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N ie tz s c h e

La voluntad
de poder
Prólogo de
t

Dolores Castrillo M irat

Biblioteca Edaf
EDAF
M A D R ID - M É X IC O - B U R N O S A TRES - S A N JU A N - S A N T IA G O
FRIEDRICH NIETZSCHE

LA VOLUNTAD
DE PODER

Prólogo de
D o l o r e s C a s t r il l o M ir a t

BIBLIOTECA EDAF
129
D ir e c to r d e la c o le c c ió n :
M E L Q U Í A D E S P R IE T O

D is e ñ o d e c u b ie r ta : ( ¡ E R A R D O D O M Í N G U E Z

0 D e la tr a d u c c ió n : A N Í B A L F R O U F E
Indice
(0 2 0 0 0 . D e e s ta e d ic ió n . E d ito ria l E D A F , S .A .

E d ito ria l E l )A K S. A .
J o r g e J u a n , 3 0 . 2 8 0 0 1 M a d rid
h ttp ://w w w .e d a l.n e t
ed .d ( " e d a í .n e t

E d a f y M o r a le s , S. A.
O r ie n te , 180, n ° 2 7 9 . C o lo n ia M o c te z u m a , 2 d a . S e c .
C . P 155 3 0 , M é x ic o , D. F,
h tt p ://w w w .e d a l'-y - m o r a le s , c o m .m x
e d a l m o r a le s & e d a t.n e t
Páí>s.
E d a f d e l P la ta . S. A.
C h ile , 2 2 2 2 P ró lo g o , por Dolores Castrillo Mirat .................. 9
1227 - B u e n o s A ire s . A rg e n tin a
Cr o n o l o g ía ................................................................................ 25
e d a fd e l p la ta (« V d aí.n ct

E d u f A n tilla s . Inc
LA VOLUNTAD DE PODER
Av. J. T. P iñ e ro . 1594 - C a p a r ra T e rra c e (0 0 9 2 1 - 1 4 13)
S a n J u a n , P u e r to R ic o P r e f a c i o ...................................................................... 31
e d a ía n ti lias ($' e d a f.n e t

E d a f C h ile , S .A .
LIBRO PRIMERO
H u é r f a n o s , 1178 - O f. 5 0 6
S a n tia g o - C h ile
EL NIHILISMO E U R O P E O .................................. 33
c d a f c h ile í^ e d a f .n e t
LIBRO SEGUNDO
Q u e d a p r o h ib id a , s a lv o e x c e p c ió n p re v is ta en la ley. c u a k |u ie r f o rm a d e r e p r o
d u c c io ii, d is tr ib u c ió n , c o m u n ic a c ió n p ú b lic a y tr a n s f o r m a c ió n d e e s ta o b ra sin
CRÍTICA DE LOS SUPREMOS VALORES HIS
c o n ta r c o n la a u to riz a c ió n d e lo s titu la r e s d e p ro p ie d a d in te le c tu a l. L a in fra c c ió n TÓRICOS ............................................................. H9
d e lo s d e r e c h o s m e n c io n a d o s p u e d e s e r c o n s titu tiv a d e d e lito c o n tr a la p ro p ie d a d
in te le c tu a l (a rt. 2 7 0 y s ig u ie n te s d e l C ó d ig o P e n a l). L l C e n tr o E s p a ñ o l de
LIBRO TERCERO
1 )e r e c h o s R c p ro g r á f ic o s ( C E D R O ) v e la p o r el r e s p e to d e lo s c ita d o s d e re c h o s .
l'U N D A M EN TO S DE UNA NUEVA VALO
1/ ' i tiit u>n. jniiiii 200() RACIÓN ............................................................... 329

1 V p ó s i to leg al: M_ 2 4 . 9 7 1 - 2 0 0 6 LIBRO CUARTO


IS B N : S I 7U*(>-(»S4-S
DISCIPLINA Y E D U C A C IÓ N ............................. 569
l'R IN H -D I N S P A I N ______ ___________________________I M P R E S O E N E S P A Ñ A
C’lo sas-í )iv o y c n . S .L . P o l. Ind. Ig arsa - P a ra c u c llo s d e J a ra m a (M a d rid )
I

Prólogo

P
a l g u n o s t e s t i m o n i o s recogidos en la corresponden
OR
cia de Nietzsche, sabemos que ya hacia 1884 había con
cebido el proyecto de reunir el conjunto de sus impresiones
filosóficas en una gran obra en prosa.
Según escribe a Overbeck (7 de abril de 1884), se halla
resueltamente decidido a consagrar los cinco próximos años
de su vida a la elaboración de su filosofía, para la cual cuenta
con Zaratustra a m odo de «peristilo». Baste, pues, esta re
ferencia para deshacer el equívoco frecuente, según el cual
La voluntad de poder habría sido escrita por Nietzsche para
divulgar en prosa inteligible su enigmático Zaratustra. «En
realidad — afirma Heidegger— , la obra capital proyectada,
l<a voluntad de poder, es tan poética como conceptual lo es el
Zaratustra. La relación de una a otra obra es la del peristilo
al edificio principal» '.
Aunque resulta necesario suavizar un contraste tan vio
lento, es preciso reconocer que La voluntad de poder cons
tituye la exposición más elaborada, detallada y com pleta de
la filosofía de Nietzsche. Los sucesivos proyectos, esbozos
y reordenaciones que confeccionó para esta obra, y los co
mentarios con que alude a ella en sus cartas, testimonian la
importancia que el propio Nietzsche le atribuía. No obstante

1 M . H e id e g g e r , N ie tz s c h e , V. I, p á g . 20 . (T ra d. f r a n c e s a p o r P. K lo s -
s o w s k i, Ed . G a l l i m a r d , 1971 ^
PRÓLOGO
10 D O L O R E S C A ST R IL L O M IRAT

la obra quedó inacabada y la publicación, un año después de dad y la Justicia, se nos revela como la falsa proyección de
su muerte (1901), solo fue posible a base de recomponer nuestros deseos en un más allá inexistente. No hay nada que
fragmentos y elaboraciones discontinuas, tomando como base ver detrás del telón: esc mundo ajeno al cambio, a la muerte,
los planos trazados por el propio Nietzsche, en especial el de al dolor y a la mentira no es otra cosa que la pura nada, un
1887. Tarea que debemos agradecer a su hermana Elisabeth. ideal vacío, una mentira piadosa que hemos confeccionado
aun cuando esta manejara los papeles de su hermano sin el invirtiendo los caracteres de nuestro mundo real que estima
debido escrúpulo y malcntcndicndo a veces su pensamiento. mos indigno de ser vivido por sí mismo. Y «ahora que se
Todos los grandes temas de la filosofía de Nietzsche, el hace claro el mezquino origen de estos valores, nos parece
nihilismo, la crítica de la metafísica, la religión y la moral, la que el universo se desvaloriza, “pierde su sentido"...» (libro 1,
doctrina del Eterno Retorno y la Transmutación de los Valo § 7). Nost encontramos así con dos formas de negación de la
res, se dan cita en esta gran obra, cuyo nudo argumenta! lo vida aparentemente opuestas, pero rigurosamente comple
constituye precisamente el estudio de la Voluntad de Poder, mentarias: el nihilismo pesimista y el «optimismo» metafí
a la que dedica el libro III. Su título, «Fundamentos de una sico del Idealismo. La primera es tan solo la consecuencia
nueva valoración», apunta en un doble sentido. En primer lógica de la segunda (libro I, $ 1). que contiene ya, en sí
lugar nos proporciona una aproximación al concepto de Vo misma, el germen del nihilismo, pues el fundamento de sus
luntad de Poder: es el principio a partir del cual se determi valores no es otra cosa que la pura nada, el n iliil. Constituye
nan los valores. En segundo lugar sugiere la necesidad de así un nihilismo inconsciente que ignora su propia men
una nueva valoración, ya que... un fantasma recorre Europa: tira como tal mentira. Cuando esta mentira se desvela a la
el nihilismo. conciencia, irrumpe el nihilismo propiamente dicho. Pero,
Con el anuncio de su llegada se abre la primera parte de en definitiva, la historia de la humanidad desde Platón y el
esta obra. El nihilismo significa que los valores supremos cristianismo hasta... ¿cuándo?, es siempre la historia de un
pierden su validez, que todo aquello que en el cristianismo, «tedium vitae» cada vez más pronunciado. Primero despre
en la moral y en la filosofía se encontraba establecido con el ciábamos la vida como imperfecta, desde la altura de los
carácter de leyes intangibles o de verdades absolutas, pierde valores superiores; ahora desvalorizamos esos valores del
su virtud imperativa. «El nihilismo es entonces la conscien mundo superior, pero con ello nuestro mundo, el que vivi
cia de un largo despilfarro de fuerzas, la tortura del “en mos, de ninguna forma ha ganado en valor (libro I, § 8). Al
vano”, la inseguridad, la falta de oportunidad para rehacerse contrario, decepcionados por la inexistencia de ese mundo
de alguna manera, de tranquilizarse todavía con cualquier ideal, sobre cuya naturaleza nos gustaría engañamos, nues
cosa; la vergüenza de sí mismo, como si uno se hubiera men tra vida, desprovista ya de todo sentido y de toda finalidad,
tido a sí mismo demasiado tiempo» (libro I, § 12 A). rueda cada vez más lejos hacia su propia nada.
La gran noticia se propaga: Dios ha muerto, y con él todo Sin embargo, esto solo constituye para Nietzsche un es
el reino de los valores suprasensibles, de las normas y de los tado de transición (libro I, § 7). Su perspicacia filosófica le
fines que hasta ahora habían regido la existencia humana. Ya impide caer, al modo de los promotores del existencialismo,
no es posible continuar engañándose con el espejismo de la en un dogmatismo del absurdo. Ya que lo que se esconde tras
trascendencia. La idea de otro mundo superior al nuestro, el sentimiento del absurdo es todavía un resentimiento in-
donde reinan desde siempre y para siempre el Bien, la Ver confesado contra el ser, en tanto que este no se pliega a núes-
12 DOLORES CASTRILLO MIRAT PRÓLOGO 13

tros cánones morales. La vida nos parece desprovista de sen movilizar sus energías. Querría la muerte, pero está dema
tido porque todavía seguimos pensando que debería tener u n siado cansado para morir, prefiere extinguirse pasivamente,
sentido (libro I, § 16, 37). Nietzsche nos advierte constante apagarse serenamente...
mente contra los peligros que entraña la ficción de la fina Todas las formas de nihilismo que acabamos de ver son
lidad: «¡Procuremos no hacer a nuestras “deseabilidades” la expresión de u n a de las cualidades de nuestra Voluntad de
jueces del ser!» (libro III, § 703). Pero el asesino de Dios, el Poder: su cualidad negativa. Para Nietzsche, la Voluntad de
hombre superior, es demasiado débil para afrontar las con Poder no constituye una propiedad de los seres, sino la esen
secuencias de su propio crimen y pronto se dispone a adorar cia misma de todo cuanto es, es decir, de todo cuanto vive.
nuevos becerros de oro. El ser no es otra cosa que Voluntad de Poder, una cambiante
Una herida atraviesa los siglos: el deseo, la codicia de la constelación de fuerzas que pugnan entre sí para asegurarse
más absoluta quietud. Todo cuanto existe se ve desgarrado la dominación. Cada centro de fuerza posee su perspectiva
por la incompletud y la carencia. Devenir es sinónimo de particular, desde la cual interpreta y valora el mundo, de
imperfección e insatisfacción. Ningún instante se justifica a acuerdo con sus peculiares intereses vitales. En este sentido,
sí mismo. Cada cosa, empujada por la insaciable apetencia todo ser (no solo el hombre) es esencialmente una voluntad
del tiempo, deviene otra, pues en sí no es sino absurdo y caos, dominadora y creadora, un poder de tabulación que adereza
pequeño fragmento sin sentido que debe expiar su culpa rin y falsifica la realidad al interpretarla desde el ángulo exclu
diendo tributo ante la Absoluta completud, dispensadora de sivo de sus conveniencias vitales (véase libro III, § 488,498,
sentido para todo cuanto sufre, desgarrado por la herida de su 608,629,636). Nietzsche se abre así a una nueva concepción
finita determinación. Poco importa que Dios haya muerto, del ser y de la verdad: «La verdad es el error, sin el cual no
pues el hombre levanta ahora otros altares — la Razón, la puede vivir ningún ser viviente de determinada especie»
Historia, el Progreso, etc.— que le permiten despreciar el (libro III, § 488). A través de ella fulmina los valores de la
devenir, como realidad actual, e hipotecarlo al advenimiento metafísica occidental, conduce el nihilismo hasta su máxima
de un reino moral absoluto. Mientras el Ideal conserve su lu radicalidad y opera, precisamente por ello, esa transmutación
gar, bajo forma religiosa o laica, el nihilismo continuará en de valores que constituye, como confirma el subtítulo de la
sombreciendo la existencia. Por eso Nietzsche, a diferencia obra, el deseo más profundo de su pensamiento.
de sus predecesores (Hegel, Feuerbach), desconfía de la Un detenido análisis (libro III) pasa revista a las princi
muerte de Dios. Cualquier teleología, cualquier finalismo, pales «verdades» sobre las que se ha venido apoyando hasta
por dialéctico que sea, culpabiliza el devenir en cuanto tal, ahora nuestra dogmática teoría del conocimiento. La idea de
ya que este necesita ser justificado mediante la tendencia a sustancia, la creencia ciega en el yo, en la causalidad, en el
un «fin» que es a la vez «meta ideal» y «término» del des finalismo, no son otra cosa que groseros errores de perspec
arrollo temporal. Sin embargo, la exigencia de veracidad, tiva, mentiras «interesadas» que se han olvidado que lo son.
engendrada por el propio ideal moral, acabará por volverse Todas estas categorías del pensamiento tienden, en definitiva,
contra él, reconociendo su absoluta falta de fundamento. En a estabilizar y uniformar el devenir creando la falsa aparien
tonces sobreviene el gran cansancio, el del nihilista pasivo, cia de cosas estables (sujetos, objetos, sustancias) y de «ca
que recorre el mundo con una mirada desencantada sin en sos idénticos» (especies, formas, leyes, fines). Componen
contrar ningún ideal, ninguna meta que le parezca digna de así una imagen aliñada del mundo, simplificándolo, orde
14 D O L O R E S C A S T R IL L O M IRAT PRÓLOGO 15

nándolo y haciéndolo comprensible para nosotros (libro 111. despreciador que se hunde en su propio ocaso, pues es ya
§ 503-516). Sin esta facultad simplificado™ y falsificadora, flecha del anhelo hacia la otra orilla. ( A s í h a b ló Z a r a tu s tr a .
en la que se expresa nuestra Voluntad de Poder, el mundo Véase Prólogo. 4.)
nos resultaría inviviblc. Nada más lejos de la intención de Este es el punto decisivo de la «filosofía dionisíaca»; el
Nietzsche que criticar estas verdades por el hecho de su fal instante supremo en que la negación se niega a sí misma
sedad; al contrario, si las desenmascara como errores, es como poder autónomo y se transmuta en afirmación de la
para conducir el nihilismo a ese grado de extrema radicali- vida. Lo negativo no desaparece, sino que se convierte en
dad, en que el hombre, lejos de sufrir por la desilusión ante un poder al servicio de la afirmación, esa cara oculta, hasta
el Ideal, reinstaura los derechos de la ilusión, como error al ahora, de nuestra Voluntad de Poder, que constituye no obs
servicio de la vida. Lo que Nietzsche crítica no son las fal tante su esencia más propia. De la afirmación derivarán los
sas pretensiones de la verdad, sino la Verdad en sí y como nuevos valores desconocidos hasta ahora. Lo que Nietzsche
Ideal. La forma extrema del nihilismo seria la opinión de llama transmutación no es, pues, un cambio de valores, sino
que toda creencia, todo tener-por-verdadero, son necesaria un cambio en el elemento del que deriva el valor de los va
mente falsos porque no existe en absoluto un mundo verda lores 2. De ahí que no baste con matar a Dios para acabar con
dero. Por tanto, una apariencia de perspectiva cuyo origen el nihilismo: los ideales, los valores pueden cambiar, pero el
reside en nosotros (en cuanto que necesitamos constante nihilismo permanece, pues todos ellos brotan de la cualidad
mente un mundo más estrecho, más limitado, más simplifi negativa de nuestra Voluntad de Poder.
cado). La medida de nuestra fuerza es hasta qué punto po Ahora bien, decir que la esencia de la Voluntad de Pódel
demos acomodamos a la apariencia, a la necesidad de la es afirmación podría llevamos a un malentendido. Cabría
mentira, sin perecer. pensar: renunciar al Ideal para afirmar la vida, ¿no es acaso
En esa medida, «el nihilismo podría ser una forma divina consentir en lo real tal como es, asumir la realidad tal cual;
de pensar como negación de todo mundo verdadero, de todo en una palabra, resignarse? Ninguna «acusación» de estoi
ser» (libro 1, § 15). cismo puede ser formulada contra Nietzsche una vez que
Pero negar la verdad, el ser, lo permanente, ¿no es acaso aclaremos el sentido que la afirmación cobra en su filosofía.
negar ese Ideal en cuya existencia nos amparábamos pri En primer lugar, la superación del nihilismo no implica abo
mero para despreciar la vida, y desde cuya ausencia la de lir lo negativo, sino transmutarlo en una manera de ser de la
clarábamos más tarde absurda y sin sentido? He aquí cómo afirmación como tal. El hombre dionisíaco no es el hombre
el nihilismo, llevado hasta su último extremo, acaba por ne que dice sí a todo, el animal de carga que no sabe decir no y
garse a sí mismo: la negación ya no niega la vida sino los va acarrea el peso de los valores establecidos sino el hombre
lores que niegan la vida (Dios, la Verdad, el Ideal). belicoso que destruye y niega, porque afirma la vida en su
Frente al nihilista pasivo que aspira a extinguirse serena etemo devenir transfigurador. Quien quiere expulsar de sí
mente, mirando desencantado cómo se desvanecen ante sus
ojos los más preciados valores, el nihilista activo, que co
noce demasiado bien el valor de esos valores, ha dejado de - S o b re e s le a s p e c to , v é a s e G ilíe s D eleuze-. N ie lz s c lic e l la p h ilo s o p h ie ,
l ’.U .R , 1 % 2 (tra d u c c ió n al c a s te lla n o p o r C a rm e n A rta l, E d ito ria l A n a -
apreciarlos y los destruye violentamente. Es el «hombre que
u ra n ia , 1971).
quiere perecer» (lo contrario de «el último hombre», el gran ' G ilíe s D e le u z e . o p . c il., p ág s. 2 0 7 -2 1 3 .
16 DOLORES CASTRILLO MIRAT PRÓLOG O 17

todo lo negativo es precisamente el hombre bueno de la mo guardianes de la vida y se integran por ello en la estructura
ral, el hombre del Ideal, que asume los valores establecidos más íntima del Ser.
y aspira a un mundo Verdadero, Bueno, Bello, a un mundo Pero es que el Ser ha sufrido una mutación decisiva: ya
que no se contradiga, que no cambie. Pero estos valores son no es la perfección inmutable y serena, idéntica consigo
valores falsamente afirmativos que brotan de una Voluntad misma, esa realidad acabada, simple y transparente que la
negativa y traducen un instinto de venganza contra los fuer razón humana puede penetrar hasta sus últimos entresijos. El
tes, los alegres, los que gozan del riesgo de la vida. La mo Ser es ahora Voluntad de Poder: «Un mar de fuerzas norma
ral como Voluntad de Poder es la manera en que los agota les que se agitan en sí mismas, que se transforman eterna
dos, los cansados de vivir, vengándose, se sienten señores mente, que discurren eternamente; un mundo que cuenta con
(libro II, § 386 y 396). Así pues, la verdadera afirmación, la innumerables años de retorno, un flujo perpetuo de sus for
del hombre dionisíaco. no puede prescindir de la negación, mas...» (libro IV, § 1060). El Ser es entonces, en tanto que
porque afirmar no es llevar, soportar, asumir, sino crear4. Voluntad de Poder, un perpetuo devenir, una pluralidad
En realidad, el hombre verdaderamente resignado, el que no siempre cambiante que ofrece infinitas posibilidades de ser
transforma el mundo, ni crea valores nuevos, es el idealista. descifrada. «Cualquier interpretación equivale a un engran
«La idea de que el mundo que debería ser, existe verdadera decimiento o a una decadencia» (libro III, § 592).
mente, es una creencia de los improductivos, que no anhelan La estructura pluralista del ser como devenir determina,
crear un mundo tal y como debería ser. Consideran que existe pues, un conocimiento necesariamente perspectivo. Las ver
ya, buscan los medios para llegar a él. “Voluntad de verdad”: dades absolutas de la metafísica y de la ciencia no son otra
impotencia de la voluntad creadora» (libro III, § 577 A). cosa que interpretaciones, perspectivas unilateralmente esta
De aquí puede deducirse un nuevo sentido de la afirma blecidas, pretendiendo ellas solas dar la medida, a expensas
ción en Nietzsche: no lo verdadero, ni lo real, sino la inter de lo que se muestra en las demás. Son en consecuencia fic
pretación creadora. El mundo no es algo dado de una vez por ciones perniciosas, que, olvidándose que lo son, taponan el
todas, sino una realidad a descubrir, a interpretar, a valorar, resto de las interpretaciones.
a falsificar, a crear. Ahora bien, estas interpretaciones son la manera en que
«¡Todo es falso! ¡Todo es lícito!» (libro III, § 594). Con se manifiesta cada ser como Voluntad de Poder. Así pues,
esta sentencia. Nietzsche no pretende exhortamos a la reali nuestro conocimiento del Ser es también Voluntad de Poder.
zación de horribles crímenes, ni a justificarlos en nombre de «¿Y sabéis, en definitiva, qué es para mí el mundo?... Este
un tibio relativismo. La razón última del inmoralismo nietzs- mundo es la Voluntad de Poder y nada más. Y también
cheano es quebrantar ese antagonismo rígido de la tradición vosotros mismos sois esa Voluntad de Poder y nada más»
metafísica entre la verdad y el error, que se apoya a su vez (Libro IV, § 1060).
en una determinada comprensión del Ser. En la filosofía de El despliegue de fuerzas de la Voluntad de Poder puede
Nietzsche el error y la ilusión no son ya condenados como leerse, por tanto, en un triple aspecto: como concepción del
meras apariencias carentes de realidad, simples avalares de mundo, como conflicto de las pasiones en la subjetividad y
la nada, sino que adquieren una dignidad ontológica. Son los como conflicto de fuerzas en el resto de los organismos vi
vientes. Todos ellos ejemplifican la ontología nietzscheana
tic la Voluntad de Poder.
PRÓLOG O 19
18 D O L O R E S C A ST R IL L O M IRAT

Desde el plano psíquico, la expresión Voluntad de Poder loroso de una vida cuya lucha seria premiada, al fin, con la
ha llevado a graves malentendidos. La Voluntad de Poder no |)osesión de los valores establecidos: dinero, poder, etc. Esta
es una facultad del alma humana: no es que el hombre posea es la idea del poder que se hace el esclavo, impotente para
voluntad, capacidad o poder para realizar tal o tal cosa, sino crear sus propios valores. Alcanzar los valores establecidos
que el hombre es Voluntad de Poder. no es crear por encima de uno mismo, no es dominar, en su
Desde este punto de vista. Voluntad de Poder no significa, verdadero sentido, sino someterse a imperativos ajenos. Para
entonces, que el hombre quiera el poder. El poder no es algo Nietzsche, el amo de la dialéctica es también un esclavo. La
así como una meta que se propusiera alcanzar la voluntad: casta de los señores de la que él nos habla nada tiene que ver
porque la voluntad, en Nietzsche, no es deseo, ni carencia, con una casta detentadora del poder económico o político:
sino virtud creadora y donadora. La voluntad no aspira, no «El poder de la clase media se conserva por el comercio, so
codicia, no busca el poder. Al contrario, el poder, en la volun bre todo por el comercio del dinero... Pero su propio instinto
tad, da. La Voluntad de Poder es un elemento móvil, variable, es fatalmente conservador y “mediocre"... Saber ser pode
plástico, que interpreta, modela, confiere sentido y da valor rosos en todas partes en donde hay poder; pero el disfrute de
a las cosas. La Voluntad de Poder es esencialmente artista. su poder sigue siempre una sola dirección. La palabra más
Pero la creación no hay que entenderla como una mera digna para designar lo mediocre es, como se sabe, la palabra
producción de objetos u obras. La verdadera creación, donde “liberal”» (libro IV, § 859).
se expresa su más alta cualidad artística, es la voluntad de En este juego de metamorfosis constante en que se halla
transfigurarse uno mismo, de sobrepasarse eternamente. La inmerso nuestro ser como Voluntad de Poder no hay, pues,
Voluntad de Poder no es. pues, querer el poder, sino querer ir un fin, una meta que se persiga, para descansar en ella, una
más allá de uno mismo. Es en esta disposición, en esta deci vez alcanzada, tras el largo combate, sino una pluralidad de
sión en la cual el querer nos arrastra más allá de nosotros fines que jerarquizan conforme a nuestro dinamismo pulsio-
mismos, donde reside el hecho de dominar, de tener poder, nal, eternamente creador, eternamente destructor, eternamente
es decir, de estar abierto en y al querer que nos empu ja a so transfigurados
brepasamos. En el querer nos sabemos en tanto que más allá De ahí que la afirmación suprema de nuestra Voluntad de
de nosotros mismos. Por esto Nietzsche habla de un estado Poder pase necesariamente por la adhesión incondicional a
consciente de la diferencia. Sentirse mas fuerte, o en otros ese círculo de la existencia «que debe tornar eternamente
términos: el goce supone siempre una comparación (pero como un devenir que no conoce ni la saciedad, ni el dis
no necesariamente con otros, sino consigo mismo, en un es gusto, ni el cansancio» (libro IV, § 1060).
tado de crecimiento, y sin que se sepa precisamente hasta Así pues, la doctrina del Eterno Retorno, lejos de contra
qué punto se compara) (libro IV, § 912). «La voluntad de un decirse con la teoría de la Voluntad de Poder, como algunos
“más” se encuentra en la naturaleza del goce: la voluntad de autores han pretendido 5, es inseparable de ella. Podría de
que el poder aumente, de que la diferencia entre en la concien cirse que constituye su metáfora.
cia» (libro 111, § 688). Voluntad de Poder es, pues, querer
ser más.
Ahora bien, no debemos malentender la cuestión inter 5 B a e u m le r: N ie tz s c h e , el fi ló s o fo v e l p o lític o . 1 9 31. K . J u sp e rs: N ie tz s-
pretando esta voluntad de sobrepasarse como el esfuerzo do i he. in tr o d u c c ió n a su fi lo s o fía , 1931.
20 D O L O R E S C A S T R IL L O M IRAT PRÓLOGO 21

En oposición a toda teología, Nietzsche pretende rescatar cosa que el aumento incesante de su propio poder: «El que
la inocencia del devenir, esto es, liberarlo de toda meta, de rer devenir más fuerte a partir de cualquier punto de fuerza,
todo fin que lo hipoteque a un estado terminal. Cuando es la única realidad: no conservación de sí mismo, sino vo
afirma: «El hecho de que se imprima al devenir la condición luntad de apropiarse, de adueñarse, de ser más, de hacerse
del ser. supone la más alta voluntad de poder» (libro III, más fuerte» (libro III, § 682). La Voluntad de Poder es siempre
§ 609), no quiere aludir con ello ni a la congelación del ins ruptura de equilibrio; la energía sobrepasa constantemente la
tante ¡tic er n u n c , ni menos aún al estado de equilibrio que meta que se asigna, de tal modo que alcanzado el punto cul
pondría fin al discurrir del tiempo. La eternidad formulada minante no sabría sino bascular en el sentido opuesto, si es
por el Eterno Retorno no es, pues, la atemporalidad, sino que quiere conservarse como tal energía. En definitiva, sus
la infinitud del tiempo mismo. La eternidad no designa en fines aparentes no son sino variaciones de su fin propio: per
Nietzsche lo que trasciende al tiempo, sino que designa el manecer siempre como energía. La ruptura constante del
ser mismo del tiempo, como lo único permanente y sub equilibrio, donde la significación apenas alcanzada se re
sistente: «Todo vuelve y retoma eternamente...» (libro IV, vela como insignificancia, es. pues, inherente a la esencia de
§ 1051). En el Eterno Retomo se afirma el ser como deve la Voluntad de Poder. ¿No reside aquí precisamente para
nir, en su eterno retornar; ya que s¡ lo único subsistente es la Nietzsche el secreto del Eterno Retorno?: «Este mundo mío
infinitud del tiempo mismo, ningún fin como tal podrá ser dionisíaco que se crea siempre a sí mismo, que se destruye
alcanzado jamás. En efecto, apenas alcanzada la cota perse eternamente a sí mismo; este enigmático mundo de la doble
guida. esto es, el máximo de sentido, ese estado de equilibrio voluptuosidad; este mi «más allá del bien y del mal» sin fin, a
es roto, para volver a recomenzar y garantizar así la eterni menos que no se descubra un fin en la felicidad del círculo; 1... |
dad del devenir: «Si el mundo tuviese un fin, este fin se ha ¿queréis un nombre para ese mundo?... ¡Este nombre es el
bría ya logrado. Si hubiese algún estado final no previsto, ele Voluntad de Poder, y nada más!...
también debería de haberse realizado. Si el mundo fuese, en Otro aspecto del Eterno Retorno (que ha puesto de mani
general, capaz de persistir y de cristalizar, de “ser”; si en fiesto Pierre Klossowski)(’ muestra su indisoluble unidad
todo su devenir tuviese solo por un momento esta capacidad con la teoría de la Voluntad de Poder. La Voluntad de Poder,
de “ser'’, hace mucho tiempo que hubiera terminado todo de en tanto que voluntad de sobrepasarse, implica la incesante
venir, y. por consiguiente, todo pensamiento, todo “espíritu”. transfiguración de nuestro propio ser. En la transfiguración
El hecho de que el espíritu sea devenir demuestra que el dejo de ser el que soy para pasar a ser otro, y solo así soy el
mundo carece de meta, de estado final, y que es incapaz de que verdaderamente soy, pues mi propia esencia consiste en
ser». «En un tiempo infinito, toda posible combinación debe lit constante disolución de mi ser, como ser acabado. La
ser también realizada una vez; aún más, debe ser realizada transfiguración nos abre así a la incesante metamorfosis,
infinito número de veces... El mundo es un círculo que ya se donde toda identidad se disuelve en una múltiple alteridad.
ha repetido una infinidad de veces y que seguirá repitiendo Ahora bien: el círculo del Eterno Retomo implica necesaria
in m fin itu m su juego» (libro IV , § 1055, 1059). mente la realización sucesiva de todas las identidades posi-
¿Qué relación guarda este proceso con la Voluntad de Po
der? El querer no es otra cosa, según hemos visto, que el ’’ P ie rre K lo s so w s k i: N ie tz s c h e e t le c e r d e v ia e u x . E d . M e rc u re d e F ran -
querer ser más. La Voluntad de Poder no sabría querer otra u \ !%<).
22 D O LO RK S C A S T R IL L O M IRAT
PRÓLOGO 23

bles. Afirmar un solo instante de mi existencia actual, su La afirmación nietzscheana revela un pesimismo trágico
pone decir un sí a todos los instantes que lo han hecho posi y no una ciega confianza en la armonía universal. Se com
ble y. en consecuencia, a la infinita serie de mis otras posibles prende también por qué condena la actitud pasiva del es
identidades que ahora desconozco: «Suponiendo que dijéra toico. El estoico no afirma activamente el Ser, sino que se re
mos que sí en un determinado momento, nos encontramos signa a la realidad con la condición de proceder a una previa
con que habremos dicho no solo sí a nosotros mismos, sino anestesia general que 1c prevenga contra cualquier sufri
a toda la existencia. Porque nada existe por sí mismo, ni en miento. El hombre trágico, por el contrario, «no anhela el
nosotros ni en las cosas, y aunque solo una vez haya vibrado placer, ni esquiva el desplacer... Placer y desplacer son sim
y resonado nuestra alma, como una cuerda en función de la ples consecuencias, simples fenómenos concomitantes; lo
felicidad, sería necesaria toda la eternidad para reconstruir que el hombre quiere, lo que quiere la más pequeña parte de
las condiciones de este único acontecimiento, y toda la eter cualquier organismo vivo, es un aumento de poder. En el es
nidad habría sido aprobada, justificada y afirmada en este fuerzo en pos de tal aumento se busca tanto el placer como el
único momento en que decimos "sí”» (libro IV, § 1025). desplacer; el hombre, a partir de aquella voluntad, busca una
Veamos, con palabras de Fierre Klossowski, esta conno resistencia, tiene necesidad de algo que se le oponga.... pero
tación disolvente de la identidad personal que es inherente no por hambre, como pudiera creerse, sino por Voluntad de
al Eterno Retorno: «En el instante en que me es revelado el Poder» (libro IV, § bc)5).
Eterno Retorno dejo de ser yo mismo y soy susceptible de Vemos, pues, que la afirmación del Eterno Retorno, que
volverme innumerables otros, sabiendo que voy a olvidar diviniza toda la existencia, hasta en sus aspectos más dolo
esta revelación una vez fuera de la memoria de mí mismo... rosos, nada tiene que ver con una aceptación servil de lo real.
Para que esta Revelación tenga un sentido será preciso que Afirmar el ser en su eterno retornar no es postrarse ante la
pierda conciencia de mí mismo y que el movimiento me de necesidad y adorarla por impotencia para cambiarla, sino
vuelva el instante en que me fue revelada la necesidad de re instalarse belicosamente en la existencia proclamando a la
correr toda la serie de mis posibilidades». vez su eterna inocencia, sin buscar subterfugios ultramun
Una última aclaración antes de finalizar: la afirmación danos para escapar a ella. El Eterno Retorno no incita a la
absoluta de la existencia que implica la doctrina del Eterno abolición de la Voluntad, a la suspensión del querer que
Retorno debe ser distinguida tanto del optimismo moral y Schopenhauer entendía como la única posibilidad de libera
teológico de estilo leibniziano, como del fatalismo pasivo ción, sino que eleva al hombre a su más alta responsabilidad
tradicional. Nietzsche encuentra despreciable la tesis leibni-
trágica.
ziana del «mejor de los mundos posibles»: «En verdad, yo
no amo tampoco a aquellos que declaran que todas las cosas DOLORES CASTRILLO M1RAT
son buenas y este mundo el me jor de los mundos. A estos los
llamo yo los omnicontentos... Pero masticar y digerir todo...,
¡esa es cosa propia de cerdos!» 7.

7 A s i h a b ló 7.a r tim s lr a . III. « D e l e s p íritu d e la p e s a d e z » .


Cronología

IS44. 15 de octubre. Nacimiento de Nietzsche en Rocken.


IS49. Muerte de su padre que era un pastor protestante.
1X58- 1864. Estudios secundarios en la Escuela de Pforta don
de recibe una sólida formación humanística. Influen
cia decisiva de Steinhart, el gran traductor de Platón.
Comienza a leer a Schopenhauer. Estudiante de Teo
logía y Filología clásica en la Universidad de Bonn.
1865. Estudios de Filología clásica con Ritschl en Leipzig.
Publica sus primeros trabajos filológicos: «La riva
lidad de Homero y Hesíodo», «Los catálogos anti
guos de las obras de Aristóteles», entre otros.
1866. Lee la Historia del materialismo, de F. A. Lange, de
la que extrajo un gran interés por Demócrito. Du
rante esta época se em bebe de la filosofía schopen-
haueriana.
1867. Conoce a E. Rohde, con el que entabla una profunda
amistad.
1868. Conoce a Richard Wagner y dice de él en una carta:
«Me gusta en Wagner lo que me gusta en Schopen
hauer: el aire ético, el arom a fáustico, la cruz, la
muerte y el túmulo, etc.». Lee el Kant de K. Fischer.
De esta obra y de la de Lange extrae sus posiciones
crítico-epistemológicas, según las cuales la vida no
se puede concebir com pletam ente por el entendi
miento.
26 DOLORES C4STRILLO MIRAT CRONOLOGÍA 27

1869. Es nombrado catedrático extraordinario de Lengua 1KKO. Principio de su estancia en Italia. Prepara los ma
y Literatura Griega en la Universidad de Basilea. nuscritos de A u r o r a . Con el compositor Peter Gast
Lección inaugural sobre «Homero y la filología clá en Venecia.
sica». Es colega de Bachofen, el estudioso del ma 1881. Estancia en Sils-Maria. La montaña y el mar como
triarcado. y de Burckhardt, al que admiró profun estímulos paisajísticos. Descubre la obra de Spinoza.
damente a lo largo de su vida. Da clases en la Se publica A u ro ra .
Universidad sobre la lírica griega y las C o é fo r a s de 1882. Conoce a Lou A. Salomé, que rechazará por dos ve
Esquilo y lee en el Instituto el F e d ó n de Platón y un ces su oferta de matrimonio. El misterioso viaje con
canto de la ¡ lia d a de Homero. Lou a la isla del Monle Sacro en el lago de Orla. L a
1870. Participa cu la guerra franco-alemana corno enfer g a y a c ie n c ia .
mero voluntario. Llega a Basilea el que será el gran 1883-18X4. Muerte de Wagner. Condena del antisemitismo.
amigo de Nietzsche, el teólogo F. Overbeck. ¿Poema sinfónico? ¿Libro sa
A s í h a b ló Z a r a tu s tr a .
18 7 1. Intenta conseguir una cátedra de Filosofía sin resul grado, filosófico, poético? Las dos claves: el super
tado. Publica E l n a c im ie n to d e la t r a g e d ia e n e l hombre y el eterno retorno.
e s p ír itu d e la m ú s ic a que recibe fuertes críticas de 1885-1886. El «preludio de una filosofía del futuro»: M á s
los filólogos académicos, especialmente de Wila- a llá d e l b ie n y d e l m a l.
mowitz, del que lo defiende su amigo Rohde. 1887. bueno/malo, crítica de
L a g e n e a lo g ía d e la m o r a l:
1872. Cinco conferencias «Sobre el porvenir de nuestros la culpa y de los ideales ascéticos. Correspondencia
centros de enseñanza». con Strindberg. Comienza a leer a Dostoievski, uno
1873-1876. Durante estos años enseñó filosofía antigua de los teóricos del nihilismo y un fino psicólogo de
fundamentándola filológicamente: explica los filó las profundidades del alma. Primeros esbozos de L a
sofos p r e s o c ráticos, la retórica antigua, el E d ip o rey v o lu n ta d d e p o d e r ío .
de Sófocles. Las cuatro C o n s id e r a c io n e s in te m p e s 1888. C>. Brandes da cursos con gran éxito sobre la obra de
tiv a s («David Friedrich Strauss». «Sobre e) prove Nietzsche en Copenhague. Los grandes escritos po
cho y el inconveniente de la historia para la vida», lémicos: E l c a s o ¡le W a g n e r y N ie tz s c h e c o n tra
«Schopenhauer como educador», «Richard Wagner W a g n e r: c r ític a d e l r o m a n tic is m o y d e l a rte c o m o
en Bayreuth»). sa lv a c ió n . D itir a m b o s d e D io n is o s (poemas). El
1878. Ruptura definitiva con Wagner. H u m a n o , d e m a s ia d o c re p ú s c u lo d e lo s íd o lo s. E l A n lic r is to : una crítica
h u m a n o , 1.a pane. del cristianismo. E c c e H o m o (autobiografía). Últi
1879-1880. E l v ia je ro y su s o m b r a (2.a parte de H u m a n o , mos escritos inéditos, cuya arbitraria ordenación por
d e m a s ia d o h u m a n o ). Abandona su cátedra de Basi su hermana dio lugar al libro L a v o lu n ta d d e p oder.
lea y toda labor docente, iniciando sus años de «filó 1889. Enero: la crisis de Turín. Escribe las «cartas de la lo
sofo errante». Su salud empeora de manera alar cura», firmadas por «Anticristo», «Dionisos» o «El
mante. A partir de ahora se retira a lugares apartados Crucificado». Es internado e n una clínica de Basilea
donde, en la soledad, se fraguarán sus más grandes con el diagnóstico de «reblandecimiento cerebral»:
obras. ¿parálisis progresiva debido a la sífilis?
28 D OLORES CA STRILLO MIRAT

1890-1897. Permanece con su madre en Naumburgo. Fun


dación por la hermana de un «Archivo Nietzsche».
Lento hundimiento en la apatía total.
1897-1900. En Weimar con su hermana.
1900. 25 de agosto. Fallece en Weimar, a la hora del me
diodía. Las honras fúnebres se celebraron el 27 de
agosto y el entierro el 28 de agosto en la tumba fa
miliar de Rocken.

LA VOLUNTAD
DE PODER
(Ensayo de una transmutación
de todos los valores)
PREFACIO

a sg r a n d e s c o s a s exigen que no las mencionemos o

L que nos refiramos a ellas con grandeza: con grandeza


quiere decir cínicamente y con inocencia.

Lo que cuento es la historia de los dos próximos siglos.


Describe lo que sucederá, lo que no podrá suceder de otra
manera: la llegada del nihilismo. Esta historia ya puede con
tarse ahora, porque la necesidad misma está aquí en acción.
Este futuro habla ya en cien signos; este destino se anuncia
por doquier; para esta música del porvenir ya están aguzadas
lodas las orejas. Toda nuestra cultura europea se agita ya
desde hace tiempo, con una tensión torturadora, bajo una an
gustia que aum enta de década en década, com o si se enca
minara a una catástrofe; intranquila, violenta, atropellada,
semejante a un torrente que quiere llegar cuanto antes a su
Un, que ya no reflexiona, que teme reflexionar.

El que aquí tom a ahora la palabra no ha hecho, por el con-


Irario, hasta el presente, más que reflexionar; com o filósofo
32 FRIEDRICH NIETZSCHE

y anacoreta, por instinto, que encuentra m ejor ventaja vi


viendo apartado, al margen, en la paciencia, en la dem ora y
e! rezago, com o un espíritu investigador y atrevido, que ya
se ha extraviado más de una vez en todos los laberintos del
futuro, como un pájaro espectral y profético que m ir a h a c ia
a tr á s cuando cuenta lo que vendrá, primer nihilista perfecto
de Europa, pero que ya ha superado el nihilismo que m oraba LIBRO PRIMERO
en su alma, viviéndolo hasta el fin, dejándolo tras de sí, de
bajo de sí, fuera de sí. EL NIHILISMO EUROPEO

Porque no hay que engañarse sobre el sentido del título ACERCA DEL PLAN
con el cual este evangelio del futuro será nombrado: « L a vo
lu n ta d d e l p o d e r » . Ensayo de una transmutación de todos los 1. El nihilismo está ante la puerta: ¿de dónde nos lle
valores. Con esta fórmula se expresa un contramovimiento ga este, el más inquietante de todos los huéspedes? Punto
en relación tanto con el principio como con la tarea: un mo de partida: es un error señalar como causas del nihilismo
vimiento que, en cualquier clase de futuro, destruirá ese nihi las «crisis sociales», la «degeneración fisiológica», incluso la
lismo perfecto, pero que lo presupone lógica y psicológica corrupción. Se trata de la época más honrada y compasiva.
mente y que no puede venir absolutamente sino de él y por él. I,a miseria, la miseria espiritual, corporal e intelectual, no
Pues ¿por qué es ya necesario el surgimiento del nihilismo? tienen en sí toda la capacidad necesaria para producir el
Porque al llegar hasta sus últimas consecuencias, los mismos nihilismo (o sea, el rechazo radical del valor, el sentido,
valores que hemos tenido hasta ahora son los que lo hacen el deseo). Estas necesidades siguen permitiendo interpre
necesario; porque el nihilismo es la resultante lógica de nues taciones diferentes. Sin embargo, en una interpretación
tros grandes valores y de nuestro ideal; porque debemos ex muy determinada, la cristiano-moral, se asienta el nihi
perimentar en nosotros el nihilismo para llegar a comprender lismo.
cuál era el verdadero valor de estos «valores»... Alguna vez 2. La decadencia del cristianismo, en su moral (que es
necesitaremos valores nuevos... inmovible) que se vuelve contra el Dios cristiano (el sentido
tic la verdad altamente desarrollado por el cristianismo, se
transforma en asco ante la falsedad y la mentira de toda in
terpretación cristiana del mundo y de la historia. La reacción
ilel «Dios es la verdad» en la creencia fanática «todo es falso».
Budismo del h e c h o ..) .
3. Lo decisivo es el escepticismo ante la moral, la de-
nulencia de la interpretación moral del mundo, que ya no
34 FRIED RICH N IETZSCH E
LA VOLUN TA D DE PODER 35

tiene s a n c ió n alguna, después de haber intentado huir hacia


7. Las consecuencias nihilistas de la historia y del «hís-
un más allá, acaba en nihilismo. «Nada tiene sentido» (la in
loriador práctico», es decir, el romántico. Situación del arte:
consistencia de una interpretación del mundo, que ha sido
absoluta falta de originalidad de su posición en el mundo
dedicada a la fuerza monstruosa, despierta en nosotros la
moderno. Su entenebrecimiento. Supuesto olimpismo de
desconfianza de que todas las interpretaciones del mundo
( ¡oethe.
puedan ser falsas.) Rasgos budistas, nostalgia de la nada.
8. El arte y la preparación del nihilismo: Romanticismo
(El budismo indio no tiene tras de sí un desarrollo del fun
(final de los «Nibelungos», de Wagner).
damento moral, por eso, para él solamente hay en el nihi
lismo una moral no superada: el ser como castigo y el ser
como error, combinados, y, por consiguiente, el error tam
1. NIHILISMO
bién como castigo: una apreciación moral de los valores.)
Los intentos filosóficos de superar el «Dios moral» (Hegel,
1
panteísmo). Superación de los ideales populares: el sabio,
el santo, el poeta. Antagonismo de «verdadero», «bello» y
Nihilismo como consecuencia de la forma en que se han
«bueno».
interpretado hasta ahora los valores de la existencia.
4. Contra la «falta de sentido», por una parte; contra la
apreciación de los juicios morales, por otra: ¿hasta qué punto
toda la ciencia y la filosofía han estado hasta ahora bajo
2
la influencia de los juicios morales? ¿Y si no se tienen en
cuenta la hostilidad de la ciencia? ¿Y el anticientifismo? Crí
¿Qué significa el nihilismo?: Q u e to s v a lo r e s s u p r e
tica del espinosismo. Los juicios de valor cristianos reapare
Falta la meta; falta la respuesta al
m o s p ie r d e n v a lid e z.
cen por doquier en los sistemas socialistas y positivistas.
«por qué».
Falta una c r ític a d e la m o r a l c ristia n a .
5. Las consecuencias nihilistas de las ciencias naturales
en la actualidad (al mismo tiempo que sus tentativas de es
3
cabullirse en un más allá). De su actividad se desprende, fi
nalmente, una autodestrucción, un volverse contra sí, un an
El n ih ilis m o r a d ic a l es el convencimiento de la insos-
ticientifismo. Desde Copémico ha rodado el hombre desde
lenibilidad de la existencia, cuando se trata de los valores
el centro hacia la periferia.
más altos que se reconocen, añadiendo a esto la compren
6. Las consecuencias nihilistas de la forma de pensar
sión de que no tenemos el menor derecho a plantear un más
política y económica, en que todos los «principios» llegan,
itllá o un en-sí de las cosas que sea «divino», que sea moral
poco a poco, a caer en la interpretación teatral: el aliento
viva.
de la mediocridad, de la mezquindad, de la falta de sinceri
lista comprensión es una consecuencia de la «veracidad»
dad, etcétera. El nacionalismo. El anarquismo, etcétera. Cas
nllíimente desarrollada, y por ello, incluso, una consecuencia
tigos. Faltan la situación y el hombre redentores, el justifi
de la creencia en la moral.
cador.
36 FRIEDRICH NIETZSCHE LA VOÍ.(JNT,AÍ> DE PODER 37

4 6

¿Qué ventajas ofrecía la hipótesis cristiana de la moral? Esta es la a n tin o m ia .


En tanto creamos en la moral, condenam os la existencia.
1) Concedía al hombre un valor absoluto, por oposición a
su pequeñez y a su contingencia en la corriente del devenir
y el desaparecer. 7
2) Servía a los abogados de Dios, en tanto que dejaba
al mundo, a pesar de la miseria y el mal, el carácter de per Los valores superiores, a cuyo servicio debía vivir eí
fección — incluida aquella famosa «Libertad»— , el mal se hombre, especialmente cuando disponían de él de manera
mostraba lleno de s e n tid o . llura y costosa, estos valores s o c ia le s se constituyeron con el
3) Aplicaba al hombre un s a b e r acerca de los valores ab l ili de f o r t a l e c e r l o , como si fueran mandamientos de Dios,
solutos y le proporcionaba incluso, de esta forma, un cono como «realidad», como «verdadero» mundo, como espe
cimiento adecuado de lo más importante. ranza y mundo futuro, se construyeron sobre los hombres;
4) Impedía que el hombre se despreciara como hombre, uhora que se hace claro el mezquino origen de estos valpres,
que tomara partido contra la vida, que desesperara del Co nos parece que el universo se desvaloriza, «pierde su sen
nocimiento: era un m e d io d e s u b s is te n c ia . tido»; pero este es solamente un e s ta d o d e tr a n s ic ió n .
En suma: la moral era el gran a n tíd o to contra el n ih ilis m o
práctico y teórico.
8

Consecuencia n ih ilis ta (la creencia en la falta de valor),


5
tumo resultado de la apreciación moral: hemos perdido el
jiii.sto por lo egoísta (aun después de comprender la imposi
Pero entre las fuerzas que sustentó la moral estaba la ve- bilidad de lo no egoísta); hemos perdido el gusto de lo ne
esta se vuelve finalmente contra la moral, descubre
r a r id a d :
cesario (aun después de comprender la imposibilidad de un
su te o lo g ía , su consideración in te re sa d a : y ahora la com h h e ru m a r b itr iu m y de una «libertad inteligible»). Vemos que
prensión de esa mentira, encamada hace tiempo y de la cuaJ no alcanzamos la esfera en que hemos situado n u e s tr o s va
no esperamos poder desembarazamos, actúa precisamente lores, con lo cual la otra esfera, en la que vivimos, de ninguna
como estimulante. Ahora constatamos en nosotros mismos, lumia ha ganado en valor: por el contrario, estamos cansa
enraizadas a través de la larga interpretación moral, necesi dos, porque hemos perdido el impulso principal. «¡Todo ha
dades que nos parecen como exigencias de lo no verdadero:
sillo inútil hasta ahora!»
por otra parte, son estas necesidades a las cuales parece estar
unido un valor, las que hacen que soportemos la vida. Este
antagonismo —no estimar lo que reconocemos y no poder 9
estimar ya aquello sobre cuya naturaleza nos gustaría enga
ñamos— trae como resultado un proceso de desintegración. lil pesimismo como preforma del nihilismo.
LA VOLUN TA D D E POD ER 39
38 FRIED RICH M K TZSCH E

10
«una manera, de tranquilizarse todavía con cualquier cosa:
In vergüenza de sí mismo, como si uno se hubiera mentido a
A. El pesimismo como fortaleza —¿en qué?— en la sí mismo demasiado tiempo... Ese sentido podría haber sido:
energía de su lógica, como anarquismo y nihilismo, como el cumplimiento de un código moral, lo más alto posible, en
lodos los acontecimientos, el orden moral del mundo; o el
analítica.
B. El pesimismo como declive —¿en qué?— , como sua- incremento del amor y la armonía en las relaciones entre los
vizamiento, como sentimentalización cosmopolita, como seres; o la aproximación a un estado general de felicidad:
n incluso, la disolución en un estado de nada universal:
tout com prenda' e historicismo.
La tensión crítica; los extremos se ponen de manifiesto y
una meta sigue siendo un sentido. Lo común en todas estas
concepciones es que debe alcanzarse algo o través del pro
adquieren preponderancia.
ceso mismo: y, entonces, se comprende que por este devenir
mida se cumple, nada se alcanzará... Por tanto, la desilusión
11
sobre una supuesta finalidad del devenir es la causa del nihi
lismo: sea con relación a un fin completamente determi-
La lógica del pesim ism o hasta el último nihilism o; ¿qué
imdo, sea generalizando la consideración de la insuficiencia
de todas las hipótesis del fin sustentadas hasta ahora, que
es lo que impulsa aquí? Concepto de la falta de valor, de la
>.r refieren al «desarrollo como un todo» (el hombre que no
fa lta de sentido: hasta qué punto los valores morales están
es un colaborador, y mucho menos el punto central del de
dentro de todos los demás altos valores.
venir).
Resultado: los juicios morales de valor son condenacio
nes, negaciones: la moral es la renuncia a la voluntad de Surge, en segundo lugar, el nihilismo como estado psico
lógico, cuando se ha aplicado una totalidad, una sistemati-
existir.
/nción, incluso una organización en todo suceder y bajo todo
suceder, de manera'que en una representación total de una
lorma suprema de dominio y gobierno se deleite el alma se
12
dienta de admiracióriy gloria (si se trata del alma de un Ió
DESMORONAMIENTO DE LOS VALORES nico, bastarán aquella consecuencia absoluta y una dialéc-
COSMOLÓGICOS lica de lo real para conciliario todo...). Una forma de unidad,
*wilquier forma de «monismo»; y, como consecuencia de
rsln fe del hombre en un sentimiento profundo de conexión
A
v dependencia de un «todo» infinitamente superior a él, un
niniliis de la divinidad... «El bien de la totalidad requiere la
El nihilismo, como estado psicológico, surgirá primera
fiilivga del individuo»... ¡Pero hay que darse cuenta de que
mente, cuando hayamos buscado un «sentido» a cualquiei
un existe tal totalidad! En el fondo, el hombre ha perdido la
suceso que no lo tenga, de manera que el que busca acafri
i u-encia en su valor, cuando a través de él no actúa un todo
perdiendo el ánimo. El nihilismo es entonces la consciencia
de un largo despilfarro de fuerzas, la tortura del «en vano», mi initamente precioso: es decir, ha concebido un todo se
mejante para poder creer en su propio valor.
la inseguridad, la falta de oportunidad para rehacerse de al
40 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 41

El nihilismo, como estado psicológico, tiene, además, una rías, y que, después de este exam en, el mundo em pieza a no
tercera y última forma. Dadas estas dos consideraciones: que lener valor para nosotros, debem os preguntam os de dónde
no se llega a nada con el devenir, y que bajo todos los deve nace nuestra creencia en ellas. ¡Tratemos de averiguar si es
nires no gobierna ninguna gran unidad en la que el individuo posible negarlas! Cuando hayamos desvalorizado estas tres
pueda sumergirse por completo, como en un elemento del más categorías, la dem ostración de su inaplicabilidad en todo no
alto valor, queda entonces com o subterfugio condenar todo es razón suficiente para desvalorizar el universo.
el mundo del devenir com o engaño e inventar un mundo si Resultado: la creencia en las categorías de la razón es la
tuado más allá de este y considerarlo como un mundo verda m usa del nihilismo; hemos medido el valor del mundo por
dero. Pero tan pronto com o el hombre llega a darse cuenta de categorías que se refieren a un mundo puramente ficticio.
que 'la construcción de tal mundo se debe tan solo a necesida Conclusión: todos los valores con los cuales hem os tra
des psicológicas y no tiene, por tanto, derecho a la existen tado hasta ahora de hacernos apreciable el mundo, prim era
cia, surge la última forma del nihilismo, una forma que com mente, y con los cuales, después, incluso lo hemos desvalo-
porta en sí misma no creer en un mundo metafísico, y que se li/.ado al haberse mostrado estos inaplicables; todos estos
prohíbe, igualmente, la creencia en un verdadero mundo. valores, reconsiderados psicológicamente, son los resultados
Desde este punto de vista, se admite la realidad del devenir tic determinadas perceptivas de utilidad, establecidas para
com o única realidad y se rechaza cualquier clase de camino conservar e incrementar la imagen de dom inio humano, pero
torcido que conduzca al más allá y a las falsas divinidades; proyectadas falsamente en la esencia de las cosas. La inge
pero no se .soporta ese mundo, aunque no se le quiera negar... nuidad hiperbólica del hombre sigue siendo, pues, conside
¿Qué es lo que ha sucedido, en suma? Se había alcanzado rarse a sí m ismo com o el sentido y la m edida del valor de las
el sentimiento de la falta de valor cuando se com prendió que cosas.
ni con el concepto «fin», ni con el concepto «unidad», ni con
el concepto «verdad» se podía interpretar el carácter general de
la existencia. Con ello, no se alcanza ni se obtiene nada; falta la 13
unidad que engrana en la multiplicidad del acontecer; el ca
rácter de la existencia no es «verdadero», es falso..., ya no se El nihilismo representa un estado patológico intermedio
tiene absolutamente ningún fundam ento para hacerse creer a (lo patológico es la m onstruosa generalización, la conclu
sí mismo en la existencia de un mundo verdadero... En resu sión sin ningún sentido), sea porque las fuerzas productivas
men: las categorías «fin», «unidad», «ser, con las cuales he mi son todavía bastante fuertes, sea porque la decadencia va
mos atribuido un valor al mundo, son desechadas de nuevo cila aún y no ha descubierto todavía sus medios auxiliares.
por nosotros, ahora el mundo aparece com o falto de valor... Supuesto de esta hipótesis: que no hay ninguna verdad,
i|tie no hay ninguna cualidad absoluta de las cosas, ninguna
■■cosa en sí». Esto es nihilismo, y, verdaderamente, nihilismo
B iwlremo. Sitúa el valor de las cosas precisamente en el hecho
ile que ninguna realidad corresponde ni correspondió a estos
Admitiendo que hemos reconocido hasta qué punto el valores, sino que son solo un síntoma de fuerza por parte del
mundo ya no puede ser inteipretado con estas tres catego i|tie atribuye el valor, una simplificación para fines vitales.
LA V O L U N T A D D E PO D ER 43
42 FRIED RICH N IETZSCH E

citación que se llama «idealismo». Este mal hábito es más


14
fuerte que la rabia del desengañado.
Los valores y sus variaciones están en relación al des
arrollo de poder del que aplica el valor.
17
La medida de la no creencia, de la supuesta «libertad del
espíritu» como expresión del aumento de poder.
¿Hasta qué punto el nihilismo de Schopenhauer sigue
«Nihilismo» como ideal del supremo poder del espíritu,
siendo la consecuencia del mismo ideal creado por el teísmo
de la vida más exuberante, en parte destructivo, en parte
irónico. cristiano? El grado de certidumbre con relación al grado más
alto del deseo, a los valores superiores, a la suma perfección,
era tan grande, que los filósofos partían del a p r i o r i como de
una certeza absoluta: «Dios» en la cumbre, como verdad
15
dada. «Llegar a ser igual a Dios», «ser absorbido por Dios»,
listos fueron durante siglos los objetivos del deseo más in
¿Qué es una creencia? ¿Cómo se origina? Cualquier cre
genuo y convincente (pero algo que convence no se con
encia es un tener-por-verdadero.
vierte en verdadero por eso: es únicamente más convincente.
La forma extrema del nihilismo sería la opinión de que
Nota para los asnos).
toda creencia, todo tener-por-verdadero, son necesariamente
Se ha olvidado conceder este planteamiento del ideal a la
falsos porque no existe en absoluto un mundo verdadero.
realidad personal; se llegó al ateísmo. ¿Pero se ha renun
Por tanto, una apariencia de perspectiva cuyo origen reside
ciado al ideal? En el fondo, los últimos metafísicos siguen
en nosotros (en cuanto que necesitamos constantemente un
buscando en él la «realidad» verdadera, la «cosa en sí», en
mundo más estrecho, más limitado, más simplificado).
relación con la cual todo lo demás solo es apariencia. Su
La medida de nuestra fuerza es hasta qué punto podemos
dogma es que nuestro mundo de apariencias no es visible
acomodamos a la apariencia, a la necesidad de la mentira,
sin perecer. mente la expresión de aquel ideal, por lo que no puede ser
■■verdadero», y de ninguna forma puede conducir a ese
En esa medida, el nihilismo podría ser una forma divina
inundo metafísico que ellos ven como causa. Lo incondicio-
de pensar como negación de todo mundo verdadero, de
todo ser. imdo, en cuanto representa esa perfección superior, no puede
ser el fundamento de todo lo condicionado. Schopenhauer,
que deseaba que fuese de otra forma, tuvo que pensar en esa
itizón metafísica como antítesis del ideal, como «voluntad
16
mala y ciega»; de suerte que pudo ser entonces «lo apa-
lente», lo que se manifiesta en el mundo de las apariencias.
Si nos sentimos «desengañados», no lo somos en relación
I'ero, incluso con esto, no renunció al ideal absoluto, y.
con la vida, sino porque hemos abierto los ojos a las «con
cupiscencias» de toda clase. Miramos con cierta rabia bur claro: metió la pata...
(A Kant le pareció necesaria la hipótesis de la «libertad
lona lo que llamamos «ideal». Nos despreciamos solo por no
inteligible» para aliviar al e n s p e r fe v tu m de la responsabili
poder mantener sometida, en todo momento, esa absurda ex
44 KRIEDRICH N IETZSCH E LA V OLUN TA D D E PODER 45

dad del ser-así-y así de este mundo; en resumen, para expli tareas. La autoridad de la c o n c ie n c ia aparece ahora en pri
car e! mal y la maldad: lógica escandalosa en un filósofo...) mera línea, como indemnización a cambio de una autoridad
personal (cuanto más se emancipa la conciencia, más impera
tiva se hace la moral). O la autoridad de la ra zó n . O el in stin to
18 so c ia l (el rebaño). O la h isto ria , con su espíritu inmanente
que tiene su fin en sí, y a la que puede uno a b a n d o n a r s e . Se
El signo más general de los tiempos modernos: el hom querría eludir, para anular totalmente a la voluntad, al deseo
bre, a sus propios ojos, ha perdido, increíblemente, dignidad. de un fin, al riesgo, a sí mismo; querríamos libramos de la
Durante mucho tiempo fue el centro y el héroe trágico de la responsabilidad (se aceptaría el fatalismo). En fin: la fe lic i-
existencia; entonces se esforzó, al menos, en demostrarse ■dad y, con cierta tartufería, la felicidad de la mayor parte.
emparentado con las partes más decisivas y valiosas de la Se dice uno a sí mismo:
existencia: como hacen todos los metafísicos que quieren es
1) Un fin determinado no es necesario en absoluto.
tablecer la dignidad del hombre con la creencia de que los
2) No es posible prever el fin.
valores morales son valores cardinales. El que abandona a
Dios, con tanta más firmeza se a terra a la creencia en la Precisamente ahora que la voluntad sería necesaria en
moral. toda su potencia, es lo más d é b il, lo más p u s ilá n im e . Abso
luta desconfianza contra la fuerza organizadora de la volun
tad en conjunto.
19
21
Cualquier valoración moral (como, por ejemplo, la bu
dista) acaba en el nihilismo; ¡esperamos esto para Europa! E l n ih ilis ta p e r fe c to .—El ojo del nihilista idealiza dentro
Se cree salir del paso con un moralismo sin fondo religioso: de lo feo, es infiel a sus recuerdos, los deja abatirse, desho
pero para ello es forzoso el camino hacia el nihilismo. En la jarse; no los protege contra las lívidas decoloraciones que
religión es necesario considerarnos como creadores de valo vierte la debilidad sobre lo lejano y lo pasado. Y lo que no
res morales. ejercita contra sí no lo ejercita tampoco contra el pasado
completo de los hombres: lo deja abatirse igualmente.

20
22
La pregunta del nihilismo «¿para qué?» parte de los hábi El nihilismo tie n e d o b le s e n tid o :
tos mantenidos hasta ahora, según los cuales el fin parecía
establecido, dado, exigido desde fuera, es decir, por alguna A) El nihilismo como signo del creciente poder del es
a u to r id a d s o b r e h u m a n a . Al dejar de creer en esta, se buscó, píritu: nihilismo activo.
sin embargo, según la antigua costumbre, otra autoridad que B) El nihilismo como decadencia y retroceso del poder
supiera hablar de forma absoluta y pudiera ordenar fines y del espíritu: nihilismo pasivo.
46 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
LA VO LU NTA D D E PO D ER 47

23
convertir algo en nada por el juicio secunda el convertir algo
en nada por la mano.
El nihilismo como estado normal. Puede ser un signo de
fuerza; la intensidad del espíritu puede haber aum entado de
tal modo que las metas que tenía hasta ahora («conviccio
25
nes», artículos de fe) resulten inadecuadas (pues una creen
cia expresa, en general, el apremio de las condiciones vita
Sobre la génesis del nihilista.— Solo tardíamente se tiene
les; un sometim iento al influjo de las relaciones bajo las
el coraje de adm itir aquello que sabemos con certeza. El que
cuales un ser prospera, crece, gana poder...); por otra parte,
yo, hasta ahora, haya sido fundam entalm ente nihilista, hace
el signo de una potencia insuficiente para establecerse a sí.
muy poco tiempo que me lo he confesado a m í mismo: la
m ismo de forma productiva, de nuevo, una meta, un porqué,
energía, el radicalismo con que seguía adelante com o nihi
una creencia.
lista m e ocultaron esta verdad esencial. Cuando se va hacia
A lcanza su máximo de fuerza relativa com o potencia vio
un fin, parece imposible que «la falta de fin en sí» sea una
lenta de destrucción: com o nihilismo activo.
creencia esencial.
Su antítesis sería el nihilismo fatigado, que ya no ataca:
su form a m ás conocida es el budism o, com o nihilism o
pasivo, com o signo de debilidad; la potencia del espíritu
26
puede estar cansada, agotada, de form a que las metas y va
lores que tenía hasta ahora resulten inadecuados, faltos de
El pesim ism o de las naturalezas vigorosas.— El «para
crédito; de forma que la síntesis de valores y metas (base so
qué» después de una lucha terrible, incluso aun después de
bre la que descansa toda cultura fuerte) se disuelve y los va
la victoria. Que es algo cien veces más importante que pre
lores aislados se hagan le g uerra— disgregación— , que todo
guntamos si nos encontramos bien o mal — instinto funda
lo que refresca, cura, tranquiliza, aturde, pase a primer plano
mental de todas las naturalezas fuertes— y, en consecuencia,
bajo diferentes disfraces: religiosos, morales, políticos, esté
si los dem ás se encuentran bien o mal. En resumen, que te
ticos, etcétera.
nemos una meta y .que por ella no vacilamos en hacer vícti
mas humanas, arrostrar todos los peligros, tom ar sobre nos
otros mismos todo lo malo, todo lo peor: la gran pasión.
24

El nihilism o no es solo una reflexión sobre el «¡en


II. CAUSAS REMOTAS DEL N IHILISM O
vano!», no es solo la creencia de que todo m erece morir: se
pone la mano encima, se aniquila... Esto resulta, si se quiere,
27
ilógico; pero el nihilista no cree en la necesidad de ser ló
gico... Es este el estado de los espíritus y voluntades más
Causas del nihilism o: 1) F alta la especie superior, es
fuertes — y para ellos no es posible detenerse en el no «del
decir, aquella cuya fertilidad y poder inagotables m an tie
juicio»— : el no de la acción está dado por su naturaleza. El
nen la creencia en el hombre. (Piénsese en lo que se debe a
48 FRIED RICH N IETZSCH E LA V OLUN TA D DE PODER 49

Napoleón: casi todas las esperanzas más altas de este t diño instrumento de la ciencia: abrir los ojos a los distintos
siglo.) |K'(|ileños placeres, por ejemplo, con reconocimiento (mo
2) La e s p e c ie in fe r io r («rebaño», «masa», «sociedad») destia contra sí mismo); generalizar esta modestia contra sí
olvida la modestia y exagera sus necesidades de valores c ó s mismo basta convertirla en p a th o s ; la mística, el goce vo
m ic o s y m e ta fís ic a s . Por este proceso se v u lg a r iz a la exis luptuoso del vacío eterno, el arte «por el arte» («le fait»); el
tencia entera: hasta tal punto que domina la masa, tiraniza a ■•puro conocer» como narcótico del asco de sí mismo; cual
los hombres de excepción, de manera que pierden la fe en sí quier trabajo estable, cualquier pequeño fanatismo estúpido;
mismos y se convierten en nihilistas. In confusión de todos los medios, la enfermedad por falta de
Todas las tentativas de crear tipos superiores fracasaron moderación en general (la disipación mata el placer).
(«romanticismo», el artista, el filósofo, contra la tentativa de
Carlyle de concederles los más altos valores morales). 1) Debilitación de la voluntad como resultado.
La re siste n c ia contra los tipos superiores como resultado. 2) Contraste de sentimientos entre un orgullo extremo y
O c a s o e in s e g u r id a d d e to d o s lo s tip o s su p e rio re s. La lu In humillación de pequeñas debilidades.
cha contra el genio («poesía popular», etcétera). Compasión
por los humildes y por los que sufren como m e d id a de la a l
tu r a d e l a lm a . 30
Falta el f iló s o fo que descifre la acción, no solo el que la
poetiza. Llega ya la época en que tendremos que pagar el haber
Nido cristianos durante dos milenios: perdemos la fuerza de
gravedad que nos permitía vivir, hace ya tiempo que no sa
28 llemos de dónde venimos y adonde vamos. Nos precipita
mos, de repente, en las valoraciones opuestas con el grado
El nihilismo in co m p le to , sus forma: vivimos en medio de él. ile energía que ha despertado, incluso en el hombre, una su
Los intentos de escapar al nihilismo sin transmutar los va pervaloraron extrema del hombre.
lores aplicados hasta ahora: producen el efecto contrario, Hoy todo es completamente falso; todo son «palabras»,
agudizan el problema. mmrquía, debilidad o exaltación.
a ) Se busca una especie de solución terrena, pero en el
29 mismo sentido que el t r i u n fo d e fi n i ti v o de la verdad, del
iimor, de la justicia (el socialismo: «igualdad de la per
L a s c la s e s d e a u to a tu r d im ie n to . — En lo más interno: ¿no sona»).
encontrar una salida? Vacío. Intentos de liberarse en la em b ) Se intenta igualmente mantener el ideal moral (con pre
briaguez: la embriaguez como música, la embriaguez como ponderancia de lo altruista, de la abnegación, de la negación
crueldad en el placer trágico de la caída de los más nobles, ile la voluntad).
la embriaguez como entusiasmo ciego por hombres o épocas c) Se intenta incluso conservar el «más allá» aunque sea
aisladas (como odio, etcétera). Intento de trabajar sin sentido. solo co m o incó"»^' lo interpreta de ma-
LA V O LU N TA D D E PO D ER 51
50 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E

El pesim ism o europeo está todavía en sus comienzos. Un


ñera que se pueda extraer de él, al estilo antiguo, una especie
de consuelo metafísico. testimonio contra sí mismo: aún no tiene aquella monstruosa
y nostálgica fijeza de mirada en que se refleja la nada, como
d) Se intenta leer en el suceder una dirección divina
la tuvo una vez en la India: todavía hay en él mucho «hecho»
de estilo antiguo, una ordenación de las cosas basada en
y no «devenido», dem asiado pesimism o de sabios y poetas;
prem ios y castigos que nos educa y nos lleva hacia la per
fección. quiero decir, que buena parte de él es pensado o inventado,
es «creado», pero de ningún modo «causa».
e) Se cree, ahora com o antes, en el Bien y en el Mal: de
m anera que se considera el triunfo del bien y la destrucción
del mal com o tarea (esto es muy inglés: caso típico, ese pe
lirrojo de John Stuart Mili). • 32
f) El desprecio de la «naturalidad», el ansia del e¡>o: in
Crítica del pesim ism o hasta el presente.— Rechazo del
tento de comprender, com o consecuencia de una desperso
punto de vista endem onológico com o última reducción a la
nalización y com o désintéressement, incluso la espirituali
dad y el arte más altos. pregunta: ¿qué sentido tiene esto? Reducción del oscureci
g) Se permite a la Iglesia que siga entrometiéndose en to miento.
Nuestro pesim ism o: el mundo no es, de ningún modo, el
das las vivencias esenciales, en todos los puntos culm inan
valor que creemos; nuestra fe misma ha hecho aum entar de
tes de la vida individual, para que los consagre y les de un
lal form a nuestra tendencia al conocimiento, que hoy tene
sentido más alto: seguimos teniendo el «estado cristiano», la
«boda cristiana». mos que decir esto. En primer lugar, el m undo aparece así
como de menos valor, y así lo experimentaremos: solo en
este sentido somos pesimistas, es decir: con la voluntad de
reconocer sin trabas esta transvaloración y no engañarnos o
31
cubrirnos los ojos con la antigua forma de pensar.
Justamente en esta dirección encontram os el pathos que
Ha habido épocas más pensadoras y más profundas que
nos fuerza a buscar nuevos valores. En suma: el mundo pu
la nuestra; épocas com o, por ejem plo, aquella en que apa
diera tener más valor del que nosotros creíamos; debemos
reció el Buda, en que el pueblo m ism o, después de largas
unalizar la ingenuidad de nuestros ideales ya que quizá, en
luchas de sectas du ran te siglos, se en co n tró al final tan
conciencia, para darle la interpretación más alta, no hemos
profundam ente perdido en los laberintos de las opiniones
dado ni tan siquiera una vez a nuestra existencia hum ana un
filosóficas com o tem poralm ente los pueblos europeos en
las sutilezas de los dogm as religiosos. No nos dejem os moderado valor.
¿Qué ha sido divinizado? Los instintos de valor en la co
nosotros seducir por la «literatura» y la prensa que nos in
munidad (lo que posibilita su subsistencia).
ducen a tener una gran opinión del «espíritu» de nuestro
¿Q ué ha sido calumniado'? Lo que separaba a los h o m
tiem po: los m illones de espiritistas y una cristiandad con
bres superiores de los inferiores, el im pulso creador de
ejercicios gim násticos de esa espantosa fealdad que carac
teriza a las invenciones inglesas ofrecen una m ejor pers abismos.
pectiva.
52 FR IE D R IC H N IE T Z SC H E LA V O L U N T A D DH PO D ER 53

33 P orque, en am b o s c a so s, n o se esta b le c e a q u í n in g ú n otro


N c n tid oú ltim o ,'s in o la a p a rie n cia del p la c e r o el desplacer.
C a u sa s del su rg im ie n to del p e sim ism o : I’cro a s í h a b la una c la se d e h o m b res q u e y a n o se a trev e a es-
lublecer u n a v o lu n tad , u na in ten ció n , un sen tid o ; p ara c u a l
1) P o rq u e las ten d e n c ia s m ás fu e rte s y esperanzadoru.s quier c lase d e h o m b res m ás san a, el v alo r d e la v id a n o se
de la v ida han sido calu m n iad as hasta ah o ra, de m an e ra que m ide co n el m ó d u lo de esta s co sa s a c c eso ria s. Y si u n a p re
la v id a tien e u na m ald ició n so b re sí, ponderancia del d o lo r sería p o sib le, lo serían tam b ién , a pe
2) P o rq u e la crecien te v alen tía y rectitu d y la atrevida sar de todo, una v o lu n tad m ás fu erte, un d e c ir-sí a la vida,
d e sc o n fian za del h o m b re c o m p re n d e n la in d iso lu b ilid ad di' lina n e c esid ad de e sa p re p o n d eran cia.
esto s instintos con re sp ecto a la v id a y, p o r lo tanto, se vuel «L a v id a no m erece la p en a» ; « resig n ació n » ; « ¿d e qué
ven co n tra la vida. sirven las lág rim as?» ; esta es una fo rm a de p e n sa r d éb il y
3) P o rqu e so lo los m ed io cres, los q ue no sienten ese con irn tim en tal. «U n m o n stre gai v ant m ieux q u ’un sen tim ental
flic to en a b so lu to , p ro s p e ra n : la c la se s u p e rio r fra c a sa y. rn n u y eu x » .
c o m o eje m p lo d e la d e g e n e ra c ió n , se crea e n e m ig o s; porque,
p o r o tra p arte, n o s in d ig n a el q u e se presente lo m ediocre
c o m o finalidad y se n tid o (y tam b ién p o rq u e y a nadie puede 36
resp o n d er a un ¿para qué?).
4 ) P or q ue el e m p e q u e ñ e c im ie n to , la cap a cid ad d e sufrir, lil filósofo nihilista está co n v en cid o de q ue todo aconte-
la inquietud, la prisa, la con fu sió n crecen sin cesar; porque l;i i r r no tiene sen tid o , de q u e to d o su ced e en vano, y tam bién
a ctu alizació n de to d o este im p u lso , la llam ad a «civilización» ilr que n o d eb ería ex istir nad a sin sentido ni en vano. P ero
es c ad a ve m á s fácil, y el in d iv id u o en fre n tad o a esta m a ¿por q u é este no d eb ería? ¿D e d ó n d e se to m a este « sentido»,
q u in a ria m o n stru o sa se desalienta y se somete. t'sla m ed id a? El nihilista q u iere decir, en el fondo, q u e la
c o n sid eració n d e u n a tal e x is te n c ia v acía e inú til n o es s a
tisfacto ria p a ra un filó so fo , le p ro d u c e triste z a y d e se s p e -
34 im ión. U n a co n sid eració n así co n trad ice n u estra m ás sutil
•«fusibilidad c o m o filó so fo s. N os h a c e lle g a r a e sta ab-
El p esim ism o m o d ern o es u na e x p resió n de la inutilidad iiin la valoración: el carácter de la ex isten cia d eb ería satisfa-
del m u n d o m o d ern o , no del m u n d o y de la ex isten cia en ge i rr al filósofo para q ue esta p u ed a m an ten erse con p len o de-
n e ra l. nvlio...
P artien d o d e a q u í, e s fácil c o m p re n d e r q u e el p la c e r y
el d esp lacer so lo p u ed en ten er el sen tid o de m ed io s d en tro
35 ilrl su ced er; q u e d a ría p o r p re g u n ta r si, d e a lg u n a m a n era,
i*h |M)sible v e r el «sen tid o » , la «fin alid ad » , si la cu e stió n d e
L a « p rep o n d eran cia del d o lo r sobre el placer» o lo con tu falta de sen tid o , o la co n traria, n o serán insolubles para
trario (el hedonism o ): estas dos d o ctrin as son ya in d icio s que nosotros.
apu ntan al nihilism o...
54 FRIED RICH NIHTZSCHK
LA V OLUNTAD DE PODER 55

37
m ism o o el op tim ism o . N o se h a c o m p ren d id o lo q u e está al
iili'imce de la m año: que el p esim ism o n o es un p ro b lem a,
Evolución del pesim ism o al nihilismo.— Desnaturaliza
Miio un síntom a: que la palabra « p esim ism o » d eb ería su sti
ción de los valores. Escolástica de los valores. L os valores,
tuirse por la de «nihilism o»: que la cu estió n de si no ser es
perdidos, idealizados, en lugar de d o m in ar y dirig ir la ac
mejor q u e ser, es ya. p o r sí m ism a, u n a en ferm ed ad , un signo
ción, se vuelven contra ella, co ndenándola.
ile declive, una idiosincrasia.
C ontradicciones introducidas en lu g ar de los g rad o s y e;i
lil m ov im ien to nihilista es solo la ex p resió n de u n a de-
tegorías naturales. O d io a la jerarq u ía. L as contradicciones
i mlencia fisiológica.
co rresponden a una ép o c a po p u lach era, p o rq u e son fáciles
de com prender.
El m u n d o rechazado en presencia de un m undo cons
39
truido artificialm ente, « verdadero, válido». Finalm ente, se
descu bre con qué m ateria se ed ificó el « m u n d o verdadero»,
Debe comprenderse: que todas las clases de decaim iento
y ya solo q u ed a el reprobado, cargando en la cu en ta de este,
V de dolen cia han ayu d ad o , co n stan tem en te, al en ju icia
esta su prem a desilusión.
miento de v alo res totales; que, en el resu ltad o d e esta v alo
Y con esto ha llegado el nihilism o: se han co n serv ado los
ración d e co n ju n to , la d ecad en cia h a llegado a ser p rep o n d e
valores que sirven para ju zg ar, ¡y nada más!
rante, h a llegado, incluso, a dom inar; que no solo ten em o s
E sto da lugar al nacim ien to del pro b lem a de la fuerza y l;i
i (tic luchar contra todas las m iserias actuales, consecuencia de
debilidad:
In degeneración, sino que to d a d e cad en cia p ro d u cid a hasta
1) Los débiles se rom pen aquí en pedazos. ulioru h a q u ed ad o retard ad a, es decir, to d a v ía viva. U na tal
2) Los fuertes d estruyen lo que no se rom pe. nhorración general de la h um anidad, de sus instintos fu n d a
3) Los m ás fuertes superan los valores que sirven pañi mentales, una tal d ecad en cia general de los en ju iciam ien tos
juzgar. dr valores fo rm a la in terrogante p ar excellence, el verdadero
m rrtijo que el anim al « hom bre» p ro p o n e al filósofo.
Todo esto en conjunto crea Ia edad trágica.

40
III. E L M O V IM IE N T O N IH IL IS T A C O M O EX PR ESIÓ N
D E LA D E C A D E N C IA
Hl concepto «décadence».— L a d esco m p o sició n , la d e
la c ió n , los residuos, no son algo co n d en ab le en sí m ism o,
38
*nn solam ente una co n secu en cia n ecesaria de la vida, del
i iccim iento vital. L a aparició n de la d ecad en cia es tan esen-
R ecientem ente se han llevado a cab o m u ch o s ab u so s con
i lilimente n ecesaria co m o cu alq u ier su rg im ien to y av an ce de
el em p leo de una p alab ra fortuita e inadecuada en todos l o s
In vida, y n o se tie n e en la m a n o el m e d io d e h a c erla d es-
sentidos, se h ab la en todas partes de « p esim ism o » , se intent;i
«piirecer. P o r el con trario , la razón ex ig e q u e resp etem o s sus
a toda co sta solucionar la cuestión de si tiene razón el pesi
ilcrcchos.
56 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 57

Es ignominioso que todos los socialistas sistemáticos (La cura: por ejemplo, el militarismo, a partir de Napo
crean que podrían darse circunstancias, com binaciones so león, que vio a la civilización com o su «enemiga natural».)
ciales bajo las cuales el vicio, la enfermedad, el crimen, ki
prostitución, la miseria, dejen de crecer... Esto significa con
denar la vida... 42
Una sociedad no es libre de perm anecer siempre joven.
Incluso en sus más florecientes momentos de esplendoi Lo que se tuvo hasta el presente com o causas de la dege
tiene que dejar sus inmundicias, sus detritus. C.uanto con neración son sus consecuencias.
más energía y audacia vaya adelante, más rica será en fraca Asimismo, aquello que ha venido considerándose como
sos, en deformidades, y más cercana estará de la caída... L;i nira de la degeneración, son simples paliativos contra cier-
vejez no puede eliminarse con instituciones. Ni la enferme Ihn efectos de ella: los «curados» no son más que un tipo de
dad. Ni el vicio. los degenerados.
Consecuencias de la decadencia: el vicio: la viciosidad; la
enfermedad: la diátesis epidémica; el crimen: la criminali-
41 ildtl; el cebilato: la esterilidad; el histerismo: la abulia; el al-
mholismo: el pesimismo; el anarquismo: el libertinaje (lam
Fundam entos sobre la naturaleza de la decadencia: lo inen el espiritual). Los calumniadores, los subversivos, los
que hasta ahora hemos considerado com o sus causas son so escépticos, los destructores...
lamente sus consecuencias.
Con esto se modifica totalmente la perspectiva del pro
blema moral. 43
Toda la lucha moral contra el vicio, contra el lujo y el cri
men, incluso contra la enferm edad misma, peca de ingenui Sobre el concepto «décadence».
dad, parece superflua: no hay posible «enmienda» (contra el I) La duda está m otivada por la decadencia, igualmente
arrepentimiento).
que el libertinaje del espíritu.
La decadencia misma no es algo contra lo que pudiera lu .’) La corrupción de las costumbres está m otivada tam
charse: es absolutamente necesaria y propia de todas las épo bién por la decadencia (debilidad de la volición, necesidad
cas, de todos los pueblos. Lo que se debe com batir con to ile estimulantes muy fuertes).
das las fuerzas es la posible contaminación de las partes
') Los m étodos curativos, sicológicos y morales, no al-
sanas del organismo.
Ieiiui la marcha de la decadencia, no la contienen, son fisio
¿Actuamos así? Hacemos todo lo contrario. Precisamente lógicamente nulos.
en este sentido se orientan los esfuerzos de la humanidad.
¿En qué modo se encuentran relacionados con este pro I lay que considerar la gran nulidad de estas «reacciones»
blema biológico fundamental todos aquellos valores que |iielenciosas; no son más que formas de narcotización utili-
hasta ahora han venido considerándose com o superiores? L;i /iiilas contra ciertas consecuencias fatales; no logran elimi-
filosofía, la religión, la moral, el arte, etcétera. imi totalmente el elemento morboso de la decadencia; no pa
58 FRIED RICH N IETZSCH E
LA V OLUNTAD DK PODF.R 59

san, a m en u d o , de ser intentos hero ico s del h o m b re p a ra anu


■I) Se anhela un estado en el que ya no se sufra. Se con-
lar la d ecad en cia, p ara elim in ar un m ín im o de su nocividad.
nlili-ra a la vida como «I motivo de todos los males; se apre-
4) El nihilism o rio es un m otivo, sino únicam ente la ló
rlnii los estados inconscientes e insensibles (el sueño, los
gica de la decadencia.
ilrsvanecimientos) como incomparablemente más valiosos
5) E l « b ueno» y el «m alo» son tan solo dos tipos de la
los conscientes; de aquí una m e to d o lo g ía .
decadencia: se m antienen unidos ante todos los fenóm enos
fundam entales.
6) L a cuestión social es solo un resultado de la decadencia.
45
7) Las enferm edades, sobre todo las n erviosas y cerebra
les, son signos de que falta la fu erza d efen siv a de la n atura
Sobre la higiene de los «débiles». —Todo lo que se hace
leza fuerte; sucede igualm ente incluso con la irritabilidad, de
tumido en la debilidad fracasa. Moral: no hacer nada. Pero
forana que el placer y el d esplacer se conv ierten en p rob le
Id peor es que precisamente el poder de renunciar a la uc-
m as de prim era m agnitud.
uon. de no reaccionar, es el más afectado bajo el indujo
tic la debilidad: no se reacciona nunca más rápidamente
V ciegamente que cuando no debería reaccionarse en ab
44
soluto...
El vigor de una naturaleza se muestra en el contener
Tipos m ás co m u n es de la decadencia:
v retrasar la reacción; una cierta a5ia<po<pta le es tan ca-
imierística como a la debilidad la esclavitud del movi
1) C rey end o en co n trar rem ed ios se eligen los q ue acele
miento contrario, la repentinidad, la irrefrenabilidad de la
ran el agotam iento: entre ellos e stá el cristian ism o (por citar
■■ili ción». La voluntad es débil y el remedio para evitar
el caso m ás generalizado del instinto de ap o y arse en falso);
liiK'er tonterías sería tener una voluntad lo suficientemente
en tre ellos está el «progreso».
lucilo para no hacer nada... c o n tr a d ic tio ... Una especie de
2) Se p ierde la fu erza de resistencia contra las excitacio
imtodestrucción, el instinto de conservación es comprome-
nes — estam os condicionados p o r la casualidad— se aum en
lldo... El débil se daña a sí mismo... Este es el tipo de la de-
tan y exageran las ex perien cias h asta lo m onstruoso... una
nulencia...
«despersonalización» un a disg reg ació n de la voluntad; a
Realmente encontramos una monstruosa reflexión sobre
esto co rresponde to d a un a clase de m oral: la m oral altruista,
|inii licas para provocar la impasibilidad. El instinto va hasta
la que lleva a todas horas « la p ied ad » en los labios; en ella
iiquí por el buen camino, en el sentido de que no hacer nada
lo esencial es la d ebilidad de la personalidad, de m anera que
más útil que hacer algo...
vib ra al unísono y tiem b la co n stan tem en te c o m o u n a cuerda
Todas las prácticas de las órdenes religiosas, de los filó-
m usical sobreexcitada... u n a irritabilidad extrem a...
■.olós solitarios, de los faquires, se basan en la perfecta valo-
3) Se con fu n de la cau sa con el efecto; no se entiende la
nirión de que una determinada clase de hombre es tanto más
decad en cia e n su sen tido fisio ló g ico , y se ve en sus conse
Mdl a sí misma cuanto más se impide actuar.
cu encias últim as la cau sa real de la dolencia; a esto corres
ponde to d a la m oral relig io sa
60 FRIED RICH N IETZSCH E LA V OLUNTAD DE PODER 61

46 ilc los fen ó m en o s no rm ales con stitu y en el estad o enferm izo


ll'lau d e B ernard).
D ebilidad de la voluntad: esta es una co m p aració n qm De la m ism a form a que «el m al» puede ser considerado
p u ed e inducir a equivocaciones. Pues no h ay voluntad en ah «orno exageración, com o discordancia y desproporción, puede
soluto y, p o r lo tanto, no hay v oluntades fuertes ni débiles ■<cl bien» ser una d ieta pro tecto ra c o n tra los peligros de la
L a m ultiplicidad y la disgregación de los instintos, la falta de exageración, la discordancia y la desproporción.
sistem a entre ellos, tiene com o consecuencia «la voluntad dé La debilidad hereditaria co m o sentimiento dominante:
bil»; la coordin ación de estos instintos b ajo la preponderan causa de los valores superiores.
cia de uno solo tiene com o resu ltad o la «volu n tad fuerte»; cu Se quiere la debilidad: ¿por qué?... La m ay o r parte de las
el prim er caso, se trata de la oscilación y la falta de discerní veces, po rq u e se es necesariam en te débil.
m iento; en el segundo, la precisión y la claridad de rum bo. La debilitación co m o tarea: la d eb ilitació n de los apeti-
Ins, de las sensaciones de placer y desplacer, d e la voluntad
de poder, del se n tim ie n to del o rg u llo , del te n e r-y -q u ere r-
47 lener-m ás; la d eb ilitació n c o m o h u m illació n ; la d ebilitación
como creencia: la debilitación co m o repugnancia y vergüenza
L o que se hereda no es la en ferm edad, sino la predisposi ilc todo lo natural, co m o negación d e la vida, co m o en ferm e
ción a la enferm edad; la im po ten cia para resistir el peligro dad y debilidad habituales...; la debilitación co m o renuncia a
de penetraciones nocivas, la destrozada capacidad de resis lii venganza, a la resistencia, a la en em istad y a la cólera.
tencia, etcétera; ex p resad o desde el p u n to de vista m oral: la El erro r en el tratam iento: no se q uiere co m b atir la debili-
resignación y la cobardía ante el enem igo. ilud con un sistem a fortificante, sino con una especie de ju s
M e he preguntado si no se pueden co m p arar todos estos tificación y m oralizació n , es decir, con u n a interpretación...
valores superiores de la filosofía, de la m oral y la religión, La co nfusión de dos estad o s co m p letam en te diferentes:
tal com o se han desarrollad o h asta ahora, con los valores del por ejem plo, el d escanso de la fuerza, q ue esencialm ente
débil, del lunático y el n eurasténico, ya que representan, de consiste en ren u n ciar a la reacción (el tipo de dioses a los
form a m ás atenuada, los mismos males... i|iie nada con m u ev e), y el reposo del agotam iento, el éxtasis
El valor de todos los estados m o rb o so s consiste en que llevado hasta la anestesia. T odos los p rocedim ientos filosó-
m u estran, b ajo una lente de aum ento, ciertas situaciones ñor Iico-ascéticos se d irigen al segundo, p ero se refieren en re a
m ales d ifíciles de percibir precisam ente p o r su norm alidad. lidad al prim ero... pues confieren a esta situación alcanzada
S alud y enferm ed ad no son esen cialm en te diferentes, los predicados q u e harían p en sar q u e se h ab ía logrado un es-
com o creían los antiguos m éd ico s, co m o cre en to d av ía cier liulo d ivino.
tos p racticones. N o se deben h acer de ellas distintos prin ci
pios o entidades que luchan en tre sí p o r el org an ism o v iv o y
lo convierten en su cam p o de batalla. E sto son cosas estú p i 48
d as y sin sentido q ue no sirven p ara nada. E n realidad, hay
e n tre estas dos fo rm as de e x iste n c ia so lo d ife re n c ia s de 1.a equivocación m ás peligrosa. — H ay un co n cep to que,
grado: la exageración, la desproporción, la falta de arm onía aparentem ente, no d a lugar a n in g u n a co nfusión, a ninguna
LA V O L U N T A D DE PO D ER 63
62 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E

i|iiiera que se veñeraba se buscaba a alguien que pudiera dar


ambigüedad: es el agotamiento. El agotamiento puede ser
lllHO.
adquirido o puede ser hereditario, pero, en cualquier caso,
Aquí conducía a error la experiencia de la embriaguez.
cam bia el aspecto de las cosas, el valor de las cosas...
lista aum enta al m ás alto grado el sentim iento de poder;
A diferencia de aquel, que, por la plenitud que representa
en consecuencia, el poder era juzg ad o ingenuam ente. En
y siente, se desprende involuntariamente de algo — algo que
el más alto grado del poder debía estar el más ebrio, el extá
en todo caso le sobra— y lo aporta a las cosas para hacerlas
tico. (Hay dos puntos de partida de la em briaguez: la pleni
más plenas, más llenas de poder, más ricas de futuro; a dife
tud vital desm edida y un estado de nutrición m orbosa del
rencia de aquel, el agotado em pequeñece y estropea todo lo '
cerebro.)
que ve. em pobrece el valor: es nocivo...
Sobre esto no parece posible el error; a pesar de toda la
historia, presenta el hecho espantoso de que los agotados
49
sean siempre confundidos con ¡.os que están más plenos, y
los más plenos con los más nocivos. '
Agotam iento adquirido, no hereditario; 1) Alimentación
El vitalmente pobre, el débil, em pobrece más la vida; el
insuficiente, a m enudo por ignorancia de cóm o debem os
vitalmente rico, el fuerte, la enriquece. El primero es un pa
nutrimos, por ejemplo, en los sabios. 2) La precocidad eró
rásito; el segundo aporta algo a ella... ¿Cóm o es posible con
tica: una maldición, sobre todo en la juventud francesa, so
fundir al uno con el otro?
bre todo la de París, que sale ya del liceo corrom pida y su
Cuando el agotado apareció con el gesto de la actividad y
cia para entrar en el m undo y ya no es capaz de liberarse
la energía más altas (cuando la degeneración exigía un ex
de las cadenas de unas inclinaciones despreciables; ju v e n
ceso de descarga espiritual o nerviosa), entonces se le con
tud irónica y desdeñosa consigo misma, galeotes que poseen
fundió con el rico. Produjo miedo... El culto del loco es
todos los refinam ientos (por lo dem ás, en los casos más
siempre también el culto del vitalmente rico, del poderoso.
frecuentes, es esto un síntom a de la decadencia de raza y
El fanático, el poseído, el fanático religioso, todos los ex
familia, com o toda hiperirritabilidad; y, en la m ism a forma,
céntricos han sido considerados corno tipos superiores del
del co n tag io del m edio: tam bién el dejarse determ inar
poder: com o divinos.
por el am biente es signo de decadencia). 3) El alco h o
Esta clase de fuerza que despertaba miedo, pasaba ante
lismo, no el instinto, sino el hábito; la imitación estúpida, el
todo por divina; aquí tenía su punto de partida la autoridad,
cobarde o fatuo acomodarse a un régimen dominante: ¡qué
partiendo de aquí se interpretaba, se oía, se buscaba la sabi
cosa tan bienhechora es un judío entre alemanes! Ved qué
duría... Desde aquí se desarrollaba casi siem pre una volun
em brutecim iento, qué cabeza vacía, qué azul el ojo; la fal
tad de «divinización», es decir, de degeneración típica del
ta de esprit en la cara, en la palabra, en la compostura; la
espíritu, del cuerpo y los nervios: un intento de encontrar el
forma perezosa de estirarse, la necesidad alem ana de re
cam ino hacia esta clase superior de existencia. Estar en
poso, que no viene de un exceso de trabajo, sino de una as
fermo, volverse loco, provocar los síntom as de perturba
querosa excitación y sobreexcitación producida por los al
ción, esto significaba hacerse más fuerte, más sobrehu
coholes.
mano, más tem ible, más sabio. Creíase con ello hacerse tan
rico de poder que se podía donar parte de él. En donde
64 HRIEDRICH N IETZSCH E LA VOLUN TA D D E PODER 65

50 pesimismo actual (fo rm a s to d a s del ideal c ristia n o d e v a


lores).
Teoría del agotamiento.— El vicio, los en ferm o s de espi O lo u n o o lo o tro es verdadero: v erd ad ero , es decir, que
ritu (especialm ente los artistas...), los crim inales, los anar i'lcva el tipo hum ano...
quistas, no pertenecen a las clases oprim id as, sin o que son d El sacerdote, el pastor d e alm as, co m o form as rech aza
d esecho de todas las clases de sociedad co n o cid a s hasl;i bles d e la existencia. T oda la ed u cació n fue hasta ahora in-
ahora... iltil, inconsistente, sin orientación ni punto de apoyo, llena de
C on el análisis de que todos nuestros estratos sociales han i'ontradicciones en cuan to a los valores.
sido p em ieab ilizad o s p or estos elem entos, h em o s com pren
dido que la sociedad m o d ern a no es una « sociedad», no es
un «cuerpo», sino un co n g lo m erad o en ferm o de chandalas. 52
una sociedad que ya no tiene fuerzas para la excreción.
H asta qu é punto, a través de la v ida en com ún duran te si N o es inm oral la N atu raleza c u an d o n o tie n e c o m p asió n
glos, la en ferm ed ad se ha hecho m ás profunda: |K>r los d egenerados: p o r el con trario , el crecim ien to de los
ulules fisio ló g ico s y m o rales es la consecuencia de una mo-
L a virtud m o d ern a | ml enfermiza y antinatural.
La espiritualidad m oderna } co m o form as d e enferm edad ¿D e qué d ep en d e q u e la h u m anidad esté co rro m p id a en el
N uestra ciencia I impecto m oral y fisiológico? El cu erp o p erece c u an d o un ór-
Uiino está alterado. N o se puede v o lv er a llevar el derecho
■id altruism o a la fisiología, de la m ism a form a que no se
51 puede referir el d erech o de ser ay u d ad o a la igualdad de la
'tuerte: to d o esto son prem ios para los d e g en erad o s y p ara los
El estado de la corrupción.— C om p ren d er la interconexión ■|uc y a nacie ro n m alparados.
de totlas las form as de c o rru p ció n , y, en tre ellas, no olvidat N o h ay so lid arid ad en u n a so cied ad en la q u e ex isten
la corrupción cristiana (P ascal co m o tipo), ni la corrupción i'lem entos estériles, im p ro d u ctiv o s y d e stru c to re s, q ue,
socialista-com unista (u n a co n secu en cia d e la cristiana) — l;i íiilemás, ten d rá n d e sc en d ie n te s m ás d eg e n erad o s q u e ello s
m ás alta concepción d e la sociedad en los socialistas es, mismos.
d esd e el punto de v ista de las cienc ias físicas y naturales, la
m ás baja en la jerarq u ía d e las sociedades— ; ni la corrup
ción del «m ás allá»: co m o si fu era del m u n d o real, el del de 53
venir, hubiera otro, el del estar siendo.
A q u í no p uede h a b er n in g ú n armisticio: a q u í hay q u e eli Hay u n e fe c to p ro fu n d o y c o m p le ta m e n te in c o n scien te
m inar, destruir, h acer la g uerra; h a y q u e d esen m a sca ra r aún ilr la d ecad en cia m ism a sobre los ideales de la ciencia: toda
en todas partes la m ed id a cristian o -n ih ilista de valores y Muestra so cio lo g ía es u n a p ru eb a de esta afirm ación. Hay
com batirla bajo todos los disfraces en q u e se esco n d e..., poi i|iic reprocharle, sin em b arg o , q u e su única ex p erien cia se
ejem plo, en la sociología actual, en la música actual, en el I h i s i i en los elem en to s d eclin an tes d e la sociedad y que in-
66 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O LU N TA D DE PO DER 67

evitablemente tom a sus propios instintos de declive como Un largo reflexionar sobre la fisiología del agotamiento
norm a del juicio sociológico. me forzó a la siguiente pregunta: ¿hasta qué punto los juicios
La vida que declina en la Europa actual formula en ellos di' los agotados se han introducido en el m undo de los va
sus ideales colectivos; todos ellos se parecen, hasta confun lores?
dirse, a los ideales de viejas razas que aún sobreviven... El resultado fue de lo más asombroso, incluso para mí,
Del m ism o modo, el instinto de rebaño — un poder que i|ue ya me había encontrado familiarizado con algunos m un
hoy se ha hecho soberano— es algo fundamentalmente di dos bastante extraños: encontré que todos los juicios de va
ferente del instinto de una sociedad aristocrática: depende lor superiores, a todos los que han llegado a enseñorearse
del valor de las unidades el significado de la suma... Tod;i Nobre la humanidad, al menos sobre la humanidad dom esti
nuestra sociología no conoce ningún otro instinto que el del cada, se podían rastrear hasta descubrir que eran juicios de
rebaño, es decir, el de la sum a de los ceros, en que cualquiei ngotados.
cero tiene los «mismos derechos» en un lugar donde es un;i Tras los nombres más sagrados deduje las tendencias más
virtud ser un cero... destructoras; se ha llamado Dios a todo lo que debilita, a
La valoración con la que se juzgan hoy las diferentes tor lodo lo que predica la debilidad, a todo lo que infecta de de
mas de la sociedad es exactamente igual a aquella que con bilidad...; descubrí que el «hom bre bueno» era una auto-
cede un valor más alto a la paz que a la guerra; pero este jui «lirmación de la decadencia.
ció es antibiológico, es, incluso, un aborto de la decadencia de Aquella virtud; de la cual todavía ha dicho Schopenhauer
la vida... La vida es una consecuencia de la guerra, la sociedad que es la superior, la única, el fundam ento de todas las vir-
misma es un medio para la guerra... El señor Herbert Spen ludes, justam ente la piedad, la reconocí yo com o más peli
cer es un decadente como biólogo; lo es tan bien como moni grosa que cualquier vicio; dificultar esencialm ente la selec-
lista (¡ve algo digno de adm irar en el triunfo del altruismo!) i'ión de la especie y el limpiarla de excrementos, esto se ha
conocido hasta ahora com o la virtud por excelencia... Hay
i|iie honrar a la fatalidad; la fatalidad que dice al débil: «¡pe-
54 rrce!»...
Se ha llamado Dios a lo que com batía a la fatalidad; a lo
He tenido la suerte de volver a encontrar, después de mi \|tlc em pobrecía y corrom pía a la humanidad... No se debe
lenios enteros de extravío y equivocaciones, el cam ino qm iisnr el nombre de Dios en vano...
lleva a un sí y a un no. La raza está corrompida, no por sus vicios, sino por su ig
Enseño el no contra todo lo que debilita, contra todo le norancia; está corrom pida porque no ha entendido el agota
que agota. miento com o tal agotamiento: los errores fisiológicos son
Enseño el .sí hacia todo lo que fortalece, acum ula tuerzas i misa de todo mal...
justifica el sentimiento de la fuerza. La virtud es nuestro gran error.
Hasta ahora no se enseñaron ni lo uno ni lo otro: se ha en Problema: ¿cómo llegaron a hacer los agotados las leyes
señado la virtud, el altruismo, la com pasión, se ha enseñad*1 ilr los valores? Dicho de otra forma: ¿cómo llegaron al po-
incluso la negación de la vida. Todos estos son valores ca ilcr los que son los últimos?... ¿Cómo llegó el instinto del
racterísticos de los agotados. Hiinnal hombre a estar cabeza abajo?...
I
68 FRIED RICH N IETZSCH E LA V OLUN TA D DE PODER 69

IV. L A C R IS IS : E L N IH IL IS M O Y L A ID E A ¡Esta es la form a ex trem a del nihilism o!: ¡la nada («el a b
DEL RETORNO surdo») eterna!
Form a eu ro p ea del budism o: la energía del sab er y de la
55 Tuerza o bliga a una creen cia sem ejante. Es la m ás científica
tic lodas las hipótesis posibles. N egam os las m etas finales: si
L as p o sicion es extrem as no se resuelven con posiciones lu existencia tuviera un fin, este tendría ya que h ab er sido al-
m oderadas, sino con otras igualm ente extrem as p ero contra i'mizado.
rias. Y así sucede con la creencia en la inm oralidad absoluta de •
la naturaleza, con la inutilidad y la falta de sentido de la em an ^ :¡: ,-Jí
cipación psicológicam en te n ecesaria, c u an d o y a n o se puede
m an ten er la creen cia e n D ios y e n un orden m oral esencial. E ntonces se com prende q ue lo que se persigue aq u í es
El nihilism o aparece aq u í no po rq u e la d esg an a p o r la exis Ulia antítesis del panteísm o: puesto que la creen cia de que
ten cia sea m ás g rande que antes, sino p orque nos h em os he lodo es p e rfe c to , d iv in o , e te rn o n o s fu e rz a a a d m itir el
cho d esconfiados hacia un « sentido» del m al, e incluso d e lu "eterno retorno». U na pregunta: ¿se ha im p ugnado tam bién
existencia. Pereció una interpretación: puesto que, mientras lu m oral, este d ecir «sí» p an leísta a todas las co sas? En el
la in terpretación servía, p areció c o m o si n o hubiera ningún huido lo que se ha superado es sólo el D ios m oral. ¿T iene
sentido en la existencia, c o m o si todo fu era e n vano. wivlido cre er en un D ios « m ás allá del b ien y del m al» ? ¿Se-
tIn panteísm o p en sar en este sentido? ¿S u p rim irem o s la idea
i
* * * l ilr lin alid ad del p ro c e so y, a p e sa r de to d o , c o n firm a re m o s
el proceso? E sto sucedería si den tro de ese pro ceso , en todo
El q u e este «en v ano» sea el carácter de nuestro nihilismo m om ento, se alca n z a se un fin, y ese fin fu era sie m p re el
actual q u ed a p o r dem ostrar. L a d esco n fian za contra nuestras misino.
apreciaciones de valores anteriores ascien d e hasta la si Spinoza alcanzó una tal posició n afirm ativ a en cuanto
i guíente pregunta: ¿no serán todos los valores m ed ios de se i|lie cada m o m en to tiene una necesid ad lógica; y él triunfó,
ducción con los cuales la co m ed ia se alarga p ara q u e no lie | mh m edio de su instinto fun d am en talm en te lógico, sobre
i gue n u nca el desenlace? L a d uración con un «en v ano» sin nuil tal co nd ició n del m undo.
sentido y sin finalid ad es la idea m ás paralizad o ra, sobre
| todo cuando se co m pren d e que lo en g añ an a uno y, sin em * % ?¡¡
( bargo, n o está en las fu erzas d e uno el p o d e r evitar.
t l'ero su caso es solo un caso aislado. C u alq u ier rasg o fun-
* % * limuental del carácter que palpite en el fo n d o de cu alq u ier
I' Invito, que se exp rese en cu alq u ier acontecer, cu an d o sea
C on sid eram o s e sto s pen sam ien to s e n su fo rm a m ás terri «^perim entado p o r un individuo co m o su rasgo caracterís
ble: la existencia tal co m o es, sin sen tid o y sin finalidad tico fundam ental, debería im p u lsar a ese individuo a ap robar
pero in evitablem ente re to m a n d o so b re sí, sin lleg ar a un li lillinlalm ente cad a instante d e la ex isten cia universal, lm pli-
nal en la nada: «El etern o retorno». Hti'lii. incluso, que se percibiese con placer p ara uno m ism o
70 ERIEDRICH NIETZSCHF, [.A V OLUNTAD OH PODER 71

este rasgo fun d am en tal del carácter, qu e se co n sid e rará destruya. los m alp arad o s ya n o h allarían en ella .su c o n
bueno y valioso. duelo y p erecerían .
P ero la m oral ha protegido, contra (a d esesperación y el
salto a la nad a en tales h o m b res y estratos, a la vida que ha '■i: :Íi
bía sido v io lentada y oprim ida por los h om bres, p uesto qui
la im potencia contra los hom bres, n o la im p o ten cia c o n tra la liste p erecim iento se presenta c o m o la ruina de sí m ism o,
naturaleza, testifica la am argura m ás d esesp erad a co n tra l;i i m no la elecció n instintiva de lo que forzosam ente destruye.
existencia. L a m oral ha tratad o c o m o en em ig o s a los autori I ,d s síntom as de esla autodeslrucción de los m alparados es
tarios, a los que ejercitaban la v iolencia, a los «Señores* lii m ilovivisección, el en v en en am ien to , la em b riag u ez, el ro
co n tra los que debe ser p rotegido, es decir, alentado, fortale m an ticism o an te lo d o la tu e rz a in stin tiv a q u e nos lleva a
cido. el hom bre com ún. P or consiguiente, la m oral ha ense lenli/.ar a cto s p o r los c u a le s h a c e m o s p o d e ro so s a n u estro s
ñado a o d iar y despreciar en lo m as pro fu n d o lo q u e es el t'iiem igos m o rta le s (que se erig en , c o m o q u ien d ic e , en sus
rasgo característico fundam ental de los do m in ad o res: su vo I>iopios verd u g o s), la voluntad de destru cció n c o m o volun-
Imitad de poder. N egar, d estru ir y elim in ar esta m oral sera IimI de un m ás p ro fu n d o instinto, el instinto de autodestruc-
co n sid erar el instinto m ás o d iad o con un sen tim ien to y valo i Itui. la voluntad de la nada.
rización contrarios. Si el q u e sufre, el o prim ido, perdiera la Ir
en su derecho a poder d esp reciar la voluntad de poder, en * *
traría de lleno en la fase de la desesperación total. Se daría este
caso cuando este rasgo fuera esencial para la vida, cuando !;i l il nihilism o, c o m o sín to m a de ello , indica que los deshe-
c o n secuencia fuera q ue incluso en aquella voluntad de mu itfdmlos y a n o tienen ningún co n su elo , q u e d estruyen para
ral esta «voluntad de poder» estuviera sola, encubierta, que ni'i destruidos: que, privados de la m oral, ya no tienen nin-
tam bién aquel odio y desprecio fueran una voluntad d e pn tiliuii razón para «entregarse», que están afincados en el te-
der. El oprim ido se daría entonces cu en ta de que estaba ;il iieuo del principio opuesto y tam bién quieren poder por su
m ism o nivel que el opresor y no tenía ningún privilegio ih |Mile forzando a los p oderosos a ser sus verdugos. E sta es la
ningún rango superior sobre este. turnia europea del budism o, el no-activo, d espués de que
nula existencia ha perd id o su «sentido».

¡M uy al co n trario !, no hay nad a en la v id a q ue tenga v;i


lor e x cep to el grado de poder, a c o n d ició n , p o r su p u esto, di l a «m iseria» no ha crecido: jal co ntrario!: «D ios, m oral,
q u e la v id a m ism a sea v o lu n tad de poder. L a m oral proli inmisión» eran m ed icin as contra grad o s terriblem ente pro-
gía a los m alp arad o s c o n tra el n ih ilism o , al tiem p o qn. luiiilos de d esventura; el nih ilism o activo aparece en condi-
c o n ced ía a c ad a u n o u n v a lo r in fin ito , un v a lo r m etafísico . limes relativam ente m ucho m ás favorables. Ya el hecho
y lo em p lazab a en un o rd en q u e no estab a de acu erd o coi. iillimo de q u e la m o ral sea co n ceb id a c o m o superada, esta-
el p o d er y el ran g o del m u n d o : en se ñ a b a la en treg a, la Im iili'i e un g rad o relativo de cultura espiritual; y esta, a su vez,
m ild a d . etc. A d m itie n d o q u e la c re e n c ia en esta m oral mi bienestar relativo. U n cierto can san cio espiritual, llevado
72 FR IED RICH N IETZSCH E LA VOLUN TA D D F PODER 73

p or la larga lucha de opiniones filosóficas h asta el m ás d es cnsualidad, del absurdo, sino que la am aban; los que pueden
esp erado escepticism o con tra la filosofía, caracteriza igual pensar en el h o m b re c o n una sig n ific a tiv a am in o ra c ió n de
m ente la situación, nada inferior, de estos nihilistas, piénsese nu valor, sin p o r e so e m p e q u e ñ e c e rse ni d e b ilitarse: los
en la situación en que ap areció el B uda. L a d o ctrin a del liuís ric o s en salu d , lo s q u e se h an a c o stu m b ra d o a las
«eterno retorno» tendría p resupuestos sabios (corno los ten m ayores desg racias y p o r ello y a no tem en a la desgracia,
dría la do ctrina del B uda, p or ejem plo: el con cep to de la ca hom bres que están seguros d e su p o d er y q u e representan
sualidad, etc.). con un o rg u llo co n sc ie n te la fu erza qu e el h o m b re ha a d
quirido.
^ 'f*
:¡s * t'fi
¿Q ué significa entonces «desheredado»'? C onsiderem os
la cuestión sobre todo fisiológicam ente, ya no políticam ente. ¿Q ué p en saría un ho m b re así del « eterno retorno»?
La clase m ás insana del hom bre de E uropa (en todos los es
tratos) es la base de este nihilism o; ella co n ceb irá la creen
c ia en el «eterno reto m o » c o m o una m ald ició n que cuando 56
hiere hace que 110 se retroceda ante ningún acto; qu errá no
e x tinguir pasivam ente, sino ex tin g u ir todo lo que hasta esc V. P E R IO D O S D E L N IH IL IS M O E U R O P E O
p unto está falto de sentido y finalidad: a p esar q u e se traía
solo de un espasm o, de una rabia c ie g a ante la idea de que El p e r io d o d e o sc u rid a d , de toda clase d e tentativas para
todo estaba allí desde la etern id ad , incluso este m o m en to de conservar lo viejo y no d ejar escap ar lo nuevo.
nihilism o y de ansia d e destrucción. El v alo r de una crisis tal El p e r io d o d e c la r id a d ; se c o m p ren d e q u e v iejo y n uevo
reside en qu e purifica, en que fu erza la agrup ación de ele son co n trad iccio n es fu n d am en tales: los valo res antig u o s
m entos sem ejantes y los hace desco m p o n erse m utuam ente: nacieron de la vida en d ecliv e, los n u ev o s, d e la v id a as
en q u e asigna a los h om bres de form as de pen sar opuestas cendente; se co m p ren d e q u e todos los an tig u o s ideales son
tareas co m u n es, tray en d o a la luz tam bién, d e en tre ellos, ;i opuestos a la vida (nacid o s de la d ecad en cia y d eterm i
los débiles, a los inseguros, y p ro v o can d o así el im pu lso ha nantes de la d ecad en cia, au n q u e estén ad o rn ad o s con el
cia una jerarq u ía de las fuerzas d esd e el punto d e vista de l;< m agnífico traje d o m in g u ero d e la m oral). C o m p ren d em o s
salud: reconociend o por su co n d ició n a los q u e o rd en an y ;i lo antiguo y estam os m uy lejos de ser suficientem ente fuertes
los que obedecen. N aturalm en te, fu era de todas las norm as para lo nuevo.
sociales existentes. E l p e r io d o d e la s tre s g r a n d e s p a s io n e s : el desprecio, la
com pasión, la destrucción.
% * *
E l p e r io d o d e la c a tá s tr o fe : la aparición d e una doctrina
que criba a los hom bres... qu e em puja a los débiles, e igual
¿Q uién es se m ostrarán aq u í c o m o los m ás fuertes? Lo s mente a los fuertes, a to m ar resoluciones.
m ás m o d erad o s, los q u e n o te n ía n n e c e sid a d d e dogm as
ex trem o s, los que no solo acep tab an una b u en a p arte de l:i
I
74 [ R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L IN T A D DE PODER 75

VI. PARA LA HISTORIA D EL N IH ILISM O EUROPEO El «hom bre bueno» com o síntoma del agotamiento.
La justicia com o voluntad de poder (disciplina).
a) La c o n f u s ió n m o d e r n a Lujuria y neurosis.
M úsica negra, ¿en dónde está la música regenadora?
57 El anarquista.
Desprecio del individuo, asco.
Am igos míos: nuestra juventud fue muy difícil: liemos Profunda diferenciación: ¿lo creador es el ham bre o la sa
sufrido de la juventud com o de una enferm edad grave. Esto • ciedad? La primera crea los ideales del romanticismo.
es debido a la época en la cual fuimos lanzados, época de Falta de naturalidad nórdica.
una profunda decadencia y confusión interior, que se oponía La necesidad del alcohol: los trabajadores, «miseria».
con todas sus debilidades e incluso con sus m ejores luerzas El nihilism o filosófico.
al espíritu de la juventud. La confusión y también la incerti
dum bre son propias de esta época: nada se mantenía firme y
digno de crédito: se vivía para m añana puesto que el pasado 60
m añana era incierto. Todo era resbaladizo y peligroso en
nuestro cam ino, y por ello se ha hecho tan delgado el hielo El lento avance y ascenso de las capas medias e inferiores
que nos m antiene todavía; sentimos entonces todos el inhos (incluida aquí la clase baja, de cuerpo y espíritu), que ya an-
pitalario aliento de la escarcha: por donde nosotros camina les de la Revolución Francesa estaba claram ente preludiada
m os todavía ¡pronto no podrá cam inar ya nadie! y que, aun sin la Revolución, hubiera encontrado igualmente
su cam ino hacia delante — la preponderancia, en sum a, del
rebaño sobre todos los pastores y m ansos— , trae consigo:
58
1) El entenebrecim iento del espíritu (la coexistencia de
Si esta no es una época de declive y debilitación de las una apariencia estoica y frívola de felicidad, propia de cul
fuerzas vitales lo es. por lo m enos, de tentativas insensatas y
turas selectas, decrece: se descubren m uchos sufrim ientos
arbitrarias; y es probable que de un exceso de experimentos que anteriorm ente se ocultaban y soportaban).
fracasados surja una impresión general de decadencia, y quiza 2) La hipocresía moral (una forma de querer distinguirse
la cosa m ism a; la decadencia. por la ética, pero m ediante las virtudes del rebaño: com pa
sión, cuidados, m oderación, virtudes que no son reconoci
das ni co n sid erad as dignas fuera de las posibilidades del
59
rebaño).
VII. PARA LA H ISTO R IA D EL O SC U R A N T ISM O 3) Un verdadero cúm ulo de condolencias y satisfaccio
M ODERNO nes com partidas (el bienestar com ún, en grandes agrupa-
mientos. C om o lo tienen todos los anim ales que se organi
Los nóm adas del E stado (em pleados, etc.): sin «patria». zan en rebaños: sentido de la com unidad», «patria», todo
L a decadencia de la familia. aquello en lo que no se tiene en cuenta al individuo).
76 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D DK PO D ER 77

61 63

N u estra época con sus afanes por sup rim ir y ev itar las lin conjunto, nuestra humanidad actual ha alcanzado una
p enurias eventuales y librarse de las p o sib ilid ad es d es nmlidad m onstruosa de humanitarismo. El que esto en ge
agradables es una época de pobres. ¡N uestros «ricos» son neral no sea percibido es en sí m ism o una dem ostración de
los pobres! ¡El verdadero fin de toda riqueza se ha olvi rilo: nos hemos vuelto tan sensibles a las pequeñas miserias
dado! t|iie hemos pasado por alto lo inicuam ente alcanzado.
Aquí hay que descontar el que haya mucha decadencia y
(|tie, visto con tales ojos, nuestro m undo debe tener un as
pecto malo y miserable. Pero estos ojos han visto lo mismo
62
rn todas las épocas:

Crítica del hombre m oderno.— El hombre bueno m era 1) Una cierta sobreexcitación, incluso de la sensibilidad
mente corrompido y seducido por malas instituciones (tira moral.
nos y sacerdotes); la razón como autoridad; la historia como 2) La cantidad de am argura y oscurecim iento que el pe
superación de errores; el futuro com o progreso; el Estado simismo lleva consigo en el enjuiciamiento: ambos puntos
cristiano («el Dios de los ejércitos»); la actividad sexual cris lian hecho que predomine la representación contraria: de que
tianizada (o el matrimonio); el imperio de la «justicia» (el nlgo va mal en nuestra moralidad.
culto de la «humanidad»); la «libertad». La efectividad del crédito, de todo el com ercio mundial,
La actitud romántica del hombre moderno; el hom bre no ile los m edios de comunicación: esto expresa una confianza
ble (Byron, Victor Hugo, G eorge Sand); la noble indigna monstruosamente dulce en los hombres... Esto contribuye
ción; la santificación por la pasión (como verdadera «natu Imnbién a:
raleza»); el tornar partido por los oprimidos y desheredados; 3) La independización de la ciencia de los puntos de vista
lema de los historiadores y novelistas: los estoicos del deber; morales y religiosos: un muy buen indicio, pero que la m a
el «desinterés» com o arte y conocimiento; el «altruismo * yor parte de las veces se ha entendido erróneamente.
com o fórm ula engañosa del egoísm o (utilitarismo), el egoís
mo m ás sentimental. Yo intento a mi manera una justificación de la historia.
Todo esto es el siglo xvm . Por el contrario, lo que no se
ha heredado de él, la insouciance, la despreocupación, la
64
elegancia, la claridad espiritual. El tem po del espíritu se ha
transform ado: el goce en la sutileza y la claridad intelec
El segundo budism o.— Catástrofe nihilista, que llega a su
tuales ha cedido al placer por los colores, por la armonía,
fin con la cultura india. Signos precursores: el predom inio de
por la m asa, por la realidad, etcétera. Sensualism o en lo
lu compasión. La gran fatiga espiritual. La reducción de los
espiritual. En resum en, es el siglo xvm de Rousseau. problemas a cuestiones de placer y desplacer. La gloria m i
litar, que provoca un contragolpe. A sí com o la delimitación
nacional con fronteras provoca un contramovimiento, la mas
78 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 79

cordial «fraternidad». La imposibilidad de la religión en po oraciones diarias), el tren, el telégrafo. Centralización de una
der seguir operando con dogmas y fábulas. cantidad monstruosa de intereses diferentes en un alma: que
para ello debe ser fuerte y capaz de cambio.

65
6X
Lo que hoy es com batido más profundamente es el ins
tinto y la voluntad de la tradición: todas las instituciones que Por qué lodo se conviene en comedia.— Al hombre mo
deben su origen a este instinto van contra el gusto del espí derno le falta: el sustento seguro (consecuencia de una larga
ritu moderno. En el fondo, no se piensa ni se hace nada que forma de actividad idéntica de una clase de hombre); la inca
no tenga como fin el desarraigar este sentido de lo tradicio pacidad de hacer algo perfecto es solo consecuencia de esto:
nal. Se toma la tradición com o fatalidad; se la estudia, se la no se puede alcanzar en solitario lo que debería dar la escuela.
reconoce (como «herencia»), pero 110 se la desea. La tensión Lo que crea una moral, un código; el profundo instinto de
de una voluntad durante mucho tiempo, la elección de situa darse cuenta que solo el automatismo hace posible la per-
ciones y valores que hacen que se pueda disponer de siglos lección en la vida y en el trabajo.
del futuro: todo esto, precisamente, es en gran medida anti- Pero ahora hemos alcanzado el polo opuesto, sí, hemos que
modem o. De lo cual se deduce que los principios desorgani rido alcanzarlo — la más extrema conciencia, la aulopenetra-
zadores son los que caracterizan a nuestra época. ción, del hombre y de la historia— , con lo cual estamos prác
ticamente lo más alejados posible de la perfección en el ser, el
hacer y el querer: nuestras ansias, nuestra voluntad misma de
66 conocimiento, son síntomas de una enorme decadencia. A m
bicionamos lo contrario de lo que quieren las razas fuertes, las
«Sed sencillos»: una exigencia para nosotros, com plica naturalezas fuertes: el com prender es un fin. Que sea la cien
dos e incompresibles examinadores, que es sim plem ente una cia posible en este sentido, tal como se lleva hoy a la práctica,
tontería. Sed naturales: ¿pero cóm o, cuando se es precisa es la prueba de que lodos los instintos elementales de protec
mente innatural?... ción y de defensa de la vida y¿t 110 funcionan. Ya no acopia
mos: despilfarramos los capitales de la experiencia, de la
misma forma en que llevamos a cabo el conocimiento.
67

69
Los medios añejos de obtener seres hom ogéneos y per
durables a través de largas generaciones: propiedad intrans Knsgos nihilistas:
ferible de la tierra, veneración de los antepasados (origen de
la creencia en dioses y héroes como patriarcas). a) En las ciencias físicas y naturales («falta de sentido»);
Hoy en cambio, la división de la propiedad responde a la nuisalismo, mecanicismo, la «legitimidad», un entreacto, un
tendencia más opuesta posible: el periódico (en lugar de las desecho.
80 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 81

b) Lo m ism o en la política: le falta a uno la fe en su de La sensibilidad es indeciblemente m ás irritable (.bajo el


recho, la inocencia; reina el engaño, el oportunismo. disfraz de la moral: el incremento de la com pasión); la abun
c) Lo m ism o en la econom ía popular: la supresión de la dancia de impresiones dispares es más grande que nunca: el
esclavitud: falta de un estrato redentor, de un justificador, cosmopolitismo de las com idas, de las literaturas, de los p e
surgimiento del anarquismo. ¿«Educación»? riódicos, de las formas, de los gustos, incluso de los paisa
d) L o m ism o en la historia: el fatalismo, el darwinismo: jes. El tempo de esta afluencia es un prextissimo; las impre
los últim os intentos de conciliar la razón de la divinidad, siones se borran; se guarda uno. instintivamente, de absorber
fracasados. Sentim entalism o ante el pasado: ¡no se soporta nlgo, de im presionarse profundam ente, de «digerir» algo;
ninguna biografía! (El fenom enalism o tam bién aquí: el ca tic ello resulta un debilitam iento de la facultad digestiva. Se
rácter com o máscara; no hay hechos ciertos.) produce una cierta adaptación a esia sobreabundancia de im
e) Lo m ism o en el arte: el rom anticism o y su reacción presiones: el hom bre olvida el actuar; solo reacciona a las
(resistencia contra los ideales y m entiras románticas). El úl excitaciones exteriores. G asta sus fuerzas, en parte en la
tim o, m oralm ente, com o un sentido de m ayor verdad, pero apropiación, en parte en la defensa, en parte en el enfrenta
pesimista. Los «artistas» puros (a los que les es indiferente miento. Profundo debilitam iento de la espontaneidad: el his
el contenido). Psicología de padre confesor y psicología pu toriador, el crítico, el analista, el intérprete, el observador, el
ritana, dos form as del rom anticism o psicológico: pero tam coleccionista, el lector, todos son talentos reactivos, ¡todos
bién su oposición, el intento de situarse de una form a pura ciencia! A decuación artificial de su naturaleza al «espejo»,
m ente artística en relación con los «hom bres», tam poco aquí interesados, p ero solo epid ém icam en te interesados; una
ha prevalecido la audaz valorización inversa. frialdad sistem ática, un equilibrio, una tem peratura inferior,
mantenida justam ente bajo la delgada superficie en la que
hay calor, m ovim iento, «tem pestad», oleaje.
70 Oposición entre la m ovilidad extrem a y una cierta pesa
dez y cansancio profundos.
C ontra la doctrina del influjo del m edio y de las causas
exteriores: la fuerza interior es infinitam ente superior; m u
cho de lo que parece influjo exterior es solo su adaptación 72
interior. Exactam ente los m ism os m edios pueden ser inter
pretados y utilizados de form a contraria: no hay realidades ¿D ónde encaja nuestro m undo m oderno: en el agota
objetivas. El genio no se explica por tales condicionam ien miento o en el surgim iento? Su m ultiplicidad e inquietud,
tos de origen. condicionadas por la form a m ás alta del ser consciente.

71 73

L a « m odernidad» bajo el sím il de la nutrición y la di Trabajo excesivo, curiosidad y com pasión: nuestros vi
gestión. cios m odernos.
I
82 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 83

74 76

Sobre las características de la «modernidad». Desarrollo El predom inio de los comerciantes e intermediarios tam
excesivo de los modelos intermedios; encogim iento de los bién en lo espiritual: el literato, el «representante», el histo
tipos; ruptura con las tradiciones, con las escuelas; la pre riador (como am algam ador de lo pasado y lo presente), el
ponderancia de los instintos (fisiológicamente preparada; exótico y cosmopolita, los intermediarios entre las ciencias
dar a lo inconsciente más valor) tras la debilitación de la naturales y la filosofía, los semiteólogos.
fuerza de voluntad, del querer el fin y los medios. *

77
75
Los que me han producido más asco hasta ahora son los
Un artesano hábil o un sabio parecen bien cuando están parásitos del espíritu. Se los encuentra ya en nuestra insana
orgullosos de su arte y miran a la vida satisfechos y conten Europa por todas partes y, además, con la mejor conciencia del
tos. Por el contrario, nada es más lamentable de contemplar mundo. Quizá un poco turbados con un cierto air pessimiste,
que cuando un zapatero o maestro de escuela, con cara de |>ero, en lo principal, voraces, sucios, tiznados, entrometidos,
sufrimiento, da a entender que en realidad él ha nacido para |>egajosos, ladrones, sacatrapos — e inocentes com o todos los
algo mejor. ¡Nada hay m ejor que el biení, y esto significa; |)equeños pecadores y microbios— . Viven del ingenio que
tener una habilidad cualquiera y crear con ella virtú en el • oíros reparten a manos llenas: saben que el entregarse des
sentido italiano del Renacimiento. Hoy día, en la época en preocupadamente, el vivir al día, el dilapidar, forman parte,
que el Estado tiene un vientre asom brosam ente gordo, hay Incluso, del ser del genio. Porque el genio es mal adm inistra
en todos los cam pos y ramos, además de los verdaderos tra dor y no se lija en cóm o todos viven y se alimentan de él.
bajadores, «representantes»; por ejem plo, además de los sa
bios y literatos, además de los estratos populares que sufren,
hay estúpidos y ostentosos inútiles, que «presentan» aquel 78
sufrim iento para no hablar de los políticos profesionales que
viven adm irablemente y «representan» con fuertes pulmo VIH. EL H ISTRIONISM O
nes ante el Parlam ento a las clases menesterosas. Nuestra
vida m oderna es desmesuradamente cara por la cantidad de
intermediarios; en una antigua ciudad, por el contrario, y, El abigarramiento del hombre moderno y su estímulo.
com o residuo, todavía en algunas ciudades de España e Ita Esencialmente escondite y saciedad.
lia, se representaba uno a sí m ism o y no necesitaba uno para El literato.
nada de estos m odernos representantes e interm ediarios. El político (en el «torbellino nacional»).
¡Vaya un paso adelante! El histrionismo en las artes:
l'alia de honradez en la educación y en la instrucción
ll'íomentin); los románticos (falta de filosofía y ciencia y
I
84 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D E R K5

exceso de literatura): los novelistas (W alter Scott, pero tam Cristianismo, evolución, supresión de la esclavitud, igual
bién la m onstruosidad de los Nibelungos. con la m úsica más dad de derechos, filantropía, pacifismo, justicia, verdad: todas
nerviosa); los poetas líricos. estas grandes palabras solo tienen valor en la lucha, com o
El «cientificism o». estandarte, no com o realidades, sino palabras pom posas para
Virtuosos (los judíos). lograr algo com pletam ente diferente (sí. ¡y aun contrario!).
Los ideales populares, com o superados, pero no aún ante
el pueblo: el santo, el sabio, el profeta.
81

79 E s conocida la clase de hom bres que se han enam orado


de la m áxim a t o u t c o m p r e n d e c 'e s t to u t p a r d o n n e r . Son los
La falta de disciplina del espíritu m o d e r n o bajo toda clase débiles, son, ante todo, los desengañados: ¡si en todo hay
de ropajes m oralistas. Los lem as son: la tolerancia (léase la ulgo que perdonar tam bién hay algo que despreciar! Es la fi
« incapacidad para el sí o el no»); la am plitud de sim patía losofía del desengaño, la que se envuelve aquí, dulzarrona
(= un tercio de indiferencia, un tercio de curiosidad, un ter mente y en form a tan hum ana, en la com pasión.
cio de irritación enferm iza): la «objetividad» (= falta de per Son los rom ánticos los que perdieron la fe: actualm ente
sonalidad, falta de voluntad, incapacidad de «am or»); la quieren, por lo m enos, contem plar cóm o todo fluye y se co n
«libertad» contra la regla (rom anticism o); la «verdad» con sume. Lo llaman: l 'a r t p o u r l 'a r t . «objetividad», etc.
tra la falsedad y la m entira (naturalism o); el «cientificism o» »
(el «docum ent hum ain»: o sea, el folletín germ ano y \a adi
ción, en lugar de la com posición): la «pasión» en lugar del 82
desorden y la desm esura; la «profundidad» en lugar del caos
y de la confusión de los sím bolos. S ín to m a s p r i n c ip a l e s d e l p e s i m i s m o : Los d in e r s c h e z
M a g n y ; el pesim ism o ruso (Tolstoi. D ostoyevski); el pesi
mismo estético, l 'a r t p o u r l 'a r t , la « d e s c r i p ti o n » (el pesi
80 mismo rom ántico y antirrom ántico); el pesim ism o d e la te o
ría del conocim iento (Schopenhauer; el fenom enalism o); el
S o b r e la c r ític a d e la s g r a n d e s p a l a b r a s . — E stoy lleno de pesim ism o anarquista: la «religión de la com pasión»; el pre-
ira y m aldad contra lo que se denom ina «ideal»: en esto re inovim iento budista; el pesim ism o de la cultura (exotism o,
side mi pesim ism o, en haber reco n o cid o cóm o los «senti cosm opolitism o); el pesim ism o m oral: y o m ism o.
m iem os elevados» son fuentes d e en ferm ed ad es, es decir,
provocan el em p eq u eñ ecim iento y decaim iento de los valo
res d el hom bre. 83
Se en g añ a uno cad a vez que esp era «progreso» de un
ideal; el triunfo del ideal ha sido siem pre hasta ahora un mo «Sin la fe cristiana, dice P ascal, llegaríais a ser vo so tro s
v im iento retrógrado. m ism os, co m o la n atu raleza y la historia, un m o n s tr e e t u n
86 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
I-A V O L U N T A D DR P O D E R 87

chaos». Hemos cum plido plenam ente esta profecía: después (Diálisis incomparablemente más esencial de haber precisado
de que el endeble y optim ista siglo xviu hubo em bellecido y científicamente el tipo de decadencia que ambas representan.
racionalizado en exceso al hombre. Henrik Ibsen se me ha hecho muy claro. Con lodo su sólido
Schopenhauer y Pascal. En un sentido esencial, Schopen idealismo y su «voluntad de verdad» no ha logrado liberarse
hauer es el prim ero que reanudó el movim iento de Pascal: del ilusionismo moral que dice «libertad» y no quiere reco
un m onstre et un chaos; en consecuencia, algo que hay que nocer lo que es la libertad: el segundo paso de la m etam or
negar... ¡la historia, la naturaleza, el hom bre mismo! fosis de la «voluntad de poder» por parte de aquellos a los
«N uestra incapacidad para conocer la verdad es conse i|iie les falta. En el primero se pide justicia por parte de los que
cuencia de nuestra corrupción, de nuestra descomposición tienen el poder. En el segundo se ti ice «libertad», es decir, se
moral». Así dice Pascal. Y Schopenhauer, en el fondo, dice (|uieren «liberar» de los que tienen el poder. En el tercero
lo mismo. «Cuanto más profunda sea la corrupción de la ra se dice «igualdad de derechos», es decir, se quiere, en tanto
zón. m ucho m ás necesaria es la doctrina de la gracia» o, di lio se haya logrado el equilibrio, im pedir a los com petidores
cho con palabras de Schopenhauer, la negación. crecer en poder.

X4
87
Schopenhauer com o continuador aventajado (estado an
terior a la Revolución): com pasión, sensualism o, arte, debi Decadencia del protestantismo: conceptuado teórica e
lidad de la voluntad, catolicism o de los anhelos espirituales: históricamente com o insuficiencia. Preponderancia real del
esto es el buen siglo xviu, en el fondo. nilolicism o; el sentido del protestantism o está tan apagado,
El error fundam ental de la voluntad en Schopenhauer es tí que los más tuertes m ovim ientos antiprotestantes ya no se
pico (com o si el apetito, el instinto, el deseo, fueran lo esen loman com o tales (por ejem plo, el «Parsifal» de Wagner).
cial en la voluntad): dism inución del valor de la voluntad Toda la más alta espiritualidad en Francia es católica de ins
hasta el desconocim iento. De la m ism a forma, el odio contra tinto; Bism arck ha com prendido que ya no hay protestan
el querer: intento de querer ver en el ya-no-querer, en el «ser tismo.
sujeto sin finalidad ni intencionalidad» (en el «sujeto puro, li
bre de voluntad»), algo superior, incluso lo suprem o en sí, la
entidad. G ran síntom a del cansancio o de la debilidad de la 88
voluntad: pues esto es realm ente lo que el apetito trata, comí'
am o y señor, indicándole el cam ino y la medida... El protestantism o, aquella form a espiritualm ente impura
V aburrida de la decadencia, en la que el cristianism o ha sa
bido conservarse hasta ahora en el Norte m ediocre: com o
85 ulpo incom pleto y com plejo, válido para el conocim iento, en
cuanto que reúna, en una m ism a cabeza, experiencias de or-
Se ha hecho la tentativa indigna de ver en Wagner y Scho ilen y origen diferentes
penhauer tipos de enajenación mental: se habría llegado a un
88 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O LU N TA D D E PO DER 89

89 unimal: el niño mim ado de la cultura es un aborto en com


paración con los árabes y los corsos: el chino es un tipo lo
¿Q ué h a hecho el espíritu alem án con el cristianism o ' grado, es decir, más resistente que el europeo...
Y que yo siga aferrado al protestantismo: ¡cuánta cerveza
hay en la cristiandad protestante! ¿Puede uno todavía imagi
narse una form a de la fe cristiana más débil, espiritualmentc b) L O S Ú LTIM O S S IG L O S

m ás perezosa, m ás paralizadora que la de un protestante ale


mán medio...? ¡Eso es lo que yo llamo un cristianismo tí 91
mido! ¡Eso es lo que llamo una homeopatía del cristianismo!
Se me recuerda que hoy también hay un protestantismo arro El entenebrecim iento, los tintes pesimistas, llegan como
gante: el de los predicadores de corte y lo' especuladores an lina consecuencia necesaria de la Ilustración. Hacia 1770 ya
tisemitas; pero nadie ha supuesto todavía que algún «espí nc notaba una disminución de la alegría; las mujeres pensa

ritu» se «cierna» sobre estas aguas... Se trata, simplemente, ban, con ese inslinto femenino que siempre tom a partido por
de una forma más indecente del cristianismo, y, sobre lodo, lu virtud, que la inmoralidad tenía la culpa. Galiani dio en el
no más razonable... blanco: citaba los versos de Voltaire:

Un monstre g a i vaut m ia u
90 Qu un sentimental ennuyeta.

Progreso.— ¡Y no nos sigamos engañando! El tiempo co Si yo ahora pensara que Voltaire. e incluso Galiani — que
rre hacia delante. Nos gustaría creer que todo lo que él con n a algo m ucho más profundo que Voltaire— , se habían ade
tiene, de la m ism a form a, corre igualm ente hacia delante, lantado a la Ilustración algo así com o un par de siglos: ¡qué
que la evolución es una evolución progresiva... Esta es la lejos habría ido yo mismo en ese entenebrecimiento! Esto es
apariencia que seduce hasta a los más lúcidos. Pero el siglo bien cierto, y yo tomo en consideración, a veces, una espe
xix no significa ningún progreso con respecto del xvi: y el cie de lamentación ante la estrechez alemana y cristiana y la
espíritu alem án de 1888 es un paso atrás con respecto al es lulta de consecuencia del pesim ism o de Schopenhauer, e in
píritu alemán de 1788... La «humanidad» no avanza, ni si cluso del de Leopardi, y busco sus principales formas (Asia).
quiera existe. El aspecto general es el de un enorme taller de I’oro para soportar este pesimismo extremo (como se m ani
experimentos en que se consigue algo m uy de tarde en tarde, fiesta aquí y allá en mi N acim iento J e la tragedia), para
y son indecibles los fracasos; donde todo orden, toda lógica, vivir solo «sin Dios ni moral», necesitaba encontrar algo que
toda relación y cohexión faltan. ¿Cóm o podem os no reco hiciera pareja. Quizá lo que m ejor sé es por qué el hombre
nocer la aparición del cristianismo com o un m ovim iento de i’s el único animal que ríe: es el único que sufre tanto que
decadencia...; que la Reform a alem ana fue un recrudeci tuvo que inventar la risa. El animal más desgraciado y más
m iento de la barbarie cristiana, que la Revolución destruyo melancólico es, exactamente, el más alegre.
el instinto que tendía a la gran organización de la socie
dad...? El hombre no constituye progreso con respecto al
90 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 91

92 asumir un disfraz de religiosidad en el Norte, que seguía


siendo retrasado y vulgar: allí, el concepto de vida superior
En relación con la cultura alemana siempre he experi no se había separado todavía del de vida religiosa.
m entado el sentimiento de la decadencia. Esto m e ha hecho, También con la Reforma el individuo tiende a la libertad;
a menudo, injusto contra el fenóm eno total de la cultura eu «cada uno es su propio sacerdote» no es m ás que una fórmula
ropea, que yo reconocía com o de una clase decadente. Los tle libertinaje. En realidad, bastaba una sola p alab ra— «liber
alem anes llegan siempre tarde, siem pre traen algo oculto en tad evangélica»— y todos los instintos que tenían motivo para
lo profundo, por ejemplo: permanecer ocultos salieron de estam pida com o perros sal
Dependencia del extranjero: por ejemplo, Kant: Rous vajes; los apetitos más brutales alcanzaron de repente el va
seau, los sensualistas, Hume, Swedenborg. lor de manifestarse. Todo parecía justificado... Se guardaban
Schopenhauer: indios y románticos, Voltaire. muy bien de com prender a qué libertad se estaban refiriendo
Wagner: culto francés a lo terrorífico y a la gran ópera. o h el fondo, se cerraban los ojos ante uno mismo... Pero el
París y la huida a los estados prim igenios (boda entre her que se cerraran los ojos y se hum edecieran los labios con
manos). discursos exaltados, no impedía que las m anos se abalanza
Ley de los rezagados (la provincia, según París, A lem a ran hacia donde hubiera algo que coger, que el vientre se
nia, según Francia). C óm o descubrieron los alem anes lo convirtiera en el dios del «evangelio libre», que todos los
griego (cuanto más fuertem ente se desarrolla un instinto apetitos de venganza y envidia se satisficieran con una furia
tanto más atractivo se hace lanzarse de lleno en su contrario). Insaciable...
La m úsica es resonancia. Esto duró algún tiempo: luego llegó el agotam iento de la
misma form a que había llegado en el Sur de Europa; y tam
bién aquí fue una forma vulgar de agotam iento, un rucre in
93 servitium general... Entonces llegó el siglo indecente de A le
mania...
R enacim iento y Reform a.—-¿Qué dem uestra el R enaci
m iento? Q ue el reino del «individuo» solo puede ser corto.
L a disipación es dem asiado grande; falta incluso la posibili 94
dad de acum ular, de capitalizar, y el agotam iento sigue nues
tras huellas. Son épocas de dispendio de todo, en que se m al l,d caballerosidad com o posición lograda de poder: su
gasta incluso la fuerza con la que se am asa, se capitaliza y se desaparición progresiva (y en parte su paso a un ám bito más
am ontona riqueza sobre riqueza... Incluso los enem igos de amplio, el burgués). En La Rochefoucauld hay una concien
tales m ovim ientos se ven obligados a un insensato malgaste cia de los verdaderos im pulsos de la nobleza del ánim o y una
de fuerzas; ellos tam bién se agotan pronto, se desgastan, se condenación oscuram ente cristiana de estos impulsos.
vacían. < ’ontinuación del cristianism o a través de la revolución
En la R eform a tenem os una réplica confusa y popula liiincesa.— El co rru p to res Rousseau: él vuelve a desencade
chera del R enacim iento italiano, una tendencia nacida de nar a la mujer, que a partir de entonces es representada, cada
im pulsos sim ilares, con la diferencia de que tuvieron que viv con m ás interés, com o sufriendo. Luego, los esclavos y
92 F R ÍE D R 1 C H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D DF. P O D E R 93

misiress Beecher-Stowe. Después, los pobres y los trabaja El siglo xvn es aristocrático, ordenador, orgulloso frente
dores. Más tarde, los viciosos y los enfermos: todo esto se u lo animal, riguroso frente al corazón, «ungem ütiich», in
presenta en primer térm ino (¡incluso al genio no saben repre cluso sin cualidades afectivas, «in-alem án», contrario a lo
sentarlo desde hace quinientos años sino com o el gran do burlesco y a lo natural, generalizador y soberano frente al
liente!). Luego viene la huida a la voluptuosidad (Baudelaire {Misado: puesto que cree en si inismo. En el fondo tiene m u
y Schopenhauer); el convencim iento m ás profundo de que el cho de animal de rapiña, mucho de costum bres ascéticas
ansia de señorío es el vicio m ás grande; la seguridad com pura seguir siendo el amo: el siglo de (a voluntad fuerte y
pleta de que moral y desinteressement son conceptos idénti tnmbién de las pasiones intensas.
cos; de que la «felicidad de todos» es un fin digno de es El siglo xviu está dom inado por la mujer, es exaltado, rico
fuerzo (es decir, el reino celestial de Cristo). Estamos en el tic espíritu, superficial, pero con un espíritu al servicio de los
mejor camino: el reino celestial de los pobres de espíritu ha «filíelos, del corazón, libertino en el disfrute d e lo espiritual,
com enzado. Pasos interm edias: el b o w g eo is (consecuencia m inador de todas las autoridades; em briagado, sobrio, claro,
del nuevo rico) y el trabajador (consecuencia de la máquina). humano, falso para sí mismo, m uy canallesco en el fondo,
Com párese la cultura griega con la francesa en la época Noeial...
de Luis XIV. Fue decidida en uno mismo. Una clase de ocio El siglo xix es m ás animal, más terreno, más feo, más rea
sos que se hacen la vida difícil y ejercen la violencia sobre lista, más populachero, y, por eso, «m ejor», m ás «honrado»,
sí m ism os. El poder de la form a, la voluntad de form arse. La unís som etido a la realidad de toda clase, m ás verdadero;
«felicidad» adm itida com o fin. Una gran fuerza y energía poro débil de voluntad, pero triste y oscuram ente exigente.
tras la naturaleza de la forma. El placer en la perspectiva de |K*m fatalista. Ni tem eroso ni considerado con la «razón», ni
una vida tan fácil en apariencia. A nte los franceses, los grie con el «corazón»; profundam ente convencido de la su p re
gos parecen corno niños. macía de los instintos (Schopenhauer dice «voluntad»; pero
linda es m ás característico de su filosofía que la falta de vo
luntad verdadera). Incluso la moral se reduce a un instinto
95
I-com pasión»).
A ugusto C om te es una continuación de) siglo x v m (do
IX. LO S TRES SIG LO S
minio del cceur sobre la tete, sensualism o en la teoría del co
nocim iento, exaltación altruista).
Su diferente sensibilidad se expresa así perfectam ente en
El que la ciencia haya llegado a ser soberana hasta este
esta form a:
pimío dem uestra cóm o el siglo xix se h a liberado del dom i
A ristocratism o: D escartes, dom inio d e la razón, testim o nio del ideal. U na cierta «carencia d e necesidades» en el de-
nio de la soberanía de la voluntad. w'o posibilita nuestra fuerza y curiosidad científicas: esta es
F em inism o: Rousseau, dom inio del sentim iento, testim o nuestra form a de virtud.
nio de la soberanía de los sentidos, engañoso. El rom anticism o es una consecuencia del siglo x vm , una
A n im a lisn w : Schopenhauer, dom inio de los apetitos, tes cs|iccie de tendencia acum u lad a h acia su exaltación en gran
tim onio de la soberanía del anim alism o, m ás cierto, pen> t'slilo (en realidad, una buena m uestra d e farsa y autoengaño:
m ás tenebroso. nc (juiere representar la fuerte naturaleza, la gran pasión).
94 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N TA D D E PO DER 95

El siglo xtx busca, instintivamente, teorías con las cuales m itra re n su contem plación y fundamentos descanso y feli
sentir justificado su som etim iento fatal a los hechos. Ya el cidad): Hegel busca la razón en todas partes: ante la razón
éxito de Hegel contra el «sentim entalism o» y el idealismo puede uno som eterse y conformarse. En G oethe hay una es
rom ántico residía en lo fatalista de su form a de pensar, en su pecie de fatalismo casi alegre y confiado, un fatalismo que
creencia en una razón suprem a al lado del vencedor, en su lio se rebela, que no se debilita, que quiere hacer de sí mismo
justificación del verdadero «Estado» (en lugar de la «huma lina totalidad en la creencia de que lodo se resuelve en la lo-
nidad», etcétera). Según Schopenhauer, somos algo estúpi tulidad, todo se justifica y aparece com o bueno.
dos y, en el m ejor de los casos, incluso, algo que se elimina
a sí m ism o. Exito del d eterninism o, de la derivación genea %
lógica de las obligaciones, consideradas anteriorm ente como
absolutam ente válidas, la doctrina del medio y la adaptación, Periodo efe la ilustración: luego periodo del sentim enta
la reducción de la voluntad a m ovim ientos refle jos, la nega lismo. Hasta qué punto pertenece Schopenhauer al «senti
ción de la voluntad, com o «causa eficiente»: finalm ente, un mentalismo» (Hegel, a la espiritualidad).
verdadero rebautismo: se ve tan poca voluntad que la pala
bra queda libre para designar algo diferente. O tras teorías: la
doctrina de la objetividad, de la contem plación «abúlica >• 97
com o único cam ino hacia la verdad; también, adem ás, la be
lleza (tam bién la creencia en el «genio» para tener un derc El siglo xvn su lie del hom bre com o una sum a de contra
cho al sometim iento); el m ecanism o, la rigidez calculable del dicciones («Fam as de contradictions», lo que som os); quiere
proceso mecánico; el supuesto «naturalismo», la eliminación descubrir, organizar y com pendiar al hom bre, m ientras el si-
del sujeto que elige, juzga, interpreta, erigida en principio. (¡lo xviII intenta olvidar lo que se sabe de la naturaleza de)
Kant, con su «razón práctica», con su fanatism o moral, liombre para adaptarlo a su utopía. «Superficial, tierno, hu
pertenece enteram ente al siglo xvm; todavía está, por eom mano», se apasiona por «el hom bre».
pleto, fuera del m ovim iento histórico; sin ninguna clase de El siglo xvm quiere borrar las huellas del individuo para
com prensión para las realidades de su tiem po, por ejemplo (|iie la obra parezca lo m ás sem ejante posible a la vida. El si-
la Revolución; no influido por la filosofía griega: fantasea jllo xvm quiere interesarse por el autor a través de la obra,
dor del concepto del deber; sensualista con una oculta indi lil siglo x ii busca el arte en el arte, un pedazo de cultura; el
nación hacia los vicios dogm áticos. xiglo xvni busca en el arte propaganda para reform as de na
El m ovim iento de vuelta a K ant en nuestro siglo es una re turaleza social y política.
gresión al siglo x viu; se busca de nuevo un derecho a los an La «utopía», el «hom bre ideal», la divinización de la N a
tiguos ideales, a la antigua exaltación; por ello, es necesaria turaleza, la vanidad del ponerse-a-sí-m ism o-en-escena, la
una teoría del conocim iento que «fije lím ites», es decir, q\u Mibordinación a la propaganda de fines sociales, eí charlata
perm ita establecer a voluntad un m ás allá de la razón... nismo; todo esto lo hem os heredado del siglo xvm.
El p en sam ien to de H egel no está m uy alejado del di El estilo del siglo xvn: propre, exact e t libre.
G oethe (escúchese lo que dice G oethe sobre Spinoza: una El individuo fuerte, que se basta a sí m ism o, o en un es-
voluntad de divinación del universo y de la vida para cu liii'iv.o fervoroso ante D ios — y esa m oderna im pertinencia,
96 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E P O D E R 97

esa solicitud de autores— , eso son contradicciones. «Condu La maldad moral del hom bre parecía preocupar a Rous-
cirse»; com párese esto con los sabios de Port-Royal. Keau; la m ayor parte de las veces se pueden excitar los ins
Alfieri tenía un tacto para el gran estilo. tintos de los oprimidos, que se encuentran, generalm ente,
El odio a lo burlesco (falto de dignidad), la falta de sen bujo la presión del vetitium y de la desgracia, con las pala
tido de la Naturaleza, pertenecen al siglo xvn. bras «injusto», «cruel»: de m anera que su conciencia les
«conseje contra los impulsos revolucionarios. Estos em anci
padores buscan ante todo una cosa: dar a su partido los gran
98 des acentos y aptitudes de la naturaleza superior.

