im pide recibir la plen itu d de vida a la
que son llamados.

El ú l t i m o d i a b l o

M ientras q ue el satán desaparece en el Evangelio de Marcos


en el 8,33, la ú ltim a m ención de demonio se encuentra en
9,38. El Evangelio de Marcos term ina en el capítulo 16 con
el anuncio de la resurrección de Jesús a las mujeres, que «no
dijeron nada a nadie porque tenían miedo» (Me 16,8).7VA las
prim eras com unidades cristianas les resultó inadm isible que
el Evangelio de Marcos term inase con el mero anuncio de la
resurrección de Jesús, sin las pruebas de las apariciones. Por
ello se añadieron tres finales diversos, con vocabulario, estilo
y teología com p letam en te diferentes de los del evangelista.
En dos de estos finales añadidos se m enciona de nuevo a los
dem onios y al satán. En la versión añadida n orm alm en te al
texto evangélico (vv. 9-20),H0 Jesús dice a los once: «Estos son

7 9 E ste fin al d el E v a n g elio d e M arcos se en cu en tra en los c ó d ic e s Vaticatms y Sin aiticus,


del s ig lo IV.
80. Llamado «final largo». En la versión breve se lee: «Ellas refirieron brevem ente a
los compañeros de Pedro lo que se les había anunciado. Luego, el m ism o Jesús hizo que
ellos llevaran, desde el oriente hasta el poniente, el mensaje sagrado e incorruptible de la
salvación eterna».

165
S a t á n - E s p ír it u I n m u n d o - D e m o n io e n M arcos

los signos q ue acompañarán a los que crean: en mi nom bre


expulsarán dem onios, hablarán en lenguas nuevas» (Me 16,
17). En la otra versión aparece de nuevo el satán, sobre el cual
los discípulos tratan de descargar la responsabilidad de su fra­
caso en la evangelización: «Y éstos alegaron en su defensa:
Este siglo de iniquidad y de incredulidad está bajo el d o m i ­
nio del satán, que no deja que lo que está bajo el yugo de los
espíritus im puros reciba la verdad y el poder de Dios; m a n i­
fiesta, pues, ya desde ahora tu justicia. Esto es lo que decían
a Cristo y Cristo les respondió: “El térm in o de los años del
poder del satán se ha cum plido, pero otras cosas terribles se
acercan. Y yo he sido entregado a la m uerte por los que peca­
ron, para que se conviertan a la verdad y no pequen más, a fin
de que hereden la gloria espiritual e incorruptible de justicia
que está en el cielo’’».81

81. Códice W

166
EPÍLOGO

¿ Y LAS BRUJAS? A LA H O G U ER A

Los efectos negativos de la creencia en los dem onios y en los d ia ­


blos superaron sobremanera a los positivos. Baste pensar en la con­
vicción, apoyada en pruebas buscadas en la Biblia, de la existencia
de las brujas , o mujeres maléficas que tenían comercio carnal con el
demonio:
«U na m ujer mala por naturaleza, que está más dispuesta a
du dar de la fe,1 está ig ualm en te dispuesta a renegar de ella, y
ésta es la característica fundam ental de las brujas».2

Hasta un gran teólogo como Tomás de A quino creía en la posi­


bilidad del pacto con el diablo y en las relaciones sexuales entre los
dem onios y las m ujeres.5
La posición de la Iglesia con respecto a las brujas fue contrad ic­
toria. Si con la bula A d e x tirp a n d a , del 1 5 de mayo de 1252, el papa

1. Para argum entar la poca fe de las mujeres se recurría a una etim ología macarrónica:
«Femina viene de "fe” y "menos", porque tiene siem pre m enos fe y la conserva menos»
(H. K R A M E R y J. S P R E N G E R , quest. VI, 90 [traducción castellana: M a rtillo de brujas ,
Madrid, Q uatto Ediciones, 1976]).
2. H. K r á m e r y J. S p r e n g e r , op. cit., quest. VI, 91
3. T o m á s d e A q u i n o , Sum. Theol., lia. Ilae. 96 .2 .

167
J esú s y B elcebú

Inocencio iv autorizó el uso de la tortura en el proceso eclesiástit o


a las brujas,-1su sucesor Alejandro IV, en 1527, invitaba a los inqui
sidores a ocuparse de otras cuestiones y no de las brujas.
Pero las bases para la trágica matanza de mujeres por obra de lu
Iglesia estaban ya puestas, y bajo el papa G regorio X , en 1275, en
Tolosa, el inquisidor H u g o de Banyol hizo qu em ar a la primeru
bruja en la hoguera observando lo que se m anda en la Biblia, que
en el libro del Éxodo afirma term in antem ente: « N o dejarás con
vida a la bruja» (Ex 22,17; Lv 20,6.27).
La m uerte en la hoguera se aplicaba por una interpretación lite­
ral de la expresión de Jesús: «Si alguno no permanece en m í, es
arrojado fuera, como el sarm iento, y se seca; luego los recogen, los
echan al fuego y arden» (Jn 15,6).
Con la bula Summis desicleratites affectibus, p rom ulgada por el p a p a
Inocencio v i i i 5 el 5 de diciem bre de 1484, se p rodujo el m o m e n t o
de m áxim a propagación de la caza de brujas, torturadas, masacradas
y quem adas con todas las bendiciones pontificias.6
Si no hubiese sido fuente de una enorm e tragedia, la lectura del
delirante do cu m en to pontificio, con el que se autoriza la m atanza
de las brujas, sería divertida:

«Muchos individuos de ambos sexos tienen relaciones m al­


vadas con los demonios íncubos y súcubos. Con sus encanta­

4. H abía q u e considerar q u e la bruja era in o c e n te só lo cu a n d o resistía a to d o s los to


m en tos.
5 Giovanni Battista C ibo, hombre m ediocre y de escasa in teligencia («corto íu d icio»)
llegó al papado gracias a las intrigas de su protector, el poderosísim o G iuliano della
Roverc. Si la santidad de este Santo Padre es dudosa, su paternidad es segura y está docu­
mentada: tuvo numerosos hijos ilegítim os y reconoció a un par de ellos (Franceschctto y
Tcodorina); en enero de 1488 celebró en el Vaticano las bodas de su hijo Franceschctto con
Maddalcna d e’ M edici.
6. En la lu ch a con tra las brujas se asociaron ta m b ié n los gran d es reform adores d el cr
tia n ism o , c o m o L utcro y C a lv in o .

