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Trastornos de eliminación (en la

infancia): causas, síntomas y


tratamiento
Hablamos sobre la enuresis y la encopresis, dos trastornos habituales en la etapa infantil.
Los problemas psicológicos en la infancia suelen provocar sufrimiento no solo en el niño,
si no también en los padres o en la familia más cercana que le rodea. Este malestar
psicológico durante la infancia puede llegar a manifestarse de maneras insólitas, siendo
este el caso de los trastornos de eliminación.
Estas alteraciones relacionadas con el control de esfínteres suele estar relacionado con la
experimentación de sentimientos de malestar y angustia. A lo largo de este artículo
hablaremos de las características de cada uno de ellos, así como de sus causas, síntomas
y posibles tratamientos

¿Qué son los trastornos de eliminación?

El concepto trastornos de eliminación hace referencia a una alteración que puede


aparecer durante la infancia, afectando tanto al estado psicológico y comportamiento del
niño como generando sensaciones de preocupación y ansiedad en el resto de la familia.
En ocasiones, esta alteración puede llegar a ser tan pronunciada que acaba por suponer
una fuente de conflicto dentro del núcleo familiar.
La naturaleza de este trastorno se encuentra relacionada con la adquisición del control
de esfínteres. Aunque existen diferencias individuales en cada uno de los niños,
habitualmente este control se alcanza entre los 18 y los 36 meses de edad.
Entre las conductas o comportamientos que se engloban dentro de esta categoría se
encuentran la continencia fecal nocturna y diurna y la continencia urinaria también
nocturna y diurna.
En el caso de los trastornos de eliminación, el niño no llega a conseguir este control, lo que
suele derivar en dos eventos diferenciados: la enuresis funcional o la micción incontrolada,
la cual tiende a aparecer tiempo posterior a la adquisición del control urinario, esta no se
suele diagnosticar como tan antes de los 5 años y suele producirse durante el sueño.
Por otra parte encontramos la encopresis funcional, la cual hace referencia a la
evacuación de heces en momentos y situaciones inapropiadas, tanto de manera
voluntaria como involuntaria. En este caso la edad aproximada para el diagnóstico es de
4 años.
En la mayoría de ocasiones, ambas alteraciones aparecen acompañadas una de la otra; no
obstante, esto no tienen porqué ser así. Además cada una de ellas se acompaña de unas
características, causas y sintomatología psicológica características.
A pesar de esto, tanto en la enuresis como con la encopresis, la familia suele sentirse
impotente y desorientada. El motivo es que no existe una sola causa que pueda provocar
estos comportamientos y además la aparición de síntomas emocionales por parte del
pequeño hace que la preocupación y frustración de los padres sea aún mayor.

La enuresis funcional

Por enuresis funcional entendemos la incapacidad del niño de controlar la micción, lo que
conlleva la expulsión de orina durante la noche o en momentos y lugares poco oportunos.
Esta conducta suele darse tanto de manera involuntaria como voluntaria.
Para que pueda realizarse un diagnóstico correcto de enuresis funcional, esta deberá
aparecer una vez pasadas las pautas evolutivas; es decir, a esa edad el niño ya debería de
poder controlar la micción (más de 3 o 4 años). Además, primero será necesario descartar
las posibles causas físicas u orgánicas,

1. Principales características

Existen una serie de características de definen la enuresis funcional:

 La enuresis aparece con una frecuencia de, al menos, dos episodios semanales a lo largo
de tres meses seguidos.
 Puede generar angustia y malestar clínicamente significativo en el menos. Así como
afectar al desarrollo social y escolar.
 Estas conductas no pueden ser explicadas por una causa orgánica como una enfermedad
o la administración de un medicamento o sustancia diurética.
 Cuando aparece durante la noche, esta tiende a hacerlos alrededor de entre 30 minutos y
3 horas después de dormirse.
 En la mayoría de casos el niño no ha logrado alcanzar el control de la vejiga, lo que se
conoce como enuresis primaria. Sin embargo, en aproximadamente un 20% de los casos
se trata de enuresis secundaria debida a un evento o situación estresante o angustiosa.