Contra R ousseau.— Por desgracia, el hombre ya no es su


ficientemente malo; los enem igos de Rousseau, que dicen: 100
«el hom bre es un animal dañino», desgraciadam ente no tie
nen razón. La maldición del hombre no es la corrupción sino Rousseau: la regla basada en el sentimiento; la N atura
el enternecim iento y el m oralism o equivocados. En la esfera leza com o fuente de justicia: la idea de que el hom bre se per
que com batió con más energía Rousseau se encontraba la fecciona en la m edida en que se acerca a la Naturaleza (se
clase de hom bre relativam ente m ás fuerte y m ejor nacida gún Voltaire, en la m edida en que se aleja de la Naturaleza).
(la que todavía tenía intactos los grandes afectos: la volun I.us m ism as épocas son para uno épocas de progreso de la
tad de poder, la voluntad de placer, la voluntad y la capacidad humanidad y para el otro de em peoram iento, de injusticia y
de m andar). Se debe com parar al hom bre del siglo xvm con desigualdad.
el hombre del Renacimiento (y también el del siglo xvn en Voltaire. com prendiendo todavía la lim o n ita en el sentido
Francia), para com prender de qué se trata: renacentista, así com o la rirtti (com o «cultura superior»), lu
Rousseau es un síntom a del autodesprecio y de la vanidad cha por la causa de las «honnétes gens» y - de ¡a b onne com-
exagerad — signos ambos de que falta la voluntad de poder— . ¡Htgnie», por la causa del gusto, de la ciencia, de las artes, por
moraliza y busca la causa de su miserable estado, com o resen lll causa del progreso m ism o y de la civilización.
tido, en las clases dom inantes. La lucha se encendió hacia 1760: por una parte, el ciu
dadano de G inebra; por otra, le seigneur de F e r n e y . Solo a
|)urtir de entonces se transform a Voltaire en el hom bre de su
99 ligio, el fdósofo, el representante de la tolerancia y de la in
credulidad (hasta entonces había sido solo un bel esprit). La
Voltaire-Rousseau.— El estado de la N aturaleza es horri envidia y el odio por el éxito de R ousseau le hicieron avan-
ble, el hom bre es un anim al rapaz, nuestra civilización es un /.ur «hacia las alturas».
triunfo inaudito sobre esa naturaleza de anim al rapaz: «estas P o u r « la c a n a it l e » u n d ie u r é m u n e r a te u r e t v e n g e u r (Vol-
eran las conclusiones de Voltaire». El experim entó la dul liúre).
zura, el refinam iento, los goces espirituales del estado civi Crítica de am bos puntos de vista en relación con el v a lo r
lizado; despreciaba la lim itación aun bajo la form a de virtud, ile la c iv iliz a c ió n . L a in v e n c ió n s o c i a l es lo m ás bello que
la falta de delicadeza, aun entre los ascetas y los m onjes. Imy para Voltaire: no hay fin m ás elevado que su m anteni
98 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 99

miento y perfeccionamiento: la honradez consiste precisa 101


mente en observar los usos sociales; la virtud es una obe
diencia a ciertos «prejuicios» necesarios en pro de la con Kant: hace posible para los alem anes el escepticism o de
servación de la sociedad. Ser m isionero de la cultura, los ingleses por la teoría del conocim iento:
aristócrata, representante de las capas victoriosas y dom i
nantes y de sus valores. Pero Rousseau siguió siendo un ple I) Interesando en ésta las necesidades m orales y religio-
beyo, tam bién com o hom m e de lettres; esto era algo inau sus de los alem anes; así com o, por la m ism a razón, los nue
dito; su desprecio desvergonzado de todo lo que no fuera él vos académ icos utilizaron el escepticism o com o preparación
mismo. para el platonism o (vicie A gustín); así com o Pascal utilizó el
Lo enferm izo de Rousseau fue lo m ás adm irado e imi escepticism o moral para excitar la necesidad de la fe («para
tado. (En este sentido está em parentado con él Lord Byron, justificarla»),
que tam bién se eleva a actitudes artificiosas de ilum inado. ;i 2) Al añadirle esco lásticam en te fio ritu ras y rizos para
una cólera rencorosa; signos de la «m aldad»; m ás tarde, gra h acerlo a c e p ta b le al g u slo s is te m á tic o p o r la fo rm a de
cias a Venecia, recobró el equilibrio, com prendió lo que más los alem anes (p u esto que L ocke y H um e eran en sí d e m a
alivia y m ás bien hace... / 'insouciance.) siado fáciles, d em asiad o claro s, es decir, ju z g a d o s seg ú n
Rousseau está orgulloso de lo que es, a pesar de su origen, el in stin to a lem á n de los v a lo re s « d e m a sia d o s u p e rfi
pero se pone fuera de sí cuando se lo recuerdan... ciales»),
En Rousseau hay, no cabe duda alguna, perturbaciones
cerebrales; en Voltaire, una salud, una facilidad m ental poco * Kant: un m ediocre psicólogo y m ediano co n o ced o r de los
com unes. El rencor del enferm o; sus periodos de demencia, hombres, con fallos enorm es en relación con los grandes v a
son tam bién los de su desprecio a los hom bres y los de su lores históricos (la R evolución Francesa); fanático m oral a lo
desconfianza. Rousseau, con una corriente subterránea de valores cristia
L a defensa de la Providencia, hecha por R ousseau (con nos; com pletam ente dogm ático, pero so p o rtan d o co n gran
tra el pesim ism o de Voltaire): él necesitaba a D ios para po luslidio esta inclinación, hasta llegar a d esear tiranizarla,
der lanzar su m aldición contra la sociedad y la civilización, pero cansado tam bién m uy p ro n to del escep ticism o ; to d av ía
todo debía ser bueno en sí porque D ios lo había creado; solu sin haber sentido el arom a del g u sto co sm o p o lita y d e la b e
el hom bre ha corrom pido al hom bre. El «hom bre bueno- lleza antigua... Un retardador, un interm ed iario n ad a original
co m o h o m bre n atural, era u na p u ra fan tasía; p ero con el H omo lo era L eibniz, in term ed iario y tran sició n entre el m e-
dogm a de la paternidad de D ios, algo verosím il y con fuu i nnismo y el esplritualism o, co m o lo era G oethe en tre el
dam ento. (¡listo del siglo XVII! y el « sen tid o h istó rico » — q ue es esen-
R om anticism o a lo R ousseau: la pasión («el derecho so i lilimente un sentido del ex o tism o — ; c o m o lo e ra la m ú sica
berano de la pasión»); la «naturalidad»; la fascinación de L nlcmana entre la m ú sica fran cesa y la italiana; co m o C arlo-
locura (la locura ju z g ad a co m o grandeza); la insensata vam iimgno entre el Im perio ro m an o y el n acionalism o: un retar-
dad de los débiles; el rencor del p o p u lach o erigid o en jtuv ilmlor p a r excellance.
(«en política, desde hace cien años, se h a tom ado al loco p<n
jefe»).
100 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V OLUN TA D D E POD ER 101

102 Goethe, al im aginar una cultura europea que recogiese la


herencia de todo lo conseguido por la humanidad.
H asta qué punto los siglos cristianos con su pesimismo La cultura alem ana de este siglo despierta la descon
son m ás fuertes que el siglo xvm , correspondiente a la época fianza: en la m úsica falta ese elem ento com pleto que libera
trágica de los griegos. y que liga: G oethe.
El siglo x ix contra el siglo xvm. En qué es heredero: en
qu e es una reacción contra el m ism o (sin «espíritu», sin
gusto); en que existe un progreso sobre el m ism o: m ás som < 105
brío, m ás realista, m ás fuerte).
La preponderancia de la música en los románticos de 1830
y 1840. Ingres, un músico apasionado (veneración por Glück,
103 Haydn, Beethoven, M ozart), decía a sus discípulos en Roma:
«Si je pouvais vous rendre tous m usiciens, vous y gagneriez
¿Q ué significa el que nosotros sintam os la C.ampagna ro com me pcintres»; de la m ism a forma, Horace Vernet con una
m ana? ¿Y las altas sierras? pasión especial por el D on.luán (com o Mendelssohn atestigua
C hateaubriand, en una carta de 1803, a M. de Fontanes. en 1831); lo m ism o Stendhal, que dice de sí mismo: «Combien
da la prim era im presión de la C am pagna rom ana. <le lieus nc ferais-je pas á pied, et á com bien de jo u rs de pri-
El presidente de Brosses dice de la C am pagna rom ana: «11 son nc m e so u m etterais je pas p o u r en ten d re D on Ju a n ou
fallait que R om ulus fut ivre, quand il songea á batir une vi le M atrim onio segreto; et je ne sais pour quelle autre chose
lie dans un terrain aussi luid». je ferais cet effort». E ntonces tenía cincuenta años.
Tam poco a D elacroix le gustaba R om a; le daba m iedo. Lr Las form as prestadas, por ejem plo, Brahm s com o típico
encantaba Venecia com o a Shakespeare, com o a Byron, epígono; de la m ism a form a el protestantism o culto de M en-
com o a G eorge Sand. L a aversión contra R om a aparece tam (lelssohn (se copia un «alm a» anterior...).
bién en Teófilo G autier y en R icardo Wagner. Las sustituciones m orales y poéticas en W agner, un arte
L am artine tiene debilidad por Sorrento y el Posilipo... com o expediente provisional para deficiencias del otro.
A Victor H ugo le entusiasm aba España: «parce que aucuiw El «sentido histórico», la inspiración en poesías, leyendas.
autre n atio n ná m o in s em p ru n té á lantiquité, parce qu'ellc A quella típica m etam orfosis, de la cual G. Flaubert es el
n ’a subi aucune influence classique». ejem plo típico entre los franceses y R icardo W agner entre
los alem anes; có m o la fe rom ántica en el am o r y en el p o r
104 venir se transform a en la tendencia a la nada; 1830 se tran s
forma en 1850.
Las dos g randes ten tativas q u e se h an hech o para supera
al siglo xvm :
106
N a p o león, al desp ertar de n uevo al ho m b re y al soldada
p ara la g ran lu ch a p o r el poder; al co n c eb ir a E u ro p a conn ¿P o r qué cu lm in a la m úsica alem an a en la ép o ca del ro
una u n id ad política. m anticism o alem án?
I R I E D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 103
102

¿Por que fulla G oethe en la m úsica alemana? ¡En cambio 108


en Becthoven cuánto hay de Shiller, más exactamente,
cuánto hay de «Thekla»! Los alemanes no son todavía nada, pero llegaron a ser
Schum ann lleva en sí m ism o a Eichendorff, Uhland. iilgo: es decir, no tienen aún cultura ninguna; ¡por tanto, pue
Heine, Hoffmann, Tieck. Ricardo Wagner lleva en sí a Freis- den tener alguna cultura todavía! Esta es una frase: se dé de
chiitz, Hoffmann, Grim m , las leyendas románticas, el cato cabezazos cotia ello quien tenga que dárselos. Todavía no
licism o místico del instinto, el sim bolism o, el «librepensa son nada; es decir, son muchas cosas. Han de llegar a ser algo:
miento de la pasión» (intención de Rousseau). El Holandés es decir, alguna vez dejarán de ser m uchas cosas. Esto úl-
errante huele a Francia, donde lo tenebroso de 1830 era el limo es en el fondo solo un deseo, apenas todavía una espe
tipo del seductor. ranza; afortunadam ente un deseo del que se puede vivir, un
Culto de la m úsica, del rom anticism o revolucionario de la asunto de la voluntad, del trabajo, de la disciplina, de la
fóirna. Wagner resume el romanticismo, el alemán y el francés. crianza, tanto com o un asunto de la falta de voluntad, del an
helo, de la molestia, de la necesidad e, incluso, de la am ar
gura; en resumen, nosotros los alem anes querem os algo de
107 nosotros m ism os, algo que todavía no se quería de nosotros:
¡queremos algo más!
R icardo W agner sigue siendo estim ado m eram ente en F1 que a este «alem án com o todavía no es» le esté reser
cuanto a su valor para A lem ania y para la cultura alemana, vado algo m ejor que la actual «instrucción alem ana»; que
sigue siendo un gran signo de interrogación, quizá una lodos los que «devienen» deben sentirse m olestos cuando se
desgracia, en todo caso, una fatalidad alem ana: pero ¿que les ofrece una satisfacción en este aspecto, un audaz «echar-
im porta? ¿N o es algo m ás que sim plem ente un acontecí w -a-descansar» o un «echarse-incienso-a-sí-m ism o»; esta
m iento alem án? Casi m e parece que con ningún país tiene t‘s mi se g u n d a afirm a ció n , que aún no he v isto c o n tra
m enos que ver que con A lem ania: nada estaba aquí prepa dicha.
rado para él, su tipo total es algo extraño para los alema
nes; es chocante, incom prendido e incom prensible aquí
Pero la gente se guarda m ucho de adm itirlo. Para ello so O S ig n o s d el fo rta le c im ie n to
m os dem asiado bienintencionados, d em asiado cuadrados,
d em asiado alem anes. «C redo q u ia absurdus est»: así lo 109
quiere y así lo querría tam bién en este caso el espíritu ale
m án. Y a sí cree en este caso todo lo que W agner quiso qui Fundamento: hay algo de declive en todo lo que se refiere
se creyera de sí m ism o. En p sicología, al espíritu alem án le ni hombre m oderno: pero m uy cerca de la enferm edad hay
h a faltado en todas las épocas sutileza y adivinación. Hoy ulanos de una fuerza aún no probada y de un a potencia del
que se encuentra bajo la alta presión del patriotism o y de la (lima. Las m ism as causas que han producido el em pequeñe
auto adm iración. se hace, a ojos vistas, m ás espeso y nía:, cimiento del hom bre llevan a los m ás fuertes y m ás excep
basto: ¿cóm o podría encontrarse a la altura del problem a «Ir cionales a las cum bres de la grandeza.
W agner?
104 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 105

110 tiempo un movim iento nihilista. En algunas circunstancias,


sería el signo de un crecim iento incisivo y de la m ayor im
Visión de conjunto: «El carácter am biguo de nuestro portancia para la transición a nuevas condiciones de exis
m undo moderno». Justam ente los m ism os síntom as podrían tencia. el que surgiera al mundo la forma extrema del pesi
in d icar tanta decadencia com o fuerza. Y los signos de la mismo, el verdadero nihilismo. Esto es bien perceptible.
fuerza, d e la em ancipación alcanzada sobre la base de una
transm itida apreciación del sentimiento (que aún subsiste),
podrían ser mal interpretados como síntomas de debilidad.
En resum en, el sentim iento, en cuanto sentim iento de valor,
no está a la altura de los tiempos. A
Generalizando: el sentimiento de valor sigue estando re
trasado, expresa condicionam ientos de conservación y de Partir de una dignificación com pletam ente cordial de
crecim iento de una época muy anterior: se opone a nuevas nuestra hum anidad actual: no dejarse engañar por las apa
condiciones de existencia en las que él no tuvo su origen y riencias, esta hum anidad es m enos «efectiva», pero ofrece
que, necesariam ente, com prende mal; dificulta, despierta la otras garantías m uy diferentes de duración; su tiem po es m ás
desconfianza contra lo nuevo... lento, pero su com pás es m ucho m ás rico. La salud m ejora,
se reconocen las verdaderas condiciones del cuerpo fuerte y se
las crea poco a poco; se ironiza sobre el «ascetismo». El tem or
111 ante los extrem os, una cierta confianza en el «cam ino recto»,
ningún apasionam iento; un habituam iento témpora! a los va
E l problem a del siglo xix.— ¿Van unidos su aspecto débil lores m ás estrechos (com o patria, com o «ciencia», etcétera).
y su aspecto fuerte? ¿E stá todo cortado del m ism o tronco'.' Pero el cuadro com pleto seguirá siendo am biguo: podría
¿E stá condicionada la diferencia de sus ideales y sus contra tratarse de un m ovim iento ascendente de la vida tanto com o
dicciones por un fin superior: com o algo m ás elevado? Pues de un m ovim iento descendente.
podría ser la predestinación a la grandeza el desarrollarse en
esta m edida en una tensión m ás violenta. El descontento, el
nihilism o, podrían ser un buen síntom a. B

L a f e en el «progreso».— En la.s esferas inferiores de la in


112 teligencia aparece el progreso com o vida ascendente: pero
se trata de un engaño.
Visión de conjunto.— En realidad, cualquier gran creci E n las esferas superiores de la inteligencia el progreso
m iento trae consigo un m onstruoso fraccionam iento y un:> aparece com o vida descendente.
corrupción: e] sufrim iento, los síntom as de la decadencia D escripción de los síntom as.
pertenecen a las épocas de enorm es avances; todo moví U nidad del p u n to de vista: inseguridad en relación con las
m iento de la hum anidad, fecundo y poderoso, creó al misum m edidas de valor.
106 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E P O D B R 107

Temor ante un «en vano» general. vida, los rebeldes entre los desheredados. H em os hecho de
Nihilismo. la casta de los criados, los Sudras, nuestra clase media, nues
tro «pueblo», la clase que tiene las decisiones políticas en sus
manos.
114 Por el contrario, el chandala antiguo está arriba: entre
ellos los blasfemos, los ¡nmoralistas. los excluidos de todas
En realidad, ya no necesitam os tanto un contraveneno las clases, los artistas, los judíos, los juglares (en el fondo to
contra el primer nihilismo: la vida ya no es tan incierta, tan das las clases más difam adas de la sociedad).
eventual, tan absurda en nuestra Europa. Una potencialidad Nos hemos elevado a honrosos pensamientos, más aún,
tan m onstruosa del valor del hombre, del valor del mal, et determinamos el honor en el mundo, la «distinción»... Hoy to
cétera, ya no es tan necesaria; soportamos una significativa dos somos portavoces de la vida. Nosotros, los inmoralistas,
reducción de estos valores, podem os adm itir mucho absurdo somos hoy la fuerza más poderosa: los otros grandes pode
y m ucha contingencia: el poder alcanzado por el hombre res nos necesitan..., construimos el mundo a nuestra imagen.
permite ahora una reducción de los medios de disciplina, entre H em os aplicado el concepto «chandala» a los sacerdotes,
los cuales la interpretación moral era el m ás fuerte. «Dios» preceptores del más allá y de la con ellos mal crecida sociedad
es una hipótesis dem asiado extrema. cristiana, incluyendo lo que tiene el m ism o origen: los pesi
mistas, los nihilistas, los románticos de la compasión, los cri
minales, los viciosos, toda la esfera en la cual se tiene la idea
115 de «Dios» com o salvador...
Estam os orgullosos de no tener ya que ser mentirosos, ca
Si, de alguna form a, nuestra deshum anización significa lumniadores, sospechosos de la vida...
un verdadero progreso real, es porque ya no necesitam os una
oposición excesiva; y hasta ninguna clase de oposición...
Debemos amar a los sentidos, ya que los hem os espiri 117
tualizado en todas las m edidas y los hem os hecho artísticos.
Tenemos derecho a todas aquellas cosas que hasta ahora Progreso del siglo xix sobre el xvn (en el fondo nosotros,
han sido las m ás difamadas. los buenos europeos, hacemos una guerra contra el siglo xvn):

1) «Vuelta a la Naturaleza», entendida cada vez más de


116 cididamente en un sentido contrario a com o la entendió
Rousseau; ¡fuera el idilio y la ópera!
La inversión de la Jerarquía.— Los m onederos falsos de 2) Entendida en un sentido cada vez más decididamente
la piedad, los sacerdotes, se convierten entre nosotros en mitiideaJista objetivo, impávido, laborioso, mesurado, des
tchandalas: sustituyen al charlatán, al curandero, al mone confiado contra los cambios repentinos-, anti/revolucionarios.
dero falso, al mago; los consideram os corruptores de la vo 3) En un sentido que antepone, cada vez más decidida
luntad, grandes calum niadores que quieren vengarse de la mente, la cuestión de la salud de cuerpo a la del «alma»;
108 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V OLUNTAD DE PODER 109

com prendiendo a la últim a com o un estado resultante de la que mantenerlo separado claram ente de las necesidades de
prim era o. por lo menos, a la salud del cuerpo com o condi los neurópatas y de los decadentes: para los cuales hay una
ción previa de la salud del alma. necesidad de sal y pimienta, incluso de crueldad).
Todos buscam os una situación en que no tenga nada que
decir la moral burguesa y m ucho m enos la sacerdotal (ante
118 cualquier libro en que advirtam os un cierto olor a párroco o
ii teólogo sentimos una impresión de lam entable niaisetie y
Si algo se ha conseguido ha sido una conducta más ino pobreza). La «buena sociedad» es aquella a la que, en el
fensiva hacia los sentidos, una posición m ás alegre, m ás be lóndo, no le im porta nada m ás que lo que está prohibido y
névola, m ás a lo Goethe, para con la sensibilidad; al mismo proporciona mala fama en la sociedad burguesa: v esto ocurre
tiempo, un sentimiento m ás altanero respecto al conocim ien asimism o con los libros, con la m úsica, con la política o con
to: de m anera que la «necesidad genuina» encuentra poco la apreciación de la mujer.
crédito.

120
119
La desnaturalización del hom bre en el siglo x ix .— (El si-
Nosotros los «objetivos».— No es la «com pasión» lo que Ulo xvm es el siglo de la elegancia, de la finura y de los sen-
nos abre las puertas de las más lejanas y m ás extrañas for liments généreux). N ada de «vuelta a la naturaleza, puesto
mas de ser y de cultura, sino nuestra accesibilidad y desen que todavía no se había dado nunca una hum anidad natural.
voltura que, precisam ente, no son «con-dolencia», sino, por I ,a escolástica, con sus valores innaturales y antinaturales, es
el contrario, se com placen en mil cosas de las que antes se In regla, es el principio; a la N aturaleza llega el hom bre des
dolían (o se indignaban, o se inquietaban, o bien las observa pués de largas luchas, pero no «vuelve»... N aturaleza, quiere
ban hostil y fríam ente). El sufrim iento, en todos sus matices, decir, atreverse a ser inm oral, com o lo es la N aturaleza.
es interesante ahora para nosotros: con ello no som os, real Nosotros som os m ás burdos, m ás directos, más irónicos
m ente, los m ás com pasivos, incluso cuando la contem pla contra los sentim ientos generosos, aun cuando sucum bam os
ción de! dolor nos conm ueva com pletam ente y nos lleve a ti ellos.
las lágrimas; no por ello nos hem os hecho más caritativos. Más natural es nuestra prim era sociedad, la de los ricos,
En este voluntario querer contem plar toda clase de m ise In de los ociosos: nos cazam os m utuam ente, el am or sexual
ria y desgracia nos hem os hecho m ás fuertes y m ás vigoro <\\ una especie de deporte en el cual el m atrim onio supone
sos de com o se era en el siglo xvm ; es una dem ostración de un im pedim ento y un estím ulo; se divierte uno y se vive para
que ha aum entado nuestra fuerza (nos hem os acercado a los rl placer; se aprecian las ventajas del cuerpo en prim er lugar,
siglos xvii y xv¡). Pero es un profundo error considerar n u es se es curioso y audaz.
tro «rom anticism o» com o dem ostración de nuestra «alma Más natural es nuestra posición frente al conocim iento;
em bellecida». Q uerem os sensaciones fuertes, com o las quie |irncticamos e' libertinaje del espíritu con toda inocencia,
ren todas las épocas y clases sociales m ás burdas. (Esto hay lidiamos las costum bres patéticas y hieráticas, nos gusta m ás
r-R IE D R IC H N IE T Z .S C Iir LA V O L U N T A D D E P O D E R 111

lo más prohibido, apenas nos interesaría el conocim iento si que rechaza. Nos hem os fortalecido: nos hem os acercado
el cam ino pura alcanzarlo resultase dem asiado aburrido. más, de nuevo, al siglo xvn, sobre todo al gusto de su última
M ás natural es nuestra posición ante la moral. Los princi etapa (Dancourt, Lesage. Regnard).
pios han llegado a ser ridículos; ya nadie se permite hablar
sin ironía de su «deber». Pero se aprecia una disposición
desprendida, bienintencionada (se ve la moral en el instinto 121
y se desdeña el resto. Además de esto, un mar de conceptos
sobre puntos de honor). Cultura contra civilización.— Los puntos culm inantes de
Más natural es nuestra posición in p o lu itis: vemos los la cultura y de la civilización están separados uno del otro:
problem as del poder, del quantum del poder contra otro no debem os dejarnos inducir a error sobre los profundos an
quantum . N o creem os en un derecho que, de im ponerse, no tagonism os de la cultura y la civilización. Los grandes m o
esté asentado en el poder: experim entam os todos los dere mentos de la cultura lueron siempre, m oralm ente hablando,
chos com o conquistas. épocas de corrupción; y, a la inversa, fueron las épocas de la
Es m ás natural nuestra apreciación de los grandes hom dom esticación voluntaria y obligada del hom bre («civili
bres y cosas: consideram os la pasión com o un privilegio, no zación»), épocas de intolerancia para las naturalezas más es
encontram os nada grande que no incluya un gran crimen; pirituales y más osadas. La civilización quiere algo diferente
concebim os toda grandeza com o un-colocarse-fuera en reía u lo que quiere la cultura: quizá algo contrario...
ción con la moral.
M ás natural es nuestra pasión con respecto a la N atura
leza: ya no nos gusta por su «inocencia», por su «razón», poi 122
su belleza»; la hem os «endem oniado» y «em brutecido».
Pero, en lugar de despreciarla por ello, desde entonces nos Contra lo que prevengo: no confundir el instinto de la d e
sentim os m ás em parentados con ella, más confiados. Ella no cadencia con el de la hum anidad; no confundir los m edios
aspira a la virtud: por eso la tom am os en consideración. disolventes de la civilización, y que necesariam ente condu
M ás natural es nuestra posición frente al arte: no pedimos cen a la decadencia, con los de la cultura; no confundir el li
de él bellas m entiras, etcétera; reina un positivism o brutal, bertinaje, el principio del «laisser aller», con la voluntad de
que constaba sin llegar a excitarse. poder (ella es su principio opuesto).
En resum en: hay signos de que el europeo del siglo xix se
avergüenza ya m enos de sus instintos; para ello ha dado un
gran paso: reconocer totalm ente su absoluta naturalidad, es 123
decir, su inm oralidad, sin am argura; por el contrario, demos
trando su tola! fortaleza para soportar este punto de vista. El problem a sin resolver que yo planteo de nuevo: el pro
Esto suena a ciertos oídos corno si la corrupción hubiera blema de la civilización, la lucha entre R ousseau y Voltaire
progresado: pero lo cierto es que el hom bre no se ha accr hacia 1670. El hom bre se hace m ás profundo, m ás descon
cado a la «N aturaleza» en el sentido en que hablaba Rous fiado, m ás «inm oral», m ás fuerte, m ás confiado-en-sí-m ism o
seau, sino que h a dado un paso adelante en la civilización y, en la m ism a m edida, m ás «natural»: esto es «progreso».
112 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R

Con ello se separan, por una especie de división del trabajo, bia atm ósfera de un bienestar dem ocrático está aletargada la
las clases resentidas y las m ansas y dom esticadas: de forma facultad de concluir o de llegar a una conclusión. Factible de
que el hecho total ya no salta tan fácilm ente a la vista... Per seguir, pero que no se sigue ya. Por ello, en su conjunio, el
tenece a la fortaleza, al autodom inio y a la fascinación de los socialism o es una cosa desesperada y amarga: y nada es más
fuertes, el que estas clases m ás vigorosas tengan la habilidad divertido de observar, que la contradicción entre las caras
de hacer sentir su degradam iento com o algo superior. A todo venenosas y desesperadas que ponen hoy los socialistas
progreso corresponde una m odificación de los elem entos — ¡y de qué clase de piadosos y ridículos sentim ientos da
fortalecidos en lo «bueno». 1 ^ testim onio su estilo!— y la inofensiva felicidad de cordero
de sus esperanzas y anhelos. Con todo, por ese lado, se
puede llegar hoy en m uchos lugares de Europa a luchas oca
124 sionales y agresiones: en el próxim o siglo esto va a hacer
«m ucho ruido» aquí y allá, y la C om una de París, que tam
Q ue se devuelva al hom bre el valor de sus instintos natu bién en A lem ania tiene sus defensores y partidarios, quizá
rales. haya sido tan solo una débil indigestión com parada con lo
Q ue se im pida su propia subestim ación (no del hombre que se avecina. A p esar de todo, siem pre había dem asiados
com o individuo sino de/ hom bre com o N aturaleza). « poseedores» para que el so cialism o p u ed a sig n ificar algo
Q ue se extraigan d e las cosas las contradicciones, después más que un signo de enferm edad: y estos «poseedores» son
de com prender que som os nosotros los que las hem os intro algo así com o un hom bre, una creencia, «hay que tener algo
ducido en ellas. | para ser algo». Pero este es el m ás antiguo y el m ás sano de
Q ue se suprim a com pletam ente la idiosincrasia social di- todos los instintos, y yo añadiría: «hay que querer tener m ás
la existencia (culpa, castigo, justicia, honradez, libertad, de lo que se tiene para llegar a ser m ás». A sí suena, en
am or, etcétera). efecto, la doctrina que, a través de Ja vida, se predica a todo
P rogreso h acia la «naturalidad»: en todos los problem as lo que vive: la m oral de la evolución. T ener y q u erer tener
políticos, tam b ién en las relaciones de los partidos, incluso m ás, crecim iento, en una palabra, esto es la vida m ism a. En
e n los partidos m ercantiles o de obreros y patronos, se trata la doctrina del socialism o se oculta apenas «una voluntad de
de cuestiones de poder: «qué se puede» y, solo después, «que negación d e la vida»: tienen que ser hom bres o razas fra ca
se debe». sados los que elaboren una doctrina tal. De hecho, m e gusta
ría q ue algunos g randes ensayos llegaran a d em o strar que,
en una sociedad socialista, la vida se niega a sí m ism a, se
125 corta las raíces a sí m ism a. La tierra es bastante grand e y los
h om bres todavía lo bastante fecu n d o s para que a m í no m e
E l so cialism o (co m o la tiranía, llevada a sus últim as con parezca d eseable una tal en señ an za práctica y d em o stra d o
secuencias, de los m ás insig n ificantes y estúp id o s, es decir, i a d absurdum , in clu so au n cu an d o d iese resu ltad o se pagaría
de los superficiales, env id io so s y co m ed ian tes en un setenta ! con una ca n tid a d m o n stru o sa de v id a s h u m a n as. S in em -
y cin co p o r ciento) es, en realidad, co n secu en cia d e las | bargo, y a co m o topo inquieto, b ajo el su elo de u n a sociedad
« ideas m o d ern as» y d e su an arq u ism o latente: pero en la ti ; que va a m a rc H ‘V ■- : • ' ' ' ^ 'n id ez , el so cialism o
4
114 I Kll UKICH NIETZSCHE LA VOLUNTAD DE PODER

puede llegar a ser algo útil y regenerador: retrasa la «paz en tig io de los filó so fo s; ¡K ant será alg u n a v ez un es p a n ta
la tierra», y Unía la bonaehonería del rebaño dem ocrático pájaros!
obliga a los europeos a desplegar astucia y precaución, a no
renunciar por com pleto a las virtudes viriles y guerreras y a
conservar un resto de espíritu, de claridad, de sequedad y 128
frialdad de ánim o, protege a Europa, a veces, del m arasm us
fe m e n in a s que la am enaza. Todavía no he encontrado ningún m otivo para el d es
aliento. El que haya conservado y cultivado una voluntad
fuerte, al m ism o tiem po que un espíritu am plio, tiene m u
126 chas m ás posibilidades que nunca. Porque la dom esticación
del hom bre en esta E uropa dem ocrática ha Ilegado a ser m uy
Los m ejores frenos y rem edios de la m odernidad: grande; los hom bres que aprenden con facilidad, que se so
m eten con facilidad, son la regla: el rebaño, incluso a veces
1) El servicio general militar, con guerras reales, donde m uy inteligente, está preparado. El que sabe ordenar en
se acabe la diversión. cuentra siem pre a los que han de obedecer: pienso, por ejem
2) La limitación nacional (simplificadora, concentradora). plo, en N apoleón y Bismarck. La com petencia con fuerzas y
3) La alimentación m ejorada (carne). voluntades no inteligentes, que constituye el m ayor im pedi
4) L a progresiva lim pieza y sanidad de las viviendas. m ento, es escasa. ¡Quién no sería cap az de d errib ar a esos
5) El predom inio de la fisiología sobre la teología, la m o señores «objetivos», d e voluntades débiles, co m o R anke o
ral, la econom ía y la política. Renán!
6) La rigidez militar, la exigencia y tratam iento de sus
«obligaciones» (basta ya de alabanzas)...
129

127 La ilustración espiritual es un m edio infalible para hacer


a los hom bres más inseguros, más débiles de voluntad, m ás
Me congratulo del desarollo m ilitar de E uropa y tam bién tjesvalidos: en resumen, transform a a los hombres en rebaño:
de su estado anárquico interior: el tiem po de la tranquilidad por eso, hasta ahora, todos los grandes gobernantes (Confueio
y las sentencias chinas que G aliani profetizaba para este en China, el Imperio Rom ano, N apoleón, el Papado cuando
siglo ha pasado. La habilidad viril personal, la aptitud del aspiraba al poder y no solo al m undo), dondequiera que los
cuerpo vuelve a tener un valor, las valoraciones son cada instintos de dominación culminaban, se sirvieron también de la
vez m ás físicas, la alim entación m ás carnívora. De nuevo ilustración espiritual, o por lo m enos la adm inistraban (como
será posible que haya hom bres herniosos. La m acilenta gaz los Papas del Renacimiento). La equivocación de la m asa en
m oñería (con m andarines en cabeza, com o soñaba Com te) este aspecto, por ejem plo, en cualquier democracia, es extra
ha pasado. En cada uno de nosotros se afianza el bárbaro, ordinariamente valiosa: ¡se entiende com o progreso al em pe
el anim al salvaje. Justam ente por eso dism inuirá el pres queñecim iento y dom esticación del hombre!
I
FRIED RICH N IETZSCH E LA V OLUN TA D D E POD ER 117

130 tinto gregario: con ellas se prepara una clase de hom bre que
alguna vez caerá en nuestras m anos, que tiene que desear
La mayor equidad y suavización del hombre corno estado caer en nuestras manos.
de debilidad (el N uevo Testamento y la prim itiva com uni Más allá del Bien y del Mal, pero exigim os la absoluta sa-
dad cristiana, como betise com pleta que se muestra en los cTíilización de la moral del rebaño.
ingleses Darwin y Wallace). Vuestra equidad, vuestra natu Nos reservam os m uchas clases de filosofía que nos son
raleza superior os lleva al sufragio universal, etcétera; vues necesarias para la enseñanza: en determ inadas eircunstan-
tro «hum anitarism o» a la indulgencia ante el crim en y la t fias, la filosofía pesim ista com o m artillo; quizá no podam os
estupidez. A la larga, haréis que venza la estupidez, y la irre prescindir de un budism o europeo.
flexión: com odidad y estupidez: centro. Favorecem os probablem ente el desarrollo y m adurez de
Exleriormente: época de guerras terribles, revoluciones, In esencia dem ocrática; ella contribuye a la debilitación de la
explosiones. Interiormente: debilitación creciente del hom voluntad: en el «socialism o» vem os una espina que protege
bre, los acontecim ientos com o excitantes. Lo parisiense contra la com odidad.
com o el extrem o europeo. Posición anlc los pueblos. N uestras preferencias: ded ica
Consecuencias: 1) Los bárbaros (al principio, natural m os nuestra atención a los resultados del cruce.
mente, bajo la form a de esa anterior cultura). 2) Los indivi A solas, acom odado, fuerte: ironía contra la «prensa» y su
duos soberanos (donde las fuerzas de la barbarie y el desen Ilustración. Preocupación de que los científicos no se hagan
freno en todo lo existente se cruzan). Epoca de la gran literatos. D espreciam os cualquier clase de ilustración que se
estupidez, brutalidad e indigencia de las m asas y del indivi $ confía a la lectura de los «refritos» periodísticos.
dúo superior. A doptam os nuestras actitudes al azar (com o G oethe,
Stendhal), nuestras experiencias vitales, com o prim er tér
mino, y las subrayam os, para o cu ltar nuestro v erdadero
131 ti»ndo. N osotros m ism os nos guardam os de im plicar en ello
nuestro corazón. N os sirven de protección, com o la que n e
Una cantidad innum erable de individualidades de la clase cesita y tom a el cam inante; nos gu ard am o s m uy bien d e a cli
superior perecen ahora: pero el que se salva es fuerte como matamos.
el diablo, sem ejante a lo que sucedía en la época del Rena leñem os un a disciplina voluntan;r ante nuestros sem ejan-
cim iento. tos. Lm pleam os todas las tuerzas en el desarrollo de la fu erza
llr voluntad, arte q u e nos perm ite e n m a sc a ra rn o s, arte de
t'imiprender m ás allá de los afectos (tam bién de p ensar en
132 Umiiui «supraeuropea» de vez en cuando).
Preparación p ara esto: el legislador del futuro, llegar a ser
Siendo tan buenos europeos com o som os: ¿qué nos dis los dueños de la tierra, p o r lo m enos nu estro s hijos.
tingue a nosotros de los hom bres de la patria? En prim er lu ( onsideración fundam ental sobre el m atrim onio.
gar, som os ateos e inrnoralistas, pero, a renglón seguido
apoyam os las religiones y las m orales producidas por el iif.
I-'KIEDRSCH NIKTZSCHR

133

El siglo xx.— Galiani dijo una vez: «La prévoyance est la


cause ¿Jes g ü e ro s actuelles de l’Europe. Si l’on voulait sr
donner la peine de n ’erien prévoir, tout le monde serait tran
quille, el je ne crois pas q u ’on serait plus malheureux paro-
q u ’on ne ferait pas la guerre». Com o yo no com parto los LIBRO S E G U N D O
puntos de vista pacíficos de mi difunto am igo Galiani, me da
miedo predecir algo sobre este punto y conjurar quizá con
ello las causas de la guerra.
CRÍTICA DE LOS SUPREMOS VALORES
Una enorme disposición de ánimo hacia el terrem oto mas HISTÓRICOS
horrible: con nuevos problemas.

I
134
CRÍTICA DE LA RELIGIÓN
Es la época del gran mediodía, de la m ás espantosa clan
dad: una clase de pesimism o, mi gran punto de partida. Quiero reivindicar, com o propiedad y producto del hom
bre, toda la belleza y sublimidad que ha proyectado sobre las
I. Contradición fundamental entre la civilización y el cu cosas reales e imaginadas, haciendo así la más bella apolo
salzamiento del hombre. gía de este. El hombre com o poeta, com o pensador, com o
II. La estim ación moral de los valores com o una historia Dios, com o Amor, com o Poder: ¡oh. suprema y regia libe
de la m entira y del arte de la calum nia al servicio de la vo ralidad con que ha donado a las cosas para em pobrecerse él
luntad de poder (de la voluntad de rebaño, que se rebela con y para sentirse miserable! Este ha sido hasta ahora su mayor
tra los hombres m ás fuertes). altruismo: saber adm irar y adorar, ocultándose que era él
III. Las condiciones de cualquier elevación de la cultiiu mismo quien había creado lo que admiraba.
(la posibilitación de una elección a costa de una multitmli
son las condiciones de todo crecimento.
IV. La m ultitud de sentidos del m undo com o problema 1. So b r e f .i . n a c i m i e n t o d f . l a s r e l i g i o n e s
de la fuerza que m ira todas las cosas bajo la perspectiva di
su crecim iento. Los juicios de valor moral-cristianos, conn> 135
rebelión de los esclavos y mendacidad de los mismos (con
tra los valores aristocráticos del m undo antiguo). D el origen de la religión.— De la m isma forma que el
hombre inculto cree hoy que la ira es la causa de su enfure
cimiento; el espíritu la causa de que él piense; el alm a la
Musa de que él sienta; de la m isma forma, en suma, con que
120 FRIED RICH N IETZSCH E LA V O LU N TA D DE PO DER 121

hoy se aplican, irreflexivamente, un sinfín de entidades psi el ingenuo com o religiosas se divide en varias personas. La
cológicas que deben ser causas, así ha explicado el hom bre, religión es un caso de «altération de la personnalité». Una
a niveles todavía m ás ingenuos, estas mismas apariencias especie de sentim iento de m iedo y tem or ante sí mismo...
con la ayuda de entidades sociológicas personales. Los esta Pero, también, un alto sentim iento de felicidad y superiori
dos de alma que le parecían extraños, arrebatadores, ago dad extraordinarias... Entre los enferm os, basta la sensación
biantes, los consideraba com o obsesiones y encantos provo de salud para llegar a creer en Dios, en la proxim idad de
cados por el poder atribuido a una persona. (A sí aplica el Dios.
cristiano, que es hoy la clase de hom bre m ás ingenua y re
trógrada, la esperanza, la tranquilidad, el sentim iento de «re
dención» a un Dios de inspiración psicológica: para él, com o 136
tipo esencialm ente sufriente e intranquilo que es. los senti
m ientos de felicidad, de resignación y de tranquilidad, le pa Psicología rudim entaria del hombre religioso.— Todas las
recen algo extraño, algo que requiere una explicación.) Para transform aciones son efectos; todos los efectos son efectos
las razas de gran vitalidad, inteligentes y fuertes, es el epi de la voluntad (el concepto «naturaleza», «ley natural», falta);
léptico quien m ás despierta el convencim iento de que un po todos los efectos tienen un autor. Psicología rudim entaria:
der extraño se proyecta en él; pero tam bién cualquier escla solo es causa cuando se sabe que se ha querido algo.
vitud análoga, por ejem plo, la del ilum inado, la del poeta, la Consecuencia: los estados de poder dan al hom bre la im
del gran crim inal, las pasiones com o el am or y la venganza, presión de no ser la causa, de no ser responsable de ellos; su
sirve para prom over la invención de poderes so b rehu m a ceden sin haber sido deseados; en consecuencia, no somos
nos. Se concreta un estado en una persona y se supone que, los autores; la voluntad no es libre (es decir, la consciencia
cuando este estado aparece en nosotros, es el efecto de aque de una transform ación operada en nosotros sin que nosotros
lla persona. D icho de otra forma: en la form ación psicológica la hayam os querido), necesita de una voluntad ajena.
de D ios, un estado es personificado com o causa para que C onsecuencia:*! hom bre no ha osado atribuirse todos sus
llegue a ser el efecto d e algo. m om entos más fuertes y asom brosos, los ha concebido com o
He aquí la lógica psicológica: el sentim iento del poder, «pasivos», com o «sufridos», com o v io len tacio n es— la reli
cuando de form a repentina y subyugadora se apodera del gión es el surgim iento de una duda sobre la unidad de la per
hom bre —-y este es el caso de todos los grandes afectos— , sona, una alteración de la personalidad— : en cuanto todo lo
provoca en él una duda sobre su persona: no se atreve a pen grande y t uerte del hom bre se concebía com o sobrehum ano,
sar en sí m ism o co m o causa de este sentim iento asom broso, co m o ex tra ñ o a él, el hom bre se em p eq u eñ ecía, co lo cab a
y, p o r ello, establece para estos casos una personalidad más am bos aspectos en dos esferas superadas, una lastim osa y
fuerte, una divinidad. dcbil y otra fuerte y asom brosa: a la prim era la llam ó «hom
En resum en, el origen de la religión reside en los senti bre», y a la segunda «D ios». Y siem pre ha seguido haciendo
m ientos extrem os de poder que, por lo extraños, desconcier esto; en el periodo de la idiosincrasia m oral ha considerado
tan al hom bre; y de la m ism a form a que el enferm o, al sen sus estallos m orales m ás elevados y sublim es no com o «que
tir q u e un m iem bro es dem asiado pesado y extraño, llega a ridos». no com o «obra» de su persona. T am bién el C risto se
la conclusión de que hay otra persona acostada sobre él, así, p aró y diferenció su persona en un a ficción m ezquina y d é
122 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 123

bil a la que llamó hombre, y en otra a la que llamó Dios (Re para eso tienen sus instintos; para hacerlo más digno, más
dentor, Salvador). creíble, tienen que llevar la sem ejanza lo más lejos posible;
La religión ha rebajado el concepto «hombre»; su conse su habilidad de com ediantes debe, ante todo, conseguir en
cuencia extrem a es que todo lo bueno, lo grande, lo verda ellos una buena conciencia, con ayuda de la cual poder con
dero es sobrehum ano y le ha sido donado por una gracia... vencer con veracidad.

137 139

La teoría de la afinidad fue un medio para sacar al hombre El sacerdote quiere dejar bien sentado que es el tipo supe
de su degradación, que trajo consigo la decadencia de aquel rior del ser humano, que domina — incluso sobre aquellos que
estado elevado y fuerte, com o si fuera un estado extraño a él. tienen el poder en las manos— , que es invulnerable, inatacable:
Estos estados fuertes y elevados podían, al menos, ser consi que él es la fuerza más potente de la comunidad, que no hay
derados com o efectos de nuestros antepasados, pertenecía absolutamente ninguna forma de sustituirlo o subestimarlo.
mos unos a otros solidariamente, crecíamos a nuestros pro Medios: él es el único sabio; el único virtuoso; solo él
pios ojos en cuanto nos regíamos con normas conocidas. tiene el dominio supremo sobre sí mismo: solo él es, en un
Intento de las familias nobles para igualar la religión con cierto sentido. Dios, y se remonta a la divinidad; solo él es in
su vanidad. Lo m ismo hacen los poetas y los videntes; se termediario entre Dios y los otros; la divinidad castiga cual
sienten orgullosos, dignificados y elegidos con tal comercio, quier desventaja, cualquier pensamiento dirigido contra un
valorizan en grado sumo el no ser considerados com o indi sacerdote.
viduos, el ser simples boquillas de un clarín (Homero). Medios: la verdad existe. Solo hay una form a de alcan
Gradual posesión de sus elevadas y orgullosas situacio zarla: hacerse sacerdote. Todo lo que es bueno en el orden,
nes, de sus acciones y obras. A nteriorm ente se creían hon en la Naturaleza, en la tradición, se basa en la sabiduría de
rarse más cuando no se consideraba uno a sí m ismo respon los sacerdotes. El Libro Sagrado es su obra. La Naturaleza
sable de las cosas más excelsas que hacía, sino que confen.i rutera no es más que una aplicación de sus estatutos. No hay
esta responsabilidad a Dios. ninguna otra fuente de bien que el sacerdote; cualquier otra
La falta de libertad de la voluntad pasaba por ser lo que excelencia es de categoría diferente a la del sacerdote, por
concedía a una acción un valor superior; entonces hacían a ejemplo, la del guerrero.
Dios autor de sus obras. Consecuencia: si el sacerdote debe ser el tipo superior, la
jerarquía de sus virtudes servirá para graduar los valores del
hombre. El estudio, la renuncia a los sentidos; la inactividad,
138 In impasibilidad; la falta de afectos, la solemnidad. Contra
dicción: el género más profundo de hombre.
Los sacerdotes son los com ediantes de algo sobrenatural, lil sacerdote enseña una determinada clase de moral, para
algo a lo que tienen que dar evidencia, ya sea de ideales, y;i i|ik‘ así le crean un tipo superior. Concibe un contratipo: el
sea de dioses, ya de salvadores; en eso consiste su profesión t'hiinilala. Para hacer despreciable a este, se entrega, por to
i
124 F R IE D R IC 'H N IE T Z S C H E LA V O LU N TA D D E PO D ER 125

dos los medios, a la jerarquización de las castas. El miedo docios. Hacer ver hasta qué punto ella form a parte de la
extrem o de los sacerdotes ante la sensualidad está condicio práctica de estos constituirá el objeto de la presente inve.sti-
nado a su vez por la idea de que también aquí la.jerarquía de , gación.
castas (es decir, la jerarquía en general) es lo m ás am ena t Pero también los filósofos, en cuanto se disponen a tom ar
zado... Cualquier «tendencia más libre» in puncto punen en sus manos, con intenciones ocultas, la dirección de los
arroja al montón la legislación sobre e! matrimoio. " hombres, se han otorgado a sí m ism os el derecho a la m en-
i tira: ante todo Platón. La m ás grandiosa d e ellas es la doble
\ mentira: desarrollada por los típicam ente arios filósofos del
140 ‘ Vedanta: dos sistem as contradictorios en todos sus puntos
principales, pero que se relevan, se integran y se com pletan
El filósofo com o posdesavrollo del tipo de sacerdote, lleva por m otivos educativos. La m entira de una crea la situación
en sí la herencia de este; incluso a pesar de tratarse de un por la cual llega a hacerse inteligible la verdad del otro...
rival, se ve forzado a luchar por lo m ism o y con los mismos ¿H asta dónde llega la m entira piadosa de los sacerdotes y
m edios que el sacerdote de su época; aspira a la autoridad de los filósofos? ¿H ay qu e preguntarse aquí qué condiciones
suprema. previas tienen para la educación, qué d o g m as tienen qu e in
¿Q ué da la autoridad cuando no se tiene en las m anos el ventar para satisfacer estas condiciones previas'?
poder físico (ni ejército, ni arm as...)? ¿C óm o se gana la au En prim er lugar: deben tener a su lado el poder. la au to ri
toridad sobre los que tienen la fuerza física y la autoridad? dad, la absoluta credulidad.
(Los filósofos com piten en la veneración a los príncipes, a En segundo lugar: deben tener el curso com p leto d e la
los conquistadores victoriosos, a los estadistas sabios). N aturaleza en las m anos, de m anera que todo lo que se re
Únicamente despertando la creencia de que tienen en las fiere al individuo parezca necesario gracias a sus leyes.
m anos un poder m ás alto y m ás fuerte; Dios. N ada es así bas En tercer lugar: deben poseer tam b ién una vasta zo n a de
tante fuerte para ellos; todo el m undo necesita la mediación poder cuyos controles escapen a los ojos de sus su b o rd in a
y los servicios de los sacerdotes. Se colocan en m edio corno dos: la m ed id a de castig o para el má.s allá, el « d espués-de-
algo indispensable. N ecesitan com o condiciones de su exis la-m uerte». y, para m ás facilidad, indicar ellos ios m edios
tencia: 1) que se crea en la absoluta superioridad de su Dios, que conducen a la salvación.
que se crea en su D ios; 2) que no haya ningún otro camino, Tienen qu e hacer o lv id ar el co n cep to del cu rso natural d e
ningún otro cam ino directo a Dios. La segunda exigencia lus cosas; p ero co m o son gente av isp ad a y reflex iv a, p ro m e
crea por sí sola el concepto de la «heterodoxia»; la primera ten, por lo tanto, una serie d e efecto s, p resen tad o s, n a tu ra l
la del «incrédulo» (es decir, el que cree en otro Dios). mente, co m o co n d icio n ad o s por las ovaciones o p o r un a es-
Iricta o b ed ien cia a sus leyes. D e la m ism a form a pueden
lum bíén d ec reta r una serie d e cosas que son a b so lu ta m en te
141 rncionales, pero no p ueden m e n cio n a r la e x p e rien c ia, el e m
pirism o, co m o fu en te de su sab id u ría, sin o qu e tien en qu e
C rítica de la santa m e n tira .-—El q u e la m entira se permito presentar esta co m o fru to d e u n a rev elació n , o co m o c o n se
para fines piadosos p erten ece a la te o ría de todos los sacer cuencia d e «las p en iten c ia s m ás duras».
126 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 127

La santa m entira se refiere, por tanto, principalmente: ;il esperanza (premio y castigo); dependencia de una tutela sa
fin de la acción (el fin natura), la razón, se hace invisible: un cerdotal de una exactitud formulista que tiene la pretensión de
fin moral, un cum plim iento de la ley, un servir a Dios, apa expresar una voluntad divina: implantación de una «concien
recen com o finalidad): a la consecuencia de la acción (la cia» que establece una falsa sabiduría en lugar de la prueba y
consecuencia natural se considera sobrenatural, y, para obrai de la investigación: como si ya estuviera m uy claro que es lo
con m ás seguridad, se establecen otras consecuencias incou que hay que hacer y lo que hay que dejar de hacer; una espe
trolables, sobrenaturales). cie de castración del espíritu de búsqueda y de progreso; en
De esta form a se crea una idea de bien y mal que parca- suma, el más grave acal/amiento del hombre que pueda ima
com pleta y absolutam ente independiente de los conceptos ginarse y que pasa con ello por ser el «hombre bueno».
naturales «útil», «dañino», «vital», «antivital»: esta idea, dado En la práctica, toda la razón, toda la herencia de inteligen
que se está pensando en otra vida, puede, incluso, llegar a ser cia, de finura y previsión, que son las condiciones del canon
el punto directam ente opuesto al concepto natural del bien y sacerdotal, se reducen arbitrariamente a una pura mecánica: la
del mal. conformidad con la ley llega a valer como meta superior, la vida
De esta form a se crea finalm ente la fam osa «conciencia» ya no ofrece problemas; toda la concepción del mundo se en
una voz interior que m ide cada acción no por el valor de la sucia con la idea de castigo; al presentarse la vida sacerdotal
acción m ism a con respecto a sus consecuencias, sino en re com o el non plus ultra de la perfección, se transforma la pro
lación con la intención y la conform idad de esta intención pia existen cia en una calum nia y un en su ciam ien to de sí
con respecto a la «ley». misma; el concepto «Dios» representa una renuncia a la vida,
A sí pues, la santa m entira ha inventado: 1) un D ios que una crítica, incluso un desprecio a la vida; la verdad se trans
prem ia y que castiga, que reconoce exactam ente el código de forma en la mentira sacerdotal, la aspiración a la verdad en
los sacerdotes y que envía a estos al mundo en calidad de pona estudio de las Escrituras, com o medio de hacerse teólogo...
voces y plenipotenciarios suyos; 2) un más allá de la vida, en el
que la gran m áquina de castigar se representa ya en acción (para
este fin sirve el concepto de la inmortalidad del alma); 3) la 142
conciencia del hombre com o conciencia de que el bien y el mal
son algo firme: que es Dios m ism o el que habla, cuando acón Crítica del código de M anu.— Todo el libro se apoya en la
seja la conform idad a los preceptos de los sacerdotes; 4) la mentira santificada. ¿Es el bien de la humanidad el que inspiró
moral com o negación de todo curso natural, com o reducción lodo este sistema? ¿Esta clase de hombre que cree en lo intere
de todo suceder a estar condicionado por la m oral, la acción sante de toda acción estaba o no estaba de acuerdo en que se
m oral (es decir, la idea de prem io y de castigo), com o pene estableciera este sistema? M ejorar a la humanidad; ¿en qué se
trando todo com o única fuerza, com o creadora de todo can: inspiró esta intención? ¿D e dónde surgió la idea de m ejora?
bio; 5) la verdad com o don, com o cosa revelada, com o coui E ncontram os una clase de hom bre, la sacerdotal, que cree
cidente con la enseñanza de los sacerdotes, com o condición ¡ser la norm a, la cum bre, la expresión superior del tipo h om
de todo bienestar y de toda dicha en esta vida y en la otra. bre: de ella m ism a tom a el concepto «m ejorar». Cree en su
En suma: ¿con qué se paga la m ejora m oral? Menosprecio preponderancia, la quiere tam bién de hecho: la causa de la
de la razón; reducción de todos los motivos de m iedo y a la santa m entira es la voluntad de poder...
#
128 F R IE D R 1C H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 129

Instauración de la preponderancia: a este fin conduce el El esquema de una organización com ún inalterable, con
dominio de los conceptos que establecen el sacerdocio como los sacerdotes en cabeza — que es el más antiguo gran pro
un non plus ultra de poder. El poder por la mentira, dado que ducto cultural de Asia en el aspecto organizativo— , debió
no se posee el poder físicamente, militarmente... La mentira llevar, naturalmente, en todos los aspectos, a la reflexión y a
com o suplemento del poder: un nuevo concepto de la «verdad». la imitación. Aun a Platón: pero, sobre todo, a los egipcios.
Se equivoca uno al considerar que ha habido en esto un
desarrollo inconsciente e ingenuo, una especie de autoen-
gaño... Los fanáticos no son los inventores de tales sistemas I 144
de opresión plenamente pensados... En esto ha funcionado la
circunspección m ás dotada de sangre fría; una especie de lu Las m orales y las religiones son los m edios principales
cidez com o la que tenía Platón cuando planeaba su «Estado». con los cuales han podido hacerse del hombre lo que se ha
«Hay que querer los medios, si se quiere el fin»; sobre esla querido: a condición, claro está, de que se tuviese una super
opinión política no ha tenido dudas ningún legislador. abundancia de fuerza creadora y que se haya podido ejercer
Nosotros consideram os al modelo clásico com o específi la voluntad durante largos periodos de tiempo.
cam ente ario; por consiguiente, podem os hacer responsable
de la m entira más fundamental que jam ás se haya estable
cido a la clase de hom bre m ejor dotada y m ás lúcida... Se ha 145
copiado esto casi en todas partes: el influjo ario ha corrom
pido al m undo antiguo... i A sí es com o considera una religión afirm ativa aria el o ri
gen de una clase dom inante: el código de Manu. (La divini
143 zación del sentido de poder en los brahm anes es interesante
que se haya originado en una casta de guerreros y después
Hoy se habla m ucho del espíritu sem ítico del N uevo Tes haya pasado a los sacerdotes.)
tamento: pero al decir esto, no se m enciona m ás que el espi A sí es com o una religión afirm ativa sem ítica ve el origen
ritu sacerdotal, y en el código m ás claram ente ario, en la lev de la clase dom inante: el código de M ahom a, el A ntiguo
del M anu, esta clase de «sem itism o», es decir, de espíritu Testamento en sus partes más antiguas. (El m ahom etism o,
sacerdotal, es peor que en ningún otro sitio. como religión esencialm ente m asculina que es, tiene un pro
El desarrollo del Estado sacerdotal judío no es original, fundo desprecio por el sentim entalism o y la m entira del cris
aprendieron el esquem a en Babilonia: po r tanto, el esquema tianismo... al que considera una religión de mujeres.)
es ario. C uando el m ism o de nuevo, m ás tarde, bajo la pre A sí es com o una religión negativa sem ítica ve el origen
ponderancia de la sangre germ ánica, dom inó en Europa, era de la clase oprim ida: el N uevo Testam ento (según conceptos
adecuado al espíritu de la raza dom inante: un gran atavism o Indo-arios: una religión de chandala).
La E dad M edia g erm án ica tratab a de restablecer el orden A sí es com o una religión negativa aria considera el creci
germ ánico de las castas. miento bajo las clases dom inantes: el budism o.
£1 m ahom etism o, por otra parte, aprendió del cristianismo Es com pletam ente adecuado que nosotros no tengam os
la utilización del «m ás allá» com o m edio de castigo. Una religión de la raza aria oprim ida, ya que esto sería una
130 EKIEDR1CH NIETZSCHE
I A VOI UNTAD DE PODER 131

contradicción: una raza de dom inadores o está en la cima o


las intenciones secretas del futuro: el volver a nacer, la in
perece.
mortalidad.

146 149

En sí, una religión no tiene relación con la moral: pero l o s La fe en nosotros m ism os constituye la traba más fuerte,
dos derivados de la religión judía son esencialmente religiones | el m ayor latigazo y las alas más pótenles. El cristianism o de
m orales, es decir, dan preceptos sobre cóm o se debe vivir \ biera haber elevado la inocencia del hombre a la categoría de
hacen que se obedezcan sus exigencias con premios y castigos. artículo de fe; los hombres hubieran llegado así a ser dioses:
en aquel entonces todavía se podía creer.

147
150

Pagano, cristiano. Pagano es afirm ar lo natural, el senil


L a gran mentira de ía historia: ¡Como si la corrupción del
m iento de inocencia en lo natural, «la naturalidad». Cris
paganism o hubiera sido lo que abrió el cam ino al cristia
tiano es negar lo natural, el sentim iento de indignidad en l<>
nismo! ¡Pero fue la debilitación y la desm oralización del
natural, la antinaturalidad.
hombre antiguo! ¡La conversión del instinto natural en vicio
«Inocente» es, por ejem plo, Petronio; en com paración
• había ya tenido lugar!
con este hom bre feliz, un cristiano ha perdido para siempre
la inocencia. M as com o, en últim o caso, el status cristiano
tiene que ser sim plem ente un estado natural, pero que m> 151
está perm itido com prender com o tal, así lo «cristiano» sig
ni tica una falsificación de la interpretación psicológica ele Las religiones perecen por su creencia en la moral. El Dios
vada a la categoría de principio. cristiano-m oral no es m antenible: en consecuencia, el «ateís
mo», com o si no pudiera haber ninguna otra clase de dioses.
De la m ism a forma, la cultura perece por la creencia en la
148 moral. Ya que cuando se han descubierto los necesarios con
dicionam ientos que la hacen desarrollarse, ya no se la quiere
El sacerdote cristiano es, desde siem pre, el enem igo moi (budismo).
tal del sensualism o: no puede uno im aginarse una contrad u
ción m ás grande que la ingenua y solem ne actitud con qiu
152
por ejem plo, en los m ás dignos cultos fem eninos de A teiw.
se acogía la presencia de los sím bolos sexuales. El acto de L
F isiología cte las religiones nih ilista s.— Todas las religio
g eneración constituye en sí el secreto de todas las religiom
nes nihilistas son historias clínicas sistem atizadas bajo una
no ascéticas: una especie de sím bolo de la perfección y ik
nom enclatura religioso-m oral.
132 P R IE D R IC H N IK T Z S C H n LA V O L U N T A D D E P O D E R 133

En los cultos paganos se trata del gran círculo anual alre toda clase: no expresa el declive de una raza; es, desde el prin
dedor de cuya interpretación gira el culto. En el culto cris cipio, un conglomerado de morbosidades que se atraen m u
tiano tenem os un círculo de fenóm enos de parálisis, alrede tuamente y se entremezclan entre sí... Por eso no es nacional,
dor de los cuales gira el culto... no está condicionado por la raza; se dirige a los desheredados
de todas paites; en el fondo es un rencor contra todo lo bien
nacido y dominador: necesita un símbolo que represente la
153 maldición hacia lo bien nacido, hacia todo lo que domina...
Está también en oposición contra todo movimiento intelec
Esta religión nihilista busca para sí m ism a en la Antigüe tual, contra toda filosofía: toma el partido de los idiotas y ex
dad los elem entos de decadencia y todo lo relacionado con presa una maldición contra el espíritu. Siente rencor contra los
ellos; a saber: dotados, contra los sabios, contra los espiritualmente indepen
dientes, adivina en ellos lo pleno, lo dominador.
a ) El partido de los débiles y los frustrados (condenación del
m undo antiguo); lo que este ha rechazado con m ás fuerza...
b) El partido de los desm oralizados y los antipaganos. 155
c) El partido de los políticam ente cansados y los indife
rentes (los rom anos m architos...), los desnacionalizados, qui En el budism o esta idea es la predominante: «Todos los
se sentían interiorm ente vacíos. deseos, todo lo que produce alectos y sangre impulsa a la ac
d) El partido de los que están hartos de sí m ism os, que ción»; solo en este respecto se nos previene contra el mal. En
colaboran con gusto en una conjura subterránea. consecuencia, obrar no tiene sentido, el obrar form a pane de
la existencia: pero la existencia no tiene sentido. Los budis
tas ven en el mal la tendencia hacia algo ilógico: hacia la afir
154 mación de medios cuyo fin se niega. Buscan un cam ino ha
cia el no ser, y por eso proscriben todas las tendencias que
B uda contra el «C rucificado».— D entro de las religiones parten de los afectos. Por ejemplo: ¡no vengarse!, ¡no ser
nihilistas se pueden, sin em bargo, separar claram ente la cris enemigo! El hedonism o de los cansados establece aquí la
tiana y la budista. L a budista expresa un herm oso atardecer medida suprem a de valor. Nada está más lejos del budista
una d ulzu ra y una suavidad perfectas; es agradecim iento que el fanatism o judío de un San Pablo: nada contradeciría
hacia todo lo que ha pasado, incluyendo los defectos: l;i más su instinto que esta tensión, esta llama, esta inquietud del
am argura, el desengaño el rencor; al fin, el am or, la altura e s hombre religioso, sobre todo esa forma de sensualidad que el
piritual; el refinam iento de la contradicción filosófica viein- cristianism o ha santificado con el nom bre de «A m or». A
después, tam bién de eso descansa: pero le sirve para acn- pesar de todo, son las clases ilustradas, e incluso las superin-
centar aún m ás su gloria espiritual y su incandescencia <l< Idectuales, las que encuentran su correspondencia en el bu
crepúsculo. (Tiene su origen en las castas superiores.) dismo: una raza exhausta y cansada de una lucha filosófica
El m ovim iento cristiano es un m ovim iento de degenera (le siglos, pero no por debajo de toda cultura com o las capas
ción constituido por elem entos de defección y desechos iK nodales en las que se originó el cristianism o... C om o ideal
LA V O L U N T A D D E PO D ER 135
134 Í R IED R IC ’H N IE T Z S C H E

se percibe lamhién, esencialmente, un desapego del bien \ las otras raíces en las que ha venido creciendo son mucho
del mal: con ello se establece un sutil más allá de la moral, más poderosas. Es un abuso incomparable que tales resulta
que coincide con la esencia de la perfección, en la premisa de qm ■ dos de decadencia, tales engendros, los llamados «Iglesia
las buenas acciones son necesarias solamente de forma tem cristiana», «fe cristiana» y «vida cristiana», se designen con
poral. simplemente como medio, es decir, para apartarse de aquel santo nombre. ¿Qué es lo que ha negado Cristo? Todo
lo que hoy se llama cristiano.
cualquier clase de acción.

156 159

¡Qué curioso! Una religión nihilista com o el cristianismo, Toda la doctrina cristiana acerca de lo que se debe creer,
nacida y adecuada a un pueblo pertinazmente anciano, que toda la «verdad» cristiana no es más que mentira y engaño:
ha sobrevivido todos los instintos fuertes, transportada paso y exactamente lo contrario de lo que era al principio el mo
vimiento cristiano.
a paso a otros medios, y que finalmente penetra en los pue
blos jóvenes que todavía no tienen historia. ¡Una bienaven Justamente lo que en el sentido eclesiástico constituye lo
turanza decadente, de pastores, de atardecer, predicada a los cristiano es, desde un principio, anticristiano: simples sím
bárbaros, a los germanos! ¡A los mismos que habían soñado bolos en lugar de cosas y personas; hechos eternos en lugar
con un Walhalki y que encontraban la plena felicidad en la de historia; puras fórmulas, ritos, dogmas en lugar de una
guerra! Una religión supranacional predicada en medio de praxis de la vida. Lo cristiano es la perfecta indiferencia con
tra dogmas, culto, sacerdotes, Iglesia, teología.
un caos, en que ni siquiera existían naciones.
La práctica del cristianismo no es, en modo alguno, una
quimera inútil, com o tam poco lo es la práctica del budismo:
es un medio para ser feliz.
157

El medio de refutar a sacerdotes y religiosos sigue siendo


solamente este: mostrar que sus errores han dejado de ser be 160
neficiosos, que hacen m ás daño que otra cosa; en resumen:
que su propia «prueba de la fuerza» ya no es consistente... Jesús, con el «reino de los cielos» en el corazón, se dirige
directamente hacia la redención y no encuentra los medios
en la observancia de la Iglesia judía; le parece, incluso, que
2. Sobre l a h isto ria dfl cristianism o la realidad del judaism o (su necesidad de mantenerse) no
sirve para nada; es puramente interior.
158 E igualmente no le importan nada las fórmulas groseras
de relación con Dios: se vuelve contra toda la doctrina de pe
No se debe confundir el cristianismo, com o realidad his nitencia y conciliación; muestra cóm o hay que vivir para
tóriea. con aquella raíz única que su nombre nos recuerda sentirse «divinizado» y cómo no se llega a este estado con la
136 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 137

penitencia y el remordimiento de los pecados; su afirmación rer hacerse rico. No hay que maldecir. No hay que juzgar.
mas importante es: «No hay nada en el pecado». H ay que olvidar y perdonar. No orar en público.
Pecado, penitencia, perdón: todo está aquí fuera de lu La «bienaventuranza» no es solo una promesa: existe
gar..., es una intromisión judía, o se trata de paganismo. desde el m om ento en que se vive y se obra conform e a tales
máximas.

161
164
El reino de los cielos es un estado del corazón (de los ni
ños se dirá, «porque de ellos es el reino de los cielos»): nada
A ñudidos posteriores.— Toda la actitud de profetas y m i
que esté «en la tierra». El reino de Dios no «viene» de forma
lagreros, la cólera, la proclam ación del juicio, es una ho
hislórico-cronológica, no según el calendario, no es algo que
rrorosa corrupción (por ejem plo, M arcos 6, 11: «... y a los
esté ahí un día y que el día anterior no estaba, sino que se
que no os recibieron..., en verdad os digo que m ás tolerable
trata de una «transformación de los sentidos en el indivi
será el castigo de Sodom a y G om orra», etcétera). La «hi
duo», algo que viene en todo m om ento, pero que no acaba
guera» (M ateo, 21, 18): «... pero cuando él por la m añana
de estar allí...
volvió a la ciudad tuvo ham bre. Y vio una higuera en el ca
mino y se dirigió a ella y no encontró nada, solo hojas, y le
162 habló: ¡Que nunca m ás crezca fruto de ti! Y la higuera se
secó inmediatam ente».
El ladrón en Ia cruz: cuando el m ism o crim inal que re
cibe una m uerte dolorosa, juzga: «Solo este Jesús que sin
protesta, sin rencor, con bondad, resignadam ente, sufre y 165
m uere es el justo», ha afirmado el Evangelio: y con ello esla
en el Paraíso... La doctrina del prem io y el castigo se ha introducido de
una form a com pletam ente absurda: con ello se ha echado
todo a perder.
163 De la m ism a form a sucede con la praxis de la prim era ec-
clesia m ilitans, del apóstol San Pablo y su conducta orde
Jesús dijo: no se debe ofrecer resistencia ni de hecho ni de nada de una form a com pletam ente falseada, com o prefijada
corazón a los que nos hagan mal. de antem ano...
No se debe reconocer ningún m otivo para separarse de su La posterior glorificación de la vida y doctrina reales de
mujer. los prim eros cristianos: com o si todo hubiese sido prescrito
N o hay que establecer ninguna diferencia entre forasteros así y sim plem ente se hubiera seguido al pie de la letra...
y naturales, extranjeros y com patriotas. Y, además, el cum plim iento de las profecías: ¡de qué forma
N o hay que encolerizarse contra nadie, no hay que me se ha falsificado y justificado todo!
nospreciar a nadie. Dad lim osna en secreto. N o hay que que
l.A V O L U N T A D D E P O D E R 139
138 I-R 1ED R 1CH N IE T Z S C H E

166 Com prendió la gran necesidad del m undo pagano e hizo


de los hechos de la vida y muerte de Cristo una selección
Jesús opuso a aquella vida ordinaria una vida real, una perfectam ente arbitraria, acentuando todo de nuevo y alte
vida en la verdad: nada está más lejos de él que la inmensa rando en todo el centro de gravedad... fue principalm ente el
estupidez de un «P ctnis eternizado», de una eterna sucesión que anuló al cristianism o primitivo...
personal. Lo que él com bate es la conversión de la «per El atentado contra sacerdotes y teólogos se convirtió, gra
sona» en algo im portante: ¿cóm o puede entonces querer cias a Pablo, en un nuevo sacerdocio y una nueva teología:
I una clase dom inante, así com o una Iglesia.
eternizaría?
C om bate igualm ente la jerarquía dentro de la com unidad: El atentado contra la excesiva presunción de la «persona»
de ninguna form a prom ete una proporción de salario de se convirtió en la fe. en la «persona eterna» (en la preocupa
ción por la «salvación eterna»), en la exageración más para
acuerdo con el rendim iento: ¡cómo puede haberse referido a
prem io y castigo en el m ás allá! dójica del egoísm o personal.
Esto es lo gracioso del asunto, una gracia trágica: Pablo
reprodujo, en gran estilo precisam ente, lo que Cristo había
anulado con su vida. Finalm ente, cuando la Iglesia estuvo
167
lista, llegó incluso a lom ar bajo su sanción la existencia del
Estado.
El cristianism o es un ingenuo apéndice a un m ovim iento
pacificador budista en el centro del verdadero rebaño del re
sentim iento..., pero transform ado por Pablo en una doctrina
168
de m isterios paganos, que finalm ente aprende a pactar con
loda la organización estatal... y hace guerras, juzga, ator
La Iglesia es exactam ente lo contrario de lo que C risto ha
m enta, jura. odia.
bía predicado y contra lo que había enseñado a luchar a sus
Pablo parte de la necesidad de m isterio de las grandes m a
discípulos.
sas excitadas religiosam ente: busca una víctim a, una fantas
m agoría sangrienta que m antenga viva la lucha con las im á
genes del culto secreto: D ios en la cruz, beber la sangre,
169
unión m ística con la «víctim a».
B usca transform ar el m ás allá de la existencia (el santo y
U n Dios m uerto por nuestros pecados; una salvación por
libre de pecado m ás allá d e la existencia del alm a individual)
la fe; una resurrección después de la muerte: todo esto son
com o resurrección, en una relación causal con esa víctim a (a
falsificaciones del verdadero cristianism o, de las que ten e
im itación del tipo de D ionisio. M itra. Osiris).
m os que hacer responsables a aquella insana y desvariante
N ecesita conceder la m ayor im portancia al concepto de la
cabeza (Pablo).
culpa y del pecado, no una nueva praxis (com o Jesús m ism o
L a vida ejem plar consiste en el am or y la hum ildad; en la
había m ostrado y enseñado), sino un nuevo culto, una nueva
plenitud de corazón que no excluye ni a los m ás insignifi
fe, una fe en una m aravillosa transform ación («salvación>•
cantes; en Ja renuncia form al al querer-tener-la razón, a la
p o r la fe).
140 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA VOLUN TA D DE PODER 141

defensa, a la victoria en sentido de triunfo personal; en la 5) La doctrina del hijo del hombre com o el «hijo de
creencia en la bienaventuranza aquí en la tierra, a pesar de la Dios», la relación vital entre hombre y Dios; de aquí la «se
miseria, los antagonism os y la muerte; en la mansedum bre gunda persona de la divinidad»; precisam ente esto produce
en la ausencia del ira, de soberbia; en no querer ser recom las relaciones filiales de todo hom bre, incluso el más ínfimo,
pensado. ni ligarse a nadie; en el más espiritual abandono del con Dios.
señorío; en el orgullo de una vida voluntariam ente vivida 6) La salvación por la fe (es decir, que no hay ningún otro
para los pobres y los servidores. camino para llegar a ser hijo de Dios que la práctica d e la
Después de que la Iglesia se había dejado arrebatar toda ® vida enseñada por Cristo) transformada en la creencia de al
la praxis cristiana y hubo sancionado la vida dentro del Es gún m aravilloso perdón de los pecados, que no puede ser lle
tado. aquella clase de vida que Jesús había com batido y con vado a cabo por los hombres, sino por la acción de Cristo.
denado, tuvo que depositar el sentido del cristianismo en
otra parte; en la creencia en cosas increíbles, en el cerem o Con ello hahía que dar una nueva significación al «Cristo
nial de rezos, veneraciones, fiestas, etcétera. El concepto en la cruz». Esta muerte no era en sí la causa principal... fue
«pecado», «perdón», «castigo», «recom pensa» — todo poco solo un signo más de cóm o hay que conducirse frente a la
im portante y casi excluido del prim er cristianism o— ad superioridad y a las leyes del mundo: no defenderse... En eso
quiere ahora la m ayor importancia. estaba el ejemplo.
Una honible mezcla de filosofía griega y judaismo; el asce
tismo; el constante juzgar y condenar; la jerarquía, etcétera.
4 171

170 Sobre la psicología ele P a b lo.— El hecho es la m uerte de


Jesús. H abía que interpretar este hecho... De lo que aquellas
El cristianism o, de antem ano, ha transform ado lo sim bó gentes no se dieron cuenta es de que había una verdad y un
lico en rudimental: error en la interpretación: un día les llegó a la cabeza una su
blime posibilidad, «esta muerte podría significar tal cosa y tal
1) La contradicción «vida verdadera»' y «vida falsa»; equi otra». ¡Y autom áticam ente se convierte en esto! Una hipótesis
vocadam ente entendida com o «vida presente» y «vida del se dem uestra por el vuelo sublim e que le im prim e su autor...
m ás allá». «L a dem ostración de la fuerza»: es decir, un pensam iento
2) El concepto «vida eterna», por oposición a la vida per se dem uestra por sus efectos («por sus frutos», com o dice in
sonal, lo perecedero com o «inm ortalidad personal». genuam ente la Biblia); lo que im presiona tiene que ser ver
3) La fraternidad por el disfrute en com ún de com ida y dad, lo que cuesta sangre debe ser verdad.
bebida según las costum bres hebreo-arábigas, com o «m ila Con respecto a esto, en todas partes se considera, com o
gro de la transustanciación». valor en sí, la repentina sensación de poder que un pensa-
4) La «Resurrección» com o entrada en la «verdadera l miento produce en su autor; y puesto que no se sabe honrar
vida», com o «volver a nacer»; de aquí una eventualidad his U un pensam iento de ninguna otra form a que calificándolo
tó ric a q u e sucederá en algún m om ento después de la muerte de verdadero, el prim er predicado para que se le tom e en
142 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
LA V O LU N TA D D F PO D ER 143

consideración es que sea verdadero... ¿Cómo podría si no ser


bienaventuranza, el provecho, el privilegio a los postergados
efectivo'.' Se imagina esto de un poder: si no fuera real, no po
y a los humildes; se fanatiza a los pobres, a los pequeños, a
dría actuar... Se le concibe com o inspiración: la acción que
los necios y mentecatos, para llenarlos de una insensata va
ejercita tiene algo de la violencia de un influjo demoníaco.
nidad. com o si fueran el sentido y la sal de la tierra.
¡Un pensam iento que no pueda ofrecer resistencia a un
Todo esto, para decirlo de nuevo, nunca puede llegar a
décadcnt, al que se entrega por com pleto, es «dem ostrado»
despreciarse lo bastante. Nos ahorramos la crítica de la doc
com o verdadero!
trina; basta con observar los m edios de que se sirve, para sa
Todos estos santos epilépticos y videntes no poseían lina
ber de qué se trata. El cristianismo se puso de acuerdo con la
m ilésim a de aquella rectitud autocrítica con la que hoy un fi
virtud; tomó, desvergonzadam ente, todo el poder fascinador
lólogo lee un texto o comprueba la verdad de un suceso histó
de esta para sí solo... Se puso de acuerdo con el poder de la
rico... Son, en com paración con nosotros, cretinos morales...
paradoja, con la necesidad de pimienta y absurdo de las vie
jas civilizaciones; desconcertó, revolucionó, se atrajo la per
secución y los m alos tratos.
172
Se trata exactam ente de la m ism a forma de indignidad re
flexiva con que el sacerdocio judío estableció su poder y creó
Lo que im porta 110 es si algo es verdad, sino cuáles son
la Iglesia judía...
sus consecuencias: lalta absoluta de probidad intelectual.
H ay que diferenciar: I) ese calor de la pasión «am or»
Todo es bueno, la mentira, la calum nia, la más desvergon
(que descansa sobre el fondo de una ardiente sensualidad);
zada acom odación, cuando sea conveniente para elevar el
2) la falta absoluta de distinción del cristianismo; la constante
grado de calor, hasta llegar a hacer «creer».
exageración, la verborrea; la falla de fría intelectualidad y de
Es una escuela preparada para enseñar los m edios de se
ironía; lo antim ililaren todos los instintos; el prejuicio sacer
ducción que llevan a una fe: desprecio sistem ático de las es
dotal contra el orgullo viril, contra el sensualism o, las cien
feras, de donde pudiera venir la contradicción (la de la razón,
cias, las artes.
la de la filosofía y la sabiduría, la de la desconfianza, la de
la prudencia): un desvergonzado alabar y glorificar la doc
trina con una constante proclam ación de que ha sido Dios el
173
que la ha revelado— y el apóstol no significa nada— , de que
no se la puede criticar, sino solo creer, aceptar; de que la gra
Pablo: buscaba poder contra el judaism o imperante; su
cia y el favor m ás extraordinarios son aceptar una doctrina
m ovim iento era dem asiado débil. D esvalorización del con
de salvación com o esta; de que hay que recibirla en un es
cepto «judío»: la «raza» se deja a un lado; pero esto signifi
tado de profundo agradecim iento y hum ildad...
caba negar el fundam ento. El «mártir», el «fanático», el va
Se especula constantem ente con el resentim iento que Ion
lor de toda fe fuerte...
inferiores experim entan contra todo lo que se venera: se l o
El cristianism o es la form a corrom pida del viejo m undo
seduce con una doctrina que es presentada com o lo opuesto
en su m ás profunda im potencia, de form a que ascienden a la
a la sabiduría del m undo, al poder del m undo. Se convence
superficie las capas y necesidades m ás enferm as e insanas.
a los reprobos y desheredados de todas clases; se prom ete la
En consecuencia, había que colocar en prim er térm ino otros
144 KRIEDRICH N IETZSCH E LA VOLUNTAD DE PODER 145

instintos, para crear una unidad, un poder de defensa; resu su ternura, con su disposición a ayudar y su solicitud de los
miendo: era necesario una especie de estado de excepción unos para con los otros, inexistente en todo el imperio ro
com o el que había proporcionado a los judíos su instinto de m ano y quizá incomprendida; con su orgullo oculto y dis
conservación... frazado de humildad de «pueblo elegido», con su más íntima
Para esto fueron inestimables las persecuciones que sufrie- negación desinteresada a todo lo que está en la cum bre y po
ron los cristianos: la comunidad en el peligro, la conversión de see el brillo y el poder. El genio de Pablo consiste en haber
las masas como único medio de acabar con las persecuciones reconocido esto com o poder, en ver que este estado bien
privadas (en consecuencia, se aplica lo más ligeramente posi aventurado podía transmitirse porque era seductor y atractivo
ble el concepto «conversión»). también para los paganos. Se fijó com o tarea utilizar aquel
tesoro de energía latente, de inteligente felicidad, para una
«Iglesia judía de libre confesión»; utilizar toda la experien
174
cia y la maestría del instinto de conservación de la com uni
dad judía bajo el dominio extranjero; utilizar también la pro
La vida juüeo-cristiana: aquí no predominó el resenti
paganda judía. Con lo que se encontró fue, precisamente,
miento. Fueron solo las grandes persecuciones las que hicieron
con esa clase de pequeñas gentes absolutam ente apolíticas y
aparente la pasión, tanto el fuego del am or com o el del odio
relegadas al margen, pero con habilidad para mantenerse y
Cuando se ve que los seres más queridos caen víctimas
prolongarse en una serie de virtudes adquiridas que expresa
por la fe, se hace uno agresivo: el triunfo del cristianismo se
ban un sentido único de virtud («medios de conservación y
produjo gracias a sus perseguidores.
exaltación de una clase especial de hombre»).
El ascetismo en el cristianismo no es específico: en esto
El principio del am or surge de las pequeñas comunidades
se equivocó Schopenhauer. El ascetismo se desarrolla en el
judías; es un alma apasionada la que arde aquí bajo las ceni
cristianismo solo en aquellos lugares en donde aunque no
zas de la humildad y de la pobreza: por tanto, no era ni griego,
hubiera cristianismo habría ascetismo.
ni indio, ni germánico. El canto en honor del amor, escrito
El cristianismo hipocondríaco, los tormentos y torturas de la
por Pablo, no es cristiano, sino un brote judío de la eterna
conciencia, corresponden igualmente a un terreno determi
llama semita. Si el cristianismo ha hecho algo esencial, en el
nado en el cual los valores cristianos han echado raíces: esto no
sentido psicológico, ha sido elevar la temperatura del alm a de
es el cristianismo propiamente dicho. El cristianismo ha tomad* >
las razas más frías y nobles que entonces estaban en la cum
para sí toda clase de enferm edades, propias de los terrenos
bre; descubrir que la vida más miserable puede hacerse rica e
enfermizos: se le podría reprochar únicamente el no haber sa
inapreciable por un aum ento de la temperatura...
bido oponerse a ningún contagio. Pero precisam ente en esto
Se com prende con esto que una transformación tal no po
consiste su esencia: el cristianismo es un tipo de decadencia
día llevarse a cabo en relación con las clases dominantes: los
judíos y cristianos tenían contra sí las malas maneras: y lo que
175 es fuerza y pasión del alma, acom pañado de malas maneras
tiene un efecto de rechazo y casi produce asco (yo veo estas
La realidad sobre la que podía fundamentarse el cristia malas maneras cuando leo el Nuevo Testamento). Había que
nism o era la pequeña fam ilia de la diáspora, con su calor v estar em parentado por la bajeza y la miseria, con el tipo de
LA V O L U N T A D D E P O D E R 147
146 F R IE D R IC H N IF T Z S C H E

el «prójimo» se transfigura en Dios (en tanto que el sentimiento


pueblo interior de que se habla aquí, para apreciar su atrac
del am or se resuelva en él). Jesús es el prójimo, así como
ción... Una prueba de ello es. si se tiene en el cuerpo algo de
este se transforma en divinidad, en la causa que ocasiona el
gusto clásico, ver en qué relación estam os con respecto al
sentimiento de poder.
Nuevo Testamento (por ejemplo, Tácito); quien no sienta re
pugnancia por él, el que no experimente en él, honrada y
fundamentalmente, algo com o la fo ed a superstitio, algo de lo 177
que se aparta la mano para no ensuciarse, ese no sabe lo que
es clásico. Hay que saber sentir la «cruz» como lo hizo Goethe. Los creyentes son conscientes de lo mucho que tienen que
agradecer al cristianismo y, en consecuencia, de que el pro
motor de este es un personaje de primer orden... Esta conclu
176 sión es falsa, pero es la típica conclusión de todos los fieles
creyentes. Considerado esto objetivamente, sería posible, en
Reacción de las pequeñas gentes.— El sentimiento más primer lugar, que se equivocaran sobre el valor de lo que de
alto de poder lo da el amor. Hace com prender hasta qué punto ben al cristianismo; las convicciones no demuestran nada so
no es el hombre el que habla aquí, sino una clase de hombre. bre aquello de que se está convencido; en el caso de las reli
«Somos divinos en el amor, nos hacem os “hijos de Dios", giones, más bien sirven de fundamento para sospechar lo
Dios nos ama y no quiere de nosotros absolutamente otra contrario... En segundo lugar, sería posible que lo que se agra
cosa que amor»; esto significa que toda moral, toda obedien dece al cristianismo no debiera atribuírsele a su fundador, sino
cia y acción no producen ese sentimiento de poder y libertad precisamente al producto acabado, al Uxlo, a la Iglesia, etcé
como es capaz de producir el amor; por am or no se hace tera. El concepto «fundador» tiene tantas significaciones que
nada malo, se hace m ucho m ás de lo que se haría por obe igualmente puede significar la pura causa ocasional de un mo
diencia y por virtud. vimiento: se ha magnificado la figura del fundador en la
Aquí se experim enta la felicidad del rebaño, el senti misma m edida en que la Iglesia crecía; pero, precisamente,
miento de com unidad en lo grande y en lo pequeño, el vivo esta óptica de la veneración permite la conclusión de que en
sentido de la unidad com o suma de los sentimientos vitales. algún momento este fundador era algo muy incierto, muy in
El ayudar, cuidar y ser útil excita constantem ente el senti determinado, sobre todo al principio... Piénsese con qué liber
miento de poder; el éxito visible, la expresión de la alegría, tad trata Pablo el problema personal de Jesús; casi lo escamo
subrayan el sentimiento de poder; el orgullo no falta, como tea: alguien que ha muerto, a quien se ha visto después de su
com unidad, com o m orada de Dios, com o «elegido». muerte, alguien que fue entregado a la muerte por los judíos...
En realidad, el hombre ha vuelto a experim entar una alte I In puro «motivo»: y Pablo luego le añade la música.
ración de la personalidad; esta vez llam a Dios a su senti
miento del amor. Hay que imaginarse el despertar de un sen
179
tim iento tal, es una especie de éxtasis, un discurso extraño,
un «evangelio»; fue esta novedad la que no permitió al hom
Un fundador de religiones puede ser insignificante: ¡una
bre atribuirse el am or; significaba que D ios m archaba ante
m illa tan solo!
él y había llegado a vivir en él. «Dios viene a los hombres».
148 FRIED RICH N IETZSCH E LA VOLUNTAD DE PO DER 149

179 | vela rusa, ya que todas las enfermedades nerviosas se dan


' cita en ella: la ausencia de tareas, el instinto de que todo se
Sobre el problema psicológico del cristianism o.-—La está acabando, de que ya nada merece la pena, la satisfacción
fuerza impulsora sigue .siendo: el resentimiento, e) alzamiento de un d o lc e fa r nicnte.
popular, la insurrección de los desheredados. (En el budismo El poder y la certidum bre en el futuro del instinto judío,
es diferente: no lia nacido de un movimiento de resentimiento. lo m onstruoso de su áspera voluntad de existencia y poder
Lucha contra el, porque tal movimiento lleva a la acción.) reside en su clase dominante; las clases a las que despierta el
Este partido de la paz com prende que la renuncia a la ani i» joven cristianism o no están caracterizadas m ás agudam ente
m adversión del pensam iento y obra es una necesidad de la por ninguna otra cosa que por el cansancio de los instintos.
diferenciación y la conservación. En esto reside la dificultad Se está harto: esto por una parte; se está contento por sí, en
psicológica que ha im pedido que se com prendiera el cristia sí, para sí: esto por otra.
nismo: el instinto que creó im pulsa a una lucha fundamental
contra sí mismo.
Solo com o partido de la paz y de la inocencia tiene este 181
m ovim iento de insurrección una posibilidad de éxito: tiene
que triunfar m ediante la extrem a m oderación, dulzura y sua El cristianismo com o judaism o em ancipado (de la misma
vidad; su instinto com prende esto. Artificio: desaprobar y forma que una aristocracia local y racial finalmente se em an
condenar al instinto, cuya expresión som os, ostentando con cipa de estas estipulaciones y se lanza a la búsqueda de ele
tinuam ente los im pulsos contrarios a este. mentos afines...):

1) C om o Iglesia (com unidad) en el suelo del Estado,


ISO com o producto apolítico.
2) C om o vida, disciplina, práctica, arte de vivir.
L a supuesta ju ven tu d .— Se engaña quien sueña con un 3) C om o religión del pecado (el delito contra Dios, com o
pueblo ingenuo y joven que se desliga de una vieja cultura, única form a de delito, com o única causa de todo sufri
es tan solo una leyenda el que en estas capas del pueblo in m iento), tam bién un m edio universal para ella. S olo hay
ferior, en las que el cristianism o creció y echó raíces, la pecados contra Dios; las faltas contra los hom bres no deben
fuente m ás profunda de la vida volviera a brotar de nuevo. juzgarlas los hom bres ni pedir justicia si no es en nom bre de
N o se com prende en absoluto la psicología del cristianism o Dios. De la m ism a forma, todos los m andam ientos (amor):
cuando se la confunde con la expresión de la juventud de un lodo está relacionado con Dios y todo se hace a los hom bres
pueblo o el robustecim iento de una raza. E s m ás bien lo con por voluntad de Dios. En esto reside una gran astucia (la vida
trario: una form a típica de decadencia, de debilitación de la en la m ayor estrechez com o, por ejem plo, entre los esquim a
m oral, de histeria en una m escolanza de población, enferma, les, es solo soportable con los sentim ientos más concordes y
que lia perdido sus fines y que se abandona a su fatiga. Esta tolerantes: el dogm a judeo-cristiano se dirige contra los pe
extraña sociedad que se reunió allí, alrededor de aquel maes cados para bien del «pecador»).
tro de la seducción del pueblo, sería m uy adecuada a una no
150 F R IE D R IC H N IK T Z S C H E
I.A V O L U N T A D D E P O D E R 151

182
183

El sacerdocio judío había com prendido que debía presen El sim bolism o del cristianism o se basa en el sim bolismo
tar todo lo que exigía com o un precepto divino, com o el judío, que también había resuelto la realidad com pleta (his
cum plim iento de un m andam iento de Dios... D e la misma toria, Naturaleza) en una santa innaturalidad e irrealidad...
form a había aprendido a presentar lo que servía para con que ya no quería ver la verdadera historia, que ya no se in
servar a Israel, para posibilitar su existencia (por ejemplo, teresaba por el resultado natural.
una sum a de obras: la circuncisión, el sacrificio, com o cen
tro de la conciencia nacional), no com o obra natural, sino
184
com o obra de «Dios». Este proceso continúa dentro del ju
daism o, en el que no se experim entaba la necesidad de las
Los judíos hacen el intento de rehacerse después de haber
«obras» (es decir, com o baluarte contra el exterior), se podía
perdido dos castas: la de los guerreros y la de los agricultores.
concebir una clase sacerdotal de hom bre que se conducía En este sentido son los «castrados»: tienen los sacerdotes
com o la «naturaleza noble» frente a la aristocracia; un sa e inm ediatam ente el chandala...
cerdocio del alm a, sin casias, y en cierto m odo espontaneo, Q ué fácilmente se produce en ellos una ruptura, una reli
que, para diferenciarse agudam ente de su contrario, conce gión del chandala: el origen del cristianism o.
día valor no a las «obras», sino a los «sentim ientos»... C om o solo reconocían, com o su señor, al guerrero, intro
En el fondo volvía a tratarse de establecer una determ i ducen en su religión la enem istad contra el noble, contra el
nada clase de alm a: en cierto m odo, una insurrección po arrogante, contra el distinguido, contra el poder, contra las
pular en el seno de un pueblo sacerdotal, un m ovim iento clases dom inantes: son pesim istas indignados.
pieti.sta desde abajo (pecadores, publícanos, m ujeres, en C on ello crearon una nueva posición im portante: el sacer
term o s). Jesús de N azaret era el sig n o por el que todos se dote a la cabeza de los chandalas, contra las clases nobles...
reconocían. Y, de nuevo, para p oder crcer en sí m ism os, n e El cristianism o extrajo la últim a consecuencia de este
cesitaron una transfiguración teológica: les hacía falta nada i m ovim iento: tam bién en el sacerdocio ju d ío percibías to d a
m en o s qu e «el h ijo de D ios» p ara p o d er llegar a creer... vía la casta, el privilegiado, el noble, pero el cristianism o su
Y de la m ism a fo rm a que los sacerdotes habían falseado prim ió esto en el sacerdote.
to d a la h isto ria de Israel, se realizó el intento de falsear El C risto es el ch a n d ala que rec h aza al sacerd o te... El
la h isto ria de la H um anidad para que el cristian ism o apa chandala qu e se redim e a sí m ism o...
r e d e r a co m o el acontecim iento m ás im p o rtan te de esta P or ello, la revolución francesa es hija y continuad o ra del
E ste m o v im ien to solo podía su rg ir to m a n d o co m o base el cristianism o.... tiene el instinto contra las castas, contra los
ju d a ism o , cu y o rasgo m ás im portante era co n fu n d ir el pe nobles, contra los últim os privilegios...
cado y la desgracia, transform ar to d o p ec ad o e n pecado
h a cia D io s: d e to d o esto el cristian ism o es la se g u n d a po
185
tencia.
El «ideal cristiano», p u esto en escen a con astu cia judía.
L^os instintos so cio ló g ico s fu n d am en tales, su «naturaleza».
152 FRIEDRICH NIETZSCHK LA V OLUNTAD DE POD ER I 53

La rebelión contra el poder espiritual dominante. fondo nada se hace, se dice, se quiere y se aprecia que no sea
El intento de convertir las virtudes bajo las cuales es posi pecado, según la estim ación cristiana y beata, incluso pe
ble la felicidad de los inferiores en un ideal supremo que sirva cado mortal. Y, a pesar de todo, ¡ qué sentimiento de bienes
de medida de todos los valores — el llamar a esto «Dios»— , tar en el aire puro, en la espiritualidad superior, en el paso
es el instinto de conservación de las clases más pobres. m ás ligero en esta fuerza liberada y seguro del futuro! En
La abstención absoluta de guerra y desavenencias justifi todo el Nuevo Testamento no hay una sola boiiffonnerie;
cadas por este ideal, de la misma form a que la obediencia. pero, aun con esto, es un libro refutable...
El am or entre unos y otros com o consecuencia del amor
a Dios.
Artificio: negar todos los móviles naturales y trastocarlos 188
en el más allá espiritual..., utilizar com pletamente para si
mismo la virtud y la veneración que esta inspira y lenta La profunda indignidad con que se prejuzga toda vida
mente así irla denegando a todos los no cristianos. fuera del cristianismo; no les basta con inform ar al enemigo,
necesitan, nada menos, que una calum nia total contra todo lo
que no sean ellos... Con la arrogancia de la santidad se alia
186 de la mejor forma un alma inferior e impura: la prueba de
ello son los primeros cristianos.
El profundo desprecio con que el cristiano era tratado en El futuro: se dejan pagar hábilmente... se trata de la más
el mundo antiguo, que seguía siendo noble, pertenece a la sucia forma espiritual que existe. Toda la vida de Cristo se
mism a clase que la actual repulsión instintiva contra los ju representa y adereza de tal forma que confiim e las profecías,
díos: es el odio de las clases libres y conscientes de sí m is tratando con ello de justificarla...
mas contra los que unen hipócritamente las muecas tímidas
y torpes a un insensato sentimiento de autosuficiencia.
El N uevo Testamento es el evangelio de una clase de 189
hombres totalmente desprovistos de nobleza; su pretensión
de tener m ás valor, incluso de poseer todos los valores, cons La falsa interpretación de las palabras, gestos y estado del
tituye, de hecho, algo indignante, incluso en nuestros días. moribundo: por ejemplo, se confunde fundamentalmente el
miedo a la muerte con el miedo al «más-allá-de-la-muerte»...

187
190
¡Qué poco importa el objeto! ¡El espíritu es lo que vivi
fica! ¡Qué atmósfera enferm iza y apestosa em ana de entre También los cristianos han hecho lo que hicieron los ju
esa excitada charlatanería, de «salvación», amor, bienaven díos: aquello que experim entaron com o condición de exis
turanza, fe, verdad, «vida eterna»! Tomemos, en cambio, un tencia y de renovación lo pusieron en boca de su m aestro,
libro realmente pagano, por ejemplo, Petronio, donde en el incrustándolo con ello en su vida. Del m ism o modo le pres
154 KRIEDRICH N IE T Z S C H E
I.A V O L U N T A D D E P O D E R

taron toda la sabiduría de los proverbios; en resumen: pre


com o es innatural el que de una simple valoració nazcan las
sentaron su vida y movim ientos reales com o una sumisión,
«obras». Hay que ejercitarse no en fortalecer los sentimien
santificándolos con ello para su propaganda.
tos de valor, sino en obrar; primeramente es preciso saber ha
Podemos ver en San Pablo de qué depende todo: de poco.
cer algo... El diletantismo cristiano de Lutero. La fe es un
El resto es la formación de un tipo de santo, en virtud de lo
puente para asnos. El fondo es una profunda convicción de
que ellos consideraban sagrado. Lutero y sus semejantes en su incapacidad para las obras cris
Toda la «doctrina del milagro», incluida la resurrección,
tianas, un hecho personal oculto bajo una extrema descon
es una consecuencia de la autoglorificación de una com uni
fianza sobre si no será cada obra un pecado y efecto del demo
dad que lo que se concedía a sí m ism a lo concedía a su
nio: de manera que el valor de la existencia queda reducido a
m aestro 011 un grado superior (más bien lo deducía de su pro
algunos actos aislados de pasividad llena de tensión (la ora
pia fuerza)... ción, la efusión, etcétera). A fin de cuentas, tenía razón; los
instintos que se manifestaban en cada acción de los reforma
dores pertenecen a los más brutales. Solo en el absoluto dis-
191
tanciamiento de sí mismo, en el sumergirse en su contrario,
solo com o ilusión (fe) les era soportable la existencia.
Los cristianos nunca han practicado las acciones que Je
sús prescribió para ellos, y la desvergonzada charlatanería de
la «justificación por la fe», y de su significación superior y
193
única, es solo consecuencia de que la Iglesia no tuvo ni el va
lor ni la voluntad para aplicarse a las obras que Jesús exigía.
«¿Qué hacer para creer?» Lina pregunta absurda. El de
El budista obra de forma diferente al que no es budista; el
fecto del cristianismo está en que se abstiene de todo lo que
cristiano obra como lodo el mundo y tiene un cristianismo ( Visto ordenó hacer.
de ceremonias y de estados de ánimo. Es la vida mezquina, pero interpretada con una mirada de
La profunda y despreciable mentira del cristianismo en desprecio.
Europa: somos realmente el desprecio de los árabes, de los
hindúes, de los chinos... Escúchense los discursos del primei
estadista alemán sobre lo que durante cuarenta años ha ocu
194
pado a Europa... escúchese el lenguaje, la tartufería de los
predicadores de la corle.
La entrada en la verdadera vida: se salva de la muerte la
vida personal al vivir la vida universal.

192

195
¿«Fe u obras»? Pero que las «obras», la costumbre de rea
lizar determinadas tareas, acabe por producir una delermi
El «cristianismo» ha llegado a ser algo fundamentalmente
nada valoración y, por último, un sentimiento, es tan natural
diferente de lo que su fundador hizo y quería. Es el gran mo-
156 F R IE D R IC H N IE T Z S C H K LA V O L U N TAD D E P O D E R 57

vimienlo anlipagano de la Antigüedad, form ulado utilizando de la víctima (el misterio); 3) la acción redentora, la leyenda
la vida, la doctrina y las «palabras» del fundador del cristia sagrada; 4) el ascetismo, la negación del mundo, la «purifi-
nismo, pero en una interpretación absolutamente arbitraria, i cación» supersticiosa; 5) la jerarquía com o una form a de la
según el esquem a de necesidades fundamentalmente dife comunidad. En resumen: el cristianismo se adaptó a un an
rentes, traducido a la lengua de todas las religiones subtem i tipaganismo que ya existía por doquier y que se había intro
neas que han existido. ducido en todas partes, a los cultos que habían sido comba-
Es el surgimiento del pesim ism o (mientras Jesús quería : tidos por Epicuro... mejor dicho, a las religiones de la masa
traer la paz y la felicidad de los corderos): se trata del pesi “ inferior, de las mujeres, de los esclavos, de las clases no nobles.
mismo de los débiles, de los sometidos, de los que sufren, de Tenernos, pues, com o errores:
los oprimidos.
Sus enemigos mortales son : 1) la fuerza de carácter, es 1) La inmortalidad de la persona.
píritu y gusto; lo «mundano»; 2 ) la «felicidad» clásica, el es 2) El supuesto de otro mundo.
cepticismo y la ligereza distinguidos, la dura arrogancia, el 3) Lo absurdo del concepto de castigo y expiación como
libertinaje excéntrico y la fría autosuficiencia del sabio, el centro de la interpretación de la existencia.
refinam iento griego en el gesto, la palabra y la forma. Sus 4) La desdivinización del hombre en lugar de su divini
enemigos mortales son tanto los romanos com o los griegos. zación; la apertura del abism o más profundo que únicamente
Tentativa del antipaganism o para fundamentarse filosófi el milagro, la postración en el aulodesprecio más profundo,
camente y hacerse posible: olfato para las figuras ambiguas pueden salvar.
de la antigua cultura; sobre todo para Platón, ese antiheleno 5) El mundo completo de la imaginación corrom pida y
y semita instintivo... De la m ism a forma para el estoicismo, de las afecciones morbosas, en lugar de una praxis simple y
que es esencialm ente obra de semitas (la «dignidad» como amable, en lugar de una felicidad budista factible de alcan
fuerza, la ley, la virtud com o grandeza, la propia responsa zar en la tierra.
bilidad, La autoridad com o soberanía personal superior: esto 6 ) Un orden religioso, con sacerdocio, teología, culto, sa
es semita. El estoico es un jeque árabe engalanado con oro cramentos; en suma: todo lo que había com batido Jesús de
peles y conceptos griegos). Nazaret.
7) El m ilagro en todas y cada una de las cosas, la su
perstición: mientras que lo que precisam ente distingue al ju
196 daism o y al cristianismo antiguo es su resistencia al milagro,
su racionalism o relativo.
El cristianismo vuelve a la lucha que ya existía contra el
ideal clásico, contra la religión noble.
En realidad toda esta transformación no es más que un.i 197
traducción a las necesidades y al nivel de com prensión de la
masa religiosa de entonces: aquella m asa que veía en Isis. La hipótesis psicológica es la incultura y la falla de sabi
Mitra, Dionisos, la «gran madre», y que exigía de una religión duría, la ignorancia que ha perdido toda vergüenza: piénsese
1 ) la esperanza en el más allá; 2 ) la fantasm agoría sangrienta en aquellos santos desvergonzados en medio de Atenas.
I,A V O L U N T A D D E P O D E R 159
158 F R IE D R IC H N IF .T Z S C H E

com o com unidad de los santos, com o pueblo prometido,


El instinto judío de considerarse «elegidos»: se atribuyen,
com o «Iglesia»), este pueblo manejó la p ia fr a u s con tanta
sin más, todas las virtudes y consideran al resto del mundo
‘ perfección, con tal grado de «buena conciencia», que hace
com o su contrario; signo profundo de la vulgaridad del alma.
que no seamos lo bastante precavidos cuando él predica la
La falta absoluta de verdaderos fines, de verdaderas ta
moral. Cuando los judíos se presentan como la inocencia
reas, para las que son necesarias otras virtudes que las del
misma, es que el peligro ha llegado a ser grande: hay que te
beato: el Estado les am inoró esta tarea: pero el pueblo des
ner siempre a mano un pequeño fondo de cordura, de des-
vergonzado se portó com o si no necesitase a este Estado.
| confianza, de maldad, cuando se lee el Nuevo Testamento.
«Si no os hacéis com o los niños»... ¡oh, qué lejos estamos
Cíente del más bajo origen, en parte maleantes, los repro
de esta ingenuidad psicológica!
bados no solo de la buena sociedad, sino de la sociedad esti
mable, crecidos aparte incluso del olor de la cultura, sin dis
ciplina, sin inteligencia, sin siquiera sospechar que podía
198
existir una conciencia en las cosas intelectuales, judíos, en
suma; instintivamente astutos, con todos los presupuestos
El fundador del cristianismo tuvo que arrepentirse de ha
supersticiosos, incluso con la falla de inteligencia para crear
berse dirigido a las capas inferiores de la sociedad y a la in
un provecho, una seducción.
teligencia judías. Estas lo com prendieron a su manera, de
acuerdo con lo que eran capaces de comprender... Es una
verdadera vergüenza haber fabricado una historia de salva
200
ción, un Dios personal, un redentor personal, una inmortali
dad personal y haber conservado toda la mezquindad de la
Yo considero al cristianismo como la peor mentira de se
«persona» y de la «historia» en una doctrina que se opone a
ducción que ha habido hasta ahora, como la gran mentira im
lo personal y a lo histórico en la realidad...
pía; yo distingo las ramas y los brotes de su ideal incluso bajo
La leyenda de la salvación en lugar del simbólico ahora y
todos sus demás disfraces, rechazo todas las posiciones am
siempre, aquí y en todas partes; el milagro en lugar del sím
bigua con respecto a él: obligo a la guerra contra él.
bolo sociológico.
La m oralidad de las pequeñas gentes como m edida de las
cosas: esta es la degeneración más importante que la civili
zación ha creado hasta ahora. ¡¡Y esta clase de ideal perm a
199
nece suspendida sobre la humanidad com o «Dios»!!

Nada es m enos inocente que el Nuevo Testamento. Se


sabe qué clase de terreno fomentó su desarrollo. Aquel puc
201
blo, con una voluntad implacable de autoafinnación, que
después de haber perdido todo apoyo natural y estando pn
Aunque se sea muy modesto en las aspiraciones de pu
vado desde hacía m ucho del derecho a la existencia, supo re
reza intelectual, no se puede evitar experimentar en el con
sistir y necesitó para ello apoyarse en hipótesis total y com
tacto con el Nuevo Testamento algo así com o un malestar
pletamente innaturales e imaginarias (como pueblo elegido.
160 I-K1KDRICH N IBTZSCH E LA V O L U N T A D D E P O D E R 161

inexpresable; pues la im pertinencia desenfrenada que tienen «bien», que ya era judío y una especie de beato (¿aprendió
los m enos calificados para querer opinar sobre los grandes en Egipto?).
problem as, incluso su pretensión de colocarse com o jueces
de tales cosas, desborda toda m edida. La desvergonzada li
gereza con que se habla aquí de los problem as más inabor 203
dables (la vida, el m undo, Dios, la finalidad de la existencia),
com o si no fueran problem as sino, sim plem ente, cosas que Estas pequeñas virtudes de rebaño no llevan de ninguna
estos pequeños estúpidos saben. form a a la «vida eterna»; el sacarlas de este modo a escena,
y a uno mismo con ellas, puede parecer muy inteligente, pero
para el que tiene los ojos abiertos sigue siendo la más ridicula
202 de todas las com edias... No se alcanza de ninguna forma un
privilegio en la tierra y en el cielo cuando se ha hecho a la
Esto constituye la m ás funesta m anía de grandeza que ha perfección el papel de una hermosa y pequeña ovejita; se
existido hasta ahora sobre la tierra; cuando estos pequeños será con ello, en el mejor de los casos, sim plem ente un pe
abortos estúpidos em piezan a atribuirse las palabras «Dios», queño, bonito y absurdo carnerito, con cuernos y todo, y esto
«juicio final», «verdad», «amor», «sabiduría», «espíritu santo», siempre que no se reviente de vanidad, ni se escandalice con
y con ellas com ienzan a fortificarse «contra el mundo»; actitudes de juez.
cuando esta clase de hom bre em pieza a transform ar los va Es m onstruosa la apoteosis de colores con que se ilumi
lores a su antojo, com o si fueran el sentido, la sal, la medida nan aquí las pequeñas virtudes; ¡como si fueran reflejos de
y el equilibrio de todo el resto, lo que habría que hacer es cualidades divinas!
construir m anicom ios para ellos y nada m ás. El perseguirlos La intención natural y la utilidad de todas las virtudes se si
fue una antigua tontería de gran estilo: con ello se les tomaba lencian sistemáticamente; tienen valor únicamente en relación
en serio, se les hacia im portantes. con un mandam iento divino, con un ejemplo divino, solo en
Toda esta fatalidad se posibilitó porque había ya en el relación con bienes espirituales y del más allá: (magnífico:
m undo una especie de m anía de grandeza em parentada con como si se tratase de la «salud del alma»; pero era un recurso
esta: la ju d ía (cuando la sim a que separa a los judíos de los "provisional» con los sentimientos más bellos posibles).
cristianos se abrió, cristianos y judíos tuvieron que echar
m ano del procedim iento de autoconservación que había in
ventado el instinto ju d ío , utilizádolo de nuevo, y por última 204
vez, para su conservación); por otra parte, fue tam bién posi
bilitado porque la filosofía griega de la m oral había hecho La ley, form ulación fundam entalm ente realista de ciertas
to d o lo posible para preparar y h acer aceptable un fanatism o necesidades de conservación de una com unidad, prohíbe
m oral, incluso entre los griegos y los rom anos... Platón, fue ciertas acciones en una dirección determ inada, es decir, im
el gran lazo de unión de la perdición, el prim ero que ni> pide que se dirijan contra la com unidad; no prohíbe el senti
q uiso com pren d er la naturaleza en la m oral, que ya había miento de donde brotan estas acciones, puesto que necesita
quitado su valor a los dioses griegos con su concepto del las m ism as acciones en otra dirección, es decir, contra los
162 F R IED RICH N IE T Z S C H t LA VOLUNTAD DE PODER 163

enem igos de la com unidad. Entonces aparece el idealista de sus «miembros viriles» la virtud ha adquirido una ento
m oral y dice: «D ios ve los corazones, la acción m ism a en nación femenina que antes no tenía.
sí no es nada; hay que elim inar los sentimientos de enem is Pensemos, por otra parte, en la horrible dureza, en los p e
tad de donde brotan...». En circunstancias norm ales se ríe ligros y la incertidumbrc que com porta una vida de virtudes
uno de esto; solo en esos casos excepcionales en que una viriles — la vida de un corso actual o la de un árabe pagano
com unidad vive absolutamente fuera de toda precisión, cuan (que es parecida incluso en particularidades a la del corso: sus
do lucha por su existencia, se tienen oídos para tales cosas. canciones podían haber sido com puestas por los corsos)— ,
Nos abandonam os a un sentim iento cuya utilidad ya no se así se com prende cóm o precisam ente la clase m ás robusta de
concibe. hom bre se deja fascinar y conm over por el voluptuoso so
Este fue el caso, por ejemplo, cuando apareció Buda den nido de la «bondad» de la «pureza»... A lgo pastoral..., un idi
tro de una sociedad muy apacible e, incluso, intelectual- lio..., el «hombre bueno»: cosas semejantes tienen su efecto
mente fatigada en exceso. más profundo en las épocas en que la tragedia recorre las calles.
Igualm ente sucedió con la prim era com unidad cristiana
(tam bién com unidad judía), cuya premisa era la sociedad ju
* * *
día absolutam ente apolítica. El cristianismo podía sólo creer
en el terreno del judaism o, es decir, dentro de un pueblo que
ya había renunciado a lo político y que vivía una especie de Con esto hemos reconocido también hasta qué punto el
existencia parasitaria dentro del orden romano de las cosas. «idealista» (castrado de ideales) procede igualmente de una
El cristianismo fue un paso más allá: llegó a «castrarse» to realidad muy determ inada y no es sim plem ente un fanta
davía m ucho más, las circunstancias lo permitían. Se sepa sioso... Hemos reconocido, precisamente, que para su clase
ran la naturaleza y la moral cuando se dice: «A m ad a vues de realidad no tiene ningún sentido una prescripción tan gro
tros enemigos», puesto que entonces lo natural «Amarás a tu sera que prohíbe determ inadas acciones (porque el instinto
prójim o y odiarás a tu enem igo» pierde su sentido en la ley está justam ente debilitado para efectuar estas acciones por
(en el instinto); hay que buscar entonces un nuevo funda una larga falta de entrenamiento, por una pobreza de ejer
mentó para el am or al prójim o en primer lugar (como una es cicio). El «castratista» formula una sum a de nuevas condi
pecie de am or a Dios). En todas partes se introduce la idea ciones de conservación para los hombres de una especie
de D ios y se suprime la idea de utilidad; en todas partes se muy determinada: en esto es realista. Los m edios de que se
niega el verdadero origen de toda moral; se aniquila de raí/ sirve para imponer su legislatura son los mismos que utili
la dignificación de la Naturaleza, que consiste precisamenie zaron los antiguos legisladores: la apelación a toda clase de
en el reconocim iento de una moral natural... miloridad, a «Dios», la utilización del concepto «falta y cas-
¿D e dónde viene el poder de seducción de semejanie ligo», es decir, que se sirve de todo el acopio del antiguo
ideal perteneciente a una hum anidad castrada? ¿Por qué im hleal, pero con una nueva significación; por ejemplo, ha
nos repugna com o nos repugna la representación del cas ciendo interior el castigo (como remordimiento de concien
trado?... A quí está la respuesta: la voz del castrado tampoco cia). En la práctica esta especie de hombre desaparece en
nos repugna a pesar de la m utilación que la causa, se ha lu m anto cesan las condiciones excepcionales de su existencia;
cho m ás dulce... Precisam ente por haber privado a la virtud mía especie de felicidad de isleño tahitiano, com o era la vida
164 FRIED RICH N IETZSCH E LA V OLUN TA D DE POD ER 165

del pequeño judío de la provincia romana. Su única hostili Q uinta receta: se llega hasta considerar la Naturaleza
dad natural proviene del terreno en el que crecieron: contra com o contradicción con el propio ideal; se considera como
él necesitan luchar, contra él deben dejar desarrollarse, de una prueba de paciencia, com o una especie de m artirio, el te
nuevo, los instintos ofensivos: sus enem igos son los partida ner que soportar lo natural durante tanto tiempo; se ejercita
rios del antiguo ideal (esta especie de enem istad está magní uno en practicar el desdén por medio de gestos y maneras,
ficam ente representaila por Pablo en relación con los judíos, hacia todas las «cosas naturales».
y por Lulero en relación con el ideal escético sacerdotal). Sexta receta: la victoria de la contranaturaleza, del castra-
La form a más suave de esta enemistad es seguramente la tismo moral, el triunfo del m undo de lo puro, lo bueno, lo li
de los primeros budistas: quizá a nada han dedicado más es bre de pecado, lo santo, se proyecta en el futuro com o final,
fuerzo que a desanim ar y debilitar los sentim ientos de ene térm ino, gran esperanza, com o «venida del reino de Dios».
mistad. La lucha contra el resenlimiento aparece casi com o la ... Yo espero, ¿podem os todavía reírnos del ensalzam iento
primera tarea del budista: solo con esto se garantiza la paz del de una pequeña especie a la categoría de m edida absoluta del
alma. Separarse, pero sin rencor: esto presupone una humani valor de las cosas?...
dad asombrosamente suavizada y dulcificada, una humanidad
santa.
205

* * * Lo que no m e gusta, sobre todo, en aquel Jesús de Naza-


ret o en su apóstol Pablo, es el hecho de que metieran tantas
La habilidad del castratism o moral. ¿Cóm o se lucha con cosas en la cabeza de las pequeñas gentes, com o si tuvieran
tra los afectos y valoraciones viriles? No se tienen m edios de alguna im portancia las hum ildes virtudes de estas. Hemos
violencia física, solo se puede hacer una guerra de astucia, de pagado esto dem asiado caro: porque ellos han despresti
hechizo, de mentira; en una palabra, una guerra «del espíritu». giado las cualidades más valiosas de la virtud y del hombre;
Primera receta: se acapara en general la virtud para su ideal; han enem istado entre sí la m ala conciencia y la conciencia
se niega el ideal más antiguo hasta convertirlo en una oposi del alm a noble; han descarriado las tendencias de valentía,
ción a todo ideal. Para ello es necesario un arte de la calumnia. generosidad e intrepidez, las inclinaciones excesivas de las
Segunda receta: se establece su tipo com o m edida de va almas fuertes, hasta llevarlas a la autodestrucción...
lor: se le proyecta en las cosas, tras las cosas, tras el destino
de las cosas, y se le llam a Dios.
Tercera receta: se establece a los enem igos de este ideal 206
com o enem igos de Dios: se inventa el derecho al gran phato.\.
al poder, a m aldecir y a bendecir. Hn el N uevo Testamento, y especialm ente en los Evange
C uarta receta: se hace derivar todo sufrim iento, todo lo es lios, no veo en absoluto nada divino; m ás bien encuentro una
pantoso. lo terrible y lo fatal del destino, de la oposición a forma indirecta de expresar la m ás profunda rabia de nega-
este ideal: todo sufrim iento es un castigo, incluso entre lu\ i ión y destrucción, una de las form as m ás indignas del odio.
m ism os partidarios (se trata de una prueba tan solo, etcéteni > I'iilla todo conocim iento de las propiedades de una natura
LA V O L U N T A D D E P O D E R 167
166 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E

leza superior. Es un abuso impúdico de toda clase de probi 2Ü8


dad; lodo el patrim onio de proverbios es explotado e im
puesto; era necesario que viniera un Dios a decir a esos pu La guerra contra los nobles y poderosos, com o se hace en
blícanos..., etcétera. el N uevo Testamento, es semejante a la del zorro, y con los
Nada es más vulgar que esa lucha contra los fariseos con m ism os medios: solo que con la unción sacerdotal y con una
la ayuda de una apariencia de moral absurda y nada práctica; renuncia decidida para conocer su propia astucia.
el pueblo siempre ha encontrado placer en un tmir de fo n e
semejante. ¡Una acusación de «hipocresía» procedente de una < »
boca semejante! Nada es más corriente que esta form a de tra 209
tar al adversario: esto es un indicio que demuestra la más in
sidiosa clase de distinción o la ausencia absoluta de esta... El Evangelio. La noticia de que la felicidad está abierta
para los pobres y los humildes, de que no hay más que ha
cer que liberarse de las instituciones, de la tradición, ele la tu
207 tela de las clases superiores; en este sentido, la aparición del
cristianism o no es m ás que la típica doctrina socialista.
El cristianism o prim itivo constituye la abolición del Es Propiedad, adquisición, patria, posición y jerarquía; tribu
tado: prohíbe el juram ento, el servicio militar, los tribunales, nales, policía, Estado, Iglesia, enseñanza, arte, ejército: todo
la autodefensa y la defensa de la com unidad, la diferencia esto no son más que obstáculos para la felicidad, errores,
entre com patriotas y extranjeros, así com o las jerarquías. 0 añagazas: obras diabólicas a las que el Evangelio advierte
El ejem plo de Cristo: no se resiste ante los que le hacen que serán juzgadas; típico todo de la doctrina socialista.
mal: no se defiende: hace algo m ás «pone la m ejilla iz En segundo térm ino, la rebelión, la explosión de repug
quierda». (A la pregunta: «¿Eres tú el Cristo?», contesta: «Y nancia condensada contra los «señores», y el instinto de que
desde ahora veréis al hijo del hom bre sentado a la derecha podría haber m ucha felicidad en sentirse libre tras una opre
de la Fuerza y llegar en las nubes del cielo».) Prohíbe que sión tan larga... (la m ayor parte de las veces, el que las capas
sus discípulos lo defiendan; señala que podría tener ayuda, inferiores com iencen a saborear en su lengua una felicidad
pero que 110 la quiere. prohibida, es un signo que dem uestra que han sido tratadas
El cristianism o constituye también la abolición de la so dem asiado hum anitariam ente... No es el que pasa ham bre
ciedad: prefiere todo lo que la sociedad desprecia, crece en quien origina las revoluciones, sino el hecho de que al pue-,
tre los difam ados y los condenados, entre los leprosos de to blo el apetito le llega m angeant...).
das clases, entre los «pecadores», los «publícanos» y las
prostitutas, entre el pueblo más ignorante (los «pescadores»):
desprecia a los ricos, a los sabios, a los distinguidos, a los vir 210
tuosos, a los «correctos»...
Léase una vez el N uevo Testam ento com o libro corrup
tor: se verá fácilm ente que en él la virtud es acaparada con
lu idea instintiva de atraerse con ella a la opinión publica; y
168 I RIED RICH NIETZSCHK LA VOLUN TA D D E PODER 169

precisam ente se trata de la virtud m ás hum ilde, la que re personal, ni la del pecado, ni la de la inmortalidad, ni la de la
conoce el ideal del rebaño únicamente (incluido en esto el redención, ni la de la fe; no tiene necesidad en absoluto de la
pastor): una especie de virtud pequeña, tierna, bieninten metafísica, n¡ mucho menos del ascetismo, y menos aún de una
cionada, desprendida y gozosam ente exaltada, que en lo «ciencia natural cristiana». El cristianismo es una praxis, no
externo carece totalmente de exigencias; una virtud que con una doctrina de fe. Nos dice cómo obrar y no lo que hay que creer.
sidera «al mundo» com o algo opuesto a ella. La más insen El que di jera ahora: «No quiero ser soldado», «no me pre
sata arrogancia, com o si el destino de la humanidad girase ocupan los tribunales», «yo no requiero los servicios de la
de tal form a en tom o a ella que la com unidad fuese, por una policía», no quiero hacer nada que perturbe mi propia paz; y
parte lo justo y el mundo, por otra, lo falso, lo eternamente aunque por ello deba sufrir, nada podrá conservar m ejor mi
reprobable y reprobado. El odio más insensato contra todo paz que el sufrimiento»: ese sería cristiano.
lo que reside en el poder; ¡pero sin tocarlo! Una especie de
separación interior que mantiene exteriorm ente todo igual a
com o era antes (servidumbre y esclavitud; saber convertir 213
todo en un medio para servir a Dios y a la virtud).
Sobre la historia clel cristianism o.— Constante transfor
mación del medio: con esto cam bia continuam ente la doc
211
trina cristiana su punto de equilibrio... La protección a los in
feriores y a la pequeña gente... El desarrollo de la caritas...
El cristianismo es posible com o form a privada de exis El tipo «cristiano» recupera de nuevo, poco a poco, todo lo
tencia; presupone una sociedad estrecha, lim itada, absoluta que negaba originalmente (en cuya negación persistía). El
mente apolítica: pertenece al conventículo. Por el contrario, cristiano se hace ciudadano, soldado, em pleado de los tribu
un «Estado cristiano», una «política cristiana» es algo ver nales, trabajador, comerciante, sabio, teólogo, sacerdote, filó
gonzoso, una mentira, algo así com o una dirección cristiana sofo, granjero, artista, patriota, político, «príncipe»...; vuelve
del ejército que finalmente trataría al «Dios de los ejércitos» a todas las actividades de las que había abjurado (la defensa
com o un jefe de estado mayor. Tampoco el Papado ha po personal, el juzgar, el castigar, el jurar, la distinción entre
dido nunca hacer una política cristiana...; y cuando los re pueblo y pueblo, el desprecio, la irascibilidad). Toda la vida
formadores se dedican a la política, al igual que Lutero. del cristiano llega a ser precisam ente la clase de vida que
puede verse que son partidarios de M aquiavelo, com o cual Cristo aconsejaba rehuir.
quier inmoralista o tirano. La Iglesia pertenece tan plenamente al triunfo de lo anti
cristiano, com o el Estado moderno, el moderno naciona
lismo... La Iglesia es la barbarización del cristianismo.
212
214
El cristianismo es todavía posible en cada instante. No esta
ligado a ninguno de los dogmas desvergonzados que se h a n Llegan a enseñorearse de la cristiandad: el judaism o (Pa
adornado con su nombre; no necesita ni la doctrina del Dios blo); el platonismo (Agustín); el culto de los misterios (doc
LA V OLUNTAD DE PODER 171
170 FRIED RICH N IETZSCH E

trina de la salvación, símbolo de la «cruz»); el ascetismo (odio valor de autorreconocerse) que se confiere también política
a la «Naturaleza», a la «razón», a los «sentidos»; Oriente...). m ente el poder...
La dem ocracia es el cristianismo naturalizado: una espe
cie de «vuelta a la Naturaleza», después de que la antinatu
215 ralidad extrema pudo ser superada por una valoración con
traria. Consecuencia: el ideal aristocrático em pieza entonces a
El cristianismo com o una desnaturalización de la moral desnaturalizarse («el hombre superior», «el noble», el «artista»,
de rebaño: bajo un error y una autoceguera absolutos. La «la pasión», «el reconocimiento», el romanticismo como culto
dem ocratización es una form a más natural del mismo, m e de la excepción, el genio, etc.).
nos engañosa.
Es un hecho: los oprimidos, los inferiores, toda la gran
m asa de esclavos y semiesclavos quieren el poder. 216
Primera etapa: se liberan, en primer lugar se desatan con
la imaginación, se reconocen entre sí, se imponen. Cuando también los «señores» pueden hacerse cristianos.
Segunda etapa: entran en la lucha, quieren reconocimiento, Radica en el instinto de una comunidad (rama, linaje, tribu,
derechos iguales, «justicia». municipio) el despreciar o considerar com o algo valioso para
Tercera etapa: exigen privilegios (atraen a sí a los repre ella aquellas situaciones y aspiraciones a las cuales debe su
sentantes del poder). pervivencia, por ejemplo, la obediencia, el socorro mutuo, la
Cuarta etapa: quieren el poder para ellos solos y lo consi prudencia, la moderación, la compasión, así com o todo lo
guen... En el cristianismo hay que distinguir tres elementos; que se encuentra en su camino o podría contradecirlo.
a) los oprimidos de todas clases; b) las m edianías de todas De la m ism a form a radica en el instinto de los dom inado
clases; c) los descontentos y enfermos de todas clases. Con res (sean individuos, sean clases) el proteger y distinguir las
el primer elem ento lucha contra los políticamente nobles y virtudes por las cuales los súbditos son manejables y sum i
su ideal; con el segundo elem ento contra las excepciones y sos (condiciones y sentimientos que pueden ser tan extraños
los privilegiados (espiritual y físicamente) de todas clases; com o sea posible a los propios que las sufren).
con el tercer elemento, contra el instinto natural de los sanos El instinto de rebaño y el instinto del dom inador se con
y felices. vierten en una alabanza de cierto número de cualidades y s i- '
Cuando alcanza la victoria, el segundo elem ento adquiere luaciones; pero o b ra n por razones diferentes: el primero, por
la m ayor importancia, porque entonces el cristianismo ha un egoísm o inmediato; el segundo, por un egoísm o mediato.
atraído hacia sí a los sanos y a los felices (como guerreros a La sumisión de las razas dominadoras al cristianismo es
favor de su causa), de la m ism a form a que los «poderosos» esencialm ente consecuencia del convencimiento de que el
(interesados com o están en el dom inio de la masa); y es en cristianismo es una religión de rebaño que enseña la obe
tonces cuando el instinto de rebaño, la naturaleza mediocre, diencia; en resumen, de que se dom ina más fácilmente a los
es considerada valiosa en todos sus aspectos, y, a través del cristianos que a los no cristianos. Desde este punto de vista
cristianismo, recibe su sanción suprema. Esta naturaleza m e recomienda todavía hoy el Papa al em perador de China la
diocre llega a adquirir consciencia hasta tal punto (alcanza el propaganda cristiana.
172 I RIED RICH N IETZSCH L LA VOLUNTAD DE PODER 173

Añádase a esto que la potencia de seducción del ideal «Todo está bien»: nos cuesta trabajo negar. Sufrimos
cristiano tiene quiza más fuerza en las naturalezas que aman el cuando somos lo bastante poco inteligentes com o para tomar
peí i tiro, la aventura y lo contradictorio, a los que aman todo partido contra algo... En el fondo, nosotros, los cultos, so
lo que constituye riesgo, pero con ello pueden alcanzar un mos los que cum plim os hoy la doctrina de Cristo de la m e
non plus ultra del sentimiento de poder. Piénsese en Santa jo r form a posible.
Teresa en m edio de los heroicos instintos de sus hermanos;
el cristianismo aparece allí com o una form a de exaltación de
la voluntad, de la fuerza de la voluntad, com o una quijotería 219
del heroísmo...
Ironía contra los que creen hoy superado el cristianismo
por las modernas ciencias naturales. Los juicios de valor cris
3. El. I DE A L CR I S T I A N O tianos no han sido con ello superados en absoluto. «Cristo en
la cruz» es el sím bolo más sublime, incluso hoy.
217

¡Guerra contra el ideal cristiano, contra la doctrina de la 220


«beatitud» y de la «salvación» com o m eta de la vida, contra
la suprem acía de los pobres de espíritu, de los corazones L os dos g randes m ovim ientos nihilistas: a) el budism o;
lim pios, de los que sufren y de los fracasados! ¿C uándo y b) el cristianism o. El últim o ha llegado solo hasta ahora a un
dónde ha visto alguien a algún hom bre que se asemejara estado aproxim ado de cultura en el que puede cum plir su
algo a este ideal cristiano al que nos referim os? ¡Necesitaría destino original — un nivel al que pertenece— . en el que
por lo m enos ojos com o los de un psicólogo y un neurólogo! puede m ostrarse puro.
Echem os un vistazo a los héroes de Plutarco.

221
218
H em os restablecido el ideal cristiano: nos falta determ i
Nuestro privilegio: vivimos en la época de la com paración, nar su valor:
podem os revisar com o nunca se ha revisado; somos la auto-
conciencia de la historia. D isfrutamos de otra forma, sufrimos 1) ¿Q ué valores son negados por el m isino? ¿Q ué con-
de otra forma: la com paración de una m ultiplicidad inaudita licne el ideal contrario? O rgullo, pitaros de la distancia, la
constituye nuestra actividad más instintiva. Com prendem os gran responsabilidad, la exuberancia, la m agnífica anim ali
todo, vivim os todo, ya no tenem os en nosotros ningún senti dad. los instintos guerreros y conquistadores, la divinización
m iento de hostilidad. A unque nosotros m ism os salgam os m al de la pasión, de la venganza, de la astucia, de la ira, de la vo
parados de ello, nuestra curiosidad contradictoria y casi apa luptuosidad, de la aventura, del reconocim iento; se niega el
sionada se lanza sin miedo a las cosas m ás peligrosas... ideal noble; la belleza, la sabiduría, el poder, la m agnificen-
174 IW K D R IC H NIETZSCHB LA V OLUN TA D D E POD ER 175

cía y la peligrosidad del tipo hombre: el hombre que esta Una fuerza plena quiere crear, sufrir, desaparecer: para ella
blece las metas, el hom bre «futuro» (aquí la cristiandad se la m urm urada gloria cristiana es una m úsica barata y las
presenta com o consecuencia final del judaismo). muecas hieráticas un fastidio.
2) ¿Es realizable? Si, pero condicionado climáticamente,
de Ibrma semejante al ideal indio. Desdeñan ambos el tra
bajo. Aparta de él el pueblo, Estado, com unidad cultural, ju 223
risdicción; rechaza la enseñanza, el saber, la educación y las
buenas maneras, la industria y el comercio... Separa todo lo Pobreza, humildad y castidad: ideales peligrosos y difa
que constituye la utilidad y el valor del hombre, envuelve a m adores, pero que sirven, com o los venenos en ciertas en
este con una idiosincrasia del sentimiento. Antipolítico, anti fermedades, de medicinas útiles, por ejemplo, en la época
nacional, ni agresivo ni defensivo, solo posible dentro del imperial romana.
m ás firmemente cimentado estado y vida social que deja a es Todos los ideales son peligrosos, porque rebajan y difa
tos sagrados parásitos pulular a expensas de la comunidad... man lo real; todos son venenos, pero indispensables com o
3) Permanece com o consecuencia de la voluntad de pla- rem edios momentáneos.
cer — ¡y nada más!— ■. La «beatitud» pasa por ser algo que se
dem uestra por sí mismo, que no necesita ninguna justifica
ción; todo lo dem ás (la manera de vivir y de dejar vivir) es 224
solo un medio para alcanzar el fin...
Pero esto es pensando bajamente: el miedo al dolor, a la Dios creó a los hombres felices, ociosos, inocentes e in
impureza, a la propia perdición com o motivos más que sufi m ortales: nuestra verdadera vida es una existencia falsa,
cientes para aguantar todo... decaída, pecaminosa, una existencia de castigo... El sufri
Esta es una pobre form a de pensar... Signos de una raza m iento, la lucha, el trabajo, la m uerte, se estim an com o
agotada... No hay que dejarse engañar. («Sed com o los ni objeciones e interrogaciones contra la vida, com o algo anti
ños». La Naturaleza em parentada con esto: Francisco de natural, com o algo que no debe perdurar; com o algo contra
Asís, neurótico, epiléptico, visionario, com o Jesús.) lo que se necesitan — ¡y se han usado!— m edicinas.
La humanidad se ha encontrado desde Adán hasta ahora
en circunstancias anormales: Dios mismo ha entregado a su
222 hijo por el pecado de Adán, para acabar con estas circuns
tancias anormales: el carácter natural de la vida es una m al
El hom bre superior se diferencia del inferior por su intre dición; Cristo devuelve al estado normal al que cree en él: lo
pidez y su desafío de la desgracia: se trata de un sím bolo de hace feliz, ocioso e inocente. Pero la tierra no ha empezado
retroceso cuando las valoraciones eudem ónicas empiezan a todavía a ser fértil sin trabajarla; las mujeres no paren niños
ser consideradas com o las m ás suprem as (cansancio fisioló sin dolores; la enferm edad no ha desaparecido; los más cre
gico, em pobrecim iento de la voluntad). E l cristianism o, con yentes se encuentran aquí tan mal com o los más incrédulos.
su perspectiva de «beatitud», es una form a típica del pensa Pero el hombre se ha liberado de la m uerte y del pecado:
miento de una especie de hom bre sufriente y empobrecido. afirmaciones que no perm iten ningún control, y por ello
176 i r ie d r ic h N IETZSCH E LA V OLU N TA D DE POD ER 177

tanto más (.-alegóricamente suspuestas por la Iglesia. «Está lores naturales hasta que se llegó a tom ar un ser pálido, en
libre tic pecado» — liberado no por sus acciones, no por una fermizo, de una exaltación idiotizante, com o perfección,
lucha rigurosa por su parte, sino por el acto de la redención— , com o «angélico», com o apoteosis, com o hombre superior.
por consiguiente perfecto, inocente, paradisíaco...
La verdadera vida es solo una creencia (es decir, un auto-
engaño, una locura). Toda la verdadera existencia de lucha, 227
de com bate, llena de brillo y de tinieblas, es solo una exis
tencia m ala y falsa: la tarea es ser redim ido de ella. La ignorancia in psychologicis.— El cristiano no tiene sis
«El hombre es inocente, ocioso, inmortal, feliz»: esta con tema nervioso; el desprecio y el arbitrario intento de apartar
cepción de los "deseos suprem os” debe ser criticada ante la vista de las exigencias del cuerpo, del descubrim iento del
todo. ¿Por qué van la culpa, el trabajo, la muerte, el sufri cuerpo; la hipótesis, de que este es adecuado a la naturaleza
miento (y, hablando cristianamente, el conocimiento...) con superior del hombre, de que necesariam ente beneficia al
tra los «deseos suprem os»? Los negligentes conceptos cris alma; la reducción sistem ática de todos los sentim ientos ge
tianos de «beatitud», «inocencia», «inmortalidad»... nerales del cuerpo a valores morales; la enferm edad m ism a
considerada com o condicionam iento moral, en cierto modo
com o castigo o prueba y también corno condición de la sa
225 lud, por lo que el hom bre se hará m ás perfecto de lo que po
dría ser estando sano (el concepto de Pascal), en determ ina
Falta el concepto excéntrico de la «santidad»; «D ios» v das circunstancias al ponerse en felino voluntariam ente.
«hom bre» no han sido separados. Falta el «m ilagro»: no
existe en absoluto aquella esfera, la única que consideram os
es la «espiritual» (es decir, la sim bólico-psicológica). Com o 228
decadencia: hace juego con el «epicureism o». El paraíso, se
gún el concepto griego; el «jardín de Epicuro». ¿De qué trata entonces esta lucha del «cristiano» contra la
Falta la tarea en una vida tal: no quiere nada; una forma Naturaleza? ¡No nos dejarem os engañar por sus palabras y
de los dioses «epicúreos»; falta toda clase para establecer sus interpretaciones! Se trata de la Naturaleza contra algo que
todavía unos fines, tener hijos: todo se ha conseguido ya. también es Naturaleza. En algunos es el m iedo, en otros el
asco, en otros una cierta espiritualidad, en otros el am or ha:
cía un ideal sin carne y sin apetitos, en los m ás altos un «com -
226 |x-ndio de la Naturaleza» que ellos quieren igualar a sus idea
les. Se com prende que la hum ildad en lugar del orgullo, la
D espreciaban el cuerpo: no contaban con él; m ás aún, lo prudencia atem orizada ante los apetitos, el apartam iento de
trataban com o enem igo. Su petulancia era creer que se po los deberes habituales (con lo cual se crea un sentim iento su-
día llevar un «alm a herm osa» en un aborto de cadáver... Para |>erior de rango), la excitación de una lucha constante por co
hacer esto com prensible a los dem ás, necesitaban presenta i sas m onstruosas, la costum bre de la efusión del sentimiento;
de o tra m an era el concepto «alm a herm osa», alterar los va todo esto junto c 1" ' '• -v.-Hornina la excitabilidad
178 IK IE D R IC H N IETZSCH E LA V OLUNTAD DE PODER 179

de un cuerpo atorm entado, pero el nerviosismo y su inspira En realidad, el hombre cree que su estado desgraciado será
ción se interpretan de otra manera. El gusto de esta clase de consecuencia de su escrúpulo de su «pecado», de su «auto
naturale/a se dirige: I) a las sutilezas; 2) a lo florido; 3) a los crítica»...
sentimientos extremos. Las inclinaciones naturales se satisfa Pero el estado de restablecim iento, a menudo, tras un pro
cen, sin embargo, pero bajo una nueva form a de interpretación, fundo agotam iento y postración, vuelve. «¿Cóm o es posible
por ejem plo, com o «justificación ante D ios», «sentim iento que yo esté tan libre, tan despreocupado? Es un milagro;
de salvación por la gracia» (¡todo sentimiento inexpresable de solo Dios puede ser la causa». Conclusión: «Dios ha perdo
bienestar se interpreta de esta form a!), el orgullo, la volup nado mis pecados»...
tuosidad, etcétera. Problema general: ¿qué será del hombre que De esto se extrae una consecuencia práctica: para excitar
difam a su naturaleza y que, prácticamente, la niega y la atro los sentimientos de pecado, para preparar la atrición, hay que
fia? En realidad, el cristiano aparece com o una form a exage situar al cuerpo en un estado enferm izo y neurótico. El m é
rada del dom inio de sí mismo: para m oderar sus instintos pa todo para ello es conocido. Cuán fácil resulta no sospechar
rece necesitar anularse o crucificarse. de la lógica causal del hecho: si se tiene un significado reli
gioso para la disciplina de la carne, aparece com o fin en sí.
m ientras que es solo el m edio para posibilitar esa m orbosa
229 indigestión del arrepentim iento (la «idéefixe» del pecado, la
hipnotización de la gallina por la línea «pecado»).
El hom bre no se conocía psicológicam ente durante toda M altratando el cuerpo se prepara el terreno para la serie
la cadena de siglos: hoy no se conoce tampoco. Saber, por de «sentim ientos de culpabilidad», es decir, un sufrim iento
ejemplo, que se tiene un sistema nervioso (pero no un «alma») general que quiere ser explicado...
sigue siendo todavía privilegio de los más instruidos. Pero el Por otra parte, resulta igual a esto el método de la «re
hom bre no se contenta con no saber esto. Hay que ser muy dención»: se provoca una disolución del sentim iento por
humano para decir «esto no lo sé», para presumir de ignorancia. medio de oraciones, m ovim ientos, m uecas, votos; en conse
Por supuesto, sufra o esté de buen humor, no duda que en cuencia, viene el agotam iento, a m enudo de repente, a m e
contrará la razón siem pre que la busque, por tanto, la busca.. nudo bajo form as epilépticas. Y, tras un estado de profunda
La verdad es que no encuentra la razón porque ni siquiera se som nolencia, vuelve la apariencia de salud, o, expresado re
m olesta en pensar dónde debería buscarla... ¿Q ué sucede?... ligiosam ente, la «salvación».
Tom a una serie de estados suyos com o causa, por ejem plo,
un trabajo em pezado de buena gana (en el fondo, em pezado
porque el buen hum or daba ánim os para ello) sale bien: 230
ecco, el trabajo es la causa del buen humor... D e hecho, lo
conseguido estaba condicionado por lo m ism o que condi A ntiguam ente, debido a que son ricos en aspectos ines
cionaba el buen hum or: por la feliz coordinación de las fuer perados, horribles, inexplicables e incalculables, estos esta
zas y sistem as psicológicos. dos y consecuencias del agotam iento fisiológico fueron to
Se encuentra m al: y, en consecuencia, no se puede quien m ados com o m ás im portantes que los estados saludables y
de encim a una preocupación, un escrúpulo, una autocrítica sus consecuencias. Se les tem ía: se adm itía un m undo supe
180 [•'RIEDRICH N IETZSCH E LA V O LU N TA D DE PO D ER IS I

rior. Se ha hecho responsables al sueño y a los sueños, a las un signo de decadencia. Este volver a abrir viejas heridas,
sombras, a la noche, al m iedo natural, de la aparición de ta este mecerse en el autodesprecio y en la contrición consti
les m undos secundarios: ante todo habría que considerar de tuye una enfermedad más, de la cual nunca podrá provenir
esta form a los síntomas del agotam iento psicológico. Las la «salvación del alma», sino siem pre única y exclusiva
antiguas religiones imponían verdaderas disciplinas a los d e mente una nueva forma de enferm edad de la misma...
votos encam inadas a alcanzar en estado de agotam iento ne Estos «estados de salvación» en los cristianos son sim
cesario para llegar a experim entar tales cosas... Se creía ha plemente cam bios del m ism o estado enfermizo, interpreta
ber entrado en un orden superior en el cual todo deja de ser ciones de crisis epilépticas, bajo fórmulas determ inadas,
conocido. La apariencia de un poder superior... dadas no por la ciencia, sino por la ilusión religiosa.
Se es bueno de una m anera enferm a cuando se está en
fermo... Incluimos hoy la m ayor parte del aparato psicoló
231 gico con que ha trabajado el cristianism o entre las form as de
la histeria y de la epilepsia.
El sueño com o consecuencia de ese agotam iento, el ago Toda la práctica de la restauración del alm a debe ser res
tam iento com o consecuencia de esa excitación desmedida... tablecida sobre bases psicológicas: el «rem ordim iento de
La necesidad del sueño, la divinización e, incluso, la ado conciencia», com o tal es un im pedim ento para la cura; hay
ración del concepto «sueño», las hallam os en todas las reli que intentar contrapesarlo con nuevos tratam ientos, para
giones y filosofías pesimistas. huir, lo m ás rápidam ente posible, d<¿ la debilidad de la auto-
El agotam iento, en este caso un agotam iento de raza; el tortura... Se deberían desprestigiar! las prácticas puramente
sueño, considerado psicológicam ente, solo una necesidad de psicológicas de la Iglesia y de las sectas... com o peligrosas
descanso más profundo y m ás largo... Prácticam ente es la para la salud... No se cura a un enfe,hno con oraciones o con
m uerte la que actúa aquí de form a tan seductora bajo la im a jurando a los m alos espíritus: los estados de «tranquilidad»
gen de su herm ano el sueño... que aparecen bajo tales influencias están lejos de despertar
la confianza en sentido psicológico.
Se está sano cuando se ríe uno de la seriedad y el ardor
232
con que alguna singularidad de nuestra vida nos hipnotiza de
esa form a, cuando en el rem ordim iento de conciencia se
Todo el ejercicio cristiano de la penitencia y la redención
siente algo así com o el m ordisco de un perro contra una
puede com prenderse com o una fo lie circulaire creada arbi
roca, cuando se avergüenza uno de su arrepentim iento.
trariam en te: fácilm ente provocable solo en individuos ya
La práctica utilizada hasta ahora, que era puram ente psico
predestinados, es decir, con predisposiciones m orbosas.
lógica y religiosa, pretendía solo un cam bio de los síntomas:
consideraba que un hom bre estaba restablecido cuando se in
233 clinaba ante la cruz y hacía votos de ser un hom bre bueno...
I’ero un crim inal que, con una cierta seriedad sombría, se afe-
C ontra el arrepentim iento y su tratam iento param en/< rm a su destino y no niega inm ediatam ente lo que ha hecho,
psicológico.— N o estar a la altura de una experiencia es v.i posee m ás salud de alma... Los criminales con quienes vivía
182 I K IhD R IC H N1ETZSCHK
L A V O L U N T A D DF. P O D E R 183

Dostoycvski en la prisión eran absolutamente naturalezas in que constituyan el verdadero resumen de una persona; y con
quebrantables. ¿No son cien veces más valiosos que un cris siderando qué poca personalidad tiene la mayoría, raramente
tiano «doblegado»? (Recomiendo el tratamiento del remordi se podrá caracterizar a un hombre por un acto aislado. Hay
miento de conciencia con la cura de Mitchell...) acciones circunstanciales puramente epidérmicas, acciones
que son simples reflejos de una liberación, consecuencia de
un estimulo; suceden mucho antes de que lo profundo de
234 nuestro ser se vea afectado por ello, de que se haya pregun
tado por ello. Un enfado, un puñetazo, una navajada: ¡qué
El remordimiento de conciencia: signo de que el carácter hay en ello de personal! La acción comporta, a menudo, una
no está a la altura del hecho. Hay también remordimientos especie de anonadamiento, una cierta cohibición, de forma
de conciencia por buenas obras: el que sean desacostum bra que el que la lleva a cabo queda com o pasmado al recordarla
das es lo que las hace sobresalir del m edio tradicional. y se siente simplemente com o algo accesorio a ella. La per
turbación mental, esa especie de hipnosis, tiene que ser com
batida ante todo: un hecho aislado, sea el que sea, es, sin em
235 bargo, en comparación con todo lo que se hace, igual a cero
y puede suprimirse sin que la operación matem ática se altere
Contra el arrepentimiento.— Odio esa especie de cobardía con ello. El interés injusto que puede tener la sociedad en
por nuestros actos propios; no debemos tolerar en nosotros dirigir toda nuestra existencia en una sola dirección, com o si
las punzadas súbitas, los embates de vergüenza y vejación. su sentido estuviera en dedicarse a una acción única, no de
Sería mucho mejor sentir un orgullo extremo. Finalmente, bería contaminar al mismo que ha llevado a cabo la acción,
¡de qué sirven! Ningún acto desaparece porque se arrepienta pero, desgraciadamente, sucede casi siempre así. Esto procede
quien lo hizo. Tampoco desaparece porque se «perdone» o se de que a toda acción con consecuencias desacostum bradas
«expíe» Habría que ser teólogo para creer en un poder que sigue una perturbación mental, independientemente, incluso,
borre la falta; nosotros los inmoralistas preferimos no creer de que estas consecuencias sean buenas o malas. Imagínese a
en la «falla». Creemos que cualquier clase de acción es de va un enam orado que haya conseguido una promesa; a un poeta
lor idéntico en sus raíces; de la misma forma, las acciones a quien aplaude el público de un teatro: no se diferencian en
que se vuelven contra nosotros, consideradas económica nada, en cuanto al tor(u>r intelíectualis. del anarquista a quien
mente pueden ser acciones útiles y, generalmente, deseables. le van a registrar la casa.
En algún caso particular reconoceremos que una acción pu Hay acciones indignas de nosotros, acciones que, consi
diera haber sido fácilmente evitable, solo que las circunstan deradas com o típicas, nos sum irían en la categoría de es
cias nos predispusieron a realizarla. ¿Q uién de nosotros no pecie inferior. Por esto hay que evitar el error de con sid e
habría recorrido ya toda la escala del crim en si las circuns rarlas típicas. Hay también una clase contraria de acciones;
tan d as lo hubieran posibilitado?... Por ello, no debe decirse de las que no somos dignos; excepciones surgidas de una es-
nunca: «Esto y esto no debieras haberlo hecho», sino siem |>ecial plenitud de felicidad y salud, las olas m ás altas de la
pre: «¡Qué extraño que no lo haya hecho ya cien veces!». I 'n marea que una tempestad, un azar, han lanzado alguna vez a
suma, hay muy pocas acciones que puedan llamarse típicas esa altura: de la m ism a forma, tales acciones y «obras» no
0
L A V O L U N TAD D E P O D E R I 85
184 I R IED RICH N IETZSCH E

son típicas tampoco. Nunca hay que m edir a un artista por el respeto y temor, por ejemplo, la «incorruptibilidad» por
parte de los brahmanes.
alcance ile sus obras.