168
E p í l o g o : ¿ Y l a s B r u j a s ? A i.a H o g u e r a

mientos, sus seducciones, conjuros y otras supersticiones sacri­


legas, con excesos, crímenes y delitos de sortilegios, hacen que
se deb iliten y m ueran muchachos, animales pequeños, cose­
chas, uvas, frutas, hom bres, mujeres, rebaños, ganados y otros
animales, viñas, verduras, prados, pastos, semillas, trigo y
otros productos de la tierra. Con indecibles sufrimientos tanto
internos como externos ejercen su maléfico influjo y ato rm e n ­
tan a hom bres y mujeres, bestias de carga, rebaños, ganados y
otros animales. Im piden la procreación de los hijos».7

En el origen del trágico d o cum en to pontificio hubo dos in q u isi­


dores d o m in ic o s / que tres años después publicaron el Malleus male-
ficarum (M a rtillo de brujas ), una mezcla mortífera de m isoginia,9
sexofobia10 y supersticiones,11 que se hacía pasar dolosam ente por
tratado teológico.
Este m anual, obra de los inquisidores, que enseñaba con a u to ri­
dad cómo, cuánto y dónde torturar a las mujeres sospechosas de
brujería, fue el horrendo best-seller en la Iglesia du ra n te dos siglos,
con trein ta y cuatro ediciones hasta 1669 y un total de trein ta y
cinco mil copias.
A juicio de los inquisidores, era evidente que la brujería era obra
de mujeres, y no de hom bres «y, por consiguiente, hay que llamar

7. C itad o en R. A u b e n a s y R. RlCARD, L a C husa e il rinascimento, en S toria delta Chiesa


XV, T orm o, S .A .I.E ., 1 9 6 3 , pág. 5 0 6 .
8. H einrich Krámer (Institor) y Jakob Sprenger.
9. En su obra destaca el desprecio con el que los dos inquisidores hablan de sus v íc ti­
mas, definidas lacónicam ente com o «aquellas mujeres insignificantes que han sido q u e­
madas» (H . K r á m e r y J. S p r e n g e r , op. cit., quest. II, 48).
10. «Con la lujuria de la carne ellos [los demonios! dominan con fuerza a los hombres:
pues la sede de la lujuria en los hombres está en los riñones, de los que baja el semen, m ien­
tras que en las mujeres está en el om bligo» (H. K r á m e r y J. S PR EN G ER , op. cit., quest. III, 58).
11. « C o m o se d e d u ce de la exp erien cia, un o liv o p la n ta d o por una m eretriz no da fru­
tos; sin em b a r g o , los da si lo p la n ta una mujer casta» (I I. KRÁMER y J. SPRENGER, op. cit.,
q u est. II, 5 1 ; V, 7 5 ).

169
J esú s y B elcebú

a esta herejía, no “de los b rujo s”, sino “de las b rujas”, para que la
denom inación resulte aún más justificada. Sea bendito el Altísim o
que hasta ahora ha preservado al sexo masculino de una plaga tan
grande. Porque quiso nacer y sufrir por nosotros en este sexo y por
eso lo ha p riv ileg iado ».12
Sólo en Com o, el p rim er año después de la publicación de la bula
de Inocencio v i i i , el inquisidor «m andó a la hoguera a cuarenta y
una b ru jas» .13
Es difícil calcular el núm ero de víctimas de esta funesta supers­
tición, pero los cálculos acerca de cuántas mujeres fueron asesinadas
por presunta brujería van desde un m ín im o de cien m il a un m áxi­
mo de dos m illones.14
Injertada en el corazón m ism o de la Iglesia, la devastadora cre­
encia en las brujas y en sus maleficios fue causa de purgas internas.
Ju an XXII,” papa tan supersticioso que llevaba siem pre consigo un
pan en el que había clavado un cuchillo de plata, considerado a m u ­
leto infalible contra la brujería, hizo condenar en la hoguera, en el
año 1318, incluso al obispo de su ciudad n atal,16 con la acusación de

12. H. K r a m e r y J. S P R E N G E R , op. c it., quest. VI, 95. Alrededor del 80 % de las v íc­
timas de la caza de brujas fueron mujeres.
13. H. K r a m e r y J. S p r e n g e r , op. a / . , quest. XI, 127.
14. Con verdadera pena hablan los dos autores del M a rti/lo de brujas de una vieja que
escapó de su furor: «Confieso que, debido a que no se nos ha dado la facultad de vengar­
nos e investigar contra ella, aún está viva» (H . K R Á M E R y J. S P R E N G E R , op. c it., quest. VII,
102). A su juicio, las brujas debían ser elim inadas sin piedad: «Aun cuando hagan peni­
tencia y vuelvan a la fe, no deben ser som etidas a cadena perpetua com o los otros herejes,
sino que deben ser castigadas con el extrem o suplicio» (H . KRÁMER y J. S P R E N G E R , op. cit.,
quest. XIV, 146).
15 Al papa, que condenó com o herética la doctrina de la pobreza perfecta de Cristo
(en la bula C um ínter nonnullos, del 12 de noviem bre de 1323), no le im portó dejar en la
miseria a las iglesias con tal de enriquecer su corte, hasta tal punto que m ereció el títu lo
de «Midas de Aviñón».
16. H u go Géraud, obispo de Cahors (Francia).

170
E p ílo g o : ¿ Y l a s B r u ja s ? A l a H o g u e r a

que había atentado contra su vida por m edio de encantam ientos


sobre figuras de cera.
Fue necesario esperar hasta 1682, año en que el rey Luis XI v de
Francia em itió una ordenanza gracias a la cual se prescribía el final
de la persecución contra las brujas en su reino. Desde aquel m o m e n ­
to la caza de brujas experim entó una clara reducción.
Una de las últim as matanzas de mujeres acusadas de brujería tuvo
lugar en los Estados Unidos, en la pequeña ciudad de Salem
(Massachusetts), donde en 1692 fueron asesinadas veinte mujeres:
como pensaban que la hoguera era demasiado católica, en esta peque­
ña ciudad protestante las mujeres fueron ahorcadas y lapidadas.
Todavía en 1781 ardió en la hoguera una m ujer en Sevilla y el
año siguiente en G larus (Suiza). La últim a ejecución oficialm ente
conocida tuvo lugar en 1793, en Posnania (Polonia).

171
TABLAS

T abla I
D I A B L O Y S A T Á N E N LOS E V A N G E L IO S

D IA B LO SATÁN
M a te o M a te o
4,1.5.8.11: Tentaciones 4,10: Tentaciones
13,39: Parábola de la cizaña 12,26: Controversia con los
25,41: Parábola del juicio fariseos
16,23: Pedro
M a rc o s
I,13: Tentaciones
3,23-26: Controversia con los
fariseos
4,15: Parábola del sem brador
8,33: Pedro
Lucas L u ca s
4,2.3.6.13: Tentaciones 10,18: Cae del cielo
8,12: Parábola del sem brador I I ,1 8 : Controversia (Belcebú)
13,16: M ujer encorvada
22,3: J u d as
22,31: Tienta a los discípulos
Juan
13,27: Jud as

Juan
6,70: Jud as
8,44: Jud ío s
13,2: Ju d as

172
T a b i . a II

T a b l a II
S A T Á N E N EL N U E V O T E S T A M E N T O

Hechos

5,3 Pedro le dijo: «Ananfas, ¿cómo es que satán se adueñó de tu


corazón para m en tir al Espíritu Santo y quedarte con parte del
precio del campo?».
26,18 Para que les abras los ojos; para q ue se conviertan de las tin ie ­
blas a la luz, y del poder de satán a Dios.

