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El Salón de la muerte

VERITAS

Ioken es una ciudad costera importante, fundada como ciudad hace 215 años. Tiene el puerto
marítimo comercial más importante. Al norte se encuentra delimitada con el Río Brasas, uno de los
ríos más bastos en pesca y caudalosos del país, bordeada al este por una línea montañosa
hermosa y boscosa, con salientes hacía el lado este cuya vista es a las amplias playas de arenas
tersas y blancas.

Históricamente está ciudad destaca por haber tenido asentamientos piratas siglos antes de haber
sido erigida y fundada, gracias a números hallazgos de objetos, así como diversos escondites de
posibles tesoros encontrados durante el crecimiento de la misma.

Actualmente es una ciudad en constante movimiento, sus amplios y modernos puertos son unos
de los motivos principales recibiendo cruceros turísticos al mismo tiempo que barcos de carga,
otro es debido a diversos laboratorios farmacéuticos situados en la misma así como también la
gran población estudiantil proveniente de las zonas aledañas, por lo cual se pueden encontrar
variedad de instituciones educativas sobre todo a nivel universitario.

Muchos turistas se ven atraídos por las historias de piratas, tomando tours en los cuales hacen
recorridos en lancha a través del río Brasas, para poder ingresar a las diversas cuevas ocultas
donde se cree que escondían barcos completos con pasadizos que llevan a pie hasta la ciudad por
cuevas talladas por el agua principalmente, además de las grandiosas historias de tesoros
escondidos aún debajo de la ciudad esperando por ser encontrados.

La Universidad Veritas tiene uno de los campus más grandes de la ciudad Ioken, tenemos más de
50 años de experiencia formando a los profesionales del futuro, contamos con más de 60 carreras
distintas, 30 maestrías y actualmente 20 doctorados, además de nuestras 25 carreras técnicas.
Puedes realizar cualquier tipo de experimento o análisis en nuestros laboratorios altamente
especializados con las más altas normas de seguridad.

La Universidad Veritas es la única con un estudio insonoro, así como un estudio de grabación.
También contamos con variados premios por desempeño académico y reconocimientos
internacionales por nuestra participación en diversas pruebas académicas.

¿Te gustan los deportes? Prueba nuestras canchas deportivas de basquetbol, futbol, futbol
americano, futbol rápido, voleibol, béisbol, atletismo incluyendo nuestra piscina techada o puedes
unirte a nuestro equipo de lucha, y podrías formar parte de nuestro mostrador de trofeos
deportivos.
Es un orgullo para la Universidad Veritas que el 88% de nuestros egresados terminen su carrera
inmersos en su área laboral específica gracias a nuestras variadas labores sociales y contribuciones
con la ciudad, así como acuerdos con diversas empresas. Te invitamos a tomar un tour guiado por
nuestras instalaciones que aclararan todas tus dudas.

¡¡Ven y pregunta por nuestras becas ¡¡.

Esta Universidad había sido erigida sobre las laderas de una montaña, es tan grande que los tours
guiados se realizan con vehículos eléctricos paseando a la gente por todo el complejo, cuenta con
su propio auditorio donde se presentan obras de teatro o presentaciones musicales propias e
incluso proyecciones de películas varias. El área de laboratorios era un edificio alejado por
completo de las estructuras principales. Contaba con su propio salón de eventos en donde
realizaban diversas exposiciones, presentaciones o eventos culturales abiertos al público en
general.

Gran parte de los estudiantes que no eran becados o no podían pagar la matricula completa
hacían un acuerdo de pago con la Universidad Veritas donde trabajaban realizando las labores
sociales que se presentaban, los alumnos ayudaban en eventos públicos, sobretodo en
temporadas vacacionales como “voluntarios” turísticos, otros trabajaban dentro del campus como
orientadores para nuevo ingreso y en trabajos que no requerían esfuerzo físico, pero si tiempo.

Anualmente al terminó del ciclo escolar cada carrera celebraba su graduación en una pequeña
fiesta, en ocasiones tan pequeña que la misma escuela prestaba sus áreas de eventos mientras no
introdujeran bebidas alcohólicas, debido a que algunas carreras tenían pocos alumnos, mientras
que otras llegaban a tener varios grupos del mismo nivel.

Este año era especial, los diferentes jefes de grupo y la misma mesa directiva estudiantil había
tenido una muy buena relación, habían decidido que querían algo grande, diferente, único y
especial, algo inolvidable. La mayoría de los representantes de grupo habían permanecido en su
puesto durante toda su carrera, entre ellos muchos habían acordado desde el primer año que si un
día se graduaban querían la fiesta más grande y espectacular en la que podrían estar en sus vidas,
de algún modo debían desquitar los desvelos, las mal pasadas, el estrés, y las labores sociales,
sobretodo siendo su última celebración como estudiantes.

Realizar la fiesta inolvidable entre todos sonaba muy bien de inicio, todos estaban de acuerdo en
eso, lo complicado venía en tomar acuerdos sobre todo cuando se tienen tantas personas juntas,
no a todos les gusta la misma música, ni la misma comida y mucho menos concordaban con las
bebidas y las cantidades que necesitarían, otro de los puntos que se discutían era si hacer la fiesta
cerrada o invitar a otras universidades. Llegar a un acuerdo sería lo más complicado, pero tenían
todo un año por delante para satisfacerlos a todos con el gran evento.

Después de varias juntas llegaron a ciertos acuerdos, tres días de fiesta, de preferencia un fin de
semana, debía haber todo ritmo musical existente en el transcurso de la misma, así que el los
grupos o djs cambiarían cada 3 horas, debía haber comida y bebida constantemente, pero ese
punto se debía aclarar también con el salón, todos vestirían como se sintieran cómodos pero se les
invitaba a ir vestidos de gala, las puertas estarían abiertas para que cualquiera entrara o saliera
según lo deseará. De ser posible querían que se hiciera un cambio de decoración según el día, el
viernes flores de colores, el sábado velas y el domingo globos flotantes.

Entonces venía lo más difícil, encontrar el lugar indicado, entre todos los jóvenes próximos a
graduarse investigaron sobre salones y lugares de eventos, para que la mesa estudiantil junto con
los representantes de grupo se dispusieran a la tarea de investigar cada uno, encontrar un lugar
que se adecuara a las demandas, tiempos y sobretodo los presupuestos, era más complicado de lo
que creyeron, algunos lugares quedaban demasiado lejos incluso de la ciudad, otros cumplirían
con todo excepto el presupuesto y siendo estudiantes la economía es lo más importante.

El nombre del Salón “Las Moiras” apareció entre los posibles lugares a escoger, pero nadie a quien
preguntaron había escuchado alguna vez de ese lugar. Se dieron a la ardua tarea de investigar en
las calles por ese salón y cualquier otro que no hubieran tomado en cuenta, cada día que pasaba
tenían menos opciones posibles, sobretodo porque los costos eran excesivos, siempre valía la
pena intentar un lugar más.

Vivir en una gran y vieja ciudad es divertido, cuando crees que conoces todo, entonces caes en
cuenta de un edificio, una construcción, una callejuela que nunca habías visto a pesar de cruzar
cerca de ella constantemente, solo así fue como encontraron el salón “las Moiras”, llegar por
primera vez fue un poco rebuscado entre calles de un solo sentido y algunos pequeños callejones
a pie.
El salón se encontraba oculto entre bodegas, era un edificio antiguo, apenas se notaba que no era
una bodega más, el edificio era tan viejo como la ciudad misma, su fachada repintada una y otra
vez en color blanco se descascaraban en algunas partes del exterior, parecía seguir en pie gracias
al mantenimiento, justo enfrente estaba el amplio estacionamiento y ahí se leía el único anuncio
con el nombre y el teléfono de contacto.
La mesa directiva estudiantil llamo al número del salón “Las Moiras”, agendaron una cita para
conocer el lugar en persona, medio año había transcurrido, empezaban a sentirse desesperados
por no encontrar un lugar apropiado y económico, está podría ser una buena opción mientras en
costo no fuera demasiado.
El día de la cita conocieron a los encargados, dos hombres altos, morenos, de unos ochenta y
tantos, estaban parados justo frente al salón cuando la mesa directiva conformada por 10 chicos y
2 chicas llego al lugar. Airón caminaba lentamente usando un bastón en su mano izquierda,
parecía el más viejo de los dos, con la cabeza casi calva, su rostro lleno de arrugas y una mirada
como perdida tras unas gafas bastante gruesas, vestía una camisa de manga corta a rayas, en
diferentes tonos de azul con pantalón de vestir azul marino casi negro y unos zapatos negros
recién boleados pero muy ajados de tanto usarlos, ambos usaban una colonia con un olor
penetrante a madera. Azrael fue quien mostro el lugar, vestía pantalón de terciopelo verde a
rayas con una camisa de manga corta blanca con pequeñas estrellas rojas bien repartidas por la
misma, era muy amable e intentaba sonreír aunque su gesto se veía más bien serio, su voz era
recia e imponente, tenía cabello chino tan corto que apenas se veía la piel debajo del mismo con
un grueso bigote más blanco que su cabello y los dedos de ambas manos ligeramente torcidos
como si quisiera tomar algo con ellas, estuvo interrogándolos un poco sobre ¿cómo habían dado
con el salón?, ¿quién se los había recomendado? y ¿si sabían que no era un salón como los
demás?.
Claro que no era un salón como los demás, ningún otro salón de los que visitaron parecía una
bodega por dentro o por fuera, además todos eran lugares con menos antigüedad, lo distinguían
las puertas parecidas a un espejo por fuera hechas de un cristal grueso por el que se veía
claramente el exterior además de la pintura exterior del edificio, el interior tampoco era muy
destacable, sin ventana alguna, una sola puerta de servicio, las paredes pintadas en color melón, el
lugar completo era acondicionado de manera industrial, con un escenario desmontable y seis
grandes baños repartidos a través del gigantesco edificio, el piso era una capa de cemento pintado
en verde menta, lo que más agrado a los jóvenes era la buena iluminación, los variados equipos de
luces y sonido repartidos por todo el lugar.
El salón no emocionaba a nadie en realidad, pero después de compararlo con las otras
posibilidades parecía haber caído del cielo mismo, era el único lugar que estaba dispuesto a
cumplir cada uno de los caprichosos deseos de la festividad en sí, incluyendo constantes oleadas
de comida y bebida durante el transcurso de la misma fiesta, todo por un monto bastante
accesible, solo restaba firmar el contrato de renta.
Los detalles se afinaron entre la cita y varias llamadas telefónicas durante el transcurso de una
semana, acordaron una nueva cita para firmar el contrato en una cafetería cercana a la
Universidad Veritas, el contrato de renta contenía varias hojas, casi un libro de especificaciones
del lugar, los días, fechas, pedidos con cada uno de los pequeños detalles, al menos 5 de los chicos
lo leyeron al mismo tiempo rápidamente, al ver que los puntos importantes estaban ahí
enunciados y especificados tal y como se acordó toda la mesa directiva estudiantil firmó
alegremente.
LA FIESTA

Mi nombre es Aisa, no me considero de las mejores estudiantes, pero ahora estoy a punto de
graduarme, soy muy buena conociendo gente, mi falta de timidez tal vez me ayuda demasiado,
comenzar una plática me es sencillo y rápidamente me hago de nuevos conocidos o amigos de
todo tipo, conozco a todas las personas de la Universidad, siempre los saludo con mi gran sonrisa,
no me importaba si es un maestro, un guardia, un compañero, un administrativo o incluso un
visitante, conocer gente nueva es algo que me hace sentir orgullosa aunque siempre me trae
problemas con mi novio.

Todos conocen a mi novio, mi único y gran amor, ocho hermosos años a su lado, estudiando en la
misma universidad a pesar de las malas vibras, Roja es su apellido, Sergio su nombre, aunque
varios de mis amigos y familiares parecen no agradarles mucho. Sergio es muy serio, es más alto
que yo, mide 1.73, bastante fuerte ya que practica lucha, es moreno apiñonado, aunque cuando se
pone celoso su rostro se torna de un bello tono rojo, su cabello es ondulado castaño claro y corto,
tiene cejas pobladas sobre esos dulces ojos cafés achocolatados, su nariz es un poco ancha lo que
hace que sus labios se vean delgados, pero cuando lo beso no me lo parecen tanto, su voz tan
masculina me eriza la piel.

A veces me da pavor cuando lo veo venir rojo de celos, llevándose a todos a su paso, su voz se
vuelve dura y su rostro enojado me hacen sentir aún más pequeña de lo que soy, más de una
persona lo voltea a ver creyendo que me hará daño, pero él nunca me haría nada más allá de
darme un beso, un abrazo o una caricia, siempre me recuerda tener cuidado con quien hablo, no
todos son buenas personas y el temor más grande de él es que me lastimen o me aparten de su
lado. Yo lo amo con todos y cada uno de sus defectos, sus celos son una muestra clara de su amor
por mí, aunque a veces diga cosas que duelen por causa de los mismos, pero amo aún más sus
virtudes, cuando se porta tierno y vulnerable o cuando tiene pequeños detalles hacía mí, como
una comida especial, aunque no tuviera testigo alguno de su sincero amor, sueño con el día que
me llamen la Señora Roja.

El nunca critica mi manera de vestir, con lo que me encantan las blusas holgadas y grandes, o mis
bellos pantalones anchos, eso sí siempre bien combinada con un buen par de tenis para toda
ocasión. Y aun no comprendo el afán de mis amigas por llenarme de maquillaje, cuando el gusta
de mí tal cual soy.

