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CONCEPTUALIZACION DEL CENTRO DE EMPRENDEDURISMO PARA EL

DESARROLLO DE LA ECONOMIA SOCIAL, Y FORTALECIMIENTO DE LAS


MIPYMES.

La adopción de un modelo de desarrollo del CURVA enmarcado en la economía


social con énfasis en procesos agroindustriales, la seguridad alimentaria, las
MIPYMES y el emprendedurismo, se sustenta en la calidad, pertinencia, equidad,
interdisciplinariedad e internacionalización definidos como principios básicos del
Modelo Educativo de la UNAH.

El centro de emprendedurismo tiene como misión formar individuos capaces de


transformar ideas en empresas sustentables, innovadoras y socialmente
responsables para generar progreso y bienestar en la sociedad. Para alcanzar este
objetivo el Centro de emprendedurismo se fundamenta en tres pilares: investigación
científica, docencia, y prestación de servicios a emprendedores. Atendiendo
fundamentalmente tres sectores:

 Economía Social
 Mipymes
 Emprendedores

Los tres grandes aspectos con mas detalle:

Economía Social

En este contexto, entenderemos que el concepto de economía social, “rebasa la


idea de la microempresa, y tampoco supone una línea asistencial o de beneficencia.
Se trata que las actividades desarrolladas logren alta productividad y rentabilidad,
pero que no se basan en la separación del trabajo y el capital, de tal manera que
los excedentes sean apropiados por ellos y, por tanto, resulten sustentables y
abatan la pobreza eficientemente. Aunque la economía social, tiene su elemento
central en las actividades productivas, no se reduce a ellas, sino que constituye todo
un modo de vida”. En este sentido la economía social incluye las actividades
económicas, culturales y sociales que permiten a las personas asegurar sus fuentes
de bienestar.

La economía social a la que también llaman economía solidaria, en la


conceptualización de Vienney (1994), se refiere a “aquellas organizaciones de
productores, consumidores, ahorristas, trabajadores, etc., que operan regidas
por los principios de participación democrática en las decisiones, autonomía
de la gestión y la primacía del ser humano sobre el capital.

Estos emprendimientos buscan llevar a cabo una participación democrática en la


vida económica de una sociedad por lo que buscan un enlace e integración con las
entidades públicas o privadas y es aquí donde se puede encontrar las categorías
ubicadas al margen de los sistemas tradicionales.
Tomando el concepto de empresas de economía social de Barrera Cerezal (2008),
el desarrollo de los emprendimientos que operan en este mercado transando sus
bienes y servicios pero por medio de la gestión en democracia, centran su
crecimiento en la ayuda mutua y el interés público.

Este pensamiento se ha visto potenciado con el desarrollo de iniciativas vinculadas


a la gestión ética de los emprendimientos y las distintas vertientes
implícitas de la responsabilidad social.

En general, las organizaciones de la economía social tienen la finalidad de


solucionar cuestiones personales e interpersonales que ni las empresas públicas ni
las privadas resolvieron satisfactoriamente. La economía social genera valor
agregado y puestos de trabajo, pero funciona de un modo distinto al sector público
y al privado.

Las Organizaciones no gubernamentales (ONG´s) se han valido de estos preceptos


para generar una conciencia en los emprendedores distinta a la que el Estado
propone, siendo estas mismas, el medio por el cual la economía social ha venido
dándose a conocer y adquiriendo una mayor fuerza en estos últimos años; esto
corroborado por el creciente número de emprendimientos económicamente activos
y participantes en el desarrollo del mercado nacional de los países.
Los emprendimientos ubicados en la economía social tienen cierto grado de
propiedad y no tienen el lucro como único objetivo, sino que persiguen un fin social,
aunque sus límites no siempre están muy bien definidos ya que puede haber algún
emprendimiento intervenido por el Estado que esté generando ayuda social y al
mismo tiempo capital. En general, se pueden resumir en todos aquellos negocios
cooperativos que, como primer fin, tengan el sustentar al propietario (emprendedor),
satisfacer sus necesidades básicas y poseer una menuda utilidad.