C a rta a los R o m a n o s

16,20 Y el Dios de la paz aplastará bien p ro nto a satán bajo vues­


tros pies.

P r i m e r a c a r t a a los C o r i n t io s

5.5 Sea entregad o ese individuo a satán para mortificar su sensuali­


dad, a fin de q ue el espíritu se salve en el Día del Señor.
7.5 N o os neguéis el uno al otro sino de m u tu o acuerdo, por cierto
tiem po, para daros a la oración; luego, volved a estar juntos, para
que satán no os tiente por vuestra incontinencia.

S e g u n d a c a r t a a los C o r i n t io s

2,11 Para no ser engañados por satán , pues no ignoram os sus p ro ­


pósitos.
11,14 N a d a tiene de extraño: que el m ism o satán se disfraza de
ángel de luz.
12,7 Y por eso, para que no me engría con la su b lim idad de esas
revelaciones, me fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de satán
que me abofetea para que no me engría.

173
J esú s y B elcebú T a b l a II

P r i m e r a c a r t a a los T e s a lo n i c e n s e s 20,2 D o m in ó al D ragón, la serpiente an tig u a - q u e es el diablo y


sa tá n - y lo encadenó por mil años.
2,18 Por eso quisim os ir a vosotros —yo m ism o, Pablo, lo intente-
20,7 C uando se term in en los mil años, será satán soltado de su p ri­
una y otra v ez -, pero satán nos lo im pidió.
sión.
S e g u n d a c a r t a a los T e s a lo n i c e n s e s

2.9 La venida del Im pío estará señalada por el influjo de satán , con
toda clase de m ilagros, signos, prodigios engañosos.

P rim e ra ca rta a T im o te o

1,20 Entre éstos están H im en eo y Alejandro, a quienes en tregué a


satán para q ue aprendiesen a no blasfemar.
5,15 Pues ya algunas se han extraviado yendo en pos de satán.

A p o c a lip s is

2.9 Conozco tu tribulación y tu pobreza —aunque eres rico— y las


calum nias de los que se llaman judíos sin serlo y son en realidad
una sinagoga de satán.
2,13 Sé d ónde vives: donde está el trono de satán. Eres fiel a mi
nom bre y no has renegado de mi fe, ni siquiera en los días de
Antipas, mi testigo fiel, que fue m uerto entre vosotros, ahí donde
habita satán.
2,24 Pero a vosotros, a los dem ás de Tiatira, que no com partís esa
doctrina, que no conocéis «las profundidades de satán », como
ellos dicen, os digo: N o os im pon go n in g u n a otra carga.
3.9 Mira que te voy a entregar algunos de la Sinagoga de satán , de
los que se proclam an judíos y no lo son, sino que m ienten.
12.9 Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente a n tig u a ,1 el lla­ 10,16), pese a que es considerado portador de muerte. Es en los primeros siglos del cris­
m ado diablo y satán , el seductor del m u n d o entero; fue arrojado a tianism o cuando la serpiente, protagonista en el libro del G énesis com o animal tentador
(Gn 3), es identificada con el sa tá n , basándose tam bién en la errónea etim o lo g ía de
la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él.
Justino, que afirma: « Sata en la lengua de hebreos y sirios vale tanto com o "apóstata", y
ñas, en hebreo, quiere decir "serpiente". De am bos nombres se com pone el de Satanás»
1. En los Evangelios no aparece ninguna relación entre el diablo y la serpiente, animal (D iálogo con ’ir ifó n , 103, 5, en Daniel Ruiz Bueno [ed ], Padres apologistas griegos, Madrid,
que Jesús pone com o ejem plo de prudencia («Sed prudentes com o las serpientes», Mt BAC, 1954, pág.

174 175
J esús y B elcebú

T a b l a III
D I A B L O E N EL N U E V O T E S T A M E N T O

Ilec h o s

10,38 C óm o Dios a Jesús de N azaret le ungió con el E spíritu Sanio


y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los
oprim idos por el diablo , porque Dios estaba con él.
13,10 «Tú, repleto de todo engaño y de toda m aldad, hijo del d ia ­
blo , enem ig o de toda justicia, ¿no dejarás ya de torcer los r e c t o s
caminos del Señor?».

Efesios

4,27 Y no deis ocasión al diablo.


6.11 Revestios de las armas de Dios para poder resistir a las ase­
chanzas del diablo.

P rim e ra ca rta a T im o te o

3,6-7 Q ue no sea neófito, no sea que, llevado por la soberbia, caiga


en la m ism a condenación del diablo. Es necesario tam b ién que
tenga buena fama entre los de fuera, para que no caiga en descré­
dito y en las redes del diablo.
3.11 Las mujeres ig ualm ente deben ser dignas, no diabólicas ,‘
sobrias, fieles en todo.

S eg u n d a ca rta a T im o te o

2,26 Q u e vuelvan al buen sentido, librándose de los lazos del d ia ­


blo,, que los tiene cautivos, rendidos a su voluntad.

1. Griego: diabolous [calumniadoras].

176
T a b l a II I

3.3 Desnaturalizados, implacables, diabólicos,2 disolutos, despiada­


dos, enem igos del bien.

C a rta a T ito

2.3 Q u e las ancianas asim ism o sean en su porte cual conviene a los
santos: no diabólicas 5 ni esclavas de m ucho vino.

C a rta a los H e b r e o s

2,14 Por tanto, como los hijos com parten la sangre y la carne, así
tam bién com partió él las mismas, para reducir a la im potencia
m ediante su m u erte al que tenía el d o m in io sobre la m uerte, es
decir, al diablo.

C a rta d e S a n tia g o

4.7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo y él huirá de vosotros.

P rim e ra carta de P ed ro

5.8 Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el diablo , ronda como


león rugiente, buscando a quién devorar.

P rim era carta de J u a n

3.8 Q u ien com ete el pecado es del diablo , porque el diablo peca
desde el principio. El H ijo de Dios se manifestó para deshacer las
obras del diablo.
3,10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo :
todo el que no obra la justicia no es de Dios, y quien no am a a su
herm ano, tampoco.

2. Griego: diabolot [calumniadores].


3. Griego: dtabolous [calumniadoras].

177
J esús y B elcebú

C a rta cié J u d a s

9 En cambio el arcángel M iguel, cuando altercaba con el diablo dis


putándose el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar contm
él juicio injurioso, sino que dijo: «Que te castigue el Señor».

A p o c a lip s is
2,10 N o tem as por lo que vas a sufrir: el diablo va a m eter a alg u ­
nos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una
tribulación de diez días. M an tén te fiel hasta la m uerte y te daré
la corona de la vida.
12.9 El gran D ragón, la Serpiente antigua, el llamado diablo y
satán , el seductor del m u n d o entero; fue arrojado a la tierra y sus
ángeles fueron arrojados con él.
12,12 Por eso, regocijaos, cielos y los que en ellos habitáis. ¡Ay de
la tierra y del mar! porque el diablo ha bajado a vosotros con gran
furor, sabiendo que le qued a poco tiempo.
20,2 D o m in ó al Dragón, la serpiente an tig u a —q ue es el diablo y
satán— y lo encadenó por mil años.
20.10 Y el diablo , su seductor, fue arrojado al lago de fuego y azu­
fre, donde están tam bién la Bestia y el falso profeta, y serán ator­
m entados día y noche por los siglos de los siglos.