Mis mejores amigas son Zaida y Yuli, siempre ando con ellas por la Universidad, aunque ellas no
comparten mi interés de hablar con todas las personas como yo lo hago, ni les gusta como es mi
novio conmigo, siempre estamos juntas para escucharnos o acompañarnos a todos lados. Zaida es
morena obscura yo le digo que parece chocolate, tiene ojos color miel y un hermoso cabello rizado
al hombro que suele llevar suelto, es más alta que yo mide 1.70, tiene una beca deportiva por
estar en el equipo de basquetbol, le gusta presumir su cuerpo, es nalgona con piernas torneadas,
usa ropa escotada aunque no tiene mucho busto, le gusta pintarse los labios en colores naranjas
que se ven voluptuosos, es muy sonriente y positiva. Yuli es más parecida a mí, mide 1.64,
ligeramente más morena que yo, su cabello es lacio como el mío pero le tiñe unas mechas rojas,
ligeramente debajo de sus hombros, es la más delgada de las tres aunque es la que más come, le
decimos que todo lo guarda en sus grandes cachetes, ella tiene una beca por promedio, siempre
usa zapatillas bastante altas por lo que yo me veo bajita entre las dos, casi siempre usa faldas o
vestidos , le gusta estar bien maquillada resaltando mucho sus ojos azules aunque su cara parece
de fastidio es muy amable.

Sueño con el día de la graduación pero no como mis compañeros, no, la verdad anhelo la cereza
del pastel, una propuesta de matrimonio, haría ese día lo más especial de mí vida, daríamos paso a
una verdadera nueva vida y disfrutaría de la fiesta al máximo, yo no se lo he dicho, pero él me
conoce tan bien, que estoy segura lo hará. Estos últimos meses casi no había visto a Sergio, entre
los exámenes, trabajos finales y otras actividades apenas nos vimos en persona, pero también lo
note diferente, todo me indicaba que haría mi sueño realidad, así que me preparé como nunca
para esta fecha tan especial que recordare por toda mi vida.
El día del evento por fin llego, me vestí especialmente para la ocasión, una bella minifalda roja de
cuero acompañada de una blusa estilo corseé blanco con detalles tipo encaje en tonos rojos y
negros, nunca me he sentido muy dotada en cuerpo pero este día tenía más curvas que nunca en
toda mi vida, mi 1.67 junto a unas botas largas negras con un ligero tacón de 5 cms. eran
suficientes.

Fuimos al salón de belleza mis amigas Yuli, Zaida y yo, nos arreglaron el cabello a las tres, mi
cabello siempre ha sido largo negro y lacio, usualmente lo peino en una cebolla o recogido con
trenzas, nada complicado, así que decidí hacerme una permanente, bellas ondas adornaban mi
rostro en un lindo peinado donde lucia mi largo cabello. A mi amiga Zaida la alaciaron y le hicieron
un bello peinado como un moño lleno de brillos con su propio cabello, mientras que a Yuli le
pusieron extensiones incluso con las mechas rojas y le ondularon todo el cabello en bellos caireles

El maquillaje profesional especial para la fiesta hacia que mis labios delgados ahora lucieran
brillantes, las sombras resaltaban mis ojos de un modo especial, yo veía mi piel morena
ligeramente más clara, decidí acompañar todo con un juego de joyería donde aretes collar pulsera
y hasta anillos combinaban con mi ropa. Mientras mis amigas lucían no muy distintas con su
maquillaje profesional, pero lucían fantásticas.

Zaida se aventuró con unas zapatillas de tacón de aguja en color naranja y su hermoso vestido
pegado al cuerpo, la falda era ligeramente sobre la rodilla en una pieza hasta su cintura donde
sobresalían unos volados y la parte de arriba tenía un escote de corazón poco pronunciado
cubierto con una tela semitransparente hasta sus hombros, todo en un patrón de manchas de
colores vivos con una bolsa de mano a juego. Yuli usaba un enterizo verde limón a tirantes y un
escote pronunciado mientras la parte de abajo era un pantalón suelto que cubría ligeramente sus
altas zapatillas en tiras doradas su bolsa de mano también en color verde limón con detalles en
dorado con un juego de joyería dorado donde el collar era tan largo que terminaba perdido entre
sus senos.
Sergio y yo nos pusimos de acuerdo por varios mensajes acordando vernos en el salón del evento,
en realidad quería sorprenderlo, decidimos vernos a las 4:15, pero en realidad llegue con mis
amigas a las 6:40, la fiesta iniciaba al medio día pero se nos hizo tarde arreglándonos, ellas me
ayudaron a decidir mi peinado y maquillaje.

Llegamos al estacionamiento del lugar en el carro de Yuli, el amplio callejón e incluso el


estacionamiento estaba lleno de compañeros dirigiéndose o entrando al salón por las varias
puertas que reflejaban las luces de colores cambiantes, mientras desde el estacionamiento
escuchábamos la música a todo lo que daba, emocionadas bajamos del vehículo, nos arreglamos la
ropa y tomadas de la mano nos dirigimos a las puertas también, entramos al gigantesco salón con
un mar de gente riendo, bailando y bebiendo, la mezcla de aromas era variado según nos
movíamos por el salón buscando la mesa de nuestro grupo, a ratos era dulce, en otras partes olía a
flores, y por un momento me pareció que olía a mar, entonces Zaida encontró una mesa, mi grupo
era de escasos 20 alumnos, así que teníamos tres.

Todos mis amigos y conocidos no paraban de alagarme, muchos no me reconocieron en un


principio, algunos trataron de abordarme como si fuera una chica nueva, decían que mi suave voz
y mi nariz respingada eran lo único reconocible de mí, que parecía otra chica y no la Aisa de
siempre, que ahora entendían porque los celos de Sergio, lo que me recordaba que debía
encontrarlo antes que a nadie más, pero en realidad no lograba ver más allá de un metro frente a
mí con tanta gente, no podía creer que fuéramos tantos graduados, obviamente olvidaba que
también había invitados foráneos, nunca he sido muy perspicaz, e igualmente no lo vi al entrar,
pero imaginaba que estaba ahí, ya tenía unas horas que nos habíamos mensajeamos por última
vez y él estaba por llegar en aquel momento.

Había mesas redondas altas negras de buen tamaño con algunos bancos altos metálicos, así que
los chicos nos cedían los lugares a nosotras, todas las mesas tenían unos arreglos florales de
colores al centro, no muy estorbosos y alrededor del mismo aparte de muchas bolsas, diferentes
charolas con bocadillos que cada tanto resurtían los meseros del lugar, del techo colgaban telas de
colores metálicos junto con los banderines que portaban el nombre de las diferentes carreras. A
pesar de que las puertas estaban abiertas a todo de par en par, adentro estaba fresco, los
banderines se movían ligeramente en las alturas imagino que por el aire del clima que circulaba
constantemente, nosotras estábamos situadas casi al centro sobre el lado izquierdo, o eso
imaginaba por la esfera de espejos sobre nuestras cabezas, yo no quería acomodarme en la mesa,
pero Zaida me insistió que no saliera corriendo a buscar a mi novio por unos minutos, así que me
acomode en un banco para esperar un poco antes de irlo a buscar, mis compañeros al tener el
grupo reunido decidieron hacer un brindis antes de que algo más pasará, así todos tomamos una
copa en la mano, al unisonó gritamos salud intentando chocarlas para dar paso a beberlas, la mía
era una deliciosa y dulce piña colada con un poco de licor de la cual tome un sorbo, pero otros
decidieron beber la copa entera de golpe, yo prefería disfrutar mi bebida, así mis amigas también.

Mi amiga Mina andaba bailando y caminando entre mesas, se acercó a saludar y cuando me
reconoció, me dijo lo hermosa que me veía, pero que me tenía una muy mala noticia, a Mina le
gustaba mucho correr los chismes de la escuela, en verdad no imaginaba cual podía ser su mala
noticia, siempre me ha parecido un ángel a pesar de su mal hábito de hablar solo chismes. Su piel
blanca reflejaba las luces de colores cambiantes del lugar, su linda nariz respingada y ojos miel
resaltaban con su maquillaje, y sus pequeños labios con labial rosa de brillitos ahora tenían un rojo
brillante, ella era la única persona que conocía a todos en la universidad, he incluso de otras
muchas, en ocasiones llegue a pensar que podríamos haber sido muy buenas amigas pero
nuestras conversaciones nunca eran con el mismo interés, a veces me imaginaba con su cabello
castaño claro casi rubio en caireles enmarcando mí rostro como lo hacían tan bien en el de ella,
siempre sabes donde estuvo por su escandaloso perfume a flores, aunque ahora casi no se
percibía, normalmente viste ropa en colores suaves y claros pero hoy tenía un bonito vestido rosa
mexicano entallado con un cinturón blanco delgado y zapatillas blancas lisas de punta abierta,
mide 1.67 y le da un ligero tic en el labio cuando tiene un chisme grande. Así que Yuli le dijo que
se dejará de dramas y nos diera la noticia. Mina se le quedo viendo algo enfadada a Yuli, mientras
veíamos su tic del labio antes de hablar, “bueno, intentaba no soltar la bomba, pero ya que
insisten, debes saberlo (acercándose a mí), he visto a Sergio besándose con otra, aunque te diré
que no solo la besaba, ya los había visto juntos unas cuantas veces, pero no creí que sería tan
descarado de algo así, al menos no de ese modo, aquí y frente a ti, bueno, lo digo porque no sabía
que ya habían terminado ¿o sí?”.

Mientras Mina hablaba yo no podía creer lo que decía, por unos segundos/minutos que sentí
horas deje de escuchar la música, creo que mi rostro pasó de sonriente a seria pero no me atreví a
decir nada, no podía creerlo, en realidad viniendo de Mina podía ser que lo confundiera, pero al
mismo tiempo sentía que mi mundo se caía a pedazos, los recuerdos de él me venían de golpe
mientras intentaba no llorar, entonces solo me tome mi trago de un golpe, una vez baje la copa
me levante de mi asiento. Yuli y Zaida intentaron detenerme, pero yo me acerque a Mina e
inmediatamente le pedí que me llevará a donde los había visto, Mina sonrió maliciosamente,
ahora ya no me parecía más un ángel, creo que mis amigas intentaron ir detrás nuestro, en
realidad no le di importancia a ellas, al principio Mina caminaba delante de mío, atravesamos el
salón, yo seguía sin escuchar sonido alguno, veía la boca de Mina moverse mientras caminábamos
entre la multitud, con mis manos empujaba agresivamente a todo aquella persona que se
atravesaba frente a nosotras de ser necesario sin prestar atención de quien era.

Estábamos del otro lado del salón, veía el escenario a mi costado izquierdo y el anuncio del baño
resplandeciendo al frente de nosotras cuando Mina paro de caminar y me dijo “ahí está, junto a
los baños ¿lo ves? El de la chamarra roja de terciopelo es el ¿o me equivoco?” mientras con su
dedo señalaba a una pareja recargada en la pared, donde casi no daba el resplandor del anuncio
del baño, el de espaldas a nosotras jeans deslavados y chamarra roja, una de las manos de la chica
a la que besaba acaloradamente tenía una mano en su pelo mientras la otra estrujaba el trasero
de él por sobre el pantalón, no sabía ciertamente si era Sergio o no, quería acercarme, pero el
shock me mantenía parada viendo a la pareja fajar descaradamente, confiaba en que fuera otro
chico ya que él nunca habría hecho algo como eso conmigo, su abrazo me parecía cada vez más
intenso, nosotras estábamos a pocos metros, de repente un chico al que no preste mucha
atención se les acerco, imagino que les llamo la atención porque dejaron su abrazo, se
acomodaban la ropa tranquilamente, él se giró lentamente como en cámara lenta, Sergio sonreía
mientras terminaba de acomodarse el pantalón para abrazar a la morena greñuda esa y
encaminarse hacia una mesa cercana.

Todo el miedo que me había paralizado segundos antes se convirtió en rabia, camine directo a él,
con mi mano derecha jale su brazo fuertemente, mientras todos volteaban a ver la escena, yo
gritaba “¿Qué rayos te pasa?, ¿Quién es está fulana?”, fue la primera vez que no temí a sus celos
o su enojo, Sergio apenas me volteo a ver muy tranquilamente como si nada pasará mientras
perdía la sonrisa, tiro de su brazo bruscamente para soltarlo de mi mano e inmediatamente con el
abrazar o más bien contener a la tipa que claramente se quería aventar sobre mí. Un chico de la
mesa más próxima se acercó a mí, imagine que intentaría hacerme lo mismo para que yo no me
abalanzara sobre ellos, pero esa nunca fue mi intención, di un paso atrás para que supiera que mis
intenciones eran otras y nadie me tocara, entonces Sergio me reviso de pies a cabeza, acerco su
rostro al marañero de la tipa e imagino susurro en su oído sin dejar de sujetarla, ella dejó de
forcejear al instante con un rostro de ira pero más serena, él la dejo de abrazar y mientras ella se
iba le dijo ”en un minuto voy”.

Al escucharlo decir esas palabras sentí como si una lanza me atravesara el pecho mientras mi
corazón era estrujado fuertemente dentro de mí, sentía un calor inundarme todo por dentro
mientras al mismo tiempo mis ojos se volvían ligeramente más húmedos próximos a unas lágrimas
que no deseaba dejar escapar, entonces Sergio viro su cabeza hacía mí con su rostro serio casi
enojado y me soltó “Tú y yo no somos nada desde hace mucho, me tenía cansado tú actitud,
siempre queriendo ser el centro de atención, siempre pensando solo en ti, nada más mírate ahora
mismo, hace 3 meses que Dalia y yo hemos estado saliendo, ella si sabe cómo ser una buena
novia, no quiero volver a saber de ti”. Mientras hablaba sentí como mis piernas se doblaban, Mina
y el chico de antes me abrazaron a cada lado para no verme caer al piso, Sergio terminó de hablar
e inmediatamente dio la media vuelta, caminando hacia la salida mientras con la mano decía adiós
a los de la mesa a la cual imagino se dirigía antes con un paso tranquilo como si fuera paseando
por ahí, lo seguí con la mirada hasta perderlo entre el gentío, deseaba llorar, gritar, salir corriendo
del lugar, pero estaba completamente paralizada.