^ ^ #
236

A) El cristianism o aparece todavía hoy com o necesario, La lucha contra la canaillc y el rebaño. Al conseguirse
en la m edida en que el hombre resulta inculto y ominioso... ^ una cierta dom a y ordenación, es absolutam ente necesario
B) Visto desde otros ángulos, no solamente es innecesa ahondar terriblemente la sima entre estos purificados y re
nacidos y el resto.
rio, sino extrem adam ente dañino, pero atractivo y seductor,
puesto que responde al carácter morboso de capas enteras, Esta sima aum enta la propia estim ación, la fe en lo que se
de tipos com pletos de la hum anidad de hoy..., tipos que se representa, en las castas superiores: de aquí el cliandala. El
manifiestan de acuerdo con sus tendencias, tales com o la as desprecio excesivo es psicológicamente correcto y debe ser
exagerado al céntuplo para que se propague.
piración cristiana: decadentes de toda especie.
Debe distinguirse rigurosamente entre A y B. En el caso
A, el cristianismo constituye un m edicam ento o, al menos,
un freno (aun cuando eventualm ente haga que enfermemos: 238
lo cual puede resultar beneficioso para acabar con la cruel
j La lucha contra los instintos brutales es diferente que la
dad y la brutalidad). En el caso B es un síntom a de la propia
enfermedad, incrementa la decadencia; aquí actúa en contra lucha contra los instintos enfermizos; puede ser, incluso, un
de un sistema de tratamiento corroborante, aquí el instinto medio para dom inar la brutalidad, para hacer enfermos. El
tratamiento psicológico del cristianismo tiende normalmente
del enfermo va contra lo que es saludable.
a convertir una bestia en un ser enferm izo y, por consi
guiente, un animal domesticado.
La lucha contra las naturalezas burdas e incultivadas ne
237
cesariamente ha de hacerse con recursos apropiados que obren
El partido de los severos, de los dignos, de los medita sobre ellos: los medios supersticiosós resultan para ello im
prescindibles e irreemplazables.
bundos: y frente a estos, los incultivados, los sucios, los in
calculables brutos — simple problem a de dom esticación-
a cuyo efecto el dom ador debe ser necesariam ente duro, lo
239
rrible y espantoso para sus bestias.
Todas las dem andas fundam entales deben hacerse con
una brutal claridad, es decir, desorbitándolas mil veces cu N uestro tiempo, en cierto sentido, está m aduro (es decir,
decadente) com o lo estuvo la época de Buda... Por eso es
tanto no se com prendan.
El cum plim iento m ismo de estas dem andas necesita sci viable un cristianismo sin dogm as absurdos (los más repug
absolutamente exagerado, de tal form a que llegue a producn nantes abortos del antiguo hibridismo).
186 ¡■RiED RIC'H N I L T /S C H E
LA V O L U N T A !} D F P O D E R IK 7

240 242

En el supuesto de que no fuera posible hallar una contra No nos damos suficiente cuenta de la barbarie de algunos
prueba de la fe cristiana, Pascal dijo que, ante la horrible conceptos que todavía subsisten en nosotros los europeos.
posibilidad de que fuera verdadera, era prudente hacerse ¡Creer que la salvación del alm a depende de un libro!... Y se
cristiano. Hay que considerar com o signos de que el cristia me dice que aún hoy entre nosotros se cree eso... ¿De qué
nism o va perdiendo parte de sus efectos terroríficos a los in nos sirve toda la educación científica, toda la crítica y la her
tentos que se hacen para justificarlo, en el sentido de que, menéutica, cuando sem ejante absurdo, la inteipretación b í
aunque fuese falso, los resultados de su falsedad han de blica que m antiene la Iglesia, no hace que nos tiñam os de
mostrado ser beneficiosos; se da a entender con ello que el bochorno y vergüenza?
cristianism o debe subsistir no por el m iedo a una am enaza Da que pensar: hasta qué punto esa om inosa creencia en
dora posibilidad, sino por los beneficiosos efectos que pro la providencia divina — esa creencia que entorpece la mano
duce, y, también, porque sin él la vida estaría terriblemente y la razón— todavía subsiste; hasta qué punto bajo las fórm u
falta de estím ulos. Este giro hedonístico, la dem ostración las «Naturaleza», «progreso», «perfeccionam iento», «darwi-
po r el placer, es un síntoma de declive: sustituye a la d e nism o», bajo la superstición en una confusa correspondencia
m ostración por la fuerza, y tam bién a aquello que produce entre la felicidad y la virtud, entre el infortunio y la culpa,
convulsión en la idea cristiana, el temor. Realm ente, con esta sobreviven aún las hipótesis y las interpretaciones cristianas.
interpretación el cristianism o está cerca del agotam iento: se Esta confianza absurda en el curso de las cosas, en la «vida»
conform a con un cristianism o narcotizante, debido a que ya en el «instinto vital», esa honrada resignación que cree sufi
no tiene fuerzas para buscar la lucha, ni para aventurarse, ni ciente que cualquiera cum pla con su obligación para que todo
para desear quedarse solo, ni aun para el pascalism o, para ese vaya bien, todo esto no tiene sentido m ientras no aceptem os
estudiado autodesprecio, para esa creencia en la indignidad una dirección de las cosas suh especie Ij o i i í . A un el propio fa
hum ana, para esa angustia del «tal vez nos condenem os». talismo, que es nuestra form a actual de sensibilidad filosó
Mas un cristianism o que tiende ante todo a calm ar los ner fica. no es sino una consecuencia de esta larga fe en el orden
vios enferm os no necesita para nada aquella horrenda con divino, una consecuencia inconsciente: com o si no depen
signa de un «D ios en la cruz»: en silencio el budism o ha pro- diese de nosotros que todo siga igual (com o si tuviéram os el
gresado e influido por doquier en Europa. deber de tolerar que todo discurra según su curso: siendo el
individuo únicam ente una form a de la realidad absoluta).

241
243
El hum or de la cultura europea: se tiene una cosa por vei
dadera, pero se hace lo contrario. ¡Y de qué sirve, por ejeiu El colm o tle la psicológica costum bre de m entir en el hom
pío, todo el arte de la lectura y de la crítica si la interpreta bre es im aginar un ser co m o origen, com o «en-sí». conform e
ción eclesiástica de la Biblia, tanto la protestante com o la con lo que, sin ir más lejos, según sus pequeñas norm as, le
católica, hoy corno ayer, se m antienen en pie! parece bueno, sabio, poderoso, precioso, suprim iendo, de
188 P R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 189

este modo, totalmente la causalidad, origen de toda bondad, Resulta evidente que, para nuestra vida humana, conside
toda sabiduría, todo poder, y del verdadero valor de estas. En rada tal cual es, toda la «verdad», toda la «bondad», «santi
suma, considerar elementos surgidos más tardíamente y de dad» y «divinización», al estilo cristiano, han constituido
modo más condicional como existencia espontánea «en sí», hasta ahora grandes riesgos; aun hoy, la humanidad corre el
elementos que, lejos de haberse formado lentamente, podrían peligro de perecer a causa de un ideal contrario a la vida.
ser, quizá, el origen de toda formación... Si consideramos em
píricamente cada uno de los casos en los cuales un hombre
sobrepasa la medida humana, veremos que cualquier grado • 244
superior de poder presupone la libertad frente a lo bueno y lo
malo y también ante lo verdadero y lo falso y no puede ate Meditemos acerca de la merm a que sufrirían todas las
nerse a lo que la bondad exige; esto abarca igualmente a cual instituciones humanas, en el caso de que solam ente en una
quier grado superior de sabiduría; la bondad es abandonada, divina y opuesta esfera superior pudieran ser sancionadas.
así como la veracidad, la justicia, la virtud y todas las velei La costumbre de ver su valor en tal sanción (por ejemplo, en
dosas valoraciones del pueblo. En definitiva, ¿no es notorio el matrimonio) les quita su mérito natural, llegando en oca
que incluso cualquier grado superior de bondad ya supone siones, a negárselo... La Naturaleza ha sido juzgada desfa
una cierta miopía y vulgaridad intelectuales y una enorme in vorablem ente. en la medida en que se ha honrado a un Dios
capacidad para distinguir la distancia que media entre lo ver contranatural. «Naturaleza» quiso decir, de este modo, algo
dadero y lo falso, entre lo beneficioso y lo dañino? Y no «despreciable», «malvado»...
digam os nada sobre las catastróficas consecuencias que La creencia ineludible en la realidad de las cualidades
acarrearía el hecho de que una bondad suprem a tuviese morales supremas com o Dios: con eso se negaron lodos los
en sus m anos un alto grado de poder («la supresión del in verdaderos valores, concibiéndolos sistemáticam ente com o
fortunio»), De hecho, basta con ver qué tendencias inspira falsos, com o sin valor. De este m odo se entronizó lo contra
el «D ios del am or» a sus creyentes; estos dejarían en ca natural. Con una lógica inexorable se llegó a pretender la ne
m isa a la humanidad en favor de los «buenos». En la prácti gación absoluta de la Naturaleza.
ca, este mismo Dios se mostró, frente a la verdadera estruc
tura del m undo, com o un D ios de la m ayor m iopía, im
potencia y sinuosidad: de donde se deduce el valor de su 245
concepción.
El saber y la sabiduría no tienen ningún valor en sí, tam Aun colocando en primer plano la doctrina del altruismo
poco la bondad: es necesario conocer la m eta según la cual y del amor, no ha conseguido el cristianismo elevar en abso
estas cualidades adquieren valor o se desvalorizan. Podría luto el interés de la especie a un grado más alto que el interés
m os suponer una m eta en la cual un saber extrem o apare individual. Su verdadero efecto histórico, efecto que puede
ciera com o sin valor (por ejemplo, cuando la decepción ex considerarse fatal, fue, por el contrario, enaltecer el egoísmo,
trem a fuera uno de los supuestos del incremento vital; y, elevar al extrem o el egoísmo personal (por ejemplo, hasta
también, cuando la bondad entorpeciera y desanim ase el im una inmortalidad personal). Mediante el cristianismo se con
pulso de los grandes deseos)... cedió al individuo una importancia tal, un valor tan absoluto,
190 I K IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A » D E PO D ER 191

que ya no podía este ser sacrificado: pero la especie solo sub dad extrema, como un delito contra la vida, pasará a formar
siste con el sacrificio de los hombres... Ante Dios todas las parte de esa pandilla de enfermos y adquirirá sus mismos ins
«almas» son iguales: ¡pero esta es, precisamente, la más per tintos... El verdadero altruismo exige el sacrificio por el m e
niciosa de las posibles valoraciones! Si colocamos a los indi joramiento de la especie; es duro, requiere vencerse a sí mismo,
viduos al mismo nivel, dudam os con ello de la especie, y am puesto que acostum bra a sacrificar vidas humanas. Y esta
paramos así una práctica que conduce a la ruina de esta: el seudohumanidad fervorosa que es el cristianismo quiere pre
cristianismo es el principio opuesto a la selección. En cuanto cisamente lograr que nadie sea sacrificado.
que el degenerado y el enfermo («el cristiano») deben tener
el mismo valor que el sano («el pagano») o un valor mayor
aún, si nos atenemos al juicio formulado por Pascal sobre la 246
salud y la enfermedad; pero esto es oponerse al curso natural
de la evolución, haciendo de la contranaturaleza una ley... En Nada más beneficioso ni más digno de ser activado que
general, este am or por la humanidad supone, en la práctica, un consecuente nihilismo de la acción. A sí com o com
conceder ventajas a todo sufrimiento, a todo lo mal nacido, a prendo todos los fenóm enos del cristianismo y del nihilismo,
toda degeneración: la efectividad de la fuerza, la responsabi así mismo expreso: «Estamos m aduros para no ser, resulta
lidad, el deber supremo de sacrificar a los hombres han sido sensato para nosotros no ser». Este lenguaje de la «razón»
debilitados. Según el esquema de valoración cristiana, no que sería en este caso el lenguaje de la Naturaleza selectiva.
daba ya más que el sacrificio de uno mismo, pero este resto Lo que, por encima de (oda idea, resulta, en cambio, in-
de sacrificio humano que el cristianismo concedía y aconse juzgable es la cobarde ambigüedad e insuficiencia de una re
jaba, desde el punto de vista general de la raza no tiene nin ligión com o la cristiana, o. más claramente, de la Iglesia, que
gún sentido. Es indiferente para la prosperidad de la especie en lugar de estimular la muerte y la autodestrucción, protege a
el que uno de sus miembros se autosacrifique (es este un pro todos los mal nacidos y enfermos y fomenta su reproducción.
cedimiento monacal y ascético, bueno únicamente para aca Problema: ¿que medios habría que usar para conseguir una
bar en la hoguera y en los patíbulos como «mártir» del error forma severa del gran nihilismo contagioso, una forma es
por equivocación). Para detener la ruina de la especie es im tricta que, con científica minuciosidad enseñase e impusiera la
prescindible que el malparado, el débil, el degenerado, pe muerte voluntaria (y que no permitiese vegetar demasiado a
rezcan: pero es a estos precisamente a los que el cristianismo, los débiles en la idea de una falsa existencia posterior)'?
como fuerza conservadora, protege, aumentando así, todavía No podríamos reprochar suficientemente al cristianismo el
más, la potencia de ese instinto de los débiles para cuidarse, haber despreciado, por la idea de la inmortalidad personal, del
para mantenerse, para sostenerse mutuamente. ¿Qué son la valor de un movimiento purificador y grande como el nihi
«virtud» y «filantropía» cristianas sino ese mutuo m anteni lista, e, igualmente, por haber fomentado la esperanza de la re
miento, esa solidaridad de los débiles, ese impedimento a la surrección; en una palabra, por haber impedido siempre el
selección? ¿Qué es el altruismo cristiano sino el egoísmo m a acto.del nihilismo, el suicidio... El lo sustituyó por el suicidio
sivo de los débiles que adivina que ayudándose unos a otros lento, gradual: una vida pequeña, infeliz, aunque duradera;
cada uno podría conservarse durante mucho más tiempo?... lina vida enteramente vulgar, burguesa, mediocre, etcétera.
Quien no considere tal modo de pensar com o una inmorali
192 I R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D DE PO D ER 193

247 248

l,<i charlatanería m oral del cristianism o.— La compasión I ¿A cambio de qué protesto yo? De que, en modo alguno,
y el desprecio se suceden en una rápida variación, y yo me esa pequeña mediocridad, ese equilibrio de un alm a que no
siento a veces tan indignado com o ante un crimen indigno. es capaz de conocer los grandes estímulos, de promover
A quí el error se ha convertido en deber — en virtud— , la grandes acontecimientos, sea considerada com o algo su
equivocación en sostén; el instinto de aniquilación es siste premo, y, más aún, com o m edida del hombre,
matizado com o «redención»; aquí cualquier operación se i ^ Bacon de Verulam dijo: «Infimarum virtutum apud vul-
convierte en herida, en una extirpación de los mismos órga gus laus est, mediarum admiratio, supremarum sensus nu-
nos cuya energía supone el retorno de la salud. Y, en el mejor llus». Pero el cristianismo, com o religión, pertenece al vul-
de los casos, no se cura nada, no se hace más que transfor gus: para él la máxima virtud de la especie no tiene sentido
m ar una serie de síntomas de un mal en otro... Y este peli alguno.
groso disparate, este sistema de violación y de castración de Veamos al «cristiano auténtico», incoar, aun así, contra lo
la vida, es considerado com o santo, com o intangible; vivir a que contraría a sus instintos: ensucia y hace sospechosa la
su servicio, ser el autóm ata de esta terapéutica, ser sacerdote, belleza, el esplendor, la riqueza, el orgullo, la propia estim a
debe elevar, puede hacernos venerables, santos y propiamente ción, el conocimiento, el poder, en suma, la totalidad de la
inviolables. Solo la divinidad puede ser autora de esta suprema cultura: su idea consiste en quitar a todo esto la buena
terapéutica: solo como revelación es comprensible la «salva conciencia.
ción», com o un acto de gracia, com o un regalo inmerecido
• »
donado a la criatura.
Primer teorema: la salud del alma será considerada como 249
enfermedad con desconfianza.
Segundo teorema: los supuestos para una vida vigorosa y Hasta ahora se denunció al cristianismo de un modo falso
floreciente, las pasiones y deseos violentos, se admitirán y encubierto. Mientras no se considere a la moral cristiana
com o objeciones hacia una vida vigorosa y floreciente. como un delito capital contra la vida se seguirá haciendo el
Tercer teorema: todo lo que am enaza al hombre con un juego a sus defensores. La simple cuestión acerca de la «ver-
peligro, todo lo que puede dominarle y destruirlo es malo, j dad» del cristianismo — sea en lo concerniente a la existen
recusable: es preciso desenraizarlo de su alma. cia de su Dios o a lo que puede haber de histórico en la crea
Cuarto teorema: el hombre a quien se ha hecho inofen ción de sus mitos, por no hablar de la A stronomía y de las
sivo para sí mismo y para los demás, a quien se ha hundido Ciencias Naturales cristianas— es un asunto enteramente
en la humildad y en la modestia, el hombre consciente de su accesorio, mientras que no se roza siquiera el tem a del du
debilidad, el «pecador», ese es el tipo deseable; el que, con doso valor de la moral cristiana. ¿Vale algo la moral cristiana
una cierta cirugía del alma, se puede producir... o, por el contrario, es infamante y vil a pesar de toda la san-
tidad-de-sus-artes de seducción? Para eludir el problem a de
la verdad existen subterfugios de todo género; y, en último
caso, los creyentes saben servirse de la lógica de los incré-
194 I R I E D R IC H N IE T Z S C H E
L A V O L C N T A D D I-P O D E R 195

dulos para crear un derecho según el cual pueden afirmar


miento de tal ideal fue hasta ahora la más siniestra tentación
ciertas cosas com o irrefutables, es decir, com o m ás allá de
hecha patente en el hombre: pues am enaza la excepción más
todos los medios de impugnación (esta estratagem a se co
potente, más em prendedora y acertada de hombre, en la cual
noce boy con el nom bre de «cristianismo kantiano»),
la voluntad de poder y de progreso de todo tipo humano
avanzan: también impide el desarrollo de muchos hombres
que se dejan com prar fácilmente sin considerar que junto a
250
sus exigencias y tareas superiores aceptan a sí mismos vo
luntariamente una vida perniciosa. (Depresión en economía:
Jamás deberá perdonarse al cristianismo el haber arrui
progresión de los costos de em presa y de las improbabilida
nado a hombres com o Pascal. Jam ás deberá dejarse de con
des del éxito.) ¿Qué es lo que nosotros impugnamos en el
denar abiertam ente en el cristianism o ese terco propósito de
cristianismo? Que quiera disfrazar a los fuertes, que los des
quebrantar las almas más fuertes y nobles. Jam ás deberemos
anime, que se aproveche de sus m omentos difíciles y de su
conceder paz antes de haber aniquilado totalmente lo si
fatiga; que transforme la orgullosa seguridad de estos en in
guiente: el ideal del nombre ideado por el cristianismo, las
quietud y en estrechez de conciencia; que intente hacer ve
pretensiones sobre el hombre, sus negaciones y sus afirma
nenosos y enfermos sus instintos nobles hasta que su fuerza,
ciones con respecto al hombre. Todo el resto absurdo de las
su voluntad de poder retroceda, se vuelva contra ellos m is
fábulas cristianas, esa lela de araña de sus ideas y de su teo
mos, hasta que los fuertes perezcan por un excesivo auto-
logía 110 nos importa nada, y si fueran mil veces más absur
desprecio y por las ofensas que a sí mismos se infieran: esa
das todavía no moveríamos un solo dedo contra ellas. Pero
horrible form a de consumirse de la cual Pascal es el más afa
nosotros com batimos ese ideal, que con su enfermiza belleza
mado ejemplo.
y su seducción femenina, con su secreta elocuencia calum
niadora, persuade a todas las cobardías, a todas las vanida
des de las almas cansadas — y las fuertes tienen horas de
II
cansancio— com o si todo en semejantes situaciones pudiera
parecer más conveniente y deseable: la confianza, la candi
ORIGEN DE LAS VALORACIONES M ORALES
dez, la modestia, la tolerancia, el am or a sus semejantes, la
conformidad, la sumisión a Dios, una especie de liberación
251
y dimisión com pleta del yo, com o si también todo esto en sí
mismo fuera deseable; com o si la pequeña humildad mons
Deseo dijsCurrir sobre la moral evitando caer bajo su in
truosa del alma, el virtuoso promedio, la oveja del rebaño
flujo, prevenidos contra la atracción de sus bellos gestos y m i
humano, pudiera tener no solamente supremacía sobre la
radas.' Un mundo en cierta medida venerable, apropiado a
clase de hombre más fuerte, más enojada, más exigente, más
nuestros instintos reverenciales, que. al parecer, continuamos
obstinada, más despilfarradora y, por eso mismo, cien veces
teniendo, por la dirección de los individuos y de los grupos; se
más arriesgada, sino que también pudiera ofrecer al hombre
trata de la concepción cristiana, de la que todos procedemos.
el ideal, la meta, la medida, y, en resumidas cuentas, todo lo
Por aum ento de la perspicacia, de la confianza, del sen
que constituye sus más legítimas aspiraciones. El establecí
tido científico (y por un alan de veracidad más total, es de-
«I
196 I R IE D K IC H N 1 E T Z S C H E l.A V O L U N TAD D E P O D E R 197

cir, por virtutlcs anticristianas), esta interpretación se nos ha tiano. (¡Q ué ingenuidad, com o si la m oral fuera posible
puesto cada vez más difícil. cuando no existe un Dios que la sancione!) El más allá total
Un expediente más ingenioso: el criticismo kantiano. La mente indispensable cuando se quiere mantener con sinceri
inteligencia se niega a sí misma el derecho, tanto para la in dad suficiente la fe en la moral.
terpretación en aquel sentido como para la renuncia a la in Problema básico: ¿De dónde arranca esta omnipotencia
terpretación del m ism o sentido. Se resigna a un aumento de de la fe? ¿De la fe en la moral? (Teniendo en cuenta que la
confianza y de fe, renunciando a toda demostrabilidad de esta moral también ignora que las mismas condiciones funda
última, con llenar este vacío con un «ideal» (Dios) ininteligi- «i mentales de la vida han sido interpretadas falsamente en su
ble y superior. El expediente hegeliano, vinculado a Platón, favor, a pesar del conocim iento del m undo animal y vegetal.
aparte un fondo romántico y de reacción es, a la vez, el sín La «autoconservación»: horizonte darwinista de reconci
tom a del sentido histórico, una nueva fuerza: el «espíritu» es liación de los principios egoístas y altruistas.)
el ideal «que se va descubriendo y realizando»; en el proceso,
en el devenir, se pone de manifiesto constantemente el creci
miento de semejante ideal, en el cual creemos; de tal forma, 252
el ideal se realiza, la fe se dirige al porvenir, en el cual puede
adorar su más alta necesidad. Resumiendo: El problema del origen de nuestras valoraciones morales
y de nuestras tablas de valores no coincide exactamente con
1) Dios resulta para nosotros incognoscible e indemos su crítica, com o se ha creído muchas veces, si bien es cierto
trable (sentido interior del movim iento de la teoría del cono que la penetración en un «pudenda origo» produce en con
cimiento). secuencia para el sentimiento un descrédito de la cosa origi
2) Dios es dem ostrable, pero algo que llega a ser, en nada y organiza contra la misma una disposición de ánimo y
trando nosotros en él com o consecuencia de nuestra urgen una actitud críticas.
cia de ideal (fondo del m ovim iento histórico). ¿Qué valor merecen nuestras valoraciones morales, nues
tras tablas de bienes? ¿Qué es lo que en realidad ganamos
Según puede observarse, la crítica no va jam ás dirigida con su sostenimiento? ¿Quién lo gana? ¿En relación a qué?
contra el ideal mismo, sino contra el problem a de averiguar La respuesta no puede ser otra que: la vida. A hora bien, ¿qué
la procedencia de la contradicción contra el mismo; o lo que es la vida? Convirtiéndose en algo muy urgente, un joven y
es lo mismo: por qué aún no se ha alcanzado o de por qué no más exacto concepto de la vida. Mi fórmula se resume en e s
es demostrable. tas palabras: la vida es voluntad de poder.
Existe una diferencia considerable entre sentir esta nece / ¿ Q u é es en definitiva una valoración moral en sí...'? ¿Hace
sidad com o necesidad en función de la pasión o com o un referencia a otro mundo, a un mundo metafísico (según creía
problem a de pensamiento. el m ismo Kant), que precede al gran m ovim iento histórico?
Independientemente de toda consideración filosófico-reli En definitiva: ¿dónde nació? ¿O es que no nació? Respuesta:
giosa, nos situamos ante el mismo fenómeno: el utilitarismo la valoración moral es una interpretación, una explicación en
(socialismo, democracia) censura el origen de las valoracio definitiva. La explicación m ism a ya resulta un síntom a de un
nes m orales, pero, sin em bargo, cree en ellas, com o el cris- determinado estado fisiológico y, por otra parte, de un deter
I'RIEDRICH NIF.T7.SCHP. LA VOLl.'NTAD DE PODBR 199
198

minado nivel de los juicios dominantes: ¿quién interpreta? de astrología, de pre juicios (de razas, tribus, de distintos gra
Nuestros aléelos. dos, com o juventud o decrepitud, etc.).
Con aplicación a la moral cristiana europea especial
mente: la mayoría de nuestros juicios morales son síntomas
253 de decadencia, de falta de fe en la vida, una preparación para
el pesimismo.
Se conviene que todas las virtudes son estados fisiológicos: Mi principal afirmación: No existen fenómenos morales,
sobre todo las principales funciones orgánicas como necesa sino meras interpretaciones morales de esos fenómenos.
rias, como bien sentidas. Todas las virtudes son realmente pa Esta misma interpretación resulta de origen extramoral.
siones refinadas y de manera indudable estados de exaltación. ¿Qué supone el hecho de haber interpretado una contra
La compasión y el amor a la humanidad deben interpretarse dicción en la existencia? Estimo de importancia decisiva que
como una evolución del instinto genésico. La justicia como tras cualquier valoración aparecen, predominando, aquellas
una evolución de la venganza. La virtud como juego de resis interpretaciones morales. ¿Cómo mediríamos en el caso de
tencia. como voluntad de poder en suma. El honor, además, que estas faltaran? ¿Qué valor tendría entonces el conoci
como reconocimiento de lo semejante y de lo equivalente. miento, etc.?

254 257

Com prendo, cuando digo moral, un sistema de valoracio En toda valoración hay implícita una determinada pers
nes que se relacionan con las condiciones de vida de un ser. pectiva: conservación del individuo, del grupo, de la raza, del
Estado, de una Iglesia, de una fe, de una cultura. En virtud del
«olvido» que nos proporciona una valoración de nueva pers
255 pectiva, contradictoria, y, por consiguiente, de impulsos con
tradictorios en el hombre. Se trata de la expresión de la en
De toda moral, ha solido decirse siempre: «Hay que co fermedad en el hombre, por el contrario de los animales, en
nocerla en sus frutos». De toda moral digo yo: «Es un fruto los que cada instinto encuentra su satisfacción inmediata.
por el cual conozco el terreno donde crece». Sin embargo, este ser lleno de contradicciones tiene en su
fondo un gran método de conocimiento: siente mucho Pro y
Contra, se eleva a la justicia, a la com pensación de la esti-,
256 mación por encim a del bien y del mal.
El hombre más sabio sería el más rico en contradicciones,
Mi afán de interpretar los juicios morales com o síntomas el que, por decirlo así, tuviera órganos táctiles para toda
y signos de expresión en los que se revelan procesos fisioló clase de hombre; y también sus grandes momentos de in
gicos, así com o la conciencia de condiciones de conserva mensa armonía, el gran caso también en nosotros. Algo así
ción o crecimiento, una form a de interpretación de valores como un movimiento planetario.
200 IRIED R1CH N IETZSCH E
LA V O LU N TA D D E PO D ER 201

258
qué es lo que se expresa con él: una creencia, «tal pregunta
responde a nuestras condiciones de existencia». Inmoral, en
Ks ovíllente que «querer» equivale a querer alcanzar ti
resumen, significa «lo que conduce a la ruina». Todas esas
nos. til «fin», supone una valoración. ¿De dónde provienen
com unidades en que han sido encontradas estas afirm acio
las valoraciones? Su fundamento no es algo fijo respecto a
nes han perecido; algunas de estas proposiciones han sido
lo «placentero y doloroso».
subrayadas de nuevo, porque cada com unidad que se esta
Son muchos los casos en que hacemos que un objeto se
blece vuelve a hacerlas necesarias, por ejemplo: «no roba
convierta en algo doloroso en virtud de una previa valoración.
rás». En m om entos en que el sentimiento de la comunidad
Perímetro de las valoraciones morales: en casi todas ellas
no podía ser exigido (por ejemplo, en el «imperium roma-
juegan las impresiones de los sentidos. Por ellas coloreamos
num») lo que se intentaba era la «salvación del alma», utili
el mundo.
zando el lenguaje religioso; o la «m aximación de la dicha»,
Nosotros marcamos los fines y los valores. Poseemos
hablando en térm inos filosóficos. Porque incluso los filóso
dentro de nosotros una trem enda fuerza de medición latente;
fos moralistas griegos nada más sentían con su 7tóA,ig.
pero en la com paración de los valores se nos revelan valores
contradictorios, muchas tablas de valores (por consiguiente,
nada con valor en sí). 260
En el análisis de cada tabla de valores suelen reservárse
nos estos corno condiciones de existencia de grupos limita La necesidad de los fa lso s valores.— Resulta absurdo im
dos (y a menudo erróneos): para la conservación. pugnar un juicio impugnando su condicionalidad: la necesi
Al considerar el hombre actual se pone de manifiesto que dad de esta manera no queda abolida. Los falsos valores no
existen muy diversos juicios de valor, que ninguna fuerza se desarraigan con razonamientos, com o una óptica curvilí
creadora existe en ellos últimamente com o fundamento: «la nea de los ojos de un enfermo. Debe com prenderse la nece
condición de la existencia» falta hoy en el juicio moral. Es sidad de su existencia contingente; son efectos de causas que
mucho más superfluo, nunca ha sido tan doloroso. Es arbi nada tienen que ver con las razones.
trario. Tiende al caos.
¿Quién crea el fin que preside la humanidad y está sobre
el individuo? Antes, so pretexto moral, se quería conservar: 261
ahora nadie quiere ya hacerlo porque no hay nada que con
servar probablemente. A sí pues, una moral que busca un fin. El nuevo y principal tema, a mi juicio, es ver y mostrar'el
problema de la moral. Por mi parte niego que semejante cosa
se haya hecho en la filosofía moral hasta hoy.
259
262
¿Cuál es el criterio de la acción moral? 1) su desinterés:
2) su universalidad, etc. Pero esta es ética de gabinete. Hay
¡Cuán falsamente ha estado engañada la humanidad por
que estudiar a los pueblos, cuál es en cada caso el criterio y lo que se refiere al hecbr *' ' ' r<- l VKja interior!
LA V O L U N T A D D E P O D E R 203
202 IR1ED RICH N IETZSCH E

¡Tener los ojos cerrados a todo, tener boca y también cerrar D. En qué medida es perjudicial para la vida la moral.
la boca! a) Al goce de la vida, a la gratitud de la vida, etc.
b) Al em bellecimiento, al ennoblecim iento de la vida.
c) Al conocim iento de la vida.
263 J) Al desarrollo de la vida, en cuanto pretende divorciar
de ella los más altos fenóm enos de la vida.
Se echa de m enos la ciencia y la conciencia de las vicisi
tudes del juicio moral y sobre el hecho de que ya varias ve E. Contrapartida: su utilidad para la vida.
ces lo «bueno» y «lo malo» haya sido rebautizado. Con la
1) La moral com o principio de conservación de los más
expresión «m oralidad de la moral» he hecho referencia por
mi parte a uno de estos desplazam ientos. También la concien grandes conjuntos com o lim itación de sus m iem bros: «el
instrumento».
cia ha renovado sus esferas: hubo un rem ordim iento de
2) La m oral com o principio de conservación en relación
conciencia del rebaño.
con el peligro interior del hom bre por las pasiones: «la m o
deración».
264 3) La m oral com o principio contrario de la terrible ex
plosión de los poderosos: el «m iserable».
A. La moral obra de la inm oralidad:

1) P ara que los valores m orales triunfen deben colaborar


265
m uchas fuerzas y pasiones inm orales.
2) La creación de valores m orales es, en definitiva, co n
C onviene to m ar en un sentido burgués determ inado y es
secuencia de sentim ientos y consideraciones inm orales. tricto los conceptos ju sto e injusto, com o «obra rectam ente
y no tem as a nadie»: esto por lo que se refiere a un d eterm i
B. Estim ación de la m oral com o obra del error.
nado esquem a global, en cuyo seno una com unidad d esarro
C. La m oral en contradicción progresiva consigo m ism a. lla sus deberes m orales.
No hay que pensar con desprecio en aquello que durante
R ec o m p en sa : V eracidad, duda, í:tco'/JV juicio.
veinte siglos disciplinó en lo m oral nuestro espíritu.
Inm oralidad de la fe en la m oral.
L as etapas,
1) D om inio absoluto de la m oral: todos los fenóm enos
266
biológicos m edidos y regulados por ella.
2) Tentativa de identificación de la vida y la m oral (sistem a
No deben co n fu n d irse dos tipos d e m oral: una m oral con
de un escepticism o creciente: la m oral no debe ser ya sentida
la que se d efienden los instintos sanos co n tra la decad en cia
co m o contraste: varios m ed io s y un cam in o trascendente).
n o c ie n te , y o tra con la cual esta d ecad en cia se form ula, se
3) O posició n de la v id a a la m oral: la m oral juzgada y
Mistifica y avanza.
co n d en ad a p o r la vida.
204 l-'KJEDRICH N IETZSCH E LA V Ol-UN TA I) DE PODER 205

La primera suele ser estoica, dura, tiránica (ya que el es 268


cepticism o por sí tenía algo de cam isa de fuerza moral); la
otra, fanática, sentim ental, misteriosa, que tiene de parte a ¿Cómo puede haber alguien que solo se respete con referen
las m ujeres y a los «buenos sentimientos» (el prim er cristia cia a valores morales, alguien que todo lo subordine y tenga
nism o resultó en este sentido moral). en menos el Bien y el Mal, perfección, salud del alma, etc.?
Válganos de ejemplo: Enrique Federico Amiel. ¿Qué signi
fica la idiosincrasia moral?, me pregunto sociológicamente y
267 también fisiológicamente; por ejemplo, Pascal. Por tanto, en
casos que se dan otras cualidades superiores, y aun en el caso
Veamos el m oralism o com o fenóm eno puesto en eviden de Schopenhauer. que sin duda alguna estimaba, no solo lo
cia. Y tam bién com o enigm a. Porque el fenóm eno moral nos que no tenía, sino lo que no podía tener... ¿o se tratará de una
ha preocupado com o enigm a. Hoy sabría yo dar una res mera interpretación moral, por hábito, de estados positivos de
puesta: ¿Q ué representa que para m í el bien ajeno deba tener dolor y desplacer? ¿No se tratará de una determinada clase de
m ás valor que el m ío propio? Pero el prójim o debe estim ar «sensibilidad» que no comprende la causa de sus múltiples
el valor de su bienestar de otra m anera que yo, es decir, debe sentimientos de malestar, creyendo explicarlos con hipótesis
subordinar mi bien al suyo. ¿Q ué sig n ific a d «tú debes», que morales? ¿Es posible que hasta un ocasional bienestar y sen
los m ism os filósofos consideran com o «dado»? timiento de vigor aparezca iluminado bajo la óptica de la
La idea, en prim era instancia desconcertante, de que el in «buena conciencia», de la proximidad de Dios, de la concien
dividuo debe tener en m ás la acción que realiza con su pró cia de la Redención? Por tanto, el que posee una idiosincra
jim o que la que realiza consigo m ism o, y que este otro, a su sia moral tiene su propio valor: 1) Ya en la aproximación al
vez, debe hacer lo m ism o, etc. (que las acciones se deben lla tipo moral de virtud: es «hombre honrado», «hombre justo»;
m ar buenas cuando al realizarlas solo pensam os en el bien estado m edio de alta consideración: mediocre en sus capaci
del prójim o en vez de en nosotros m ism os), tiene un sentido: dades, pero en todas sus aspiraciones honrado, concienzudo,
es. en efecto, el instinto del sen tim ien to de la co m unidad, /irme, estimado, probado; 2) Ya sea que crea poseer este va
b asad o en el criterio de que el individuo vale poco por sí lor porque no sabe interpretar de otra m anera todos sus esta
m ism o, y que vale m ucho en unión con los demás,-ftdfní- llos: se desconoce a sí m ism o y se interpreta de este modo. La
tiendo que los individuos form en una com unidad con senti moral es, en definitiva, ¿el único esquem a interpretativo
m iento y conciencia com ún. Es decir, que estam os ante una frente al cual el hombre puede soportarse a sí mismo, que se
especie de ejercicio de la m irada en una m ism a dirección, o convierte en algo así com o un orgullo?
d e la voluntad de una óptica con la cual tratase de hacer im
posible el m irarse a sí m ism o.
¡M i idea es que faltan los fines y que estos tienen que ser 269
individuales! En el criterio de la tendencia general, cada in
d iv id u o es sa c rific a d o y sirv e de in stru m e n to . Id p o r las E l predom inio d e los valores m orales.— Com o conse
calles y encontraréis puros «esclavos». ¿D ónde van? ¿Q ué cuencia de este predom inio, nos encontram os con la corrup
quieren? ción de este predom inio, nos encontram os con Ja corrupción
206 1-U lliD R IC H M F.TZSCH 1-: 207
LA V O U 'N T A II (>K PODER

de la psicología. ele., con la fatalidad que por todas partes va 271


aneja a ella. ¿Qué significa por tanto este predominio? ¿De
que es indicio? En último término, no hay que precipitarse: se necesita
De una afirmación o de una negación m ás imperiosa en el mucha moralidad para ser inmoral de esta m anera tan pura,
propio terreno. Se han utilizado todas las formas de im pera com o se desprende de la com paración siguiente.
tivo para hacer aparecer los valores m orales com o determ i Un fisiólogo interesado por una enferm edad, y un en
nados: han sido ordenados durante el más largo peí iodo de fermo que quiere ser curado por él. no responden a los m is
tiempo: parecen instintivamente ser mandatos interiores... mos intereses. Supongam os que dicha enferm edad es la m o
Las condiciones de la subsistencia de la sociedad quedan ex ral — puesto que realm ente es una enferm edad— y que los
presadas por el hecho de que los valores m orales son consi europeos som os los enferm os: ¡qué torm entos y qué dificul-
derados com o indiscutibles. La práctica, es decir, la utilidad (ades no se originarían si nosotros, los europeos, fuésem os a
que se deriva de entenderse recíprocam ente con m otivo de la vez curiosos observadores y fisiólogos! ¿Llegarem os a
los valores superiores, se convierte en una especie de san desear con toda el alm a vernos libres de la m oral, descontada
ción. Vemos así utilizados todos los m edios por los que la re la cuestión de si podríam os, de si podrem os ser cuidados?
flexión y la crítica pueden ser paralizadas en este terreno: re
cordem os que así es todavía la actitud de Kant, dejando
aparte los que estim an inmoral querer hacer «investigacio 272
nes» en este terreno.
La m oral com o voluntad d e poder.— R asgo com ún en la
historia de la moral, desde Sócrates, es la tentativa realizada
270 para llevar los valores m orales a la hegem onía sobre todos
los dem ás valores, de form a que sean no solo guías y jueces
En realidad, mi propósito es dem ostrar la absoluta hom o de la vida, sino (ambién guías y jueces: 1 ) del conocim iento:
geneidad en todos los hechos y la aplicación de las diferen 2) de las artes; 3) de las aspiraciones políticas y sociales.
ciaciones m orales condicionadas por la perspectiva; dem os «Llegar a ser m ejor», considerado com o única tarea, y no
trar que lodo aquello que es alabado desde el punto de vista siendo lo dem ás m ás que un m edio para sem ejante fin (o per-
m oral es esencialm ente de la m ism a naturaleza que lo inm o lurbación, dificultad, peligro: debiendo, por consiguiente, com
ral. y que toda evolución moral se ha conseguido por m edios batirse hasta la destrucción...). Hay un m om ento sem ejante
inm orales y con fines inm orales; y que, a la inversa, todo lo
en China. T am bién lo hay en la india.
que ha sido considerado com o inm oral, desete el punto de ¿Q ué significación puede dársele, por parte de los valores
vista económ ico, es lo superior y lo principal, y la que una
m orales, a esa voluntad de p oder que se ha desarrollado
evolución orientada hacia una m ayor plenitud de vida se
basta ahora en la tierra en las grandes evoluciones ?
condiciona fatalm ente por e¡ proceso de la inm oralidad. La
Tres potencias se ocultan tras ella: 1 ) el instinto de rebaño
verdad es el grado en que nosotros nos perm itim os el examen
esgrim ido contra los fuertes e independientes; 2 ) el instinto
de estos hechos.
de los q ue su fren y d e los d esh ered a d o s co n tra los felices;
<1 el instinto de los m ediocres contra los privilegiados. E ste
208 ¡R 1 E D R 1 C H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 209

movim iento cuenta con enormes ventajas, cualquiera que dad lo más alto posible, para encontrarse m enos humillado.
sea la dosis de crueldad, falsedad y espíritu limitado de que Por tanto: ¡habla Dios!
ha dado muestras (dado que la historia de la lucha de la m o Necesitamos a Dios como sanción absoluta que no ad
ral con los instintos fundamentales de la vida es la mayor in mite apelación, como un «im perativo categórico»; y, mien
moralidad que ha habido hasta ahora sobre la tierra...). tras se creyó en la razón, en su autoridad, se necesitó una en
tidad metafísica que logificase el problema.
Suponiendo de nuevo que existe la fe en Dios, pregunta
273 mos de nuevo: «¿Quién habla?». Mi respuesta deriva de la
metafísica, que no de la fisiología animal: habla el instinto
Lo más difícil quizá sea descubrir un problema en lo que de rebano. Quiere el señorío, y en consecuencia dice:
constituye nuestra vida y nuestros hábitos: el ojo no está pre «¡Tú debes!»; quiere que el individuo no tenga otro valor
parado para ello: y esto es lo que a m í me parece que sucede que su relación con el todo, en provecho del todo; odia la
con la moral. independencia individual: vuelve el odio de todos los indi
El problem a «cada hombre objeto de otro», que en sí viduos contra sí.
mismo no es nada, se presta a las m ayores supercherías.
El problem a «tú debes», inclinación que no sabe funda
mentarse y que se parece a lo que ocurre con el instinto se 274
xual, no debe caer bajo la sanción de los instintos. Por el
contrario, debe ser su ley y su juez... Toda la moral europea se levanta y fundamenta sobre la
El problem a de la «igualdad», no debe hacernos olvidar moral del rebaño; la fatalidad de todos los hombres grandes y
que todos nosotros tratamos por encim a de todo de distin raros consiste en que todo lo que los hace destacar los hace
guirnos: aquí precisam ente debemos, por el contrario, poner blancos de la difamación y la calumnia. Precisamente el vigor
nuestras exigencias com o los demás. La cosa no puede re del hombre actual es la causa del pesimismo: los mediocres
sultar más absurda, más sorprendente, más disparatada; pero son alegres, com o le ocurre al rebaño, carente de conciencia y
es sentida com o sagrado, com o superior en rango, la contra preocupaciones morales. (Para el pesimismo de los fuertes:
dicción racional que aquí apenas se advierte. ---- ----- Pascal, Schopenhauer.)
El sacrificio y la abnegación com o objetivos importantes, Cuanto más peligrosa parece una cualidad del rebaño,
la obediencia absoluta a la moral y la creencia en la igualdad tanto más se la aprecia.
de todos ante la misma.
La negligencia y el abandono del bienestar y de la vida
com o cosas excelentes, la perfecta renuncia a la valoración 275
propia, el riguroso anhelo de ver renunciar a todos a lo
mismo. «El valor de las acciones está determinado: cada iu M oral de la veracidad en el rebaño.— «Debes ser fácil de
dividuo se encuentra sometido a esta valoración». comprender, debes transparentarte interiormente por señales
Supongamos que habla una autoridad; ¿quién habla? Ha\ claras y constantes; de no ser así, se te considerará peligroso,
que com prender al orgullo hum ano buscando a esta auton y si eres malo, ten presente que la facultad de disimulo es lo
L A V O L l'N (A O D E P O IM K 211
210 I K I L D R IC H N IE T Z S C H E

derechos más propios de la evaluación: esta actividad no


peor pin a el rebaño. Nosotros despreciam os lo m isterioso, lo
perm ite reposo: 5) en la imparcialidad y frialdad del juicio:
encubierto. Mor lanío, debes tenerte tú mismo por cognoscible,
se teme el esfuerzo de la pasión y se prefiere situarse aparte,
sin procurar ocultarte, ni creer en tu transformación.» Así. el
perm anecer objetivo: 6 ) en la lealtad; preferimos obedecer
imperalivo de la veracidad presupone la cognoscibilidad y la
una ley existente a crearse otra, imponerse a sí propio y a los
perm anencia de la persona. En honor a la verdad, resulta
demás el temor del manilo: m ejor someterse que reaccionar;
problem a de la educación el infundir a los m iem bros del re
7) en la tolerancia: el temor a ejercer el derecho de juzgar.
baño una precisa creencia sobre la naturaleza del hombre: crea
prim ero sem ejante fe: luego, preocúpate por la «veracidad».
278

276 El instinto del rebaño valoriza el centro y el medio com o lo


que hay de más alto y m ás precioso: el lugar en que radica la
«Inter pares», dentro del rebaño de cada com unidad, tiene mayoría, la forma cóm o se encuentra allí. En consecuencia, tal
absoluto sentido la sobrestimación de la veracidad. No dejarse instinto se opone a toda jerarquía que suponga una elevación,
engañar y. por consiguiente, no engalanarse com o persona m o al m ism o tiempo, com o un abandono del m ayor número, para
ral: ¡recíproca obligación entre iguales! Por lo que se refiere descender a las minorías. El rebaño significa la excepción,
a lo externo, el peligro y la prudencia obligan a ponem os en tanto la que se encuentra por debajo com o por encim a de el,
guardia contra el engaño y, com o condición previa, también com o algo que toma respecto de él una actitud hostil y peli
en lo interior. La desconfianza com o fuente de la veracidad. grosa. Su artificio, relacionado con la excepción de arriba, los
hombres más fuertes, más poderosos, más sabios, más fecun
dos, es decidirlos al papel de guardianes, de pastores, de con
277 ductores. lo que los convierte en sus prim eros servidores: ha
transform ado de esta form a el peligro en beneficio. En el cen
«Para la crítica de las virtudes del rebaño.— La «inertia» es tro el tem or cesa: allí no se está solo con nadie ni con nada; allí
activa: I ) en la confianza, porque la desconfianza requiere la hay igualdad; allí no se siente com o un reproche de su propia
tensión, la observación, la reflexión: 2 ) en la veneración, donde existencia, sino com o la existencia verdadera; allí reina el
el espacio que separa del poder es grande y la sum isión obli contento. La desconfianza se ejerce con respecto a las excep
gada: para no temer, se trata de amar, de venerar y de inter ciones; ser una excepción es algo que se supone com o falta.
pretar las diferencias de poder, por las diferencias de valor, de
manera que las relaciones ya no sublevan; 3) en el sentido de la
279
verdad, ¿qué es lo verdadero? Se nos da una explicación que
exige un m ínim o de esfuerzo intelectual; adem ás, la mentira
«Si partiendo del instinto de com unidad im ponem os pre
obliga a una tensión: 4) en la sim patía; situarse a igual nivel,
ceptos y prohibim os algunos actos, no nos prohibim os si po
tratar de experim entar el m ism o sentim iento, aceptar un sen
seem os alguna razón, una m anera de ser, un sentim iento, sino
tim iento que ya existía — ¡qué alivio!— es algo pasivo frente
solam ente cierta corriente, cierta aplicación de este m odo de
a la actividad que se garantiza y utiliza constantem ente los
212 I K lliD R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R

ser, de osle sentimiento.» Pero entonces, aparece el ideólogo mizos están ausentes en la bestia de rebaño; esta m isma tiene
de la vimid, el moralista concretamente, y dice: «¡Dios am a los un valor inapreciable, pero su incapacidad para dirigirse ne
conv/.oncs] ¿Por qué privaros de ciertas acciones? ¡No seréis cesita para ella un «pastor»: esto es lo que com prenden los
mejores por ello!». Respuesta: «Virtuoso señor de largas orejas: sacerdotes... El estado no es ni bastante íntimo ni bastante
nosotros no queremos ser mejores, porque nos encontramos secreto: la dirección de la conciencia se le escapa. ¿Cóm o se
muy sal isfechos de nosotros mismos; lo único que tratamos es enferm ó la bestia del rebaño por el sacerdote?
de no perjudicam os los unos a los otros; por esto defendere
mos ciertos actos en ciertas condiciones, es decir, respecto de
2X1
nosotros mismos, en tanto que no sabríamos honrar lo bastante
los netos m ism os, a condición de que se aplicaran a adversa
E l odio í 'ontra los privilegiados d el cuerpo y d el alm a.—
rios de la com unidad, por ejemplo, a usted. N osotros educa
Estamos ante la rebelión de los odiosos, de los fracasados,
mos a nuestros hijos en vista de nuestros preceptos: crecen
contra los bellos, orgullosos y bien hum orados. Entre sus
sometidos a esta disciplina; si estuviésem os anim ados de este
m edios, «no encontram os m érito alguno», «el peligro es
radicalismo que place a Dios y que recom ienda vuestra sania
enorme»: debem os temblar y sentir agudo malestar, «la natu
locura, si tuviéramos el espíritu lo bastante mal conformado
ralidad es mala»; «lo recto es ir contra la Naturaleza». Tam
para condenar la fuente de estos actos, «el corazón», «el senti
bién contra la razón (lo contranatural com o superior).
miento», condenar/amos también nuestra existencia, y con ella,
De nuevo son los sacerdotes los que explotan este estado
su condición suprema: un sentimiento, un corazón, una pa
ile ánim o y atraen al pueblo hacia ellos. «El pecador», a
sión, a la que rendim os los honores supremos. Nosotros evi
quien Dios am a m ás que al «justo». Esta es la lucha contra
tamos, por nuestro mandato, que este sentimiento explote de
el paganism o (el rem ordim iento de conciencia com o m edio
form a inoportuna y trate de abrirse caminos; nosotros obramos
para destruir la arm onía de las almas).
sabiamente aceptando semejantes leyes, nosotros también somos
El odio de los mediocres contra los más dotados, el rebaño
morales... ¿No sospecháis cuánto nos cuesta, qué sacrificio, qué
contra los independientes. (La moral com o auténtica m orali
disciplina, cuántas victorias sobre nosotros m ism os, qué duros
dad.) Insistam os contra el egoísmo: su valor solo lo es, en
necesitamos ser? N osotros encam am os deseos vehementes;
tanto aprovecha al «otro». «Todos somos iguales»: contra el
hay m om entos en que desearíam os consagram os a nosotros
instinto de dom inación, contra los «señores» en general; con
mismos... Pero el «espíritu público» se adueña de nosotros...;
tra el privilegio; contra los sectarios, los espíritus libres y los
observad, pues, que esta es casi una definición de la moralidad.
escépticos; contra la filosofía (como instrum ento e instinto de
investigación); en los filósofos, el «imperativo categórico», (a
esencia de la m oral, «universalidad y ubicuidad».
280

La debilidad de la bestia de rebaño crea una m oral sem e 282


jan te a la que crea la debilidad del decadente: se com pren
den, se unen (los grandes religiosos decadentes cuentan Las condiciones y los deseos que hay que alabar: apacible,
siem pre con el socorro del rebaño). Todos los rasgos en fe r insto, sobrio, m odesto, respetuoso, delicado, bravo, casto,
I

214 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D DK P O D E R 215

honesto. Cid. creyente, recto, confiado, resignado, piadoso,


Los sentimientos agradables que nos inspiran el bien, la
servicial, concienzudo, sencillo, dulce, justo, generoso, indúl
benevolencia, la justicia (en oposición a la tensión, al temor,
geme, olx-diente, desinteresado, sin envidia, bueno, laborioso.
que el hombre original nos produce), son nuestros senti
Distíngase hasta qué punto dichas cualidades están con
mientos de seguridad e igualdad personal: el animal de re
dicionadas com o medios para llegar a una voluntad y a un
baño magnifica, por consiguiente, la naturaleza de rebaño y
fin determ inados (con m ucha frecuencia a «un mal fin»); o
se siente a gusto en ella. Este juicio de bienestar se disfraza
bien com o consecuencias naturales de una pasión dominante
con bellas palabras: así nace la «moral». Pero obsérvese el
(por ejemplo, la intelectualidad); o también com o expresión r odio del rebaño por lo que respecta a los veraces.
de una necesidad, quiero decir com o condiciones de exis
tencia (por ejem plo, ciudadano, esclavo, mujer, etc.).
Resum iendo: todos, en cuanto son, no se les considera 284
com o «buenos» por ellos mismos, sino conforme a la medida
de la «sociedad», del «rebaño», com o medio para llegar a sus ¡Qué mal nos conocem os! Cuando escucham os en nos
fines, necesario para m antenerlos y hacerlos progresar, con otros m ism os la voz del imperativo, tal y com o lo entiende
secuencia de un auténtico sentido de rebaño en el individuo: el altruism o, pertenecem os al rebaño. Cuando nos sentimos
se encuentra, pues, al servicio de un instinto que es funda dom inados por el sentim iento contrario, cuando sentim os el
m entalm ente diferente de estas condiciones de virtud. Puesto peligro de las acciones desinteresadas y abnegadas, su error
que, en sus relaciones con el exterior, el rebaño es egoísta, por consiguiente, 110 pertenecem os al rebaño.
despiadado y rencoroso al sum m um , de desconfianza y de 4
espíritu tiránico. En el hom bre «bueno» es donde se puede
producir el antagonism o: hace falta que posea las cualidades 285
opuestas a lo rebañiego.
E nem iga del rebaño contra la jerarquía, su instinto le pre Mi filosofía tiende a la creación de un orden jerárquico
dispone en favor de la igualdad (Jesucristo). R especto de los más que a una moral individualista. El sentido del rebaño
aislados y fuertes (los soberanos), es hostil, injusto, carece suele dom inar en el rebaño, sin salirse fuera de él: los jefes
de m edida, es indiscreto, im pertinente, no tiene considera ile rebaños necesitan una valoración distinta de sus acciones,
ciones. es cobarde, m entiroso, falso, despiadado, disim u así com o los independientes o los «anim ales de presa», etc.
lado, curioso, ávido de venganza. .........
III
283
G E N E R A L ID A D E S M O RA LES
El rebaño, suele decir, trata de conservar un tipo y se de
fien d e co n tra las dos tendencias co n trarias, tan contra la
286
degenerativa (crim inal, etc.), com o contra la evolitiva. La t
tendencia del rebaño es proclive a la tranquilidad y la con
L a m oral com o tentativa para establecer el orgullo hu
servación; no hay nada creador en él.
m ano.— L a teoría del libre arbitrio resulta antirreligosa. Pre-
» L A V 0 I l : n t a i > d i : p o o f .r 217
216 t-'R lE D R IC H N IE T Z S C H E

der es el que supone haber provocado nosotros nuestros


tende crear 011 el hombre un derecho a tenerse por causa de
estados superiores (nuestra perfección), haberse causado a sí
sus estados y de sus actos superiores: es una forma del .sen
mismo; dicho de una vez, haberlos querido...
tim iento de orgullo creciente.
(Crítica: toda acción perfecta es precisam ente incons
I-‘l hombre siente su poder, su felicidad, como suele decirse;
ciente. y no querida; la conciencia expresa un estado perso
y es preciso que, frente a este estado, su voluntad entre en
nal incompleto y a menudo enfermizo. La perfección perso
juego: de lo contrario, no le pertenecería. La virtud es \a tenta
na], com o condicionada por ía voluntad, com o conciencia.
tiva de considerar un hecho de la voluntad, en el presente o en
* com o razón con dialéctica, es una caricatura, una especie de
el pasado, com o un antecedente necesario a cada sentimiento
paradoja... El grado de conciencia hace imposible la perfec
de felicidad elevada e intensa: si la voluntad de ciertos actos
ción... forma de hipocresía.)
está regularm ente presentada en la conciencia, es posible
prever que su efecto equivalga a un sentim iento de poder.
Esta es una simple óptica de la psicología: siempre con la falsa 288
idea de que nada nos pertenece, a m enos que no sea bajo la
forma de voluntad en nuestra conciencia. La doctrina de la res La hipótesis moral, con el fin de justificar a Dios, decía:
ponsabilidad se encuentra vinculada a esta psicología inge «Es preciso que el mal se realice voluntariam ente (y esto
nua, a saber: que la voluntad solamente es una causa y que es solo para que se pueda creer que el bien se realiza también
preciso tener conciencia de que esta se ha m anifestado para voluntariam ente), y por otra parte, cualquier mal y cualquier
poder suponerse a sí m ism o com o una causa igualmente. sufrim iento tienen un fin saludable.
El m ovim iento de los moralistas se produce con el m ism o La idea de «falta» no debía remontarse hasta la causa primera
prejuicio de siempre, el de creer que no som os responsables del m undo, y la idea de «castigo» era considerada com o un
sino cuando hem os querido. El valor del hom bre se fija com o beneficio educador; por tanto, com o el acto de un Dios bueno.
valor moral; por tanto, su valor debe ser una «causa prima»; D om inio absoluto de la evaluación m oral por encim a de
por consiguiente, debe haber un principio en el hom bre, un cualquier otra evaluación; se estaba en la seguridad de que
«libre arbitrio» que sería la causa prim era. Siem pre existe, Dios no podía ser m alo ni podía hacer nada malo, es decir,
claro está, una reserva mental: si el hom bre 110 es causa pri que a la palabra perfección no se le daba otro sentido que el
mera, es irresponsable en cuanto a voluntad; por consiguiente, de perfección moral.
no existe co m p eten cia m oral: la virtud y el vicio serían,
pues, autom áticos y m aquinales.
289
«In som m a»: para que el hom bre se respete a sí m ism o es
preciso que sea capaz tam bién de ser m alo.
¡Qué falso resulta decir que el valor de un acto depende de
lo que ie ha precedido en la conciencia! A unque con este cri
terio se haya m edido la m oralidad, y aun la crim inalidad...
287
El valor de un acto — según los utilitaristas— debe ser
medido por sus consecuencias; evaluarlo por su origen su
La hipocresía com o consecuencia de ia m oral de «Ubre
pone una im posibilidad: la de conocer este origen.
a rb itrio».— Un paso en la evolución dei sentim iento de po-
218 I K I E D R IC H N IK T Z S C H E
l.A V O L U N T A D D P P O D E R

Pero ,s e pueden asim ism o conocer las consecuencias? saber de qué se trata. El mismo «crimen», por ejemplo, puede
A muy p o c o s pasos, ¿quién puede DECIR todo lo que pro ser en algún caso un privilegio superior, y, en otro, una mancha.
voca, lodo lo que suscita un acto, todo lo que excita contra De hecho, el egoísm o de los jueces es el que interpreta una
él? /S irv e de estim ulante? ¿Sirve de chispa que hace arder acción (o el autor de esta) según les es útil o nocivo a ellos
una materia explosiva...? No cabe duda de que los utilitarios m ism os (o en relación con su sem ejanza o desem ejanza).
son ingenuos. Y que, en resum idas cuentas, tenemos que sa
ber siempre lo que es útil; y, en este punto, tam poco su m i
rada ve m ás allá de muy pocos pasos... No tienen concepto 291
de la gran econom ía, incapaz de prescindir del mal.
¿Cóm o es posible que sin conocer el origen, sin conocer N orm alm ente, el concepto de «una acción reprensible»
las consecuencias, un acto tenga, en general, algún valor...? nos colm a de dificultades. Nada de lo que ocurre puede ser
Nos queda el acto mismo: los fenómenos que lo acompañan en sí reprensible, pues no se hubiera podido evitar: todas las
en la conciencia, el sí o el no que sigue a su ejecución. D e cosas están tan indisolublem ente unidas, que. si tratásem os
biendo preguntarnos: ¿el valor de un acto reside en los fenó de excluir alguna, excluiríam os al m ism o tiem po el resto.
menos subjetivos que lo acompañan. (Esto sería medir el valor Un acto reprensible sería, en general, un m undo reprobado...
de la m úsica por el placer o desplacer que nos causa... que Y aun entonces, en un m undo reprobado, la reprobación
causa a su autor...) Resulta indudable que el acto aparece sería tam bién reprensible... Y la consecuencia de una m anera
acom pañado de sentim ientos de valor, del sentim iento de de p en sar q ue rechazase todo resu ltaría una p ráctica que
poder, de coacción, de im potencia, por ejem plo, la libertad, afirm ase todo... D ado que el devenir se nos presenta com o
el espíritu de facilidad; y, de otro m odo, la cuestión: ¿se po un gran anillo, todas las cosas tendrán el m ism o valor, serán
dría reducir el valor d e una acción a valores fisiológicos, sa igualm ente eternas, igualm ente necesarias. En todas las co
ber si es la expresión de la vida com pleta o de la vida difí rrelaciones de sí y no, de preferencia y de exclusión, de am or
cil? Q uizá su valor biológico se exprese de este m odo... v de odio, solo se expresa una perspectiva, el interés que pre
En vista de que el valor no puede ser estim ado ni por su sentan tipos determ inados de la vida: todo lo que es, en d e
origen, ni por sus consecuencias, ni por los fenóm enos que finitiva. equivale a un sí.
lo acom pañan, hay que reconocer que su valor perm anece
desconocido...
292
290
¿Crítica de los sen tim ien to s sub jetivo s d e va lo r?— A nte
E xiste una desnaturalización de la m oral consistente en el lem a de la conciencia, en otro tiem p o solía pensarse;
qu erer sep arar los actos de los hom bres que los ejecutan, en cuando la conciencia rechaza una acción, d ich a acción es v i
querer oponer el odio y el desprecio al «pecado»; creyéndose tuperable. La conciencia reprueba de hecho la acción que ha
que ex isten actos qu e, por sí m ism os, son buenos o m alos. icprobado durante largo tiem po. N o hace sino volver a repe-
R establecim iento de la «naturaleza»; un acto po r sí m ism o iii : no crea valores. L o que en otro tiem p o nos llevaba a re-
está co m p letam en te d esprovisto de valor. L o im portante es i lia /a r cierto s actos no era la conciencia, sino el ju ic io (o el
220 I K 1E D R IC H N IE T Z S C H E LA V O LU N TA D D E PO D ER 221

prejuic n > ) d e l a s consecuencias... La aprobación de l a concien 1) Se ha falsificado todo desplacer, toda desgracia, com
cia, el bienestar que produce (a «paz consigo mismo», son plicando con ellos la culpabilidad (Ja folia); se ha arrebatado,
del m isino orden que el placer de un creador ante su obra, y por consiguiente, toda la inocencia al dolor.
por c onsiguiente, no prueban nada. El contento no sirve para 2) Se han desacreditado todos los sentim ientos de placer
valorizar aquello a lo que se refiere, así com o la falta de con intenso (la petulancia, la voluptuosidad, el triunfo, el orgu
tento no puede servir de argumento contra el valor de una llo, la audacia, el conocim iento, la seguridad y la confianza
cosa. Ignoramos dem asiado para evaluar la m edida de nues en sí), haciéndolos sospechosos: viendo en ellos nada más
tros actos, faltándonos la posibilidad de establecer un punto •' que pecado y seducción.
de vista objetivo. P oref hecho de reprobar un acto, no som os 3) Se han dado los nom bres m ás sagrados al sentimiento
jueces, sino partes... Los nobles sentim ientos que acom pa de debilidad, a la cobardía íntima, a la falta de valor perso
ñan a un acto prueban poco en favor de este: sabido es que nal; dignificándolos con los nom bres más sagrados, para su
un estado de elevación patético lleva al artista a producir brayar que son deseables en el plano más elevado.
en m uchas ocasiones obras insignificantes. Conviene decir 4) Se ha m aliníerprelado (ocio lo que es grande en el
que estas im pulsiones son harto engañosas, y que desviando hom bre, haciendo de ello (a renunciación y el sacrificio de sí
nuestra m irada, nuestra fuerza de ju ic io crítico, desvían la mismo en favor de algo relacionado con los dem ás; aun en
precaución, ¡a intuición de que hacem os una tontería, vol el conocedor, en el artista, el despojo de la personalidad ha
viéndonos estúpidos. sido torcidam ente presentado com o la causa del m ás alio co
nocim iento, de la sabiduría m ás profunda.
5) Se ha falsificado el amor, considerándolo com o ab an
I
293 dono (com o altruismo), cuando en realidad es una tom a de
posesión, y únicam ente en la superabundancia de Ja perso
D e la herencia de dos m ilenios de vivisección de la nalidad abandona algo de sí m ism o. Sabido es que solo pue
conciencia y de autocrucífixión, procede nuestro gran ejer den am ar las personas enteras: aquellas que cuentan con una
cicio, quizá nuestra maestría, nuestro refinam iento en cada personalidad despojada. Los «objetivos» resultan los peores
caso; no debiendo olvidar nuestra predisposición a confra am antes (y si no, que lo digan las m ujeres). Lo m ism o su
ternizar con la m ala conciencia. cede con el am or de Dios o de la patria: requiere que quien
Sería posible intentar algo en dirección contraría: la inclina la encarna descanse fuertem ente en sí (el egoísm o intensifica
ción no natural, es decir, la inclinación a! m ás allá, contraria el yo; el altruism o, el no-yo).
a los sentidos, contraria al pensam iento, contraria a la n atu 6 ) Se ha considerado la vida com o un castigo; la fe! icidatl.
raleza; en una palabra, la tendencia a herm anar el ideal tra com o una tentación; la pasión com o una realidad diabólica;
dicional y calum nioso de la naturaleza con la mala conciencia. la confianza en st m ism o, com o algo totalm ente impío.
En resum en: toda esta psicología es una psicología del
obstáculo, una especie d e am urallam iento por terror. Por una
294 parte, la m ayoría (los desheredados y los m ediocres) se po
nen en guardia perm anente contra los m ás fuertes (tratando
Los grandes crím enes en psicología: ile destruirlos en su desarrollo); p o r otra, quieren santificar y
I.A V O L U M A I ) D E P O D E R
222 1;R IE D R ¡C H N IE T Z S C H E

dad. El arte, el conocim iento, la moral son m edios. M edios


re serv a rse anuam ente los instintos que les hacen prosperar.
que en lugar de utilizarse para hacer la vida m ás intensa, se
R e d im ie s e el sacerdocio judío.
les ha utilizado en relación con una oposición de la vida, con
«Dios»; com o revelaciones de un m undo superior en cierto
aspecto, al que se ve, de tiem po en tiem po, a través de este...
295
«Bello y feo», «verdadero y falso», «bueno y malo»; se
paraciones y antagonism os que revelan condiciones de exis
I .os residuos de la depreciación de la naturaleza en virtud
tencia y degradación, no solo en el hom bre en general, sino
de la trascendencia moral, valor de renunciación, culto del al
en cualquier com plejo sólido y duradero que quiere .sepa
truismo, creencia en una recompensa en el curso de los acon
rarse de sus adversarios. La guerra que en este caso y en d e
tecimientos, creencia en la «bondad», en el «genio» mismo,
finitiva se crea, es — punto esencial— un m edio de separa
como si tanto la una com o el otro fueran la consecuencia de
ción que refuerza el aislam iento.
la renunciación; la continuación de la sanción de la Iglesia en
la vida civil; tratar a cualquier precio de desconocer la histo
ria (como si esta fuera motivo educador para los fines m ora
297
les). o ser pesimista respecto a la historia (este último estado
de espíritu es una consecuencia de la depreciación de la na
N aluralism o m ora lista .— R educción del valor m oral, so
turaleza tanto como de la insistencia seudojustilicadoru. que
brenatural. em ancipado en apariencia, a su «naturaleza» ver
no quiere reconocer lo que descubre el pesimista).
dadera; vale decir, a la in m oralidad natu ral, a la utilidad
natural, etc. Yo puedo resum ir las tendencias de estas co n si
deraciones con el nom bre de naturalism o m oralista; mi tarea,
296
sin em bargo, es hacer valer los valores m orales, em an cip a
dos en apariencia, y que han perdido su naturaleza, a su ver
«La m oral p or la m o ra l».— Com o últim o valor, aparece
dadera naturaleza, es decir, a su natural «inm oralidad».
este grupo importante en la desnaturalización de la moral.
N. B.: C om párese con la «santidad» judaica en su base
En esta fase, la religión se im pregna de ella: caso del judais
natural; está em ancipada de su naturaleza, así co m o d e su ley
m o, p o r ejem plo. E xistiendo una fase en que se separa de
moral soberana (y hasta en oposición con la naturaleza).
nuevo de la religión y en la que ningún Dios le parece bas
Etapas de la llam ada «idealización», de la d esn atu raliza
tante moral; es cuando prefiere un ideal im personal... Siendo
ción de la moral. «.
esto lo que ocurre actualm ente.
C om o cam ino para la felicidad individual.
«El arte por el arte», es un principio peligrosísim o, al in
C om o consecuencia del conocim iento.
troducirse por él en las cosas una oposición peligrosa, que
C om o im perativo categórico.
acaba en una calum nia de la realidad (idealización de todo
C om o cam ino para la santidad.
lo feo). C uando se deriva un ideal de la realidad, se la rebaja,
C om o negación de la voluntad de vivir.
se la em pobrece, se la calum nia tam bién. «La belleza por la
(L a progresiva oposición entre la m o ral y la vida.)
belleza», «la verdad por la verdad», «el bien por el bien> .
son las tres fórm ulas con bastante mal de ojo para la real i
224 I K IE D R IC H N IE T Z S C H E t.A V O L U N T A D D E P O D E R

298 IV

I a liorc jin oprim ida y borrada en la moral. Concepto: m o CÓ M O SE HA DE IM PLANTAR LA VIRTUD


ral pagana, moral de los señores, «virtú».
302

299
El objeto de este tratado es la gran política de la virtud. Lo
hemos escrito para uso de aquellos que tienen el deseo de
¿Qué perjuicios ha sufrido a lo largo de las épocas la hu
aprender, no cóm o se llega a ser virtuoso, sino cóm o es po
m anidad por la moral — y este es mi problem a— . así com o
sible hacerse virtuoso, cóm o se ha de im plantar la virtud.
por su m oralidad? Daños espirituales, etcétera.
Pretendo dem ostrar que para querer una cosa — la im planta
ción o reinado de la virtud— no se tiene derecho a querer
300 ninguna otra: siendo por lo contrario p o r lo que suele renun
ciarse m uchas veces a ser virtuoso. A unque el sacrificio es
Es preciso, finalm ente, arrinconar las valoraciones hum a grande, fin tan noble bien m erece sem ejante sacrificio. ¡Los
nas, ya que solo tendrían valor com o valores de rincón. Dado más grandes sacrificios, en realidad! A lgunos de los m ora
que han desaparecido m uchas especies de anim ales, si des listas m ás célebres se han aventurado por este cam ino. Al re
apareciese el hom bre, no se perdería dem asiado. H ay que conocer y anticipar la verdad que debe enseñarse por pri
ser lo suficientem ente filósofo para no adm irar nada. («Nil m era vez en este tratado; esto es: que no se conseguirá
admiran».) im plantar la virtud, sino por los procedim ientos que se utili
zan para alcanzar una dom inación cualquiera...; pero nunca
por m edio de la virtud...
301 E ste tratado tiene por objeto, com o ya queda dicho, la p o
lítica de la virtud. Intenta determ inar el ideal de esta política,
El hom bre es una pequeña especie animal sobreexcitada pintando a la m ism a com o debería ser si algo perfecto p u
que, felizm ente, ha hecho su tiem po; la vida en general sobre diera existir sobre la tierra. A hora bien: ningún filósofo d u
la tierra: un instante, un incidente, una excepción sin conse dará en considerar el m aquiavelism o com o el tipo de lo per
cuencia, al que, dado el carácter general de la tierra, carece de fecto en política. Pero el m aquiavelism o puro, crudo, verde,
im portancia; la tierra m ism a, com o cualquier constelación, es en toda su aspereza, sobrehum ano, divino, trascendente, j a
un «hiatus» entre dos nadas, un acontecim iento sin plan, sin más podrá ser alcanzado por los hom bres; apenas lo rozarán.
razón, sin voluntad, sin conciencia; la peor necesidad, la ne En esta especie de política m ás estrecha, en la política de la
cesidad más estúpida... ¿Q ué es en realidad lo que se rebela virtud, creo firm em ente que lo ideal n u n ca ha sido logrado.
en nosotros contra esta m anera de ver las cosas? La serpiente A dm itiendo la existencia de un p ar de ojos para las cosas
de la vanidad nos dice: «Todo esto debe ser falso, porque su ocultas, advertirem os, aun en los m oralistas m ás indepen
bleva... ¿Podría en el fondo no ser m ás que apariencia? El dientes, m ás conscientes (puesto que el nom bre de m oralista
hom bre, no obstante, hablando corno K ant, sería...». es el que debe aplicarse a esos políticos de la m oral, a todos
226 I R I E D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 227

los creadores de nuevas fuerzas morales), se advierte, digo, 304


que los mismos han pagado el correspondiente tributo a la
debilidad humana. Todos ellos aspiran a la virtud por su El triunfo de un ideal moral suele alcanzarse, com o todo
cuenta, al menos en sus horas de fatiga: defecto capital en un triunfo, por m edios fatalmente inmorales, com o la violencia,
moralista, obligado en mi criterio a ser un inmoralista de la la mentira, la calum nia y la injusticia.
acción. Q ue no deba renunciar a parecer que lo es, ya es otra
cosa: semejante renuncia a sí m ism o en principio (puesto
que desde el punto de vista m oral constituye una disimula * 305
ción), form a parte de las propiedades del m oralista y de los
deberes que se impone: sin ellos no lograría la necesaria Quienes no ignoran cóm o nacen los créditos, desconfia
independencia respecto a la moral y a la verdad, a causa de rán por principio del crédito de que goza la virtud.
ese fin que com pensa cualquier sacrificio; a causa del rei
nado de la m oral, pues tal es el propósito. Los moralistas tie
nen necesidad de acreditar su virtud y su devoción por la 306
verdad; no cayendo en falta más que cuando ceden a la vir
tud, pierden el dom inio sobre la virtud, se hacen morales y, La moral es casi tan «inmoral» com o las demás cosas de
por consiguiente, verídicos. Un gran moralista, entre otras la tierra: la moralidad, por otra parte, es una forma de la in
cosas, tiene la obligación de ser un gran actor. Un actor cuyo moralidad.
peligro es advertir constantem ente lo que a fuerza de di § Creo en la liberación de esta idea. La oposición se aleja
simulo se convierte en su segunda naturaleza, pese a su ideal: de las cosas; la unidad se salva en todo acto.
separar de una m anera divina su «esse» de su «operari».
Todo lo que hace es preciso que lo haga «sub specie boni»,
dedicado a ¡un ideal superior, lejano, desbordante de exi 307
gencias! ¡Un ideal divino! Solo de esta m anera puede de
cirse que el m oralista imita así un m odelo que no es otro que Hay algunos que tratan siempre de averiguar por qué algo
Dios: el más grande de los inmoralistas de Ja acción que ja es inmoral. Al decir: «esto es injusto», suponen que debe abo-
más haya existido, que en todo mom ento sabe ser lo que es: lirse y variarse. Yo, por el contrario, no he descansado nunca
el Dios bueno... hasta descubrir el lado inmoral de una cosa. Y confieso que,
cuando lo he encontrado, he recobrado mi equilibrio.

303
308
Con la virtud pura no se fundam enta el señorío virtuoso;
con la virtud sola se renuncia al poder, se debilita la volun A. Cam ino para llegar al poder: enm ascarar la nueva vir-
tad de poder. ILid con el nom bre de una virtud antigua; excitar eJ interés
por ella («Dicha» com o consecuencia y a la inversa), el arte
228 IK IH D R fC H N IE T Z S C H E (.A V O L U N T A D D E P O D E R

de la calumnia contra los que resisten, utilizar las ventajas y 311


los a/.aivs para el propio engrandecimiento, lograr convertir
los adeptos en fanáticos por el sacrificio y la separación: «la Cualquier hom bre que necesitase razones para seguir
gran simbólica». siendo honrado nos haría dudar: y, probablem ente, evitaría
m os y su trato. Esta palabreja, «pues», com prom ete en algu
nos casos; basta en ocasiones un solo «pues» para refutarse.
309 Si luego descubrim os que tal aspirante a la virtud tiene n e
cesidad de m alas razones para seguir siendo honorable, no
M edios p or los que llega la virtud al poder.—-Los medios por eso aum entará nuestro respeto por el m ism o. Pero es p o
por los que llega la virtud al poder son los m ism os que uti sible que vaya m ucho más lejos aún, y que acercándose a
liza un partido político: la calum nia, la sospecha, la destruc nosotros nos diga en nuestra propia cara: «Perturbáis mi m o
ción clandestina de los partidos que se oponen a nuestros de ralidad con vuestra m ala fe. señor incrédulo; m ientras no
signios y que poseen ya el poder, cam bio de sus nom bres creéis en m is pobres argum entos, quiero decir en D ios, en un
desbautizándolos. persecución y burla sistemática. Por tanto, m ás allá que castiga, en un libre arbitrio, ponéis obstáculos
y en definitiva, por procedim ientos «inmorales». a mi virtud»... M oraleja: debe suprim irse a los incrédulos por
¿C óm o obra un deseo para transform arse en virtud ? Se dificultar la m oralización de las m asas.
desbautiza; oculta sistem áticam ente sus intenciones; se pre
ocupa por com prenderse mal; se concierta con virtudes exis
tentes y reconocidas, afectando una gran displicencia por los 312
adversarios de estas. Trata de granjearse, si es posible, la
protección de las potencias sagradas; debe de producirse N u estras co n v iccio n es m ás sa g rad as, n u e stra fe in c o n
em briaguez, entusiasm o; la hipocresía del idealism o; ga m ovible en los v alores suprem os, son ju ic io s de n u estro s
narse un partido, lo m ism o si triunfa, com o si perece...; ha m úsculos.
cerse inconsciente, ingenuo...

313
310
L a m o ra l en !a valoración de las razas y las c la se s.—
La crueldad, refinándose con trágica com pasión, viene a C onsiderando que las pasiones y los instintos fu n d am en tales
ser negada com o tal. Lo m ism o que el am or sexual en la expresan, en todas las razas y en todas las clases, algo de las
form a de «am our passion»; los sentim ientos del esclavo condiciones d e existen cia de estas (p o r lo m e n o s d e las c o n
com o obediencia cristiana; la pequeñez com o hum ildad; la diciones en que han vivido algún tiem po), ex ig ir qu e sean
enferm edad del «nervus sym pathicus», por ejem plo, com o virtuosas, seria pedir:
pesim ism o, pascalism o o carlylism o, etcétera. Q u e v ariaran su carácter, cam b iasen d e piel y su p rim ieran
su pasado.
Q ue dejasen de diferenciarse.
LA V O LU N TA D DE PO D ER 231
230 1 K ll-D R IC H N IE T Z S C H H

Que so aproximaran por la semejanza de sus aspiraciones: Del m ism o m odo el Estado, la dom inación bajo todas las
o más exactamente: que pereciesen... formas de los funcionarios y los soldados; igualmente la
1 .a voluntad de una sola moral se encuentra, pues, en la ciencia, para poder trabajar con confianza y econom izar sus
tiranía de una especie: la especie a cuya m edida se ha hecho fuerzas. De la m ism a manera el clero.
esta moral única, con detrim ento de las dem ás especies: Por tanto, aquí se hace triunfar la moral común, en vista de
esta es la destrucción o la uniform ación en favor de una que por ella se realiza un avance; y para asegurarle la victo
moral adm itida (bien para no serle peligrosa, bien para ser ria, se hace la guerra y se utiliza la violencia contra la inmo
explotados por ella). Supresión de la «esclavitud»: en apa ralidad. ¿Con qué «derecho»? Con ninguno en realidad; pero
riencia. un tributo aportado a la «dignidad humana»; en rea guiándose por el instinto de conservación. Cuando les resulta
lidad, la destrucción de una especie esencialm ente distinta práctico, las mismas clases se valen de la inmoralidad.
(de esta m anera se socavan las bases de sus valores y de su
felicidad).
Aquello sobre lo que una raza contraria o una clase con 314
traria radica su fuerza es interpretado com o lo que hay más
malo en ellas, com o lo peor: pues por esto es por lo que per La hipócrita afirmación de que están defendidas todas las
judica (se calumnian y se desbautizan sus «virtudes»). instituciones civiles, com o si se tratase de creaciones de la
Es una objeción contra un hombre y contra un pueblo el moralidad.... por ejemplo, el matrimonio, el trabajo, la pro
que nos perjudiquen; pero, considerado desde su punto de fesión, la patria, la familia, el orden, el derecho. Pero com o
vista, tienen necesidad de nosotros, porque de nosotros pue estas están siempre referidas a la especie de los hom bres más
den sacar algún provecho. mediocres, para protegerla contra las excepciones y las ne
La exigencia de la «humanización» (que ingenuamente se cesidades de la excepción, hay que aceptar muy natural que
cree dueña de la fórmula «¿qué es lo humano?») resulta una se m ienta dem asiado sobre este punto.
hipocresía de que se vale una serie de hombres determinada
para llegar a la dominación: o más exactamente: un instinto
determinado, el instinto de rebaño. «Igualdad de los hom 315
bres»: lo que se oculta bajo la tendencia de poner al mismo
nivel, cada vez más, hom bres en cuanto hombres. Hay que defender la virtud contra los predicadores de la
El «interés» con relación a la moral com ún (artificio: ha virtud, por tratarse de sus peores enemigos. Porque predican
cer grandes apetitos, el deseo de dom inar y la concupiscen la virtud como si se tratase de un ideal para todos; le quitan
cia, de los protectores de la verdad). su raro encanto, ese encanto raro de lo inimitable, de lo ex
En qué form a los hombres de negocios de todas clases, cepcional y distinguido, vale decir, su encanto aristocrático.
las personas ansiosas de lucro, todo lo que debe dar crédito También se debe com batir a los idealistas disfrazados, dado
y pretende obtenerlo, tiene necesidad de impulsar a la uni que llaman a todas las puertas y respiran a sus anchas con lo
form idad de carácter y a la sem ejanza de evaluaciones: el que suena a hueco. ¡Qué ingenuidad pedir lo grande y lo raro
com ercio mundial y el cam bio bajo todas sus formas cons y reaccionar cuando no aparece con desprecio y cólera! Es
triñen a la virtud y la com pran en cierta manera. indiscutible, por ejemplo, que un m atrim onio vale lo que los
232 T R IE D R IC H N IE T Z S C H E l.A V O L l 'N T A » D E P O D E R 211

que lo constituyen, es decir, que puede ser algo lamentable lo que la necesidad os impone, o lo que os es útil, no mere
y torpe, no habiendo párroco ni alcalde que pueda evitarlo. céis alabanza ni la debéis pedir... Cuando solo se es virtuoso
La virtud tiene en su contra todos los instintos de los se no se es demasiado com o hombre: ¡Sobre esto no tratéis de
res mediocres; carece de utilidad, es imprudente, aísla; re engañaros! Los hombres que brillaron en la historia no fue
sulta afín a la pasión y poco accesible a la razón; corrompe ron nunca asnos cargados de virtudes: su instinto interior, la
el carácter, la cabeza, los sentimientos — y siempre se mide medida de su poder, no iba por ahí, mientras que vuestro m i
con el patrón de los bienes vulgares del hombre, poniéndo nimalismo de poder no puede estar más lejos de la virtud.
nos en abierta hostilidad contra el orden, contra la mentira
que se oculta en todo ordenamiento, en toda institución, en
toda realidad— ; se trata del peor de los vicios, suponiendo 317
que se la haya de juzgar en función de los defectos nocivos
sobre los demás. Un hombre virtuoso, en consecuencia de lo inmedia
Reconozco la verdad: 1) en que no exige ser reconocida; tamente dicho, pertenece a una especie inferior, porque no es
2) en que no presupone nunca virtud, sino algo distinto; 3) en una persona, y su valor procede de haberse conform ado a un
que no sufre en ausencia de virtud, sino que considera esta esquem a humano, fijado de una vez para siempre. No tiene
com o la relación de distancia basándose en la cual debe ser valor en sí: puede ser com parado, tiene semejantes, no debe
honrado algo en la virtud; no se comparte; 4) en que no hace ser único.
propaganda...; 5) en que no permite a nadie que se erija en Contrastar la s cualidades del hom bre bueno. ¿Por qué nos
juez, porque es siempre una virtud por sí; 6 ) en que, por otra gustan? Porque no nos obligan a guerrear, porque no necesi
parte, hace todo lo que está prohibido; la virtud, en mi criterio, tan desconfianza, precauciones, recogimiento y severidad:
es el verdadero «vetium» dentro de toda legislación de re nuestra pereza, nuestra bondad de alma, nuestra aligereza
baño; 7) en una palabra, en que es virtud, en el estilo renacen celebran fiesta. Este sentimiento de bienestar es el que se
tista, «virtú», virtud carente de toda moralidad... proyecta fuera de nosotros mismos para brindárselo al hom
bre bueno, para hacer de él una cualidad, un valor.

316 318

Pero sobre todo, señores virtuosos, no disfrutáis de privi La virtud es, a veces, una mera forma, digna más bien de
legio alguno sobre nosotros: queremos inculcaros la modes la estupidez; pero ¿quién podría tomarlo a mal? Y aun esta
tia, puesto que lo que os lleva a la virtud es un mísero egoís clase de virtud no ha sobrevivido. Una especie de sencillez
mo y una prudencia evidente. Y si tuvieseis alguna mayor aldeana, posible en cualquier circunstancia, a la que no po
fuerza y valor en el cuerpo, no os rebajaríais com o soléis ha demos menos de recibir con consideración y risa, cree aún
cerlo a la nulidad virtuosa. Hacéis lo que podéis: en parte, lo hoy que todo está en buenas manos, a saber: en m anos de
que debéis y a lo que os obligan las circunstancias; en parte, I )ios; y cuando se mantiene esta afirmación, con la inocente
lo que os gusta; en parte, lo que os parece práctico. Pero si ni > seguridad con que se diría que dos y dos son cuatro, guardé
hacéis más que aquello a que os lleva vuestra inclinación, o monos mucho de contradecirlos. ¿Por qué turbar esa ingenua
234 L R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L .liN T A D D E PO D K R

necedml? /.Para am argarles la vida con nuestras inquietudes 322


sobre el hombre, los fines, el porvenir, etcétera? N o podría
mos, adem ás, aunque quisiéram os. Reflejan su digna nece La fuerza de virtud de la atracción es que actualmente ya
dad y bondad en todo (en ellos vive el viejo Dios «deus no merece el m enor crédito. Debería intentar poner en el
myops» aún); nosotros somos de otro modo, vemos de otra m ercado algo nuevo, algo más que una inusitada form a de
manera las cosas: la naturaleza de nuestros enigm as, es más aventura y disipación. Exige m ucha extravagancia y limita
com prendida por nuestras contradicciones, por una sabidu ción por parte de sus fieles, para no tener hoy la conciencia
ría mas profunda, más dolorosa. más llena de recelo... contra sí. En realidad, esto debería constituir un nuevo ali
ciente para los inconscientes e irreflexivos. De ahora en ade
lante será lo que no fue nunca hasta ahora: un vicio.
319

Todo aquel a quien le resulta fácil la virtud, se ríe en el 323


fondo de ella. N o es fácil de m antener la seriedad en la vir
tud: siem pre que se la consigue, se da uno a los dem onios. La virtud resulta un vicio más costoso: y lo seguirá siendo.
M ientras tanto, ¡cuán inteligentes parecen todos nuestros
m alos instintos e inclinaciones! ¡Cuánta curiosidad cientí 324
fica nos infunden! ¡Puro anzuelo del conocim iento!
Las virtudes son tan peligrosas com o los vicios, siempre
320 que nos dom inen com o autoridad y ley y no sean engendra
das por nosotros mism os, com o sería lo justo, a manera de
D ebe condim entarse el vicio con algo suficientem ente necesidades personales y com o condición de nuestra existen
cia y de nuestro desarrollo, conocida y reconocida por nos
am argo para que lo lleguem os a aborrecer. Este es el célebre
otros, independientem ente de si otros se desarrollan en nues
caso de Tannhauser. Tannhauser, fuera de sí por la m úsica de
tras m ism as condiciones. Esta afirm ación del peligro que
W agner, no pudo soportar llegado un m om ento a la señora
entrañan las virtudes entendidas objetivam ente, impersonal-
Venus, adquiriendo para él un nuevo encanto la virtud. U na
mente, puede aplicarse tam bién a la modestia: ante la mism a,
virgen turingia adquirió m ayor prestigio; y para llegar a lo
sucum ben los espíritus m ás escogidos. La m oralidad de la
m ás grave, hasta le llegó a gustar la m elodía de W olfram de
m odestia resulta el peor afem inam iento para tales alm as, para
E schenbach...
las cuales solo tiene sentido endurecerse de vez en cuando.

321
325

E l p atronato de la virtu d .— L a virtud es tan inquebranta


Hay que ir reduciendo poco a poco el reino de la m orali
ble, p orque la avidez, el d eseo de dom inar, la pereza, la sim
dad; se deben, sobre todo, poner en claro los nom bres de los
plicidad, el am or,.., tienen siem pre un interés en su causa.
'2 3 6 I R I E D R IC H N IE T Z S C H E LA V O LU N TA D D E PO D E R 237

instintos 1(1(0 en ella entren en juego, honrándolos después de 327


haber suhyucido hipócritamente bajo nombres virtuosos; se
debe, por vergüenza, ante la «honorabilidad» de! imperioso ¿Es que yo he perjudicado con esto a la virtud...? Me con-
lenguaje, perder la vergüenza que pudiera negar y poner en ' sidero tan lejos de haberla perjudicado com o están lejos los
l uga los instintos naturales. La medida de nuestra fuerza está anarquistas de perjudicar a los príncipes; solamente, después
en razón directa a como escapamos del reinado de la virtud; de haber disparado contra ellos, se sientan estos con seguri
pudiéndose imaginar una alta esfera en la cual el concepto dad en sus tronos... Sucede siem pre igual y seguirá suce
«virtud» encontrase tan poco eco, que sonase como el con diendo: nunca se mitifica más algo que persiguiéndolo y
cepto «virtú» en el Renacimiento, extramoralmentc. Sin em azuzándole los perros... Que es lo que en realidad yo he hecho.
bargo, ¡qué lejos estamos de este ideal!
El em pequeñecim iento del campo moral puede ser un V
signo de su progreso. En todos los sitios donde aún no se ha
logrado pensar causalmente se piensa moralmente. EL IDEAL M ORAL

A) Para la crítica ¿¡el ideal


326
328
¿Qué se ha conseguido últimam ente? No hay que ocultar
este maravilloso resultado; yo he prestado a la virtud un nuevo Esta crítica hay que com enzarla, suprim iendo la palabra
encanto; de ahora en adelante actuará com o algo prohibido. «ideal» por lo pronto: convirtiéndola en crítica de lo deseable.
Cuenta ya con nuestra mayor hidalguía com o enem iga; está Q uizá son los menos quienes comprenden que el punto de
salada con el «cum grano salis» del remordimiento de concien vista de lo deseable, es decir, el «así debía de ser, pero no es»
cia de la ciencia; está pasada de m oda y anticuada hasta el o el «así debiera haber sido», implica una censura de la marcha
punto de brindarles encantos a los refinados; produce el efecto, general de las cosas. Pues en esta no hay nada aislado, y lo
en una palabra, de un vicio. Solo después de haber admitido más pequeño sirve de base a lo más grande; en tu pequeño en
que todo es mentira, com o apariencia, resulta lógico volver tuerto está edificado todo el futuro; por consiguiente, la crítica
a esta bella m entira de la virtud. Ya no hay autoridad que nos que condena lo pequeño también condena lo grande. Admi
lo prohiba; por el hecho de haber dem ostrado que la virtud tiendo que la norma moral, com o la imaginaba Kant, nunca se
es una form a de inmoralidad, la hem os legitimado: hemos llega a realizar completamente y deba permanecer siempre
logrado ordenarla y situarla entre los dem ás valores, for como un más allá de la realidad, sin jam ás encajar en ella, la
m ando parte desde ese momento del gran fondo de inm ora moral encerrará un juicio sobre todo «lo en sí», lo cual auto
lidad de la vida, com o una form a de lujo de primer orden, la riza a preguntar de dónde nace el derecho para esto; ¿cómo es
forma más altanera, más costosa y más rara de todos los vi posible que la parte se erija en juez del todo? Y aun cuando
cios. La hemos desarrugado y soleado, la hemos salvado del este juicio moral y este descontento ante la realidad fuese,
vulgo impertinente, le hem os quitado su m iope rigidez, su como se ha afirmado, un instinto imposible de desarraigar, ¿no
mirada vacía, su peinado tieso y su musculatura hierática. sería este instinto, con sus indestructibles raíces, una de tantas
238 I K I H D R I C H NII i / M III LA V O L U N T A D DE PO D ER

to n te ría s ilc n u e stra e sp e c ie ? S in e m b a rg o , al d e c ir se m ejan te s P o d ría m o s sa lv a m o s, en p rim e ra in sta n c ia , e sc o g ie n d o


c o sa s, h a c e m o s p re c isa m e n te lo q u e c e n su ra m o s; el p u n to de p o r los te rre n o s q u e n o p e rte n e c e n al se n tim ie n to ; e n s e g u n d a
vista tic lo d e se ab le, del ju z g a r in c o m p e te n te , e n tra e n el c u rso in sta n c ia ,' c o m p re n d ie n d o la a rro g a n c ia y la n e c e d a d : p e d ir
re g u la r tic las c o sa s, a s í c o m o to d a in ju stic ia y to d a im p e rfe c q u e a lg o se a d e o tro m o d o q u e c o m o es, e q u iv a le a p e d ir q u e
c ió n : n u e stro c o n c e p to d e p e rfe c c ió n e s el q u e n o se ju stifica. to d o sea d e o tra m an era, p u esto q u e sup o n e u n a c rítica del todo.
T odo instinto quiere ser satisfecho, expresa su d isconform idad con P e ro ¡la v id a m is m a c o n stitu y e se m e ja n te d eseo !
el actual e stad o d e cosas. ¿C ó m o ? ¿E stá c o m p u e sto el todo quizá A firm a r lo q u e es, c o m o e s, re s u lta a lg o in fin ita m e n te
d e p a rte s d isc o n fo rm e s q u e a lb e rg a n to d as e n su c a b e z a al tip o m á s se rio , m á s e le v a d o q u e c u a lq u ie r « d e b ie ra se r a sí» , p o r
de la deseabilidad? ¿E s q u izá la m arch a d e las cosas, el «fuera de q u e e sto ú ltim o c o m o c rític a h u m a n a y a rro g a n c ia e s tá un
a q u í» , « fu e ra d e la re alid a d » , el e te rn o d esco n ten to m ism o ? ¿E s p o c o c o n d e n a d o al rid íc u lo . A q u í se e x p re s a u n a n e c e s id a d
la deseabilidad quizá la fuerza que nos m ueve a todos? ¿E s «deus»? q u e p id e q u e n u e stro h u m a n o b ie n e s ta r c o rre s p o n d a al p la n
M e p a re c e im p o rta n te q u e d e s p a c h e m o s el to d o , la u n i d e l u n iv e rs o . T a m b ié n la v o lu n ta d in te rv ie n e e n c u a n to e s
d a d , u n a fu e rz a , un a b so lu to ; n o te n d ría m o s m á s re m e d io p o sib le e n e s ta a firm a c ió n .
q u e to m a rlo c o m o s u p re m a in sta n c ia y lla m a rlo D io s. H ay P o r o tra p a rte , e ste d e se o « d e b ie ra se r a sí» , p ro v o c a a q u el
q u e d e s c o m p o n e r e ste to d o , h a y q u e p e rd e rle to d o re sp eto ; o tro d e se o ¿ q u é e s? S in d u d a a lg u n a , s a b e r lo q u e e s, r e s u lta
a q u e llo q u e h e m o s c o n c e d id o a lo d e s c o n o c id o , al to d o , re u n a c o n s e c u e n c ia d e a q u e lla p re g u n ta : ¿ C ó m o ? ¿ E s p o sib le ?
c o b ra rlo y d á rs e lo a lo in m e d ia to , a n o so tro s m is m o s . ¿ P o r q u é a sí? E l a s o m b ro a n te la in a rm o n ía d e n u e s tro s d e
Si K a n t, p o r e je m p lo , d e c ía : « H a y d o s c o s a s e te rn a m e n te se o s y el c u rs o d e l u n iv e rs o n o s h a lle v a d o a c o n o c e r el u n i
v e n e ra b le s » (fin al d e la Crítica de la razón práctica), h o y v e rso . Q u iz á e s o tra c o sa : q u iz á a q u e l « d e b ía se r» e s n u e stro
p o d ría m o s d e cir: « L a d ig e s tió n e s m á s v e n e ra b le to d a v ía » . d e s e o d e d o m in a r el u n iv e rso ...
E l to d o n o s re p la n te a el a n tig u o p ro b le m a : ¿ C ó m o e s p o s i
b le e l m a l? , e tc é te r a . P o r ta n to , n o h a y g ra n to d o ; fa lta , en
re a lid a d , el g ra n « s e n s o r iu m » o in v e n ta rio o a lm a c é n d e 331
fu e rz a s.
E s p o sib le q u e h o y a c o g e ría m o s c o n u n a lig e ra iro n ía
329 to d a p re te n sió n d e q u e re r fija r la c o n d ic ió n d e l h o m b re ; n o s
a fe rra m o s a la id e a d e q u e , a p e s a r d e to d o , n o se lle g a a se r
U n h o m b re c o m o d e b e ser: e s to m e su e n a in síp id o y casi si n o lo q u e se e s (a p e s a r d e to d o : q u ie ro d e cir, a p e s a r d e la
lo m is m o , c o m o si se m e d ije ra: « U n á rb o l c o m o d e b e ser». e d u c a c ió n , d e la in stru c c ió n d e l m e d io , d e l a z a r y d e lo s a c
c id e n te s). P o r e s o h e m o s a p re n d id o , e n los te rre n o s d e la m o
ra l, a in v e rtir d e u n a m a n e ra p a rtic u la r la re la c ió n e n tre la
330 c a u sa y el e fec to — n o h a y q u iz á n a d a q u e n o s d istin g a m á s ra
d ic a lm e n te d e los a n tig u o s c re y e n te s e n la m o ra l— . N o s o tro s
Ética, o la «Filosofía de lo deseable ».— D e b ie ra se r de n o d e c im o s , p o r e je m p lo : «S i u n h o m b re d e g e n e ra , d e s d e un
o tra m a n e ra , « d e b ie ra lle g a r a se r d e o tra m a n e ra » : e n tal p u n to d e v is ta fisio ló g ic o , e s p o r c u lp a d e l v ic io » . T a m p o c o
c a s o , el d e s c o n te n to se ría el fo n d o d e la é tic a. d e c im o s: « L a v irtu d h a c e p ro s p e ra r al h o m b re , le c o n c e d e
240 1 R IE D R IC H N 1E T Z S C H K I.A V O L U N T A D D E P O D E R 241

larga vida y felicidad». N uestra opinión es, por el contrario, mentó que desea, veremos en él la más absurda de las bes
que el v ic io y la virtud en vez de causas, son consecuencias. tias... Parece com o si necesitase una liza de la cobardía, de la
Se llega a ser un hom bre honrado, sencillamente, porque se pereza, de la debilidad, del servilismo, para alivio de sus fuer
es un hombre honrado: es decir, porque se ha nacido con un tes y varoniles virtudes: analizad las concupiscencias hum a
capital de buenos instintos y de condiciones prósperas... Si nas, sus «ideales». El hombre que lo intenta se libra de sus
se nace pobre, si se nace de padres que todo lo han dilapi eternos valores en sí mismo, de sus actos: en lo insignificante,
dado sin recoger nada, se es «incorregible», estándose dis en lo absurdo, en lo pueril. La pobreza de espíritu en él resulta
puesto para el presidio o el manicomio... Nosotros no pode espantosa. El ideal es, por así decirlo, el tributo que el hom
mos imaginar la degeneración moral desvinculada de la bre paga por el desgaste que tiene, que hace en todas sus ver
degeneración física: la prim era no es más que un conjunto de daderas tareas. Al cesar la realidad empieza el sueño, la fatiga,
síntomas de la segunda... se es necesariam ente m alo com o se la debilidad: el ideal es justamente una forma del ensueño, de la
es necesariam ente enfermo... La palabra «malo» expresa en fatiga, de la debilidad... Las naturalezas más fuertes y las más
este caso ciertas incapacidades que están fisiológicamente li desmayadas se equiparan cuando se entregan a este estado:
gadas al tipo de la degeneración: por ejemplo, la debilidad divinizan la disminución del trabajo, de la lucha, de la pasión,
de la voluntad, la incertidumbre y hasta la multiplicidad de la de la tensión, de la contradicción, de la realidad en suma... de
«persona», la impotencia para suprim ir la reacción a una ex la batalla del conocimiento, del descanso del conocimiento...
citación cualquiera y de dominarse, la coacción en cualquier Suele llamarse «inocencia» al estado ideal de ignorancia;
especie de sugestión de la voluntad ajena. El vicio no es una «bienaventuranza» al estado ideal de pereza; «am or» al es
causa, sino una consecuencia... El vicio sirve para resumir, tado ideal de bestia de rebaño que no quiere tener enemigo.
en síntesis bastante arbitraria, ciertas consecuencias de la de De tal forrita han elevado a ideal todo lo que rebaja al hom
generación fisiológica. Una proposición general, com o la bre y lo envilece.
que enseña el cristianismo — «el hombre es malo»— , estaría
justificada si se pudiera adm itir que el tipo del degenerado
fuese considerado com o el tipo normal del hombre. Pero de 333
cir esto supone en principio una exageración. Lo que es cierto
es que la proposición puede reclam ar derechos allí donde el El deseo dimensiona todo aquello que se desea; y, además,
cristianism o crece y se afinca; pues de este m odo se de crece, cuando no es satisfecho; al punto, que las m ás gran
muestra la realidad de un terreno morboso, de un terreno des ideas fueron creadas en función de los más vivos deseos.
proclive a la degeneración. Damos mayor valor a las cosas cuanto más las deseamos:
cuando los «valores morales» llegan a ser los más altos valo
res; cosa que revela que el ideal moral es el que menos se ha
332 satisfecho (en cuanto este significa la exención de todo dolor,
una m anera de lograr la bienaventuranza). La humanidad no
Nunca será bastante examinado el hombre que sabe de ha hecho más que abrazar sombras cada vez con m ayor ar
fenderse y sacar partido de las circunstancias orillando todos dor; y, por último, ha llamado a Dios a su desesperación, a su
los obstáculos; pero sí si consideram os al hombre en el mo- impotencia...
242 I R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D DE PO D E R

334 nos deseaban que esta acabase pronto, que llegara el fin de
la humanidad lo más pronto posible; no habiendo duda al
I .¿i ingenuidad con respecto a las últimas «debilidades», guna sobre lo que se le hacía sufrir al individuo... El pro
desconociendo en tanto el «porqué» del hombre. blema de cada individuo se vinculaba a una vida futura; el
valor, el sentido, el círculo de los valores era fijo, absoluto,
formaba una sola cosa con Dios... Todo lo que se apartaba de
335 este tipo eterno era pecam inoso, diabólico, condenable...
El centro de equilibrio del valor estaba para cada alm a en
¿Cuál es la m oneda falsa en lo m oral?— Intentamos creer ella misma: ¡Salvación o condenación! ¡La salvación de las
que sabem os algo, por ejemplo, de lo que es bueno y es almas inmortales! Q uizá la forma más extrem a del egoís
malo... Esto equivale casi a saber cuál es el destino del hom mo... Cada alm a no puede tener más que un ideal, más que
bre, cuáles son sus fines. Esto supondría saber que el hom un cam ino de salvación... Forma extrem a de igualdad, enca
bre tiene un fin, un destino... denada a un abultam iento óptico de la propia importancia,
dem asiado absurda... Almas absurdam ente importantes, po
seídas de una espantosa angustia sobre su destino...
336 Hoy ya no cree nadie en esta absurda im portancia, des
pués de pasar la ciencia por el tam iz del m enosprecio. A pe
Q ue la hum anidad tiene una idea específica que realizar, sar de ello, se continúa con el hábito óptico de buscar el va
que m archa a la consecución de un fin, resulta una idea bas lor del hom bre en la aproxim ación a un ser ideal: en el fondo
tante oscura y arbitraria, aunque m uy verde. Es posible que m antenem os toda la perspectiva de autonom ía com o la de
se la deseche antes de que se convierta en idea fija... igualdad de derechos ante el ideal, «In sum nia»; creem os co
L a hum anidad, en realidad, no es un todo, sino una di nocer lo que es la últim a deseabilidad por lo que se refiere al
versidad irreducible de procesos vitales ascendentes y des hom bre ideal...
cendentes. por lo que no puede tener una juventud, una m a Pero esta le, en realidad, es una enorm e perversión aca
durez y posteriorm ente una vejez. Por el contrario, las capas rreada por el ideal cristiano: y esto lo confirm a un exam en
están m ezcladas e interpuestas, y en algunos m ilenios se exhaustivo de un tipo ideal. En prim er lugar, se cree saber
pueden dar tipos m ás jóven es de hom bres de los que pueden que es deseable la aproxim ación a un tipo ideal; se cree tam
señalarse hoy. A dem ás, la «decadence» pertenece a todas las bién, en segundo lugar, cuál es este tipo, y, en tercer lugar,
épocas de la hum anidad: por todas partes se encuentran m a que toda desviación de este tipo supone un retroceso, un per
terias de desperdicio y de decadencia, siendo siempre el mismo juicio, una pérdida de fuerza y de poder... Se sueña con es-
el proceso biológico de separación de los productos, des lados en los que este tipo de hom bre perfecto consiga el fa
com posición y decadencia. vor de una gran m ayoría, hasta el punto que nunca hicieron
Bajo la presión de los prejuicios cristianos no se puso esta más nuestros socialistas, ni nuestros señores utilitaristas. Así.
cuestión de m anifiesto: el sentido estaba en la salvación de pareciera señalarse un fin a la evolución humana; en todo caso,
las alm as individuales; no entraba a considerarse el m ás o el la fe en un progreso hacia el ideal es la única form a en que
m enos en la dirección de la hum anidad. Los m ejores cristia hoy se concibe el fin de la historia. «In sum m a»: el hecho de
244 I K IE D R IC H N IE T Z S C H E LA VO LU N TA D DE PO D ER 245

ponerse el «reino de Dios en el futuro, en la tierra, en lo hu sí mismo (se abandona algo de sí mismo). El tipo superior:
mano, no quita que se conserve la fe en el antiguo ideal». el ideal clásico com o expresión de la prosperidad de todos
los instintos principales. De nuevo nos encontram os ante
un estilo superior: el grande estilo. Expresión de la voluntad
337 de poder. H asta el instinto m ás tem ido se atreve a afir
marse.
F orm as m ás escondidas del culto a l ideal m oral cris b) Partir de condiciones particulares en las que el mundo
tiano.— La idea cobarde y fem enina de «naturaleza», soñada aparece más vacío, más pálido, más adelgazado; en que la
por los fanáticos de esta (aparte de todos los instintos del as «espiritualización», la ausencia de sentido adquieren carác
pecto, terrible, inexorable y cínico, a la vez el m ás bello), in ter de perfección; en que se evita meticulosam ente todo lo
tenta entresacar de la Naturaleza aquella «humanidad» cris- que es brutal, todo lo que es directam ente animal, todo lo
tianomoral — concepto rousseauniano de la natuleza— , como que está dem asiado cerca de nosotros (se calcula, se elige):
si esta supusiese libertad, bondad, inocencia, justicia, idilio, el «sabio», el «ángel»; sacerdotal = virgen = ignorante, esta
siempre el culto de la moral cristiana en el fondo. Reunir lu es la característica f isiológica de sem ejantes idealistas: el
gares que han venerado los poetas, por ejemplo, las altas ideal anémico. En estas circunstancias, el problem a puede
montañas, etc. Lo que G oethe quería tener en ella — porque convertirse en el del ideal de las naturalezas que representan
adm iraba a Spinoza— . Com pleta ignorancia de los supues el prim er ideal, el ideal pagano (debiendo recordarse que es
tos de este culto... así com o Goethe ve en Spinoza su «santo»).
La idea fem enina y cobarde del hombre, al estilo de c) Partir de supuestos en virtud de los que consideramos
Comte y Stuart Mili, com o objeto posible de culto... Siem el mundo com o un absurdo, com o dem asiado malo, com o
pre volvemos al culto de la moral cristiana bajo un nuevo dem asiado pobre, com o dem asiado decepcionador, para vol
nombre... los librepensadores, por ejem plo, com o Guyau. ver de nuevo aquí o para desear de nuevo este ideal (se niega,
La idea cobarde y fem enina de «arte» com o com pasión a se destruye): esta es la proyección del ideal en lo que es con
todo el que sufre, a todo lo mal nacido (Thierry, por ejemplo, tranaturaleza, contrario a los hechos y a la lógica: la condi
en la historia): regresándose siempre al culto del ideal cris- ción del que así juzga (el «empobrecimiento» del mundo,
tianomoral. consecuencia de los sufrimientos, se toma, no se da), se lla
Por último, el ideal socialista: que no es en realidad más mará ideal contra Naturaleza (el ideal cristiano es una form a
que el m ism o ideal cristianom oral, pero mal entendido. ción intermedia entre el segundo y el tercero, predominando
unas veces bajo una forma, otras bajo otra).
Los tres ideales: a) fortalecim iento de la vida (pagano);
338 h) atenuación de la vida (anémico): <) negación de la vida
(contranatural). Se posee el sentimiento de la «adivinación»:
£ / origen del ideal.— Examen del suelo donde se produce en su m ayor plenitud — en la elección más delicada— , en la
a) Partir de las condiciones «estéticas», en las que el destrucción y el aniquilamiento de la vida...
mundo aparece más pleno, más redondo, más perfecto,
com o es el ideal pagano, donde predom ina la afirm ación de
246 I'R IE D R IC H N IH T /.S C H K
L A V O L U N T A D DF. P O D E R 247

339
C. El tipo estoico.— La firmeza, el dom inio de sí mismo,
el carácter inquebrantable, la paz, consecuencia de una larga
A. /./ tipo consecuente.— Es preciso com prender que no
voluntad implacable — la calm a profunda, el estado de de
se liono ilerecho a odiar el mal; que no se tiene derecho a re-
fensa, la fortaleza, la desconfianza guerrera— , la firmeza de
sislivlo; que no se tiene derecho a hacerse la guerra a sí principios, la unidad de la voluntad y de la ciencia, el respeto
mismo; que no basta con aceptar el sentimiento que entraña
de sí mismo. Tipo del ermitaño. «El buey perfecto».
semejante práctica; que se vive totalmente en los sentim ien
tos positivos; que se tom a el partido de los adversarios en la
palabra y en la acción; que, por una superafectación de esta 340
dos posibles, se em pobrece el suelo reservado a otros esta
dos...; que hace falta una práctica continua. ¿Y qué es, en de Un ideal que desea afirm arse, suele apoyarse: a) en un
finitiva, lo que se ha alcanzado con esto? El tipo budista o la
supuesto origen; b) en una supuesta afinidad con los idea
perfecta vaca. les m ás poderosos ya existentes; c) en la m agia del se
Este punto de vista solo es válido cuando no reina ningún creto, com o si se tratase de un poder indiscutible; d) en el
fanatism o moral, es decir, cuando no se odia el mal por el desprestigio de todo ideal contrario; e) en una falsa doctrina
mal mismo, sino solamente porque crea caminos que nos del provecho, que trae consigo, por ejemplo, la felicidad,
ocasionan perjuicios (la inquietud, el trabajo, los cuidados, tranquilidad de alma, paz o el favor de un Dios todopode
las com plicaciones, la dependencia). roso, etc. Para la fisiología de los idealistas: Carlyle, Schiller,
Nos encontram os con el punto de vista del budismo, pues Michelet.
al no odiar al pecado, se carece por com pleto de la idea de ¿Se ha refutado un ideal, una vez que se han descubierto
«pecado». todos los expedientes defensivos y protectores con los cua
B. Tipo inconsecuente.— Al hacerse la guerra al mal, se les se le conserva...? No; se ha em pleado, sim plem ente, to
cree que la guerra, a causa del bien, no entraña las conse dos los medios que suelen utilizar los seres vivos para sub
cuencias morales que son inseparables de la guerra y no in sistir y desarrollarse.
fluye sobre el carácter de la m isma manera. (A causa de es En mi criterio, todas las fuerzas e instintos por los cuales
tas consecuencias se detesta la guerra y se la considera como no solo se conserva sino que se desarrolla la vida están pros
un mal.) De hecho, semejante guerra contra el mal corrompe critos por la moral. Para liberar la vida parece evidente que
más que cualquier enemistad de persona a persona; general hay que destruir la moral.
mente, la persona es la que remonta, por lo menos imagina
tivamente, el puesto del adversario (el diablo, los malos es
píritus, etc.). Tal actitud hostil de observación y espionaje 341
frente a todo lo que es más negativo en nosotros y podría po
seer un mal origen, termina por el estado de espíritu más Los idealistas suelen tener la prudencia de no conocer.
atorm entado y más inquieto: de suerte que el «milagro», el Son seres que tienen motivos para acum ular sombras sobre
éxtasis, la solución en el más allá se hacen ahora deseables... sí, puesto que son bastante astutos.
El tipo cristiano o el «perfecto cazurro».
248 I R I E D R I C H N1ETZ.SCHE LA V O L U N TAD D E P O D E R 249

342 se a u n ia n a (c o m p á re s e la c o n la d e P a sc a l, q u e d e d u c e de lo
c ita d o la c o n c lu s ió n d el p e c a d o o rig in a l).
iendencia de la evolución mora!. — T odo in d iv id u o d e se a E s p re c is o c o m p a r a r la ta m b ié n c o n la ló g ic a d e L u te ro .
q u e iu> p re v a le z c a o tra d o c trin a , o e s tim a c ió n d e las c o sa s, E n los d o s c a s o s se b u s c a un p re te x to p a ra in tro d u c ir un in
q u e la su y a . L a te n d e n c ia fu n d a m e n ta l d e los d é b ile s y m e s a c ia b le in s tin to d e o d io c o n el p re te x to d el d e b e r m o ra l y
d io c re s d e to d o s los tie m p o s c o n siste e n d e b ilita r a los p o re lig io s o . El o d io h a c ia la c la se d o m in a n te tra ta d e s a n tifi
d e ro s o s , tira r h a c ia a b a jo , v a lié n d o se c o m o m e d io p rin c ip a l c a rse ... (la « c u lp a b ilid a d d e Is ra e l» , b a se del p o d e r d e los
del ju ic io m o ra l. S u e le d e s a c re d ita rs e la c o n d u c ta d e los m á s s a c e rd o te s ).
fu e rte s re s p e c to a lo s m á s d é b ile s, a tal p u n to q u e los e s ta T a m b ié n e s n e c e sa rio c o m p a ra r la ló g ic a a n á lo g a d e S an
d o s s u p e rio re s d e los fu e rte s su e le n se r m al c o n c e p tu a d o s. P a b lo . E n e lla la c a u s a d e D io s sirv e d e tra m p o lín a su s re
L a lu c h a d e los m á s c o n tra los m e n o s , lo h o s tilid a d c o n a c c io n e s, la c a u s a d el d e re c h o d e la h u m a n id a d , e tc é te ra . En
tra lo s d is tin g u id o s , d e lo s d é b ile s c o n tra lo s tu e rte s , d e sta c a c a s o d e C risto , el jú b ilo del p u e b lo se p ro d u c e c o m o c a u s a
e n tre sus m á s fin o s e p is o d io s el q u e los e x c e le n te s , los lin o s, d e la e je c u c ió n ; un m o v im ie n to a n tisa c e rd o ta l d e sd e el p rin
los p re s e n tu o s o s , se p re se n ta n c o m o d é b ile s y se v a le n d e los c ip io . E n tre los a n tise m ita s m is m o s , sie m p re e s el m is m o
m á s g ro s e ro s m e d io s d e l poder. g o lp e d e su e rte : a g o b ia r al a d v e rs a rio c o n a rg u m e n to s m o
ra le s y re se rv a rse el p a p el d e la ju s tic ia v e n g a d o ra .

343
345
1) El s u p u e s to in stin to p u ro del c o n o c im ie n to d e to d o s
los filó s o fo s e s tá re g id o p o r su « v e rd a d » m o ral; so lo e n a p a Consecuencia de la lucha.— Q u ie n e s lu c h a n tra ta n de
rie n c ia e s in d e p e n d ie n te ... tra n s fo rm a r a su s a d v e rs a rio s p a ra c o n v e rtirlo s e n su s a n tí
2) L a « v e rd a d m o ra l» , « a s í se d e b e o b ra r» , e s u n a m e ra p o d a s, e n su e sp íritu so la m e n te . T ra ta n d e c re e r e n sí m is m o s
fo rm a c o n sc ie n te d e un in stin to fa tig ad o , « n o so tro s o b ra m o s d e sd e el p u n to q u e p u e d e te n e r el v a lo r d e la « b u e n a c a u s a »
d e e s ta y la o tra m a n e ra » . El « id ea l d e b e re s ta b le c e r y fo rtifi (c o m o si e llo s re p re se n ta s e n a la b u e n a ): c o m o si la ra z ó n y
c a r un in stin to , y c o n s ig u e q u e el h o m b re o b e d e z c a , c u a n d o la v irtu d fu e ra n c o m b a tid a s p o r su a d v e r s a rio ... L a fe q u e
se c o n v ie rte e n un m e ro a u tó m a ta » . n e c e sita ro n c o m o m e d io d e d e fe n s a y d e a g re sió n , el m ás
fu e rte d e to d o s, e s la fe e n sí p ro p io , p e ro m al in te rp re ta d a
c o n el n o m b re d e fe e n D io s. N o im a g in a n n u n c a las v e n ta
344 ja s y las u tilid a d e s d e la v ic to ria , b a jo el n o m b re d e « v ic to
ria d e D io s» . T o d a c o m u n id a d p e q u e ñ a (lo m is m o q u e to d o
La moraI como m edio de seducción. — « L a N a tu ra le z a es in d iv id u o ), al lu ch ar, trata d e c o n v e n c e rs e d e e sto : « N o s o tro s
b u e n a , p u e s la c a u s a d e la m is m a e s u n D io s sa b io y b u e n o .» le ñ e m o s el b u e n g u sto , el b u e n ju ic io y la v irtu d d e n u e stra
E n to n c e s , ¿a q u ié n p o d e m o s h a c e r re s p o n s a b le d e la c o rru p p a rte ...» . L a lu c h a o b lig a s ie m p re a u n a e x a g e ra c ió n d e lo
c ió n d e los h o m b re s ? L a s c la s e s d irig e n te s , o lo s tira n o s y pro p io .
los s e d u c to re s, h a y q u e a n iq u ila rla s . E sta e s la ló g ic a rous
250 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
l.A V O L U N TAD D K PO D K R 251

346 B) Crítica del hombre bueno, del santo, etc.

Por extraño que resulte el ideal juzgado (el del cristiano, 348
el del «espíritu libre», el del «inmoralista», el del «naciona
lista») no se debe exigir que sea el ideal; pues con ello se le Fl «hombre bueno » o la hemiplejía de la virtud.— Para to
quita el carácter de privilegio. Se le debe conservar para dis dos los hombres que han conservado el vigor y han perm a
tinguirse, no para igualarse a otros. necido cerca de la Naturaleza, el am or y el odio, la gratitud y
/.Cómo resulta, en cambio, que la mayor parte de los idea la venganza, la bondad y la cólera, la acción afirmativa y la
listas hacen enseguida propaganda com o si no tuvieran nin acción negativa, son inseparables. Se es bueno, si de alguna
gún derecho al ideal si los dem ás no lo reconocieran? Esto manera sabemos ser malos; se es malo, porque de otra forma
es lo que de ordinario hacen todas aquellas entusiastas mu- no podríamos ser buenos. ¿De dónde procede, por tanto, ese
jercitas que se permiten el lujo de estudiar latín y m atem áti estado enfermizo, esa ideología contranatura, que rechaza
cas. ¿Qué les obliga a ello...? En mi criterio, el instinto de re una doble tendencia, que enseña com o virtud suprema no po
baño, el tem or al rebaño: trabajan por la emancipación de la seer más que un semivalor? ¿De dónde viene esa hemiplejía
mujer, al cultivar su separatismo privado con prudencia bajo de la virtud, inventada por el hombre bueno...? Se exige del
la form a de una generosa actividad, bajo la bandera del «al hombre la amputación de los instintos que le permitan llevar
truismo». la contraria, hacer daño, montar en cólera, exigir venganza...
La prudencia de los idealistas consiste en ser únicamente A esta desnaturalización corresponde luego esa concepción
m isioneros y representantes de un ideal: de este m odo se dualista de un ser puramente bueno y de un ser puramente
elevan a los ojos de aquellos que creen en el desinterés y el malo (Dios, el espíritu, el hombre), que resumen todas las
egoísmo. Sin em bargo, el verdadero heroísm o consiste en fuerzas, intenciones y condiciones positivas en el primer
que m ás que cubrirse con la bandera de la abnegación, del caso, y todas las negativas en el último. De este m odo se con
sacrificio o del desinterés, no se com bate... «A sí soy yo; así sidera que tal valoración es «idealista»; el que así piensa, cree
quiero ser..., ¡y al diablo con los demás!». que ha colocado sus deseos supremos en su personal concep
ción del bien. Cuando ha alcanzado la cima, contempla un es
tado del que el mal se habría suprimido y en el que no que
347 darían com o habitantes m ás que los seres buenos. No admite,
por tanto, com o cierto que, en esta posición, el bien y el mal
Todo ideal arrastra am or y odio, adm iración y desprecio. están condicionados el uno por el otro; quiere, por el cotrario,
Si el sentimiento positivo no es el primer móvil, lo es el ne que el mal desaparezca y que el bien perdure, aunque el uno
gativo. Odio y resentimiento dan, por ejemplo, en todo re tenga derecho a existir, y el otro no tenga derecho de ningún
sentimiento ideal, el «primum mobile». modo... ¿Cuál es, en suma, el ser que se desea...?
En cualquier tiempo, y particularm ente en las épocas cris
tianas, la angustia de reducir al hombre a esta semiactividad
que es el bien: hoy día no faltan seres deformados y debili
tados por la Iglesia para los que esta intención equivale a la
252 I K IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 253

«humani/acioii» general, o a la «voluntad de Dios», o tam cosas odiosas, que hay que com batir constantem ente. «El
bién a - la salud del alma». Se busca ante todo que el hom hombre bueno» se ve com o rodeado del mal, perseguido per
bre no haga el mal, que en ninguna circunstancia perjudique m anentem ente por el mal; aguza su vista y acaba por descu
ni Icnga el propósito de hacer daño... Para conseguirlo se re brir huellas m alignas en todo lo que hace. Terminando, como
com ienda la extirpación de todas las posibilidades de ene- es lógico, por considerar la naturaleza mala; al hombre, co
mislad, de suprimir los instintos de rencor; se recomienda rrompido; y a la bondad, com o un estado de gracia, y por
ese mal crónico que es «la paz del alma»... tanto, hum anam ente imposible. En resumen: niega la vida,
Semejante tendencia, desarrollada por un tipo particular de concibe el bien com o valor supremo que niega la vida... Por
hombre, deriva de una suposición absurda: considera el bien eso, su ideología del bien y del mal debería ser refutada por
y el mal como realidades en contradicción la una con la otra él. Pero... no se refuta una enfermedad... ¡Y solo así es com o
(y no como valores complementarios, lo que respondería a la concibe otra vida!
realidad); aconseja tomar el partido del bien; exige que el
hombre bueno renuncie y resista al mal hasta sus más pro) lin
das raíces; siendo esta la forma de que niega absolutamente la 349
vida que en todos sus instintos tiene tanto de «sí» como de
«no». Y lejos por desgracia de comprenderlo, sueña con vol La idea de Poder, lo m ism o que se refiera a un Dios o a
ver a la unidad, a la totalidad, a la fuerza de la vida: se ima un hombre, existe siempre la capacidad de utilizar y la ca
gina que ha llegado a un estado de salud cuando, por tin, la pacidad de perjudicar. Ocurriéndole lo dicho a todas las ra
anarquía interior, las perturbaciones que derivan de estos im zones bien constituidas.
pulsos opuestos han concluido. Quizá no haya habido hasta el Un progreso fatal consiste en separar dialíticam ente la
presente ideología más peligrosa, mayor escándalo «in psy- fuerza para lo uno y para lo otro... A unque con esto la moral
chologicis» que esta voluntad del bien: fue ensalzado el tipo se constituya en envenenadora de la vida.
más repugnante, el «tartufo»; se enseñó que es necesario ser
tartufo para descubrir el camino verdadero que conduce a
Dios; que la vida del tartufo es la única que le es grata... 350
Y también en este caso es la vida la que tiene razón — la
vida que no sabe separar la negación de la afirmación— . Crítica del hombre bueno.— La honradez, la dignidad, el
¿Para qué poner toda nuestra fuerza en declarar que la guerra sentimiento del deber, la justicia, la humildad, la lealtad, la
es mala, tratando de no perjudicar, de no decir «no», cuando rectitud, la buena conciencia, a pesar de la sonoridad de ta
a pesar de todo se hace porque no puede hacerse otra cosa... ? les palabras, ¿afirman y aprueban verdaderam ente las cuali
El hom bre bueno que ha renunciado al mal, afligido, pues dades por ellas mismas? ¿O es posible que cualidades y
ese es su deseo, con esta hem iplejía del mal, no deja nunca condiciones, indiferentes por su valor, sean consideradas
de hacer la guerra y tener enemigos, de decir «no» por tanto, de desde un punto de vista que en el fondo se lo diera? El valor
obrar negativamente. ¡El cristiano, por ejemplo, que detesta de estas cualidades, ¿reside en ellas mismas o en la utilidad
la mentira, a todo llama mentira. Precisamente, por creer en y el provecho que reportan, que parecen reportar o que se
una oposición entre el bien y el mal. se le llena el mundo de sospecha que reporten...?
•i
l-K IE D R K ’l l N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 255
254

Desdo mi punto de vista, yo no creo que exista una opo 351


sición (.-11110 el «ego» y el «álter» en el juicio: se trata solo de
salx-r si son las consecuencias de estas cualidades lo que E l hom bre bueno com o tirano.— La hum anidad ha insis
debo loner valor para su representante o para lo que le rodea, tido siempre en el m ism o error: ha hecho de un medio para
para la sociedad, para la humanidad, o si tienen este valor llegar a la vida, una m edida de ella; y en lugar de encontrar
por sí mismas... Dicho de otra manera: ¿es la utilidad la que la m edida en la más extrem a intensificación de la vida, en
impulsa a condenar, reprimir, negar las cualidades opuestas el problem a del crecim iento y agotamiento, ha utilizado los
(la duplicidad, la falsedad, la falta de palabra, la inhumani m edios de un género de vida com pletam ente preciso, con
dad)? ¿Se condena la esencia m isma de estas cualidades o exclusión de todas las dem ás formas de vida. Las ha utili
solamente las consecuencias de estas? Planteándonos el pro zado, en resumen, para criticar la vida y hacer una selección
blema con arreglo a otro ángulo: ¿es deseable que no exis dentro de ella. El hom bre am a por fin los m edios de un
tan hom bres que no tengan esas cualidades que se llaman género de vida com pletam ente determ inado, con exclusión
falsedad, m ala fe, falta de palabra...? Por lo pronto, esto es de todas las dem ás formas de vida; de suerte que estos m e
lo que suele creerse... Pero ahí está precisam ente el error, la dios llegan ahora a su conciencia bajo las formas de un fin,
miopía, la limitación del espíritu y el egoísmo más estrecho. com o m edida de fines particulares... Una especie de hombre,
O tam bién: ¿resulta deseable crear condiciones en que en consecuencia, considera sus condiciones de existencia
todas las ventajas estén de parte de los hombres justos, de com o condiciones a im poner legalm ente para «la verdad»,
suerte que las naturalezas y los instintos opuestos se vean el «bien», la «perfección», aunque esta existencia tiranice...
desalentados y perezcan lentamente'/ Una de las formas de la fe, del instinto, hace que una espe
Considerándola en el fondo una cuestión de gusto y de es cie de hombres no se dé cuenta de que su propia especie
tética, ¿sería de desear que la especie de hombres más ho está condicionada y no advierte su relatividad en com para
norables, es decir, la más enojosa, fuese la única que subsis ción con las otras especies. Parece, por lo m enos, que ha
tiera? Las personas cuadradas, las personas virtuosas, las concluido una especie de hom bres (pueblo, raza), al hacerse
bravas gentes, las gentes rectas, las bestias con cuernos. tolerante, aceptar derechos por igual y no pretender siempre
Si se suprime con la imaginación la enorme superabun ser el ama.
dancia de los «otros», el hombre justo mismo, term inaría por
no tener ya derecho a la existencia, por no ser en realidad ne
cesario, y por esto se com prende que solamente la grosera 352
utilidad es la que ha podido poner en honor una «virtud» tan
insoportable». «Los hom bres buenos son todos débiles: son buenos por
Q uizá sea m ejor desear lo contrario: crear condiciones en que no son lo bastante fuertes para ser malos», dijo el jefe
las que el hombre justo fuese rebajado a la humilde condi Latuka al panadero.
ción de «instrumento útil» — bestia de rebaño ideal: en el «Para los corazones débiles nunca hay desgracia», suele
m ejor caso, pastor de este rebaño— ; en suma, una condición decirse en Rusia.
en la que ya no estaría colocado en una esfera superior que
reclama otras cualidades.
256 I R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 257

353 nos hubiese desengañado (hubiera traído com o resultado


una valoración más templada).
Modesto, aplicado, benévolo, moderado: ¿es así com o El santo, com o la especie más poderosa del hombre: esta
al liombre, al hom bre bueno? A m í esto solo m e pá
q u e r é is idea ha reforzado el valor de la perfección moral. Debemos
rete el ideal del esclavo, del esclavo de porvenir. considerar el conocim iento general esforzándose en dem os
trar que el hombre moral es poderoso y divino. El dom inio
de los sentidos, de los instintos. Todo infunde temor; la con
354 tranaturaleza aparece com o sobrenatural, com o más allá...

La metam orfosis de la esclavitud, su encubrim iento bajo


el manto religioso, su transfiguración por la moral. 357

El enam orado y popular Francisco de Asís, el poeta, lu


355 cha contra las categorías de las almas — «todos son iguales
ante Dios».
El ideal esclavo (el «hombre bueno»). El que no se puede El ideal popular: el hombre bueno, el abnegado, el santo,
poner com o «fin»: el que, en general, no puede derivar de sí el justo. ¡Oh, Marco Aurelio!
mismo un fin, otorga instintivamente su aplauso a la moral
de la abnegación.
Atavismo: sentimiento de dicha inefable, poder obedecer 358
alguna vez.
Aplicación, modestia, benevolencia, moderación, son otros Yo he declarado la guerra al clorótico ideal cristiano, y a
tantos obstáculos del sentimiento de soberanía, de la gran in todo lo que de él se deriva o depende, no con el deseo de
ventiva, de los fines heroicos, del aristocrático ser-para-sí. destruirlo, sino únicamente para poner fin a su tiranía y dejar
No se trata de ir delante (esto sería en todo caso ser pas libre el cam po para nuevos ideales, para ideales en definitiva
tor, es decir, general de rebaño), sino de poder-ser-para-sí, más robustos... La perduración del ideal cristiano pertenece
para poder-ser-otro. a las cosas más sorprendentes que puedan imaginarse, y ya a
causa de los ideales que junto a él y quizá sobre él se quieren
hacer valer, deben tener fuertes adversarios, para llegar a ser
356 fuertes. Por eso nosotros, los inmoralistas, necesitamos del
poder de la moral; a nuestro instinto de conservación le con
Es conveniente advertir que todo se ha acumulado corno viene que nuestros adversarios conserven sus fuerzas, preocu
consecuencia del idealismo moral: que todos los dem ás va pado por ser señor de sí mismo.
lores han cristalizado alrededor del ideal. Esto pone de m a
nifiesto que ha sido perseguido durante m ucho tiempo y con
singular ahínco, que no ha sido alcanzado: de lo contrario.
258 Í R IE D R IC H N IE T Z S C H E
L A V O L U N T A D l)H PO D K K

C) ■/)(■ ¡ti ilijiinuición de las llam adas m alas cualidades» se dice nada. Lo esencial es el sentimiento: «¿Quién soy yo?».
¿Quién es el prójimo con respecto a mí? Evaluación cons
359 tantem ente activa.

¡El egoísmo y su problema! El pesimism o cristiano de La


Rocheloucauld lo persiguió sin cesar, llevándolo al convenci 363
miento de que le dism inuía el valor de las cosas y de las vir
tudes. Contra él trato yo de dem ostrar que no puede haber otra Que todos los fenómenos históricos de la moralidad se
cosa más que egoísm o — que el hombre de «ego» débil y frá puedan simplificar, com o creyó Schopenhauer, hasta el
gil es también débil para los grandes am ores— : que los más punto de encontrar en ellos com o denom inación com ún la
apasionados lo son ante lodo por la tuerza de su «ego»; que el com pasión, es una idea tan absurda e inocente que solo puede
am or es una expresión del egoísmo, etc.; la valoración falsa caber en el cerebro de un pensador carente de lodo instinto
tiene por objetivo el interés; 1 ) de aquellos a quienes aprove teórico, y en el que, por raro caso, toda aquella disciplina
chan, el rebaño: 2 ) contiene una sospecha pesimista contra el histórica que los alem anes han practicado, desde Herder a
fondo de la vida; 3) quisiera destruir a los hom bres m ejor do Hegel, ha desaparecido.
tados y m ás esclarecidos: temor; 4) quiere hacer valer los de
rechos de los caídos contra el vencedor; 5) propaga un desho
364
nor general precisam ente contra los hom bres más meritorios.

Mi «com pasión». Es este sentim iento para el cual ningún


360 hom bre m e satisface: lo siento allí donde contem plo un gran
despilfarro de preciosas cualidades, por ejem plo, en Lutero:
El hom bre es un m ediocre egoísta; sabido es que el m ás ¡cuánta fuerza utilizada en problem as insulsos! (en un m o
avisado am a m ás sus hábitos que su provecho. m ento en que en Francia, por ejem plo, era posible el escepti
cism o anim oso y alegre de un M ontaigne), o donde veo que,
361 por un ciego azar, alguien no da los frutos esperados. O cuan
do pienso en el destino de la humanidad, com o cuando contem
¡Egoísm o! Pero aún no ha preguntado nadie qué clase de plo con angustia y desprecio la política de la Europa actual, que
«ego». Por el contrario, todos consideran los «egos» com o en todo m om ento trabaja en la confección del hom bre futuro.
iguales. E stas son las consecuencias de la teoría del «stil- Sí; ¿qué será del hom bre cuando...? Mi com pasión se concreta
frage univcrsel» y de la «igualdad», forjada por los esclavos. en esta pregunta: ¿habrá alguno con el cual yo pueda sufrir?

362 365

Las m o tivaciones de la acción de un hom bre superior son L a com pasión es una disipación del sentim iento, un pará
increíblem ente sim ples: con palabras com o «com pasión» no sito d añino d e la salud m oral; es im posible que constituya un
260 I'R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D R E P O D E R

deber aumentar el mal en la tierra. Cuando solo se hace el lo abnegado, lo imprudente, no es algo especial — es común
bien p o r com pasión, es un hecho que nos hacem os el bien a a todos los instintos— , no piensa en la utilidad de todo el
nosolms mismos, en vez de a los demás. La compasión no se «ego» (porque no piensa), va contra nuestra utilidad, contra
refiero a las máximas, sino a los efectos; es patológica. El do el «ego»: y a veces a favor del «ego»; aunque en los dos ca
lor ajeno nos contagia, porque la com pasión es un contagio. sos inocentemente.