2. Posibles causas

Si se consiguen descartar los problemas físicos relacionados con el tamaño de la vejiga o


por una debilidad muscular, así como causas hereditarias o de los ciclos de sueño. El
profesional médico o el psicólogo deberá entonces realizar una evaluación psicológica que
desveles posibles factores o causas psicológicas.
En algunas ocasiones la enuresis funcional se acompaña de sintomatología emocional y
conductual. No obstante, todavía no se ha podido determinar si esto constituye la causa
o, por el contrario, es efecto del propio trastorno.
En cuanto al origen psicológico de la enuresis funcional, los estudio de casos señalan hacia
la idea de que la experimentación de periodos de estrés y ansiedad, así como la
experimentación de traumas y crisis psico-sociales como el nacimiento de un hermano,
pueden ser algunas de las causas de este problema.

3. Síntomas conductuales y físicos


La enuresis funcional puede estar asociada a la siguientes sintomatología psicológica y
física:

 Sentimientos de turbación, agresividad e ira


 Negarse a dormir fuera de casa
 Sentimiento de vergüenza
 Baja autoestima
 Irritación en las zonas íntimas

4. Tratamiento

En cuanto al abordaje del problema por parte de los padres y profesores, estos deberán
permanecer atentos a en qué momentos sucede la enuresis y, bajo ningún concepto,
reprender o castigar al niño por hacerlo.
La opción más eficaz es acudir a un especialista en psicología. El cual, además de realizar
una evaluación e intervención psicológica, enseñará al menor técnicas de aprendizaje de
control de esfínteres o técnicas y aparatos de alarma.

La encopresis funcional

En el caso de la encopresis funcional, el trastorno de eliminación se manifiesta mediante la


evacuación, voluntaria o involuntaria, de heces en momentos también inapropiados. Este
caso el diagnóstico dicta que la problemática debe permanecer presente, al menos
durante tres meses, teniendo el niño más de cuatro años de edad

1. Principales características

Al igual que en la enuresis, la encopresis funcional posee una serie de características que
la distinguen:

 Ocurre más por el día que en las horas de sueño

 En el 50% de los casos se debe a un aprendizaje deficiente del control de esfínteres


(encopresis primaria) mientras que enel otro 50% consiste en una respuesta de
regresión por un evento o situación angustiosa (a partir de los 8 años de edad).
 La conducta no puede ser explicada ni por una enfermedad médica ni por el consumo de
medicamentos o sustancias laxantes.

2. Posibles causas

Eliminando las posibles causas físicas de la encopresis, como son el estreñimiento y la


impactación fecal, se pueden encontrar ciertos factores psicológicos que provocan este
tipo de trastorno de eliminación.
Un aprendizaje y entrenamiento deficitario en cuestiones de higiene, un entrenamiento
demasiado temprano o la aparición de una afección emocional como son el trastorno de
oposición desafiante o un trastorno de conducta, suelen ser las principales causas de esta
alteración.

3. Síntomas físicos y psicológicos

Además de la propia conducta problemática, la encopresis funcional presenta una serie


de síntomas tanto físicos como psicológicos:

 Sentimientos de perturbación y vergüenza


 Síntomas neuro-evolutivos como problemas de atención, hiperactividad, impulsividad,
baja tolerancia a la frustración y descoordinación.
 Alteraciones gástricas y estomacales como dolor de estómago y estreñimiento.
 En niñas pueden aparecer infecciones de tracto urinario.

4. Tratamiento

Como en la enuresis, ni los padres ni los profesores deben reprender al pequeño cuando
ocurra alguna situación desagradable, sino que es necesario hablar con él en un lenguaje
acorde a su edad, no como si fuera un recién nacido.
En cuanto al abordaje médico y psicológico, estos tratarán de conseguir la prevención del
estreñimiento, así como estimular el desarrollo de unos correctos hábitos en la
defecación.
Mediante la psicoterapia se puede ayudar al menor a controlar y gestionar los síntomas
emocionales de este trastorno de eliminación.