178
T a b l a IV

T a b l a IV
D E M O N I O Y E N D E M O N I A D O E N LOS E V A N G E L IO S

D E M O N IO E N D E M O N IA D O

M a te o
7,22: Falsos discípulos 4,24: Curaciones
9,33-34: Príncipe de los 8,16: Curaciones
dem onios 8,28.33: Gadarenos
10,8: Expulsar dem onios 9,32: M udo
11,18: J u a n el Bautista 12,22: Ciego y m u do
12,24.27.28: Belcebú 15,22: H ija de una cananea
17,18: Epiléptico

M a rc o s
1,34.39: Curaciones 1,32: Curaciones
3,15.22: Poder de expulsar 5,15.16.18: Gerasenos
6,13: Curaciones
7,26.29-30: H ija de una griega
9,38: Exorcista
[16,9.17 ]

179
r

J esús y B elcebú

L u ca s
4,33-35: H om b re en la sinagoga 8,36: Gerasenos
4,41: Curaciones
7,33: J u a n el Bautista
8,2: María M agdalena
8 ,2 7 .2 9 .3 0 .3 3 .3 5 .3 8 :
Gerasenos
9,1: Poder sobre los dem onios
9,42: Epiléptico
9,49: Exorcista
10,17: Se som eten
1 1,14: M udo
11 ,15.18.19.20: Belcebú
13,32: Jesús los expulsa

Juan
7,20: Jesús 10,21: Jesús
8,48 .4 9.52 : Jesús
10,20.21: Jesús

180
T abla V

T a b la V
D E M O N I O S E N EL N U E V O T E S T A M E N T O

H echos

17,18 Trababan tam bién conversación con él algunos filósofos e p i­


cúreos y estoicos. Unos decían: «¿Q ué querrá decir este charla­
tán?». Y otros: «Parece ser un predicador de demonios extranjeros».
Porque anunciaba a Jesús y la resurrección.

P r im e r a ca r ta a lo s C o r in t io s

10,20-21 Pero si lo que inm olan los gentiles, ¡lo inm olan a los
demonios y no a Dios! Y yo no quiero que entréis en co m unión con
los dem onios. N o podéis beber de la copa del Señor y de la copa
de los demonios. N o podéis participar de la mesa del Señor y de la
mesa de los demonios.

P r im e r a c a r ta a T i m o t e o

4,1 En los ú ltim os tiem pos algunos apostatarán de la fe e n tre g á n ­


dose a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.

Carta d e S a n t ia g o

2.19 ¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. T am bién los
demonios creen y tiem blan.

A p o ca lip sis

9.20 Los dem ás hom bres [...] no dejaron de adorar a los demonios.
16,14 Son espíritus de demonios, que realizan signos.
18,2 «¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en m orada de
demonios».

181
J esú s y B elcebú

T a b la V I
E SPÍR IT U IN M U N D O

E N LOS EVAN GELIO S

M a te o M a rc o s L u ca s Juan
10,1 1,23.26.27 4 ,3 3 .3 6
12,43 5,2.8.13 6,18
6,7 8,29
7,25 9,42
8,1 1 .3 0 11,24
9,25

E N EL N U E V O T E S T A M E N T O

Hechos

5,16 También acudía la m u ltitu d de las ciudades vecinas a Jerusalén


trayendo enfermos y atorm entados por espíritus inmundos; y todos
se curaban.
8,7 Pues de m uchos posesos salían los espíritus inmundos dando g ra n ­
des voces, y muchos paralíticos y cojos quedaron curados.

A p o ca lip sis

16,13 Y vi que de la boca del D ragón, de la boca de la Bestia y de


la boca del falso profeta, salían tres espíritus inmundos com o ranas.
18,2 «\Cayó, cayó la gran B abilonia ! Se ha convertido en morada de
demonios, en guarid a de toda clase de espíritus in?nundos».
T a b l a V II

T a b la V II
E SPÍR IT U MALO

E N EL N U E V O T E S T A M E N T O

Lucas

7,21 En aquel m o m en to curó a muchos de sus enferm edades y


dolencias y de malos espíritus , y dio vista a m uchos ciegos.
8,1-2 Le acom pañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido
curadas de espíritus malignos y enfermedades.

H echos

19,11-16 Dios obraba por m edio de Pablo milagros no com unes, de


forma q ue bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos o m andiles
que había usado y se alejaban de ellos las enfermedades y salían
los espíritus malos. Algunos exorcistas judíos am bulantes intentaron
tam b ién invocar el nom bre del Señor Jesús sobre los que tenían
espíritus malos , y decían: «Os conjuro por Jesús a quien predica
Pablo». Eran siete hijos de un tal Esceva, sum o sacerdote judío,
los que hacían esto. Pero el espíritu malo les respondió: «A Jesús le
conozco y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?». Y
arrojándose sobre ellos el hom bre poseído del m al espíritu , d o m i ­
nó a unos y otros y p u do con ellos de forma que tuvieron que hu ir
de aquella casa desnudos y cubiertos de heridas.

183
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190
ÍNDICE DE T E X T O S BÍBLICOS

A N T IG U O TESTAM ENTO

G én esis 1 2 ,1 2 .2 3 .2 7 .2 9 : 29
1,26 -29 : 115 12,29: 29
1,27: 80 12,23: 2 9
2 ,1 9 -2 0 : 115 14,21: 159
2,21: 36 15,1: 148
2,22: 80 1 5 ,1 9 -2 2 : 112
3: 115, 174 2 2,17 : 168
3,1-4: 31 2 5 ,1 0 - 2 1 : 71
5,3: 80 3 1,1 4: 139
6 ,1-4: 75
L evítico
6,7: 22
11: 9 0 , 153
1 4 ,1 8 -2 0 : 146
11,6: 90
16 ,1 0 -1 3 : 33 11,7: 147
17 ,9-1 4: 152 12: 93
17,12: 81 1 5 ,1 6 -1 8 : 93
2 2 ,1 0 - 1 8 : 33 1 6 ,1 0 .2 2 : 64
3 7 ,3 2 -3 4 : 42 17,7: 6 9
39,7: 45 19,31: 73
4 9 ,1 -2 8 : 122 2 0 ,6 .2 7 : 73 , 168
2 4 ,1 6 : 121
Éxodo
2 7 ,2 9 : 22
2,10: 159
3,2: 186 N úm eros
3,12: 144 1,1: 31
3,14: 141 1 1 ,1 6 -1 7 : 134
4 ,2 1 - 2 3 : 18 11,28: 164
4 ,2 4: 26 1 1 ,2 8 -2 9 : 164
4 ,2 5 -2 6 : 26 13,33: 75
6,6: 142 14 ,3 3 .3 4 : 113
11,4: 29 1 5 ,3 0 -3 1 : 121
11,4-5: 28 1 7 ,1 2 -1 3 : 27