Coraggio (1996) define que la economía social, a diferencia de la economía privada


y estatal que priorizan la tecnificación de los procesos productivos y la inversión
extranjera por sobre la inversión estatal, pretende el desarrollo unitario social. Esta
economía tiene como participantes a los emprendedores los que, de alguna forma,
toman sus recursos para ayudarse en la autosostenibilidad y evitar la dependencia
de un agente externo. De esta economía específica desprenden algunas
características visibles:

 La democracia participativa que puede estar definida en la toma de


decisiones entre sus miembros cuando es una cooperativa o en la selección
de los agentes externos de apoyo cuando son independientes.

 La autogestión que implícitamente tiene el desarrollo social porque que de


alguna manera tendrá la necesidad de capacitar a los emprendedores en
cuanto al manejo, flujo y producción del capital.

 La solidaridad enfatizada en los más desfavorecidos o en la comunidad en


general. Las organizaciones que promueven la economía solidaria priorizan
la ayuda a los trabajadores que quieren independizarse, los desempleados y
los que menos posibilidades tienen de conseguir un trabajo por factores como
la edad, capacitación, discriminación entre otros.
 El desarrollo local surge en un área específica que sufre una particular
problemática social en la que factores externos han afectado el libre
desenvolvimiento económico.

 emprendimientos han sido, por consenso, pioneros en el uso correcto de la


materia prima y las buenas prácticas con el medio ambiente. Son los primeros
en incorporar o tratar de incorporar las tecnologías “limpias” procurando el
uso eficiente de la energía.

EL SURGIMIENTO Y LA IMPORTANCIA DE LA ECONOMÍA SOCIAL

Los emprendimientos solidarios con las características antes mencionadas,


empiezan en la confluencia de ciertos eventos que Gaiger11 (2007) los describe:

 La dotación de liderazgos populares legítimos y activos en las organizaciones


y movilizaciones colectivas.

 La presencia en los medios populares de prácticas y tradición asociativa


comunitaria o de clase, motivada por el sentimiento de un pasado y una
problemática común, en la cual los individuos se reconocen mutuamente

 El descenso de las modalidades habituales de subsistencia debido a la


regresión del mercado de trabajo conjuntamente con la ineficacia o desidia
en las políticas públicas destinadas a resolver el problema y generar
oportunidades económicas.

 La actuación de organismos de apoyo capaces de canalizar las demandas


de este tipo de emprendimientos sobre todo en lo referente a los instrumentos
materiales, administrativos y pedagógicos.

Las iniciativas de la economía social y solidaria requieren de la cooperación entre


los actores para desarrollarse y consolidarse en el mercado social, entorno poco
regulado. “Intercooperar” en este contexto, significa algo tan básico como priorizar
el enlace entre emprendimientos para generar fuerza compartida, dinámica y poder
desarrollar más y mejores aptitudes.

Entonces, ¿qué es el mercado social?, pues no es nada más ni nada menos que el
lugar en donde las entidades de la economía solidaria realizan sus transacciones;
es una red común de aprendizaje, producción, distribución y consumo de bienes y
servicios que funciona con criterios éticos, democráticos, ecológicos y solidarios, en
un territorio determinado por la demanda de consumidores individuales y colectivos.

Impulsar el desarrollo socioeconómico de una sociedad de forma equitativa, exige


definir la forma y las vías por las cuales se podrá materializar con finalidad inclusiva
y de mejorar el bienestar conjunto, es necesario partir de una visión integradora y
solidaria. Visión que promueva la producción y el consumo responsable, la
distribución equitativa y el trabajo asociado. Visión que además estimule el
desarrollo personal y comunitario.

La economía social se presenta como una alternativa posible para participar en la


creación de una estructura productiva diferente que permita la reconstrucción de un
tejido social descocido por factores externos como las crisis reiteradas, políticas
públicas no acordes al momento socioeconómico o simplemente la falta de
recursos. Esta economía se erige cargando consigo una propuesta alternativa:
producción y “asociativismo”, promoción productiva y humana, es decir, promoción
social.

La economía social representa, para Pastore (2006), un nuevo paradigma que


implica pensar en el servicio por sobre el ánimo de lucro, la primacía de las personas
por sobre el capital, los procesos de decisión democráticos y el trabajo solidario; lo
que permitirá la construcción de una economía que favorezca al mejoramiento de la
calidad de vida de la población. En conclusión, el mercado social es un lugar
inclusivo que promueve el desarrollo local.

