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Artículo 1.

Venezuela se declara República Bolivariana, irrevocablemente libre e independiente y


fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional, en
la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador.

Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad,


la integridad territorial y la autodeterminación nacional.

Artículo 2. Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia,


que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la
libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en
general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.

Artículo 21. Todas las personas son iguales ante la ley, y en consecuencia:
1. No se permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición social o
aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el
reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de
toda persona.
2. La ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante la ley
sea real y efectiva; adoptará medidas positivas a favor de personas o grupos que puedan ser
discriminados, marginados o vulnerables; protegerá especialmente a aquellas personas que por
alguna de las condiciones antes especificadas, se encuentren en circunstancia de debilidad
manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.
3. Sólo se dará el trato oficial de ciudadano o ciudadana; salvo las fórmulas diplomáticas.
4. No se reconocen títulos nobiliarios ni distinciones hereditarias

Artículo 75. El Estado protegerá a las familias como asociación natural de la sociedad y como el
espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas. Las relaciones familiares se basan
en la igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y
el respeto recíproco entre sus integrantes. El Estado garantizará protección a la madre, al padre o
a quienes ejerzan la jefatura de la familia.

Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados o criadas y a desarrollarse en el
seno de su familia de origen. Excepcionalmente, cuando ello no sea posible o contrario a su interés
superior, tendrán derecho a una familia sustituta, de conformidad con la ley. La adopción tiene
efectos similares a la filiación y se establece siempre en beneficio del adoptado o la adoptada, de
conformidad con la ley. La adopción internacional es subsidiaria de la nacional.

Artículo 77. Se protege el matrimonio, el cual se funda en el libre consentimiento y en la igualdad


absoluta de los derechos y obligaciones de los cónyuges. Las uniones estables de hecho entre un
hombre y una mujer que cumplan los requisitos establecidos en la ley producirán los mismos
efectos que el matrimonio.

Artículo 88. El Estado garantizará la igualdad y equidad de hombres y mujeres en el ejercicio del
derecho al trabajo. El Estado reconocerá el trabajo del hogar como actividad económica que crea
valor agregado y produce riqueza y bienestar social. Las amas de casa tienen derecho a la
seguridad social de conformidad con la ley.

Artículo 100. Las culturas populares constitutivas de la venezolanidad gozan de atención especial,
reconociéndose y respetándose la interculturalidad bajo el principio de igualdad de las culturas. La
ley establecerá incentivos y estímulos para las personas, instituciones y comunidades que
promuevan, apoyen, desarrollen o financien planes, programas y actividades culturales en el país,
así como la cultura venezolana en el exterior. El Estado garantizará a los trabajadores y
trabajadoras culturales su incorporación al sistema de seguridad social que les permita una vida
digna, reconociendo las particularidades del quehacer cultural, de conformidad con la ley.

Artículo 103. Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en
igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes,
vocación y aspiraciones. La educación es obligatoria en todos sus niveles, desde el maternal hasta
el nivel medio diversificado. La impartida en las instituciones del Estado es gratuita hasta el
pregrado universitario. A tal fin, el Estado realizará una inversión prioritaria, de conformidad con las
recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas. El Estado creará y sostendrá
instituciones y servicios suficientemente dotados para asegurar el acceso, permanencia y
culminación en el sistema educativo. La ley garantizará igual atención a las personas con
necesidades especiales o con discapacidad y a quienes se encuentren privados de su libertad o
carezcan de condiciones básicas para su incorporación y permanencia en el sistema educativo.

Las contribuciones de los particulares a proyectos y programas educativos públicos a nivel medio y
universitario serán reconocidas como desgravámenes al impuesto sobre la renta según la ley
respectiva.

Artículo 152. Las relaciones internacionales de la República responden a los fines del Estado en
función del ejercicio de la soberanía y de los intereses del pueblo; ellas se rigen por los principios
de independencia, igualdad entre los Estados, libre determinación y no intervención en sus
asuntos internos, solución pacífica de los conflictos internacionales, cooperación, respeto de los
derechos humanos y solidaridad entre los pueblos en la lucha por su emancipación y el bienestar
de la humanidad. La República mantendrá la más firme y decidida defensa de estos principios y de
la práctica democrática en todos los organismos e instituciones internacionales.

Artículo 293. El Poder Electoral tienen por función:………

Los órganos del Poder Electoral garantizarán la igualdad, confiabilidad, imparcialidad,


transparencia y eficiencia de los procesos electorales, así como la aplicación de la personalización
del sufragio y la representación proporcional.