366 370

No hay egoísm o que se satisfaga con ser egoísm o y no ir Origen de los valores m orales.— El egoísm o vale lo
más allá; por tanto, no existe nunca aquel egoísm o «lícito», m ism o que vale fisiológicamente quien lo posee.
«moralmente neutro», disculpable. Cada individuo representa la línea de evolución (aunque
«Siempre se alimenta nuestro yo a costa de los demás.» no solo com o la moral, com o algo que com ienza con el na
«El vivo, vive siempre a costa de otros vivos; el que no cimiento): cuando representa la evolución ascendente de la
com prende esto no ha dado el primer paso en la sinceridad.» línea del hombre, su valor es, en efecto, extraordinario, y el
cuidado que inspira la conservación y la protección de su
crecimiento puede ser extremo. (El cuidado de la posibilidad
367 de futuro que hay en él da al individuo bien nacido un ex
traordinario derecho al egoísmo.) Si representa, en la evolu
El «sujeto» no es más que una ficción; no existe el «ego» ción, la línea descendente, la descomposición, el malestar
de que se habla cuando censuram os al egoísmo. crónico, hay que atribuirle poco valor; y la más elemental
equidad exige que quite a los hombres bien nacidos la me
nor cantidad de terreno, de fuerza y de sol. En este caso, la
36H sociedad tiene el deber de asignar al egoísm o sus límites más
estrechos (el egoísmo puede, a veces, m anifestarse de una
El «yo» — ¡que no puede confundirse con la dirección uni manera absurda, enfermiza, sediciosa): ya se trate de indivi
taria de nuestro ser!— es solamente una síntesis conceptual; duos o de capas populares enteras que lo marchitan y dism i
en definitiva, no existe una conducta «egoísta». nuyen. Una doctrina y una religión del «amor» dificulta la
propia afirmación; una religión de la paciencia, de la resig
nación, de la ayuda mutua, en acción y en palabras, pueden
369 ser de un valor superior en semejantes capas, aun a los ojos
de los dominadores: pues ellas reprimen los sentimientos de
Dado que todo instinto es inteligente, la «utilidad» no es la rivalidad, del resentimiento, de la envidia, propios de los
para él un punto de vista. Todo instinto, en cuanto activo, sa seres desheredados; divinizan, con el nombre de ideal de hu
critica fuerza y otros instintos; finalm ente es frenado; de lo mildad y de obediencia, el estado de esclavitud, de inferiori
contrario, parecería un despilfarro. En suma, lo «inegoístico». dad, de pobreza, de enfermedad, de opresión. Esto explica
LA V O L U N T A D D E P O D E R
262 I K 1E D R IC H N IF.T Z SC H K

por que las clases (o las razas) dom inantes, así com o los in En fin de cuentas, como ya he indicado, esta descarga del
d iv id u o s . m aniienen sin cesar el culto del altruismo, el evan rencor que consiste en juzgar, en rechazar y en castigar el
gelio de los humildes, el «D ios en la cruz». egoísm o (el propio o el ajeno), es también el instinto de con
i :i predom inio de las elevaciones altruistas es la conse serv ad o en los desheredados. En suma, el culto del altruismo
cuencia de un instinto en favor de los desheredados. Aquí, en es una forma específica del egoísmo que se presenta de ordi
tra en juego la evaluación más profunda; «yo no valgo de nario en condiciones fisiológicas particulares.
masiado»; este es un juicio puramente fisiológico; es, mejor Cuando el socialista anhela, con adm irable indignación, la
dicho, el sentim iento de impotencia, la falta de un gran sen justicia, el derecho, los derechos iguales, se encuentra bajo la
tim iento (en los músculos, los nervios, los centros del m ovi influencia de su deficiente cultura, que no sabe com prender
miento). La valoración se traduce, según la cultura específica la causa de su sentimiento, aparte que este anhelo constituya
de estas capas, e n ju ic io moral o religioso (la preponderancia un placer para él. Si se encontrase en m ejores condiciones, es
de los juicios religiosos o m orales es siempre un signo de cul muy posible que no pensara así. buscando su placer en otra
tura inferior); trata de hallar fundam entos en las esferas por parte. Lo m ism o le sucede al cristiano: este calum nia, co n
las que la idea de «valor» ha llegado a su conocim iento. La dena y m aldice al mundo, sin exceptuarse él m ism o. En am
interpretación por la cual el pecador cristiano cree com pren bos casos, estam os aún entre enfennos. a los que sienta bien
derse a sí m ism o es un intento para encontrar justificada la el chillar, a los que la calum nia les proporciona un alivio.
falta de poder y de confianza en sí; prefiere sentirse culpable
a encontrarse vanam ente malo. Es ya un síntom a de descom
posición el tener necesidad de una interpretación de este gé 371
nero. En otros casos, el desheredado no inquiere la razón de
su infortunio en su «falta», com o hace el cristiano, sino en la C ualquier sociedad trata de caricaturizar a sus adversarios
sociedad; tal el socialista, el anarquista, el nihilista: conside — por lo m enos en su im aginación— y de ponerlos a caldo.
rando su existencia com o algo cuya causa debe ser de al Sem ejante caricatura es, por ejem plo, nuestro crim inal. En
guien, esto s se apro x im an al cristiano, que creen tam bién m edio del régim en aristocrático del Im perio R om ano, el ju
p oder soportar m ejor su m alestar y su m ala conform ación d ío solía reducirse a la caricatura. Entre los artistas, «M on-
cuando encuentran a alguien a quien puedan echarle la culpa. sieur P ru d ’hom m e» y el «burgués»; entre las gentes piado
El instinto de venganza y del resentim iento aparece aquí, en sas, el im pío; entre los aristócratas, el hom bre del pueblo.
los dos casos, corno un m edio de soportar la existencia, com o Entre los inm oral islas, el m oralista es una caricatura: esta
una especie de instinto de conservación: del m ism o m odo m os, en m i criterio, en el caso de Platón.
que la preferencia concedida a la teoría y a la práctica al
truistas. El odio proveniente del egoísm o, ya sea el que nos
es propio (en el cristiano) o el de los dem ás (el socialista), se 372
nos presenta así com o una valorización en la que predom ina
la venganza; y considerado desde otro ángulo, com o un ardid L as inclinaciones y poderes elogiados por la m oral son
del espíritu de conservación en los que sufren p o r el creci para m í ese n c ia lm e n te iguales a los v alo re s ex e crad o s y
m iento <Je sus sentim ientos de m utualidad y reciprocidad... rechazados p o r ella: p o r ejem plo, la ju sticia co m o voluntad
264 IK IL O R IC H N IETZ SC H E: LA V O L I .'N CAI) D E P O D E R

de poder; voluntad de verdad, com o medio de voluntad de el hom bre vea separadam ente el elem ento de im pulsión y su
poder. «expresión» («la máscara»), signo de contradicción interior y
obstáculo para la victoria. La absoluta inocencia en los gestos,
en la palabra, en los efectos; la «buena conciencia» en la false
373
dad; la seguridad con que se concibe después de las palabras
grandiosas y magníficas. Todo lo necesario para la victoria.
La interiorización deI hom bre.— Nace cuando los im por
En el otro caso: para vencer en la extrem a clarividencia,
tantes instintos que la sociedad controla se vuelven contra el
es necesario el genio del com ediante y un gran dom inio de
que los siente, aliándose con la imaginación. Los instintos de
sí mismo. Por ello, los sacerdotes son los m ás hábiles y
enemistad, crueldad, venganza, violencia, se reabsorben en
conscientes hipócritas, y luego los príncipes, a quienes el
la voluntad de conocer; hay codicia e instinto de conquista;
arte y la estirpe impone una especie de conducta teatral. En
en el artista, la fuerza contenida de disimulo y engaño suele
el tercer caso, los hombres de sociedad, los diplomáticos. En el
descubrirse; los instintos se transforman en dem onios a los
cuarto, las mujeres.
que hay que dominar, etcétera.
Pensam iento fundam ental: la falsedad es algo tan pro
fundo, tan m ultilateral, y la voluntad está de tal m odo d iri
374 gida contra el conocim iento directo de sí m ism o, que cuenta
en su favor con la conjetura de una gran verosim ilitud: ver
La falsedad.— Todo instinto soberano se vale de los de dad, voluntad de verdad es otra cosa muy distinta y casi un
más instintos como si fueran instrumentos, hace de ellos algo m ero revestim iento. (La necesidad de creer es el m ay o r
así como un cortejo de aduladores: no se deja nunca llamar freno a la veracidad.)
por su nombre vil, ni tolera otras alabanzas, a m enos que se «N o debes m entir», se nos recom ienda: y se nos exige ve
sienta al mismo tiempo alabado indirectamente. En torno de racidad. Pero el reconocim iento de lo real (el no dejarse e n
todo instinto soberano cristalizan todas las alabanzas y todas gañar) es m ayor por parte de los em busteros. G eneralm ente
las censuras para llegar a un orden fi jo y a una etiqueta: esta se ha dicho poco o dem asiado: la pretensión de declararse
es una de las causas de la falsedad. con cada palabra que se pronuncia es una ingenuidad.
Todo instinto que aspira a la dom inación, pero que se en Se dice lo que se piensa, se es «veraz» solo bajo ciertos su
cuentra, sin em bargo, bajo un yugo, tiene necesidad de va puestos; a saber: el de ser entendido («inter pares»), y luego
lerse, para fortalecerse y para sostener el sentim iento de su el de ser bien entendido (tam bién «inter pares»). Nos o culta
dignidad, de todos los bellos nom bres y de todos los valores m os contra el extraño; y el que quiere lograr algo, dice lo que
reconocidos: lo que hace que se atreva a representarse las ha querido pensar de sí m ism o, pero no lo que piensa. («El
más de las veces bajo el nombre del «dueño» a quien co m fuerte siempre m iente».)
bate y que quiere librarse (por ejem plo, bajo el reinado de los
valores cristianos, el deseo de la carne o el deseo del poder). 375
Esta es otra causa de falsedad.
En los dos casos reina una ingenuidad absoluta; la falsedad L a gran m oneda falsa nihilista bajo un hábil abuso d e los
no participa de la conciencia. Un signo de instinto roto es que valores morales:
L A V O l. l 'N I A D D E P O D E R
266 I K IK D R IC H N IE T Z S C H E

tam bién Homero, Aristófanes, Leonardo de Vinci, Goethe).


a) Kl amor entendido com o un despojo de la personali
Siempre se om ite lo que es esencial en ellos; el libre arbitrio.
dad; igualmente la compasión.
hi l Juicamente el intelecto, desposeído de su personali
dad (" d filósofo»), conoce la verdad, «el ser verdadero y la
377
esencia de las cosas».
<■) 1iI genio, los grandes hombres. Son grandes porque
Una gran m entira de la historia ha sido hacer creer que la
110 son ellos ni su causa lo que ansian; el valor del hombre
corrupción de la Iglesia lúe la causa de la R eform a. C uan
aumenta en la medida que se arruina a si propio.
do solo fue el pretexto, la ilusión de sus propugnadores: las
í/j El arte, obra de) «sujeto puro, de voluntad libre», des
grandes necesidades que se sentían buscaron una brutalidad
conocimiento de la «objetividad».
que las cubriese com o un m anto espiritual.
c) La felicidad, fin de la vida; la virtud, medio para lle
gar a este fin.

La compensación pesimista de la vida en Schopenhauer 378


es una condenación «moral». Transposición de las medidas
del rebaño al dominio metafísico. El «individuo» carece de Schopenhauer consideró el alto intelectualism o com o m e
sentido, hay que atribuirle, pues, un origen en el «en sí» (y dio de liberación de la voluntad: no trató de ver la liberación
una significación de su existencia, com o «error»); los padres de los prejuicios que trae consigo la em ancipación de los
no son más que una «causa ocasional». grandes espíritus, la típica inm oralidad del genio; m arcó
com o condición de la actividad espiritual, de la visión «obje
tiva». que era la que únicam ente tenía en aprecio, el valor
376 moral de la «renunciación». La verdad, en el arte m ism o, solo
aparecía después de la extirpación de la voluntad.
1) La falsificación de la historia, por principio, para A través de cualquier idiosincrasia m oral veo ya una va-
arrancarle la prueba de la valoración moral; loración com pletam ente distinta; yo no adm ito tal absurda
a) La decadencia de un pueblo y la corrupción. separación de «genio» y voluntad, de lo m oral y lo inm oral.
b) Incremento de un pueblo y la virtud. El hom bre moral es de una m ás baja especie q ue el inm oral,
() A pogeo de un pueblo («de su cultura»), consecuencia no su propio tipo; una copia, una buena copia en el m ejo r de
de su elevación moral. los casos — la m edida de su valor está fuera de él— . Yo co n
sidero al hom bre por la cantidad de energía que encierra, pol
2) La falsificación sistemática de los grandes hom bres, la plenitud de su voluntad, y no según su debilidad y ap ag a
de los grandes creadores, de las grandes épocas: m iento; una filosofía que enseña la destrucción de la volun
Se quiere que la fe sea la distinción de los grandes, sin tad m e parece una doctrina envilecida y de difam ación... Yo
embargo, la falta de consideración, el escepticism o, el derecho m ido el poder de una voluntad por su m anera de en fren tar la
de sustraerse a una creencia, la «inm oralidad», form an parte adversidad, por la tortura y el dolor que resiste, co n v irtién
de la grandeza (César, Federico el G rande, N apoleón, pero dolas en provecho propio; yo no reprocho a la vida su ca-
268 I k l l D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D d e p o d e r

rácier ( n u . ' i c o y doloroso, sino que espero siempre que sea La lógica dice: estos deseos ocasionan frecuentemente
más U.ti'ku y doloroso que en anteriores ocasiones... grandes males; en consecuencia, son malas, son vituperables.
1*1 colm o de la sabiduría era para Schopenhauer llegar a El hom bre debe desentenderse de ellas; si no lo hace, es por
la aceptación de que todo lo existente carece de sentido; cosa que no es un hom bre «bueno».
que instintivamente hace el hombre bueno... Niega que haya Se trata de una lógica igual a la que dice: «Si un m iem
olía clase de inteligencia más alta, considera su criterio bro te duele, arráncalo». En el caso especial de aquel «inge
com o un «non plus ultra». En sus doctrinas, la inteligencia nuo cam pesino», el fundador del cristianism o recom endó la
se subordina al bien: su más alto valor (en el Arte, por ejem práctica a sus discípulos, en el caso de excitación sexual, de
plo) sería preparar la inversión moral, el dom inio absoluto este m andato, el cual no significa solam ente prescindir de un
de tos valores morales. miembro, sino transform ar de raíz el carácter del hombre:
Justam ente con Schopenhauer quiero caracterizar igual este queda «castrado»... Igual ocurre con la locura del m ora
mente a Kant. Nada griego, com pletam ente inhistórico (pa lista, cuando, en vez de intentar que las pasiones sean dom i
saje sobre la Revolución francesa), y fanático-m oral (pasaje- nadas, pide que se las extirpe. Solo el hom bre castrado, con
de G oethe sobre el mal radical). También se ve la santidad cluye siempre, puede ser bueno.
en su fondo... Este espíritu estrecho y nefasto en sentido moral, en vez
N ecesito hacer una crítica del santo. de utilizar las grandes fuentes de energía, esos torrentes
Valor de Hegel. «Pasión.» aním icos frecuentem ente peligrosos que brotan con im petuo
Filosofía de especiero del señor Spencer: com pleta au sidad, trata de que desaparezcan.
sencia de ideal, fuera del hom bre mediocre.
Instinto fundam ental de todos los filósofos, historiadores
y psicólogos: todo lo que el hom bre valora, Arte, Historia. 380
Ciencia, Religión, Técnica, debe ser adm itido com o un va
lor moral, com o condicionado m oralm ente en su fin, en sus ¿Superación de las p a sio n e s?— M ucho cuidado si ha de
m edios y en sus resultados. Com prenderlo todo en relación significar su debilitam iento y destrucción. El problem a co n
con un valor supremo, por ejem plo, la pregunta de Rousseau siste en servirse de ellas, tiranizándolas por m ucho tiem po
sobre la civilización: «¿M ejora por ella el hom bre?». Pre (no com o individuo, sino com o com unidad, raza, etc.). Po
gunta pueril, pues sabido es que ocurre todo lo contrario, niendo en ellas, en fin, co m o una libertad confiada, puesto
cosa que, en definitiva, habla en favor de la civilización. que nos am an com o buenos servidores, y nos acom pañan d i
ligentes en nuestras m ejores actividades.

379
381
La m oral religiosa.— La em oción, el gran deseo, las pa
siones del poder, del amor, la venganza, de la posesión, quie L a intolerancia de la m oral es una expresión de la debili
ren los m oralistas arrancarlas, extinguirlas con el fin de p u dad del hom bre: se asustan ante su «inm oralidad», tiene que
rificar el alma. negar sus m ás fuertes instintos, en vista de q ue los utiliza de
270 I K IL D K IC H M I . I Z M III
L A V O I .1IN T A I) D E P O D E R 271

mala manera. I’oi esto, los más grandes filones de la tierra 384
permanecí'ii durante mucho tiempo inexplotados: falta la
fuei/a que los libere. ¿Cóm o es posible que, bajo la presión de la moral ascé
tica del renunciamiento a sí mismo, los sentimientos del
amor, de la bondad y de la piedad, y aun los de justicia, ge
3X2 nerosidad y heroísm o, resulataran casi desconocidos?
La riqueza de personalidad, la plenitud de sí mismo, la su
Hay hom bres y pueblos com pletam ente ingenuos que perabundancia y el deber, el bienestar instintivo y la afirm a
creen que sería deseable un buen tiem po perm anente: «In ción personal es lo que en definitiva constituye el gran sacri
rebus moralibus»: que el hom bre bueno, en definitiva, sería ficio y el gran amor; un fuerte y divino sentido de lo personal
algo deseable; y precisam ente en esto consiste el progreso es lo que da madurez a estas pasiones, con tanta certidumbre
de la evolución humana: que solo él quede (y a este fin de com o el deseo de dominar, de avanzar, com o la certidumbre
ben dirigirse los diversos esfuerzos). El problem a resulta interior de tener un derecho sobre todos. Los sentimientos
en alto grado antieconóm ico y, com o queda dicho, el col contrarios, según la acepción vulgar, equivalen a un mismo
mo de la ingenuidad, nada más que expresión de la gracia sentimiento: y si no conservamos nuestro propio pellejo y en
que el «hom bre bueno» hace (no despierta tem or alguno; él nos mantenemos serenos y valientes, no hay nada que dar
hace posibles nuestras expansiones y da lo que se puede y es perfectamente inútil tender la mano para proteger y sos
tomar). tener... ¿Hasta qué punto se ha podido transformar el sentido
de estos instintos, que el hombre ha llegado a considerar
com o precioso lo que está en contra suya? ¡Sacrificio de un
383 yo a otro yo! ¡Vergüenza para esa miserable mentira psicoló
gica, que hasta el presente ha tenido el predom inio en la Igle
Dentro de la concepción de la jerarquía de las pasiones, lo sia y en la filosofía influenciada por la Iglesia!
recto y lo normal supone el dom inio de la pasión, mientras Dada la tendencia del hombre a pecar, este no tiene otro
que las pasiones suelen ser consideradas com o lo anormal, remedio que odiarse a sí mismo Y en el fondo, no tendría el
lo peligroso, lo semibestial y. en definitiva, por su fin, con derecho de sentir frente a sus semejantes otro sentimiento que
cupiscencia... ante sí mismo; el am or de los hombres tiene necesidad de una
La pasión se degrada: 1) com o si ella fuera el móvil, no justificación; debe encontrarse en el hecho de que Dios ha
necesariam ente, sino de manera inconveniente; 2 ) en cuanto ordenado este amor. Se deduce, por consiguiente, que to
solo persigue algo que carece de valor, un placer... dos los instintos naturales del hombres (sus inclinaciones al
El desconocim iento de la pasión y de la razón, com o si amor, etcétera) le parecen prohibidos por sí mismos) y que
estas fueran seres en sí, más que lo que en realidad son, es solo después de haberlos negado, en virtud de la obediencia
tados relativos de diferentes pasiones y deseos, y com o si a su Dios, recobran sus derechos... ¡Hasta ese punto llegó
cada pasión no tuviera en sí un «quantum» de razón... Pascal, el admirable lógico del cristianismo! Recordemos sus
sentimientos para con su hermana. «No hacerse amar», es lo
que en el fondo le parecía ser cristiano.
272 I 'K i k d r i c h n i e t z s c h f : l.A V O L U N T A D D E PO D K R 273

385 valores ha sido, hasta el presente, bastante mal desarrollada


para significar la parte del valor efectivo del hombre, y no
Reflexionemos sobre lo caro que se nos hace pagar este solamente del valor «que él desea»; el ideal ha sido hasta el
canon mural («un ideal» cuyos enem igos son probablemente presente la verdadera fuerza calum niadora del mundo del
los «egoístas»), hombre, una fuerza que extendió por la realidad su aire en
I .a agudeza m elancólica del desprecio de sí mismo en Eu venenado, la gran seducción de la nada...
ropa (Pascal, La Rochefoucauld), la debilitación, el descora
zonamiento, el reconocim iento del que no quiere ser animal
de rebaño. D) «Crítica de las palabras: enmienda, perfección,
La perm anente exaltación de las cualidades mediocres elevación»
com o las más valiosas (modestia, sumisión y paciencia, la
naturaleza com o instrumento). 387
L a m ala conciencia mezclada a todo lo que es individual,
original. Medida por la que se ha determinado el valor de las eva
El desplacer y, consiguientem ente, la vida de los fuertes luaciones morales.
amarga. El hecho principal inadvertido: contradicción contra el «de
La conciencia de rebaño convertida en filosofía y reli venir moral» y la elevación y vigorización del tipo hombre.
gión, y su angustia. «H om o natura». La «voluntad de poder».
Situem os fuera de discusión la imposibilidad psicológica
de una acción desinteresada.
388

386 El valor moral com o valor aparente, com paración con los
valores fisiológicos.
El hom bre verdadero representa, en mi criterio, un valor
muy superior al del hombre que podría «desear» cualquier
ideal, tal com o se le ha presentado hasta aquí; todo lo que se 389
ha deseado con relación al hom bre no ha sido más que di
gresión absurda y peligrosa, por la cual una especie de hom La retexión sobre lo más general es siempre atrasada; las
bres particulares querría erig ir en ley, por encim a de la últimas «deseabilidades» sobre los hombres, por ejemplo,
hum anidad, sus propias condiciones de conservación y cre nunca han sido consideradas por los filósofos com o proble
cimiento; todo deseo de este hom bre ha rebajado hasta el mas. El «mejoramiento» del hombre ha sido planteado por
presente el valor de) hombre, su fuerza y su certidum bre en todos de una m anera ingenua, com o si. en virtud de una in
el porvenir; la pobreza del hombre y su m ediocre intelectua tuición, estuviéramos por encim a del problem a. ¿Por qué ha
lidad se ponen hoy m ás de m anifiesto cuando persigue el ob de m ejorarse el hombre? ¿En qué medida resulta deseable
jeto de sus deseos; la facultad que permite al hom bre fijar que sea virtuoso, prudente o feliz? H abida cuenta que no se
274 I R I E D R IC H N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D U E P O U E R 275

conoce el poique del hombre, semejante opinión carece de este punto, partiendo de otra m edida de valor y deseando
sentido; v m se desea lo uno, a lo mejor no se puede desear salvar las almas, cree en la capacidad expiatoria del castigo,
lo oiro. Id aumento de la virtud, ¿puede com pararse con un y además, en la fuerza redentora del perdón; ambas cosas
aumento de la prudencia y el juicio? «Dubito»; existen dem a son errores del prejuicio religioso, porque ni el castigo puri
siadas ocasiones de dem ostrar lo contrario. La virtud como fica, ni el perdón redime, aparte que lo hecho no pueda ser
lin. en el riguroso sentido de la palabra, ¿no necesita, por el deshecho. El perdón no dem uestra que algo deje de ser... Un
contrario, como medios indispensables, de la desgracia, de hecho tiene sus consecuencias en el hombre y fuera del
las privaciones y de las maceraciones? Y si, al fin, llegase a hombre, independientemente de que haya sido perdonado,
más altura el conocimiento, ¿no se debería también renun expiado, etc.; independientemente de que la Iglesia haya
ciar al encarecim iento de la dicha'? ¿Y el peligro de elegir convertido a su autor en un santo. La Iglesia cree en cosas
com o camino para el conocimiento el riesgo, la aventura, la que no hay: en «almas»; cree en efectos que no se producen:
desconfianza, la seducción...? Y si se ansia felicidad, quizá los efectos divinos; cree en estados que no hay: en el pecado,
haya que alistarse entre los pobres de espíritu. en la redención, en la salvación de las almas; en general, se
queda en la superficie, en signos, gestos, palabras, a los cua
les da una interpretación arbitraria. Ha falsificado metódica
390 mente la psicología.

Engaño y em baucam iento general en el terreno de la lla


mada perfección moral. No entendemos nosotros que un 391
hombre pueda llegar a ser otro si no lo era ya antes, es decir,
si, com o muchas veces sucede, no llevase en sí una plurali «La enferm edad hace mejor al hombre»: esta conocida
dad de personas, o, por lo menos, de gérmenes personales. afirmación, que se mantiene a través de los siglos, lo mismo
En tal caso, lo que se consigue es que un nuevo actor se si en la boca de los sabios que en la boca o el hocico del pue
túe en escena y que «el hombre antiguo» retroceda. Lo que blo, da qué pensar. Podríamos preguntarnos, respecto a su
ha cam biado no es la esencia, sino la faz... Que alguien deje posible validez: ¿existe un lazo moral entre la moral y la en
de realizar ciertas acciones es un mero «factum brutum», fermedad? La mejora del hombre, considerada en general, es
susceptible de las más diversas interpretaciones. Ni siquiera decir, la indudable humanización, refinamiento y bonifica
se consigue siempre superar el habito «ultima ratio» de las ción durante el último milenio, ¿es quizá una consecuencia
acciones. Aquel que por la fatalidad o por sus condiciones es de grandes sufrimientos, de grandes amarguras y privacio
un criminal no olvida nada, sino que cada vez aprende más; nes? ¿Ha mejorado la enfermedad al europeo? O dicho de
y una gran privación actúa com o tónico sobre su talento... otra manera: nuestra moralidad, nuestra delicada moralidad
Para la sociedad, esto no tiene otro interés sino que alguien m oderna, a la que se quiere com parar con la moralidad de
deje de com eter ciertos actos; para ello le priva de las con los chinos, ¿es la expresión de un retroceso fisiológico...?
diciones en que podría realizarlos; en todo caso, esto es más Quizá es inútil negar que cada pasaje de la historia en que el
prudente que intentar lo imposible: la fatalidad de rebelarse hombre se ha m ostrado en toda su pujanza y poder ha traído
contra su sino. La Iglesia, al heredar a la antigua filosofía en tras sí un carácter eruptivo peligroso, durante el cual la hu-
276 I K I E D R IC H N IE T Z S C H E l-A V O I U N T A D D E P O D E R 111

manidnd ha vivido en peligro, y quizá en todos los dem ás para dar a la prueba de fuerza (o «por los frutos») la preem i
casos c'ii que ha parecido otra cosa, ha sido quizá porque la nencia y aun la lacultad de decidir todas las dem ás formas
psicología ha carecido de perspicacia y de valor para llegar de la demostración. «Lo que nos hace buenos debe ser bueno:
hasta d íondo: «Cuanto más sano, fuerte, rico, fecundo, em lo que no es bueno, no debe engañarnos», discurren con ló
prendedor se siente un hom bre, tanto m ás inm oralm ente gica inexorable. «Lo que da buenos frutos debe ser verda
procede». ¡No debem os suscribir tan triste pensam iento! dero; no hay otro criterio de verdad...»
Pero. aceptando que por un m om ento sim patizásemos con Pero si el hecho de hacem os mejores se considera com o
él, ¡cómo se iluminaría el porvenir! ¿Que nos haría pagar el argumento, el hecho de hacem os peores debe estimarse
mundo más caro que lo que precisam ente deseam os con to com o refutación... Se dem uestra que el error es error exam i
llas nuestras fuerzas: la deshumanización, el mejoramiento, nando la vida de los que lo representan: un paso en falso, un
la creciente «civilización» del hom bre? Nada sería más caro vicio que refutan... Esta manera indecente de luchar, la que
que la virtud, porque, en definitiva, convertiríam os con ella ataja por debajo y por la espalda, la de los perros, no ha
el m undo en un hospital; y la suprem a aspiración de la sabi muerto tampoco: los sacerdotes, a fuer de psicólogos, no en
duría sería convertir a cada hom bre en un «enfermero». Ten cuentran jam ás nada m ás interesante que husm ear en los se
dríamos, en efecto, aquel soñado estado de «paz en la tie cretos de sus adversarios; dan pruebas de cristianismo hasta
rra». Pero, al mismo tiempo, tendríamos tan poco bienestar, buscando en las deyecciones del mundo. Ante todo, ante los
tan poca belleza, tan poco valor, tan poco peligro, ¡tan pocas hombres de primera categoría en el mundo, ante los m aes
de esas obras por las cuales ansiam os vivir en el mundo! tros, recordemos que G oethe f ue en todos los tiempos com
Y, además, ninguna hazaña. Porque todas las grandes haza batido en Alem ania (Klopstock m ism o y Herder dieron «el
ñas y hechos que se han perpetuado y no han sido barridos buen ejemplo»: «Dime con quién andas y te diré quién eres»),
por la ola del tiempo, ¿no han sido grandes inmoralidades si
penetramos en su fondo...?
393

392 Hay que ser inmoralista, sin duda alguna, para hacer m o
ral de acción... Los medios de que se vale el moralista, son
Los sacerdotes, lo mismo que los semisacerdotes y los fi probablemente los m ás terribles que se han utilizado: el que
lósofos, han llamado verdad en todos los tiempos a una doc no tiene valor para la inmoralidad, servirá para todo lo que
trina cuyo efecto educador era beneficioso o parecía serlo, no suponga ser moralista.
una doctrina que nos hacía «mejores» a los hombres. Se pa La moral es una «menagerie»: su presuposición es que
recen por esto a un em pírico ingenuo, a un taumaturgo que valen las barras de acero más que la libertad, aun para los en
hubiera salido del pueblo, que, por haberse servido com o re jaulados; su otra presuposición es que hay domadores de fie
medio de un veneno, negase que esto fuese un veneno pre ras que no retroceden ante los medios más terribles, puesto
cisamente... A las verdades, «las reconoceréis por sus fru que dominan el hierro candente con la mano. Esta especie
tos»; tal es el razonam iento hoy, incluso, de los sacerdotes. espantosa que admite la lucha con las bestias feroces se
Su sagacidad ha sido derrochada de manera bastante funesta. llama la de los «sacerdotes».
278 I K IEDRICH N IETZSCH E »
LA V OLUNTAD DE PODER

El hombre, encerrado en una jaula de hierro con errores,


VI
convenido en una caricatura de sí mismo, enfermo, am ar
gado, rencoroso, lleno de desconfianza contra lo que es be C O N SID ERA CIÓ N FINAL D E L A CRÍTICA
llo y hiieno en la vida, miserable en todas sus circunstancias. DE LA M ORAL
¿Cómo podría justificarse, a pesar de ser un engendro artifi
cioso, arbitrario, tardío, que los sacerdotes inventaron y a 394
quien consideran «el pecador»...?
Para no pensar mal de la moral debíamos poner en su lu Lo que exijo de todos, pese a que suene mal a los oídos,
gar dos conceptos zoológicos: domesticación de las bestias es que sometáis a una crítica absoluta vuestras valoraciones
y cría de una determinada especie. morales. Que al impulso del sentimiento moral, partidario de
En todo tiempo los sacerdotes dijeron que querían mejo la sumisión más que de la crítica, le preguntéis abiertamente:
rar al hombre... Pero nosotros nos reímos, claro está, cuando ¿y por qué sumisión? Firmeza, por el contrario, es lo que
un dom ador de fieras habla de sus bestias com o de animales hace falta. Esta exigencia de un porqué, esta crílica necesa
mejorados. La domesticación de las fieras, por lo general, se ria de la moral debe considerarse precisam ente com o la
consigue a fuerza de estropearlas. Com o es estropeado y no form a presente de la moral, com o la especie m ás sublime de
mejorado el hombre moral. Aunque menos dañino... moral que os hace honor a vosotros y a vuestro tiempo. Que
Lo que yo quiero poner en evidencia con todas mis fuer vuestra lealtad, vuestra voluntad de no engañaros se m ani
zas es que: fiesta con estas palabras: «¿por que no?», «¿ante qué tribunal?».

a) No hay peor confusión que la de equiparar los con 395


ceptos dom esticación y disciplina, y esto es lo que se ha
hecho... La disciplina, tal com o yo la entiendo, es un medio Tres afirmaciones:
de acumular enorme cantidad de fuerzas en la humanidad, de
Lo vulgares lo más elevado (protesta del «hombre vulgar»).
modo que las generaciones puedan edificar sobre el trabajo
Lo antinatural es lo más elevado (protesta de los mal na
de sus antepasados, no solo interior, sino exteriormente, le cidos).
vantando organizadamente su fortaleza sobre ellas...
Lo mediocre es lo más elevado (protesta de los m edio
b ) Hay un peligro extraordinario en creer que la hum a
cres, del rebaño).
nidad progresará haciendo a los individuos mediocres... La
humanidad es un concepto abstracto. El fin de la disciplina, Se ve manifestarse en la historia de la moral una voluntad
aun en los casos más raros es hacer al individuo más fuerte, de poder, por lo cual, esclavos y oprimidos, fracasados y en
puesto que el indisciplinado es débil, inconstante y dilapi fermos, y algunas veces los mediocres, pretenden realizar
dador. valores que les son más favorables.
Desde el punto de la biología, el problem a de la moral no
puede ser más dudoso. Hasta hoy la moral se ha desarrollado
a costa de los dom inadores y de su instinto específico, de las
naturalezas privilegiadas y superiores, de los independientes
y privilegiados en todos los órdenes.
>
280 I-R1EDR1CH N I E T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 28 I

Por consiguiente. la moral es una oposición permanente a 2) Los tuertes y los débiles: los sanos y los enfermos: las
los esluei /o s tic la naturaleza para producir un tipo superior. excepciones y la regla. No hay duda de quién es el más fuerte.
Pula- sus defectos más importantes pueden señalarse: la des Aspecto general de la historia: ¿es el hom bre una excep
confianza contra la vida en general (sintiendo su tendencia ción en la historia de la vida? Protesta contra el darwinismo.
com o inmoral), falta de sentido, contradicción (en cuanto los Los medios de los débiles para mantenerse arriba son: ins
valores supremos son sentidos com o en oposición a los ins- tinto, humanidad, instituciones.
linios superiores), degeneración y destrucción de los carac 3) Prueba de este señorío en nuestros instintos políticos,
teres superiores, porque justamente en ellos es donde se evi en nuestras valoraciones sociales, en las Artes, en la Ciencia.
dencia el conflicto. Los instintos decadentes han predominado sobre los ins
tintos de progreso.... la voluntad de la nada ha predominado
sobre la voluntad de vivir.
396
¿Es esto verdad? ¿No hay quizá una mayor garantía de la
vida de la especie en esta victoria de los débiles y de los m e
¿Cuáles han sido de siempre los valores más predominantes?
diocres'? ¿No es quizá un medio en el movimiento general de la
La moral com o valor supremo en todas las fases de la fi
vida, un «tempo» retardado, una defensa contra algo peor aún?
losofía (aun entre los escépticos). Resultado: este mundo no
Suponiendo que los fuertes llegasen a dom inar en todo y,
tiene valor por sí mismo; se hace necesaria la existencia de
por tanto, también en las valoraciones morales, saquemos la
un «mundo verdadero.
consecuencia de cómo pensarían respecto a la enfermedad, el
¿Qué es lo que determina el supremo valor en definitiva?
dolor y el sacrificio. La consecuencia sería un menosprecio
¿Qué es esencialm ente la moral? El instinto de «decadencc».
de sí mismos por parte de los débiles; tratarían de desapare
los agotados y los desheredados, que de esta manera, ven
cer y de disolverse. ¿Y seria esto deseable? ¿Podría desearse
gándose, se sienten señores...
un m undo en el que faltara la influencia de los débiles, su fi
Prueba histórica: los filósofos siempre decadentes, siem
nura, su circunspección, su espiritualidad, su flexibilidad...?
pre al servicio de las religiones nihilistas.
Hemos visto la pugna de dos voluntades de poder (en el
El instinto de decadencia aparece com o voluntad de po
caso especial tenemos un principio: dar la razón al que hasta
der. Introducción de su sistema de medios: absoluta inmora
ahora ha estado postergado y quitársela al que hasta ahora ha
lidad de estos medios.
dominado): hemos reconocido el verdadero mundo com o un
mundo de «engaño», y la moralidad como una forma de inmo
Los VALOR ES C O N T R A R IO S Q U E D A N S IE M P R E D EB A JO ralidad. Nosotros no decimos «el más fuerte no tiene derecho».
Hemos com prendido lo que constituye el más alto valor y
I) ¿Cómo es posible semejante cosa? ¿Por qué la vida, lo que determinó su victoria sobre el valor contrario: se tra
la perfección fisiológica, queda debajo en todas partes? ¿Por taba del más importante numéricamente.
qué no hay ninguna filosofía del Sí, ninguna religión del Sí'.’ Purifiquemos el valor contrario, el de la infección y de la
Signos históricos de este movimiento: la religión pagana falta de carácter, el de la degeneración por todos reconocido.
que puede sintetizarse en «Dionisio contra el Crucificado». Frente al restablecim iento de la naturaleza, la liberación
El Renacimiento. El Arte. del m orbo moral.
282 I KIEDRICH NIETZSCH E 2X3
LA V O L U N T A D DE PO DER

397 400

I ,a moral es un error útil, sobre todo para los más grandes En qué medida a negación de la moral es aún un trozo de
y libres de prejuicio de sus propugnadores, una mentira for su propia fuerza. Nosotros, los europeos, llevamos la sangre
zosamente estimada. de los que murieron por su fe. Hemos adm itido la moral de
m anera terrible y seria y no hay nada que no le hayam os
sacrificado. Por otra parte, nuestra d elicad eza espiritual
398 la hemos alcanzado precisam ente por una vivisección de la
conciencia. Todavía sigue siendo para nosotros un misterio el
Conquistem os la verdad de manera que no necesitemos «¿dónde?» al que nos sentimos em pujados después de haber
dem asiado la disciplina de la moral. En caso de que se ju z sido arrancados a nuestro antiguo suelo. Pero este mismo
gue la vida moralmente, rechazarla. suelo nos ha infundido la fuerza, que ahora nos impulsa a lo
No debemos crear personajes imaginarios y, por ejemplo, lejos, a la aventura, a las playas donde somos arrojados; no
decir: «La naturaleza es cruel». Se siente alivio, comprendien hay elección, tenemos que ser conquistadores, porque ya no
do que no hay tal ser central responsable. tenemos suelo donde podam os establecer nuestros lares,
Evolución de la humanidad. A) Lograr un cierto poder so donde nos podamos sustentar. Un oculto «sí» nos impulsa,
bre la Naturaleza y, por consiguiente, un inevitable poder so que es más fuerte que todas nuestras negaciones. Nuestra
bre el hombre. (La moral era necesaria para realizar al hom mism a fortaleza ya no tolera aquel antiguo suelo cómodo:
bre en su lucha contra la Naturaleza y con la «bestia feroz».) nos atrevemos a ir más allá; a pensar que el mundo es aún
B) Una vez alcanzado el poder sobre la Naturaleza, puede rico e inexplorado, y aun irse a fondo es mejor que hacerse
utilizarse para conseguir el desenvolvimiento del hombre li indeciso y sentirse envenenado. N uestra propia fortaleza
bremente: la voluntad de poder com o elevación y vigoriza- nos lanza al mar, allí donde todos los soles se han puesto...
ción del individuo. Nosotros sospechamos un nuevo mundo...

399 VII

La moral, com o ilusión de la especie, para animar a los CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA


individuos a que se sacrifiquen por el porvenir, concedién
dole aparentemente un valor infinito para que con semejante 1. C o n d ic io n e s g e n e r a l e s
conciencia de sí tiranice otros terrenos de su naturaleza y no
se contente fácilmente consigo mismo. 401
Profundo agradecimiento para todo aquello que la moral
nos ha proporcionado hasta ahora; pero ahora una nueva Procuremos alejar de nosotros alguna de las supersticio
presión que sería fatal. Ella obliga, en cuanto es sinceridad, nes que han prevalecido hasta el momento en relación con
a la negación de la moral. los filósofos.
V
284 FRIEDRICH NIETZSCHE LA VOL UNT AD DE PODER 285

402 tuye quizá el elemento moral en el conocimiento. Es preciso,


en fin, un escepticismo total ante los conceptos tradicionales
!,<>s lile «solos combatieron y com baten la apariencia, el (como el que poseyó Platón, naturalmente, el cual enseñó
cambio, el dolor, la muerte, lo corporal, los sentidos, el des- todo lo contrario).
lino y la lalta de libertad, contra la ausencia de finalidad.
I’ueslo que creen primeramente en: I) el conocimiento
absoluto; 2) el conocim iento por el conocimiento; 3) en la 405
alianza de la virtud y de la felicidad; 4) en la cognoscibili
dad de las acciones humanas. Se sienten dirigidos por valo Poseído de profunda desconfianza contra los dogmas de
raciones instintivas, sobre las cuales rcllejan los estados «an la teoría del conocimiento, me gustaba asomarme a tal o cual
teriores» de cultura (más peligrosos). ventana, pero cuidaba de no detenerme mucho tiempo, pues
m e parecía muy perjudicial. Ultimamente, solía preguntar
me: ¿es posible que un instrumento pueda criticar su propia
403 capacidad'? Pero, sobre todo, pensaba que nunca hubo un es
cepticismo ni un dogmatism o en la teoría del conocimiento
¿Qué les falta en realidad a los filósofos?: 1) sentido his sin un pensamiento oculto; que esta teoría tiene solo un valor
tórico; 2) conocim iento de la psicología; 3) un fin futuro. de segundo orden cuando se piensa qué es lo que nos lleva a
Hacer crítica sin ninguna clase de ironía exenta de prejuicios esa posición.
morales. Idea fundamental; tanto Kant, com o Hegel o com o Scho
penhauer — lo mismo la actitud escéptico-epogistica, que la
histórica y la pesimista— son de origen moral. No conozco
404 a nadie en realidad que se haya permitido hacer una crítica
de las valoraciones morales: y las contadas tentativas de lle
Los filósofos: 1) han tenido siempre la más admirable ap gar a una historia del origen de estos sentimientos (las dar-
titud para la am rm dictio in adjecto; 2 ) han tenido tanta con winistas inglesas y alemanas) tan poco me gustaron, que
fianza en los conceptos abstractos como desconfianza en los pronto les volví la espalda.
sentidos: no han com prendido que concepto y palabra son La posición de Spinoza, su negación y refutación de los
bienes heredados de épocas en que los cerebros andaban juicios morales, solo tiene una explicación com o una conse
muy cegados. cuencia de su Teodicea.
Los filósofos no deben dejarse regalar los conceptos, no
solo deben purificarlos y esclarecerlos, sino que deben ha
cerlos, crearlos, establecerlos y persuadir con ellos. Siempre 406
se ha confiado que los conceptos suponían com o un presente
de los cielos; y en último término, que eran la herencia de La moral, como suprema desvalorización.— O nuestro
nuestros antepasados, tanto de los tontos com o de los hábi mundo es obra y expresión («modus») de Dios, y en tal caso
les. Esta piedad contra lo que nosotros encontram os consti debe ser com pletamente perfecto (Leibniz) — y nadie duda
> LA VOL UNTAD DE PODER 2X7
2K 6 IR IE D R IC H NIETZSO H E

408
que sepamos lo que es la perfección— . y el mal solo una
aparii'iu i.i (más radicales en Spinoza los conceptos bien y
La marcha de la filosofía se ha visto siempre obstaculi
mal), o del supremo fin debe ser deducido Dios (como con
zada por los prejuicios morales históricos.
secuencia de un favor de Dios, que nos permite elegir entre
En todas las épocas se han tomado los «bellos pensa
el bien y el mal: el privilegio de 110 ser autómatas; «Libertad»
m ientos» por argumentos; los «pechos hidalgos», por el fue
del peligro, del error, de la elección falsa..., por ejemplo,
lle de la divinidad; la convicción com o «criterio de la ver
Simplicio en su com entario a Epicteto).
tí dad»; la necesidad del adversario, com o signo interrogante
O nuestro mundo es imperfecto, el mal y el pecado son co
de la sabiduría; esta falsedad, esta falsa m oneda la encontra
sas reales; en este caso el mundo 110 puede ser verdadero, y el
m os por toda la historia de la filosofía. D escontados los es
conocimiento es el único camino para negarlo, es un error
tim ables, pero raros escépticos, en ninguna parte encontra
que, com o error, puede ser reconocido. Esta es la opinión de
mos un instinto de honradez intelectual. Últimamente, el
Schopenhauer, basándose en los supuestos de Kant. Todavía
mism o Kant, en toda su inocencia de esta corrupción de los
más desesperado es Pascal; puesto que entiende que com o el
pensadores, ha tratado de constituir científicam ente el con
conocimiento también está corrompido y falseado, es necesa
cepto tle «razón práctica», y hasta inventó una razón para
ria la revelación para comprender el valor negativo del mundo.
prescindir de la razón a ratos: a saber, las necesidades del co
razón cuando hablan la moral y el «deber».
407

409
La costumbre de las autoridades absolutas ha creado una
especie de necesidad de las autoridades absolutas, tan fuerte,
Hegel: su lado popular, la doctrina de la guerra y de los
que aun en épocas críticas como la de Kant, se muestra su
grandes hombres. El derecho es de los victoriosos: de esta
perior a la necesidad crítica, y, en cierto sentido, se apodera
manera expone el progreso de la humanidad. Intento de ex
del trabajo del entendimiento crítico y lo pone al servicio de
plicar el dominio de la moral por la historia.
sus fines. En la siguiente generación, que por su instinto his
Kant: un reino de valores que se sustrae a nosotros, tan in
tórico tiene un concepto relativo de la autoridad, se nota, a
visible com o real.
pesar de esto, su dominio, cuando también en la filosofía de
Hegel: una evolución dem ostrable, que se va haciendo vi
la evolución de Hegel. la historia, bautizada en filosofía, se
sible, del reino de la moral.
pone al servicio de la idea moral y es considerada com o la
Nosotros no querem os engañam os con la manera kan
realización progresiva de dicha idea m oral. Desde Platón,
tiana ni con la moral hegeliana; no creemos, com o les ocu
la filosofía está bajo el dominio de la moral. Igualmente y en
rrió a ellos, en la moral. Por tanto, no tenem os que crear nin
sus antecesores, se advierten destellos de interpretaciones
guna filosofía para fundam entar la moral. Tanto el criticismo
morales (en Anaximandro, la ruina de todas las cosas como
com o el historicismo se nos presentan carentes de interés en
castigo por su emancipación del Ser puro; en Heráclito, la re
tal sentido. ¿En qué sentido lo tienen?
gularidad de los fenómenos com o prueba del carácter moral
de todo el devenir).
288 EK1EDRICH N IETZSCH E LA V OLUNTAD DE PODER

410 1 ) Mis combates contra la decadencia y la creciente m en


gua de la personalidad. Yo buscaba un centro nuevo.
1.a impai la m ia de la filosofía alem ana (Hegel).— Pensar 2) Reconocim iento de la imposibilidad de este esfuerzo.
un panteísm o en que el mal, el error y el dolor no se sientan 3) M ientras avanzo en la carrera de disolución, encuen
c o m o argum entos contra la divinidad. Esta m agnífica inicia- tro para los individuos nuevos manantiales de fuerzas. ¡De
liva lia sido utilizada en forma abusiva por los poderes exi bem os ser destructores!
gentes (Estado, etc.) para sancionar con ella la nacionalidad Yo conocía que el estado de disolución en que los seres
de dichos poderes. individuales se pueden perfeccionar com o nunca — un m o
Schopenhauer aparece, por el contrario, com o hombre en delo y un caso individual de la existencia universal— . Contra
carnizadam ente moral, que para conservar su tesoro moral el sentimiento paralizador de la disolución universal y de la
pide la negación del mundo. Por último, se hace «místico». im perfección universal, sostuve el «eterno retorno».
Yo mismo busqué una justificación estética: ¿cómo es ad
misible la fealdad del m undo? Tomé la voluntad de la be
lleza, de la persistencia en las m ism as formas, com o un m e 412
dio temporal de conservación y de salud; pero la eterna
creación, así com o la eterna destrucción, me parecen ligadas Se busca la imagen del m undo en la filosofía, que es
fundamentalmente al dolor. La fealdad es una m anera de con quizá lo más confortable; es decir, en nuestro instinto más
siderar las cosas bajo la voluntad, un sentido, un nuevo sen poderoso. ¡También a m í m e sucede eso!
tido. puesto en las cosas que han dejado de tenerlo: la fuerza
acumulada, que es el resorte de los creadores; sentir lo histó
rico com o insostenible, abortado, digno de ser negado, feo. 413

L a filosofía alem ana en conjunto — Leibniz. Kant, Hegel.


411 Schopenhauer. para citar a los más im portantes— es el gé
nero más profundo de rom anticism o y de m elancolía que se
Mi prim era solución: la sabiduría dionisíaca. Placer en la ha concebido: el anhelo hacia lo m ejor de otro tiem po. N in
destrucción de lo más noble y en ver cóm o paso a paso se va gún lugar ya es nuestra patria; se ansia por tin volver atrás
corrom piendo; com o placer por lo que viene, por lo luturo. para encontrar un hogar, porque solo allí se podía encontrar:
que triunfa sobre lo existente. D ionisíaco: identificación ¡y estam os en el m undo griego! Pero precisam ente allí están
tem poral con el principio de la vida (com prendida la dicha todos los puentes rotos, si se exceptúa el arco iris de los c o n
del mártir). ceptos. ¡Conduciéndonos siem pre a todos los hogares y pa
M is innovaciones: ulterior desarrollo del pesim ism o: el trias que ha habido para las alm as griegas! ¡Hay que ser m uy
pesim ism o del intelecto, la crítica m oral, disolución del úl fino, m uy ligero, m uy sutil, en efecto, para poder cam inar
tim o consuelo. C onocim iento de los signos de la decadencia: por estos puentes! Pero ¡qué felicidad es y a este deseo de es
toda acción fuerte es velada por la quim era; la cultura aislada piritualidad, casi de esp ec ialid ad ! ¡Cuán lejos se está con
es injusta y por lo m ism o, fuerte. esto de la «presión y choque» de la m iopía m ecánica de las
290 IR IE D R IC H N IETZ SC H F LA VOLUNTAD DE PODER

ciencias nal m ales, del estruendo de feria de las «ideas m o 414


dernas"! Se quiere volver atrás por los Padres de la Iglesia a
los griegos, por el Norte hacia el Sur, por las fórmulas a las No busco prosélitos para la filosofía: es necesario, resulta
formas; se goza aún con lo que fue el fin de la Antigüedad, deseable que el filósofo se convierta en una planta rara. Nada
el cristianism o, com o un acceso a ella, com o un buen trozo m ás contrario que el elogio didáctico de la filosofía, como lo
del vie jo m undo, com o m osaico resplandeciente de antiguos hacen Séneca o Cicerón. La filosofía no tiene que ver nada
conceptos y antiguos prejuicios. A rabescos, volutas, rococó con la virtud. Permítaseme decir que incluso el hombre cien
de abstracciones escolásticas — siem pre mejorando; es de tífico no tiene nada que ver con el filósofo. Lo que yo desea
cir, m ás finas y sutiles que la realidad plebeya y aldeana del ría es que en Alemania no se perdiese radicalmente el con
Norte europeo; siem pre com o protesta de una espiritualidad cepto del filósofo. Bajo tan preclaro nombre, ¡existen tantos
m ás alta contra las guerras de aldeanos y las insurrecciones seres híbridos que quieren ocultar su fracaso en Alemania!
populares, que se enseñorearon del gusto espiritual en el
norte de Europa y que encontraron s u je te en aquel gran «an
tiespiritual», en L utero— ; en este sentido, la filosofía ale 415
m ana es un fragm ento de la C ontrarreform a y, si se quiere,
el renacim iento o la voluntad de renacim iento, voluntad de Intento establecer el más difícil ideal del filósofo. El saber,
seguir en el descubrim iento de la A ntigüedad, en las excava no importa nada. El sabio es el animal de rebaño del conoci
ciones de la antigua filosofía, ante todo de la filosofía preso- m iento, que investiga porque se lo ordenan y se lo enseñan.
crática, ¡el m ás soterrado de todos los tem plos griegos! Pro
bablem ente, algunos siglos m ás tarde, se juzgará que toda
filosofía alem ana fundam ente su dignidad en una gradual re 416
con q u ista del antiguo terreno, y que toda aspiración a la
«originalidad» parece lam entable y ridicula con relación a Hay una superstición acerca de los filósofos: la de con
aquella alta aspiración de los alem anes, el lazo con los grie fundirlos con los hom bres de ciencia. Com o si los valores se
gos, el tipo de hom bre m ás elevado que se h a conocido. O tra ocultasen en las cosas y hubiera que sacarlos de ellas. En qué
vez volvem os a acercam os a aquellas form as fundam entales m edida investigaban bajo el influjo de valores dados (su
de explicación del m undo que el espíritu griego halló en odio a las apariencias, al cuerpo, etc.). Schopenhauer, en re
A naxim andro, H eráclito, Parm énides, Em pédocles, Demó- lación con la moral (burla del utilitarismo). La confusión es
crito y A naxágoras — nos hacem os m ás griegos de día en tan grande últim am ente, que hasta al darw inism o se le con
día, últim am ente en los conceptos y valoraciones, com o fan sidera filosofía, quizá por su dom ino entre los hombres de
tasm as helenizantes— , esperando que llegará un día en que ciencia. Los m ism os franceses. Taine entre ellos, investigan
ta m b ié n ac a e z c a con n u estro cu erp o . ¡En esto se fu n d a mi sin valerse de antem ano de la m edida de los valores. El res
esp eran za en el carácter alem án! peto a los hechos se h a convertido en algo así com o un culto.
De hecho, se destruyen los valores existentes.
Explicación de este error. El destinado a m andar nace
raras veces, se interpreta mal a sí m ism o. Se trata de desor
292 l-K IED RICH NIETZSC'HE LA V O t . l' N T A D DE PODE R 29 .}

bitar la autoridad y ponerla en las circunstancias. En A le nos, la economía, la acumulación de los tesoros logrados en
mania la valoración del crítico pertenece a la historia de la el terreno del conocim iento (es decir, de un nuevo hecho
creciente virilidad. L essing, por ejem plo (N apoleón sobre propio y manejable...).
(ioelhc). lis un hecho que el rom anticism o alem án hizo re La moral es una ciencia tan especial porque es práctica en
troceder este m ovim iento, y el llamamiento de la filosofía sum o graiio, hasta el punto de que ¡a posición del conoci
alem ana hace referencia a aquel com o si con él se hubiera m iento puro, la probidad científica, es pronto abandonada en
conjurado el peligro del escepticismo y hubiera podido demos el m om ento que la moral exige sus respuestas. L a moral dice:
trarse la fe. En Hegel culm inan am bas tendencias: generaliza yo «necesito ciertas» respuestas; las razones, los argumentos
en el fondo el hecho de la crítica alem ana y el hecho del ro vendrán después, y si no quieren venir que no vengan...
m anticism o alem án — una especie de fatalism o dialéctico, « /C ó m o se debe obrar?» Si pensam os que desde hace m i
pero en honor del espíritu y subordinando positivam ente los les de años nos hem os tenido que encom iar con un tipo
filósofos a la realidad— . El crítico, nada m ás que prepara. soberanam ente desarrollado, en el que todo se ha hecho ins
C on Schopenhauer declina el tem a de los filósofos: se tinto, oportunidad, autom atism o, fatalidad, la urgencia de se
trata de una determ inación del valor: pero siem pre bajo el m ejante cuestión moral nos parecerá fatalmente cóm ica.
yugo del eudem onism o. El ideal del pesim ism o. ¿C óm o se debe obrar? La rnoral fue siem pre un equívoco;
en realidad, una especie a la que una fatalidad interior im
pulsaba a obrar de tal o cual m odo, «quería» justificarse ele
417 vando su norm a de conducta a norm a universal.
¿C óm o se debe obrar?, no es causa, sino efecto. La moral
Teoría y p rá ctica .— Distinción funesta, com o si existiese continua; el ideal llega al final. Por otra parte, la aparición
un instinto particular del conocim iento, que despreocupada del escrúpulo m oral (dicho de otro modo: la conciencia de
de los problem as de utilidad y de peligro, se precipitase cie los valores según los cuates se obra) es un cierto estado en
gam ente hacia la verdad: y luego, aparte de este instinto, ferm izo; las épocas fuertes y los tiem pos vigorosos no refle
todo el m undo de los intereses prácticos... xionaban sobre sus derechos, sobre los principios de su co n
Al contrario, yo trato de m ostrar qué clase de instintos han ducta, sobre el instinto y la razón. Llegar a ser consciente
actuado detrás de todos estos teóricos puros; cóm o los m is supone un signo de la verdadera m oralidad, es decir, la se
m os, de m anera irrem ediable bajo el im perio de sus instintos, guridad instintiva en la acción, se la han llevado los dem o
se han precipitado sobre algo que para ellos, solam ente para nios... Los m oralistas son, com o cada vez que se crea un
ellos, suponía la verdad. La lucha de los sistem as, sin perder nuevo m undo de la conciencia, signos de una lección, de una
de vista la de los escrúpulos de la teoría del conocim iento, es depauperación, de una desorganización. Los hom bres p ro
una lucha de instintos determ inados (las form as de la vitali fundam ente instintivos tienen pánico a la ¡ogificación del
dad, de la regresión, de las clases, de las razas, etc.). deber; entre ellos encontram os adversarios pirrónicos de la
El llam ado instinto del conocim iento debe ser reducido a dialéctica y de la cognoscibilidad en general... U na virtud es
un instinto de apropiación y de dom inio: de acuerdo con este refutada com o un «para».
instinto se han d esarrollado los sentidos, la m em oria, los ins Tesis: la aparición de los m oralistas coincide con los
tintos, etc. La reducción m ás rápida posible de los fenóm e- iiem pos en que la m oralidad h a term inado.
294 I K IE D R IC H NIETZ SCH E LA VOL.l'N TAD DE PODER

Tesis: vi m oralista es un elemento disolvente de los ins Yo me prevengo contra toda la poesía del espíritu cien
tintos morillos, aunque él esté convencido de que es su res tífico:
taurador. 1) Respecto de la exposición, cuando no corresponde a
T e s i s : lo que realmente im pulsa a los m oralistas 110 son la génesis de las ideas.
l o s instintos morales, sino los instintos de decadencia, tradu 2) En las pretensiones del método, que quizá en una de
cidos en las fórmulas de la moral (sienten la inseguridad de term inada época de la ciencia aún no es posible.
los instintos com o corrupción). 3) En las pretensiones de objetividad, de fría im persona
Tesis: los instintos de decadencia que los m oralistas quie lidad, en las que. como en todas las dem ás valoraciones, des
ren que prevalezcan sobre el instinto moral de las razas y las pachan nuestros hechos interiores con dos palabras. Hay for
épocas fuertes, son: m as cóm icas, por ejem plo, la de Saint-Beuve. que siempre
1) Los instintos de los débiles y de los desheredados. se afanó por m ostraren cualquier lado, con pasión y color, el
2) Los instintos de las excepciones, de los solitarios, de «pro» y el «contra», y con gusto lo hubiera apartado de su vida.
los desarraigados, del abortus en grande y en pequeño.
3) Los instintos de los que sufren habitualm ente. que n e 419
cesitan una explicación noble de su estado y que por esto
tienen que ser lo m enos fisiólogos posible. «Objetividad» cu el filósofo.— Indiferentismo moral hacia
sí, ceguera frente a las buenas y m alas consecuencias, im pre
418 meditación en el uso de medios peligrosos, perversidad y plu
ralidad del carácter consideradas y utilizadas com o excelencia.
H ipocresía del espíritu científico .— No se debe aparen Mi profunda indiferencia conm igo mismo: no quiero sa
tar espíritu científico allí donde no hay tiem po para ser car ningún provecho de mis conocimientos, ni tampoco apro
científico; aunque tam bién el verdadero investigador tiene vecharm e de las consecuencias que puedan traerm e. A quí
la vanidad de presum ir de una especie de m étodo, que en el debe incluirse lo que pudiera llam arse corrupción del carác
fondo aún pertenece a su tiem po. Igualm ente no debe fal ter; esta perspectiva está fuera del asunto: yo adm inistro mi
sear cosas e ideas a las cuales ha llegado de otro m odo, por carácter, pero no se me ocurre ni com prenderlo, ni variarlo;
el cálculo personal de la virtud no ha entrado ni por lo más
m edio de una falsa apariencia de deducción y dialéctica.
Así falseó K ant, en su m oral, sus inclinaciones psicológicas rem oto en mi cerebro. Me parece que se cierran las puertas
del conocim iento en cuanto se interesa uno por su caso par
interiores; otro ejem plo m ás m oderno es la ética de H erbert
ticular, o bien por la «salvación de su alma»... No hay que
S pencer. N o d eb em o s d e sv irtu a r ni d isfraz ar la m anera
tom ar tan en serio la moralidad propia, y atender un poco
de cóm o llegaron a nosotros nuestros pensam ientos. Los
más a la contraria...
libros m ás profundos e in ag o tab les tienen siem p re algo
Se cuenta dem asiado con una especie de patrim onio he
del carácter aforístico e im provisado de los «pensam ientos»
redado de la m oralidad; intuyéndose que se puede dilapidar
de Pascal. Las fuerzas y valoraciones im pulsoras perm an e
y tirar m ucho por la ventana sin p o r ello em pobrecerse en
cen largo tiem po b ajo la superficie; lo que aparece es el
exceso. N unca sienten la tentación de adm irar las «bellas al
efecto.
296 IK IL D R IC H N IETZSCH E LA V OL UNT AD D E PODER 2 ') 7

mas»; siempre sospechan que son superiores a ellas. Acogen de la misma forma que el ojo del pintor denuncia degenera
los Ic i i o i i i c m o s ilc virtud con una ironía interior: deniaiser la ción, cuando detrás de él aparece el afán de ver por ver.
vertí): s e u e l o placer.
I ).w vueltas alrededor de sí mismo; no sentir el menor d e
2. P a r a l a c r ít ic a d f . l a f il o s o f ía g r ie g a
seo de ser «m ejor», ni siquiera de «variar». Interesar para no
echar la/,os a las cosas con pretexto de moralidad. 421

La aparición de los filósofos griegos desde S ócrates es


420 realm ente un síntom a de decadencia; los instintos antihelé-
nicos adquieren supremacía...
P ara la psicología de los psicólogos.— Nos referim os en La «sofística» es aún com pletam ente helénica — incluidos
principio a Jos del siglo xix, y no a los arrinconados incapa A naxágoras, D em ócrito. los grandes jónicos— ; pero com o
ces de ver nada ante sus narices, contentos con enterrarse en form as de transición. La Polis pierde la fe en la peculiaridad
sí m ism os. N osotros, psicólogos del porvenir, nos inclina de su cultura, en el derecho de dom inio sobre cualquier otra
m os bastante a la autoobservaeión; estim am os com o sín Polis... Se cam bia la cultura, es decir, «los dioses», por lo
tom a de d eg en eració n que un instrum ento se «quiera co que tam bién se pierde fe en el derecho prim ordial del deus
nocer a sí m ism o»: al ser instrum entos del conocim iento, autochthonus. Se m ezclan lo.s bienes y los m ales de diversas
quisiéram os tener toda la ingenuidad y toda la precisión de procedencias; se desdibujan los lim ites entre el Bien y el
un instrum ento; por tanto, 110 tenem os necesidad de anali Mal... Este es el sofista...
zam os, de «conocem os». Prim era nota del instinto de con El filósofo, por el contrallo, es la reacción; él quiere la an
servación del gran psicólogo: nunca se investiga a sí m ism o, tigua virtud. Ve la razón de la decadencia en la ruina de las
no tiene ojos, no tiene interés, no tiene curiosidad de sí instituciones, quiere las viejas instituciones; ve la decadencia
m ism o... El gran egoísm o de nuestra voluntad dom inadora en la ruina de la autoridad: quiere nuevas autoridades (viaje
nos exige cerrar los ojos a nuestra persona; obligándonos a al extranjero, conocim iento de las literaturas extranjeras, de
ser «im personales», «desinteresados», «objetivos». ¡Oh. qué las religiones exóticas...); quiere la «Polis» ideal, m ientras
diferentes som os de todo esto! Q uizá porque nosotros no so que el concepto de «Polis» tuvo su época (aproxim adam ente
m os psicólogos en un grado excéntrico. co m o los judíos se m antienen com o colectividad después de
N o nos parecem os a Pascal, 110 solem os preocupam os lo haber caído en esclavitud). Se interesaba por todos los tira
m ás m ínim o de la «salud del alm a», de nuestra propia felici nos: quiere restablecer la virtud com o forcé majeur.
dad ni de nuestra virtud. N o tenem os tiem po ni curiosidad P aulatinam ente, se acusó a todo lo h elénico com o d e
para v olvem os hacia nosotros m ism os. Pero es m ás, si nos cadente (y P latón resulta tan ingrato com o P ericles, H om ero,
detenem os un poco, nosotros en principio desconfiam os de la tragedia, la retórica, así com o los profetas, incluidos David
todo aquel que se dedica a reflexionar sobre su om bligo, p o r y Saúl). La decad en cia d e G recia se interpreta com o una o b
qu e p ara nosotros la autoobservaeión es algo así com o una jeció n a los fu ndam entos de la cultura helénica. E rro r fun
form a d egenerativa del genio psicológico, c o m o algo que nos dam ental de los filósofos. C onclusión: el m undo griego des
pierde en un m ar d e dudas respecto al instinto del psicólogo; aparece. C ausas: H om ero, el M ito, la m oralidad antigua, etc.
( A VOL UN TA D DE PODER
298 IR I E D R I C H NIETZSCHE

íintihelénicos de las valoraciones filosóficas:


E l d e s a rro llo
toda lim pie/a, de toda disciplina de la inteligencia. Conside
ran los «bellos sentimientos» com o argumentos; cuando su
lo egipcio ('>Viila tras la muerte» com o Juicio final); lo sem í
pecho se eleva consideran que el mismo se anima por el so
tico <la “dignidad del sabio», el «Scheich»); los pitagóricos,
plo de )a divinidad... La filosofía moral es el periodo esca
e l culto subterráneo, e! silencio, el terror del m ás allá em plea
broso en la historia del espíritu.
do com o medio, la m atemática: valoración religiosa, una es
El primer gran ejemplo: bajo el nombre de moral y con su
pecie de com ercio con el todo cósmico; lo sacerdotal, lo as
patrocinio, nos hemos entregado al delito más grave que
cético, lo trascendente — la «dialéctica»— ; yo pienso que ya
puede com eterse, cayendo en una obra decadente por lodos
en Platón se descubre una horrible y pedantísima sutileza del
conceptos. No insistimos nunca bastante en la afirm ación de
concepto. Decadencia del buen gusto intelectual, hasta e l ex
que los grandes filósofos griegos son los que representan la
trem o de no sentirse lo feo y chillón de toda dialéctica directa.
decadencia de toda verdadera capacidad griega y que hacen
Se unen las dos tendencias: m ovim ientos y extremos: a) la
a esta decadencia contagiosa... Esta «virtud», hecha com ple
decadencia opulenta, am able y maliciosa, la que am a el lujo
tamente abstracta, fue la gran seductora, lanzando a los h om
y el arte; h\ el ennegrecim iento del «pathos» moral religioso,
bres a hacerse por su parte tam bién abstractos; es decir, lle
el endurecim iento estoico, la calum nia platónica de los sen
vándolos a disolverse.
tidos. la preparación del terreno para el cristianismo.
El m om ento no puede ser más curioso: los sofistas co
m ienzan la crítica de la moral, el prim er conocim iento de la
m oral — colocan unas fíente a otras, la m ayor parte de las
422
evaluaciones morales— ; dan a entender que cualquier moral
se justifica desile el punto de vista de la dialéctica; es decir,
Com préndase la corrupción de los psicólogos por la
que nos enseñan cóm o toda fundam entación de una moral
idiosincrasia moral: Nadie, entre los filósofos antiguos, tuvo
debe ser necesariam ente sofística — proposición que fue d e
e) valor de afirmar la teoría de la voluntad no libre (es decir,
m ostrada luego, en el estilo m ás elevado, por ¡os filósofos
de afirmar una teoría que niega la moral); nadie tuvo el valor
antiguos posteriores a Platón (hasta Kant)— ; establecen la
de definir com o un sentimiento de poder lo que hay de típico
prim era verdad de que una moral en sí», un «bien en sí» no
en la alegría, en toda especie de alegría («felicidad»); pues la
existen, y que es locura hablar de verdad en este terreno.
alegría que proporciona el poder era considerada com o inm o
¿D ónde estaba, pues, en esta época, la probidad intelectual?
ral; nadie tuvo el valor de considerarla virtud com o una conse-
La cultura griega de los sofistas tenía sus raíces en todos
cuencia de la inmoralidad (de una voluntad de poder) al servi
los instintos griegos: forma parte de la cultura de 1a época de
cio de la especie (o de la raza, de la «polis»), pues la voluntad
Pericles, tan necesariam ente com o Platón no puede form ar
de poder era considerada corno una inmoralidad.
parte de ella; tiene sus precursores en H eráclito, en D einó-
En toda la evolución de la m oral no hay una sola verdad:
crito, en los tipos científicos de la antigua filosofía; encuen
los elem entos ideales con los que se trabaja tienen m ucho de
tra, por ejem plo, su expansión en la cultura superior de un
ficciones; los hechos psicológicos sobre los que general
Tucídides. Term inó por tener razón; todo progreso del cono
m ente nos basam os, falsos; todas las form as de la lógica que
cim iento psicológico o moral ha restaurado a los sofistas...
se introducen en el reino de la m entira, sofism as. Lo que dis
N uestro espíritu actual es igual que el espíritu de H eráclito,
tingue a los filósofos de la m oral es la com pleta ausencia de
300 l'RII-D RICH N 1ETZSCHE LA V OLUNTAD DE PODHR 301

D em ó aito, Pmiágoras... Basta decir que es protagórieo, 424


pues precisam ente Protágoras resumió en é] el de D em ócrito
y el suyo. La razón profunda que gravita sobre la educación con
Platón, un gran Cagliostro (recordemos la m anera com o lo vertida en moral fue siem pre la voluntad de realizar ia segu
¡u/gaba Epicuro; en la manera que lo juzgó Timón, el am igo ridad de un instinto: por ello ni las buenas intenciones ni los
de Pinón). La lealtad de Platón, ¿no está fuera de duda? Pero buenos m edios estuvieron obligados a pasar primero, com o
al menos sabíam os lo que quería que se enseñase com o ver tales, en la conciencia. Del m ism o m odo que el soldado rea
dad absoluta, de las cosas que no le resultaban com o verda liza sus ejercicios, el hombre debía de aprender a obrar. Se
des condicionadas: quiero decir la existencia personal y la in m ejante inconsciencia form a parte de toda perfección: el
mortalidad personal del «alma». m ism o m atem ático obra inconscientem ente sobre sus com
binaciones ...
¿Qué significa, pues, la reacción de Sócrates, que reco
423 m ienda la dialéctica com o un cam ino pava la virtud y que se
divertía en ver que la moral no podía justificarse de una m a
Los sofistas son en cierta m edida realistas: formulan los nera lógica...? A unque esto es lo que hablaba de su buena ca
valores y las prácticas familiares a todo el m undo para ele lidad; sin ella, no valdría nada...
varlas al rango de valores; tienen la valentía, particular a to A creditarse con la dem ostración com o condición del v a
dos los espíritus vigorosos, de darse cuenta de su inmoralidad... lor personal en la virtud es sim plem ente la disolución de los
¿Se pensará quizá que estas pequeñas ciudades libres grie instintos griegos. Ellos m ism os son (¡pos de descom posi
gas fueron m ovidas por principios de hum anidad y de justi ción, todos esos grandes virtuosos, todos esos grandes fabri
cia? ¿Se puede hacer a Tucídides un reproche del discurso cantes de palabras.
que puso en boca de los em bajadores atenienses cuando tra Prácticam ente todo esto significa que los juicios morales
taron con los m elesios de la destrucción o ía sum isión? han perdido el carácter condicionado de donde salieron y que
H ablar de virtud en m edio de esta tensión espantosa no les daba un solo sentido: se les ha desarraigado de su suelo
era posible sino a hipócritas absolutos, o bien a solitarios que griegopolítico para desnaturalizarlos, bajo la apariencia de
viviesen al m argen, a erem itas, a fugitivos o em igrantes una gran elevación. Las grandes concepciones «bueno»,
fuera de los lím ites de la realidad..., personas todas que uti «justo», están separadas de las prim eras condiciones de que
lizaron la negación para poder vivir. form an parte; bajo la form a de «ideas» que se hicieron libres,
Los sofistas eran griegos: cuando Sócrates y Platón to son objetos de la dialéctica. Tras ellas existe una verdad y se
m aron el partido de la virtud y de la justicia eran judíos o las considera com o entidades o com o signos de entidades: in
sabe D ios qué. La táctica de G rote para d efe n d er a los so venta un m undo del que proceden y en el que se encuentran
fistas es falsa; trata de elevarlos a la categoría de personas com o en su casa.
honradas y de m oralistas; aunque precisam ente su honradez El escándalo, en resum en, alcanza un nivel trem endo en
consistió en no hacer chascarrillos con las grandes palabras Platón... Era necesario com o consecuencia inventar tam bién
de virtud. el h o m bre abstracto y com pleto: el hom bre bueno, justo, sa
bio, el dialéctico: el espantajo, en una palabra, de la filosofía
302 I K IE D R IC H N IE T Z S C H K LA V O L U N T A D D E P O D E R 303

antigua; una planta desvinculada del suelo; una humanidad llámente despiadado. Puede tiranizarse con ella. El vencido
sin ningún instinto determinado y regulador; una virtud que se siente indefenso. Se abandona a su víctima: la prueba de
se «demuestra» por razones. Este es «el individuo» total que no se es un idiota. Nada exaspera más a la gente que per
mente absurdo por excelencia. El más alto grado de la eon- m anecer fríos com o la razón vencedora; porque se despoten-
tranatuialeza... cializa la inteligencia de sus adversarios. La ironía del dia
Resumiendo: la dem ostración de los valores morales tuvo léctico concretam ente, puede considerarse una form a de la
por consecuencia crear el tipo desnaturalizado del hombre: venganza popular: los oprim idos acreditan su ferocidad en la
el hombre «bueno», el hombre «feliz», el «sabio». Sócrates acerada punta fría del silogismo.
significa una época de profunda perversión en la historia de En Platón, hombre fantástico y de sensibilidad excesiva,
los valores. el encanto del concepto fue tan grande, que divinizó y reve
renció involuntariam ente el concepto com o fonn a ideal. La
em briaguez dialéctica, com o conciencia para adquirir por
425 ella un señorío sobre sí m ism o, com o instrum ento de la vo
luntad de poder.
Sócrates.— Este cam biar de gusto en hom enaje a la dia
léctica es un gran signo de inquietud. ¿Qué sucedió en reali
dad? Sócrates, al realizarlo, llegó a vencer un gusto princi 426
pesco, el gusto de lo noble: fue el pueblo quien venció por
medio de la dialéctica. Para Sócrates la buena sociedad la re El problem a de Sócrates.— Las dos antítesis: el senti
chazaba; se creía que la dialéctica nos hacía vulnerables; pre m iento trágico y el sentim iento socrático, m edidos según las
venía a la juventud en contra de ella. ¿A qué venía tal aparato leyes de la vida.
de razonam ientos? Contra los hom bres se tiene la autoridad. ¿En qué m anera pueda considerarse el sentim iento socrá
Se m anda esto y basta. Entre sí, ínter pares, si tiene la tradi tico com o un fenóm eno de decadencia; en qué sentido existe,
ción, pero no la autoridad; y en último ténnino, se «com sin em bargo, una salud vigorosa aún y una gran fuerza en la
prenden». No quedaba sitio para la dialéctica. También se actitud, en las capacidades y en la resistencia del hom bre
desconfiaba de aquella facilidad para encontrar argumentos. científico? (la salud del plebeyo, cuya m alignidad, «esprit
Las cosas honestas no tenían su razón tan a mano. Es algo in frondeur», sagacidad, lo que queda en el fondo del «canaille»
decente m ostrar nuestros cinco dedos. Lo que puede dem os es m antenido en sus límites por la sabiduría; «feo»).
trarse carece de valor. La dialéctica despierta confianza, y el D eform ación: la ironía de sí m ism o, la sequedad dialéc
instinto de todos los oradores de todos los partidos sabe que tica, la inteligencia com o tirano contra el «tirano» (el ins
es poco persuasiva. Nacía resulta más sencillo para destruir tinto). En Sócrates todo es exagerado, excéntrico, caricatura,
que un efecto dialéctico. La dialéctica solo vale com o arm a un bufón con los instintos de Voltaire. Inventa una nueva e s
defensiva. Hay que encontrarse en un apuro, ver pisoteado su pecie de com bate; es el prim er m aestro de arm as en la so
propio derecho: no conviene usarla antes. Los judíos — com o ciedad distinguida de A tenas: no representa sino a la inteli
el zorro, com o Sócrates— fueron siem pre dialécticos. La gencia superior: la llam a «virtud» (com prendió que esto era
dialéctica es un instrum ento que se tiene en la m ano, senci- para él la salvación: no era libre de ser inteligente, esto era
304 ! R IE D R IC H N IE T Z S C H E I.A V O L U N T A D D E P O D E R 305

natural cu r l ); adueñarse de sí, para entrar luego en la lid pro jism o y la anarquía de los instintos son, en Sócrates, síntomas
visto de aigum entos y no con pasión (el ardid de Spinoza: de decadencia. La superfetación de la lógica y de la misma
«Ionio inim duclor» del error de las pasiones); descubrir razón. Las dos cosas, que son anormales, dependen la una de
com o se llega a seducir a cada uno de aquellos a quienes se la otra.
ha apasionado, descubrir que la pasión procede de una m a «Crítica». Déjase advertir la decadencia en esta preocu
nera ilógica, hábito en la ironía consigo m ism o, para dañar, pación por la «felicidad», típico estado de peligro. Lo que en el
en su raíz, el sentim iento de rencor. fondo hay de patológico, se advierte en el fanatismo que pone
Interpretar de qué estado parcial e idiosincrásico se puede en interesarse por la felicidad: se trata de un interés vital.
deducir el problem a socrático, su identificación de la razón, Ser razonable o parecer: tal era la alternativa ante la cual
de la virtud y de la felicidad. Ejerció un verdadero hechizo se encontraban todos. El m oralism o de los filósofos griegos
con esta teoría absurda: la filosofía antigua no pudo desem patentiza un sentim iento de peligro.
barazarse de ella.
Falta absoluta de interés objetivo: odio a la ciencia; idio
sincrasia de considerarse a sí m ism o com o problem a. Alu- 428
nación acústica en Sócrates. ¿De dónde viene que Sócrates
sea un m onóm ano m oral? Toda filosofía «práctica», en los P or qu é todo se reducid a un ju e g o escénico.— La psico
casos de necesidad, pasa a prim er térm ino. La moral y la re logía rudimentaria, que no valorizaba m ás que los m om en
ligión, cuando se convierten en el principal interés, se con tos conscientes en el hom bre (en cuanto causas), que consi
vierten en el signo de un estado de necesidad. deraba la conciencia com o una voluntad (es decir, com o una
intención), tras toda acción, esta psicología hubiera podido
responder sim plem ente, en prim er lugar: «¿Q ué quiere el
427 hom bre?». Respuesta: la felicidad (no se llegaba a decir «el
poder»: esto hubiera sido ser inmoral); por consiguiente, hay
La prudencia, la claridad, la dureza y la logicidad, consi en toda acción del hom bre una intención de alcanzar por ella
deradas com o arm as contra el salvajism o de los instintos. la felicidad. En segundo lugar: si el hom bre no consigue d e
Estos últim os deben ser am enazadores y peligrosos; de lo finitivam ente la felicidad, ¿en qué consiste? En los errores
contrario, no tendría sentido desarrollar la inteligencia hasta que com ete, por lo que se refiere a los m edios. ¿Cuál es el
la tiranía. Para hacer de la inteligencia un tirano, es preciso procedim iento infalible para llegar a la felicidad? Respuesta:
que los instintos tam bién lo sean. H e aquí el problem a. E n la virtud. ¿Por qué la virtud? Porque es la m ás alta sabiduría
tonces, resultaba la cosa bastante natural. y porque la sabiduría hace imposible la falta que consiste en
Solución: los filósofos griegos hay que considerarlos en equivocarse en los m edios; en cuanto razón, la virtud es el
el m ism o hecho fundam ental de sus experiencias interiores cam ino de la felicidad. La dialéctica se convierte en la ocu
que Sócrates: a cinco pasos del exceso, de la anarquía, de la pación continua de la virtud, al excluir toda perturbación del
orgía; todos son hom bres de decadencia. Consideraban a S ó intelecto, todas las pasiones.
crates com o un m édico: la lógica es para ellos voluntad de D e hecho, el hom bre no quiere la «felicidad». La alegría
poder, de denom inación de sí m ism o, de felicidad. El salva- es un sentimie-’f- prescinde de las p a
306 I'K IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O LU N TA D DE PO D ER

siones, so terminan las condiciones que alumbran en el más Com o 110 depende de su voluntad, cuando se dan cuenta de
alto unido el sentimiento de poden y, por tanto, la alegría. La su equivocación lamentable, advierten que figuran entre los
sabiduría más alta es un estado sereno y claro que está lejos más vigorosos promotores de la decadencia.
de producir este sentim iento de felicidad que trae consigo Fijémonos en un filósofo griego: en Platón, por ejemplo.
toila especie de em briaguez... Los filósofos antiguos com ba Platón separa los instintos de sus lazos con la «polis», con la
ten todo lo que es gris, todo lo que disculpa la frialdad y la lucha, con la bravura militar, con el arte de la belleza, con los
neutralidad de la conciencia... Al apoyarse en su falsa hipó misterios, con la creencia en la tradición y con los antepasa
tesis eran consecuentes: consideraban la conciencia com o el dos... Era el seductor de los nobles; él m ism o fue seducido
estado elevado, com o el estado superior, com o la condición por el «rutier» Sócrates... Negaba todas las condiciones bá
de la perfección, m ientras que, en realidad, lo contrario es lo sicas que habían influido en el «griego noble», introducía la
verdadero... dialéctica com o práctica cotidiana, conspiraba contra los ti
En tanto que querem os una cosa, que la sabemos, no hay ranos, hizo política con vistas al futuro y dio el ejem plo más
perfección en la acción, de cualquier orden que esta sea. Los perfecto de los «instintos separados» de las cosas antiguas...
filósofos antiguos, en la práctica, eran m ás bien unos chapu Es profundo apasionado de lodo lo que es antihelénico...
ceros, porque, en teoría, parecían condenados a la chapuce Las formas de la decadencia están representadas por unos
ría... En la práctica, todo devenía com edia: y el que advirtió y p o r otros. En esos grandes f ilósofos, y en su idiosincra
sem ejante juego. Pirrón. representaba com o todo el mundo; sia moral y religiosa, encarnan el anarquism o, el nihilism o
es decir, que por lo que se refiere a la bondad y a la equidad, (orííiowpoqa), el cinismo, el endurecim iento, el hedonismo, el
las gentes sencillas son superiores a los filósofos. reaccionarismo.
Los grandes caracteres del pasado han considerado con La cuestión de la felicidad, de la «virtud», de la «salva
repugnancia a los filósofos de la virtud, porque en ellos veían ción del alma» es la expresión de la contradicción filosófica
enredadores y cóm icos (juicio em itido sobre Platón por Epi- en esas naturalezas en decadencia: les falta el equilibrio de
curo, por Pirrón...). los instintos, el «fin».
Resultado; en la práctica de la vida, en la paciencia, la
bondad y el socorro m utuo son superiores las gentes senci
llas (este es. probablem ente, el juicio que reivindican para 430
sus m ujiks, Tolstoi y D ostoyevski): se sienten respaldadas
por una m ayor filosofía en la práctica de la vida, tienen una Veamos en qué m edida se sostiene aún en prejuicios m o
form a m ás anim osa de concluir con lo que es necesario... rales la dialéctica y la fe en la razón. A nte Platón, y com o ha
biendo vivido en otro tiem po en el m undo inteligible del
bien, nos encontram os com o en posesión de un patrim onio
429 de aquel tiempo: la divina dialéctica, com o producto del
bien, nos lleva a todos los bienes (y. por consiguiente, nos
Sobre la crítica de los filó so fo s.— Suele estar m uy difun conduce al «pasado»). También Descartes defendía que en una
dido, entre filósofos y m oralistas, el autoengaño que consiste doctrina m oral esencialm ente cristiana, que afirm ase la exis
en creer qu e se libran de la decadencia luchando contra ella. tencia de un dios bueno, creador de las cosas, la veracidad
308 I K IK D R IC H N I F T /S C I I K I-A v o l u n t a d d e p o d k r .!<>•)

de Dios garantizaba la verdad de las impresiones de nuestros griego. Crecido entre el tum ulto de las escuelas; tardío: fati
sentidos. Aparte una sanción religiosa, de un Dios que ga gado; la protesta del cansancio contra el celo de los dialécti
rantí/ase nuestros sentidos y nuestra razón, ¿de dónde po cos; la desconfianza que inspira a los espíritus fatigados la
dríam os sacar un derecho para confiar en la vida? Q ue el categoría de todas las cosas. C onoce a Alejandro, conoce a
pensam iento mide la realidad, que lo que no puede ser pen los penitentes indios. Sobre tales hom bres, tardíos y refina
sado no existe, significa un grosero «non plus ultra» de una dos, todo lo que es ba jo, todo lo que es pobre, todo lo que es
fe moral (de un principio de verdad, esencial en el fondo de idiota merece su atención. Tal actitud narcotiza y distiende
las cosas), una loca afirmación en sí, desm entida en todo (Pascal). Por lo dem ás, tipos así, viven y sienten con las gen
m om ento por nuestra experiencia. N ada podem os pensar, en tes, al unísono con las gentes, tienen un poco de afecto para
cuanto es... todo el mundo, tienen necesidad de calor com o hombres fa
tigados... Superar la contradicción es lo que intentan: nada de
lucha; nada de distinciones honoríficas; negar los instintos
431 griegos (Pirrón vivía con su hermana, que era com adrona).
D isfrazar la sabiduría de m anera que no llame la atención y
Los auténticos filósofos, entre los griegos, son los anterio cubrirla con m anto de pobreza y harapos, hasta ir al m ercado
res a Sócrates, puesto que con Sócrates algo evidentemente se y vender cerdos de la India... La dulzura, la claridad, la indi
transfomia. Eran personajes distinguidos que se situaban ale ferencia: despreciar las virtudes que necesitan «pose»; colo
jados del pueblo y de las costumbres, que habían viajado m u carse a un nivel uniform e, aun en la virtud; últim a victoria
cho, serios hasta la austeridad, de lenta mirada, instruidos en sobre sí m ism o, últim a indiferencia.
los asuntos de Estado y de la diplomacia. Anticipaban a los sa Pirrón, en definitiva, es sem ejante a Epicuro. U no y otro
bios las grandes concepciones de las cosas, puesto que, en el representan, en realidad, dos formas de la decadencia griega.
fondo, representaban esas grandes concepciones, que ellos Están em parentados por su odio a la dialéctica y a todas las
mismos hacían sistema. Nada representa mejor el espíritu griego virtudes histriónicas — a las dos cosas reunidas se las lla
que esta fecundidad impresionante en tipos, esta integralidad m aba por aquel entonces filosofía— ; intencionadam ente es
involuntaria en la serie de las grandes posibilidades del ideal tim aban poco lo am ado por los filósofos: escogían para d e
filosófico. Yo no veo más que una gran figura en pos posso- signarlo los nom bres m ás vulgares y m ás despreciados:
cráticos, figura tardía y necesariam ente última: la de Pirrón el encam ar un estado en el que no se está ni enferm o, ni sano,
nihilista. Su instinto va dirigido contra todo lo que, en el in ni m uerto, ni vivo, Epicuro es m ás ingenuo, m ás idílico, m ás
tervalo, alcanza supremacía: los socráticos. Platón. (Pirrón se reconocido; Pirrón m ás experim entado, m ás bajo, más nihi
incorpora, por encim a de Protágoras. a Deniócrito...) lista... Su vida fue una protesta contra la gran doctrina de la
Es Pirrón, en sum a, la «sabia» fatiga. Vida hum ilde entre identidad (felicidad, virtud, conocim iento). No se acelera
los hum ildes. C arencia de orgullo. V ivir de la m anera vulgar: la vida verdadera por la ciencia: la sabiduría no nos hace
venerar y creer todo lo que los dem ás creen. G uardarse de la «sabios»... L a sabiduría no quiere la felicidad, y, por tanto, se
ciencia y del intelecto, de todo lo que hincha. Ser, sencilla desinteresa en absoluto de ella...
m ente, de una paciencia infinita, ser indiferente y dulce,
a m í t e u x , aún mejor, TCpaDTr)<;. A lgo así com o un budista
310 I K M D R IC H N IK T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E PO D ER 311

432
lealtad y la sabiduría jam ás han tenido conciencia de sus
principios; los principios, pudiera afirmarse, les inspiraron
La lucha con lia la «antigua fe», tal com o la em prendió
siempre cierto terror. El deseo de una virtud que razona no
Kpicum, era, en el sentido riguroso, la lucha contra el cris
es razonable... Semejante deseo com prom ete al filósofo.
tianismo preexistente, la lucha contra el m undo antiguo, ya
oscurecido, contam inado de la moral, penetrado del senti
miento de la falta, viejo y enfermo. 434
No es la «corrupción de las costumbres» de la Antigüedad,
sino, precisam ente, su m oralism o lo que crea las condicio
Cuando por el uso, y a lo largo de una serie de genera
nes bajo las cuales el cristianism o puede hacerse dueño de la
ciones, se lia acum ulado suf iciente finura, bravura, preci
Antigüedad. El fanatismo moral (Platón, en suma) destruyó
sión, m oderación, la fuerza instintiva de esta virtud incorpo
el fanatismo, transm utando su valor y envenenando la ino
rada irradia tam bién en el espíritu, y se hace palpable ese
cencia. D eberíam os com prender, por último, que lo que se
valor que llam am os «lealtad espiritual». En todo estado de
destruyó con esto l'ue algo superior, com parándosela con lo
conciencia se acusa una cierta m olestia del organism o; se
que la sustituyó posteriorm ente. El cristianismo, al liberarse
debe buscar algo nuevo, nada es bastante satisfactorio para
de la corrupción psicológica, se enraizó en un suelo por de
explicarlo, hay fatiga, tensión, sobreexcitación, dado además
más corrom pido.
que todo esto es lo que constituye precisam ente el estado de
conciencia... El genio está basado en el instinto... lo m ism o
que la bondad. Solo se obra con perfección cuando se obra
433
instintivam ente. Tam bién desde el punto de vista m oral todo
pensar que se desarrolla conscientem ente es una m era tenta
La cicnciu com o disciplina o com o instinto.— Entre los fi
tiva, a lo sum o el contrajuego de la m oral. La honradez cien
lósofos griegos, es necesario señalar un relajam iento de los
tífica es algo en vilo, cuando el pensador em pieza a razonar:
instintos; si no, no habrían com etido la trem enda equivoca hágase si no la prueba, póngase a los m ás sabios en el carro
ción de estim ar el estado consciente com o el m ás perfecto de
de oro, cuando se les hace m anifestarse m oralm ente.
los estados. La intensidad de la conciencia está en razón in
Puede dem ostrarse, adem ás, que todo pensar que se des
versa con la facilidad y la rapidez de la transm utación cere
arrolla conscientem ente representa un grado ínfimo de m o
bral. A llí reina la opinión contraria, por lo que se refiere a los
ralidad, un grado m ucho m ás bajo que este m ism o pensar
instintos; prueba evidente de que los instintos se encontraban
cuando aparece guiado por sus instintos.
debilitados...
Es preciso encontrar la vida perfecta allí donde no hay d e
m asiada conciencia (es decir, allí donde la vida se preocupa
435
m enos de su lógica, de sus razones, de sus m edios y de sus
intenciones: de su utilidad). El retorno al sim ple hecho, al La lucha contra Sócrates, contra Platón y contra todas las
buen sentido, al buen hom bre, a la gente sencilla de todas
escuelas socráticas, arranca del instinto profundo que enseña
clases. A lm acen ad as d esde hace m uchas g eneraciones, la
que no se hace m ejor al hom bre cuando se le presenta la vir
312 IR I E O R IC H N IH T Z S C H H LA V O LU N TA D D E PO D ER 313

tud com o dem ostrable y com o fundada... En realidad, nos ¿De quién se defienden en realidad? De la obligación, del
encom iam os líenle al siguiente hecho mezquino: el instinto imperio de la ley. de la necesidad de ir mano sobre mano...
agónico, loi'/.ando a todos los dialécticos nacidos a glorificar Creo que a esto lo llaman libertad...
sus aptitudes personales como cualidades superiores y a repre A quí se expresa la decadencia: el instinto de solidaridad
sentar lodo lo dem ás com o condicionado por estas. El espí ha degenerado, hasta el punto de que se considera com o ti
ritu anticientífico de toda esta «filosofía» quiere tener razón. ranía: no quieren autoridad, desprecian la solidaridad, se nie
gan a entrar en fila por la lentitud infinita de sus m ovim ien
tos. Tienen odio, en suma, a la m archa regular, al «tempo»
436
científico; tienen odio a la indiferencia en lo que se refiere al
Resulta extraordinario que, desde los comienzos de la fi fin y a la persona, a la obra de largo aliento, propia del hom
losofía griega, se advierta una lucha contra la ciencia, con los bre científico.
medios de una teoría del conocimiento o de un escepti
cismo... ¿Con qué fin...? En favor, constantemente, de la m o
ral. (El odio, por ejemplo, contra los filósofos y los médicos.) 437
Sócrates, Aristipo, la escuela megárica, los cínicos Epicuro,
Pirrón: un asunto general contra el conocimiento en nombre En el fondo, la moral alimenta sentimientos hostiles con
y a favor de la moral... (Odio contra la dialéctica.) Q ueda por tra la ciencia: ya Sócrates los tenía, y precisam ente porque la
resolver un problema: se aproxima a la sofística para desem ciencia se interesa por cosas que no tienen nada que ver con
barazarse de la ciencia. Por otra parte, los físicos aparecen el bien y el mal; por consiguiente, quitan importancia a los
atados al punto que ellos admiten: entre sus fundamentos, la sentimientos en pro del bien y en contra del mal. En efecto,
teoría de la verdad, la teoría del ser; por ejemplo, el átomo, la moral pretende que el hombre entero se ponga con todas
los cuatro elementos (yuxtaposición del ser, para explicar la sus fuerzas a sus órdenes, llegando a considerar com o dila
multiplicidad, el cambio). La predicación del menosprecio en pidación de semejantes fuerzas el ocuparse de las piedras y
contra de la objetividad, del interés: retorno al interés prác de las plantas. Por esto en Grecia, cuando Sócrates injertó en
tico, a la utilidad personal de todo conocimiento... la ciencia el morbo moral, la ciencia avanzó. La ciencia no ha
La lucha planteada contra la ciencia se dirige: 1) contra su conseguido alcanzar una altura com o la que supuso el senti
sentimiento (objetividad); 2 ) contra sus m edios (es decir, miento de un Demócrito, de un Hipócrates o de un Tucídides.
contra las posibilidades de ellos); 3) contra sus resultados,
considerados com o infantiles.
Se trata de la m ism a lucha, reanudada posteriorm ente por 438
la Iglesia, en nombre de la piedad: la Iglesia hereda todo el
aparato guerrero de la Antigüedad. La teoría del conocimien Problema de filósofo y de un hombre de ciencia.— In
to desempeña, en este momento, el papel que en Kant, que en fluencia de la edad; hábitos depresivos (vida sedentaria a la
los indios. Nadie se quiere ocupar de este asunto, porque todo manera de Kant; exceso de trabajo; nutrición insuficiente del
el mundo quiere tener las m anos libres para seguir el propio cerebro; lectura). Otra cuestión quizá más importante: pen
camino. sar si no constituye un síntoma de decadencia en el hecho de
«
314 I-K IK D R IC H N IE T Z S C H E
I A V O L U N TAD d e p o d e r

dirigir hi aleiK'ión a semejantes ideas generales; la objetivi 440


dad considerada com o disgregación de la voluntad. Esta su
pone una gran adiaforia respecto de los instintos violentos: ¿Qué es lo que hay de retrógrado en el filó so fo ?— El filó
una especie de aislamiento, una posición excepcional, una sofo acredita sus cualidades personales, com o únicas plausi
resistencia contra los instintos normales. bles para llegar al bien superior (la dialéctica en Platón, por
Tipo: la separación de la tierra natal; en círculos cada vez ejemplo). Intenta que se eleven todas las especies humanas
más extensos; el exotismo progresivo, el motivo de los tradi hasta alcanzar su tipo, que acepta como tipo superior. Des
cionales imperativos; esa interrogación peipetua del adonde precia muchas veces lo que suele apreciarse, abre un abismo
iremos («la felicidad») es todavía el índice de una separación entre los valores superiores de los sacerdotes y el valor del
de formas de organización, el indicio de una extirpación. mundo. No ignora lo que es verdad, lo que es el fin, lo que es
Problema: saber si el hombre científico es com o síntoma el camino... El filósofo tipo se nos muestra com o un dogm á
más decadente que el filósofo. En su conjunto, no está sepa tico absoluto, puesto que cuando tiene necesidad de escepti
rado, no es más que una parte de él mismo que está absolu cismo es para poder hablar dogmáticamente de lo que para él
tamente consagrada al conocimiento, erigida por un punto es esencia!.
de vista y una óptica especiales; tiene necesidad de todas las
virtudes de una fuelle raza, tiene necesidad de una salud, de
un vigor extremo, de virilidad y de inteligencia. Es, más bien, 441
el síntoma de una gran multiplicidad de cultura que de un
cansancio de cultura. El sabio de la decadencia es un mal sa El filósofo, contra sus rivales, por ejemplo, contra la cien
bio. El sabio de la decadencia, sin em bargo, ha aparecido cia. se hace escéptico; entonces se reserva la forma de cono
hasta el m om ento com o un filósofo tipo. cimiento que, en definitiva, le disputa al hombre de ciencia;
entonces camina de la mano del sacerdote para no despertar
suspicacias de ateísmo y materialismo; considera un ataque
439 a sí mismo com o ofensiva contra la moral, la virtud, la reli
gión. el orden. Y después de hacer caer a sus adversarios en
Nada más raro entre los filósofos que la honradez inte el descrédito, tratándolos de seductores y de destructores,
lectual; a lo mejor, suelen decir lo contrario, y es posible cam ina de la mano con el poder.
hasta que lo crean. Pero toda su obra dem uestra que solo ad
El filósofo, cuando lucha con otros colegas, los hace apa
miten ciertas verdades. Saben perfectamente lo que necesi
recer com o anarquistas, incrédulos y enem igos de la autori
tan demostrar. Y se reconocen com o filósofos precisam ente
dad. Siendo curioso observar que cuando lucha, lucha de
en esto: que todos están de acuerdo con semejantes verda
la m ism a m anera que un sacerdote, que un m iem bro del
des, que no son otras que las morales. Pero la fe en la moral clero.
no es ninguna prueba en favor de la moralidad: puesto que
hay casos, y el de los filósofos puede considerarse com o uno
de ellos, en que tal fe es sim plem ente una inmoralidad.
316 I K 1E D R IC H N 1 E T /.S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R M7

3. Vl KDAI) Y L R R O R D E LO S F IL Ó SO F O S error es una de las m ayores seducciones. Adm itiendo que se


la crea, la voluntad de examen, de investigación, de pruden
442 cia, de experiencia, queda inmediatam ente paralizada: hasta
puede pasar por crim inal, porque supone una duda con rela
I ;i I ilusoria de Kant ha sido definida com o «ciencia de los ción a la verdad...
limites de la razón». La «verdad» es, por consiguiente, m ás nefasta que el error
y la ignorancia: paraliza las fuerzas que podrían servir al
progreso y al conocimiento.
443 El partido de la verdad lo toma entonces la pereza («Pen
sar es un trabajo y una miseria»); del mismo modo el orden,
La filosofía com o el arte de descubrir la verdad, es la fi la regla, la felicidad de la propiedad, el orgullo de la sabidu
losofía desde Aristóteles. Por el contrario, los epicúreos uti ría, en suma, la vanidad. Es más cóm odo obedecer que ca
lizaron la teoría sensualista del conocim iento de Aristóteles: minar; más halagador creer lo de «yo poseo la verdad» que
se mostraron irónicos y negativos ante la investigación de la advertir la oscuridad alrededor... Ante todo, pensar así tran
verdad; «la filosofía es el arte de la vida». quiliza, da confianza, aligera la vida y mejora el carácter,
desde el m om ento en que disminuye la desconfianza. Las in
venciones de la «paz del alma», del «reposo de la concien
444
cia» no son posibles sino a condición de que la verdad exista.
«Los reconoceréis por sus frutos»... La «verdad» es ver
Enum erem os tres grandes ingenuidades; dad porque consigue hacer a los hombres mejores... El sis
tem a continúa: todo lo que es bueno, todo lo que tiene éxito
El conocimiento como medio para la felicidad (como si...).
cuenta com o verdad.
Com o medio para la virtud (como si...).
La prueba de fuerza es el contento, la felicidad, el bien
Com o medio para la negación de la vida, en cuanto es un
estar, tanto de la com unidad com o del individuo, siendo
medio para el desengaño (com o si...).
com prendidos en cierta manera com o consecuencia de la fe
en la moral... El resultado contrario, el fracaso, se origina por
445 la falta de fe.

Existe una «verdad», a la cual podem os aproxim am os de


algún modo. 447

Los orígenes del error se encuentran tanto en la «buena


446 voluntad» del hom bre com o en su m ala voluntad; en m u
chos casos el hom bre se escam otea la realidad a sí mismo, la
El error y la ignorancia son nefastos. La afirmación de maquilla, para no sufrir ni en su buena ni en su mala voluntad.
que la verdad existe y que term ina con la ignorancia y el I )ios es considerado, por ejemplo, com o conductor de los
318 I K IH D R IC H N IE T Z S C H E I.A V O L U N T A D D E P O D E R i|>)

destinos liuinanos: y se interpreta su propio destino, com o si por otra parte, existe la necesidad de la incredulidad, con
tocio so produjera para la salud del espíritu. Esta falta de fundida con la «voluntad de verdad» (la necesidad de des
«filología», «falta de aseo y moneda falsa para los espíritus vincularse de una creencia por varios motivos, de tener ra
sutiles”, se inspira de ordinario en la buena voluntad. La zón ante «un creyente» cualquiera). ¿Qué es lo que inspira a
buena voluntad, los «nobles sentimientos», los «estados de los escépticos? El odio de los dogmáticos: o, una necesidad
alma elevados» se sirven de los mismos medios, que lo son de calm a determ inada por la fatiga, com o ocurre en Pirrón.
de impostor y monedero falso, medios que son reprobados Las ventajas que se esperaban de la verdad eran las ven
por la pasión y la moral y considerados egoístas: el amor, el tajas que determinaban la creencia en ella, pues, por ella
odio, la vengan/a. misma, la verdad podría ser absolutam ente penosa, nociva,
Lo que más caro ha pagado la humanidad son los errores, nefasta. La verdad solamente se com bate cuando se confía
y probablemente los errores de buena voluntad son los que en la victoria; por ejemplo, la libertad contra los poderes es
le causaron más daño. La ilusión que nos hace felices es más tablecidos.
funesta que la que implica directam ente consecuencias noci El método de la verdad no ha sido encontrado por m oti
vas: esta última aguza la sagacidad, nos hace desconfiados y vos de verdad, sino por motivos de poder, por voluntad de
purifica la razón: la primera, se satisface sim plem ente con ser superior.
adormecemos. ¿Por qué trata de dem ostrarse la verdad? Por el senti
Los bellos sentimientos com o los impulsos nobles perte miento de m ayor poder, por la utilidad, por su carácter in
necen, hablando psicológicamente, a los m edios narcóticos: dispensable; en resumen, por conseguir ciertas ventajas.
su abuso entraña las m ism as consecuencias que el abuso de Pero esto es un prejuicio, un indicio de que en el fondo no se
cualquier otro opio y concluye en la debilitación del sistema trata de la verdad...
nervioso... ¿Qué significa, por ejemplo, «querer la verdad» en los
Goncourt, en los naturalistas? H acer una crítica de la «obje
tividad».
448 ¿Por qué se intenta conocer? ¿Por qué deseamos que no
se nos engañe?... Lo que siempre se ha querido, en vez de la
Ningún lujo tan costoso para el hombre com o el error, verdad, ha sido la fe... La fe se crea por métodos antagóni
que, además, cuando es fisiológico, pone en peligro su exis
cos a los em pleados por el método de la ciencia, y excluye a
tencia. ¿Qué es lo que el hom bre pagó hasta ahora m ás caro, los mismos.
que es lo que ha expiado m ás dolorosam ente...? Sus ver
dades. Por aquello de que las m ism as eran reales errores: «in
physiologicis»... 450

449 Un cierto grado de fe nos resulta suficiente com o obje


ción contra lo creído; y probablemente com o signo interro
Confusiones fisiológicas: la necesidad de la fe confun gativo con el que se acredita la salud espiritual del creyente.
dida con la «voluntad de fe» (en Carlyle, por ejemplo). Pero,
320 IKIKD RICH NIETZSCH E
LA V O L U N T A D D E P O D E R

451 «convicción», «fe», el orgullo del martirio, todo esto son


condiciones desfavorables para el conocimiento. Los enemi
Mtiriur.s. l odo aquello que se basa en el respeto, para
gos de la verdad concluyeron aceptando toda la forma sub
ser combatido con eficacia, necesita de la existencia de cier
jetiva de decidir la verdad, es decir, mediante actitudes de sa
tos sentimientos audaces, y aun imprudentes, por parte de sus crificio, de decisiones heroicas: lo que hizo que prolongaran
agresores... Si se tiene en cuenta que desde hace miles de
el reinado del método anticientífico. Al hacerse mártires,
años la humanidad no ha hecho otra cosa que reverenciar com prom etían su propia obra.
errores considerados com o verdades, que ha impedido toda
crítica de estas verdades, después de estimar que los críticos
que las ejercían estaban poseídos por un mal sentimiento, hay
452
que confesar lo necesario que resultaba un número impor
tante de inmoralistas para justificar la iniciativa del ataque, o
Peligrosa distinción entre teoría y práctica; en Kant, por
lo que es lo mismo, de la razón... Debe perdonarse a los cita
ejemplo, y también en los antiguos. Estos hacían com o si la
dos inmoralistas el haberse creído algo así com o mártires de espiritualidad pura les brindase los problemas del conoci
la verdad, aunque a fuer de sinceros, no fue un sentimiento
miento y de la metafísica. Empeñados en que, cualquiera
de verdad, sino un espíritu corrosivo, el impío escepticismo,
que fuese la solución dada por la teoría, la práctica debiera
el gusto por la aventura, lo que los hizo negadores. En otro ser controlada conforme a un módulo personal.
caso, fueron rencillas personales las que los llevaron a encar
A la prim era tendencia yo opongo mi psicología de los fi
nar estos problemas: luchaban contra problemas para tener
lósofos: su cálculo más extraño y su espiritualidad son siem
razón con las personas. Pero por encima de todo, lo que más
pre la última pálida impresión de un hecho psicológico; falta
se ha utilizado ha sido la venganza: la venganza de los opri
absolutamente la espontaneidad; todo es instinto, todo es di
midos, de los que han sido arrojados del combate u oprim i rigido, primeramente, por vías determinadas...
dos por la \ erdad_reinante. A la segunda tendencia, yo planteo el problem a de si co
La verdad, o m ejor dicho, el método científico, ha sido
nocemos otro método para obrar bien que el pensar bien. En
utilizado y estim ulado por quienes adivinaban en ella un ins
el último caso hay acción; el primero presupone el pensa
trumento de com bate, una obra destructiva... Para hacerse
miento. ¿Poseem os capacidad para juzgar de otro m odo el
valer com o adversarios tenían necesidad de un aparato pare
valor de un género de vida, y el valor de una teoría, por in
cido al em pleado por quienes les atacaban: anunciaban la
ducción, por com paración...? Los ingenuos deducen que
idea de la verdad de una m anera tan absoluta com o sus ad
nosotros nos encontram os allí en m ejor postura, que allí sa
versarios, se hicieron fanáticos, por lo menos en su actitud,
bemos lo que es bueno; los filósofos se contentan con reite
porque ninguna otra actitud era tomada en serio. La perse
rarlo. N osotros aceptam os que allí hay una creencia; pero
cución, la pasión y la inseguridad de los perseguidos hacía nada más...
lo restante: el odio crecía y, por consiguiente, el primer im
Los escépticos de la A ntigüedad mantenían: «Com o es
pulso disminuía, a fin de poder perm anecer en el terreno de
preciso obrar, se hace necesaria una regla de conducta». La
la ciencia. Finalmente, todos quisieron tener razón de una
urgencia de una decisión es lo que, en definitiva, vale para
manera tan absurda com o sus adversarios... Las palabras pensar que una cosa resulta verdadera...
I K IK D R IC H N IE T Z S C H F .
L A V O L U N T A D D E l’O D E R

«No os preciso ohrar». mantenían con m ayor consecuen


este carácter. No les ocurre así a los filósofos, cuyas formas
cia sus hermanos; los budistas idearon una línea de conducta
de veneración por los m ism os fue hacer de ellos verdades
en virtud do la que se desprendían de la acción.
«a priori». incurriendo en cierto carácter falsificador de la
I•'orinar en la fila, vivir com o el «hombre sencillo», tener veneración
por verdadero y justo lo que este tiene por justo y verdadero,
supone la sumisión al instinto del rebaño. E s preciso sentir
el valor y la severidad hasta sus últimos límites, para consi
455
derar esta sumisión com o una vergüenza. ¡No hay que vivir
con dos medidas...! ¡No es posible diferenciar la teoría de la
La veneración, sin em bargo, tiene algo de prueba superior
práctica!... de la lealtad intelectual, descontando que en toda la historia de
la filosofía, más que «lealtad intelectual», existe «am oral bien»...
De una parte, lo absoluto carece de método para examinar
453 el valor de esos valores; por otra parte, hay que contar con la
repugnancia a exam inar estos valores, a adm itir que son con
En realidad, nada de lo que en otros tiem pos se estim aba dicionados. Bajo la ¡dea de los valores morales, se reunían to
com o verdad lo es. Todo lo que además fue estim ado com o dos los instintos anticientíficos para excluir la ciencia...
profano, prohibido, despreciable, nefasto, son llores que actual
mente crecen a la orilla de los sonrientes senderos de la verdad.
Sem ejante moral vieja no im porta ya lo m ás m ínim o; no 4. C o n c l u s ió n d f . i .a c r it ic a d i; l a filo s o fía
hay una idea en ella que m erezca ser estimada. La hemos en
terrado, no somos ya ni lo suficientem ente ingenuos ni tan 456
groseros, para dejam os im poner de sem ejante m anera. Para
decirlo con suficiente cortesía; som os dem asiado virtuosos Los filósofos resultan en m uchas circunstancias calum
para esto... Y si la «verdad», en el sentido clásico, fue ver niadores. La ciega y pérfida enem istad de los filósofos res
dad por que solía afirm arse por la moral antigua, porque la pecto de los sentidos, ¡cómo convierte en plebeyo y bravu
moral antigua tuvo derecho a afirm arla, ninguna m oral de cón su odio conocido!
otro tiem po resulta en realidad ya necesaria... Vuestro criterio El pueblo siem pre ha considerado un abuso, cuyas conse
de la verdad no es, de ningún m odo, la m oralidad: nosotros cuencias ha sentido, com o un argum ento contra aquello de
refutam os una afirm ación dem ostrando que es dependiente que se ha abusado; todos los m ovim ientos insurreccionales
de la m oral, inspirada por nobles sentim ientos. contra los príncipes, ya sea en el terreno de la política o en
el de la econom ía, se justifican presentando siempre un abuso
com o necesario e inherente al principio.
454 En esta historia lam entable, el hom bre busca un principio
sobre el cual pueda apoyarse para despreciar al hom bre; in
Sem ejantes valores son em píricos y condicionados; quie venían un m undo para calum niarlo y salir de él; de hecho,
nes creen en ellos, aunque los veneren, no quieren reconocer o u ie n d e siem pre la m ano hacia la nada, y de esta nada saca
324 IK IK D R IC H N 1 E T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER

un Dios, l;i «verdad», y en todo caso un juez y un condenado riores que tiene acreditados la moral. Basta dem ostrar que la
de osle ser... moral en sí es también inmoral, en el sentido en que la inmo
Sí se quiere tener una prueba de la manera profunda y ralidad ha sido condenada hasta el presente. Cuando hayamos
fundamental com o las necesidades verdaderamente bárbaras destruido de esta forma la tiranía de los valores que han te
del hombre tratan de sacrificarse, aun en su estado dom esti nido curso hasta aquí, cuando hayamos suprim ido el mundo-
cado y de acuerdo con su «civilización», es preciso buscar verdad, un nuevo orden de valores aparecerá naturalmente.
los «leilmotivs» de toda la evolución de la filosofía. De este El m undo-apariencia y el mundo-mentira: he ahí la con
modo encontrarem os una especie de venganza de la reali tradicción. Este último fue llamado hasta aquí mundo-ver-
dad, una destrucción socarrona de las evoluciones, en medio dad, «verdad absoluta», «Dios». Este mundo. Naturalmente,
de las cuales vive el hom bre, un alm a insatisfecha que con es el que hem os suprimido.
sidera el estado de disciplina com o una tortura y que experi Lógica de mi concepción:
m enta una voluptuosidad particular en cortar, de un modo
enfermizo, todos los lazos que lo ataban a él. 1) La moral com o valor superior (dueña de todas las fa
L a historia de la filosofía es una rabia secreta contra las ses de la filosofía, hasta del escepticismo). Resultado: este
condiciones de la vida, contra los sentimientos de valor de la m undo no vale nada, no es el «mundo-verdad».
vida, contra la decisión en favor de la vida. Los filósofos ja 2) ¿Qué es lo que determ ina aquí el valor superior? ¿Qué
más dudaron en afirmar un mundo, a condición de que estu es exactam ente la moral? El instinto de decadencia; para los
viera en contradicción con este mundo, de que pusiera en sus agotados y los desheredados, es una m anera de vengarse.
manos un instrumento que pudiese servir para hablar nega Prueba histórica: los filósofos son siempre decadentes... al
tivamente de este mundo. La filosofía fue hasta aquí la gran servicio de la religión nihilista.
escuela de la calumnia, y de tal modo se impuso, que aun hoy 3) El instinto de decadencia que se presenta com o volun
día nuestra ciencia, que se hacía pasar por intérprete de la tad de poder. Prueba: la inmoralidad absoluta de los medios
vida, ha aceptado la posición fundamental de la calumnia y en toda la historia de la mora!.
m anipula este mundo com o si no fuera m ás que apariencia,
y este encadenam iento de causas com o si no fuera m ás que No hem os reconocido en toda la corriente más que un
fenomenal. ¿Cuál es el odio que entra en ju eg o ? caso particular de la voluntad de poder: la moral m ism a es
Yo creo siem pre que la m oral, la «Circe» de los filóso un caso particular de inmoralidad.
fos, les juega siempre la m ala partida de obligarles a ser en
todo tiem po calum niadores. Creían en las «verdades» m o
rales, encontraban allí valores superiores..., ¿qué les que 457
daba por hacer sino decir «non» a la existencia, en vista de
que la com prendían mejor?... Pues tal existencia es inmoral... Innoven iones fundam entales. —En lugar de valores m ora
Esta vida reposa en hipótesis inmorales, y toda moral niega les, valores meramente naturalistas. Se asiste a la naturaliza
la vida. ción de la moral.
Suprim am os el m undo verdadero: para llevar a cabo se En lugar de «sociología», una doctrina de los modelos de
m ejante supresión, tenemos que elim inar los valores supe señorío.
LA V O LU N TA D DE PO D ER 327
326 I H IIÍD R IC H N 1E TZSC H F.

F.n limar de "sociedad». el progreso de la cultura com o mi presente con dureza y violencia; una manera de pensar sin
interés preferido (primero en su conjunto, pero luego pre- escrúpulos, inmoral, que intentase adm inistraren grande las
íercnlem cnle en sus partes). buenas y malas cualidades del hombre, porque confía en sa
1 .11 lugar ele la «teoría del conocim iento», una doctrina de ber em plearlas diestramente. Pero el que busca hoy filósofos
la perspectiva de los afectos (a la cual corresponde una je de esta clase, ¿qué probabilidades tiene de encontrar lo que
rarquía de los afectos: los afectos transfigurados: su superior busca? ¿No es probable que, agarrado a la linterna de Dió-
ordenación, su «espiritualidad»), genes, se pasase día y noche buscando inútilmente? Esta
I-n lugar de la m etafísica y de la religión, la doctrina del época cam ina en dirección opuesta; quiere, en segundo tér
eterno retorno (esta com o m edio de disciplina y selección). mino, la com odidad; desea, ante todo, publicidad y aquel ba
rullo del m ercado que tanto le agrada; pretende, en tercer lu
gar, que todos nos posternemos con el más vil de los
458 servilismos ante las más burdas patrañas: una de ellas es la
«igualdad de los hom bres», y honra exclusivam ente las vir
E ntre m is p recursores figu ra S chopenhauer: en qué tudes dem ocráticas. Pero estas circunstancias son radical
m ed id a he p ro fu n d izad o el pesim ism o, im poniéndosem e mente opuestas a la producción del filósofo tal y com o yo al
ante todo por la evidencia de sus m ás elevadas contradic menos la entiendo. Sabido es que todo el m undo se lamenta
ciones. ile la conducta de los filósofos, enterrados entre autos de fe.
Luego, los artistas ideales, aquellos retoños del m ovi mala conciencia y arrogantes doctrinas eclesiásticas. Sin
em bargo, la verdad es que estas m ism as condiciones fueron
m iento napoleónico.
Luego, los europeos superiores, precursores de la gran más favorables para la producción de una espiritualidad po
derosa y rica que las de la vida actual. Hoy reina otra clase
política.
Luego, los griegos y su nacim iento. do espíritu, a saber: el espíritu dem agógico, el espíritu de co
mediante. quizá tam bién el espíritu de las víboras y de las
hormigas, propio de los sabios o, por lo m enos, favorable a
459 la producción de los sabios. Sin duda alguna peor, desfavo
rable para los grandes artistas. ¿N o se precipitan todos ellos
He citado a m is predecesores inconscientes. Pero ¿dónde cu el abism o por una falla interior de disciplina? A unque no
se ven exterionnente tiranizados por la im posición de un d e
iría yo a buscar, con alguna esperanza filosófica de mi estilo,
filósofos que por lo m enos respondieran a m is pretcnsiones? cálogo cortesano o sacerdotal, desconocen la lbrm a de ed u
car a su «tirano interior», a su voluntad. Y lo que queda d i
S olam ente allí donde im perase una m anera de pensar aristo
cho sobre los artistas, puede aplicarse igualm ente, en un
crática, que considerase la esclavitud y otra cualquier clase
sentido superior y fatal, a los filósofos. ¿En dónde eneontra-
de d ep endencia com o un su p u esto de toda alta cultura:
icilios hoy espíritus libres? ¡Señálesem e, por ventura, un es
donde reinase una m anera de pensar creadora que no viese
píritu libre!
en el m undo un lugar de paz, el «sábado de todos los sába
dos», sino ahora, y en estado de paz. el m edio para la gue
rra. U na m anera de pensar que m irase al futuro y tratara el
328 I R IE D R IC H N IE T Z S C H E

460

Quiero aclarar que con las palabras «libertad de espíritu»


aludo a algo muy concreto: a la capacidad de ser cien veces
superior a los filósofos y a otros adeptos de la «verdad», por
el rigor contra sí m ism o, por pureza y valor, por la voluntad
incondicional de decir no, allí donde el no es peligroso. Con LIBRO TERCERO
sidero a los actuales filósofos com o despreciables «liber-
lins» protegidos por la capucha de esa m ujer a la que cono FUNDAMENTOS DE UNA NUEVA
cemos por «verdad».
VALORACIÓN

LA VOLUNTAD DE PODER
CO M O CO N O CIM IEN TO

a) M étodo de la investigación

461

Lo que califica al siglo xix no es el triunfo de la ciencia,


sino el triunfo de los métodos científicos sobre la ciencia.

462

Historia de los métodos científicos de Augusto Comte


asi elevada a filosofía.

463

(irandes m etodólogos: A ristóteles, Bacon, D escartes,


Augusto Comte.
I L A V O L U N T A D D K PO D H R
330 I K lliD R IC H N IE T Z S C H E

profunda aversión a descansar de manera definitiva en una


464
concepción general del mundo.
Los conocimientos más valiosos son los que han sido
conseguidos más tarde; pero los conocimientos más valiosos
466
son los métodos.
l otlos los métodos, todos los supuestos de nuestra ciencia
La suposición de que hay una moralidad en el fondo de las
aclual han tenido en contra, durante miles de años, el m e
cosas, que la razón humana está justificada, es la suposición de
nosprecio de las gentes: su práctica hacía que el que los prac
un carácter honrado y fiel, la consecuencia de la fe en la vera
ticase fuera expulsado del com ercio con las personas honra cidad divina, de la idea de un Dios creador de todas las cosas.
das; se le tenía por enem igo de Dios, com o menospreciador
El concepto de una herencia, procedente de una vida anterior.
del más alto ideal, com o un «energúmeno».
Teníamos todas las pasiones de la humanidad contra nos
otros; nuestro concepto de la «verdad», de lo que debe ser 467
el servicio de la verdad, nuestra objetividad, nuestro m éto
do, nuestra conducta tranquila, previsora, desconfiada, eran Refutación de los supuestos «hechos de conciencia». La
com pletam ente despreciados... En el fondo, el más insalva observación es mil veces más difícil; el error es. quizá, con
ble obstáculo que se opuso al avance de la humanidad fue su dición de la observación en general.
gusto estético: creía en el efecto pintoresco de la verdad, pe
día al sabio que realizase un gran efecto sobre la fantasía.
Esto hace creer que se hubiera superado un contraste, como 468
si se hubiese dado un salto: en realidad, aquellas disciplinas
planteadas por las hipérboles morales prepararon paulatina El intelecto no puede criticarse a sí mismo, porque no puede
m ente nuestros actuales sentimientos más sensibles, nuestro compararse con otros intelectos conformados de otra manera y
carácter científico actual... porque su capacidad de conocer solo se revela frente a la «ver
La conciencia de lo pequeño, el «control» personal de los dadera» realidad, es decir, porque para criticar el intelecto
hombres religiosos, fue una preparación para el carácter cien deberíamos ser seres superiores dotados de un conocimiento
tífico: ante todo, la propensión a estudiar los problem as in absoluto. Este supone que. descontadas todas las formas par
dependientem ente de nuestros problem as personales... ticulares de conocimiento y asimilación sensible espiritual,
hay algo dado, algo «en sí». Pero la deducción psicológica de
la creencia en las cosas nos prohíbe hablar de «cosas en sí».
b) E l punto de partida de la teoría del conocimiento

465 469

El encanto de las maneras de pensar opuestas y el no de Q ue entre sujeto y objeto existe una cierta relación ade
cuada; que el objeto es algo que, mirado por dentro, sería su
jarse llevar por el atractivo del carácter enigmático, crea la
I
332 I K IIiD R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 333

jeto a su ve/, es mi ingenioso expediente que, en mi criterio, placer y el desplacer son fenóm enos tardíos y derivados del
tuvo su época. La medida de aquello de que somos cons intelecto...
cientes depende de la burda utilidad de la conciencia. ¿Cómo La «causalidad» nos escapa: adm itir entre las ideas un
había de permitir esta perspectiva angular de la conciencia lazo inmediato y causal, com o hace la lógica, es la conse-
decir algo sobre «sujeto» y «objeto» que se relacionase de cuencia de observación más grosera y m ás torpe. Entre dos
algún modo con la realidad? pensamientos hay aún toda clase de pasiones que se entre
gan a su juego; pero los m ovim ientos son dem asiado rápi
dos, lo que hace que los desconozcam os, que los neguemos.
470 «Pensar», tal com o lo determinan los teóricos del conoci
miento. es cosa que no existe; es una ficción com pletamente
La crítica de la nueva filosofía descubre la existencia de un arbitraria, realizada .separando del proceso general un solo
punto de vista deficiente, como si hubiera «hechos de concien elemento, sustrayendo todos los dem ás elem entos, un arre
cia» y ningún fenomenalismo en la autoobservación. glo artificioso para entenderse...
El «espíritu», una cosa que piensa: a ser posible, el espí
ritu absoluto, «el espíritu puro», esta concepción derivada de
471 la falsa observación de sí mismo, que cree en el procedi
m iento que consiste en «pensar»: aquí se com ienza a im agi
«Conciencia»: ¿en qué m edida las ideas representadas, la nar un acto que no se produce de ninguna manera: «pensar»,
voluntad representada, el sentimiento representado (lo único y se imagina, en segundo lugar, un «substratum». sujeto
que conocem os) es com pletam ente superficial'/ ¡Nuestro imaginario en el que cada acto de este pensam iento tiene su
m undo interior es también fenómeno! origen, y nada más: lo que quiere decir que tanto la acción
como el que la ejecuta son simulados.

472
473
Yo mantengo también la fenomenalidad del mundo inte
rior; todo lo que no deviene sensible en la conciencia ha El fenom enalism o no hay que buscarlo en los sitios fal
debido ser previam ente dispuesto, sim plificado, esquem a sos: nada es más fenomenal, o más exactamente, nada es tan
tizado, interpretado. El verdadero procedim iento de la «per ilusorio, com o ese m undo interior que observamos con ese
cepción interior», el encadenam iento de las causas entre lamoso «sentido interior».
los pensamientos, los sentimientos, los deseos, entre el su Hemos creído que la voluntad era una causa, hasta el
jeto y el objeto, está por com pleto oculto a nuestros ojos, y punto de que, según nuestra experiencia, hemos supuesto
quizá resulta, solamente en nosotros, motivo de imagina una causa todo lo que acontece (es decir, la intención como
ción. Ese «m undo interior en apariencia» es tratado con las causa de lo que sucede).
mismas form as y los mismos procedim ientos que el mundo Creemos que el pensamiento y los pensamientos, tales
«exterior». N osotros jam ás tropezam os con «hechos»; el com o acontecen en nosotros, se encuentran vinculados por
334 IK IL D K IC H NIETZ.SCTIC
I.A V OLUNTAD D E PODER

un encadenam iento de causalidad cualquiera: el lógico, en por las cosas exteriores, y es proyectado posteriormente so
particular, que habla de casos que efectivam ente no han ocu bre nosotros al exterior en form a de «causa» prestada a di
rrido en la realidad, el lógico se ha acostum brado al prejui cho efecto...
cio de creer que los pensamientos ocasionan pensamientos. En el fenom enalism o del «m undo interior» volvem os a
N o s o t r o s creemos — y nuestros filósofos lo creen todavía—
la cronología de la causa y del efecto. El hecho fundamental
que el sentido del dolor y del placer provoca reacciones. Du de la experiencia es que la causa se imagina una vez que el
rante miles de años se ha presentado al placer y el deseo de efecto tuvo lugar... Igualmente ocurre con la sucesión de las
sustraerse al desplacer como motivo de toda clase de acción. ideas...: buscamos la razón de una idea antes de que haya sido
Con un poco de reflexión, podemos admitir que todo pasa consciente para nosotros, y entonces la razón, y luego su
ría exactamente según el mismo encadenam iento de causas consecuencia, entran en nuestra conciencia... Todos nuestros
y efectos si estos estados de placer y de dolor no existieran: sueños consisten en interpretar sentimientos de conjunto,
engañándonos por creer que dan lugar a algún fenómeno. para buscar sus posibles causas, y tal suerte, que un estado
Son fenómenos secundarios, con una finalidad com pleta no deviene consciente sino cuando el encadenam iento de las
m ente distinta de la de provocar reacciones: son efectos que causas, inventado para interpretarlo, se ha hecho presente en
se integran en el proceso de reacción en curso... la conciencia.
«In somma»: todo lo que resulta consciente es un fenó Toda la experiencia interior está fundada sobre una irrita
meno final, una conclusión que no produce ningún efecto; ción de los centros nerviosos, a la que se busca o adjudica
toda sucesión en la conciencia es absolutamente atomística. una causa; y solamente la causa de esta manera buscada pe
Habiéndose tratado de com prender el mundo en nosotros a netra en la conciencia: esta causa no se adapta en absoluto a
base de concepciones contrarias com o si nada fuera activo, la causa verdadera: es algo así com o un tanteo basado en an
com o si natía fuese real, sino el pensamiento, el sentimiento, teriores «experiencias interiores», es decir, en la memoria.
la voluntad. Pero la m em oria conserva igualmente el hábito de las inter
pretaciones antiguas, es decir, de la causalidad errónea; de
suerte que la «experiencia interior» contendrá en ella todas
474 las antiguas falsas ficciones causales. Nuestro «m undo exte
rior», tal com o suele proyectarse a cada momento, está es
E l fenom enalism o del m undo ¡m enor.— La causa, por una trechamente unido a los viejos errores de las causas, trata
inversión cronológica, llega a la conciencia después que el mos de interpretarlo por el esquematismo de los «objetos», etc.
efecto. Hemos averiguado que un dolor puede proyectarse La «experiencia interior» no aparece en la conciencia sino
en un sitio del cuerpo sano, sin ser este su sitio; sabem os que una vez encontrado cierto lenguaje que el individuo pueda
las sensaciones que ingenuamente consideram os com o con comprender, es decir, la transposición de un estado a otro
dicionadas por el mundo exterior están, en realidad, condi más conocido. «Com prender» es sim plem ente poder expre
cionadas por el mundo interior; pues la verdadera acción del sar algo de nuevo en el lenguaje de alguna cosa antigua co
m undo exterior se realiza siempre de una m anera incons nocida. Por ejemplo: cuando digo «yo m e siento mal», tal
ciente... El fragmento de mundo exterior de que som os cons juicio equivale a una grande y tardía neutralidad por parte
cientes ha nacido después del efecto ejercido sobre nosotros del observador: el hombre ingenuo dirá siempre: una cosa u
336 I RIUDR1CH N IETZSCH E LA V OLUNTAD D E PODER

otra hace que yo me sienta mal; no juzgará claram ente su c) La creencia en el «yo» sujeto
m alestar sino cuando descubra una razón para sentirse mal...
A eslo es a lo que yo llamo una falta de filología; porque po 476
der leer un lexlo es la form a más tardía de la «experiencia in
ferior». quizá una form a probablemente apenas posible... En mi criterio, contra el positivismo que se limita al fe
nómeno, «solo hay hechos». Y quizá, más que hechos, in
terpretaciones. No conocem os ningún hecho en sí, y parece
475 I absurdo pretenderlo.
«Todo es subjetivo», os digo; pero solo al decirlo nos en
No hay ni «espíritu», ni razón, ni pensamiento, ni concien contramos con una interpretación. El sujeto no nos es dado,
cia, ni alma, ni voluntad, ni verdad; las citadas, no son sino sino añadido, imaginado, algo que se esconde. Por consi
ficciones inútiles. No se trata de «sujeto» y «objeto», sino de guiente, ¿se hace necesario contar con una interpretación d e
una cierta especie animal que no prospera sino bajo el im trás de la interpretación? En realidad entramos en el cam po
perio de una justeza relativa de sus percepciones y, ante todo, de la poesía, de las hipótesis.
con la regularidad de estas (de m anera que le es posible ca El mundo es algo «cognoscible», en cuanto la palabra
pitalizar sus experiencias...). «conocimiento» tiene algún sentido; pero, al ser susceptible
C om o instrum ento del poder, trabaja el conocim iento. de diversas interpretaciones, no tiene un sentido fundam en
Realidad que crece, en la m edida que aum enta el poder... tal, sino m achism os sentidos. Perspectivismo.
El sentido del conocimiento: en este caso, com o en el de
la idea de «bien» y de «belleza», la concepción de enten
derse severa y estrechamente desde el punto de vista antro- 477
pocéntrico y biológico. Para que una especie concreta pueda
conservarse y crecer en su poder es preciso que su concep Donde nuestra ignorancia em pieza, donde ya no llegamos
ción de lo real abrace m uchas cosas calculables y constan con la vista, ponem os una palabra; por ejemplo, la palabra
tes. con el fin de levantar sobre sem ejante concepción un «yo», la palabra «acción», la palabra «pasión», que son quizá
esquem a de su conducta. La utilidad de la conservación — líneas del horizonte de nuestro pensamiento, pero de nin
y no cualquier abstracta y teórica necesidad de no ser en guna manera «verdades».
gañado— radicase com o m otivo tras la evolución de los
órganos del conocim iento..., estos órganos se desarrollan
de m anera que su observación baste para conservarnos. 478
De otro m odo, la m edida de la necesidad de conocer d e
pende de la m edida del crecim iento de la voluntad de po El «yo» se encuentra determ inado por el pensamiento,
d er de la especie; una especie se apodera de una cantidad l>ero hasta ahora se creía en un plano más bien popular, que
de realidad para hacerse dueña de esta, para tomarla a su ser en el «yo pienso» había a manera de una conciencia inm e
vicio. diata, a cuya analogía entendíamos todas, las demás reaccio
nes causales. Pero por muy normal y necesaria que sea esta
l.A V O L U N T A D D E P O D E R 339
338 FR 1ED R 1C H N IE T Z S C H E

ficción. 110 es posible olvidar su carácter fantástico: puede Los grados en el sentimiento de vida y de poder (lógica y
haber una creencia que sea condición de vida y, a pesar de conexión en lo que ha sido vivido), damos la medida del
ello, falsa. «ser», de la «realidad», de la no apariencia.
Sujeto: se plantea la terminología de nuestra creencia en
una unidad entre los diversos momentos de un sentimiento
479 de realidad superior: entendemos semejante creencia como el
efecto de una sola causa — creemos en nuestra creencia hasta
«Si se piensa, es que hay algo que piensa»; a esto puede el punto de que, a causa de ella, imaginamos la «verdad», la
reducirse la argumentación de Descartes. Pero esto equivale «realidad», la «sustancialidad»— . «Sujeto» es la ficción que
a adm itir com o verdadero «a priori» nuestra creencia en la pretende hacernos creer que muchos estados similares son
idea de sustancia. Decir que. cuando se piensa, es preciso que en nosotros el efecto de un mismo «substratum»; pero somos
haya algo que piensa, es un poco la formulación de un há nosotros los que hemos creado la analogía entre estos dife
bito gramatical que atribuye a la acción un actor. Aquí anun rentes estados. La equiparación y la aprestación de estos, he
ciam os, resum iendo, un postulado lógico m etafísico, sin aquí los hechos y no la analogía (es preciso, por el contrario,
contentam os con comprobar... Mientras que por el camino negar la analogía).
de Descartes no se llega nunca a una certidumbre absoluta,
sino solamente a un hecho de creencia muy pronunciada.
Si se redujese la proposición a esto: «se piensa, luego hay 481
pensamiento», estableceríamos una simple tautología, y lo
que precisam ente se pone en tela de juicio, la realidad del Es necesario saber lo que es el ser para decidir si esto o
pensamiento queda intacta — de suerte que, bajo esta forma, aquello son cosas reales (los hechos de la conciencia, por
nos sentimos obligados a reconocer la «apariencia» del pen ejemplo); y también para saber lo que es certeza, lo que es
samiento— . Sin embargo, lo que Descartes quería es que el conocimiento y cosas así. Pero com o no sabemos esto, re
pensamiento no tuviese una realidad aparencial, sino que se sulta un tanto absurda cualquier crítica del conocimiento.
brindase com o algo en sí. ¿Cómo es posible criticar un instrumento que hay que utilizar
irremediablemente para la crítica? Ni siquiera puede defi
nirse a sí mismo.
480

La idea de sustancia es el resultado de la ideal del sujeto, 482


pero no al contrario. Siempre que sacrifiquemos el alma, el
«sujeto», nos falta com o los elementos para imaginar una El deber de toda filosofía, ¿no es clarificar las suposicio
«sustancia». Se obtienen grados del ser, se sacrifica al Ser. nes en que se funda el movim iento de la razón; nuestra fe en
C rítica de la «realidad»: ¿a qué viene el «m ás o m enos el «yo» com o en una sustancia, como en la única realidad
de realidad», la gradación de ese ser en el cual nosotros respecto a la cual nosotros atribuimos entidad a las cosas?
creemos? De nuevo, aparece el viejo realismo, al mismo tiempo que
340 F R IE D R IC H N IB T Z S C H E L.A V O L U N T A D D E P O D E R 341

toda la historia religiosa de la humanidad se reconoce com o guna cosa que, por sí misma, aspire a reforzarse, y que no
historia de la superstición del alma. A quí hay un límite: quiere conservarse sino indirectamente (quiere encarecerse).
nuestro mismo pensamiento envuelve aquella fe (con su di
ferencia de sustancia, accidente, acción, sujeto de la acción, etc.;
llegar a él significa privarse de pensar). 484

Todo lo que se instala en la conciencia com o unidad es


483 algo enormemente complejo, y lo único que logramos es una
apariencia de unidad.
D educción psicológica de nuestra fe en la razón.— La El fenómeno coiporal es el más rico, el más evidente, el
idea de «realidad», de «ser», está tom ada de nuestro senti más palpable: adelantar metódicamente sin term inar algo so
miento del «sujeto». bre su última observación.
«Sujeto»: lo que se interpreta partiendo de nosotros m is
mos, de suerte que el yo pasa por ser la sustancia, la causa
485
de toda acción, el «agente».
Los postulados logicometafísicos, la creencia en la sus
¿Quizá no sea necesaria la suposición de un sujeto; quizá
tancia, el accidente, el atributo, etc., aportar su fuerza per
sea lícito adm itir una pluralidad de sujetos, cuyo juego y
suasiva de la costumbre de considerar todo lo que nosotros
cuya lucha sean la base de nuestra ideación y de nuestra
hacemos como la consecuencia de nuestra voluntad, de suerte
conciencia? ¿Una aristocracia de células en la que el poder
que el yo, en cuanto sustancia, no desaparece en la m ultipli
radique? ¿Algo así com o «pares», acostum brados a gober
cidad del cambio. Pero no hay voluntad.
nar unidos, con buen sentido del mando?
Nosotros no poseem os categorías que nos permitan sepa
M i hipótesis: el sujeto com o pluralidad.
rar un «mundo en sí» de un m undo considerado com o re
El dolor es intelectual y dependiente del juicio de «noci
presentación. Todas nuestras categorías de la razón son de
vidad» proyectado. El efecto es siempre «inconsciente»; la
origen sensualista: deducidas del mundo empírico. El «alma»
causa deducida y pensada es proyectada, sigue en el tiempo.
el «yo»: la historia de estos conceptos muestra, en este caso,
L a constante caducidad y fugacidad del sujeto, «Alma
la antigua separación («soplo», «vida»)...
mortal».
Si no hay nada de material, no hay tam poco nada de in
El núm ero com o form a de perspectiva.
material. El concepto no contiene ya nada...
Nada de sujeto «átomo». La esfera de un sujeto creciente
o decreciente constantemente, el centro del sistema despla 486
zándose sin cesar; en el caso en que el sistem a no pueda or
ganizar la masa asimilada, la divide en dos. Por otra parte, Tener fe en el cuerpo es más importante que tener fe en el
puede, sin destruirlo, transform ar un sujeto más débil para alma; esta última nació de la observación anticientífica de
hacer de él su agente, y formar con su colaboración, hasta las agonías del cuerpo. (Algo que abandona a este. Creencia
cierto punto, una nueva unidad. No una «sustancia», sino al en la verdad del sueño.)
342 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E »
LA V O L U N T A D DE PO D ER 343

487
II

Punió de partida del cuerpo y de la fisiología: ¿por qué?


BIOLOGÍA DEL INSTINTO DE CONOCIM IENTO.
Alcalizamos la auténtica idea de la clase de unidad de nues
PERSPECTIVISM O
tro sujeto, concibiéndolo corno regente en la cúspide de una
comunidad de seres (no com o «almas» o «fuerzas vitales»),
488
así como la dependencia de estos regentes de sus regidos y
las condiciones de jerarquía y trabajo com o posibilidad del
La verdad es el error, sin el que no puede vivir ningún ser
individuo y del todo. Así como nacen y mueren constante
viviente de determinada especie. El valor para vivires loque
mente las unidades vivas y al sujeto no le pertenece la eter
decide en último término.
nidad, así la lucha se pone en evidencia en el acatamiento y
la vida tiene un límite variable. La ignorancia en que el re
gente se mantiene sobre las funciones particulares y hasta
489
trastornos de la com unidad, es una de las premisas por las
cuales es posible la regencia. Conseguimos, en resumen, una
Resulta inverosímil que nuestro «conocer» pueda ir más
valoración incluso por el no-saber, por el ver en grande y
allá que lo estrictamente necesario para la conservación de
«grosso modo», por el sim plificar y el falsear, por el em pleo
la vida. La morfología nos enseña que los sentidos y los ner
de la perspectiva. Pero lo que interesa es que nosotros con
vios, lo mismo que el cerebro, se desarrollan en relación con
cebim os al regente y a sus súbditos com o semejantes, com o
I las com plicaciones de la alimentación.
seres que sienten, que quieren y que piensan, y que en todas
partes donde vemos o presumimos ver m ovim iento en los
cuerpos, colegim os una vida subjetiva invisible. El m ovi
490
m iento resulta un sím bolo para los ojos: nos indica que algo
quiere, siente, piensa.
«El sentido de la verdad» cuando la m oralidad del «no
La interrogación directa del sujeto sobre el su jeto y toda
debes m entir» se rechaza, debe legitim arse ante otro foro:
reflexión del espíritu sobre sí m ism o tiene el peligro de
com o medio de conservación del hombre, com o voluntad de
que para su actividad puede ser útil e im portante interpre
poder.
tarse falsam ente; por esto preguntam os al cuerpo y recha
Nuestro am or a lo bello, igualmente, es tam bién una vo
zam os de plano el testim onio de los sentidos excitados: si
luntad de crear formas. Los dos sentidos tienen una relación
se quiere, considérese si el súbdito puede com erciar con
mutua: el sentido de lo real es el m edio para entender las co
nosotros.
sas a nuestro placer. El gusto por las formas y por las trans
formaciones — ¡un placer imaginario!— . Solo podemos com
prender, en realidad, el m undo que nosotros hacemos.
344 FR IED RICH NIETZSCH E LA V O LU N TA D DE PODER 345

491 p e n sa r, lo e se n c ia l e s o rd e n a r el m a te ria l n u e v o e n lo s p la n
te o s a n tig u o s (le c h o d e P ro c u sto ), ig u a la r lo n u e v o a lo viejo.
D e las d ife re n te s fo rm a s d e l c o n o c im ie n to . R a s tre a r su r e
lació n c o n o tro s m u c h o s (o la re la c ió n d e la e sp e c ie ). (C ó m o
h a b ría d e s e r el c o n o c im ie n to d e « o tro » . L a e s p e c ie d e c o 495
n o c im ie n to y d e re c o n o c im ie n to se im p lic a en las c o n d ic io
n e s d e e x is te n c ia : a sí la c o n c lu s ió n d e q u e n o p u e d e h a b e r L as p e rc e p c io n e s d e lo s se n tid o s p ro y e c ta d a s al e x te rio r
o tra c la se d e in te lec to (p a ra n o so tro s) q u e la q u e a n o so tro s nos « fu e ra » y « d e n tro » ; e n e s te c a s o m a n d a el c u e rp o .
m a n tie n e , r e s u lta p re c ip ita d a ; se m e ja n te c o n d ic ió n e fe c tiv a L a m is m a fu e rz a n iv e la d o ra y o rd e n a d o ra q u e rig e el idio-
de e x is te n c ia e s so lo c o n tin g e n te y e n a b so lu to n e c e sa ria . p la s m a rig e ta m b ié n la in c o rp o ra c ió n d el m u n d o e x te rio r; las
N u e s tro a p a ra to c o g n o s c itiv o n o se e n c u e n tra d e s tin a d o p e rc e p c io n e s d e n u e stro s se n tid o s sig n ific a n el re su lta d o de
al c o n o c im ie n to . e sta a sim ila c ió n y e q u ip a ra c ió n re la c io n a d o c o n to d o n u e stro
p a sa d o ; n o sig u e n in m e d ia ta m e n te a la « im p re sió n » .