Honduras cuenta desde 1985 con una ley publicada para el sector social de la
economía, pero es hasta 1997 que se elabora y aprueba el reglamento de la ley de
este sector, sin embargo es hasta el día 20 de abril de 2001 que se constituye en
Consejo Hondureño del Sector Social de la Economía, quien es la instancia gremial
representativa de las empresas de economía social (empresariado popular) a lo
largo del territorio nacional. Dichas empresas se rigen bajo la propiedad social o sea
sus dueñas/os, son todas y todos sus involucrados y de manera
auto/cogestionariamente van resolviendo sus necesidades.

En el sector del valle del Aguan está constituido el consejo regional de la economía
social con sede en la ciudad de Tocoa, Colon. (CODESSE Regional El Aguán
(Departamentos de Colón y Yoro).

Emprendedurismo

El espíritu empresarial es un fenómeno reconocido a nivel mundial que carece de


una única definición precisa. A principios del siglo 20, Schumpeter (1934) discute el
papel de la iniciativa empresarial en la promoción de la innovación y la
implementación del cambio en una economía mediante la introducción de nuevos
productos o procesos. Kirzner (1973) define el espíritu empresarial como un proceso
de descubrimiento; al actuar sobre las oportunidades que previamente pasaron
inadvertidas - ya menudo marginal de lucro. Algunas definiciones atan el espíritu
empresarial

Sólo en términos generales a las actividades económicas específicas, que describe


un proceso de reconocimiento de la oportunidad para crear valor y actuar sobre esa
oportunidad (Schoof 2006).

Klapper et al. (2010) describen cómo, desde un punto de vista profesional, el espíritu
empresarial es generalmente entendida como un proceso de creación de nueva
riqueza, sino con el propósito de medir la capacidad empresarial, la definición se
estrecha a la iniciación de las actividades económicas en la forma de una empresa
legal (formal) . Sin consolidar por la necesidad de medir empíricamente la actividad
del espíritu empresarial en sí, este estudio propone una definición que incluya tanto
formal, así como las actividades económicas informales (incluyendo el autoempleo)
a los efectos de la creación de riqueza. Esta definición más amplia ofrece espacio
para una investigación exhaustiva de la gama de actividades y personas, que la
naturaleza de este estudio demandas.

El emprendedor ecuatoriano y sus particularidades:

Se llama emprendedor/a a aquella persona que identifica una oportunidad de


negocio y organiza los recursos necesarios para ponerla en marcha. Es común usar
este término para designar a una persona que “crea” o que empieza un proyecto
por iniciativa propia.

Las aptitudes y destrezas personales son la clave del emprendedor, pero para
“arrancar” con un proyecto también son necesarias una buena formación
empresarial, el asesoramiento profesional y el apoyo económico.

Las investigaciones sobre las percepciones que tiene la sociedad sobre el


emprendedor realizadas por Braun (1974) describen al emprendedor con términos
como innovador, flexible, dinámico, capaz de asumir riesgos, creativo y orientado al
crecimiento; mientras que la prensa popular, por otra parte, define el término como
la capacidad de un individuo de iniciar y operar empresas nuevas. De todas formas
ninguna definición, positivista o no, del acto de emprender es lo suficientemente
precisa o descriptiva para señalar que el emprendedor es la persona o grupo de
personas que en general desean ser flexibles, arriesgados y creativos en el sentido
de subsistencia.

Emprender es aventurarse en un nuevo mundo buscando oportunidades sin saber


que es lo que le espera a futuro, es decir, enfrentar la incertidumbre.

Por lo general, esa oportunidad de negocio se traduce en la creación de un producto


o servicio que a priori estima ser comercializado a un precio superior a su costo de
producción, obteniendo un beneficio que permita la adquisición de mejoras
administrativas, logrando hacer más eficiente la red comercial, creando nueva
riqueza y minimizando el riesgo de pérdidas. Para la organización y gestión de los
recursos del emprendimiento generalmente está el propio emprendedor.
En el contexto económico actual de Honduras, se empiezan a asociar con mayor
fuerza, la necesidad de innovar, generar riqueza y desarrollar el potencial creativo
por un lado con los emprendimientos y por otro con las empresas asociativas
(cooperativismo).

Como conclusión, se llama emprendedor/a a la persona que genera un negocio por


sí misma bajo la necesidad o el afán de progreso, esto debido a que el acto de
emprender en sí no sólo es característico del mundo de los negocios o el comercio,
sino más participe de una realidad social y cultural.