Trastornos de Eliminación

ENURESIS

Consisten en una incapacidad para controlar de forma voluntaria la emisión de orina o de


las heces, en el tiempo que se considera normal. En la mayoría de los casos no se
encuentra una causa. La enuresis y la encopresis pueden darse de forma aislada o
asociadas entre sí o con otras enfermedades. Si al niño se le recrimina o se le castiga
porque ensucia las ropas suyas o de la cama, puede tener sentimientos de culpa o
ansiedad.

Se entiende por enuresis la emisión involuntaria de orina. La enuresis nocturna es la


micción involuntaria durante el sueño, después de la edad en que se considera normal
para el control de esfínteres. La enuresis diurna hace referencia a la pérdida involuntaria
de orina mientras se está despierto, y es más probable que se encuentre un problema
anatómico o biológico de fondo. El término enuresis primaria se utiliza cuando no se ha
alcanzado la continencia por periodos prolongados, y secundaria cuando los episodios de
enuresis se producen después de un periodo de por lo menos seis meses de un control
completo. Se considera una edad normal para controlar la orina durante el sueño, los 5
años.

ENCOPRESIS

La característica fundamental de la encopresis es la expulsión involuntaria de


excrementos formados, semiformados o líquidos, de forma repetida, en lugares
inadecuados como, por ejemplo, en el suelo o en la ropa. El niño tiene que tener una
madurez que corresponda al menos con los 4-5 años de edad cronológica. Habitualmente
el niño no se da cuenta de que se le están escapando las heces, aunque también puede ser
un acto voluntario. Para hablar de encopresis, estos incidentes tienen que aparecer al
menos una vez al mes durante un mínimo de tres meses.

Niños afectados
En el 70% de los casos la enuresis no está diagnosticada Por lo general, la enuresis es el
trastorno de la eliminación más común y, por ello, más estudiado. Este trastorno ocurre
por igual en menores de ambos sexos, en cambio, la encopresis es más frecuente en niños.

La enuresis nocturna afecta al 15% de los niños de cinco años, en el 70% de los casos no
está diagnosticada En algunos casos los padres no acuden a la consulta por sentir
vergüenza de que sus hijos sigan teniendo pérdidas de orina.

A los cuatro años se les escapan las heces al 3% de los niños una vez por semana y, a
los siete años, la encopresis tiene una prevalencia del 2,3% en los niños y del 0,7% en
las niñas, según datos de un documento sobre los “Trastornos de la eliminación: enuresis
y encopresis.

Además, se sabe que un tercio de los niños con encopresis sufre también
enuresis nocturna, un 20% enuresis diurna y que un 10% de las niñas padecen
infecciones urinarias recurrentes.

Causas orgánicas y psicológicas

El trastorno enurético puede tener causas orgánicas por afecciones urológicas,


irritaciones o algún proceso infeccioso como una cistitis, pero también puede ser debido
a que la capacidad funcional de la vejiga esté disminuida, lo que implica que los niños
enuréticos necesiten ir más con más frecuencia al baño. Otras veces puede tener su
origen en trastornos neuromusculares que afectan al sistema genitourinario, en la
médula espinal o en los centros del cerebro.

Cuando un niño de más de cuatro años orina durante la noche y fuera del baño,
es importante acudir al pediatra para que descarte cualquiera de las causas
orgánicas anteriores. Una vez descartadas, si se determina que la enuresis tiene un
origen psicológico, se hace necesario acudir a un psicólogo, Según los especialistas, las
causas psicológicas de la enuresis también pueden ser múltiples: falta de aprendizaje del
niño porque no se le ha enseñado correctamente; insensibilización de la piel a la
humedad, favorecida o provocada por usar pañales hasta edades avanzadas, lo que priva
al menor del mecanismo de emergencia que le lleva a despertarse cuando se siente
húmedo.