No sé el tiempo que estuve en trance, cuando reaccione Zaida estaba sentada junto a mí,
abrazándome, Mina no se veía alrededor nuestro, se había ido, Yuli estaba platicando con Charly
el chico que me había sostenido y acomodado en el banco, él era capitán del equipo de
basquetbol, 1.87 de altura, los rumores decían que también trabajaba de modelo profesional por
su bello rostro y cuerpo, entonces correspondí el abrazo de Zaida mientras de mis ojos rodaban
algunas lágrimas que terminaban por mojar ligeramente el vestido de mí amiga, ella tomo mi
cabeza para levantar mi rostro tiernamente, seco mis lágrimas y me dijo “tranquila, aquí estamos
para ti”, me volvía a abrazar mientras lloraba otro poco, escuche la voz de Yuli preguntarle si ya
había reaccionado, cuando obtuvo un sí, sentí la mano de Yuli apoyarse en mi espalda y
acariciármela suavemente un poco. Decidí dejar de llorar, no era el mejor lugar, ni el mejor
momento para llorar, Yuli y Zaida me llevaron al baño y entre ambas arreglaron mi maquillaje lo
mejor que pudieron, ambas me preguntaron si quería irme, su tono era triste al preguntarlo,
imagine que me lo decían solo por intentar apoyarme, decidí que no era justo para ninguna
perdernos la fiesta, sonreí lo mejor que pude y les dije que nos quedáramos, después podría llorar
todo lo que deseará sabiendo que estarían para mí si lo necesitaba pero ahora era momento de
divertirnos.

Ambas cambiaron su rostro de resignación por una linda sonrisa, Yuli sonrojada me confesó que
aunque no era la situación que habría deseado, siempre había querido conocer a Charly,
agradeciéndome la oportunidad de bailar con el ahora que ya estaba mejor, a lo que sonreí
mientras salíamos del baño y volver a la mesa de Charly. Su mesa era del equipo de basquetbol y
las acompañantes de los que habían llevado, todos me veían fijamente mientras se mostraban
algo preocupados, preguntándome ¿cómo estaba?, en verdad me sentía destrozada, pero sonreía
como siempre e intentando evadir las preguntas ante lo sucedido les decía que estaba fascinada
con la fiesta, el lugar tan hermoso, los arreglos, a lo que todos apoyaban igualmente mí opinión,
agregando lo delicioso de los bocadillos entre otras cosas agradables del lugar, cambiaron el tema
y platicaban de diferentes cosas, intentaba seguir las diversas conversaciones cuando comencé a
sentirme observada, deje de prestar atención a la plática, Yuli bailaba alegremente con Charly,
Zaida platicaba con los chicos sin pareja, mis ojos recorrieron todo nuestro entorno, o lo poco que
alcanzaba a ver alrededor nuestro, en una de las mesas cercanas había un chico que nunca había
visto, 1.77 de alto, delgado casi en los huesos con los pómulos incluso chupados, cabello negro
lacio rebajado casi al cráneo en los costados largo al centro, su cabello caía sobre su rostro casi
cubriendo su ojo izquierdo, cejas negras pobladas, nariz grande y recta, labios delgados con camisa
blanca arremangada sus botones reflejaban las luces, en la mesa donde estaba todos bailaban
alrededor de la misma, sonreían y platicaban, él en contraste se mostraba serio como si lo
hubieran llevado de mala gana, solo parado viéndome.

Sentí escalofríos cuando nuestras miradas se cruzaron por unos minutos, de pronto me tocaban el
hombro, volteé inmediatamente, era Zaida quería que la acompañara a buscar a Dany, el chico
que le gusta, la verdad yo dudaba mucho que estuviera en la fiesta, Dany Midelton es un chico
alto como de 1.80, piel negra, ojos verdes, nariz y boca ancha, cabello corto chino, cejas pobladas,
le apodaban el toro por su cuerpo robusto y ancho, practicaba voleibol pero no era parte del
equipo, siempre me pareció muy serio, con gustos menos festivos, apenas cruzaba palabras con mi
amiga Zaida cuando jugaban voleibol por diversión, le conteste a Zaida que si la acompañaría y
gire de nuevo mi cabeza para volver a buscar al chico que me veía fijo, ya no lo encontré ni en su
mesa , ni alrededor, nos dirigimos a donde Yuli bailaba, solo le avisamos que nos moveríamos por
el lugar, no queríamos separarla de Charly ahora que estaba tan feliz, ella quedo en avisarnos si se
movía de sitio y empezamos a cruzar el salón lentamente entre la multitud, íbamos haciendo
paradas continuamente, saludando amigos, recibiendo piropos y a veces bailando un poco
mientras intentábamos buscar a Dany o sus amistades, cada que nos deteníamos más de unos
minutos volvía a ver al chico que me causaba escalofríos en alguna mesa lejana, en verdad no lo
conocía, recordaría su rostro fácilmente si así fuera pero él no dejaba de verme fijo.
Habíamos cruzado el salón, de nuevo estábamos de lado izquierdo pero al frente, cerca del
escenario donde un grupo tocaba rock en ese momento, Zaida preguntaba disimuladamente si
alguien había visto a Dany en la fiesta mientras saludaba al equipo de voleibol, Zury la novia de
Nathaniel creyó haberlo visto cerca de la entrada. Nathaniel y Zuri son de esas parejas que
parecen más hermanos que novios, además siempre vestían combinados, ambos resaltaban su
piel rojiza con el color amarillo esta vez, ella usaba un vestido entallado hasta la mitad de su
muslo, cuello redondo con escote en la espalda y sin mangas, mientras él usaba una camisa de
manga larga con jeans negros, ambos con zapatos negros acharolados, ambos de la misma altura,
claro que ella por los zapatos de tacón. Le agradecimos la información y nos dirigimos hacía las
puertas, intentamos no seguir parando cada tanto a saludar, incluso me disculpe con algunos
amigos por ir empujando personas en mi lapso anterior de desesperación de manera rápida,
ahora me sentía observada constantemente mientras nos movíamos por el salón, a veces veía al
chico escalofrió, en ocasiones detrás de nosotras, en otras en alguna mesa lejana a un costado, se
movía aún más rápido que nosotras de un lado a otro e imagine que no le hacían parar a saludar y
sonreí para mí.

Empecé a sentirme verdaderamente incomoda por el constante escalofrió causado por sus
intensos ojos mirándome fijamente todo el tiempo, así que decidí preguntarle a otros si acaso lo
conocían, cada que hacíamos una parada yo lo señalaba con la mano sin dejar de verlo, no quería
que se perdiera de mí vista de nuevo mientras preguntaba, algunos me contestaban que no
recordaban de que carrera era o que era el amigo de X o Y, nadie me daba un nombre o un dato
más fiable pero parecía ser tan social como yo puesto que lo vi en distintas mesas. Conforme nos
movíamos Zaida tomaba comida de cada mesa donde nos deteníamos, todos estaban maravillados
con la comida por cierto, decían que era lo más exquisito que alguna vez hubieran probado,
algunas personas comían charolas enteras de entremeses incluso, yo apenas probaba un bocado,
tal vez por mi poco ánimo, no tenía hambre o sed, era más un mordisco rápido para no caer
famélica. Recorrimos todo el salón hasta llegar a las puertas, seguían entrando personas al lugar,
muy pocos se retiraban, nunca he usado reloj, imagine que era cerca de la media noche, la verdad
no me importaba mucho, mis amigas y yo habíamos llegado juntas, y juntas nos iríamos, que más
daba si nos desvelábamos una noche o dos.

Dayana estaba tomando fotos a todos durante el festejo, pensaba hacer una página donde se
mostrará todo lo bonito del evento al final. Dayana es una chica muy linda, chaparrita de 1.50,
parece una niña en realidad, esperaba verla transformada como yo, pero decidió usar unos
pantalones de pana verde botella con una blusa negra holgada de un solo hombro, una estrella en
el pecho hecha de lentejuelas brillantes, sus zapatos de charol negro y un lazo verde amarrando su
larga cabellera ensortijada mal peinada. Me acerque a saludarla, comenzamos a platicar sobre las
fotos y la página del evento, sobre que me interesaba una foto con mis mejores amigas pero de
momento no estábamos juntas, al meterme en la plática no me di cuenta cuando Zaida me dejo
ahí, Dayana me dijo que podía acompañarme si quería, pero que debía seguir tomando fotos, no
podía separarse mucho de la puerta, así nadie se le escaparía ya fuera que entraran o salieran del
lugar, estaría unas horas más y tal vez daría una vuelta porque tenía mucho trabajo que hacer con
la página, esperaba que nos reencontráramos y tomar la foto que le pedí disculpándose por no
haber llegado mucho antes, nos acompañamos cerca de la puerta, ella cazando gente y yo
buscando a Zaida en la parte interna del lugar. Mejor la deje seguir con su tarea y buscar a Zaida
en donde nos dijeron que podría estar Dany, me alegraba verme tan diferente, no tenía que
saludar a todos y cada uno de mis compañeros, me alegraba verlos, pero quería estar con mis
amigas, estaba en la fiesta por ellas, el festejo no tenía mucho sentido para mí, era un evento
bonito pero nunca le encontré mucho gusto a las fiestas universitarias.

Me volví a internar en el salón, inicialmente fui a las mesas en el lado derecho del salón cercanas a
los baños buscando a Dany y Zaida, al no encontrarlos seguí buscándolos por el salón, no supe
como pero llegue a la mesa de mi grupo, la primera mesa donde estuve, decidí descansar un poco,
los pies me dolían mucho, la verdad no creí que tan poco tacón se sintiera tanto en mis pies.
Descansaba cómodamente cuando un mesero me pidió disculpas mientras movía algunas charolas
con comida para hacerse un camino para pasar sus manos hacia el arreglo de la mesa, tenía que
cambiarlo, traía un pequeño carrito donde ponía las flores ahora marchitas en la parte inferior
mientras en la parte de arriba tenía los nuevos, unos hermosos arreglos con velas flotantes dentro
de un recipiente esférico con el fondo lleno de piedrecitas de colores formando el escudo de la
universidad. Las luces de las velas no iluminaban mucho en la inmensidad del lugar con el
contraste de la iluminación colorida existente, pero me parecían muy hermosos esos nuevos
arreglos, bastante relajantes incluso, por un momento me sentí feliz, tranquila, en paz, hasta que
alguien me empujo al pasar detrás mío. Intente ver quien había sido, pero no localice a nadie
caminando en la cercanía, era mejor volver a buscar a Zaida, tal vez donde dejamos a Yuli podría
ser que la encontrara, decidí caminar hacía la puerta primero, de ahí empezaría a buscar
caminando hacía el escenario, era increíble que ya había caminado por esa área y de nuevo me
saludaban y querían bailar conmigo.

Cuando llegue a la puerta no podía creerlo, había luz de día en el callejón de acceso, era realmente
cegadora en comparación a las luces en constante movimiento dentro del lugar, imaginaba que
apenas iba amaneciendo o las primeras horas de la mañana, la luz aun no alcanzaba a reflejarse
dentro del lugar pero si mirabas hacía las puertas te dabas cuenta de ella, por un momento me
embargo un deseo de salir a sentir los rayos del sol tocarme, así que me enfile directo a las
puertas. Logre salir del salón, ya no entraba nadie, imagine que debido a la hora, tampoco vi
persona alguna salir en el tiempo que estuve ahí, al cruzar las puertas noté a unos tres chicos
sentados en la salida durmiendo, recargados uno sobre otro, como encogidos e intentando cubrir
su rostro por el sol creo yo, no logre reconocerlos pero uno en particular me llamo la atención por
sus fuertes ronquidos, camine más al centro del callejón, por la noche me pareció más cercano al
estacionamiento, ahora sin gente me parecía bastante amplio, camine casi hasta tocar la pared de
enfrente, estuve un momento bajo los rayos del sol, como cuando quieres calentarte en un día
frío, incluso cerré mis ojos disfrutando él sol, alcance a escuchar algunos pajarillos cantando a la
distancia y de nuevo la música de la fiesta, abrí mis ojos de nuevo para volver a entrar, cruce las
puertas, no había notado tampoco que parecían un espejo hasta que me vi reflejada, en verdad
parecía otra chica, me gusto la Aisa que veía en el reflejo a pesar de la tristeza que sentía, una
lagrima rodo por mi mejilla e inmediatamente volteé mi rostro hacía el interior del salón, ahora
todo el interior me parecía tan oscuro, espere unos minutos a que mis ojos se adaptaran de nuevo
a las luces de colores, estaba parada justo frente a la puerta, no quise caminar y tropezar con
alguien por error.

Yo no era de fiestas, en realidad esta era mi primera fiesta, había escuchado de ellas y algunas
cosas, entonces noté que también en la parte interna del salón había chicos durmiendo, me
parecía tan extraño, si yo me sintiera tan cansada preferiría ir directo a casa y dormir como se
debe, había algunos sentados en el piso en la misma posición que los de afuera, pero mi atención
se centró en tres chicos, bueno dos chicos y una chica, estaban tirados casi frente a las puertas de
lado derecho, ella tenía ambos brazos sobre su rostro como cubriéndose los ojos del sol, apenas se
veía un poco su cabello negro y lacio hecho bolas debajo de su cabeza como almohada, no
recordaba haberla visto despierta, usaba un top floreado que apenas y cubría sus pequeños
pechos en esa posición, con una falda beige abierta en los costados por donde sus morenas
piernas salían, sus pies descalzos con las uñas pintadas en verde lima, ambos chicos estaban boca
abajo, ambos con pantalones cafés y playera polo azul marino, uno de ellos llevaba tenis negros,
parecía haberse acostado a un lado de la chica sobre sus propios brazos, mientras que el otro, era
el de piel más oscura de los tres, estaba acostado sobre él primero, tenía una mano sobre el seno
derecho de ella, y una pierna entre las de ella. Si estuviera en su situación no me gustaría que
nadie me viera en esa posición, decidí mover la mano del tipo al menos, al acercarme tropecé con
algo mientras seguía avanzando hacia ellos, cuando logre equilibrarme sentí que mis pies estaban
como atascados en algo, baje la mirada hacía el piso, mi pie derecho estaba sobre el cuerpo de la
chica, al parecer el tacón de mi bota estaba enterrado en su vientre desnudo, se había atorado
como si fuera gelatina, mi pie izquierdo estaba completamente hundido dentro del cuerpo del
chico que la tocaba, no emitieron sonido alguno. Me sentí aterrorizada, en shock, como era
posible, primero no quería moverme, dirigí mi mirada al frente, la fiesta seguía como si nada,
nadie me veía, nadie volteaba o se daba cuenta de lo que me pasaba, tenía que salir de ahí, con
cuidado y mucho miedo moví mi pierna izquierda, era la que sentía más libre, entonces todo mi
peso se recargo en la pierna derecha hundiendo mi bota aún más en el cuerpo de la chica
mientras los cuerpos de los chicos se hicieron polvo ante mis ojos, ahora estaba parada sobre un
montón de cenizas en forma de la silueta de los chicos, tire entonces de mi pie derecho algo
brusco, no quise mirarlo pero sentí que algo se había pegado a mi pie mientras se liberaba.