191
J esú s y B elcebú

19,11: 93 16,21: 144


19,16: 144 19,22: 45
2 0 ,1 8 -2 1 : 43
2 2,4-6 : 34 1 Sam uel

2 2 ,2 2 .3 2 : 34 I,1 6 : 45
2 4 ,1 6 : 146 1 6.1 4 -2 3 : 25
33 ,38 : 1 13 16,15: 25
17,43: 153
D e u te ro n o m io 18,10: 25
1,3: 113 19,9: 25
2,7: 113 21 ,5 -6 : 93
4 ,19 : 57 2 3 ,2 4 : 1 13
4 ,44: 134 26,3: 113
6,4: 6 9 2 8 ,3 -2 5 : 74
8,2: 114 29,4: 32, 34
9,2: 75
12,2: 144 2 Sam uel
13,14: 45 3,34: 144
14,8: 147 16,7: 45
1 8 ,1 0-1 4: 124 19,23: 3 2 , 34
18,11: 73 22,5: 45
18,15: 117 2 2,1 1: 71
2 0 ,1 6 -1 7 : 22 24,1: 3 1 , 32
2 4,1 8: 142 2 4 ,1 0 : 31
2 6,1 4: 93 2 4 ,1 5 : 153
2 8 ,1 5 -6 8 : 24 2 4 .1 5 -1 6 : 28
2 8,6 3: 22
1 Reyes
2 9,2 0: 134
2 , 11 : 113
30,10: 134
5,18: 3 2 ,3 4
32,5: 158
I I , 1 - 6 : 35
3 2,1 7: 70
11,14: 3 5 , 4 3
32 ,2 4: 81
1 1,2 3-2 5: 35
3 2,4 2: 22
11,42: 113
34 ,12 : 159
17,7 -2 4: 152
Jueces 18,40: 159
9 ,2 2 -2 3 : 25 1 9,1 0 .1 4 : 159
13,13.22: 33 2 2 ,1 9 -2 3 : 26

192
Í n d ic e de T extos B íb l ic o s

2 Reyes 1 M acabeos
1,2.6.16: 125 7 ,41: 28
I ,1 0 - 1 2 : 159 8 ,16: 128
17,16: 57 9 ,49: 148
19,15: 71 16,10: 148
19,35: 27
2 M acabeos
21 ,3.5: 57
15,22: 28
21,6: 74
23 ,4.5: 57 Job
2 3,10 : 57 1,6: 37
25,7: 144 1,7-8: 38
1,9: 38
1 C ró n icas
I,1 1 : 3 8, 39
12,9: 113 1 , 12 : 39
13,6: 71
2,1: 37
2 1 , 1 : 32
2 ,2 : 38
2 1 ,1 4 - 1 5 : 28
2,4 -5: 39
2 C ró n icas 2,5: 39
II,1 5 : 79 2,6: 39
32 ,2 1: 28 3,8: 65
33 ,1 1: 144 7 ,12: 66
I I , 1 7 : 104
E sdras 26,6: 61
7,6: 135 2 6,1 2: 67

N eh em ía s 2 6,1 3: 6 6
2 8 ,2 2 : 61
9,14: 139
3 0,2 9: 55
T obías 31 ,1 2 : 61
3,8: 62 38,7: 104
6,8: 25, 63 3 8,3 2: 104
6,15: 62 4 0 ,1 5 - 1 8 . 2 4 : 66
8,2: 63 4 0 ,1 9 : 6 6
8,3: 63 4 0 ,2 5 : 6 5 , 105
12,3: 63 4 2 ,1 1 : 39

E ster S alm os
7,44: 35 18,5: 45
8,1: 35 18,11: 70

193
J esú s y B elcebú

35,5: 27 11,15: 55
4 6 ,8 .1 2 : 56 12,24: 55
6 8 ,2 2 : 22 13,1-9: 57
7 4 ,1 3 : 6 6 1 8 ,1 4 -1 6 : 2 9
7 4 ,1 4 : 65 18,25: 27
7 8 ,4 9 : 29
S irácid a
7 8,53 : 148
2 1 ,2 7 : 35
80,2: 70
31,8: 95
8 0 ,1 4 : 147
4 8 ,1 -3 : 159
8 2 ,6 -7 : 75
4 8 ,2 1 : 28
8 8 ,1 2 : 61
5 0 ,1 -6 : 108
8 9 ,1 1 : 67
91,6: 81 Is a ía s
9 1 ,1 1 -1 3 : 115 5,20: 129
9 1 ,1 3 : 66 8 ,19: 74
96,5: 55 13,21: 5 5, 72
104,26: 65 14,12: 103, 104
105,6: 155 1 4 ,1 2 -1 3 : 104
105,18: 144 1 4 ,1 2 -1 5 : 101
106,37: 70 14,14: 146
109,6: 32 2 4,2 1: 59
110,3: 104, 108 27,1: 6 5 , 66
110,6: 141 30,7: 67
137,7: 43 34: 43
147,4: 104 3 4,1 3: 55
148,7: 6 6 3 4,1 4: 7 2 , 79
4 3 ,2 0 : 55
P ro v e rb io s
4 5 ,6 -7 : 22
1,20 -2 2: 158
4 9 ,2 4 - 2 6 : 128
15,3: 38
51,9: 6 6 , 67
15,11: 61
6 1,2: 159
16,27: 45
6 1 ,5 -6 : 154
17,11: 28
2 7,2 0: 61 6 3,9: 33
6 3 ,1 7 : 24
S a b id u ría 65,3: 72
2,24: 30, 120, 128 6 5 ,4 -5 : 144
6,23: 128 6 5 ,1 1 : 70

194
Í n d ic e de T extos B íb l ic o s

Jerem ía s 13,55.59: 28
2,20: 144 14,23-30: 67
3,6: 144
O seas
7,31-32: 57
2,20: 115
8,2: 57
4,6: 135
16,5: 93
9,7-8: 26
17,21.27: 139
11,1: 153
19,6-14: 57
12,4: 33
19,13: 57
47,4: 152 Amos
50,39: 55 3,6: 22
52,11: 144 9,3: 66

B aruc M iqueas
4,7: 62 1,8: 55

E zeq u iel H abacuc

6,13: 144 3,15: 148


10,5: 71 Z acarías
28,1-5.12-19: 103 3,1: 32,37
28,1-19: 104 3,2.4: 37
4,10: 38
D an iel
13,2: 93
10,13-21: 31
10,13.20-21: 100 M alaq u ías
12,1: 31, 100 3,23: 117, 156