También puede haber un interés del niño por conseguir una reacción de sus
padres, porque obtiene algo, que habitualmente es su atención. O problemas
emocionales, como cambio de colegio, de casa, la separación de los padres o el nacimiento
de un hermano pequeño; en definitiva, cualquier factor que altere el entorno del niño.

De la misma manera, detrás de las causas de la encopresis puede estar el


estreñimiento: los niños retienen tanto las heces que la presión del colon vence al esfínter
y se producen evacuaciones involuntarias.

Tratamiento del área afectiva.

Los objetivos en este área son la resolución de las ansiedades/temores parentales sobre
la enuresis o las propias del niño respecto a ese problema.

Para los padres puede estar indicada la terapia cognitiva-conductual

Manejo de preocupaciones subyacentes y medios de afrontamiento del problema

Para el niño puede estar indicada diversas modalidades de tratamiento de sus temores :
terapias conductuales de desensibilización de miedos, terapia de juego para la expresión
y manejo de conflictos, etc.

Tratamiento del área interpersonal.

Los objetivos de tratamiento en este área se centran en la resolución o disminución de los


agentes estresantes que afectan a la familia y sus conflictos relacionales. La terapia
familiar (con todos los miembros disponibles y que deseen comprometerse en la terapia.)

Tratamiento del área conductual.

El objetivo es tratar directamente la enuresis y los factores inmediatos que la mantienen.


A menudo constituye “toda” la terapia; pero en los casos más complicados deben de
explorarse las otras áreas mencionadas.

Los métodos más utilizados y eficaces son :


 El método de expansión vesical de Kimmel y Kimmel (1970: Más util en la enuresis
diurna. Se usa el reforzamiento positivo de intervalos y cantidades de orina retenida cada
vez mayores en una cubeta con medidas.
 La alarma urinaria (pipi-stop) de Mowrer (1978): Tiene la tasa de exito más alta de todos
los tratamientos existentes (75-80%). Consiste básicamente en un circuito que hace
sonar un timbre cuando el niño comienza a orinarse. Se recomienda utilizarla junto
al “sobreaprendizaje” haciendo consumir al Niño 1/4 litro de agua antes de acostarse
varias noches y conectando la alarma de manera intermitente (días si y días no).
 Entrenamiento en cama seca de Azrin (1974): Se utiliza el ensayo, a modo de juego, de
acostarse-levantarse-ir al baño. Uso del refuerzo positivo contingente. Despertar
escalonado hasta una determinada hora, haciendo que el niño vaya al baño, refuerzo de
control y aseo de la cama si se ha mojado.
 Es frecuente combinar los diversos procedimientos conductuales entre si, el registro del
niño (según edad) de días secos y mojados (p,.e soles y nubes) y el uso de refuerzos (p.e
inmediatos o demorados por acumulación de “puntos o estellas”); esto últimos para
aumentar la motivación del niño y no como técnica por si sola (inefectiva por si sola en la
enuresis nocturna primaria). Sin embargo, hay que destacar que la
motivación/participación del niño en el tratamiento

Efectos de padecer Trastorno de enuresis:

El niño (a) que padece el trastorno enuresis manifiesta efectos emocionales como:

 Vergüenza
 Problemas interpersonales (con amigos o hermanos)
 Baja autoestima
 Irritabilidad
 Preocupación persistente

Recomendaciones

 Obtener la opinión medica de un pediatra o urólogo.


 Tratamiento Psicoterapeutico
 Reducir la ingestión de líquidos antes de ir a la cama.
 Acostumbrar que el niño se siente diariamente en el inodoro por intervalos de tiempo.
 Utilizando una estrategia de recompensa y de reforzamiento cuando hace bien las cosas.
 Tener mucha paciencia, al impacientarse le causara estrés a toda la familia.
 Muchas veces, se puede recaer, pero no por ello deben dejar de intentarlo.
 Debe ser el niño quien se quite la ropa, la lleve a la lavadora, busque su ropa limpia y se
cambie.