Necesitaba aire, quería salir de ahí, no podía entender lo que había pasado, no quise voltear a ver
a la chica, levante la mirada todo el tiempo, gire mi cuerpo hacía las puertas, entonces me di
cuenta que ya no estaban todas las puertas abiertas, al menos la primera lateral se encontraba
completamente cerrada, los demás pares de puertas seguían abiertas, pero no de par en par, se
veían ligeramente cerradas, me acerque a ellas, cuando quise jalar una, parecía tener seguro, no
lograba abrirla más, gire mi cabeza, tal vez alguien me ayudaría a abrirla pero todos estaban
inmersos en la celebración, me sentía invisible, aterrada, tenía que buscar a mis amigas y salir de
ahí de inmediato, podría ser que pronto las demás puertas estarían cerradas igualmente. Tuve que
enfrentarme a ver al piso, mis botas estaban limpias, no lucían distintas de ningún modo, volteé a
ver el lugar donde los chicos estaban tirados hace unos momentos, no había nada, ni siquiera el
montón de cenizas, no podía creerlo, pero sentí la urgencia de salir de ahí, decidí seguir por el lado
izquierdo, buscar a Zaida mientras me acercaba a la mesa donde deje a Yuli, conforme caminaba al
frente me daba cuenta que había menos gente que por la noche, lo cual era un alivio así nadie más
pasaría lo que yo o a los chicos de la entrada, si es que había pasado, intente no saludar a nadie,
caminar lo más rápido posible para escapar con mis amigas, cuando llegue a la mesa, el equipo de
basquetbol ya no estaba, empecé a preguntar en las mesas cercanas, justo entonces entro un
animador o algo así, cañones de confeti comenzaron a explotar por todo el salón, volteaba a todos
lados intentando encontrar a mis amigas pero con todos brincando, bailando, celebrando me era
casi imposible.

Sentí el impulso de ir al escenario, tomar el micrófono y avisarles a todos que salieran de ahí de
inmediato, pero solo camine sin dirección, alguien choco conmigo, era Mina, me alegro tanto
encontrarla que la abrace, estaba un poco tomada, reía mucho mientras me abrazaba, le pregunte
si había visto a mis amigas de casualidad, no estaba del todo segura le pareció ver a Zaida en la
zona central, le pedí que me acompañara pero solo me miró como si estuviera loca, note que no
vendría conmigo y me disponía a caminar, cuando volví a sentir que me observaban, la tome de la
mano abruptamente mientras volteaba a buscar quien me veía, era el chico escalofrió, se lo
describí a Mina, le dije exactamente como lucia y por dónde estaba mientras lo señalaba con mi
otra mano, ella volteo a verlo, “no se de quien hablas, no veo al tipo que dices, además estamos
en una fiesta, ¡hay que celebrar!” decía esto con una estruendosa carcajada mientras tomaba una
copa de la bandeja que iba pasando un mesero cercano, la bebió de jalón para después jalar su
mano, dio un paso hacía el escenario, se aproximó al primer chico cercano y le hablo, decidí no
seguir insistiéndole más, me guíe por las esferas de espejo en el techo para llegar al área central,
revise cada mesa, por alguna razón sentí el salón volverse más pequeño e incluso me costaba
caminar hacía la salida, como cuando caminas en una calle empinada.

Debía estar cansada, me senté un momento a descansar, tenía un poco de hambre, la mesa en la
que estaba descansando se encontraba vacía, llena de bolsos y bandejas repletas con comida pero
no había nadie alrededor, me senté en un banco mirando al frente, entonces mi sensación se
confirmó, las mesas hacia el escenario estaban ligeramente más abajo que en la que me
encontraba sentada, gracias a eso lograba ver hasta el escenario, e incluso a todos los presentes
desde el punto donde yo estaba hacía el escenario. Me quede embobada viendo a todos las
personas que estaban aún bailando, bebiendo y comiendo intentando encontrar a mis amigas
pero no las veía por ningún lado, tome un pan de una charola, parecía un simple pan pero en
realidad era lo más delicioso que alguna vez hubiera comido, por alguna razón cerré los ojos para
disfrutarlo, era tan suave y esponjoso que tenía la sensación de morder algodón de azúcar, pero
entonces me golpeo el sabor del relleno con una consistencia cremosa que me recordaba a la
mezcla de queso y salchicha asados en la parrilla, apenas lo termine quise tomar otro así abrí los
ojos lentamente, los meseros acababan de cambiar los arreglos de las mesas, ahora globos de
colores adornaban mi mesa, creo que me quede embelesada en ellos porque nunca vi venir a
Zaida quien toco mi hombro, le dije todo lo que me había pasado rápidamente, que debíamos salir
de ahí enseguida, ella solo atino a contestarme que alucinaba debido a no comer bien y me paso
un bocadillo de una de las charolas, cambio la música, empezó una mezcla de música electrónica,
Zaida inmediatamente tomo una bebida con cada mano y se bebió ambas copas de golpe, giro su
cuerpo viendo el escenario y grito “¡Amo esa canción!” empezando a bailar como si se
convulsionara y brincara a la vez, mientras se escuchaba un sonido como golpe de tubos en la
mezcla musical, de repente su mano derecha se hincho como si fuera un globo lleno de aire, cada
que se escuchaba el sonido otras partes de su cuerpo se fueron hinchando igual mientras
empezaba a flotar, ella movía su cuerpo como si aún bailara, intente tomar su mano, pero la sentí
como si su piel estuviera llena de agua jabonosa resbalándose entre mis dedos, logre pescar su
pulsera pero en cuanto se hincho su brazo esta se quedó en mi mano.

Empecé a brincar una y otra vez, pero cada que saltaba ella estaba flotando más arriba, tenía que
pedir ayuda, mire a todos lados, Zaida no era la única que flotaba, había hombres y mujeres
esparcidos por todo el salón hinchándose o subiendo al techo que ahora me parecía aún más alto,
los cuerpos seguían inflándose allá arriba perdiendo la forma de personas, cuando todo el cuerpo
se había hinchado por completo parecían un gran globo redondo igual que burbujas de jabón e
igual a estás reventaban de repente desapareciendo por completo, sin esparcir resto alguno,
abajo parecía que nadie se percataba de lo sucedido, me acerque corriendo a una mesa para que
me ayudaran de algún modo, había 3 chicas muy lindas de blusas o vestidos escotados
acompañadas de 4 hombres con camisas con líneas de distintos colores al menos dos con jeans y
botas, todos sentados mientras bebían sonrientes. Apuntaba a las personas flotando, quería
ayudarlos antes de que los demás explotaran, se los describía por si no lo habían notado, uno de
los chicos me dijo que los veía, era gordito con una pequeña barba de chivo, intento pararse de su
banco, pero al poner un pie en el piso cayó de bruces en él mismo, giro ligeramente su cuerpo ahí
y dijo “solo dormiré un rato” enseguida lo escuchamos roncar mientras sus acompañantes reían
sonoramente, estaban demasiado ebrios, pase de ellos y corrí a la próxima mesa, en la que había
tres chicos todos de camisa blanca y una chica en un vestido a rayas horizontales en rojo y blanco,
de mangas con vuelos, apenas me acerque e intentaba explicarles que sucedía cuando alguien me
tomo del hombro y sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, ignore a la persona que me toco
mientras explicaba de nuevo lo que sucedía, todos en la mesa voltearon al techo y me vieron
como loca, uno de los chicos, “rizos” le decían por sus pelirrojos chinos dijo “vaya amiga, ¿Qué
comiste para divagar tanto?”, se rieron y volvieron a su plática como si nunca hubiera estado ahí,
entonces volteé a ver quién me había tocado el hombro algo humillada.

Me quede en shock un momento, era el chico escalofrío parado delante de mí, su rostro era más
pálido aún de cerca, parecía enfermo incluso, sentía terror ante la situación y más con él ahora
frente a mí, era delgado pero más alto que yo, imagine que 1.80 al menos, me tomo de la mano
mientras se giraba y camine detrás de él sin oponer resistencia mirando cada tanto como
desaparecían uno a uno los chicos flotantes, me llevo junto al baño más cercano, estábamos de
lado izquierdo al centro, me recargo en la pared, se puso enfrente mí cubriéndome con su cuerpo,
un terror invadió mi cuerpo el cual no respondía en lo más mínimo, quería correr o gritar y solo me
quedaba quieta como una muñeca, aunque su cuerpo cubría el mío su mirada estaba en otra
parte, giraba su rostro mirando a todos lados como buscando a alguien, no sabía que pensaba
hacerme, pero si no actuaba de inmediato nadie se daría cuenta al igual que no habían visto lo
demás, volvió su rostro hacia mí, sus ojos eran realmente oscuros, fríos intensos e hipnotizantes,
entonces se paró a mi costado izquierdo mientras no dejaba de revisar el salón con la mirada, ¿Me
puedes ver aún?, su pregunta me saco del trance y conteste un apenas audible sí, volvió su mirada
a mí, me veía de pies a cabeza mientras su cara no mostraba reacción alguna, e imagine que no
me escucho a lo que atine a mover mi cabeza de manera afirmativa, me parecía tonto creer que
no podían verlo, vamos, sé que hay a quienes les dicen gente invisible por ser comunes pero esto
era querer exagerar, entonces escuche su voz por primera vez, era cálida, suave, incluso
reconfortante pero bastante varonil “ No puedes ayudarlos, deberías irte de una vez, estar más
tiempo aquí será tu final, ve por la puerta central, te buscaré después” al terminar de hablarme
camino hacia las mesas e inmediatamente se perdió entre la gente.

Yo me quede atontada ahí unos minutos, al reaccionar mire el techo, solo los banderines colgantes
estaban en el techo, había perdido a Zaida sin poder hacer nada, estaba a punto de llorar pero por
mi mente paso Yuli, debía seguir ahí, no me había mandado mensaje alguno, no me la había
topado tal vez desde arriba la vería, subí hasta las puertas para tener una mejor visión al llegar a
las últimas mesas de arriba algo me hizo ver las puertas, estaban casi cerradas, aún se veía luz en
el exterior, pero no imaginaba la hora, entonces me pareció ver un bulto frente a una puerta, me
acerque, con miedo decidí agacharme a tocarlo, mi mano quedo llena de arena, cuando me pare vi
las puertas con detenimiento estaban cerradas no por dentro, si no por fuera, la luz no entraba
debido a varios cuerpos apilados uno sobre otro por la parte externa impidiendo que estas se
movieran de su lugar, el bulto que toque era un cuerpo haciéndose polvo como los chicos que
encontré tirados un día antes, revise cada una de las puertas, como me dijo el chico escalofrío solo
la puerta central estaba semi abierta dejando entrar luz sin cuerpos frente a ella, mi amiga Yuli
seguía dentro y Mina entre otros tantos, di la media vuelta, lograba ver todo el salón desde mi
posición, me parecía que todo el salón era escalonado hacia el escenario, pero más pequeño a lo
ancho cuando ingrese la primera vez, incluso tuve la sensación de que el lugar estaba casi vacío
pero había gente por todos lados, algunos aún bailaban entre mesas, todas las mesas estaban
llenas de charolas repletas de bocadillos, copas de colores amontonadas en las mismas, el adorno
de globos ocupaba poco espacio así que lograba ver también los bolsos acomodados en estas a
pesar de no tener a nadie sentado en las pocas mesas vacías.

Logré ver a Mina, diría que bailaba aunque imagino estaba demasiado tomada para hacerlo al
igual que el chico que la acompañaba, estaban justo frente al escenario, logre reconocer a varios
conocidos cuando giraban sus rostros, pero no veía a Yuli por ninguna parte, todos parecían estar
en otro mundo, no parecían darse cuenta de todos los cambios que yo estaba viendo, seguían
bebiendo, comiendo, bailando o platicando como en el primer día, aunque algunos si se notaban
bastante tomados seguían en sus charlas y risas, recordé como en momentos me parecía tan
alucinante ver como algunos bebían o comían como enajenados las bandejas llenas en las mesas,
de repente me pareció ver a Yuli de espaldas, no estaba segura, pero era su misma ropa y cabello,
baje lo más pronto que pude para salir con ella de ahí, intente no quitar nunca mi vista de ella, un
chico ebrio comenzó a correr dando tumbos chocando conmigo, por unos minutos perdí de vista a
mí amiga, pero alcance a ver su ropa verde, al aproximarme a ella volteo como sí la llamarán, no
era mi amiga, había bajado de nuevo para nada, gire inmediatamente para salir de ahí me dispuse
a luchar con la subida cuando volví a sentir un escalofrío recorrer mi cuerpo.

