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La educación es una introspección y una conversación.

La capacidad de reflexión de la persona, estar “en sí” brinda una interioridad y el


hecho de ser la persona un "yo" que se percibe como fuente de sus actividades,
responsable de sus opciones libres, y como sujeto, centro consciente de
atribución de todas las realidades que constituyen su ser.
Esto nos da una "subjetividad" que hace que yo pueda sentir mis vivencias como el otro;
que yo pueda ver el mundo desde mi punto de vista y tú desde el tuyo.
Nos referimos a la interioridad cuando somos capaces de pensar y obrar
conscientemente y de decidir de forma libre:
a. Autoconciencia, o autopresencia: es característico de una persona ya que no
solamente sabe (conoce), sino que "sabe que sabe", se da cuenta de que obra y que
obra porque decide hacerlo. Más aún, se da cuenta de sí mismo y atribuye a su yo
todas sus actividades.
b. Autodeterminación: capacidad que tiene la persona de realizarse (perseguir
la felicidad) saliendo por sí mismo de la indeterminación en que ordinariamente lo
llevan los motivos que tiene para obrar: eso que llamamos libertad.
Pero al ser persona se convierte en algo más que un individuo, en un ser
irreductible a las cualidades particulares que posee. Cada uno de nosotros realiza la
especie "persona" de un modo irrepetible e irremplazable. Cada persona es igual
a sí mismo, soy único en ser yo y sólo una vez.
El hecho de la libertad es otro elemento, además de la interioridad, fundamenta
la unicidad de la persona. Esto es debido que ser convierte en ser dueño de su
propia existencia y de poder moldearla, configurándose y diferenciándose de los
demás. "Yo soy yo y mis circunstancias", escribía Ortega y Gasset en 19141.
Esta interioridad fundamenta la unicidad de la persona. Yo, o mi YO, no "es un
ser fotocopiado" o escaneado de una especie determinada, sino que cada uno tiene
una manera única de ser persona.
La introspección es realmente la puerta al progreso y transformación
personal, es central en términos de nuestro desarrollo personal. Sin la capacidad
de asimilar lo que aprendemos y de reflexionar profundamente sobre lo que soy, lo
que siento, lo que he aprendido - sobre todo de mí - no podemos avanzar de manera
efectiva. Podemos pensar y hablar de progreso y de desarrollo personal, pero es la
facultad de la introspección, del autoobservarnos en silencio, de discernir qué
es lo bueno para mí, la que nos proporciona las herramientas para transformar
cualquier situación que afrontemos y avanzar en nuestro camino de la vida. La
introspección es la base de nuestra estabilidad personal, especialmente frente a las
adversidades y también es la posibilidad de hacer cambios y explorar formas más
profundas de mi ser.2 Para incrementar esta consciencia interna cada día, es
importante hacer paradas en nuestro camino y llevar la atención hacia nuestro
ser. (ver Inclusión de los procesos psicológicos y la educación: Mindfulness)
El desarrollo de nuestro pensamiento reflexivo, conocernos para fomentar una
actitud de emprendimiento partiendo de lo aprendimos y de nuestras cualidades
depende del hábito de la introspección. Para ello:
1. Aprender a ser: los estudiantes ha de aprender a ser desde lo social y lo
individual. Como persona única percibir su interioridad como un “yo”, fuente de
sus actividades y responsable de sus opciones libres.

1
ORTEGA Y GASSET J., "Meditaciones del Quijote", Madrid, 1975, p. 30.
2 La Introspección, una mirada respetuosa hacia nosotros mismos

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Nos referimos a la interioridad en cuando somos capaces de pensar y obrar


conscientemente y de decidir de forma libre: autoconciencia y
autodeterminación.
El educando como persona se convierte en algo más que un individuo, cada
persona es igual a sí mismo.
2. Aprender a aprender: significa que los estudiantes se comprometan a construir
su conocimiento a partir de sus aprendizajes y experiencias vitales anteriores con
el fin reutilizar y aplicar el conocimiento y las habilidades en una variedad de
contextos vitales. La competencia de aprender a aprender, como todas las demás,
por otra parte, implica desarrollar aspectos tanto cognitivos como
emocionales.
3. Educar con Pensamiento Situacional: La inteligencia situacional es educar a
la inteligencia para discernir las situaciones de vida cotidiana. El Pensamiento
Situacional es una representación mental y comprensión de eventos vividos,
gentes, interacciones, condiciones ambientales y cualquier otro tipo de
factores de una situación específica que puedan afectar al desarrollo de mis
actividades humanas, mi comportamiento, mis decisiones y mi propia
personalidad. La persona educada en este tipo de pensamiento, “sabe o prevé lo
que ocurre para poder discernir lo que debe hacer”.
4. Educar para un sentido existencial. Lo más importante en la educación, su
objetivo final es quizás esta: “La persona dotado de libertad y con ella, cada
uno, tiene que ir creando un “estilo de vida” original, único, tiene que “optar
por una forma determinada de conducta en función de lo que pretenda
realizar con su vida”. Aquello que le dé “Sentido a su vida”.

Una conversación es un diálogo, entre dos o más personas que intervienen


alternativamente expresando sus ideas y/o afectos. Se establece una comunicación a
través del lenguaje verbal (en la conversación, en una sala de chat, entre otras) y
lenguaje no verbal (gestos, muecas, etc.)
Ser personas nos hace seres dialogales. El hecho del diálogo en todos los
niveles y para los emprendimientos más diversos y el fenómeno de la socialización,
han llevado a la conclusión de que la dimensión social es esencial, constitutiva de
la persona. La socialización es la multiplicación de las relaciones de convivencia.
El "ser-en-el-mundo-con-otros" es un hecho relevante en nuestras vidas.
Nuestra vida surge de la comunión del amor de dos personas. Si no fuera por esta
comunión no seríamos. El ser humano después de nacer es el viviente, quizás, más
desprotegido y dependiente del cuidado del otro.
Esta perspectiva, de personalismo dialogal considera la persona como alguien
ante el otro (Tú) pero como algo que esté enfrente, separado por un espacio, sino
unido dialogalmente, com-partiendo (entre los dos somos parte de un todo), soy con-
tigo (tú) formando una com-unión (Unión con y entres). Esta idea difiere por exceso
del Comunismo y por defecto del individualismo.

Pero, además, la tecnología nos brinda la posibilidad de una conectividad


más o menos continua y, por tanto, la interacción con otras personas a un clic
de distancia. Esto implica que incrementa y nos da otro modo de relacionarnos. La
conversación con el otro, con la tecnología, trasciende el espacio físico, del prójimo,
del próximo del que me puedo relacionar dentro de márgenes espaciales.
De la misma manera de que se habla de un aprendizaje ubicuo también, hablo de
una “Comunicación ubicua” que nos plantea, entonces, una nueva manera de

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relacionarnos, de conversar y una nueva dimensión de lo ubicuo que trasciende el


espacio físico para pasar a lo virtual.
Nuestras nociones de “lugar”, y de lo que hace importante a un lugar,
tendrán que ser repensadas. El lugar ya no es sólo la ubicación física, sino que
se trata del lugar como un centro o base de comunicación: vídeos, redes
sociales, etc.
Dijimos que la conversación es un diálogo. Con la tecnología este diálogo,
también, puede ser oral o escrito y nos posibilita expresar nuestras ideas y/o afectos.

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