492
496
E n m i c rite rio , las « v e rd a d e s» , « a p rio ri» , m ás firm e m e n te
c re íd a s so n c re e n c ia s p ro v isio n a le s; la ley d e c a u s a lid a d , p o r T o d o p e n sa r, ju z g a r, p e rc ib ir, ig u al q u e c o m p a ra r, e sta so
e je m p lo , h á b ito s m u y b ie n e je rc ita d o s d e la c re e n c ia , d e tal m e tid o a u n a « e q u ip a ra c ió n » , y a n te rio rm e n te a u n a « ig u a
a rra ig o q u e el h e c h o d e n o c re e rlo s te rm in a ría c o n la e sp e cie. la c ió n » . L a ig u a la c ió n e q u iv a le a la in c o rp o ra c ió n d e la m a
P e ro ¿so n p o r e sto v e rd a d e s? ¡V aliente ra z o n a m ie n to ! ¡C o m o te ria a d q u irid a e n las a m e b a s.
si la v e rd a d se d e m o s tra s e p o r la su s ta n c ia d e l h o m b re ! « R e c u e rd o » p o s te rio rm e n te , en c u a n to el in stin to ig u ala -
to rio se d o m e ñ a , la d ife re n c ia c o n se rv a d a . R e c o rd a r c ó m o
ru b ric a r a lg o , c ó m o e n c a jo n a r: a c tiv o , ¿ q u ié n ?
493

¿ E n q u é m e d id a p o d e m o s c o n s id e ra r q u e n u e s tro in te 497
le c to e s u n a c o n s e c u e n c ia d e las c o n d ic io n e s d e v id a ? N o lo
te n d ría m o s si n o lo n e c e s itá s e m o s , si p u d ié ra m o s v iv ir d e R e s p e c to a la m e m o ria d e b e re c tific a rs e : el m a y o r e rro r
o tro m o d o . c o n s is te e n a d m itir u n « a lm a » q u e re p ro d u c e , re c o n o c e , e t
c é te ra , in te m p o ra lm e n te : e n e ste a s p e c to y o n o p u e d o h a c e r
v e n ir al re c u e rd o , la v o lu n ta d e s im p o te n te , c u a n d o a p a re c e
494 un p e n s a m ie n to . S u c e d e a lg o d e lo q u e m e d o y p e rfe c ta
c u e n ta ; in m e d ia ta m e n te , su c e d e a lg o se m e ja n te ... ¿ Q u ié n lo
« P e n sa r» e n los e s ta d o s p rim itiv o s (p re o rg á n ic o s ) e q u i llam a, q u ié n lo d e sp ie rta ...?
v a le a c re a r e s tru c tu ra s c o m o e n lo s c ris ta le s. E n n u e stro
346 FR IED RICH N IETZ SC H E
LA V O L U N T A D D E P O D E R 347

498 m is m o c o lo r, lo c o n fe sa m o s; p o r e je m p lo , el e n c a rc e la d o o
el q u e se e x tra v ía ). D e la m is m a m a n e ra , c a d a in se c to r e a c
T o d a la m e c á n ic a d e l c o n o c im ie n to e s un a p a ra to de a b s c io n a d e u n a m a n e ra a u n c o lo r; u n o s a m a n e sto s, o tro s
tra c c ió n y d e s im p lific a c ió n , q u e n o e stá e n c a m in a d o al c o a q u e llo s; p o r e je m p lo , las h o rm ig a s.
n o c er, sin o a c o n s e g u ir p o d e r so b re las c o sa s; el « fin » y el
« m e d io » e stá n ta n a le ja d o s d e la e s e n c ia c o m o los « c o n c e p
to s» . C o n « fin e s » y « m e d io s » n o s a p o d e ra m o s d el p ro c e so 501
(se in v e n ta u n p ro c e s o q u e e s p a lp a b le ), p e ro c o n « c o n c e p
to s» d e las « c o sa s» q u e fo rm a n el p ro c e so . P rim e ro las im á g e n e s y, a n te s q u e n a d a , e x p lic a r c ó m o
n a c e n las im á g e n e s e n el e sp íritu . P o s te rio rm e n te , las p a la
b ra s a p lic a d a s a las im á g e n e s. L u e g o los c o n c e p to s , q u e so lo
499 so n p o sib le s c u a n d o h a y p a la b ra s — u n a sín te s is d e m u c h a s
p a la b ra s b a jo a lg o n o s o n o ro sin o in tu itiv o (p a la b ra )— . El
L a c o n c ie n c ia — in ic ia n d o e x te rio rm e n te , c o m o c o o rd i p e q u e ñ o e fe c to e m o tiv o q u e p ro d u c e la « p a la b ra » p o r c o n
n a c ió n y c o n c ie n c ia d e las im p re sio n e s— , al p rin c ip io m u y s ig u ie n te . al in tu ir im á g e n e s p a re c id a s p a ra las c u a le s e x is te
lejo s del c e n tro b io ló g ic o d e l in d iv id u o ; p e ro un p ro c e so q u e u n a p a la b ra — e sta te n u e e m o c ió n e s lo c o m ú n , el fu n d a
se p ro fu n d iz a , se in te rio riz a , q u e se a c e rc a c o n s ta n te m e n te a m e n to del c o n c e p to — . El h e c h o b á sic o e s q u e c ie rta s d é b i
d ic h o c en tro . le s e m o c io n e s son p u e sta s c o m o se m e ja n te s, se n tid a s d e la
m is m a m a n e ra . P o r lo ta n to , la c o n fu sió n d e d o s se n sa c io n e s
a b s o lu ta m e n te v e c in a s en la c o m p ro b a c ió n d e e s ta s s e n s a
500 c io n e s; a u n q u e , ¿ q u ié n c o m p ru e b a ? L a c re e n c ia e s lo o rig i
n a rio p o r c o n s ig u ie n te d e to d a im p re sió n se n sib le: p a re c id a
N u e stra s p e rc e p c io n e s , tal y c o m o n o so tro s las c o m p re n a u n a a firm a c ió n c o m o p rim e ra a c tiv id a d in te le c tu a l. U n
d e m o s , e s d e cir, c u al su m a d e to d a s las p e rc e p c io n e s, c u y a « te n e r p o r v e rd a d e ro » e n p rin c ip io . P re g u n tá n d o n o s : ¿ c ó m o
c o n c ie n c ia p ro g re s iv a fu e útil y e se n c ia l a n u e stro o rg a se c re a e ste « te n e r p o r v e rd a d e ro » ? ¿ Q u é se p ro d u c e d e trá s
n ism o y a to d o el p ro c e so a n te rio r al m is m o ; p o r c o n s i
d e « v e rd ad e ro » '?
g u ie n te , n o sie m p re a c u s a m o s n u e stra s p e rc e p c io n e s (y n o
h a b la m o s d e las e lé c tric a s), p u e sto q u e n o s o tro s te n e m o s
s e n sib ilid a d p a ra a lg u n a c la se d e p e rc e p c io n e s . S e n c illa 502
m e n te a q u e lla s q u e n e c e s ita m o s p a ra n u e s tra c o n se rv a c ió n .
S o m o s c o n s c ie n te s e n la m e d id a q u e la c o n c ie n c ia re su lta L a v a lo riz a c ió n : « y o c re o q u e e s to y a q u e llo e s a sí» ,
v á lid a , n o s e s útil. N o c a b e d u d a q u e to d a s las p e rc e p c io n e s c o m o e s e n c ia d e la « v e rd a d » . E n la v a lo ra c ió n q u e d a n e x
se n sib le s se e n c u e n tra n v in c u la d a s a ju ic io s d e v a lo r (ú til y p re sa d a s c o n d ic io n e s d e o b se rv a c ió n y d e c re c im ie n to . T o
p e rju d ic ia l, p o r ta n to , a g ra d a b le y d e s a g ra d a b le ). C a d a c o lo r d o s n u e s tro s e le m e n to s d e c o n o c im ie n to y n u e stro s se n tid o s
e x p re s a p a ra n o so tro s ta m b ié n u n v a lo r (si b ie n p o c a s v e c e s, so lo se d e sa rro lla n e n re la c ió n c o n c ie rta s c o n d ic io n e s de
o c o m o c o n s e c u e n c ia d e u n la rg o y e x c lu s iv o a c tu a r del c o n s e rv a c ió n y c re c im ie n to . L a c o n fia n z a e n la d ia lé c tic a , o
348 FR IED RICH N IE T Z SC H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 349

lo q u e e s lo m is m o , la c o n fia n z a e n la ra z ó n y su s c a te g o ría s, 505


la v a lo ra c ió n en d e fin itiv a d e la ló g ic a , a c re d ita su u tilid a d
p a ra la v id a, y a d e m o s tr a d a p o r la e x p e rie n c ia , p e ro d e n in N a c im ie n to d e la ló g ic a . L a in c lin a c ió n fu n d a m e n ta l a
g u n a m a n e ra su « v e rd a d » . ig u a la r y a v e r las c o sa s ig u a le s e s m o d ific a d a , re fre n a d a p o r
L o s s u p u e s to s e s e n c ia le s d e to d o lo v iv o y d e su v id a son: la u tilid a d y el p e rju ic io , p o r el é x ito ; se c re a u n a a d a p ta c ió n ,
un re p e rto rio d e c re e n c ia s, la p o sib ilid a d d e ju z g a r, la a u s e n u n a a c o m o d a c ió n , d e n tro d e los c u a le s p u e d e sa tis fa c e rs e
c ia d e d u d a s so b re to d o s los v a lo re s e se n c ia le s. L o im p o r d ic h a in c lin a c ió n , sin n e g a r la v id a ni e n fre n ta rla c o n el p e
ta n te , p o r c o n s ig u ie n te , e s q u e a lg o se a te n id o p o r v e rd a d e ro , lig ro . T o d o e ste p ro c e s o c o rre s p o n d e e x a c ta m e n te a aq u el
a u n q u e n o lo sea. o tro p ro c e so e x te rio r, m e c á n ic o (c u y o s ím b o lo e s), m e d ia n te
« E l m u n d o v e rd a d y el m u n d o a p a re n te » — e s o p o sic ió n el c u a l, el p la s m a , c o n s ta n te m e n te , ig u a la lo q u e se a sim ila
re fe rid a p o r m í a las re la c io n e s d e v a lo re s— . N o s o tro s p ro y lo d istrib u y e y o rd e n a e n sus fo rm a s y se ries.
y e c ta m o s n u e stra s c o n d ic io n e s d e c o n se rv a c ió n c o m o p re d i
c a d o s del se r e n g e n e ra l. El h e c h o d e q u e p a ra p ro g re s a r d e
b a m o s te n e r u n a c ie rta e s ta b ilid a d e n n u e stra fe, n o s c o n d u c e 506
a im a g in a r el m u n d o v e rd a d e ro c o m o un m u n d o in m u ta b le ,
n o c o m o u n m u n d o e n q u e v a ría y q u e d e v ie n e . Ig u a ld a d y se m e ja n z a .
1) El ó rg a n o m e n o s re fin a d o v e m u c h a s ig u a ld a d e s a p a
re n te s.
d) Nacim iento de la razón y de la lógica 2) El e sp íritu a n h e la ig u a ld a d , e s d e c ir, q u ie re a b is m a r
las im p re s io n e s d e los se n tid o s b a jo u n a se rie y a e x iste n te :
503 d e la m is m a m a n e ra q u e el c u e rp o a sim ila lo in o rg á n ic o .
P a ra la in te lig e n c ia d e la ló g ica:
C a o s in ic ial d e re p re se n ta c io n e s. L as re p re s e n ta c io n e s L a v o lu n ta d d e ig u a ld a d e s v o lu n ta d d e p o d e r — la c re e n
q u e se a lia n e n tre sí, su b s is te n ; a q u e lla s o tra s q u e n o lo g ran c ia d e q u e a lg o e s de e s ta o d e la o tra m a n e ra (e s e n c ia del
e sta a lia n z a , la m a y o ría , d e s a p a re c e n y s u c u m b e n . ju ic io )— : e s el re su lta d o d e u n a v o lu n ta d ; d e b e d is p o n e r de
ta n to s ig u a le s c o m o se a p o sib le .
L a ló g ic a e s tá v in c u la d a a la c o n d ic ió n y al s u p u e s to d e
504 q u e h a y c a s o s id é n tic o s . P a r a q u e p u e d a e x is ti r u n a ló g i
c a , e n d e fin itiv a , d e b e c o n v e n irse o fin g irse q u e e sta c o n d ic ió n
L a ló g ic a h a n a c id o d e l re in o d e lo s a p e tito s : el in s tin to y e ste s u p u e s to se d a n . E s d e c ir: q u e la v o lu n ta d p a ra la v e r
d e re b a ñ o e n el fo n d o . L a a c e p ta c ió n d e c a s o s ig u a le s s ig d a d ló g ic a so lo p u e d e re a liz a rse d e s p u é s d e h a b e r a d m itid o
n ific a « a lm a s ig u a le s » . C o n o b je tiv o s d e c o m p re n s ió n y d e u n a f a ls ific a c ió n f u n d a m e n ta l d e to d o s lo s h e c h o s . D e d o n
d o m in io . d e se c o lig e q u e a q u í rig e u n in s tin to q u e e s c a p a z d e las
d o s c o s a s : d e la fa ls if ic a c ió n , p rim e r o , y d e la re a liz a c ió n
de su p u n to d e v ista; la ló g ic a n o se d e riv a d e la v o lu n ta d de
verdad.
I.A V O L U N T A D D E P O D E R 351
350 FR IED RICH NIETZ SCH E

509
507
M á s q u e « c o n o c e r» , e sq u e m a tiz a r, im p o n e r al c a o s b a s
L a p o te n c ia in v e n tiv a q u e h a im a g in a d o las c a te g o ría s ta n te re g u la rid a d y su fic ie n te n ú m e ro d e fo rm a s p a ra s a tis
sirve a la n e ce sid ad o a la se g u rid ad d e una ráp id a co m p re n sió n , fa c e r n u e stra s n e c e s id a d e s p rá ctic a s.
a b a se d e sig n o s y d e s o n id o s, e s d e cir, d e sig n o s a b re v ia d o s L a n e c e s id a d d a la m e d id a e n el p ro c e s o d e la ra z ó n de
— p u e s n o se tra ta d e v e rd a d e s m e ta fís ic a s e n los c o n c e p to s la ló g ic a ; la n e c e s id a d d e c o m p r e n d e r m á s q u e d e « c o n o
d e su s ta n c ia , su je to , o b je to , ser, d e v e n ir— . L o s p o d e ro so s c e r » . d e re su m ir, d e e s q u e m a tiz a r, d a d a la in te lig e n c ia del
so n los q u e h a n im p u e sto los n o m b re s a las c o sa s, y, e n tre c á lc u lo ... (E l a rre g lo , la in te rp re ta c ió n d e la s c o s a s s e m e
los p o d e ro so s, los m ás g ra n d e s artistas de la a b stracció n son los ja n te s , ig u ale s; ig u al p ro c e s o q u e e x p e rim e n ta la im p re sió n
q u e c re a ro n las c a te g o ría s. d e los s e n tid o s e s el d e s a rro llo d e la ra z ó n .) N o e s u n a id ea
p re c o n c e b id a la q u e tra b a ja e n e s te c a s o , s in o la u tilid a d ; las
c o s a s n o so n v a lo riz a b le s y m a n e ja b le s p a ra n o so tro s, sin o
508 c u a n d o las v e m o s g ro s e ra m e n te e ig u a le s u n a s a o tra s... L a
f in a lid a d e n la ra z ó n e s un e fe c to y n o u n a c a u s a : la v id a d i
U n a m o ra l, o lo q u e e s lo m is m o , u n g é n e ro d e v id a d e su a d e d e to d a o tra e s p e c ie d e ra z ó n h a c ia la c u a l h a g a e s
m o s tra d o y a c re d ita d o p o r u n a e x p e rie n c ia c o n sid e ra b le , fu e rz o s c o n sta n te s ; e n to n c e s se h a c e p o c o c la ra , d e m a s ia d o
a d e m á s de un larg o e x a m e n , c o n c lu y e en lle g a r a la c o n c ie n d e sig u a l.

c ia e n fo rm a d e ley, b a jo u n a fo rm a d o m in a n te ... Y p o r e ste L a s c a te g o ría s n o p u e d e n c o n s id e ra rs e « v e rd a d e s » m á s


m e d io , to d a la a g ru p a c ió n d e v a lo re s y d e c o n d ic io n e s sim i q u e e n el s e n tid o d e q u e so n c o n d ic io n e s d e e x is te n c ia p a ra
lares, in g re s a en su c írc u lo ; se m e ja n te m o ra l se h a c e re s p e n o so tro s; d e l m is m o m o d o q u e el e s p a c io d e E u c lid e s r e
ta b le , in ta n g ib le , s a g ra d a , v e rd a d e ra ; fo rm a p a rte d e su e v o s u lta u n a « v e rd a d c o n d ic io n a d a » d e e s te g é n e ro . (C o m o
lu c ió n el o lv id a r su o rig e n ; se tra ta d e un sig n o e rig id o en n a d ie m a n te n d rá q u e h a y a n e c e s id a d a b s o lu ta d e q u e h a y a
a m a ... p re c is a m e n te h o m b re s , la ra z ó n , lo m is m o q u e el c ita d o e s
Ig u a l p o d r ía o c u rrir c o n las c a te g o ría s d e la ra z ó n : d e s p a c io d e E u c lid e s , e s u n a s im p le id io s in c ra s ia d e c ie rta s e s
p u é s d e b a s ta n te s e n s a y o s y ta n te o s , e s ta s p o d ría n h a c e r p e c ie s a n im a le s , u n a s o la id io s in c ra s ia al la d o d e ta n ta s
o tra s ...).
su p r u e b a p o r u n a u tilid a d re la tiv a ... H u b o u n m o m e n to
e n q u e se la s p u d o re su m ir, v a lo riz a r la s a n te la c o n c ie n c ia L a c o a c c ió n s u b je tiv a q u e im p id e la c o n tr a d ic c ió n a q u í
e n su c o n ju n to ... H u b o u n tie m p o e n q u e se m a n d ó so b re e s u n a c o a c c ió n b io ló g ic a : el in s tin to d e la u tilid a d q u e
e lla s , e s d e c ir, e n q u e e lla s o b r a b a n c o rn o si m a n d a s e n . h a y e n t e r m i n a r c o m o t e r m i n a m o s se h a tr o c a d o p a r a
D e sd e e n to n c e s p a sa ro n p o r se r « a p rio ri» , p o r e s ta r m á s acá n o s o tr o s e n u n a s e g u n d a n a tu ra le z a , p u e s to q u e « s o m o s »
de la e x p e rie n c ia , p o r s e r in d e m o s tra b le s . Y, sin e m b a rg o , e sc in s tin to ... P e ro ¡q u é in g e n u id a d q u e r e r a lc a n z a r la d e

n o e x p re s a n q u iz á o tr a c o s a m á s q u e u n a c ie r ta fin a lid a d de m o s tr a c ió n d e q u e se p o s e e u n a v e r d a d e n sí! E l h e c h o


ra z a y d e e s p e c ie — su v e rd a d n o ra d ic a m á s q u e e n su u ti de n o p o d e r c o n tr a d e c ir p r u e b a u n a in c a p a c id a d , n o u n a
••verdad».
lid a d .
352 I RIED RICH NIETZSCHH LA V O L U N T A D D E P O D E R

510 c o m p re n d e r e s to y h a c e r de la ló g ic a un c rite rio d e l se r v e r


d a d , n o s p o n e m o s e n la c o y u n tu ra d e c o n s id e ra r re a lid a d e s
N o se p u e d e a f irm a r al m is m o tie m p o y n e g a r al m is m o to d a s e s ta s h ip ó te sis: su s ta n c ia , a trib u to , o b je to , su je to , a c
tie m p o una c o sa : e ste p rin c ip io d e e x p e rie n c ia su b je tiv a n o c ió n , e tc ., e s d e cir, d e im a g in a r un m u n d o m e ta fís ic o , un
e s u n a « n e c e sid a d » , sin o u n a im p o s ib ilid a d . « m u n d o -v e rd a d » ( a u n q u e e ste se a u n a re p e tic ió n d e l m u n d o
Si, c o m o a firm a A ris tó te le s , el « p rin c ip iu m c o n tra d ic tio - d e las a p a rie n c ia s ...).
n is» e s el m á s c ie rto d e to d o s los p rin c ip io s, ta m b ié n e s el ú l L a s a c c io n e s p rim itiv a s d el p e n sa m ie n to : la a firm a c ió n y
tim o , el situ a d o e n la c im a y a) q u e se re fie re n to d a s las d e la n e g a c ió n , el te n e r a lg o p o r v e rd a d e ro , el te n e r a lg o p o r
m o stra c io n e s; p o r el h e c h o d e q u e to d o s lo s a x io m a s re sid a n fa ls o , e n c u a n to n o p re s u m e n s o la m e n te un h á b ito , e stá n y a
e n él, h e m o s d e c o n s id e ra r m á s s e v e ra m e n te c u a n ta s a fir b a jo la c re e n c ia d e q u e el c o n o c im ie n to e x is te p a ra n o so tro s,
m a c io n e s « su p o n e » . O b ien se a firm a p o r él a lg o q u e c o n q u e el juicio p u e d e re a lm e n te a lc a n z a r la v e rd a d ; en re s u
c ie rn e a la re a lid a d , el ser. c o m o si tu v ié ra m o s ya c o n o c i m e n : la ló g ic a no p u e d e a n u n c ia r a lg o c o n m o tiv o d e lo q u e
m ie n to d e e ste p o r o tro s m e d io s; e s d e cir, q u e n o se le d e b e n e s v e rd a d e ro e n sí (e s d e cir, q u e a lo q u e e s v e rd a d e ro e n sí
a ñ a d ir a trib u to s c o n tra rio s . O b ie n , la p ro p o sic ió n sig n ific a n o se le p u e d e n a ñ a d ir a trib u to s c o n tra rio s ).
q u e n o se le d e b e a p lic a r a trib u to s c o n tra rio s . D e e sta m a A q u í re in a el g ro s e ro p re ju ic io s e n s u a lis ta , q u e tra ta de
n e ra la ló g ic a e s n o un im p e ra tiv o , n o a lg o p a ra el c o n o c i q u e las s e n s a c io n e s n o s d e s c u b ra n v e rd a d e s so b re las c o sa s;
m ie n to d e la v e rd a d , s in o p a ra fija r y a c o m o d a r un m u n d o e n s e ñ á n d o n o s q u e n o n o s e s p o sib le d e c ir al m is m o tie m p o
« q u e n o so tro s d e b e m o s lla m a r v e rd a d e ro » . d e u n o b je to q u e e s d u ro y q u e e s b la n d o . (L a d e m o s tra c ió n
L a c u e s tió n , en re su m e n , q u e d a en pie: los a x io m a s ló g i in stin tiv a « y a n o p u e d e te n e r al m is m o tie m p o d o s s e n s a c io
c o s, ¿so n a d e c u a d o s a la re a lid a d , o bien son m e d io s y m e d i n e s c o n tra ria s» ; es g ro s e ra y to ta lm e n te falsa.)
d a s p a ra a sim ila r a n u e stro u so las c o sa s re a le s, el c o n c e p to L a p ro h ib ic ió n d e c o n tra d e c irs e e n los c o n c e p to s p a rte de
de « re a lid a d » ? A h o ra b ien: p a ra p o d e r a firm a r lo p rim e ro se la c re e n c ia d e q u e n o so tro s p o d e m o s f o r m a r c o n c e p to s , de
ría p re c iso , c o m o y a in d iq u é , c o n o c e r el ser; lo q u e n o e s el q u e u n c o n c e p to , a d e m á s , n o d e s ig n a s o la m e n te la e se n c ia
c a s o de q u e se trata. El p rin c ip io n o e q u iv a le , p u e s, a un c r i d e las c o sa s, sin o q u e la a b a rc a ... D e h e c h o , la ló g ic a (c o m o
te rio d e v e rd a d , sin o a un im p e ra tiv o so b re lo q u e d e b e e n la g e o m e tría y la a ritm é tic a ) n o se a p lic a m á s q u e a se res fi
te n d e rse p o r v e rd a d e ro . g u ra d o s q u e n o so tro s h e m o s c re a d o . L a ló g ic a e s la te n ta tiv a
A d m itie n d o q u e e s ta A , id é n tic a a sí m is m a , tal c o m o la d e c o m p re n d e r el m u n d o v e rd a d e ro v a lié n d o n o s d e un e s
a d m ite to d o p rin c ip io d e ló g ic a (y ta m b ié n la m a te m á tic a ) q u e m a d el se r fija d o p o r n o so tro s; o m á s p re c is a m e n te : p o
n o e x iste ; a d m itie n d o q u e e s ta A e s e n c ie rta m a n e ra u n a n ié n d o n o s en c o n d ic io n e s d e fo rm u la r y d e d e te r m in a r el
a p a rie n c ia , h a y q u e c o n v e n ir q u e la ló g ic a n o te n d ría p o r m u n d o v e rd a d e ro ...
c o n d ic ió n m á s q u e u n m u n d o : a p a rie n c ia . E n re a lid a d , n o s
o tro s a d m itim o s e ste p rin c ip io , b a jo la p re sió n d e un m u n d o
in fin ito q u e p a re c ie ra c o n firm a rlo e n to d o m o m e n to . El 511
« e n s» es la v e rd a d e ra b a se d e A ; n u e s tra fe e n las c o s a s e s la
p rim e ra c o n d ic ió n p a ra la fe en la ló g ic a . E l A d e la ló g ic a e s P a ra p o d e r p e n s a r y ra z o n a r e s o b lig a d o a d m itir la e x is
c o m o el á to m o d e u n a re c o n stitu c ió n d e la « c o sa » ... A l no te n c ia d e l ser. L a ló g ic a n o u tiliz a sin o fó rm u la s c o rre s p o n
354 F R IE D R IC H N IETZSCH E LA V OLUN TA D D E PODER 355

dientes a cosas estables. Por eso la citada adm isión no ten 513
dría aún ninguna fuerza de dem ostración respecto de la rea
lidad; lo que «es» form a parte de nuestra óptica. El «yo» ad Si solo existe un ser. el «yo», y todos los dem ás seres es
m itido com o «siendo», y no tocado por el devenir ni por la tán creados a su imagen y semejanza; si, por último, la creen
evolución. cia en el yo se confunde con la creencia de la lógica en el
El m undo imaginario del sujeto, de la sustancia, de la ra fondo, es decir, en la verdad m etafísica de las categorías de
zón, etc., resulta necesario. Existe en nosotros una facultad la razón; si, además, el ser se nos brinda corno algo en cons
ordenadora, sim plificadora, que falsea y separa artificial tante devenir, entonces...
mente, «Verdad» es la voluntad de hacerse dueño de la m ul
tiplicidad de las sensaciones — ordenar los fenóm enos res
pecto a determ inadas categorías— . En esto partimos de ¡a 514
creencia de que las cosas tienen un «en sí» (aceptando los fe
nóm enos por reales). El continuo devenir no nos permite hablar de individuo,
El carácter del m undo que esté en su devenir no es «íor- etcétera: el núm ero de los seres varía constantem ente. N o
m ulable», es falso, se contradice. El conocim iento y el de tendríam os una idea del tiem po ni del m ovim iento, si no cre
venir se excluyen. Por consiguiente, resulta obligado que el yéram os ver, por un error de apreciación, cosas inmóviles al
«conocim iento» sea otra cosa; es preciso que una voluntad lado de cosas que se m ueven. Tam poco com prenderíam os la
de hacer conocible preceda: una especie de devenir debe causa y el efecto, y sin la errónea idea de un espacio vacío
producir la ilusión del ser. no hubiéram os llegado jamás a la concepción del espacio. El
principio de identidad tiene com o fondo la apariencia de que
hay cosas iguales. Un m undo en devenir no se podría inteli-
512 gir en el sentido estricto de la palabra; solam ente en cuanto
la inteligencia que com prende y que conoce encuentra un
¿Y si nuestro yo fuera el único ser a sem ejanza del cual m undo previam ente creado por un procedim iento grosero,
creásem os o com prendiésem os todos los seres perfecta constituido de meras apariencias; solo en tanto este género de
m ente? Surge entonces la duda de si no se producirá en esta apariencias rem ansa la vida, hay algo com o conocim iento; es
ocasión un desenfoque de perspectiva — la aparente unidad decir, un m ensurar los antiguos errores unos con otros.
en que nosotros resum im os todo com o en la línea de un ho
rizonte— . Esta guía que tenem os en nuestro cuerpo nos de
m uestra una infinita m ultiplicidad; m etódicam ente es lícito 515
utilizar com o guía los fenóm enos m ás extraños para el estu
dio de los m ás triviales. Por último, si adm itim os que todo P ara la apariencia lógica.— Lo m ism o la idea de «indi
es devenir, el conocim iento solo es posible en virtud de la viduo» que la de «especie» son falsas y aparentes, la «espe
creencia en el ser. cie» expresa solo el hecho de que una m ultitud de seres aná
logos se presentan al m ism o tiem po y que la m archa en el
desarrollo y la transform ación está retardada durante largo
356 L R IK D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R

tiempo: de suerte que los pequeños cambios y los pequeños La coacción subjetiva que nos lleva a creer en la lógica
alimentos que se realizan no entran casi en la línea de cuenta explica sim plem ente que antes de haber tenido conciencia
(una íase del desarrollo en que el hecho de desarrollarse no de ella misma, no hem os hecho otra cosa que utilizar sus
se hace visible, de suerte que parece existir un perfecto equi postulados en lo que acaece; por ello, cuando nos encontra
librio, lo que proporciona la falsa idea de que el tin se ha al mos en su presencia — no pudiendo hacer otra cosa— , nues
canzado y que ha habido un fin en la evolución...). tra imaginación considera esa coacción com o un aval de la
La forma se presenta como algo duradero y, por consi verdad. Nosotros somos los que hemos creado la «cosa», la
guiente, com o algo importante; pero la forma ha sido inven «cosa igual», el sujeto, el atributo, la acción, el objeto, la
tada por nosotros, y nada más que por nosotros; cualquiera sustancia, la forma, después de habernos contentado durante
que sea el número de veces en que se realiza la m isma forma, mucho tiempo con igualar, con hacer toscas y simples las co
no significa ni poco ni mucho que sea la m ism a — pues sas. El m undo se nos presenta com o algo lógico, porque fui
puede aparecer algo nuevo— , y nosotros, que comparamos, mos nosotros quienes em pezam os previamente a logificarlo.
somos los únicos que descubrimos lo que es nuevo, en cuanto
es semejante a lo antiguo, para añadirlo a la unidad de la
forma. Com o si debiera lograrse un tipo particular, como si 516
este tipo sirviera de modelo y de ejemplo a la formación.
La forma, la especie, la ley, la idea, el fin — siempre suele Solución fundamental: Nosotros creem os en la razón,
com eterse el error de reem plazar una ficción por una falsa pero esta es la filosofía del concepto más vago. El lenguaje
realidad, com o si lo que llega se sintiese en la obligación de está edificado sobre los prejuicios más ingenuos.
obedecer a una orden cualquiera— ; se llega a una separación Posteriormente descubrim os inarmonías y problem as en
artificial entre lo que obra y aquello según lo cual se dirige la las cosas porque discurrim os en forma lingüística; por lo que
acción (pero el «qué», y el «según qué», que son hechos, no creemos en la «eterna verdad» de la «razón» (por ejemplo,
se fijan para obedecer a nuestra lógica metafisicodogmática). sujeto, predicado, etcétera).
No se debe interpretar la coacción que nos lleva a formar Dejamos de pensar; si 110 deseamos circunscribim os en las
conceptos, especies, formas, fines y leyes («un mundo de ca normas lingüísticas, llegamos a dudar de ver en la ocasión
sos idénticos»), llegando a formar el mundo-verdad; por el un límite com o límite.
contrario, la necesidad de disponer para nuestro uso un mundo El pensam iento racional es una interpretación con arreglo
dentro del cual nuestra existencia sea posible, crea el que es a un esquem a del que nosotros no podem os prescindir.
determinable, simplificado, comprensible para nosotros.
La m ism a presión existe en la actividad de los sentidos
que sostiene la razón — por la simplificación, el aum ento de e) Conciencia
tamaño, la acentuación y la interpretación— sobre la que re
posa todo «reconocimiento», toda posibilidad de hacerse in 517
teligible. Nuestras necesidades han condicionado de tal modo
nuestros sentidos que el m ism o m undo de las apariencias Nada tan equivocado com o hacer de lo psíquico y lo fí
reaparece siempre y tom a así la apariencia de la realidad. sico dos espectros, dos manifestaciones de una m ism a sus
LA V O L U N T A D D E P O D E R 359
358 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E

tancia. Con ella 110 se explica nada, si es que lo que se intenta En resumen: lo que se hace consciente se encuentra en re
es alguna explicación. La conciencia, situada en segundo laciones de causalidad que nos son absolutam ente desco
término, casi indiferente, superfina, dispuesta a desaparecer nocidas. La sucesión de pensamientos, de sentimientos, de
deja su puesto a un autom atism o más perfecto. ideas en la conciencia no nos da a entender que esta serie sea
Si observam os exclusivam ente los fenómenos interiores, una serie causal, aunque sí lo parezca, y en grado altísimo.
podem os sentim os com parados con los sordomudos, que de Sobre esta apariencia en realidad es sobre lo que tenemos
ducen las palabras que no oyen del m ovim iento de los la fundada toda la representación del espíritu, razón, lógica, etc.
bios. Por nuestra parte, deducim os de los lenómenos del (nada de esto existe: estas son síntesis y unidades simuladas),
m undo interior otros fenóm enos visibles, que percibiríamos para proyectar luego esta representación en las cosas, tras las
cosas.
si nuestros métodos de observación fuesen suficientes, y a
los que se conocen por la corriente del sistema nervioso. De ordinario, tom am os la conciencia com o conjunción
Para este mundo interior nos faltan toda serie de órganos, sensorial y tribunal supremo; se ha desarrollado en las rela
y así sucede que sentimos com o unidad una complejidad ciones, teniendo en cuenta los intereses de relación... «Rela
múltiple, y creamos una casualidad cuando no conocem os ción», entendida aquí también com o influencia del mundo
seguramente la razón del movim iento y del cambio, siendo exterior y las reacciones que esta influencia necesita de
lo único que aparece en la conciencia la sucesión de ideas y nuestra parte; igualmente para el efecto que nosotros produ
de sentimientos. Sin embargo, es com pletam ente inacepta cimos por fuera. No es un conducto, en definitiva, sino un
ble que esta sucesión tenga algo que ver con un encadena órgano conductor.
miento casual: la conciencia no nos proporciona ningún
ejemplo de causa y efecto.
519

518 Mi proposición, condensada en una fórm ula que huele


algo a rancio, después del Cristianismo, de la Escolástica, etc.:
D el pa p el de la conciencia.— E s im portante no confun en el concepto «Dios com o espíritu», suele negarse al Dios
como perfección...
dirse con el papel de la conciencia, desarrollada por nues
tra relación con lo externo. La dirección, por el contrario,
es decir, la guarda y previsión, por lo que concierne al ju e
go uniform e de las funciones corporales, no nos entra en 520
la conciencia: así com o tam poco el alm acenam iento inte
lectual: que para eso exista una causa suprem a es cosa que Siempre que hay una cierta unidad organizativa suele
se debe poner en duda; una especie de com ité d irectivo verse al espíritu com o causa de esta coordinación, carecién-
en el que los diferentes apetitos hacen valer su voto y su dose de razón en absoluto. ¿Por qué la idea de un hecho
complejo ha de ser una de las condiciones de este hecho...?,
poder.
Los conceptos «placer» y «desplacer» provienen de este o ¿por qué el hecho com plejo ha de preceder la representa
ción com o causa...?
plano: el acto de voluntad lo mismo: la idea, también.
360 W RIEDRIC'H N I 1 T Z S C H E
LA VOLUN TA D D E PO D ER 361

Debemos guardam os de explicar la finalidad por el espí 2) El espíritu considerado com o causa, sobre lodo siem
ritu: Calla loda razón para atribuir al espíritu la facultad de or pre que aparece la finalidad, el sistema, la coordinación.
ganizar y sistematizar. El sistem a nervioso tiene un imperio 3) La conciencia considerada com o la form a m ás alta
m ucho más vasto: el mundo de la conciencia es añadido. En que se puede alcanzar, com o el ser m ás elevado, com o Dios.
el proceso general de adaptación y .sistematización, la con 4) La voluntad registrada allí donde hay efectos.
ciencia no desem peña ningún papel. 5) El m undo-verdad considerado com o un m undo inte
lectual, accesible por el hecho de la conciencia.
521 * 6 ) El conocim iento absoluto estim ado com o facultad de
la conciencia, allí donde existen conocim ientos.
Los fisiólogos y los filósofos crcen que la conciencia
Consecuencias:
aum enta de valor a m edida que se esclarece, por aquello de
que la conciencia más clara, más lógica y el pensam iento más C ualquier progreso reside en el progreso hacia la
fino, m erecen la primacía. Sin em bargo, ¿de qué sirve este conciencia; todo retroceso reside en la inconsciencia (el he
valor? C on respecto a la liberación de la voluntad, lo m ás útil cho de hacerse inconsciente era considerado com o una de
es un pensam iento sim plificado y superficial en grado m á cadencia, com o abandono a los deseos de los sentidos, com o
ximo: podría por esto..., etc. (porque deja pocos motivos). una term inación...).
La precisión del acto está en antagonism o con la precisión N os aproxim am os a la realidad del «ser verdadero» por la
dem asiado clarividente y a m enudo de juicio incierto: esta dialéctica. M ientras que nos alejam os por los instintos, los
últim a está guiada por un instinto m ás profundo. I sentidos, el m ecanism o...
L anzar el hom bre a que se fundiera en este espíritu sería
intentar hacer de él un Dios: espíritu, voluntad, bondad, unidad.
522 Todo el bien debe provenir de la espiritualidad, ser un h e
cho de la conciencia.
El error principal de los psicólogos: toman la representación El constante progreso hacia lo m ejor no puede ser siempre
confusa com o un grado ínfimo al relacionarla con laclara: pero otra cosa que un progreso hacia el hecho de ser consciente.
lo que se aleja de nuestra conciencia, oscureciéndola, puede sin
em bargo ser muy claro en sí. El oscurecim iento con lo que
0 Ju icio verdadero-falso
tiene que ver es con la perspectiva de la conciencia.
524
523
El prejuicio teológico en K ant, su d ogm atism o incons
ciente, su perspectiva m oral com o elem entos dom inantes,
G randes errores:
directivos, com parativos.
1) L a exageración desm edida en la estim ación de la ( El Ttpcotov ¿có m o es posible el h ech o del co n o
conciencia; se hace d e esta una unidad, un ser: «el espíritu», cim iento?, ¿qué es el conocim iento? ¡Si no sab em o s en qué
«el alm a», alguna cosa que piensa, que siente, que quiere. consiste, m al vam os a contestar a la p reg u n ta de si hay co-
1,A V OLUN TA D DE l'O D FK
362 F R IE D R IC H N 1 E T Z SC H H

nocimiento! ¡Muy bien! Pero si yo no «sé» ya si hay cono dad y la necesidad no nos pueden nunca ser dadas por la ex
cimiento, si puede haberlo, yo no puedo proponer racional periencia, por lo que se deduce que están allí sin experiencia.
mente la cuestión de si hay conocimiento. Kant cree en el ¡No hay juicios particulares!
hecho del conocimiento: pretende la ingenuidad de ¡el co (Jn juicio particular no equivale a una verdad; no equivale
nocimiento del conocimiento! al conocimiento. Solo en la relación entre varios juicios hay
«Conocimiento es juicio.» Pero el juicio equivale a una una garantía.
creencia, la creencia de tal cosa es de este modo. ;Y no co ¿Qué es lo que distingue la creencia verdadera de la falsa?
nocimiento! Todo conocim iento consiste en juicios sintéti ¿Qué es conocimiento? ¡El «lo sabe»; esto es divino!
cos con el carácter de universalidad (la cosa sucede de esta Universalidad y necesidad nunca nos pueden ser dadas pol
m anera en todos los casos; así. y nunca de otra forma), con la experiencia. Son independientes de la misma, anteriores a ella.
Aquel juicio que se hace «a priori», es decir, independientemen
el carácter de necesidad (lo contrario de la afirmación nunca
te de (oda experiencia y por la propia razón, se convierte en un
puede acaecer).
«conocimiento puro».
La regularidad en la creencia en el conocim iento supone
«Los fundamentos de la lógica, el principio de identidad
siempre un postulado, así com o la legitimidad del juicio de
y el de contradicción son conocimientos puros, porque pre
creencia. Aquí la ontología moral es el prejuicio dominante.
ceden a toda experiencia». Pero estos principios no son cono
Por consiguiente, el razonam iento es:
cimientos, sino artículos de fe reguladores.
1) Hay afirmaciones que se tienen por umversalmente Para dem ostrar la aprioridad (la racionalidad pura) de los
válidas y necesarias. juicios matemáticos, el espacio debe ser concebido como
2) El carácter de universalidad y necesidad no puede una forma de la razón pura.
provenir de la experiencia. Hume afirmó: «No hay juicios sintéticos a priori». Kant
3) Por tanto, tiene que fundarse en otra cosa que en la dice: «¡Sí los hay. los juicios matemáticos!». Y si tales ju i
experiencia, tiene que existir otra fuente de conocimiento. cios son posibles, también lo es la metafísica, como un co
nocimiento de las cosas por la razón pura.
Kant concluye:
Las matemáticas son posibles en condiciones que no son
1) Hay afirmaciones que solo son válidas bajo ciertos permitidas por la existencia de la metafísica. Todo conoci
supuestos. miento humano es o un conocimiento de experiencia o un
2 ) Este supuesto es que no procede de la experiencia, conocimiento matemático.
sino de la razón pura. Un juicio es sintético cuando reúne representaciones di
versas.
La cuestión, por consiguiente, es: ¡de dónde extrae su fun
Es «a priori». es decir, dicha reunión es universal y nece
dam ento la creencia en la verdad de tales afirmaciones! Pero
saria, cuando no procede de la percepción sensible, sino de
el origen de una creencia, es decir, de una firme convicción,
la pura razón.
es un problem a psicológico, y esta creencia está fundam en
Si hay juicios sintéticos «a priori», la razón está en con
tada m uchas veces en una experiencia estrecha y limitada.
diciones de enlazar: el enlace constituye una forma. La ra
Presupone ya que no solo hay «data a posteriori», sino tam
zón, por consiguiente, posee una facultad formal.
bién «data a priori», «antes de la experiencia». La universali
*
364 FR IED R IC H N1HTZSCHE LA V O L U N T A D DE PO D ER 365

525 ¿cóm o se llama la facultad que trabaja previamente y que


iguala y generaliza casos desiguales? ¿Cóm o se llama aque
Juzgar es probablemente nuestra más vieja creencia, lla segunda, que fundándose en esta primera, etc.? «Lo que
nuestra costumbre de considerar verdad o no una afirmación produce percepciones iguales es igual; pero ¿cómo se llama
o una negación, la seguridad de que algo es así y no de otro aquello que produce impresiones iguales, que se toma por
modo, la creencia de haber conocido algo: ¿qué es lo creído igual? No podría haber ningún juicio si no hubiera en nues
en todos los juicios com o verdadero? tras impresiones una previa igualación: la m em oria solo es
¿Qué son predicados? Nuestras variaciones no las consi posible mediante un constante subrayar de lo ya habitual, de
deram os com o tales variaciones, sino com o «cosas en sí», lo vivido. Antes de juzgar debemos de haber hecho un pro
com o algo que resulta extraño a nosotros, com o algo que ceso de habilitación; por consiguiente, aquí también hay una
percibimos; y lo admitimos no com o un hecho, sino como actividad individual previa que no aparece en la conciencia,
un ser, com o cualidad, e inventamos un sujeto al cual van com o el dolor que nos produce una herida. Probablemente,
unidas estas cualidades, es decir, que convertimos en causa todas las funciones orgánicas corresponden a un hecho inte
un efecto y admitimos el efecto com o un ser. Pero aun en rior, es decir, a una asimilación, a una secreción, a un creci
esta fórm ula el concepto «efecto» es arbitrario, pues de miento, etc.
aquellas variaciones que pasan ante nosotros y de las que no Esencial: partir del cuerpo y utilizarlo com o guía. Él es el
querem os ser causa, inferimos que son efectos; según el ra fenóm eno más rico que permite observaciones más claras.
zonamiento, «cada variación tiene un autor»; pero este razo La creencia en el cuerpo está m ejor fundam entada que la
nam iento se convierte en mitología: separa lo que obra y lo creencia en el espíritu.
conseguido. Si yo digo: «el relámpago ilumina», pongo el «Por muy crecida que sea una cosa, esto no es un criterio
ilum inar una vez com o actividad y otra vez com o sujeto; así de verdad.» Pero ¿qué es la verdad? Probablem ente es una
pues, suponer un ser a lo que sucede, que no sea una misma especie de creencia que se ha transm utado en condición vi
cosa con lo que sucede, sino que perm anece, que es y no que tal. Entonces, efectivamente, la fortaleza sería un criterio,
«llega a ser». Considerar lo que sucede com o efecto, y el por ejemplo, en relación con la causalidad.
efecto com o ser: este es el doble error o interpretación de
que nos hacem os culpables.
527

526 La precisión lógica, la transparencia, consideradas com o


criterio de la verdad («Om ne illud veruni est, quod clare et
El ju icio .— Es la creencia, según la cual: «esto o aquello distincte percipitur», Descartes): de esta manera la hipótesis
es así». Por tanto, en el interior del juicio se oculta la afir mecánica del mundo se hace deseable y creíble.
m ación de un «caso idéntico», supone una com paración con Pero esta es una trem enda confusión: com o «simplex si-
la ayuda de la memoria. El juicio no crea el hecho de que gillum veri». ¿Por qué cam ino sabemos que la auténtica
aparezca un caso igual. Antes bien, cree percibirlo: trabaja modalidad de las cosas tiene tal o cual relación con nuestro
bajo la suposición de que hay casos idénticos. Sin embargo, intelecto? ¿No sucederían las cosas de otro modo? ¿No se
366 IR IED R 1C H N IETZSCH E LA V O LU N TA D DE PO D ER 367

ría que el inlclecto favorece y aprecia más, y por consi 530


guiente tiene por más legítim a la hipótesis que le propor
ciona un mayor sentimiento de poder y de seguridad? El in Todo lo que es simple, es meramente imaginario, y, claro
telecto pone su poder y su saber más independientes como está, no «verdadero». Lo que es verdadero, lo que es real, ni
criterio de lo que hay m ás precioso, por consiguiente, de lo es uno ni se puede reducir a unidad.
verdadero...
«Verdadero», desde el terreno del sentimiento, es lo que
m ueve el sentimiento con más fuerza («yo»). 531
Desde el punto de vista del intelecto, es lo que da al pen
samiento m ayor sentimiento de fuerza. ¿Qué es la verdad...? «Inertia»: la más satisfactoria de las
Desde el punto de vista de los sentidos, del tacto, de la hipótesis. O la hipótesis que necesita m enor gasto de fuerza
vista, del oído, lo que fuerza a la m ayor resistencia. espiritual, etc.
Por consiguiente, los grados superiores en las m anifesta
ciones son los que despiertan para el objeto la creencia en su
«verdad», es decir, en su realidad. El sentimiento de la 532
fuerza, de la lucha, de la resistencia, persuade de que allí hay
algo a lo cual resiste. Prim era afirmación: la form a de pensar más ligera vence
a la más pesada com o dogma: «simplex sigillum veri».
«Dico»: confundir la claridad por la verdad supone una ab
528 soluta niñería.
Segunda afirmación: la doctrina del ser, de la cosa, de las
El criterio de la verdad está en razón directa del aum ento unidades l ijas y puras es cien veces más fácil que la doctrina
del sentimiento de fuerza. del devenir, de la evolución...
Tercera afirmación: la lógica fue pensada com o facili
tación, com o medio de expresión, no com o verdad...; más
529 tarde intervino de verdad...

«Verdad»: esta idea, dentro de mi personal manera de pen


sar, no supone necesariamente una oposición al error, sino, en 533
los casos más fundamentales, una oposición de diferentes
errores, unos con respecto a otros: por ejemplo: que el uno es Parménides había dicho: «No se puede pensar lo que no
más antiguo, más profundo, quizá hasta indesarraigable, en es»; nosotros estam os en el otro extremo, y decimos: «Lo
cuanto un ser orgánico de nuestra especie no puede vivir sin que es pensado debe ser seguramente una ficción».
él; mientras que otros errores no nos obligan, imperiosa
mente, com o condiciones de vida: por el contrario, com para
dos con tales presiones, pueden ser abandonados y refutados.
IR IK D R IC ll N IETZSCH E 1
368 LA V OLUN TA D DE PODER

534 sentido debe favorecer la veracidad, la mentira, el engaño, la


simulación, inspirar extrañeza...
Hay muchas especies de ojos. Nadie ignora que la esfinge
tiene ojos; y, por tanto, existen varias verdades y, por consi
guiente, ninguna verdad. 537

La medida en que crece la «sim ulación» conform e el ser


535 ► mejora de rango. En el mundo inorgánico suele faltar: fuerza
contra fuerza, lucha grosera; en el orgánico se inicia la astu
Frases de una casa de locos moderna: cia: las plantas resultan maestras en ella. Los hombres supe
«Las necesidades lógicas son necesidades morales» (Her- riores com o César, Napoleón | lo que dice Stendhal sobre
bert Spencer). este, así com o las razas superiores (italianos), los griegos
«La última piedra de toque de la verdad de una afirm a («Odisea»): la astucia diversa es cosa de los hombres supe
ción es la incomprensibilidad de su negación» (Herbert riores...]. Problema del cómico. Mi ideal dionisíaco... La óp
Spencer). tica de todas las funciones orgánicas, de todos los fuertes
Si el carácter de la existencia hubiera de ser falso — lo que instintos vitales; la fuerza de la voluntad del error en toda
sería probable— , ¿qué sería de la verdad, de toda nuestra vida; el error com o supuesto m ism o del pensar. Antes de
verdad?... ¿Algo así com o una falsificación inconsciente de pensar se debe ya «imaginar»; la suposición de casos igua-
lo falso? ¿Una potencia por encim a de lo falso...? , les, la apariencia de casos iguales, es anterior al conoci
m iento del igual 1.

536
g) Contra el causalismo
En un m undo esencialm ente falso, la veracidad se nos
presentaría com o una tendencia contra Natura: de tal mundo 538
solamente tendría sentido com o medio para una especial po
tencia superior de falsedad. Para que pueda ser fingido un Yo creo en el espacio absoluto, corno fundamento de la
mundo de lo verdadero, de lo existente, debería antes crearse fuerza; esta limita y configura. El tiempo eterno. Pero en mí
la veracidad (suponiendo el que tal m undo se creyera since no hay espacio ni tiempo. «Los cambios son apariencias m e
ramente). ramente» (o procesos de los sentidos para nosotros); si nos
Sencillo, transparente, sin contradicción consigo mismo, otros situamos entre estos cam bios algunos retornos regu
duradero, igual a sí m ism o siempre, sin dobles, sin gancho, lares, no conseguim os con ello nada sino el hecho de que
sin cortina, sin forma: un hom bre así concibe un m undo del siempre sucede así. El sentimiento de que el «post hoc» es
ser com o «Dios», a su imagen. i --------
Para que sea posible la veracidad, toda la esfera humana 1 L a re fe r e n c ia a la fra s e d e S te n d h a l c o r r e s p o n d e a u n p a s a je d e su
debe ser limpia, pequeña y apreciable: el provecho de cada \ n ía d e Ñ apóle*'"'
370 FR IED RICH NIETZSCH E LA V O LU N TA D DE PO D ER 371

un « p ro p le r h o c » e s fá c il d e d e d u c ir c o m o e rro r, es c o m 543
p re n sib le . P e ro los f e n ó m e n o s n o p u e d e n se r « c a u s a s» .
E n to d o ju ic io se a lb e rg a la c re e n c ia to ta l, p le n a y p r o
fu n d a , en el su je to y p re d ic a d o o e n la c a u s a y el e fe c to (es
539 d e c ir, c o m o a firm a c ió n d e q u e c a d a e fe c to e s a c tiv id a d y q u e
c a d a a c tiv id a d p re s u p o n e un a c to r); y e s ta ú ltim a c re e n c ia e s
In te rp re ta r u n h e c h o c o m o a c c ió n o p a sió n (p o r c o n s i so lo u n c a s o p a rtic u la r d e la p rim e ra , d e m o d o q u e e s c o m o
g u ie n te , to d a a c c ió n , p a sió n ) su p o n e : to d o c a m b io , to d o lle la c re e n c ia fu n d a m e n ta l d e la c re e n c ia : h a y su je to , to d o lo
g a r a se r o tro im p lic a u n a c o s a q u e c a m b ia y un a u to r del q u e s u c e d e se c o n d u c e p re d ic a tiv a m e n te c o n re s p e c to a a l
c a m b io . g ú n su je to .
Y o p e rc ib o a lg o y b u s c o en ra z ó n d e e s te a lg o : e s to q u ie re
d e cir, o rig in a ria m e n te : y o b u s c o u n a in te n c ió n y, a n te to d o ,
540
u n su je to , q u e e s el q u e tie n e e s ta in te n c ió n ; u n su je to , un a c
tor: to d o h e c h o u n a a c c ió n ; h a c e tie m p o se a d iv in a b a e n to d o
H isto ria p s ic o ló g ic a d el c o n c e p to « su je to » . E l c u e rp o , la
h e c h o u n a in te n c ió n , c o n v irtié n d o s e la c o s a e n n u e s tra m á s
c o sa , el « to d o » , c o n s tru id o p o r el o jo , e s ta b le c e la d istin c ió n
re m o ta c o stu m b re . ¿ L a tie n e ta m b ié n el a n im a l? ¿ N o se in
e n tre u n h e c h o y un a c to r; el a cto r, la c a u s a d e la a c c ió n , c o n
c lin a él ta m b ié n , c o m o se r v iv o , a la in te rp re ta c ió n se g ú n el
c e b id a c a d a v e z m á s s u tilm e n te , h a d e ja d o el re sto « su je to » .
m ism o'? L a p re g u n ta « ¿ p o r q u é ? » e s sie m p re la p re g u n ta se
g ú n la « c a u s a fin a lis» , un p a ra q u é . N a d a te n e m o s d e u n a

541 c a u s a « e ffic ie n s» ; a q u í tie n e ra z ó n H u m e : el h á b ito (¡p e ro


n o el d el in d iv id u o !) n o s h a c e e s p e ra r q u e un p ro c e so o b s e r

El in d u d a b le v ic io d e to m a r u n sig n o n e m o té c n ic o , u n a v a d o fr e c u e n te m e n te s ig u e a o tro : ¡n a d a m ás! L o q u e n o s


f ó r m u la d e a b r e v ia c ió n p o r u n s e r y, f in a lm e n te , p o r in fu n d e u n a e x tr a o r d in a r ia firm e z a e n la c r e e n c ia d e la
u n a c a u sa : p o r e je m p lo , d e c ir d e l r e lá m p a g o q u e « ilu m in a » . c a u s a n o e s la u su a l c o s tu m b re d e v e r a p a re c e r un f e n ó m e n o

O ta m b ié n la p a la b ra « y o » . U n a e s p e c ie d e p e rs p e c tiv a e n la d e s p u é s d e o tro , s in o n u e s tr a in c a p a c id a d d e p o d e r in te r

v isió n e s p u e sta lu e g o c o m o c a u s a d e la v isió n : e ste h a sid o p re ta r un h e c h o d e o tra m a n e ra q u e c o m o u n h e c h o in te n

el a rtific io en la in v e n c ió n d e l « su je to » , d e l « y o » . c io n a l. E s la c re e n c ia d e q u e lo q u e v iv e y p ie n s a e s lo ú n ico
q u e p u e d e p ro d u c ir e fe c to s , la v o lu n ta d , la in te n c ió n ; e s la
c re e n c ia d e q u e to d o h e c h o e s u n a a c c ió n , q u e to d a a c c ió n
542 su p o n e u n a a c c ió n ; e s la c re e n c ia e n el su je to . ¿ N o se rá e sta
c re e n c ia , e n el c o n c e p to s u je to -p re d ic a d o , u n a p e rfe c ta to n
« S u je to » , « o b je to » , « p re d ic a d o » ; e s ta s se p a ra c io n e s se tería.'’
h a c e n , y p a sa n lu e g o a se r e sq u e m a s so b re to d o s los h e c h o s P re g u n té m o n o s: ¿ e s la in te n c ió n la c a u s a d e un h e c h o ?
a p a re n te s. L a fa ls a o b s e rv a c ió n fu n d a m e n ta l e s q u e y o c re o ¿O e s, a d e m á s , la ilu s ió n ? ¿ N o se rá el h e c h o m is m o ?
q u e so y el q u e h a c e a lg o , el q u e su fre a lg o , el q u e tie n e a lg o ,
e l q u e tie n e u n a c u a lid a d .
372 FR IFD R IC H NIRTZSCHH LA V O LU NTA D DF PODER 373

544 P o r ú ltim o , c o m p re n d e m o s q u e lo s se re s — y los á to m o s,


e n c o n s e c u e n c ia — n o re a liz a n n in g u n a a c c ió n , p o rq u e n o
Critica del concepto de «causa ».— N o te n e m o s la m e n o r e x is te n e n a b so lu to , y ta m b ié n q u e la id ea d e c a u s a lid a d es
e x p e rie n c ia re sp e c to a la c a u s a ; se m e ja n te c o n c e p to , si q u e a b s o lu ta m e n te inútil. D e u n a se rie n e c e s a ria d e c o n d ic io n e s
re m o s ra stre a rlo d e s d e el p u n to d e v is ta p sic o ló g ic o , p ro c e d e n o h a y q u e c o n c lu ir en m o d o a lg u n o u n a re la c ió n d e c a u s a
d e la c o n v ic c ió n su b je tiv a d e q u e n o so tro s s o m o s c a u s a s, lid a d (e sto se ria lo m is m o q u e e x te n d e r su c a p a c id a d D E
v a le d e cir, q u e el b ra z o se m u e v e ... P e ro e s to n o c a b e la m e O B R A R d e I a 2, a 3, a 4 , a 5). N o e x is te n c a u s a s ni e fe c
n o r d u d a d e q u e e s un error. N o s o tro s n o s d istin g u im o s c o m o tos. D e sd e el p u n to d e v ista d e la le n g u a n o s e s im p o s ib le d e
los a cto res d e la a c c ió n , y d e e ste e sq u e m a n o s se rv im o s s ie m s e m b a ra z a rn o s d e e sta s id ea s. P e ro e sto n o im p o rta . C u a n d o
pre: e n to d o lo q u e su c e d e b u s c a m o s un actor. ¿ Q u é h e m o s a m í se m e o c u rre im a g in a r el m ú s c u lo d e s v in c u la d o d e sus
h e c h o ? H e m o s m a lin te r p r e ta d o un s e n tim ie n to d e fu e rz a , « e fe c to s » , e sto y n e g á n d o lo ...
d e te n s ió n , d e re siste n c ia , u n se n tim ie n to m u s c u la r q u e es. en U n a c o sa q u e su c e d e , e n re su m e n , n o e s a lg o p r o v o c a d o
p rin c ip io , u n c o m ie n z o d e a c c ió n , p a ra h a c e r d e él u n a c au sa; n i p ro v o c a n te : la c a u s a e s u n a fa c u lta d d e p ro v o c a r, q u e se
h e m o s to m a d o p o r c a u s a la v o lu n ta d d e h a c e r tal o c u al c o sa , in v e n ta a ñ a d ié n d o la a lo q u e su c e d e .
p o rq u e la a c c ió n c o n tin ú a . L a in te rp re ta c ió n d e c a u s a lid a d e s u n a ilu sió n ... El árb o l
N o h a y « c a u s a » e n a b so lu to ; e n a lg u n o s c a s o s, e n los q u e e s u n a p a la b ra ; el á rb o l n o e s u n a c a u s a . E n « se r» e s la su m a
e s ta n o s p a re c e d a d a , y en q u e la p ro y e c ta m o s fu e ra d e n o s d e e fe c to s q u e p ro d u c e , lig a d o s s in té tic a m e n te p o r un c o n
o tro s m is m o s p a ra in te lig ir lo q u e su c e d e , e s tá d e m o s tra d o c e p to , p o r u n a im a g e n ... D e h e c h o , la c ie n c ia h a v a c ia d o la
q u e n o s c o n v e rtim o s e n v íc tim a s d e u n a ilu sió n . N u e stra id e a d e c a u s a lid a d d e su c o n te n id o y la h a g u a r d a d o p a ra h a
« in te lig e n c ia d e lo q u e s u c e d e » c o n s is tía en q u e in v e n tá b a c e r u n a fó rm u la a le g ó ric a , en la c u al y a es in d ife re n te d e q u é
m o s u n su je to , al q u e r e s p o n s a b iliz á b a m o s del h e c h o d e q u e la d o se e n c u e n tra la c a u s a y d e q u é lad o el e fe c to . S e a firm a
a lg u n a c o s a s u c e d ie s e y d e la m a n e ra c o m o e s ta c o s a s u c e q u e , en d ife re n te s s iste m a s d e fu e rz a s, la s c a n tid a d e s d e
d ía. H e m o s re s u m id o n u e stro se n tim ie n to d e v o lu n ta d , d e li e n e rg ía p e rm a n e c e n c o n sta n te s .
b e rta d , d e re s p o n s a b ilid a d , y n u e s tro in te n to d e a c c ió n , e n el L a e v a lu a b ilid a d d e lo q u e su c e d e n o p ro c e d e d e q u e o b e
c o n c e p to d e « c a u s a » : « c a u s a e ffic ie n s » y « c a u s a fin a lis» , en d e z c a a u n a re g la o d e q u e se c o n tin ú e u n a n e c e s id a d , ni
la c o n c e p c ió n fu n d a m e n ta l, e s lo m is m o . ta m p o c o d e q u e se p ro y e c te u n a ley d e c a u s a lid a d e n to d o lo
P e n s a m o s q u e un e fe c to e ra e x p lic a d o c u a n d o se p o d ía q u e o c u rre : re sid e e n la re p ro d u c c ió n d e c a s o s id én tico s.
d e m o s tra r u n a c o n d ic ió n a la q u e e ra y a in h e re n te . D e h e c h o , N o hay, c o m o p re te n d e K a n t, un se n tid o d e la c a u s a lid a d .
c re a m o s to d a s las c a u sa s d e a c u e rd o c o n el e sq u e m a del efecto: N o s e x tra ñ a m o s , n o s d e s a s o s e g a m o s , b u s c a m o s a lg o c o n o
e s te ú ltim o n o e s c o n o c id o . P o r el c o n tra rio , s o m o s in c a p a c id o a lo q u e a g a rra rn o s. D e sd e el m o m e n to q u e lo n u e v o
c e s d e a d iv in a r, re sp e c to a c u a lq u ie r c o s a , c o m o « o b ra rá » . El no s b rin d a a lg o c o n o c id o , n o s q u e d a m o s tra n q u ilo s. El s u
ser, el su je to , la v o lu n ta d , la in te n c ió n : to d o e s to e s in h e re n te p u e s to in s tin to d e c a u s a lid a d e s s o la m e n te e l te m o r d e lo
a la c o n c e p c ió n d e « c a u s a » . B u s c a m o s a los se re s p a ra e x d e s a c o s tu m b ra d o y la te n ta tiv a d e e n c o n tra r e n e llo a lg u n a
p lic a rn o s p o r q u é h a c a m b ia d o a lg u n a c o sa . El á to m o m is m o co sa c o n o c id a , u n a in v e stig a c ió n n o d e c a u sa s, sin o d e la c o sa
p u e d e c o n s id e ra rs e c o m o u n o d e e sto s se re s , u n o d e e sto s b u sc a d a..
su je to s p rim itiv o s , q u e c o rp o re iz a m o s c o n la im a g in a c ió n ...
374 FR IED RICH N IETZ SC H E
EA V O L U N T A D D E P O D E R 375

545
P e ro h e m o s c o m p re n d id o q u e el s u je to e ra im a g in a rio . L a
a n tin o m ia e n tre la « c o sa e n sí» y la « a p a rie n c ia » n o p u e d e
Contra el deterninism o y la teleología .— A u n q u e u n a
se r d e fe n d id a , p u e sto q u e c o n e lla d e s a p a re c e ta m b ié n la
c o sa su c e d a in d e fe c tib le m e n te , d e m a n e ra a p re c ia b le , n o se
id e a d e la « a p a rie n c ia » .
d e d u c e q u e la m is m a su c e d a « n e c e s a ria m e n te » . Si u n a c a n
c) Si a b a n d o n a m o s el s u je to q u e a c tú a , a b a n d o n a m o s
tid a d d e fu e rz a se d e te rm in a y se c o m p o rta , e n c a d a c a s o
ta m b ié n el su je to so b re el q u e a ctú a. L a d u ra c ió n , la ig u a l
c o n c re to , d e u n a m a n e ra p a rtic u la r y ú n ic a , n o se p u e d e d e
d a d c o n s ig o m is m o , el ser, n o so n in h e re n te s ni a lo q u e se
d u c ir q u e « su v o lu n ta d n o e s lib re » . L a « n e c e s id a d m e c á
lla m a su je to ni a lo q u e se lla m a o b jeto : so n c o m p le jid a d e s
n ic a » e s u n e s ta d o d e h e c h o : s o m o s n o so tro s los q u e h e m o s
d e lo q u e su c e d e , c o n re la c ió n a o tra s c o m p le jid a d e s d u r a
q u e rid o se rv irn o s d e e lla p a ra e x p lic a r lo q u e su c e d e . H e m o s
d e ra s e n a p a rie n c ia ; se d istin g u e n , p o r e je m p lo , p o r u n a d i
e x p lic a d o la p o sib ilid a d d e e n u n c ia r lo q u e a c a e c e c o m o la
fe re n c ia e n la m a rc h a d e lo q u e s u c e d e (re p o s o -m o v im ie n to ;
c o n s e c u e n c ia d e u n a n e c e sid a d q u e rig e los a c o n te c im ie n
só lid o -líq u id o ), d ife re n c ia s q u e n o e x is te n p o r sí m is m a s y
to s. P e ro p o rq u e y o re a lic e a lg u n a c o sa d e te rm in a d a n o se
p o r las c u a le s n o se e x p re sa , d e h e c h o , m ás q u e d ife re n c ia s
d e b e c o le g ir q u e y o la e je c u te o b lig a d o . L a c o a c c ió n n o es
d e g ra d o s q u e , e n u n a m e d id a p a rtic u la r d e la ó p tic a , p a re
d e m o s tra b le e n las c o sa s: la re g la d e m u e s tra s o la m e n te que
c e n c o n tra ste s . N o e x is te c o n tra ste : la id ea d e c o n tra s te d e
u n a so la y m is m a c o sa q u e s u c e d e n o e s, al m is m o tie m p o ,
riv a d e la ló g ic a , tra n s p o rtá n d o la fa ls a m e n te d e la ló g ic a so
o tra. S o lo c u a n d o h e m o s in tro d u c id o su je to s , « a g e n te s » , en
b re las c o sa s.
las c o sa s, e s c u a n d o n a c e e ste e sp e jism o : to d o lo q u e su c e d e
d) A b a n d o n a n d o la id ea del « su je to » y d e « o b jeto » a b a n
e s la c o n s e c u e n c ia d e u n a a c c ió n e je rc id a so b re los su jeto s:
d o n a m o s la id ea d e « su sta n c ia » , y, p o r c o n sig u ie n te , sus d ife
¿ e je rc id a p o r q u ié n ? P o r u n « a c to r» . C a u s a y e fe c to : n o c io
ren tes m o d ific ac io n e s: p o r e jem p lo : la « m ate ria » , el « e sp íritu »
n e s p e lig ro s a s e n c u a n to n o s o b lig a n a p e n s a r en u n a c o sa
y o tra s re a lid a d e s h ip o té tic a s , « e te rn id a d e in v a ria b ilid a d de
q u e o c a s io n a y e n u n a c o s a so b re la c u al se a ctú a.
la m a te ria » , e tc . N o s d e s e n te n d e m o s d e la m a te ria lid a d .
a) L a n e c e s id a d n o e s un h e c h o , sin o u n a in te rp re ta c ió n .
M o ra lm e n te h a b la n d o , el m u n d o e s a b s o lu ta m e n te fa lso .
b) C u a n d o h e m o s c o m p re n d id o q u e el « s u je to » n o es
Y a d e m á s , si c o n v e n im o s q u e la m o ra l e s u n fr a g m e n to del
a lg o q u e o b ra , sin o s o la m e n te u n a fic c ió n , d e a q u í se d e d u
m u n d o , la m o ra l e s fa lsa.
c e n m u c h a s c o n se c u e n c ia s.
E l a fá n d e v e rd a d e s u n a n h e lo d e e s ta b iliz a c ió n , el h e c h o
A im a g e n y s e m e ja n z a d el s u je to h e m o s in v e n ta d o la c a u
de h a c e r v e rd a d e ro y d u ra d e ro , u n a su p re sió n d e e s e c a rá c
sa lid a d , in tro d u c ié n d o la e n el c a o s d e las se n sa c io n e s. Si no
ter fa ls o , u n a tr a n s p o s ic ió n d e e s te al ser. L a v e rd a d n o e s en
c re e m o s y a en el s u je to q u e o b ra , la c re e n c ia e n los o b je to s
c o n s e c u e n c ia a lg o q u e e sté a h í y q u e h a y a q u e s o rp re n d e r y
q u e o b ra n , e n la a c c ió n re c íp ro c a , c a u s a y e fe c to , e n tre e sto s
e n c o n tra r, sin o a lg o q u e h a y q u e in v e n ta r, q u e d é su n o m b re
fe n ó m e n o s q u e lla m a m o s c o sa s, c a e ig u a lm e n te .
a u n a o p e ra c ió n . M e jo r a ú n , a la v o lu n ta d d e c o n s e g u ir u n a
Y d e s a p a re c e , n a tu ra lm e n te , ta m b ié n el m u n d o d e los á to
v icto ria, v o lu n ta d q u e , p o r s í m is m a , c a re c e d e fin : a d m itir
m o s a g e n te s , lo s c u a le s so lo se a d m ite n c o n u n a c o n d ic ió n :
la v e rd a d e s in ic ia r un p ro c e s o « in in fin itu m » , u n a d e te r m i
c o n la d e q u e se n e c e s ita n a g e n te s .
n a d a a c c ió n a c tiv a , y n o la lle g a d a a la c o n c ie n c ia d e a lg u n a
P o r ú ltim o , d e s a p a re c e a s im is m o la « c o sa en sí» , p o rq u e
c o sa fija y d e te rm in a d a . E n u n a p a la b ra , p a ra la « v o lu n ta d de
e s ta e q u iv a le , e n su m a , a la c o n c e p c ió n d e l « su je to e n sí».
p oder».
LA V O L U N T A D D E PO D ER 377
376 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E

La vida está fundada sobre la hipótesis de una creencia en débil, de m anera que este actúa en función del poder más
una cosa duradera y que actúa de forma regular; cuanto más fuerte, se crea una jerarquía, una organización que despierta
poderosa es la vida, más extenso debe ser el mundo adivi- forzosam ente la idea de un orden en el que el fin y los m e
nable, al cual, en cierto modo, se le ha prestado existencia. dios desempeñan el principal papel.
Logificar, racionalizar, sistematizar; estos son los problemas Contra la aparente «necesidad».
que plantea la vida. La palabra entrecom illada no es más que un térm ino con
El hombre, en cierto modo, proyecta fuera de sí su anhelo el que se expresa que una fuerza no es otra cosa todavía.
de verdad, su «fin», para hacer de él el mundo del ser, el Contra la apariencia de «finalidad»:
mundo metafísico, la «cosa en sí», el mundo ya existente. Su «Finalidad» no es sino un térm ino para expresar un orden
necesidad de creador inventa de antemano el mundo en el de esferas de poder y el conjunto de estas.
que va a trabajar, anticipándolo; y esta anticipación, esta «fe»
en la verdad, es su sostén particular.
Todo lo que sucede, todo, todo movimiento, todo devenir, h) Cosa en s í y fenóm eno
debe ser considerado com o la fijación de grados y de fuer
zas, com o una lucha... 546
Desde el momento que suponemos a alguien responsable
del hecho de que estemos conformados de tal o cual manera Con el paso del tiempo, el lado endeble del criticismo
(Dios, la Naturaleza), atribuyéndola nuestra existencia, nues kantiano se ha ido poniendo de manifiesto aun a los ojos más
tra felicidad y nuestra naturaleza, como si estas cosas fueran vulgares: Kant no tenía derecho alguno para su distinción
otras tantas intenciones por su parte, estropeamos, para nos entre « fenóm eno» y «cosa en sí»; él m ism o se había cer
otros, la inocencia del devenir. Entonces advertimos que al cenado este derecho de continuar haciendo esta distinción
guien quiere alcanzar alguna cosa por nosotros y para nosotros. arcaica al condenar com o ilícito el razonam iento que deri
El «bien del individuo» es tan imaginario com o el «bien vaba del fenóm eno una causa del fenómeno, y esto por su
de la especie»: no se sacrifica el primero al segundo; la es misma interpretación del concepto de causalidad, com o úni
pecie, vista de lejos, es algo tan inconsistente com o el indi camente aplicable a las relaciones entre los fenómenos: in
viduo. La llamada «conservación de la especie», resulta nada terpretación que, por otra parte, ya prescribía aquella distin
más que una consecuencia del crecimiento de la especie, lo ción com o si la «cosa en sí» fuera, más que derivada, dada.
que equivale a una victoria sobre la misma, dirigiéndose ha
cia una especie más vigorosa.
Tesis: la «finalidad» aparente («esta finalidad infinita 547
mente superior a todo el arte humano») no es sino la conse
cuencia de esa voluntad de poder que se desarrolla en todo Resulta evidente que ni las cosas en sí, ni los fenómenos
lo que sucede; el hecho de llegar a ser m ás fuerte arrastra pueden estar en relación de causa y efecto: de lo que se de
consigo condiciones que se parecen a un bosquejo de finali duce que el concepto de «causa y efecto» no es aplicable
dad: los fines aparentes no son intencionales, sino que, desde dentro de una filosofía que cree en cosas en sí y en fenóm e
el mom ento en que hay preponderancia, sobre un poder más nos. La falta de Kant... El concepto de «causa y efecto», con-
378 FR IED RICH N IETZ SC H E
FA V O L U N T A D DF, P O D E R 379

s id e ra d o p s ic o ló g ic a m e n te , d e riv a sie m p re d e u n a fo rm a de
549
p e n sa r q u e ve e n to d a s p a rte s v o lu n ta d e s q u e o b ra n u n a s so
b re o irá s, q u e so lo c re e e n se re s v iv o s y, e n ú ltim o té rm in o ,
U n a « c o sa e n sí» e s tan a b s u rd a c o m o un « se n tid o en sí»,
en « a lm a s » m á s q u e e n c o sa s. A te n ié n d o n o s a la c o n c e p c ió n
c o m o u n a « sig n ific a c ió n en sí». N o h a y n in g ú n « h e c h o en
m e c á n ic a d e l u n iv e rs o (q u e e s ló g ic a , y d e su a p lic a c ió n al
sí» , p o rq u e p a ra q u e p u e d a d a rs e un h e c h o d e b e d e in te rp re
e s p a c io y al tie m p o ), re d ú c e s e a q u e l c o n c e p to a la f ó rm u la tá rs e lo d e a lg u n a m an e ra.
m a te m á tic a , c o n la q u e , y e s to d e b e m o s su b ra y a rlo c o n s
El « ¿ q u é es e sto ? » , e q u iv a le a la a trib u c ió n d e un se n tid o
ta n te m e n te , n u n c a se c o m p re n d e n a d a , si n o se d ib u ja , si no
d e riv a d o d e o tra c o sa . L a « e se n c ia e s a lg o d e p e rsp e c tiv a , y
se s im b o liz a e n a lg o . su p o n e ya u n a p lu ra lid a d . E n el fo n d o , sie m p re se tra ta d e un
« ¿ q u é es e sto p a ra m í? » (p a ra n o so tro s, p a ra to d o el q u e
v iv e. etc.).
548 U n a c o sa q u e d a ría b ien d e fin id a e n el c a s o d e q u e to d o s
los se res se h u b ie ra n p re g u n ta d o , re sp e c to a e lla , « ¿ q u é es
El c o n o c im ie n to es u n a fá b u la e v id e n te . S ie m p re q u iere
e sto ? » y h u b ie ra n o b te n id o u n a re sp u e s ta . S o lo c o n q u e fa lte
sa b e rse c ó m o e stá fa b ric a d a la « c o sa e n sí»; p e ro es lo c ie rto
u n se r p a rtic u la r c o n su s re la c io n e s y p e rs p e c tiv a s p ro p ia s , la
q u e n o h a y n in g u n a « c o sa e n sí» e n re alid a d . Y a u n s u p o c o sa n o e s ta ría « d e fin id a » .
n ie n d o q u e e x is tie ra un « e n sí» , u n in c o n d ic io n a d o , n o p o d ría
E n re su m e n : la e se n c ia d e u n a c o sa n o es, e n ú ltim o té r
se r jam á s c o n o c id o . N a d a a b so lu to p u e d e c o n o c e rse : d e lo
m in o , m á s q u e u n a o p in ió n so b re la « c o sa » . O , m e jo r d ic h o ,
c o n tra rio , n o se ría a b so lu to . C o n o c e r sig n ific a sie m p re « p o
el « ta n to v a le » es el p ro p io « e s» , el ú n ic o « e sto es».
n e r a lg o b a jo c ie rta c o n d ic ió n » ; tal c o n o c e d o r q u isie ra que
N o se p u e d e p re g u n ta r: « ¿ Q u ié n e s el q u e in te rp re ta ? » , y a
a q u e llo q u e q u ie re c o n o c e r n o se re la c io n a se ni c o n él ni con
q u e el in te rp re ta r m is m o , c o m o u n a fo rm a d e la v o lu n ta d de
n a d ie , a c titu d q u e , e n p rin c ip io , p o n e d e m a n ifie s to u n a c o n
p o d e r, tie n e e x is te n c ia e n c u a n to a fe c to , p e ro n o c o m o un
tra d ic c ió n , c o m o e s la d e q u e re r c o n o c e r, y al m is m o tie m p o ,
« se r» , sin o c o m o un p ro c e so , c o m o un d e v en ir.
n o q u e r e r e n tr a r e n re la c ió n c o n la c o s a c o n o c id a (¿ c ó m o
N acen las c o sas c o m o c o n se c u e n c ia e x clu siv a de q u e se las
s e ría p o s ib le , e n e s te c a s o , el c o n o c im ie n to ? ) , y, e n s e g u n
re p re se n te , se las p ien se, se las q u ie ra o se las sie n ta . El c o n
d o lu g a r, la d e lo q u e n o tie n e re la c ió n c o n n a d ie n o e x is te ,
c e p to « c o sa » im p lic a un c o n ju n to d e c u a lid a d e s. El m is m o
y, p o r lo ta n to , ta m p o c o p u e d e se r c o n o c id o d e n a d ie . C o n o
« su je to » e s u n a c re a c ió n d e e ste g é n e ro , u n a « c o sa » c o m o
c e r q u ie re d e c ir « p o n e r s e e n re la c ió n c o n a lg o » , se n tirs e
to d a s las d e m á s: u n a s im p lific a c ió n p a ra n o m b ra r a la fu e rz a
c o n d ic io n a d o p o r a lg o y, al m is m o tie m p o , c o n d ic io n a r este
q u e p o n e , q u e in v e n ta , q u e p ie n s a c o m o tal, a d ife re n c ia de
a lg o p o r p a rte d el q u e c o n o c e ; y, se g ú n los c a so s, p o r otra
to d a s las d e m á s p o sic io n e s, in v e n c io n e s, p e n sa m ie n to s . P o r
p a rte , u n a fija c ió n , u n a d e sig n a c ió n , u n a c o n c ie n c ia d e con
c o n sig u ie n te , la fa c u lta d , a d ife re n c ia d e to d o s los p a rtic u la
d ic io n e s (n o u n d isc e rn im ie n to d e se res, d e c o sa s, d e « co sas
res, c o n c re ta : e n el fo n d o , la a c c ió n c o n re sp e c to a to d a s las
e n sí»). a c c io n e s q u e se e s p e ra n (a c c ió n y la p ro b a b ilid a d d e s e m e
ja n te s a c c io n e s).
380 FR IED RICH N IETZ SC H E » LA V O L U N T A D D E P O D E R 38 I

550 sí»; q u e lo o b je tiv o fu e se so lo u n fa ls o c o n c e p to e sp e c ífic o


y u n a o p o sic ió n d e n tro d e lo su b je tiv o ?
1.as c u a lid a d e s d e u n a c o sa son e fe c to s so b re o tras « co sas» .
Si s u p rim im o s c o n el p e n s a m ie n to las d e m á s « c o sa s» ,
u n a c o sa n o tie n e y a n in g u n a c u a lid a d . 554
E sto q u ie r e d e c ir: n o h a y n in g u n a c o s a sin o tra s c o sa s.
O , lo q u e e s lo m is m o : n o h a y « c o sa e n sí». ¿ P o r q u é n o p e n s a r q u e to d a u n id a d se a so lo u n id a d c o m o
t o rg a n iz a c ió n ? P o rq u e la « c o sa » e n q u e n o so tro s c re e m o s es
u n a v e rd a d e ra in v e n c ió n , a m o d o d e fe rm e n to d e d ife re n te s
551 p re d ic a d o s . El q u e la c o sa a c tú e q u ie re d e cir: n o so tro s c o n
c e b im o s to d a s las re sta n te s c u a lid a d e s , q u e , p o r o tra p a rte ,
L a « c o sa en sí» e s a b su rd a . Si to d a s las re la c io n e s, to d a s a ú n q u e d a n y p o r el m o m e n to e stá n la te n te s, c o m o c a u s a s
las « p ro p ie d a d e s » , to d a s las a c tiv id a d e s d e u n a c o s a d e s a p a q u e e n d e te rm in a d o in sta n te p ro d u c e n u n a c u a lid a d d e te r
re c e n , n o q u e d a la c o sa , p o rq u e la « c o s e id a d » e s a lg o a ñ a m in a d a ; e s d e cir, n o so tro s c o n c e b im o s la s u m a d e e s a s c u a
d id o p o r n o so tro s, p o r n e c e s id a d e s ló g ic a s, c o n el fin d e d e lid a d e s, X , c o m o c a u s a d e la c u a lid a d X , ¡lo c u al e s c o m p le
fin irla y c o m p re n d e rla (p a ra la u n ió n d e a q u e lla p lu ra lid a d ta m e n te to n to y a b su rd o !
d e re la c io n e s, p ro p ie d a d e s , a c tiv id a d e s ). T o d a u n id a d e s u n id a d ú n ic a m e n te c o m o o rg a n iz a c ió n y
c o m o e stru c tu ra , e n la m is m a m a n e r a q u e e s u n id a d u n a c o
m u n id a d d e se re s h u m a n o s ; e s d e cir, c o m o o p o s ic ió n a la
552 a n a rq u ía a tó m ic a y, p o r lo ta n to , c o m o un m o d e lo d e h e g e
m o n ía , q u e sig n ific a lo m is m o , p e ro q u e n o e s uno.
H a y u n a id e a d o g m á tic a , q u e d e b e re c h a z a rs e e n a b s o
luto: la d e q u e las « c o sa s tie n e n p o r sí u n a n a tu ra le z a » .
555

553 « E n la fo rm a c ió n d el p e n s a m ie n to d e b e h a b e r un m o
m e n to e n q u e se a d q u ie re la c o n c ie n c ia d e q u e a q u e llo q u e
Q u e las c o s a s a c re d ite n u n a n a tu ra le z a p o r sí, in d e p e n se c o n s id e ra c o m o p ro p ie d a d e s d e las c o s a s son se n sa c io n e s
d ie n te m e n te d e la in te rp re ta c ió n y a p a rte la s u b je tiv id a d , es del su je to q u e se sie n te : c o n e s to las p ro p ie d a d e s d e ja n d e
u n a h ip ó te s is m u y p o c o v á lid a , p o rq u e e llo p re s u p o n d ría q u e p e rte n e c e r a las c o sa s.» Q u e d a la « c o sa en sí». L a d ife re n c ia
el in te rp re ta r y el su b je tiv iz a r n o e s e se n c ia l y q u e u n a c o sa e n tre « c o sa en sí» y c o sa e s tá fu n d a d a e n la v ie ja e in g e n u a
e x is te c o n in d e p e n d e n c ia a b s o lu ta d e to d a s su s re la c io n e s. p e rc e p c ió n q u e a trib u y e a las c o sa s e n e rg ía ; p e ro el a n á lisis
E l a p a re n te c a rá c te r o b je tiv o d e las c o sa s, p o r el c o n tra d e m u e s tra q u e ta m b ié n la fu e rz a e s u n a c o s a in v e n ta d a , a sí
rio, ¿ p o d ría c o n s is tir e n u n a d ife re n c ia d e g ra d o d e n tro d e lo c o m o la su s ta n c ia . « ¿ L a c o s a a fe c ta a u n s u je to ? » R a íc e s de
su b je tiv o ; q u e a lg o q u e c a m b ia le n ta m e n te n o s lo re p re s e n la id ea d e s u s ta n c ia en el le n g u a je , n o en lo q u e e s tá fu e ra de
ta m o s c o m o « o b je tiv o » , c o m o d u ra d e ro , c o m o e x is te n te «en n o so tro s. ¡L a c o s a e n sí n o e s re a lm e n te u n p ro b le m a !
FR IED RICH NIETZSCH E LA V O L U N T A D D E P O D E R 383
382

FJ se r debe se r p e n s a d o c o m o se n sa c ió n q u e n o tie n e p o r in stin to , a o tra m ira d a d e p e rs p e c tiv a d istin ta ; el c re c im ie n to


fu n d a m c n io n a d a q u e n o se a u n a se n sa c ió n . m is m o e s un d e se o d e se r m ás; d e un « q u a le » n a c e el d e se o
F n el m o v im ie n to n o se o fre c e u n n u e v o c o n te n id o d e la de un m á s, d e u n « q u a n tu m » ; e n u n m u n d o p u ra m e n te c u a n
se n sa c ió n . El se r n o p u e d e ser, e n su c o n te n id o , m o v im ie n to ; tita tiv o to d o e sta ría m u e rto , ríg id o , in m ó v il. L a re d u c c ió n de
en c o n s e c u e n c ia , el m o v im ie n to e s fo rm a del ser. to d a s las c u a lid a d e s a c a n tid a d e s e s a b su rd a : lo q u e se d e d u c e
N . B.: L a e x p lic a c ió n del h e c h o e s d e b id a , p rim e ro : a la e s q u e U n o y O tro e stán ju n to s , u n a a n alo g ía.
re p re se n ta c ió n d e im á g e n e s del h e c h o q u e le p re c e d e n (fines); N u e stro s lím ite s in fra n q u e a b le s so n las c u a lid a d e s; no
se g u n d o : p o r re p re s e n ta c ió n d e im á g e n e s q u e le sig u e n (la p o d e rn o s re m e d ia r d e n in g ú n m o d o e l s e n tir las d ife re n c ia s
e x p lic a c ió n fis ic o m a te m á tic a ). d e c a n tid a d c o m o a lg o f u n d a m e n ta lm e n te d istin to d e la c a n
N o h a y q u e c o n fu n d ir a m b a s. P o r ta n to , la e x p lic a c ió n fí tid a d , e sto es, c o m o c u a lid a d e s irre d u c tib le s u n a s a otras. P ero
sic a, e n la c u al se p e rfila el m u n d o p o r se n s a c io n e s y p e n s a to d o p a ra lo q u e tie n e se n tid o la p a la b ra « c o n o c im ie n to » se
m ien to s, n o p u ed e, a su vez, d e d u c ir d e ella, h a c e r n a c e r d e ella re fie re al re in o e n q u e se p u e d e m e d ir, c o n ta r, p e sa r, a c a n ti
las se n sa c io n e s y los p e n sa m ie n to s ; a n te s b ien , la físic a d e b e, d a d e s: m ie n tra s q u e , a la in v ersa, to d a s n u e stra s se n sa c io n e s
p a ra se r c o n s e c u e n te , c o n s tru ir el m u n d o se n sib le sin s e n s a d e v a lo r (es d e cir, to d a s n u e stra s s e n s a c io n e s ) c o n s is te n p re
c io n e s ni p e n s a m ie n to s , h a sta lle g a r al h o m b re . Y la te le o ló - c is a m e n te e n c u a lid a d e s , e s d e cir, e n n u e stra s « v e rd a d e s » de
lig ic a e s s o lo u n a h is to r ia d e lo s fin e s , p e ro n u n c a la físic a . p e rsp e c tiv a s re fe re n te s a n o so tro s, q u e n o p u e d e n se r c o n o c i
d a s e n a b so lu to . E s e v id e n te q u e to d o se r d istin to a n o so tro s
sie n te o tra s c u a lid a d e s y, p o r c o n sig u ie n te , v iv e en u n m u n d o
556 d ife re n te al n u e stro . L a s c u a lid a d e s so n n u e s tra id io s in c ra sia
h u m a n a p ro p ia m e n te d ic h a ; p e d ir q u e e sta s in te rp re ta c io n e s
N u e stro « c o n o c e r» , p o r o tra p arte, se lim ita a fija r c a n tid a y e sto s v a lo re s h u m a n o s se a n g e n e ra le s y q u iz á c o n s tru c ti
des: a u n q u e n o p o d a m o s m e n o s de sen tir estas c an tid ad e s-d ife vos e s u n a d e las m á s d e sta c a d a s lo c u ra s d el o rg u llo h u m a n o .
re n cias c o m o c u alid ad e s. L a c u a lid a d es u n a v e rd a d d e c a rá c
te r p ersp ectiv o p ara q u ien es la c o n sid eran , p ero n o n a d a « en sí».
N u e s tro s s e n tim ie n to s e stá n p ro v isto s d e un d e te rm in a d o
558
« q u a n tu m » c o m o m e d io d e n tro d e l c u al fu n c io n a n ; e s decir,
sienten lo gran d e y lo p e q u eñ o en relación con nu e stra e x iste n E l « m u n d o v e rd a d e ro » , tal c o m o s ie m p re se h a c o n c e b id o
c ia . Si p u d ié ra m o s a u m e n ta r o d is m in u ir d ie z v e c e s la a g u h a sta n o so tro s, h a sid o sie m p re el m u n d o d e las a p a rie n c ia s ,
d e z a d e n u e stro s se n tid o s, m o riría m o s ; e s d e cir, q u e n o so tro s re p etid o .
se n tim o s ta m b ié n re la c ió n d e g ra n d e z a e n re la c ió n c o n n u e s
tra p o sib le e x is te n c ia c o m o c u a lid a d e s.
559
557
El m u n d o -a p a rie n c ia e s u n m u n d o c a lific a d o c o n re la c ió n
¿ N o se rán to d a s las c a n tid a d e s sig n o s d e c u a lid a d e s? El a los v a lo re s; o rd e n a d o y e s c o g id o se g ú n e llo s; q u e e n e ste
p o d e r m á s g ra n d e c o rre sp o n d e a o tra c o n c ie n c ia , se n tim ie n to . caso , h a y q u e d e c irlo , se re a liz a d e s d e el p u n to d e v ista d e la
384 K R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER

utilidad, por lo que se refiere a la conservación y aum ento de «tempo» en el que la observación y la comparación serían
poder, en una especie animal particular. posibles, etc...
Hl lado perspectivo, por consiguiente, es el que da el ca ... La «apariencia» es un mundo dispuesto y simplificado en
rácter de «apariencia». ¡Como si continuase todavía en el el cual han trabajado nuestros instintos prácticos: para nosotros
mundo después de haber suprimido la perspectiva! De esta resulta perfectamente verdadero porque vivimos en él, pode
lorma se habría descontado la relatividad. mos vivir en él: prueba de su verdad para nosotros...
Cada centro de fuerza posee su perspectiva para todo el ... El mundo, abstracción hecha de nuestra condición de
resto, es decir, su acción particular, su resistencia. El «mundo- habitantes del mundo; el mundo que hemos ceñido a nues
apariencia» se reduce, por consiguiente, a una manera espe tro ser, a nuestra lógica y a nuestros prejuicios psicológicos,
cífica de obrar sobre el mundo, partiendo de un centro de re no existe como mundo en sí: es esencialm ente un mundo de
ferencia. relaciones; mirado desde puntos distintos tom a cada vez un
No existe otra manera de obrar, sin embargo, y lo que se nuevo cariz; su ser es esencialm ente distinto desde cada
llama «mundo» es solamente un vocablo para denom inar el punto; se sustenta sobre cada punto, cada punto lo sostiene,
juego de conjunto de estas acciones. La realidad se reduce aunque estas adiciones son en cada uno de los casos absolu
exactamente a esta acción y reacción particulares de cada in tamente incongruentes.
dividuo respecto al conjunto. L a medida del poder determ ina cuál es el ser que posee la
Por tanto, no existe el mínimo asidero para hablar en la otra m edida de poder; bajo qué forma, bajo qué fuerza, bajo
ocasión de la apariencia. qué coacción actúa o resiste.
La manera específica de reaccionar es la única form a de Cada caso particular no puede ser más sugestivo: nos
la reacción; no se sabe cuántas especies ni qué especies hay. otros hemos creado una concepción que nos permite vivir en
Pero no hay ser «diferente», «verdadero», esencial; de esta un mundo, que nos permite percibir m uchas cosas para po
m anera se expresaría un mundo sin acción ni reacción... der soportar el hecho de vivir en este mundo...
La oposición entre el mundo-apariencia y el m undo-ver
dad se reduce a la oposición entre el «mundo» y la «nada».
561

560 Nuestra óptica psicológica viene determinada del modo


que sigue:
Crítica de los conceptos «m undo-verdad» v «m undo-apa
riencia».— De estos dos mundos a que vamos a referirnos, I) La comunicación es necesaria: para que la com unica
el primero no es sino una ficción, constituido de cosas total ción sea posible es preciso que una cosa sea dada, simplifi
mente imaginarias. cada, perfilada (ante todo en lo que se conoce por «caso idén-
Lo que conocem os por «apariencia» pertenece tam bién licos»). Mas para que una cosa pueda ser comunicable es
a la realidad; es una de las formas de su esencia. En un preciso que dé la impresión de algo dispuesto, «reconocible».
mundo en el que no hay ser, es preciso haber creado por la I íl material de los sentidos dispuesto por el entendimiento, re
apariencia un mundo evaluable de estos casos idénticos: un ducido a groseros rasgos generales, hecho semejante, colo
386 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L t ¡N T A D D E P O D E R 3X 7

cado entre cosas similares. Por tanto, el infinito y el caos de k) La necesidad metafísica
las impresiones sensoriales son, en cierto modo, logificados.
2) El mundo de los «fenómenos» es el mundo preparado 562
que suscita en nosotros la impresión de la realidad. La «rea
lidad» reside en el retorno continuo de las cosas parecidas, Cuando se es filósofo, como siempre ha ocurrido con los
conocidas, semejantes; en el carácter lógico de esta, en la filósofos, no se tienen ojos para lo que ha sido ni para lo que
creencia de que aquí podremos calcular y determinar será: solo se ve lo que es. Pero com o lo que es no existe, al
3) Lo opuesto de este m undo de los fenómeno: no es el filósofo no le queda más que lo «imaginario»: no le queda
«mundo-verdad», sino el mundo sin forma e informulable más que «su mundo».
del caos de las sensaciones; por consiguiente, otra especie
del mundo de los fenómenos, un mundo que, para nosotros,
no es «cognoscible» 563
4) Se hace preciso contestar las preguntas relativas a las
«cosas en sí», abstracción hecha de la receptividad de nues A firmar la existencia de cosas de las que nada se sabe,
tros sentidos y de la actividad de nuestra razón, con otra pre porque se siente com o un provecho no sabiendo nada de
gunta: «¿cómo podem os nosotros saber que hay cosas?»: so ellas, fue una candidez de Kant, resultado de la presión de
mos nosotros los que hemos creado la «existencia de las necesidades especialmente metafísicomorales.
cosas»; se trata de saber si no podrían existir aún muchas
maneras de crear un semejante m undo-apariencia; y si esta
forma de crear, de logificar, de disponer, de falsificar, no es 564
la realidad misma, la realidad mejor garantizada; en suma, si
lo que asigna a las cosas un lugar no es lo que solamente es Los artistas no soportan la realidad, pronto vuelven la
real, y si el efecto que produce en nosotros el mundo exte vista a otro lado; su opinión es que lo que vale de una cosa es
rior no es el resultado de semejantes sucesos volantes... Los aquel residuo fantasmal que se com pone de colores, figura,
otros «seres» obran ante nosotros; nuestro mundo preparado sonido, idea; creen que cuanto más sutilizado, adelgazado,
de las apariencias es un ajuste, una victoria sobre las accio volatilizado está un hombre o una cosa tanto más valen, tanto
nes de aquellos: una especie de medida defensiva. El sujeto más reales son y, por lo tanto, poseen más valor. Esto es puro
es lo único demostrable: se puede aventurar la hipótesis de platonismo: criterio, sin embargo, que poseía más audacia en
que no hay más que sujetos, pues el «objeto» no es sino una la inversión; que medía el grado de realidad por el grado de
especie de efecto del sujeto sobre el sujeto, un «modus» del valor y decía: cuanto más «idea» más ser. Investía el con
sujeto. cepto de realidad y aseguraba: «Lo que vosotros tenéis por
real es un error, y cuanto más nos acercamos a la idea más
nos acercamos a la realidad». ¿Se comprende? Esta fue la
verdadera revolución; y, como fue adoptada por el cristia
nismo, no nos sorprende. Platón, como tal artista, prefirió la
upariencia al ser, es decir, la mentira y la invención a la ver
388 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D DE PO D ER 389

dad; por lo demás, estaba tan persuadido del valor de la apa medios», «cosas», «sustancias», a las leyes lógicas, a los nú
riencia, que le colocó los atributos del «ser», «cosa primor meros, a las figuras.
dial» y «bondad», «verdad» en suma: los atributos de valor. De ninguna manera podría entenderse el conocim iento si
El concepto de valor, pensado com o causa: primera opi antes el pensam iento no hubiera transform ado el mundo en
nión. cosas iguales a ellas mismas. Solo en función del pensa
El ideal pensado com o todos los atributos que honran: se m iento hay verdad y falsedad.
gunda opinión. El pensamiento por otra parte es inderivable, así com o la
sensación, aunque pasará mucho tiempo para que se de
muestre su carácter originario o de «cosa en sí», afirmándose
565 solamente que no podem os remontarnos a su origen porque
no tenemos más que pensamiento y sensación.
La idea del «m undo-verdadero» o de «Dios» com o abso
luto suprasensible, espiritual, bondadoso, es una regla de
medida en relación al hecho de que los instintos contrarios 567
todavía son omnipotentes...
La moderación, la humanidad lograda, se hace evidente «Conocer» es siempre referirse a algo pretérito: es funda
de una m anera exacta en la deshumanización de los dioses: mentalmente un «regressus in infinitum». Lo que nos lleva
los griegos de los primeros tiempos, que no tenían miedo al a detenem os (en una imaginada causa primera, en un abso
hombre por estar contentos con su modo de ser, se acerca luto, etc.), es la pereza, la fatiga...
ban a sus dioses con todas sus pasiones.
Por tanto, la espiritualización de la idea de Dios está muy
lejos de significar un progreso; esto se advierte con facilidad 568
en el caso de Goethe: en su caso se hace evidente el hecho
de que la volatilización de Dios en virtud y espíritu es un es Para la psicología de la metafísica. El influjo del miedo:
tado grosero...
Todo lo más temido, el origen de los más importantes su
frimientos (afán de poder, voluptuosidad, etc.), ha sido tra
566 tado con más saña por el hombre y eliminado del «verda
dero» mundo. Esta es la causa de que hayan sido borradas
Absurdo de toda metafísica, com o deducción de lo con poco a poco las pasiones: han creado a Dios com o la antíte
dicionado y de lo incondicionado. sis del mal, han hecho que la realidad suponga la negación
Es propio de la naturaleza del pensam iento añadir a lo de los deseos y de las pasiones (es decir, la nada).
condicionado lo incondicionado por medio de la imagina De la m ism a m anera ha sido odiado por ellos lo irracional,
ción, com o se añade el yo a la pluralidad de sus procesos: lo arbitrario, lo contingente (como causa de múltiples daños
m ide el m undo con arreglo a las dimensiones creadas por él lisíeos). En consecuencia, negaron tal elemento en el «ser en
mismo: a sus ficciones fundamentales, «absoluto», «fines s si •• y lo concibieron com o racionalidad y finalidad absolutas.
390 t-K IC D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 391

También lwn tem ido el cam bio, lo perecedero; esto es ex Epicuro. con el fin de conservar los valores morales, negó
presión de un espíritu deprim ido lleno tle desconfianza y ex la posibilidad del conocim iento (considerando valores mo
periencias nocivas (caso Spinoza; una especie opuesta de rales a los hedonísticos). San A gustín insiste en lo mismo, y
hom bres consideraría este cam bio com o estimulante). más tarde Pascal («la razón corrom pida») realiza algo idén
Otra especie hum ana, rebosante de fuerza y jubilosa vería tico respecto a los valores cristianos.
con gusto precisam ente las pasiones, lo irracional y el cam El respeto de Spinoza y Descartes por todo lo que cambia.
bio en sentido eudem onológieo. sin elim inar sus consecuen
cias, peligro, contraste, muerte, etc.
571

569 Para la psicología de la metafísica.— Com o este mundo


es aparente, hay un mundo-verdad condicionado: por tanto,
Contra el valor de lo «eternam ente igual a sí mismo» (v. la hay un mundo absoluto lleno de contradicciones; por tanto,
candidez de Spinoza y Descartes), el valor de lo pasajero y de hay un m undo sin contradicciones en posible devenir: por
lo efímero, reflejos seductores de la panza de la serpiente «vita». tanto, hay un mundo que es: pero estam os ante un conjunto
de conclusiones falsas (resultado de una confianza ciega en
la razón: si A existe, es preciso que exista su contrario B). El
570 motivo inspirador de estas conclusiones resulta el sufri
miento; en el fondo, todo esto no es m ás que el deseo de un
Los valores m orales en la teoría del conocim iento.— Lo m undo sem ejante; de la m ism a m anera, el odio de un m undo
m ism o que sentim os confianza en la razón, ¿ p o rq u é no es que hace sufrir se expresa en función de im aginar otro más
posible sentir desconfianza? precioso; el rencor de los m etafísicos hacia la realidad se
¿P or qué el m undo-verdad debe ser siem pre el m undo del hace en este caso creador.
bien? Segunda serie de cuestiones: ¿por qué sufre...? C om ienza
La apariencia, el cam bio, la contradicción, la lucha, co n una conclusión sobre la relación del m undo-verdad con nues
siderados com o cosas inm orales: deseo de un m undo en el tro mundo de apariencia, de cambio, de sufrim iento, de co n
que nada de esto existiese. tradicciones: 1 ) el sufrimiento corno derivado del error, ¿cóm o
El m undo trascendente im aginado para dejar lugar a la es posible el error?; 2 ) el sufrim iento com o derivado de la
«libertad m oral» (en Kant). culpa, ¿cóm o es posible la culpa ? (experiencias deducidas de
La dialéctica estim ada com o cam ino de la virtud (en Pla la esfera de la N aturaleza a la que se unlversaliza y proyecta
tón y Sócrates: aparentem ente porque la sofística se adm itía en d m undo «en sí»), Pero si el m undo condicionado está en
com o el cam ino de la inm oralidad). iclación de causalidad con el m undo absoluto, es preciso que
E] tiem po y el espacio adm itidos de una m anera ideal; en la libertad de com eter el error y la falta esté igualm ente co n
consecuencia, «la unidad» en la esencia de las cosas: en co n dicionada por este, para de nuevo preguntares ¿para qué ?... El
secuencia tam bién, nada de pecado, n ada de m ales, nada de mundo del error, del devenir, de la contradicción del sufri
im perfecciones: una justificación absoluta de Dios. miento. por consiguiente, ¿para qué fin es querido...?
392 F R IB D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 393

El delecto de este silogismo: se crean dos conceptos con los sufrimientos superiores de placer («sentimientos de los
tradictorios; porque una realidad corresponde a uno de los valores»), es igualmente decisiva para el problema de la rea
dos, es «preciso», igualmente, que exista una realidad para el lidad.
otro. «¿Cómo se sacaría de lo contrario su noción opuesta?» Indiferente o accesoria resulta la m edida del saber posi
La razón es, por consiguiente, una fuerza de revelación para tivo; basta considerar la evolución india.
lo que es en sí. La teoría budista, al negar la realidad de una m anera ín
Pero el origen de estas antinomias no tiene necesidad de tegra (apariencia = sufrim iento), es el producto de una
remontarse necesariamente a una fuente sobrenatural de la consecuencia absoluta: indemostrabilidad, inaccesibilidad,
razón: es suficiente con oponer la verdadera génesis de las ausencia de categorías, no solo por un «mundo en sí», sino
ideas: esta proviene de la esfera práctica, de la esfera de la inteligencia de los procedimientos defectuosos por medio de
utilidad, y, por esto, posee su fe viva (se parece, si no sacan los que se adquiere toda noción. «Realidad absoluta», «ser
conclusiones de acuerdo con esta razón; aunque por esto no en sí», contradicción. En un mundo en devenir, la «realidad»
quede dem ostrado lo que esta afum a). no es sino una simplificación, a la vista de un fin práctico, de
El hacerse problem a por el sufrimiento en el caso de los una ilusión fundada en órganos groseros, o una desviación
metafísicos es com pletam ente ingenua. «Beatitud eterna», en el desarrollo del devenir.
falta de sentido psicológico. Los hom bres bravos y crea La negación del mundo, la nihilización lógica, derivan
dores no consideran nunca la alegría y el sufrimiento com o del hecho de que no es obligado oponer el ser al no-ser y de
problem as de valores íntimos, sino com o fenómenos secun negarse la idea del devenir.
darios; es preciso quererlos a ambos, al dolor y al placer, si
pretende conseguir algo. Algo de enferm izo y fatigado se de
m uestra en el hecho de que los m etafísicos y los religiosos 573
vean dem asiado en primer plano los problem as del sufri
miento y de la alegría. La moral, tam poco tiene por sí tanta Ser y devenir.— La «razón» se cim enta en bases sensua
importancia, sino por considerarse com o una de las condi listas sobre los prejuicios de los sentidos, es decir, creyendo
ciones importantes para suprim ir el dolor. en la verdad de los juicios de los sentidos.
De la misma manera, las preocupaciones ocasionadas por «Ser», com o generalización de la idea «viva» (respirar);
la apariencia y el error, causa del dolor, de la superstición que «ser animado», «querer», «obrar», «devenir».
hay de unir la idea de felicidad a la de verdad (confusión: la La antinomia se plantearía entonces: «ser inanimado», «no
felicidad en la «certidumbre», en la «fe»). estar en su devenir», «no querer». Por consiguiente, no se
opone al ser el no-ser, a la apariencia; tampoco se le opone la
muerte (pues solo lo que puede vivir puede morir).
572 El «alma», el «yo», presentados com o hecho primordial,
<• introducidos en todas partes en donde hay un devenir.
En qué m edida las distintas teorías importantes del cono
cim iento (materialismo, sensualismo, idealismo) son una
consecuencia de la apreciación de los valores: la fuente de
LA V O L U N T A D D E PO D K R
394 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E

574 Nuestro mundo em pírico estaría limitado por los instintos


de conservación en los límites del conocimiento; tenemos
/•./ ser.— No se tiene más representación del ser que el «vi por verdadero, por bueno, por precioso, lo que sirve para la
vir». Por tanto, ¿cómo es posible que haya algo que muera? conservación de la especie...
a) No disponemos de categorías según las cuales podría
mos distinguir un mundo-verdad de un mundo-apariencia.
575
(Podría, todo lo más, existir un inundo-apariencia, pero no
A som bra ver que la ciencia se reduce, por desgracia, al sería solamente nuestro mundo-apariencia.)
mundo de las apariencias; bien es verdad que no se tiene un b) Admitiendo que el mundo-verdad exista, podría suce
órgano de conocim iento para un m undo-verdad, cualquiera der que fuese aún de menos valor para nosotros, pues la can
que este sea. tidad de ilusión podría ser de un orden superior para nos
Teniendo derecho a preguntamos: ¿con qué órgano de co otros a causa de su valor de conservación. (A menos que la
nocimiento se llega a establecer semejante oposición...? apariencia baste por sí m ism a para rechazar una cosa.)
A unque considerem os que un m undo accesible a nuestros c) Que existe una correlación entre los grados de valor y
órganos depende en cierta m anera de estos órganos; aunque los grados de realidad (de modo que los valores superiores
admitamos un m undo condicionado subjetivamente, no re tengan también una realidad superior): este es un postulado
conocem os de ningún m odo la posibilidad de un mundo ob metafísico que parte de la hipótesis de que nosotros conoce
jetivo. ¿Qué es lo que nos impide pensar que la subjetividad mos la jerarquía de los valores; es decir, que nosotros sabe
sea real, esencial? mos que esta jerarquía es una jerarquía moral. Solo en esta
El «en sí» se convierte en una concepción absurda; una hipótesis es necesaria la verdad para la definición de lodo lo
«modalidad en sí» es algo que no tiene sentido; el concepto que supone un valor superior.
del «ser», de la «cosa», no es, en el fondo, más que un con
cepto de relación...
Lo que equivoca es que, con la vieja antinomia «aparente» B
y «verdadera», se ha propagado el juicio correlativo de va
lor: «débil de valor» y de «valor absoluto». Es muy importante suprimir el mundo-verdad. Él es
El «mundo apariencia» no resulta ante nosotros un mundo quien dism inuye el valor del mundo que formamos y el que
más «precioso»; la apariencia debe ser una instancia contra el origina dudas contra él: el mundo-verdad ha sido hasta hoy
valor superior. Unicamente un mundo-verdad puede ser va el más grave atentado contra la vida.
lioso en sí... Desconfiemos de todas las hipótesis sobre las que se ha
¡Prejuicio de los prejuicios! Sería posible en sí que la con imaginado un mundo-verdad. Entre otras cosas, porque la
formación verdadera de las cosas fuese peligrosa y opuesta afirmación de que los valores m orales son los valores m ora
a las condiciones primeras de la vida, a tal punto, que la apa les constituye parte de esta hipótesis.
riencia resultase absolutamente necesaria para poder vivir... La valoración moral sería refutada en su carácter superior
Esto es ya lo que sucede en situaciones tan varias com o, por si se pudiese dem ostrar que es la consecuencia de una valo-
ejemplo, el matrimonio. n/.ación inmoral; caso particular de la inmoralidad real: se
396 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E L.A V O L U N T A D D E P O D E R 397

reduce ;i una apariencia y, en tanto apariencia, no tendría el lósofos y su locura descubrieron que, detrás de estas catego
derecho de apoyarse en sí m ism a para condenar lo talso. rías, se ocultaba la concepción de este mundo, al cual no co
rrespondía sino este en que vivimos. Se interpretaron mal los
medios, considerados com o medidas de valores y utilizados
C para condenar su primera intención...
El proyecto consistía en engañarse de una manera útil, en
Sería necesario examinar, desde el punto de vista psico medio de fórmulas y de signos por medio de los cuales se
lógico, la «voluntad de lo verdadero»; esta no es un poder pudiese reducir la multiplicidad turbadora a un esquema útil
moral, sino una form a de la voluntad de poder. Podría de y manejable.
mostrarse por el hecho de que se sirve de medios inmorales: Pero, lastimosamente, se puso en juego una categoría m o
particularmente, de los metafísicos. No se investiga de ver ral; ninguna criatura desea engañarse, ninguna criatura, m e
dad m ás que cuando se superan todos los prejuicios morales: jo r dicho, debe engañarse; y, por consiguiente, no hay más
tal investigación delimita una victoria sobre la moral. que una voluntad de lo verdadero. ¿Qué es la «verdad»?
La antinomia brindaba este esquema: el mundo-verdad,
cuyo cam ino se busca, no puede vivir en contradicción con
576 sigo mismo, no puede cambiar, devenir, puesto que no tiene
principio ni fin.
El error de los filósofos consiste en que, en vez de ver en Se com ete un gran error, la verdadera fatalidad del error
la lógica y en las categorías de la razón medios para vincu sobre la tierra: en las formas de la razón se creía poseer un
lar al mundo a fines utilitarios (por consiguiente, «en princi criterio de la realidad, aunque solo se mantuvieran estas for
pio», en vez de crear una falsa utilidad), se cree estar en po mas para dom inar a la realidad, para m alentender la realidad
sesión del criterio de la verdad, o lo que es lo mismo, de lo de una manera inteligente...
real. El «criterio de la verdad» no era, en efecto, más que la Y he aquí que el mundo adquiere un tono falso, a causa,
utilidad biológica de un semejante sistema de alteración por justam ente de las cualidades que constituyen su realidad: el
principio, atenido a que una especie animal no conoce nada cambio, el devenir, la multiplicidad, los contrastes y las con
más importante que conservarse, tendríamos, por consiguiente, tradicciones, la guerra. Desde ese m om ento irrumpió la fa
el derecho de hablar aquí de «verdad». La ingenuidad es talidad.
tribaba sim plem ente en tom ar la idiosincrasia antropocén- 1) ¿Cómo nos podríamos desembarazar del mundo falso,
trica por la m edida de las cosas, com o norma de lo «real» y del mundo que no es más que apariencia? (este era en reali
de lo irreal»; o lo que es lo mismo: en hacer absoluta una dad el mundo verdadero, el único).
cosa condicionada. Mas de repente el mundo se divide en 2) ¿C óm o adquirir, en lo posible, el carácter contrario
dos partes: un «mundo-verdad» y un «mundo-apariencia»; al del m undo apariencia? (concepción del ser perfecto, el
y, precisam ente, el m undo en que el hombre había imagi opuesto a todo ser real, m ás exactam ente, lo opuesto a la
nado instalarse por su cuenta y riesgo com enzó a desacredi vida...).
tarse. En vez de utilizar las formas com o instrumentos para Toda la corriente de los valores incidía sobre la calumnia
hacer el m undo m anejable y determinable para su uso, los fi de la vida; se creó una confusión del dogm atism o ideal con
398 F R IH D K IC H N IL T Z S C H L I.A V O L U N T A D D E P O D E K 399

el conocimiento en general: de suerte que el partido opuesto verdad — un mundo en el que no se padezca contradición,
com enzó igualmente a detestar la ciencia. ilusión, cam bio— , causas de) sufrimiento. No duda un ins
Así es com o el cam ino de la ciencia se vio obstruido do tante de que haya un mundo así, que deba haberlo; querría
blemente: por la creencia en el «mundo-verdad», de una dar con un camino que lo vinculase a este mundo. ¿Dónde
parle, y por los adversarios de esta creencia, por otra. Las busca el hombre en este caso la idea de la realidad? ¿Por qué
ciencias naturales, la fisiología, estaban: 1 ) condonadas en hace derivar precisam ente el sufrimiento del cambio, de la
su objeto, 2 ) privadas de sus ventajas. ilusión, de la contradicción? ¿Por qué no hace derivar de
En el mundo real, en donde todo se vincula y se constriñe ellos su felicidad...?
en absoluto, condenar y alejar una cosa en la imaginación El desprecio, el odio a todo lo que pasa, cam bia y se trans
sería com o alejar y condenarlo todo. Las expresiones «esto forma. ¿De dónde proviene esta evolución de lo que perm a
no debería ser o no hubiera debido ser así» son una farsa. nece? Visiblemente, la voluntad de lo verdadero no es en
Im aginando las consecuencias se destruiría la fuente de la este caso más que un m undo en donde todo fuera duradero.
vida, si se quisiera evitar lo que, en un sentido o en otro, es Los sentidos engañan, la razón corrige los errores; por con
peligroso, destructor. ¡La fisiología dem uestra lo dicho de siguiente (así se concluye), la razón es el cam ino hacia lo
m ejor manera! que es duradero; las ideas en las que hubiera m enos sensua
Vemos cóm o la moral: a) envenena toda la concepción lism o deberían ser las m ás próximas al m undo-verdad. De
del mundo; b) detiene la m archa hacia el conocim iento, ha los sentidos es de donde viene la m ayor parte de nuestra des
cia la ciencia; c) disuelve y m ina todos los verdaderos ins gracia: son estos sobornadores, engañadores, destructores.
tintos, enseñando a considerar sus raíces com o inmorales. La felicidad no puede sentirse garantizada m ás que por lo
Ante nosotros se sitúa y trabaja un trem endo instrum ento que es: el cam bio y la felicidad se excluyen uno a otro. Por
de decadencia, que llega a m antenerse bajo los nombres más consiguiente, la am bición más alta es conseguir la identifi
sagrados, con las más santas actitudes. cación con el ser. Esta es la fórm ula que conduce al cam ino
de la m ayor felicidad.
En resum en: el mundo, tal com o debería ser, existe; este
577 mundo, el m undo en que vivim os, es un error: este mundo,
el nuestro, no debería existir.
La extraordinaria ilusión de ser consciente, no individual L a creencia en el ser destaca solam ente com o una conse
mente, sino com o hum anidad. Im aginem os a nosotros m is cuencia: el verdadero m óvil prim ero es la falta de fe en el
m os, pensem os en nosotros: avancem os por los cam inos pe devenir, la desconfianza respecto del devenir, el desprecio
queños y grandes. del devenir.
¿Cuál es el hom bre que razona de esta m anera? U na es
pecie im productiva y doliente, una especie fatigada de la
A vida. Si im aginam os la especie de hom bre contraria, nos en
contraríam os con que la m ism a no tendría necesidad de la
a) El hom bre necesita la verdad, un m undo que no se creencia en el ser: o m ás claro todavía, que despreciaría al
contradiga, que no falsee nada y que no cam bie, un m undo- ser com o algo m uerto, enojoso, indiferente...
400 F R IE D R 1 C H N lH T /S C H h LA V O L U N T A D D E PO D ER 401

La idea de que el m undo que debería ser, existe verdade fijar solamente lo que es, no pueden fijar nada, tal com o esto
ramente, es una creencia de los improductivos, que no anhe debe ser.
lan crear un mundo tal y com o debería ser. Consideran que Los artistas intervienen a manera de intermediarios; fijan
existe ya, buscan los medios para llegar a él. «Voluntad de por lo menos el sím bolo de lo que debe ser, son productivos
verdad»: impotencia de la voluntad creadora. en cuanto cam bian y transform an verdaderam ente; no com o
hacen los conocedores, que dejan todo cual está.
Reconocer que una cosa está Coincidencia entre los filósofos y las religiones pesimis
hecha de tal manera. A n ta g o n is m o e n lo s tas; se trata de la m ism a especie de hombres (confieren el
g r a d o s d e f u e r z a d e la
más alto grado de realidad a las cosas de m ás alta valoración).
H a c e r lo p o s ib le p a r a q u e a lg u n a n a tu r a le z a
Coincidencia entre los filósofos y los hom bres morales y
c o s a e s té h e c h a d e ta l m a n e r a .
sus evaluaciones (la interpretación moral del m undo esti
m ada com o sentido del mundo, después del envilecim iento
Ficción de un m undo que corresponde a nuestros deseos, del sentido religioso).
artificio e interp retacio n es p sicológicas, para ligar todo
Derrum bam iento de los filósofos por la destrucción del
lo que veneram os y todo lo que nos es agradable con esc
m undo del ser: periodo interm ediario del nihilism o, antes
m undo-verdad. que la tuerza sea suficiente para volver los valores, para d i
«Voluntad de lo verdadero»; en este grado es esencial vinizar y aprobar el m undo del devenir y de la apariencia
mente el arte de la interpretación, para lo cual es necesario com o el único mundo.
igualmente la fuerza interpretativa.
La m ism a clase de hom bres, de un grado m enor todavía,
no estando en la posesión de la fuerza de interpretar, de crear B
ficciones, conform a al nihilista. Un nihilista es el hombre
que piensa que e] m undo, tal com o es, no tiene razón de ser, El nihilismo, com o fenóm eno norm al, sím bolo de fuerza
y que el m undo, tal com o debería de ser, no existe. Por tanto, creciente o de debilidad creciente:
el hecho de existir (obrar, sufrir, querer, sentir) carece de Bien que la fuerza de crear, de querer, haya evolucionado
sentido: la actitud del «en vano» es la actitud del nihilista: en de tal form a que no tenga necesidad de esta interpretación
cuanto actitud, es, adem ás, una inconsciencia del mismo. general, de esta introducción de un sentido («D eberes pre
El que no debe poner su voluntad en las cosas, el que ca sentes», Estado, etc.).
rece de fuerza y de voluntad, sabe por lo m enos prescindir O bien que la fuerza creadora que supone el ser dism i
del sentido en las cosas, hasta qué punto se soporta vivir en nuya y que la desilusión llegue a ser el estado dom inante. La
el m undo que no tiene sentido: porque se organiza un pe dificultad de creer en su ser, la «incredulidad».
queño trozo de sentido. ¿Q ué significa la ciencia con relación a estas dos posibi
Tener m irada objetiva desde el punto de vista filosófico lidades?
puede ser, por consiguiente, una prueba de pobreza de vo I) Es un signo de fuerza y de dom inación de sí m ism o,
luntad y de fuerza. Pues la fuerza aglutina todo lo que hay sugiere que se puede prescindir de un m undo, de ilusiones
m ás cercano y m ás vecino; los «conocedores», que quieren que consuelan y curan las llagas.
402 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 403

2) Puede también minar sordamente, disecar, desilusio en la palabra «verdadero»; impensadamente las atribuimos
nar. debilitar. también al mundo-verdad; el mundo-verdad debe brindársenos
como un mundo verídico, un mundo que no se engaña y no
nos tiene por engañados: creer en él es sentirse forzados a creer
C por egoísmo, com o ocurre entre los seres dignos de crédito.
Frente a la idea de un «m undo desconocido», se define
La fe en la verdad, la urgencia de apoyarse en alguna cosa este m undo «conocido» com o algo «fastidioso».
que sea adm itida com o verdadera: reducción psicológica Por la idea de otro mundo so insinúa que el mundo podía ser
con arreglo a todas las valoraciones que han ocurrido hasta diferente — esta idea suprime la necesidad y la fatalidad—
el día. El temor, la pereza. (es inútil someterse, asimilarse).
Igualm ente la incredulidad: Reducción. En qué sentido Ante la idea de un «mundo-verdad», se adm ite que este
adquiere un valor nuevo sin existir un m undo-verdad (de tal mundo resulta mentiroso, engañador, desleal, falso, inesen-
form a, los sentim ientos de valor, desparram ados hasta en cial, y, por consiguiente, no nos es útil (hay que conseguir no
tonces por el mundo, se hacen libres). rendirse a él; es necesario oponerse).
De tres modos distintos nos libramos nosotros de este
mundo:
578
Valiéndonos de la propia curiosidad, com o si el interés es
j) El m undo «verdadero» y el m undo «aparente» tuviese en otra parte.
Resignándonos— com o si no fuera obligado resignarse— ,
A adm itiendo que este m undo no consiste en una necesidad de
últim o orden.
Las seducciones que dim anan de este concepto son de
tres especies:
P or m edio de nuestra sim p atía y n u estra estim ación
U n m undo desconocido: som os aventureros, curiosos; lo — com o si este m undo desleal y deshonesto con nosotros no
conocido llega a fatigam os (lo que sem ejante idea tiene de las mereciese...
peligroso es la insinuación de que «este» m undo nos resulta Nos rebelam os, en sum a, de una triple m anera, valiéndo
conocido...). nos sim plem ente de una X para hacer la crítica del m undo
O tro m undo en el que todo es distinto: hay algo en nos que conocem os
otros que querría llegar a las com paraciones; quizá todo con
cluye bien y no hayam os esperado inútilm ente.
Un m undo en el que todo fuese diferente, en el que... ¿por B
qué no?, quizá incluso nosotros pudiéram os ser tam bién di
ferentes. Prim er paso en el cam ino del análisis: darnos cuenta que
U n m undo-verdad: aq u í n o s en co n tram o s con el a ten ta hemos sido seducidos. Porque las cosas podrían acaecer
do m ayor contra nosotros; hay dem asiadas cosas entrañadas exactam ente de una form a opuesta:
404 E R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O LU N TA D DE PO D ER 405

a) El mundo desconocido podría estar resuelto de tal Un pueblo que presume de sí mismo, que está en el inicio
suerte para que gocem os de este mundo; estam os ante la de su cañ era progresiva, considera el hecho de ser otro fa
forma más vulgar y más necia de la existencia. talmente disminuyeme; supone el mundo ajeno y descono
b ) El otro mundo, desentendido por com pleto de nuestros cido casi com o enem igo y desde luego com o su contrario;
deseos, que no llegan nunca a realizarse, podría considerarse no siente ningún interés por lo que le resulta extraño, y lo re
formando parte de la masa de lo que este mundo hace atrac chaza totalmente.
tivo para nosotros: intentar conocerlo equivale a satisfacerlo. ... Ningún pueblo aceptaría que otro pudiera ser el verda
í’) El mundo-verdad: ¿quién puede decimos que el mundo- dero pueblo...
apariencia tiene menos valor que el mundo-verdad? Sem e La posibilidad de poderse llegar a esta distinción — con
jante juicio, ¿no contradice nuestro instinto? El hombre con siderar este mundo com o el de las apariencias y el otro com o
cretamente, ¿no crea siempre un mundo imaginario, deseoso verdadero— supone un síntoma.
de conseguir algo m ejor que la realidad? Sobre todo, ¿cómo El núcleo de formación de la idea del «otro mundo»: el
llegamos a la conclusión de que nuestro mundo no es el ver del filósofo que crea un mundo de la razón, en el que la ra
dadero...? Entonces, el otro m undo podría ser al menos el zón y las funciones lógicas son adecuadas: de esta idea en
m undo-apariencia (es un hecho que los griegos idearon un definitiva procede el «mundo-verdad».
m undo de las sombras, una existencia ilusoria vecina de la El hombre religioso, al inventar el «mundo divino», ori
existencia verdadera? En última instancia, ¿qué derecho te gina el mundo «desnaturalizado, «contranaturaleza
nemos a fijar en cierto aspecto grados de realidad? Esto ya El hombre moral que propende a un m undo del «libre ar
es diferente a un mundo desconocido; se trata de un deseo de bitrio», insinúa el mundo «bueno, perfecto, justo, sagrado».
saber cosas del mundo desconocido. Que hay que intuir el Estos tres planteos tienen de común la equivocación psi
otro mundo, el mundo desconocido, ¡perfectamente!; pero no cológica, la confusión fisiológica.
puede ignorarse que cuando decimos «mundo-verdad» sig El «otro mundo», tal com o aparece verdaderamente en la
nificamos que «conocem os algo sobre él»; todo lo contrario, historia, actúa sobre ella con algunos atributos. Con los es
por tanto, de suponer un mundo X... tigmas del prejuicio filosófico, moral y religioso.
En resumen: el mundo X imaginado, pretendido, podría El otro m undo, tal y com o se deduce de todo lo dicho,
llegar a ser, bajo muchos aspectos, m ucho m ás enojoso, in resulta sinónimo del no ser, de la no-vida, del deseo de no
hum ano e indigno que este mundo. vivir.
No ocurriría igual si pretendiéramos que hay X mundos; Llegando a una visión de conjunto, el instinto del cansan
vale decir, todos los m undos posibles además de este. Pero cio de vivir y no el de la vida, es que ha hecho posible la crea
esto sería desenfocar lo pretendido. ción del «otro mundo».
La filosofía, en consecuencia, lo mismo que la religión y
C la moral, son síntomas de decadencia.

Es necesario preguntarse: ¿por qué la idea de otro mundo


ha sido siempre em pleada en detrimento, vale decir, como
crítica evidente de este m undo? ¿Qué deducim os de esto?
406 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D E R 407

k) Valor biológico de! conocimiento 582

579 N uestros valores son in terpretaciones nuestras, in tro


d u cid as en las cosas. ¿E xiste por tan to un sen tid o en el
Puede parecer que yo esquivo la cuestión de la «certeza». «en sí»?
O curre sencillamente lo contrario; pero al preguntarm e por Hablando de sentido, ¿no hablam os forzosam ente de sen
el criterio de la verdad, he exam inado con la balanza que, en tido de relación y de perspectiva?
general, se había sopesado, convirtiéndose la cuestión de la Cualquier sentido es voluntad de poder en mi criterio (to
certeza en una cuestión «dependiente» y de segundo orden. dos los sentidos de relación pueden resolverse en semejante
voluntad).

580
583
El problem a de los valores siempre es más importante
que el de la certeza; este último se convierte en algo que im El afán de los «hechos estables». Teoría del conocim iento:
porta, después de plantearse el problem a de los valores. ¡qué enorm e pesim ism o hay en ella!
Si se exam ina el ser y la apariencia desde un plano de co
sas psicológico, no encontram os un «ser en sí» ni un con
cepto de la «realidad», sino un concepto de los grados de apa 584
riencia, estim ados por la fuerza de la «parte» que solem os
conceder a la apariencia. La oposición entre el «m undo real», según ha descubierto
Entre las im ágenes y las perfecciones no se libra una lu el pesim ism o, y un m undo que tiene una posibilidad de vida
cha por la existencia, sino por el dom inio; la im agen vencida (exam ínense los derechos de la verdad). Es obligado m edir
no suele aniquilarse, sino rechazarse, porque en el cam po es con la vida el sentido de todos estos «im pulsos ideales» para
piritual no existen los aniquilam ientos... com prender exactam ente lo que es el antagonism o m encio
nado: la lucha entre la v id a en fen n iza, desesperada, en busca
de un más allá, y la vida sana, m ás estúpida, m ás en g añ a
581 dora, m ás rica, m enos descom puesta. Por tanto, no estam os
ante una «verdad» en lucha con la vida, sino ante una esp e
Estudiados como interpretaciones cie de vida en lucha con otra vida. ¡Esta quiere ser la esp e
«Fines y medios» ......... (y no como hechos), podemos pre cie m ás destacada! A q u í es preciso introducir la dem o stra
«Causa y e fe c to » ............ guntarnos: ¿en qué medida son ne ción de la necesidad de una jerarquía; debe dem ostrarse que
«Sujeto y objeto» ......... cesarias aún las interpretaciones?
el problem a esencial consiste en conferir una jerarqu ía a las
«Hacer y sufrir» ............ (esto es, tales que «conserven la
varias especies de vida.
«Cosa en sí y fenómeno». existencia»): todas en el sentido de
t una voluntad de poder.
408 F R IE D R IC H N IE T Z S C H h I.A V O L U N T A D D E P O D E R 409

585 588

Hay que transformar la creencia: «una cosa es así» o «de Aunque no creem os en una «educación moral» del gé
esla otra manera» en la voluntad: la cosa debe devenir «así» nero humano, reconocem os la necesidad de una «escuela
o «de otra manera», por tanto. obligatoria de los errores científicos», porque la verdad en
tristece y acaba con la voluntad de vivir, suponiendo que el
hombre no se haya lanzado ya, fatalmente, por su cam ino y
I) Ciencia encarne con soberbia trágica sus honestas opiniones.

586
589
La ciencia ha consistido siempre en un elim inador del to
tal confusionismo de las cosas, por medio de «hipótesis» que Premisas del trabajo científico: una creencia, en primer
lo «explican» todo, a partir de esa repugnancia evidente de lugar, en la ligazón y duración de los trabajos científicos, de
la inteligencia por lo caótico. Idéntica repugnancia, sin em m odo que el particular pueda trabajar en un puesto más o
bargo, se apodera de mí cuando me considero a m í mismo; m enos humilde, confiado en que lo que hace no es inútil.
también quisiera significar el mundo interior mediante un Nada paraliza más que trabajar «en vano», que luchar «en
esquema para superar la confusión intelectual. La moral re vano».
sultó siempre una simplificación del género: enseñó que el
hombre es conocido, es reconocido. Pero nosotros, al des
truir la moral, hemos coadyuvado a oscurecernos. Yo sé que o
no sé nada de mí. La física se convierte en un beneficio para
el espíritu; la ciencia (como camino del conocimiento) ad Los tiempos acumuladores en que se crean fuerzas y m e
quiere com o un mayor interés al ser elim inada la moral; y dios de poder, de los que el porvenir tendrá que servirse: la
com o nosotros encontramos coherencia en esta, desearíamos ciencia considerada como un estado intermedio, en el que
ordenar la vida conservando, en cierto sentido, la ciencia. De las criaturas también intermedias, com plicadas, tienen su
aquí podemos derivar una especie de reflexión práctica, desquite lógico, su satisfacción correspondiente; todos aque
com o conocedores de nuestras condiciones existenciales. llos a quienes repugna profundamente la acción.

587 590

Nuestras premisas se concretan en: ningún Dios; ningún Un filósofo suele divertirse de otra m anera y con otros
fin, u objetivo final. ¡Q uerem os no caer en seleccionar y elementos: por ejemplo, con el nihilismo. La creencia de los
recom endar a los humildes, un modo de pensar que, sin em nihilistas, de que no existe ninguna verdad, es un gran rela
bargo, pueda valerles! jamiento para un hom bre que, com o preocupado por el co
410 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D DE PO D ER 411

nocimiento, se encuentra obligadamente en lucha con ver falso, cuando el mismo se analiza con un aparato algo más
dades sencillamente odiosas. Porque algo no puede negarse: delicado. Pero su inteligibilidad, su claridad, su practicabili-
la verdad siempre es fea. dad, su belleza desaparecen en cuanto retinam os nuestros
sentidos: de la m ism a m anera desaparece la belleza en
cuanto estudiamos los acontecim ientos de la historia; la or
591 denación del fin es ya una ilusión. Cuanto más superficial y
groseram ente es com prendido tanto más precioso, determ i
La «carencia de sentido de lo que sucede»... Creer en esto nado, bello, pleno de significado se nos muestra. Cuanto
resulta consecuencia de un claro juicio sobre la falsedad de más profundamente nos consideram os o nos consideran,
las interpretaciones admitidas hasta el presente; es una ge más dism inuye nuestro valor y más se evidencia la falta de
neralización del desaliento y la debilidad; no es una creación sentido. ¡Somos nosotros, los que hemos creado el mundo
necesaria. que valoriza! En consecuencia, m ensurar la verdad tiene
El hombre, víctima de su inmodestia, niega el sentido algo de ilusión, puesto que más que la verdad, deberíamos
donde no lo ve. apreciar la fuerza que crea, simplifica, configura e inventa.
¡Todo es falso! ¡Todo es lícito!
Precisamente en virtud de los límites de la mirada y como
592
consecuencia de una voluntad de simplificar, se introduce lo
bello, lo «valioso»; suceso que yo mismo ignoro.
Infinita posibilidad de descifrar el mundo: cualquier in
terpretación equivale a un engrandecimiento o a una de
cadencia.
595
La unidad (el monismo) es una necesidad de la «inercia»;
la pluralidad de la explicación es un síntom a de fuerza. ¡No
La pérdida de una ilusión no crea ninguna verdad, sino
deberíamos intentar apoderarnos del carácter misterioso y
solo «un poco más de ignorancia», una amplificación de
enigmático del mundo!
nuestro «espacio vacío», un ensanche de nuestro «desierto».

593
596
«Contra» el afán de conciliar y pacificar. De este criterio
se deriva toda tentativa de monismo. ¿Qué puede ser el conocimiento, en suma? «Interpreta-
i ion», oposición de un sentido, «no explicación» (en la m a
yoría de los casos se trata de una nueva interpretación, de
594 una interpretación vieja que se ha hecho incomprensible, y
i|iic de repente no es más que un signo). No hay hechos: todo
La perspectiva de este mundo creado para los ojos, para i". Huido, inaprensible, huidizo; lo que más cura son nuestras
el tacto y para el oído, dem uestra que el m ism o es bastante opiniones.
412 F R IE D R IC H N IK T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 413

597 6 CX)

El distinguir entre lo «verdadero» y lo «falso», el estable El desarrollo de la ciencia soluciona siempre, y cada vez
cer hechos en general es radicalmente distinto del poder crea más. lo «conocido» en algo nuevo; pero desea precisam ente
dor, del crear, del forjar, del dominar, del querer, com o co lo opuesto y parte del instinto de reconducir lo desconocido
rresponde a la esencia de la filosofía. Dar un sentido a las a lo conocido.
cosas es una función que constituye siempre un residuo, in En total, la ciencia prepara una soberana ignorancia, un
condicionalm ente, supuesto que en dichas cosas no se en sentimiento de que no hay «conocer», que el soñar con co
cuentre nunca sentido. A sí sucede con los sonidos, pero tam nocer fue una forma del orgullo; y todavía más: que nosotros
bién con los destinos del pueblo; estos podían recibir las m ás no conservam os la mínima noción que nos perm ita dejar el
distintas interpretaciones, las m ás diversas direcciones, para «conocimiento» ni el valor de una posibilidad; que «cono
los fines más diversos. cer» es una idea henchida de contradicciones. Traducim os en
A unque el grado más alto sea fijar un fin y forjar sobre el duro hecho una antiquísima mitología y vanidad del hom
este la realidad efectiva: así la interpretación del hecho, y 110 bre: com o no es ya lícito pensar en una «cosa en sí», tam poco
solam ente su planteam iento mental. es ya lícito p ensaren un «conocim iento en sí». Se trata de una
seducción producida por el núm ero y por la lógica, producida
por las «leyes».
598 L a « sab id u ría» ad m itid a co m o te n tativ a de su p erar
las ev alu acio n es perspectivas (o sea «la voluntad de po
En últim o térm ino, el hom bre no encuentra en las cosas der»); p rin cip io hostil y d iso lv en te de la v id a, sín to m a,
sino lo que él m ism o suele poner en ellas: este volver a en com o en los indios, etc., d eb ilid ad de la facultad de asim i
contrar, este reencuentro, se llam a ciencia, e introducir, arte, lación.
religión, amor, orgullo. En am bos casos, aunque fueran ju e
gos de niños, se debería continuar con m ucho ánim o, los
unos para volver a encontrar, los otros — ¡que som os nos 601
otros!— para introducir.
No es preciso que te inform es de la ignorancia en que v i
ven el anim al y el hom bre; debes igualm ente tener la volun
599 tad de la ignorancia y aprenderla. Te es necesario com pren
der que, sin esta especie de ignorancia, la vida m ism a sería
Los dos lados de la conciencia: im posible, que es una condición en virtud de la cual única
m ente prospera y se conserva lo que vive: debes rodearte de
En relación con el individuo. una grande, sólida cam pana de ignorancia.
En relación con los com plejos culturales («niveles»).
D iversa evaluación, según el uno o el otro lado.
414 F R 1E D R IC H N I E T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 415

602 606

C iencia: (ransform ación de la N aturaleza en con cep Siempre que se habla de «humanizar» el mundo, equivale
tos con el fin de dominarla; esto form a parte de la rúbrica a adueñarse más del mundo.
«medios».
Pero el fin y la voluntad del hombre deben asimism o cre
cer, su intención debe ser encam inada al todo. 607

En una especie de hom bres más depurada, el conoci


603 miento alumbrará nuevas formas que en la actualidad no re
sultan necesarias.
Observamos que el pensamiento resulta la cosa más fuerte
y más continuamente ejercida en todos los grados de la vida,
¡y también en todo percibir y aparente sufrir! Es evidente que 608
en función de lo dicho el pensamiento se hace poderosísimo
y pleno de exigencias, y al cabo del tiempo, tiraniza todas las Siempre he afirmado en mis escritos que el valor del
dem ás fuerzas. Concluye por ser la «pasión en sí». mundo debe buscarse en nuestra interpretación (sabedor de
que en cualquier otro lugar son posibles otras interpretacio
nes distintas de las simplemente humanas); que las interpre
604 taciones reconocidas son evaluaciones perspectivas, en virtud
de las cuales nos conservam os en la vida, o sea en la volun
El que conoce, debe reconquistar el derecho a la gran pa tad de poder, en el aum ento del poder; que toda elevación del
sión, cuando la desnaturalización y el culto a lo «objetivo» hombre determina la superación de interpretaciones más res
han creado también en esta esfera una falsa jerarquía. El tringidas y supone creer en nuevos horizontes. El mundo que
error llegó a su colm o cuando Schopenhauer enseñó: preci nos interesa es falso, vale decir, no es un hecho, sino una
samente en el desarrollo de la pasión por la voluntad puede imaginación y una síntesis de una escasa suma de observa
verse el acceso a la «verdad», al conocimiento; el intelecto, ciones; es fluido, com o cosa que deviene com o una falsedad
carente de voluntad, no puede m enos de ver la verdadera, la que continuam ente se desvía, que no se aproxim a nunca a la
propia esencia de las cosas. verdad, porque no hay «verdad» alguna.
El mismo error ocurre en arte: todo resulta bello, en cuanto
es mirado sin voluntad.
609

605
Recapitulación:

Lucha entre pasiones y tiranías de una pasión sobre el ¡n El hecho de que se im prim a al devenir la condición de ser,
telecto. supone la más alta voluntad de poder.
416 FR IED RICH N IETZ SC H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 417

Para conservar un mundo del ser, de la duración de la Todo el idealismo humano existente hasta ahora debe
equivalencia, etc., se realiza una doble falsificación: una que transformares con el pensamiento en nihilismo, en la creen
parle de los sentidos y la otra del espíritu. cia en la absoluta falta de valor, o sea, en la falta de sentido.
lo d o retom o es la aproximación extrem a de un mundo El aniquilamiento de los ideales, el nuevo desierto: las nue
del devenir al m undo del ser: cim a de la meditación. vas artes para soportarlo nosotros los anfibios.
La condenación y la insatisfacción del devenir derivan de Hipótesis: valor, paciencia, ningún «retorno atrás», nin
los valores atribuidos al ser, después que se iba inventando gún furor para avanzar.
semejante mundo. (N. B.: Zaratustra se orienta constantemente en sentido
La metam orfosis del ser (cuerpo. Dios, ideas, leyes natu parodístico hacia todos los viejos valores, partiendo de su
rales, fórmulas, etc.). abundancia.)
El ser com o apariencia; inversión de los valores: el ser era
lo que prestaba el valor.
¿Cómo es posible el conocimiento, cuando este es impo III
sible en el devenir...? Com o error sobre mí mismo, como vo
luntad de poder, como voluntad de ilusión. LA VOLUNTAD DE PODER EN LA NATURALEZA
El devenir considerado com o invención, com o negación
de sí mismo, com o superación de sí mismo; no hay sujeto, 1. L A INTERPRETACIÓN M ECÁ NICA DEL M UN D O
sino acción, supuestos sentados por la facultad creadora; no
hay «causas ni efectos». 610
El arte entendido com o voluntad de superar el devenir,
com o un «eternizar», pero de corto alcance, según las pers Entre las interpretaciones del mundo que se conocen hasta
pectivas; repitiéndose en lo pequeño — en cierta manera— la ahora, parece que hoy triunfa la que podría considerarse
tendencia del todo. como «mecánica». En realidad, tiene de su parte la buena
Toda nuestra vida debe ser considerada com o una fórm u conciencia; y ninguna ciencia cree haber conseguido por sí
la reducida de la tendencia com plexiva: por esto una nue misma un progreso y un éxito, si no lo ha conseguido con
va fijación del con cep to de «vida», com o voluntad de ayuda de los procedimientos mecánicos. De todos son cono
poder. cidos estos procedimientos: dejando a un lado la «razón» y
Poner en vez de la «causa y efecto» la lucha de los ele los «fines», cualquiera que sean las consecuencias que se de
mentos del devenir entre sí, muchas veces con la absorción riven, se advierte que en un lapso determinado, todo puede
del adversario: no hay número constante en el devenir. devenir de todo; no se puede disimular cierta sonrisa cuando
Los antiguos ideales no se pueden utilizar para interpretar se llega a reducir a la pasión y al choque la «aparente inten
todo lo que deviene, después de haber sido reconocido su cionalidad en el destino» de una planta o de un huevo; en re
origen animal y su utilidad; por el contrario, todos ellos con sumen: si en asunto tan serio es lícita una expresión burlona,
tradicen la vida. se rinde homenaje evidente al principio de la mayor estupi
Es inservible la teoría mecanicista: produce la impresión dez posible. Mientras, y en los espíritus más selectos que en
de la falta de sentido. contramos dentro de esta tendencia, hay un presentimiento de
418 FR IED RICH N IE T Z SC H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 419

sentir una cierta angustia, com o si la teoría tuviese una laguna extraña. Pero la realidad en la sucesión nos ha enviciado de
que más o menos tarde podría llegar a ser su laguna extrema: tal modo, que no nos sorprendem os del carácter maravilloso
quiero decir aquella laguna de que no nos cuidamos cuando de esta regularidad.
estamos en una suprema necesidad. No se pueden «explicar»
la presión y el choque al mismo tiempo; no hemos podido
em anciparnos de la «actio in distans»: se ha perdido la le en 613
la m isma posibilidad de explicar, y se concede, con sem
blante socarrón, que se puede descubrir, pero no explicar, que Existe una tuerza que no es posible representar con una
la interpretación dinámica del mundo, con su negación del palabra vacía, y que no puede tener derecho de ciudadanía
«espacio vacío», de las pequeñas masas de átomos, dentro de com o si dijéramos en la ciencia: ¡se trata de la fuerza pura
poco gravitará sobre los físicos, atribuyéndose con lo dicho mente mecánica, de atracción y de repulsión, que quiere ha
una cualidad interior al dinamismo. cernos presentable nada menos que el mundo!

611 614

El concepto triunfal de «fuerza» con que nuestros físicos Presión y choque son algo inusitadamente tardío, deri
crearon Dios y el mundo, no tiene necesidad de integración: se vado, no originario. Presupone, naturalmente, cosas com
le debe añadir una voluntad interior definida por mí como «vo pactas susceptibles de hacer presión y producir choques.
luntad de poder», o sea, deseo insaciable de mostrar potencia, ¿De dónde sacan su coherencia...?
o empleo, ejercicio del poder, como instinto creador, etcétera.
Los físicos no pueden desentenderse, con sus principios, de la
«acción a distancia», ni, por otra parte, de una fuerza impe- 615
lente (de atracción). No sirve de nada: todos los movimientos,
todos los «fenómenos», todas las «leyes» se deben entender Nada invariable hay en la química: la invariabilidad es
solo com o síntomas de cosas que suceden «interiorm ente» y una m era apariencia, cierto prejuicio escolástico. Nosotros
servirse de la analogía del hom bre con semejante fin. Al ani hemos proclam ado la invariabilidad de la metafísica, seño
mal le resulta posible derivar sus instintos de la voluntad de res tísicos. Es dem asiado ingenuo afirmar, por el simple he
poder; y así también, de esta única fuente, todas las funcio cho de analizar su superficie, que el diamante, el grafito y el
nes de la vida orgánica. carbón son cosas idénticas. ¿Por qué? Porque no se puede
com probar m ediante la balanza ninguna pérdida de sustan
cia. Q uizá lo afirmado equivale a decir que aquellos cuerpos
612 tienen algo de común; pero el trabajo m olecular en la trans-
lorm ación, que no podem os ver ni pesar, es precisam ente
Pero ¿ha sido hasta ahora com probada una fuerza? No, lo que de una materia hace otra, provista de propiedades par-
sino solo efectos, traducidos en una lengua com pletamente liculares.
420 P R IE D R IC H N IE T Z S C H E I-A V O L U N T A D D E P O D E R 421

616 618

«Contra el átom o» de los físicos. Lo prim ero que se ne «La sensación de fuerza no es posible derivarla del m ovi
cesita para com prender el m undo es poder calcularlo y dis miento: la sensación en general no puede derivar del movi
poner de causas constantes: com o en la realidad no encon miento.»
tram os causas semejantes, suponem os que tales causas son «También en este punto habla solamente una experiencia
los átomos. Este es el origen de la atomística. aparente: en una sustancia (cerebro) se engendra )a sensa
El cálculo del mundo, la posibilidad de expresar en fórmu ción en virtud de un movim iento transm itido (estímulo).
las todo lo que ocurre, ¿es quizá comprender...'? ¿Qué es lo que A hora bien: ¿engendrada'? ¿Se dem ostraría así que la sensa
com prenderíam os de una m úsica si calculásem os todo lo ción no existe de modo que su surgir debiera ser entendido
que en ella hay de calculable y puede ser reducido a fórmu com o un acto de creación del m ovim iento introducido? El
las? Las «causas constantes», las cosas, las sustancias, son algo estado privado de sensación es una propiedad de la sustan
incondicionado. esto es, imaginado: ¿qué es lo que hemos cia; hay sustancias que experim entan sensaciones.»
obtenido? «¿Sabem os a ciencia cierta que algunas sustancias no tie
nen sensaciones? No; lo único que nos ocurre es que care
cemos de la experiencia de que las tienen. Es imposible de
617 ducir la sensación de la sustancia que no tiene sensaciones...»
¡Cosas de la precipitación!
La idea m ecánica del «m ovim iento» es una traducción del
proceso originario al lenguaje de los «ojos y el tacto».
La idea de «átom o», la distinción entre una «sede de la 619
fuerza impelente y la fuerza m ism a» es un lenguaje derivado
de nuestro m undo logicofísico. «A traer» y «rechazar», en sentido puram ente m ecánico,
N o está en nuestro poder transform ar nuestros m edios de son ficciones com pletas, palabras. No es posible pensar un
expresión; pero es posible entender hasta qué punto son una atraer que no tenga una intención. El deseo de apoderarse de
sencilla semiótica. Es absurdo reclam ar una form a adecuada algo o de defenderse de su poder y rechazarlo, es algo que
de expresión: expresar una simple relación... L a idea de «ver «com prendem os» perfectam ente: interpretación de la cual
dad» es absurda. Todo el reino de la «verdad» y de la «false podríam os hacer perfecto uso.
dad» se refiere solam ente a relaciones entre criaturas, no al Resum iendo: la necesidad psicológica de creer en una
«en sí»... No hay «esencia en sí» (las relaciones constituyen causalidad se encuentra en la im posibilidad de «im aginar un
precisam ente la esencia), corno no puede adm itirse un «co acontecimiento sin intenciones»; pero con esto, naturalmente,
nocim iento en sí». no se dice nada sobre la verdad o falsedad de tal creencia, so
bre su justificación. La creencia en «causas» puede caer en la
creencia en (fines). (Contra Spinoza y su causalism o.)
LA V O L U N T A D D E P O D E R 423
422 P R IE D R 1C H N IF.TZSC H U

620 ción perm anece igual a sí m ism a» equivale a decir; «una


fuerza cualquiera no puede ser tam bién otra fuerza». No es
Ilusiona pensar que se conoce alguna cosa cuando se el caso de una sucesión, sino de una inserción de fenóm enos
tiene una formulación matemática de lo que acaece; solo se unos dentro de otros, de un proceso en el cual los m om entos
ha «indicado, descrito», nada más. que se suceden no se condicionan com o causas y efectos...
Separar la «acción» del «agente», el acontecim iento de
alguien que sea el autor del acontecim iento, el proceso de
621 algo que no es proceso, sino algo duradero, sustancia, cosa,
cuerpo, alma. etc., es la tentativa de com prender lo que su
Cuando yo concreto en una fórmula un acontecim iento cede com o una especie de desviación y de cam bio de posi
que se produce regularmente, se facilita la definición de lodo ción ciel «ser», de lo que perdura; esta vieja m itología e s
el fenómeno, lo he resumido, etc. Sin embargo, no he com tableció la creencia en «causas y efectos», cuando la tal
probado ninguna ley; solo he planteado la pregunta de dónde creencia había encontrado una fórm ula sólida en las funcio
proviene el hecho de que una cosa se repita; no supongo que nes lingüisticogram aticales,
a la fórmula responda un com plejo de f u e r a y de solucio
nes: de fuerzas primeramente ignoradas; es pura mitología
pensar que se trata de fuerzas obedientes a una ley. y, que por 624
tanto, en virtud de su obediencia, resulte siempre el m ismo
fenómeno. La «regularidad» de la sucesión es solo una expresión fi
gurada, com o si aquí se im pusiese una regla; no se traía de un
hecho. A sí también la «conformidad a leyes». Inventam os una
622 fórmula para expresar la form a de una sucesión que retorna
siempre: con ello no hem os descubierto ninguna «ley», y aún
Me guardo mucho de hablar de «leyes» quím icas; esto menos una fuerza que sea la causa del retom ar de las suce
sabe especialmente a moral. Se trata m ás bien de una fija siones. El hecho de que algo suceda de determ inada form a se
ción absoluta de relaciones de poder: lo más fuerte se apo interpreta en este caso com o si un ser, a consecuencia de una
dera de lo m ás débil, en la m edida en que esto no puede con obediencia a una ley o a un legislador, obrase siem pre de un
servar su grado de autonomía. ¡No e.s posible la piedad ni la cierto modo, m ientras que, suprim iendo la ley, este ser habría
conciliación, y menos el respeto a las «leyes»! logrado libertad para obrar de otra m anera. Pero, natural
mente, este «así y no de otro m odo» podría derivarse del ser
mismo, el cual no se com portase de un m odo determ inado
623 para obedecer a una ley. sino porque fuera, de hecho, de un
cierto modo. E sto significa solam ente: una cosa no puede ser
La sucesión perm anente de ciertos fenóm enos, uno des lambién otra cosa; no puede hacer hoy esto, m añana aquello;
pués de otro, no prueba una «ley», sino una relación de po no es ni no-libre, sino resulta de una determ inada form a. El
der entre dos o m ás fuerzas. Decir, por e jemplo: «esta rela error consiste en inventar e introducir un sujeto.
424 F R IE D R IC H N IE T Z S C H K «
LA V O L U N T A D D E P O D E R 425

625
que no hay un «poder hacer algo de otro modo» se basa el
cálculo.
Dos estados que se suceden «causa» el uno, «efecto» el
La cantidad de fuerza se define por la acción que realiza
otro: estamos ante una concepción falsa. El primer estado no
y por la que resiste. Falta la «adiaforia», la cual podría ser
tiene influencia que ejercer, no ha influido nada en el segundo.
pensada en sí. Es importante una voluntad de violentar y de
Estamos en este caso ante la lucha de dos elementos de po
fenderse de la violencia. No conservación de sí mismo: todo
der desigual: se consigue un nuevo ajuste de las fuerzas se
el átom o actúa sobre todo el ser, elim inando con el pensa
gún la medida de la potencia de cada elemento. El segundo
miento este irradiar de voluntad de poder. Por eso yo lo con
estado es algo fundamentalmente diverso del primero (no es
sidero como una cantidad de «voluntad de poder», así expreso
efecto del primero); lo esencial es que los factores que con
el carácter que no se puede elim inar con el pensamiento del
tienden en la lucha salgan de la misma con otros valores de
orden m ecánico sin d estru ir con la im aginación ese m is
poder.
mo orden.
El concepto de «m ovim iento» es, com o puede deducirse,
una traducción del m undo de la acción, del efecto, en un
626
mundo visible, hecho fatalmente para los ojos. Se sobren
tiende en este caso que siempre hay una cosa movida; tam
Crítica del m ecanism o.— Desembaracém onos de los dos
bién, que la ficción de una m asa pequeñísim a de átom os o
consejos populares de la «necesidad» y de «ley»: el primero
a pesar de la abstracción de esta, imaginamos siempre el
crea una falsa obligación; el segundo, una falsa libertad en el
átomo dinámico com o una cosa que obra; vale decir, no he
mundo. Las «cosas» no se producen de un modo regular ni
mos abandonado el hábito a que nos vemos atraídos por los
según una regla; no hay cosas (las cosas son una ficción
sentidos y por la lengua. Sujeto, objeto, un agente para cada
nuestra): tampoco se realizan bajo el imperio de la necesi
acción, la acción separada de aquello que la produce: no ol
dad. En suma: no se presta obedicencia; porque el hecho de
vidamos que esto es una simple semiótica y no indica nada
que las cosas «sean así com o son», débiles o fuertes, no se
real. La m ecánica com o doctrina del m ovim iento es, en de
debe a una obediencia, a una regla, o a una coacción...
finitiva, una traducción en la lengua de los sentidos de los
hombres.