Era el chico escalofrío a mi costado derecho cuando dijo “¿Por qué no me hiciste caso?, rayos, solo
haz lo que te digo y no hagas ruido alguno a pesar de lo que veas o escuches” mientras tomaba
bruscamente mi brazo sin dejar de caminar, arrastrándome justo detrás de el sin dejar de mirar
alrededor de nosotros, parecía un cambio musical más, entonces escuche una voz gruesa y varonil,
quise voltear a ver, “No le prestes atención, solo escúchame a mí” acercando mi cuerpo al suyo
empezó a murmurar algo que no entendía, así que en verdad le prestaba toda mí atención
tratando de descifrar lo que me quería decir mientras veía como pasaban personas a nuestros
costados todos dirigiéndose hacia el escenario a pesar de su condición de ebriedad en algunos
casos, él me giró de espaldas al escenario , estábamos de nuevo de frente, pero él no dejaba de
ver todo su alrededor y murmurar algo que no entendía a pesar de nuestra cercanía, entonces
bajo su rostro para susurrarme “Intenta cerrar los ojos, si los abres no grites, no te muevas de aquí
a pesar de lo que veas o escuches ”, me sonroje, lo admito la situación no era la mejor pero nadie
me había hablado al oído nunca, inmediatamente sentí como si me hubiera dado un tierno abrazo
y cerré los ojos como me dijo, lo sentí moverse ligeramente de inmediato abrí mis ojos, él no me
estaba abrazando en lo más mínimo, movía sus brazos como dislocándolos hacía su espalda,
cuando los regreso al frente tenía un tipo de manta negra que lo cubrió por completo
desapareciendo incluso su rostro.

De repente prendieron una luz blanca que me cegó por unos minutos, así que cerré los ojos
intentando obedecer lo que me había dicho además de la molestia por la luz anterior, comencé a
escuchar voces, hombres y mujeres en diferentes direcciones, pidiendo ayuda algunos tranquilos,
otros con gritos desesperados, entre ellos un chico gritaba que se había quedado ciego por haber
visto la luz directamente, paulatinamente intente abrí mis ojos, él ya no estaba frente a mí,
tampoco podía moverme, no es que lo intentará pero tenía esa sensación de abrazo y mis pies se
sentían pegadas al suelo, con la mirada y sin mover mi rostro vi mí alrededor, había unos 5 chicos
en lo alto del lugar que ya no parecía en lo más mínimo el salón, uno era el ciego, al parecer tenían
los pies pegados al suelo también, de reojo a mi lado derecho alcanzaba a distinguir 2 chicas
pegadas en posición de baile, tomándose las manos como para darse fuerza una a la otra y
gritando, todos intentaban jalar sus pies sin lograr si quiera sacarse los zapatos, el piso ya no era
escalonado, toco lucía como una resbaladilla gigante con lo que me parecieron pilares, al parecer
yo estaba pegada en uno de esos pilares, por un momento pensé en gritar también cuando
alcance a ver una sombra sobrevolando, recordé lo que me dijo “callada y sin moverme a pesar de
todo”, la sombra se acercó al piso a gran velocidad, entonces me percaté de que no era la única,
comenzaron a moverse por el lugar sin hacer ruido alguno, me pareció que se acomodaron las
sombras sobre mi lado derecho, no lograba ver todo con los otros pilares, los demás gritaban
pidiendo auxilio aterrados ante lo que veían, suplicando incluso por su vida mientras el chico ciego
preguntaba sobre lo que pasaba, de repente las sombras tomaron una forma más clara, tenían
capuchas negras como desgarradas, flotaban a nivel del piso y se movieron no tan rápido como
cuando bajaron a su lugar, incluso diría que solo caminaban.

Al parecer todas las sombras estaban posicionadas a mi lado derecho y caminaban a la izquierda
lentamente, parecía un muro negro desde mi posición que al ir avanzando paraba al encontrar a
un chico, entonces aparecía una gigantesca hoz de repente junto al chico, se movía rápidamente
destazando a la persona en cuestión de segundos, inmediatamente los pedazos de la persona
rodaban inmediatamente por la resbaladilla en la que estábamos pegados, llenando de sangre
todo su recorrido hasta donde estaba el escenario momentos antes, o eso imagine debido a mi
pobre campo visual, los gritos se volvieron aún más desesperados y fuertes tras ver lo que pasaba
con el primer chico, el miedo y el terror me invadía, decidí cerrar los ojos fuertemente como me lo
habían sugerido, intentaba no saber nada, incluso pensaba en varias canciones para no
concentrarme en lo que escuchaba, pero solo escuchaba los ruegos, uno tras otro, al parecer no
eran tantos asesinos, por que escuchaba a las chicas tratando de suplicar una y otra vez mientras
los pedazos de los cuerpos cercenados rebotar por la caída hasta llegar a su destino con un sonoro
y húmedo golpe final, de repente una grito desgarradoramente, después nada más allá que el
sonido de sus retazos chocando junto al montón al final de la caída, pero no más gritos o ruido
alguno de ellas, espere hasta que los últimos pedazos chocaron al fondo de la resbaladilla para
abrí los ojos de nuevo, el piso era de un color verde fluorescente, ahora con líneas y manchas de
un rojo brillante, las sombras ahora sobrevolaban el centro como abejas dando vueltas alrededor
de las flores, me pareció contar solo 8, podía estar equivocada debido a sus movimientos.
Volvieron a bajar dispersándose por el lugar, imagine que buscando algún escondido, una sombra
paso frente a mí rápidamente e imagine me había visto cuando la vi volver ahora lentamente, la
sombra se acercó a mí y cubrió mi cuerpo, cerré los ojos para no ver mi final acercarse, esperando
fuera rápido cuando escuche “abrázame y no me sueltes a pesar de lo que veas”, de nuevo me
susurraba al oído, no dude ni un segundo y comencé a moverme, abrace lo primero que sentí
frente a mí, entonces sentí como mis pies se jalaban hasta que se despegaron pero al mismo
tiempo me sentía flotando, esta vez no quise ver nada y cerré los ojos con fuerza mientras
intentaba abrazarlo aún más fuerte.

Él empezó a murmurar de nuevo, a pesar de estar abrazada a él no escuchaba nada, por lo que
abrí mis ojos pensando tontamente que podría leer sus labios, veía a través de él, como si no
hubiera nada frente a mí, pero lo escuchaba hablando algo que no entendía, seguía debajo de la
capa, abrazada a él o a la cosa invisible que me estaba protegiendo, mis pies no tocaban el piso
desde que me abrace a él, veía el piso moverse debajo de nosotros e imagine que volaban de
nuevo como abejas ahora conmigo ahí, vi hacia donde alguna vez hubo un escenario, ahí estaban
varios cuerpos amontonados, logre ver el rostro de Mina entre ellos que ahora se veían grises, un
tipo de barrera separaba los trozos mutilados frente al monte de cuerpos sin tocarse, no quise
verlo más, volví a cerrar mis ojos y por un momento sentí que aflojaba mi abrazo, hubo completo
silencio, no quería dejar de abrazarlo volviendo a abrir los ojos, en ese momento comenzamos a
descender lentamente, entonces me susurro de nuevo al oído ahora muy rápidamente, alcance a
entender que me daría su capa, su esencia, no debía hablar, solo seguir a los demás, y me vería
afuera. No deje nunca de abrazarlo, pero en un minuto yo estaba parada detrás de otra capa
negra que parecía a menor altura que la mía, mire de reojo, no sabía si había otra capa negra
detrás de mí la cual podría ver mis movimientos torpes, de reojo vi que estábamos a un costado
de las puertas, parados viendo la pared lateral, avanzaban lentamente y yo seguía detrás de la
capa frente a mí, había un agujero que se adecuaba al tamaño de cada una de las capas
cerrándose detrás del que entraba y hasta que aparecía el agujero no podía pasar el siguiente,
comencé a sentirme nerviosa pero hice exactamente lo que me dijo, espere mi turno, el agujero se
abrió y camine con miedo hacia dentro pero no deje de caminar, había entrado a un lugar que
parecía el espacio mismo, inclusive pequeñas luces circundaban sobre mi cabeza de un lado a otro,
seguí caminando hacía una luz al frente, al acercarme eran un gigantesco ventanal de cristal por
donde se veía el callejón, seguí caminando de frente ya que no encontré agarradera visible, pensé
que chocaría de bruces con el cristal pero entonces me encontré afuera estupefacta.

La voz fuerte y enérgica de un hombre me despertó de mi ensoñación, era un hombre joven,


bastante alto, unos 30 años cuando mucho, moreno obscuro, lentes gruesos, abundante cabello
chino vestía camisa de manga corta a rayas azules, las líneas en diferentes tonalidades de azul y
un pantalón negro azulado, sus zapatos me llamaron mucho la atención por lo ajados que estaban
a pesar de lucir recién boleados, se encontraba parado frente a las puertas a mi lado izquierdo, le
hablaba a varias personas sentadas en una larga mesa puesta ahí mismo con manteles en color
beige, de repente se giró hacía mí y caminaba acercándose mientras dijo, “deja ya de andar en las
nubes como siempre, recuerda que hoy a las guadañas les toca servir a los comensales, ve a
ayudar, no quiero saber que te escapaste de nuevo” guiñándome el ojo mientras me señalaba a un
grupo de chicos vestidos como meseros parados al otro lado del salón, camine rápidamente entre
las puertas espejo del salón y la mesa, sentados había unas 15 o 20 personas tal vez, aún
quedaban lugares vacíos en las bancas cercanas a mí, me acerque al grupo donde me mandaron,
había dos chicas, la más bajita de 1.60, pelada a coco, mascando chicle y haciendo bombas cada
tanto, la otra tenía una semblante triste con cabello corto negro y unos ligeros mechones en color
azul, todos se veían pálidos además de delgados, los otros cuatro eran varones, el más bajito más
bien creí era un niño, corte escolar, nariz y boca ancha, cejas delgadas, dos parecían gemelos,
ambos de complexión musculosa aunque delgados, nariz achatada, ojerosos, ambos tenían una
cicatriz en la ceja, pero uno en la izquierda y el otro en la derecha, el último parecía ser el mayor,
cabello largo lacio amarrado en una cola de caballo con barba de candado, todos tenían ojos cafés,
ninguno como mi nuevo amigo, estábamos formados frente a la puerta trasera de la bodega
continua al salón Las Moiras, era una puerta metálica con varias capas de pintura negra encima, en
cuanto me posicione detrás en la misma fila llego una camioneta blanca similar a los que venden
comida en la calle, el chofer se estaciono en batería detrás nuestro cubriendo parte del callejón, él
chofer era un chico aproximadamente de mi edad, posiblemente mayor, moreno obscuro,
altísimo, sus pants eran verde obscuro con líneas de terciopelo blanco a los costados, y una
playera polo blanca con estrellitas rojas, además de una gorra roja con una gran estrella plateada,
sus chinos salían debajo de la misma, su rostro era muy bello y afinado, me recordaba a un actor
famoso excepto por su gran bigote tupido.
No había terminado de apagar la camioneta cuando alguien gritó enojado “Azrael, apresúrate,
todavía hay que vaciar el estacionamiento, recuerda el itinerario”, era el hombre que me indico mi
lugar, el chofer de la camioneta bajo tranquilamente sonriendo de oreja a oreja, alzó su mano
como saludando mientras caminaba entre la camioneta y nosotros directo a la parte trasera de la
misma e inmediatamente los chicos delante de mío se movieron, dirigiéndose hacia las puertas de
la camioneta que acababa de abrir Azrael de par en par, yo apenas me giraba para seguirlos
cuando el conductor vio a los primeros en llegar a su lado, “ no, no, primero los comensales,
cuando terminen de servir meten esto, parecen nuevos” , me quede en mi lugar mientras los veía
volver a sus lugares tras la puerta. Azrael termino de abrir las puertas y camino lentamente directo
a la mesa saludando uno por uno a las personas sentadas ahí, el otro hombre permanecía de pie
frente a las puertas viendo todo con un rostro de enojo desde su posición, checando el reloj en su
brazo izquierdo cada tanto, se acercó a la mesa y tomo un libro pequeño como de bolsillo que
estaba colocado frente a él para dirigirse al estacionamiento donde Azrael lo alcanzo, desde lejos
parecía darle indicaciones al joven chofer. La puerta se abrió hacia dentro, parecía un agujero
oscuro, completamente oscuro, ni siquiera la puerta que había sido abierta se lograba ver dentro,
uno de los gemelos empujo al niño, y se posiciono frente a él, inmediatamente apareció una
charola cubierta la cual tomo y se retiró directo a la mesa, el otro gemelo hizo lo mismo que su
hermano para tomar el siguiente lugar, igualmente apareció una charola cubierta, la tomo y se
retiró a la mesa, estando ambos allá empezaron a acomodarse detrás de las personas ahí
sentadas, el turno del niño llego, entonces una chica gordita como de 1.70 era quien les daba las
charolas, apenas la entregaba desaparecía en la oscuridad de la puerta para ir por la siguiente,
todos tomamos una charola cubierta e igualmente me posicione como los demás, al mismo
tiempo todos pusimos las charolas en la gran mesa, tomamos la cubierta y descubrimos los
contenidos.

Las charolas contenían grandes trozos de carne cruda aún sangrante, entonces preste más
atención, una contenía solo manos y otra pies acomodados en una torre alta, eran los retazos de
las personas que acababan de matar, me horrorice, quise gritar o vomitar, intentando que nadie
notara mi repulsión levante mi mirada para ver al frente, las puertas espejo quedaban justo frente
a mí, me moví ligeramente para no llamar la atención, yo era el chico escalofrío. Los demás
comenzaron a moverse, yo me movía conforme ellos lo hacían pero más lentamente siempre al
final, empecé a entender porque no llamaba la atención, la chica de rostro triste tomo todas las
cubiertas para entregarlas en la puerta negra, los demás caminaron directo a las puertas traseras
de la camioneta, se paraban un momento, escogían algo y se retiraban directo a la puerta negra,
los gemelos discutiendo por una bolsa grande de cartón cuando llego de nuevo Azrael con otra
camioneta que coloco a un costado de donde estábamos, todos nos quedamos viéndolo, no
demoro mucho en salir de entre las dos camionetas para abrir la otra e irse, mis compañeros se
movieron a revisar la nueva camioneta, en lo que vi de ambas me parecieron adornos para una
boda, cada quien tomo algo y se fue, yo me hice tonta para ser la última, parada en la parte de
atrás, veía de reojo como los comensales devoraban el contenido de las charolas rápidamente de
manera bastante sonora, me recordaba a los animales que les dan alimento por primera vez en
mucho tiempo, algunos salpicaban todo su alrededor de sangre, comiendo toda la pieza que
habían tomado a mano limpia a mordidas, en momentos escuchabas como rompían los huesos al
masticar, haciendo un horrible sonido que me estremecía toda, todos estaban distraídos en lo
suyo, cuando me encontré sola vi mi oportunidad de escapar.