N U E V O TESTAM ENTO

M ateo 6,24: 95
4,1: 111 7,22: 179
4,1.5.8.11: 172 8,10-12: 151
4,2-3: 113 8,11-12: 155
4,3: 47 8,16: 179
4,10: 172 8,28: 142
4,11: 114 8,28.33: 179
4,24: 179 8,28-34: 142
6,13: 47 8,31: 56

195
J e sú s y B elcebú

9,32: 179 1,12 -13 : 111


9 ,3 3 .3 4 : 179 1,13: 112, 114, 116, 172
10,1: 182 1,15: 127
10,8: 179 1,17: 121
10,16: 175 1,19.2 9: 163
10,25: 126 1,21: 133, 136
1 0 ,30-31 : 91 1,21 -2 8: 1 14, 133, 143, 156
11,18: 9 2 , 179 1,22: 134
1 1,2 1 -2 2 : 152 1,23: 135
12,22: 179 1.23 -2 4: 9 4 , 143
1 2 ,2 4 .2 7 .2 8 : 179 1 .23 -27 : 157
12,26: 127, 172 1 .23 -26 .27 : 182
12,43: 182 1,24: 136
1 2 ,4 3-4 5: 94 1,25: 1 18, 137, 140
1 3 ,2 5-3 9: 47 1,26: 137
13,39: 172 1,27: 138, 139, 140
15,22: 179 1,28: 138
16,23: 172 1,31: 116
17,15: 85 1,32: 139, 179
17,18: 179 1,32 -3 4: 139
17,20: 161 1,33: 139
2 3,1 3: 129 1,34: 140
23 ,2 4: 136 1,34.39: 1 12, 152, 179
2 3,2 7: 144 1,45: 125
25 ,41 : 172 2.6-7: 121
2 6 ,3 4 .7 4 : 8 9 2 .6 -7 .1 6 : 131
27 ,18 : 128 2,7: 130, 137, 150
2,1 2: 125
M arcos 3,1: 133
1-8: 117 3,6: 122, 131, 133
1,1: 116, 118, 141 3 .7 -8 ,1 : 124
1,2: 116 3.7-8: 140
1,7: 128 3,10: 125
1,8: 129, 136 3,11: 140
1,9-10: 1 12 3 ,1 1 -1 2 : 139, 140
1,10: 129, 136 3,12: 141
1,12: 111 3 ,1 3 -1 5 : 122

196
Í n d ic e de T extos B íb l ic o s

3,14: 158 ,2 .8.13: 182


3 ,1 4 -1 5 : 164 ,2-20: 147, 157
3 ,1 5 .2 2 : 152, 179 ,3: 144
3 ,1 5 .2 2 .2 3 : 1 12 A- 144
3,17: 163, 164 ,5: 144
3 ,2 0 -2 1 : 122 ,6: 145
3,22: 124 ,7: 145
3 ,2 2 -3 0 : 121 ,8: 145
3,23: 126 ,9: 146
3 ,2 3 .2 6 : 172 ,10 146
3,24: 126 ,11 147
3,25: 126 ,12 147
3,26: 126 ,13 1 4 7 ,1 5 2
3,27: 127, 128, 157 ,14 148, 149
3,28: 129 ,15 148
3,29: 129 ,15 16.18: 179
3,30: 129, 137 ,16 148
3 ,3 1 -3 2 : 123 ,17 148
3,3 3: 124 ,18 149
4 .1 -2 0 : 130 ,19 149
4,4: 130 ,20 149
4 ,4 .1 5 : 130 ,37 163
4 ,1 1 -1 2 : 123 ,4 1 -4 2 : 161
4 ,1 2: 131 6,2: 133
4 ,1 3: 132 6 ,2 - 3 : 134
4 ,1 4: 130 6,3 : 151
4 ,1 5: 119, 131, 172 6,4 : 123
4 ,3 4 : 162 6 ,6 : 134
4 ,3 5 - 4 1 : 143 6 ,7 : 1 58 , 182
4 ,3 9: 118 6 , 7 . 1 2 - 1 3 : 122
4 ,4 0: 158 6 ,1 0 : 151
4 ,4 1: 116 6 ,1 3 : 112, 1 23, 179
5,1: 114, 142 6 ,1 4 : 117
5.1 -18 : 94 6 , 1 4 - 1 5 : 117
5.1 -20 : 142 6 ,1 7 : 123
5,2: 136, 143 6 . 3 0 - 4 4 : 150
5,2.7: 143 6 . 3 1 - 3 2 : 162

197
J esú s y B elcebú

6,42: 154 9 ,1 1 : 156


7,3-4: 136 9 ,1 1 -1 3 : 117
7 ,7.1 3: 137 9 ,12: 118, 157
7 ,8 -1 3 : 135 9 ,1 4 : 156
7,19: 151 9 .1 4 -2 9 : 114, 156
7,24: 114, 151 9 ,15: 157
7 .2 4 -3 0 : 150 9 ,1 6: 157
7,25: 136, 152, 182 9 ,1 7: 157, 160
7 .2 5 -2 6 : 136 9 ,18: 157
7,26: 112, 152 9 ,19 : 157, 160
7 ,2 6 .2 9 .3 0 : 179 9 ,20 : 158
7,27: 153, 155 9 ,21: 158
7,28: 149, 154 9 ,22: 158
7,29: 154 9 ,23: 160
7,3 0: 152, 154 9 ,2 4: 160
7,31: 150 9 ,2 5: 118, 136, 157, 160, 182
7,33: 168 9 ,2 6: 160
8 .1 -1 0 : 155 9,27: 160, 161
8,3: 153 9 ,2 8: 161, 164
8,4.8: 154 9,29: 161
8,8: 155 9,31: 162
8,11: 114, 115, 141 9,32: 162
8 ,1 1 .3 0 : 182 9 ,3 2 .3 4 : 132
8 ,1 7 -1 8 : 158 9 ,3 3 -3 4 : 132, 157
8,27: 114 9 ,34 : 162
8 ,2 7 -3 3 : 1 16 9 ,35 : 163
8,29: 118 9 ,37: 165
8,30: 118 9,3 8: 1 12, 152, 162, 164, 165, 179
8,31: 118, 120 9 ,3 8 -4 0 : 162
8,3 2: 119 9,39: 164
8,3 3: 1 14, 1 16, 1 19, 165, 172 9,40: 164
8 ,35: 121 9,42: 148
8,38: 116 10,2: 114, 115
9 -16: 117 10 .1 4 -1 5 : 127
9,2: 156, 162, 163 10,15: 155
9 .2 -3 : 156 1 0 ,2 3.25 : 127
9,4: 156, 159 1 0 ,3 2 -3 4 : 163

