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INTRODUCCIÓN
El capítulo 25 del evangelio de Mateo nos presenta a Cristo refiriendo las parábolas de las
10 vírgenes, los talentos y el juicio de las naciones. Un énfasis contundente en ser
diligentes y proactivos en la obra del Señor ante la pronta parusía del Hijo de Dios. Es por
eso que resulta necesario preguntarnos: ¿Qué tan fieles somos delante de nuestro Señor?
¿Realmente hemos estado cumpliendo con los deberes que se nos han dado a conocer?
¿Qué beneficios se han logrado o perdido por medio de tales acciones?
Hoy conoceremos algunos pasos que nos permitirán ser mayordomos fieles para la honra y
gloria de nuestro Señor.
El relato ilustra la doctrina de la mayordomía integral. Hay comentaristas que opinan que
toda la atención se concentra en el “siervo inútil” y que éste representa a los escribas y
fariseos. Sin embargo, es importante recordar que Jesús estaba a solas con sus discípulos
cuando pronunció este discurso. Por lo tanto, es mejor entender que se dirigía a sus
discípulos, ilustrando un principio general del reino que se aplica a todos los seguidores de
Cristo en todas las edades. Sirve a la vez de estímulo y de advertencia: de estímulo para los
fieles y de advertencia para los haraganes y negligentes.
En la parábola los tres siervos recibieron cantidades distintas de los bienes de su amo. La
base de la distribución se establece en la soberanía del amo y en la capacidad individual de
los siervos. El término “capacidad” traduce el vocablo griego dúnamis que significa
“poder, fuerza, eficacia, energía, o habilidad”. Dios nunca demanda de un creyente más de
lo que es capaz de rendir bajo el control y poder del Espíritu Santo. Es cierto que los
súbditos del reino no son iguales en cuanto al número de talentos que reciben, pero pueden
ser iguales en cuanto a la fidelidad en el uso de ellos.
Jesús no mencionó instrucciones que el amo haya dado a sus siervos. Sin embargo, el hecho
de ser siervos dóulos implica responsabilidad de administrar fielmente los bienes confiados.
El término “talento” es la transliteración del vocablo griego tálanton que se refería a un
peso equivalente a unos 34 kg. Podría referirse a ese peso en cobre, plata, u oro. El término
“dinero”, empleado en este texto, traduce el vocablo griego que significa “plata”, indicando
que cada talento probablemente representaba unos 34 kg de plata, un verdadero tesoro. Para
los seguidores de Cristo, el talento se refiere a todas las bendiciones, habilidades, bienes y
oportunidades que Dios ha otorgado, por las cuales ellos serán responsables de rendir
cuenta. El término incluye, pero no se limita a, el concepto popular de alguna habilidad
especial que uno tenga.
Dos de los siervos rindieron ganancias equivalentes a lo que recibieron al cien por ciento y
recibieron el mismo premio. Sin demora, cada uno negoció, o literalmente obró, con los
talentos. Todo cristiano tiene algún talento, es decir, que tiene responsabilidad y
oportunidad de usarlo en el servicio a Dios. Dios nos ha dotado. Romanos 12:6-8 “De
manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía,
úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la
enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que
preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.”
Que del siervo que desprecio su talento. ¿Por qué? Para no cumplir su responsabilidad.
Romanos 12:3 “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de
sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.”
Después de mucho tiempo es una pauta para indicar que habría una larga demora antes de
la parusía (Advenimiento glorioso de Jesús al final de los tiempos). Cuando vino el señor,
recompensó a los siervos fieles en tres maneras.
Primero, la recompensa se presenta en forma del encomio (alabanza). Bien, siervo bueno y
fiel y representa el agrado y la aprobación que el amo manifestó para con los siervos. Los
dos adjetivos bueno y fiel en este contexto son prácticamente sinónimos. “Bueno” agathós
significa “generoso” y “correcto” en su proceder. Por lo tanto, él “buen siervo” es el que es
correcto y cumplidor, o fiel, en relación con las instrucciones de su amo.
“Cuando el Dueño del cielo y de la tierra te dio el ser y te colocó en este mundo, te puso
aquí no como el dueño sino como mayordomo” Juan Wesley
Uno de los tres siervos, en vez de negociar con el talento que recibió, lo enterró en un lugar
secreto y seguro. Este siervo trató el talento como “una cosa muerta” que como toda cosa
muerta, se entierra. El talento que Dios reparte es, sin embargo, una cosa viviente y merece
ser tratada como tal. Cuando su amo regresó, el siervo devolvió exactamente lo que había
recibido, sin haber producido ganancias, y fue condenado severamente.
Este siervo intentó excusar su actuación en dos maneras: (1) Atacó el carácter de su amo y
(2) confesó su temor. Acusó a su amo de faltas graves y falsas. Sugería que era hombre
duro e injusto, para no decir “ladrón”, pues lo acusaba de tomar lo que no era suyo. No
amaba a su amo, sino que le tenía miedo. Además, entendió mal su responsabilidad como
mayordomo. El amo le entregó un talento para que lo hiciera crecer en valor, pero él
pensaba que su deber era guardarlo en vez de ganar con él. Este error fatal en su concepto
del deber como mayordomo se revela en su actitud al devolver el talento al amo: Aquí
tienes lo que es tuyo.
El señor no refuta la acusación falsa del siervo inútil, sino que la utiliza como argumento
para mostrarle que con más razón todavía, tendría que haber utilizado el talento para ganar
interés. El término “interés” traduce el vocablo griego tókos, que significa literalmente “el
nacido”, o “hijo”. El interés se consideraba como “hijo legítimo” del capital invertido. La
Biblia condena la usura, o sea el interés exorbitante.
El talento no utilizado por el siervo inútil fue quitado y entregado al siervo que había
demostrado habilidad de producir ganancia. William Barclay se refiere a esta acción de
parte del amo como una regla de la vida que se aplica universalmente. El que ha sido fiel
seguirá recibiendo más, pero el que no es fiel perderá lo poco que tiene. Cuando los
músculos no se usan, se atrofian. Se van achicando hasta que quedan inútiles. Lo mismo
sucede con los talentos que el Señor reparte entre los miembros del reino. Jesús dice lo
mismo en otra situación: “El que quiera salvar su vida, la perderá, y el que pierda su vida
por causa de mí la hallará” Mateo 16:25.
El siervo inútil, estéril e infructífero, será echado a un lugar que se describe en términos de
tinieblas de afuera, llanto y crujir de dientes (v. 30). Se usan estos términos a menudo para
describir el infierno. La descripción presenta un contraste radical con la dicha de los siervos
fieles. Aunque este hombre inútil pretendió ser un “siervo”, en los términos más estrictos,
nunca fue un siervo del Señor.
CONCLUSIÓN
Ser un mayordomo fiel es tener la posibilidad de ser instrumento útil del Señor para
bendición de muchas personas. Ahora bien, si usted hasta estos momentos no ha sido un
buen administrador y desea comprometerse con Su amo de una vez por todas. Recuerde que
quien lo llamó se encargara de capacitarlo para toda buena obra. No dude en acudir a esta
privilegiada labor. Esfuércese cada día por honrar a Su amo; esperando que éste al final
puedo darle un encomio que alegre su corazón al entrar a Su eterno gozo.
“Nosotros somos sólo sirvientes; no hemos hecho más que cumplir con nuestra
obligación.” Lucas 17:10 TLA.