Empecé a caminar de espaldas para intentar escapar cuando llegaron de nuevo mis compañeros,
cada uno estaba ensimismado en su tarea, sin notar que yo no había ido a dejar objeto alguno,
movía las cosas dentro de la camioneta pasándome de una a otra para volver a estar sola, cada
tanto me retiraba para darles la oportunidad a los demás de tomar un nuevo objeto, al hacer eso
veía a los comensales engulléndolo todo, les quedaba poco para terminar, entonces uno de ellos,
era un hombre gordo, calvo, camisa verde claro de manga larga , manchado de sangre en los
puños de su camisa, manos, alrededor de su boca y un poco en su hinchado estómago, revisaba su
plato, no había dejado ni los huesos en el, llevo ambas manos a su estómago al mismo tiempo que
levantaba su rostro al cielo, empezó a emitir un sonido gutural, de su boca salieron cosas negras
como la ceniza de la fogatas que se levantaron hasta las nubes, primero eran pocas cenizas,
después aumentaron tanto que lucía como un tubo directo al cielo, otros comensales imitaron su
acción cuando me encontré de nuevo sola, camine de espaldas detrás de las camionetas, una vez
detrás de estas corrí por el callejón tan rápido como pude, pensaba esconderme en el primer lugar
que encontrara, pero vi un pasillo estrecho, posiblemente de los callejones a pie que indicaban en
el mapa para llegar, miraba cada tanto hacía atrás sin dejar de correr, llegue a una calle transitada
pero no deje de correr hasta varias cuadras, la gente se volteaba a verme por ir corriendo, llegue a
un parque, no sabía bien donde estaba solo quería escapar.

Encontré una piedra para sentarme justo detrás de unos matorrales altos, deseaba volver a casa,
pero seguía teniendo la apariencia del chico escalofrío, no dejaba de ver mis manos huesudas y
blancas o el pantalón negro del uniforme de mesero mientras lloraba preocupada cuando algo
empezó a caerme, desde el cielo caía ceniza, mire alrededor, el parque completo tenía una capa
de ceniza que yo también empezaba a tener, me asqueaba tanto verla o sentirla sobre de mí que
comencé a sacudir los matorrales, los árboles, todo a mi alrededor en un arranque de furia hasta
que una rama me corto la palma de mi mano izquierda, el dolor me hizo revisarla, era mi mano de
nuevo con una línea que atravesaba de lado a lado la palma, comenzando a sangrar, cerré la mano
izquierda en un puño. Me tocaba al mismo tiempo que revisaba con los ojos mi ropa, zapatos, mis
brazos, piernas, las cenizas seguían cayendo, mi puño comenzaba a sangrar un poco, mientas un
ligero ardor me empezaba a incomodar, salí del parque caminando como si nada, casi no había
personas en el parque, recordé entonces que era Lunes por la mañana, tal vez por eso, llegue a la
calle de nuevo, aún me sentía perdida, la poca gente que me cruzaba caminaba cubierta de ceniza,
la pisaban como si no les molestara, pase por restaurantes al aire libre, incluso comían la ceniza
que caía en sus bebidas o comida, al parecer solo yo la lograba ver o sentir, apresure el paso para
llegar a casa y curar mi mano, en realidad caminaba sin rumbo, mi bolso se había quedado en el
salón, no tenía dinero para moverme o llamar por teléfono, caminaría hasta encontrar algo que
me indicara una pista de donde estaba.
ELATH

Cuatro años viviendo en Ioken sin darme el tiempo de conocerla, si no era Sergio, eran mis amigas
quienes me llevaban o traían en sus autos, solo conocía bien el área cercana a mi casa, un cuarto
que rentaba en las cercanías de la universidad, ahora me arrepentía de no tomar un bus al centro
o explorar la ciudad un poco más, empecé a sentir el cansancio como si una pesa enorme fuera
cayendo sobre mis hombros recorriendo mi espalda poco a poco acentuándose en mis pies, tenía
mucho rato caminando, imagine que cerca de unas dos horas cuando cruzaba frente a un banco,
recordé que dentro hay policías, ingresé al banco, pasando la puerta estaba uno quien
amablemente me dijo dónde estábamos ubicados además de por dónde podía ir para llegar a mi
zona de confort, le agradecí mucho para partir a mi destino, me faltaban unas cuantas cuadras
para salir del área transitada, mis pies estaban realmente adoloridos, los sentía en carne viva
enterrando cada costura de las botas en la inflamada piel que ya no cabía dentro de las botas,
pronto encontraría la calle que me llevaría directo a mi área conocida, deliberaba en si sentarme
en una banca, un portal o seguir hasta llegar a mi destino cuando sentí que me tocaban el hombro
derecho suavemente, me tomo por sorpresa y grité dando un brinco a un costado, no había nadie
más en la calle, seguí caminando algo avergonzada por la misma acera, note una señora de edad
avanzada mirándome disimuladamente entre las cortinas de su casa al otro lado de la calle, al
llegar a la esquina me cruce de acera, había llegado a la avenida que me llevaría directo a la
universidad, pronto estaría en casa, entonces volví a sentir que alguien tocaba mi hombro
derecho, del mismo modo, firme, suave, está vez no quise pasar vergüenzas parando en seco mi
caminar gire mi cabeza hacía mi derecha, un chico alto que no conocía estaba tocando mi hombro.

El chico era de piel blanca, ojos cafés muy dulces, cálidos, su cabello negro estaba peinado en un
mohicano, con los costados de la cabeza rapada, podías notar una vena saltada detrás de su oreja,
su complexión era normal, ni delgado, ni llenito, incluso un poco cachetón si podía describirlo,
labios delgados, y una nariz respingada, vestía jeans azul marino holgados, tenis negros con suela
blanca y cordones anaranjados, una playera gris oscura con una calavera en el pecho en un
material de color gris pero brillante con la luz y una mochila negra al hombro, lo veía de pies a
cabeza pero no lo conocía, el chico inicialmente me veía serio, pero al notar que no lo reconocía
solo sonrío ligeramente, “Ahora todos me pueden ver” me dijo mostrando sus dientes blancos y
perfectos al sonreír, no podía ser, no quería creerlo, su voz sonaba igual pero no me estremecía,
bueno si me estremecía suponiendo que él era, pero no se parecía, ¿cómo era posible?, creo leyó
todo lo que pensaba en mí rostro, entonces bajo la mochila de su hombro para abrirla “ podrías
necesitarlo” sacando de la misma mi bolso, yo no acostumbraba a usarlos, lo deje en el salón las
Moiras, lo puse en la primera mesa donde llegamos a sentarnos para no tomarlo de nuevo, lo
revise completo, estaba intacto, adentro mis llaves, mi cartera, mi celular y unas servilletas,
exactamente todo como lo deje. Me le quede viendo fijamente y el seguía con su ligera sonrisa, no
sabía que más decir o hacer, entonces me desmaye.

Mi estómago tenía hambre, no quería despertar, estaba muy cómoda en mi cama, me revolvía
entre las sabanas pero comencé a desperezarme, con los ojos cerrados aún del cansancio me
senté en la orilla de la cama mientras tanteaba el piso frío con los dedos de los pies en búsqueda
de mis sandalias, apenas las encontré me las puse bostezando cada tanto y estirándome, abrí los
ojos lentamente como no queriendo, él chico que me toco el hombro estaba sentado en una silla
viéndome minuciosamente con su ligera sonrisa, de golpe llegaron a mi mente imágenes como
fotografías, Zaida hinchada como un globo, las pilas de cuerpos sellando las puertas, mis zapatos
atorados en los cuerpos de los chicos en el piso, mi bota llena de los intestinos de la chica que pise,
el rostro de Yuli entre la pila de muertos del escenario, el chico ciego gritando, la hoz cortando un
cuerpo, los trozos de persona rodando en el piso, el piso ensangrentado escurriendo aún, los
restos de cuerpo amontonados aun sangrando chocando entre ellos, las bandejas con manos y
pies, los comensales tragando como animales, la sangre humana manchando sus rostros y ropas,
entonces comencé a llorar desconsoladamente, él se acercó a mí tranquilamente, sentándose en
la cama a un lado mío, “¿Por qué lloras tanto?”, apenas me seque las lágrimas lo volteé a ver su
rostro se veía muy triste o decepcionado pero viéndome fijo, lo abrace y lloré en su hombro sin
importarme más quien era, él correspondió mi abrazo dejándome llorar hasta que no pude más
mientras mi estómago empezaba a hacer ruidos tan sonoros que el brinco la primera vez que los
escucho y sintió debido al abrazo entre ambos. Al terminar de llorar solo supe decirle que lo
sentía, entonces caí en cuenta que yo tenía mi pijama puesta, aún era de día por la luz que entraba
por las ventanas, ambos estábamos en mi casa, ¿Cómo había pasado?, me puse de pie y lo miré
con enojo , “¿Cómo llegamos aquí?¿Qué me hiciste?”, él se mantuvo sentado en la cama, callado,
viéndome fijamente todo el tiempo, me acerque enojada con la intención de pegarle una
cachetada pero solo atine a empujarlo con fuerza aunque él no se movió ni un poco. “Me puedes
llamar Elath” sin dejar de verme fijo como sí nada.

Mi cuarto es un rectángulo de 7 x 5, la puerta abre a la derecha chocando con una de las paredes,
frente a la puerta tengo una estufa de 4 hornillas sobre una mesita con mis trastes, detrás un
refrigerador pequeño con el microondas encima y sobre ambos una pequeña repisa con mi
alhacena, entrando a la izquierda hay un lavabo empotrado sobre unos gabinetes donde guardó
mis artículos de limpieza, desde el lavabo al techo es un gran ventanal hasta llegar al baño, ahí
tengo una pizarra con mis actividades, fotos, notas y cosas importantes hasta la puerta corrediza
de acceso al baño, a un costado del baño esta mi closet cubierto por cortinas donde el desastre y
caos de ropa, zapatos y cosas esperan no ser vistos nunca, mi cama está a mano derecha
esquinada y al centro de la habitación una mesa de plástico y patas de aluminio con tres sillas de
distinto diseño traídas por mis amigas, la de Zaida es una silla de madera como cualquier otra
pintada en color Rojo, la de Yuli es de metal tejida con cuerdas de plástico en color verde lima
mientras la mía era una silla de rejilla negra en metal, las tres tenían unos cojines con flores de
colores para cuando trabajábamos por horas.

El estómago me dolía en lo que un ruido bastante sonoro me recordaba el hambre, me dirigí al


refrigerador, dentro tenía una torta apenas mordida que decidí recalentar no sin antes darle dos
grandes mordidas, la puse en el microondas y saque lo necesario para preparar algo más, me
senté en la mesa dándole la espalda a Elath, él se paró de la cama para sentarse junto a mí, yo
cortaba seguía preparando todo, él solo veía atento cada movimiento mío, el microondas termino
automáticamente me pare a sacar la torta, le di una mordida quemándome un poco la lengua con
el queso derretido la deje en la mesa para seguir preparando las otras cuando Elath tomo la mía y
la mordió igual que yo, imagine se quemó con el queso también pero no dijo nada, enseguida le
dio otra buena mordida y lo dejo en su lugar, termine las otras e inmediatamente las puse a
calentar, una por una, a propósito la última la deje demasiado tiempo, para que se quemara la
boca al morderla pero al igual que con la primera la comía sin chistar, le mire enojada y le solté
“¿qué quieres? Déjame ya”, “eres verdaderamente interesante” contesto, lo cual me ruborizo al
instante, me di cuenta que no conseguiría nunca las respuestas a mis preguntas lo cual se volvía
cada vez más cansado e irritante, salí del cuarto dejándolo encerrado dentro, afuera le marque a
Yuli, pero nunca contesto, era mejor buscarla en persona, tuve que entrar para bañarme y
cambiarme.

Salí del baño apenas envuelta en la toalla en la prisa olvide que no estaba sola, entonces recordé
que ni siquiera una vez invite a Sergio a entrar en mi casa y ahora estaba aquí con este extraño
tipo que no dejaba de verme minuciosamente, si le prestaba atención me recordaba a los chicos
enamorados que ven embelesados a sus novias, nunca tuve esa mirada de parte de Sergio pero la
vi de lejos tantas veces que me recordaba eso, si lo analizaba era posible que se hubiera
enamorado de mi a primera vista, nunca me consideré una chica hermosa pero era posible que
fuera por mi drástico cambio de look que él se fijara en mí y ahora me encontraba semi desnuda
ante él, me apresure a tomar lo primero que encontré para volver al baño y vestirme, termine
poniéndome unos jeans oscuros ligeramente holgados y una musculosa azul con triángulos de
colores, en cuanto salí me dio por ver la hora, pero también vi la fecha, eran las 4pm del jueves,
no podía creer que hubiera dormido tantos días, conociendo a Yuli no me contesto creyendo que
la evitaba, era urgente que fuera a verla, Elath me veía dar vueltas por el cuarto, tirar ropa o cosas
por doquier hasta que me le acerque y ahora era yo quien lo tomaba del brazo mientras le decía
vámonos, a lo que se levantó de inmediato para seguirme en silencio. Yuli vivía en casa de una de
sus tías sabía llegar pero nunca había ido a pie era una buena distancia, está vez si usaba mis
cómodos tenis, en las prisas olvide tomar una sudadera o algo que me cubriera un poco más,
empezaba a sentirme expuesta con la playera pero no quise volver, necesitaba ver a Yuli,
confirmar que al menos ella estaba bien.