Trastornos del Aprendizaje


Considerando la importancia de la escuela en el desarrollo de un niño, la aparición de una
discapacidad de lenguaje es particularmente significativa. Este tema proporciona una
visión general de las discapacidades más importantes, sus orígenes, efectos potenciales
en el comportamiento y desarrollo del niño, cómo reconocerlos, y estrategias de
prevención e intervención.

¿Por qué es importante?

Los trastornos del aprendizaje son problemas que afectan la capacidad del niño de
recibir, procesar, analizar o almacenar información. Éstos pueden causarle dificultades
para leer, escribir, deletrear o resolver problemas matemáticos.

La discalculia o dificultad en el aprendizaje de las matemáticas, se refiere a una dificultad


permanente para aprender o comprender los conceptos numéricos, principios de conteo
o aritmética. Estos problemas, por lo general, se denominan dificultad en el aprendizaje
de las matemáticas. Entre el tres y el ocho por ciento de los niños en edad escolar,
muestra dificultades permanentes, un año escolar tras otro, en el aprendizaje de tales
conceptos matemáticos. Alrededor de la mitad de los niños con discalculia también
presenta un retraso o deficiencias en el aprendizaje de la lectura, y muchos tienen
trastornos por déficit de atención, TDA (Attention Deficit Disorder).

La dislexia o trastorno de la lectura, se refiere a una dificultad inesperada para leer;


inesperada en el sentido que todos los factores necesarios para este aprendizaje
parecieran estar presentes (inteligencia, motivación y al menos instrucción de lectura
adecuada), a pesar de lo cual el niño aún no logra leer adecuadamente. Las dificultades
para la lectura no sólo son muy frecuentes (se estima que su rango fluctúa entre el 25 y
el 40 por ciento), sino también persistentes. Aproximadamente el 75% de los niños que
presentan problemas de lectura en el tercer año básico, continuarán con estos problemas
hasta el término de la etapa escolar.

El fracaso lector se relaciona estrechamente con el fracaso escolar y con problemas


emocionales, sociales y conductuales posteriores, ya que la lectura se considera un factor
protector que ayuda a enfrentar desventajas económicas y/o sociales. La competencia
matemática representa una varianza del empleo, ingresos y productividad laboral. Por
ello, los trastornos del aprendizaje representan un problema grave de salud pública, que
deriva en dificultades permanentes en las habilidades de aprendizaje, tanto en la escuela
como en el trabajo, y produce cargas financieras a la sociedad.

¿Qué sabemos?

Discalculia
Muchos estudios indican que la discalculia no se relaciona con la inteligencia, motivación
u otros factores que pudieran influir en el aprendizaje. La mayoría de los niños afectados
tiene déficits específicos en una o más áreas, pero a menudo se desempeña al mismo nivel
del grupo curso o incluso mejor en otros campos de conocimiento.

Algunos de los primeros signos de discalculia, son una escasa comprensión de la


magnitud numérica, una comprensión rígida del conteo e inmadurez en la resolución de
problemas. En el primer año de escuela, es frecuente que los niños con discalculia no
conozcan los nombres de los números básicos (por ejemplo, “9” = “nueve”), y presentan
dificultades para identificar cual número es mayor o menor que otro.

Casi todos los niños, incluyendo aquellos con discalculia, pueden aprender la secuencia
numérica básica (“uno, dos, tres, cuatro...”). Sin embargo, algunos tienen dificultades con
las reglas que subyacen en la capacidad para contar correctamente. Éstas incluyen la
correspondencia uno a uno (asignación de una palabra única a cada objeto, por ejemplo
“uno” “dos”), principio de orden estable (el orden de los numerales es siempre el mismo
en un conjunto), y principio de cardinalidad (el último numeral representa al conjunto).

Muchos niños con discalculia tienen dificultades para recordar las operaciones
aritméticas básicas, como la respuesta a 5+3. De ellos, una gran parte no utiliza
estrategias adecuadas para la resolución de problemas, por lo tanto cuentan con los
dedos durante más tiempo que otros niños y cometen más errores en el conteo.