198
Í n d ic e de T extos B íb l ic o s

1 0,3 5 .4 1 : 163 4 ,2 .3 .6 .1 3 : 172


1 0,3 5 -3 7 : 163 4 ,5 -7 : 120
10,42: 131 4 ,6 -7 : 113
10,45: 116, 131, 157 4 ,1 3 : 114
1 1 ,22.24: 158 4 ,2 5 - 2 8 : 152
12,8: 112 4 ,3 3 .3 5 : 180
12,12: 123 4 ,3 3 .3 6 : 182
12,15: 114, 115 4 ,4 1 : 180
12,25: 116 6 ,1 8 : 182
12 ,3 5 -3 7 : 1 13 7 ,2 1 : 183
13,3: 162, 163 7 ,24: 115
1 3 ,2 4 -2 5 : 59 7 ,33: 9 2 , 180
1 3 ,2 7.3 2: 1 16 8 ,1-2: 183
1 4 ,1 .4 4 .4 6 .4 9 : 123 8,2: 9 4 , 180
1 4,2 1 .4 9 : 118 8 , 2 . 2 7 . 2 9 .3 0 .3 3 .3 5 .3 8 : 180
14,33: 163 8 ,1 2: 172
14,61: 141 8 ,2 9: 182
14,62: 141 8,36: 180
1 4,6 3 -6 4 : 121 9,1: 180
14,71: 119 9 ,4 2: 180, 182
15,1: 128 9 ,4 9: 180
15,7: 128 9 ,52 : 115
15,10: 128 9 ,5 4 -5 5 : 164
1 5 ,2 9 -3 2 : 1 13, 128 10,17: 4 3 , 180
15,32: 118 10,18: 4 3 , 1 0 3 , 172
15,39: 118, 141, 142 10,19: 47
1 5 ,4 0 -4 1 : 116 11,14: 180
1 1 ,1 5 .1 8 .1 9 .2 0 : 180
16,6: 161
11,18: 127, 172
16,8: 168
11,24: 182
16,9.17: 152, 179
1 1 ,2 4 -2 6 : 94
16,9-20: 165
11,52: 129
16,17: 166
13,16: 172
Lucas 13,32: 180
2,14: 57 16,1: 188
4,1: 111 1 6 ,9 .1 1 .1 3 : 95
4 ,1 -2 : 113 22,3: 172

199
J esús y B elcebú

2 2,3 1: 172 10,36: 131


2 2 ,3 1 -3 2 : 39 10 ,38: 139, 176
13,10: 176
Juan
13,21: 113
1,11: 123
17,18: 56, 181
3,2: 129
1 9,1 1 -1 6 : 183
6,70: 172
19,16: 91
6 ,7 0 -7 1 : 121
2 1 ,3 8 : 113
7,5: 123
2 6 ,1 8 : 173
7,20: 180
8,39: 153 Rom anos
8,44: 33, 129, 172 1,16: 154
8 ,4 8 .4 9 .5 2 : 180 1,22-23: 55
8 ,4 8 -5 2 : 92 1,29: 128
10, 2 0 .2 1 : 164 5 ,1 2 .1 7 : 30
10 ,20 -21 : 92 8,2: 133
10,21: 180 8 ,33: 4 3 , 91
12,31: 4 3 , 4 7 , 126 8 ,3 8 -3 9 : 59
13,2: 172 16,20: 173
13,2.2 7: 121
13,27: 172 1 C o rin tio s
14,30: 4 7 , 126 1,23: 120
15,6: 168 2,6: 59
16,11: 4 3 , 4 7 , 126 2,8: 59
16,33: 91 5,5: 6 4, 173
7,5: 161, 173
H echos
10,10: 27
3,21: 106
1 0 ,2 0 -2 1 : 181
4 ,30: 139
11,10: 80
5,3: 173
1 5,2 4 -2 5 : 59
5,16: 182
15,26: 59 , 120
6,4: 131
8,4: 131 2 C o rin tio s
8,7: 182 2,11: 173
10: 150 3,6: 133, 138
10,15: 151 4,4: 47
10,28: 151, 152 5,13: 122
10 ,3 4 -3 5 : 150 6,1 5: 45

200
Í n d ic e de T extos B íb l ic o s

11,14: 173 4 ,1 -3 : 151


12,7: 173 5,15: 174
5,18: 137
G álata s
6 ,16: 57
4 ,3 .9 -1 0 : 58
4,8: 69 2 T im o teo
4 ,1 4: 115 2,26: 176
3,3: 4 7 , 177
E fe sio s
1,21: 58 T ito
2,2: 4 7 , 5 8, 126 2,3: 47
2,14: 151
3,10: 58 H ebreos

4 ,2 7: 176 2 ,14: 177


6 ,11: 176 2 ,1 4 -1 5 : 120
6 ,12: 58 8 ,13 : 138
9,5: 71
F ilip en ses
S an tiag o
3,2: 153
2 ,19: 181
C o lo sen ses 2 ,25: 115
1,16: 58 3,7: 144
2 ,8 .2 0: 58 3,15: 92
2,14: 43 4,7: 177
2,15: 59
1 P edro
1 T e salo n icen ses 5.8: 4 7 , 177
2,18: 174
2 P edro
3,5: 47
1,19: 108
2 T e salo n icen ses 2,4: 76
2,9: 174 3,10: 58

1 T im o teo 1 Juan
1,20: 6 4 , 174 2,1 4: 4 4
3,6: 99 3,8: 177
3,6-7: 176 3,10: 177
3,11: 4 7 , 176 4,4: 91
4,1: 181 5,18: 47

201
J esús y B elcebú

2 Juan 12,3: 6 5
7: 1 1 3 12,3-4: 9 6
12,7: 1 0 0
lu d a s
1 2,9: 1 7 4 , 1 7 8
5-6: 7 6
12,9 -1 0 : 4 3
9: 7 6 , 1 0 0 , 1 7 8
1 2 ,1 0 : 4 7

A p o ca lip sis 1 2 ,1 2 : 1 7 8

1,5: 3 0 16,3: 1 4 8
1,18: 3 1 , 1 2 0 16,13: 182
2 ,7 : 31 1 6 , 1 4 : 18 1

2,9: 1 7 4 18,2: 1 8 1 , 18 2
2,10: 178 20 ,2 : 1 7 5 , 178
2,13: 174 20 ,7 : 175
2,24: 174 2 0 ,1 0 : 4 3 , 178
2,28: 3 1 . 1 08 2 0 ,1 3 : 148
3 ,9 : 1 7 4 21,1: 148
9 ,7 -1 1 : 62 21,3: 1 50
9 , 2 0 : 18 1 2 2 ,1 6 : 3 1 , 10 7 , 108

202
ÍN DICE

A g ra d e c im ie n to s ...................................................................................... 7

Abreviaturas de los libros bíblico s.................................................... 9


Siglas .......................................................................................................... 10
Abreviaturas de los tratados del T a l m u d ........................................ 11

Introducción. La pesadilla del d e m o n i o .......................................... 13

P r i m e r a p a r te
S a tá n

C apítulo 1. ¿Es Dios o el diablo? .................................................... 21


El autor del m a l ................................................................................ 21
El espíritu malo de D io s................................................................. 25
¿Ángel (o demonio) ex term in ad o r?............................................. 27
La matanza ........................................................................................ 28
N ota: E l satán destronado .............................................................. 30
S a t á n ..................................................................................................... 31
O bstáculo .......................................................................................... 33
Personas ............................................................................................. 34
A. R e a le s ................................................................................... 34
B. S im bólicas........................................................................... 35
C uando el satán era hijo de D i o s ............................................... 37

203
J esús y B elcebú

C apítulo 2. La Buena Noticia: el satán es aniquilado


El diablo c r u c ific a d o .....................................................
Beliar .................................................................................
En el N uevo T e s t a m e n to .............................................
Nota: La pompa del d ia b lo .............................................