Después de la larga y silenciosa caminata llegamos a casa de la tía de Yuli, empezaba a oscurecer,
toque el timbre varias veces, nadie apareció, ni siquiera su tía, decidí esperar un poco, fuimos a
una tienda cercana compre algo de beber para ambos, salimos y nos sentamos a descansar en la
acera, en realidad me senté, el imitaba todo lo que yo hacía excepto pagar por lo que tomaba de la
tienda, ¡vaya tipo!, me termine mi bebida, el apenas le dio unos sorbos y la guardo en su mochila,
“¿Qué más cargas ahí?”, sonrió ligeramente mientras me veía fijo a los ojos, aún no creía que
fuera el mismo chico que me causo escalofríos durante la fiesta, sus ojos eran tan dulces e incluso
con la poca luz me parecían serenos, relajantes, sentía que me perdía por unos segundos en ellos
como cuando veía las velas en el salón durante la fiesta, moví mi cabeza de un lado al otro para
despejarme un poco, me levante, asumí que el vendría detrás mío, había una luz prendida en el
interior de la casa, volví a timbrar y esperamos unos minutos, nadie contesto, en eso llego un
pequeño carro rojo, era la vecina de a lado, era una mujer pequeña, muy pasada de peso, unos 70
años o más ahora que la veía de cerca aún con la pobre luz que la iluminaba se veían las capas de
maquillaje que se untaba en la cara, sus pestañas pegoteadas por el rímel negro que se empezaba
a correr y sus labios medio pintados en color café, quien se apresuró a bajar de su vehículo para
acercarse a nosotros, “ No hay nadie, me parece que la chica tuvo un accidente ayer y está muy
mal, ¡le dije a Teodora que era muy mala idea dejarla manejar!”, ¿Pero sabe en qué hospital se
encuentra?, “ Hay no hija, no me gustan los chismes, con lo que son todas por aquí de habladoras,
vuelve mañana, en algún momento tendrán que volver”, se retiró mientras el aire ondeaba la falda
de su traje verde oscuro y los tacones de sus zapatos rebotaban por el pavimento.

No sabía qué más hacer o a donde ir, no podía quedarme a esperar, empezaba a sentir frío
conforme se terminaba de oscurecer el día, por un instante volteé a ver a Elath, quien sonreía
ligeramente pero no decía palabra alguna, empecé a sentirme como quien recoge un perro
callejero, acompañada pero sin respuesta alguna a lo que le pudiera decir, no llevaba nada
conmigo, dejaría una nota, si volvía la tía la vería y posiblemente sabría donde ver a mi amiga,
pero no tenía pluma o papel, volvimos a la tienda, la vendedora fue muy amable en regalarme una
hoja y prestarme su lapicero, mientras Elath decidió quedarse fuera, veía un grupo de chicos que
platicaban en la esquina, al parecer venían de jugar futbol no muy lejos de ahí, eran de distintas
edades, todos sudados, raspados, platicaban escandalosamente en lo que dos de ellos compraba
un refresco para todos dentro de la tienda, no sabía bien que escribirle a la señora así que checaba
a Elath con la vista cada tanto, su rostro lucia enojado pero no dejaba de ver fijamente a los
chicos, me preguntaba que le pasaba pero no le tome mayor importancia, seguí con mi nota hasta
que termine, devolvía el bolígrafo cuando escuchamos un golpe en el cristal, era uno de los chicos
cuya playera estaba manchada de sangre, busque inmediatamente a Elath con la vista, seguía
donde lo deje con su rostro aún de enfado, el chico que entro les decía a los otros que un carro
paso por la otra calle, del interior alguien disparo, matando a dos de sus compañeros de juego,
dejaron el refresco para salir a ayudar, la tendera igualmente iba a asomarse, cuando Elath giro su
rostro hacía mí viéndome fijo, sentí el escalofrío recorrerme, inmediatamente me agache sin saber
porque, escuche los cristales romperse, y algunas cosas caer, me tire al suelo sin levantar la
mirada, oí unas botas pasar junto a mí, la tendera gritaba, al parecer la habían herido y ahora le
pedían el dinero, entre sollozos creo que ella accedió a darles lo que pedían, entonces comenzó a
suplicar que no le hicieran daño cuando escuche un golpe, las botas caminaron de nuevo y se
quedaron a un costado mío, yo no me moví de mi lugar, ni abrí los ojos, a lo lejos se empezó a
escuchar la policía venir, entonces las botas corrieron a un vehículo que hizo rechinar las llantas al
irse, espere un poco más para abrir los ojos, no había ruido alguno más allá de la cercanía de la
patrulla, me pare para ayudar a la tendera, yacía en el piso, sangrando de un brazo, me acerque a
intentar despertarla pero no respondía, estaba ahí cuando llegaron los policías, era la única con
vida, al sacarme no vi a Elath por ningún lado, pero si a los chicos que había visto platicando
momentos antes tirados en la calle.

Perdí unas horas respondiendo preguntas, en verdad no era de ayuda, no había visto nada, no
conocía a nadie, incluso en algún momento creyeron que fui parte de la masacre, pero al final me
dejaron ir, era de madrugada, un policía saldría a dar una ronda, me ofreció acercarme a casa así
que acepte de buena gana, tendría que volver a casa de la tía de Yuli mañana para dejar mi nota,
el policía me dejo justo frente a casa, le agradecí el viaje y entre a mi edificio, llegue a casa, abrí la
puerta y todo estaba normal, esperaba encontrar a Elath dentro, me quite los zapatos y me tire a
dormir, al despertar recordé que debía volver a salir, desayune un poco de cereal, me bañe y
cambie todo el tiempo estuve esperando que Elath apareciera sentado en la silla pero no fue así,
llegue a casa de Yuli, de nuevo nadie respondía el timbre, ahora si había jalado una mochila, le
deje la nota en el buzón, solo quedaba esperar, así que me senté en las escaleras, me percate que
en estos días no había pensado en Sergio, en su traición, quería marcarle, pero mejor borre su
número de mi celular, una lagrima escurrió por mi mejilla, mientras mi corazón volvía a sentirse
estrujado en mi interior, un taxi paro frente a mí, quien bajo era la tía de Yuli, la señora me
reconoció enseguida y me abrazo, “ estaba preocupada por ti, ven entra, vine por unas cosas,
necesito que me acompañes”, entramos a su casa aprisa, ella subió las escaleras casi corriendo,
me quede parada frente a las mismas, demoró un poco y bajo con una pequeña maleta, “vamos,
vamos” me dijo empujándome a salir para de nuevo subirnos al taxi que aún la esperaba.

La tía de Yuli siempre me pareció una mujer muy bella, siempre tan arreglada, elegante, y bien
perfumada, Yuli era tan parecida físicamente a ella, y tan distinta a su propia madre, la señora
tenía unos 47 años, lo recordaba por que le celebramos el cumpleaños nosotras, había quedado
viuda hace unos 2 años e intentábamos que se sintiera feliz, no tenía hijos propios, cuando íbamos
nos trataba como sus hijas, lucía muy cansada, sus ojos hinchados y ojerosos, el viaje al hospital
fue bastante silencioso, pero Doña Teodora tomaba mi mano con firmeza todo el tiempo. Yuli
estaba en el área intensiva, yo solo podía verla a través de un cristal, la tía llevaba algunas cosas y
le hablaba, imagine que de mí, pero necesitábamos esperar un poco para que me autorizaran
entrar, no demorarían en llegar sus padres y hermanos a verla, yo daba vueltas por el lugar sin
saber realmente que hacer, de repente sentí un ligero escalofrío, levante la mirada pero no
encontré a Elath, empezaba a extrañarlo un poco, era el único que podía hacerme fuerte ahora
que me encontraba sola, mire alrededor, solo había una enfermera cruzando el pasillo, paso por
una puerta y minutos después otras se acercaron corriendo al mismo cuarto, la primera salió del
mismo mientras doctores entraban al mismo lugar, entonces vi su rostro, conocía esos ojos tristes,
ella cruzo a un costado mío para dirigirse a otra área, mientras escuchaba como intentaban revivir
a la persona del cuarto sin éxito alguno, volví al área de Yuli, mientras ella no entrara, sabía que
Yuli podría tener una oportunidad. Su tía se acercó a mí y me dijo, “está en coma, fue un accidente
muy feo, no tenía puesto el cinturón cuando otro vehículo la embistió, el otro salió ileso, ¡que
injusticia!” me abrazo para llorar en mi hombro, yo solo acaricie su espalda.

La familia de Yuli llego al hospital, me permitieron verla, su situación era peor de lo que creía, el
hospital solo los esperaba para que les permitieran desconectarla, su cuerpo estaba muy mal, a
pesar de las operaciones no le veían mejoría, todos entramos a hablarle, intentando obtener una
reacción pero ella no respondía ante nada, su madre lloraba a mares, mientras su hermana la más
pequeña que tenía 16 intentaba consolarla sin éxito, su padre fue quien decidió y firmó los
papeles, todos nos despedimos de su cuerpo, pero ella ya no estaba ahí, su familia me llevo
consigo directo a casa de su tía, hablábamos de ella, de la graduación, la fiesta y recordé la página
de las fotos de la misma, pedí permiso de usar su computadora, Dayana me había mandado el link
de la página como a todos pero no había tenido el tiempo de verla, mire las fotos, ella había
estado desde temprano, fotografío el salón vació y a todos los que llegaron a la fiesta poco a poco,
incluso sin saberlo tomo una fotografía en le puerta donde al fondo estábamos las tres justo antes
de entrar, les mostré las fotos a la familia de Yuli, su madre acariciaba la imagen de ella en la
pantalla, se veía tan hermosa, Dayana tomo una foto de Yuli junto a Charly, se veían tan bien
juntos, sus padres decidieron tener esa foto, pero la página no lo permitía, me ofrecí a buscar a
Dayana y pedírsela personalmente.

No tenía el número de Dayana entre mis contactos, le envíe un correo pero no sabía cuándo lo
contestaría, así que llame a todos mis contactos para encontrarla pero no la conocían, era
momento de aprovechar mi amistad con los administrativos, me dirigí a la escuela, salude a todos
mis conocidos e indague con las chicas que manejan el archivo, no quisieron darme la información
que les pedía, pero me dijeron que buscara a Emiliano, era el encargado del periódico, siempre
estaba trabajando en la escuela y él debía conocerla, corrí entre los desiertos pasillos y escaleras
para llegar al área del periódico, tenían un taller en la parte superior de uno de los edificios, nunca
había tenido una razón para ir a la torre como le decían, desde ahí los chicos del periódico podían
ver casi toda la escuela, fui tan rápido como pude, al llegar tire de la manija de la puerta una y otra
vez, pero estaba cerrada hasta que note un papel pegado en la misma “Estoy en la biblioteca”,
vaya tonta por estar a las prisas no lo note al llegar, fui más lentamente a la biblioteca y revisando
los pasillos como esperando encontrarme con alguien que nunca llegaría, al bajar la escalera
escuche pasos, alguien venía subiendo, podía ser Emiliano, así que grite “¡HOLA!, ¿HOLA?” “Hola”
y se asomó un chico de lentes, “hola, soy Aisa, ¿eres Emiliano?”, él chico se me quedo viendo muy
extrañado, “si, ahora subo”, baje al descanso más próximo, los pasos de él sonaban ahora más
apresurados y cada vez más cercanos, hasta que lo vi aproximándose a mí, “Hola Aisa, Emiliano,
mucho gusto”, no recordaba haberlo conocido, era un chico moreno claro, se notaba que no le
daba mucho sol, aproximadamente de mi altura, ojos azules debajo de unos lentes cuadrados de
pasta azul rey, vestía jeans negros deslavados y una playera roja con un logo debajo de una camisa
semi abierta en color negro con botones brillantes, tenis negros y una mochila al hombro
izquierdo, “vayamos a mi oficina, necesito cotejar unas cosas allá arriba”, “claro, pero, solo busco,
¿conoces a Dayana?”, su rostro se ruborizo “¿la fotógrafa?”, “si, ella”, “vamos arriba, ¿puedes?”,
eran solo dos pisos, él caminaba apresurado frente a mí, estaba algo cansada del esfuerzo, así que
guarde silencio.

Emiliano llego al aula e inmediatamente abrió la puerta para llevarme directamente a una
pequeña oficina que se encontraba al fondo, dentro prendió el aire acondicionado, me acerco una
silla para sentarme al frente de un escritorio atiborrado de pilas de papeles con notas de colores
saliendo por doquier, él se pasó detrás del escritorio, sentándose en una silla de oficina grande y
vieja, remendada en varias partes con cinta industrial así como cintas con decoraciones detrás de
él la ventana se encontraba cubierta con periódicos escolares donde se mostraban algunas
noticias que imagine fueron importantes para él, una vez se acomodó en la silla y movió unas
cosas fuera de mi vista, saco una libretita y un lapicero acomodándose en el escritorio “ Aisa
¿cierto?” mientras apuntaba en la libreta, “si, ¿qué haces?”, “tomo nota, por si llegará a olvidarlo”,
“Solo busco el número de Dayana, o su dirección, necesito una foto de la fiesta pero la página no
permite bajarlas”, “ aaaaahhhh claro, es para evitar el mal uso de las mismas, ¿Qué foto quieres?
¿Qué piensas hacer con ella?” su rostro se tornó muy serio, “es una foto de mi amiga Yuli, su
madre quisiera tener la foto”, “ aaaaahhh pues dile que venga y con gusto se la daré a ella, incluso
la puedo imprimir aquí”, “ no entiendes, es urgente, sus padres, no vendrían, no, por favor,
entiende que la necesito o a Dayana”, sus ojos se entrecerraron mientras hablaba, parecía dudar
de mis palabras“, “¿por qué es tan urgente?”, me pare enojada “Yuli murió” lagrimas comenzaron
a rodar por mis mejillas, así que pase mi mano para limpiarme el rostro, “¿algún otro amigo tuyo
ha muerto en estos días?” su pregunta me dejo pensando, si le contaba lo que había visto en el
salón o de Elath me creería loca, solo negué con la cabeza, “es curioso, pero me di cuenta que
muchos egresados han muerto o desaparecido a partir de la fiesta, he estado investigándolo,
¿segura que no has perdido a otros amigos?”, “mi amiga Zaida, no la he visto desde la fiesta”
aunque recordaba bien su rostro en trance al disfrutar la música que la hizo volverse un globo
flotante.