La ansiedad que las matemáticas les producen, los puede llevar a cometer errores. Es muy
probable que la discalculia derive finalmente en frustración y evasión; y eventualmente,
en un exceso de ansiedad que, junto con el déficit cognitivo subyacente, les haga aún más
difícil aprender matemáticas.

Dislexia

El descubrimiento clave relativo a la dislexia, es que la lectura no es un proceso natural


sino adquirido, y que por lo tanto, debe enseñarse. Para aprender a leer, un niño debe
aprender a relacionar líneas y círculos abstractos (letras) en una página con el sonido del
lenguaje oral.

La evidencia reciente sugiere la existencia tanto de influencias ambientales


como genéticas en el desarrollo de la dislexia. Un niño con un padre que presenta este
trastorno es 80 veces más propenso a ser disléxico. Los niños y niñas que provienen de
sectores socialmente desfavorecidos tienen más riesgos de desarrollar dificultades en la
lectura, porque están menos expuestos al lenguaje y a menudo carecen del vocabulario o
cultura general necesarios para desarrollar habilidades sólidas en la comprensión
lectora.

Pese a que múltiples patrones de desarrollo conducen a la dislexia, los niños que
necesitan capacitación preventiva pueden ser identificados a temprana edad utilizando
dos fuentes de información: antecedentes familiares en relación a la lectura y el
desarrollo de habilidades que puedan predecir el aprendizaje de la lectura (Ej.
conocimiento de las letras).

Los trastornos del aprendizaje, si no son tratados, afectan el aprendizaje en general,


exponen al niño a repetidas experiencias fallidas y pueden reducir la motivación por el
aprendizaje en diversas áreas. En los casos de dislexia y discalculia, la ayuda temprana
puede evitar muchos de los problemas asociados que afectan la autoestima y el bienestar
emocional de los niños.

¿Qué podemos hacer?

Discalculia

En la escuela primaria, las combinaciones numéricas y los problemas con palabras son
dos conceptos clave para establecer bases sólidas de aprendizaje. Las combinaciones
numéricas son problemas de sumas y restas de un dígito (Ej. 3+2=5). A medida que el
estudiante llega a ser competente en las estrategias de conteo, estos pares y asociaciones
se desplazan a la memoria a largo plazo. Los problemas con palabras son preguntas
presentadas lingüísticamente que requieren procesar correctamente la información y
agregar o sustraer numerales de uno o dos dígitos.

Para mejorar las habilidades de combinaciones numéricas hay dos enfoques de


intervención: la instrucción conceptual, donde el docente organiza experiencias para
mejorar la interconexión del conocimiento sobre cantidades y orienta a los alumnos a la
comprensión correcta; y ejercita y practica, donde el emparejamiento repetido del origen
del problema con respuestas correctas, sirve para establecer representaciones en la
memoria a largo plazo. La investigación más reciente señala que una combinación de
estos enfoques produce mayores resultados.
Para aumentar las habilidades de los problemas con palabras, hay dos enfoques
adicionales: la instrucción meta cognitiva, en la cual el docente ayuda a los estudiantes a
planificar y aplicar estrategias organizacionales, y aquélla que se basa en esquemas
cognitivos, en la cual los estudiantes primero dominan las reglas para resolver los
distintos tipos de problemas y luego desarrollan esquemas para problemas grupales en
tipos que requieren de estrategias similares de resolución.

Aún hay mucho por hacer en términos de investigación básica, evaluación y


reforzamiento frente a las dificultades en matemáticas. Es necesario realizar una prueba
de diagnóstico estandarizada para obtener información más precisa en aspectos como el
conteo y procedimientos de resolución de problemas matemáticos para los escolares de
enseñanza básica con discalculia. También se necesitan mediciones adicionales para
identificar a preescolares en riesgo. Asimismo, se deben realizar nuevas investigaciones
en habilidades de conteo básico y aritméticas en niños preescolares, ya que ellas se
relacionan con riesgos posteriores de discalculia, la genética de la discalculia y los
sistemas neurológicos que pudieran estar involucrados, y la existencia simultánea de
problemas en lectura y matemáticas.