627
628
El grado de superioridad es sencillamente el de resistencia
en todo lo que sucede; si nosotros, para nuestros cálculos,
Aunque se necesiten las «unidades» para poder contar, no
llegamos a expresar lo dicho en fórmulas y en leyes, ¡tanto quiere esto decir que tales unidades «existan». El concepto
mejor, naturalmente! A unque no hayam os puesto ninguna
di unidad está derivado del concepto de nuestro «yo», que
moralidad en el mundo por el hecho de suponerlo obediente. es nuestro más antiguo artículo de fe. De no consideram os
N o hay leyes: todo poder produce en cada instante sus nosotros com o unidades, no habríam os llegado al concepto
últim as consecuencias. Es evidente de que en el hecho de
de «cosa». Q uizá bastante tarde hem os advertido que núes-
LA V O L U N T A D D E P O D E R 427
426 F R IP .D R IC H N IH T Z SC 'H L

tra concepc ión de] yo no garantiza nada que se refiera a una sistem atización en m ovim ientos necesarios; así. para los fí
unidad real. Por tanto, para tener en pie teóricam ente al sicos, el «m undo aparente» se reduce a aquel lado del ser ge
mundo mecánico, tenem os que admitir que lo construimos neral y generalm ente necesario que es accesible a cada ser
con dos ficciones: con el concepto de «movim iento» (deri según su cualidad (accesible y también dispuesto: «hecho
vado de nuestro concepto de los sentidos) y con el concepto subjetivo»), Pero los físicos están en un error. El átom o que
de «átomo» (unidad proveniente de nuestra experiencia fí ellos suponen es derivado según la lógica de aquel perspec-
sica). el m undo m ecánico tiene com o premisa un prejuicio tivisino de la conciencia; por consiguiente, es también una
de los sentidos y un prejuicio psicológico. 1 ficción subjetiva. Aquella imagen del mundo que esbozan
La mecánica plantea fenóm enos de sucesión, que en su no está com pletam ente separada sustancialm ente de la im a
gran mayoría son sem ióticos, m ediante expresiones sensi gen subjetiva del mundo: no está más que construida con
bles y psicológicas (dice que toda acción es m ovim iento, sentidos m ás refinados, pero siem pre, con «nuestros» senti
que donde hay m ovim iento hay algo movido): no se refiere dos... Y, por último, han dejado una cosa fuera de la conste
a la fuerza causante. lación, sin saberlo: precisamente el necesario perspectivismo
El m undo mecánico, por tanto, es im aginado com o el ojo en virtud del cual todo centro de fuerza — y no solamente el
y el tacto se representan únicam ente el m undo (como «m o hombre— construye, partiendo de sí, lodo el resto del mundo,
vido»), de m anera que pueda ser calculado, que sean im agi o sea lo mide, lo palpa, lo forja según su propia fuerza... Han
nadas unidades causales, «cosas» (átom os), cuya acción es olvidado introducir en el cálculo del «verdadero ser» esta
la m ism a siempre. (El falso concepto de sujeto se transfiere fuerza que pone una perspectiva, o, para hablar la lengua de las
al concepto de átom o.) i escuelas: el ser su jeto. O pinan que este ha «evolucionado»,
«Fenom enal» es. pues, la introducción del concepto de ha sobrevenido, aunque tam poco el quím ico tenga necesidad
núm ero, del concepto de cosa (concepto de sujeto), del con de él; es este el ser específico, el determ inado obrar y reac
cepto de actividad (separación del ser que origina el obrar), cionar de este o aquel modo.
del concepto de movimiento; pero siempre tenemos aquí den El perspectivism o es solam ente una forma com pleja de la
tro nuestros ojos y nuestra psicología. especificidad. Mi concepto es que todo cuerpo específico se
Al elim inar estos ingredientes, nos quedam os sin cosas, y esfuerza por hacerse dueño de todo el espacio y por exten
solo con cantidades dinám icas, en una relación de tensión, der su propia fuerza (su voluntad de poder) y por rechazar
hacia otras cantidades dinám icas, cuya esencia consiste en su lodo lo que se opone a su expansión. Pero choca continua
relación con las dem ás cantidades, en su «obrar» sobre estas. m ente con esfuerzos iguales de otros cuerpos, y term ina
La voluntad de poder no es un ser, no es un devenir, sino un ajustándose («unificándose») con aquellos que le son sufi
«pathos»; es el hecho elem ental, del cual resulta com o co n cientem ente afínes, y entonces conspiran juntos por el poder.
secuencia, un devenir, un obrar... Y el proceso continúa...

629 630
i
Los físicos no creen en un «m undo real» a su modo: una Para un átom o de fuerza en el m undo inorgánico solo
sistem atización de átom os, fija, igual para todos los seres. tiene im portancia su vecindad: las fuerzas a distancia se
428 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D DE PODER 429

com pensan. Aquí está el núcleo de la perspectiva y la razón imaginar su estado más alto com o si no fuera un estado de
por la que una criatura viviente es com pletamente «egoísta». equilibrio...
La necesidad absoluta de que las cosas sucedan de modo
igual en el camino del mundo com o en todo lo demás no es
631 un determinismo de lo que sucede, sino simplemente una ex
presión del hecho de que lo imposible no es posible; que una
Suponiendo que el mundo dispone de una cierta cantidad fuerza determinada no puede ser otra cosa que esta fuerza de
de fuerza, es evidente que todo dispendio de fuerza en cual terminada; que esta no conduce, respecto de una cantidad de
quier sitio condiciona el sistema; por tanto, además de la cau resistencia de fuerza, diversamente de corno exige su propia
salidad de cosas que suceden unas a otras, habría una depen dimensión: suceder y suceder necesariamente constituye una
dencia de las cosas unas ¡unto a otras y unas con otras. tautología.

632 IV

La única posibilidad de conferir un sentido al concepto de LA VOLUNTAD DE POD ER CO M O VIDA


«Dios» sería la siguiente: no entender a Dios com o fuerza
impelente, sino com o «estado máximo», com o una época: a) El proceso orgánico
un punto en el desarrollo de la voluntad de poder, con lo cual
se explicaría tanto la sucesiva evolución cuanto lo que ha 633
precedido, lo que ha sucedido hasta aquel momento.
Considerada en sentido mecánico, la energía del devenir El hombre se supone presente en el nacimiento de los or
total subsiste constante: considerada desde un punto de vista ganismos: ¿qué es lo que podríamos com probar con los ojos
económico, llega a un determ inado punto y luego vuelve a y con el tacto de aquel acontecimiento? ¿Qué es lo que po
caer en un círculo eterno. Esta «voluntad de poder» se ex demos resumir en números? ¿Qué normas se revelan en los
presa en la interpretación, en la m anera de aplicar la fuerza; movimientos? Por tanto, el hombre quiere reducir cada acon
la transform ación de la energía en vida y el vivir «elevado a tecimiento a un acontecimiento para los ojos y para el tacto,
la suprema potencia» aparece entonces com o fin. La misma por consiguiente, a movimientos; quiere buscar fórmulas
cantidad de energía significa cosas distintas en los diversos para simplificar la enorme masa de estas experiencias. Re
grados de la evolución. ducción de todo lo que acontece a los hombres provistos de
Lo que significa el crecimiento en la vida y en la econo sentidos y a los matemáticos. Se trata de un inventario de las
mía, cada vez más ahorrativa y calculadora, que cada vez experiencias humanas, suponiendo que el hombre, o mejor,
con menos fuerza consigue resultados siempre mayores... Es los ojos y la facultad de perspectiva del hombre, haya sido el
un ideal el principio del m ínim o gasto... testimonio eterno de todas las cosas.
Lo único que está suficientemente dem ostrado es que el
m undo no tiende a un estado duradero. Por tanto, debem os
430 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E L A V O L U N T A D DK P O D E R 431

634 637

Llamamos «vida» a una multiplicidad de fuerzas unidas La mayor com plejidad, la profunda separación, la acción
por un mismo proceso de nutrición. A este proceso de nutri colateral de los órganos y de las funciones perfeccionadas,
ción. com o m edio de su posibilidad, corresponden los lla con la desaparición de los miembros intermediarios: si todo
mados sentimientos, imaginación, pensamiento, etc.: 1) una esto es perfección, se desprende una voluntad de poder en
resistencia a todas las fuerzas restantes; 2) un poner en orden el proceso orgánico, en virtud del cual fuerzas dominantes,
estas fuerzas según la forma y el ritmo; 3) un evaluar re plasmantes, imperiosas, aumentan constantem ente el campo
ferente a la incorporación o a la separación. de su poder y, dentro de los límites de aquel, simplifican
siempre de nuevo: el imperativo «creciente».
El «espíritu» resulta solamente un medio, un instrumento,
635 al servicio de la vida superior, del enaltecimiento de la vida.

La alianza entre lo inorgánico y lo orgánico debe encon


trarse en la fuerza de repulsión que ejerce todo átomo de 638
fuerza. «Vivir» debería ser definido com o una forma dura
dera de procesos de las fijaciones de fuerza en que los diver La «herencia», aun em pleada del todo, no se aplica para
sos combatientes crecen desigualmente. Averiguar también la dem ostración, sino para indicar, para fijar un problema.
en qué m edida hay repugnancia en la obediencia; la propia Esto puede decirse igualm ente de la «capacidad de adap
fuerza no es com pletamente eliminada. Así también en el tación». E lectivam ente, con la representación m orfológi
mando hay una confesión de que la fuerza absoluta del ad ca, suponiéndola perfecta, no se explica nada, sino que se
versario no es vencida, no es incorporada, disuelta. El «obe describe un hech o prodigioso. C óm o puede utilizarse un
decer» y el «mandar» resultan formas del juego de la lucha. órgano para un fin es algo que no se explica. Tampoco satis
faría una explicación de causue finales, com o no lo es tam
poco la de causae efficientes en estos casos. El concepto de
636 «causa» es solo un m edio de expresión, pero no un m edio
de designar.
La voluntad de poder «interpretada», puesto que en la for
mación de un órgano se trata de interpretación: limita, deter
m ina grados, diversidades de poder. Las simples diversidades 639
de poder no podrían todavía sentirse a sí mismas com o tales;
debe existir algo que quiere creer y que interpreta, con re Entre nuestra memoria y otras existen analogías, manifes
ferencia a su propio valor, a todo lo que quiere crecer. En esto, tadas en la hereditariedad, en la evolución y en las formas.
igual. La interpretación, en realidad, es un medio de adquirir Por ejem plo: existe analogía entre nuestro inventar y ex p e
el dominio de una cosa. (El proceso orgánico admite conti rimentar una invención, en el em pleo de instrumentos para
nuamente el «interpretar».) nuevos fines, etc.
432 F R IE D R IC H N IF.T 7.S C H E LA. V O L U N T A D D E P O D E R 433

Lo que suele considerarse nuestra «conciencia» no es cul parcial y, por consiguiente, en conformidad con el uso que de
pable tic todas las vicisitudes esenciales a nuestra conserva ellas se haga, se plasm ará en form a cada vez más perfecta.
ción y a nuestro crecimiento; y no habría cerebro tan fino
que pudiera construir más que una máquina, y en esto todo
proceso orgánico es m uy superior. 641

«Util», en relación con la aceleración del ritmo de la evo


640 lución, es un «útil» distinto del que está en relación con la
m ayor fijación y duración posibles de lo que evoluciona.
Contra el darw inism o.— La actividad de un órgano ni) ex
plica su formación; antes al contrario. Durante el tiem po que
una propiedad tarda en formarse, esta no conserva al indivi 642
duo ni le es útil, por lo menos en la lucha con las circuns
tancias externas y con enemigos. «Util», en el sentido de la biología darwiniana, significa:
En último térm ino, ¿qué quiere decir «útil»? La pregunta lo que en la lucha con otros seres se considera ventajoso. Pero
debe de ser en realidad: «¿útil con relación a qué?». Por ejem a m í me parece que ya el sentimiento de crecimiento, de de
plo: lo que es útil a la duración del individuo no puede con venir más fuerte, abstrayendo com pletamente la utilidad en la
venirle a su esplendor y fuerza; lo que conserva al individuo lucha, es el verdadero progreso: de este sentimiento nace pre
podría al m ism o tiem po tenerlo encerrado e inm ovilizarlo cisamente la voluntad de lucha.
en la evolución. De otra parte, un defecto, una degeneración,
podrían resultar muy útiles, al convertirse en estimulantes de
otros órganos. De la m isma manera un estado de necesidad 643
puede ser condición de existencia, en cuanto sitúa al indivi
duo a un nivel en el que sosteniéndose no se gasta. El indi Los fisiólogos debían dudar en poner el «instinto de con
viduo m ism o es una lucha de las partes (por la nutrición, servación» como un instinto cardinal de un ser orgánico. Ante
el espacio, etc.): su desarrollo está unido a un «vencer», a un todo, lo que vive quiere desplegar su fuerza: la «conserva
predom inar de partes singulares, a un parecer, a una trans ción» es solamente una de las consecuencias de esto. ¡Preca
formación de otras partes en órganos. verse contras los principios teleológicos superfluos! A estos
La influencia de las «circunstancias exteriores» suele exa pertenece todo el concepto de «instinto de conservación».
gerarse en Darwin de un m odo absurdo: lo esencial en el
proceso vital es precisam ente la enorm e fuerza plasmante,
creadoras de form as del interior al exterior, que utiliza, dis 644
fruta las «circunstancias exteriores». Las nuevas form as
creadas partiendo del interior no se encuentran formuladas La más modesta y primordial actividad del protoplasma no
para un fin; en cambio, en la lucha de las partes, una nueva puede derivarse de una voluntad de autoconservación, porque
form a no durará m ucho tiempo sin relación con una utilidad aquel absorbe ' ' - ' •' más de cuanto puede
434 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 435

condicionar la conservación, y, sobre todo, no se conserva con dad incorporada: la generación es la derivación de una im
ello, sino que se disgrega. El instinto que en este caso domina potencia.
debe precisamente explicar esta voluntad de no conservarse; Cuando los hom bres pequeños buscan por ham bre las
el «hambre» es ya una interpretación, según organismos desi m ujeres pequeñas, la generación es la consecuencia del
gualmente complicados (el hambre es una forma especiali ham bre.
zada y más tardía del instinto, una expresión de la división del
trabajo, puesta al servicio de un instinto más elevado, que do
m ina a aquella). 64K

El más débil se adhiere al más fuerte para sus necesida


645 des de nutrición; quiere cobijarse bajo aquel, hacerse en lo
posible una m isma cosa con el más fuerte. El más fuerte, por
No es posible considerar al hombre com o prim an mobile, el contrario, se defiende de sí mismo, no quiere perecer de
ni tam poco la conservación de sí mismo. El hambre, com tal manera; antes bien, al crecer, se escinde en dos o más se
prendida com o consecuencia de la subnutrición, significa: el res. Cuanto m ás fuerte es el estím ulo de unidad, tanto más es
ham bre com o consecuencia de una voluntad de poder que de suponer que existe una debilidad; cuanto m ay o res el im
no es ya la dueña. No se trata en m odo alguno de reparar una pulso de variedad, de diferencia, de disgregación interna,
pérdida: solo más tarde, y a consecuencia de una división del tanto mayor fuerza existe.
trabajo, después que la voluntad de poder ha recorrido otras El instinto de aproxim ación y el instinto de rechazar algo
vías para satisfacerse, la necesidad de asimilación del orga son el vínculo en el mundo orgánico y en el inorgánico. La
nismo para satisfacerse, reduce el ham bre a la necesidad de separación com pleta es un prejuicio.
rem ediar las pérdidas. La voluntad de poder en toda com binación de fuerzas que
se defiende del más fuerte y cae sobre el más débil es más
exacta.
646 N. B.: Los «procesos» considerados com o «seres».

En este caso, burlém onos del falso «altruismo» de los


biólogos: la propagación de las am ebas significa un arrojar 649
lastre sencillamente, com o pura ventaja. Se trata de la ex
pulsión del material inútil. La voluntad de poder suele manifestarse cuando encuen
tra resistencia; por tanto, busca lo que fatalmente resiste;
siendo esta la tendencia primordial del protoplasma, cuando
647 proyecta falsos pedúnculos y palpa a su alrededor. La apro
piación y la incorporación es, ante todo, una voluntad de
La escisión de un protoplasm a en dos partes se realiza adueñarse, de dominar, un formar, un plasm ar y transformar,
cuando la potencia no es suficiente para dom inar la propie hasta que el elemento dominado traspasa com pletam ente el
436 FR1EDRICH N1KT/.SCHH LA V OLUNTAD DE PODER 437

cam p o de luerza del atacanle y hace aum entar al m ism o 2) La voluntad de poder se especializa com o voluntad
atacante. de nutrición, de propiedad, de instrum entos, de sentidos
Cuando esta incorporación no se consigue, la criatura se (obedientes) y dueños: por ejem plo, en el cuerpo. La volun
disgrega: y la duplicidad aparece com o consecuencia de la tad m ás fuerte dirige a la más débil. No hay otra causalidad
voluntad de poder; para no dejar escapar lo conquistado, la que la de voluntad a voluntad. Con la explicación m ecánica
voluntad de poder se escinde en dos voluntades (en algunos no se explica nada.
casos, sin necesidad de renunciar por com pleto a un vínculo 3) En todo ser viv iente se destaca el sentir, pensar y querer.
entre sí). Un placer no es otra cosa que un estím ulo del sentim iento de
El «ham bre» es solam ente una adaptación más estricta, poder por parte de un obstáculo (estim ulo aún m ás fuerte si
cuando el im pulso fundam ental hacia el poder ha adquirido es producido por obstáculos y resistencias rítmicas): de m odo
una form a más espíritu. que aquel sentim iento se hincha, se pone tenso. En todo pla
cer, por tanto, va com prendido un dolor. Si el placer es muy
grande, los dolores serán m uy largos y la tensión del arco
650 enorme.
4) Las funciones espirituales. Voluntad de crear, de asi
¿Q ué es la pasión? Un ser paralizado en el m om ento en milar, etc.
que se avanza. Un acto, por consiguiente, de resistencia y de
reacción.
¿Q ué cosa es la «acción»? A quello que se extiende hacia b) E l hom bre
el poder.
«N utrición» es solo derivada: lo originario es com o una 652
voluntad de apoderarse de alguna cosa.
«G eneración» es solo derivada; en su origen es esto: El hilo conductor del cuerpo. A ceptando que el «alm a»
cuando una voluntad no es bastante para organizar todo lo haya sido un pensam iento activo y m isterioso, del cual los fi
q u e nos hem os apropiado, entra en vigor una contravolun lósofos se hayan separado con razón, pero solo a la fuerza, es
tad, la cual se encarga de desem barazarse de lo superfluo; un posible que lo que los filósofos nos enseñan para suplir el
n uevo cen tro de organización, después de una lucha con la alm a sea aún m ás atractivo, m ás m isterioso. El cuerpo h u
v oluntad originaria. mano, en el que repercute siem pre, vivo y vivaz, el pasado
«P lacer» es el sentim iento de p oder (y presupone el des más rem oto y m ás próxim o de todo el devenir orgánico, a tra
placer). vés del cual, por encim a y por fuera del cual parece correr un
prodigioso e inaudito río: el cuerpo es una noción m ás sor
prendente que la antigua «alm a». En cualquier tiem po se
65] creyó m ás en el tiem po com o una propiedad nuestra, com o
nuestro verdadero ser, en sum a, com o nuestro «ego», que en el
1) R ed u cir las funciones orgánicas a la voluntad funda espíritu (o en el «alm a» o en el sujeto, co m o se dice ahora, en
m en tal, a la v o lu n tad d e poder, pero separadas d e esta. v e/ de alm a, en el lenguaje de las escuelas). N o ha habido na
438 F R IE D R IC H N I E T Z S t'llK LA V O L U N T A D D E PO D ER 4 »

die que haya considerado el estómago propio com o un estó 653


mago extraño, o quizá divino; pero considerar los propios
pensamientos com o «inspirados», las propias valoraciones EL C U ERPO C O M O C R EA C IÓ N DE DOM IN IO
com o «inspiradas por un dios», los propios instintos com o
actividades que se ejercitan casi crepusculares, es una incli La aristocracia en el cuerpo, la pluralidad de los dom i
nación y un gusto del hom bre de que hallam os testim onios en nadores (lucha de las células y de los tejidos).
todas las épocas de la humanidad. Aun hoy podem os encon La esclavitud y la división del trabajo: el tipo más elevado
trar en abundancia una especie de asombrí) y de respetuosa solo es posible m ediante el envilecim iento de un tipo más
vacilación al decidir cuando se les pregunta de qué m odo han bajo y la reducción de este a función.
conseguido su m e jor gesto y de qué m odo se les ha ocurrido Placer y dolor no suponen contraste. E\ sentim iento de
su idea creadora; cuando plantean esta pregunta, adoptan casi poder.
un aire inocente y una vergüenza infantil, sin atreverse ape La nutrición es solam ente una consecuencia de la insa
nas a decir: «la idea procede de m í mismo; mi m ano fue la ciable apropiación de la voluntad de poder.
que lanzó el dado». Viceversa, incluso aquellos filósofos y La «generación» es la disgregación que sobreviene cuando
religiosos que tuvieron en su lógica y en su piedad los m oti las células dom inantes son im potentes para organizar aq u e
vos más fuelles para considerar com o ilusión lo corpóreo (y, llo de que se han adueñado.
en verdad, com o una ilusión superada y suprim ida). 110 pu La fuerza plasmante, creadora, es ¡a que ahnela tener siem
dieron m enos de reconocer la estúpida realidad de que el pre preparado nuevo «material» (y tam bién m ayor «fuerza»),
cuerpo 110 tuvo en este caso parle; y sobre esto pueden en ¡Qué obra m aestra la construcción de un organism o partiendo
contrarse los m ás raros testim onios, bien en San Pablo, bien del huevo!
en la filosofía de los Vedas. Pero ¿qué significa en última ins «C oncepción m ecánica»: no equivale a decir nada fuera
tancia «firm eza en la creencia»? U na firm e creencia podría de la cantidad: la fuerza se encuentra en la cualidad. Así, la
tam bién ser una estúpida creencia. C onviene considerarlo. m ecánica solo puede describir, no explicar los hechos.
Y, por últim o, si la creencia en el cuerpo es solo la conse En «fin»: partir de la «sagacidad» de las plantas.
cuencia de una conclusión, suponiendo tam bién que fuese C oncepto del «perfeccionam iento»: no solo una m ayor
una conclusión falsa, según sostienen los idealistas, ¿no es com plejidad, sino una m ayor potencia (no es necesario que
un interrogante a la credibilidad del espíritu m ism o, el hecho sea una m asa m ayor).
de que este sea de tal m odo la causa de falsas conclusio C onclusión sobre la evolución de la hum anidad: el perfec
nes...? A dm itiendo com o tales errores la m ultiplicidad y el cionam iento radica en la producción de individuos m ás po
tiem po y el m ovim iento (y todas las dem ás prem isas posi derosos, y la gran m ultitud sirve de instrum ento a estos (corno
bles de la creencia en la corporeidad), ¿qué d esconfianza no el instrum ento m ás inteligente y ágil).
determ inaría lo dicho contra el espíritu que nos ha introdu
cid o a tales prem isas? Basta: la creencia en el cuerpo resulta
654
m ientras tanto y siem pre una creencia m ás fuerte que la del
espíritu, y quien la q u iere m inar, m ina al m ism o tiem po del ¿P or q u é to d a actividad, aun la de un sentido, está ligada
m o d o m ás profundo la creencia en la autoridad del espíritu. al placer? ¿Q uizá porque antes hubo un obstáculo, un a pre
LA V O L U N T A D D E P O D E R 441
440 FR 1K D R 1CH N IK T /.S C H K

experim entar la necesidad de un m ovim iento.» «La fuer


sión? ¿O acaso porque toda acción es una pretensión de su
perar, de dom inar y proporcionar, en consecuencia, un au za debe ser lo que constriñe.» «Lo único que entendem os
mento del sentimiento de poder? El placer en el pensar. Y, por nosotros es que una cosa sigue a la otra; pero la experiencia
último, no es ya solamente el sentimiento de poder, sino el no nos brinda ni una coacción ni un arbitrio en el caso de que
una cosa siga a la otra.» La causalidad se crea precisamente
gozo de crear y de lo creado: porque toda actividad entra en
por el pensamiento, el cual introduce una constricción en el
nuestra conciencia com o conciencia de una «obra».
hecho de la sucesión. De esta manera surge una cierta «com
prensión». es decir, hemos humanizado el hecho, lo hemos
hecho «más conocido»; lo conocido es lo que conocemos ha
655
bitualmente de la constricción efectuada por el hombre, vincu
lada al sentimiento de la fuerza.
El crear, interpretando cóm o elegir y ordenar lo elegido
(cosa esencial en todo acto de voluntad).
658

656 Cuando se tiene la intención de extender un brazo, y ad


mitiendo que se sepa tan poco de la fisiología del cuerpo hu
Todo lo que sucede y toda intención se pueden reducir a mano y de las leyes mecánicas de su movim iento com o un
la intención de aum entar el poder. hombre popular, ¿qué es lo que hay más difuso, más inco
loro, más vago que esta intención si se la com para con lo que
sucede después de esta? Admitiendo que se sea el más pers
657 picaz mecánico y se tenga un conocimiento especial de las
fórmulas que en este caso se deben emplear, no por eso se
Siempre que se hace una cosa, crece en nosotros un senti extenderá mejor o peor el brazo. Nuestro «saber» y nuestro
miento de fuerza, muchas veces antes de hacerla, al imaginar «hacer», en este caso, son entre sí indiferentes: com o si se
lo que hemos de hacer (como a la vista de un enemigo, de un encontrasen en campos distintos. Por otro lado, Napoleón
obstáculo, que creemos conseguir superar); este sentimiento desarrolla el plan de una batalla, ¿qué significa esto? En este
acompaña siempre a la acción. Nosotros creemos instintiva caso se sabe lo que forma parte de la ejecución del plan, por
m ente que este sentimiento de fuerza es causa de la acción, que todo debe ser ordenado: pero también se presuponen de
es «la fuerza» misma. Nuestra creencia en la causalidad es la pendientes que interpreten el plan general, lo adapten a las
creencia en la fuerza y en su acción, una transferencia de necesidades del momento, a la m edida de la fuerza, etc.
nuestras vicisitudes, por la cual identificamos fuerza y senti
mientos de fuerza. Pero en ninguna parte es la fuerza la que
659
m ueve las cosas; la fuerza que nosotros sentimos «no pone en
m ovimiento nuestros músculos». «De semejante proceso no
Desde tiem pos remotos los hombres situamos el valor de
tenemos idea alguna, experiencia alguna». «Tan lejos esta
una acción, de un carácter, de una existencia, en la intención,
mos de experimentar la necesidad de m ovim iento com o de
442 E R IE D R IC H N IE T /.S C U E
LA V O L U N T A D D E P O D E R 443

en el fin por amor al cual se han hecho las cosas, se ha nemos ningún derecho; esto sería un colocar, para resolver
obrado y se ha vivido: esta antigua idiosincrasia del gusto un problema, la solución de este en un mundo inaccesible a
term ina por tornar un giro peligroso, suponiendo que la falta nuestra observación).
de intención y de fin en lo que sucede entra cada vez más en Finalmente, com o nunca un fin podría ser un fenómeno
primera línea en la conciencia. Parecería que con esto se pre concomitante, secundario, en la serie de las fuerzas operan
parase una desvalorización general: «Todo carece de sen tes de variaciones, las cuales provocan la acción conforme al
tido»; esta melancólica sentencia significa: «todo sentido se fin: una pálida imagen anticipadamente proyectada en la
encuentra en la intención y, suponiendo que la intención ialte conciencia, que nos sirve para orientarnos en lo que sucede,
com pletam ente, falta también com pletam ente el sentido». com o un síntoma m ism o del hecho, no la causa de este. Mas
De acuerdo con esta apreciación, nos vemos forzados a trans con esto hemos hecho la crítica de la voluntad misma: ¿no
ferir el valor de la vida a una «vida después de la muerte», o es una ilusión el tom ar com o causa lo que emerge en la
a la progresiva evolución de las ideas, o de la hum anidad, conciencia com o acto de voluntad ? Y todos los fenómenos
o del pueblo, o más allá del hombre; pero de este modo se de la conciencia, ¿son acaso otra cosa que fenómenos vita
llegó a un progressns ¡n ¡nfinitum del tin: se acabó por tener les, postreros anillos de una cadena, condicionado aparente
necesidad de hacerse un lugar en el «proceso del mundo» (con m ente en su sucederse dentro de un plano de la conciencia?
la dem oníaca intención de que aquello supusiera un proceso Esto podría constituir una ilusión.
hacia la nada).
Frente a esto, el fin creyó necesaria una crítica más severa:
se debía ver que una acción no es nunca producida por un 660
fin; que fin y medios son interpretaciones mediante las cua
les ciertos puntos de un hecho son subrayados y elegidos a La ciencia, en vez de preguntarnos qué es lo que nos
expensas de otros, y precisam ente del mayor número; que obliga a querer, niega más bien que se «quiera» y cree que
siempre que una cosa se realiza en función de un tin, sucede sucede otra cosa com pletamente distinta; en suma, que la
algo profundamente distinto; que en relación con cualquier creencia en la «voluntad» y en el «fin» se convierte en una
acto encam inado a un fin, las cosas están corno están con la ilusión. La ciencia no pregunta cuáles son los motivos de la
pretendida finalidad del calor irradiado por el sol; la masa acción, com o si estos antes de la acción estuvieran ya en
mayor dilapidada: una parte calculable tiene «fin», tiene nuestra conciencia, sino que descom pone la acción en un
«sentido»; que un fin, con sus medios, es un diseño com ple grupo mecánico de fenómenos y busca la prehistoria de este
tamente indeterminado, que puede verdaderam ente mandar movim iento mecánico, pero no en el sentir, en el percibir, en
com o prescripción, com o «voluntad», pero presupone un el pensar. La ciencia no llega nunca a conseguir la explica
sistema de instrumentos obedientes y educados, que, en vez ción de todo este problema: la sensación es su materia, que
de lo indeterminado, crean sim ples dimensiones fijas (o sea. debe ser explicada. Su problema es precisamente este: expli
imaginamos un sistema de inteligencias más sabias, pero car el m undo sin poner m ano en las sensaciones com o cau
m ás limitadas, que ponen fin y medios para poder medir sa, porque esto supondría: considerar las sensaciones como
nuestro fin, al único objeto conocido de nosotros, la función causa de las sensaciones. De ningún modo su misión resulta
de la «causa de una acción», cosa a que propiam ente no te cumplida.
444 FR IED RICH NIFTZSCHK I.A V OLUN TA D D E PODER 445

Por tanto, o ninguna voluntad (hipótesis de la ciencia), o manifiestan de tal manera deban de ser estúpidos. La supre
libre voluntad. Esta última hipótesis responde al sentir do sión de todo fundam ento y logicidad, una afirmación o una
minante, del cual no podem os desentendem os, aunque la hi negación en el reducir a un deseo o a una repulsión apasio
pótesis luera demostrada. nada, una abreviación imperativa cuya utilidad no se suele
La creencia popular en la causa y el efecto está fundada en desconocer: esto es placer y desplacer. Su origen está en la
la hipótesis de que la libre voluntad es causa de toda acción: esfera central del intelecto: su prem isa es un percibir infini
precisamente de la que nosotros traemos el sentimiento de la tamente acelerado, un resumir, un calcular, un concluir: pla
causalidad. Por tanto, aquí subyace también el sentimiento de cer y desplacer son siempre fenómenos finales, no «causas».
que toda causa no es acción, sino simple mera causa, si la vo La decisión acerca de lo que debe suscitar placer y des
luntad es la causa. «Nuestros actos de voluntad no son nece placer depende del grado de potencia; la misma cosa que. en
sarios»: esto está contenido en el concepto de «voluntad». relación con una pequeña cantidad de potencia, aparece como
N ecesario es el efecto después de la causa: así sentim os peligro y necesidad de defenderse lo más pronto posible,
nosotros. Es una hipótesis, por tanto, que aun nuestro querer puede, cuando hay conciencia de una gran plenitud de po
es, en cualquier caso, un deber. tencia, tener la consecuencia de una excitación voluptuosa,
un sentimiento de placer.
Todos los sentimientos de placer y de desplacer suponen
661 ya una m edida lomada con el criterio de la utilidad general
o de la nocividad general; por consiguiente, una esfera en la
«Querer» no es «aspirar», anhelar, desear; lodo esto se que se verifica el querer, un fin (un estado) y una selección
eleva gracias a la pasión del mando. ile los medios oportunos para conseguirlo. Placer y despla
No hay un «querer», sino solo un querer alguna cosa; no se cer no son nunca «hechos originarios».
debe escindir el fin del estado de ánimo, com o suelen hacer Los sentimientos de placer y desplacer son reacciones de
los teóricos del conocimiento. «Querer», según estos entien la voluntad (afectos), en las que el centro intelectual marca
den, existe casi tan poco com o «pensar»: es una pura ficción. como valor general, el de ciertas variaciones acaecidas, para
Pertenece a la voluntad el hecho de que una cosa es introducir al m ismo tiempo acciones contrarias.
m andada (naturalmente, con esto no se dice que la voluntad
se «efectúe»).
Todo estado general de tensión, en virtud del cual una 663
fuerza tiende a disolverse, no es una «voluntad».
La creencia en ¡as pasiones.— Las pasiones son una cons-
Irucción de la inteligencia: la invención de causas inexis
662 tentes. Todos los sentim ientos com unes del cuerpo que
nosotros com prendem os son interpretados intelectualmenle,
«Desplacer» y «placer» son las palabras más estúpidas, esto es, se busca una causa por la cual nos sentimos de este
los m edios m enos imaginables para expresar juicios; con o del otro modo, en personas, hechos, etc. Por tanto, algo de
esto, naturalmente, no quiero decir que los juicios que se nocivo, de peligroso, de extraño, se destaca com o si fuese la
446 F R IE D R IC H N IE T Z S C IIE LA V O LU N TA D DE PO DER 447

causa ile nuestro mal hum or; en realidad, la cosa se busca, 665
com o incremento al mal humor, para hacer inteligible, pen-
sable nuestro estado de ánimo. Frecuentes aflujos de sangre La prehistoria inmediata de una acción se refiere a esta;
al cerebro, con el sentimiento de la sofocación, son interpre pero m ucho más atrás se encuentra una prehistoria que se re
tados com o cólera; las personas y las cosas excitan en nos fiere a sucesos mucho más lejanos: la acción singular es, al
otros la cólera y son liberaciones de estados fisiológicos. mismo tiempo, un elem ento de un hecho más tardío, mucho
Posteriormente, después de una larga costumbre, ciertos he más extenso. Los procesos más breves y los más largos no
chos y ciertos sentimientos com unes se ligan de tal modo, están nunca separados.
que la vista de ciertos hechos provoca aquel estado de senti
m iento com ún y, especialm ente, aporta consigo un insulto
de sangre, una producción de esperma, etc.: mediante la pro 666
ximidad. Entonces afirmamos: «Ha sido excitada la pasión».
En el «placer» y el «desplacer» ya hay juicios: los estímu Teoría del acaso. El alm a se considera com o un ser que
los se distinguen según resulten favorables o no al sentimiento elige y se nutre, extraordinariam ente sabia y continuam ente
de poder. creadora (esta fuerza creadora se olvida, entendiéndose
La creencia en la voluntad. Es una creencia m aravillosa la com o m eram ente pasiva).
que pone un pensamiento com o origen de un movim iento Yo reconocí la fuerza activa, creadora, junto a la acciden
mecánico. La coherencia de la ciencia exige que, después de tal: el acaso es solamente el choque recíproco de los instin
habernos hecho pensable el m undo por m edio de las imáge tos creadores.
nes, hagamos pensables tam bién las pasiones, las aspiracio
nes, la voluntad, etc., lo que significa negarlas y tratarlas
com o errores del intelecto. 667

En la diversa multiplicidad de los acontecim ientos que


664 acaecen dentro de un organismo, la parte de que somos
conscientes es un simple medio, y aquel fragm ento de vir
¿Es libre o no es libre la voluntad? No existe en realidad tud, de desinterés y ficciones semejantes, está de modo radi
voluntad: se trata de una concepción simplista del intelecto, calism o , acusado de mentira por todo el resto de lo que su
com o «materia». cede. No es incorrecto, por tanto, estudiar nuestro organism o
Todas las acciones deben ser en lo posible organizadas en su com pleta inmoralidad...
mecánicamente, antes de ser deseadas. O también: el «fin» sur Las funciones animales resultan, de manera general, m u
ge, por lo com ún, en el cerebro, cuando todo está dispuesto cho más importantes que todos los bellos estados de ánimo
para ser realizado. El fin, en definitiva, es un «estímulo in v la altura de la conciencia; estas son cosas superfluas, en
terno». cuanto no deben ser instrumentos de aquellas funciones ani
males. Toda la vida consciente, el espíritu juntam ente con el
nlma, con el corazón, con la bondad, con la virtud, ¿al servi-
448 FR IED RICH NIETZSCH E LA V O L U N T A D D E P O D E R 449

ció de quiénes trabajan? Trabajan en favor del m ayor per de poder. Tener fines, metas, intenciones, «querer» en líneas
feccionamiento de los medios de nutrición y educación de generales, es un tratar de devenir m ás fuerte, un querer cre
las fundamentales funciones animales: sobre todo del incre cer y querer también los m edios necesarios para ello.
mento de la vida. El instinto más general y profundo en toda acción y vo
Por tanto, la parte incalculablemente m ayor se encuentra luntad ha sido lo que más desconocido y oculto ha quedado
en lo que se llama «cuerpo» y «carne»; el resto resulta acce precisamente por esto: porque en la práctica seguimos siem
sorio. El deber de continuar tejiendo toda la tram a de la vida pre su mandato, porque somos esencialm ente ese mandato...
y tejerla de modo que el hilo sea cada vez más tuerte, se con Todas las valoraciones son únicamente consecuencias y
vierte en el verdadero deber. perspectivas más estrechas al servicio de esta voluntad única:
Obsérvese, sin em bargo, cóm o el corazón, el alma, la vir el valorar mismo no es sino esta voluntad de poder.
tud, el espíritu se conjuran para invertir este deber funda Una crítica del ser que para que parta de uno cualquiera
mental, ¡como si ellos mismos fueran los fines!... La dege de estos valores es cosa absurda e imposible de comprender.
neración, de la vida está sustancialmcnte determ inada por la Aun suponiendo que en aquella crítica se introduzca un pro
extraordinaria capacidad de errar de la conciencia: es muy ceso de destrucción, ese proceso se encuentra siempre al ser
débilmente refrenada por el instinto, y por esto mismo des vicio de esta voluntad.
barra largamente y del modo más profundo. ¡Valuar el ser mismo! ¡Pero si ya el valuar es este ser! Y aun
M edir por el sentimiento de placer o de desplacer de esta cuando neguemos, hacemos siempre lo que somos.
conciencia el valor de la existencia: ¿puede imaginarse más Es necesario comprender, pues, el absurdo de estos ges
loca extravagancia de la vanidad? A quí se trata solo de un tos judicatores de la existencia, y luego tratar además de adi
medio; ¡y también los sentimientos placenteros o desplacen- vinar qué es lo que sucede realmente con ellos. Es cosa muy
teros son solamente medios! sintomática.
¿Cómo se mide objetivamente el valor'.' Únicamente por
la cantidad de fuerza aum entada y organizada.
669

668 SOBRE EL ORIGEN DE NUESTRAS VALORACIONES

Valor de roda evaluación.— Pretendo que se vuelva a ad Si intentamos la descomposición de nuestro cuerpo en el
mitir el agente en la acción una vez suprimido con el pensa espacio, llegamos a tener de él una imagen parecida a la de
miento, aislando de esta manera la acción; que se vuelva a los sistemas de estrellas, encontrándonos con que la distin
adm itir en la acción el hacer alguna cosa, el «fin», la «inten ción entre lo orgánico y lo inorgánico no hiere nuestros ojos.
ción», la «meta», después de haberlos quitado artificiosa I lace tiempo, se explicaban los movim ientos de las estrellas
mente de la acción, dejando así vacía la acción. rom o honra de un Ser consciente de sus fines; hoy, no hay
Todos los «fines» y las «m etas», los «sentidos», son sola va necesidad de ello, y aun por lo referente a los m ovim ien-
mente m odos de expresión y metam orfosis de la única vo los del cuerpo y a las variaciones del cuerpo, hace ya algún
luntad que es inherente a todo lo que ocurre: de la voluntad llempo que no los referimos a una conciencia que supone fi
450 F R IE D R IC H N IK T Z S C H E
l.A V O L U N T A D D E PO D H R 451

nes. La mayor parte de los movimientos no tienen nada que de las acciones son cosas diversas, y que no se sabe dem a
ver con la ciencia, y mucho menos con la sensación. Las siado de cuanto precede a una acción; que nuestros senti
sensaciones y los pensamientos son cosa extraordinariamente mientos de la «libertad de la voluntad», «causa y efecto», son
pequeña y extraña, frente a los innúmeros acontecimientos fantásticos; que las imágenes y los pensamientos y las pala
de cada momento. bras son solamente signos de pensamiento: mostrar que toda
Contrariamente, nosotros descubrimos que en los más pe acción tiene poca profundidad; que toda alabanza o censura
queños acontecim ientos reina una finalidad que se oculta a son superficiales; que lodo aquello que constituye nuestra
todo nuestro saber: una previsión, una elección, un conectar, vida consciente es invención e imaginación; que nosotros, en
un hacer bueno de nuevo, etc. En resumen, encontram os una todas nuestras palabras, hablamos de descubrimientos (tam
actividad que se debe atribuir a un intelecto enormemente bién de pasiones), y que la unificación de la humanidad se
más elevado y com prensivo que el que nosotros conocemos. basa en una transfiguración de estos descubrimientos, mien
Com enzamos a pensar «pobremente» de todo aquello de lo tras que en el fondo la profunda evolución continúa por un
que somos conscientes; no sabemos hacem os responsables camino oscuro (por la generación). ¿Altera las cosas, en rea
de nosotros mismos, porque nosotros, com o criaturas cons lidad, semejante creencia en los descubrimientos com unes de
cientes y forjadoras de fines, no somos sino una mínima los hombres? Todo el conjunto de las ideas y de las valora
parte de nosotros mismos. De las numerosas influencias que ciones, ¿no será otra cosa que la m ism a expresión de cambios
se ejercen en todo momento, por ejemplo: de las influencias no conocidos? ¿Hay realmente voluntades, fines, pensamien
del aire, de la electricidad, no nos damos cuenta de casi nin tos. valores? ¿O acaso la vida consciente, toda ella, no es más
guna: pudiendo haber bastantes fuerzas que, sin llegar nunca que un espejismo? Aun cuando parece que las valoraciones
a hacerse perceptibles por nosotros, ejercieran una continua determinan a un hombre, ¡en el fondo sucede algo muy dis
influencia. Placer y dolor son fenómenos muy raros y esca tinto! Suponiendo, en resumidas cuentas, que se llegue a ex
sos, frente a los innumerables estímulos que una célula, un plicar la finalidad en la obra de la Naturaleza sin adm itir un
órgano, ejerce sobre otra célula, sobre otro órgano. ••yo» que ponga un fin, ¿no podría, en último térm ino, poner
Esta es la frase de la modestia de la conciencia. Termi lines también nuestro pensamiento, nuestra voluntad, etcé
nando así por entender el mismo «yo» consciente como un ins tera, ser solamente un lenguaje para indicar algo sustancial
trumento único al servicio de aquel más alto entendimiento mente diverso, esto es, algo no deseado ni consciente? ¿No
que entiende todas las cosas; pudiendo entonces preguntar podría ser sino la más fina apariencia de aquella finalidad na-
nos si tcxlo querer consciente, todos los fines conscientes, to lural de lo orgánico, pero no distinta de ella?
das las valoraciones no serán acaso únicamente medios por Bn pocas palabras: quizá en todo el desarrollo del espíritu
los que se debe conseguir algo sustancialmente diverso de lo no se trate de otra cosa que del cuerpo; es la historia, que se
que aparece dentro de la conciencia. Nosotros creemos qui lince sensible, del hecho de que se form a un cuerpo más ele
se trata de nuestro placer o desplacer; mas placer y desplacer vado. Lo orgánico se eleva a grados más altos. Nuestra avi-
podrían ser medios en virtud de los cuales deberíamos pro i le/, por conocer la Naturaleza es un m edio que el cuerpo em
porcionar algo que se encuentra fuera de nuestra consciencia. plea para perfeccionarse. O mejor dicho: se hacen centenares
Hay que dem ostrar que todo aquello de que somos conscien dv miles de experiencias para cambiar la nutrición, el modo
tes se queda en la superficie; que las acciones y las imágenes ile vivir, el tenor de vida del cuerpo: la conciencia y las valo
452 FRIEDR1CH N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E P O D E R 453

raciones que hay en todo esto, toda clase de placeres y de des La concepción del mundo moral. Los sentimientos de je
placeres son signos de este cambio y de estos experimentos. rarquía social son transferidos al universo: la constancia, la
Por último, no se trata de) hombre; este debe ser superado. ley, el orden y la coordinación, al ser valoradas en el más
alto grado, son buscadas también en el lugar más alto, sobre
el Todo, o detrás del Todo.
670 Lo que es com ún a todas estas concepciones: querer ha
cer de los instintos dominadores las supremas instancias de
EN Q U É M EDIDA LAS INTERPRETACIONES v aloren general, considerarlos com o fuerzas creadoras y go
DEL M UNDO SON SÍNTOM AS DE bernadoras. Se entiende que estos instintos, o son recíproca
UN INSTINTO DOM INADOR mente enemigos, o se someten los unos a los otros (.sintéti
camente también se asocian o se truecan en el dominio).
La concepción artística del mundo: problema de colocarse Pero su profundo antagonismo es tan grande, que allí donde
lrente a la vida. Pero en este caso falta el análisis de la visión quieren satisfacerse todos se debe suponer un hombre de ab
estética, su reducción a ¡a crueldad, al sentido de la seguri soluta mediocridad.
dad, del ser jueces y del estar fuera, etc. Se debe exam inar al
artista mismo y su psicología. (Hacer la crítica del instinto
del juego, com o descarga de fuerza, com o gusto del cambio, 671
de imprimir nuestra propia alma en lo que resulta extraño a
nosotros; crítica del egoísm o absoluto del artista, etc.). ¿No sería necesario buscar nuestro aparente «conoci
Com prender también, qué instintos sublima. miento» en viejas valoraciones, incorporadas sólidam ente a
La concepción científica del mundo; critica de la necesidad nosotros, hasta el punto de que constituyen algo muy im
psicología de ciencia. Intentar hacer comprensibles las cosas, portante de nuestra esencia fundamental, hasta el punto de
intentar hacer las prácticas útiles, utilizables; hasta qué punto que realmente solo necesidades más apremiantes aparecen
es esto antiestético. Atribuir valor solo a lo que puede ser nu en lucha con el resultado de necesidades más antiguas?
merado y calculado. En qué medida una especie de hombres Ver, percibir, interpretar el m undo de m anera que la vida
mediocres trata de conseguir el predominio por la ciencia. Es orgánica se conserve en esta perspectiva de interpretación.
tremendo observar que la historia misma suele conquistarse El hombre no es solamente un individuo, sino el conjunto de
de semejante forma, la historia, que es el reino, en definitiva, lo que es orgánico y pervive dentro de una determinada línea.
de lo superior, de lo judicial. Qué instintos sublima la ciencia. I’or el hecho de que existe, se dem uestra que también haexis-
La concepción religiosa del mundo; crítica del hom bre re lido una especie de interpretaciones (si bien siempre perm a
ligioso. Es m enos necesario el hombre moral que el hombre nentemente construidas), que el sistema de la interpretación
de las importantes elevaciones y de las trem endas depresio no ha cambiado. «Adaptación.»
nes, que interpreta las primeras con gratitud o con sospechas Nuestra «insuficiencia», nuestro «ideal», etc., es acaso la
y no las deriva de sí m ism o (ni tam poco las segundas). Esen consecuencia de este fragmento incorporado de interpreta
cialm ente, el hombre religioso es el que se siente «no-libre» ción. desde nuestro punto de vista o enfoque; quizá con esto
y sublim a sus estados de ánimo, sus instintos de sumisión. la vida orgánica concluye por perecer, así com o la división
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del trabajo de los organismos trae consigo una debilitación y 674


destrucción de las partes, y, por último, la muerte para el or
ganism o entero. El crepúsculo de la vida orgánica, aun en su Errores garrafales com etidos por los biólogos: no se trata
form a más elevada, debe ser imaginado también com o el de la especie, sino de obtener individuos más fuertes. (Los
ocaso del individuo. muchos son solamente un medio.)
La vida no es una adaptación de condiciones internas
0 externas, sino voluntad de poder, que, partiendo del in
672 terior, se somete y se incorpora siempre m ayor cantidad de
«exterior».
La individualización, enfocada desde el punto de vista de Estos biólogos continúan las valoraciones morales (el
la teoría de la descendencia, subraya el constante escindirse «valor», más alto en sí, del altruismo; la hostilidad contra la
de lo uno en lo dúplice y el consiguiente morir de individuos avidez de dominio, contra la guerra, contra la inutilidad,
«en provecho de pocos individuos que continúan el desarro contra la jerarquía y la clasificación de las capas sociales).
llo»: la gran masa muere siempre («el cuerpo»).
El fenómeno fundamental: innumerables individuos sa
crificados por amor de unos pocos, para hacer posibles los 675
pocos. Es necesario no dejarse engañar: las cosas están per
fectam ente, así com o los pueblos y las razas: estas forman Con la degradación moral del «ego» camina de la mano en
el «cuerpo» para producir individuos de valor altísimo, los la ciencia de la Naturaleza una sobrestimación de la «espe
cuales continúan el gran proceso. cie». Pero la «especie» es algo tan ilusorio com o el «ego»: se
ha hecho una falsa distinción. El «ego» es cien veces «más»
que una simple unidad en la cadena de los miembros de la es
673 pecie: es la cadena misma, completamente; y la especie es
una pura abstracción de la multiplicidad de esta cadena y de
Nos situamos en oposición a la teoría según la que el in sus parciales semejanzas. No es exacto, según se afirma fre
dividuo se propone el provecho o mejoría de la especie, de cuentemente, que el individuo se sacrifique por la especie: tal
su propia posteridad, a costa de su propio sacrificio: esto es aserto tiene algo de modelo de interpretación equivocada.
solo apariencia.
La enorme importancia que el individuo atribuye al ins
tinto sexual no es una consecuencia de la importancia de 676
aquel instinto para la especie; por el contrario, el engendrar
es el aporte esencial del individuo y, por consiguiente, su más fó rm u la de la superstición del «progreso» en un famoso
alto interés, su más alta expresión de poder (no partiendo, lisiólogo de la actividad cerebral: «L'anim al ne fa it jum áis
claro está, de la conciencia al juzgar, sino del centro de toda 1 /(■ progrés comme espéce. L ’homme seul fait de progrés
la individuación). i <mime espéce».
¡N o !
456 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 457

677 a conservar el tipo propio; seres que poseen signos exterio


res que los protegen de ciertos peligros, no los pierden
A nti-D arw in.— La domesticación de los hombres, ¿qué cuando llegan a encontrarse en circunstancias en las que vi
valor puede tener en definitiva? Cualquier domesticación, ven sin peligro... Cuando habitan lugares en los que su ro
¿tiene un valor definitivo? Existen diversas razones para ne paje deja de ampararlos, no se aproximan en ningún m odo al
gar la última hipótesis. color del ambiente.
En realidad, la escuela de Darwin hace grandes esfuerzos Se ha exagerado tanto la selección de los más bellos, que
para persuadirnos de lo contrario: sostiene la citada escuela se la hace superar en mucho al instinto de belleza de nuestra
que la influencia de la domesticación puede llegar a ser muy propia raza. En realidad, el más bello se empareja con indi
profunda, y hasta fundamental. Nosotros, sin embargo, se viduos bastante desheredados, el más grande con el más pe
guimos con la creencia antigua: nada hasta el momento ha queño. Casi siempre vemos hombres y mujeres aprove
puesto de manifiesto que la domesticación actúe más que su charse de cualquier encuentro ocasional y no se muestran
perficialm ente. aunque acaso produzca la degeneración. muy difíciles en la elección. El clim a y la nutrición coadyu
Y todo lo que se aparta de la mano y de la educación del hom van con modificaciones que, en realidad, resultan indiferentes.
bre vuelve casi automáticamente a su estado natural. El tipo No existen formas de transición.
permanece inalterable; no es posible «desnatura- la nalitrc». Se afirm a que la evolución de los seres va madurando
Al contarse con la lucha por la existencia, con la muerte continuamente. Sin embargo, semejante afirmación carece
de los seres más débiles y con la superviviencia de los más de fundamento. Cada tipo tiene unos límites; fuera de estos
robustos y mejor dotados, se admite un crecim iento cons no hay evolución. Se consiguen tipos superiores, eso sí; pero
tante, un perfeccionamiento permanente de las criaturas. Por no se conservan. El nivel de la especie jam ás se eleva.
el contrario, se admite com o cierta que en la lucha por la Segunda proposición: el hombre com o especie no supone
existencia el azar es lo mismo para débiles que fuertes; que un progreso frente a cualquier animal. Todo el m undo ani
en la mayoría de las ocasiones la astucia suple con ventaja a mal y vegetal no se desarrolla desde lo más bajo a lo más
la luerza; que la fecundidad de la especie se relaciona m ara alto... Por el contrario, todo se desarrolla contem poránea
villosamente con las probabilidades de destrucción... mente, una cosa sobre otra y a través de la otra y contra la
A la selección natural se atribuyen transformaciones con otra. Las formas m ás ricas y más com plicadas — puesto que
tem poráneam ente lentas e interminables: se quiere creer que la palabra «tipo superior» no quiere decir m ás que esto— pe
toda ventaja se transmite por herencia y se manifiesta cada recen con facilidad, solo las más inferiores conservan una
vez con más luerza en las generaciones sucesivas (mientras aparente inmortalidad. Nada tan difícil com o conseguir los
que la herencia no puede ser más caprichosa...); se recono tipos superiores y m ucho más mantenerlos; los más inferio
cerán las felices adaptaciones de ciertos individuos a condi res tienen la virtud de una com prom etedora fecundidad.
ciones de vida muy particulares y se explica que aquellas También en la humanidad perecen más fácilmente, con al
adaptaciones se obtuvieran mediante la influencia ambiental. ternancias de fortuna y desgracia, los tipos superiores, los
Pero no hay torma de encontrar en ninguna parte ejem casos excepcionales de la evolución. Estos están expuestos
plos de selección inconsciente. Los individuos más dispares a cualquier decadencia: sin extremos, y casi por esto son ya
se unen, los extremos se mezclan en la masa. Todo confluye decadentes... La breve Hv-. : ' 1 1 ' " ' del genio, de
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un César, es «sui géneris»: semejantes cualidades no se trans provecho de las excepciones y de los casos singulares: los
miten por herencia. Se hereda el tipo: un tipo no es cosa extre más fuertes y los m ás afortunados no son m ucho cuando tie
ma, no es un «caso feliz...» Esto no depende de una especial nen en contra suya los instintos del rebaño, la pusilanim idad
fatalidad o «m ala voluntad» de la N aturaleza, sino sim ple de los débiles y la preponderancia del núm ero. Mi concep
m ente del concepto de «tipo superior»; el tipo superior repre ción com plexiva del m undo de los valores dem uestra que en
senta una com plejidad incom parablem ente mayor, una sum a los valores superiores hoy colocados sobre la hum anidad no
m ayor de elem entos coordinados; por consiguiente, tam bién prevalecen los casos singulares, los tipos de selección, sino
la disgregación es incom parablem ente m ás probable. El más bien los tipos de decadencia; probablem ente, nada tan
«genio» es la m áquina m ás sublim e que existe; por consi interesante com o este tipo de espectáculo no deseado...
guiente, la m ás frágil. Por raro que resulte, siem pre se deben poner en valor los
Tercera proposición: la «civilización» o dom esticación fuertes contra los débiles, los afortunados contra los desgra
del hom bre no alcanza dem asiada profundidad... A llí donde ciados, los sanos contra los enferm os, así com o los que tie
penetra en profundidad se convierte súbitam ente en degene nen defectos hereditarios. Si se quiere convertir la realidad
ración (tipo: el cristiano). El hom bre «salvaje» (o el hom bre en una fórm ula m oral, esta moral puede decir: los tipos m e
malo, expresándonos en lenguaje m oral) es una regresión a dios tienen más valor que las excepciones; los seres de de
la N aturaleza, y, en un cierto sentido, su restablecim iento, su cadencia. más que los medios; la voluntad de la nada sobre
salvación de la «civilización»... la voluntad de vencer; y el objeto com plexivo es. para ex
presam os en térm inos cristianos, budísticos, schopenhaue-
rianos: «antes "no" ser que ser».
678 Yo m e rebelo contra la idea de dar a la realidad una fórmula
moral; abom ino de m anera mortal al cristianism o por haber
A ntidanvin .— N ada me sorprende tanto, al lanzar una m i creado las palabras y los gestos sublimes para dar aire de de
rada sobre los grandes destinos de los hombres, com o en recho a una terrible realidad, aires de virtud y de divinidad...
contrarm e delante de m í lo contrario de lo que hoy ven Dar- Veo a todos los filósofos y a la ciencia de rodillas ante
win y su escuela, o de lo que quieren ver: la selección a favor la realidad de una lucha por la vida opuesta a la enseñada
de los más fuertes, de los m ejor logrados, el progreso de la por la escuela de Darwin; veo, en fin, predominar a los que
especie. Precisamente es lo contrario lo que se toca con la comprometen la vida, el valor de la vida. El error de la escuela
mano: la supresión de los casos felices, la inutilización de de Darwin ha llegado a ser para mí un problem a: ¿cóm o se
los tipos m ejor logrados, el inevitable gravitar de los tipos puede estar tan ciego para ver en falso precisamente en este
medios y hasta de los tipos inferiores a la medida. A menos punto?
que se nos dé la razón por la que el hombre ha de constituir La afirmación más absurda del m undo es la de que las es
una excepción entre las criaturas, yo me inclino a pensar que pecies representen un progreso, cuando, por ahora, suponen
la escuela de Darvvin se equivoca totalmente. Aquella vo un «nivel». Nadie ha demostrado hasta ahora que los organis
luntad de poder en que yo he reconocido el último m otivo y mos más altos hayan derivado de los más bajos. Yo veo que
carácter de toda variación, nos pone en la mano el medio de la cantidad hace preponderantes a los inferiores, así com o la
explicar por qué precisam ente la selección no se verifica en prudencia y la astucia; pero no veo cóm o una variación ac
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cidental atribuya una ventaja, al menos por tiempo sufi y dirigente del mundo inferior o para conservar el organismo
cientemente largo: esto sería, por otra parte, un nuevo m o llamado «individuo».
tivo para explicar por qué una variación accidental se ha he No solo somos más que el individuo, sino toda la cadena,
cho tan fuerte. con los deberes naturalmente de todo su porvenir.
Yo sitúo la «crueldad de la Naturaleza» de que suele ha
blarse en otro sitio: la Naturaleza es cruel contra los favori
tos de la suerte, ahorra y protege y ama a los humildes. IV
Resumiendo: el poder creciente de una especie se en
cuentra menos garantizado por los favoritos de la fortuna, TEORÍA DE LA VOLUNTAD DE PODER
por los fuertes, que por la preponderancia de los tipos m e Y DE LOS VALORES
dios e ínfimos... En los últimos se encuentra la gran fecun
didad, la duración: con los primeros crece el peligro, la rá Concepción unitaria de la p sico lo g ía .— A lgo a lo que
pida destrucción, la rápida dism inución del número. estam os habituados es a considerar el hecho de ser forjadas
una multitud de formas com o com partibles con el origen de
una unidad.
679 En mi concepto, la voluntad de poder es la form a prim i
tiva de pasión, y todas las otras pasiones son solamente con
El hombre que hasta ahora ha existido es. por así decirlo, figuraciones de aquella.
el hombre del hombre futuro: todas las formas creadoras que Se obtiene un importante esclarecim iento situando el po
proyectan el hombre porvenir palpitan en el hombre del pre der en lugar de la felicidad individual (a la cual debe tender
sente; y com o estas son enormes, hay sufrim iento para el in lodo ser viviente): «aspirar al poder, a un aum ento de poder»
dividuo del presente, sufrimiento tanto mayor cuanto más —el placer es solo un síntoma del sentimiento del poder al
determina el porvenir. La más profunda concepción del su canzado, la comprobación de una diferencia— ; no se busca la
frir son las fuerzas plasmadoras entrechocándose. No debe consecución del goce, el goce sobreviene cuando se logra lo que
engañam os nunca el aislam iento del hombre, porque alguna se pretende: el goce acom paña, pero no mueve.
cosa fluye constantemente entre los individuos. El hecho de Toda fuerza impelente resulta voluntad de poder, y que
que él m ism o se sienta aislado, es un estím ulo que tiende a fuera de esta no hay fuerza física, dinám ica ni psíquica.
metas lejanas dentro del proceso; su búsqueda de la felicidad En nuestra ciencia, en la que la idea de causa y efecto está
es el medio que mantiene unidas y m odera las fuerzas plas ivducida a una relación de igualdad, con la ambición de de
m adoras, para que no se destruyan entre sí. mostrar que de lodos lados hay la misma cantidad de fuerza,
lalta la fuerza impelente: consideramos solo resultados, los
consideramos iguales en relación con el contenido de fuerza...
680 Supone algo así com o un simple negocio experimental,
decir que la variación no cesa: en realidad, no tenemos nin
La fuerza superflua en la intelectualidad se fija a sí misma gún motivo para creer que a una variación haya de seguir
nuevos cam inos, aunque no sim plem ente com o com andante nlra. Parecería por el contrario que un estado logrado debe
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ría conservarse, si no hubiese en él una facultad de no qu e N o sim plem ente constancia de la energía, sino econom ía
rerse consentir... La tesis de Spinoza, de la «conseivación de sí», m áxim a en el consum o: de m anera que el querer devenir
debería, en realidad, cerrar el cam bio; pero la tesis es falsa, más fuerte a partir de cualquier punto de fuerza, es la única
lo contrario es la verdad. Puede dem ostrarse clarísim am ente realidad: no conservación de sí m ism o, sino v o lu ntad de
que cada ser vivo hace todo lo posible, no solo para conser apropiarse, de adueñarse, de ser m ás. de hacerse m ás fuerte.
varse, sino para llegar a ser más... El hecho de que la ciencia sea posible, ¿debe evidenciarnos
un principio de causalidad: «De- causas iguales, efectos igua
les», «una ley perm anente de las cosas», «un orden invaria
682 ble»? ¿Es tam bién necesaria una cosa, por el hecho de que
sea calculable...?
<-<V oluntad d e p o d er» v ea u sa lism o .— El co n c ep to de Si una cosa se realiza de una m anera concreta, este hecho
«causa» en sentido psicológico es nuestro sentim iento de po no quiere decir que haya ningún «principio», ninguna «ley»,
d er en la citada voluntad; nuestra idea de «efecto», la su ningún «orden», sino cierta cantidad de fuerzas que actúan,
perstición de que este senlimiento de poder es el poder mismo cuya esencia consiste en ejercitar poderes sobre todas las
que mueve... cantidades de fuerza.
L'n estado de ánim o que acom paña al hecho y es ya un N osotros adm itim os una aspiración al poder sin una sen
efecto de! hecho es proyectado com o «causa suficiente» de! sación de placer o desplacer, o sea, sin el sentim iento del
m ism o — la relación de tensión de nuestro sentim iento de aum ento o de la dism inución del poder. ¿Es solo un lenguaje
poder (el goce com o sentim iento de poder) y el de la resis el m ecanism o para indicar el m undo interno de los hechos,
tencia superada— , ¿son estas ilusiones? un m undo que rem ansa cierta cantidad de voluntad, que
Si trasladam os el concepto de causa a la única esfera co lucha y que vence? T odas las hipótesis del m ecanism o,
nocida por nosotros y de la cual lo habíam os quitado, no materia, átomo, gravedad y choque no son «hechos en sí»,
podem os suponer ningún cam bio en que no se encuentre sino interpretaciones realizadas con la ayuda de ficciones
representada una voluntad de poder. Nosotros no sabemos psíquicas.
valorar un cam bio si no observam os la acción de una fuerza La vida, com o la form a del ser conocida por nosotros, es,
sobre olra. específicamente, una voluntad de acum ular fuerza; todos los
La mecánica nos m uestra consecuencias solamente y en procesos de la vida tienen en este caso su palanca: nada quiere
imágenes (el movim iento es un lenguaje figurado). La misma conservarse, todo debe ser sum ado y acumulado.
gravitación no tiene causa mecánica, porque es, precisa La vida, com o caso particular (la hipótesis que, partiendo
mente. el motivo de consecuencias mecánicas. tle una realidad determ inada, se eleva al carácter general de
La voluntad de acumular fuerzas es algo indispensable la existencia), tiende a un sentimiento m áxim o de poder; el
para el fenómeno de la vida, para la nutrición, la generación, esfuerzo no es otra cosa que un esfuerzo hacia el poder; esta
la herencia, para la sociedad, el Estado, las costum bres, la voluntad es la m ás íntima y la más inferior. (La m ecánica es
autoridad. ¿No podría admitirse que esta voluntad sea la una sim ple semiótica de las consecuencias.)
causa m otriz igualmente en la química y en el plano de la or
denación cósmica?
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683 687

Por la vía de la investigación sobre la evolución, no se Con arreglo a las resistencias que una fuerza busca para
puede encontrar lo que es motivo del hecho de que exista dominarlas, crece la medida del fracaso y de la catástrofe
evolución en general: no se la debe considerar com o «cosa cuando ellas se provocan; y en cuanto cualquier fuerza solo
que deviene» y aún menos com o cosa devenida. puede descargarse contra resistencias, es necesario en toda
acción un ingrediente de desplacer. No obstante, este des
placer actúa com o estímulo vital, reforzando la voluntad de
684 poder.

¿Cómo se com porta todo el proceso orgánico con el resto


de la Naturaleza? En esto se evidencia su «voluntad funda 688
mental».
Si referimos el placer y el desplacer al sentimiento de po
der, la vida debería presumirse com o un aumento de poder,
685
de modo que la diferencia del «m ás» entra en la conciencia...
Si se marca un nivel de poder, el goce solo debería m e
La «voluntad de poder», ¿es una especie de voluntad o
dirse por un rebajamiento de aquel nivel, por estados de des
puede identificarse con el concepto de voluntad? ¿Significa
lo mismo que aspirar o mandar? ¿Es la misma «voluntad» placer, no por estados de placer...; la voluntad de un «más»
con que Schopenhauer define el «en sí de las cosas»? se encuentra en la naturaleza del goce: la voluntad de que el
poder aumente, de que la diferencia entre en la conciencia.
A partir de un cierto punto, en la decadencia, entra en la
686 conciencia la diferencia opuesta, la sustracción: el recuerdo
de los m omentos fuertes de otro tiem po rebaja los senti
Si la naturaleza íntima del ser es voluntad de poder; si el mientos presentes de goce: el parangón debilita en este caso
goce equivale a todo aum ento de poder, y el desplacer a todo el contento.
sentimiento de no poder resistir, de no poder hacerse el amo,
¿no deberíamos considerar entonces el placer y el desplacer
com o hechos cardinales? ¿Puede existir la voluntad sin estas 689
dos oscilaciones del sí y del no? Pero ¿quién siente el goce?
¿Quién ansia el poder...? Semejantes preguntas son totalmente La causa del placer no es la satisfacción de la voluntad
absurdas, porque la criatura es voluntad de poder en sí misma, (me interesa com batir especialm ente esta superficial teoría,
y por consiguiente, sentimiento del gozo y la tristeza. Sin la absurda moneda falsa psicológica de las cosas cercanas),
em bargo, la criatura tiene necesidad de los contrastes, de las sino el hecho de que la voluntad quiere avanzar y es siempre
resistencias; por consiguiente, de las unidades relativamente nuevamente dueña de lo que se encuentra a su paso. El sen
que «se sobreponen en poder»... timiento gozoso se encuentra precisam ente en la insatisfac
466 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 467

ción de la voluntad, en el hecho de que la voluntad no vive la verdad. Existen casos en que una especie de placer está
satisfecha si no tiene enfrente un adversario y una resisten condicionada por una cierta sucesión rítmica de pequeños
cia. El «hombre feliz»: ideal del rebaño. estím ulos de desplacer: con estos se logra un increm ento
rápido del sentimiento de poder, del sentimiento de placer.
Así sucede, por ejemplo, en las cosquillas y en el cosquilleo
690 sexual del acto del coito: vem os en estos casos actuar al
desplacer com o ingrediente del placer. Parece que en este
La norm al insatisf acción de nuestros instintos, por ejem caso existe un pequeño obstáculo que es superado y luego
plo, del hambre, del instinto sexual, del instinto de movi seguido por otro pequeño obstáculo, que, a su vez, es ven
miento, no contiene en sí nada deprimente; irrita, en reali cido; este ju eg o de resistencia y de victoria excita aquel
dad, el sentimiento de la vida, com o todo ritmo de pequeños sentim iento co m plejo de poder su p erflu o y excesivo en
estímulos dolorosos refuerza aquel sentimiento, digan lo que el m ás alto tono, sentimiento que constituye lo esencial del
quieran los pesimistas. Dicha insatisfacción, lejos de entris placer.
tecerse con la vida, es su gran estimulante. Lo contrario, vale decir, un aum ento del sentimiento de
(En general, podría definirse el placer en general com o un dolor mediante la introducción de pequeños estímulos de
ritmo de pequeños estímulos de desplacer.) placer, falta: placer y dolor no son cosas opuestas.
El dolor es un fenómeno intelectual, en el que se mani
fiesta evidentem ente un juicio: el juicio de «cosa nociva», en
691 el que se resume una larga experiencia. En sí, el dolor no
existe. No es la herida lo que hace sufrir: es la experiencia
K ant dice: «Esta proposición del conde Berri (Sobre la de las malas consecuencias que una herida puede tener para
índole del placer y de! dolor, 1781) yo la transcribo con ab el conjunto del organismo, es aquella experiencia que habla
soluta convicción: “El único estimulo del hombre es el do en form a de esa agitación profunda que se llama disgusto
lor. El dolor precede a todo placer. El placer no es un ser (por las influencias nocivas que fueron conocidas por la más
positivo”». antigua humanidad, por ejemplo, la de los productos quím i
cos venenosos com binados de un m odo nuevo: falta también
la expresión de) dolor, y, sin em bargo, por efecto de aquellos
692 venenos perecemos).
Lo propio del dolor es siempre la larga sacudida, el tem
E) dolor es algo distinto del goce, y no precisam ente su blor subsiguiente a un choque en el centro del sistema ner
contrario. Si la esencia del goce quedó definida com o un au vioso que excita el terror: se sufre propiam ente, no por causa
m ento del sentimiento de poder (como un sentimiento por del dolor (por una herida, por ejem plo), sino por la larga
consiguiente de diferencia, que perm ite el parangón), no ruptura de equilibrio que sobreviene a causa de dicho cho
queda aún definida la esencia de] desplacer. Los falsos con que. El dolor es una enferm edad de los centros nerviosos
trastes preferidos por el pueblo, y, lo que es lo mismo, la len del cerebro; el placer, por el contrario, no es ninguna enfer
gua, resultaron siempre grilletes nocivos para la m archa de medad...
468 FK 1 E D R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 469

Que el dolor resulte el m otivo de m ovim ientos reflejos 694


es cosa que tiene en favor suyo la apariencia y, a veces, la
prevención de los filósofos; pero, en casos imprevistos, el «La suma de desplaceres supera a la de los placeres: por lo
movim iento reflejo, si se observa con exactitud, aparece vi que la no existencia del m undo sería preferible a su existen
siblemente antes que la sensación de dolor. No lo pasaría cia.» «Sería más racional que el m undo no existiese por cau
muy bien yo si, cuando estoy dispuesto a dar un paso en sar más dolor que placer al sujeto que siente»: ¡estas charlata
falso, tuviese que esperar hasta que este hecho llamase a la nerías se llaman entre nosotros pesimismo!
cam pana de la conciencia y me telegrafiase una señal de lo Placer y desplacer son cosas secundarias, no son causas:
que debo hacer. Antes bien, yo distingo lo más claramente son juicios de valor de segundo orden que se deducen de un
posible que prim ero se realiza el m ovim iento reflejo del pie valor dominante; son un «útil» y un «nocivo» que hablan en
para evitar la caída, y luego, con un espacio de tiempo apre- forma de sentimiento y. por tanto, en forma totalmente fugaz
ciable, una especie de onda dolorosa se hace bruscamente c independiente, porque en lodo «útil» y «nocivo» hay siem
sentir en la parte anterior de la cabeza. Por tanto, no se reac pre que preguntar aún cien cosas distintas: ¿útil para qué?,
ciona al dolor. El dolor se proyecta posteriorm ente en la ¿nocivo para qué?
parte herida; pero la esencia de este dolor local no es la ex Desprecio este pesim ism o de la sensibilidad: es un signo
presión de la especie de la herida local: es un simple signo ile profundo em pobrecim iento vital.
local, cuya fuerza y cuyo grado están de acuerdo con la he
rida que los centros nerviosos han recibido. Si com o conse
cuencia de aquel choque la fuerza muscular del organismo 695
dism inuye en forma ostensible, no permite todavía buscar la
esencia del dolor en una dism inución del sentim iento de El hombre no anhela el placer, ni esquiva el desplacer: es
poder. liera se comprenda el inveterado prejuicio que com bato con
No se reacciona, digám oslo de nuevo, al dolor; el despla estas palabras. Placer y desplacer son simples consecuencias,
cer no es «causa» de acciones. El dolor mismo es una reac simples fenómenos concomitantes; lo que el hombre quiere,
ción; el m ovim iento reflejo es otra y anterior reacción: am lo que quiere la m ás pequeña parte de cualquier organismo
bas tienen su punto de partida en lugares diversos. vivo, es un aumento de poder. En el esfuerzo en pos de tal au
mento se busca tanto el placer com o el desplacer; el hombre,
a partir de aquella voluntad, busca una resistencia, tiene nece
693 sidad de algo que se le oponga... El desplacer, com o obstáculo
n su voluntad de poder, es, pues, un hecho normal, el ingre
Intelectualidad del dolor: este no indica en sí lo que diente normal de todo hecho orgánico; el hombre no lo evita:
m om entáneam ente ha recibido daño, sino qué valor tiene el |H>r el contrario, tiene constantemente necesidad del despla-
daño en relación con el individuo en general. i-er: toda victoria, todo sentimiento de gozo, todo aconteci
¿Hay acaso dolores en los que sufre la «especie» y no el miento supone una resistencia vencida.
individuo? Analicemos el caso más sencillo, el de la nutrición prim i
tiva: el protoplasma extiende sus falsos pedúnculos para bus
470 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E 471
LA V O LU N TA D D E PO D ER

car algo que le resista, no por hambre, com o pudiera creerse, 697
sino por voluntad de poder. Luego hace la tentativa de ven
cer dicha resistencia, de apropiársela, de incorporársela; lo que ¿Por qué los artículos fundamentales de la psicología acu
se llama nutrición es simplemente un fenómeno subsiguiente, san la peor deformación y com o acuñación de m oneda falsa?
una aplicación de aquella primitiva voluntad de hacerse más «El hom bre tiende a la felicidad», por ejemplo; ¿qué hay de
fuerte. El desplacer, por consiguiente, está tan lejos de pro verdad en semejante afirmación? Para com prender qué es
ducir consecuencias com o una disminución de nuestro senti vivir, qué especie de esfuerzo y de tensión es la vida, la fórmu
m iento de poder, que, en los casos medios, obra precisamente la debe valer para los árboles, las hierbas y los animales.
com o estímulo sobre esta voluntad de poder: el obstáculo es Cuando nos preguntamos: «¿A qué tiende la planta?», inven
precisamente el estímulo de la tal voluntad. tamos una falsa unidad que no existe: el hecho de un m últi
ple crecimiento con iniciativas propias y semipropias resulta
desconocido y negado cuando suponem os antes una grosera
696 unidad, una «planta». Q ue los últimos pequeñísimos «indivi
duos» no se puedan com prender com o se com prende un «in
Suele confundirse el desplacer, en general, con una forma dividuo metafísico», un átomo; que su esfera de poder se
particular del desplacer, la del agotamiento: este representa desplace constantemente, es algo explicable. Pero ¿tiende a
efectivamente una profunda disminución y un rebajamiento la felicidad cada uno de estos cuando se transforma de tal
de la voluntad de poder, un a pérdida de fuerza mensurable. manera? Todo expandirse, sin embargo, sabido es que re
Tales palabras quieren decir que existe: a) desplacer como sulta un tender a una resistencia: el m ovim iento es esencial
medio para excitar el refuerzo del poder, y b) el desplacer que mente una cosa vinculada con los estados de desplacer; lo
proviene del despilfarro del poder; en el primer caso, estamos que aquí im pulsa debe, en todo caso, querer alguna cosa
claramente ante un estímulo; en el segundo, la consecuencia más, cuando quiere en tal forma el desplacer y lo busca con
de una irritación excesiva... La incapacidad de resistencia es tinuamente. ¿Por qué com baten entre ellos los árboles de
propia de este segundo desplacer: el reto a lo que resiste es tina selva virgen? ¿Por la «felicidad»...? ¡No; por el poder!
propio del primero...; el único placer que se experimenta en el El hombre que se ha adueñado de las fuerzas naturales,
estado de agotamiento es el de adormecerse; el placer, en el otro i|tie se ha hecho dueño de su propio salvajism o y desenfreno
caso, es la victoria... Los psicólogos son muy dados a confu (las aspiraciones vienen después, han aprendido a ser útiles);
siones por no separar estas dos formas de placer: la del ador el hombre frente a un prehom bre, representa una enorme
mecerse y la del vencer. Los agotados ansian reposo, bostezos, cantidad de poder, no un aum ento de «felicidad». ¿Cómo se
paz, silencio: esta es la felicidad de las religiones y de las filo Imcde pretender que haya aspirado a la felicidad?
sofías nihilistas; los vivos y los ricos quieren la victoria, quieren
adversarios vencidos, quieren extender su poder sobre territo
rios más extensos que los que ocupan en la actualidad. Todas 698
las funciones sanas del organismo tienen esta necesidad, y
todo el organismo resulta un com plejo de sistemas que lu Por culpa de las últimas cuestiones veo resplandecer so-
chan entre sí por el aumento de los sentimientos de poder. lue mí, entre las estrellas, la enorme escuela de errores que
472 F R IE D R I C H N IE T Z S C H E LA VO LU NTA D DE PODER 473

hasta aquí ha sido considerada com o la m ás alta inspiración Estam os ante mi objección fundam ental contra todas las
de la hum anidad: «toda felicidad dim ana de la virtud: toda cosm odiceas y teodiceas fisicom orales, contra todos los por
virtud, de la libre voluntad». qués y los valores suprem os en la filosofía y en la filosofía
Si se invienen los valores: toda bravura es resultado de religiosa, hasta ahora existentes. U na especie de m edios fue-
una feliz organización, toda libertad es consecuencia de la ion entendidos com o fines: la vida y su aum ento de fuerzas
bravura. (A quí libertad significa facilidad en dirigirse a sí fueron, por el contrario, rebajados al nivel de medios.
m ism o. C ualquier artista puede com prenderm e.) Si tratásem os de alejar un fin de la vida, deberíam os in
tentar que no coincidiera con ninguna categoría de la vida
consciente com o m edio para llegar a él.
699 ¡La «negación de la vida», estim ada com o meta de la vida,
com o m eta de la evolución! ¡La existencia com o una gran es
«El valor de la vida.» La vida es un caso particular: debe tupidez! Tan gratuita interpretación es solamente consecuen
justificarse no solo la vida, sino cualquier existencia: el princi cia de una mensuración de la vida con los factores de la
pio justificador es un principio por el cual se desarrolla la vida. conciencia (placer y desplacer, bien y mal). En este caso se
La vida, m edio siem pre para alguna cosa, es la expresión valorizan los m edios contra el fin: los m edios «insanos», ab
de form as de aum ento del poder. surdos, sobre todo desagradables; ¿para qué puede servir una
cosa que tiene necesidad de tales m edios? Pero el error está
en que nosotros, en ve/, de buscar el f in que disculpa precisa
700 mente semejantes medios, suponemos «a priori» un fin que
excluye precisamente semejantes medios, o sea, adoptamos una
C om o el «mundo consciente» no sirve de punto de arran deseabilidad en relación con ciertos m edios (con m edios pla
que del valor se hace precisa, com o es lógico, una valoriza centeros, racionales, virtuosos), como norma según la cual pre
ción «objetiva». cisamente establecemos qué objetivo de conjunto es deseable.
En relación con el gran volumen y la m ultiplicidad dei El error fundamental consiste precisam ente en que nos
trabajo realizado en provecho o daño recíprocos, represen otros, en vez de com prender la conciencia com o instrumento
tada por la vida com plexiva de cualquier organism o, el y particularidad en la vida contem plativa, la ponem os com o
mundo consciente de sentimientos, intenciones, evaluacio criterio de la vida, com o suprem o estado de valor de la vida:
nes de aquel organism o es una pequeña fracción. Hacer di' esta es la errónea perspectiva del «a parte ad totum »; por
este fragm ento de conciencia el fin, el porqué de cada fenó esto instintivamente todos los filósofos llegan a concluir por
meno com plexivo de la vida, es algo a que no tenemos el me imaginar una conciencia com plexiva de todo lo que acon
ñor de los derechos: es un hecho que llegar a ser consciente tece a la vida y a la voluntad, un «espíritu», «Dios». Pero
resulta solo un m edio m ás en el desarrollo y en el aumento debe decírseles que, precisam ente por esto, hacen de la vida
del poder de la vida. Por esto es una ingenuidad poner como una monstruosidad: que un Dios y un sensorio com plexivo
valores supremos el placer, o la espiritualidad, o la moralidad, sería en absoluto una cosa por la cual la existencia merecería
o cualquiera otra singularidad de la esfera de la conciencia, ser condenada... Precisamente el hecho de que nosotros ha
y el justificar acaso en ellos el «mundo». yamos elim inado la conciencia com plexiva. que pone fines
474 F R IE D R IC H N IK T Z S C U E L A V O L U N T A D D E P O D F .R 475

y medios, es nuestro gran alivio; con esto debemos dejar de pierde su valor, y precisam en te p o r esto aparece co m o pri
ser pesimistas... Nuestro gran reproche contra la existencia vado de sentido y superfluo.
era «la existencia de Dios»... Por tanto, es necesario preguntarse: ¿cóm o p u d o (o debió)
surgir la ilusión del ser?
Y tam bién: ¿cóm o se han desvalorizado todos los juicios
701
de v alor que se basan en la hipótesis del ser?
Pero con esto reconocem os que esta hipótesis del S er es
D e l valor ele devenir.— Si el m ovim iento del m undo .se
el origen de todas las calum nias del m undo (el «m undo m e
m arcase una m eta, la m ism a debería ser alcanzada. Pero el
jor», el «m undo real», el «m as allá», la «cosa en sí»),
hecho esencial es el siguiente: que aquel m ovim iento no
1) El devenir no tiende hacia ninguna m eta, no desagua
tiene una m eta, y toda filosofía o hipótesis científica (por
en un «ser».
ejem plo, el m ecanism o), en la cual una m ela se hace nece
2) El dev en ir no es un estado aparente, m ientras que el
saria, es refutada por este hecho fundam ental.
m undo existente acaso es una apariencia.
Yo persigo una concepción del m undo de acuerdo con este
3) El devenir tiene en todo m om ento igual valor: la sum a
hecho. El devenir debe explicarse sin recurrir a estas inten
de su valor queda siem pre igual; en otros térm inos: el d ev e
ciones finales: el devenir debe aparecer justificado en todo
nir no tiene ningún valor, porque falta una cosa con la cual
m om ento (o bien debe aparecer no valorable; lo que nos lleva
se pudiera m edir y en relación a la cual la palabra «valor»
a la m ism a conclusión): no podem os de ningún m odo justifi
icnga sentido. El valor com plexivo del m undo no es valori-
car el presente por un futuro o el pasado con un presente. La
/able; el pesim ism o filosófico, por consiguiente, resulta algo
«necesidad» no presenta la form a de una fuerza com plexiva
cóm ico.
invasora. dom inante, o de un prim er motor; y no debe enten
derse com o la necesidad de condicionar algo valioso. Debe
negarse una conciencia com plexiva del devenir, un «Dios»,
703
para no situar todo lo que ocurre en el punto de vista de un
ser que tiene con nosotros com unes sentimientos y sabiduría,
¡Procurem os no hacer a nuestras «deseabilidades» jueces
y, sin em bargo, no desea nada: «Dios» es inútil cuando no
del ser!
quiere algo, y, por otra parte, con Dios se pone una suma de
¡Hay que colocar de nuevo com o un «en sí» tras de la
desplacer y de ilogismo que rebaja el valor com plexivo del
evolución, las form as finales de la evolución!
«devenir»; por fortuna, falta precisam ente tal poder aditivo
(un Dios que sufre y vigila, un sensorio complexivo»: y
«todo espíritu» sería la m ayor objeción contra el Ser).
704

702 Nuestra consecuencia ha llegado a ser científica en la pro


porción que pueden em plearse el número y la m edida. D e
A purando un poco más: no se debe aum entar ningún ser bería intentarse construir un orden científico de ios valores
en general, porque, si adm itim os semejante cosa, el devenir simplemente sobre una escala de número y m edida de la
476 F R IE D R IC H N IE T 7 .S C H E L A V O L U N T A D D E PO D ER 477

fuerza... Todos los dem ás «valores» son prejuicios, ingenui 706


dades, errores. Son siempre reducibles a aquella escala de
número y m edida de la fuerza. El ascenso en esta escala sig A «Dios» debe entendérsele, com o un m om ento cimero:
nifica dism inución del valor. la existencia es un eterno divinizarse y desdivinizarse. Pero
En esle caso actúan contra nosotros la apariencia y el pre en esto no hay ningún punto elevado del valor, sino un punto
juicio. (Los valores morales son solamente valores aparen álgido de poder.
tes, confrontados con los fisiológicos.) Deben excluirse por com pleto el mecanismo y la materia,
desde el momento que am bos son térm inos exclusivos para
expresar grados inferiores; la forma m enos espiritual de la
705 pasión (de la «voluntad del poder»). El retroceso del punto
de vista de altura en el devenir (de la m ás alia espiritualiza
Veamos dónde es inadmisible el punto de vista «valor». ción del poder sobre la base del mayor número de esclavos)
En el «proceso del lodo», el trabajo de la humanidad 110 se se debe representar como derivación de esta l'uer/.a más alta,
toma en consideración, porque no existe de ningún mixlo un que, volviéndose contra sí misma, cuando no tiene nada que
proceso de conjunto (pensando com o sistema): organizar, em plea en desorganizar su fuerza propia y autén-
— no existe ningún «todo»; no podem os plantear nin lica...
guna valoración de la existencia humana, de los fines hum a a) La victoria cada vez más absoluta contra la sociedad
nos, en relación a lo que no exisle; y su som etim iento a una m inoría de hombres fuertes.
— la «necesidad», la «causalidad», la «finalidad», son b) La victoria cada vez más com pleta de los privilegia
apariencias útiles; dos y de los más fuertes y, por consiguiente, el advenimiento
— el fin no es el «aumento de la conciencia», sino el au de la dem ocracia y, por último, de la anarquía de los ele
mento de poder; en este aum ento queda incluida la utilidad mentos.
de la conciencia; igualmente están las cosas con los placeres
y con el desplacer;
— no se deben tomar los medios com o suprema medida 707
del valor (por consiguiente, no se deben tomar los actos de
la conciencia com o goce y dolor, porque el m ismo devenir Valor es la mayor cantidad de poder que el hombre puede
consciente es solamente un medio); asumir: ¡el hom bre, aclaremos, no la humanidad! La hum a
— el mundo, en vez de un organismo, es un caos; la evo nidad, en vez de un fin, es un medio. Nos preocupa el tipo,
lución de la «inteligencia» es solo un m edio para la relativa puesto que la humanidad resulta sim plem ente el material
duración de la organización; con el que se intenta llegar a él, o la enorme superabundan
— toda «aspiración» carece de sentido con relación al cia de los fracasados: un cam po ruinoso.
carácter com plejo del ser.
478 I.A V O L U N T A D D E P O D E R 479
FR IED RICH N IETZ SC H E

708 v á m e n te , p o d ría m o s h a b la r d e á to m o s y d e m ó n a d a s; y es
c ie rto q u e el m u n d o q u e tie n e m e n o r d u ra c ió n e s e l m á s d u
L as p a la b ra s del « v a lo r» so n b a n d e ra s q u e su e le n e n a r b o ra d e ro ... N o e x is te v o lu n ta d : h a y p u n tu a c io n e s d e v o lu n ta d ,
larse d o n d e se in v e n ta u n a n u e v a b e a titu d o un n u e v o se n ti las c u a le s c o n s ta n te m e n te a u m e n ta n o d is m in u y e n su poder.
m ie n to .

V
709
L A V O L U N T A D D E P O D E R C O M O S O C IE D A D
El p u n to d e v ista del « v a lo r» e s el p u n to d e v is ta d e c o n Y C O M O IN D IV ID U O
d ic io n e s d e c o n s e rv a c ió n y d e c re c im ie n to e n re la c ió n c o n
se re s c o m p le jo s , q u e tie n e n u n a v id a d e d u ra c ió n re la tiv a 1. So c ie d a d y E s t a d o

d e n tro d el d e v en ir.
N o h a y u n id a d e s ú ltim a s in m u ta b le s, ni á to m o s, ni m ó n a 712
d a s; ta m b ié n a q u í el « se r» fu e p re c isa m e n te in tro d u c id o p o r
n o s o tro s (p o r ra z o n e s p rá c tic a s, ú tile s, d e p e rsp e c tiv a ). P ro p o s ic ió n fu n d a m e n ta l: s o la m e n te lo s in d iv id u o s se
sie n te n « re sp o n sa b le s» . L as m u ltitu d e s e n re a lid a d h a n sid o
c r e a d a s p a ra h a c e r a q u e llo p a r a lo c u a l n o tie n e n v a lo r los
710 in d iv id u o s. Q u iz á p o r e sto to d a s las c o m u n id a d e s , s o c ie d a
d e s, e tc é te ra , so n c ie n v e c e s m a s s in c e ra s y m á s in stru c tiv a s
« S e re s d e d o m in io » ; la e s fe ra d el d o m in a d o r c re c e c o n ti so b re la e s e n c ia d el h o m b re q u e el in d iv id u o , q u e e s d e m a
n u a m e n te , o ta m b ié n , se g ú n el fa v o r o d is fa v o r d e las c ir sia d o d é b il p a ra te n e r el v a lo r d e su s in stin to s...
c u n s ta n c ia s (de la n u tric ió n ), d is m in u y e o c re c e p e rió d ic a T o d o « a ltru is m o » se n o s re v e la c o m o p ru d e n c ia d el
m en te . « h o m b re -p riv a d o » : las so c ie d a d e s n o so n « a ltru ista s » e n tre
« V a lo r» es e s e n c ia lm e n te el p u n to d e v ista p a ra el a u sí... E l p re c e p to d el a m o r al p ró jim o n o h a sid o n u n c a re e m
m e n to o la d is m in u c ió n d e e sto s c e n tro s p a tro n a le s (« m u lti p la z a d o p o r el p re c e p to d e l a m o r al v e c in o . M a s re su lta c o
p lic id a d » en to d o c aso ; p e ro la « u n id a d » n o se e n c u e n tra de rre c to d e c ir q u e e n e s te p la n to d a v ía e s tá e n v ig o r el p re c e p to
n in g ú n m o d o e n la n a tu ra le z a d el d e v e n ir). d e M a n u : « T o d o s los re in o s lim ítro fe s, in c lu so los a lia d o s,
d e b e n se r c o n s id e ra d o s c o rn o e n e m ig o s . P o r la m is m a ra z ó n
d e b e m o s c o n s id e ra r a los v e c in o s d e e s to s p u e b lo s c o m o
711 a m ig o s» .
P o r e s ta ra z ó n e s tan p re c io s o el e s tu d io d e la so c ie d a d ,
L o s m e d io s e x p re s iv o s d el le n g u a je n o se u tiliz a n para d a d o q u e el h o m b re , c o m o so c ie d a d , e s m u c h o m á s in g e n u o
s ig n ific a r el d e v e n ir; p ro p io d e n u e stra in e v ita b le n e c e sid a d q u e el h o m b re c o m o « u n id a d » . L a « s o c ie d a d » tie n e la v irtu d
d e c o n s e rv a c ió n e s su p o n e r p e rm a n e n te m e n te un m u n d o d e n o c o n s id e ra rs e n u n c a m á s q u e c o m o m e d io d e lo s f u e r
g ro s e ro d e e le m e n to s p e rm a n e n te s , d e « c o sa s» , e tc. R elati tes, d e l p o d e r, del o rd e n .
480 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E L A V O L l :N T A D D I. P O D E R 481

¡Qué sencillez y dignidad palpitan en las palabras de El legislador y el que ejecuta la ley; el m aestro de disci
Manu!: «Por su propia fuerza, difícilmente se sostendría la plina y los que se han forjado y dispuesto en la disciplina.
virtud. En el fondo, solo el tem or al castigo es lo que reduce
al hombre a ciertos límites y cada individuo puede gozar en
paz de lo suyo». 715

Una división del trabajo de las pasiones dentro de la so


713 ciedad: de modo que los individuos y las clases educan las
almas incompletas, que en definitiva resultan las m ás útiles.
El Estado o la inmoralidad organizada.— Interiormente, De qué manera, en cada tipo incluido en una sociedad, algu
com o policía, derecho penal, clases sociales, comercio, fa nos afectos han llegado a ser casi rudimentarios (por el m a
milia; exteriormente, com o voluntad de dominio, de guerra, yor desarrollo de otras pasiones).
de conquista, de venganza. Para la justificación de la moral:
¿Cóm o es posible que una gran multitud humana realice
La económica (la intención de una posible utilización de la
em presas que no podrían realizar nunca los individuos por
fuerza individual contra la dilapidación de toda excepción).
su cuenta? Por la difusión de la responsabilidad, de las ór
La estética (la estructuración de tipos fijos juntam ente
denes y de la ejecución. Por el carácter indirecto de las
con el gozo en el propio tipo).
virtudes, de la obediencia, de los deberes, del am or a la pa
La política (como arte de soportar las difíciles relaciones
tria y al príncipe. Por el sentimiento de orgullo, de rigor, de
de tensión de los diferentes grados de poder).
fortaleza, de odio, de venganza; en una palabra: por todos
La fisiológica (como predominio imaginario de la valora
los rasgos especiales que contradicen la m entalidad del
ción a favor de aquellos que han fracasado, para la conser
rebaño.
vación de los débiles).

714
716

N inguno de vosotros tiene el valor suficiente para matar


El m ás importante, esencial apetito del hombre — su vo
a un hombre, para azotarlo, para... La gran m áquina del Es
luntad de dom inio a este instinto recibe el nombre de «liber
tado, sin em bargo, aventaja en esto a los individuos, porque ad » — ; debe mantenerse en los más vastos límites. Por esto
aleja de sí la responsabilidad de lo que realiza (obediencia,
la ética, hasta el momento, con sus inconscientes instintos de
juram entos, etc.).
educación y de disciplina, se ha aplicado a refrenar el ins
Todo lo que los hombres hacen al servicio del Estado con
tinto de dominación; tiene a prueba al tiránico individuo y
traría su carácter; del mismo modo, todo lo que aprende en el
subraya, con su agigantam iento de los cuidados por la co
servicio futuro del Estado es contrario a su carácter.
munidad y del am or a la patria, el instinto de dominación del
Sem ejante fin se logra con la división del trabajo, en vir
rebaño.
tud de la cual nadie tiene ya la total responsabilidad.
482 FR IE D R 1 C H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 483

717 gado. A rrastra aquella «igualdad» que desprestigia el abismo


ile la distancia com o inmoral...
Incapacidad para la dominación: su hipocresía y astucia:
com o obediencia (subordinación, orgullo del deber, m orali
720
dad...); com o abnegación, altruismo, am or (idealización, di
vinización de los que mandan como sustitutivo de la agresivi
Lo que puede considerarse «útil» depende por completo
dad y apoteosis de sí mismo); com o fatalismo, resignación;
de la intención, del «para qué»; la intención, la meta, de
com o «objetividad»; com o tiranización de sí mismo (estoi
pende a su vez del grado de poder por otro lado. Por todo, el
cismo, ascetismo, «renunciación a sí mismo», «santificación»):
utilitarismo no puede considerarse com o una base, sino solo
como crítica, pesimismo, indignación, tortura del espíritu; como
una doctrina secundaria y de poca validez en suma.
«belleza del alma», «virtud», «divinización de sí mismo», «más
allá», «apartam iento del m undo», etc. (la com prensión de la
incapacidad para la dom inación disfrazada de «dédain»). 721
Por dondequiera se manifiesta la necesidad de encam ar al
gún poder, o de proporcionar a sí m ism o la apariencia de un La teoría del Estado fue considerada alguna vez de una
poder; com o em briaguez. utilidad calculadora. Hoy día se tiene otra perspectiva. El
Los hombres que ansian el poder por el placer que el po tiempo de los reyes pasó, porque los pueblos son indignos de
der proporciona: los partidos políticos. ellos, no quieren ver en los monarcas el símbolo de su ideal,
Los que desean el poder, con evidente sacrificio de su bie sino un medio para su beneficio.
nestar y felicidad: los ambiciosos. Esta es la simple y total verdad.
Los que quieren el poder para quitarlo de esas manos de
las que no desean depender.
722

718 Intento de com prender por m i parte la absoluta irraciona


lidad del juzgar y del valorar (libre de voluntad, natural
Crítica de la «justicia» y de la «igualdad ante la ley»: ¿qué mente, y con intención de resultados morales):
es lo que debem os rechazar de este problem a? La tensión, la
El grado de falsedad psicológica y de turbiedad para la
enemistad, el odio. Pero es equivocado creer que de este
consagración de las pasiones esenciales al aum ento de espí
modo se aum enta la felicidad: los corsos, por ejemplo, son
ritu de conservación y de poder (con el fin de crearse una
más felices que los continentales.
buena conciencia).
El grado de estupidez que es necesario para que subsista
719 una regulación y valoración común (educación, vigilancia
ile los elem entos formativos, domesticación).
Una de las form as m ás engañosas del envilecim iento del El grado de inquisición, desconfianza e impaciencia para
hom bre es su afán de reciprocidad, el deseo de querer ser pa tratar a las excepciones com o crim inales y oprimidas, para
484 F R IE D R IC H N IH T Z S C H K LA V O L U N T A D D E P O D E R 485

darles la mala conciencia con que enfermen interiormente en aunque se muestre m adura para la dem ocracia y el régimen
función de su excepcionalidad. mercantilista... Las seguridades de paz en la mayoría de los
casos suelen ser medios para aturdirse.

723
725

La moral, esencialm ente com o defensa, com o medio de


El establecimiento del Estado m ilitar significa el más po
defensa, en cuanto resulta un signo de hombres no desarro
deroso medio de asegurar y conservar la gran tradición res
llados (acorazados, estoicos).
pecto al tipo hum ano superior, al tipo del hom bre fuerte.
El hombre desarrollado tiene ante todo amias: es agresivo.
Y todos los conceptos que mantienen la enemistad y jerarquía
Convierte los instrumentos de guerra en instrumentos de
social de los Estados necesitan ser sancionados (naciona
paz (de escam as y planchas, plumas y pelo).
lismo, proteccionismo, por ejemplo).

724 726

Es inherente al concepto de un ser vivo, su crecimiento, el Para defender la subsistencia de algo superior a un indi
ensanchamiento de su esfera de poder, para lo cual tiene que viduo; para que pueda conservarse una cosa que quizá re
valerse de fuerzas extrañas. Se habla, bajo las nieblas debidas sulte una creación individual, hay que exigir toda clase de
al efecto narcótico de la moral, del derecho a defenderse de limitaciones individuales, de mutilaciones, etc. ¿De qué m a
los individuos; de la misma manera podía hablarse de un de nera...? El amor, la veneración, la gratitud hacia la persona
recho a atacar, pues ambos — y el segundo aún más que el que creó la obra es un alivio; o bien, que nuestros antepasa
primero— le resultan necesarios al ser humano: el egoísmo dos hayan luchado por ella; o que mi posteridad esté garan
agresivo y defensivo no son cosas de elección o de «libre vo tizada cuando yo por mi parte garantizo dicha obra (por
luntad», sino la «fatalidad» de la vida misma. ejemplo, la Traite;). La moral, en definitiva, es la creación de
Al respecto, da lo mismo considerar un individuo, un algo que se hace durable a costa de los individuos, o por su
cuerpo viviente o una sociedad progresiva. El derecho al escolarización. Se com prende que la perspectiva de abajo
castigo (o de defensa social) no es en esencia más que un arriba dará otra impresión com pletamente distinta que la de
abuso de la palabra «derecho»: un derecho se adquiere por arriba abajo.
un pacto; pero el defenderse y el guardarse no se apoya en ¿De qué m anera conservaremos un com plejo de poderes?
ningún pacto. Sacrificando m uchas generaciones.
De la misma manera y con parecido sentido, podría hablar
se de la necesidad de conquistar, de un deseo de poder, bien 516
mediante las armas, bien por la colonización o el comercio;
derecho de crecimiento, por ejemplo. Una sociedad está en El «continuum»: «M atrimonio, propiedad, lengua, tradi
decadencia cuando renuncia a la conquista y a la guerra. ción, estirpe, familia, pueblo. Estado», son continuos de or
L A V O L U N T A D D E PO D H R 487
486 F R IE D R IC H N IE T Z S C H K

den inferior o superior. La econom ía de estas entidades con (¿existe todavía la nobleza?). «Quareritur»; es decir, de la
siste en la superabundancia de las ventajas del trabajo inin creación de un tipo fijo y determinado de hombre dominador,
terrumpido, así com o de la multiplicación sobre los prejui a cuyo punto de vista se sacrifican hombre y mujer. Se com
cios: las máximas costas de los cam bios de las partes o de la prende que para esto el am or no es de primera necesidad; por
durabilidad de esta. (M ultiplicación de las partes eficientes el contrario; y ni siquiera aquella cantidad de buena voluntad
que, sin em bargo, muchas veces están desocupadas; así del uno para con el otro que justifica el buen matrimonio bur
pues, máximo coste de reacción y coste no insignificante de gués. Lo que en última instancia vale es el interés de una ge
conservación.) La ventaja se deduce al evitar interrupciones neración, y sobre él, de una clase. Nosotros, los modernos
y las pérdidas consiguientes. Nada resulta más costoso que animales de sangre caliente, de corazón susceptible, nos sen-
comenzar. liremos un poco helados ante este frío y severo concepto del
«Cuanto m ayor es el provecho de una existencia, tanto matrimonio, tal como ha existido en toda sociedad aristocrá
mayores son los gastos de conservación y de producción tica, desde la antigua Atenas hasta la Europa del siglo xvm.
(alimentación y propagación); lanío más grandes son los pe Precisamente como consecuencia, el amor como pasión — ate
ligros y las probabilidades de caer en la sima tlesde la allura niéndonos al profundo sentido de la palabra— se ha inven-
alcanzada.» lado en y para el mundo aristocrático: para un mundo donde
Iti coacción y la carencia del mismo era mayor.

728
516
El matrimonio, en el sentido burgués de la palabra, en el
más precioso sentido, por tanto, de la palabra «matrimonio», Para el porvenir del m atrim onio.— Un recargo en la con
no tiene que ver dem asiado con el amor, ni con el dinero. En tribución (en las herencias), y un impuesto militar de los sol
el amor, no es posible fundar una institución. Se Irata de un ieres de una determ inada edad y creciendo según la edad
permiso social para que dos personas salisfagan su instinto (dentro de la comunidad).
sexual en ciertas condiciones, com o es natural, condiciones Ventajas de muy diversa índole para los padres prolíficos
que, en definitiva, salvaguarden los intereses sociales. Como bajo las circunstancias de una pluralidad de votos.
es natural, entre estas condiciones figuran cierto bienestar Un registro m édico anterior a todo m atrimonio, suscrito
para los contrayentes y bastante buena voluntad: voluntad de por una autoridad responsable, en el que figuren ciertas res
paciencia, de fidelidad, de cuidados mutuos; pero no debe puestas de los desposados y hechas por el m édico (Historia
abusarse de la palabra am or en este asunto. Para dos enamo di' tina fam ilia).
rados, en el sentido profundo y serio de la palabra, la satis Para atacar la prostitución (o para su ennoblecimiento),
facción del instinto sexual no es esencial, sino un mero sím matrimonio provisional legalizado (por años o meses), con
bolo: para una parte, según se ha dicho, símbolo de una garantías para los hijos.
dependencia incondicional: para otra, símbolo de adhesión, ( ada matrimonio garantizado y abonado por un determ i
de posesión. En el matrimonio, según el sentido noble y tra nado número de hombres respetables de un m unicipio, com o
dicional de la palabra, se trata de la disciplina de una raza itMiitio municipal.
488 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E P O D E R 489

730
731

Un nuevo criterio de am or al prójim o.— En muchos ca


Hay naturalezas delicadas y enfermizas, com o las de los
sos, tener un hijo resulta un delito: en las enferm edades cró
llamados idealistas, que no pueden llegar sino a un delito,
nicas y en las neurastenias de tercer grado. ¿Qué hay que ha
cru. veri. Se trata de la gran justificación de su pequeña y pá
cer en tales casos...? Resultaría apropiado cultivar la castidad
lida existencia: un desquite de una larga cobardía y falacia,
con ayuda de la m úsifa de Parsifal. dado que este tipo idiota
un mom ento al menos de fortaleza; después, perecen.
tenía razón que le sobraba para no propagarse. El inconve
niente radica en que la consecuencia ordinaria de un estado
general de agotam iento es la incapacidad de dom inarse (de
732
reacción a los estím ulos sexuales por pequeños que sean).
No cabe duda que nos engañaríam os si eligiéramos, por
En nuestro civilizado mundo apenas conocem os más que
ejemplo, a un Leopardi com o casto. El sacerdote, el m ora
al criminal am argado, hum illado por la maldición y el des
lista, tienen en este caso todas las de perder; preferible re
precio de la sociedad, desconfiado de sí mismo, a menudo
sulta ir a la botica. Últimamente, la sociedad en este asunto
calum niador o reductor de su acto, un tipo fracasado de de
tiene algo que atender; hay pocas exigencias apremiantes y
lincuente, y nos resistimos a la idea de que todos los grandes
fundamentales en ella. La sociedad, como representante de
hombres han sido crim inales (si bien en el grande estilo y no
la vida, debe responder de cada vida perdida ante la vida
en el estilo despreciable), de que el crimen es cosa de gran
misma, y hasta debe expiarla; por tanto, debe evitar sem e
des (así lo han declarado los exam inadores de riñones y to
jante pérdida. La sociedad debe evitar la procreación en gran
dos aquellos que han buceado en las grandes almas). La «li
número de ocasiones; en este punto no debe detener la es
bertad de pájaro» del tradicional, la conciencia del deber:
tirpe, rango ni espíritu de clase, imponiendo las más duras
cada gran hom bre reconoce aquí su peligro. Pero lo acepta,
prohibiciones y restricciones a la libertad, y hasta si es pre
acepta su gran m eta y, por tanto, el método también de lle
ciso, castraciones. El m andamiento bíblico «no matarás» es
gar a ella.
algo dem asiado ingenuo com parado con la seriedad de la
prohibición que impone la vida a los decadentes: «no en
gendrarás»... La vida, en realidad. 110 reconoce solidaridad
733
alguna, ninguna «igualdad de derechos» entre las paites sa
nas y las partes enferm as de un organismo; estas últimas de
Las épocas en que se dirige a los hom bres por m edio de
ben ser am putadas, o el todo sucumbe. Com pasión con los
premios y castigos tiene ante sí a una clase de hom bres infe
decadentes, iguales derechos para los fracasados; si esta fuera
rior, primitiva; sucede en este caso com o con los niños...
la más honda inmoralidad, sería la contra-naturaleza misma
En nuestra pobre cultura, la fatalidad y la degeneración
com o moral.
resultan algo que suprimen radicalm ente el sentido de pre
mio y castigo... Esta efectiva determ inación de los actos por
la perspectiva de un castigo o de una recompensa supone ra
zas jóvenes, fuertes, poderosas. En las razas viejas, los im
l.A V O L U N T A D D E P O D E R 491
490 F R 1E D R 1C H N IE T Z S C H E

Esto sería un concepto claro. Pero entonces no se deberían to


pulsos son tan irresistibles, que una mera representación ca
lerar dentro de la sociedad anarquistas ni enemigos por prin
rece realmente de fuerza; no puede oponer resistencia a un
estimulo, sino que tiene que seguirlo ciegamente; esta ex cipio de una forma social...
trema irritabilidad de los decadentes hace que el sistema de
castigos y recompensas carezca en absoluto de fuerza.
736

El delito se inscribe dentro del concepto de «atentado»


o
contra el orden social. A un rebelde no se le «castiga», se le
somete. Un rebelde puede ser un hombre despreciable y
El concepto «mejoramiento» se funda en la suposición de
digno de compasión; en sí, ninguna rebelión tiene nada de
hombres normales y fuertes, cuya acción individual debe ser
despreciable, por lo que el ser rebelde no rebaja a nadie. Hay
com pensada de algún modo para no perderlos para la com u
cosas, por el contrario, en que las rebeldías honran al indivi
nidad, para no hacerlos sus enemigos.
duo, descubridor de un motivo social de com bate y despabi-
lador, diríamos, de nuestro sueño.
El hecho de que el crim inal com eta un atentado contra un
734
particular no quiere decir que su instinto no esté contra todo
Efecto de la prohibición.— Todo poder prohibitivo des el orden social: el hecho es meramente sintomático.
El concepto «castigo» debe limitarse a ser un concepto:
pierta la susceptibilidad en aquel a quien le prohíbe alguna
abatimiento de un rebelde, medidas de seguridad contra los
cosa, engendrando la «mala conciencia» (es decir, el apetito
abatidos (prisión o m edia prisión). Pero los castigos no de
de algo con la conciencia de los peligros de su satisfacción,
ben expresar desprecio; un criminal será siempre un hombre,
con la exigencia del secreto, del cam ino torcido, de la pru
un hombre precisamente de valor. Tam poco debe conside
dencia). Toda prohibición estropea el carácter en aquellos
que no se someten a ella voluntariamente, sino a la fuerza. rarse la pena com o expiación, o com o indemnización, cual
si hubiera una relación de cambio entre culpa y castigo; la
pena no purifica, pues el delito no mancha.
735 No se debe impedir al criminal la posibilidad de congra
ciarse algún día con la sociedad, suponiendo que no perte
«Premio y castigo».— Ambas cosas nacen y mueren jun nezca a la raza de los criminales. En tal caso hay que hacerle
tas. Hoy no se quiere ser recom pensado, ni quiere recono la guerra, aun antes de que haya com etido algún acto de hos
cerse a nadie el poder de castigar... Se ha establecido el es tilidad contra la sociedad (en cuyo caso las autoridades de
tado de guerra; se quiere algo, y con este m otivo se tienen ben realizar una prim era operación: castrarlo).
enemigos, se procede quizá razonablem ente cuando se ha No se deben utilizar contra el criminal sus malas maneras
cen alianzas. ni el bajo nivel de su inteligencia. Nada más frecuente que
Una sociedad moderna, en la que cada individuo ha reali desconocer (especialmente su instinto de revuelta, el odio
zado su alianza: el criminal es uno que rompe esta alianza.. ilel déclassé no ha llegado a su conciencia, faute de ¡ecture).
492 FR IED R IC H N IE T Z SC H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 493

que bajo la im presión del miedo, del fracaso, calum nie su 737
acto y lo deshonre. A un prescindiendo de aquellos casos en
que, desde el punió de vista fisiológico, el crim inal se haya En el antiguo derecho penal dom inaba un concepto reli
entregado a un inaceptable impulso y desfigure su acto por gioso: el de la fuerza expiatoria de la pena. L a pena purifi
una acción episódica, haciendo que aparezca determ inado caba a quien la sufría; m ientras que en el m undo m oderno
por un falso m otivo (por ejem plo, un delito sangriento atri mancha. La pena tiene algo de indem nización: por ella se
buido al robo). encuentra alguien absuelto de aquello por lo que ha querido
Hay que procurar no juzgar el valor de un hom bre por un sufrir tanto. A dm itiendo el concepto de pena, advertirnos
solo hecho. Ya lo advirtió Napoleón. Los hechos — altos re tras la m ism a un alivio y un respiro, que realm ente está muy
lieves— son especialm ente insignificantes en este caso. Si cerca de una nueva salud, de un restablecim iento. No solo se
uno de nosotros no tiene en su conciencia un delito, por han hecho las paces con la sociedad, sino que se ha reco
ejem plo, ¿a qué se debe un hom icidio? Q uizá a que nos han brado la propia estim ación convirtiéndose en un «puro»...
faltado unas circunstancias favorables. Y si estas circunstan A ctualm ente, la pena aísla m ucho m ás que el delito; lo fatal
cias hubiesen concurrido, ¿qué hubieran indicado en nuestro que tiene tras sí cualquier delito es de tal índole que ha lle
favor? En el fondo es posible que se nos despreciara si no gado a ser incurable. De la pena salim os com o enem igos de
tuviéramos valor para matar a cualquiera en determ inadas la sociedad... Desde que som os sus víctim as, esta cuenta con
circunstancias. En casi todos los delincuentes se revelan un enem igo más.
cualidades que no deben faltar en un hombre. Por eso Dos-
toyevski dijo, de los huéspedes de una cárcel de Siberia, que
738
formaban la parte más fuerte y valiosa del pueblo ruso. Si
entre nosotros el delincuente es una planta poco alimentada
Mi pregunta, quizá dem asiado radical ante todo nuevo có
y desmedrada, es por delecto de nuestra organización social;
digo penal, es esta; que las penas deben .ser proporcionadas
en la época renacentista el crim inal prosperaba y conseguía
en su rigor a la m agnitud del delito — ¡cosa que quiere todo
valores propios, virtud al estilo del Renacimiento, es cierto.
el m undo en el fondo!— . y proporcionales a la sensibilidad
iv/7/í, virtud exenta claro es de moralidad.
ile cada crim inal. Es decir: ¿debe haber una determ inación
Solo se pueden elevar los hombres a quienes no se trata
previa de los castigos para un delito, debe hacer un código
con menosprecio: el desprecio moral es un deshonor y un
|>enal? Pero teniendo en cuenta que no sería fácil fijar el
perjuicio mayor que cualquier crimen.
grado de la pena para un crim inal, ¿deberíam os en la prác
Lo infam ante se ha adm itido en la pena, por culpa de
tica renunciar al castigo? ¡Qué grave daño! ¿Verdad? Por
que ciertas expiaciones solo se aplicaban a ciertos indivi
consiguiente...
duos despreciados (esclavos, por ejem plo). Los que con
m ás frecuencia resultaban castigados eran hom bres des
preciables, y finalm ente se consideró el castigo com o algo 739
infamante.
¡Oh la Filosofía del Derecho! Se trata de una ciencia que.
como cualquier ciencia m oral, apenas si está en pañales.
494 FRIEDRICH NIETZSCHK LA VOLUNTAD DE PODER 495

Se desco n o ce, p o r ejem p lo , au n p o r los ju rista s q u e se 742


co n sid eran libres de prejuicios, la significación m ás an tigua
y m ás p recio sa de la pen a, o m e jo r d ich o , no se la co n o ce; y A ctu a lm e n te ex iste en la so c ied a d u n a g ran c a n tid a d d e
m ientras la cien c ia del d ere ch o no se co loque en un n u ev o co n sid eració n , d e tacto y d e esp íritu co n c iliad o r, d e b e n e v o
terreno, a saber, en la historia co m p arad a de los pueblos, se lencia p ara con los h ec h o s ajen o s, y a u n p ara las a s p ira c io
g u irá p roduciéndose en el cam p o estéril de las ab straccio n es nes h u m an as; y au n q u e se d es cu b re un c ie rto se n tid o b e n e
esen cialm ente falsas q u e hoy suelen con sid erarse «F ilosofía volente d e estim ació n del v alo r h u m a n o q u e se m a n ifie sta en
del D erecho», en co m p leto d iv o rcio con el ho m bre actual. toda c lase de co n fia n za y d e cré d ito — la es tim a ció n al h o m
A unque este h o m b re actual sea un tejido tan com plicado, bre; y p o r cierto , no solo del h o m b re v irtu o so , es q u iz á el
aun en el p lan o de sus valoraciones juríd icas, que perm ite las elem en to q u e m ás nos d istan c ia de u n a v alo ra ció n c ris
m ás distintas interpretaciones. tiana— . C u an d o o ím o s h ab lar d e m oral n o p o d e m o s lib rar
nos d e la ironía, p orque el q u e p red ica m o ral se d ism in u y e a
n uestra v ista, o b lig án d o n o s a brom ear.
740 El liberalism o m oral supone uno de los signos m ás p o si
tivos de nuestro tiem po. E n los caso s d o n d e en d efin itiv a
Un viejo chino decía haber oído que cuando los im perios falta, ad m itim o s qu e se trata de alg o m o rb o so (el caso de
están hundiéndose, cuentan con m uchas leyes. C arlyle en Inglaterra; el caso de Ibsen en N oruega, e! caso
del pesim ism o de S ch o p en h au er en to d a E uropa). Si hay
algo que nos reconcilia con la época, es la cantidad de inm o
741 ralidad de que hace gala, sin pensar ni por un m o m en to mal
ile sí m ism a. Por el contrario. ¿Q ué es lo que co n stitu y e la
Schopenhauer aconsejaba que se castrase a los pillos y se superioridad de la cultura sobre la incultura, del R en aci
encerrase conventualm ente a los gansos. ¿D esde qué punto miento contra la Edad M edia? U na cosa: la gran cantidad de
de vista resultaba su consejo aceptable? El pillo tiene sobre inm oralidad concedida. D e aquí se deduce có m o debe re
tantos hom bres la ventaja de que no es una m edianía; y el es presentarse el fanático m oralista los m ás altos grados de la
túpido tiene sobre sus sem ejantes la ventaja de que no sufre evolución hum ana: com o el non p lu s ultra de la corrupción
al contacto con la mediocridad. (recordem os el juicio de S avonarola sobre Florencia, el ju i
Sería deseable que el abism o fuera m ás hondo, es decir, cio de Platón sobre la A tenas de Pericles, el ju ic io de Lutero
que la pillería y la estupidez creciesen. De esta m anera se sobre Rom a, el juicio de R ousseau sobre la sociedad del
engrandecería la naturaleza hum ana... Pero últim am ente tiempo de Voltaire, el ju icio alem án contra G oethe).
sem ejante crecim iento resulta necesario; ello sucede sin
consideración previa, sin que lo deseem os o no. La estupi
dez, la pillería crecen, corno consecuencia fatal del «pro 743
greso».
¡Respiremos aire puro! Este absurdo estado de E uropa no
puede prolongarse por m as tiem po. ¿Existe alguna idea tras
4% FR IE D R IC H M E T Z S C IIH LA V O L U N TA D D E POD ER 497

de esla bestia astada del nacionalism o? ¿ Q ué valor puede te me avergüenzo de esa orgullosa palabra; no, nosotros no la
ner, en un m om ento que todo nos hace pensar en intereses necesitamos; alcanzarem os la victoria y aun el poder sin el
m ás altos y com unes, exaltar esos ruines sentim ientos de auxilio de la verdad. El hechizo que nos favorece, la m irada
am or propio? Y esto ocurre en una época en la que la in de Venus que hechiza y deja ciego a nuestro adversario, es la
terdependencia intelectual y la desnacionalización espiritual magia de «lo extrem o», el encanto que ejerce todo lo extre
salta a la vista y el verdadero valor y sentido de una cultura mado: los inm oralistas. nosotros naturalm ente, som os los
suele consistir en una adaptación v fecundación recíprocas... mas extrem istas.
Y el «nuevo im perio» está fundado sobre la idea mas usada
y desvalorizada: la igualdad de derechos y de votos.
La lucha por la influencia dentro de un Estado que nada 745
vale; esa cultura de las grandes ciudades, de los periódicos,
de la fiebre y de la «falta de fines». La corrupción de nuestras clases dom inantes ha estrope-
La unificación económ ica de Europa va lográndose in mlo el tipo del dominador. El «Estado» com o adm inistrador
evitablem ente, y, al m ism o tiempo, com o reacción, el partido de la justicia es una cobardía, porque falta el gran hom bre
de la paz... que pueda servir de referencia. U ltim am ente, la inseguridad
Un partido de la paz, sin sentim entalidad, que se impone es tan grande, que los hom bres, ante cualquier fuerza de vo
la prohibición de la guerra a sí m ism o y para sus hijos; que luntad que m anda, caen en el polvo.
renuncia a servirse de la justicia; que conjura contra sí la
contradicción, la lucha, la persecución: un partido de los
746
oprim idos, al m enos para un cierto tiempo; pronto el gran
partido victorioso del sentim iento de venganza y rivalidad. «La voluntad de dom inio» resulta tan odiada en las épo
Un partido de la guerra que aparece con los m ism os prin
cas dem ocráticas, de toda la psicología de estos tiem pos se
cipios y rigores contra sí, en dirección inversa.
encam ina a su dism inución y calum nia. El tipo de gran am
bicioso tiene com o m odelo a Napoleón. ¡Y a César! ¡Y a
Alejandro! ¡Como si los citados no fueran los mas despre-
744
ciadores del honor!...
Y Helvecio os enseña que se aspira al poder para gozar los
Los príncipes europeos necesitan considerar si pueden
placeres destinados al poderoso: él interpreta esta aspiración
prescindir de nuestro apoyo. Nosotros los inmoralistas so
al poder com o voluntad de gozar, com o simple hedonismo.
mos hoy la única fuerza que no necesita aliados para conse
guir la victoria: somos, con mucho, para este fin, los más
fuertes entre los fuertes. No necesitam os ni siquiera la men 747
tira: ¿qué poder sería capaz de pasarse sin ella? Una gran se
ducción lucha a favor nuestro, la mas poderosa de cuantas Según sienta un pueblo: «en los pocos está el derecho, el
existen: la seducción de la verdad... ¿De la verdad? ¿Quién juicio, las dotes de gobierno, etc.», o «en los m uchos», ha
sitúa esta palabra en mis labios? Pues bien, yo la rechazo; yo brá un g o b i e r n " ' ¡'-biorno democrático.
498 FRIEDR1CH N IETZSCH E LA V OLUN TA D D E PODER 499

La realeza significa la creencia en la superioridad de un 750


guía, de un mesías, de un semidiós.
La aristocracia representa la creencia de una raza elegida, ¡Todos los partidos son unos traidores! Sacan a la luz algo
en una casta superior. tic sus jefes que estos desearían esconder con gran arte en el
La dem ocracia significa la no creencia en hombres supe fondo del cofre.
riores, en clases elegidas: «todos somos iguales». «En el
fondo todos somos un rebaño egoísta y plebeyo.»
751

748 El socialismo moderno intenta crear la form a laica del je


suitismo: cada individuo se convierte en un instrumento in
Me considero contrario: I) Al socialismo, porque sueña condicional. Pero el fin, el para qué, todavía no se ha descu
ingenuamente con el «Bien, la Verdad y la Belleza» y con bierto.
«derechos iguales. (También el anarquismo lucha por un ideal
semejante, si bien de un modo brutal.) 2) A] parlamenta
rismo y al periodismo, porque son los medios por los cuales 752
se eleva la bestia de rebaño.
El arm am ento del pueblo es, en última instancia, el arm a La esclavitud en la actualidad: ¡nueva barbarie! ¿Dónde
m ento de la plebe. residen aquellos por los cuales se lucha...? No es posible que
coexistan las dos castas com plem entarias.
La utilidad y el placer son teorías de la vida de esclavos:
749 lu «santidad del trabajo» se convierte en la m agnificación de
estos. Incapacidad para el «otium».
Qué ridículos me parecen los socialistas con su pueril op
tim ismo del «hom bre bueno», em boscado y dispuesto a la
abolición de todo el orden actual y el licénciamiento de to 753
dos los «instintos naturales».
Y el partido contrario es igualmente ridículo, porque no No hay derecho ninguno ni a la existencia, ni al trabajo,
admite la violencia en la ley, la crueldad y el egoísm o en m a la felicidad: el destino del hom bre no se distingue del
toda clase de autoridad. «Yo y mi especie queremos domi destino del m ás vil gusano.
nar y conservarnos: el que degenera es rechazado o aniqui
lado», es el sentimiento básico de todas las legislaciones au
tiguas. 754
La idea de una raza de hombre superiores es más odiada
que los m ism os reyes. Lo antiaristocrático manifiesta su De las masas debemos pensar tan desdeñosam ente com o
odio a los reyes com o máscara. lu Naturaleza: conservar la especie.
500 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E I.A V OLUN TA D DE POD ER 501

755 759

M iram os siempre con irónica tristeza la miseria de las LA REDENCIÓN DE TO D A CULPA


masas: quieren algo que nosotros conocem os. ¡Ah!
Se habla de la «profunda injusticia» en el plano social,
como si el hecho de que un hombre haya nacido bajo condi
756 ciones favorables y otros en situación desfavorable fuese
una injusticia; o también que hasta haya nacido con tales
La dem ocracia europea, aun en sus partes mínimas, re cualidades y aquel con otras. A fuer de sinceros, estos im
sulta un desencadenam iento de fuerzas. Por lo pronto, es un pugnadores de la organización social decretan: «incluso nos
desencadenam iento de cobardía, de fatiga, de debilidad. otros, con nuestras cualidades negativas, enfermizas, crim i
nales, que forzosam ente reconocemos, no somos sino la
r inevitable consecuencia de una secular opresión de los débi
757 les por los fuertes». Culpan de las características de su ca
rácter a las clases dominadoras. A m enazan, gruñen, m aldi
Sobre e! porvenir de los trabajadores.— Los trabajadores cen; se hacen virtuosos por indignación; quieren no en vano
deben llegar a sentir com o los soldados. Un horario, un haber llegado a ser hombres malos, canalla.
sueldo, ¡pero no una paga! Esta actitud, debida un poco a nuestro último siglo, tiene
N inguna relación existe entre prestación y pago. ¡El indi un nombre: pesimism o, y pesimism o por indignación. Se in
viduo. según su capacidad, debe colocársele de m anera que tenta juzgar la historia, despojándola de su fatalidad y ha
pueda rendir lo más posible dentro de su campo! ciéndola responsable, culpable. Pues a los que se trata de
buscar es a los que tienen la culpa. Los desheredados, los de
cadentes de toda clase, sublevados, reclam an víctimas para
758 su sed de destrucción, para no saciarla en ellos mismos,
gesto que podría elogiarse. Para esto tienen necesidad de una
Los obreros vivirán un día com o viven los burgueses: apariencia de derechos, es decir, de una teoría m ediante la
aunque sobre ellos, destacando por su falta de necesidades, cual puedan descargar sobre la correspondiente cabeza de
se encuentren las castas superiores. Vivirán, por consi turco el hecho de su existencia, de su m odo de ser. Esta ca
guiente, m ás pobres y más sencillamente, pero en la pose beza de turco puede ser Dios (en Rusia existen tales ateos
sión del Poder. por rencor), o el orden social, o la educación, o la instruc
C om o entre los hombres inferiores, se necesita propagar ción, o los judíos, o los aristócratas, o, en general, los bien
las «virtudes», son válidas las valoraciones invertidas. El nacidos de toda clase. «Es un crim en haber nacido en bue
m ando absoluto; terrible tiranía; arrebatarlos a la vida fácil. nas condiciones: pues de ese modo se deshereda a los de
Los demás deben obedecer, obligándoles su vanidad a que más, se les arrincona, se les condena al trabajo... ¿Qué culpa
no resulten dependientes de los grandes hombres, sino de tengo yo de ser un miserable? Alguien, sin em bargo, debe te
«principios». ner la culpa; porque, si no, resultaría insoportable serlo.» En
502 FR IH D RIC'H N IE T Z S C H K
LA V O LU N TA D DE PO D ER 503

En un a palabra: el pesim ism o indignado cre a respo n sab ili derechos»: prim ero se en señ ó a la h u m an id ad el principio de
dades para crear un sentim iento agradable: la venganza..., a la Iti igualdad d e una m an era religiosa, d esp u és v ino la co n s
qu e H o m ero co n sid erab a «m ás dulce que la m iel». trucción de u n a m oral sobre sem ejan te idea: qué m ilagro,
¡qué m ilag ro que el h o m bre term ine p o r tom arla en serio, in
tentando practicarla!; intentando llevarla a la p ráctica polí-
o lica, dem ocrática, socialista, pesim ista p o r indignación.
La busca de responsabilidades, en la m ayoría de las o c a
Q ue la co m en tad a teoría no sea com prendida, o, m ejo r d i siones, corre a cargo del instinto de v enganza. E ste instinto
cho, n o sea despreciada, e.s obra de ese cristianism o que to tic venganza h a dom inado de tal fo rm a sobre la hum anidad,
dos llevam os disu elto en la m asa de la sangre. La cosa re que to d a la m etafísica, la psicología, la historia, y sobre todo
sulta cierta hasta tal plinto, que siem pre som os tolerantes en la m oral, acusan la huella de su sello. Todo lo que ha pen
todo aquello que aun de lejos sabe a cristianism o... Los so sado el hom bre lleva en sí el bacilo de la venganza. El h o m
cialistas recurren siem pre al instinto cristiano: este es su más bre, al pensar, ha co n tam inado al m ism o D ios, restándole
tino ardid... D esde la aparición del cristianism o estam os ha inocencia a la vida, sobre todo, en cuanto ha referido toda
bituados al concepto supersticioso de «alm a», del «alm a in m odalidad del ser a voluntades, a intenciones, a actos de res
m ortal», de las alm as nóm adas, habitantes de otros m undos ponsabilidad. Toda la doctrina de la voluntad, triste falsifi
por su naturaleza, que casualm ente caen, por así decirlo, en cación de la psicología m oderna, ha sido inventada con p ro
la tierra y encarnan; pero sin que su esencia sea m ancillada pósitos fatales de castigo. L a utilidad social de la pena es lo
ni m ucho m enos condicionada. Las relaciones sociales, lo que garantizaba la dignidad, el poder y la verdad de este co n
m ism o las de parentesco que las de historia, son solo oca cepto. Los autores de aquella psicología, de la psicogía de la
siones para las alm as, quizá trances apurados: en todo caso, voluntad, se buscaron en las clases que tenían a su alcance el
el alm a no es nunca «obra» suya. Con sem ejante idea, el in derecho de castigar, y a cuyo frente se encontraba el sacer
dividuo adquiere un valor trascendental: puede atribuirse dote, puesto que los sacerdotes desearon la creación de un
una im portancia absurda. derecho, del derecho de tom ar venganza, concediendo a
El cristianism o, sin duda alguna, ha enaltecido al indivi Dios el derecho de vengarse. Con este propósito se inventó
duo haciéndolo ju e z de todas y cada una de las cosas, con la teoría del hom bre «libre»; con este fin tam bién, había que
virtiendo casi en un deber este gran desvarío: ha hecho valer suponer que toda acción es deseada, que el origen de cual
derechos «eternos» contra todo lo tem poral y condicionado. quier acción está en la conciencia. Pero con estos principios
¿Q ué es el Estado? ¿Q ué es la sociedad? ¿Qué son las leyes se refuta la antigua psicología.
históricas? ¿Qué es la psicología? En este m om ento tom a la C uando parece iniciarse el m ovim iento contrario en toda
palabra un más allá del devenir, un inmutable en toda la his Europa; cuando nosotros, aleccionados, querem os arrojar
toria; aquí habla algo inmortal, algo divino: ¡un alma! del m undo el concepto de culpa y el concepto de castigo,
O tra idea que también tenem os incrustada por la herencia, nuestra m ayor seriedad debe consistir en purificar la psico
en las carnes de la m odernidad, trem endam ente absurda: el logía de lodo semejante, de la m ism a m anera que la moral,
concepto de la «igualdad de las almas ante Dios». En ella la historia, las instituciones y sanciones sociales y hasta Dios
encontram os el prototipo de todas las teorías de la «igualdad mismo, en quien debem os reconocer nuestro más natural
LA V O LU N TA D DE PO DER 505
504 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E

iluo y asignarle aún un rango más alto... ¡Profundísimo error!


antagonista. Probablem ente en aquellos apóstoles de la ven
Igualmente que es otro error considerar com o la parte más
ganza y el rencor, en aquellos pesimistas que se consagran a
preciosa de nuestra naturaleza lo que nos hace anim ales de
santificar su lodo con el hombre de «indignación». Nosotros
rebaño.
que, por el contrario, querem os devolver su inocencia al de
venir, queremos ser los misioneros de una idea más pura: la
de que nadie ha dado sus cualidades al hom bre, ni Dios ni
761
la sociedad, ni sus padres, ni sus antepasados, ni él mismo:
que nadie tiene la culpa de ello... No puede encontrarse un ser
El individuo no solo es com pletam ente nuevo, sino crea
al que hacer responsable de que otro ser exista, de que un in
dor de cosas nuevas, algo absoluto la totalidad de sus accio
dividuo sea de una form a determ inada, de que haya nacido
nes le pertenecen.
en tal o cual situación o ambiente. Y nos resulta consolador
En última instancia, extrae de sí mismo los valores con
que no se encuentre semejante ser... Nosotros no somos re
que aprecia las acciones propias porque se siente obligado a
sultado de una intención eterna, de una voluntad, de un de
ilar una interpretación absolutam ente individual a las pala
seo; con nosotros no se ha hecho ninguna tentativa de reali
bras tradicionales. La interpretación de la fórmula, al menos,
zar un «ideal» de perfección o un «ideal» de felicidad o un
rs personal; puesto que, com o es sabido, aunque el individuo
«ideal de virtud»; nosotros no somos un error de Dios del que
no crea fórmulas com o intérprete es siempre creador.
este tenga la obligación de arrepentirse. (Sabido es que el An
tiguo Testamento arranca de esta idea.) No se encuentra lu
gar, fin, sentido, sobre el cual pueda descargarse el hecho de
762
que existim os, de que estem os hechos de un cierto modo.
Sobre todo, nadie podría hacer esto: no se puede juzgar, m e
El «yo» subyuga y mata: trabaja com o las células orgáni
dir, parangonar, ni siquiera negar el Todo. ¿Y por qué no se
cas, roba y usa de violencia. Q uiere regenerarse: gestación.
puede? Por cinco razones absolutamente accesibles a cual
Quiere alum brar su Dios y ver a los pies de este toda la hu
quier inteligencia: porque no existe nada fuera del Todo, por
manidad.
ejem plo... Y porque, repitám oslo, en el hecho de que esto
ocurra así, aparte un gran consuelo, encontramos la inocen
cia de toda la existencia.
763

A base de su propia fuerza, todo ser vivo se propaga, su


2. El in d iv id u o
jetándose al más débil: encuentra así goce en sí mismo: la
•■creciente» «humanización» de esta tendencia consiste en
760
que siempre se siente más sutilmente cuando difícil resulta
incorporar realm ente a otro: cóm o nuestro grosero daño re
Uno de los errores fundam entales es poner las ilusiones
vela nuestro poder sobre este otro, pero nos enajena siempre
en el rebaño en vez de en los individuos. El rebaño no es más
m i voluntad y, por tanto, lo hace menos dominable.
que un medio. Pero hoy se interpreta al rebaño com o indi vi
506 FRIEDRICH NIETZSCHE t .A V O L U N T A D D E P O D E R 507

764 i'i evocaba sorpresa— , se revela en su m áxim a: «L es g ran d es


mies n e so n t pas celles qui o n t m o in s d e p assio n s e t p lu s de
Es trem endo el grado de resistencia que hay q u e vencer 11 tu que les am es co m m u n es, m ais se u lem en t celles q u i ont
para m antenerse en la superficie; se trata de la m edida d e la . 1.- plus g ran d s desseins». Es Jo h n S tu art M ili (p ara quien
libertad lo m ism o en lo que se refiere a la sociedad que a ios i ham lbrt fue el La R o ch efb u cau ld m ás n o b le y m á s filosó-
individuos; poniendo la libertad com o un p oder positivo, in o del siglo xviii, q uien v e en él so lam en te al m ás ag u d o
com o voluntad de poder. La m ás alta form a de la libertad in observador d e todo lo q ue en el co razó n h u m a n o sig n ifica
dividual, de la soberanía, probablem ente no aum entaría lo egoísm o habitual». Y añade: «U n espíritu noble n o lo g rará
m ás m ínim o en favor del contrario aJ)/ donde el peligro d e la minea oblig arse a co n tem p lar d u ram en te lo v u lg ar y lo bajo,
esclavitud pendiese de ía existencia com o cien espadas de .i m enos qu e ello sea necesario para d em o strar co n tra cuáles
D am ocles. Repásese al respecto la historia o los tiem pos en influencias corruptoras sabe conservarse v icto rio so el espí-
que el «individuo» se hace m aduro, esto es, libre, hasta lle iiiu elevado y el carácter noble».
gar a la perfección en que se cuaja el tipo clásico de) hom
bre soberano; no, no fueron nunca tiem pos hum anos.
Es preciso no tener facultad de elección; o en alto o en 767
bajo; com o gusano, avergonzado, aniquilado, destrozado.
Hay que tener contra sí a los tiranos para ser tirano; esto es, M O R F O L O G ÍA D E LOS S E N T IM IE N T O S
libre. No es pequeña ventaja tener sobre la propia cabeza D EL P R O P IO VALER
cien espadas de Damocles: así se «apremie a bailar» y se
llega a la «libertad de m ovim ientos». Prim er punto de vista.— En qué form a los sentim ientos
, 1c sim patía y de solidaridad son el grado m ás bajo y el pre
paratorio en una época en que el sentim iento d e valo r perso
765 nal, la iniciativa de fijar los valores en el individuo no es aún
í posible.
Por naturaleza, el hombre es m ás altruista que cualquier 1 Segundo punto de vista.— En qué sentido la alteza del
otro animal. Por ello, su lento desarrollo «de niño» y su mas sentimiento colectivo del valor personal, el orgullo de clase,
alto perfeccionamiento: de aquí también la gigantesca di el sentirse desigual, la aversión a com unicarse con los se
mensión de su egoísmo. Los anim ales de presa son mucho mejantes a la igualdad de derechos, a la conciliación, en
más personales. ■•unía, son una escuela del sentim iento individual del valor:
especialm ente en cuanto constriñen al individuo a represen
t a r el orgullo del conjunto: debe hablar y obrar con una alta
766 . súmaeión personal por cuanto significa la com unidad en .su
persona. Igual resulta cuando el individuo presum e de ser
Para la crítica del «egoísm o-),— La involuntaria ingenui instrumento y portavoz de la divinidad.
dad de La Rochefbucauld, cuando cree afirmar algo atre Tercer punto de vista.— En qué sentido estos aspectos de
vido, libre, paradójico — entonces la verdad en psicología la ilespersonalización confieren a la persona una im portan-
50H FRIEDRICH NIETZSCHE 1.A v o l u n t a d d e po d ek 509

d a considerable; en qué sentido las fuerzas superiores se sir por una victoria, por la boda, por la paz: todas las fiestas tie
ven de esta; tem or religioso ante sí m ism o, estado de ánimo nen necesidad de un sujeto sobre el cual se descargue el sen
del profeta, del poeta. timiento. Se quiere que todo el bien que le ocurre a un hom
Cuarto punto de vista.— En qué sentido la responsabili bre sea hecho a este hom bre: se busca a un autor. L o m ism o
dad p o r el conjunto atribuye y perm ite a la persona una m i sucede ante una obra de arte, que alabam os a su autor, en vez
rada am plia, una m ano severa y fecunda, un ju icio y una de contentarnos con ella.
im aginación, una grandiosidad en la actitud y en los gestos, ¿Qué es alabar, por consiguiente? Lina especie de co m
cosa que no podría ocurrir si obrase solo por cuenta propia. pensación en relación con los beneficios recibidos, una res
En suma: los sentim ientos colectivos egoístas son la gran titución. una prueba de nuestro poder, porque el que alaba
escu ela prim aria de la soberanía personal. La clase noble aprueba, valora, juzga, atribuyéndose el derecho de aproba
hereda siem pre esta disciplina. ción. El sentim iento intensificado de felicidad y de vida es
tam bién un sentim iento intensificado de poder: partiendo
de este, el hom bre alaba (inventa y busca un autor, un «su
76S jeto»). El reconocim iento es la buena venganza: m ás seria
mente reclam ada a ser ejercida allí donde se deben conser
Las formas disim uladas de la voluntad de poder: var a un tiem po la igualdad y el orgullo, allí donde m ejor se
1) Deseo de libertad, de independencia, al m ism o tiempo ejerce la venganza.
que de equilibrio, de paz, de coordinación. En la form a más
baja: voluntad general de existir, «instinto de conservación».
770
2) Ponerse en cola para satisfacer la voluntad de poder
del conjunto: la sum isión, el hacerse indispensable, el ple PARA EL «M AQUIA V ELISM O» DEL DOM INIO
garse al que detenta el poder, el «amor» com o un camino
oblicuo para llegar al corazón del poderoso, a los fines de La voluntad de dom inio es algo manifiesto:
dom inar al poderoso.
a) En los oprim idos, en los esclavos de toda especie,
3) El sentimiento del deber, la conciencia, el consuelo
como voluntad de «libertad»; sim plem ente la liberación apa
imaginario de pertenecer a un rango más elevado que el de
rece com o fin (en sentido m oral-religioso: «responsabilidad
los legítimos detentadores del poder: el reconocimiento de
solo ante la propia conciencia», «libertad evangélica», etc.).
una jerarquía que permite juzgar, hasta a los m ás poderosos:
b ) En una especie de hom bres más fuertes, m adurada para
la condenación de sí mismo: la invención de nuevas tablas de
el poder com o deseo de preponderancia; cuando no alcanza
valores (los hebreos son el ejem plo clásico de esto último).
dxito se restringe a la voluntad de «justicia» (por ejemplo, a
lii voluntad de derechos iguales a los de la clase dominante).
769 <■) E n los más fuertes, más ricos, más independientes, más
valerosos, com o «am or a la humanidad», al «pueblo», al
£7 elogio, la gratitud, com o voluntad de poder.— Elogio y Evangelio, a la verdad, a Dios; com o compasión: com o «sa
reconocimiento por una buena cosecha, por el buen tiempo. crificio de sí mismo», etc.; com o un dominar, com o un to
510 F R IE D R I C H N I E T Z S C H E LA V O L U N TA D DE POD ER 511

m ar a su servicio; com o un cálculo instintivo de una sola resulta bastante lento y duro, se necesitan m ayores estím u
cosa; com o u n a gran cantidad de poder al que se puede dar los p ara iniciar las funciones.
u n a d ire c c ió n : el h éro e , el p ro fe ta , el C ésar, el S alvad o r, L a disolución es una objeción solam ente contra el que no
el p asto r (de esto form a parte tam bién el am or sexual, que tiene derecho a ella, y casi todas las pasiones tienen m ala re
quiere sojuzgar, poseer, y aparece com o una entrega de si putación para aquellos que no son bastante fuertes para con
m ism o. E n el fondo, es solam ente el am or al propio instru vertirlas en su propia utilidad.
m ento, al propio caballo, la convicción de que una cosa nos Es preciso entenderse sobre el hecho de que se puede em
pertenece y qu e nos podem os servir de ella). plear contra la pasión lo que se debe em plear contra la enfer
¡«Libertad», «justicia» y «am or»! medad; sin embargo, no es posible prescindir de las enfer
medades, y menos aún de la.s pasiones. Tenemos necesidad
de lo anormal, sufrimos un gran «shock» en la vida mediante
771 estas grandes enfermedades.
Es im prescindible distinguir en un enemigo:
Am or.— C ontem pla tu interior. ¿Existe algo n ris egoísta
que este am or, esta com pasión de la mu jer? Y cuando se sa 1) La pasión dom inante, que, en general, lleva consigo
crifican a sí m ism as, cuando sacrifican su honor, su reputa tam bién la form a suprem a de la salud; en este caso se consi
ción, ¿a quien lo sacrifican? ¿A un hom bre? ¿N o será a una gue m ejor la coordinación de los sistem as internos y su co
necesidad desenfrenada? Se trata, sin duda alguna, de d e laborar en un solo servicio; ¡pero esta es, cosa curiosa, casi
seos m uy egoístas, aunque ayuden a otro y le inspiren gra la definición de la salud!
titud... 2) El contraste de las pasiones, la existencia de dos, tres,
¡Hasta dónde sem ejante superfetación de una sola valora m uchas «alm as en un solo pecho»: cosa bastante malsana,
ción puede santificar a todo el resto! ruina interior, cosa disolvente, que traiciona y aum enta un
divorcio interior, una anarquía interior, a menos que una sola
pasión sea la que domine. Retorno de la salud...
772 3) La coexistencia de las pasiones, .sin que estas se con
trasten o se favorezcan entre sí; suele ser periódica, y enton
«Sentidos», «pasiones».— El tem or de los sentidos, de los ces, una vez restablecido el orden, es también sanada. A este
deseos, de las pasiones, cuando va tan lejos que los extravia, grupo de pasionales se adscriben los hombres más intere
es ya un síntom a de debilidad: los m edios extrem os caracte santes, los camaleones; estos no están en contradicción con
rizan siem pre estados de ánim o anorm ales. Lo que falta, o es ellos mismos, son felices y seguros, pero no tienen ningún
destrozado, es la fuerza para paralizar un impulso; cuando se desarrollo: sus estados de ánimo se encuentran próximos
debe ceder instintivam ente, esto es, reaccionar, entonces ha unos a otros, aunque se les separe siete veces. Estos cambios
rem os bien en rehuir las ocasiones («las seducciones»), no devienen.
«Un estím ulo de los sentidos» es una seducción solamente
cuando se trata de .seres cuyo sistem a nervioso es dem asiado
m ovible y determ inuble; en el caso contrario, que el sistema
512 F K IE D R IC H N IB TZSC 'H B l a v o l u n t a d d e po d e r 513

773 udyuvan tam bién los viajes, el exotism o, la psicología, el d e


recho penal, el m anicom io, los delincuentes, la sociología;
E fectos de la «cantidad» en el «fin» sobre la óptica d e la — la « im p e rso n alid ad » (de m o d o q u e n o so tro s, co m o
evaluación: el «grande» y el «pequeño» delincuente. L a ca n agentes de una colectividad, n o s perm itam os aquellos afec
tidad en el fin de la cosa qu erid a d ecide tam bién sobre el que tos y aquellas acciones: colegios de jueces, ju rad o , ciudadano,
la quiere, d ecide si este tiene estim ación de sí m ism o o re soldado, m inistro, príncipe, sociedad, «crítico»), esto nos da
sulta víctim a de sentim ientos m ezquinos o m iserables. la sensación d e hacer un sacrificio...
El grado d e «intelectualidad» en los m edios trasciende
sobre la óptica de la valoración. ¡Qué papel tan distinto rea
lizan el novador filosófico, el tentador y el hom bre violento 775
frente al brigante, a los bárbaros y a los aventureros! A pa
riencia del «desinterés». r Preocuparse de sí m ism o y de la propia «salvación eterna»
Finalm ente, ¡de qué m odo las «m aneras» nobles, la buena no supone la expresión de una naturaleza rica y segura de sí
actitud, la bravura, la confianza en sí m ism o alteran las va m ism a, porque esta interroga al diablo para saber si será fe
loraciones de lo que por estos cam inos se consigue! liz — no tiene el m ism o interés en la felicidad de cualquier
forma, es fuerza, acción, deseo— . pone su sello a las cosas,
se com prende en las m ism as. El cristianism o es una hipo
o
condría rom ántica de los que no se sostienen firm em ente so
bre sus piernas.
Para la óptica de la valorización: influencia de la «canti
D ondequiera que la perspectiva «hedonística» está en el
dad» (grande o pequeña) del fin.
prim er plano deducim os que se trata de criaturas que sufren
Influencia de la «intelectualidad» en los medios.
y que han «fracasado».
Influencia de las «m aneras» en la acción.
Influencia del «éxito» o del «fracaso».
Influencia de las fuerzas «adversas» y su valor.
776
Influencia de lo «lícito» y de lo «ilícito».