De los Principios de Seguridad de la Nación


Artículo 326. La seguridad de la Nación se fundamenta en la correspondencia entre el Estado y la
sociedad civil para dar cumplimiento a los principios de independencia, democracia, igualdad, paz,
libertad, justicia, solidaridad, promoción y conservación ambiental y afirmación de los derechos
humanos, así como en la satisfacción progresiva de las necesidades individuales y colectivas de
los venezolanos y venezolanas, sobre las bases de un desarrollo sustentable y productivo de plena
cobertura para la comunidad nacional. El principio de la corresponsabilidad se ejerce sobre los
ámbitos económico, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar.
Los ciudadanos de Venezuela gozan todos por la Constitución, intérprete de la
naturaleza, de una perfecta igualdad política. Cuando esta igualdad no hubiese
sido un dogma en Atenas, en Francia y en América, deberíamos nosotros
consagrarlo para corregir la diferencia que aparentemente existe. Mi opinión es,
legisladores, que el principio fundamental de nuestro sistema, depende inmediata
y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela. Que los
hombres nacen todos con derechos iguales a los bienes de la sociedad, está
sancionado por la pluralidad de los sabios; como también lo está que no todos los
hombres nacen igualmente aptos a la obtención de todos los rangos; pues todos
deben practicar la virtud y no todos la practican; todos deben ser valerosos, y
todos no lo son; todos deben poseer talentos, y todos no lo poseen. De aquí viene
la distinción efectiva que se observa entre los individuos de la sociedad más
liberalmente establecida. Si el principio de la igualdad política es generalmente
reconocido, no lo es menos el de la desigualdad física y moral. La naturaleza hace
a los hombres desiguales, en genio, temperamento, fuerzas y caracteres. Las
leyes corrigen esta diferencia porque colocan al individuo en la sociedad para que
la educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den una igualdad
ficticia, propiamente llamada política y social. Es una inspiración eminentemente
benéfica, la reunión de todas las clases en un estado, en que la diversidad se
multiplicaba en razón de la propagación de la especie. Por este solo paso se ha
arrancado de raíz la cruel discordia. ¡Cuántos celos, rivalidades y odios se han
evitado!
Simón Bolívar. Discurso de Angostura 1819
Participante: Rafael Morales V-5.621.256
Igualdad y Equidad. A menudo empleados indistintamente, conceptualmente
se enmarcan en la actualidad de paradigmas diferenciados. Si desde el paradigma
de la igualdad todos los individuos deben siempre recibir el mismo tratamiento;
desde el marco de la equidad los individuos son diferentes entre sí y merecen, por
lo tanto, un tratamiento diferenciado que elimine o reduzca la desigualdad de
partida. La contraposición es manifiesta cuando, desde el marco de la equidad, el
tratamiento desigual es justo siempre que pueda beneficiar a los individuos más
desfavorecidos. La universalización está vinculada al paradigma de la igualdad:
todas las personas son iguales ante la ley, mereciendo los mismos derechos y
recursos.
Sin embargo, como destacan Medeiros y Diniz (2008), actuar con equidad, de
modo simplificado, supone revertir desigualdades injustas de modo focalizado y
diferenciado en los casos que se presentan y tratar igualmente a todos cuando no
hubiera desigualdades. Muchas teorías de justicia distributiva adoptan elementos
del paradigma de la equidad en su formulación. Así, la conocida regla de Marx “de
cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades”; o, como
vamos a ver posteriormente, el “principio de la diferencia” de John Rawls Teoría
de la justicia (2006) se basan en la idea de que individuos desiguales deben ser
tratados de modo desigual para que dicha desigualdad sea reducida.
En el ámbito educativo, la igualdad de oportunidades es expresión del primero,
determinadas propuestas compensatorias lo son de la equidad. En la práctica y
desde las teorías de la justicia, como se verá, el asunto no es simple, como si se
pudiera contraponer de modo general uno a otro. Se puede defender, como hace
Rawls, una igualdad en la distribución de algunos bienes primarios y equidad en la
distribución de otros, aplicándose uno y otro a esferas o conjuntos de bienes
distintos. Por ejemplo, por equidad de género se entiende el trato imparcial entre
mujeres y hombres, de acuerdo a sus necesidades respectivas, ya sea con un
trato equitativo o con uno diferenciado pero que se considera equivalente en lo
que se refiere a los derechos, los beneficios, las obligaciones y las posibilidades.
En el ámbito del desarrollo, por ejemplo, el objetivo de lograr la equidad de
género, a menudo exige la incorporación de medidas específicas para compensar
las desventajas históricas y sociales que arrastran las mujeres. Por ejemplo, en
algunos institutos políticos se generan las llamadas cuotas de género en la
estructura de toma de decisiones, que garantizan un número mínimo de
participación de mujeres con lo que se trata promover la participación de éstas y
eso no es injusto para otros hombres que también quisieran estar en la estructura
de toma de decisiones, sino que obedece a una cuestión de desventaja histórica
de las mujeres en la participación política.
Me permito traer a colación extracto de la sentencia del Tribunal Supremo de
Justicia en Sala Constitucional de fecha 9 de octubre de 2012:
“En relación con el referido enunciado esta Sala ha dejado establecido
respecto a la violación de esta norma que ‘…la cláusula de igualdad ante la
ley, no prohíbe que se le confiera un trato desigual a un ciudadano o grupo
de ciudadanos, siempre y cuando se den las siguientes condiciones: a) que
los ciudadanos o colectivos se encuentren real y efectivamente en distintas
situaciones de hecho; b) que el trato desigual persiga una finalidad
específica; c) que la finalidad buscada sea razonable, es decir, que la misma
sea admisible desde la perspectiva de los derechos y principio
constitucionales; y d) que la relación sea proporcionada, es decir, que la
consecuencia jurídica que constituye el trato desigual no guarde una
absoluta desproporción con las circunstancias de hecho y la finalidad que la
justifica. Si concurren las condiciones antes señaladas, el trato desigual será
admisible y por ello constitutivo de una diferenciación constitucionalmente
legítima’ (sentencia Núm. 2.413 del 13 de octubre de 2012, caso: Manuel
Enrique Peña Mendoza) (sic).
Con esta pequeña exposición, y con tan apasionado e importante tema, espero
haber dado luz a este intercambio de saberes, que confluye con la facilitadora y
los ilustres participantes de este foro.

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