Finalmente, la ansiedad y evitación frente a las matemáticas como causas posibles de las
deficiencias cognitivas deben ser tratadas profesionalmente. Si no se presta atención a la
frustración y a la ansiedad, existe un riesgo de aumentar y prolongar los problemas en
matemáticas.

Dislexia

Los estudios de imagenología cerebral han revelado diferencias en los patrones de


activación cerebral entre lectores buenos y deficientes. Sin embargo, cuando estos
últimos fueron entrenados con métodos basados en la evidencia, sus sistemas
neurológicos se reorganizaron para parecerse a los patrones de activación cerebral de
aquéllos observados en niños que eran buenos lectores. Esto demuestra que la enseñanza
es un factor verdaderamente relevante.

En el año 2000, el Panel Nacional sobre la Lectura (National Reading Panel) designado
por el Congreso de los Estados Unidos, informó que para aprender a leer, los niños deben
aprender cinco elementos de lectura: comprensión lectora, vocabulario, fluidez, fonética
y conciencia fonémica. La conciencia fonémica es la capacidad para reconocer e
identificar los sonidos individuales de las palabras habladas (por ejemplo, “mat” tiene
tres fonemas: “mmm”-“aaa”-“t”). Fonética, en cambio, es la capacidad para vincular las
letras a los sonidos individuales. Saber que estos dos componentes son clave para
desarrollar las bases para la lectura, significa que tales habilidades y conciencia pueden
enseñarse a los niños pequeños, incluso antes de que aprendan a leer.

Los juegos de rimas sencillas ayudan a niños desde la edad de tres años a darse cuenta
que las palabras habladas son separadas. Por ejemplo, para saber que “sal”, “tal” y “cal”
riman, un niño debe ser capaz de centrarse sólo en una parte de la palabra (la rima “al”).
Gradualmente, los niños aprenden a separar las palabras, a juntarlas y a mover sus
partes. Actividades tan simples como aplaudir al escuchar el número de sonidos (sílabas)
en una palabra hablada ayuda a los niños a aprender cómo separar las palabras. La
capacitación y reforzamiento de los principales procesos de lectura es la forma más
probable de estimular las habilidades para la lectura. Cualquier actividad que ayude a
desarrollar las habilidades del lenguaje debe ser acogida, pero a partir de los cinco años
deberían realizarse prácticas más sistemáticas al menos durante 20 minutos al día, en un
ambiente de juego. El procedimiento preventivo más adecuado es utilizar un principio de
congruencia que favorezca las conexiones sonido-letra más frecuentes y dominantes.

Los niños que están en riesgo deberían ser identificados y ayudados lo más pronto
posible. El desarrollo del lenguaje debería ser evaluado por primera vez a los dos años,
especialmente en el caso de niños con familias con antecedentes de dislexia. Si no se
observa algún retraso, la próxima etapa de identificación de posible riesgo es a los cuatro
años, cuando la adquisición espontánea del conocimiento de las letras proporciona
evidencia sólida sobre la posible necesidad de prácticas preventivas.

Finalmente, el desarrollo de la lectoescritura de los niños pequeños involucra un


pensamiento dinámico y un proceso lingüístico, incorporando resolución de problemas,
discusión, reflexión y toma de decisiones. Por lo tanto, las intervenciones probadamente
efectivas a niños que puedan estar en riesgo de desarrollar trastornos del aprendizaje,
deberían enfocarse en un aprendizaje multidimensional.

La resolución de interrogantes sobre los enfoques óptimos de enseñanza de


lectoescritura y matemáticas a los niños en riesgo es más que una pregunta académica,
ya que tiene ramificaciones a nivel nacional e internacional. Proporcionar a los niños
pequeños estas habilidades básicas refuerza su bienestar social, emocional y académico,
con resultados permanentes.

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