De «la creciente autonom ía del individuo» hablan ciertos


774 filósofos franceses corno Fouillée, y, no obstante, deberían
darse cuenta de la «raza borreguil» que constituyen ellos
Los m edios utilizados para hacer posibles acciones, me mismos. ¡Abrid los ojos, filósofos del futuro! ¡El individuo
didas, afectos que, m edidos individualmente, no son ya «ad ha llegado a alcanzar una fuerza determ inada en condiciones
misibles». ni son tampoco «saboreablcs», son: «opuestas»; vosotros describís el progresivo debilitam iento
— e! aite que «los haee sabrosos», el arte que nos hace del hombre; lo queréis, y para ello tenéis necesidad de todo
penetrar en estos m undos «extraños»; el engañoso aparato del viejo ideal! ¡Estáis hechos de tal m a
— lo «histórico» muestra la especie de derechos y la ra nera que admitís realmente com o ideal vuestras necesidades
zón propia de aquellas acciones y aquellos afectos; a esto c o de animales de rebaño’.
514 F R IE D R IC H M H Í/.S C H C
l.A V O L U N TA D D E PODKR 515

777 cuales figuran los m ás grandes poetas), y es tam bién extraño


el «ser una ciudad» com o en G recia; el jesuitism o, el cuerpo
Los rasgos principales que caracterizan al europeo m oder de los oficiales y de los f uncionarios prusianos, o el ser dis
no — el individualista y el que consiste en reclam ar iguales cípulos y continuadores de graneles m aestros; para todo esto
derechos— resultan aparentem ente opuestos; llegué a com es necesario un estado de ánim o antisocial y la falta de la
prenderlo. El individuo resulta una vanidad extraordinaria «pequeña vanidad».
m ente vulnerable, que exige (porque tiene conciencia de la
rapidez con que sufre) que cualquier otro individuo sea igua
lado a ella, que ella se encuentre solamente «Ínter pares». De 77X
esta m anera se caracteriza una raza social en la que. efectiva
mente, las dotes y las fuerzas no se distinguen notablem ente El individualism o resulta una form a sencilla e incons
entre sí. Ese orgullo, que necesita soledad y muy pocos es ciente de la «voluntad de poder»; en este caso al individuo
pectadores. está com pletam ente fuera (le com prensión; los le resulta suficiente desem barazarse de una preponderancia
gratules «éxitos» se obtienen únicam ente por m edio ele m a de la sociedad (sea del Estado, sea de la Iglesia). Se pone en
sas. y 110 se com prende que un éxito de masas es siempre un contraste no com o persona, sino solam ente com o particular;
pequeño éxito, porque «pulcruni est paucorum liominum». representa todos los particulares contra la colectividad.
Todas las morales desconocen lo que es una «jerarquía» El socialismo, en definitiva, es un simple medio de agita
entre los hombres; los n u estro s del derecho ignoran todo lo ción del individuo; él m ism o com prende que. para conseguir
que se refiere a la conciencia colectiva. El principio indivi cualquier cosa, tiene que organizarse dentro ele una organi
dual niega los hombres em inentes, y exige, entre hombres zación colectiva en uu «poder». Lo que él quiere, sin em
casi iguales, el ojo más fino y el más agudo reconocim iento bargo. no es la sociedad com o fin del individuo, sino com o
de un ingenio; y com o cada uno tiene alguna parle de inge medio de hacer posibles m uchos individuos: este es el ins
nio en las civilizaciones tardías y cultas, y, por consiguiente, tinto de los socialistas, respecto al cual se equivocan dem a
cada uno puede esperar que recibirá una parte de honor, hoy siadas veces (aparte que, pava realizar sus planes, tengan que
se opera una acentuación de los pequeños méritos com o no valerse en m uchos ocasiones del engaño). La prédica moral
la hubo minea; esto proporciona a nuestra época lina carac altruista, al servicio de la exigencia individual, es una de las
terística de ilimitada equidad. Su iniquidad consiste en su fu m ás peligrosas falsedades del siglo xix.
ror ilimitado, no contra los tiranos y los aduladores del pue El anarquismo, por otra parte, es, sim plem ente, un medio
blo en sus artes, sino contra los individuos nobles que no se de agitación del socialismo que, con su colaboración excita
interesan por las alabanzas de la juventud. La exigencia de el medio, del que se vale para fascinar y aterrorizar, atra
iguales derechos (por ejemplo, del derecho de tomar parte en yendo a su partido a los hombres valerosos y audaces, aun
los juicios de todo y de lodos) es antiaristoerática. en el cam po espiritual.
También resulta indiferente a nuestra época el desapare A pesar de todo lo dicho, el individualism o es com o el
cer del individuo, su sumersión en un gran tipo de voluntad primer peldaño de la voluntad de poder.
de no ser una persona; en lo que en otro tiempo consistió la
distinción y el celo de muchos hombres elevados (entre los
516 F R IE D R IC H N IE T Z S C H F , LA V OLU N TA D DE PODKR 517

O el instinto habla m uy claramente. Cuando este instinto cede,


cuando el individuo encuentra un valor absoluto para servir
Después de cierta independencia se anhela más: se realiza a otros, puede seguramente concluirse que hay estancamiento
una selección según el grado de fuerza; el ser hum ano no y degeneración. El altruismo del sentimiento, fundamental y
se sitúa, desde luego, com o igual, sino que busca sus igua sin hipocresía, es un instinto que sirve para crearse por lo
les, separando de sí a otros. Al individualismo sigue la for menos un segundo valor, al servicio de otros egoísmo. Mas,
m ación de los miembros y de los órganos, las tendencias afi por lo general, esto es solo aparente: se trata de un sendero
nes se reúnen y actúan corno poder; entre semejantes centros oblicuo para conservar el propio sentimiento vital, el propio
de poder hay fricción, guerra, reconocimiento de fuerzas re sentimiento del valor.
cíprocas, com pensación, aproximación, fijación de un cam
bio de prestaciones. En conclusión: una jerarquía.
Resumiendo: 7X0
1) Los individuos se hacen libres.
2) Entran en lucha, se ponen de acuerdo sobre la «igual HISTORIA DE LA M ORALIZACIÓN
dad de derechos» (la «justicia» com o fin). Y DE LA DESM ORALIZACIÓN
3) Cuando esta se alcanza, las desigualdades reales de
fuerza producen efectos mayores (porque, en grande, reina Prim er principio: no existen acciones morales: estas son
la paz, y muchas pequeñas cantidades de fuerza producen ya com pletam ente im aginarias. No solo no son dem ostrables
diferencias que antes eran casi iguales a cero). A hora bien: (y K ant, por ejemplo, además del cristianismo, ya lo adm i
los individuos se congregan en grupos organizados; los gru tieron), sino que resultan com pletamente imposibles. Se ha
pos intentan alcanzar privilegios y predominio. La lucha, en creado un método opuesto a las fuerzas impelentes por un
forma más suave, vuelve a reiniciarse. error psicológico, y se cree haber designado una especie de
Se quiere la libertad m ientras no se tiene todavía el po tales fuerzas; se ha puesto un «primum mobile» que no existe
der. Cuando se alcanza el poder, se desea el predominio; en m odo alguno. Según la valoración que han introducido
cuando no se consigue (porque se es, a lo mejor, demasiado los contrarios, se debe decir «moral» o «inmoral»: solo hay
débil para alcanzarlo), se quiere la «justicia»; esto es: un po intenciones y actos inmorales.
der igual. Segundo principio: toda esta distinción «moral» e «inm o
ral» parte de la suposición de que, tanto las acciones m ora
les com o las inmorales, son actos de libre espontaneidad; en
779 suma, que esta existe. O, en otros términos: que el juicio m o
ral en general se refiere a una sola especie de intenciones y
Rectificación del concepto de egoísm o.— Cuando se ha de acciones, a la de las intenciones y de las acciones libres.
com prendido en qué sentido es un error el individuo, y que Pero toda esta clase de intenciones y de acciones es pura
todo ser individual es, precisam ente, todo el proceso en línea mente imaginaria: el mundo al cual se puede aplicar única
recta (no solo por «herencia», sino por él mismo), el ser in mente la escala moral no existe. «No hay acciones morales
dividual adquiere una trem enda importancia. En este asunto ni inmorales.»
518 KR IK D R IC II N I F .T /S C H L I LA V O L U N T A D O E V’O OKR 519

O el destierro, el odio, el desprecio: se creyó que existían ins


tintos no egoístas.
«El error psicológico» del que se ha partido al plantear 6) ¿Q ué se había hecho com o consecuencia de esto...? Se
el problem a entre lo moral y lo inmoral: los conceptos de habían proscrito los instintos m ás fuertes, m ás naturales; es
«desinteresado», «110 egoísta», «renunciación a sí mismo», son más, los únicos instintos reales —-para encontrar, posterior
todos «irreales», «fingidos». mente, una acción laudable se debía negar la p resencia en
El dogm atism o equivocado con relación al «ego» es el esta de tales instintos— ; enorm e falsificación en m ateria p si
que lo tom a en sentido atomístico, en 1111 falso contrario del • cológica. Incluso toda especie de «satisfacción de sí m ism o»
« 110-yo»: está divorciado del devenir, com o cosa que es. La debería hacerse posible solam ente por el hecho d e que los
lalsa sustancialización del yo: especialm ente (en la creencia hombres la interpretaban «sub specie boni». Viceversa: aque
en la inmortalidad individual) bajo la presión ele la educa lla especie que conseguía ventaja quitando al hom bre el con
ción religiosa y moral, esta sustancialización llega a ser artículo sejo de sí m ism o (los representantes del instinto del rebaño,
ile fe. Después de esta separación artificial y de esta decla esto es, los sacerdotes y los filósofos) se hizo sutil y psico
ración del «ego», de ser por sí y para sí, se llegaba ante un lógicam ente aguda al m o strar có m o triu n fa en todas partes
contraste de valores que parecía irreductible: el «ego» indi el egoísm o. C onclusión cristiana: «Todo es pecado, incluida
vidual y el enorme «no-vo». Parecía evidente que el valor nuestra virtud. El hom bre es absolutam ente reprobable. La
del «ego» individual solo podía consistir en la referencia al acción desinteresada no es posible». Pecado original. E 11 re
sumen: cuando el hom bre hubo puesto su instinto en co n tra
enorme «no-yo». en el subordinarse a este y en el existir por
dicción con el m undo del bien puram ente im aginario, ter
am or a este. En este caso los instintos del rebaño eran deter- |
minó por despreciarse a sí m ism o, sintiéndose incapaz de
m inados: nada repugna tanto a estos instintos com o la so
realizar acciones que fueran «buenas».
beranía del individuo. Pero com prendiendo que el ego es
N. B.: El cristianism o representa un progreso al agudizar
com prendido com o una cosa en sí y por sí, su valor debe en
psicológicamente la mirada: La Rochefoucauld y Pascal. C om
contrarse en la negación de sí.
prendió la sustancial igualdad de las acciones hum anas y su
En consecuencia, tendremos:
igualdad de v alo re n el punto esencial (todas son inmorales).
1) La lalsa autonomización del «individuo» como átomo».
2) La apariencia del rebaño, que tiene horror a seguir
siendo átomo y lo siente com o hostil a él. o
3) Una consecuencia: victoria sobre el individuo, me
diante el desplazamiento de su fin. Desde ese m om ento, se lom ó en serio la idea de form ar
4) Entonces, parece que existen acciones que se «niegan» hombres en los que el egoísm o hubiese desaparecido, in
a sí mismas: en tom o de estas se fantaseó toda una esfera de cluidos sacerdotes y santos. Y se dudaba de la posibilidad de
contrastes. devenir perfectos, aunque no de que se supiera qué cosas
5) Se preguntó: ¿cuáles son las acciones en que se afirma eran perfectas.
el hombre con m ayor fuerza? Alrededor de estas (sexuali La psicología del santo, del sacerdote, del «hombre bueno»
dad. deseo de atesorar y de dominio, crueldad, etc.) se acumulo debía lógicamente resultar com o una fantasm agoría. Se ha
520 K R IE D R IC 'H N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E P O D E R 521

bían declarado nocivos los motivos reales de la acción: para Se trata de conjugar la m anera de obrar altruista con la na
poder obrar en general, para poder prescribir acciones, se de turaleza, se busca la parte altruista en el seno de la vida, se
bía describir com o posibles acciones que no son posible de buscan lo egoísta y lo altruista com o igualmente fundados
ninguna manera, y, en cierto modo, había que santificarlas. en la esencia de la vida y de la naturaleza.
Con la m ism a falsedad con que se había calumniado, se ve Se sueña con la desaparición del contraste en cualquier
neró y se idealizó. porvenir, en que, mediante una adaptación continua, lo egoísta
La furia contra los instintos de la vida fue considerada sea, al mismo tiempo, altruista.
como «santa», com o venerable. La castidad absoluta, la obe Finalmente, se considera que las acciones altruistas son
diencia absoluta, la pobreza absoluta, ideales propios de sacer solamente una parte de las egoístas, y que la m edida en que
dotes. La limosna, la compasión, el sacrificio, la negación de se ama, en que se prodiga uno, es una prueba de la medida
lo bello, de la razón, de la sensualidad, una mirada morosa para del poder individual y de la personalidad. Resumiendo: se
todas las cualidades fuertes que se poseen: este fue el ideal comprende que, m aleando al hombre, se le hace mejor, y
del laico. que no se puede ser esto sin aquello. Con lo dicho, se alza el
telón sobre la enorme falsificación de la psicología como
o nunca fue practicada entre los hombres.

Se llegó incluso a más: los instintos calum niados trataron


de crearse un derecho (por ejemplo, la Reforma de Lulero: o
la forma más grosera de la mentira moral con el nombre de
«libertad del Evangelio»), se bautizaron dichos instintos para En conclusión: solo existen intenciones y acciones inmo
darles nombres santos: rales; las llamadas inmorales, no deben ser definidas sino
Los instintos calumniados tratan de mostrarse necesarios com o inm oralidades. Todas las pasiones deben deducirse
para que los instintos virtuosos, en general, sean posibles; se de una única voluntad de poder; son sustancialmente iguales.
debe «vivre, pour vivre pour autrui»: el egoísm o es un buen Concepto de la vida: en un contraste aparente (entre «bien y
medio para conseguir un fin. mal»), se expresan grados de poder, de instintos; a veces,
Se va más le jos, se (rata de dar, tanlo a las emociones egoís una jerarquía, bajo la cual ciertos instintos se sienten lrena-
tas com o a las altruistas, un derecho a la existencia: igualdad dos y a disposición de algo. Justificación de la moral: econo
de derechos para los unos como para los otros desde el punto de
mía, etcétera.
vista de la utilidad).
Se va aún más lejos, se busca la utilidad más com pleta al
preferir el punto de vista egoísta en vez del altruista: aquel o
es más practico en relación con la felicidad del m ayor nú
m ero o el progreso de la humanidad, etc. Por consiguiente, Contra el segundo principio: el d eterninism o es una ten
una preponderancia de los derechos del egoísmo, pero bajo tativa para salvar el m undo moral, transfiriéndolo al mundo
una perspectiva extraordinariam ente altruista («la utilidad desconocido. El d etern in ism o es solamente un «modus»
general de la humanidad». para poder hacer desap‘’v' ■ !•-rociones cuando
LA V O L U N TAD D L POD ER 523
522 F R IE D R I C H N IE T Z S C H E

placer de la existencia, con su arbitrario encerrarse en la pri


pierden su puesto en el m undo, pensando m ecánicam ente.
sión precopernicana y en el punto de vista precopernicano,
Por esto se debe com batir y analizar el d etern in ism o , y tam
sería algo de atrasado y retógrado. si no fuese únicam ente un
bién defender nuestro derecho de separar un m undo en sí de
un m undo de fenómenos. mal rasgo del espíritu de un berlinés.)

784
781

No se da dem asiada im portancia al cóm o de la vida,


Hay que liberar com pletam ente de los fines la absoluta
cuando queda muy claro el «porqué» de la m ism a. Por el
necesidad; por lo dem ás, no debem os intentar sacrificam os.
' f contrario, es ya un signo de incredulidad en el porqué, en
y debem os dejarnos llevar. ¡Unicamente la inocencia del de
venir nos da el gran valor y la gran libertad! el fin y en el sentido de la vida, una falla de voluntad, el que el
valor del hacer y del desplacer entre en prim era línea y en
cuentren partidarios las teorías hedonísticas; y renuncia, re
signación, virtud, «objetividad» pueden, por lo menos, ser
782
un signo de que se com ienza a carecer de lo principal.
Restituir a buena conciencia al hombre malo. Este ha sido
mi esfuerzo involuntario. Y precisam ente al hombre malo,
en cuanto es el hom bre fuerte. (Conviene recordar aquí la 785
opinión de Dostoyevski sobre los delincuentes carcelarios.)
Hasta ahora no ha habido una cultura alem ana. No inva
lida lo dicho la realidad de que en A lem ania hubiera grandes
solitarios (por ejem plo, Goethe), grandes solitarios en pose
783
sión de una cultura propia. Pero precisam ente a su alrededor,
como en torno de rocas ingentes, fieras aisladas, el resto de
Nuestra nueva «libertad ’'.— ¡Qué sentimiento de libertad
la naturaleza alemana aparece en el otro extremo, esto es.
se descubre en el sentir, cóm o sentim os nosotros los espíri
tus liberados, que no estam os encuadrados en un sistema de como un valle blandengue, palúdico, inseguro, sobre el cual
«fines»! ¡Y también que el concepto de «premio» y «castigo ■ cada paso extranjero im prim ía «huella» y creaba «formas»;
la cultura alem ana careció de carácter, fue un ceder casi ili
no tiene asiento en la esencia m ism a de la existencia! Y tain
bién c|ue las acciones buena y mala se deben llamar buen;i mitado.
mala, no en sí, sino en la perspectiva de las tendencias <l<
conservación de ciertas form as de com unidades humana ■'
786
¡Y tam bién que nuestras consecuencias respecto al placer \
al dolor no tienen una importancia cósm ica, y m ucho meiuv.
Alemania, rica en sabios hábiles y bien preparados, ca
metafísica! (Aquel pesimismo, por ejemplo, del señor Hait
rece hace mucho tiempo de espíritus importantes, podero
mann, em peñado en poner en la balanza el placer y el des
524 F R IH D R IC H N IE T Z S C H H LA V O L U N T A D D E P O D E R 525

sos, hasta tal punto, que parece haberse olvidado qué cosa es 789
un alma grande y un espíritu poderoso; por lo que actual
mente, hombres mediocres y, por otra parte, mal formados, El «filósofo-artista». Concepto elevado del arte. ¿Puede
se exhiben en el mercado, casi con buena conciencia y sin el hom bre situarse lan lejos de sus sem ejantes com o para
ningún escrúpulo, y se creen grandes hombres, reform a «crear formas con ellos»? (Ejercicios posibles: 1, el hombre
dores, com o hace, por ejemplo, Eugenio Dühring, que es que se autoforja, el solitario: 2 , el artista com o siempre ha
verdaderamente un sabio hábil y bien formado, aunque re sido, vale decir, el pequeño elaborador de una materia ex
vele en casi todas sus palabras un alma mezquina, atorm en clusiva.)
tado por sentimientos de envidia; y revela también que no
responde a un espíritu poderoso, espumoso, benéficamente
pródigo, ¡sinoa la ambición! ¡Y am bicionar honores en nues 790
tra época, que domina la plebe y que es la plebe la que los
dispensa, es mas indigno de un filósofo que en cualquier Existe una obra de arte, al parecer sin artista: la que apa
época! rece com o cuerpo, com o organización (el cuerpo de los ofi
ciales prusianos, de la Com pañía de Jesús). En semejante
sentido, el artista no es sino un escalón premilitar.
787 El mundo puede considerarse com o una obra de arte que
se engendra a sí misma.
Mi «porvenir» se cifra en una rígida educación politéc
nica. Servicio militar; de manera que, de ordinario, de todo
hombre perteneciente a las clases superiores sea oficial, aun 791
que por otra parte es cualquier cosa.
La realidad llamada «artista» es por dem ás transparente:
partir de él para mirar a los instintos fundam entales del po
VI der, de la Naturaleza, etc.; y también de las religiones y de la
moral.
LA VOLUNTAD DE PODER CO M O ARTE «El juego», lo que es inútil, puede considerarse com o
ideal del hombre sobrecargado de fuerza, com o cosa «infan
788 til». La «infantilidad» de Dios.

Nuestra religión, nuestra moral y nuestra filosofía son for


mas de la decadencia del hombre. El «m ovim iento opuesto> 792
es el «arte».
Apolíneo-D ionisíaco.— D e dos estados de ánimo surge el
arte del hom bre com o una fuerza natural, disponiendo de él
por completo: com o síntesis de la visión y com o consecuen
526 FR IE D K 1C H N IE T Z S C H E l a v o l u n t a d d e po d e n 527

cia de lo orgiástico. Ambos estados de ánimo, aunque más el contrario, el percibir semejante sim plificación aum enta a
débilmente; suelen encontrarse en la vida normal: en el sueño su vez el sentimiento de fuerza... El gran estilo es el vértice
y en la embriaguez. de la evolución.
Pero entre el sueño y la em briaguez hay una diferencia, La fealdad significa decadencia en un tipo, contradicción
aunque los dos desencadenan en nosotros tuerzas artísticas, y defectuosa coordinación de los deseos profundos; significa
lo hacen de manera diferente. El sueño dispone a ver, a en un rebajamiento de fuerza organizadora, de voluntad, ha
trelazar, a poetizar; la em briaguez, a la pasión, a los gestos, blando psicológicamente...
al canto, a la danza. El estado de placer que conocemos por embriaguez es
exactamente un alto sentimiento del poder... Las sensaciones
de tiempo y de lugar han cambiado; se abarcan con la mirada
793 lejanías enormes y, por decirlo así. se com prueban: el ojo se
extiende sobre grandes multitudes y grandes espacios; el ór
En la em briaguez dionisíaca descubrim os la sexualidad, gano se afina para percibir muchas cosas pequeñas y fugaces;
la voluptuosidad, que tam poco fallan en la apolínea. Pero es la adivinación, la fuerza de com prender mediante la mí
existe com o una diferencia de ritmo en los dos estados... El nima ayuda, la mínima sugestión: la sensualidad «inteligente»;
extremo reposo de ciertas .sensaciones de em briaguez (más la fuerza se manifiesta com o sentimiento de soberanía en los
exactamente: el retardo del senlimiento del tiempo y del es músculos, com o agilidad y placer en los movimientos, com o
pacio) se refleja voluntariamente en la visión de los gestos y danza, ligereza, ritmo rápido; la fuerza deviene del gozo de
de las almas más tranquilas. El estilo clásico representa mostrar esta fuerza, convirtiéndose en un «golpe de bravura»,
exactamente este reposo, esta simplificación, esta abrevia una aventura, una intrepidez, una indiferencia hacia la vida y
ción. esta concentración; significando el más alto senti la muerte... Todos estos elevados m om entos de la vida se in-
miento de poder. Reaccionar difícilmente, poseer una gran terrelacionan: el m undo de las imágenes y de las representa
conciencia, 110 tener ningún sentimiento de lucha. ciones propio del uno basta, com o sugestión, para los otros...;
así, term inan por m ezclarse estados de ánim o que acaso
tendrían motivos para permanecer recíprocamente extraños.
794 Por ejemplo: el sentimiento de embriaguez religiosa y la ex
citación sexual, dos sentimientos de gran profundidad que se
El sentimiento de em briaguez suele determ inarlo un au coordinan de manera casi maravillosa. ¿Qué es lo que les
mento de fuerza: es más fuerte en las épocas en que los se gusta a todas las mujeres, devotas, viejas o jóvenes? Un santo
xos se acoplan: nuevos órganos, nuevas facultades, colores con piernas bonitas, bastante joven y bastante idiota. Otro
y formas nuevas; el «em bellecimiento» es una consecuencia ejemplo: la crueldad en la tragedia y la compasión (normal
de la elevación de su fuerza. El em bellecim iento es expre mente coordinadas). Primavera, danza, música; todo esto es la
sión de una voluntad victoriosa, de una coordinación más realidad de los sexos, y aquella «infinitud dentro del pecho»
fuerte, de una armonización de todos los deseos violentos, de que se habla en el Fausto.
de un equilibrio infaliblem ente perpendicular. La simplifica Los artistas de valor son consecuencia de un tempera
ción lógica y geom étrica deriva del aum ento de fuerzas; por mento fuerte, exuberante; se trata de animales vigorosos, sen-
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suales; no se puede pensar — sin un cierto estado de enarde «Perfección.» Esta, en aquellos estados de ánim o (parti
cim iento del sistem a sexual— en Rafael... H acer m úsica es cularm ente en el am or sexual), se revela de m odo ingenuo,
tam bién un m odo de hacer hijos: la castidad es solam ente la y esto lo acusa el instinto m ás profundo com o la cosa más
econom ía de un artista; en todo caso, en los artistas la fecun alta, m ás deseable, m ás preciosa en general, com o el m ovi
didad cesa al m ism o tiem po la fuerza generativa... Los artis m iento ascensional de su tipo; y revela igualm ente a qué es
tas no suelen ver ninguna cosa com o es .sino más plena, más tado aspira realm ente. La perfección es el ensancham iento
simple, m ás fuerte; para esto tienen que disfrutar de una es extraordinario del propio sentim iento de poder, la riqueza, el
pecie de juventud y de prim avera, de una especie de em bria- l necesario desbordam iento de todas las riberas...
guez habitual en la vida.

796

El arte nos recuerda con frecuencia estados de vigor ani


En ciertos estados de ánim o ponem os, transfiguram os y mal; por un lado, hace gala de una superabundancia y exceso
com unicam os plenitud a las cosas, y las elaboramos con el de corporalidad floreciente en el m undo de las im ágenes y
pensam iento m ientras reflejan nuestra propia plenitud y ale de los deseos: por otro lado, encam a una excitación de las
gría de vivir; tales estados son: el im pulso sexual, la em funciones animales, por obra de im ágenes y deseos de la
briaguez, el yantar, la prim avera, la victoria sobre el ene vida más intensa: una elevación del sentim iento vital, y, por
m igo, el sarcasm o, el rasgo de bravura, la crueldad, el éxtasis consiguiente, un estim ulante de este sentimiento.
del sentim iento religioso. Tres elem entos sobre todo, el im ¿En qué m edida puede tener tam bién el bruto esta fuerza?
pulso sexual, la em briaguez y la crueldad, pertenecen a la En la m edida en que se inicia algo de la triunfal energía
m ás antigua alegría de la fiesta en el hom bre, y todos predo del artista que ha dom inado las cosas feas y espantables; o
minan en el artista que com ienza. en cuanto el bruto excita fácilm ente en nosotros el gusto de
Por el contrario, cuando descubrim os cosas que brindan la crueldad (y, en ciertos casos, hasta el gusto de hacernos
esta transfiguración y plenitud, el ser animal responde con mal, a nosotros, de usar violencia contra nosotros m ism os; y,
una irritación de aquellas esferas en que tienen su asiento to por consiguiente, el sentim iento del poder sobre nosotros
dos aquellos estados de placer; y una mezcla de estas delica mismos).
dísimas gradaciones de sentimientos de bienestar animal con
deseos constituye el estado estético. Este se presenta sola
m ente en una naturaleza capaz, por lo general, de aquella ge 797
nerosa y desbordante plenitud del vigor corporal; en esta se
encuentra siempre el prinutm mohile. El hombre frío, can La «belleza» es, por consiguiente, para el artista, algo que
sado. agotado, disecado (por ejemplo, un docto), no puede re está por encim a de todas las jerarquías, porque en la belleza
cibir absolutamente nada de arte, porque no posee la fuerza son superados los contrastes, y esta es la m ás alta idea de po
primordial artística, la constricción de la riqueza: el que no • der, del poder sobre cosas opuestas; además, este poder se
puede dar, no recibe nada. consigue sin tensión, y esto es signo también de que no es
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n ec esario u sa r ya de violencia, que todo sigue y obedece fá dador contra la inm ediata reacción fundada en e( juicio del
c ilm en te y m u e stra la ta z m á s am able a la obediencia; esto instinto; distrae, refleja m ás despacio, ve m ás lejos y m ás
d iv in iza la fu erza de v o luntad del artista. larga la cadena de las consecuencias.
L os ju icio s sobre lo bello v lo feo tienen la vista corta
(cuentan con la oposición del intelecto), pero son persuasi
79X vos en grado sum o; apelan a nuestros instintos allí donde e s
tos se deciden m ás rápidam ente y dicen su sí o su no antes
Valor b io ló g ico d e lo «helio» y de lo « fe o ».— L o que nos que el intelecto lom e la palabra.
resu lta repu g n an te en estricto sentido estético os. po¿ larguí Las m ás frecuentes afirm aciones de belleza se provocan
sim a ex periencia, dañoso al hom bre, co m o peligroso, com o y se excitan recíprocam ente; una vez que el instinto estético
acreedor ¿t la desco n fianza: el instinto estético que habla de entra en funciones, una cantidad de otras perfecciones, d eri
im proviso (por ejem p lo , en el disgusto) equivale a un juicio. vadas de los m ás diversos lugares, se cristaliza alrededor de
En tal sentido, lo bello está en la categoría general de los va la «belleza particular». No es posible m antenerse objetivos,
lores b iológicos de lo útil, d e lo benéfico, de lo que intensi esto es. suspender la fuerza que interpreta, añade, llena, in
fica la vida; pero e s que por una cantidad de irritaciones, que venta (esta fuerza es el m ism o concatenam iento de las afir
m uy de lejos recuerdan cosas y estados de ánim o útiles y se m aciones de la belleza). El aspecto de una «m ujer bella»...
enlazan con ellas, nos proporcionan el sentim iento de lo be Por consiguiente:
llo, esto es, del aum ento del sentim iento del poder (por co n 1) El juicio de belleza es miope: solo adivina las conse
sig u ien te , no so lo co sas, sino tam b ién las se n sacio n es que cuencias próxim as.
acom pañ an a tales cosas, o sus sím bolos). 2) C olm a el objeto que determ ina este juicio de un en
De este m odo lo bello y lo feo .son reconocidos com o con canto determ inado por la asociación de diversos juicios de
dicionados; en relación con nuestros valores de conservación, belleza; pero esta fascinación es com pletam ente extraña a la
inferiores. Q uerer establecer una belleza y una fealdad abs esencia de aquel objeto. Sentir com o algo bello una cosa sig
trayendo de este caso, es absurdo. L o bello no existe, como nifica sentirla de una m anera necesariam ente falsa (por esto,
no existen el bien y la verdad. En el individuo se trata aún de dicho sea de paso, el m atrim onio por am or es la clase de m a
condiciones de conservación de una determ inada especie de trimonio m ás irracional, socialmente hablando).
hom bres; así, el hom bre del rebaño disfrutará el sentimiento
del valor de lo bello por cosas distintas de aquellas por las que
el hom bre de excepción y el superhom bre le experimentan. 799
La óptica de la prim era línea es la que tom a en conside
ración solam ente las consecuencias más próxim as de donde Para la génesis del arte.— Aquel hacer perfectos, ver per
nace el valor de lo bello (así com o de lo bueno y de lo ver fectos, que es propio del sistema cerebral sobrecargado de
dadero). fuerza sexual (pasar la noche con la m ujer amada, la transfi
Todos los juicios instintivos tienen la vista corta para la guración de los más pequeños detalles, la vida considerada
cadena de las consecuencias: aconsejan lo que se debe hacer com o una sucesión de cosas sublimes, el atribuir mayor va
en prim er lugar. El intelecto en esencia es un aparato retar lor que a cualquier otra cosa a la «infelicidad del desgraciado
532 F R IF .D R IC 'H N IF T Z S C H H LA V O LU N TA D DE PO DER 533

en am ores»), contribuye al nacim iento del arte; por otro lidad de la inocencia. Es un v o lu n tario cerrar los o jo s sobre
lado, toda perfección y belleza obra com o inconsciente re KÍ m ism a... S iem pre la ficción o b ra m ás fuertem ente; si es in
cuerdo de aquel estado del alm a enam orada y de su m odo de consciente, «deviene inconsciente.)
ver; cada perfección, toda la belleza de las cosas, despierta
por contiguity la idea de la beatitud afrodisíaca. (En térm i
nos fisiológicos: el instinto creador del artista y la difusión 801
del semen por la sangre...) La pretensión del arte y la belleza
es una indirecta aspiración a los raptos del instinto sexual ¡Cuántas cosas puede hacer lo que llam am os «am or» y
que este com unica al cerebro. El m undo se ha hecho per que es m uchas veces m ás que am or! Pero sobre este tem a
fecto en virtud del «amor». cada uno de nosotros tenem os un criterio particular. La
fuerza m u scu lar de una m u c h ac h a crece tan p ro n to co m o
un hom bre se acerca a ella: existen instrum entos con los que
X(K) se m ide este fen ó m en o . En relacio n es m ás in ten sas entre
los sexos, com o es, por ejem p lo , el baile y o tro s usos so
La sensualidad en sus disfraces: I ) Se disfraza del idea ciales, esta fuerza aum enta de tal forma, que las hace capaces
lismo propio de la juventud («Platón»), creando la misma de verdaderos alardes. Se acaba por no d ar crédito, ni a los
especie de espejo cóncavo que la m ujer am ada parece en el ojos ni al reloj. Pero en este caso es necesario ten er en cu en
caso especial, poniendo una incrustación, un aum ento, una ta el hech o de que la d an za, co m o cu a lq u ie r m o v im ien to
transfiguración, una infinidad en torno a cada cosa; 2 ) se dis rápido, ap o rta una e sp ec ie de em b riag u ez a to d o el s is
fraza en la religión del amor: «un herm oso joven, una mujer tem a vascular, nervioso y muscular. En este caso es preciso
bella», es algo divino; un novio, una novia del alma: 3) se tener en cuenta los efecto s co m b in ad o s de una d o b le em
disfraza de arte com o de una fuerza que «adorna»; com o el briaguez.
hombre ve la mujer, haciéndole, por decirlo así, un don de ¡Qué im portante es sentir algunas veces un pequeño co
lodos los presentes que existen; así la sensualidad del artista nato de em briaguez! Hay realidades que no deberíam os con
coloca en un solo objeto todas las dem ás cosas que estim a y fesam os nunca; en esto, com o las m ujeres, contam os con to
valora, y de este modo perfecciona un objeto, idealizándolo. dos los pudores fem eninos... A quellas jóv en es que danzan,
La mujer, conocedora de las sensaciones que el hombre ex viven visiblem ente fuera de cualquier realidad; danzan sola
perimenta ante ella, estim ula sus esfuerzos de idealización, mente con ideales tangibles; hasta ven, y esto es m ás grave,
adornándose, danzando, expresando pensamientos delica ideales que se sientan cerca de ellas: las m adres. Buena oca
dos; y así manifiesta pudor, reserva y conserva distancias sión para citar a Fausto. Tienen un aspecto bastante m ejor
con el instinto de que así crece la tendencia idealizante del cuando se sienten un poco em briagadas sem ejantes criaturas
hombre. (Dada la acreditada finura del instinto femenino, el — y, ¡oh qué bien lo saben!— , quizá son am ables porque lo
pudor no debe considerarse una hipocresía consciente: re saben. Por último, también su atavío las inspira; su atavío es
vela que precisamente la inocencia real ingenua seduce más su tercera pequeña em briaguez; creen en su m odista com o
al hombre y lo eleva a valoraciones superiores. Por eso, la en Dios. ¿Quién se atrevería a quitarles esa fe? ¡Esta te las
mujer es ingenua por finura de instinto, que le revela la uti hace felices! Y la inspiración que se inspiran a sí m ism as es
534 F R IE D R IC H N IE T Z SC H F:
I.A V O L U N T A D D E P O D E R 535

cosa sana. La propia admiración de sí la.s protege contra los los, nuevos sonidos de seducción, nuevos encantos. N o su
enfriamientos. ¿Se constipó alguna vez. una m ujer hermosa cede m ás en el hombre. Su econom ía general se convierte en
que se imaginase bien vestida? ¡Nunca! Ni aun en el caso en algo más rico que nunca, m ás poderoso, m ás com pleto que
que apenas estuviese vestida. en el hombre que no ama. El que am a se prodiga: se siente
rico para serlo. En función de esta riqueza se atreve, se siente
aventurero, se convierte en un asno de valor y de inocencia:
802 cree de nuevo en Dios, cree en la virtud, porque cree en el
amor; por otra parte, a ese idiota de la felicidad le salen alas
¿Se necesita la prueba incontrovertible de lo lejos a que y nuevas facultades, y hasta se le abren las puertas del arte.
llega la fuerza de transfiguración de la embriaguez? El «amor» Si del lirismo en el tono y en la palabra deducimos la suges
es esta prueba: lo que se llama am or en todos los idiomas y tión de aquella fiebre intestinal, ¿qué queda entonces del li
en todos los silencios del mundo. Aquella em briaguez se rismo y de la música...? Q uizá l'a n pour l'u rt: el virtuo
aparta de la realidad de tal modo, que en la conciencia del sismo de rana tiritona que se aburre en su pantano... Todo lo
am ante la causa desaparece, creyéndose que puede encon demás fue creado por el amor.
trarse cualquier otra cosa en vez de ella: un trem olar y un
brillar de todos los espejos encantados de Circe. En este
caso, no existe diferencia ostensible entre el hombre y el ani 804
mal, ni toman parte el espíritu, la bondad, la probidad... La
burla es delicada cuando se es delicado, es grosera cuando Todas las artes actúan com o sugestiones sobre los m úscu
se es grosero; pero el amor, y hasta el am or de Dios, el amor los y sobre los sentidos que en el hombre artístico tienen una
santo de las «almas redimidas», en su raíz es la misma cosa: actividad primordial; pero nunca hablan más que a los artis
una fiebre que tiene motivos para transfigurarse, una em tas, hablan a esta especie de delicada movilidad del cuerpo.
briaguez que hace bien en mentir sobre sí misma... Y en todo La concepción de «profano» es un error. El sordo no supone
caso, se miente bien cuando se ama, se miente bien y ante sí una categoría entre los oyentes.
y a propósito de sí; nos presentam os ante nosotros mismos Todas las artes también tienen un efecto tónico, aumentan
transfigurados, más fuertes, más ricos, más perfectos, somos la fuerza, aum entan el placer (el sentimiento de fuerza), ex
más perfectos... A quí encontram os el arte com o función or citan todos los más sutiles recuerdos de la em briaguez; hay
gánica; lo encontram os inscrito sobre el angélico instinto una m em oria particular que desciende en tales estados de
«amor»; lo encontramos com o el m ayor estim ulante vivo; el ánimo; entonces retorna un lejano y fugitivo m undo de sen
arte tiene, por lamo, una finalidad sublime aun en su propia saciones.
mentira... Pero nos engañaríamos si nos ajustásemos a su L o feo se convierte en la contradicción del arte, puesto
fuerza cautivadora; hace más que imaginar simplemente, que este lo excluye, la negación artística; siempre que la de
llega a desplazar los valores. No solo desplaza el sentimiento generación, el em pobrecim iento de la vida, la impotencia, la
de los valores; el que ama, vale más, es más fuerte. Seme disolución, la descomposición son provocados aunque sea
jante estado produce en los animales nuevas armas, nuevos solo de lejos, el hom bre estético reacciona diciendo su «no».
pigmentos, colores, formas: sobre todo, nuevos movimien- Lo feo tiene efecto depresivo; es la expresión de una depre-
F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
I LA V O LU N TA D DE PODER 537
536

sión. Q uita fuerza, depaupera, oprim e... Lo feo sugiere lo 805


feo; en los m ism os estados de salud podrem os advertir cóm o
C om parándola con la m úsica, to d a com unicación de p a
varía al encontrarse mal la capacidad de fantasear lo feo. La
labra tiene una form a en cierro aspecto desvergonzada. La
elección se hace de otro modo; la elección de cosas, de inte
palabra diluye y entontece. La palabra despersonaliza, h a
reses, de problem as. Hay un estado muy afín a lo feo tam
ciendo más vulgar lo que suele ser extraordinario.
bién en la lógica: la pesantez del espíritu, la sordidez. En este
caso falta, para hablar en térm inos de m ecánica, el equili
brio; lo feo, cojea: lo feo, tropieza; contrasta con la divina li- I 806
gereza del bailarín.
El estado de ánim o estético se diferencia por una extraor Al artista lo forjan los estados excepcionales; lodos los
dinaria riqueza de medios con qué comufíicarse, al mismo estados que son profundam ente afines y van ligados a fenó
tiempo, con la extrema susceptibilidad para los estím ulos y m enos m orbosos; lanío, que no parece lógico ser artista sin
los signos. Este es el punto más alto de la com unicabilidad estar enferm o.
y de la transm isibilidad entre criaturas vivas: es la fuente del Los siguientes estados fisiológicos han llegado a ser, pe ir
lenguaje. A quí las lenguas tienen su solar nativo; tanto las decirlo así, una segunda naturaleza artística, y en cierto as
lenguas de los sonidos com o las de los gestos y las de las m i pecto pueden encontrarse en el hom bre en general:
radas. El fenóm eno de plenitud es siempre el principio,
nuestras facultades han sido utilizadas por facultades más 1) La em briaguez: el aum ento de sentim iento de poder;
la interior necesidad de hacer de las cosas un reflejo de la
plenas. Pero aún hoy se oye con los músculos, y también |
puede leerse. propia plenitud y perfección;
2) La extrem a acuidad de ciertos sentidos: de m odo que
Todo arte maduro acepta com o algo básico una gran can
los sentidos entienden un lenguaje de los signos totalm ente
tidad de convencionalismos; por ejemplo, el lenguaje. El
diverso; lo crean aquella m ism a acuidad que parece adscrita
convencionalismo, en definitiva, es una condición del arte
a m uchas enferm edades nerviosas: la extrem a m ovilidad, de
grande, 110 su obstáculo.,. Toda elevación de la vida aumenta
laq u e nace una extrem a com unicabilidad; la voluntad de h a
la fuerza comunicativa, y también la fuerza de com prensión
blar en todo lo que sabe hacer signos; una necesidad de
del hombre. Vivir dentro de otra alma no es su origen nada
desentenderse de sí m ism o con signos y con gestos; la capa
moral, sino una excitabilidad fisiológica de la sugestión; la
cidad de hablar de sí con cien m edios de lenguaje, un estado
«simpatía» o el llamado «altruismo» son simples figuracio
explosivo. Aquí se debe im aginar este estado com o, en pri
nes de aquella relación psicomotora perteneciente a la espi
mer lugar, una constricción y un im pulso a desem barazarse,
ritualidad («fnduction psychom otrice», dice Ch. Feré.) Lo
con cualquier clase de trabajo m uscular y de m ovilidad, de
que nos com unicam os no son pensam ientos, sino m o v i
la exuberancia de la tensión interior: luego, com o una coor
m ientos, signos m ím icos, que leem os y reducirnos a pen
dinación involuntaria de este m ovim iento con las vicisitudes
samientos.
interiores (imágenes, ideas, deseos); com o una especie de
autom atism o de todo el sistem a m uscular bajo el im pulso
de fuertes estím ulos que obran interiorm ente; incapacidad
538 F R IE D R I C H N I E T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 5 3 9

para im pedir la reacción: el aparato inhibitorio está, por asi 807


decirlo, suspendido. Todo m ovim iento interior (sentim iento,
pensam iento, pasión) va acom pañado de variaciones m us Señalo en este caso , co m o sig n o d e un a v id a p len a y flo
culares y, po r consiguiente, de variaciones de color, de tem reciente. una serie de estad o s p sicológicos que actualm en te
peratura, de secreción. La fuerza sugestiva de la m úsica, su se estim an m orbosos. M ientras tanto, nos h em o s o lv id ad o
«sugestión m ental». un p oco del contraste en tre lo san o y lo e n ferm o ; se trata solo
3) La necesidad de imitar: una extrem a irritabilidad en la de grados; en este caso yo sosten g o q ue h o y se llam a «sano»
cual una im agen dada se com unica por contagio: un estado a lo situado por debajo de lo que en situ acio n es favorables
de ánim o es ya adivinado y representado por signos... Una sería realm ente lo sano; sostengo que estam o s relativam ente
imagen interior, actúa com o m ovim iento de los m iem bros, enferm os... El artista pertenece a una raza aú n m ás fuerte. Lo
se produce una cierta suspensión de la intim idad... (¡¡Scho que para nosotros resultaría nocivo, m o rb o so , en él es n atu
penhauer!!). Una especie de sordera, de ceguera para lo que raleza... Pero precisam ente, el em p o b recim ien to de la m a
es exterior: el reino de los estím ulos perfnitidos está estre quinaria determ ina la extravagante fuerza de co m p rensión,
cham ente limitado. com o se dem uestra en el caso de las nuijereitas histéricas.
Pueden originar síntom as de falta de libertad parcial, de
Esto es lo que distingue al artista del profano (de quien es alucinaciones de los sentidos, de refinam ientos de la su g es
susceptible de sentir el arte); este último tiene el colm o de su tión, así com o determ inar un em pobrecim iento de vida, la
excitabilidad en la recepción: el prim ero en la entrega, de superabundancia de linfa y de fuerzas; el estím ulo se crea d i
m odo que un antagonism o entre esas dos cualidades no solo versam ente. pero el efecto es idéntico... Pero, sobre todo, no
es natural, sino que es deseable. C ada uno de estos dos esta es el m ism o efecto sucesivo; el extraordinario relajam iento
dos tienen una óptica contraria; exigir que el artista se ejer de todas las naturalezas m orbosas después de su excen trici
cite en la óptica del espectador o crítico significa exigirle dad nerviosa no se refiere en nada a los estados de ánim o del
que se em pobrezca, lo m ism o en sí m ism o que en su fuerza artista, el cual no debe expiar sus buenos m om entos; es bas
creadora. Sucede en este caso com o en la diferencia de Jos tante rico; puede dilapidar sin em pobrecerse.
sexos: del artista que da no se debe pretender que se con A sí com o actualm ente podría entenderse el genio com o
vierta en mujer; del artista que reciba... una form a de neurosis, podríam os considerar de la m ism a
N uestra estética en realidad ha sido hasta ahora una es manera la fuerza del artista; y, efectivam ente, nuestros artis
tética de mujeres en el sentido de que solo los capaces de tas tienen rara afinidad con las m ujeres histéricas. A unque
recibir el arte han form ulado sus experiencias acerca de lo esto hable contra la actualidad, no contra los «artistas».
bello. Esto, com o se desprende de lo que queda expuesto Los estados de ánim o no artísticos son: los de la objetivi
anteriorm ente, es un error necesario: porque el artista que dad, los del reflejo, los de la voluntad paralizada (escanda
com enzase a com prender con esto se engañaría a sí mis loso error el de Schopenhauer, que tom a el arte por un
mo...; no debe mirar atrás, no debe, en general, mirar; debe puente hacia la negación de la vida)... O tros estados no ar
dar. Hacer honor a un artista, sentirse negado para la en tísticos: los de los em pobrecedores, de los que desaparecen,
tica; de lo contrario, por no ser ni carne ni pescado, sería palidecen, bajo cuya m irada sufre la vida; el estado de ánim o
«moderno». del cristiano.
540 F R IK D R K 'H N I E T Z S C H E LA V O LU N TA D DE PO D ER 541

808 No nos librarnos de nuestras pasiones por el hecho de re


presentarlas; por el contrario, nos sentim os libres de ellas
El artista m oderno, cuya fisiología tan em parentada se e n cuando las representam os (G oethe enseña que las cosas pa
cuentra con el histerism o, está sellado aun com o carácter por san de otro m odo; parece que en esta ocasión quiso equivo
esta enferm edad. El histérico, com o ser falso, m iente por el carse por «delicatezza»),
gusto de m entir, y es adm irable en (odas las artes simulato-
rias, com o no sea que su vanidad m orbosa le gaste una mala
810
pasada. Esta vanidad es com o una fiebre continua, necesi >
tada de narcóticos, que no retrocede ante ningún engaño; ante
La razón de la vida.— Una castidad relativa, una discre
ninguna frase que augure un alivio m om entáneo (incapaci
ción sistem ática en el plano erótico, incluido el pensam iento,
dad de orgullo y necesidad constante de venganza por un
puede form ar parte de la gran región de la vida en caracteres
desprecio de sí m ism o profundam ente arraigado: esta es casi
importantes. Este principio a quienes m ejor se aplica es a los
la definición de esta clase de vanidad).
artistas, correspondiéndolc a su m ejor sabiduría en el vivir.
La absurda irritabilidad de su sistema, conviniendo en cri
Voces imprevisibles se han hecho oír en este sentido: Stendhal,
sis cualquier acontecim iento y haciendo que lo «dramático»
Gautier, igualmente Flaubert. El artista es, probablem ente
aparezca aun en los casos m inúsculos de su vida, le quita (oda
por naturaleza, un hombre necesariamente sensual, muy em o
posibilidad de cálculo; no parece una persona; todo lo más es
tivo, accesible en todos sentidos, ya que en todo mom ento
un sentido de conducta para diversas personas, de las cuales,
busca em ociones, muy abierto a toda clase de ellas. Sin em-
unas veces unas y otras veces otras, saltan el exterior con im
I bargo, de ordinario, bajo la violencia que ejerce su tarea, su
púdica seguridad. Com o consecuencia, es admirable como
voluntad de dignificarse, lo convierte en un hom bre m ode
com ediante; todos estos pobres seres privados de voluntad,
rado, a veces casto. Su instinto dom inante le obliga a con
que los m édicos estudian de cerca, sorprenden por su virtuo ducirse de este modo; no le permite que se prodigue en ex
sism o en la mímica, en la transfiguración, en el arle de intro
ceso. Una sola y misma fuerza experim enta desgaste en el
ducirse en casi todos los caracteres que interesan.
acto creador y el sexual: solo existe una especie de fuerza.
Sucumbir, prodigarse en este caso, es cosa para él ruinosa:
revela no ya solo su falta de instinto, sino de voluntad; puede
809 ser, además, un signo de decadencia; y en todo caso, desva
loriza su arte de m anera incalculable.
Los artistas no son los hom bres de la gran pasión pese a
que pretendan convencernos. Por dos razones: porque care
cen de pudor propio (se observan mientras viven; se expían; 811
son dem asiado curiosos...). Y porque, en segundo lugar, su
vam piro, esto es, su talento, les envidia casi siempre ese des El nivel de la vida del hombre científico, com parado con
pilfarro de fuerza que se llama pasión. El que tiene talento el del artista, acusa un estancam iento y envilecimiento (aun-
resulta víctima del mismo, al vivir bajo el vam pirism o de su I que también acuse un esfuerzo, una severidad, una dureza,
propio talento. una fuerza de voluntad por otra parte).
542 LA V O L U N T A D D E PO D E R 543
F R IE D R I C H M E T Z S C H E I

Buscar en este sentido la falsedad, la indiferencia ante la 813


verdad y la utilidad, puede ser en un artista un síntom a de jn
ventud, de «infantilidad»... E xam inar su m aniobra habitual Se es artista, con la condición de considerar y sentir com o
su falta de racionalidad, su ignorancia de sí m ism o, su indi contenido, com o «la cosa m ism a», aquello que los no artis
tenencia hacia los «valores eternos», su seriedad en el «juego- tas llaman «form a». Com o consecuencia, se pertenecen a un
su falta de dignidad, sitúan juntos al Dios y al payaso, al inundo invertido; porque desde que lo dicho ocurre, el con-
santo y al canalla... La imitación dom ina al hacerse instiniu lenido es para un hom bre algo puram ente form al, incluida
Los artistas de época.s positivas y los de épocas decadentes nuestra vida.
¿no actualizan todas aquellas fases? ¡Sí!...

814
XI2 f
El sentido y el gusto por lo inefable (verdadera m oderni
¿N o faltaría un anillo en la cadena del arte y de la ciencia dad), por lo que no es com ún, resulta opuesto al instinto que
por ausencia de la mujer, si faltase la obra de la mujer?... Ad pone su gozo y su fuerza en com prender lo típico, cosa que
m itida la excepción, que com prueba la regla, la m ujer lk \ > ocurrió en los m ejores tiem pos de Grecia. En él hay una ple
a la perfección todo lo que no es una obra: las cartas, las me nitud de la criatura viva, la m edida dom ina; en la base h a
morías y aun los más delicados trabajos m anuales que exi.s llamos aquella fase del alm a fuerte que se m ueve lentam ente
ten; en suma, todo lo que no es realm ente un oficio, exacta y que experim enta repugnancia frente a lo que resulta de-
m ente por la razón de que en estos trabajos se com pleta a m 1 masiado vivo. El caso general, la ley, es honrado y puesto de
m ism a, obedeciendo al único im pulso artístico que poseí relieve; al contrario, la excepción se descarta y el m atiz se
quiere placer... Pero ¿qué tiene que ver la m ujer con la |>a borra. Lo que es sólido, poderoso, fijo, la vida, reposa am
sional indiferencia del verdadero artista, capaz de concedo plia y poderosam ente y conserva la fuerza, «place»; o sea,
a un sonido, a un soplo, a un acento, m ayor importancia qu< corresponde a lo que se piensa de sí mismo.
a sí mismo?... ¿Qué es lo que agarra con sus cinco dedos <l<
lo que hay en él de más secreto, de más íntimo?... ¿Por qur
no atribuye valor a una cosa que no pueda llegar a ser forma 815
a una cosa que no pueda abandonarse al artista y hacer.!
patente? El arte, com o el artista lo profesa, ¿no lo considi En las cosas importantes yo concedo a los artistas m ayo
ráis com o un atentado a todos los «pudeurs»?... Solamcni' res derechos que a todos los filósofos que hayan existido;
en nuestro siglo llegó la m ujer a ocuparse de la literaim i estos no perdieron los grandes rieles por los que cam ina la
(«vers la canaille plum iére écrivassiére». según dijo Mna vida, am aron las cosas «de este m undo», amaron sus senti
beau); se hace la escritora, la artista, pierde el insiini" dos. Tratan de «suprim ir la sensualidad»; esto m e parece una
¿Con qué fin. en resumidas cuentas, si nos es lícito pro.;'un incomprensión, o una enferm edad, o una cura, cuando no
tarlo? .| Nimpleinente hipocresía y engaño de sí mismo. Yo me auguro
ii mí mismo, y a todos los que pueden vivir sin la am enaza
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t

de una co nciencia puritana, una espiritualización y una mui soberanía. No existe un arte pesim ista. El arte debe ser afir
tiplicación de sus sentidos cada vez m ayores: nosotros mu mativo. Jo b afirm a. Pero ¿y Zola? ¿Y G oncourt? Todo lo que
ren io n ser g ratos a los sentidos por su finura, por su plenitud pintan es feo; y el h ech o d e m ostrarlo denuncia cierto gusto
y su fuerza, y po r eso Ies ofrecem os nuestro m ejo r espíritu por la fealdad... No sirve, y se engañan los que sostienen lo
¿Q ué im portan, en definitiva, las excom uniones sacerdotales contrario. ¡Cómo redim e, sin em bargo, D ostoyevski!...
o m etafísicas de los sentidos? Ya no se tiene necesidad de es
tas excom uniones; es sino de buena constitución el hecho <le
que un espíritu com o G oethe se pliegue con fruición y cor 817
dialidad cada vez m ás a las «cosas del m undo». Q uizá pui
conservar la concepción m ás im portante del hom bre, según Si m is lectores reconocen que tam bién «el hom bre
la cual, el hom bre se convierte en el transfigurador de la bueno» representa una form a de agotam iento en la gran co
existencia cuando llega a transfigurarse a sí m ism o. m edia total de la vida, honrarem os aquella consecuencia del
cristianism o que concibe com o odioso al hom bre bueno. En
r ■semejante cosa el cristianism o tuvo razón.
816 Para un filósofo es algo indigno decir que «lo bueno y lo
bello son una m isma cosa»; y si adem ás añude «y tam bién
¡P esim ism o en a rte ?— El artista am a progresivamenie lo verdadero», se le debe apalear. L a verdad es fea.
los m edios donde se m anifiesta el estado de embriague?.: la Precisam ente el arte intenta siem pre «que no perezcam os
extraordinaria finura y esplendor de los colores, la claridad a causa de la verdad».
de la línea, la gradación de los sonidos, lo que es distinguido,
mientras que en el estado normal carece de toda distinción.
Todas las cosas distinguidas, todos los m atices, en ouant» m
actualizan las extrem as tensiones de fuerza que la embria
guez crea, despiertan retrospectivam ente este estado de em Com batir la m oralización p o r m edio del arte.— C onside
briaguez, teniendo en cuenta que el propósito de las obras (li rar el arte com o liberación de la estrechez moral y de la óp
arte debe ser provocar el estado de ánim o que determina la tica de los ángulos, o com o burla de estos. Huir de la natu
obra de arte: la em briaguez en suma. raleza. donde la belleza suele ir acompañada de su propio
Lo que es esenciaI en el arte es su perfeccionamiento de (.1 terror. Concepción del grande hombre.
existencia, su provocar, la perfección y la plenitud; el arte e \ Las almas de lujo, frágiles e inútiles, a quienes basta un
esencialm ente la afirmación, la bendición, la divinización de soplo para turbarlas, «las bellas almas».
la existencia... ¿Qué significa un arte pesimista? ¿No es hasta Despertar los ideales poco sentidos en su implacable bru
cierto punto una contradicción? Claro que lo es. Schopen talidad y dureza, com o los monstruos más espléndidos de
hauer se equivoca cuando pone ciertas obras de arte al sen 1 cuantos existen.
ció del pesimismo. La tragedia, precisamente, no enseña <-r<- Experimentar un goce fascinador lanzando una mirada
signaeión»... Representar (as cosas terribles y enigmáticas, .1 psicológica en la sinuosidad y en la histrionería inconsciente
las que no teme, es ya en el artista un instinto de poder y de que hay en todos los artistas que moralizan.
546 F R IE D R I C H N I E T Z S C H E L A V O L U N TA D D E P O D E R 547

P oner en evid en cia la falsedad del arte. Iros específicos «genios» del siglo, grandes para am bos: la
Poner en evidencia las «fuerzas fundam entales idealizado gran charlatanería de Victor H ugo y R icardo W agner. al lado
ras» («sensualidad, em briaguez, animalidad superabundante»), del virtuosism o que satisficieron para sí, los m ás retinados
«m adores del arte. D e aquí la falta de grandeza; tienen una
óptica cam biante, unas veces en vista de las necesidades m ás
819 groseras, otras com o consecuencia de las m ás refinadas.

L a m oderna acuñación de la m oneda falsa en las artes, su


puesta com o necesaria, vale decir, de acuerdo con la verda 821
dera necesidad del alm a m oderna.
Se llenan las lagunas de las cualidades naturales, y aún E l fa ls o « esfuerzo».— I ) En el rom anticism o: ese co n s
m ás las lagunas de la educación, de la tradición, de la expe tante «expresivo» no es signo de fuerza, sino un sentim iento
riencia. de falta de fuerza.
Prim ero.— Nos valdrem os de un público poco artístico, 2) La m úsica pintoresca, la llam ada m úsica dram ática, es
que sea absuelto en su am or (y que se arrodille pronto ante fundam entalm ente ligera (así com o la bárbara exposición y
las personas). Para esto sirve la superstición del «genio», desplazam iento de los hechos y los rasgos en la novela na
que es la superstición de nuestro siglo. turalista).
Segundo.— Se concitan los oscuros instintos de los dis 3) La «pasión» es asunto de los nervios y de las alm as fa
conform es, de los am biciosos, de los que se ignoran a sí mis tigadas, com o el gusto de las altas m ontañas, de los tiem pos
m os en una época dem ocrática: im portancia del gesto. tem pestuosos, d e los desiertos, de las orgías, de las m ons
Tercero.— Se transfieren los procedim ientos de un aite a truosidades, de las cosas m acizas (por ejem plo, en los histo
los de otro; se m ezclan las intenciones del arte con las de la riadores); efectivam ente, hay un culto a la extravagancia del
ciencia o de la Iglesia, o del interés de clase (nacionalism o) sentimiento. (¿C óm o sucede que las épocas fuertes tengan
o de la filosofía: se tocan todas las cam panas a la vez y se artísticam ente una necesidad opuesta, la necesidad de un
suscita la oscura sospecha de ser un Dios. más allá de la pasión?)
C uarto.— Se adula a la mujer, al que sufre, al que se in 4) La preferencia de las materias excitantes (erótica, o so
digna; se hacen que prevalezcan en el arte los narcóticos y cialista, o patológica), signos todos del género de personas
los opiáceos. Se lisonjea a los cultos, a los lectores de poe para las que hoy se trabaja; esto es, personas agotadas por el
sías y de historias antiguas. trabajo y destruidas o debilitadas.
Es necesario tiranizar para producir en general un efeclo.

820
822
D iferencia entre «público» y «cenáculo»; con el primero,
hay que intentar ser charlatán; en el segundo, se hace preciso El arte moderno como un arte de «tiranizar».— Una lógica
pretender ser virtuoso. Esta distinción pueden superarla núes grotesca y con líneas forzadam ente pronunciadas: el motivo
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sim plificado hasta reducirlo a fórm ula: la fórm ula tiraniza. m undos aún m ás lejanos, y no descubiertos aún; el «dédain»
D entro de las líneas, una salvaje m ultiplicidad, una masa hacia los «boulevards»... El nacionalism o, y nadie debe en
p reponderante, frente a la cual los sentidos se extravían; la gañarse, no es sino una form a particular del exotism o... Los
brutalidad de los colores, del asunto, de los deseos. Ejem m úsicos rom ánticos transcriben lo que aprendieron en los li
píos: Zola, W agner; en un orden m ás espiritual. Taine. Poi bros exóticos; se q u e m a vivir hechos exóticos, experim en
tanto, lógica, m asa y brutalidad. tar pasiones de gusto florentino o veneciano y se acaba por
contentarse con buscarlas en la im aginación... L o esencial es
el género de deseos nuevos, una voluntad de im itar y de vi
823 vir im itando, el disfraz, la transposición de) alm a... El arte
romántico es solamente un último recurso en vez de una «rea
A propósito de los pintores. «Tous ces moderne.s sonr des lidad» fracasada.
poetes qui ont étre “peintres” . L’un ar cherché des drames Tentativa para hacer nuevas cosas: revolución, N apoleón.
d ans l’histoire, l'au tre des scénes de mceurs. celui-ci traduil Napoleón fue algo así corno la pasión de nuevas posibilida
des religions, celui-kí une phi)osophie->. Este imita a Rafael; des de) alm a, un ensancham iento de los espacios del alma.
este otro a los prim eros m aestros italianos; los pintores de Extenuación de la voluntad; tanta m ayor extravagancia en
paisajes em plean árboles y nubes pura com poner odas y eli los deseos de sentir cosas nuevas, de exponerlas, de soñar
gías. N inguno es sim ple y totalm ente pintor; todos son ar las; todo esto es consecuencia de las cosas excesivas q ue se
queólogos, psicólogos, directores de escena de cualquier re han vislo: ham bre rabiosa de sentim ientos excesivos... Las
cuerdo o teoría. Se com placen en nuestra erudición, en literaturas extranjeras proporcionan las drogas m ás intensas.
nuestra filosofía. Están com o nosotros: colm ados, rebosa/?
tes de ideas generales. A m an una form a, no por lo que es.
sino por lo que expresa. Son hijos de una generación erudita, 825
atorm entada y reflexiva; a m uchas leguas de distancia de l o s
antiguos m aestros, que no leían y pensaban solam ente en dar Los griegos de W ínckelm ann y de G oethe, los orientales
un festín a sus ojos. de Hugo, los personajes del «Edda», puestos en m úsica por
Wagner; los ingleses del siglo xm, de W alter Scott; cualquier
día se descubrirá toda la com edia. Todo eso fue, histórica
824 mente. falso por encim a de todo, pero moderno.

La música de Wagner. com o todo el rom anticism o frau


cés, también en el fondo son literatura; e! encanto del e \o 826
tismo (de épocas, costum bres y pasiones extranjeras) actúan
d o sobre horteras .sensibles. El rapto experim entado al entnn Para caracterizar e) «genio nacional» en relación con lo
en aquel prodigioso país lejano, extranjero y antiquísimo, al que es extranjero y tom ado a préstamo.
cual se entra por libros que pintan todo el horizonte con m if El genio inglés hace grosero y resta carácter a lo que in
vos colores y nuevas posibilidades... El presentim iento de corpora.
LA V O L U N T A D D E P O D E R 551
550 F R IE D R IC H N IF T Z S C H E

cmlu una de sus «bouffonneries». Pero q u izá po r «genio» se


El genio francés diluye, sim plifica, logifica, adorna.
El genio alem án m ezcla, hace de m ediador, em brolla, deba en ten d er algo distinto.
m oraliza.
El g enio italiano ha hecho desde siem pre el uso m ás libre
y fino de las cosas lom adas en préstam o y ha dad o cien ve 830
ces m ás de todo lo que ha recibido, por se r el gen io m ás rico,
el que podía d ar m ás que los otros. Para el capítulo «m ú sic a ».— M úsica alem ana, italiana y
francesa. N uestros tiem pos, q ue políticam ente son tan bajos,
resultan los m ás fecundos. ¿Los eslavos? El «ballet» h isté
827 rico-cultural ha vencido al m elodram a. M úsica de com edían
les y m úsica de m úsicos. Es un error creer que lo que W agner
Los hebreos, en la esfera artística, han desflorado el senio lia creado sea una form a: es una carencia de form a Todavía
f no se h a encontrado la posibilidad de la construcción dram á
con H eine y O ffenbach, sátiro este últim o lleno cíe ingenio y
de petulancia que, com o m úsico, se atiene a la gran trac!i tica. Rítm ica. La «expresión» por encim a de todo. Instru
ción. y que para los que 110 lienen solam ente orejas, es una m entación de p ro stíbulo. En h o n o r d e H ein rich S chütz. En
verdadera liberación de los m úsicos sentim entales y, en el honor de M endelssohn; en este, y en ningún otro, hay un ele
fondo, degenerados, del rom anlicism o alem án. mento de G oethe (otro elem ento goethiano alcanza su per
fección en la Raquel; un tercero, en Heinrich Heine).

828
831
O ffe n b a c h .— M úsica fran cesa con espíritu volteriano,
libre, petulante, con un cierto guiño sardónico, pero claro, L a m úsica «descriptiva»; conviene dejar que la realidad
pleno de espíritu hasta la trivialidad (no se pone afeites) y sin produzca «efecto»... Todas estas form as de arte son m ás li
la «m ignardise» de una sensualidad m orbosa o blondamente geras, m ás imitables; en ellas ponen su m ano los que tienen
vienesa. m enores dones naturales. Apelación a los instintos; arte su
gestivo.

829
832
Si por genio de artista entendem os la más am plia libertad
bajo la ley, la divina ligereza y facilidad en las cosas más di Sobre nuestra «música m oderna».— La decadencia de la
fíciles, O ffenbach tiene más derecho al calificativo de «ge m elodía tiene algo que se relaciona con la decadencia de la
mo» que Wagner. W agner es pesado, tardo; nada le es mas idea, de la dialéctica, de la libertad del m ovim iento espiri
ajeno que los m omentos de petulante perfección com o l o s tual; es una estupidez y un colmo que se desarrollan en nue
que Offenbach, a lo payaso, consigue cinco o seis veces en vas audacias y hasta en principios; en conclusión: hay sola-
552 F R IE D R I C H N IE T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E P O D E R 553

m ente los principios de las propias cualidades, de las propias


drama. Wagner está en situación de pintar, no utiliza la m ú
m ezquindades de cualidades naturales.
sica en pro de la m úsica, refuerza los gestos, se convierte en
La «m úsica dram ática» es un absurdo. Es sim plem ente
poeta; en fin, él, com o todos los artistas de teatro, apela a «los
m ala música... El «sentim iento», la «pasión», son usados
bellos sentim ientos» y a los «espíritus elevados»; con todo lo
com o sustitutos cuando no se sabe llegar a la alta espiritua
cual se ha atraído a las m ujeres y tam bién a los que tienen n e
lidad y a la beatitud de esta (por ejem plo, la de Voltaire). Ei>
cesidad de cultura: pero /.qué im porta la m úsica a las m uje
ténninos técnicos, el «sentim iento» y la «pasión» son mas
res y a los necesitados de cultura? N inguno de estos tiene
fáciles; presuponen artistas m ucho más pobres. El dirigirse
conciencia para el arte; no sufren cuando ven destruidas y p i
al dram a revela que un artista sabe que es m ás dueño de los
soteadas todas las primeras e indispensables virtudes de un
m edios aparentes que de los m edios verdaderos y puros. Te
arte en beneficio de intenciones accesorias (com o «ancilla
nemos una pintura dram ática, una lírica dram ática, etcétera.
dramatúrgica»), ¿Q ué importa toda extensión de los m edios
de expresión, si lo que se expresa, el arte m ism o en sum a, ha
r
perdido su propia ley? El esplendor y la fuerza pintoresca del
833
tono, el sim bolism o del sonido, del ritmo, los tonos de color
de la arm onía y de la inarmonía. el significado sugestivo de
Carecem os en la m úsica de una estética que imponga le
la música, toda su sensualidad llega con W agner a dominar.
yes a los músicos y les cree una conciencia: y com o conse
Todo esto Wagner lo ha reconocido en la música, lo ha puesto
cuencia. carecem os de una verdadera lucha por los princi
de manifiesto, lo ha desarrollado. Victor H ugo ha hecho una
pios; porque nosotros, com o músicos, nos reím os de las
cosa parecidísima con el lenguaje; pero hoy en Francia, con
veleidades de Herbert en este cam po, com o nos reímos de las
el caso de Hugo, se preguntan las gentes si no ha llegado a
de Schopenhauer. Derívase de lo dicho una gran dificultad;
arruinar el idioma, y si, con el aum ento de la sensualidad en
no sabemos ya dar fundamento a los conceptos de «modelo",
el lenguaje, no ha sido desterrada de este la razón, la espiri
«maestría», «perfección»; tanteamos alrededor nuestro, con
tualidad, la profunda conformidad con las leyes. ¿N o es
el instinto de un antiguo amor, y con admiración ciega, en el
acaso un signo de decadencia el hecho de que en Francia los
reino de los valores, y creem os casi que es bueno lo que nos
poetas hayan llegado a ser escultores, y los músicos alem a
gusta a nosotros... Mi desconfianza se produce cuando con
nes comediantes y pintores de la cultura?
toda inocencia Beethoven suele suponerse un «clásico»; yo
querría dejar sentado que en otras artes se entiende por cía
sico el tipo opuesto al de Beethoven. Pero cuando la misma
834
com pleta descomposición del estilo de Wagner. que salta .1
los ojos, lo que suele llamarse estilo dramático, es mostrado
También hay que tener en cuenta un pesimism o de m úsi
y venerado com o «modelo», como «maestría», com o «pm
cos que se contagia a los no músicos. ¿Quién no ha sufrido,
greso», mi impaciencia llega al colmo. El estilo dramático en
quién no ha m aldecido al infeliz jovenzuelo que aporrea su
la música, tal com o lo entiende Wagner, es la renuncia al es
piano hasta hacerle gritar de desesperación, que con sus m a
tilo general, partiendo de la suposición de que hay otra c o s a
nos agita el lodo de las armonías más siniestras y grises'? Con
que tiene cien veces m ás valor que la m úsica; esto es. el
esto se ha hecho reconocer com o pesimista... Pero también se
554 F R IE D R IC H M E T Z S C H E
L A V O L U N T A D DH P O D E R 555

ha hech o reconocer co m o m usical. N o lo creeríam os. I I 836


w agnerianism o pura sangre no es m usical; está por debajo de
las fuerzas elem entales de la m úsica de la m ism a m anera que Yo distingo tres clases de valores: el v alo r ante las perso
la m ujer está bajo la voluntad que la hipnotiza; y para tenei nas, ante las co sas y ante el papel. E ste ultim o fue co ncreta
este p oder no debe h aber introducido en él la desconfían/a m ente el v alor de D avid Strauss. T am bién d iferencio el va
«in rebus m unicis et m usicantibus», una co nciencia severa y lor ante los testim onios del valo r sin testigos; el v alor de un
fina. C onsidérense los m edios de producir efecto de que cristiano, de un creyente en D ios en general, no puede nunca
W agner se sirve con predilección (y que, en gran parte, tuvo ser v alor sin testigos, y ya con solo esto está degradado. F i
que inventar él para su propio uso); se parecen de un modo nalm ente, distingo el valor por tem peram ento y el que nace
extraordinario a los m edios con que el hipnotizador consigue del m iedo al m iedo; el valor m oral es un caso de esta últim a
sus efectos (elección de m ovim ientos y color de los sonidos especie. A ñádese luego el valor qu e nace de la desesperación.
de su orquesta; los horribles desvíos de la lógica y de la cua E ste valor fue el de Wagner. Su posición ante la m úsica
dratura del ritmo; el elem ento insinuante, vago, m isterioso, el no era sino desesperada. Le faltaban las dos cosas que hacen
histerism o de su «m elodía infinita»). Y el estado de ánim o en falta para ser buen m úsico: naturaleza y cultura, la predesti
que, por ejem plo, el preludio de Lohengrin sum e a los oyen nación a la m úsica y la instrucción y la educación m usical.
tes y aún m ás a las oyentes, ¿es algo dem asiado distinto del Tuvo valor: de sus lím ites hizo principio, inventó para sí
estado sonam búlico? mism o un género de m úsica. La «m úsica dram ática», tal y
Yo escuché a una italiana, después de haber oído el citado com o W agner la inventó, es la m úsica que él podía hacer: su
preludio, d ecir casi en éxtasis, propio de los w agnerianos: concepto en cierta m edida crea los lím ites w agnerianos.
¡Come si d o n n e con queste m úsica!» ¡Y no lo entendieron! ¿N o lo entendieron, realm ente?
D e seis m úsicos m odernos, a cinco les ocurre lo mismo.
W agner es su salvador; y estos cinco sextos son. por otra
835 parte, el núm ero m ínim o. Siem pre que la N aturaleza se
muestra implacable, y, por otro lado, la cultura es una casua
La religión en la m úsica.—-¡Cuán inconfesable y hasta in- lidad, una tentativa, un «dilettantism o», el artista se vuelve,
com prendida satisfacción de todas las necesidades religiosas com o si dijéram os, con entusiasm o a Wagner: «A m edias lo
hallam os en la m úsica de Wagner! ¡Cuánta plegaria, virtud, atrajo y a m edias lo echó al fondo», com o dice el poeta.
unción, «virginidad» nos habla todavía en ella! Del hecho de
que la música abstraiga de la palabra y de la idea saca impor
tante ventaja esa astuta santa que reconduce, seduce nueva 837
mente con todo lo que una vez fue creído... Nuestra concienci.i
intelectual no debe avergonzarse (queda fuera) de que algún La m úsica v el gran estilo.— La grandeza musical no está
viejo instinto beba con labios trém ulos en copas prohibidas... en función de los «bellos sentimientos» (cosa que creen las
Esto es sabio, sano, y. en cuanto revela pudor frente a la sa mujercillas), sino en la medida que se acerca al gran estilo,
tisfaceión del instinto religioso, es hasta un buen síntoma.. I que es capaz, en definitiva, de suponer un gran estilo. Este
La cristiandad astuta: tipo de la m úsica del último Wagner. estilo tiene de com ún con la gran pasión el hecho de aver-
556 F R IE D R 1 C H N I B T Z S C H H L A V O L U N T A D D ti P O D E R 557

g onzarse del placer: de olvidar persuadir; de m andar, de qu e M ozart fue un alm a tierna y en am o rad a, to d a siglo xvttt,
rer... H acerse d u eñ o de) c í i o . s propio; integ rar e l propio caos aun en su seriedad... B eethoven fue el prim er gran ro m án
hasta qu e dev en g a form a; d evenir lógicos, sim ples, claros, tico, en el sentido del co n cep to francés del rom anticism o,
m atem áticos; d ev en ir leyes; tal es en este caso la gran am bi com o W agner es et últim o gran rom ántico..., am b o s ad v er
ción. C on ella se im presiona a la gente; ya nada suscita am or sarios instintivos del gusto clásico, del estilo severo, p ara no
hacia sem ejantes hom bres poderosos; a su alrededor se ex hablar en este caso del «gran» estilo.
tiende un desierto, un silencio, un m iedo, co m o ante el es
p ec tá cu lo de un gran sa crileg io ... T odas las artes conocen
sem ejantes am biciosos del gran estilo: ¿P o r q u é falta, sin 838
em bargo, en la m ú sica? N o tenem os m úsicos que constru
y an un edificio com o el P alazzo Pitti... Y es que estam os El rom anticism o resulta un problem a equivoco, com o
an te un ev id e n te p ro b lem a. ¿P erte n ec e ac aso la m ú sica a todo lo m oderno.
aq u ella cu ltu ra en que ya ha te rm in ad o el rein o de todas L os estados de ánim o estéticos son dobles.
las especies de hom bres violentos? ¿Es probable, por otro L os hom bres cabales y generosos en contradicción con
lado, q u e el co n c e p to de g ran e s tilo e s té en c o n tra d ic los que buscan y desean.
ció n co n el alm a de la m úsica, con la «m u jer» en nuestra
m úsica?...
D esem bocam os en un problem a cardinal: ¿Cuál es el 839
puesto de toda nuestra m úsica? Las épocas del gusto clásico
no conocen nada que se pueda parangonar: floreció cuando \Jn rom ántico es un artista que convierte en fuerza crea
e) m undo del R enacim iento tocó a su fin, cuando la «liber dora su descontento de sí m ism o, que m ira lejos y mira de
tad» se había ausentado de las costum bres y hasta de los trás de sí y de su mundo.
hom bres: ¿C onstituye acaso, parte de su carácter, ser un eon-
trarrenacim iento? ¿Es la herm ana del estilo barroco, ya que
en lodo caso es su contem poránea'? La m úsica moderna, ¿es 840
algo m ás que decadencia?...
A nteriorm ente puse el dedo en la llaga: nuestra música, ¿Es el ane una consecuencia del descontento que produce la
¿no será un fragm ento de com rarrenacim iento en el arte.' realidad? ¿Es la expresión del reconocim iento por una felici
¿N o será parienta muy próxim a del estilo barroco? ¿N o se dad gozada? En el primer caso, estamos ante el romanticismo;
habrá form ado en contradicción con todo el gusto clásico, en el segundo, esplendor de gloria y ditirambo, es el arte de
tanto que en ella se prohíba toda am bición de clasicism o? la apoteosis. De esta m anera última form a parte tam bién R a
Sobre este problem a, de valor de prim er orden, la res fael. que com etió el pecado de divinizar la apariencia de la
puesta no podría ser más clara si se valorizase exactam ente interpretación cristiana del mundo; fue reconocido a la exis
el hecho de que la m úsica consigue su más perfecta m adu tencia en obras en las que no se m ostró totalmente cristiano.
rez y plenitud com o rom anticism o, com o movim iento de re Con la interpretación m oral del mundo resulta insoporta
acción contra lo clásico. ble. El cristianism o fue la tentativa para «dom inarlo» con
558 F R IF .D R IC H N I E T Z S C H E L A V O L U N T A D D E PO D E R

aquella interpretación, o sea, de negarlo. En la práctica, tal h o m érico resp la n d o r de g lo ria so b re to d as las cosas; pero
atentado, el atentado de lina trem enda sobresíim aeión del puede tam bién ser aquella tiránica voluntad de quien sufre
hom bre con el resto de las cosas, puso fin al oscurecim iento, gravem ente, que sobre la p articular idiosincrasia de su p ro
al envilecim iento, a su depauperación: la especie m ás m e pio sufrim iento, sobre lo que es m ás personal, particular, res
d iocre e inocua, la especie del hom bre de rebaño, es la única tringido, querría im prim ir el sello de un a ley y construcción
que encontró con él su cuenta, su provecho si se prefiere... obligatoria y que, por así decirlo, se vincula sobre todas las
H om ero y R ubens com o artistas de las apoteosis. La m ú cosas sellándolas con su propia im agen, con la im agen de su
sica no ha tenido aún ningún representante en este plano. i propia tortura, m arcándola con el hierro candente. Este ú l
La idealización del gran delincuente (el sentido de .su tim o es el pesim ism o rom ántico en la form a m ás expresiva,
grandeza) es griega: el desvalorizar, el calum niar, el hacer ya sea com o filosofía schopenhaueriana de la voluntad, ya
d espreciable al pecador es judaico-cristiano. com o m úsica w agneriana.
r

841 842

E l rom anticism o y su contrario.— En un terreno particular, Tras la antinom ia clasico-rom ántico, ¿no se ocultará la
en el plano de los valores estéticos, suelo a veces pregun oposición entre lo activo y lo reactivo?
tarm e: ¿han llegado alguna vez a ser creadoras el ham bre y
la superabundancia? Desde otro punto de vista, una nueva
distinción salta a prim er plano: el m otivo de crear es el de 843
seo de rigor, de alcanzar la eternidad, de «ser», o el deseo de
destrucción, de cam bio, de devenir. A m bos m odos de de Para ser clásico se deben poseer todas las dotes y deseos
sear, sin em bargo, se revelan, m irando al fondo, com o m e fuertes y aparentem ente contradictorios: pero de m odo que
ros equívocos, solo explicables con arreglo al esquem a m en vayan juntos bajo un m ism o yugo; se debe de gastar el
cionado, preferible a mi juicio. tiem po justo para llevar a la m áxim a perfección un género
El deseo de destrucción, de cam bio, de devenir puede sel de literatura o de arte o de política (no después de haber ocu
la expresión de una fuerza dem asiado preñada de porvenir rrido este hecho); reflejar en su propia alm a m ás íntima y
(concretada por m í en la palabra «dionisíaco»); pero puede más profunda un estado de ánimo colectivo (de un pueblo o
ser también el odio de los fracasados, de los renunciadores. de una cultura); llegar en una época en que este estado de
de los mal form ados, que destruye, debe destruir, porque lo ánim o existe todavía y no está aún coloreado de la imitación
que existe, toda existencia y hasta cada ser, los indigna y los de los extranjeros (o depende aún de ella); ser no un espíritu
excita. reactivo, sino un espíritu que concluye y guía en el avance,
El deseo de «eternizar» puede, por otra parte, derivar tam que afirm a en todos los casos, incluso con su propio odio.
bién de la gratitud y del amor; un arte que tiene tal origen sera «¿N o form ó parte de esto el altísimo valor personal?»...
siempre un arte de apoteosis, ditirám bica con Rubens, feli/ H abrá que preguntar si en este caso los prejuicios m orales no
con Hafis, clara y bondadosa con G oethe, difundiendo un cum plen su papel, y si una gran elevación m oral no es acaso
560 F R 1 E D R IC M N IK T Z S C H E LA V O IX N T A D D E P O D E R 561

en sí una contradicción del clasicism o: si estos monstruos hombre sea m ás duro, m ás sencillo, m ás fuerte, m ás malo,
m orales no deben necesariam ente ser rom ánticos, en la pa non cosas que se relacionan entre sí. La sim plificación ló-
labra y en la acción... sem ejante preponderancia de una sola (lico-psicológica. El desprecio del detalle, de lo com plicado,
virtud (com o la que encontrarnos en el m onstruo m oral) es de lo incierto.
hostil al poder clásico de equilibrio; suponiendo que se po Los románticos en A lem ania no protestaron contra el clasi
sea esta elevación, y, sin em bargo, se sea clásico, se podría cismo, sino contra la razón, el progreso, el gusto, el siglo xvm.
audazm ente concluir que se posee tam bién la inm oralidad cu La sensibilidad de la m úsica rom ántico-w agneriana: con
la m ism a m edida; este es quizá el caso de Shakespeare (ad traste con la sensibilidad clásica.
m itiendo que sea realm ente lord Bacon). La voluntad de la unidad (por qué la unidad tiraniza a los
oyentes y a los espectadores, aunque sea incapaz de tirani
zarse a sí m ism a en el punto principal: esto es, en relación
844 con la obra m ism a), la facultad de renunciar, de abreviar, de
r
aclarar, de simplificar. La victoria obtenida por m edio de las
C osas d el porvenir.— Contra el rom anticism o de la gran masas (Wagner, Hugo, Zola, Taine).
«pasión».
C om préndase que a todo gusto clásico corresponde una
cantidad de frialdad, de lucidez, de dureza; sobre todo la ló 845
gica, la felicidad en las cosas intelectuales, las «tres unida
des». la concentración, el odio contra el sentim iento, la sen E l nihilismo ele los artistas.— La N aturaleza es cruel con
sibilidad, el «sprit», el odio contra lo múltiple, contra lo su serenidad y cínica con sus auroras. Nosotros somos hosti
incierto, contra lo vago, contra el presentim iento, así como les a las em ociones. Nosotros huim os allí donde la naturaleza
contra lo que es breve, agudo, ligero, bueno. No es conve conm ueve nuestros sentidos y nuestra fuerza de imaginación:
niente ju g ar con las fórm ulas artísticas. Hay que forjar la allí donde no tenemos nada que amar, donde nada nos re
vida de manera que se deba form ular después. cuerda las apariencias morales y las delicadezas de nuestra
Es esta una alegre com edia, ante la cual solo ahora sabe naturaleza septentrional; cosa que ocurre también en el arte.
m os reír, y que solo ahora vemos: esta, que los contem porá Preferimos lo que no nos recuerda el «bien» y el «mal». Nues
neos de Herder, de W inckelmann, de G oethe y de Hegel pre tra excitabilidad moral y nuestra capacidad de sufrimiento es
tendieron haber descubierto de nuevo el ideal clásico... ¡y al tán un tanto disueltas en una naturaleza fecunda y feliz, en el
m ism o tiempo a Shakespeare! ¡Y la m ism a generación se fatalismo de los sentidos y de las fuerzas. La vida sin bondad.
había separado con desprecio de la escuela clásica de los El beneficio consiste en el espectáculo de la grandiosa in
franceses, com o si no se hubiera podido aprender lo esencial diferencia de la Naturaleza hacia el bien y el mal.
tanto en un caso com o en otro...! Pero se quería la «natura», N ada de justicia en la historia, nada de bondad en la na
la «naturaleza». ¡Qué estupidez! ¡Se creía que el clasicism o turaleza: por esto el pesimista, cuando es artista sobre todo,
era una especie de naturaleza! va en materia histórica por los terrenos donde la ausencia de
Reflexionem os hasta el fin, sin prejuicios ni blanduras, en justicia se muestra con grandiosa ingenuidad, donde preci
qué terreno puede florecer un gusto clásico. Lograr que el samente la pe'-*'- •’ ' " . y también va en la
562 F R 1 E D R IC H N I E T Z S C H E LA V O LU N TA D DK PODER 563

N atu ra lez a p o r d o n d e el carácter m a lo o indiferente no se trágica. A sí se llega a una consecuencia que solo puede des
o cu lta, d o n d e la N atu ra lez a eq u iv ale al carácter d e la per conocer la absoluta cobardía de un sistem ático: a la conse
fecció n ... El artista n ih ilista se revela en el q u erer y preferí i cuencia d e que la tragedia es un «tónico». Si en este caso
la h isto ria cín ica, la N atu raleza cínica... Schopenhauer no quiere com prender, si considera la depre
sión colectiva com o un estado de ánim o trágico, si hace com
prender a los griegos (no resignados con su desgracia) que no
846 se encontraron a la altura de la concepción del mundo, incurre
en prejuicio, lógica de sistema, m oneda falsa que estropearon,
¿ Q u é es lo trágico? Yo he puesto m uchas veces el dedo en poco a poco, toda la filosofía de Schopenhauer (él, que arbi
el gran erro r d e A ristóteles, que creyó reconocer en el error v traria y violentam ente interpretó mal el genio, el arte, la moral,
en la com pasión, em ociones deprim entes, nada m enos que las la religión pagana, la belleza, la ciencia y casi todo).
em o cio n es trágicas. Si tuviese razón, la tragedia se habií.i
convertido en un arte peligroso para la vida: habría que po
nerse en guardia contra ella com o contra un peligro público 847
y un escándalo. El arte, que, por lo general, es el gran esti
m ulante de la vida, una em briaguez de vivir, una voluntad de El artista trágico.— En un individuo o en un pueblo, la
vivir, que, al servicio de un m ovim iento descendente, llega cuestión de form ar y situar el juicio de «belleza», es un pro
ría a ser co m o sierva del pesim ism o, peligrosa para la salud blema de fuerza. El sentimiento de plenitud, de fuerza acumu
(sencillam ente porque no es verdad que m ediante la excí lada (que perm ite aceptar con valor y serenidad m uchas co
tación de estas em ociones logrem os «purificam os» de ellas sas ante las cuales el débil tiembla), el sentim iento de poder
com o parece creer A ristóteles). Lo que habitualm ente pro expresa el juicio de «belleza» sobre realidades y estados de
v o ca terror o com pasión, desorganiza, debilita, desalienta: > ánimo que el instinto de impotencia solo puede estim ar como
suponiendo que tuviese razón Schopenhauer cuando man lidiosas o feas. La deducción de cuanto sobre esto podríamos
tiene qu e de la tragedia debe derivarse la resignación (esto es, hacer, si nos viésemos ante un peligro, ante un problema, ante
una dulce renuncia a la felicidad, a la esperanza, a la volun una tentación, determ ina, en cierta manera, nuestra aproba
tad d e vivir), se concebiría de esa form a un arte que se negase ción estética. (Porque decir «esto es bello» es plantear una
a sí m ism o. En sem e jante caso, la tragedia supondría un pro afirmación.)
ceso de disolución, el instinto de la vida destruyéndose a m Considerando el problem a en general, resulta que la pre
m ism o en el instinto del arte. C ristianism o, nihilism o, arte dilección por las cosas enigm áticas y terribles es un síntoma
trág ico , d ec ad e n cia fisiológica, todo esto iría de la mano, de fuerza, mientras que el gusto por lo gracioso y lo decora
llegaría a la preponderancia en el m ism o m om ento, se eni tivo es patrim onio de los débiles y los delicados. El gusto
pujaría recíprocam ente hacia delante... ¿Y si lo hiciese hacia por la tragedia distingue a las épocas y a los caracteres fuer
abajo? La tragedia se convertiría en un síntom a de la de tes: su «non plus ultra» es acaso la Divina Comedia. Son los
cadencia. espíritus heroicos los que se afirman a sí mismos en la cruel
Puede refutarse esta doctrina con la m ayor frialdad, eslí dad trágica: son lo suficientemente duros como para sentir el
es, m idiendo con el dinam óm etro el efecto de una emoción sufrimiento com o placer.
564 f-R IF D R IC H N Í E r Z S C ff L LA V O L U N T A D D E PO D E R 565

Admitiendo, por el contrario, que los débiles pretendan el lismo de la obra de arte, su crear es algo así com o el reco
goce de un arte que no fue creado para ellos, ¿qué harán par;i nocimiento por el hecho de ser.
adaptar a su gusto la tragedia? introducirem os en ella pani La profundidad del artista trágico, consiste, en suma, en
interpretarlas «sus propias apreciaciones», por ejem plo, el que su instinto estético otea las consecuencias más lejanas,
«triunfo del orden moral en el mundo», o la doctrina de la que no se encierra por m iopía en la observación de las cosas
«falta de valor de la existencia», o «la invitación a la resig próximas; que afirma la econom ía en grande, que justifica lo
nación» (o, igualmente, una descarga de em ociones, mitad terrible, lo malo, lo enigmático, y no se contenta, sin em
médica, mitad moral, a la manera de Aristóteles). Finalmente, bargo, con justificarlo.
el arte de lo terrible, excitando los nervios, puede adquirir va
lor como estimulante en los débiles y en los agotados: tal es
hoy, por ejemplo, la razón por la que es tan apreciado el arte- 848
de Wagner. Es signo de bienestar y de sentimiento de poder
la medida en que cada uno puede concederá las cosas su ca EL ARTE EN EL ORIGEN DE LA TRAGEDIA
rácter terrible y enigmático, y el hecho de que tenga en gene
ral necesidad de «soluciones» finales. La concepción de la obra a que tiende este libro, en última
Este género de pesimism o de los artistas es justam ente lo instancia, es particularm ente hosca y desagradable: parece
contrario del pesim ism o religioso-moral, que lamenta la que entre los tipos de pesim ism o conocidos, ninguno ha lle
«corrupción» del hombre, del enigma de la existencia: este gado a este grado de malignidad. En este caso falta el con
quiere absolutamente una solución, o, por lo menos, una es traste entre un m undo real y un mundo aparente: no hay más
peranza de solución. Los que sufren, los desesperados, los que un solo mundo, y este es falso, cruel, contradictorio, se-
que desconfían de sí, en una palabra, los enfermos, tuvieron iKíctor, sin sentido... Un m undo semejante es un mundo ver
en todos los tiempos necesidad de visiones fascinadoras para dadero. Por nuestra parte necesitamos de la m entira para
soportar la vida (el concepto de «beatitud» tiene precisa conseguir la victoria sobre esta realidad, sobre esta «ver
m ente este origen). Un caso semejante: los artistas de la de dad», o sea, para vivir... El hecho de que la mentira se nece
cadencia, que en el fondo toman una posición nihilista frente site para vivir forma parte de este terrible y enigmático ca
a la vida, se refugian en la belleza de la forma, en las cosas rácter de la existencia.
elegidas, en las que la naturaleza ha llegado a su perfección, La metafísica, la moral, la religión, la ciencia, son consi
y es indiferente, grande y bella. deradas en este libro com o diversas form as de la mentira:
(El «am or de lo bello» puede, por tanto, ser algo distinto por ayuda de la m ism a, podem os creer en la vida. «La vida
que la facultad de ver una cosa bella, de crear una cosa be debe inspirar confianza»: el tema, enfocado de esta manera,
lia: puede ser precisamente expresión de la incapacidad de agobia con su magnitud. Para cum plirlo, el hom bre debe ser
hacer esto.) ya por naturaleza em bustero, debe ser artista ante todo. Y lo
Los artistas que subyugan, que en todo conflicto hacen es: metafísica, moral, religión, ciencia, son partes de su vo
resonar un acorde consonante, son ios que hacen también luntad de arte, de mentira, de miedo de la «verdad», de ne
aprovechar las cosas de su propio poder y de su redención gación de la «verdad». La m ism a facultad en virtud de la
personal: expresan su más íntima experiencia en el simbo cual fuerza a la realidad con la mentira, esta facultad artís-
566 F R IE D R JC H N /K T Z S C H E LA V O LUNTA D D E P O D E R J u

tica del hombre por excelencia, la tiene de com ún con todo la existencia, sino que lo vive y lo desea vivir; del hombre
lo que existe. Si él m ism o es un fragm ento de realidad, de trágico y guerrero, del héroe.
verdad, de Naturaleza, ¿cómo podría no ser un fragm ento El arte es la redención del que sufre, como camino hacia
del genio de la mentira? estados de ánimo en que el sufrimiento es querido, transfi
Que el carácter de la existencia sea desconocido, deter gurado. divinizado; en que el sufrimiento es una forma del
mina la más profunda visión secreta detrás de todo lo que es
gran encanto.
virtud, ciencia, devoción, oficio del artista. N o ver nunca m u
chas cosas, verlas falsamente, alegar cosas que no existen: i
¡c|ué sabio es considerarse sabio en estados de ánim o en qui III
se está muy lejos de la sabiduría! El am or, el entusiasm o.
«Dios», son simples refinamientos del extraño engaño de si Se observará cómo en este libro el pesimismo o, más cla
mismo, simples seducciones para la vida, sim ples creencias
ramente, el nihilismo, tiene valor de «verdad». Pero la ver
en la vida. En momentos en que el hom bre se sintió enga
dad no es la más alta medida de valor y aún menos la más
ñado, en que se ha embaucado a sí mismo, en que cree en la
alta potencia. Aquí la voluntad de la apariencia, de la ilusión
vida, ¡qué exuberancia se produce en él! ¡Qué éxtasis! ¡Qué
del engaño, del devenir y del variar (por engaño objetivo)
sentimiento de poder! ¡Qué triunfo de artista hay en el senti
es considerada como más profunda, más original, más «m e
miento de poder! ¡El hombre ha llegado a ser nuevam ente
tafísica» que la voluntad de verdad, de realidad, de aparien
dueño de la «materia», dueño de la «verdad»...! Y cualquiera
cia; esta última, por el contrario, es simplemente un aspecto
que sea el momento en que se alegre, siem pre es igual en su
de la voluntad de ilusión. Igualmente, el placer es consi
gozo; se alegra como artista, goza com o poder, goza con la *
derado más originario que el dolor y el dolor es conside
mentira como con una nueva facultad.
rado como condicionado, como un fenómeno consiguiente
de la voluntad de placer (de la voluntad de devenir, de
crecer, de configurar, etc., de crear; pero en el crear va inclui
11
do también el destruir). Es concebido un estado suprem o
de afirmación de la existencia, del cual no se puede dis
El arte y nada más que el arte. ¡Es el que hace p osible
traer ni siquiera el supremo dolor: el estado tragicodioni-
la vida, gran seductor de la vida, el gran estim u lan te de la
síaco.
vida!
El arte es la única fuerza superior opuesta a toda voluntad
de negar la vida, es la fuerza anticristiana, la antibudística, la
antinihilista por excelencia.
IV
El arte como redención del hom bre del conocim iento, de
aquel que ve el carácter terrible y enigm ático de la existen
Por tanto, este libro es incluso antipesimista; en el sentido
cia, del que quiere verlo, del que investiga trágicam ente.
de que enseña algo más fuerte que el pesimismo, más «di
El arte es Ja única fuerza superior opuesta a toda voluntad, |
vino» que la verdad; esto es, el Arte. Nadie, a lo que parece,
que no solamente percibe el carácter terrible y enigm ático de
más que el autor de este libro, otorgaría seriamente la pala
bra a una radical negación de la vida, a una real acción ne-
568 FRIED RICH N IETZ SC H E

gativa de la vida aún más que a una palabra negativa sobre


ella. Pero conoce, porque lo ha experim entado (y acaso no
ha experimentado nada mejor), que el arte tiene más valm
que la verdad.
Ya en el prefacio, donde Ricardo Wagner es invitado como
a un coloquio, aparece semejante profesión de fe, este Evan
L IB R O C U A R T O
gelio artístico: «El arte es la auténtica misión de la vida, el
arte es la actividad metafísica de la vida...».
DISCIPLINA Y EDUCACIÓN

JE R A R Q U ÍA

1. La d o c t r i n a d i -: l a j e r a r q u í a

849

M e veo inclinado a restablecer la je ra rq u ía en u n a ép o ca


lie sufragio universal, esto es, en la ép o ca en q u e cad a cual
tiene el derecho d e en juiciar a ca d a in d ividuo y a cad a co sa.

850

Lo que caracteriza el rango, lo que quita, p o r o tra p arte, el


rango, son únicam ente las cualidades de p o d er y n ad a m ás.

851

La voluntad de d o m in io .— ¿D e qué fo rm a d eb eríam o s e s


tar constituidos los hom bres que iniciam os esta tran sm u ta
ción de valores? L a je rarq u ía co m o o rd en am ien to del poder:
570 F R IE D R IC H N IC T Z S C H E
I.A V O L U N T A D D E P O D E R 571

la guerra y el peligro han .sido creados para que una cía» 855
conserve sus condiciones. El grandioso m odelo: el hombre
de la N aturaleza, la criatura m ás débil, m ás hábil, adquiere D el ra n g o .— L a «igualdad» lleva a cre er q ue todo el m u n
el dom inio, som etiendo a los poderes m ás estúpidos. do tiene derech o a cu alq u ier p ro b lem a. D esa p arec e, co m o
consecuencia, cualquier jerarquía.

852
856
Yo distingo entre un tipo de vida ascendente y otro de de
cadencia, de fragmentación, de debilidad. ¿H ay que eren R esulta inevitable una declaración de g uerra de los h o m
que el problem a del rango solo se puede poner, en general, bres superiores a la m asa. P or todas partes, la m ediocrid ad
entre estos dos tipos? r n c coaliga para h acerse dueña. T odo lo que reb lan d ece, su a

viza, valoriza al «pueblo» o a lo «fem en in o » o b ra a favor del


sufragio universal, o sea, del dom inio d e los h o m b res in fe
853 riores. P ero n o so tro s q u ere m o s p la n te a r rep resa lia s y sa c a r
ii la luz p ara llev ar al trib u n al to d a esta e c o n o m ía , q u e en
Del rango depende la cantidad de poder que puedes al Europa. por otra parte, va aneja al cristianism o.
canzar; el resto es poltronería.

857
854
E xiste la necesidad de una doctrina bastante im portante
Ventajas de alejarse de la propia época.— Situarse fuera para alentar a los fuertes, producir efectos educativos, para
de estos dos movimientos, del de la moral individual y cid paralizar y destruir por otra parte a los cansados del m undo.
de la moral colectiva, porque tam poco la primera conoce la El aniquilam iento de las razas decadentes. D ecaden cia de
jerarquía y quiere dar a todos una libertad por el estilo. Mis Europa. El aniquilam iento de la valoración de los esclavos.
pensamientos no consideran el grado de libertad que se delv El dom inio sobre la tierra para producir el tip o superior. El
conceder a todo el mundo, sino el grado de poder que uno u aniquilam iento de esa hipocresía que se llam a «m oral» (el
otro deben ejercer sobre otros o sobre todos; o sea, sobre la cristianismo considerado com o una form a histórica de hones
medida en que un sacrificio de libertad, y hasta un hacerse tidad. A gustín. Bunyan). La conclusión del sufragio univer
esclavo, ofrecen la base a la producción de un tipo superan sal, del sistema en virtud del cual las naturalezas m ás bajas
Atrevámonos a preguntarnos: ¿cómo se podría sacrificar la se im ponen a las superiores y m ás contrastadas. El aniquila
evolución de la humanidad para contribuirá la existencia de miento de la m ediocridad y de su valor. (Los unilaterales, in
una especie más alta que la del hombre...? dividuos y pueblos: tender a la plenitud d e la N aturaleza
uniendo los contrarios; m ezcla de razas con sem ejante fin.)
Que el nuevo valor no im plique ninguna verdad apriorística
572 F R IE D R IC H N 1 E T Z S C H E LA V O L U N T A D D E FO D ER 573

(puesto que así los buscan los habituados a creer), pero libre Únicamente los enferm os han in v en tad o «la m aldad». (C on
subordinación a una idea dom inante, que tiene su propio frecuencia, hay una m adurez m orbosa preco z en los raq u íti
tiem po; por ejem plo, la dei tiem po considerado com o tm.i cos, en los escrupulosos y en los tuberculosos.) El «esprit» es
propiedad del espacio, etc. lina propiedad de las razas tardías: h eb reo s, franceses, c h i
nos. (L os antisem itas no perdonan a los hebreos que tengan
«sprií» y dinero. A ntisem ita es uno d e los n o m b res d e los
2. LOS FUERTES Y LOS DÉBILES «fracasados».)
L os enferm os y los débiles tienen en su haber cierta fas
858 cinación: son m ás interesantes que los sanos: el loco y el
santo son las dos especies hum anas m ás interesantes... logran
El concepto de «hom bre fuerte y hom bre débil», en deli un extraño parentesco con el «genio». Los g randes «aventu
nitiva, se reduce a esto: el hom bre del prim er caso ha heiv reros y delincuentes» y todos los hom bres, sobre todo los
dado m ucha fuerza, es una suma; el honpbre del segundo li.i más sanos, están enferm os en ciertas épocas de su vida; los
heredado m ucha m enos (herencia insuficiente o dilapida grandes m ovim ientos del sentim iento, la pasión del poder, el
ción de la herencia). La debilidad puede ser un fenómeno umor, la venganza, van acom pañados de profundas p ertu r
inicial: se tiene aún poca fuerza, o en el caso extrem o «no baciones. En cuanto a la decadencia, todo hom bre que no
más fuerza». muere dem asiado joven la representa casi en todos los sen
Lo importante es saber dónde hay gran fuerza y dónde sr tidos: conoce, pues, por experiencia, los instintos propios de
debe gastar la fuerza. L a masa, por ser la suma de los débi lo decadente: casi la m ilad de la vida hum ana es decadencia.
les, reacciona muy lentamente; se preserva de m uchas cosas Por últim o, la mujer. U na m itad de la hum anidad es débil,
para las cuales es dem asiado débil, de las cuales no puede típicamente enferm a, variable, inconstante; la m ujer tiene
obtener ninguna utilidad; no crea, no avanza. necesidad de la fuerza para agarrarse a ella, para inventar
Esto atenta contra la teoría que niega al enem igo fuerte, una religión de la debilidad que venere co m o a cosas divinas
convencida de que la masa es la que hace las cosas. Es la a los seres débiles, el am ar, el ser hum ildes; o. m ejor: la m u
misma diferencia que hay entre generaciones separadas jer hace débiles a los fuertes, y reina, claro está, cuando co n
cinco o seis generaciones pueden encontrarse entre el hom sigue dom inarlos. La m ujer se ha aliado siem pre con los d e
bre activo y la masa: es una diferencia cronológica. cadentes, con los sacerdotes, contra los «poderosos», contra
Los valores de los débiles son los más apreciados, poiqu- los «fuertes», contra los «hom bres». La m ujer pone de su
los fuertes se los han apropiado para dirigir con ellos. parte a los niños por el culto de la piedad, de la com pasión,
del amor: la m adre representa el altruism o del m odo m ás
convincente.
859 Finalm ente, la creciente civilización, que trae consigo,
por necesidad, el aum ento de los elem entos m orbosos, de los
Por qué los débiles son los victoriosos.— Los débiles \ neurasténicos, de los psicopáticos y de la crim inalidad. Hay
los enfermos, en suma, despiertan m ayor simpatía, son mas una clase intermedia: el artista; separado de la crim inalidad
■ variables, son más múltiples, más distraídos, más malignos por lo débil de su voluntad y el m iedo a la sociedad; inma-
574 F R IE D R IC H N I E T Z S C H E L.A V O L U N T A D D E P O D E R 575

tura para el manicom io, pesca con sus redes en todos los ma «entejante m o v im ien to m orboso: ellos serán los retardatarios
res. El artista m oderno es una planta representativa de la t i por excelencia, los que asum en lentam ente y abandonan d i
vilización; lo m ism o el pintor, el m úsico, y, principalm ente fícilm ente, los relativam ente duraderos en m e d io de este
aquel novelista que em plea la im propia palabra de «natura prodigioso cam biar y m ezclares. N ecesariam en te, en tales
lismo»... A um entan los locos, los delincuentes y los «natu circunstancias, el centro de gravedad v a a c a e r en los m e
ralistas»: signo de una cultura creciente y que velozmente diocres: contra el dom inio de la plebe y de los excéntricos
avanza; el desecho, los dem entes, la escoria adquieren ini (generalm ente aliados entre ellos) se co n so lid a la m ediocri-
portancia, la corriente descendiente va al m ism o paso. I dad com o garantía y depositaría del porvenir. D e aquí nace
F inalm ente, la m ezcla social, lógica de la revolución, para los hom bres de excepción un nuevo adversario o una
de la igualdad de derechos, de la supersticiosa creencia en !;i nueva seducción, A dm itiendo que no se sum en a la plebe ni
«igualdad de los hom bres». Los representantes de los ins entonen him nos en hom enaje al instinto de los «deshereda
tintos d ecadentes {del resentim iento, del desconcierto, del dos», deberán, por necesidad, ser «m ediocres» y «positi
instinto de destrucción, de la anarquía y del socialism o), vos». E llos lo saben: la «m ediocritas» es tam bién «aurea»,
com prendidos los instintos de esclavitud, los instintos de solo d isp o n e del d in ero y del oro (de todo lo qu e brilla...).
holgazanería, de astucia y de la cuñadería de los estratos so Y de nuevo, una vez m ás, la vieja virtud, y, en general, todo
ciales tenidos durante mucho tiem po en sujeción, se mezclan el m undo del ideal superado, conquista intérpretes bien d o
en la sangre de todas ias clases; después de dos o tres gene tados... Resultado: la m ediocridad adquiere espíritu, agu
raciones la raza ha llegado a ser imposible de reconocer, todo deza, genio, se hace divertida, seduce.
se ha convertido en plebe. De aquí resulta un instinto colec R esultado: una alta cultura solo puede elevarse sobre un
tivo contra la selección, contra el privilegio de cualquier ge | am plio terreno, sobre una m ediocridad suficientem ente co n
ñero, tan fuerte y seguro, duro, cruel en la práctica, que bien solidada de m anera fuerte y sana. A su servicio y servida al
pronto, en electo, se someten hasta los privilegiados: todos m ism o tiem po por ella trabaja la ciencia y tam bién el arte.
los que quieren conservar el poder adulan a la plebe, trabajan La ciencia no puede soñar una situación m ejor: la ciencia,
con la plebe, deben tener al público de su parte, y, ante todo, com o tal, es propia de una especie interm edia de hom bres;
deben hacer los «genios»; estos se hacen los heraldos de los entre las excepciones está desplazada: no tiene nada de aris
sentimientos con que se entusiasma a las masas; de la nota tocrática y aún m enos de anárquica en sus instintos. El po
sentimental, del respeto de quienes vienen sufriendo, hum il der de la clase m edia se conserva por el com ercio, sobre todo
demente, despreciados, perseguidos, suena por encim a de por el com ercio del dinero: el instinto de los grandes finan
todas las dem ás notas. (Tipos: Vietor Hugo y Ricardo Wag cieros es contrario a lodos los extrem os; por esto los hebreos
ner.) La ascensión de la plebe significa, una vez más, la as son, actualm ente, la potencia m ás conservadora en nuestro
censión de los antiguos valores. Europa, tan am enazada y expuesta. Ellos 110 tienen necesi
Con un movim iento tan intenso en el ritmo y en los me dad de revoluciones ni de socialism o, ni de m ilitarism os; si
dios como el que representa nuestra civilización, se desplaza anhelan tener poder y tienen necesidad de él, aun sobre el
el centro de gravedad de los hombres: de aquellos hombres partido revolucionario, ello es solo una consecuencia y no
que importan mas que todos, a los cuales corresponde, en I una contradicción de cuanto antes se dijo. Tienen necesidad
cierto aspecto, el deber de com pensar todo el gran peligro de de excitar eventualm ente el pavor contra otras tendencias
576 F R IE D R IC H N 1 E T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E PO D E R 577

extremas, m ostrando todo aquello que se encuentre en su-,


adquiere una cantidad bastante m ás elevada de dom inio so
manos. Pero su propio instinto es fatalm ente conservador v
bre las cosas que cuando las cosas van com o van ahora...
«mediocre»... Saber ser poderosos en todas partes en donde
Aquí nos encontram os frente a un p roblem a de econom ía.
hay poder: pero el disfrute de su poder sigue siem pre u ii .i
sola dirección. La palabra más digna para designar lo nu-
diocre es. com o se sabe, la palabra «liberal».
860

¡Exaltem os un m odo de pensar que se llam a «idealism o»,


o
que no perm ite a la m ediocridad ser m ediocre, ni a la m ujer
ser mujer! ¡Se debe evitar la uniform ación! D ebem os d am os
Reflexión.— Resulla disparatado suponer que loda esi;i
cuenta de lo caro que cuesta establecer una virtud, y que la
victoria de valores es antibiológica; por ello, debe tratar de
virtud no es nada deseable por lo general, sino que es una
explicarse con un interés muy vivo el deseo de conservar el
noble locura, una bella excepción, que goza del privilegio de
tipo «hombre» aun m ediante este sistema del predom inio di
tener grandes exigencias.
los débiles o los fracasados; en caso contrario, el hombre nu
existiría ya. Este es un problema.
La elevación del tipo, ¿es funesta para la elevación de la
861
especie? ¿Por qué?
Las experiencias de la historia ponen de manifiesto qui
Urge dem ostrar que, a un consum o cada vez m ás lim itado
las razas fuertes se diezman recíprocamente: mediante la
de hom bres y de hum anidad, a un «m aquinism o» de intere
guerra, las aspiraciones al poder, las aventuras, las pasiones
ses y prestaciones cada vez más sólidam ente enlazados,
fuertes, la disipación (no se capitaliza más fuerza, surgen
debe responder un m ovim iento contrario. Yo lo defino com o
perturbaciones intelectuales a causa de la excesiva tensión);
una sangría de un exceso de lujo de la hum anidad: aquí debe
su existencia es costosa; en suma, chocan entre sí: sobrevic
aparecer una especie m ás fuerte, un tipo m ás alto, que acre
nen periodos de profundo retardo y somnolencia; todas las dita condiciones de nacim iento y de conservación diferentes
grandes épocas se pagan... Luego, los fuertes se hacen mas de las del hombre medio. Mi concepto, mi sím bolo» de este
débiles, menos voluntariosos, más absurdos que el término
tipo es, com o se sabe, la palabra «superhom bre».
medio de los débiles. En este primer cam ino, que hoy se puede abarcar com ple
Estamos ante las llamadas razas pródigas. La «duración
tamente con la mirada, nace la adaptación, el aplanamiento,
en sí no tendría valor: se preferiría una existencia más breve la poquedad en grado m áxim o, la m odestia del instinto, la sa
de la raza, pero más rica en valor. Q uedaría por demostrai tisfacción en el em pequeñecim iento del hom bre, una especie
que también ahora se consigue mayor cantidad de valor que de nivel de inm ovilidad del hom bre. C uando lleguem os a
en el caso de la existencia más breve; esto es, que el honi alcanzar aquella adm inistración colectiva de la tierra que
bre, admitido com o una sum a de fuerza, adquiere una canh inevitablemente nos aguarda, la humanidad encontrará, com o
dad de valor que en el caso de la existencia más breve; esio mecanismo al servicio de aquella, su m ás alto significado;
es, que el hombre, considerado como una suma de fuer/a. porque será entonces un enorme sistema de ruedas, de ruedas
578 F R IE D R IC H M E T Z S C H E
LA V O L U N T A D DK PO D K R 579

cada vez más pequeñas, cada vez más sutilm ente adaptables; 862
serán cada vez más superfluos todos los elem entos que do
minan y que mandan; será un todo de fuerza prodigiosa, cu Juicio sobre el aum ento de p oder colectivo: calcu lar en
yos singulares factores representarán fuerzas mínimas, valo qué m edida el ocaso de individuos, de clases, de épocas, de
res mínimos. pueblos, se com prende en este aum ento.
En oposición al em pequeñecim iento y adaptación del D esplazam iento del centro de gravedad de una civili
hombre a una utilidad especializada, es necesario el moví zación. Los gastos de todo crecim iento, ¿quién los soporta?
miento opuesto, la producción del hom bre sintético, agluti En qué sentido estos gastos deben ser hoy tan enorm es.
nador, justificador, para el cual aquella m ecanización de la
humanidad es Lina condición prelim inar de la existencia,
com o una base sobre la cual puede encontrar su más alta 863
forma de ser.
r
Necesita tener en contra a la multitud, a los «nivelados»; Aspecto general del europeo del porvenir: considerado
tiene necesidad del sentimiento de la distancia respecto de com o el más inteligente entre los animales esclavizados, muy
estos; está sobre ellos, vive de ellos. Esta forma superior de laborioso, m odesto en el fondo y curioso en extrem o, m últi
lo aristocrático es en mi criterio la forma del porvenir. Eli ple, ablandado, débil de voluntad: un caos cosm opolita de pa
sentido moral, aquel mecanismo colectivo, la solidaridad de siones y de inteligencias. ¿Cóm o podría resultar de aquí una
todas las ruedas, representa un m áxim o en el disfrute del especie más fuerte ? ¿Una especie de gusto clásico? El gusto
hombre; pero presupone hombres por am or a los cuales este clásico es la voluntad de simplificación, de refuerzo, de visi
disfrute adquiere un sentido. En el otro caso sería en realidad bilidad de la felicidad, de cosas terribles, el valor de la des
sim plem ente el envilecim iento colectivo, la dism inución del nudez psicológica (la simplificación es una consecuencia de la
valor del tipo «hombre», un fenómeno de regresión en gran voluntad de refuerzos: el hacer visible la felicidad y la desnudez
escala. es una consecuencia de la voluntad de cosas terribles...). Para
Com o puede observarse, lo que yo com bato es el opti elevarse, luchando, de este caos a esta configuración surge una
mismo económico: ese optimismo que considera que con el necesidad, hay que elegir: o perecer o imponerse. Una raza
aumento de los gastos de todos debe necesariamente crecer dom inante solo puede desarrollarse en virtud de principios
también la utilidad de todos. Me parece que la verdad es lo terribles y violentos. Debiendo preguntarnos: ¿dónde están
contrario: los gastos de todos se adicionan en una pérdida ge los bárbaros del siglo xx? Se harán visibles y se consolidarán
neral: el hombre se hace menor: de tal manera, que no se en después de enorm es crisis socialistas; serán los elem entos ca
tiende para lo que, en definitiva, ha podido servir proceso tan paces de la m ayor dureza para consigo mismo, los que puedan
tremendo. Podemos preguntarnos, ¿a qué fin? ¿Es preciso un garantizar la voluntad más prolongada.
nuevo a qué fm?... Quizá la humanidad necesite plantearse
semejantes preguntas.
864

Las pasiones m ás violentas y peligrosas del hom bre, las


que llevan fatalmente a la ruina, están tan sistem áticam ente
580 FRIEDRICH N1KTZSCHE L A V O L l .N T A D D E P O D E R 581

p erseg u idas, que los hom bres m ás poderosos se han hecho ¡Faltó hasta el m om ento la fe en la alegría de co n serv ar la
im p osib les, y deben sentirse m alos, «nocivo s e ilícitos». m edida, el goce de q u ie n cabalga en un fo g o so corcel! La
E sta pérd ida es grande, pero ha sido necesaria en nuestros m ediocridad de las n aturalezas d éb iles se trocó p o r la m e
tiem pos, en los que una gran cantidad de fuerzas contrarias sura de las naturalezas fuertes.
se cultiva m ediante la represión tem poral d e aq u ellas pasio En resum en: las cosas m ejores se difam aron porque los
nes (de las pasiones de dom inio, del gusto de la transform a débiles o los cerdos desen fren ad o s proyectaron sobre ellas
ción y de la ilusión) hace posible su desencadenam iento, lina luz som bría, y los m ejores hom bres perm anecieron des-
ex e n to de su antiguo salvajism o. N osotros aceptam os una | conocidos y con frecuencia se desconocieron ellos m ism os.
barbarie dom esticada, si nos acordam os de nuestros artistas
y hom bres de Estado.
866
r

865 Los viciosos y los desenfrenados llegan a ejercer una iu-


; fluencia depresiva sobre los valores de los deseos. Hay una
L a raíz de todos los m ales es que la m oral de los esclavos, barbarie horrible de las costum bres, que. principalm ente en
la m oral de la hum ildad, de la castidad, del desinterés, de !;i la Edad M edia, logró que se constituyese una auténtica «liga
obediencia absoluta haya rem itido. Por ello, las naturalezas de la virtud», com plem entada por otras tantas horribles ex a
d om inadoras fueron: 1 ) condenadas a la hipocresía; 2 ) con geraciones sobre lo que form a el valor del hom bre. La «ci-
denadas a los torm entos de la conciencia; las naturalezas i vilización» com batiente (en la dom esticación) reclam a toda
creadoras se sentirán rebeldes a Dios, inseguras y paraliza * clase de hierros y torm entos para defenderse de la violencia
das por los valores eternos. y la naturaleza de los anim ales de presa.
L os bárbaros dieron pruebas que la facultad de conservar, Se hace, por tanto, natural una confusión de consecuencias
la m edida no residía en ellos; tem ían y difam aban las pasio imprevisibles: lo que hom bres de poder y de voluntad pueden
nes y los im pulsos de la N aturaleza, así co m o el m ontaje de exigir de sí m ism os, corresponde en cierta m edida a lo que
los Césares y de las clases dom inantes. Surgió, por otra parte, estos se pueden permitir. Sem ejantes naturalezas no tienen
la sospecha de que cualquier m oderación era una debilidad, que ver nada con los viciosos y los desenfrenados; si bien en
un envejecim iento o acaso cansancio (hasta llegar La Ro ocasiones realizan hechos en virtud de los cuales un hombre,
chefoucauld a sospechar que la «virtud» es una bella palabra menor que ellos, sería culpado de vicio y de intemperancia.
para aquellos a quienes el vicio ya no divierte). El mismo En este caso resulta muy nocivo el concepto de la igual
sentido de la m edida fue cosa de la debilidad, de la conslric dad de valor de los hom bres ante Dios: se prohibieron ac
ción de sí m ism o, siendo descrito com o un sentim iento ciones y pensam ientos que, en sí, form aban parte de las pre
ascético, com o lucha con el diablo, etcétera. El natural bien rrogativas de las constituciones fuertes, com o si fuesen en sí
estar de la N atu raleza estética al esp ectácu lo de la mise indignas del hombre. Se desacreditó toda la tendencia de los
ría, el goce en la belleza de la m edida fue d escu id ad o <> hombres fuertes, m ientras que se instituían corno norm as de
despreciado, porque se pretendía una m oral antieudem o I valor los medios de defensa de los débiles (débiles también
nística. contra ellos mismos).
582 F R IE D R IC H N I F T Z S C H F LA V O L U N T A D D E P O D E R 583

La confusión llegó tan lejos, que llegó a estigm atizar* hacia su m ateria. C on frecuencia, el sentido de la actividad
con los nom bres m ás injuriosos precisam ente a los grande*, busca solam ente un terreno. En el «egoísm o» com ún, preci
virtuosos de la vida (cuyo dom inio de sí m ism os form a el samente el «non-ego», la criatura m edia, el hom bre de la es
más agudo contraste con el vicio y el desenfreno). A un ho\ pecie quiere su propia conservación; esto indigna, cuando no
se estim a obligado censurar a C ésar Borgia, por lo que, sen se percibe por los más raros, por los más finos y por los m e
cillam ente, hace reír. La iglesia proscribió a algunos empe nos m ediocres. Porque estos suelen ju zg ar así: «¡N osotros
radores alem anes con m otivo de sus vicios, com o si im somos los m ás nobles! ¡Importa m ás nuestra propia conser
m onje o un sacerdote tuviese derecho a hablar de lo que un vación que la del rebaño!».
Federico II puede exigirse a sí m ism o. Don Juan fue conde
nado al infierno, cosa un poco inocente. ¿Se observó alguna
869
vez. que en el cielo no hay hombros interesantes...? La cosa
se convierte en una referencia para las m ujerzuelas. acerca
¡La degeneración de los dom inadores y de las clases do
del lugar en que encontrarán más fácilm ente su salvación.
minantes ha creado el mayor abuso de la historia! Sin los cé-
Si se piensa con alguna coherencia y se liene la visión
; sares rom anos y la sociedad rom ana, el cristianism o no ha
exacta de lo que es un «gran hom bre», no cabe la m enor duda
bría triunfado.
que la Iglesia tiene que m andar al infierno a todos los «gran
¡Desde el m om ento que a los hom bres inferiores les asalta
des hombres», puesto que com bate toda «grandeza en el
la duda de que existan hom bres superiores, el peligro se am
hombre».
plia! Y se llega a descubrir que hay virtud aún entre los hom-
| bres inferiores, subyugados, pobres de espíritu; y que res
pecto a Dios, todos los hombres son iguales: ¡lo que ha sido
867
hasta ahora el non plus ultra del cretinism o sobre la tierra!
Porque los hombres superiores terminaron por medirse a sí
Los derechos que un hom bre adquiere están en relación
mismos con la m edida de las virtudes de los esclavos, se en
con los deberes que acepta, con las em presas para las que so
tendieron a sí m ism os «soberbios», etc.; encontraron despre
supone dispuesto. El m ayor núm ero de los hombres no tiene
ciables todas sus cualidades superiores.
derecho a la existencia, y se convierte en una desgracia para
C uando Nerón y Caracalla ocuparon el solio, se produjo
los hombres superiores.
la paradoja de que «el hombre más hum ilde tiene más valor
que el que está más alto». Y se abrió camino una idea de Dios.
¡O m ás alejada posible de la imagen de los poderosos: ¡el
868 Dios crucificado!

Falsa com prensión del egoísm o: por parte de las natura


lezas vulgares, que no saben nada del goce de la conquista \ 870
de la insociabilidad del gran amor, así com o de los torren
ciales sentimientos de fuerza que subyugan, constriñen, I El hombre superior y el hombre del rebaño. Cuando fal
quieren im plantarse en el corazón, del im pulso del artista tan los grandes hombres, se hacen semidioses o dioses inte
584 K R 1 K D R IC H N I E T Z S C H K LA V O LU NTA D D E PO DER 5X 5

rinos de los hombres del pasado: e! crecimiento de las reI¡ Ku valor persistiría aun cuando este valor no resultara útil
giones demuestra que el hombre no saca gusto de los hom tt nadie. ¿Y por qué no podría precisamente, el hombre del
bres («y ni siquiera de las mujeres», según dice Ham)el»> cual salieron los efectos más ruinosos, ser el vértice de toda
O bien: se reúnen muchos hombres en montón, como parla lu especie humana, situándose tan alto, tan superior, que
mentos. y se desea que obren tiránicamente de igual modo. todo se arruinase al envidiarlo...?
El «tiranizar» es cosa de los grandes hombres. Vuelven
estúpido ai hombre interior.
873

871 V alorizar a un hom bre p o r la utilidad o el dañ o q u e h a


producido a los dem ás sig n ifica tanto y tan p o co co m o a p re
B uckle constituyo el m ás alto grado a que puede llegar la ciar u n a o bra de arte p o r los efectos que p roduce. En esta
incap acid ad de un agitador vulgar, al ¡'orinarse claro con apreciación q uedan intacto el valo r d e un h o m b re en co m
cep to de « n aturaleza superior». La opinión, propugnada poi paración con otros hom bres. L a «valoración m oral», en
él de fo rm a tan ap asionada — -la de que los «grandes hoi» cuanto es una valoración social, m ide al hom bre en realidad
bies» , co m o ciertos individuos, príncipes, estadistas, genios, por su s efectos. U n h o m b re con g u sto , en v u e lto y d efe n
capitanes, son la palanca o la causa de lodos los grandes nw d id o por su aislam iento, incom unicable, p o co expansivo; un
vim ienlos— , es instintivam ente mal entendida po r él. conm hom bre no calculado y, por consiguiente, un hom bre de una
si con ella se sostuviese que lo m ás precioso y fundam ental especie m ás alta y en todo caso diferente, ¡ cóm o es posible
en sem ejante «hom bre superior» consistiese precisam ente valorizarlo si no es posible conocerlo, si no puede com pa
en la capacidad de p oner m asas en m ovim iento, o sea en su rárselo...?
efecto... P ero la «naturaleza superior» del gran hom bre con L a valoración m oral tuvo, en definitiva, una influencia
siste en ser diverso para los dem ás, en su incom unicabilidad, dism inuyem e en el juicio: el valor de un hom bre en sí es d es
en la distancia de clase, no en cualquier efecto, aunque con valorado, casi despreciado, en cierta m edida negado. Es un
m oviese al globo terráqueo. residuo de la ingenua teleología: el valor del hom bre consi
derado solam ente en relación con los hom bres.

872
874
N ada justifica tanto a N apoleón, com o que la revolución
lo hiciera posible. A tal precio, se debería desear el estallido L a preocupación moral degrada a un hom bre respecto a la
anárquico de toda nuestra civilización. Napoleón hizo p<>M jerarquía, a) «aparte», al sentimiento de libertad de las natu
bie el nacionalism o; esta es su disculpa. ralezas creadoras, de los «hijos de Dios» (o del diablo). Es
El valor de un hom bre (aparte, com o es natural, de moia indiferente que predique la moral dom inante: con ello perte-
lidad e inmoralidad, porque con estos conceptos no se ai|in I nece al rebaño, aunque sea en calidad de suprem a necesidad
(ata el valor de un hom bre) no consiste en su utilidad, va i|ue del rebaño, en calidad de r'
i

586 F R IB D R IC H N IE T Z S C H E | I A V O L U N T A D D E PO D H R 587

875 I» evolución hum ana que el hombre se desarrolle por frag


mentos. Por esto no se debe desconocer absolutamente que.
D e b e su stitu irse la m o ral co n la v o luntad de nuestro fin. u pesar de ello, se trata únicamente de la producción del
y, p o r ta n to , los m e d io s p ara co n seg u irlo . hombre sintético; que los hom bres viles, mucho más num e
rosos, son sim plem ente preludios y ensayos, de cuyo juego
de conjunio nace a veces el hom bre completo, el hombre
87 6 piedra miliar, el cual muestra hasta qué punto ha llegado en-
| lonces la hum anidad. Esta no avanza de un solo golpe; con
J e r a r q u ía .— ¿ Q u e es lo m e d io cre en el hom bre com ún y frecuencia el tipo ya realizado se pierde de nuevo (nosotros,
c o rrie n te ? N o c o n s id e ra r co m o alg o m u y necesario el re por ejem plo, con tensión de tres siglos, no hemos llegado to
v erso d e las c o sa s; c o m b a tir las cala m id a d es co m o si estas davía al hom bre del Renacim iento, y, a su vez, el hombre del
se p u d ie ra n ev itar: n o q u e re r lo m a r una co sa ju n ta m e n te con Renacim iento se queda detrás del hombre de la Antigüedad).
la o tra; q u e r e r b o rra r y e x tin g u ir el típico carácter d e algo, de
un e s ta d o d e án im o , de una ép y c a, d e una persona, apro
b an d o so lo u n a p a rte de sus cu a lid a d es p ropias y tratando de 877
su p rim ir las d e m á s. L as co sas d eseab les para los m ediocres
so n las q u e c o m b a tim o s g e n te s de olra naturaleza: el ideal U na cosa es reconocer la superioridad del hombre griego,
c o m p re n d id o c o m o c o s a a la q u e n o d eb e q u ed ar adherido del hom bre del Renacim iento, y otra querer conseguirla sin
n ad a de d a ñ o s o , d e m a lo , de pelig ro so , de enigm ático , de ^ sus causas y sus condiciones.
d estru cto r. N u e stro m o d o d e ver. en definitiva, es el opuesto:
n o so tro s c re e m o s q u e c o n la m e jo ría del hom b re, mejora
ta m b ié n su rev e rso ; q u e el h o m b re m ás alto, si se acepta 878
c o m o lícito tal co n c e p to , se ría el q u e representase m ás ple
n a m e n te el c a rá c te r co n tra d icto rio d e la existencia, com o glo La «purificación del gusto» solo puede ser consecuencia
ria y única ju stific a c ió n d e la existen cia m ism a... Los hom bres de un robustecim iento del tipo. Nuestra sociedad moderna
c o m u n e s p u e d e n r e p r e s e n ta r so la m e n te u n a pequ eñ ísim a representa solam ente la cultura; falta el hombre culto, falta
p arte y un e s c a s o á n g u lo d e este ca rá c te r de la N aturaleza: el grande hom bre sintético, m ientras las diversas fuerzas son
p e re c e n p ro n to c u a n d o cre c e la m u ltip lic id a d de los elem e n sujetas sin escrúpulo al yugo para un solo fin. Del que nos
tos y la te n sió n d e los co n tra ste s, o sea. la condición preli otros disponem os es del hombre múltiple, el caso más inte
m in a r d e la g ra n d e z a del h o m b re. Q ue el hom bre d eb a llegar resante quizá que ha existido; pero no el caos anterior a la
a se r m e jo r y p e o r es m i fó rm u la p ara e n u n c ia r esta inexcu- creación del m undo, sino el subsiguiente: Goethe es la más
sab ilid ad . bella expresión del tipo (ique no es de ninguna manera
U na g ran m a y o ría representa al hom bre en calidad de frag olím pico!).
m e n to s o d e d etalles; su m á n d o lo s so la m e n te sale un hom
bre. É p o c a s e n te ra s, p u e b lo s en tero s tienen en tal sentido I
a lg o de fra g m e n ta rio ; q u iz á fo rm e p arte de la econom ía de
588 F R IE D R I C H N I E T 2 S C H E LA V O LU N TA D D E POD ER 589

X79 c) La «persona» es un hecho relativam ente aislado; en


relación con la m ucha m ayor im portancia d e lo continuo y
H aendel, Leibniz, G oethe, Bism arck son característicos de lo m ediano, es casi algo contranatural. Para el nacim iento
de! fuerte estilo alem án. Vivieron entre contradicciones sin de una persona se necesita el aislam iento tem poral, verse
saberlo; estuvieron poseídos de aquella ágil fuerza que pro forzado a una existencia arm ada y de defensa, un a especie
porcionan las convenciones y las doctrinas, em pleando las de enm urallam iento, un a gran fuerza d e segregación y, sobre
unas contra las otras y conservando su libertad. todo, una im presionabilidad m ucho m enor que la del hom
bre m edio, cuya hum anidad es contagiosa.
Prim era cuestión respecto a la jerarquía: hasta qué punto
880 un hom bre es solitario o tiene instintos de rebaño. (En el úl
tim o caso, su valor consiste en las cualidades que aseguran
Yo he com prendido esto: si el nacim iento de los hombres la existencia de su rebaño, de su tipo; en el prim er caso, en
grandes y raros dependiese del consentim iento multitudinario lo que lo enaltece, lo aísla, lo defiende y hace posible que sea
(adm itiendo que la m uchedum bre supiera cuáfes son las cua solitario.)
lidades propias de la grandeza y a costa de qué se desarrolla la Consecuencia: no se debe valorizar el tipo solitario, com pa
misma), no habría logrado conseguirse un hombre de valor. rándolo con el del rebaño, ni el del rebaño según el solitario.
G racias a que la m archa de las cosas se realiza sin nece Bien m irado, am bos son necesarios igualm ente, también
sidad del consentim iento de los m ás, en la tierra se han pro es necesario su antagonism o, y nada tan condenable com o
ducido sucesos sorprendentes. desear que de aquellos tipos surja un tercero (la «virtud»
considerada com o un herm afroditism o). Esto es tan poco d e
seable com o la aproxim ación y la conciliación de los sexos.
881
D esarrollar lo que es típico, socavar cada vez m ás profunda
m ente el abismo...
La jerarquía de los valores humanos:
Concepto de la degeneración en am bos casos: cuando el
u) No se debe valorar un hombre por hechos particulares. rebaño se acerca a las cualidades de la criatura solitaria y
M uchas de sus acciones son epidérm icas. N ada m ás raro que esta a las cualidades del rebaño: en suma, cuando el hom bre
una acción personal. Una clase, un rango, una estirpe, un solitario y el rebaño se aproxim an. Este concepto de la d e
am biente, un caso; todo esto queda expresado me jor en un;i generación está más allá del juicio moral.
obra o acción que en una «persona».
b) En general, no debe suponerse dem asiado que muchos
hombres son «personas». Hay hom bres que lo son. pero no 882
los más. En todas partes donde abundan las cualidades me
dias, de las cuales depende la persistencia de un tipo, ser peí D ónde se deben buscar las naturalezas m ás fu e rte s.— La
sona es un lujo, un despilfarro, por lo que carece de sentido desaparición y la degeneración de las especies solitarias es
encontrarse una «persona». Lo único que encontramos, qui m ucho más grande y terrible, puesto que estas tienen en su
llay, son portadores e instrumentos de transmisión. contra los instintos del rebaño, la tradición de los valores;
590 F R J E D R I C H N (H l 'Z S C H h L A V O LU N TA D D E PO DKR 591

sus in stru m e n to s d e d efen sa, sus instintos protectores no considerar que nuestro «deber» consiste precisam ente en
so n , «a p rio ri» , fu ertes ni bastante seguros: necesitan cir esta actividad «objetiva», aprender a estim ar el placer y el
c u n sta n c ia s m u y fav o rab le s para p ro sp erar (prosperan las d eber separados entre sí, este es el inapreciable em peño de
m ás d e las v e c e s en tre los elem e n to s ínfim os y socialm enie las escuelas, su ventaja. Por eso hasta este m om ento, el filó
m á s sacrificad o s; si se en c u en tran personas, se encuentran logo fue el educador en sí, porque su actitud ofrece el m o
allí m á s se g u ra m en te q u e en las clases m edias). delo de una m onotonía de la actividad que llega hasta lo
C u a n d o la lu ch a d e clases, d irigida hacia la igualdad tic grandioso; ba jo su batidera, el joven aprende a «encelarse»;
d ere ch o s, está casi term in ad a, la lucha se d esen cad en a c o n prim era condición de una futura capacidad para llenar tna-
tra la p erso n a solitaria. (E n cierto sentido, esta se puede fá q u in alm en te sus propios deberes (com o funcionario del
c ilm e n te co n se rv a r y d esarro llar en una sociedad d em o crá E stado, esposo, esclavo burocrático, lector de periódicos y
tica: cu a n d o los m ed io s defen siv o s m ás groseros no son tan soldado). A caso una existencia sem ejante tiene m ayor ne
necesario s y un cierto hábito de orden, de elocuencia, de ju s cesidad de una justificación y de una transfiguración filosó
ticia, d e co n fia n za , form a parte d e los mecfios am bientales.) fica que cualquier otra; los sentim ientos placenteros deben
L os m ás fuertes deb en ser aherrojados, vigilados, encar ser desvalorados, com o sentim ientos de ínfimo orden, por
celad o s: pues así lo q uiere el instinto rebañiego. Para aq u e un tribunal infalible; debe haber el «deber en sí», acaso tam
llos. un régim en de d o m in io sobre sí m ism os, de aislam iento bién el «pathos» del respeto de todo lo que es desagradable,
ascético o del «deber» en un trabajo inútil, por m edio del y esla exigencia debe hablar com o desde más allá de toda
cual no v u elven ya a enco ntrarse a sí m ism os. utilidad, afición, finalidad, imperativamente... la forma ma
quinal de existencia debe ser considerada com o la más alta,
la más venerable, com o la más estim ada de sí misma. (Tipo:
8X3 K ant com o fanático del concepto formal «tú debes».)

¡ulento d e ju stific a r económ icam ente la virtud.— El debel


es este: h acer al hom bre todo lo m ás útil que sea posible y 884
co n v ertirlo, en todo lo que realm ente im porta, en una m á
quina indefectible, para lo cual debe de estar dotado de cu a La valoración económ ica de los ideales conocidos, o sea,
lidades de m áquina. (D ebe saber estim ar com o preciosos los la elección de ciertos alectos y estados de ánimo, elegidos y
estados de ánim o en que trabaja de un m odo maquina) y útil; cultivados a expensas de otro. El legislador (o el instinto de
con tal m otivo, es necesario que las otras virtudes le sean in la sociedad) elige un cierto núm ero de afectos y estados
d eseables y le parezcan peligrosas y desacreditadas.) de animo, cuya actividad garantiza una producción regular
A q u í la p rim e ra p ie d ra de ch o q u e es el aburrim iento, (esto es, se consigue un maqumismo de prestaciones como
la uniform idad que toda actividad m aquinal trae consigo. consecuencia de las necesidades regulares de aquellos afec
A prender a soportal'estas — y no solo a soportarlas— , apren tos y estados de ánimo).
der a ver el aburrim iento circundado de un nim bo superior, Suponiendo que estos estados de ánimo y afectos conten
este ha sido hasta ahora el em peño de toda educación esco gan ingredientes penosos, hay que arbitrar un procedimiento
lástica elevada. A prender una cosa que 110 nos importa, y para superar el elemento penoso mediante una representa-
592 F R IE D R J C H N J E T Z S C H E LA VOLUNTA D DE PODER 593

ción de valores, tendente a considerar el desplacer como pre 887


cioso y, por consiguiente, como apetecible en sentido supe
rior. Para encerrar esto en una fórmula, preguntemos: «¿Cómo ¿Cómo es posible conseguir que los mediocres renuncien
una cosa desagradable puede convertirse en una cosa agra a sumediocridad? Yo, según puede observarse, hago todo lo
dable?». Puede convenirse cuando, por ejemplo, en ia fuerza, contrario: yo enseño que todo paso para alejarse de aquella,
en e( poder, en la victoria de sí mismo se honra nuestra obe conduce a la inmoralidad.
diencia, nuestra inserción en la ley. Y también, si se honra
nuestro sentido del bien público, nuestro amor del prójimo, nues
tro amor a la patria, nuestra «humanización», nuestro «al m
truismo» y «heroísmo».
Q u e se b a g a n v o lu n ta ria m e n te las c o sa s d esag rad a b les, E l o d io c o n tra la m e d io c rid a d es in d ig n o de un filó so fo ,
e s ta es la in te n ció n d e los ideales. es casi un p u n to d e in te rro g a c ió n so b re su « d ere ch o a la fi
lo so fía» . P re cisa m e n te p o rq u e él es la e x c e p c ió n d e b e to m a r
r
b ajo su p ro tec ció n la reg la, y d e b e re sp e ta r a to d o m e d io cre
885
su valor.

E) em p eq u e ñ ec im ie n to d eb e se r c o n sid erad o du ran te b as


tante tie m p o c o m o ú n ico fin. p o rq u e e s n ec esario crear p re
889
v ia m en te una am plia base, para q u e sobre ella pued a su sten
tarse una esp ecie d e h o m b res m ás fuertes. (¿En q u é m edida
Lo que y o c o m b a to .— Yo co m b ato el h ech o d e qu e una
h asta ah o ra esta especie de h om bres fuertes se encuentra al
especie excepcional h ag a la guerra a la regla, en lugar d e a d
nivel de los hom bres inferiores...?)
m itir que la p ro secu ció n d e la existen cia d e la regla sea ¡a
p rem isa del valor de la excepción. P or ejem p lo , las m ujeres
886 cultas, que en lugar de sentir la d istinción de sus necesid a
des norm ales de erudición, tratan d e d esp lazar a la m u jer de
Una fo rm a absurda y despreciable del idealism o, no su posición.
quiere aceptar lo m ediocre de la m ediocridad, y en vez de
sen tir el triunfo de un m odo de ser excepcional, .se indigna
am e la pereza, la falsedad, la m ezquindad y la m iseria. ¡No 890
se debe querer que las cosas m archen de otra m anera! ¡Se
debe cavar m ás profundam ente el abismo.' Se debe obligar a EL A U M E N T O DE LA FU ER ZA , A PESA R DEL
la especie superior a apartarse, con los sacrificios que debe E N V IL E C IM IE N T O T E M PO R A L D E L IN D IV ID U O
de hacer, a su existencia.
Punto de vista principal: crear distancias sin crear con Se debe fundar un nuevo nivel, un m étodo de integración
trastes. Separar a las criaturas m ediocres y dism inuir su in • de fuerzas para conservar las pequeñas prestaciones, en con
fluencia, medio esencial para conservar las distancias. traste con una disipación antieconómica.
594 LA V O LU N TA D DE PO DER 595
F R IE D R IC H N IE T Z S C H E

Se debe conservar a los débiles coadyuvando a la crea 893


ción de una mentalidad por la que sea factible la existencia
de los débiles y de los que sufren. L os fu ertes del p o rv en ir.— L o qu e la necesid ad y el azar
Se debe instaurar la solidaridad como instinto, contra el han conseguido, basándose en las condiciones para la p ro d u c
instinto del miedo y del servilismo. ción d e u n a esp ecie m ás fuerte, p o d em o s ah o ra c o m p re n
Se debe luchar contra el «acaso», aun contra el acaso del derlo y quererlo co n scien tem en te: p o d em o s crear, m e jo r d i
«gran hombre». cho, las co n d icio n es en qu e es v iable sem ejan te elevación.
H asta nosotros, la sociedad ha intentado co n seg u ir la u ti
lidad de la so cied ad ex iste n te, sin p re o c u p a rse de u n a p o
891 sible utilidad del porvenir. Se han d esead o siem pre «instru
m entos» para esa sociedad. A dm itiendo que la riqu eza de
La lucha contra los g landes hom bres se ju stifica funda fuerzas fuese m ayor, podría pensarse en el desglosam iento
m entalm ente po r razones económ icas. Los grandes hom bres de una parte de esas fuerzas, no tanto para ayudar a la so
son peligrosos, son casos, excepeio n esfcataclism o s bastante ciedad actual com o para ser útiles a la futura.
fuertes para poner en peligro lo que fue lentam ente fundado H abría que aceptar lo dicho co m o deber, cuanto m ás se
y construido. Se debe no solo descargar el explosivo de modo com prendiese que la fuerza actual de la sociedad se encu en
que no haga daño, sino prevenir de su estallido si es posible, tra en un m om ento de fuerte transform ación; de esla m anera
instinto fundam ental de toda sociedad civilizada. no existiríam os tanto por am o r a esta sociedad, sino sin tién
donos en m anos de una raza m ás fuerte.
892 El creciente em pequeñecim iento del hom bre es precisa
m ente la fuerza que im pulsa a pensar en form ar una raza más
Q uien m edite sobre el m odo de elevar a su m ayor espíen fuerte, una raza que tuviera su exceso precisam ente com o
dor y a su m ayor potencialidad el tipo «hom bre», com pren una consecuencia de que la especie em pequeñecida sería
derá que tiene que situarse ante todo al m argen de la moral, cada vez m ás débil (esto es, en la voluntad, en la responsa
porque la moral ha tenido com o objetivo lo contrario, esto es. bilidad, en la seguridad, en la facultad de proponerse fines).
paralizar y destruir todo desarrollo del esplendor allí donde se Los m edios nos los enseña la historia: un aislam iento m e
produ jera. Porque, en realidad, todo desarrollo esplendoroso diante intereses de conservación, opuestos a los actuales in
consum e tal cantidad de hombres a su servicio, que es mu\ tereses medios, e) ejercitarse en valoraciones opuestas: la
natural que se produzca el movim iento opuesto: las existen distancia entendida com o un «pathos»; la libre conciencia en
cías débiles, más delicadas, mediocres, tienen necesidad de lo que resulta poco apreciado y vedado.
tom ar partido en contra de todo lo que glorifica la fuerza y la La nivelación del hombre europeo es el gran proceso que
vida, necesitando por ello alcanzar una nueva valoración de no se debe dificultar, aunque se debiera frenar. De aquí que,
sí mismas, para condenar y, si es posible, destruir la vida en sin retardar semejante proceso, sea necesario abrir un abismo,
esta suprem a plenitud. Por lo dicho, es propio de la moral en crear distancias y jerarquías.
cum ar una concepción hostil a la vida, con el fin de sojuzgar Una vez nivelada esta especie, tiene necesidad de una ju s
a los representantes m áxim os de lo vivo. tificación; esta se encuentra en sus servicios con una especie
596 F R IE D R IC H N 1 E T Z S C H E LA V O LU N TA D DE PO D ER 597

m ás alta y soberana que se basa sobre ella, y que solo oli 896
vánd o se sobre la m ism a puede realizar su m isión. Se tendrá
no solam ente una raza de señores cu y a m isión se agote go P unto de vista principal: no hay que valorizar el deber de
bem an d o , sino una raza q ue tenga una propia esfera de vida, la especie su p erio r p o r el hecho d e d irig ir a la inferior (cosa
un exceso de fuerza para la belleza, el valor, la cultura. Lis que hace, por ejem plo, C om te); hay qu e co n sid erarla infe
m aneras, hasta en el sentido m ás espiritual; una raza afirma rior come) base, gracias a la cual una especie superior cu m
dora que se pueda co n ceder todos los lujos, bastante fuerte ple el deber qu e le es propio, gracias al que puede, en defi
para no aguantar la tiranía del im perativo de la virtud, bas nitiva, vivir.
tante rica para no tener necesidad de la parsim onia y de l;i L as condiciones en que una especie fuerte y noble se co n
pedantería, m ás allá del bien y del mal; una estufa destinada serva (respecto de una educación espiritual) son opuestas a
a las plantas m ás extrañas y elegidas. las que constituyen la vida de las «m asas industriales», los
r especieros, en opinión de Spencer.
A quello que se concede a las naturalezas m ás fuertes y fe
894 cundas para hacer posible su existencia — ocio, aventuras,
incredulidad y hasta extravagancias— . si se concediera a las
N uestros psicólogos, cuya m irada se reduce a registrar los naturalezas m ediocres, las condenaría necesariam ente a la
síntom as de la decadencia, fecundan insistentem ente nuestra ruina. A quí está en su puesto la laboriosidad, la regla, la m o
desconfianza contra el espíritu. Solam ente se analizan los deración, la firm e «convicción»; en resum en: las virtudes
efectos del espíritu que debilitan, que nos tornan delicados, del rebaño; con estas se perfecciona esta m ediocre clase de
enferm os; puesto que solam ente aparecen: hom bres.

