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esta se manifiesta en el escollo para fijar roles y alternativas a las determinaciones del gobierno,
con el fin de una transparencia de las acciones del gobierno. A partir de ello analicemos a los tres
líderes más importantes de la oposición: Valentín Paniagua, de Acción Popular, Lourdes Flores,
de unidad nacional y el partido Popular Cristiano, y Alan García del Partido Aprista.
El corto mandato de Paniagua es considerado exitoso, pero su partido, Acción Popular es muy
pequeño. “AP obtuvo solo e14, 1 % de los votos para el Congreso en el año 2001 y logró apenas
manejar tensiones entre la alianza de Unidad Nacional y su partido, el Partido Popular Cristiano
que para las elecciones de 2001; esta alianza eligió 17 parlamentos, y hacia los primeros meses de
forma en que cayó el gobierno de Fujimori hace que para algunos el gobierno de García parezca
"menos malo" visto retrospectivamente; segundo, García logró, de una manera o de otra, salir
La situación de los partidos tanto del gobierno como de la oposición se refleja en los resultados
de las elecciones regionales y municipales del 17 de noviembre del 2002. Donde observamos un
Es sugerente el mal desempeño del partido de gobierno al igual que el partido unidad nacional.
“Lourdes Flores obtuvo el 24,2% de los votos en la elección presidencial del 2001, su lista
parlamentaria logró el 13,8%, pero apenas un 9% en la elección regional. Si bien alcanza un 18%
y un 15% en los ámbitos provincial y distrital, gran parte de esos votos se explica por su buen
desempeño en Lima”.
elecciones, sobre todo en los ámbitos provincial y distrital. “el APRA ganó casi la mitad de los
25 gobiernos regionales, y es el partido con más alcaldes provinciales y distritales, pero tiene
Para Perú Posible los resultados son catastróficos, porque su poder se reduce casi estrictamente al
control del Poder Ejecutivo y su precaria primera minoría en el Congreso. La misma suerte
sucedió para Unidad Nacional, no ganó ninguna presidencia de región, y logra mantener cierta
presencia política al haber ganado la importante alcaldía provincial de Lima y algunas alcaldías
interna”.
Esto conlleva a que a la oposición le resulte muy difícil tomar ventaja de las fragilidades del
Lima Metropolitana, un 80,9% de los encuestados declaró no confiar en los partidos.” Esto
muestra que todavía hay en el Perú un espacio muy amplio para la irrupción de outsiders, líderes
improvisados, que continúen con la lógica de una democracia sin partidos, como la que tenemos
hasta el momento”.
La extrema debilidad del gobierno y el desprestigio del Presidente ponen en agenda su caída y el
adelanto de elecciones que los partidos quieren evitar, conscientes de sus propias limitaciones:
ello los empuja hacia la moderación, con lo que al final tenemos un cuadro de posturas
oportunistas y contradictorias.
Por muchos que puedan ser los vicios que conlleve la política tradicional, cabe esperar de un
político de partido una cierta profesionalidad, un conocimiento de las reglas del diálogo y la
experiencia previa de la que surge, puede hacer que un gobernante ajeno a la política, un no
profesional, consiga un amplio margen inicial de simpatía en la opinión pero no sea capaz de
traducirlo en resultados tangibles. Ante la decepción de los electores, no será inusual que el
gobernante culpe a las instituciones democráticas de ser sólo rémoras corruptas que le frenan en