S eg u n d a p arte
D e m o n io s

C apítulo 3- Genios y d e m o n i o s ........................................


El genio no es un d em o nio ........................................
Genios santos .................................................................
Los padres de los d e m o n i o s ........................................
Los dem onios están en el cielo...................................
... y prevén el tiem po ..............................................

C apítulo 4. El nom bre de los dem onios........................


A b a d d ó n ............................................................................
Asmodeo, el dem o nio enam orado ...........................
Azazel y el chivo e x p ia to rio ........................................
Dragones y m onstruos ...............................................
Leviatán ............................................................................
B e h e m o t ............................................................................
Dragón ..............................................................................
Rahab .................................................................................

C apítulo 5. Dioses y dem onios ........................................


S átiro s.................................................................................
El dios de la fortuna .....................................................
Los dem onios b u en o s.....................................................
D em onio m eridiano .....................................................
Nota: En la Babel de las traducciones ........................

204
Í n d ic e

C apítulo 6. El nacim iento de los d e m o n i o s .......................................73


Ángeles lu ju rio so s................................................................................73
D em onios ped ófilos......................................................................... ....77
Lilit ..................................................................................................... ....79

C apítulo 7. D em onología palestinense .......................................... ... 83


A cada uno lo suyo ......................................................................... ... 83
Lugares p e lig ro so s............................................................................... 87
R em edios y e x o r c is m o s ................................................................. ... 88

C apítulo 8. El dem onio en el N uevo Testam ento ..........................91


La victoria de J e s ú s ......................................................................... ... 91
Espíritu in m u n d o ............................................................................... 93
Nota: Mamón (mamona) ..................................................................... 95
¿Exorcism os?...................................................................................... ... 96

Excursus: ¿Y L ucifer?.............................................................................. 99
T am bién Jesús es L u c ife r............................................................... 108

T e r c e r a p a r te
S a tá n — E s p í r i t u i n m u n d o —
D e m o n i o e n el E v a n g e lio d e M a rc o s

C apítulo 9- Satán ................................................................................... .111


La seducción en el desierto (Me 1 ,1 2 -1 3 )................................ .111
¿Q uién es el satán? (Me 8 ,2 7 -3 3 ) ............................................. .116
¿Q uién es el Mesías? ............................................................ .117
La m u erte del d i a b l o ...................................................................... .119
Jesús y Belcebú (Me 3 , 2 2 - 3 0 ) ......................................................121
La locura de Jesús ................................................................. .121
El Señor del e s tié r c o l............................................................ .125
La envidia del d i a b l o ............................................................ .127
El ladrón de la palabra (Me 4 , 4 . 1 5 ) .......................................... .130

205
J esú s y B elcebú

C apítulo 10. ¿Q uién en dem on ia a q u i é n ? ..................................... 133


La ruina de los teólogos (Me 1 , 2 1 - 2 8 ) ..................................... 133
Jesús no es el H ijo de Dios (Me 1,32-34; 3 ,11 -12 ) ............ 139
La legión in m u n d a (Me 5 ,1 -2 0 ).................................................. 142
El d em onio de la injusticia (Me 7,2 4-3 0 ) .............................. 150
Fe e incredulidad (Me 9 , 1 4 - 2 9 ) .................................................. 156
El d em onio de la intolerancia (Me 9,38 -4 0) ........................ 162
Nota: E l último diablo .................................................................... 165

Epílogo: ¿ Y las brujas? A la h o g u e ra ................................................ 167

T a b la s ........................................................................................................... 172
Tabla I. D iablo y satán en los E vangelios................................ 172
Tabla II. Satán en el N u evo Testam ento ................................ 173
Tabla III. Diablo en el N uevo T e s ta m e n to .............................. 176
Tabla IV. D em o nio y endem on iad o en los Evangelios ...... 179
Tabla V. D em onios en el N uevo T e s t a m e n t o ........................ 181
Tabla VI. Espíritu in m u n d o en los Evangelios...................... 182
Tabla VII. Espíritu malo en el N uevo T e s ta m e n to .............. 183

B ibliografía................................................................................................ 185

Indice de textos b í b l ic o s ....................................................................... 191

206
COLECCIÓN
“TEMAS BÍBLICOS”

La h is t o r ia d e I s r a e l , p o r J. B r ig h t
I n ic i a c i ó n a l a B i b l i a p a r a s e g l a r e s , por J. San Clemente
Pa r a u n a h is t o r ia d e Je s ú s :
T o m o IV: T e s t i m o n i o d e l E v a n g e n i o d e L u c a s , p o r B . R ig a u x
T om oV : T e s t i m o n i o d e l E v a n g e l i o d e J u a n , p or L in d a rs y R ig a u x
E l F e n ó m e n o d e l N u e v o T e s t a m e n t o , p o r C . M o u le
E l P. L a g r a n g e a l s e r v i c i o d e l a B i b l i a , p o r B . B e n o it
S in o p s is d e l o s 4 E v a n g e l i o s . T e x t o s , p o r B e n o it y M a lillo s
L a T i e r r a , e l L ib r o , e l E s p i r í t u , p o r A . A r to la
L a v i d a e n l o s E v a n g e l i o s , p o r B o is m a r d y L a m o v ille
N u e v a B ib lia d e l o s p o b r e s. C a t e q u e s is b íb lic a , por X. P ik a z a
T e m a s b í b l i c o s p a r a n u e s t r o t ie m p o , p o r A n t o n io B o n o r a
I n t e r p r e t a c i ó n f e m i n i s t a d e l a B i b l i a , p o r L e tty M . R u s s e ll
E l E v a n g e l i o d e l r e s u c i t a d o , p or C h a n ta l R e y n ie r
L o s E v a n g e l i o s , p or G r u p o N o tr e H is to ir e
A b r a h á n y s u l e y e n d a , p o r W a lter V o g e ls
La cantata del amor. L ectura s e g u id a del C antar de los

C a n t a r e s , p o r B la is e A r m in jo n s.j.
C o n l a c ít a r a y c o n l a h o n d a . L a s u b id a d e D a v id h a c i a e l t r o n o ,
p or B r u n a C o s ta c u r ta
D ie z c l a v e s p a r a a b r i r l a B i b l i a , p o r J a c q u e s V e r m e y le n
E l d i n e r o e n l a B i b l i a . N i p o b r e ... ni r i c o , p o r P ierre D e b e r g é
J esú s y B e lc e b ú . S a tá n y d e m o n io s e n e l e v a n g e l i o d e M a r c o s , p or
A lb e r to M a g g i

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