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E
XPEDIENTE
NUMERO
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EXCEPCIONES Y DEFENSAS
I.- Desde luego se opone la excepción conocida como Sine Actione Agis, que no es otra cosa
que la negación del derecho, ejercitado cuyo efecto jurídico, consistente en la negación
absoluta de la demanda formulada en mi contra, o sea el arrojar la carga de la prueba al actor,
así como obligar al Juez a examinar todos los elementos constitutivos de la acción.
Apoya lo anterior, la jurisprudencia emitida por el Segundo Tribunal Colegiado del Sexto
Circuito, que aparece en los siguientes datos: Número de Registro: 219.050, Materia(s):
Común, Octava Época, Instancia: Tribunales colegiados de circuito: fuente Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación, 54, Junio de 1992, Tesis: VI. 2º. J/203, pag. 62, cuyo
Rubro y Texto, son:
SINE ACTIONE AGIS. La defensa de carencia de acción o sine actione agis, no constituye
propiamente hablando una excepción, pues la excepción es una defensa que hace valer el
demandado, para retardar el curso de la acción o para destruirla, y la alegación de que el actor
carece de acción, no entra dentro de esa división. Sine actione agis no es otra cosa que la
simple negación del derecho ejercitado, cuyo efecto jurídico, solamente puede consistir en el
que generalmente produce la negación de la demanda, o sea, el de arrojar la carga de la
prueba al actor, y el de obligar al juez a examinar todos los elementos constitutivos de la
acción.
Ciertamente el artículo 2989 del Código Civil del Estado de Puebla recoge la teoría de que la responsabilidad
objetiva prescinde para su demostración del elemento culpa, es decir, que la acción relativa prospera con el
simple hecho de que una persona al usar un mecanismo o aparato peligroso origina a otra un daño y esto, le
impone la obligación de repararlo. Sin embargo, esta regla general no puede ser aplicada en estricto rigor en
todos los casos, sino únicamente en aquellos en que el sujeto activo emplee esa índole de artefactos con el
consecuente riesgo que implica y el pasivo llanamente resulte ser la parte que resienta dicho daño; de suerte
que, en el supuesto de que los protagonistas en el evento se encuentren en igualdad de condiciones, esto es que
todos ellos hubieran utilizado mecanismos peligrosos, como acontece en la colisión de vehículos en marcha, no
es posible examinar el asunto con el purismo de la susodicha norma, en tanto que podría estarse en presencia
de una responsabilidad concurrente, o bien, porque podría darse la hipótesis de que uno de los conductores
originara la colisión, aun cuando físicamente los daños los ocasionara otro de los participantes; y por
consiguiente es ineludible acudir a la investigación de cuál fue el causante de esa colisión porque es la única
manera de dilucidar quién es el responsable de los daños desde un plano jurídico.
Amparo directo 19/95. Fidel Gabriel Bautista García y Transportes Especializados Bautista, S.A. de C.V. 5 de
junio de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretario: César Flores Rodríguez.
Nota: Por ejecutoria de fecha 21 de febrero de 2001, la Primera Sala declaró inexistente la contradicción de
tesis 17/2000 en que participó el presente criterio
El daño ocasionado por culpa o negligencia de quien lo origina o por instrumentos o vehículos de
naturaleza peligrosa, debe ser indemnizado por el propietario o conductor de los mismos.
Amparo civil directo 2813/48. Aguilar Pérez Alfonso y coagraviado. 3 de agosto de 1950. Unanimidad de
cinco votos. Ponente: Carlos I. Meléndez.
VI.- TODAS Y CADA UNA DE LAS EXCEPCIONES que se deduzcan del presente escrito.
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GUADALUPE ALEJANDRO BARAJAS TORRES.
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LIC. MARIO ALBERTO JIMENEZ VELAZQUEZ
CED PROF. 7032490