Emiliano dejo de escribir para tomar su laptop, en cuanto esta prendió él estuvo tecleando algo,
de repente una maquina detrás de mío empezó a reaccionar, había mandado a imprimir algo, yo
seguía de pie frente a él, mirándolo enojada, “siéntate por favor, te daré las fotografías de tu
amiga a cambio de información” me dijo sin mirarme siquiera, seguía tecleando en su laptop como
poseso, la impresora imprimía varias hojas, cuando terminó de imprimir él se levantó de
inmediato, se sentó junto a mí en otra silla que estaba arrinconada detrás mío, me mostraba las
hojas, era un listado de los nombres de mi salón y otra carrera, los nombres estaban en color azul
a un costado una marca roja de los nombres de algunas personas, entre ellas Yuli. “los de azul son
los que asistieron a la fiesta, la marca roja es de quienes han muerto y esta marca (*) están
desaparecidos, tú asististe a la fiesta ¿cierto?”, en la página que me mostro había pocos muertos,
pero la mayoría tenían la otra marca, incluida yo, “si, fui con mis amigas, pero ya te dije lo que sé”,
“estuve investigando el salón Las Moiras, fue gracias a nosotros que se encontró su ubicación, lo
que no vimos es la serie de muertes vinculadas al lugar, lo noté en estos días cuando la mayor
parte de mi equipo murió de manera trágica, uno por uno han ido cayendo pero no han sido los
únicos, ¡mira!” se paró de golpe dejándome el legajo de hojas en las manos para acomodarse
sobre el escritorio y voltear su laptop hacía mí, comenzó a mostrarme una galería de fotografías de
periódicos con los encabezados de accidentes, y subrayados los nombres de las personas
involucradas, “tal vez no los reconozcas a todos, pero puedes buscar los nombres en las hojas que
tienes en las manos, ya los tengo marcados, me falta actualizar al día pero encontré que cada vez
que hay un evento en ese salón, empieza una ola de muertes trágicas días después”.

Lo veía muy atenta, creo que el esperaba una reacción mía negativa o no lo sé pero a pesar de
todo lo que me decía no podía confiar en que me creyera si le contaba lo que vi, lo que viví, como
me salve, entonces me interrumpió “sé que no nos conocemos, pero imagino que también te
interesa saberlo, bueno si yo estuviera en tú caso me gustaría saber aún más, ¿o no?” yo solo
pestañaba atónita, sin pensarlo “¿en mi caso?”, el sonrío de oreja a oreja “todo aquel que haya
entrado al salón tendrá una muerte trágica en los próximos días, yo no pude asistir ese fin de
semana, aunque por las fotos de Dayana me habría gustado poder acompañarla”, lo dijo
sonrojándose un poco, “¿ella lo sabe también?”, “no creé en mi teoría” lo dijo mirando al piso,
“suena bastante extraña”, me pare de golpe “necesito la fotografía de Yuli, no puedo esperar más,
prometo ayudarte después de ayudar a sus padres”, Emilio me vio seriamente imagino que
evaluaba mi sinceridad, tomo su laptop de nuevo estuvo un momento picando teclas “la máquina
que está a un costado de mi oficina las tendrá, escríbeme tu número aquí” dándome un blog de
notas de colores, tome el primer lapicero que encontré a mano y escribí mi número telefónico,
termine de escribir e inmediatamente salí de su oficina para ir por las fotos, terminaba de imprimir
la foto que necesitaba, la guarde en mi mochila y salí corriendo del lugar.

Me moví con la familia de Yuli, ayudaba en todo lo que me fue posible hasta el día del entierro, la
foto de la graduación fue la que exhibieron todo el tiempo, queríamos recordarla así, feliz,
hermosa, elegante, disfrutando la vida y acompañada del chico que le gustaba, me quede un
tiempo a solas en su tumba, cuando alguien toco mi hombro suavemente, yo tome la cálida mano
que me intentaba reconfortar, di por terminado mi tiempo ahí, entonces descubrí que era Elath
quien me tocaba el hombro de nuevo, e igual que antes me abalance a abrazarlo y llorar en su
tibio pecho mientras sus brazos me rodearon cariñosamente, me dejo llorar hasta que la última
lagrima salió a empapar el traje negro que él vestía, “siento arruinar tu ropa”, el sonrío
ligeramente e inmediatamente su traje lucia seco, limpio y brillante como si nada, su mirada
siempre estaba en mí, caminaba incluso sin ver el camino, su silenciosa compañía era muy
reconfortante, volvimos a Ioken aún debía ayudar a Emiliano entre otros pendientes, aunque me
preguntaba como lo haría con Elath a mi lado, aún no lo resolvía cuando me llamaba para vernos
al día siguiente en la cafetería de la universidad, cuando llegamos fue fácil encontrarle, se
encontraba ahí trabajando en su laptop, completamente aislado de todos en las sombras de un
rincón, vestía del mismo modo, jeans oscuros, una playera verde con un símbolo y una camisa
arremangada semi cerrada a rayas horizontales verde y blanco, lo saludé desde lejos pero estaba
tan concentrado que tuve que tocar su brazo para que se diera cuenta de nosotros, él dejo de
teclear revisándonos con la mirada, vio fijo a Elath quien usaba de nuevo una playera de manga
corta azul oscuro con un cráneo ahora blanco, jeans negros y sus tenis de suela blanca, los
presente en ese momento, ambos movieron la cabeza a modo de saludo, Elath acerco una silla
para que me sentará jalando otra de la mesa más próxima para él, “he notado que al parecer las
personas que realizan el evento, o tal vez solo quien firma el contrato parecieran estar exentos de
los efectos del salón, al menos la mayoría”, entonces giro su computadora hacia mí, eran una serie
de fotografías de periódicos viejos, algunos casi ilegibles donde marcaba el nombre o nombres de
quienes daban un evento pasando a las esquelas que demostraban morían mucho tiempo después
a diferencia de los invitados.

De reojo volteaba a ver a Elath, quería estar atenta a sus reacciones cuando supiera que Emiliano
habían descubierto lo que ellos hacían, “note que la mayoría de los invitados fallecían en los tres
meses siguientes, excepto uno que llego a vivir casi un año completo, ¿por qué sería? mmhh”,
pensé que tal vez quien sobrevivió el año estaba igualmente acompañado por Elath o uno de sus
compañeros, me habría gustado preguntarle, pero conociéndolo nunca nos daría la respuesta, “tal
vez sea determinado por el tiempo que pasen dentro, ¿no crees?, es normal que algunas personas
vayan por un tiempo definido mientras otros se quedan hasta el final de la fiesta, tendríamos que
indagar con los que aún están bien” afirme con la cabeza, de repente me di cuenta que yo no tenía
explicación alguna, “empecemos contigo, ¿a qué hora te retiraste del lugar?”, Elath me veía con su
ligera sonrisa al verme nerviosa, “yo, yo en verdad no lo sé, nunca uso reloj”, “oh, ya veo, bueno
¿qué día era?, ¿viste algo extraño?”, volteaba a ver la sonrisa burlona de Elath que no perdía
detalle sin saber que contestar, de repente me vino una idea “yo, mmm creo que era sábado por
la mañana, tenía un poco de frío y el sol apenas calentaba mi cuerpo” ahora volteaba a ver a Elath
con la misma sonrisa que el me hacía, el respondió elevando una ceja, “¿tienes idea en qué
momento se fueron tus amigas?”, “perdí a Zaida al encontrarme con Dayana, habíamos dejado a
Yuli bailando con Charly, no supe más de ellas” “mmmmhhh, indagaré con otras personas, si
tienes más información avísame de inmediato” volvió a meterse en su computadora, asumí que no
me necesitaba más así que nos levantamos y nos fuimos.

Tomamos el primer autobús que pasó al salir de la Universidad, era la primera vez que
verdaderamente tomaba una decisión por mí misma sin pensar a futuro, sin buscar sugerencias,
sin mis amigas, después de la información que me dio Emiliano había demasiado que procesar, me
daba cuenta que en realidad nunca habría podido hacer nada para salvarlas, lo que me causaba
mayor dolor, estos días eran como estar viviendo en un sueño, una pesadilla tal vez centrada en la
horrible perdida de mis amigas, el autobús nos daba un recorrido por el centro, intentaba
perderme en mis pensamientos pero Elath me tenía tomada de la mano, el calor de su mano era
fácil de olvidar pero cada tanto la apretaba mientras iba absorto mirando el exterior por la
ventana haciéndome regresar a la realidad, sin embargo me recordaba a los niños cuando suben
por primera vez al camión, exceptuando que no mostraba exaltación alguna, mientras la gente a
nuestro alrededor seguía su vida normal, subiendo y bajando del autobús sin tener idea alguna
que sentado junto a mí estaba él, ese ser, ente, monstruo que se dedicaba a matar, en cualquier
momento podría sacar su enorme hoz y hacernos pedazos a todos como lo hizo antes frente a mí,
desapareciendo el autobús completo si así lo quería, además podía cambiar su forma física a
placer, hacerse o no presente ante ellos o seguirme acompañando silenciosamente sin que nadie
más lo supiera.

Aún recordaba cuando nos conocimos, tres pequeñas y hermosas niñas interesadas solo en hacer
amigos, en jugar y divertirse, las tres tan distintas nos habíamos encontrado en el patio de juego e
inmediatamente nos complementamos, éramos de distintos poblados sin embargo el destino nos
llevó a la misma escuela donde desde el día que nos conocimos permanecimos juntas para nunca
separarnos, soñábamos con comernos el mundo entre las tres, si alguna se casaba debía ser la
razón que nos uniera más, no el pretexto que nos separará, , nuestra amistad debía sobrevivir ante
todo, cualquier plan debía incluirnos a todas, llegar a viejas juntas disfrutándonos hasta el final de
nuestros días. Era la primera vez que me sentía verdaderamente sola, deseaba perderme en mis
recuerdos, pensamientos, en mi dolor, en la tristeza y esa grandísima soledad que ahora formaba
parte de mí, entonces el chofer nos avisó, la próxima era la última parada, habíamos llegado al
área de los miradores, atravesamos la ciudad completa sin haberme dado cuenta, bajamos junto
con otras personas que evidentemente iban en planes de diversión, nosotros nos apartamos de
todo, conocía muy bien el lugar gracias a mis amigas, incluido una camino para llegar a las playas
en la parte baja, no era un verdadero camino, más bien una ruta algo escabrosa para llegar sin dar
una vuelta que tomaba horas para llegar ahí, en partes el sendero era claro, pero en otras había
que bajar con cuidado los pedruscos del peñasco, a veces se soltaban pequeñas piedras al pasar,
pero nunca lo vi como algo peligroso.

Elath bajo sin esfuerzo alguno, parecía conocer el paso mejor que yo, en cambio resbalé por un
pedrusco raspándome una pierna, nada grave en realidad, también gracias a que él me vigilaba
atentamente, llegamos a la playa donde solo quise sentarme a ver el atardecer, el no dejaba de
revolver la arena con sus manos mientras tanto, de repente empecé a sentir coraje contra él y los
suyos y sin pensarlo le di una cachetada, él estaba tan distraído con la arena que no se lo esperaba
en lo más mínimo, pronto su rostro cambia, se veía ligeramente molesto, “te odio, estoy cansada
de ti y déjame sola, no quiero verte más” a lo que me paré de inmediato empezando a caminar, no
había dado dos pasos cuando estaba Elath frente a mí “no has entendido aún, puedo estar en
cualquier lugar y momento en el que necesite estar, pocas veces siento curiosidad por un humano,
siéntete afortunada de conocerme, sin mi tu vida no habría sido tan larga después de todo”, lo
veía con todo mi coraje y está vez golpeaba una y otra vez su pecho con todas mis fuerzas, no
quería seguir a su lado, de repente tomo mis manos con cuidado y firmeza mientras yo forcejeaba
para intentar seguir golpeándolo, la playa estaba casi vacía, la oscuridad de la noche nos ocultaba,
no podía pedir auxilio a donde quiera que mirará, “no hay ser viviente que escape de nosotros“
me dijo sonriendo, su cinismo me exasperaba aún más, el miedo que alguna vez sentí ante la
muerte se había vuelto en puro odio, estaba harta de llorar, de sufrir, de depender de él,
forcejeamos hasta que me libere, entonces lo pateé en la pierna para después correr directo hacía
el mar sintiendo su fría mirada fija en mí nuca, si debía morir, sería cuando yo lo quisiera, así me
arroje directo al mar para no volver.

Una luz cegadora me quemaba los ojos, escuchaba sonidos de máquinas a mi alrededor, moví las
manos para intentar cubrir mis ojos, cuando noté que alguien me tomaba de la mano, no lograba
ver quien era, la voz de un hombre me hablaba, pero me costaba reconocerla o entenderle
siquiera, alguien más cubrió mis ojos con algo húmedo, mientras acariciaban mi rostro
suavemente logré entender algo, “despierta pequeña”, jale mis manos hacía mi rostro para
intentar quitarme lo de los ojos, “necesitas descansar los ojos un rato más” la dulce voz de una
mujer me dijo eso mientras tomaba mis manos suavemente, ”¿cómo te llamas?, ¡hey! Te hablo a
ti” era la voz de una adolescente, sentí un dedo húmedo tocando mi pierna desnuda, “aaa Aisa,
¿Dónde?, ¿dónde estoy?”, “no quieres saberlo” la voz ronca y dura de otra chica al fondo, “Basta
ya Ammyt” era la voz de la chica que me cuidaba, ”yo no tengo la culpa Cloto”, “Basta ya, espero
que todos aprendan bien la lección, vamos a trabajar, tenemos un itinerario que seguir”, era la voz
de un hombre, lo había escuchado antes pero no recordaba donde.

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