U n i ó n d e la s u p e r i o
lo s c ín ic o s
N u e v o s b á rb a ro s lo s t e n t a d o r e s
r id a c l in te le c tu a l c o a 897
e l b i e n e s t a r y c o n el
lo s c o n q u is ta d o r e s
e x c e s o d e fu erza.
Pura los tipos dom inadores.— El «pastor» en contraste
con el «patrono» (el prim ero es corno el instrum ento para la
conservación del rebaño; el segundo, últim o objetivo del re
895 baño indiferenciado).

Yo sugiero algo nueve); para sem ejante criatura democrá


tica, ciertam ente, existe el peligro de los bárbaros; pero se 898
indaga exclusivam ente en la profundidad. Hay también otn<
especie de bárbaros, que provienen de las alturas; una espe Se com prende ce>mo algo útil un predom inio tempe>ta! de
cie de naturalezas conquistadoras que buscan una materia los sentimientos sociales de valor; se trata de construir un
para pe>der trabajarla. A esta especie perteneció, com o un bái fundam ento sobre el cual pueda por fin establecerse una raza
bato, Prometeo. superior. M edida de la fuerza: poder vivir entre las valora
598 F R IE D R IC H N IE T Z S C IIF LA V O L U N T A D D E P O D E R 599

ciones opuestas y quererlas eternamente de nuevo. El Eslaclo fácil no tener éxito: por tanto, tender a esto no es cosa que
y la sociedad com o base: punto de vista de la economía alegre. Escepticismo. Contra el escepticismo: valor, juicio,
mundial; la educación considerada como domesticación. dureza, independencia, sentido de la responsabilidad, pue
den reforzarse por nuestra p a rte ; podem os hacer más sutil la
finura de la balanza y esperar que vengan en nuestra ayuda
898
los casos favorables.

Un juicio que les falta a los «espíritus libres»; la misma


disciplina, que hace aún más fuerte a una naturaleza fucile y
903
la hace capaz de grandes empresas, destem pla y entristece a
las naturalezas mediocres: la duda, la grandeza de corazón, Antes de pensarse en obrar es preciso haber realizado una
la experimentación, la independencia. labor infinita. Pero, esencialm ente, la sabia utilización de la
r situación dada es nuestra mejor y más discreta actividad. La
creación real de condiciones com o las que crea el acaso, su
899
pone hombres de hierro, que todavía no hemos visto. ¡Ante
todo, se debe prom over y realizar el ideal personal!
E l m artillo.— ¿Cóm o deberíamos eslar constituidos los
El que ha com prendido la naturaleza del hombre, el modo
hombres que formásemos las valoraciones opuestas? ¿De
de nacer lo que en el hom bre es más importante, tiembla
berían ser hombres que tuviesen todas las virtudes del alma
ante él y rehuye toda acción: ¡consecuencia de las valora
moderna, pero lo bastante fuertes com o para transformarlas
ciones hereditarias!
en pura salud? Medios de cum plir su misión.
Me consuela pensar en la maldad de la naturaleza humana,
porque esto es lo que ¡garantiza su fuerza!
901

El hombre fuerte, afirm ado en los condicionamientos de 904


una fuerte salud, digiere sus acciones como digiere sus ali
Las típicas configuraciones propias, o sea, las ocho cues
m entos; se aligera pronto de las com idas pesadas; pero en
tiones fundamentales:
lo esencial se guía por un instinto innato y severo, el cual le
prohíbe realizar tanto lo que le perjudica com o lo que no le 1) ¿Se quiere ser más com plicado o más simple?
place. 2) ¿Se quiere ser más feliz, o se es indiferente a la feli
cidad y a la desgracia?
3) ¿Se quiere estar contento de sí m ism o o exigirse im
902 placablemente a sí mismo?
4) ¿Se quiere ser más blando, m ás condescendiente, más
¿Pueden preverse las condiciones en que nacen criaturas hum ano o más «inhumano»?
de gran valor? Por tratarse de algo muy com plicado, resulla 5) ¿Se quiere ser m ás prudente o menos precavido?
600 FR 1H D R ÍC H N /E T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 601

6 ) ¿Se quiere lograr un fin o descansar de todos los fines'.' Tal hombre, en principio, no se conoce a sí mismo; a cada
(Tarea a Ja que se entrega el filósofo, que en todo fin olfatea paso delata la poca importancia de su constitución. La vida
un limite, un ángulo, una prisión, una estupidez.) algunas veces es tan misericordiosa, que hace recuperar más
7) ¿Se quiere ser más estimado, o más temido, o más tarde esta dura escuela; enfermedades que duran años, des
despreciado? arrollan extraordinariamente la fuerza de voluntad y la facul
8 ) ¿Se quiere ser tirano, o seductor, o pastor, o animal de tad de bastarse a sí mismos; también, un estado de necesidad
rebaño? que surge impensadamente, una triste condición de la mujer
( y de los hijos, que nos fuerza a desplegar una actividad ca
paz de distribuir una actividad que devuelva su energía a las
905 fibras adormecidas y com unique obstinación a la voluntad
r de vivir. En cualquier ocasión, lo más deseable es una dura
Tipo de mi discípulo.— Aquellos hombres que en defini disciplina a su debido tiempo, esto es, en aquella edad que
tiva me interesan, son a los que les deseo sufrimientos, aban tanto estimula advertir lo que se espera de nosotros. Porque
dono, enfermedad, malos tratos, desprecio: yo deseo, ade esto es lo que distingue a la buena escuela de todas las de
más, que no desconozcan el profundo desprecio de sí mismos, más: que se espera mucho; que se exige con severidad que
el martirio de la desconfianza de sí mismos, la miseria del ven se pretende com o algo normal lo que es bueno, e incluso lo
cido; y no tengo compasión de ellos, porque les deseo lo que que es distinguido; que el elogio es raro y falta la indulgen
revela el valor de un hombre: ¿que aguanten con firmeza! cia; que la aprobación se expresa de un modo áspero, obje-
i tivo, sin consideración al ingenio ni al origen. Desde cual-
906 ’ quier punto de vista es necesaria semejante disciplina, cosa
¡ tan aplicable a lo material com o a lo espiritual: ¡sería funesto
La felicidad y el contento de sí mismo del «lazzaroni», o ¡ querer hacer aquí una separación! Una m ism a disciplina
la bondad de las almas pías, o el tísico am or ele los líricos sirve al militar y al doctor, y, apurando un poco las cosas, no
moravos no dem uestran nada sobre la jerarquía ciel hombre. hay erudito que no encarne los instintos del valiente militar.
Cualquier educador debía lanzar a latigazos a la miseria a Poder m andar y obedecer con orgullo; estar en filas, pero ser
esta clase de beatos. El peligro del em pequeñecim iento, del también capaz en todo m om ento de obedecer; preferir el pe
ligro al bienestar; no pesar en una balanza lo h'cito y lo ilí
reposo, sobreviene pronto: contra la felicidad espinosiana o
epicúrea y contra todo reposo en estados de ánim o contem cito; ser más enemigo de lo mezquino, de lo astuto, del para
plativos. Pero si la virtud es el medio para llegar a semejante sitismo que del mal. Qué es lo que, en definitiva, se aprende
felicidad, hay que adueñarse de la virtud. en una rígida escuela? A m andar y a obedecer.

907 908

N unca he com prendido cóm o el hombre que desdeñó en •t Hay que «negar» el mérito; siempre que se hagan cosas
su m om ento ir a una buena escuela puede hacer nada bien. por encim a del elogio y aun sobre toda comprensión.
602 F R IE D R IC H N IK T Z S C H E
LA V O L U N T A D D E PO D ER 603

909 2) El ayuno en todos sus aspectos, aun com o m edio para


conservar la delicada capacidad para disfrutar de todas las
N u e v a s fo rm a s d e la m o ra lid a d : h a c e r v o to de fidelidad cosas buenas (por ejem plo, no leer durante algún tiem po, no
a la u n ificació n de q u e se puede d escu id ar y de lo que se oír m úsica, no ser am ables; deben existir días de ayuno aun
q u ie re hacer, ren u n c iar decid id am en te a lo excesivo. Reco para la propia virtud).
n o c e r si se está m a d u ro p ara sem ejante renuncia. 3) El enclaustramiento: la reclusión temporal, rechazando
severam ente la correspondencia epistolar; se trata de una
m editación sobre los propios problem as y de un procedi
910
m iento de encontrarse, que no se propone obviar las «tenta
ciones», sino los «deberes»; un salir del baile circense del
T rato de n atu ra liz ar de n u ev o el ascetism o: en lugar del
«m ilieu», un apartarse de la tiranía de los estímulos y de las
p ro p ó sito de neg ació n , el propósito de robustecim iento; una
influencias que nos obligan a gastar nuestras fuerzas sola
g im n a sia de la voluntad; una privación y ufla vigilia de todo
m ente en reacciones y no permiten ya que aquella tuerza se
g én e ro , au n en c o sas del espíritu; una casuística de la acción
acum ule hasta adquirir una espontánea actividad (obsérvense
e n relación co n el criterio que se tiene de las fuerzas perso
de cerca nuestros doctos: piensan solamente de una manera
nales; una tentativa de aventuras y de peligros voluntarios
reactiva, o sea que antes de pensar tienen que leer).
(« D in ers chez M agny»; glotones intelectuales con estóm a
4) Las fiestas. Se necesita ser m uy ciego para no consi
g o s ec h ad o s a perder). Sería necesario hacer experim entos
derar el presente de los cristianos y de los valores cristianos
ad em ás para v er la firm eza con que se sostiene una palabra.
com o una presión bajo la cual se envía al diablo toda verda
dera disposición para las fiestas. En las fiestas se com pren
911 den: orgullo, petulancia, relajación: un divino decir sí a sí
m ism o por plenitud y com plem entación animal; estados de
El ab u so de la Iglesia ha estropeado: ánim o en general que no puede suscribir honradamente el
cristiano. La fiesta es esencialm ente paganismo.
1) El ascetism o: apenas si se necesita poner en claro su 5) El valor del propio carácter: el acostumbrarse a lo
ev idente utilidad, su necesidad incuestionable al servicio de «moral». El hecho de no tener necesidad de ninguna fórmula
la educación de la voluntad. El absurdo m odo de educar de moral para aprobar una pasión propia da la medida de lo que
nuestros educadores, que poponen el «útil servidor del Es un hombre puede afirmar en sí de su naturaleza, de lo poco
tado» com o esquem a regulador, cree que se puede contentar o m ucho que debe recurrir a la moral.
co n la instrucción y el adiestram iento de los cerebros; les 6 ) La muerte. Debemos transformar este desgraciado
falta hasta la idea de que antes puede ser necesaria otra cosa: hecho fisiológico en una necesidad moral. Se debe vivir de
la educación de la fuerza de la voluntad: se plantean exám e manera que se sienta, en el momento necesario, la voluntad
nes para todo, pero no para lo esencial: si se sabe querer, si de morir.
se está en estado de prometer. El joven concluye sus estudios
sin la elem ental curiosidad, sin haberse preguntado por el su
p rem o problem a del valor de un carácter.
604 ¡-'R IK D R fC H M K T Z S C H H LA VO LU NTA D DE PO DER 605

912 mente los ojos cu a n d o se le pregunta: «¿Q u ieres se r m ás


fuerte q u e tu s co m p añ ero s?» .
S entirse m ás fuerte, o en otros térm inos: el goce supone ¿C ó m o se pu ed e, realm en te, llegar a ser m ás fuerte? D e
siem p re una co m p aració n (pero no necesariam ente con cidiéndose len tam en te y aten ién d o se co n ten acid ad a lo d e
otros, sino co n sig o m ism o, en un estad o d e crecim iento, \ cidido. El resto se nos dará p o r añadidura.
sin que se se p a p recisam ente hasta qué punto se com para) Las d o s esp ecies m ás co n o cid as de d éb iles son las d e los
R o b u stecim iento artificial, m ediante producios quím ico', bruscos y las de los variables. N o n o s co n fu n d am o s con
excitantes, o p o r m edio d e errores ex citantes («visiones de | ellos y creem o s la n ecesaria distancia.
tirantes»), ¡C uidado co n los benévolos! ¡Su frecu en cia adorm ece!
Por ejemplo, el sentimiento do la seguridad: tal com o (atiene C onviene el trato por el que se ejercitan las defensas y las
el cristiano: se siente fuerte en su «poder tener confianza», en ttrmas que tenem os en los propios instintos. Toda capacidad
su disposición de ser paciente y resignado: debe este robusle de invención consiste en p oner allí a prueba nuestra propia
cim iento artificial a la ilusión de ser un protegido de Dios. fuerza de v o lu n ta d ... Es en este plano d onde hay que ad v e r
P or ejem plo, el sentim iento de la superioridad: com o tir lo qu e distingue, y no en la sabiduría, en la agudeza o en
cuando el sultán de M arruecos no quiere ver m ás que los el ingenio.
m apam undis en que sus tres reinos reunidos ocupan las cua H ay qu e aprender a m andar, de la m ism a m anera que ne
tro quintas partes de la superficie terrestre. cesitam os aprender tam bién a obed ecer a tiem po. E.s preciso
Por ejem plo, el sentim iento de la unicidad: com o cuando tam bién aprender a ser m odestos, a tener tacto en la m odes-
el eu ro p e o se im agina que el cam in o de la civilización se . tía, a distinguir y a honrar oportunam ente a los m odestos; así
desarrolla solam ente en Europa, y cuando se considera a si * tam bién, debem os distinguir, honrar, cuando se m uestra co n
m ism o una especie de proceso m undial resum ido; o cuando fianza.
el cristiano se em peña en que gire (oda la existencia en ge
neral alrededor de la «salvación del hom bre».
Interesa el lugar en que se siente la presión, la falta de li o
bertad; según sea aquel, se produce otro sentim iento: el de
ser m ás fuerte. Un filósofo, por ejem plo, en m edio de (a más ¿Qué es lo que se expía m ás seriam ente? La propia m o
helada y abstracta teoría de abstracciones se siente com o pez destia: el no haber atendido a nuestras propias necesidades,
en el agua, mientras que los colores y los sonidos le oprimen, el confundim os, el estim am os un poco, el perder la finura
para no hablar de los vagos deseos, de lo que los dem ás lla del oído para nuestros propios instintos; esta falta de dife
man el «ideal». rencia hacia nosotros m ism os se vindica con toda clase de
pérdidas: salud, am istad, bienestar, fiereza, serenidad, liber
tad, firm eza, valor. M ás tarde no se nos perdonará nunca esta
913 falta de egoísm o neto; se la tom a por una objeción, por una
duda acerca de un «ego» real.
Un jovenzuelo valiente m irará con cierta ironía cuando le
pregunten: «¿Quieres ser virtuoso.’». Y abrirá desmesurada-
LA V O L U N T A D D E P O D E R 607
606 F R IE O R IC H NIHTZ.SC'HK

914 No pensar de esta forma; «lo que es justo para uno, resulta
conveniente para otro»; sino de la m anera contraria.
Yo creo que si nos considerásemos a nosotros mismos. 1< E stim ar com o privilegio la represalia, la capacidad de res
demás se nos daría por añadidura. Ciertamente. prccisamcui. tituir; concedérsela com o una distinción.
con esto se deja de existir para los dem ás, porque esto es l< N o am bicionar la virtud de los demás.
último que ellos perdonan. «¿Cóm o? ¿Un hombre que se es
tim a a sí mismo?» 917
Pero esto es cosa muy distinta al ciego am or a sí mismo
nada más com ún, en el am or de los sexos, com o en aquell.i
A base de experiencia se descubren los m edios com o se
cosa doble que se llama «yo», que el desprecio de lo que se
pueden tratar a los pueblos rudos y que la barbarie de los m e
ama. el fatalismo en el amor.
dios no es nada arbitrario ni caprichoso, si a pesar de nues
tra delicadeza europea nos vemos obligados alguna vez a ser,
y 15 en el Congo o en cualquier parte, señores de los bárbaros.

«Yo quiero esto o lo otro», «yo querría que esto o aquelln


918
fuese así», «yo sé que esto o aquello es así»; estos son ios
grados de la fuerza: el hombre de voluntad, el hombre del
Los belicosos y los pacíficos.— ¿Eres un hombre que tiene
«deseo», el hombre de la «fe».
1 en el cuerpo los instintos de la guerra'? En caso semejante,
permíteme que te pregunte de nuevo; ¿eres por instinto un
916 | guerrero de asalto o un guerrero de resistencia? El resto de los
!; hombres, todo lo que no es guerrero por instinto, quiere paz,
Medios gracias a los cuales se conserva una especie más tratados, «libertad», «igualdad de derechos»; palabras y gra
fuerte; dos para una misma cosa. Ir donde no hay necesidad de de-
Concederse el derecho a realizar acciones excepcionales, ! fenderse; los hombres que hacen esto se convierten en unos
com o tentativa no solo de superarse a sí mismo, sino de li descontentos cuando se ven forzados a oponer resistencia;
bertad. quieren crear situaciones en que no haya guerra general. En
Colocarse en estados de ánimo en que no sea lícito no sei el peor de los casos, se someten, obedecen, se insertan: todo
bárbaros. es siempre mejor que hacer la guerra; así, por ejemplo, le
Crearse, con toda clase de ascetismos, una preeminencia aconseja al cristiano su instinto. En los guerreros natos hay
y una seguridad en relación con la propia fuerza de voluntad. algo así com o un armamento en el carácter, en la elección de
No comunicarse; callar; hacer uso de la prudencia frente las situaciones, en el perfeccionamiento de toda cualidad; en
a la gracia. el primer tipo está mejor desarrollada el «arma»; en el se
Cultivar la obediencia, com o prueba de un a capacidad gundo. la defensa.
para conservarse a sí mismo. Llevar a su extrem a sutileza la I Los enfermos, los inermes, ¡de qué expedientes y virtudes
casuística del punto de honor. no tienen necesidad para resistir y hasta para triunfar!
608 F R I E D R I C H N I E T Z S t ’H K LA V O L l N TA D D E PO DKK

91 9 puede ser d ev u elta; cu tre verd ad ero s in d iv id u o s no hay ac


ciones iguales; por consig u ien te, no hay posibilidad de « re
¿E n qu é pu ed e ac ab a r un h o m b re sin razones para dr presalia»...; si yo h ag o una co sa, e stá m u y lejos d e m í el pen
fender.se o atacar...? ¿Q u é le q u ed a de sus pasiones, si le íal sam iento de que, en general, o tro h o m b re pu ed a h acer otra
tan aqu ellas en las q u e tiene su d efe n sa y sus arm as? cosa igual; aquella m e pertenece a m í. N o adm ite cam bio;
Kicmpre se realizaría co n m ig o una acción «diferente».

920
921
N ota m arg in a l a una «niaisscríe angluise».— «N o haga',
con los d em ás lo que no q u ieras que hagan contigo.» Tales Contra John Sttiart M ili.— Su vulgaridad m e inspira h o n o r
palabras se consideran sabiduría, prudencia, base de la nm cuando dice: «lo que es justo para un hom bre es conveniente
ral. «áurea sem encia». John Suart Mili ¿y ¿quién no? ém u para otro», «no h acer a los dem ás lo q u e no q uerem os para
los in g leses) cree lo arriba dicho... Pero en esta sem encia no nosotros m ism os»; vulgaridad que q u iere fundar todas las
existe el m ás m ínim o análisis. La afirm ación «no hagas lo relaciones h um anas en la reciprocidad d e la prestación, de
q u e no quieras que hagan contigo» prohíbe las acciones a m odo que toda acción aparece com o una especie de p ago de
causa d e sus co nsecuencias nocivas: el pensam iento recón cosa que ha sido sum inistrada. En este caso, la prem isa es
dito es que una acción es siem pre «recom pensada». Pues innoble en el m ás b ajo estilo ; aq u í se p resu p o n e en ti y en
bien: si alg u ien , actu alizan d o el P rín cip e d e M aquiavelo, m í la equivalencia de los valores de las acciones; aquí se
dijese: se deben hacer precisam ente aquellas acciones para anula sencillam ente el valor m ás persona! de una acción (o
que ios dem ás no se nos adelanten, para poner a los dem ás m ejor dicho, lo que no puede ser com pensado o pagado con
fuera de la posibilidad de hacérnoslas a nosotros». nada). La «reciprocidad» es una gran vulgaridad: precisa
Por otra parte, supongam os que un corso, por su honor, m ente el hecho de qu e lo que yo hago no puede, m aterial ni
hace uso de la «vendetta». No es que quiera alojar una bala m oralm ente, ser hecho por otro; el hecho de que no puede
en su cuerpo, pero la perspectiva de recibirla, la probabilidad haber ninguna com pensación (a no ser en la «elegantísim a»
de una bala, no lo detiene en la satisfacción de su honor... esfera de m is iguales, Ínter pare.v); el hecho de que. en un
Y ¿no som os nosotros acaso, en todas las acciones del ho sentido m ás profundo, no se restituye nunca, porque se es
nor, indiferentes precisam ente a sus consecuencias? Evitar algo único y solo se realizan acciones únicas, este hecho,
una acción que pueda traer consecuencias d añosas para esta convicción fundam ental, contiene la causa del aisla
nosotros sería un precepto contrario al honor en general. m iento aristocrático de la m ultitud, porque la m ultitud cree
En cam bio, aquella sentencia es preciosa porque revela un en la «igualdad» y. por consiguiente, en la compensación y en
tipo de hombre, por m edio de ella se formula el instinto del la «reciprocidad».
rebaño: hay que ser iguales, hay que apreciarse igualmente,
com o yo te trato a ti, así has de tratarme a mí. A quí se cree,
realmente, en una equivalencia de las acciones, que en rodas I
las relaciones reales no se da efectivamente. No toda acción
610 FRIEDRfCH N1ETZSCHE LA V O LU N TA D D E PO D ER 611

922 924

L a im b e c ilid a d y la g ro se ría de las v alo racio n es y de m i


« D a r la vida p o r una causa •>.— P alabras de gran efecto.
c o n c e p to d e lo « ú til y d a ñ o so » tien e un se n tid o bueno: es l.i Pero la v id a se da p o r m uchas cosas: las pasiones quieren,
p e rsp e c tiv a n e c e s a ria de la so c ied a d , q u e so lo p u ed e miiai todas ju n tas y ca d a una d e ellas, ser satisfechas. El que se dé
las c o s a s c e rc a n a s en relació n co n sus co n secu en cias. lu vida p o r co m p asió n o por cólera, o por vergüenza, no al
E l E sta d o y el h o m b re p o lítico tienen n ecesidad de un ci i tera el v alo r de la cosa. ¡Cuántos han sacrificado su vida y,
te rio su p e rm o ra l, po rq u e n ecesitan te n er en cuenta cum ple lo q u e es peor, la salud, por una m ujerzuela! Las cosas peli
jo s d e ac cio n es b astan te am p lio s. grosas se eligen cuando se posee un gran tem peram ento; por
A sí ta m b ié n sería p o sib le una ec o n o m ía m undial que lu ejem plo, el cam in o de la especulación, si se es filosófico, o
viese p ersp e ctiv as tan lejanas q u e todas sus singulares ex i las de la inm oralidad, si se es virtuoso. U na especie de hom
g en c ia s m o m e n tá n e a s pu d ieran parecer/injustas y ar bitrarias bres no quiere arriesgar nada, otra lo quiere arriesgar todo.
¿N os h em os convertido en desprec¡adores de la vida...? De
ninguna m anera; lo que buscam os instintivam ente es una
923 vida potencializada. una vida en peligro... Con esto, repito,
no querem os ser m ás virtuosos que los dem ás. Pascal, por
¿ S e g u ir sus p ro p io s sentim ien to s ?— E l hecho d e poner cu ejem plo, no quiso arriesgar nada, y perm aneció cristiano;
p elig ro la p ro p ia vida, ced ien d o u un sen tim ien to generoso, esto, quizá, fue virtud. Se sacrifica siempre.
bajo el im pulso del m om ento, tiene poco valor y no basta para
caracteriza r a un hom bre. Todos son iguales en la capacidad
para hacer esto, y en el decidirse a esto un delincuente, un ban 925
d id o y un corso su p eran ciertam ente a un hom bre honrado.
El g rado m ás alto es este: v en c er dentro de sí este mismo ¡Cuántas ventajas sacrifica el hombre! ¡En el fondo, qué
im pulso y realizar la acción heroica sin obed ecer a un im poco «egoísta» es! Todos sus afectos y sus pasiones quieren
pulso, sino fríam ente, d e un m odo razonado, sin la interven tener sus derechos, y ¡cuán lejos de la hábil utilidad del
ció n de accesos de placer... Igual cosa se puede d ecir de la egoísm o está una pasión!
co m pasión: prim ero d ebem os p ensar la razón de las cosas; No quiere la propia «felicidad»: hay que ser inglés para
en ca so contrario, Ja com pasión es tan peligrosa com o una poder creer que el hombre busca siempre su propio provecho.
pasión cualquiera. Nuestros deseos quieren engañarse sobre las cosas con con
C e d er ciegam ente a una pasión — y es indiferente que tinuadas pasiones: su fuerza acumulada busca resistencias.
esta sea una pasión generosa y com pasiva o una pasión de
hostilidad— causa de los m ayores males.
L a g randeza del carácter no consiste en no poseer eslas 926
pasiones; por el contrario, se poseen en grado terrible: con
siste en tenerlas de la brida..., y tam bién en hacerlo sin e \ Todas las pasiones son útiles, directa o indirectamente. En
perim entar p lacer en frenarlas, sino solo porque... relación con la utilidad, resulta absolutamente imposible una
612 F R iE P K I C H N I E T Z S C H E I.A V O L U N T A D D E P O D E R 613

sucesión de valores: es m uy cierto que, en sentido económ ico, 928


las fuerzas de la N aturaleza .son com plejam ente buenas, esto
es. útiles, aunque cuando puedan tener efectos funestos, ten i S im ples cuestiones de fuerza: ¿cu án to se puede co n tra las
b les e irrevocables. Se podría decir, todo lo m ás, q u e las pa j condiciones de co n serv ació n de la so cied ad y sus prejuicios?
siones m ás poderosas son las m as preciosas, en cuanto ¡v> En qué m edida se pueden en cad en ar las p ropias cualidades
existen m ay o res fuentes de fuerza. terribles, por las cuales la m ayoría de los hom bres perecen?
¿E n qué m edida se puede afro n tar el sufrim iento del d esp re
927 J cio de sí m ism o, la com pasión, la en ferm ed ad , e) vicio, p re
guntándose si se puede llegar a ser el am o? (lo que no nos
L os sentim ientos de benevolencia, de socorro, de bondad m ata nos hace m ás fuertes). Y finalm ente, ¿en qué m edida se
no han llegado a ser honrados en virtud de la utilidad que de puede d ar razón a la regla, al vulgo, a lo m ezquino, a lo
ellos se desprende, sino porque han sidi» estados de alm a ri t bueno, al probo, a la naturaleza m ediocre, sin hacernos en
eos, qu e son capaces d e d a r y ostentan su valor com o un sen ! cierta m edida vulgares'.’ Esta es la m ayor prueba deJ carác
tim iento de plenitud de vida. ¡O bsérvense los ojos del bien ter: no dejarse arruinar por la seducción del bien. El bien
hechor! Su m irada es lo contrario de la negación de sí misme >, debe de ser lujo, refinam iento, vicio.
del odio contra el «yo», del «pasculism o».
En sum a: se debe preferir el dom inio sobre las pasiones,
no su debilidad, ni su extirpación. C uanto m ayor es la fuerza 3. E l h ombr e n obl e

de d o m inio en la voluntad, tanta m ayor libertad se puede


conceder a las pasiones. | 929
El «grande hom bre» es grande por el cam po de libertad
de sus deseos y por el poder aún m ayor que suelen lom ar a Tipo: la verdadera bondad, nobleza, grandeza de! ánimo,
su servicio estos m agníficos m onstruos. que nace de la riqueza, la cual no da para adquirir, no quiere
El «hom bre bueno» es, en todos los grados de la civili enaltecerse con el hecho de ser benévola; la disipación puede
zación. el m enos peligroso y e! hom bre útil al m ism o tiempo: ser considerada com o tipo de la verdadera bondad, y la ri
es una especie de térm ino medio, es la expresión, en la queza de personalidad com o premisa.
conciencia com ún, de las cosas que no se deben tem er y que.
sin em bargo, no se pueden despreciar. 930
La educación es, esencialm ente, el medio para arruinar la
excepción en favor de la regla. La instrucción es. esencial A risíocrafism o.— Los ideales de! animal del rebaño cul
m ente también, el m edio de enderezare! gusto contra la ex minan, evidentem ente, en cualidades de suprem a fijación de
cepción a favor de la mediocridad. valores de la «sociedad», se intenta darles un valor cósm ico
Solo cuando una civilización dispone de un exceso de y aun metafísico. Contra sem ejantes valores, yo defiendo el
fuerzas puede también ser una estufa para el cultivo lujos»i aristocratismo.
de la excepción, de la tentativa, de) peligro, del m aúz; a esio ¡ Una sociedad que conserva en sí respeto y delicadeza
es a lo que tiende toda civilización aristocrática. pava la libertad debe ser considerada com o una excepción y
LA V O L U N T A D DK P O D E R 615
614 FR1KDRICH N l F T Z S r U I -

tener frente a sí un p oder contra e! cual se levante, contra el 932


cual tenga sentim ientos hostiles y que m ire desde arriba.
C uantos m ás derechos concedo y m ás sem ejantes me ¡C óm o se d esan g ra v d eb ilita p o co a p o co el m u n d o aris
creo, tanto m ás caigo bajo el reinado de los hom bres m edio tocrático! En virtud de sus nobles in stintos, va p rescin d ien d o
eres y, finalm ente, de los m ás num erosos. El esfuerzo que de sus privilegios, y en virtud de su cu ltu ra su p erio r y refi
una sociedad aristocrática hace para conservar entre sus nada, se interesa p o r el pueblo, p o r los débiles, p o r los p o
m iem bros un alio grado de libertad, es la extrem a tensión bres. p o r la poesía d e to d o lo q u e es p equeño, etc.
que nace la presencia de los im pulsos m ás opuestos en todos
sus m iem bros: de la voluntad de dominar... 933
Si queréis evitar los fuertes contrastes y la libertad do
rango, abolid tam bién el amor, los pensam ientos elevados, el H ay una negligencia, noble y peligrosa, que p roporciona
sentim iento de existir por sí. r una decisión y una visión profunda: la n egligencia del alm a,
segura de sí m ism a y m uy rica, que no trató nu n ca de e n
contrar am igos, y que solo conoce la hospitalidad, qu e solo
o sabe ejercer siem pre la hospitalidad; tiene el corazón y la
casa abiertos al qu e quiera entrar, y a se trate de m en d ig o s o
Para la psicología rea! de la sociedad, de la libertad y de lisiados o reyes. Esta es la verdadera afabilidad: el que se
la igualdad.— ¿Qué es lo que en este caso decrece...? distingue por ella, posee cien «am igos», p ero probablem ente
Decrece la voluntad de responsabilidad personal, signo de ningún am igo.
la decadencia de la autonom ía; la capacidad de defensa y de
las armas, aun en ei cam po espiritual; la fuerza de mando; el
sentido del respeto, de la subordinación, del saber callar; la 934
gran pasión, el gran deber, la tragedia, la serenidad.
La doctrina, iít j & v cr.yow se dirige al hom bre con fuerza
avasalladora; pero no a los m ediocres. L a eyicpocTeia y
931 aOKT)c>i'' es solo un escalón de la grandeza; en lo alto está
la naturaleza áurea.
Augustin Thierry leía en 1814 lo que De M ontlorier había «Tú debes» obediencia ¡ncondicionada en los estoicos, en
dicho en su obra D e la monarchie fran^aise: respondió con las órdenes religiosas de los cristianos y de los árabes, en la
un grilo de indignación y puso mano a su propia obra. Aquel filosofía de Kant (es indiferente que se obedezca a un su p e
em igrado había dicho: «Race d ’affranchis, race d ’esclaves rior o a una idea).
arrachés de nos mains, peuple tributaire. peuple nouveau. Por encim a del «tú debes» está el «yo quiero» (los hé
licence vous fut octroyé d ’étre libres, el non pas á nous roes); por encim a del «yo quiero» está el «yo soy» (los d io
d ’étres nobles; pour nous tout est de droit, pour vous tout esi ses de los griegos).
de gracé. nous ne sommes point de votre com munauté; nous Los dioses bárbaros no expresan nada del gusto de la m e
sommes un tout par nous-memes». dida; no son ni sim ples ni ligeros, ni poseen la medida.
616 F R IE D R IC H W E T Z S C H E
L A V O L U N T A D DK P O D E R 617

935
La apariencia frívola en las palabras, en el vestir, en la ac
titud, con la cual una estoica dureza y dom inio de sí mismo
La idea de nuestros jardines y palacios (y en este aspecto
también la idea de toda avidez y riqueza) es esta: quitarse de protege de toda curiosidad indiscreta.
delante de los ojos el desorden y la vulgaridad y construn Los gestos lentos y la mirada lenta. Hay pocas cosas pre
ciosas, y estas vienen por sí mismas, y quieren llegar por sí
una mansión a la nobleza del alma.
mismas, y adquirir valor. N osotros adm iram os con gran di
En realidad, los hom bres creen devenir naturalezas más
ficultad.
escogidas si aquellas bellas cosas reposadas han ejercido
| Soportar la pobreza, la necesidad y también las enferm e
efecto sobre ellos: a Italia, los viajes, las letras y el teatro
¡Quieren educarse; este es el sentido de su labor cultural! dades.
Evitar los corazones mezquinos y desconfiar en principio
¡Pero los fuertes, los poderosos, quieten reeducar y no tenei
de quien elogia fácilmente, porque quien celebra cree com
en sí nada de extraño!
prender lo que celebra: pero com prender — según dijo Bal-
A sí los hombres van a la gran Naturaleza, no para encon
zac, típico am bicioso— , com prender es igualar.
trarse a sí mismos, sino para perderse y olvidarse en ella. El
N osotros dudam os muy seriamente de la com unicabili
«salir fuera de sí mismos» es el deseo de todos los débiles y
dad del corazón; la soledad para nosotros no es algo que se
descontentos de sí.
elige, sino que se nos da.
La convicción de que hay deberes solamente hacia los
iguales; con los semejantes debem os com portam os com o
936
j mejor nos plazca; solo ínter pares se puede pedir justicia
í (pero no hacerse muchas ilusiones en este punto).
Solo existe una nobleza de nacimiento, una nobleza de
! La ironía para con los «dotados de bellas cualidades», la
sangre. (Aquí — observación para los asnos— no se habla de
creencia en la nobleza de la sangre aun en el cam po moral.
la partícula «von» ni del almanaque Gotha.) Siempre que se
Considerarse siempre como un hombre a quien los demás
habla de «aristocráticos del espíritu», por lo general, no fal
deben atribuir honores, mientras que no se encuentra frecuente
tan motivos para ocultar alguna cosa; com o es sabido, esta
mente un hombre que pueda atribuimos honores a nosotros.
es una palabra com ún entre los hebreos am biciosos. El espí
Disfrazarse siempre; cuanto más alta es la estirpe de un
ritu por sí solo no ennoblece: es preciso, sobre todo, algo que
hombre, mejor le va el incógnito. Si hubiese un Dios, debe
en principio ennoblezca el espíritu. ¿Qué hace falta para
ría, aunque no fuese por otra cosa que por motivos de de
conseguir esto...? La sangre.
coro, mostrarse al mundo solamente com o hombre.
La capacidad del orium, de la absoluta convicción de que
un trabajo manual en cualquier sentido no deshonra, pero
937
resta nobleza. No ser «diligente» en el sentido burgués, aun
que sepamos honrar y estimar la diligencia; no debemos ha
¿Qué es lo noble?
cer com o aquellos artistas, insaciablemente cacareadores,
La asiduidad en las cosas exteriores, limita com o tal asi
que hacen com o las gallinas: cantan, ponen el huevo y vuel
duidad, nos tiene alejados, nos preserva de las confusiones.
ven a cantar.
618 l.A V O l.U N 'tA D D K P O D E R 619
FR lF.D R tC H N 1 E T Z S C H E

N osotros protegem os a los artistas y a los poetas y a cual N osotros apreciam os poco a los hom bres buenos; los co n
quier m aestro en cualquier disciplina: pero nosotros, como sideram os anim ales de rebaño. N osotros sabem os cóm o en
criaturas que som os de una especie superior, que solo pode tre los hom bres peores y m ás m alignos, m ás duros, se oculta
m os algo, com o los únicos «hom bres productivos», no nos a veces una inapreciable gota de oro, que pesa m ás que to
confundim os con ellos. das las sencillas bondades de las alm as lácteas.
El gusto de las formas: tom ar bajo la propia protección N osotros creem os que un hom bre de nuestra especie 110
todo lo que es formal; la convicción de que la cortesía es una está reíutado por sus vicios ni por sus locuras. Sabem os que
de las m ayores virtudes; la desco n fian za contra todas las somos difícilm ente reconocibles, y que tenem os todas las ra
especies del dejarse llevar, com prendida toda libertad de zones para atribuirnos razones de prim er orden.
prensa y de pensam iento, porque con pstas el espíritu se hace
cóm odo y grosero y se cruza de brazos.
938
El encontrarse bien con las m ujeres, com o una especie de
criatura acaso m ás m ezquina, pero m as fina y ligera. ¡Que ¿Qué es la nobleza? El tener que representarse obligada
fortuna encontrar criaturas que tienen siem pre en la cabeza
mente a sí mismo. Buscar situaciones en que se tiene cons
la danza, la locura y el atavío! Son ellas el encanto de m u tantemente necesidad de posar. D escuidar la felicidad del m a
chas almas viriles, tiesas y profundas, cuya vida se siente yor número, entendiendo por felicidad la paz del alm a, la
agravada por la responsabilidad.
vida, la com odidad, la m ezquindad angloinglesa, com o la en
El encontrarse bien con los principes y con los sacerdo tiende Spencer. Buscar instintivamente por sí graves respon
tes, porque estos conservan la fe en una serie de valores hu sabilidades. Saber crearse enemigos, y en el peor de los ca
manos, hasta en la valoración del pasado, por lo m enos sim sos, saber hacernos enemigos, enem igos de nosotros mismos.
bélicam ente y a lo grande. Contradecir constantemente el gran número, no con las pala
Saber callar; sin decir nada de esto ante oyentes. bras, sino con las acciones.
Soportar largas enem istades: la falta de facilidad para la
conciliación.
La náusea de lo dem agógico, de la «ilustración», de la 939
«sensibilidad», de la fam iliaridad plebeya.
Convertir en cosecha de cosas preciosas la necesidad de La virtud (com o veracidad, por ejemplo) es nuestro más
un alm a elevada y selecta; no querer poseer nada de vulgar. noble lujo, nuestro lujo más peligroso; no hay nunca que
Los propios libros, los propios paisajes. despreciar las ventajas que trae consigo.
N osotros nos rebelam os contra las buenas y las malas ex
periencias y no generalizam os fácilmente. El caso singular:
940
cuán irónicos som os frente al caso singular, cuantío éste
tiene el mal gusto de convertirse en norma.
Es preciso no admitir ningún elogio; hagamos lo que sea
N osotros am am os la ingenuidad y a los ingenuos; pero
útil, lo que nos proporcione placer, lo que debamos hacer en
los am am os corno espectadores y com o criaturas superiores
definitiva.
encontram os que Fausto es tan ingenuo com o su Margarita
620 F R IE D R IC H M E T Z S C H E LA V O L U N T A D D E P O D E R 621

941 945

¿A qué llam am os castidad en el hombre...? A la noble/;i ¡Combatamos las cómodas concepciones de la «nobleza»!
de su gesto sexual; a no soportar in eroticis, ni lo que es bru No se debe prescindir de un poco de brutalidad, ni tampoco
tal, ni lo que es morboso, ni lo que es prudente. de una cierta tendencia a la crim inalidad. El «contento de sí
no se encuentra en la nobleza; se debe ser arriesgado hasta
contra uno mismo, tentador, corruptor; no se debe usar de
942 I ninguna de las charlatanerías de las bellas almas. Yo quiero
crear la atmósfera para un ideal más pleno.
El «concepto de honor» se funda en la aceptación de la
«buena sociedad», en las altas cualidades caballerescas, en
la obligación de representarse continuam ente a sí mismo. Es 946
esencial no apesadum brar la propia vida, exigir absoluta
mente maneras respetuosas por parte de aquellos con los qui «El paraíso se encuentra a la som bra de las espadas»; sím
se está en contacto (por lo menos en cuanto estos no son de bolo y m arca en la que se revelan y se adivinan almas de ori
los «nuestros»); no ser ni confidencial, ni bonachón, ni di gen noble y guerrero.
vertido, ni modesto, a no ser ínter pares; representarse siem
pre a sí mismo.
| 947

943 | Las dos vidas.— Hay momentos en que el ser humano


! tiene a su disposición un exceso de fuerza; la ciencia tiende,
Poner en juego la propia vida, la propia salud, el propio como es lógico, a solucionar en la m edida de lo posible esta
honor, es efecto de petulancia y de una voluntad dinám ica y esclavitud de la naturaleza.
dilapidadora; en realidad, no se hace semejante cosa por El hom bre, que dispone de ocio, debe perfeccionarse a
am or a los hombres, sino porque todo gran peligro provoca sí m ism o, para crear cosas nuevas y m ás elevadas. N ueva
nuestra curiosidad sobre la m edida de nuestras tuerzas, de aristocracia. Entonces, una cantidad de virtudes son supe
nuestro valor. radas; virtudes que antes eran condiciones de existencia.
N o se tiene necesidad de ciertas cualidades; por consi
guiente. se perderán. N o tenem os ya necesidad de la virtud;
944 por consiguiente, la perderem os (así. tam bién perderem os
la moral del principio; «una sola cosa es necesaria», la de
«Las águilas atacan en línea recta.» La nobleza del alma la salvación del alm a y la de la inm ortalidad; estas fueron
es fácil de reconocer por la absoluta y fiera estupidez con m edios para hacer posible al hom bre una enorm e coacción
que ataca; «derecho». 1 sobre sí m ism o, m ediante el sentim iento de un enorm e
terror).
622 F R IE D R I C H N I E T Z S C H E LA V O LU N TA D D E PODER 623

L as diversas fo rm as d e necesidad, en virtud de las cuales superior de espíritus dom inadores y cesáreos que se colocase
fue edu cad o y form ado el hom bre: la necesidad enseña a tra sobre la dem ocracia, se atuviese a ella, se elevase por m edio
bajar, a pensar, a dom inarse a sí m ism o. de ella? ¿Por nuevas m iras lejanas o propias, hasta ahora im
posibles...? ¿Por sus deberes...?

o
949
La purificación y el robustecim iento fisio ló g ico .— L;i
nueva aristocracia tiene necesidad de un contraste que com El espectáculo del europeo m oderno m e inspira gran es
batir: debe tener una terrible necesidad de conservarse. peranza; se está form ando una audaz raza dom inante, sobre
Los dos futuros de la hum anidad son: I ) La consecuencia una m asa rebañiega absolutam ente inteligente. D entro de
de la m ediocridad; 2) La elim inación consciente, el forjarse poco, adem ás, los m ovim ientos para la form ación de esta
a sí mismo. m asa no serán los únicos en prim era línea.
U na doctrina que crea un abism o contiene la especie más
alta y la más baja (destruye la especie interm edia).
Los aristocráticos hasta ahora, lo m ism o laicos que ecle 950
siásticos, no han sentido la necesidad de crear una nueva
aristocracia. Las m ism as condiciones que fom entan el desarrollo del
anim al de rebaño fom entan, por otra parte, el desarrollo del
animal dirigente.
4. L os SEÑORES DE [.ATIERRA.

948 951

Siem pre se nos plantea una cuestión tentadora y mala, di Se acerca, de m anera inevitable, vacilante y terrible com o
cho en honor de los que tienen derecho a semejantes cueslio el destino, el gran deber, el gran problem a de saber de qué
nes enigm áticas, de las alm as actuales m ás vigorosas, que m odo ha de ser adm inistrada la tierra com o un todo. Y aque
m ejor saben dom inarse a sí mismas: ¿no sería conveniente lla otra de cóm o debe ser educado el hom bre también com o
en vista de cóm o se desarrolla en Europa el tipo «animal de un todo (sin olvidar un pueblo y una raza).
rebaño», intentar una educación sistemática, artificial y cons Las m orales im perantes son el m edio principal con que el
ciente del tipo opuesto y de sus virtudes...? ¿Y no sería pau hom bre se puede forjar lo que place a una voluntad creadora
el mismo movim iento dem ocrático una especie de meta, de y profunda; suponiendo que tal voluntad artística de primer
solución y de justificación el que hubiese alguien que se m i orden tenga en sus m anos el poder y consiga desarrollar d u
viese de él, para que f inalmente, en su nueva y sublime con rante largos espacios de tiempo su voluntad creadora, en
figuración de la esclavitud (y esto es lo que acabará por sei l.i form a de legislaciones de religiones y de costumbres. Hoy,
dem ocracia europea), encontrase su camino aquella espei ie probablem ente aún por largo tiem po, se buscarán inútil-
624 F R IF .D R IC H N I E T Z S C H H LA V O L IN T A D D E PO D E R 625

m en te sem ejantes h om bres de gran p oder creador, los ver m uchos m edios de tran sició n y de ilusión — y a q u e la d u ra
d aderos grandes h o m b res, com o yo los entiendo; estos fal ción de la vida de un hom bre no significa nada ante la reali
tan; cu an d o ven cid as m uchas d ificultades y desilusiones, se zación de deberes y propósitos tan am p lio s— , debiéndose,
em p iece a co m p ren d er p o r q u é faltan, y que su surgir y su por en cim a de todo, ed u c ar a una n u ev a especie en que se le
desarro llarse y a no tienen m ás obstáculos sino lo que hoy en garanticen a aquella voluntad y a aquel instinto la duración
E u ro p a se llam a «la m oral», co m o si no h ubiese o no pudiera a través de m ucha generaciones, una nu ev a especie y casta
h aber otra distinta; y se trata de la ya descrita m oral de ani de señores; esto se com p ren d e com o la vasta y difícilm ente
nial de rebaño, que con todas sus fuerzas aspira a la muelle enunciable continuación de este pensam iento. P reparar una
felicidad de tira re n la tierra; esto es, a la seguridad, a la falla transm utación de los valores para una determ inada especie
de peligros, al bienestar, a la felicidad de la vida, y en fin, «si de hom bres fuertes de grandísim a fuerza de voluntad y esp i
lodo va bien», esp era sustraerse tam bién a todo género de ritualidad, y con este fin desen cad en ar en ellos, con lenta
pastores y de guías. Sus dos doctrinas m ás frecuentem ente prudencia, una cantidad de instintos frenados y calum nia
suplicadas suenan así: «igualdad de derechos» y «com pa dos; el que piensa en esto pertenece a los nuestros, a tos es
sión para todos los que sufren»; y el m ism o sufrir es consi píritus libres, a un nuevo género de «espíritus libres» m ejor
d erado por estos com o cosa que se debe abolir radicalm ente. dicho, diferente del hasta ahora existente; com o que estos
El hecho de que tales «ideas» puedan ser aún m odernas, da desean casi lo contrario. Form an parte de estos, a mi juicio,
una falsa idea de esta m odernidad. Pero quien ha m editado ante todo, los pesim istas de Europa, los poetas y los pensa
profundam ente sobre el dónde y el cóm o la planta hom bre dores de un idealism o exaltado, en cuanto su descontento de
ha crecido m ás poderosam ente hasta ahora, debe creer que to d a la ex isten cia los fuerza, p o r lo m enos lógicam ente, a
el crecim iento se ha producido en condiciones opuestas: que estar descontentos de los hom bres actuales; y así tam bién
a tal fin la peligrosidad de su condición debe aum entar enor ciertos artistas insaciables ante am b icio so s qu e luchan
m em ente, su fuerza de invención debe desarrollarse com ba audazm ente e incondicionalm ente por los privilegios de los
tiendo bajo una larga presión y constricción, su voluntad de hom bres superiores y contra el «anim al de rebaño», y m e
vida d ebe elev arse hasta una A condicionada voluntad de diante las seducciones propias del arte adorm ecen en los es
p o d er y de predom inio, y que peligro, dureza, violencia, píritus elegidos todos los instintos de rebaño y la prudencia
peligro en la calle com o en el corazón, desigualdad de dere del rebaño; y en tercer lugar, todos los críticos e historiado
chos, el ocultarse, el estoicism o, el arte de seducir, las tra res. en los cuales se continúa valerosam ente el descubri
v esuras de todo género: en sum a, lo opuesto de lo que de miento, felizmente iniciado del viejo m undo — esta es la obra
sea el rebaño, es la condición necesaria para la elevación del del nuevo Colón, del espíritu alem án— ; porque por nuestra
tipo humano. U na m oral que tenga estas intenciones contra parte, nos encontram os todavía en los inicios de esta con
rías, que quiera educar al hom bre para elevarse y no perma quista. En el m undo antiguo, en efecto, dom inaba en reali
necer en la com odidad y en lo m ediocre; una moral que se dad otra moral, una moral m ás de señores que la moral m o
proponga educar una casta gobernante, los futuros señores derna; y el hom bre antiguo, bajo la coacción pedagógica de
de la tierra, debe, para poder ser enseñada, introducirse en su moral, era un hom bre m ás fuerte y más profundo que el
com binación con la ley moral existente y con las palabras \ hom bre de hoy: hasta ahora fue exclusivam ente «el hombre
las apariencias de esta. Pero para lal fin hay que encontrar bien logrado»
626 F R I E D R I C H N IE T Z S C H E . LA V O LU NTA D DE PODER 627

P ero la seducción que fue ejercid a po r la A ntigüedad y es co ncedida una d u ració n m ilenaria: una especie superior de
ejercid a sobre las alm as bien logradas, esto es, fuertes y eni hom bres, que. en v irtu d d e la fu erza de su voluntad, de su sa
p ren d ed eras, es aún hoy la niás fina y la m ás eficaz entre to biduría, riqueza e influencia, se sirvan de la E uropa d em o
das las seducciones antidem ocráticas y anticristianas, com o crática co m o d e su m ás ad ecuado y flexible instrum ento para
ocurrió concretam ente en la épo ca del R enacim iento. poner la m ano en los destinos de la tierra, para derivar de los
artistas al «hom bre» m ism o. Basta; h a llegado el tiem po en que
im pere la doctrina sobre la política.
952

Yo escribo para esa especie de hom bres que no exi sten to 5. El. O R A N HOM BRE.

davía. a los que podríam os llam ar «señores de la tierra».


En el Teui>es, de Platón, se lee: «C ada uno de nosotros de 955
searía ser señor de todos los hom bres, y probablem ente.
D ios». Sem ejante m entalidad debería volver a producirse. E sbozaré mi razonam iento sobre el m om ento histórico en
Ingleses, am ericanos y rusos... que surgen los grandes hom bres. La im portancia de una
larga m oral despótica: los grandes hom bres tienen el arco, si
no lo rom pen.
953

La vegetación de selva virgen llam ada «hom bre», suele 956


aparecer donde la lucha por el poder se hace m ás conti
nuada. Los grandes hom bres. ¿Qué es un gran hom bre, un hom bre que la N aturaleza ha
Los rom anos fueron anim ales de selva virgen. alum brado y m odelado con gran estilo...? En prim er lugar,
toda su obra tiene una larga lógica, difícil de ser com pren
dida a causa de su largueza; en consecuencia, engaña, tiene
954 una capacidad de dispersar su voluntad por todos los cam
pos de la vida, de despreciar toda m ateria m ezquina y arro
A partir de nosotros habrá condiciones prelim inares favo jarla lejos, aun cuando estas m aterias fueran las cosas más
rabies para m ás nobles criaturas de dom inio, de las cuales bellas y «más divinas» del mundo. Segundo: es m ás frío,
aún no existen ejemplos. Y no es quizá esto lo m ás impor m ás duro, m enos escrupuloso y tiene m enos m iedo de la opi
tante; se ha hecho viable el nacim iento de leyes interna nión; le faltan las virtudes anejas a la «estim ación» y al ser
cionales en los sexos que se impongan el deber de educai estim ado, y sobre todo, lo que form a parte de las «virtudes
una raza de dom inadores, los futuros «señores de la tierra'’: • del rebaño». Si no puede dirigir, se queda solo; y entonces
una nueva aristocracia, prodigiosa, edificada sobre la mas sucede que m ira con m alos ojos m uchas cosas de las que
dura legislación de sí mismo, en que a la voluntad de l o s se encuentra en su camino. Tercero: no quiere un corazón
hom bres filosóficos violentos y de los tiranos artistas le sc.i que «participe», sino criados, instrumentos; en las relaciones
628 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E l.A V O L U N T A D D K P O D E R 629

co n lo s h o m b re s tie n d e sie m p re a u tiliz a rlo s. S ab e q u e es El h o m bre m al entendido. H ay un am o r d e esclavos que


in c o m u n ic ab le ; y usu alm en te n o lo es. au n q u e lo parezca &e sujeta y ced e, qu e idealiza y se engaña; hay un am or d i
C u a n d o n o se h ab la a sí m ism o, tiene puesta una careta. Piv vino q u e d esp recia y am a y transform a, que eleva a la cria
fiere m e n tir a d e c ir la v erd ad ; para m en tir h ace falta m ás es tura am ada. Hay que adm itir aquella enorm e energía de la
píritu y m ás v o lu n tad. H ay en él una soledad inaccesible al g randeza para form ar, para forjar al hom bre futuro, m ediante
elo g io y a la cen su ra; una jurisd icció n suya propia que la educación, y. por otra parte, m edíante la destrucción de tos
tien e instan cia su p e rio r a ella. débiles, y no se d é te perecer por el d o lo r que se produce y
' porque nuestros sem ejantes no existan aún.

957
r 958
El gran ho m b re resulta naturalm ente escéptico (con esiu
no q uiero insinuar que debe actuar co m o tal), aceptando qui La revolución, las convulsiones de los pueblos y sus su
la g ran d eza consista en q u erer una co sa grande y los medios frim ientos son. en mi criterio, m enos im portantes que los su
in d ispensables para conseguirla. La libertad de toda ciase de frim ientos de los grandes individuos en su desarrollo. No
co n v iccio n es form a parte de la fuerza de .su voluntad. A sí se hay qu e engañarse: la m ultitud de m iserias de todos los pe
co n fo rm a a todo «desp o tism o ilustrado», el que ejerce toda queños no suponen nada, si no es por el sentido de los hom
g ran pasión. U na pasión de este género tom a a la inteligen bres poderosos. Pensar en sí en los m om entos de gran peí i-
cía a su servicio; tiene el valor de utilizar tam bién m edios si gro; sacar la propia utilidad de los m ales ajenos; esto, en un
niestros, obra sin escrúpulos; se crea convicciones a las que alto grado de aberración, puede ser digno de un gran carác
tiene derecho pero a ias que no se sujeta. La necesidad de te. ter que quiere dom inar sus sentimientos de com pasión y de
d e algo absoluto en el sí y en el no, e s una prueba de debili justicia.
dad; y toda debilidad es una debilidad de la voluntad. El
hom bre de fe. el creyente, es forzosam ente una especie de
h o m bre pequeño. Por ello resulta que la «libertad de pensa 959
m iento», es decir, la incredulidad com o instinto, resulta hasta
cierto punto una condición prelim inar de la grandeza. El hom bre, al contrario que los animales, incuba en sí una
El gran hom bre siente poder sobre un pueblo: sus coinci gran cantidad de instintos e impulsos contradictorios; en vir
dencias tem porales con un pueblo o con una época: este en tud de esta síntesis, es el dueño de la tierra. Las morales son
grandecim iento del sentim iento de sí m ism o com o «causa» \ la expresión de jerarquías, ¡ocalmente limitadas, en este
«voluntad» suele ser mal entendido, com o si fuese altruismo, m últiple mundo de los instintos; así que el hombre no perece
el gran hom bre se siente im pulsado a buscar m edios para co por sus contradicciones. Por consiguiente, un impulso que
m unicarse: todos los grandes hom bres son creadores de se dom ina debilita y refina su impulso opuesto, el cual estimula
m ejantes medios. Q uieren forjarse a sí m ism os en el seno de s la actividad del impulso principal.
grandes com unidades; quiere dar una sola forma a lo nuiln El más grande hombre debe lograr la mayor multiplicidad
pie y discordante; les excita la vinculación con el caos. de instintos, multiplicidad tan fuerte como él puede soportar.
630 F R IE D R I C H N 1 E T 7 .S C H K l.A VOLUNTAD DE PODER 631

En realidad, allí donde la planta del hombre resulla pode las grandes facultades humanas están fuera de toda relación
rosa, se encuentran instintos que chocan fuertemente ende con lo que este ha hecho por ellas o ha sacrificado o sufrido
sí, aunque sean refrenados (por ejemplo, bn Shakespeare). por ellas. Pero si se observa su prehistoria familiar, se des
cubre la historia de un enorme ahorro y acumulación de ca
pital de fuerza, mediante toda especie de renuncias, luchas,
960 trabajos, desarrollos. El gran hombre es grande porque ha
costado tanto y no porque exista como un milagro, como un
¿Es posible que no tengam os el derecho de incluir a todos don del cielo y del azar; la «transmisión hereditaria» es una
los grandes hom bres entre los m alos? En los casos especia noción falsa. Los antepasados han pagado los gastos de lo
les, resulta difícil dem ostrado. Con frecuencia les fue posi que un hombre es.
ble un perfecto juego del escondite, revistiendo los gestos y
las exterioridades de las grandes virtudes. Con frecuencia
honraron las virtudes con seriedad y con una apasionada du 963
reza contra sí mismos, pero con crueldad; esto engaña, visto
de lejos. Muchos fueron com prendidos falsam ente; no es P eligro de la m o d e stia .— L a ad a p ta ció n o b lig a d a a d e b e
raro que el gran deber exigiera a los m ism os grandes cuali res, a so cied ad es, a reg las d e trab a jo c o tid ia n a s e n q u e el
dades; por ejemplo, la justicia. Lo esencial es esto; los más ac aso n o s p o n e , e s u n a é p o c a e n q u e n o n u e s tr a fu e r z a
graneles tienen acaso grandes virtudes, pero entonces no tie ni n u estro ideal han en trad o en n u e stra c o n c ie n c ia a d ic ta rle
nen las cualidades opuestas. Yo creo que de la presencia de la ley; la p re c o z se g u rid a d , s a tisfa c c ió n y v u lg a rid a d d e
los contrarios y del sentimiento de estos nacen precisam ente co nciencia qu e con tal ad ap tació n se c o n sig u e , e ste p re m a
los grandes hombres, esos arcos fuertem ente tensos. turo contentarse que se insinúa en el esp íritu c o m o u n a lib e
ración de la inquietud interna y etern a y n o s v icia y n o s tien e
envilecidos del m o d o m ás absoluto; el ap re n d e r a v a lo ra r se
961
gún la m anera d e los «ig u ales» , co m o si no tu v ié ra m o s en
nosotros m ism os una m ed id a y un d ere ch o p ara fijar v alo res;
En el gran hombre, resultan más destacadas las cualida
el esfuerzo d e hacer v alo racio n es ig u ales co n tra la v o z in
des específicas de la vida: injusticia, mentira, explotación
terna del gusto, que es tam bién u na co n c ie n cia , to d o esto
Pero en cuanto obran como dominadores, su esencia es mal
llega a ser un terrible y sutil en cad en am ien to ; si n o te rm in a
entendida en sentido bueno y es interpretada com o buena
por crear una explosión, que obliga a sa lta r d e g o lp e to d o s
Tipo: Carlyle como intérprete.
los vínculos del am or y de la m oral, un esp íritu se m ejan te se
entristece, se em p equeñece, se afem ina, se m aterializa.
Lo contrario, aunque triste, resulta siem p re m ejo r; sufrir
962
del propio am biente el elogio y la censura; llegar a sen tirse
corno consecuencia ulcerado y herido; d efenderse, co n in v o
Por lo general, cualquier cosa vale lo que se paga por ella
luntaria desconfianza, del am or de quienes nos rodean; ap ren
Esta sentencia no vale cuando se toma al individuo aislado;
der a callar, disim ulando el silencio co n discursos; crearse
LA V O L U N T A D DK P O D E R 633
632 I R I h D R K t l N tE T Z S C H H

L os prim eros internan apoderarse del m undo existente o


ángulos y soledades no com prensibles para los m om entos en
pasado, resum iendo en signos m últiples acontecim ientos: a
q u e se q u ie re respirar, para los m o m en to s de las lágrim as
estos les im porta h acer visible, pensable, tangible, palpable,
y de los consuelos sublim es, m ientras se tenga la suficiente
lo que hasta entonces h a pasado: ponen en práctica la m isión
fuerza para decir: ¿Q ué es lo que tengo yo que v er con vos
del hom bre que consiste en aprovechar las cosas pasadas
otros?, y p ara trazarse su propio cam ino.
para su propio porvenir.
L os segundos, sin em bargo, son los que m andan: «¡Las
964 co sas deb en ser así!». En p rim era in stan cia, perfilan el
« hacia d ó n d e» y a « qué o b jeto » , la u tilid ad , lo qu e es útil
Los hom bres que equivalen a destinos, que se llevan a si al hom bre: disponen del trabajo preparatorio de los hom bres
m ism os com o destinos, toda la especie de los heroicos por de ciencia, y todo el saber es para ellos un inedio de crear.
tadores de pesos, ¡con qué gana descansarían en alguna cir Esta segunda clase de filósofos rara vez se da; y en realidad,
cunstancia de sí m ismos! ¡Qué necesidad tendrían de cora su condición y sus peligros son terribles. ¡Cuántas veces se
zones y de cerebros fuciles, para desembarazarse, por lo menos han vendado los ojos con el propósito de no ver el estrecho
durante algún tiempo, de Jo que fatalmente los oprime! Y ¡que espacio que los separa del abism o y de la muerte! Por ejem
inútilm ente tienen sed de todo esto!... Esperan; m iran por plo, Platón, cuando se persuadió de que el «bien», com o él
su propia cuenta todo lo que pasa; ninguno sale a su encuen lo q uería, no era el bien de Platón, sino el «bien en sí», el
tro con algo de com pasión y de pasión; nadie adivina en que teso ro etern o que un cierto h o m bre llam ado Platón había
m edida esperan... Finalm ente, finalm ente aprenden la pri encontrado en su propio cam ino. En form a bastante m ás
m era sabiduría de su vida: no esperar ya; y de repente, a con grosera, esta voluntad de ceg u era d eterm in a en los fu n d a
tinuación, la segunda: ser afables, ser modestos, soportar todo dores de religiones; su «tú debes» no suena en sus oídos
hora tras hora; soportar, en sum a, un poco de lo que ya so com o un «yo quiero»; se atreven a perseguir su deber com o
portaron. un m andam iento de un D ios; su legislación de los valores
es para ellos una carga soportable solo com o una «abnega
ción», com o una carga con la cual no se despedaza su con
6. El h o m b r e s u p e r io r c o m o l e g is l a d o r ciencia.
D E L P O R V E N IR A hora bien: cuando lo m ism o e! m edio de consuelo de
Platón que el de M ahom a se han desvanecido y ningún pen
Legislador del porvenir.— D espués de haber intentado sador puede permitir a su propia conciencia 1a hipótesis de
inútilm ente, durante m ucho tiempo, atribuir a la palabra «fi un «Dios» o de «valores eternos», la exigencia del legislador
lósofo» un sentido determ inado — por haber encontrado imí d e nuevos valores surge de un m odo nueve) y con un terror
ehos criterios contrarios— , concluí por señalar dos especies nunca igualado. D esde entonces, aquellos elegidos, ante
de filósofos: quienes com ienza a bosquejarse el presentimiento de sem e
jante deber, verán si pueden librarse de él con un salto late
1) Los que aceptan Ja realidad de una serie de valoracio
ral, com o a su m ayor peligro, «en un tiempo preciso»; por
nes (lógica o moralmente).
ejemplo, persuadiéndose de que el deber está ya cumplido.
2) Los que son legisladores de semejantes valoraciones.
634 F R IE D R I C H N 1H T Z .S C H F
LA V O L L N T A D DK P O D E R 635

o es insoluble o que no tienen espaldas bastante fuertes p a n 968


sem ejante peso, o que están sobrecargados con otros debe
res m ás urgentes, o tam bién que esta nueva form a de debn Ser objetivos, duros, firm es, severos en la realización de
es un a seducción, o una tentación, una desviación de todo-, un pensam iento, es cosa que los artistas hacen m ejor; p ero si
los deberes, una enferm edad, una especie de locura. A mu para h ac er esto alg u n o tiene n e c e sid a d de h o m b res (co m o
chos, en realidad, tal deber los descansa: a lo largo del ca el m a estro , el a rtista , etc.), en to n c e s la c a lm a y la fria ld a d
m ino de la historia se descubre la huella de sem ejantes des y la dureza desaparecen pronto. En caracteres co m o C ésar o
cansadores y de su m ala conciencia. Pero en ocasiones, esl< >s N apoleón se puede sospechar que trabajan « desinteresad a
hom bres fatales fueron cogidos por una hora liberadora, poi m ente» en su m árm ol, si bien sacrificaran a tal labor un nú
aquella hora otoñal de la m adurez, en la que tuvieron que ha m ero de hom bres. En este cam ino se en cu en tra el porvenir de
cer lo que no querían hacer: y el hecliíf de que antes tuvieron los hom bres m ás elevados: soportar la m ás grande resp o n sa
tanto terror se desprendió en ellos com o un fruto m aduro do bilidad sin derrum barse. H asta ahora fueron casi siem p re n e
un árbol, fácilm ente y sin que ellos lo pretendieran, com o un cesarias ilusiones de la inspiración para no perder por lo m e
hecho no arbitrario, casi com o un don. nos la creencia en su propio derecho y en su propia m ano.

966
969
FJ horizonte hum ano.— Se puede considerar a los filoso
fos com o personas que hacen extraordinarios esfuerzos pura ¿Por qué el filósofo se logra tan pocas veces? P orque e n
experim entar a qué altura puede elevarse el hombre, espe tre sus condiciones de éxito hay cualidades que, por lo co
cialm ente Platón: hasta dónde llega su fuerza. Pero lo hacen m ún, arruinan a un hom bre:
com o individuos; acaso fue más grande el instinto de los ce 1) Una enorm e m ultiplicidad de cualidades debe co n sti
sares, de los fundadores de Estados, etc., los cuales pensaban tuir' un com pendio del hom bre, de lodos sus deseos, altos y
cuán lejos puede ser im pulsado el hom bre en la evolución bajos; hay el peligro de la contradicción y del disgusto de sí
«en circunstancias favorables». Pero no com prenden lo sufi m ism o.
d e n te qué son las circunstancias favorables. Y de ahí la pre 2) El filósofo debe tener curiosidad de los d iversos as
gunta: ¿En qué lugares ha crecido más espléndidamente hasta pectos de las cosas: peligro de dispersarse.
ahora la planta «hombre»? Para responder se hace obligado 3) Debe ser equitativo y ju sto en el m ás alto sentido de
el estudio com parativo de la historia. estas palabras; pero tam bién profundo en el am or, en el odio
(y en la injusticia).
967 4) D ebe ser no solo espectador, sino legislador: juez y
juzgado (por ser un com pendio del m undo).
Un hecho, una obra, tienen una elocuencia nueva p a u 5) Debe ser extraordinariam ente vario y, sin em bargo,
cada época y para cada nueva especie de hombres. La hislo firme y duro. Debe ser plegable.
ría dice verdades siempre «nuevas».
636 FRIEDR/CH NIETZSCHE LA VOLUNTAD DE PODER 637

970 de la educación; a algunas naturalezas solo las hace avanzar


con el látigo de la burla; a otras, acaso —caracteres perezo
La verdadera misión, la .suprema misión de! filósofo (so sos, indecisos, miedosos, vanos—, con un elogio exagerado.
gún las palabras del anglosajón Alcuino) es: «prava corn Una educación .semejante está por encima del bien y del mal,
gere, et recta corrobare, et sancla sublimare». pero nadie debe saber esto.

971 974

El filó so fo n u ev o pu ed e su rg ir so la m e n te aliad o a una N o se d eb e « q u ere r» m e jo rar a los h o m b res, h ab larles con


casta d o m in an te, co m o la m ás alta esp iritu aliza ció n de la c u a lq u ie r m oral, c o m o si ex istieran « m o ralista s en sí» o una
m ism a. D ebe se n tir cerca de sí una gra* política: e! gobierno esp ecie ideal de h o m b res, sino q u e se d eb en c re a r situ a c io
d e la tierra: d eb e h ab er para esto absolu ta falta d e principio'. n es en las q u e sean n ecesario s h o m b res m ás fu ertes, los c u a
les, por su parte, te n g an necesid ad de una m o ral (o m ás c la
ram ente: de un a d iscip lin a co rp o ral y esp iritu al) q ue ios h ag a
972 fuertes, y, p o r consig u ien te, deban tenerla.
N o nos d eb em o s dejar seducir p o r ojos azules o p o r senos
P ensam iento fundam ental: los nuevos valores deben sei turgentes; la gran d eza del alm a en sí no tiene n ad a de ro
an tes qu e nada creados; este deb er no se nos puede discul m ántico, Y lo qu e es peor: nada d e am able.
par. El filósofo debe convertirse para nosotros en un legisla
dor. N uevas especies de hom bres. (C óm o han sido educados
hasta ahora las especies m ás elevadas — p o r ejem plo, los 975
g riegos— : desear conscientem ente este género de «acaso».)
De los guerreros se debe aprender: I ) A p o n er la m uerte
cerca de los intereses por que .se com bate; esto nos hace h o
973 norables; 2) Se debe aprender a sacrificar m uchos hom bres
y a dar bastante peso a la propia causa para no ahorrar los
A dm itiendo que se considere a un filósofo com o un gran hom bres; 3) A conservar una fin n e disciplina, y en la guerra,
educador bastante poderoso para elevar hasta sí, desde una a perm itirse la violencia y la astucia.
altura solitaria, una larga cadena de generaciones, también
se le deben conceder los extraordinarios privilegios del gran
educador. Un educador no dice nunca lo que piensa, sin o 976
solo lo que piensa de algo relacionado con la utilidad <l<
aquel a quien educa. En esta disimulación no puede ser adi La educación en aquellas virtudes de señores que saben
viñado: de su maestría depende el que se crea en su sinccn dom inar incluso la benevolencia y la com pasión: las grandes
dad. Debe ser capaz de todos los medios de la disciplina \ virtudes del educador («perdonen a los propios enem igos»
638 F R IK Ü R IC H N IE T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 639

es ridículo), ¡levar a un alto grado de pasión del crear y no ción con que todos los m ediocres de espíritu se ocupan de él,
desbastare! márm ol. La posición de excepción y de poder de creyendo que tienen absoluto derecho a hacerlo. Para los
aquellas criaturas (confrontada con la de los principios que hom bres de este incom prensible aislam iento es necesario
hasta ahora han existido): el cesar rom ano con el alm a de em bozarse valerosa y cordialm ente en el m anto de una sole
Cristo. dad exterior y vasta; esto form a parte d e su sabiduría. Hoy
serán necesarios incluso la astucia y el disfraz para que se
conserve un hom bre de este género, para que sobrenade en
977 | las rápidas ondas del tiem po, que le arrastren al fondo. Toda
tentativa de resistir en el presente y con el presente, toda esta
N unca se debe separar la grandeza del alm a de la gran aproximación a estos hombres y fines del hoy, deberá expiar
deza intelectual. Porque aquella implica independencia; pero las el solitario com o su propio pecado: y podrá adm irar es
esta no es perm itida sin grandeza iníelectual; provoca abu tupefacto la oculta sabiduría de su naturaleza, que en todas
sos hasta con ¡a (acuitad de hacer el bien y con el ejercicio estas tentativas lo reclam a para sí m ediante la enferm edad y
de la justicia. Los espíritus pequeños deben obedecer; por la desgracia.
consiguiente, no pueden tener entre sus virtudes la de la
grandeza.
979

978 «M aledetto coliu che contrista uno spirito inmortal.»

Al hom bre filósofo superior que tiene en torno suyo la so M a n z o n i (// come di Carnuiaiiola, acto 11)
ledad, no porque quiera estar solo, sino porque es algo ini
gualable, ¡qué peligros y sufrimientos nuevos le serán ahorra
dos en estos tiem pos, que se ha perdido la fe en la jerarquía 980
y, por consiguiente, no se sabe honrar ni com prender aquí-
lia soledad! En otro tiempo, el sabio se santificaba casi por La m ás extraña y elevada figura del hom bre casi nunca
la conciencia de la m ultitud con semejante apartamiento, se logra: así, la historia de la filosofía nos brinda una gran
hoy el solitario se ve com o envuelto en una nube de turbias cantidad de nial logrados, de casos fallidos y de procesos ex
dudas y sospechas. Y no solo por parte de los envidiosos \ traordinariam ente lentos; entre un progreso y otro transcu-
de los miserables: tiene que sentir también el desconocí | rren m ilenios enteros que destruyen lo que ya se había lo-
miento, la negligencia y la superficialidad en toda benevo I grado; la conexión se interrumpe con enorme frecuencia. Es
lencia que se le manifiesta, conoce la perfidia de la eompo | una triste historia, la historia del hom bre superior, del sabio.
sición mezquina, que se cree santa y buena cuando traía «!«• Más dam nificada es precisam ente la m em oria de los grandes,
«salvar» al solidario de sí mismo, incluso ofreciéndole m u porque los mal logrados y los logrados a medias la descono-
posición más cóm oda o una sociedad más ordinaria y m.r } cen y la hum illan con sus «éxitos». Siem pre que el «efecto»
confiada; debe adm irar el inconsciente instinto de destuu se muestra, aparece en escena una m asa plebeya; el coloquio
640 FRIEDRIC H N1ETZSCHE
LA V O L U N T A D D E P O D E R 641

d e los pequeños y los pobres de espíritu es un terrible inm v


983
rio para los oídos de quien advierte con estupor que el destino
de la hum anidad consiste en el éxito de su tipo m ás repiv O lv id ab a d ecir qu e sem ejantes filó so fo s son m uy seren o s
sentatívo. D esde m uy joven he m editado en las condicione', y tienen su sede v o lu n taria en las p ro fu n d id ad es de un cielo
de existencia del sabio, y no quiero ocultar en este m om ento com pletam ente claro: tienen n ecesid ad de otros m ed io s para
mi serena convicción de que el sabio vuelve a ser posible soportar la vida que los hom bres restantes, al sufrir de otro
ahora en Europa, quizá por poco tiem po. m odo (o sea, tanto por la profu n d id ad d e su d esp recio de los
hom bres com o p o r su a m o r a ellos). El anim al terreno que
m ás sufre fue el inventor de la «risa».
981

Estos nuevos filósofos inician su tarea exponiendo la d a


984
tiva jerarquía y diversidad del valor de los hom bres; quieren
precisam ente, cosa curiosa, lo contrario de una asimilación El error de la «serenidad». Se trata de un aliv io tem poral
en todos los sentidos, abren abism os com o jam ás los hubo, de una larga tensión: la petulancia, las saturnales de un espí
quieren que el hom bre llegue a ser más m alo de lo que lia ritu que se co nsagra y se prepara a largas y terribles d ecisio
sido nunca. M ientras tanto, viven extrañados y desconocidos nes. El «loco» en fo rm a de «ciencia».
el uno del otro. Por tantas razones les será obligado vivir so
los y ponerse caretas; por consiguiente, serán poco capaces
de encontrar sus iguales. Vivirán aislados y probablemente
985
conocerán los martirios de las siete soledades. Y en el caso de
encontrarse, es casi seguro que. o se desconocerían, o se en La nueva jerarq u ía de los espíritus excluye, com o si d ijé
ganarían mutuamente. ram os, de la prim era fila a las naturalezas trágicas.

982
986

«Les philosophes ne sont pas faits pour s ’aimer. Les aigles j A mí me consuela saber que sobre los vapores y el cieno
ne volent point en eom pagnie. II faut laisser cela aux peí . de la vileza hum ana hay una hum anidad m ás elevada, m ás
drix, aux étourneaux. Planer au-dessus et avoir des grifles. j «clara», cuantitativam ente pequeña (porque todo lo excelente
viola le lot des grands génies.» es contado por naturaleza); se pertenece a ella, no porque se
ÜAUAM esté mejor dotado y se sea m ás virtuoso o m ás heroico o m ás
am oroso que los hom bres descalificados, sino porque se es
más frío, más claro, m ás penetrante, m ás solitario; porque en
i el fondo se soporta la soledad, se quiere la soledad, se exige
la m ism a com o felicidad, privilegio y hasta condición de la
642 f-R IE D R IC H N I E T /.S C H E L A V O L U N T A D D E P O D I iR 643

existencia: porque se vive entre nubes y relám pagos conm 989


entre iguales, pero también entre rayos de sol. gotas de rocín,
copos de nieve y todo lo que necesariam ente cae de lo aliu El hom bre sublim e tiene un valo r su p rem o , aun cu an d o
y, si se mueve uno, se mueve eternamente en la dirección di sea totalm ente delicado y frágil, porque una cantidad de c o
atriba abajo. Aspirar a lo alto 110 es cosa nuestra. Los héroes sas bastante difíciles y raras fue cu ltiv a d a y m an ten id a en
mártires, genios y entusiastas no son bastante calmosos, pa unión por m uchas generaciones.
cientes, finos, fríos y lentos para nosotros.

990
987
r Yo predico que hay hom bres su p erio res e inferiores, y que
Condición absoluta: que los sentim ientos de valor s o n en algunas circunstancias, un individuo ju stifica y resum e la
distintos arriba que abajo: que a los inferiores les falta in l'i existencia de m ilenios enteros. M e refiero, claro está, a un
nita experiencia; que de abajo arriba es tan inevitable conm hom bre m ás com pleto, m ás rico, m ás en tero con relación a
lógica la incomprensión. innum erables hom bres fragm entarios, incom pletos.

9XX 991

¿Cómo llegan los hombres a conseguir una gran tuerza \ M ás allá de los dom inadores, desligados de lodo vínculo,
a alcanzar una gran misión? Toda virtud y capacidad di ! viven los grandes hom bres: y en los d o m in ad o s tienen sus
cuerpo y del alma lia sido adquirida con fatiga y detallada instrum entos.
mente, mediante entusiasmo, dominio personal, limitaciones;
mediante muchas y fieles repeticiones de los m ism os traba
992
jos. de las mismas renuncias: pero hay hombres que son l o s
herederos y los señores de esta riqueza de virtud y de capad
Jerarquía: el que determ ina los valores y guía la volu n tad
dad lentamente adquirida y múltiple, porque, en virtud di-
de m ilenios, dirigiendo las naturalezas m ás elevadas, es el
matrimonios afortunados, y también como consecuencia de
hom bre m ás elevado.
casos fortuitos, las fuerzas adquiridas y acumuladas por mu
chas generaciones no fueron disipadas y dispersadas, siin>
reunidas por un círculo y por una voluntad firmísima. Final 993
mente, aparece un hombre, prodigioso por su fuerza, que de
sea asumir una misión prodigiosa: porque nuestra fuerza es la Yo creo que h e adivinado algo del alm a del h o m b re su
que dispone de nosotros; y el miserable juego espiritual de 11 perior; es posible que el que lo adivina, perezca; p ero quien
nes e intenciones y motivos es solo una apariencia, aunque •I lo ha visto, debe poner todo lo que pueda de su parte porque
los ojos débiles vean en él lo que realmente es. sea «posible».
644 F R IE D R I C H N IE 'rZ S C 'H E LA V O LU N TA D D E PO D ER 645

Pensam iento fundam ental: hay que tom ar el porvcim viene el estím u lo , lo q u e q u iere, y n o se su je ta ; se e n c u e n tra
com o criterio de toda nuestra valoración, y no buscar cie>iin> siem pre en su so cied ad , ya se o c u p e d e lib ro s, d e h o m b re s o
de nosotros las leyes de nuestra acción. de paisajes; h o n ra al elegir, al perm itir, al te n e r co n fia n za .

994 997

El objetivo no es la «hum anidad», sino el superhom bre A dquirir un a elev ació n y un a p e rsp e c tiv a de la o b se rv a
ción para co m p re n d er q u e to d o se d e sa rro lla c o m o d eb e d e s
arrollarse; que to d a esp ecie de « im p e rfe cc ió n » y los su fri
9 9 5 r m ientos qu e esta p ro d u ce fo rm an p arte d e las co sas q u e m ás
deben desearse.
«Come l'uom s ’etem a...»
« In f» , XV. 8 s
998

II H acia el año 1K76 p adecí la an g u stia d e v er c o m p ro m e


tida toda la voluntad de que hasta en to n ce s e ra d u eño ; fue
DIONISO entonces cuando co m p ren d í ad o n d e q u e ría lleg ar W agner, a
quien m e sentía sólidam ente ligado, p o r to d o s los v ín cu lo s
996 de la profunda unidad d e n ecesid ad es, del reco n o cim ien to ,
de la im posibilidad de sustituir lo y del v acío ab so lu to qu e
Dediquemos este libro al hombre «bien logrado», porque advertía co m o horizonte.
hace bien a mi corazón y está tallado to m o en recia madera, Por esa época m e sentí irrem ed iab lem en te ap risio n ad o
en madera preciosa y perfumada, en el cual hasta mi nari/ por mi filología y m i actividad de profesor, lo qu e co n stitu ía
encuentra placer. un acaso y una necesidad de arbitrar recursos p ara la Mida:
A él le gusta lo que es útil; su placer por algo concluye no sabía cóm o salir del atolladero, sin tién d o m e cansado,
cuando la medida de la utilidad se supera; adivina los reme consum ido, inutilizado.
dios contra los danos parciales: pava él las enfermedades s<>ii En aquel tiem po com prendí que m i instinto quería llev ar
grandes estimulantes de la vida; sabe utilizar sus adversión a cabo todo lo contrario de lo que h ab ía pretendido el ins
des; se hace más fuerte, en virtud de los casos adversos que tinto de Schopenhauer: llegar a una ju stificació n de la vida,
amenazan destruirlo; de todo lo que ve, de todo lo que oye \ aun en lo que esta tiene de m ás terrible, d udoso y engañoso;
vive, aprovecha instintivamente algo en favor de su caus.i I con tal objeto yo había echado m ano de la fo rm u la de lo
principal, sigue un principio de selección, deja caer mucha', | «dionisíaco.
cosas; reacciona con la lentitud que una larga prudencia \ 'I C ontra la afirm ación de que un «en sí de las cosas» es ne-
una fiereza voluntaria le han proporcionado, sabe de d ó n d e k cesariam ente bueno, feliz ' ' ¡’ r 1 • v ■ h interpretación
F R IE D R IC H N I E V /.S O IF. LA V O L U N T A D P E PO D EK 647
646

schopenhaueriana del «en sí>> com o voluntad que coastiiinv pueden invertir los valores cuando existe una tensión cié nue
un progreso esencial. Pero S chopenhauer no supo dív/m /.n vas necesidades, de gentes que tienen nuevas necesidades,
esta voluntad; se atuvo al ideal crístíanonioral. Schopenhatiei que sufren el agobio cié los viejos valores sin tener concien
se encontraba tan presionado por los valores cristianos', que cia de ello.
cuando la cosa en sí no fuera para él «Dios», la considero
como algo abyecto, estúpido, absolutam ente ap ro b a b le. N<> 1002
comprendió nunca que puede haber m uchísim as m aneras del
ser diversamente y hasta muchas maneras de ser Dios. P u n to de vista p a ra m is valores. ¿ S e o b r a p o r a b u n d a n c ia
o p o r d eseo ? ¿S e m iro so la m e n te o se p o n e m a n o a la o b r a ?
¿O se tuerce la m irada y se aparta? ¿S e o b ra p o r fu e rz a a c u m u
999 r lada. « esp o n tán e am e n te » , o se sie n te u n o e s tim u la d o o e x c i
tado cié un m o d o sim p lem en te re a c tiv o ? ¿ S e es s im p le p o r
¿Habrá alguien que ponga en duda que, hasta hoy, los va p o b reza d e ele m e n to s o se o b ra p o r p re p o n d e ra n te d o m in io
lores morales han sido los valores suprem os...? La prueba es sobre un gran núm ero, hasta p o n er este g ra n n ú m e ro al p ro p io
que si desplazamos estos valores, alteram os todo el mundo servicio cu an d o se tiene n ec esid ad d e e llo ? ¿ S e e s p ro b le m a
de los valores: e invertimos el principio hasta ahora adm itido o solución? ¿Se es perfecto po r un p e q u e ñ o d e b e r o im p e r
de su jerarquía. fecto por el c a rá c te r e x tra o rd in a rio d e u n fin ? ¿ S e e s p u r o
o com ediante? Y ya co m o co m ed ia n te , ¿se e s u n sim u la d o r,
1000 un representante, o se es la m ism a c o sa re p re s e n ta d a ? ¿ S e es
u n a «persona» o sim p lem en te c o m o un lu g a r d e re u n ió n d e
Invertir los valores,— ¿A qué nos conduciría? Deben personas? ¿Se es en fe rm o p o r e n fe rm e d a d o p o r e x c e s o d e
existir todos los movimientos espontáneos, los nuevos, fuer salud'? ¿Se actúa co m o un « p asto r» , c o m o un « h o m b re d e
¡es. del porvenir: pero hoy se encuentran todavía con nom excepción», o co m o un « d eserto r» en te rc era in sta n c ia ?
bres falsos y valoraciones falsas y no han adquirido aún ¿Existe necesidad de «dignidad» o de p a y a so s? ¿ S e b u sc a la
conciencia de sí mismos. resistencia o se ev ita? ¿S e es im p e rfe cto p o r d e m a s ia d o p re
Queremos obtener una valerosa conciencia y afirmación coz o por dem asiado tardío'? ¿Se d ic e p o r carácter, sí, o se
de lo que hemos conseguido: deseamos desembarazamos dice no, o se co n vierte cu alq u iera en p a v o d e p lu m a s m u lti
del hábito de las valoraciones antiguas que nos desvaloran colores? ¿Se es lo suficientem ente o rg u llo so p ara n o a v e r
en las cosas mejores y más fuertes conseguidas hasta ahora gonzarse ni de la propia v anidad? ¿S e e s aú n c a p a z d e r e
por nosotros. m ordim ientos ? (Esta últim a especie resu lta m u y rara: en o tro
tiem po la conciencia tenía m u ch as co sas q u e roer: p a re c e se r
que ahora no tiene dientes su ficien tes p ara realizar su c o m e
1001 tido.) ¿.Somos capaces d e afrontar un deber...? (H ay p erso n a s
que perderían todo el resto de su alegría de v iv ir si se d ejaran
Toda doctrina para la cual no se tiene ya acumulada toda arrebatar el deber: particularm ente los afe m in ad o s, los q u e
la tuerza y la materia explosiva necesaria, es superflua. Se nacieron para súbditos.)
648 F R tE O R I C H N I E T Z S C H E L.A V O L U N T A D D E P O D E R 649

1003 1006

Suponiendo que nuestra concepción del m undo fuese A nte la salud y la te n d en c ia d e las en fe rm e d ad e s, ¡ se a
errónea, ¿se podría concebir una perfección dentro de Ja cual m os prudente! N o solo hay q u e ten er en cu e n ta la flo ració n
los errores fueran sancionados? corporal, la agilidad, el v alo r y la se ren id ad del esp íritu , sin o
Concepción de una nueva perfección: lo que no responde el grado de en ferm edad q u e se es c a p a z de so p o rtar y su p e
a nuestra lógica, a nuestro «bello», a nuestro «bueno», a rar. pues todo ello puede sanarnos. A q u ello por lo que p u e
nuestro «verdadero», podría, en un sentido superior al de den arruinarse los h o m b res m ás d elica d o s fo rm a parte de los
nuestro m ism o idea), ser perfecto. m edios estim ulantes d e la gran salud.

1004
1007

Nuestra gran modestia: no divinizar lo desconocido: nos


Se trata solo de un problem a de fuerza: ten er to dos los
otros com enzam os precisam ente a saber poco. Se (rata de es
rasgos m orbosos del siglo y regularlos d en tro de una riq u í
fuerzos falsos y desperdigados.
sim a fuerza plástica reconstructiva. El hom bre fuerte.
Nuestro «nuevo mundo»: nosotros debemos darnos cuenta
hasta qué punto somos los creadores de nuestros sentimientos
de valor; por consiguiente, poder poner un sentido en la his
100X
toria.
S
Esta creencia en la verdad llega en nosotros hasta su úl
i La fu e rza d el siglo x /x.— N osotros no .somos curiosos, ni
tim a consecuencia: vosotros sabéis cóm o suena esta: si, en
m ás preocupados p o r lo raro y extraño, sino m ás m edievales
general, hay algo que ado rares la apariencia la que debe ser
que los hom bres del siglo xvm . N osotros nos hem os rebe
adorada; ¡la mentira, y no la verdad, es lo divino!
lado contra la revolución... H em os superado el m iedo de la
raison — espectro del siglo xvm — y de nuevo nos atrevem os
1005 a ser absurdos, pueriles, líricos; quizá, en una palabra, « so
m os m úsicos». En consecuencia, tam p o co ten em o s m iedo al
Quien fomenta el racionalismo presta fuerzas nuevas al ridículo y al absurdo. El diablo encuentra en su favor la to-
poder antagónico; es decir, a toda clase de m isticism o y 1 lerancia de Dios; aún m ás, tiene un interés en calidad de des-
locura. I conocido y calum niado desde la A ntigüedad; nosotros som os
En todo movimiento debe distinguirse: 1) La parte de com o los salvadores del honor del diablo.
cansancio implícita de un movim iento anterior (saciedad de Nosotros no separam os ya la grandeza de lo terrible. N os
este, malignidad de los débiles contra eJ mismo, enferm e otros m ezclam os las cosas en su com plejidad con ¡as peores;
dad); 2) En parte es una fuerza que se ha despertado, después hem os superado lo que una vez fue absurdam ente «deseable»
de vivir aletargada durante mucho tiempo, gozosa, petulante, *| (el de.seo de que aum entase el bien sin que aum entase el mal),
violenta: es salud. í Se ha desvanecido la cobardía ante el ideal del Renacim iento;
65 0 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E L.A V O L U N T A D D E P O D E R 651

incluso aspiram os a las costum bres del R enacim iento. Al 1010


m ism o tiem po ha acabado la intolerancia para con el sacer
dote y la Iglesia; «es inm oral creer en D ios»; pero precisa En lugar del « h om bre de la N aturaleza» de R ousseau, el
m ente la inm oralidad es para nosotros la m ejor fo rm a de jus siglo x ix h a descubierto un a nu ev a fig u ra de «hom bre»; tuvo
tificación de esta creencia. este valor. En conjunto, le ha cabido hasta cierto punto el
C on todo esto hem os dad o un paso hacia nosotros mis m érito de resucitar el concepto cristiano d e «hom bre». Lo
m os. N o tenem os ya m iedo del reverso de las cosas buenas que nadie tuvo valor de hacer fue aprobar precisam ente este
(lo buscam os: som os bastante valerosos y curiosos para bus hom bre en sí y ver encam ado en él el porvenir de la h u m a
cario); por ejem plo, buscam os el reverso del helenism o, de nidad. Por otra parte, nadie ha enfocado el aum ento de la te
la m oral, del buen gusto (hacem os el cálculo de las pérdidas rribilidad del hom bre com o un fenóm eno accesorio de todo
que se hacen con tales preciosism os: nos volvem os casi po aum ento de civilización; en esto siem pre nos hem os sentido
bres pagando tan altos precios). Y casi nunca se nos oculta vinculados al ideal cristiano y nos h em os pronunciado por él
el revés de las cosas «m alas». r contra el paganism o, y tam bién contra el concepto de virtud
del R enacim iento. Sin em bargo, por este procedim iento, no
conseguim os la llave de la civilización; y. en la práctica, nos
1009 atenem os a la falsa m oneda de la historia en favor del «hom
bre bueno» (com o si este fuese solam ente el progreso del
L o que h o n ro .— Si hay alguna cosa que honra es esta: hom bre) y al ideal socialista (residuo del cristianism o y de
nosotros hem os puesto la seriedad en otra parle: hem os dado Rousseau en un estilo cristianizado).
valor a las cosas bajas, despreciadas por todas las épocas y La lucha contra el siglo xvui; los vencedores de este siglo
dejadas a un lado, y, por el contrario, hacem os poco caso de fueron G oethe y N apoleón. Tam bién Schopenhauer com bate
los «bellos sentim ientos». contra aquel siglo; pero vuelve involuntariam ente al siglo
¿H ubo, acaso, un error m ás peligroso que el desprecio del ; xvit; es un Pascal m oderno, con valoraciones pascalinas y
cuerpo? Con sem ejante desprecio se condenó a la intelec sin cristianism o. Schopenhauer no era lo suficientem ente
tualidad a enferm ar, a los vapeurs del «idealismo». fuerte para dar un nuevo «sí».
Todo lo que ha sido pensado por los cristianos y por los N apoleón; en él está com prendida la necesaria conexión
idealistas no tiene pies ni cabeza; nosotros som os m ás radi del hom bre superior y del hom bre terrible. El «hom bre» es
cales. H em os descubierto que el «m undo pequeño» es el que reconstruido; a la m ujer se le concede el debido tributo de
decide en últim o término. desprecio y de miedo. La «totalidad» es considerada com o
Al desear calles bien cuidadas, aire puro en las habitacio sanidad y actividad altísim a; de nuevo es descubierta la lí-
nes, alim entación racional, hacem os recaer nuestra atención I nea recta, el grande estilo en la acción; el m ás poderoso
en todas las necesidades de la existencia, y despreciam os la ■ instinto, el de la vida m ism a, la avidez de dom inio, se afir
mentalidad de las «bellas almas» com o una especie de «ligc m a así.
reza y frivolidad».
Lo hasta hora despreciado se sitúa por nosotros en pi i •I
m era línea.
i
652 F R IE D R IC H N 1K T Z S C H E t.A V O L U N T A D D E P O D E R 653

IOI I A hora bien: toda la historia de la civilización nos m uestra


un d e c re c e r del m iedo al acaso, a lo incierto, a lo incierto,
(R e v u e d e s deu.x m o n d es, 15 de febrero d e 1887. Taine so a lo im p rev isto . La civ ilizació n consiste precisam ente en
bre N a p o le ó n .) B ru sc am e n te se d esarrolla la «faculté mai a p re n d er a calcular, a p en sar las causas, a prevenir, a creer
tresse» ; el artista, e n c errad o en el h o m bre político, sale fuera en la necesidad. C on el auge de la civilización, el hombre
d e « s a g aíne»; cre a « d an s l'id e al et l ’im possible». S e le va puede prescindir de aquella form a prim itiva de sujeción al
lo ra p o r lo q u e es: el h erm a n o postu m o de D ante y de M i m al (conocida por religión o por m oral), de aquella «justifi
g u el A n g el; y, en realidad, p o r los firm es contornos de su vi cación del mal».
sión, p o r la intensidad, co h eren cia y lógica íntim a de su En la actualidad el hom bre hace la guerra al mal: lo su
su eñ o , p o r la p ro fu n d id a d de sus m editaciones y la sobrehu prim e. Seguram ente será posible una situación de senti
m a n a g ran d e za de su concepción, es su pareja y «leur égal: m iento de seguridad, de creencia en la ley y en el cálculo,
son g en ie á la m ém e taille et la m ém c structure; il est un des que desborde de la conciencia, en que el gusto por el azar, de
troi esp rits so u v erain s de la renaissance itaíienne». lo incierto y de lo im provisto cree un prurito.
« N o ta bene»; D ante, M iguel Á ngel, N apoleón. A justém onos por un m om ento a este síntoma de civili
zación superior; yo lo considero el pesim ism o de la fuerza.
En este caso, el hom bre no tiene ya urgencia de una «justifi
1012 cación del mal», puesto que quizá tenga prevención a «jus
tificar»; goza el mal puro y crudo; entiende que el mal sin
E l p esim ism o de la fu e r z a .— La econom ía espiritual del sentido es doblem ente interesante. Si antes tuvo necesidad
ho m b re p rim itiv o está presidida por el m iedo del m al. ¿Que de un Dios, ahora le fascina un desorden universal sin Dios,
es el m al? T res clases de cosas: el acaso, la incertidum bre. lo un m undo de acasos, de cuya esencia form a parte lo terrible,
im previsto. ¿C óm o com b ate el mal el hom bre prim itivo? Lo lo enigm ático, lo que seduce...
co n c ib e co m o una razón, un poder, hasta com o una persona. En semejante situación, lo que hay que justificar precisa
C o n ello adquiere la posibilidad de fu m ar con aquel poder, mente es el bien; el bien debe tener un fundamento malo y pe
co n aq u ella persona, una especie de contrato y, en general, ligroso o encerrar en sí una gran estupidez: en tal caso, gusta
de o b rar con previsión, de prevenir el mal. más. Actualmente, la animalidad no provoca terror; una petu
O tro criterio m antiene que sostener la perfidia y lo nocivo lancia rica de ingenio y feliz, que resulta partidaria de lo que
del m al solo es una apariencia. Se interpretan com o benévo hay de animal en el hombre, es la forma más distinguida de la
las y plenas d e sentido las consecuencias del acaso, de la in intelectualidad. De ahora en adelante el hombre es bastante
certidum bre, de lo im previsto. fuerte para poder avergonzarse de creer en Dios; hoy puede de
Se interpreta por otra parte el mal com o «m erecido», jus nuevo sostener la paite del advocatus diaboli. Si en la práctica
tificándolo, considerándolo com o un castigo. recomienda la conservación de la virtud, lo hace por razones
En sum a: com o co n secuencia de una interpretación mo que dan a conocer en la virtud una finura, una bribonería, una
ral religiosa, nos sujetam os al m al, por creer que en el mal forma de avidez de ganancia y de poder.
hay alg o co m o positivo que ju stifica la renuncia a comb;i Este mismo pesimismo de la fuerza termina en teodicea,
tirio. o sea en una absoluta afirmación del mundo; pero por las
654 F R IK D R IC H N I E T Z S C H E LA V O L U N T A D D E PO D ER 655

m ism as razones por que una vez se negara el m undo: y, poi porque nosotros m ism os som os, entre otras cosas, en ig m áti
consiguiente, term ina concibiendo este m undo com o el más cos y espantosos: lo dionisíaco en la voluntad, en el espíritu,
alto ideal posible, efectivam ente realizado. en el gusto.

1013 M IS C IN C O «N O »

Principales clases de pesim ism o:


1014
El pesim ism o de la sensibilidad (la excesiva excitabilidad
con preponderancia de los sentim ientos de desplacer). 1) Mi lucha contra el sentim iento de culpa y la m ezcla
El pesm ism o de las «voluntades no libres» (o, en otros tér del concepto de castigo al m undo físico y m etafísico, así
m inos, la falta de f uerza de inhibición contra los estímulos). com o a la psicología y a la interpretación de la historia. Vi
El pesim ism o de la duda (el horror d i todo lo que es fijo, sión de la m oralidad de todas las filosofías y valoraciones
sobre todo del tom ar y del tocar). que hasta ahora han existido.
Los estados de ánim o consiguientes se pueden observar 2) Mi nuevo exam en y mi identificación del ideal tradi
todos ellos en los m anicom ios, aunque en un plano forzosa cional. del cristianism o, aun allí donde se ha elim inado co m
m ente exagerado. A sí también se puede observar el «nihi pletam ente la form a dogm ática del cristianism o. Lo peli
lismo» (el sentim iento roedor de la «nada»). groso del ideal cristiano se encuentra en sus sentim ientos de
Pero ¿cual es el puesto del pesim ism o moral de Pascal, valor, en lo que puede echar de menos una expresión sensi
del pesim ism o m etafísico de la filosofía de los Vedanta, del ble: mi lucha contra el cristianism o latente (por ejem plo, en
pesim ism o social de los anarquistas (o de Shelley), del pesi la m úsica, en el socialismo).
m ism o de la com pasión (com o el de Tolstoi o el de Vigny)? 3) Mi lucha contra el siglo xvm de Rousseau, contra su
Todos estos, ¿no son fenóm enos representativos de una «naturaleza», su «hom bre bueno», su creencia en el dom inio
decadencia, de una enferm edad? La excesiva importancia del sentimiento, contra el reblandecimiento, la debilitación,
atribuida a los valores morales o a las ficciones del «mas la m oralización del hombre: un ideal que nació por el odio a
allá» o a las miserias sociales o a los sufrimientos en gene la cultura aristocrática y prácticamente constituye el dom i
ral, toda posible exageración de cualquier respetable punto nio de los sentim ientos desmandados del rencor, inventado
de vista es ya un síntoma de enfermedad. E igualmente el com o estandarte para la lucha (la m oralidad de los senti
predom inio del «no» sobre el «sí». m ientos de culpa entre los cristianos, la m oralidad del rencor
Una confusión de la que hay que huir: no hay que con constituye un gesto plebeyo).
fundir con estas clases de pesim ism o la alegría del decir 4) Mi lucha contra el romanticismo, en el que confluyen
«no» y hacer «no» derivada de una evidente fuerza y tensión los ideales cristianos y los de Rousseau, con una cierta nos
de la afirmación, propia de todos los hombres y las épocas talgia del tiem po antiguo de la civilización seudoaristocrá-
poderosas y ricas. Se trata, por así decirlo, de un lujo, y tam tica. de la «virtud», del «hombre fuerte», algo extraordina
bién de una forma de valor que se opone a lo que es terrible: riamente híbrido; una especie falsa e imitada de humanidad
una sim patía por lo espantoso y lo enigmático, que se siento más vigorosa, que estim a las situaciones extrem as en gene
F R IE D R I C H N lh T Z S C H E L A V O L U N T A D DK P O O F .R 657
656

ral y ve en ellas e) síntom a de la fuerza (culto de la pasión, El progreso es el fortalecim iento del tipo, la capacidad de
una im itación de las form as expresivas, un furor expresivo gran voluntad: todo lo dem ás es error y peligro.
no por abundancia, sino por defecto). Ciertas cosas nacieron
en el siglo xix de una relativa abundancia, con placer: la mu
1017
sica serena, etc: entre poetas, por ejem plo, S lifter y G odo
fredo Keller son signos de m ayor fuerza, de m ás íntimo bien
Un periodo en que la vieja m ascarada y el aspecto moral
estar, que... La gran técnica e inventiva, las ciencias naturales,
de las pasiones produce repugnancia, en que se busque la
la historia (?), son productos derivados de la fuerza, de la
N aturaleza desnuda: en que la cantidad de poder es sim ple
confianza en sí, propia del siglo decim onono.
m ente atribuida com o decisiva (esto es. com o determ inadora
5) Mi lucha contra la preponderancia de los instintos del
del rango), en el que resurge el gran estilo, com o conse
rebaño, desde que la ciencia ha hechí) causa com ún con
cuencia de la pasión.
ellos; contra el íntimo odio con que se trata todo género de
jerarquía y de distancia.
1018

1015 Tom ar a su propio servicio cada cosa terrible, singular


m ente, gradualm ente, en forma de tentativa; así lo quiere el
De la presión de la plenitud, de la tensión de fuerzas que deber de la cultura; pero m ientras esta no sea lo suficiente
constantem ente crecen en nosotros y no saben todavía sacri m ente fuerte para hacer esto, debe com batir las cosas terri
ficarse, se deriva un estado de ánim o parecido al que precede bles, moderarlas, velarlas y hasta m aldecirlas.
a un huracán: aquella naturaleza, que es la nuestra, se osen D ondequiera que una cultura pone el mal, expresa por
rece. También esto es «pesimism o»... Una doctrina que pone este hecho una relación de miedo, o sea. una debilidad.
fin a tal estado de ánimo m andando alguna cosa, una trans Tesis: todo bien es un mal auténtico hecho útil. Criterio:
m utación de los valores, en virtud de la cual se m uestra un cuanto más terrible y grandes son las pasiones que una
cam ino y una meta a las fuerzas acumuladas, así que estallan época, un pueblo o un individuo se permiten, tanto m ás alta
en fulgores y en acciones, no tiene de ningún m odo necesi es su civilización; cuanto más mediocre, débil, perezoso es
dad de ser una doctrina de felicidad; extendiendo una fuer/a un hombre, verá el mal en tanto m ayor núm ero de cosas. El
que estaba com prim ida y ahogada hasta producir tormento, hombre más vil ve en todas partes el reino del mal (esto es,
aquella doctrina añade la felicidad. de aquello que le es prohibido y ie resulta hostil).

1016 1019

La alegría brota donde existe el sentimiento de poder. No es que «la felicidad sea una consecuencia de la vir-
La felicidad consiste en la conciencia del poder y de la I tud», es que el más poderoso establece precisam ente com o
victoria que ha llegado a imponerse. virtud su estado de ánimo feliz.
658 F R IE D R IC H N I K T '/S C H E
L A V O L U N T A D DF. P O D E R 659

Las m alas acciones son propias de los poderosos y de los


lam ente con la alegría dionisíaca: yo h e sido el descubridor
virtuosos; las viles, de los som etidos.
de lo trágico. Lo trágico fue mal entendido entre los griegos,
El hom bre m ás poderoso, el creador, parece que deberí.i
por culpa de su superficialidad m oralística. La resignación,
ser el m ás m alo, en cuanto realiza su ideal a expensas de lo
por ejem plo, n o es una enseñanza de la tragedia, sino una in
dos los hom bres y contra todos los ideales de estos y los
com prensión de la m ism a. ¡La aspiración a la nada es la ne
transform a en su im agen. A quí m alo significa duro, dolo
gación de la sabiduría trágica, lo opuesto a la misma!
roso, cohibido.
H om bres com o Napoleón deben volver siem pre a conso
lidar la creencia en la autosoberanía del individuo; pero mu
1023
chas veces fue corrom pido por los m edios que debía emplear,
y perdió la nobleza del carácter. D esarrollándose entre otra
U na alm a plena y poderosa no solam ente soporta pérdi
especie de hom bres habría podido em plear otros m edios, y
das, privaciones, rapiñas, desprecios dolorosos y hasta terri
así no sería necesario que un César tenga que ser malo.
bles, sino que sale de tales infiernos con plenitud y poder
m ayores y, para decir lo esencial, con un nuevo aum ento de
la felicidad de amar. Yo creo que aquel que ha adivinado en
1020
el am or algunas de las m ás profundas condiciones de todo
crecim iento com prenderá a Dante, cuando escribió sobre la
EJ hom bre es un no-anim al y superanim al; el hom bre su
puerta del Infierno: «También a m í me creó el eterno Amor».
perior es un no-hom bre y un superhom bre. Estas son cosas
conexas entre sí. C uando el hom bre crece en grandeza y es
tatura íntimas, crece tam bién su terribilidad y profundidad,
1024
no se puede preferir una cosa a la otra; o mejor; cuanto mas
profundam ente se quiere una cosa, tanto m ás profusam enir
R ecorrer todos los círculos del alm a m oderna, haber co
se alcanza la otra.
nocido todos sus rincones: esta es mi am bición, mi tortura y
mi felicidad.
Superar realmente el pesimismo; el resultado será una m i
1021
rada goethiana, llena de am or y de buena voluntad.

Conviene no engañarse; la terribilidad constituye parte di


la grandeza.
1025

La prim era cuestión no es la de estar contentos con nos


1022
otros, sino la de estar contentos, entusiasm ados por algo. Su
poniendo que dijéram os que sí en un determ inado momento,
Yo sitúo el conocim iento frente a imágenes tan terrible.
nos encontram os con que habrem os dicho no solo sí a nos
que se hace imposible cualquier «placer epicúreo». Basta si >
otros mismos, sino a toda la existencia. Porque nada existe
660 F R IE D R K H N 1E T Z SC H E L A V O L U N TA D D E P O D E R 661

por sí m ism o, ni en nosotros ni en las cosas, y aunque solo U n a d ism in u ció n , en d efin itiv a, d e la p ro p ia fu erza del
u na v ez h ay a vibrado y resonado nuestra alm a, co m o una hom bre.
cuerda en función de la felicidad, sería necesaria toda la eter A lo m ejo r sería posible todo lo contrario; y hay indicios
nidad para reco n stru ir las condiciones de este único aco n te de ello. D ios, pensando com o un ser libre de la m oral, en ce
cim iento, y toda la eternidad habría sido aprobada, ju stifi rrando en sí toda la plenitud de los contrarios vitales y re
cada y afirm ada en este único m om ento en que decim os «sí». solviendo y ju stifican d o estos contrarios en un divino to r
m ento: D ios com o el «m ás allá», por encim a de la m iserable
m oral de m ozos de cuerda, de la m oral del «bien y del mal».
1026

Los sentim ientos afirm ativos: el orgullo, lá alegría, el 1029


am or sexual, la enem istad y la guerra, el respeto, los bellos
gestos, las bellas m aneras, la firm e voluntad, la disciplina de En este m undo conocido, el Dios hum anitario no puede
la gran inteligencia, la voluntad de poder, el reconocim iento dem ostrarse; hasta esta conclusión puede llegarse. Pero ¿qué
que es rico y quiere ceder y hace donativos a la vida, y la consecuencias pueden sacarse? «El es indem ostrable para
dora, y la eterniza, y la diviniza: todo el p oder de las v ir nosotros»: escepticism o del conocim iento. Todos vosotros
tudes transfiguradas, todo lo que aprueba, afirm a, crea afir tem éis esta conclusión: «con el m undo conocido» se podría
m ando. dem ostrar un Dios bien distinto, un D ios que, por lo m enos,
no es hum anitario y, en resum idas cuentas, m antenéis vues
tro D ios e inventáis para Él un m undo desconocido.
1027

1030
Nosotros, los pocos o m uchos que intentamos vivir en un
m undo desm oralizado; nosotros, paganos confesos, somos
S eparem os la bondad suprem a de la idea de D ios, por in
probablem ente también los primeros en com prender qué e.s
digna de Él. Separem os igualm ente la suprem a sabiduría: es
una confesión pagana: es un deber figurar criaturas más im
la vanidad de los filósofos la que tiene la culpa de tal extra
portantes que el hombre, pero más allá del bien y del mal; un
vagancia, de un Dios que es un m onstruo de sabiduría. Dios
deber apreciar todo «ser más altos» com o un «ser también in
tiene que parecerse a ellos lo m ás posible... V no. ¡Dios es el
morales». Nosotros creemos en el Olimpo, no en el Crucifijo.
poder suprem o y esto basta! ¡Y de ello se deriva todo; de ello
se deriva «el mundo»!
1028
1031
El hom bre moderno ha ejercitado generalm ente su fuei
za idealizadora en relación con un Dios en una creciente mo ¡Cuántos dioses no serán aún posibles! A m í mismo, por
ralización del mismo... ¿Qué significa esto...? Nada bueno ejemplo, a quien el instinto religioso, el instinto creador de
LA V O LU N TA D D E PO D ER 66 3
662 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E

ricíad o p o r c u a lq u ie r ray o d el sol d e la felicid ad ; e m b ria g a d o


d io ses, se le ha h ech o atro z m en te vivaz, ¡de q u é diversas
y alen ta d o h asta p o r las tu rb ac io n es — p o rq u e las tu rb ac io
fo rm a s se le h a rev elad o ca d a vez lo divino...! ¡Q ué de cosas
nes co n serv an la felicidad-— ; p o n ie n d o un p eq u e ñ o g ra n o de
ex trañ as han p asad o an te m í, en aq u ello s m o m e n to s sin
friv o lid ad h asta en las co sas m ás san tas; esto , c o m o fác il
tiem p o en q u e no se sabe a b so lu ta m en te n ad a de lo viejo que
m e n te se co m p ren d e, es el ideal d e un esp íritu p esan te, d e un
se es y d e lo jo v e n q u e todavía se pued e ser...! Yo n o dudo
espíritu que pesa m ed io quintal, de un esp íritu d e la pesantez.
qu e h ay a m u ch as esp ecies de D ios, d e las cuales no se puede
d isg reg ar con el p en sam ien to un cierto alcionism o, una evi
d ente ligereza... P robablem ente la ligereza de los pies form a
1033
p arte tam bién del co ncep to de «D ios»... ¿Se necesita decir
q u e D ios sabe m antenerse con preferencia m ás allá de todo
D e la escuela d e g u erra d e l a lm a (d ed icad o a los v alero
lo qu e es galantería y racionalism o? ¿Qu^-Dio.s sabe m ante
sos, a los hom bres de espíritu sereno, a los tenaces).
nerse, dich o sea entre nosotros, del bien y del m al? Encam a
A m í no m e interesa ap reciar m enos de lo d eb ido las vir
una visión libre para hab lar com o G oethe. Y para invocar la
tudes m ás am ables; pero la grandeza del alm a no se co n cib a
autoridad de Z aratustra, que en este caso no puede ser bas
co n ellas. G en eralm ente, en las artes el g ran estilo excluye lo
tante apreciada, aunque Z aratustra vaya tan lejos que afirm e
agradable.
de sí m ism o lo siguiente: «Yo solo podría creer en un Dios
que supiese danzar...».
Insistam os: ¡cuántos nuevos dioses son todavía posibles!
o
Z aratustra m ism o, en realidad, no es sino un viejo ateo que
no cree ni en los antiguos dioses ni en los nuevos. Z aratus
E n época de tensión dolorosa y de vulnerabilidad, elegid
tra afirm a que podría creer: pero Z aratustra no cree... ¡En
la guerra; ella nos endurece y tonifica los m úsculos.
tiéndase bien!
El tipo de dios debe incluirse en el de los espíritus crea
dores, en el de los «grandes hom bres».
o

L os hom bres profundam ente heridos tienen la risa olím


1032
pica: porque se tiene siem pre la risa que se necesita.

¡Cuántos nuevos ideales son posibles en el fondo...! He


aquí un pequeño ideal que yo cazo al vuelo una vez cada
o
cinco semanas, durante un paseo salvaje y solitario, en el
m om ento azul de una sacrilega felicidad. Pasar la vida en
Hace diez años que no llega a m í ningún rumor: m i país
m edio de cosas tiernas y absurdas; extrañas a la realidad; mi
carece de lluvia. Es preciso dem asiada hum anidad para no
tad artista, mitad pájaro y metafísieo; sin «sí» ni .<no» para
perecer en la aridez.
la realidad, salvo reconocerla de cuando en cuando con las
plantas de los pies, al estilo de un buen bailarín; siempre aea
664 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E
LA V O LU N TA D DE PO D ER 665

1034 afirma realmente aquí (por una parte, el instinto del que su
fre; por otm, el instinto del rebaño, y en tercer lugar, el ins
N u e v a v ía h a c ia e l « s í ».— La filosofía, tal como yo la lie tinto de la mayoría contra las excepciones).
entendido y vivido hasta este momento, es la investigación Con todo lo dicho descubría yo en cuán otra dirección
voluntaria de los aspectos, aun los más detestados e infames, debe proyectarse la elevación y el incremento del hombre:
de la existencia. Por la larga experiencia que semejante perc una raza más fuerte: esta debe figurarse hombres superiores,
grinaeión a través de los desiertos y glaciares me lia otorgado, más allá del bien y del mal, más allá de aquellos valores que
aprendí a mirar de otro modo todo lo que hasta ahora ha sido no pueden negar que nacen de la esfera del sufr imiento, del
base de la filosofía; poniéndose muy en claro para mí la es rebaño y tle la mayoría: yo buscaba en la historia los datos
condida historia de la filosofía, la psicología de sus grandes de esta formación de 1111 ideal invertido (descubrí de nuevo y,
hombres. ¿Cuánta verdad soporta, cuánta verdad anhela un naturalmente, fijé los conceptos de «pagano, clásico y noble»),
espíritu...?, fue para mí la pregunta clave-para considerar los
valores. El error es una «cobardía»... Toda conquista del co
nocimiento es consecuencia del valor, de la dureza consigo 1035
mismo, de la pureza para consigo mismo... Tal «filosofía ex
perimental». como yo la vivo, sin querer decir con esto que Demostraren qué sentido y hasta dónde la religión griega
se detenga en una negación, en el «110 ». en una voluntad de fue más elevada que la judaicocristiana. Pues sabido es que
negar. Más que esto, lo que quiere es penetrar hasta lo con la última venció y se impuso, porque la religión griega se en
trario —hasta una afirmación dionisíaca del mundo, cual este contraba degenerada y había retrocedido.
es, sin detracción, ni excepción, ni elección— , quiere el círculo
eterno: las mismas cosas, la misma lógica e idéntico ilogismo
del encadenamiento: ser dionisíacos frente a la existencia; mi 1036
fórmula en este punto es «amor fati».
A tal fin. hay que entender no solo como necesarios, sino No debe extrañar que pasen un par de milenios para vol
como deseables, los aspectos de la existencia humana nega ver a encontrar el vínculo (con el helenismo); ¡un par de mi
dos hasta ahora: deseables 110 solo en relación con los aspee lenios es un periodo muy corto de tiempo!
tos hasta ahora afirmados (en cierto modo, como el comple
mento o la premisa de estos), sino por amor a ellos mismos,
como si fueran los lados de la existencia más poderosos, más 1037
fecundos, más verdaderos, en los que se expresa más clara
mente la voluntad de la existencia. Deben existir hombres que santifiquen todos los actos hu
Así también es necesario, a este fin, valorar los lazos de manos, no solo el comer y el beber, y no solo en memoria de
la existencia que hasta ahora han sido afirmados única los griegos, o para unificarse con ellos, es para lo que debe
mente: comprender de dónde nace esta valoración y cuan ser transfigurado este mundo, sino siempre de nuevo y de un
poco obligatoria es para una valoración dionisíaca de la exis modo nuevo.
tencia: yo he extraído y he comprendido qué cosa es lo que
LA VOLUNTAD DE PODER 667
666 FRIEDRICH NIETZSCHE

d e m o stra c ió n d e to d a s su s c o m b in a c io n e s d e b e se r d ad a de
1038
u n a n u ev a fo rm a ; e s to d u ra y se co n serv a.

L o s h o m b re s m á s in te le c tu a l iz a d o s sie n te n el e stím u lo y
la fa s c in a c ió n d e las c o s a s se n su a le s de una fo rm a q u e Jos
1040
d e m á s h o m b re s (lo s del « c o ra z ó n d e ca rn e » ) n o p u e d e n im a
g in a r y n o d e b e n im a g in a r e n m o d o alg u n o ; so n sen su alistas
L a sen su alid ad , la av id ez de d o m in io , el gusto d e la a p a
c o n la m a y o r b u e n a fe, p o rq u e c o n c ed e n a 1os se n tid o s un
rien cia y del en g a ñ o , u n g ran se n tim ien to d e g ratitu d a la
v a lo r m á s fu n d a m e n ta l q u e a aq u el ta m iz fu n d am e n tal, a
v id a y a su s esta d o s t/picos; to d o esto es esencial p ara el
aq u e l a p a ra to p a ra su tiliz a r y e m p e q u e ñ e c e r a lo que en la
cu lto p ag an o , y tien e d e su parte la bu en a conciencia. L a
le n g u a d el p u e b lo se lla m a «espíritu». L a fu erza y el p oder
co n tran atu raleza (ya en la A n tigüedad griega) com bate lo pa-
d e los se n tid o s c o n stitu y e un fu n d am e n to esen c ial en el
gano, en no m b re de la m oral y d e la dialéctica.
h o m b re b ie n fo rm a d o y c o m p leto ; ante to d o d eb e form arse
ei m a g n ifico « an im al» ; ¡qué im p o rta to d a «hum an izació n » !
1041

1039
Q u erem o s u na concepción antim etafísica y artística del
m undo.
1) N osotros q u erem o s co n serv ar nuestros sentidos y la fe
en los m ism os; ¡pensarlos de un m o d o com pleto! La an ti
se n su alid ad de la filo so fía hasta ah o ra existente es la m ayor
1042
lo cu ra de! hom bre.
2 ) Q u erem o s ex ten d e r el m u n d o existente, a cuya co n s
L a eternidad de la bella form a fue la ilusión de A polo: Ja
tru cció n ha colab o rad o to d o lo que vive sobre la tierra, para
n o n n a aristocrática: «¡así debe ser siem pre!».
q u e ap arezc a cuál es (m o v id o du rad era y lentam ente); ¡no
D ionisos, sensualidad y crueldad. Lo transitorio podría
q u erem o s co n tin u ar adm itiéndolo com o falso!
explicarse com o goce de la fuerza creadora y destructora,
3) N uestras valoraciones construyen aquel m undo; acen
com o creación constante.
túan y subrayan. ¿Q ué im portancia tiene el hecho de que las
religiones digan: «todo es nia'o, y falso, y m aligno»? ¡La con
denación d e todo el proceso solo puede ser un ju ic io de cria
1043
turas m al logradas!
4 ) ¿Es verdad que los m al logrados son (os que m ás su
Con la palabra dionísaco se expresa un impulso hacía la
tren, los m ás finos...? ¿Es verdad que tienen poco valor Jos-
unidad, un tratar de aprehender lo que se encuentra m ás allá
satisfechos?
de la persona, de lo que es cotidiano, de la sociedad, de la
5) H ay que com prendere! fenóm eno artístico fundamen
realidad sobre el abism o del crimen: un desbordamiento
tal que se llam a «vida», el espíritu constructor que edifica cu
apasionado y doloroso en tetados <*» ánimos hoscos, plenos.
las circunstancias m ás desfavorables, del todo más lento. l.:i
66K F R IE D R IC ’H M E T 'Z S C H E LA V O LU N TA D D E PO D ER 669

vagos; una extática afirm ación del carácter com plejo de Ja 1044
vida, com o de un carácter igual en todos los cam bios, igual
m ente poderoso y feliz; la gran com unidad panteísta del g o A los m ás elevados e ilustres goces h u m an o s, en los que
zar y del sufrir, que aprueba y santifica hasta las m ás terri la existencia celeb ra su p ropia transfiguración, llegan, co m o
bles y enigm áticas propiedades de la vida; la eterna voluntad es ju sto , los hom bres m as exquisitos y m ejo r logrados, y es
de creación, de fecundidad, de retorno; el sentim iento de la tos m ism os solo llegan a ello desp u és d e h ab er vivido ellos
única necesidad del crear y destruir. m ism os y sus antepasados un a larga vida preparatoria para
Con la palabra «apolíneo» se expresa el im pulso para este fin, y sin siquiera conocer este fin. E ntonces, un a d es
existir com pletam ente paro sí. el im pulso hacia el «indivi bordante riqueza de fuerzas m últiples, y al m ism o tiem p o la
duo» a todo lo que sim plifica, pone de relieve, da fortaleza, m ás ágil potencia de una «libre voluntad» y de una disp o si
es claro, no equívoco, típico: la libertad bajo la ley. ción soberana habitan afectuosam ente en un m ism o hom bre,
Al claro antagonism o de estas dos fu erzas artísticas de la la una ju n to a la otra; entonces el espíritu está en los senti
Naturaleza va también necesariam ente unido al ulterior des dos com o en su casa, com o los sentidos están en el espíritu
arrollo del arte, com o el ulterior desarrollo de la humanidad también fam iliarm ente, y todo lo que se desarrolla en el es
va unida al antagonism o de los sexos. La abundancia de píritu debe tam bién desencadenar en los sentidos una extra
fuerza y de medida, la más alta forma de la afirm ación de sí ordinaria y delicada felicidad. ¡Y viceversa! Piénsese en esta
en una belleza audaz, noble, fría, es el apolinism o de la v o inversión en la ópera de Hafis; G oethe m ism o, aunque en
luntad griega. form a m ás débil, da una idea de este fenóm eno. Es verosí
Esta oposición entre lo dionisíaco y lo apolíneo en el alma mil que en tales hom bres, perfectos y bien constituidos, los
griega es uno de los grandes enigmas por el que yo me siento aspectos m ás sensuales term inen por transfigurarse en una
atraído al estudiar la naturaleza de los griegos. En el fondo, em briaguez de im ágenes propia de la m ás alta inteligencia;
yo no trataba más que adivinar por qué el apolinism o griego ellos sienten en sí una especie de divinización del cuerpo, y
había madurado siempre en un subsuelo dionisíaco: el griego están alejadísim os de la filosofía ascética que dice «D ios es
dionisíaco sintió la necesidad de devenir apolíneo, o sea, de un espíritu»; de aquí resulta claram ente que el asceta es el
em ancipar su voluntad de lo enorme, de lo múltiple, de lo in «hom bre mal logrado», el cual aprueba solo una cosa de sí
cierto, de lo terrible, haciendo de ello una voluntad de m e mismo, precisam ente aquella que juzga y condena, y la llama
dida. de simplicidad, de inserción en la regla y en el con «Dios».
cepto. En el fondo de lo griego está lo desmesurado, el Desde aquella elevación de gozo en que el hom bre se
desierto, lo asiático: la bravura del griego consiste en la lucha siente a sí mismo, y se siente com pletam ente com o una
contra su asiatismo; la belleza no le fue entregada com o dote, form a divinizada y com o una autojustificación de la N atu
como no le fue dada la lógica ni la naturaleza de la costum raleza, hasta la alegría de ciudadanos sanos y de sanas cria
bre: todo esto lo conquistó, lo deseó, lo trabajó, convirtién turas m edio hom bres y m edio anim ales, toda esta larga
dolo en su «victoria». enorme escala de luces y colores de la felicidad, el griego,
no sin el grato estrem ecim iento del que ha sido iniciado en
un secreto, no sin m uchas p recauciones y pío silencio, la
llam aba con el nom bre de un Dios: Dioniso. ¿Q ué saben.
670 FR1EDRICH NIETZSC'HF.
LA V O LU N TA D DE PO D ER

pues, to d o s los h o m b res m odernos, hijos de una época í’ní síaca; descubrir de n u ev o en sí el sur y te n d er sobre la p ro
gil, m últiple, enferm iza, extraña, qué saben de la dim ensión p ia cab eza un cielo m anantial, claro, brillante y m isterioso;
de la felicidad g riega, que podrían, m ejor dicho, saber de reconquistar la salud y la secreta po ten cia m eridional del
ella? ¿D e d ó n d e los esclavos de las «ideas m odernas» saca alm a; ser cad a vez m ás am plio, m ás internacional, m ás eu
rían un derecho a las fiestas dionisíacas? ropeo, m ás supereuropeo. m ás oriental, en fin, m ás griego;
C u ando «florecían» el cuerpo y el alm a griegos, y no pre p orque el helenism o fue el prim er g ran vín cu lo y síntesis de
cisam ente en clim as de exaltación m orbosa y locura, nació to d o lo que es o rien tal, y precisam ente co n esto co m en zó la
aquel sím bolo m isterioso de la m ás alta afirm ación del iniciación del alm a europea, el descubrim iento de nuestro
m undo y transfiguración de la existencia que jam ás fue co n «nuevo m undo»: el que vive bajo tales im perativos, ¿quién
seguida sobre la tierra. Se trataba de una m edida, en com pa sabe lo q ue descubrirá un día? ¡A caso, precisam ente, un
ración con la cual se encontraba dem asiado corto, dem a nuevo día!
siado pobre, dem asiado estrecho todo lo que después ha
m ad u rad o , p ro n u n cíese solam ente el nom bre de D ioniso
entre los hom bres y las cosas m odernas de m ás alta calidad, 1045
por ejem plo, ante G oethe, Beethoven, S hakespeare o Rafael,
y estarán de pronto juzgadas nuestras cosas y nuestros m o L os dos tipos: D ioniso y el C rucificado.— Al dilucidar si
m entos m ejores. ¡Dionisos es un juez! ¿Se m e ha com pren el hom bre religioso es una típica form a de la decadencia (los
d id o ? N o ex iste n dudas sobre que los g riegos trataban de grandes innovadores son todos y cada uno de ellos enferm os
in terp retar co n sus ex p e rien c ias d io n isíacas los últim os y epilépticos), ¿no dejam os aparte el tipo pagano, uno de los
secretos del «destino del alm a» y todo lo que sabían de la tipos del hom bre religioso? El culto pagano, ¿no es una
educación y la purificación del hom bre, sobre todo de la in form a del reconocim iento y de la afirm ación de la vida?...
m utable jerarquía y de la desigualdad d e valores entre hom Su m ás alto representante, ¿no debería ser una apología y
bre y hom bre: aquí se encuentra para todo lo que es griego una divinización de esta?... ¡Tipo de un espíritu bien logrado
la gran profundidad, el gran silencio: no se conoce a los grie y desbordante de arrebato extático! ¡Tipo de un espíritu que
gos hasta que se descubre este m isterioso cam ino subterrá en sí resum e y resuelve los problem as y las contradicciones
neo. Los indiscretos ojos de los doctos no verán nunca claro de la vida!
estas cosas, por m ucha erudición que puedan em plear para Es aq u í donde yo coloco al D ioniso de los griegos: la afir
tales investigaciones; aun el noble celo de los am igos de la m ación religiosa de la vida, de la vida entera, no negada ni
A ntigüedad, com o en el caso de G oethe y W inckelmann, desintegrada (es típico que el acto sexual despierte sentim ien
tiene realm ente aquí algo de ilícito y de inmodesto. Esperar tos de profundidad, de misterio, de respeto).
y prepararse; esperar la irrupción de nuevos manantiales, Dioniso contra e) «Crucificado»: aquí tenéis la oposición.
prepararse en la soledad para visiones y voces extrañas; la No se trata de una diferencia de m artirio, porque el martirio
var la propia alm a del polvo y del estrépito del m ercado, de tiene otro sentido. La vida mism a, su eterna fecundidad y su
m odo que se haga cada vez m ás pulida; superar todo lo que retom o determ inan el tormento, la destrucción, la voluntad
es cristiano con algo de supercristiano, y no solo elim inarle de destrucción a esta vida, com o una fórm ula de su conde
de sí, porque la doctrina cristiana fue la opuesta a la diom nación.
672 FRIED RICH N IFT ZSC H F LA V OLUNTAD D E POD ER 673

Se adivina: el problema es del significado del sufrimiento: 1048


un sentido cristiano o un sentido trágico. En el prim er caso,
el sufrimiento es el cam ino que conduce a una sana existen U na moralidad y una doctrina pesimistas, un nihilismo
cia; en el segundo, la existencia puede considerarse como extático, pueden, en ciertas circunstancias, ser indispensa
algo lo suficientemente sagrado para justificar un enorme bles precisam ente al filósofo: en calidad de una potente pre
sufrimiento. El hombre trágico aprueba también el sufri sión y de un martillo con que despedazar razas degeneradas
miento más áspero: para hacer esto es bastante fuerte, bas y moribundas, y quitarlas de en m edio para abrir el camino
tante completo, bastante divinizador; el cristiano dice que a un nuevo orden de vida, o inspirar el deseo del fin a lo que
«no» aun a la más feliz suerte que haya sobre la tierra, y es degenera y sucumbe.
débil, pobre, lo bastante desheredado para sufrir la vida en
todas sus formas. El Dios en la cruz t> u n a maldición lan
zada sobre la vida, una indicación para librarse de ella. Dio- 1049
nisos despedazado es una promesa de vida; esta renacerá
eternamente y retom ará de la destrucción. Yo deseo predicar el pensam iento que concederá a m u
chos el derecho a suicidarse: el gran pensamiento de la se
lección.
III

EL ETERN O RETO RN O 1050

1046 El eterno retom o equivale a una profecía:

1) Exposición de la doctrina y de sus premisas y conse


M i filosofía aporta el pensamiento victorioso que logra
cuencias teóricas.
arruinar cualquier otra clase de pensamiento: este es el gran
2) D emostración de la doctrina.
pensamiento «educador»: las razas que no lo adm itan están
3) Probables consecuencias del hecho de presentarle fe
condenadas: las que lo estiman com o un gran beneficio, se
(hace que todo se venga abajo):
sienten llamadas a dominar.
a) M edios de soportarla.
h) M edios de eliminarla.
i 047 c) Su puesto central en la historia.

Para «la más grande de las luchas» es necesaria un «arma Tiempos del máximo peligro.
nueva». C reación de una oligarquía sobre los pueblos y sus in
El martillo: provocar una terrible decisión; poner a Europa tereses; educación para una política com ún a todos los
frente a las consecuencias, si su voluntad «quiere» el ocaso. hombres.
iAntes la muerte que la mediocridad! Todo lo contrario del jesuitismo.
LA V O LU N TA D D E PO DER 675
674 F R IE D R IC H N IE T Z S C H E

co n tra el h ech o del d o lo r (en ten d er el dolor co m o u n instru


1051
m ento, com o padre de la alegría; n o hay una co ncien cia qu e
L os dos m ayores puntos de vista filosóficos, debidos a los saque las sum as d e los placeres); g o zar d e toda suerte d e in-
alem anes, son: certidum bre. d e tentativas, co m o co n trap eso a to d o ex trem o
fatalism o; elim in ar el co n cep to d e n ecesid ad ; elim in ar la v o
a) del del devenir, el de la evolución; luntad; elim inar el «conocim iento en sí».
b) el del valor de la existencia (antes debiera superarse la L a superlativa elevación d e la co n cien cia de fuerza en el
m iserable form a del pensam ien to alem án); am bos se unie h o m b re es lo que crea el superhom bre.
ron por m í en una form a definitiva.

¡Todo vuelve y retorna eternam ente, cosa a la que nadie


escapa! S uponiendo que nos fuera p 6 sible ju z g ar el valor, 1054
¿qué conseguiríam os?... L a idea del retorno com o principio
selector al servicio de la fuerza (¡y de la barbarie!). L as dos m entalidades extrem as, la m ecanicista y la p lató
La hum anidad está suficientem ente m adura para dicho nica, vienen a eternizarse com o ideales en el eterno retorno.
pensam iento.

1055
1052
Si el m undo tuviese un tin, este fin se habría ya logrado.
1) E! pensam iento del eterno retom o: si él es verdadero, Si hub iese algún e stad o final n o previsto, tam bién d eb ería
sus prem isas tam bién deben serlo. C onsecuencias de este de haberse realizado. Si el m undo fuese, en general, capaz de
pensam iento. persistir y de cristalizar, de «ser»; si en todo su devenir tu
2) El pensam iento es m ás arduo; sus efectos probables, a viese solo por un m om ento esta capacidad de «ser», hace m u
m enos que no sean previstos, o sea. a m enos que no se trans cho tiempo que hubiera term inado todo devenir, y, por consi
m uten todos los valores guiente, todo pensam iento, todo «espíritu». El hecho de que
3) M edios para soportarlo: la transm utación de todos los el espíritu sea devenir dem uestra que el m undo carece de
valores. En vez del gusto por la seguridad, el am or por la in- meta, de estado final, y que es incapaz de ser. Pero la tradi
certidum bre: en vez de «causa y efecto», la creación conti cional costum bre de pensar en un fin, en todo lo que sucede
núa; en vez de la voluntad de conservación, la de potencia. y en un D ios creador que guía al m undo es tan fuerte, que al
Total: a la humilde expresión «todo es solamente subjetivo», la pensador le cuesta trabajo no im aginar que la m ism a falta de
afirm ación «¡tam bién es obra nuestra! ¡Seamos altivos!». fin en el m undo sea una intención. A esta idea — que el m undo
evite deliberadam ente una m eta y que sepa prevenirse artifi
1053 cialmente de caer en un movim iento circular— deben llegar
todos los que quieran imponer por decreto al m undo la facul
Para soportar el pensam iento del retom o resulta necesa tad de renovarse eternamente, o sea, de imponer a una fuerza
rio: sentirse libres de la moral; encontrar nuevos remedios finita, determinada, de cantidad invariablemente igual, cual
676 F R IE D R IC H N I E T Z S C H E LA VO LU N TA D D E PO D ER 677

es el mundo, la m ilagrosa capacidad de una nueva configura en un espacio no determ inado. Y así, tam bién, en un espacio
ción infinita de sus form as y de sus situaciones. El mundo, esférico. La form a del espacio debe ser la causa del m ovi
aun no siendo D ios, d eb e ser cap az de la d ivina fuerza de m iento eterno y, por ultim o, de toda «im perfección.
creación, de la infinita fuerza de transform ación; debe abste La fuerza, el reposo, el perm anecer igual a sí m ism o, son
nerse voluntariam ente de recaer en una de sus antiguas for cosas contradictorias entre sí. La m edida de la fuerza (com o
mas; debe tener no solo la intención, sino también los medios dim ensión) es fija, pero su esencia es fluida.
de g uardarse de toda repetición; debe, por consiguiente, Es necesario negar que hay cosas «sin tiempo». E n un d e
«controlar» en todo m om ento cada uno de sus movim ientos, term inado m om ento de la fuerza se da la condición absoluta
para evitar metas, estados finales, repeticiones y todas las de de un nuevo reparto de todas las fuerzas que la com ponen:
m ás posibles consecuencias de una opirfíón y de un deseo tan nunca puede fijarse. El «cam bio» form a parte de su esencia;
im perdonablem ente locos. Todo esto sigue siendo siem pre el por consiguiente, tam bién su carácter temporal; pero con esto
antiguo m odo de pensar y de desear, una especie de aspira solo se fija de un m odo abstracto la necesidad del cambio.
ción a creer que de cualquier forma el mundo es igual al viejo
Dios amado, infinito, ilimitadam ente creador; que en cual
quier lugar «el viejo Dios vive aún: aquella aspiración de Spi- 1058
noza que se expresa en las palabras «deus sive natura» (él se
detuvo en «natura sive deus»), Pero ¿cuál es el principio y Aquel em perador tuvo siem pre presente el carácter tran
la creencia con que se formula más precisam ente el cambio sitorio de todas las cosas, no dándoles dem asiada im portan
decisivo, la preponderancia ahora conseguida del espíritu cia y perm aneciendo tranquilo en m edio de ellas. A mí, por
científico sobre el espíritu religioso, fabricador de dioses? Es el contrario, me parece que todo ha tenido dem asiado valor
acaso esto: el mundo, com o fuerza, no debe ser considerado para poder ser tan fugaz; yo busco una eternidad para cada
com o infinito, porque no puede ser imaginado así: nosotros cosa: ¿pueden verterse en el m ar los vinos y los bálsam os
rechazamos el concepto de una fuerza infinita com o incom m ás preciosos? Me consuelo pensando que todo lo que ha
patible con el concepto de fuerza. Luego al m undo le falta la sido es eterno y que el m ar lo echa a la orilla.
facultad de renovarse eternamente.

1059
1056
La nueva concepción del m undo.— El m undo existe. No
El principio de la persistencia de la energía exige «el
es una cosa que deviene: una cosa que pasa. O m ejor dicho:
eterno retom o».
deviene, pasa; pero no com enzó nunca a devenir, ni a pasar.
Y com o sus excrem entos son su alimento, vive de sí mismo.
1057 La hipótesis de un m undo creado no debe preocupam os
por un solo m om ento. El concepto «creación» es hoy senci
El hecho de que una situación de equilibrio nunca se al llamente indefinible, irrealizable: es sim plem ente una pala
cance dem uestra que no es posible. Pero debería ser lograda bra, rudim entaria y derivada del tiem po de la superstición;
678 F R IE D R I C H N I E T Z S C H E
LA V O LU N TA D DE PO D ER 679

co n una palab ra no se ex plica nada. La últim a tentativa de


tiem po infinito, toda posible com binación debe ser tam bién
concebir un m undo que com ienza fue iniciada varias veces con
realizada una vez; aún m ás, debe ser realizada infinito n ú
ay u d a d e un procedim iento lógico; sobre todo, com o fácil
m ero de veces. Y com o entre todas las com binaciones y su
m ente se adivina, por una recóndita intención teológica.
próxim o retom o deberían desarrollarse todas las com bina
R ecientem ente se quiso encontrar repetidas veces una
ciones posibles, en general — y cada una de estas com bina
contradicción en el concepto de «infinidad de tiem po del
ciones condiciona toda la sucesión de com binaciones de la
m undo en el pasado» «regressus in infinitum »), pero, cierta
m ism a serie— , quedaría dem ostrado con ello un círculo de
m ente, al precio de confundir la cabeza con la cola. N ada me
series absolutam ente idénticas: se dem ostraría que el m undo
im pide calcular, m irando hacia atrás, para decir: «N o llegaré
es un círculo que ya se h a repetido una infinidad de veces y
nunca al fin»; así com o, a partir del m ism o m om ento, calcu
que seguirá repitiendo «in infinitum » su juego.
lar hacia delante hasta el infinito. Pero si yo quisiera com eter
Esta concepción no es sin m ás una concepción m ecánica,
el e rro r— cosa que m e guardaré m ucho de com eter— de iden
porque si fuese tal no tendría por condición un retom o infi
tificar este correcto concepto de un «regressus in infinitum» con
nito de casos idénticos, sino un estado Final. C om o quiera
el concepto irrealizable de un «progressus» final hasta ahora,
que este m undo no ha alcanzado este estado final, la concep
solo tom aría — en este instante— la cabeza por la cola; esto
ción m ecánica del m undo nos debe resultar, en consecuen
es cosa, en realidad, del señor Dühring...
cia, una hipótesis tan im perfecta com o provisional.
Yo he descubierto esta idea en pensadores m ás antiguos:
siem pre estaba determ inada por otros pensam ientos recón
ditos (la m ayoría de ellos teológicos, a favor del «creator
1060
spiritus»). Si el m undo en general pudiera detenerse, se
carse, perecer, convertirse en nada, o si pudiera alcanzar un
¿Y sabéis, en definitiva, qué es para mí el mundo?... ¿Ten
estado de equilibrio, y si tuviese en general una m eta que in
dré aún que m ostrároslo en mi espejo?... Este m undo es pro
cluyese en sí la duración, la invariabilidad, la «una vez por
digio de fuerza, sin principio, sin fin; una dimensión, fija y
todas» (si el devenir pudiese desem bocar en el ser o en la
fuerte com o el bronce, que no se hace más grande ni m ás pe
nada, hablando m etafísicam ente), este estado debería ser al
queña, que no se consume, sino que se transform a com o un
canzado. Pero com o ño lo ha sido, se deduce que... esta es la
todo invariablemente grande; es una cosa sin gastos ni pérdi
única seguridad de que podem os servim os com o conectivo
das, pero tam bién sin incremento, encerrada dentro de la
contra una gran cantidad de hipótesis cósmicas, posibles en sí.
nada com o en su límite; no es cosa que se concluya ni que se
Si, por ejem plo, el m ecanism o no puede escapar a las con
gaste, no es infinitamente extenso, sino que se encuentra in
secuencias de un estado final cual el que ha trazado Willian
serto com o fuerza, com o juego de fuerzas y ondas de fuerza:
Thom son, entonces el m ecanism o queda refutado.
que es, al m ism o tiempo, uno y múltiple; que se acum ula aquí
Si el m undo puede ser considerado com o una determ i
y al mismo tiempo disminuye allí; un m ar de fuerzas corrien
nada dim ensión de fuerza — y toda otra representación es in
tes que se agitan en sí mismas, que se transforman eterna
determ inada, y, por consiguiente, inutilizable— , síguese de
mente, que discurren eternamente; un mundo que cuenta con
aquí que deberá atravesar un núm ero determ inado de corn
innumerables años de retomo, un flujo perpetuo de sus for
binaciones en el gran juego de dados de su existencia. En un
mas, que se desarrollan desde la más simple a la m ás com-
680 FRIEDRICH NIETZSCHE

plicada; un mundo que desde lo más tranquilo, frío, rígido,


pasa a lo que es más ardiente, salvaje, contradictorio, y que
pasada la abundancia, tom a a la sencillez, del juego de las
contradicciones regresa al gusto de la armonía y se afirma a
sí mismo aun en esta igualdad de sus caminos y de sus épo
cas, y se bendice a sí mismo com o algo que debe tornar eter
namente com o un devenir que no conoce ni la saciedad, ni el
disgusto, ni el cansancio. Este mundo mío dionisíaco que se
crea siempre a sí mismo, que se destruye eternamente a sí
mismo; este enigmático mundo de la doble voluptuosidad;
este mi «más allá del bien y del mal», sin fin, a menos que no
se descubra un fin en la felicidad del círculo; sin voluntad, a
menos que un anillo no pruebe su buena voluntad, ¿queréis
un nombre para ese mundo? ¿Queréis una solución para to
dos sus enigmas? ¿Queréis, en suma, una luz para vosotros,
¡oh desconocidos!, ¡oh fuertes!, ¡oh impávidos!, «hombres de
medianoche?».
¡Este nombre es el de «voluntad de poder», y nada más!...
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