Cultura del emprendimiento y entorno empresarial

El emprendedurismo junto con la creación de fuentes de empleo, se han convertido


en temas obligados de discusión como fenómenos mundiales, producto de la crisis
laboral que se vive y que afecta particularmente a nuestros países.

Un entorno empresarial propicio debe contar con la pujanza de emprendedores que


tomen riesgos para aprovechar mercados, generen valor y empleo decente,
intensifiquen la competencia, y se orienten sobre la productividad e innovación para
dar viabilidad a sus iniciativas. Sin un fuerte espíritu de emprendimiento es difícil
que se maximicen las oportunidades de negocios propiciadas por las otras reformas
propuestas en este trabajo.

Emprendimiento en Honduras

La poca información disponible invita a pensar que un entorno empresarial favorable


liberaría un gran potencial emprendedor que hoy no se materializa completamente.
De acuerdo al índice agregado de Legatum que mide las probabilidades de éxito de
los proyectos de emprendimiento según una serie de variables, Honduras se ubica
en la posición 100 dentro de un ranking de 144 países. Sin embargo, a pesar de
dicho entorno, el 66% de los empresarios hondureños mantienen opiniones
favorables para iniciar un negocio. Dicho resultado demuestra un fuerte espíritu
emprendedor entre aquellos empresarios que iniciaron negocios, a pesar de las
numerosas barreras que confrontan.

Formación y capacitación para el emprendimiento

La promoción de una cultura de emprendimiento en Honduras sufre de una


insuficiente atención en los planes educativos. El currículo nacional básico se
elaboró hace más de una década (2001) y solo tiene une referencia genérica al
desarrollo de competencias para el emprendimiento. Dicho enfoque no cuenta con
iniciativas para identificar y canalizar los jóvenes emprendedores dentro de
suficientes esquemas de capacitación específica y de servicios de acompañamiento
a los emprendedores con potencial. Se carece así de enfoques de identificación e
integración de los jóvenes emprendedores desde etapas tempranas en el sistema
educativo básico y medio.

La falta de un ambicioso enfoque para formar emprendedores y promover


emprendimientos, innovación y vinculación con nuevas tecnologías se observa
también en la baja ocupación de trabajadores en sectores dinámicos. Según el
Índice de Innovación Global 2012 (IIG), sólo el 12% de trabajadores en el país están
empleados en sectores intensivos en conocimiento Acceso a servicios de desarrollo
empresarial

Los servicios de desarrollo empresarial son insumos importantes para facilitar el


desarrollo de emprendimientos. Por un lado, algunos de estos servicios son
necesarios para el inicio de la actividad de la empresa, como es el caso de la
asistencia en la identificación de mercados o en la confección del plan de negocios.
Y por otro, hay servicios que se necesitan para que la empresa funcione
adecuadamente luego de su puesta en marcha (servicios contables o de ingeniería
en sistemas, por ejemplo), que si el emprendedor sabe que no contará con ellos se
verá desalentado a materializar su plan de inversión. La capacitación técnica para
la creación de planes de negocios, la aplicación a créditos y otras herramientas de
desarrollo de mercados han sido identificados como las áreas en donde los jóvenes
emprendedores hondureños requieren mayor apoyo.

MIPYME

En Honduras existen aproximadamente 590,437 MIPYMES que generan 1,167,780


empleos directos.1 El diagnostico sectorial de la MIPYME, devela datos de
investigación formal interesantes

Acceso a Servicios de Desarrollo Empresarial

La información sobre el acceso a servicios de desarrollo empresarial se presenta en


dos partes basándose en si el negocio ha recibido servicios de desarrollo
empresarial o no. En los negocios que si han tenido servicios de desarrollo
empresarial se analiza el número de empresas o instituciones que le han ofrecido
servicios y si ha recibido capacitaciones. En los negocios que no han tenido
servicios de desarrollo empresarial se analiza si conoce empresas o instituciones
que los brindan y si le han ofrecido sus servicios.

1
Diagnostico sectorial de la Mipyme no agrícola en Honduras, BID, enero 2013
Sin embargo también hay un porcentaje importante de MIPYMES que no han
recibido servicios de desarrollo empresarial.
Las áreas en las que las MIPYMES manifiestan demandarían servicios de
capacitación o desarrollo empresarial, según el estudio del BID/SIC en mención,
son las siguientes:

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